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Preparación Espiritual

Espíritu Santo, gracias porque estás y vendrás.


Espíritu Santo, alabado seas por tu fuerza y tu luz.
Espíritu Santo, renuévame para que pueda
Domingo 03 de ser testigo del poder de la Buena Noticia.
junio de 2023 Espíritu Santo, derrámate en la comunidad para poder
anunciarte
a todos con valentía.
Solemnidad de la Amén.
Santísima Trinidad
Ciclo A

Texto Bíblico Jn 3, 16-18


“Bendito eres,
Señor, Dios de
16
nuestros padres, Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único para que todo el que crea en él no
bendito tu nombre se pierda, sino que tenga vida eterna. 17 Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para
santo y glorioso” condenarlo, sino para que el mundo se salve por él. 18 Quien cree en él no es condenado; pero
Dn 3, 52 quien no cree ya está condenado por no creer en el nombre del Hijo único de Dios.

Lectura

Algunas preguntas para una lectura atenta

1. ¿En qué manifiesta el gran amor de Dios al mundo?


2. ¿A qué refiere aquí el evangelio con la expresión “mundo”?
3. ¿Para qué fue enviado/entregado Jesús al mundo?
4. ¿Qué les sucede a los que creen en Jesús y qué a los que no creen?

Algunas pistas para comprender el texto:


Mons. Damián Nannini
El primer versículo (3,16) comienza afirmando la entrega del Hijo para nuestra salvación,
para que tengamos vida eterna. Pero también aquí se nombra a alguien muy importante y
que, a veces, no tenemos tanto en cuenta: Dios Padre. La fuente del amor que lleva al Hijo
a entregarse y que da sentido a su pasión es el amor del Padre: "tanto (así; de este modo)
amó Dios al mundo". Y la entrega del Hijo para la salvación del mundo es expresión del
amor del Padre.
En el versículo siguiente (3,17) se afirma que “Dios no envió a su Hijo al mundo
para juzgar o condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él”. O sea que
tanto el envío como la misión salvífica del Hijo proceden de Dios Padre; y tiene una
finalidad exclusivamente salvífica. No es ahora el tiempo del juicio y de la condena, sino
que es el tiempo de la salvación.
Así, este evangelio insiste en que la salvación nos viene por la entrega del
Hijo, pero que la misma es obra del Padre que "tanto amó al mundo". Ante esta
donación amorosa de la salvación eterna por parte del Padre los hombres tienen
que optar, recibirla o rechazarla, creer o no creer en ella. Y esta opción es tan
fundamental que decide, ya en el presente, la salvación o condenación del hombre.
Y en esto mismo consiste el juicio, por cuanto en el evangelio de Juan se da ya en el
presente y provoca la separación entre los hombres según acepten o rechacen a
Jesucristo como revelador del Padre.

Meditación

Cada vez que nos hacemos la señal de la cruz, invocamos a Dios como
Padre, Hijo y Espíritu Santo confesando lo esencial de nuestra fe cristiana: la
Santísima Trinidad. Sin embargo, nos resulta muy difícil comprender algo de este
misterio de Un sólo Dios en Tres personas distintas.
Comencemos con dos ejemplos que tal vez nos ayuden. En primer lugar,
pensemos que a las personas sólo podemos conocerlas bien cuando hablan y
cuando actúan. Porque sólo nos damos a conocer, revelamos lo que sentimos y
pensamos, cuando hablamos y cuando obramos. De modo semejante, Dios se nos
ha dado a conocer obrando la historia de la Salvación y revelándose en ella a través
de acciones y palabras. Justamente todo que hemos estado celebrando a lo largo de
la Cuaresma y del tiempo Pascual, en especial la muerte, resurrección y ascensión
de Jesús y su envío del Espíritu Santo a la Iglesia, nos ha revelado que Dios es
único, es uno sólo; pero en su intimidad hay una comunión de Tres Personas
distintas: el Padre Creador; el Hijo redentor y el Espíritu Santo santificador. Dios se
ha manifestado desde el principio como el Creador y origen de todo. Ahora bien, en
la plenitud de los tiempos “Dios amó tanto al mundo que entregó a su propio Hijo
para salvarnos”, que es Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre. Y Jesús nos ha
revelado que en la intimidad divina existen el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo;
porque Dios es amor y el amor exige comunión de Personas. Por tanto, los
cristianos creemos en un Único Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo; y que
llamamos la Santísima Trinidad.
El otro ejemplo es que una cosa es tener un trato formal con alguien y
conversar de cosas exteriores a nosotros como el clima o el estado del tráfico; y otra
muy distinta es tener un trato de amistad con alguien con quien compartimos lo que
sentimos y pensamos; lo que esperamos y soñamos. Pues bien, Dios quiere tener
con nosotros una relación de este segundo tipo, de amistad. Él quiere que lo
conozcamos en su intimidad y se nos ha dado a conocer, se nos ha revelado; y
quiere que nosotros también nos abramos a Él para ser amigos.
Al respecto decía el Papa Francisco en el Regina Coeli del 7 de junio de
2020: “Dios Padre ama tanto al mundo que, para salvarlo, da lo más precioso que
tiene: su único Hijo, que da su vida por la humanidad, resucita, vuelve al Padre y,
junto con Él, envía el Espíritu Santo. La Trinidad es por lo tanto Amor, totalmente al
servicio del mundo, al que quiere salvar y recrear. Y hoy pensando en Dios, Padre,
Hijo y Espíritu Santo, ¡pensemos en el amor de Dios! Y sería bueno que nos
sintiéramos amados: “¡Dios me ama!”. Este es el sentimiento de hoy.
Por último, creemos que el hombre es imagen y semejanza de Dios. Sí,
somos imagen de Dios Trinidad, de Dios que en su intimidad es comunión de
personas. Es claro que alcanzaremos nuestra mayor realización como personas en
la medida que vivamos la comunión y la entrega sincera de nosotros mismos a los
demás por amor. Como bien nota E. Leclerc: "Estamos llamados a vivir el misterio
de la comunión trinitaria en todas nuestras relaciones humanas, a actualizarlo y
manifestarlo. Vivir la vida divina es vivir en el corazón mismo de la comunión
trinitaria; es vivir esta
Continuamos la meditación con las siguientes preguntas:
1. ¿Cuándo rezo me relaciono con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo de modo
personalizado?
2. ¿Contemplo la Santísima Trinidad para conocerme a mí mismo y mi vocación a
la comunión?
3. ¿Experimento a la Santísima Trinidad como la “Familia Divina” de la que formo
parte?
4. ¿Procuro que en mi comunidad vivamos relaciones sanas y fraternas, propias
de una buena familia, reflejo en el mundo de la familia trinitaria?
5. ¿Comprendo que para ser más persona tengo que donarme en el amor a los
demás?

Oración

Alabados sean Padre, Hijo y Espíritu, comunión viva de Amor.


Gracias por ser familia y por invitarme a morar en ustedes.
Les pido buscar siempre la verdad, aún en las situaciones más difíciles.
Que al tenerlos en mí, tenga la certeza que estoy en ustedes.
Regálenme la valentía y la audacia para anunciar el Reino,
para vivir con mis hermanos la aventura de ser y crecer en comunidad.
Amén.

Contemplación

Padre, Hijo y Espíritu Santo, háganme siempre dócil en la búsqueda de la Verdad.

Acción
Durante esta semana me comprometo a donar mi amor en un gesto concreto y
verdadero a alguien de mi entorno.

"Cuando te aconsejo la oración, no se trata de imponerse una cantidad de oraciones


vocales para rezarlas diariamente. Hablo, más bien, de esa elevación del alma a Dios a
través de todas las cosas que nos constituye en una especie de comunión ininterrumpida
con la Santísima Trinidad, obrando con sencillez a la luz de su mirada." (Santa Isabel de la
Trinidad).

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