Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Otras veces, a pesar mío, he influido en mi familia, mis amigos, personas que me rodean,
contagiándolos de aquello que demuestra mi incongruencia… ¡cuánto tiempo he invertido en lo que
solo afecta y desgasta!... Y ¿qué es lo que realmente quiero? Que otra persona, mi agresor, sienta lo
que yo siento. Que sufra lo que yo sufro. Y mientras más me ocupo de eso, más hago crecer mi
dolor y el de los míos, siendo que la otra persona, ni enterada está, o si lo está, solo se ocupa de lo
suyo.
Yo soy responsable por haber esperado que conmigo, la magia de nuestra relación o un
milagro evitaran el daño, puedo optar por seguir dedicando mi vida a lo que no quiero recordar o
aprender a perdonarme y perdonar, ser consciente de que la vida es valiosa, aprender que la más
grande enseñanza en el resentimiento es darme cuenta de que quien sufre y se mortifica soy yo y no
el otro. Seguramente usted ha sentido desilusión y frustración cuando una persona importante para
usted, lo ha defraudado en algo y no quiere o no puede expresarle que ha afectado su relación.
Usted sabe que ese resentimiento le hace daño y sin embargo, piensa que no le es posible –o no
desea- olvidarlo.
En toda relación humana, cada una de las partes espera que la otra se comporte de una
determinada manera, estas son las EXPECTATIVAS. Es decir, es la forma de vivir por anticipado
nuestras relaciones con los demás, con todas las suposiciones y deseos, antes de que un
acontecimiento suceda. Los resentimientos nacen de las expectativas frustradas, cuando creemos
justo y lógico que el otro se comporte de manera especial para nosotros y esto no sucede así, nos
sentimos injustamente pagados, ofendidos, adoloridos y frustrados. El resentimiento es como una
“Victoria engañosa” que obra como un bumerang que se devuelve en contra del que lo lanza.
El dolor que esperaba causarle a otro y todas las demás consecuencias negativas las está
recibiendo usted. Una persona que esta resentida desea vengarse, que el mismo dolor que está
sintiendo lo padezca el otro, retirarle su amor, su afecto, su amistad o sus intereses, lo importante es
1
que el otro se dé cuenta de que está herido y esto le duela. Sabotea poco a poco su relación que a
partir del daño se torna a veces injusta, menos benévolo, lo que todavía funciona bien, empieza a
parecerle sin sentido. Esto lo aplica no solo al presente y al futuro sino a su análisis del pasado,
quejas de las que “no se había dado cuenta antes” ¿Por qué fui tan ciego ante todo esto?, lo que
pasa es que ahora está mirando con “otros ojos”, ya no tiene la flexibilidad, la comprensión y la
buena voluntad que tenía, ahora, debido a su herida, usted se ha convertido en “un enemigo”, lo
único que nos parecería aceptable sería que el otro se diera cuenta de “lo que nos hizo” – a veces
pretendemos que esto suceda sin decírselo directamente- generalmente, no sucede nada de esto,
es frustrante, no se puede lograr la comunicación, la mayor frustración no es por falta de
comunicación con los demás, sino que usted no se puede comunicar consigo mismo. De ahí surgen
las frustraciones más terribles y, en una gran cantidad de casos, son las que producen nuestras
enfermedades y nuestro malestar.
“Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá” Lc.11,9.
Tener expectativas sobre la conducta del otro es absolutamente inevitable, sin embargo,
mientras más realistas sean estas, mayores posibilidades se tiene de que se cumplan. Para que las
expectativas puedan ser adecuadas deberán ser de manera explícita; pregunte con claridad lo que
se espera de usted y a la vez comunique sus expectativas, esto facilitará su comunicación y cada
uno sabrá claramente que esperar.
Entre los integrantes de una pareja se asume que la esposa debe hacer esto y esto, y el
marido esto y aquello. Sin embargo, uno de los dos puede estar pensando : “yo lo que espero es que
mi pareja sea muy dedicada a mí y comparta todo su tiempo libre conmigo y que estemos juntos
todos los fines de semana”, y el otro, a su vez pensará “yo espero que mi pareja sea muy
respetuosa de mi tiempo, que esté de acuerdo con que yo tenga tiempo para mis cosas personales,
2
sin necesidad de estar siempre juntos” ambas son válidas y justas, pero no se puede complacer a la
pareja en algo que
no sabe que le gusta o no se lo ha dicho explícitamente. Cuando no se expresan claramente las
expectativas es difícil actuar como el otro espera, aun teniendo la mejor disposición para hacerlo.
“Inútil es la maravillosa producción de leche de una vaca que patea el balde”. Hadrat Muinudin
Sabiendo que sus expectativas son responsabilidad únicamente suya, puede comenzar a
pensar en solucionar un resentimiento que tenga “guardado”, el hecho de que pueda reconocerlo es
el primer paso para empezar a resolverlo, las personas pueden estar vivas o haber desaparecido de
nuestra vida. No necesitamos hablar con el otro para “soltar” nuestro resentimiento y cuando nos
damos cuenta del mal que nos estamos haciendo, podemos perdonar sinceramente. Lo primero que
puede hacer para aclarar las cosas es analizar qué es lo que la otra persona hizo o dejó de hacer
con lo que usted se siente defraudado.
Debemos considerar que no cualquier cosa que nosotros esperamos del otro es justa y razonable,
nuestras expectativas deben tener en cuenta algunos aspectos para que no le exijamos al otro más
de lo que le corresponde hacer en la relación.
Lo primero es ser muy realista en lo que la otra persona puede, quiere y está en capacidad
de dar, en ocasiones creemos que, debido a nuestra muy buena relación con el otro, éste va
a cambiar las cosas que no nos gustan: (novio alcohólico, esposa celosa) debe esperar
solamente lo que es y no lo que desearía que fuera. Las personas violentas y agresivas son
personas asustadas que no han sabido comunicar su miedo.
Mantenga sus expectativas dentro de los aspectos que comprende la relación (préstamo del
jefe) algunas personas piensan que, si su relación con su mejor amigo funciona
perfectamente, lo más seguro es que sea el socio ideal para hacer un negocio.
Sea justo con lo que espera de los demás. Aspecto muy importante en las expectativas: no
pretender que el otro haga cosas que no le corresponden. (amigo que no ofrece préstamo)
Sea flexible con los cambios de circunstancias o de intereses del otro. (hijos ya no salen con
padres)
3
Acepte “la forma” del otro, si usted le ha dicho a su pareja que le encanta que sea detallista
y, para el otro esto significa estar pendiente de su comodidad, no se ofenda si no le celebra
su cumpleaños como usted esperaba: el otro está siendo detallista a su manera, es su forma
habitual de comportarse, “es así” con todo el mundo, nos podemos dar cuenta de todo el
dolor que podríamos habernos evitado solamente aceptando “la forma” del otro.
Si usted está en una relación con una persona y permanece en ella, quiere decir que lo que
usted recibe del otro es más importante para usted que lo que no le gusta, tal vez a tratado de
cambiar a la otra persona y esto ha empeorado la relación o la situación, puesto que nadie cambia a
menos que quiera hacerlo. Aceptamos lo que la relación nos ofrece, o terminamos la relación; en
caso de que aceptemos continuar, es mejor que resaltemos lo que nos gusta y lo que recibimos, y
reconozcamos la capacidad para manejar lo que no nos gusta. Muchas veces pasamos años en una
relación que puede ser muy importante para nosotros, opacando la expresión de nuestro afecto con
la sombra de un resentimiento, haga lo que pueda por usted y disfrute del afecto y de lo que le gusta
de las personas con quienes está relacionado
NO EXTIENDA SU RESENTIMIENTO.
NO LO GENERALICE.
Con el resentimiento sucede que generalizamos fácilmente; acabamos diciendo que esa persona
“malo” o “indeseable” cuando realmente solo se refería a un aspecto de la relación. “Escribe las
injurias en la arena y los beneficios en el mármol.”
B. Franklin.
Quien tiene un resentimiento pierde mucho más que aquel hacia el cual el
resentimiento va dirigido; invierte su creatividad para planear mentalmente cómo
contestarle para que “le duela”, “como cobrarle lo que me hizo…” “sacarse la
espina”. No solo a usted le afecta su resentimiento, también a las personas más
queridas y cercanas, ellas son las que, en última instancia, muchas veces sin
tener nada que ver con el asunto, pagan su mal genio, sus generalizaciones, su
negativismo y su amargura. Usted daña sus ratos íntimos con el recuerdo del otro y su gente más
allegada sufre con usted o se apasiona en contra del otro. ¿Se imagina todos los dolores que se
4
habría evitado y toda la energía que habría tenido libre para utilizarla en mejorar su vida hacia donde
usted desea, si no le hubiera invertido tanto a su resentimiento?
5
LA CULPA
Reza un antiguo proverbio escocés: “La confesión pública le hace bien al
alma” … la culpa es una emoción terrible y penosa y podemos constatar a
través de la historia que todas las culturas han creado una gama de
posibilidades y modos para suavizarla, podemos darle diferentes nombres:
SACRIFICIOS: Tanto de animales como de humanos.
OFRENDAS: Cereales y dinero.
PENITENCIA: Confesión, en la antigüedad, en Israel, los pecados del
pueblo eran periódicamente cargados en el “chivo expiatorio”, animal que
se arreaba hacia el desierto para que se alejara y perdiera en sus arenas
llevándose consigo la culpa del pueblo. (de Vaux, 1965).
¿QUE ES LA CULPA?
La culpa es la debilidad más común, pues la mayoría de nosotros la sufrimos.
Una emoción alimentada siempre por el recuerdo (una imagen) de una acción, omisión o
pensamiento, que está fuera de la voluntad de Dios u otra persona y que resulta en daño
para otros y para sí mismo.
La culpa alimenta el yo; una persona que se siente culpable tratará de cambiar por sus
propias fuerzas con el fin de liberarse de la culpa, no escogerá espiritualmente la ayuda de
Dios ya que se siente indigno de perdón, poniendo así su fe en su propia capacidad “el yo” y
no en el poder de Dios.
6
en un distante pasado, nunca nos hemos atrevido a compartir con nadie y preferimos que nadie se
entere al respecto.
TIPOS DE CULPA
CULPA APROPIADA. - Aquella que está asociada con el daño que se le puede hacer a otras
personas como resultado del mal uso de la libertad que uno posee en cierta situación específica.
Génesis 4,6-7 – Entonces Yahvé le dijo (a Caín): “¿Por qué andas enojado y con la cabeza baja? Si
obras bien andarás con la cabeza levantada. En cambio, si obras mal el pecado está a la puerta
como fiera al acecho: ¡tú debes dominarlo!
Mateo 11,28-30 – “Vengan a mí los que van cansados, llevando pesadas cargas, y yo los aliviaré.
Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy paciente y humilde de corazón, y sus almas
encontrarán descanso. Pues mi yugo es suave y mi carga liviana.”
1 Juan 1,9 – “Pero si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará nuestros
pecados y nos limpiará de toda maldad”
8
Proverbios 28,13-14 –“Ocultar sus faltas no conduce a nada, el que las reconoce y renuncia a ellas
se hace perdonar. Feliz el que nunca pierde el temor; el que endurece su conciencia caerá en la
desgracia.
CONSECUENCIAS DE LA CULPA
Le roba el efecto de gratitud al perdón y a la gracia de Dios.
Ata al pasado estancándonos en determinada época de nuestra vida (un aborto, relaciones
Sexuales antes de tiempo, etc.) haciendo perder las bendiciones que Dios otorga en el
presente, pues nos sentimos indignos.
Hace que veamos los errores más grandes, produciendo un sentimiento de indignidad muy
profundo que maximiza las situaciones en las que nos equivocamos provocando que le
demos una dimensión exagerada, aterradora.
No le permite decidir eficazmente, sin reflexionar en el error: “Si la hice negra, también la
hago trompuda” no hay capacidad para detenernos y rectificar en el acto.
No le permite aprender de los errores, algunos nos apuñaleamos después de un error y no
somos capaces de sacarle una lección.
Hace que aprenda a disculparse con excusas.
Hace que lastime a otros haciéndoles sentirse culpables, manipulándolos o hiriéndolos,
quienes fueron enseñados a través de la culpa, tienden a manipular a otros, creyendo que
así cambiarán, algunos la utilizan como arma para herir y controlar.
Produce rebeldía, quien es culpado constantemente para educarlo o adoctrinarlo, genera
una conducta rebelde.
La peor de la consecuencia es que nos hace sordos a la voz de la conciencia y de Dios.
Para algunas personas los sentimientos de culpa ocupan una parte importante de su
experiencia. En esta página se exploran los posibles motivos que hacen aparecer esos sentimientos
y se ofrecen algunos consejos y pautas de acción.
En muchas ocasiones los sentimientos de culpa tienen que ver con la historia de la Familia.
“No fui la buena hija que ella se merecía, cometí muchos errores y ahora
Por hechos del la veo así, malita…y me siento culpable por no haberlo hecho mejor antes,
pasado: cuando ella todavía podía darse cuenta”
Ser demasiado exigente con uno mismo, pensando que se tiene que atender
Por tener metas a todas las demandas y resolver todas las necesidades y deseos de la
muy altas y familia, probablemente no pueda alcanzar sus metas y se sienta culpable de
muchos “debería” ello pensando en el “debería” (“Debería ser capaz de hacer…”, “Debería
9
atenderle más”, “Debería tenerle más Paciencia”) de tal modo que, si no
cumple con sus “deberes”, terminará sintiéndose muy culpable.
Aunque es difícil hacer desaparecer por completo los sentimientos de culpa, siempre es posible, al
menos, hacer que disminuyan en frecuencia y en intensidad.
Aceptar los sentimientos de culpa como normales, las personas que lo hacen
Aceptarlos les es más sencillo expresarlos, así no los “contienen” o “reprimen” sino que
saludablemente los comparten.
Expresarlos Hablar con otras personas puede ayudar a aliviar sus sentimientos de culpa.
Analiza sus Buscar las razones puede contribuir a hacerlos más comprensibles y
causas aceptables para la persona que los experimenta.
Reconocer el Admitir las limitaciones para satisfacer todas las necesidades de los demás
10
propio límite y es de gran ayuda. Cada persona debe aceptarse a sí mismo tal y como es,
marcarse metas con sus cualidades y limitaciones, y no pensar que “debería” ser de otra
realistas. manera, ya que pensando así solo obtendrá consecuencias negativas como
la ansiedad o la frustración, reconozca lo que puede y lo que no puede
hacer, defina prioridades y actúe de acuerdo con ellas, busque la ayuda de
otras personas con las que pueda compartir: (familiares, profesionales,
amigos, etc.)
Las personas que experimentan menos sentimientos de culpa conocen y aceptan sus
limitaciones como personas, substituyen el “debería ser” por el “soy como soy y lo acepto, sin
embargo, sería bueno cambiar en tal aspecto o mejorar en aquel otro”, se marca metas realistas y
alcanzables.
“La Psicóloga me dio las herramientas necesarias para sanar mi psiquis herida, pero la
espiritualidad me dio una razón para atravesar el dolor y la lucha”, escribe Philip St. Romain en la
revista Ligourian. Dice que la Psicología enseña la importancia del valor de sí mismo y del amor por
sí mismo, los cuales refuerzan el mensaje espiritual de amar a Dios y al prójimo como a sí mismo.
Dice St. Romain, “Me dí cuenta de que el amor por mí mismo era una forma de agradecer a Dios por
la vida que me dio; ¿Cómo puedo rechazarme a mí mismo, si un Dios bueno y lleno de amor me ha
creado?”
Cuando Sarah tenía 24 años, y era madre de tres niños, quedó embarazada una vez más. Pero esta
vez, confiando en que salvaría su matrimonio en problemas, se hizo un aborto. Y durante los
siguientes diez años, vivió con vergüenza y temor de Dios. Hasta que finalmente se decidió a buscar
ayuda profesional. Sarah fue referida al Padre Roland Rivard, consejero de un programa de ayuda a
mujeres angustiadas después de un aborto. “Lo primero que le dije fue lo que ocurrió y lo que pasé.
Y cómo sentía que Dios me estaba castigando”. Y lo primero que el Padre Rivard dijo fue: “Sarah,
usted necesita perdonarse a sí misma. Dios ya la perdonó hace tiempo”.
“No veo un viaje de regreso, a través del mar del tiempo. Siempre empujaré hacia adelante.
Creo que la intención de Dios es que el presente sea mejor que el pasado, y que el futuro sea mejor
que el presente”. John Ireland
La vida de cada ser humano tiene su porción de dolor. Sin embargo, no es necesario
acarrear, solo las cargas emocionales y espirituales por el resto de nuestras vidas.
11
Trátese a sí mismo con delicadeza, respeto y cortesía.
Busque compartir con los demás, encuentre a alguien que lo escuche, y a alguien a quien
usted pueda escuchar.
Todos los días, realice las paces con el pasado, consigo mismo y con los demás.
A través de la gracia de Dios, y de sus propios esfuerzos, usted puede conocer la dicha del
hoy y la esperanza del mañana.
12
2.- ACEPTAR HABER FALLADO. No negar el dolor de la falta, ni autocondenar, estancándose.
3.- ACUDIR A LA MIRADA AMOROSA DE DIOS. No centrarse en el error, seguir amando tal como
ama Dios; (como San Pedro: Lc.22,61-62) así tal cual se es, sin amar los pecados.
4.- ARMONIZAR CON UNO MISMO. Decirse la verdad a uno mismo, tratarse como al mejor amigo
5.- PERDONARSE. Aceptarse y comprenderse como a la persona que se ama, sin justificarse.
6.- REALIZAR ENMIENDAS. No enjuiciarse, buscar formas de reparación de daños, dando la cara a
las situaciones con determinación, fe y amor.
8.- MANTENER LA RELACIÓN CON DIOS. Rogar al Espíritu Santo otorgue su favor y así poder
permanecer firmes en su amor, poder, voluntad y paz.
10.- APLICAR. Buscar alternativas para el futuro. ¿Qué hacer si la situación se repite?
13
EL PERDÓN, EL MAXIMO REGALO
Perdón significa: regalo intenso para quien perdona, primeramente,
y después para el perdonado. Cuando perdonamos es como si
desatáramos un ancla de nuestros pensamientos, de nuestras acciones, de
nuestras emociones, de las opciones de beneficiarnos. Quien perdona se
quita un peso de encima beneficiándose así con ese regalo.
Perdonar no significa que el otro cambie; algunas personas perdonan y crean la expectativa
de que la otra persona “no lo vuelva a hacer”; este cambio solo se dará cuando el otro realmente lo
decida, por lo tanto, sería conveniente que, además de perdonar tome medidas para no verse
afectado de nuevo por ese comportamiento. El resentimiento es una extraña fantasía de dolor que
se alimenta con la esperanza de que quien nos dañó, reconozca su error, sin embargo, la otra
persona tiene sus propios argumentos que lo llevaron a hacerlo y nuestro resentimiento no va a
cambiarlos y si es verdaderamente un error del otro, él mismo estará sufriendo las consecuencias
aun cuando no lo demuestre.
El poeta norteamericano Longfellow decía: “Si nosotros pudiéramos leer la historia secreta
de nuestros enemigos, podríamos encontrar en la vida de cada uno de ellos tanta pena y tanto
sufrimiento, que sería suficiente para desarmar cualquier hostilidad”. Cierta vez un hombre llegó a
su casa y encontró que había sido saqueada por ladrones, después de hacer el recuento de las
pérdidas, se llenó de rabia, frustración e impotencia, al reflexionar, se dio cuenta de que nada podía
hacer por recuperar sus bienes. Entonces dijo: “Ya que me robaron mis bienes, no voy a permitir
que me roben mi tranquilidad y mi paz”. Y decidió olvidarse del asunto. Que nos hagan un agravio no
significa nada, a menos que insistamos en recordarlo. Anónimo.
Perdonar no es una decisión que se toma de la noche a la mañana, pero si puede convertirse en una
actitud para toda la vida, con beneficios como:
14
HONESTIDAD, Capacidad para reconocer y perdonar sus propios errores.
EMPATIA, Ser un buen oyente y estar en capacidad para orientar a otras personas en
situaciones similares.
AMOR PROPIO, Mayor autoestima, seguridad y valoración de sí mismo.
PIEDAD, Humildad y paz interior.
CALMA, Menos posibilidades de trastornos emocionales (neurosis, depresiones, ansiedad,
adicciones) o físicas (gastritis, úlceras, ataques al corazón, artritis, etc.)
SERENIDAD, Capacidad para manejar emociones y sentimientos.
1.- Hacer conciencia: Requiere recordar y analizar quien fue el agresor y por qué.
2.- Validar el acto: Consiste en conversar con una persona de confianza, objetiva, capaz de
escuchar, analizar la situación y dar un buen consejo. Preferente profesional.
3.- Compasión: Significa esforzarse para ver al agresor como un ser humano, tratar de comprender
lo que le llevó a causar daño, esto no significa sentirse superior y con derecho a juzgar y culpar
porque sería caer en un círculo vicioso.
4.- Humildad: Es necesario eliminar el orgullo que obstaculiza otorgar el perdón.
5.- Perdonarse a sí mismo: Significa reflexionar sobre los errores propios, cometidos consciente o
inconscientemente, perdonarse y superarlos. Este acto corresponde a un proceso de aceptación
de sí mismo.
Para Burton el paso más importante es tener compasión, pues debe cambiarse la imagen
del agresor por la de un ser humano y, por tanto, los sentimientos y la reacción hacia éste.
15
NO DUDE EN HACERLO
Cuestione su actitud para desbloquear su mente, cambiar su posición y abrirse a la idea del
perdón, si acostumbra a sentirse herido por pequeñeces, determine porque surge el malestar. Tal
vez descubra que no vale la pena el enojo, vea las cosas desde afuera, no insista en el papel de
víctima y observe su caso como si se tratara de un amigo. Si reconoce que usted es quien tiene
mayor culpabilidad, no se quede con la molestia, perdónese a sí mismo y después explique su
situación a la otra persona, considere la existencia de una fuerza superior, con la cual es posible
vencer cualquier dolor, renovarse interiormente y seguir adelante.
NO INSISTA
No luche contra la realidad, ya no puede cambiar las cosas que sucedieron ayer, pero tiene
un presente que puede modificar y un futuro con nuevas oportunidades, no culpe a los demás por
sus reacciones. Si se considera ofendido, no sea usted quien responda saliéndose de sus casillas, ni
se autoengañe insistiendo estar en la posición correcta y creyéndose todas sus ideas, porque podría
caer en prejuicios, temores escondidos o caprichos. No enjuicie a los demás presumiendo tener
capacidad para analizar la situación y a las personas, ni se quede con sentimientos negativos en su
interior porque éstos se acumulan y el daño es mayor.
El Psicólogo norteamericano Robert Enright, afirmó que las personas que han sido profundan e
injustamente heridas pueden sanar emocionalmente perdonando a su ofensor. El insigne fraile
dominico Henri Lacordaire dijo: “¿Quieres ser feliz un instante? Véngate. ¿Quieres ser feliz toda la
vida? Perdona”.
A menudo, una mujer que ha sido víctima de maltrato físico o emocional durante mucho tiempo
siente ira contra si misma por todo lo que permitió que le sucediera. La primera persona a quien ella
debe perdonar es a sí misma. “Para poder perdonar a su agresor, la víctima debe comprender que
lo que sucedió fue una ofensa. Debe reconocer que ella es tan valiosa como todas las demás
personas, y que sus necesidades y sentimientos son importantes. Si intenta perdonar antes de
valorarse, su perdón no será apropiado. Hasta que la víctima comprenda el valor que tiene como
persona, no se respetará a sí misma” (Margaret R. Holmgren, American Philosophical Quarterly,
octubre de 1993).
16
Según el Psiquiatra norteamericano Richard Fitzgibbon, hay tres formas básicas de
lidiar con la Ira, desde el punto de vista psicológico: 1-Negar, 2-Expresar y 3-Perdonar, mediante los
siguientes pasos:
1.- Confrontar la rabia interior. La vergüenza, la herida. La persona puede estar deprimida sin saber
porque, hasta que descubre la causa oculta por años u horas.
2.- Reconocer la fuente de la herida. Y descubrir el porqué.
3.- Elegir perdonar. Aunque haya base para la ira y la venganza, y no tiene que ser solo por motivos
religiosos, sino también por instinto de conservación: le va a hacer bien psíquica y físicamente.
4.- Buscar una nueva forma de pensar. Sobre esa persona que nos ha hecho mal. Cuando lo
hacemos, por lo general descubrimos que es un ser vulnerable, probablemente con heridas.
Debemos liberarnos del dominio que la persona que nos ha herido ejerce todavía sobre
nosotros mediante nuestro odio. Perdonar libera la memoria y nos permite vivir en el presente, sin
recurrencias constantes al pasado doloroso. “Todo insulto recibido puede convertirse en una nueva
oportunidad de crecimiento interior, una gracia que nos envía Dios, porque al perdonar somos
canales de su misericordia”.
Pedir perdón no es lo mismo que disculparse, porque disculparse es excusar los motivos por
los cuales uno ejecutó una acción con el objeto de que la persona afectada por ella pueda
comprenderla. Pedir perdón es asumir la totalidad de nuestra falta, y sentir todo el mal que produjo,
decir que, aunque no puedas del todo repararla, te produjo dolor la acción, lo sientes, estas
arrepentido, y quieres de vuelta procurar lo bueno…La estructura humana del perdón por ello es
mucho más alta y propia de los grandes y necesaria en los cristianos porque hemos sido
perdonados desde antes de existir, y así como perdonemos se nos perdonará”. (“El Perdón”. Clive
Staples Lewis)
Perdonar no es olvidar, es recordar sin dolor, sin amargura, sin la herida abierta. “Amar a
quien nos ha ofendido desarma al adversario y puede incluso transformar un campo de batalla en un
lugar de solidaria cooperación”. Para realizar un paso tan enorme como el perdón, es necesario un
camino interior de conversión: se precisa el coraje de la humilde obediencia al mandato de Jesús.
17
Su palabra no deja lugar a dudas: no solo quien provoca la enemistad, sino también quien la
padece debe buscar la reconciliación (Mt. 5,23-24) – “Extracto del mensaje de cuaresma 2001 de S.
S. S. Juan Pablo II”.
“Perdonar y pedir perdón, es dejar que actúe el Espíritu en el lugar donde existe nuestro
orgullo y nuestro resentimiento”. (Anónimo)
Mateo 6,12-14 – “Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros
deudores. Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal. Porque si perdonáis a los hombres
sus ofensas, vuestro Padre celestial también os perdonará a vosotros”.
Mateo 18,21-22 – Entonces Pedro se acercó y le dijo: “Señor, ¿Cuántas veces pecara mi hermano
contra mí y yo le perdonaré? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: “No te digo hasta siete, sino hasta
setenta veces siete”.
Lucas 17,3-4 – “Mirad por vosotros mismos: Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente,
perdónale. Si siete veces al día peca contra ti, y siete veces al día vuelve a ti diciendo:” Me
arrepiento”, perdónale.
Efesios 4,31-32 – “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos y calumnia, junto con toda
la maldad. Más bien, sed bondadosos y misericordiosos los unos con los otros, perdonándoos unos
a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
Marcos 11,25-26 – “Y cuando os pongáis de pie para orar, si tenéis algo contra alguien, perdonadle,
para que vuestro Padre que está en los cielos también os perdone a vosotros vuestras ofensas.
1 Corintios 13,4-5 – El amor tiene paciencia y es bondadoso. El amor no es celoso. El amor no es
ostentoso, ni se hace arrogante. No es indecoroso, ni busca lo suyo propio. No se irrita, ni lleva
cuentas del mal.
Seguramente ignora que soportar el dolor que provoca el recordar una herida por bastante
tiempo, es una barrera que le aleja de la felicidad y puede llevarle a caer en adicciones o sufrir un
paro cardiaco. La terapeuta Annabella Alarcón de Romero, refiere que, “El perdón nos da paz
interior para poder estar equilibrados y manejar nuestras emociones; si no se sabe controlar una ira
le puede dar un infarto, si tiene una tristeza o una alegría muy grande le puede dar diabetes”.
Por amor propio. - La tendencia natural es la de buscar culpables y acusar, tampoco existe
alguien que esté biológicamente programado para perdonar, mientras que la venganza como parte
del instinto animal si responde a los deseos comunes entre los seres humanos. Quien cae en una
adicción, se condena a sí mismo por eso, y culpa a quien le hizo daño, perdonar no resulta fácil pero
18
falta de indulgencia afecta toda la vida, por ello, Alarcón refiere al perdón como “el amor más grande
para nosotros mismos porque nos liberamos”.
PERDONAR ES SU RESPONSABILIDAD
19
No saber la razón de nuestros esquemas erróneos de conducta en el presente, así como no
poder aprender del pasado, siendo repetitivos en los errores. Uno de los conceptos más importantes
de regeneración eficaz es el de conciliar el pasado con el presente y esto se logra cuando aplico la
capacidad para ver a mi pasado no como fantasma que me atormenta, sino como el tesoro del que
puedo sacar lecciones y tener una guía para el presente; esto se logra en un proceso, no es tan fácil
cómo decirlo, conciliar el pasado con el presente me permite aceptarme, pues si no acepto mi
pasado, no me acepto a mí mismo.
Declara el perdón cada vez que pensamientos negativos vengan a ti, si en realidad has
perdonado, aún a ti mismo, llegará el momento en que no recordarás la ofensa, se trata de
seguir adelante, perdonar es aprender, comprender, amar y seguir adelante.
Si hay algo en tu vida que deseas olvidar, regresa a ese momento, perdona, siente como el
amor te llena, si un mal pensamiento de ese incidente viene a ti, declara: “es el pasado, he
perdonado y no siento ninguna emoción negativa, ya sea rencor, dolor, odio u otras, sigo
adelante sin resentimiento”. Si lo practicas con honestidad, no necesitarás repetirlo.
20
¿Puede usted perdonar? ¿Puede perdonar al hijo desagradecido, al amigo que traiciona la
confianza, al vecino que desparrama chismes dañinos? ¿Pueden perdonar los esposos, que se
critican constantemente el uno al otro frente a los demás? Perdonar no es fácil, es “dar cuando uno
todavía está lastimado, y sangrando por el otro” dice la escritora y teóloga Doris Donnelly. Y agrega:
“enfrentar los sentimientos lastimados ayuda, confiando en el Señor y en que cuando uno llegue al
fondo, será bendecido con el don del perdón”. “Preocúpense, no por lo que intentó y fracasó, sino
por todo lo que aún le es posible hacer” Papa Juan XXIII
LA VERDADERA SANACION
El culpar a otros por nuestros problemas es una reacción natural, pero inmadura, a veces los
adultos usan todo tipo de trucos para evitar la culpa, pero esto no lleva a la sanación. Los programas
de autoayuda son buenos para que la gente pueda asumir la responsabilidad por sus propios
problemas, aun cuando en ocasiones den la impresión de que podemos hacer algo sobre nuestros
fracasos y nuestros problemas, sin ninguna ayuda. Es decir, que si solo tuviéramos más fuerza de
voluntad podríamos sobreponernos a todo.
Dice una cita bíblica (Mc. 2,7) “¿Quién puede perdonar los pecados sino solamente Dios?”
es imposible que podamos perdonar a alguien, contando solo con nuestras propias fuerzas. Cuando
nos confesamos debemos hablar también de lo que nos han hecho, no
para culpar a otros, sino para pedirle a Dios las fuerzas para perdonar.
Perdonar es el camino de la sanación, aun cuando en ocasiones
resulta heroico, la experiencia del perdón puede ser vivida también por
un corazón herido, gracias al poder curativo del amor, que tiene su
primer origen en Dios-Amor. “La inmensa alegría del perdón, ofrecido
y acogido, sanas heridas aparentemente incurables, restablece
nuevamente las relaciones y tiene sus raíces en el inagotable amor de
Dios”. (S. S. S. Juan Pablo II, 1-01-97)
21
Tenga presente que no son los hechos los que nos hacen sufrir, sino el significado que les
dimos, como oímos y vimos los acontecimientos, esto es una experiencia y esta se puede cambiar,
se puede aprender a no participar en ella, sin juicio, sin pena, sin ira, o cualquier otra emoción,
cuando llega ese momento se experimenta la fuerza del Espíritu y como actúa, independientemente
de sus convicciones religiosas, las tenga o no, ateo o agnóstico. El mecanismo humano funciona
igual en todos.
El cerebro archiva información en “procesos” o secuencia, algo así como los pasos de una
receta llegando a identificarse que “las emociones” se guardan en sistemas de representación
sensorial, mientras la calidad se califica como grata o ingrata, se fija con palabras, es decir, en
sistemas de representación verbal, lo cual requiere de un entrenamiento personal para borrarlos de
nuestro cerebro. Los recuerdos frescos o no borrados son grabados como una película en colores,
de la que somos protagonista. A medida que olvidamos, la película se torna en blanco y negro, nos
convertimos en observadores, las escenas se desenfocan y tomamos distancia de nuestra manera
como calificamos lo vivido.
22
“imaginario” y que se guarda en nuestros archivos de memoria, ese espacio virtual es una realidad
inmediata. Como sería se distorsionará su recuerdo y dejara de participar en él, todas la
intervenciones están encaminadas a propiciar ese olvido de alguna parte de su experiencia, para
lograr cambiar su historia personal. No se pueden cambiar los hechos, pero si como los interpretó,
los oyó y como vio lo que sucedió. Descubrirá como liberarse del recuerdo que lastima y limita.
“A cualquiera que te golpee la mejilla derecha, vuélvele también la otra” ¿Por qué especifica
la mejilla derecha? Imagínate que eres un pobre esclavo de la antigua Palestina y tu amo te enfrenta
y está apunto de golpearte. Él no puede usar su mano izquierda para golpearte, pues solo se usaba
para trabajos sucios. Entonces debe usar la derecha. No puede golpear tu mejilla derecha con el
puño o con la palma porque eso lo forzaría a torcerse o enchuecar el brazo. Así habría de usar
entonces el revés de la mano. En la cultura de Jesús, golpear a alguien con el revés de la mano era
un gesto con un significado muy específico. Solo lo usaban quienes estaban en una posición más
poderosa para humillar a quienes tenían menos poder. Los amos golpeaban así a sus esclavos, los
romanos a los judíos, los maridos a las mujeres y los padres a los hijos. El mensaje era: “recuerda
que tu lugar está por debajo de mi”
Si se ofrece la mejilla izquierda el agresor ya no puede dar un revés sino un puñetazo y eso
era significar que eran iguales en dignidad. Esto es rehúsa a ser humillado como ser inferior, serviría
para recordar al agresor la igualdad de dignidades, aún en situaciones injustas que no podemos
cambiar por completo, si podemos mantener el poder de elegir nuestra respuesta en lugar de ser
víctimas pasivas, como dijo Ghandi: “El primer principio de la acción pacifica es no cooperar con
todo lo que es humillante”. El perdón significa renunciar a la venganza y a la represalia, pero no
significa la aquiescencia pasiva ante el abuso. Walter Wink llama a esto: “El tercer camino de Jesús
en la batalla pacífica”. Las dos manos del perdón son una forma de amar a quien nos hiere y a
nosotros también, si las usamos correctamente nos libran de la pasividad ante el abuso, y le ofrece a
nuestro opresor libertad para reflexionar en su propia conducta abusiva, ya que el amor es la
esencia del mensaje cristiano, el amor que perdona mediante la batalla pacifica está en el corazón
del evangelio.
23
“La no violencia nos da dos manos sobre el opresor: una mano que le quita lo que no le
corresponde y otra que, al mismo tiempo, lo tranquiliza”.
Bárbara Deming.
LA CLAVE PARA TENER ODIO, RESENTIMIENTO Y RENCOR HACIA ALGUIEN
LA NEGACIÓN
Sucede después que alguien nos hace algo o cuando nos pasa algo doloroso, es cuando
fingimos que estamos heridos o que no nos duele lo que pasó, ignoramos la herida real y nos
concentramos en aspectos menos dolorosos, tratamos de evitar vernos mal, “que van a decir los
demás” o automáticamente disimulamos, es una autodefensa del instinto de supervivencia, nos
protegemos así de daños mayores, evadirnos nos daña el alma. El cuerpo la paga enfermándose, y
en peores resultados, nos podríamos volver locos de continuar en la negación. Temporalmente
nos permite “poner las cosas a un lado” hasta que llega el momento adecuado para abordarlas,
dando tiempo para recibir el amor curativo que se necesita para enfrentar las heridas.
24
5.- Exagero mi reacción ante el dolor de otras personas.
6.- No reacciono ante el dolor de otras personas.
7.- Me siento confundido y desorientado (se me olvida donde dejé el carro).
8.- No me siento cómodo cuando estoy en silencio y en soledad (enciendo la tele todo el día).
9.- Estoy nervioso y demasiado alerta (brinco cada vez que suena el teléfono)
10.-Digo lo que creo que la gente quiere oír y no lo que siento (digo que no hay problema si fuman
pero de verdad el humo del cigarro me molesta)
11.- La vida me parece plana y sin sentido.
12.- Minimizo la situación más o menos con estas palabras: “No está mal, si no puedo con esto, si lo
ignoro desaparecerá, no debo molestar a nadie por preocuparme por eso...
13.- Cuando suena el teléfono quien es la última persona que quiero que sea
14.- Quien sería la última persona con quien quisiera estar en una isla desierta
15.- Que es lo que menos agradezco a la vida.
EL ENOJO
En esta etapa, las trampas más comunes son llevar a la realidad nuestra ira en forma
vengativa o enterrarla y tragarnos el abuso, en lugar de escuchar las necesidades que el enojo nos
revela. La ira atrasada suele indicar que pasamos demasiado rápido por el proceso del perdón. La
ira ante el abuso y la injusticia es una expresión de nuestra integridad y nuestra dignidad como seres
humanos, debemos respetar nuestro enojo antes de perdonar, porque el perdón verdadero viene de
las mismas profundidades interiores de nuestra integridad. Una forma de respetar nuestra ira es
escuchándola, no tenemos derecho a perdonar hasta que hayamos respetado nuestra ira. Cuando te
enojas mascullas muchas ideas que te encantaría hacer o decir, incluso piensas muchas fantasías,
es bueno discernirlas para luego determinar en forma creativa como hacer, no sin antes escuchar la
verdad de nuestro corazón, indudablemente no nos llevará a la venganza sino a una solución
creativa. Tratemos de pensar finalmente la opinión que tendrá Dios, siempre es más relevante que la
de un ser humano. El don que nos regala la ira es que nos ayuda a localizar la verdad de la herida,
nos ayuda a defendernos y nos da suficiente energía para corregir lo que hay que corregir, incluso
nuestras culpas. Lo que hay de sano en el enojo, que es un signo de sensibilidad a la injusticia,
localiza la herida y la reclama a profundidad para su salud, indica que la herida a salido a la
superficie y que está lista para ser curada, da sentido a nuestro poder, pasión y dignidad. Santo
Tomás dijo que la virtud consiste en enojarse con la persona indicada, por las razones correctas y
por el tiempo justo.
25
9.-Tratar de minimizar su ira con las palabras: “Podrías estar peor… “ya se me pasará… “las
niñas bonitas no se enojan… “los cristianos tienen que perdonar… “no vale la pena que sepan
lo que siento porque no van a cambiar…
10.-Maximizar o exagerar el enojo con las palabras: “no te enojes, cóbratelas… “si no lo mato yo, él
me va a matar… “no se puede confiar en nadie… “sí perdono voy a hacerme vulnerable…
Lo que se puede hacer para ayudar, es el ejercicio físico, preguntarle al cuerpo cómo quiere
expresar su enojo y hallar una forma de hacerlo que no sea dañina para mí ni para los demás.
Escribirle una carta a la persona que le hirió y decidir después si la envía o no, compartir el dolor con
una amiga comprensiva, verificar si ya se había sentido así y si el dolor de esta herida detona la
anterior. Enfrentar a la otra persona sin echarle la culpa (cuando tú hiciste “X” yo me sentí, “Y”, y
necesité “Z”), a veces a quien necesitamos enfrentar es a Dios, entonces es necesario darse
permiso de enojarse con Dios y compartirlo con Dios y con otras personas. Integrarse a un grupo de
autoayuda. Rodearse de personas que tienen lo que yo he perdido y tengo necesidad de recuperar,
o sea, personas sustitutas. Pedir ayuda profesional.
EL REGATEO
El Regateo (te perdono si…) es la etapa en que pedimos cambios y deseamos que sucedan
en la otra persona antes de que estemos dispuestos a avanzar en el proceso del perdón. Una forma
fácil de descubrir nuestros regateos es escribir la “carta ideal” la que esperamos recibir de la persona
que nos hirió. Este deseo es en realidad una necesidad de nuestro ego, las necesidades no
necesariamente son regateos, lo son solamente cuando su cumplimiento es una condición para que
otorguemos nuestro perdón. El regateo es sano porque le da voz a nuestra ira y señala no
únicamente lo que nos enoja sino lo que necesitamos para el proceso de curación. Aún si la persona
que nos hirió no puede o no quiere responder como lo deseamos. Nuestro deseo revela como
necesitamos ser sanados y también nos manifiesta que podemos abrirnos a recibir la curación de
otras formas. Cuando no podemos avanzar en el proceso del perdón sin que la persona que nos
hirió cambie, hacemos que nuestra felicidad dependa de ella. Entonces seguiremos siendo víctimas:
recordemos que la otra persona generalmente es imperfecta e incapaz de pedir perdón, es más, a
veces ni cuenta se dan del dolor ajeno porque resulta que sentimos enojo porque la persona no es
como nosotros queremos que sea y la otra persona ni en cuenta y nosotros chupándonos el hígado.
Él reto en el proceso del perdón es no vengarse, pero al mismo tiempo poner la mejilla izquierda,
esto es; hacer todo lo que esté a nuestro alcance para evitar mayores abusos. Otra forma de
concebir el regateo es como una frontera, porque el regateo es una forma de proteger nuestra
dignidad ya que con él nos ayudamos a ponerle límites a cómo debe la otra persona negociar con
nosotros. Le hacemos un favor a la gente cuando le comunicamos nuestras fronteras. Los síntomas
del regateo se manifiestan con pensamientos y frases más o menos así: te perdono si: cambias tu
conducta… si recibes tu castigo… si aprendes la lección… si me prometes no volver a hacerlo.
Lo sano del Regateo es que le da voz al enojo y señala aquello por lo que seguimos enojados y
lo que necesitamos para iniciar el proceso de sanación. Nos ayuda a expresar las fronteras
personales, así protegemos la dignidad y ponemos límites a cómo el resto de las personas pueden
tratar con nosotros. Invita al opresor a aceptar las consecuencias de su conducta. Nos inspira la
solución creativa para la batalla pacífica.
26
1.- Desechar las necesidades que su regateo expresa y le dice que no debe ser tan exigente.
2.- Hacer transacciones débiles y que no logran que la persona que hirió se dé cuenta de que
violó sus fronteras.
3.- Asumir que no hay modo de que sus ofertas sean aceptadas, de forma que no logra prestarle
atención a su potencial creativo
4.- Se dice a sí mismo, que si sus ofertas no son aceptadas por quien le hirió, nunca se recuperará
de esa herida.
5.- Imponer condiciones: “Te perdono si…”
6.- Los buenos cristianos perdonan sin condiciones.
7.- La persona que te hirió merece pagar
8.- Creer que nunca más podrá perdonar lo que alguien le hizo
9.- Esperar que Dios realice el milagro de traerle a la persona que le hirió para que ella le pida
perdón.
10.-Tener disposición a nunca aceptar a la persona, así como es.
Lo que se puede hacer para ayudar, es escuchar con detenimiento mis regateos, asumiendo
que algo hermoso tendrán por enseñarme. Rodearme de personas que están en contacto con sus
necesidades y que tienen fronteras sanas. Pedirle a la gente apropiada que sacie las necesidades
que indican mis regateos, para que yo no dependa de las respuestas de la persona que me hirió.
Asistir a sesiones de codependientes anónimos donde se anima a los miembros a establecer
fronteras sanas. Si ya estoy listo a dejar los regateos y pasar al proceso del perdón, sería bueno
recordar que yo alguna vez he herido a personas y que esas personas necesitan mi disculpa.
LA DEPRESIÓN
Una vez que sacamos nuestros regateos a la superficie y comenzamos a satisfacer las
necesidades que nos revelan, casi siempre pasamos a la etapa de depresión. Aquí en lugar de
culpar a la otra persona, nos culpamos a nosotros mismos. Preguntamos. ¿Qué podríamos haber
hecho mejor antes o durante la herida? El valor de la etapa de la depresión es que nos ayuda a
reconocer nuestros errores y descubrir nuestro poder de enmendarlos o cambiar si es necesario,
esto es la culpa sana. El peligro de esta etapa es que en lugar de la culpa sana podemos sentir una
culpa falsa en la cual nos culpamos los errores que no hemos cometido. En su forma extrema nos
culpamos tanto que llegamos a la vergüenza toxica (yo soy un error malo y no merezco que me
traten bien) cuando sentimos culpa falsa o vergüenza toxica es muy fácil que nos atoremos en la
etapa depresiva porque nuestra vergüenza nos hace sentirnos indignos de eso que más
necesitamos: Amor y Perdón. La clave de la salud de esta etapa es admitir honestamente nuestros
errores y al mismo tiempo recibir amor y perdón. La trampa en la que más caemos no es la
venganza, sino más bien el tragarnos nuestro enojo y recibir pasivamente el abuso, incluido el que
nosotros nos echamos encima (atorarse en la depresión) en otras palabras tendemos a no usar la
primera mano del perdón, la que nos protege y a hacer uso excesivo de la segunda mano, que es la
que extendemos al otro.
La mejor manera de usar la tercera mano, la del camino creativo, la solución creativa para la
batalla pacífica. La etapa de la depresión se cura solo hasta el punto en que podemos recibir amor y
aceptar la responsabilidad de nuestros errores y no por aceptar la responsabilidad de los errores de
27
los demás. Lo sano de esta etapa es que le ayuda a admitir culpas reales, a perdonarse y a
enmendar los errores. Le da la oportunidad de enfrentar y cambiar las cosas que puedo cambiar y
no ser la victima que espera que el otro cambie. Le ayuda a ver las formas en que comparto la
humanidad con la persona que me hirió, y ya no divido a la gente en víctimas y opresores. Me hace
tocar el fondo de mí mismo, es decir, llegar a la profundidad de mi existencia. Me permite crecer con
más fuerza ya que me ayuda a descubrir los potenciales de mi persona, ya que mi dignidad no se
permitiría estar allí por mucho tiempo.
1.- No importa si duerme mucho o poco, de todos modos, siempre está cansado
2.- Le cuesta trabajo respirar profundamente
3.- Ha perdido el apetito o se ha vuelto más voraz
4.- Ya no le gusta vestirse bien, no se esmera en su arreglo personal
5.- Se aburre fácilmente. El tiempo le parece lento.
6.- No le gusta lo que ve en el espejo
7.- Se le hace difícil soñar con nuevas cosas o al menos intentarlas
8.- Cree que es inútil tratar de salir de ese hoyo
9.- Esta demasiado sensible a las críticas y anhela que los demás le den seguridad
10.-Tiene ganas de decir que no a todas las peticiones, pero no se puede enfrentar a los demás para
decirles que no cuando le piden que haga algo que no quiere hacer.
11.-Se porta muy bien y hace cosas para la persona que le hirió
12.-No quiere que suene el teléfono ni que alguien le busque
13.-Si fuera a acabarse el mundo, creer que hoy sería un buen día
14.-Usar mucho la palabra debería
15.-Usar palabras como estas: “Siempre voy a sufrir… “Nunca se me va a pasar… “Ya es
demasiado tarde… “Nadie me comprende…
16.-Ser el más duro juez consigo mismo, tiene conciencia de acusador
Lo que se puede hacer para ayudar es realizar ejercicio físico, terapia ocupacional,
manualidades, artes, comer alimentos nutritivos, escuchar música tranquilizante, música clásica, no
encerrarse, visitar lugares abiertos, paisajes con plantas, árboles y flores, tener la recamara con
ventanas abiertas, al final de cada día preguntarse: ¿Qué es lo que le dio más vida hoy?, hacer una
lista de la gente que le aprecia y ponerse en contacto constante con ellos, asistir a terapia grupal,
orar diariamente.
LA ACEPTACIÓN
Cuando dejamos que los demás nos ayuden a perdonarnos y a enmendar nuestros errores,
pasamos de la etapa de depresión a la etapa de aceptación. En esta estamos agradecidos de la
nueva vida que la herida nos ha traído. No estamos agradecidos por la destrucción que hemos
experimentado, pero ahora se ve menor que el crecimiento de dar y recibir la vida de Dios, de los
demás, el universo y nosotros mismos. Hasta el punto en que nosotros nos ofrezcamos el perdón
28
incondicional que Dios siempre nos ofrece, podremos ofrecer ese mismo perdón incondicional a
otras personas. Nos tendremos que perdonar por permitir que nos agredan, por sentir vergüenza de
sí mismos, por no saber superar el trance, por descargar en otras personas la ira, por estar
esperando que la otra persona tome la iniciativa, por desear que la otra persona cambie a toda
costa, por querer estar como antes consigo mismo y con la otra persona. Cada uno de nosotros nos
atoramos de forma particular según la forma en que llevamos las heridas irresueltas de nuestra vida
pasada.
1.- Sentirse en paz con la persona que le hirió, hayan o no acordado seguir la relación
2.- Sentirse agradecido, no por la herida en sí, ni por la destrucción que causó. Sino por la nueva
vida que se vislumbra en ella
3.- Despertar descansado y ansioso de iniciar el día
4.- Tener el valor de arriesgar situaciones en que se puede terminar herido, porque se sabe que la
curación es posible.
5.- Cuando alguien le pide hacer algo que no quiere hacer, sentirse con la libertad de decir no.
6.- Estar dispuesto a amarse a sí mismo, con cualquier sentimiento que se tenga y perdonarse
cuando se cometen errores,
7.- Los colores son más brillantes, la comida sabe mejor, la música es más hermosa, disfruta cada
momento y no se apresura a terminar.
8.- Ser capaz de dar amor y recibirlo de otras personas.
9.- Cuando le reconocen es más posible que diga gracias a decir, pero…
10.-Tener un sentimiento de que pertenece a sí mismo, a los demás, a Dios y al universo.
maravillarse con la vida y respetarla.
11.-Si sale a la superficie otro dolor exagerar diciendo: no había perdonado realmente nada,
debería poder perdonar d una vez por todas.
AUTORECONOCIMIENTO RETROACTIVON
Tratemos de descubrir los dones que hemos recibido a través de la herida, al tiempo que
nos perdonemos más profundamente y curemos las heridas anteriores que detonaron la presente
descubriremos más dones. Y cuando los descubramos, nuestra aceptación y nuestro perdón se
harán más profundos. Así, estaremos curados al grado en que podamos agradecer la nueva vida
que la herida nos trajo.
“Es un error ver sólo los rastrojos de la caducidad y no los trojes llenos del pasado; que es
absurdo hablar sólo del diente roedor del tiempo, como si esto solo produjera una especie de
erosión, cuando en realidad vivimos en un perpetuo aluvión”. ¿Qué, qué?... todo esto significa que
es un error vital vivir lamentando el pasado con sus acompañantes: la frustración, el vacío y su dolor;
en vez de mirar con objetividad los frutos de la vida pasada sin importar cuan dolorosos, o
frustrantes hayan sido los días pasados, que es absurdo sólo considerar lo que se ha perdido o no
se ha obtenido en el pasado y el correr del tiempo, es absurdo así mismo, sólo mirar lo que se ha
envejecido, como si el vivir solo infringiera daños en nuestra vida cuando en realidad vivimos en un
continuo cúmulo de experiencias con las cuales nos enriquecemos como personas. Igual de
29
importante es de considerar, que no hay mal que por bien no venga, que todo lo que nos haya
acontecido tiene un significado para nuestra formación como personas. Es decir: saquemos la
semilla de cada dolor, pena, sufrimiento, frustración, humillación, contingencia…etc.
Enfoque hacia el futuro. - En su 1er. Año de universidad, Shawn Huff recibió un premio que
se da a los deportistas que han vencido la adversidad. Él había recorrido un largo camino desde su
infancia dañada con el abuso físico y emocional, que lo dejaron con un ojo artificial, parciamente
sordo y lleno de una rabia que muchas veces lo llevó al desenfreno. Separado de su madre
alcohólica, cuando Shawn era un bebé, fue enviado a tres familias temporarias consecutivamente,
que resultaron ser terriblemente abusivas. Hasta que finalmente una familia muy cariñosa lo adoptó.
Shawn se preguntó muchas veces, “Porque me tuvo que pasar esto a mí?” Pero dice que también
pensó: “¿Por qué fui adoptado por una familia tan maravillosa?” “Y en mi mente la respuesta fue:
Dios me condujo a través de todo esto, para que pudiera ayudar a otros con mi experiencia”. Y
precisamente ya comenzó dando charlas sobre el abuso a niños, y también dedicando tiempo a
jóvenes con necesidades especiales.
Comparta su vida con los demás. - Nita Pippins ha trabajado como voluntaria en Miracle
House (la casa del milagro) en Manhattan desde que abrieron las puertas en 1991. Esta
organización alquila departamentos económicos a personas de afuera de Nueva York, que son
familiares de enfermos de SIDA. “Tratamos de hacerles la estadía lo más placentera posible” Dice
Nita. “Es un lugar donde la gente que los rodea tiene problemas similares”. Ella sabe bien cuán
importante puede ser una cara amistosa al recién llegado a una gran ciudad. Hace unos pocos años
atrás, ella recién llegaba a Nueva York, para atender a su hijo que luego falleció de SIDA.
Vaya más allá de la amargura. - Cuando sus padres se divorciaron, Erin Feenstra de 15
años se apoyó en otras personas. Y recibió ayuda especial de un consejero de su parroquia quien la
escuchó y rezó con los demás adolescentes. “La oración que más recuerdo es la que pedía por mi
corazón, que se cure y que no guarde rencor contra sus padres”.
Seamos lo mejor que podamos ser. - Shenikwa Cox parecía que lo tenía todo: padres
cariñosos, talento como bailarina clásica, belleza reconocida en concursos, y la inteligencia para
haber sido aceptada en la facultad de derecho. Pero en el verano de 1983, cuando iba en el auto
que manejaba una amiga, tuvieron un terrible accidente. Su columna vertebral fue quebrada y
30
Shenikwa quedó paralizada. “Terrible como fue el accidente, físicamente” Dice Shenikwa, “Fue aún
más doloroso emocionalmente”. Su novio de mucho tiempo la dejó, y la joven se apartó de todas las
cosas que le traían recuerdos de un pasado feliz. Pero al fin decidió que “si debo estar en silla de
ruedas, voy a ser la mejor persona que pueda ser” Aprendió a manejar un auto con controles
manuales y completó su carrera de leyes. Y en 1990 se casó. “Finalmente estoy en paz”. Dice
Shenikwa Cox. “Aprendí que, si, es posible encontrar nuevos sueños, cuando los anteriores han
desaparecido. Tengo algunos recuerdos maravillosos, pero estoy agradecida por vivir en la realidad
de hoy”.
“Nos vienen pruebas de toda clase, pero no nos desanimamos. Andamos con graves
preocupaciones, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no
aplastados”. 2 Corintios 4,8-9
Asuma la responsabilidad. - “Es sólo cuando tomamos conciencia del correr del tiempo que
las consecuencias de nuestras acciones sea consumiendo drogas o abandonando los estudios
toman una nueva perspectiva”, dice Lynn V. Cheney en La Importancia de las Historias (The
Importance of Stories) “Es sólo cuando adquirimos una perspectiva de nuestra vida que los
verdaderos motivos entran en juego.” Jacobo Martínez está de acuerdo. De 24 años y en prisión,
creció en una familia de drogadictos y alcohólicos, y él mismo se tornó en drogadicto. “Un muchacho
en la escuela me presentó a traficantes de drogas, y me enseñó cómo conseguir dinero para
comprar drogas. Sin pensar en las consecuencias, comencé a robar en las casas y luego con armas
de fuego. Recién cuando fui encarcelado, por homicidio involuntario, es que me detuve a pensar en
la destrucción y el dolor, y vi que no había hecho nada con mi vida”. Actualmente Jacobo Martínez
asiste a las reuniones de Alcohólicos Anónimos y Drogadictos Anónimos. Participa activamente en el
apostolado de la prisión, toma clases, y sirve como tutor a otros detenidos. Y lo más importante, dice
Jacobo, “Tengo presente las consecuencias. Pienso antes de actuar. Los drogadictos primero
actúan, y luego piensan”.
31