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CONSIDERACIONES

Es preciso mencionar la importancia del derecho de alimentos toda vez que La


normatividad colombiana consagra el derecho de los alimentos con categoría
superior, como parte integrante del desarrollo integral de los seres humanos. En
nuestra Constitución Política, este derecho se halla en un capítulo especial, que
se enmarca dentro de los derechos de la familia, del niño, niña y adolescente. Los
artículos 42, 43, 44 y 45 desarrollan el tema.

De acuerdo con lo indicado por la Corte Constitucional: “El derecho de alimentos


es aquel que le asiste a una persona para reclamar de la persona obligada
legalmente a darlos, lo necesario para su subsistencia, cuando no está en
capacidad de procurárselo por sus propios medios. Así la obligación alimentaria
está en cabeza de quien por ley; debe sacrificar parte de su propiedad con el fin
de garantizar la supervivencia y desarrollo del acreedor de alimentos”.

Partiendo de qué se entiende por derecho de alimentos y su conexidad con la


salvaguarda de los derechos del menor, es necesario hacer un análisis de los
testimonios rendidos en el juicio oral y del material probatorio. En este sentido, el
primer testimonio rendido, es el de Yerfy Marcela Ocampo Pardo, quien es la
madre del menor, que a su vez manifiesta qué evidentemente el señor Rubén
Darío Jaimes Pinzón no ha cumplido con su obligación, es decir, con la cuota
pactada en la comisaria de familia, qué es de $200.000 más las dos mudas de
ropa, una a mitad de año y otra a final de año. Marcela ha sido la encargada del
cuidado del menor y de costear la afiliación a salud y aunque Rubén Darío no
cumpla con su obligación, no le niega disfrutar tiempo con su hijo, al contrario,
manifiesta que la relación padre-hijo es muy amena. De acuerdo al testimonio de
Hernán Darío Gama Piñares, quien es funcionario de la fiscalía general de la
nación y desempeña el cargo de asistente de la fiscalía 15 de la subunidad de
asistencia alimentaria, se evidencia qué realizó una petición a la empresa
Ventanar sobre Rubén Darío y el informe que recibió de respuesta, indicaba que:
“el señor Rubén Darío Jaimes Pinzón identificado con la cedula de ciudadanía
número 91.536.790 de Bucaramanga, labora en nuestra empresa Ventanar S.A.S,
desde el 22 de agosto de 2012 desempeñando el cargo de instalador de películas,
devengando un salario mensual de $915.900 con todas las prestaciones de ley y
recibe subsidio familiar por parte de la caja de compensación Comfenalco
Santander, cordialmente Rocío Acevedo directora de gestión humano de la firma
Ventanar Ingeniería de Fachadas.” Así mismo, la señora Lucila Pinzón Sánchez,
quién es la madre de Rubén Darío rindió su testimonio, y afirmó que su hijo sí ha
cumplido con el pago de la cuota pactada en la comisaria y que ella muchas veces
se encargaba de llevar el dinero y para certificarlo, hacía firmar un papel; cabe
aclarar qué dicho papel no se encuentra en el material probatorio, por tanto, no es
un hecho cierto, no hay evidencia alguna. De igual forma afirma que la relación
entre Rubén y el menor es realmente buena. Como última prueba testimonial, se
tiene a la señora Erika Sánchez Rincón quién es la actual pareja de Rubén Darío,
quien, a su vez, afirma qué Rubén cumple con los aportes para su menor hijo y
qué algunas veces ella se encarga de llevar lo qué el padre le envía al menor.

Con el respectivo análisis de los testimonios, es menester afirmar qué el señor


Rubén Darío ha incumplido con la cuota pactada en la comisaría, pues así lo
menciona Marcela Ocampo, madre del menor y la encargada del cuidado y de los
gastos de este. No hay prueba qué logre desvirtuar el testimonio de la madre, toda
vez que ni la señora Lucila ni Erika tienen claridad en las fechas de los pagos de
los cuales hacen mención y tampoco tienen sustento que acredite la veracidad de
estos. Por tanto, podría decirse qué dichos testimonios no son conducentes pues
surge duda sobre los mismos. A su vez, el documento aportado por Hernán Darío
Gama, deja en evidencia qué el señor Rubén Darío sí se encuentra laborando en
la empresa Ventanar, por tanto, tiene capacidad económica para cumplir su
obligación y no solicitar la exoneración de la misma.

En todo acto, decisión o medida administrativa, judicial o de cualquier naturaleza


que deba adoptarse en relación con los niños, las niñas y los adolescentes,
prevalecerán los derechos de estos, en especial si existe conflicto entre sus
derechos fundamentales con los de cualquier otra persona. En caso de conflicto
entre dos o más disposiciones legales, administrativas o disciplinarias, se aplicará
la norma más favorable al interés superior del niño, niña o adolescente.

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