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TEMA: EL AVIVAMIENTO ES PARA

VALIENTES.
2 Timoteo 1:1-8.
Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad
de Dios, según la promesa de la vida que es
en Cristo Jesús, a Timoteo, amado hijo:
Gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y de
Jesucristo nuestro Señor.
Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis
mayores con limpia conciencia, de que sin
cesar me acuerdo de ti en mis oraciones
noche y día; deseando verte, al acordarme de
tus lágrimas, para llenarme de gozo; trayendo
a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la
cual habitó primero en tu abuela Loida, y en
tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti
también.
Por lo cual te aconsejo que avives el fuego
del don de Dios que está en ti por la
imposición de mis manos.
Porque no nos ha dado Dios espíritu de
cobardía, sino de poder, de amor y de
dominio propio.
Por tanto, no te avergüences de dar
testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso
suyo, sino participa de las aflicciones por el
evangelio según el poder de Dios,
Pablo reprende a Timoteo por dejar que el
fuego que había dentro de él se apagara.
Le dijo que para avivarlo de nuevo debía
cambiar de actitud.
Las persecuciones que estaban atravesando
dejaron dentro de Timoteo una secuela de
miedo.
Pablo le recuerda que el Señor había puesto
dentro de él un espíritu de poder, amor y
dominio propio, no uno de cobardía.
Si quieres experimentar un avivamiento en
tu vida debes ser valiente.
El Reino de los cielos sufre violencia y los
violentos lo Arrebatan.

Cuando el rey Saúl estaba buscando a


alguien que tocara el arpa, sus criados
mencionaron a un joven llamado David.
Aunque el rey lo buscó por sus habilidades
musicales, Dios lo había llevado al palacio
con otro propósito. (La adoración hace que
los demonios huyan) sopa de su propio
chocolate
El Señor va a permitir que la gente te busque
por una razón específica, para luego revelar
sus verdaderos planes.
El pueblo de Israel fue amenazado por los
filisteos porque tenían un guerrero temible
llamado Goliat.
Este estaba bien armado y contaba con todos
los recursos disponibles para luchar.
Goliat estaba preparado para la batalla, pero
cometió el error de ignorar quien era su
oponente.

En tus luchas cotidianas no puedes ignorar


quien es el diablo, él es un ser derrotado,
exhibido públicamente en la cruz del
calvario.
Tu victoria está garantizada, solo debes
creerlo.
El pueblo de Israel creyó las palabras de
Goliat, no hubo necesidad de que él los
venciera, porque el miedo ya los había
derrotado.
No son los problemas los que te derrotan,
son los miedos.
No creas ninguna mentira que el diablo te
diga, recuerda que él ya fue vencido, no
debes temerle. (toda potesta)
David antes de la batalla escuchó varias
voces, pero le prestó atención solo a la que
hablaba de la recompensa que le iban a dar
al que venciere a Goliat.
La voz que decides escuchar determinará tu
victoria en cada batalla.
Mira sus amenazas…
¿Qué estas escuchando más en tu vida, las
amenazas, la envidia, la incredulidad o las
promesas de Dios?
La victoria que tuvo David ante Goliat se
empezó a gestar cuando decidió enfrentar
leones y osos, mientras cuidaba las ovejas de
su padre.
Los riesgos que hoy tomas preparan tu
carácter para las batallas que vendrán en el
futuro.
David logro vencer a Goliat cuando lo hizo
sentir como perro y no como gigante.
David provoco miedo en Goliat usando las
palabras adecuadas. Escoge las palabras
apropiadas y demuéstrale al diablo que él te
debe tener miedo y no tú a él.
No te preocupes por lo que tiene tu enemigo.
Préstale atención a quien está a tú lado y te
darás cuenta de que el Dios que te acompaña
te dará la victoria.
Son más los que están contigo que los que
están con tus enemigos
2 Timoteo 1:1-8.
Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad
de Dios, según la promesa de la vida que es
en Cristo Jesús, a Timoteo, amado hijo:
Gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y de
Jesucristo nuestro Señor.
Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis
mayores con limpia conciencia, de que sin
cesar me acuerdo de ti en mis oraciones
noche y día; deseando verte, al acordarme de
tus lágrimas, para llenarme de gozo; trayendo
a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la
cual habitó primero en tu abuela Loida, y en
tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti
también. Por lo cual te aconsejo que avives el
fuego del don de Dios que está en ti por la
imposición de mis manos. Porque no nos ha
dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder,
de amor y de dominio propio. Por tanto, no
te avergüences de dar testimonio de nuestro
Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de
las aflicciones por el evangelio según el poder
de Dios,
Samuel 16:17-19
Y Saúl respondió a sus criados: Buscadme,
pues, ahora alguno que toque bien, y
traédmelo. Entonces uno de los criados
respondió diciendo: He aquí yo he visto a un
hijo de Isaí de Belén, que sabe tocar, y es
valiente y vigoroso y hombre de guerra,
prudente en sus palabras, y hermoso, y
Jehová está con él. Y Saúl envió mensajeros a
Isaí, diciendo: Envíame a David tu hijo, el que
está con las ovejas.
Quien fue el que mando llamar a David.
Es el Rey que te manda a llamar.
1 Samuel 17:4
Salió entonces del campamento de los
filisteos un paladín, el cual se llamaba Goliat,
de Gat, y tenía de altura seis codos y un
palmo.
1 Samuel 17:5-7.
Y traía un casco de bronce en su cabeza, y
llevaba una cota de malla; y era el peso de la
cota cinco mil siclos de bronce. Sobre sus
piernas traía grebas de bronce, y jabalina de
bronce entre sus hombros. La asta de su
lanza era como un rodillo de telar, y tenía el
hierro de su lanza seiscientos siclos de hierro;
e iba su escudero delante de él.
1 Samuel 17:8-11
Y se paró y dio voces a los escuadrones de
Israel, diciéndoles: ¿Para qué os habéis
puesto en orden de batalla? ¿No soy yo el
filisteo, y vosotros los siervos de Saúl?
Escoged de entre vosotros un hombre que
venga contra mí. Si él pudiere pelear
conmigo, y me venciere, nosotros seremos
vuestros siervos; y si yo pudiere más que él, y
lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y
nos serviréis. Y añadió el filisteo: Hoy yo he
desafiado al campamento de Israel; dadme
un hombre que pelee conmigo. Oyendo Saúl
y todo Israel estas palabras del filisteo, se
turbaron y tuvieron gran miedo.
1 Samuel 17:16.
Venía, pues, aquel filisteo por la mañana y
por la tarde, y así lo hizo durante cuarenta
días. (explicar el numero 40)
1 Samuel 17:26-27.
Entonces habló David a los que estaban junto
a él, diciendo: ¿Qué harán al hombre que
venciere a este filisteo, y quitare el oprobio
de Israel? Porque ¿quién es este filisteo
incircunciso, para que provoque a los
escuadrones del Dios viviente? Y el pueblo le
respondió las mismas palabras, diciendo: Así
se hará al hombre que le venciere.
1 Samuel 17:23-24
Mientras él hablaba con ellos, he aquí que
aquel paladín que se ponía en medio de los
dos campamentos, que se llamaba Goliat, el
filisteo de Gat, salió de entre las filas de los
filisteos y habló las mismas palabras, y las oyó
David. Y todos los varones de Israel que veían
aquel hombre huían de su presencia, y tenían
gran temor.
1 Samuel 17:28-29.
Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor
con aquellos hombres, se encendió en ira
contra David y dijo: ¿Para qué has descendido
acá? ¿y a quién has dejado aquellas pocas
ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia
y la malicia de tu corazón, que para ver la
batalla has venido. David respondió: ¿Qué he
hecho yo ahora? ¿No es esto mero hablar?
1 Samuel 17:33
Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra
aquel filisteo, para pelear con él; porque tú
eres muchacho, y él un hombre de guerra
desde su juventud.
1 Samuel 17:34-37
David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor
de las ovejas de su padre; y cuando venía un
león, o un oso, y tomaba algún cordero de la
manada, salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba
de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le
echaba mano de la quijada, y lo hería y lo
mataba. Fuese león, fuese oso, tu siervo lo
mataba; y este filisteo incircunciso será como
uno de ellos, porque ha provocado al ejército
del Dios viviente. Añadió David: Jehová, que
me ha librado de las garras del león y de las
garras del oso, él también me librará de la
mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve,
y Jehová esté contigo.
1 Samuel 17:41-43
Y el filisteo venía andando y acercándose a
David, y su escudero delante de él. Y cuando
el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco;
porque era muchacho, y rubio, y de hermoso
parecer. Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo
perro, para que vengas a mí con palos? Y
maldijo a David por sus dioses.
1 Samuel 17:45-47
Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí
con espada y lanza y jabalina; más yo vengo a
ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el
Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú
has provocado. Jehová te entregará hoy en
mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la
cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos
a las aves del cielo y a las bestias de la tierra;
y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. Y
sabrá toda esta congregación que Jehová no
salva con espada y con lanza; porque de
Jehová es la batalla, y él os entregará en
nuestras manos.
TEMA: Tipos de personas en un
avivamiento
La manifestación del Espíritu Santo no debe
ser algo de un momento, debe ser un estilo de
vida.
Tener una relación con Él no es difícil, como
algunos quieren hacerlo parecer.
La religión quiere complicar el acceso a la
presencia de Dios, pero Jesús vino a
mostrarnos el camino hacia Él Padre.
Cuando el Espíritu Santo se manifiesta en un
lugar se revelan muchos tipos de personas:
los llenos, los confusos, los maravillados[1] y
los que se burlan.[2] Es decisión de nosotros
escoger cual tipo de personas vamos a ser.
El Espíritu Santo: ¡no es algo, es alguien! Es
quien acompañó a Jesús desde antes que
naciera hasta el momento en que cumplió su
llamado.[3] El Espíritu de Dios quiere tener
una relación con nosotros, así como la tuvo
con Jesús. Tenemos que botar toda excusa que
nos esté impidiendo relacionarnos con Él. Es
más fácil establecer una relación con el
Espíritu Santo que con cualquier otra persona.
Los hombres ponen muchas condiciones para
relacionarse con alguien más, mientras que Él
nos acepta tal y como somos
Existe un problema con que sea tan fácil
relacionarse con la presencia de Dios y es que
podemos llegar a menospreciarla. Aunque el
Espíritu Santo se mantenga siempre cerca de
nosotros, eso no quiere decir que no lo
entristezcamos cuando vivimos de forma
incorrecta. Apreciemos nuestra relación con
Él y esforcémonos por agradarlo en todo lo
que hagamos.
Nosotros no caminamos solos en esta vida, no
somos huérfanos. Tenemos un Padre que nos
adoptó.[4] Dios nos legitima como sus hijos a
través de su Palabra, pone de su Espíritu
dentro de nosotros y de esta forma nos
traslada su naturaleza divina.[5] Es normal
que el mundo no entienda su poder y su
manifestación, porque no lo conoce. Pero
nosotros si lo conocemos, sabemos que es
nuestro Padre y reconocemos lo que es capaz
de hacer.
El Espíritu Santo puede estar, con nosotros, en
nosotros y sobre nosotros. Cuando su
presencia esta sobre nosotros es cuando se
manifiestan los milagros, señales y prodigios.
En Jesús se ejemplifica estas tres etapas de la
llenura de su presencia a la perfección. Jesús
fue lleno, guiado e investido por el Espíritu de
Dios y eso le permitió cumplir su propósito.
Cuando se manifestó el Espíritu Santo en el
aposento alto, nadie les explicó nada a los
discípulos. Solo se les dio la instrucción de
que esperaran y luego se derramó en forma de
llamas de fuego.[6] Alrededor de la
manifestación de su presencia hay muchas
suposiciones de las personas que no lo
entienden, pero eso no debe impedir que lo
experimentemos. No nos avergoncemos nunca
de que el Espíritu de Dios nos quiera llenar.
El Espíritu Santo se recibe por la fe.
Podríamos cumplir toda la ley e igual no
recibir su presencia. Él se manifiesta no por
algo que hagamos, sino porque creemos en Él.
Observa la manifestación del poder de Dios en
los niños, ellos no ayunan, ni leen algún
versículo antes de recibir un milagro. Solo
creen que pueden ser sanos y cuando escuchan
la Palabra; lo hacen con fe y el Espíritu de
Dios se manifiesta sobre sus vidas. 
Cree en la promesa de su Espíritu Santo, no
esperes resolver tus problemas para
experimentar su presencia. Recibe lo que tiene
preparado para ti y eso te ayudará a superar
cualquier circunstancia que estés atravesando.

[1] Hechos 2:2-7: Y de repente vino del cielo


un estruendo como de un viento recio que
soplaba, el cual llenó toda la casa donde
estaban sentados; y se les aparecieron
lenguas repartidas, como de fuego,
asentándose sobre cada uno de ellos. Y
fueron todos llenos del Espíritu Santo, y
comenzaron a hablar en otras lenguas, según
el Espíritu les daba que hablasen. Moraban
entonces en Jerusalén judíos, varones
piadosos, de todas las naciones bajo el cielo.
Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y
estaban confusos, porque cada uno les oía
hablar en su propia lengua. Y estaban
atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no
son galileos todos estos que hablan?
[2] Hechos: 2:13: Mas otros, burlándose,
decían: Están llenos de mosto.
[3] Juan 14:15-16: Si me amáis, guardad mis
mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os
dará otro Consolador, para que esté con
vosotros para siempre.
[4] Juan 14:17-18: El Espíritu de verdad, al
cual el mundo no puede recibir, porque no le
ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis,
porque mora con vosotros, y estará en
vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a
vosotros.
[5] Romanos 8:15-17: Pues no habéis
recibido el espíritu de esclavitud para estar
otra vez en temor, sino que habéis recibido el
espíritu de adopción, por el cual
clamamos: !!Abba, Padre! El Espíritu mismo
da testimonio a nuestro espíritu, de que
somos hijos de Dios. Y si hijos, también
herederos; herederos de Dios y coherederos
con Cristo, si es que padecemos juntamente
con él, para que juntamente con él seamos
glorificados.
[6] Lucas 24:49: He aquí, yo enviaré la
promesa de mi Padre sobre vosotros; pero
quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén,
hasta que seáis investidos de poder desde lo
alto.
Dios y los avivamientos (II)
Jesús necesitó que el Espíritu Santo estuviera
sobre Él para dar libertad a los cautivos,
sanidad a los enfermos y compartir las buenas
nuevas a los pobres.[1] ¡Imagínate cuánto más
lo necesitaríamos si queremos hacer lo mismo
que Él! Las Escrituras se cumplirán en nuestra
vida cuando experimentemos la compañía y el
poder del Espíritu Santo sobre nosotros.
Dejemos de tratar de entender con una
metodología a alguien como el Espíritu Santo.
Él es sobrenatural, por eso no sabemos cómo
entenderlo y mucho menos cómo explicarlo.
Hagámonos una pregunta: ¿Cuántas cosas
utilizamos sin entenderlas? El celular, la
cámara, la televisión, la computadora, el
carro… No terminamos de entender su
funcionamiento, pero eso no impide que las
utilicemos. Entonces, ¿por qué cuando se trata
de Dios queremos entenderlo todo y si no es
así nos negamos a experimentarlo?
Con los avivamientos siempre hay personas
que creen saber mucho acerca de ellos pero
jamás han experimentado uno. Primero hay
que vivirlos para luego testificarlos; ocurrirán
cuando le demos al Espíritu Santo el lugar y la
importancia que se merece. La Biblia nos
recuerda la importancia que tiene. La primera
prédica de Jesús fue acerca del Espíritu Santo
y la señal que Dios le dio a Juan el Bautista
acerca del Salvador fue que el Espíritu de
Dios descendería y permanecería en esa
persona; asimismo, la resurrección de Cristo
fue a través del poder del Espíritu Santo, el
primer avivamiento de la Iglesia vino en el
aposento alto después de la visita Espíritu
Santo y la primera prédica que compartió
Pedro fue también acerca de Él.
A veces interpretamos mal el derramamiento
de la presencia de Dios porque lo hacemos
desde lo que llevamos dentro y no desde lo
que realmente está sucediendo. La gente
pensaba que los discípulos estaban ebrios
porque según su sistema de creencias era más
probable que alguien estuviese embriagado
desde tan temprano a que el Espíritu de Dios
se manifestara sobre una persona.
[2] Llegamos a tener el corazón tan duro que
reconocemos que un virus puede causar una
reacción en nuestro cuerpo, pero nos
escandalizamos y dudamos cuando su
presencia causa una reacción en nosotros. ¡No
puede ser que pensemos que las cosas
naturales pueden causar reacciones en nuestro
cuerpo y las sobrenaturales no!
Cuando el Espíritu Santo se derramó a los
gentiles, Pedro no entendía lo que sucedía,
pero aun así siguió las instrucciones que el
Señor le había dado.[3] Debemos tener
nuestra mente abierta y corazón preparado ya
que a veces pasarán cosas que no
entenderemos, pero luego el Señor nos irá
revelando su propósito.
Jesús no les dijo a sus discípulos como iba a
ser la manifestación del Espíritu de Dios, eso
iba a ser una sorpresa. Cuando todos se
encontraban reunidos en el aposento alto, de
repente, el Espíritu Santo se manifestó sobre
cada uno de los que estaban allí. Confiemos
en que, así como sucedió en Hechos, también
nos pasará a nosotros.
En un avivamiento aparecen cuatro tipos de
personas: los que experimentan la llenura del
Espíritu Santo, los confusos, los
maravillados[4] y los que se burlan.[5] Es
probable que en algún momento tomemos
alguna de estas actitudes ante la manifestación
de la presencia de Dios, pero no nos burlemos
de las cosas que Él hace o de las formas en
que se manifiesta. Aceptemos al Espíritu
Santo tal como es, así como Él nos acepta tal
como somos.
[1] Lucas 4:17-21: Y se le dio el libro del
profeta Isaías; y habiendo abierto el libro,
halló el lugar donde estaba escrito: El
Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto
me ha ungido para dar buenas nuevas a los
pobres; Me ha enviado a sanar a los
quebrantados de corazón; A pregonar
libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A
poner en libertad a los oprimidos; A predicar
el año agradable del Señor. Y enrollando el
libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos
de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y
comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta
Escritura delante de vosotros.
[2] Hechos 2:14-18: Entonces Pedro,
poniéndose en pie con los once, alzó la voz y
les habló diciendo: Varones judíos, y todos
los que habitáis en Jerusalén, esto os sea
notorio, y oíd mis palabras. Porque éstos no
están ebrios, como vosotros suponéis, puesto
que es la hora tercera del día. Mas esto es lo
dicho por el profeta Joel: Y en los postreros
días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu
sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras
hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán
visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños;
Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis
siervas en aquellos días Derramaré de mi
Espíritu, y profetizarán.
[3] Hechos 10:44-45: Mientras aún hablaba
Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó
sobre todos los que oían el discurso. Y los
fieles de la circuncisión que habían venido
con Pedro se quedaron atónitos de que
también sobre los gentiles se derramase el
don del Espíritu Santo.
[4] Hechos 2:6-7: Y hecho este estruendo, se
juntó la multitud; y estaban confusos, porque
cada uno les oía hablar en su propia
lengua. Y estaban atónitos y maravillados,
diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos
que hablan?
[5] Hechos 2:13: Mas otros, burlándose,
decían: Están llenos de mosto.
Tipos de personas en un avivamiento
La manifestación del Espíritu Santo no debe
ser algo de un momento, debe ser un estilo de
vida. Tener una relación con Él no es difícil,
como algunos quieren hacerlo parecer. La
religión quiere complicar el acceso a la
presencia de Dios, pero Jesús vino a
mostrarnos el camino hacia Él. Cuando el
Espíritu Santo se manifiesta en un lugar se
revelan muchos tipos de personas: los llenos,
los confusos, los maravillados[1] y los que se
burlan.[2] Es decisión de nosotros escoger
cual tipo de personas vamos a ser.
El Espíritu Santo: ¡no es algo, es alguien! Es
quien acompañó a Jesús desde antes que
naciera hasta el momento en que cumplió su
llamado.[3] El Espíritu de Dios quiere tener
una relación con nosotros, así como la tuvo
con Jesús. Tenemos que botar toda excusa que
nos esté impidiendo relacionarnos con Él. Es
más fácil establecer una relación con el
Espíritu Santo que con cualquier otra persona.
Los hombres ponen muchas condiciones para
relacionarse con alguien más, mientras que Él
nos acepta tal y como somos
Existe un problema con que sea tan fácil
relacionarse con la presencia de Dios y es que
podemos llegar a menospreciarla. Aunque el
Espíritu Santo se mantenga siempre cerca de
nosotros, eso no quiere decir que no lo
entristezcamos cuando vivimos de forma
incorrecta. Apreciemos nuestra relación con
Él y esforcémonos por agradarlo en todo lo
que hagamos.
Nosotros no caminamos solos en esta vida, no
somos huérfanos. Tenemos un Padre que nos
adoptó.[4] Dios nos legitima como sus hijos a
través de su Palabra, pone de su Espíritu
dentro de nosotros y de esta forma nos
traslada su naturaleza divina.[5] Es normal
que el mundo no entienda su poder y su
manifestación, porque no lo conoce. Pero
nosotros si lo conocemos, sabemos que es
nuestro Padre y reconocemos lo que es capaz
de hacer.
El Espíritu Santo puede estar, con nosotros, en
nosotros y sobre nosotros. Cuando su
presencia esta sobre nosotros es cuando se
manifiestan los milagros, señales y prodigios.
En Jesús se ejemplifica estas tres etapas de la
llenura de su presencia a la perfección. Jesús
fue lleno, guiado e investido por el Espíritu de
Dios y eso le permitió cumplir su propósito.
Cuando se manifestó el Espíritu Santo en el
aposento alto, nadie les explicó nada a los
discípulos. Solo se les dio la instrucción de
que esperaran y luego se derramó en forma de
llamas de fuego.[6] Alrededor de la
manifestación de su presencia hay muchas
suposiciones de las personas que no lo
entienden, pero eso no debe impedir que lo
experimentemos. No nos avergoncemos nunca
de que el Espíritu de Dios nos quiera llenar.
El Espíritu Santo se recibe por la fe.
Podríamos cumplir toda la ley e igual no
recibir su presencia. Él se manifiesta no por
algo que hagamos, sino porque creemos en Él.
Observa la manifestación del poder de Dios en
los niños, ellos no ayunan, ni leen algún
versículo antes de recibir un milagro. Solo
creen que pueden ser sanos y cuando escuchan
la Palabra; lo hacen con fe y el Espíritu de
Dios se manifiesta sobre sus vidas. 
Cree en la promesa de su Espíritu Santo, no
esperes resolver tus problemas para
experimentar su presencia. Recibe lo que tiene
preparado para ti y eso te ayudará a superar
cualquier circunstancia que estés atravesando.

[1] Hechos 2:2-7: Y de repente vino del cielo


un estruendo como de un viento recio que
soplaba, el cual llenó toda la casa donde
estaban sentados; y se les aparecieron
lenguas repartidas, como de fuego,
asentándose sobre cada uno de ellos. Y
fueron todos llenos del Espíritu Santo, y
comenzaron a hablar en otras lenguas, según
el Espíritu les daba que hablasen. Moraban
entonces en Jerusalén judíos, varones
piadosos, de todas las naciones bajo el cielo.
Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y
estaban confusos, porque cada uno les oía
hablar en su propia lengua. Y estaban
atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no
son galileos todos estos que hablan?
[2] Hechos: 2:13: Mas otros, burlándose,
decían: Están llenos de mosto.
[3] Juan 14:15-16: Si me amáis, guardad mis
mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os
dará otro Consolador, para que esté con
vosotros para siempre.
[4] Juan 14:17-18: El Espíritu de verdad, al
cual el mundo no puede recibir, porque no le
ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis,
porque mora con vosotros, y estará en
vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a
vosotros.
[5] Romanos 8:15-17: Pues no habéis
recibido el espíritu de esclavitud para estar
otra vez en temor, sino que habéis recibido el
espíritu de adopción, por el cual
clamamos: !!Abba, Padre! El Espíritu mismo
da testimonio a nuestro espíritu, de que
somos hijos de Dios. Y si hijos, también
herederos; herederos de Dios y coherederos
con Cristo, si es que padecemos juntamente
con él, para que juntamente con él seamos
glorificados.
[6] Lucas 24:49: He aquí, yo enviaré la
promesa de mi Padre sobre vosotros; pero
quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén,
hasta que seáis investidos de poder desde lo
alto.
Aviva el fuego
Existen personas que significan mucho para
nosotros, por ese motivo nos gusta compartir
con ellas. Es normal en el ser humano sentir
un vínculo especial con alguien más y que
esto provoque un afecto entrañable. Ahora
preguntémonos ¿Qué significa para nosotros
el Espíritu Santo? ¿Cómo está nuestra relación
con Él? La respuesta a estas preguntas define
la importancia que Él tiene en nuestra vida. Si
logramos mantener una amistad cercana con
el Espíritu Santo, conoceremos de mejor
manera la forma y tiempos en que se llevarán
a cabo sus planes.
El Espíritu de Dios siempre está marcando las
temporadas. Desde antes de la creación del
mundo Él ya se movía sobre las aguas.
[1] Antes del nacimiento de Jesús el Espíritu
Santo se le apareció a María y previo a que
comenzara su ministerio, descendió sobre él
en forma de paloma. También en los primeros
días de la Iglesia se les apareció a los
discípulos en el aposento alto.
Constantemente el Espíritu de Dios anunció
cuando venía algo nuevo. Si queremos
experimentar una vida nueva debemos invitar
al Espíritu Santo a estar con nosotros, en
nosotros y sobre nosotros.
Jesús nos puso el ejemplo de cómo vivir, no
solo cerca del Espíritu Santo, sino
completamente llenos de Él.[2] En todo
momento se dejó guiar y ese fue el factor
determinante para que se cumplieran los
planes del Señor en su vida. En esos
momentos de incertidumbre que todo ser
humano experimenta, necesitamos a alguien
que este con nosotros y nos guíe. Tratar de
vivir sin estar llenos de su presencia es
caminar solos y depender únicamente de
nosotros mismos no es parte del propósito de
Dios. Tenemos que entender que si Jesús
necesitó la compañía del Espíritu Santo,
nosotros la necesitaremos aún más.
El Señor Jesús para cumplir su llamado tuvo
quien lo guiara. Todos para llegar a un lugar
que no conocemos necesitamos un guía. Dios
nos dejó al Espíritu Santo para dirigirnos
durante toda nuestra vida. Solo necesitamos
obedecer las indicaciones que nos va a dar.
La obediencia viene como consecuencia de
rendir nuestra voluntad y confiar en la de
Dios. Esa rendición de parte nuestra se
manifestará conforme vayamos teniendo
comunión e intimidad con el Espíritu Santo.
El mismo Jesús fue llevado al desierto para
aprender a estar cerca del Espíritu de Dios y
rendirse delante de Él. Los desiertos de la vida
no fueron diseñados para destruirnos, sino
para acercarnos más a Él.
Lo más importante de un tiempo de visitación
del Espíritu Santo es que debemos formar un
vínculo con Él.[3] A través de esa cercanía
pasaremos de ser solo espectadores, para
convertirnos en protagonistas de la
manifestación del poder de Dios. Día a día
debemos fortalecer nuestra relación con Él,
amándolo y dándole su lugar.
José fue promovido porque el Espíritu de Dios
estaba sobre él.[4] De esta forma fue guiado a
atravesar las barreras que estaban impidiendo
que cumpliera su llamado. Si consagramos
nuestra vida al Espíritu Santo, cosas
sobrenaturales empezarán a suceder.  
Lo que nos diferencia de los demás es quien
está con nosotros. Podemos estar
completamente preparados para algo pero
siempre habrá una parte que solo la puede
hacer el Espíritu de Dios.[5] Si queremos
alcanzar nuestro propósito dediquémonos a
cultivar una buena relación con Él. Seamos
intencionales en nuestra búsqueda del Espíritu
Santo, demostrémosle que en nuestro corazón
Él es el más importante.[6]

[1] Génesis 1:1-2: En el principio creó Dios


los cielos y la tierra. Y la tierra estaba
desordenada y vacía, y las tinieblas estaban
sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios
se movía sobre la faz de las aguas.
[2] Lucas 4:1: Jesús, lleno del Espíritu Santo,
volvió del Jordán, y fue llevado por el
Espíritu al desierto
[3] Hechos 2:1-4: Cuando llegó el día de
Pentecostés, estaban todos unánimes
juntos. Y de repente vino del cielo un
estruendo como de un viento recio que
soplaba, el cual llenó toda la casa donde
estaban sentados; y se les aparecieron
lenguas repartidas, como de fuego,
asentándose sobre cada uno de ellos. Y
fueron todos llenos del Espíritu Santo, y
comenzaron a hablar en otras lenguas, según
el Espíritu les daba que hablasen.
[4] Génesis 41:38-39: Y dijo Faraón a sus
siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre
como éste, en quien esté el espíritu de
Dios? Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te
ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni
sabio como tú.
[5] 1 Samuel 10:5-7: Después de esto llegarás
al collado de Dios donde está la guarnición
de los filisteos; y cuando entres allá en la
ciudad encontrarás una compañía de profetas
que descienden del lugar alto, y delante de
ellos salterio, pandero, flauta y arpa, y ellos
profetizando. Entonces el Espíritu de Jehová
vendrá sobre ti con poder, y profetizarás con
ellos, y serás mudado en otro hombre. Y
cuando te hayan sucedido estas señales, haz
lo que te viniere a la mano, porque Dios está
contigo.
[6] Salmos 51:6-12: He aquí, tú amas la
verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has
hecho comprender sabiduría. Purifícame con
hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más
blanco que la nieve. Hazme oír gozo y
alegría, Y se recrearán los huesos que has
abatido. Esconde tu rostro de mis pecados, Y
borra todas mis maldades. Crea en mí, oh
Dios, un corazón limpio, Y renueva un
espíritu recto dentro de mí. No me eches de
delante de ti, Y no quites de mí tu santo
Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, Y
espíritu noble me sustente.
Dios y los avivamientos
Durante la última noche del congreso
Ensancha y la semana pasada en Guayaquil
experimentamos algo extraordinario de parte
del Espíritu Santo. La gente fue quebrantada,
sanada, liberada y llena de gozo. Fue algo
impresionante. Hoy, cuando desperté, recibí
una Palabra de parte del Señor a través de un
profeta. Me dijo que un pez en las brasas iba a
atraer a todos los demás.[1] Esto quería decir
que una persona avivada por el Espíritu Santo
iba a atraer a todas las demás a experimentar
un avivamiento.
Cuando iniciamos Casa de Dios nos dieron
una Palabra de parte del Señor a través del
profeta Dan Thompson que decía: “Esta
iglesia no nació en el corazón de un hombre
sino en el corazón de Dios. No nació hace
meses, sino hace años. No será conocida por
su nombre, ni por el nombre de su pastor, ni
por su ubicación. Será conocida como lo fue
el Arca del Pacto porque pondré mi presencia
en ella, porque iré adelante, porque el
movimiento del Espíritu Santo que traeré a
esta iglesia será tal que vendrán de otras
iglesias a verlo. Un avivamiento como no ha
existido antes vendrá a esta ciudad”.
Dios me hablo y me dijo: “Tú creíste que la
Palabra que te dio el profeta Thompson ya se
había cumplido, pero estas equivocado: está
por cumplirse. Ya no serán conocidos
únicamente por la ubicación o por el nombre
del pastor, sino por la presencia del Espíritu
Santo”. A veces el mover del Espíritu Santo
por medio de milagros o manifestaciones de
su poder puede provocarnos temor.[2] Esto se
debe a que no siempre entendemos que está
haciendo o cómo lo hace. Así como al nacer
no necesitamos entender cómo funcionaban
nuestros pulmones para respirar, de la misma
manera debemos confiar en que el Espíritu
Santo se moverá a nuestro favor aunque no lo
entendamos.
Las personas creyeron en las palabras de Jesús
porque las acompañó con acciones que las
respaldaban. Aun si se escribieran todas las
cosas que hizo no alcanzarían los libros del
mundo para contarlas.[3] Las Escrituras hacen
énfasis especial en las obras más que en las
palabras. Jesús sin los milagros solo sería un
buen comunicador y sus enseñanzas no
hubieran perdurado en el tiempo por más de
dos mil años. El éxito de los ministerios en
nuestros días será la presencia del Espíritu
Santo y su unción manifestada a través de
milagros, señales y prodigios.
La importancia del Espíritu Santo se ve
manifestada desde la creación del mundo, Él
era quien se movía sobre las aguas desde el
comienzo de todo. La primera prédica de
Jesús fue acerca de Él,[4] la primera prédica
de Pedro en el aposento alto también fue
acerca del Él. Reconozcamos su importancia
en nuestra vida y veremos la manifestación de
su poder sobre nosotros.
El Espíritu Santo es el origen de todo
avivamiento, los cuales se caracterizan porque
no solo hay cosas que decir sino muchas obras
que testificar. El Señor prometió en su Palabra
que su Espíritu se derramaría sobre toda
carne, así que si Él no hace acepción de
personas,[5] tampoco lo hagamos nosotros.
Permitamos que su gloria llene nuestra
vida[6] y experimentemos qué significa vivir
tomados de la mano del Espíritu Santo.

[1] Juan 21:9-10: Al desembarcar, vieron


unas brasas con un pescado encima, y un
pan.  —Traigan algunos de los pescados que
acaban de sacar —les dijo Jesús.
[2] Lucas 7:12-17: Cuando llegó cerca de la
puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a
enterrar a un difunto, hijo único de su madre,
la cual era viuda; y había con ella mucha
gente de la ciudad. Y cuando el Señor la vio,
se compadeció de ella, y le dijo: No llores. Y
acercándose, tocó el féretro; y los que lo
llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te
digo, levántate. Entonces se incorporó el que
había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a
su madre. Y todos tuvieron miedo, y
glorificaban a Dios, diciendo: Un gran
profeta se ha levantado entre nosotros; y:
Dios ha visitado a su pueblo. Y se extendió la
fama de él por toda Judea, y por toda la
región de alrededor.
[3] Juan 21:25: Y hay también otras muchas
cosas que hizo Jesús, las cuales si se
escribieran una por una, pienso que ni aun en
el mundo cabrían los libros que se habrían de
escribir. Amén.
[4] Lucas 4:17-21: Y se le dio el libro del
profeta Isaías; y habiendo abierto el libro,
halló el lugar donde estaba escrito: El
Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto
me ha ungido para dar buenas nuevas a los
pobres; Me ha enviado a sanar a los
quebrantados de corazón; A pregonar
libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A
poner en libertad a los oprimidos; A predicar
el año agradable del Señor. Y enrollando el
libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos
de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y
comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta
Escritura delante de vosotros.
[5] Hechos 10:44-45: Mientras aún hablaba
Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó
sobre todos los que oían el discurso. Y los
fieles de la circuncisión que habían venido
con Pedro se quedaron atónitos de que
también sobre los gentiles se derramase el
don del Espíritu Santo.
[6] 2 Crónicas 5:14: Y no podían los
sacerdotes estar allí para ministrar, por
causa de la nube; porque la gloria de Jehová
había llenado la casa de Dios.
Vino nuevo
Jesús les dijo a los fariseos que el vino nuevo
debe echarse en odres nuevos para que puedan
conservarse ambos: vino y odre.[1] El vino
viejo representa nuestras obras, y el nuevo, la
gracia y el poder del Espíritu Santo. Los
fariseos, al aferrase a normas, paradigmas y
leyes no pudieron recibir lo nuevo de parte de
Dios. Por eso olvida tu pasado, disfrutar tu
presente y mantén tu vista en lo que viene.
Esa es la clave para experimentar lo que el
Señor tiene preparado para ti.
Elaborar vino conlleva un proceso. El primer
paso consiste en que el agricultor escoja las
mejores uvas. Hay personas que piensan que
no califican para tener una vida bendecida
porque no sienten que hayan sido escogidas
por Dios, pero lo cierto es que Él nos hace
parte de sus planes desde que estamos en el
vientre de nuestra madre.
En el segundo paso el agricultor separa las
uvas de los racimos y procede a lavarlas y
limpiarlas. Solo las uvas que han
experimentado un proceso de limpieza pueden
ser usadas para la elaboración de vino. Dios
no solo nos escogió, sino que nos limpió
quitando las raíces de dolor, tristeza y
amargura de nuestro corazón.
Una vez que la uva ha sido escogida y
limpiada, para sacarle el jugo hay que
presionarla. Este es el tercer paso en el
proceso de producción de vino. La presión en
nuestra vida viene a través de las pruebas: si
no somos presionados, Dios podrá sacar el
potencial que hay dentro de nosotros. El
agricultor presiona la uva, pero nunca aplasta
la semilla porque de lo contrario el vino se
volvería amargo. Dios no usa los problemas
para amargarnos sino para transformarnos.
Las mejores uvas son las que no se amargan
con este proceso, sino que se mantienen
dulces. ¿El proceso te está amargando? La
adversidad puede formarte o deformarte, pero
todo depende de tu actitud. Recuerda que
todas las cosas ayudan a bien a quienes aman
a Dios. En vez de amargarte, quejarte o
murmurar mejor dale gracias al Señor porque
es a través de los problemas que Él forma tu
carácter.
Luego de extraer el jugo empieza el proceso
de maceración. En esta etapa la uva debe
reposar para cobrar color, sabor y aroma. Es
en esta fase en donde el jugo se transforma en
vino. La maceración en esencia es un tiempo
de espera. A veces tenemos fe para pasar por
la presión, pero no para pasar por la
maceración. Debemos entender que todo lo
bueno toma tiempo. José esperó trece años
desde que el Señor le dio el sueño hasta que
gobernó Egipto. David esperó diecisiete años
desde que lo ungieron hasta que llego a ser rey
de Israel. Abraham esperó veinticinco años
desde la promesa hasta que tuvo su primer
hijo. Jesús esperó treinta años para hacer su
primer milagro.
Si estas en un proceso de espera, vas por buen
camino. Confía en que los planes de Dios se
cumplirán y en que los procesos son
necesarios, así que atraviésalos con la mejor
actitud.

[1] Lucas 5:37-38 (RVC): Ni tampoco se


echa vino nuevo en odres viejos, porque el
vino nuevo hará que se revienten los odres;
entonces el vino se derramará, y los odres se
echarán a perder. El vino nuevo debe
echarse en odres nuevos. Así, tanto el vino
como los odres se conservan.
Natural, espiritual y sobrenatural
La vida de los cristianos se fundamenta en la
fe en Dios y en Su Palabra que  nos enseña a
creer en lo sobrenatural, porque nuestro Padre
y Creador lo es. A pesar de lo que otros digan,
nosotros sabemos que la fe nos abre el
entendimiento a esa nueva dimensión más allá
de lo natural, y debemos comprender que las
personas que no han aprendido sobre nuestra
fe, no pueden entendernos, por lo que a veces
nos llaman absurdos, ridículos o ignorantes.
Quien tiene fe en Dios, tiene acceso a un
entendimiento más profundo del mundo y de
la vida. La fe provoca que comprendamos que
todo fue hecho a partir de la Palabra de
Dios[1]. Por lo tanto, es una verdad innegable
que hay muchas cosas que existen, pero que
no podemos ver con nuestros ojos naturales.
 
La creación de la tierra fue por medio de la
Palabra de Dios, quien dijo y todo fue hecho,
es decir que para Él decir y hacer es lo
mismo[2], ya que Su Palabra tiene el poder de
crear y de transformar el universo, la realidad
y todo cuanto existe, incluyendo nuestra vida.
Cuando el Señor creó los animales le habló a
la tierra, pero cuando hizo al hombre se habló
a sí mismo[3]. Nuestro ser salió de Dios, por
lo que al morir, nuestro cuerpo vuelve a la
tierra, pero nuestro espíritu vuelve al Padre,
quien lo creó. Todo lo que vemos surgió de lo
que no vemos, el poder de nuestro Creador y
Padre se hace visible a través de todo lo que
ha creado y que podemos apreciar, así que es
importante comprender que hay fuerzas
invisibles que existen y que están a nuestro
favor, si tenemos fe. ¿Puedes aceptar esta
verdad que nos regala una identidad como
hijos del ser más poderoso?
 
Otra verdad que creemos por fe es que Jesús
es el Verbo, la Palabra, por lo que Él, desde
siempre, ha estado junto al Padre e intervino
en la creación ya que ellos son uno con el
Espíritu Santo[4]. Por lo tanto, vemos que
para los cristianos, la palabra es poderosa y
debemos hacer correcto uso de la
impresionante capacidad de nuestra boca.
¡Cuida lo que hablas, ya que lo que decimos
se cumple! Como hijos de Dios somos un
pueblo fuerte porque nuestro Padre es fuerte.
Comprendamos que en Su omnipotencia y por
Su gracia, Dios es capaz de darle todo a quien
le da la gloria a Él. ¡Esta es una verdad
sobrenatural que debe orientar nuestro
pensamiento y nuestras acciones! Es muy
común la pregunta: “¿A qué se dedica tu
papá?”, pues nosotros podemos responder:
“Mi Papá se dedica a crear”. Así que si le
pides algo que no existe, ¡Él puede crearlo!
 
Sobrenatural significa algo que no es natural,
que está por sobre lo natural. Cuando
pensamos en algo sobrenatural,
inmediatamente vienen a nuestra mente los
milagros de Jesús, quien sanó enfermos,
caminó sobre el agua y convirtió esa agua en
vino, pero debemos caer en la cuenta de que
todos esos elementos, el agua, las personas, la
vida misma, fueron creados sobrenaturalmente
por Dios, así que la naturaleza de todo lo que
existe es sobrenatural. ¿A quién temeremos, si
somos hijos del Dios que creó todo de la
nada? ¡Nuestro Padre es sobrenatural!
Entonces, ¿por qué te empeñas es darle
crédito solamente a lo que ves? Descubre que
tú también eres sobrenatural, tu vida es un
milagro y lo más emocionante es que has
heredado de tu Padre esa inquietud por crear,
por eso es que constantemente buscamos retos
y tenemos iniciativa para desarrollar
proyectos. No te detengas y dedícate a crear,
porque hacerlo es parte de tu naturaleza
divina.
 
Todas tus habilidades vienen contigo desde el
nacimiento, pero al nacer de nuevo como hijo
de Dios, como un ser consciente de su
dimensión espiritual[5], descubres más aún tu
potencial y desarrollas la fe para sacarle
provecho. Esta verdad sobrenatural debería
ser suficiente para no sentirte rechazado y
menospreciado. ¡Acepta y cree en tu identidad
como hijo del Creador, coheredero con Jesús!
Por supuesto que vendrán dudas y situaciones
en contra porque Satanás se esfuerza por
distraerte, por convencerte de que eres débil,
ya que eso le otorga ventaja. Si los hijos de
Dios no asumen su identidad, el mundo queda
a merced de quien solo viene a engañar y
destruir. Vence esos temores, no permitas que
la fuerza invisible del diablo te gane la batalla
por obtener tus bendiciones. Lucha por
cambiar tu pensamiento y cambiará tu
conducta. Dios nos creó y nos dio autoridad
para poseer, sojuzgar y hacer producir la
tierra, si hubiera querido que fuéramos seres
etéreos y nebulosos, así habría sido, pero nos
dio cuerpo porque tenemos un propósito qué
cumplir. Nuestro Creador quiere que
comprendamos que todo en el mundo fue
hecho para revelar Su divinidad y Su poder a
partir de Su Palabra que vive y permanece
para siempre[6]. No desperdicies tu capacidad
sobrenatural para decir y hacer conforme a la
voluntad de tu Padre.
 
Que ya no te sorprendan las manifestaciones
sobrenaturales del poder de Dios, porque ya
comprendiste que tú mismo eres sobrenatural.
Por ejemplo, la manifestación de la unción del
Espíritu Santo sobre un cuerpo muchas veces
sorprende, pero no me explico por qué, si
sabemos que físicamente reaccionamos a lo
que entra en nuestro sistema. ¿Acaso no nos
dormimos cuando nos anestesian o no
sentimos más energía cuando tomamos alguna
bebida estimulante? Por supuesto que cada
cuerpo reacciona de forma diferente, justo
como sucede con la unción del Espíritu que
hace caer a unos y reír a otros. ¿Por qué nos
sorprende una sanidad que viene del Espíritu
de Dios actuando en el cuerpo y no nos
sorprende el maravilloso sistema
inmunológico que nos dio? Ambos son
sobrenaturales. ¿Acaso vemos el aire? Claro
que no, pero sabemos que existe, que mueve
los árboles, que lo respiramos para obtener
oxígeno y vivir. Aprende a moverte en la
dimensión sobrenatural así como te mueves en
la dimensión natural, ya que esa disposición te
prepara a recibir mucho más de parte de tu
Padre, el Creador de lo que ves y de lo que no
ves. ¡Hoy se abre una época de nuevas
experiencias sobrenaturales para tu vida!
 
Cree porque verás grandes maravillas en tu
familia, en tus hijos y en todas las áreas de tu
existencia. Verás la mano sobrenatural del
Señor obrando en ti y en todo lo que
emprendas. Verás Su eterno poder invisible
manifiesto en todo lo que te rodea. Recíbelo
con los brazos y el corazón abiertos porque
nuestro Padre y Creador anhela darte gozo que
sobrepasa todo entendimiento.
 
Versículos de Referencia:
[1] Hebreos 11:3 dice: Por la fe entendemos
haber sido constituido el universo por la
palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue
hecho de lo que no se veía.
[2] Génesis 1:1-11 enseña: En el principio
creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra
estaba desordenada y vacía, y las tinieblas
estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu
de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y
dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios
que la luz era buena; y separó Dios la luz de
las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a
las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la
mañana un día. Luego dijo Dios: Haya
expansión en medio de las aguas, y separe las
aguas de las aguas. E hizo Dios la expansión,
y separó las aguas que estaban debajo de la
expansión, de las aguas que estaban sobre la
expansión. Y fue así. Y llamó Dios a la
expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana
el día segundo. Dijo también Dios: Júntense
las aguas que están debajo de los cielos en un
lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así. Y llamó
Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las
aguas llamó Mares. Y vio Dios que era
bueno. Después dijo Dios: Produzca la tierra
hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de
fruto que dé fruto según su género, que su
semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así.
[3] Génesis 1:26-27 dice: Entonces dijo Dios:
Hagamos al hombre a nuestra imagen,
conforme a nuestra semejanza; y señoree en
los peces del mar, en las aves de los cielos, en
las bestias, en toda la tierra, y en todo animal
que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al
hombre a su imagen, a imagen de Dios lo
creó; varón y hembra los creó.
[4] Juan 1:1-3 comparte: En el principio era
el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo
era Dios. Este era en el principio con Dios.
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él
nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
[5] Juan 3:3-7 recuerda: Respondió Jesús y le
dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que
no naciere de nuevo, no puede ver el reino de
Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un
hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso
entrar por segunda vez en el vientre de su
madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto,
de cierto te digo, que el que no naciere de
agua y del Espíritu, no puede entrar en el
reino de Dios. Lo que es nacido de la carne,
carne es; y lo que es nacido del Espíritu, [a]
espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os
es necesario nacer de nuevo.
[6] 1 Pedro 1:23 explica: Siendo renacidos,
no de simiente corruptible, sino de
incorruptible, por la palabra de Dios que
vive y permanece para siempre.
TEMA: Nadando en el Espíritu
Cuando en la Biblia se muestra un río
comúnmente hace referencia al Espíritu de
Dios. En la historia del profeta Ezequiel no es
la excepción. [1] Es muy importante
identificar que él no suplicó para que el río
fluyera, sino que este lo hizo
espontáneamente. Tenemos la falsa creencia
de que para experimentar un mover del
Espíritu Santo tenemos que rogar y suplicar.
No hemos entendido que para experimentar
un avivamiento lo más importante es creer. En
el cielo no hay ningún problema para que se
manifieste el poder de Dios, el problema está
aquí en la tierra. El Señor siempre está
dispuesto a cumplir sus promesas y si Él
prometió que iba a derramar su Espíritu sobre
toda carne, es porque lo hará.
El poder del Espíritu Santo se manifiesta
cuando decidimos sumergirnos en la
profundidad de su presencia. No basta con ser
observador o comentarista, es necesario ser
protagonistas y experimentar de primera mano
una experiencia con Él. Ezequiel al principio
vio de cerca el río y entendió que debía nadar
en él. La Iglesia pierde mucho tiempo
suplicando un avivamiento que ya está entre
nosotros; el río ya está fluyendo. Dios no
quiere que únicamente caminemos en el
Espíritu, sino que nos sumerjamos y nademos
en Él.
En el momento que morimos a nosotros
mismos somos capaces de sumergirnos
plenamente en Dios. Cuando morimos en lo
terrenal resucitamos en lo celestial. Cuando
renunciamos a los métodos del mundo
experimentamos a Dios. Si creemos en Jesús,
brotarán ríos de agua viva a través de nosotros
[2] y de esta forma experimentaremos la
nueva vida [3] que Él nos prometió. No
fuimos llamados a analizar al Espíritu Santo,
sino a experimentarlo. No se trata de tener
conocimiento de Dios sino vivencias con Él.
Cuando uno se lanza al río del Espíritu Santo
debe abandonar la conexión con lo terrenal, la
dirección previamente establecida, el entorno
normal y nuestra propia imagen. Si queremos
experimentar un avivamiento de parte de Dios
es necesario que perdamos la dependencia a lo
terrenal para que dependamos única y
exclusivamente de Él. A veces será necesario
experimentar situaciones que nos produzcan
inseguridad para que el Señor tome total
control de nuestra vida. Pero incluso en los
momentos de incertidumbre confiemos en que
no nos movemos de lugar por decisión propia
sino por designación divina.
Debemos tener la actitud correcta para
experimentar la manifestación de la presencia
de Dios. Hay quienes se creen bomberos del
fuego del Señor (siempre se resisten a sus
manifestaciones); otros, prácticamente son
catadores del vino de su Espíritu (siempre
calificando y emitiendo juicios); pero también
hay quienes se enfocan exclusivamente a
experimentar su presencia. ¿Con cuál de estas
tres te identificas más? Dejemos de analizar al
Espíritu Santo y simplemente recibamos lo
que tiene preparado para nosotros. Hoy es un
buen día para sumergirnos completamente en
Él.
[1] Ezequiel 47:1-9: Me hizo volver luego a la
entrada de la casa; y he aquí aguas que salían
de debajo del umbral de la casa hacia el
oriente; porque la fachada de la casa estaba al
oriente, y las aguas descendían de debajo,
hacia el lado derecho de la casa, al sur del
altar. Y me sacó por el camino de la puerta del
norte, y me hizo dar la vuelta por el camino
exterior, fuera de la puerta, al camino de la
que mira al oriente; y vi que las aguas salían
del lado derecho. Y salió el varón hacia el
oriente, llevando un cordel en su mano; y
midió mil codos, y me hizo pasar por las
aguas hasta los tobillos. Midió otros mil, y me
hizo pasar por las aguas hasta las rodillas.
Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las
aguas hasta los lomos. Midió otros mil, y era
ya un río que yo no podía pasar, porque las
aguas habían crecido de manera que el río no
se podía pasar sino a nado. Y me dijo: ¿Has
visto, hijo de hombre? Después me llevó, y
me hizo volver por la ribera del río. Y
volviendo yo, vi que en la ribera del río había
muchísimos árboles a uno y otro lado. Y me
dijo: Estas aguas salen a la región del oriente,
y descenderán al Arabá, y entrarán en el mar;
y entradas en el mar, recibirán sanidad las
aguas. Y toda alma viviente que nadare por
dondequiera que entraren estos dos ríos,
vivirá; y habrá muchísimos peces por haber
entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y
vivirá todo lo que entrare en este río.
[2] Juan 7:38-39: El que cree en mí, como
dice la Escritura, de su interior correrán ríos
de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían
de recibir los que creyesen en él; pues aún no
había venido el Espíritu Santo, porque Jesús
no había sido aún glorificado.
[3] Romanos 6:4: Porque somos sepultados
juntamente con él para muerte por el
bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de
los muertos por la gloria del Padre, así
también nosotros andemos en vida nueva.
TEMA: Tan fácil para ser cierto
Cuando Naamán, general del ejército sirio,
llegó delante del profeta Eliseo a pedirle que
lo sanara de la lepra, tenía expectativas
diferentes a lo que le mandaron a hacer. Quizá
pensó que el profeta invocaría solemnemente
a Dios y habría algo como fuegos artificiales o
una manifestación llamativa, pero Eliseo ni
siquiera lo recibió, simplemente ¡lo envió a
bañarse al río! Esa actitud enojó a Naamán
quien se fue sin su milagro1. Muchas veces
nuestra estructura mental limitada nos cierra
las puertas a lo que Dios quiere hacer, Su
respuesta nos desagrada porque nos da una
instrucción demasiado sencilla para lo que
esperábamos.
Otra cosa que vemos en la historia de Naamán
es que menospreció la instrucción que recibió
de Elías porque le pareció indigno que lo
mandara bañarse en el Jordán. Lo mismo
sucede ahora cuando pensamos que tenemos
mejores opciones que obedecer las
instrucciones de Dios. Nos creemos diestros y
capaces, somos arrogantes al pensar que
podemos salir adelante sin Él. Aunque, por
supuesto, estamos equivocados. ¡Escucha al
Señor, sigue Sus instrucciones!
A Naamán lo convencieron sus criados
diciéndole que lo intentara, ya que si estaba
dispuesto a hacer algo más difícil, nada perdía
con obedecer una instrucción tan sencilla. Él
los escuchó y sanó. Es increíble que a veces
no somos capaces de obedecer una instrucción
porque es muy fácil de realizar. Al contrario,
si te mandan hacer algo difícil, lo crees y lo
haces.  No tienes fe en que realizar algo fácil
puede resolver una situación difícil. Somos
capaces de hacer lo difícil, pero no de creer lo
fácil. Cuando nos dicen que para sanar solo
deben imponernos manos, creemos que es
charlatanería, porque tener fe implica morir a
nosotros mismos y confiar en el poder de
nuestro Dios. Para derribar las murallas de
Jericó lo único que tenían que hacer los
israelitas era darle vueltas a la ciudad durante
siete días. Seguramente el ejército enemigo se
burlaba, pero al final de la séptima vuelta del
séptimo día, ¡los muros cayeron!
David derrotó a Goliat con una simple piedra
porque tenía fe. Una mujer con flujo de sangre
sanó con solo tocar el manto de Jesús. Gedeón
venció a los enemigos de Israel con
trescientos hombres. Siempre lo más sencillo,
lo que el Señor mandaba era la opción que
obró las maravillas. Obedecer la instrucción
que pensamos demasiado fácil es nuestra
prueba de fe.
Naamán quería que el profeta tuviera
autoridad sobre la lepra pero no sobre él, pero
para ver poderosas obras en tu vida debes
tener la humildad para obedecer las órdenes
más sencillas. Para poder hacerlo, debemos
volver a tener el corazón de un niño que
confía y vive intensamente sus sueños. ¡Es
fácil ver milagros si creemos en ellos! El
Señor nunca ofreció métodos difíciles, porque
espera que creamos en lo sencillo y poderoso.
Nuestro Padre nos dejó la mente para pensar y
el corazón para creer. El milagro estará cerca
cuando creas que es fácil.  Para echar un
demonio solo hay que decirle: “Fuera, en el
nombre de Jesús”. ¡Es sencillo!
Dios es especialista en lo imposible, no en lo
difícil2. Para quien cree, pide y obedece todo
será posible. ¿Por qué quieres volver
complejo lo que Dios vino a simplificar?
Alcanzamos la salvación y la vida eterna con
solo aceptar a Jesús como nuestro Señor, pero
nos cuesta tanto creerlo que insistimos en la
arrogancia de pensar que son nuestras obras
las que nos salvarán. Creer en el amor y la
misericordia de Dios es todo lo que
necesitamos para cambiar nuestra forma de
pensar y de vivir.
Si analizamos el ejemplo de Moisés frente al
mar, vemos que él tenía tres opciones: morir
en manos de los egipcios, intentar salvar a
todos pidiéndoles que nadaran hasta la otra
orilla o creer en la sencilla instrucción de Dios
quien obraría un milagro. Su fe provocó que
lo imposible sucediera, a través de obedecer
en la acción que era más simple: levantar las
manos y permitir que Él obrara3. Si crees tener
la fuerzas para lo difícil, demuestra que tienes
fe para obedecer lo fácil. El Señor te pide:
“Tráeme lo imposible porque no hay nada
difícil para mi”. A veces optas por la solución
más difícil porque si lo que debes hacer es
fácil crees que te verás ridículo, además,
buscas el reconocimiento a tus esfuerzos,
cuando debes dejar que Dios obre para que la
gloria sea Suya. Ante las situaciones de la
vida, siempre tendrás tres opciones, dos serán
caminos que puedes seguir con tus propias
fuerzas y la tercera opción será creer y
obedecer a Dios. Suena fácil y lo es, pero
implica tener fe para ver hecho lo imposible.
Cree, cree, cree, no te canses de creer porque
tenemos de nuestro lado a Dios, quien todo lo
puede cuando le demostramos que somos
capaces de obedecer Sus fáciles instrucciones.
Ten fe en que te prosperará, que te sanará,
restaurará tu hogar, ¡toma el riesgo! No veas
la circunstancia que parece difícil, escucha Su
voz que te dice: “Es fácil, no hay nada
imposible para quien me cree”. No te dejes
llevar por tus sentidos, Dios te hizo partícipe
de la naturaleza divina para que uses el poder
de tu fe.
Déjate llevar a un nuevo nivel de obediencia.
Haz a un lado tu “estructura de Naamán” con
la que piensas que es irracional hacer algo tan
sencillo como sumergirte en un río para sanar
de una terrible enfermedad. Las cuestiones
espirituales son simples para el que cree.
Aprende a ver con los ojos cerrados lo que
Dios es capaz de hacer con quienes le creen y
obedecen. Si le escuchas, tus obras
glorificarán al Señor, serás testimonio vivo de
que Él es capaz de lo imposible. Asegúrale:
“Padre, no hay nada difícil, creo en Tu amor y
en Tus instrucciones, por fáciles que parezcan.
Por fe lograré lo que siempre soñé”.
Versículos de referencia
1 2 Reyes 5:9-14 relata: Y vino Naamán con
sus caballos y con su carro, y se paró a las
puertas de la casa de Eliseo. Entonces Eliseo
le envió un mensajero, diciendo: Ve y lávate
siete veces en el Jordán, y tu carne se te
restaurará, y serás limpio. Y Naamán se fue
enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí:
Saldrá él luego, y estando en pie invocará el
nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y
tocará el lugar, y sanará la lepra. Abana y
Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que
todas las aguas de Israel? Si me lavare en
ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y
se fue enojado. Mas sus criados se le
acercaron y le hablaron diciendo: Padre mío,
si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no
la harías? ¿Cuánto más, diciéndote: Lávate, y
serás limpio? El entonces descendió, y se
zambulló siete veces en el Jordán, conforme a
la palabra del varón de Dios; y su carne se
volvió como la carne de un niño, y quedó
limpio.
2 Jeremías 32:27 dice: He aquí que yo soy
Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que
sea difícil para mí?
3 Éxodo 14:15-16 comparte: Entonces Jehová
dijo a Moisés:¿Por qué clamas a mí? Di a los
hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara,
y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y
entren los hijos de Israel por en medio del
mar, en seco.
TEMA: El futuro profético de tu semilla
Libérate porque no eres esclavo, extranjero ni
víctima. Declárate heredero y prepárate a
recibir las promesas que has pactado con el
Señor.
Génesis 15: 8-14 relata sobre la promesa
a Abram: Y él respondió: Señor Jehová, ¿en
qué conoceré que la he de heredar? Y le dijo:
Tráeme una becerra de tres años, y una cabra
de tres años, y un carnero de tres años, una
tórtola también, y un palomino. Y tomó él
todo esto, y los partió por la mitad, y puso
cada mitad una enfrente de la otra; mas no
partió las aves.  Y descendían aves de rapiña
sobre los cuerpos muertos, y Abram las
ahuyentaba.  Mas a la caída del sol
sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el
temor de una grande oscuridad cayó sobre él.
Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto
que tu descendencia morará en tierra ajena, y
será esclava allí, y será oprimida
cuatrocientos años.  Mas también a la nación
a la cual servirán, juzgaré yo; y después de
esto saldrán con gran riqueza.

Debes convencerte de que saldrás prosperado


de las pruebas. Dios no te dice que te librará
de las dificultades, sino que saldrás “rico” de
ellas.  Algunos pensarán que es controversial
asegurar esto, por la explicita referencia a la
prosperidad económica, pero no fui yo quien
escribió la Biblia y dejó esta promesa que
requiere un cambio de mentalidad y
transición.
Seguro has enfrentado una situación de duda e
incertidumbre parecida a la de Abram. Creer
una promesa tan grande en difícil porque no
sabemos cómo será posible verla cumplida.
Necesitamos una señal que nos confirme lo
que escuchamos, entonces lo que Dios dice es
“tráeme una ofrenda y  sacrificio”. Es extraño
pero cierto, cuando le preguntas a Dios sobre
Su fidelidad, Él te pide que le honres y
siembres para tener la certeza de que
cosecharás.  Así que Abram rápidamente
buscó su ofrenda porque sabía  que de esa
forma haría un pacto con Dios y lo
comprometía a cumplir Su palabra.  Esto es
muy normal, la gente de negocios lo sabe.
Para recibir, tenemos que dar.  Yo he sido
perseguido por un hombre que desea tener una
reunión conmigo y ofrecerme algo que me
interesa pero que no me urge. Así que le he
dado largas al asunto y he aplazado la reunión
tanto como he podido. Hace poco, me lo
encontré en un restaurante y le expliqué mi
tardanza para recibirlo y lo despedí
amablemente. Cuando llegó la hora de pagar
la cuenta, el mesero me informó que esa
persona ¡ya lo había hecho! Fue inteligente y
dio para recibir. Ahora estoy comprometido
porque buscó agradarme y lo consiguió. Se
arriesgó con un acto de fe  ya que nada le
aseguraba que su estrategia funcionaría.  Lo
mismo sucede con el Señor, aunque nosotros
sí tenemos la certeza de que Él cumple Sus
pactos.
Solamente nuestro Señor es capaz de
evangelizar pidiendo algo primero.  Cuando
Jesús se acercó a la Samaritana, antes de
ofrecerle la salvación, le pidió agua.  Su
estrategia para acercarse fue pedir para luego
ofrecer, sabía que no podía dar de Su agua si
ella antes no le daba de la que tenía. Debía
intercambiar lo natural por lo espiritual.  Dios
nos pedirá actos de fe para sellar Su pacto con
nosotros.  La confirmación de lo que
recibiremos está en la semilla que sembremos.
Descansa en el Señor
Luego de dar su ofrenda, Abram cometió el
error de batallar solo contra las aves para que
no se la comieran.  Nosotros también
cometemos ese error y nos cuesta comprender
que la promesa no se cumplirá por nuestras
fuerzas o por lo que podamos hacer, sino por
el poder del Señor.
Después de ofrendar, debes permitir que te
sobrecoja el sueño.  Si te das cuenta, Dios no
le habló a Abram cuando estaba luchando con
las aves, sino que lo durmió para que confiara.
Quiere que descanses en Él , así como durmió
a Adán para darle vida a Eva tomándole una
costilla. Imagina que lo hace despierto, tal vez
Adán no se lo permite. Se puede decir que él
es el único varón a quien casaron dormido, los
demás estábamos completamente conscientes. 
El Señor  no puede sacar lo mejor de ti
mientras tu conciencia lucha contra el mundo.
Cuando le ofrendas, debes batallar con las
aves de rapiña que intentan convencerte de
que no lo hagas porque no lograrás nada de
esa forma. Pero si no descansas en Él, no
podrá darte la seguridad de que te sacará
próspero de los problemas porque salir igual
no es victoria. Cuando Dios te saca de una
situación, lo hace demostrando Su poder,
nunca saldrás siendo el mismo de una
dificultad, siempre saldrás mejor, renovado y
próspero. Esa es la señal de que ha sido Dios
quien te ayudó, así como sucedió con los
hebreos que salieron íntegros y limpios del
horno. Luego de estar en el fuego, ni sus ropas
olían a humo.  Cuando el Señor cumple Sus
promesas, no dejará rastros de humo en tu
vida.
Si los “espirituales” se molestan, no puedo
hacer nada, porque Dios no dijo: “te sacaré
feliz, contento y más espiritual”. Su promesa
es sacarnos “ricos” que es mejor, porque nadie
en medio de una dificultad económica es feliz.
El Señor nos promete aquello que
necesitamos. Es concreto en Sus pactos y
debemos imitarlo.  Él sabe que puedes
alcanzar otro nivel espiritual cuando no debes
preocuparte por satisfacer tus necesidades 
humanas.  Muchos problemas se resolverán
cuando estemos convencidos de que Dios
puede prosperarnos financieramente.  Deja de
batallar con las aves de rapiña, entrega tu
ofrenda y descansa en el Señor  para sellar el
pacto de bendición.
Tres  dificultades a vencer
El Señor le enumeró a Abram tres dificultades
que su familia habría de superar para ser
bendecidos y vivir de Sus riquezas. Debían
dejar de sentirse extranjeros, esclavos y
oprimidos. Todos somos salvos pero muchas
veces continuamos atados por las tradiciones
y viejos conceptos. No lo dudes y libérate,
primero de la mentalidad de “extranjero” que
te impide trabajar y ambicionar prosperidad
porque “somos polvo y nada nos llevaremos”.
Es cierto que la vida es un paso hacia algo
mejor y que al morir no nos llevamos nada de
lo que hemos obtenido con trabajo, pero estás
obligado a heredar porque dejas descendencia
y tienes una responsabilidad con las próximas
generaciones. Cuando uno es extranjero no se
preocupa, disfruta el trato que le dan en un
país extraño, está libre de obligaciones y
presiones. Pero en nuestra propia tierra todo
cambia. Debemos trabajar y procurar
bienestar a los nuestros.  Es un compromiso y
una alegría sentirse en casa. Sentirse
extranjero es estar de paso, no adquirir
ninguna obligación porque la estancia será
corta. El Señor condena esa forma de pensar. 
No eres un advenedizo en la tierra donde
naciste y tienes la responsabilidad de heredar
algo a tus hijos. Trabaja, construye y forja lo
que dejarás en tu tierra.
La segunda mentalidad a vencer es la de ser
un esclavo que únicamente trabaja por
comida, vive el día a día y no ambiciona nada
más.  Está comprobado que la diferencia entre
ricos y  pobres no es el dinero sino la forma
de pensar. El pobre piensa  en cómo
sobrevivir un día a la vez, no va más allá.  La
persona de clase media piensa de mes en mes,
por eso al hacer un préstamo, no pregunta la
tasa de interés sino la cuota mensual que
deberán pagar. Trabajan para cubrir sus gastos
mensuales.  Por el contrario, el rico piensa de
año en año y está obsesionado con el período
fiscal.   Pensar a largo plazo es mejor porque
te hace planificar y soñar. Hay que hacer
pactos de diez años o más y verás que se van
volando.  Quien hace diez años no planificó,
ahora está sufriendo las consecuencias. Abram
se preocupó por las próximas generaciones y
la promesa fue sacarlo próspero.
Sentirse oprimido y tener conciencia de
víctima es la tercera mentalidad equivocada
que debemos superar. No te acomodes a  una
situación de menosprecio. Hay mujeres que
sufren violencia doméstica porque creen que
lo merecen ya que no cumplen bien con sus
responsabilidades. También hay hombres que
soportan situaciones humillantes porque se
sienten culpables.  Sal de ese círculo de
opresión y deja de justificar tu actitud de
derrota.
Luego de salir de Egipto, muchos israelitas no
pudieron ser libres porque no fueron capaces
de superar la opresión. A pesar de que Dios
ahogó a Faraón ante sus ojos, algunos se
sentían todavía esclavos y no pudieron
avanzar.  Ya no veas hacia atrás, si quieres,
voltea una vez más ahora y libérate de la
opresión del pasado. El Señor te ha liberado,
ahogó a tus opresores delante de ti, te sacó del
lugar donde estabas, ya no eres un fracasado,
adicto o alcohólico, eres libre para hacer un
pacto y recibir tus promesas.
El Salmo 105:37 dice: Los sacó con plata y
oro;  Y no hubo en sus tribus enfermo.

Después de 430 años de opresión, el pueblo


de Israel finalmente vio la libertad, cuánto
más debes verla tú que fuiste lavado por la
sangre del Cordero. Dios te ha sacado de tierra
extranjera, te ha liberado de la esclavitud y de
la opresión, si no lo tienes por cierto es porque
no le has traído la ofrenda que te ha pedido. 
No tardes en obedecerle.
Los opresores te dejarán libre
Éxodo 5:13 habla sobre la opresión de los
egipcios: Y los cuadrilleros los apremiaban,
diciendo: Acabad vuestra obra, la tarea de
cada día en su día, como cuando se os daba
paja.

Éxodo 12:33 relata lo que sucedió después: Y


los egipcios apremiaban al pueblo, dándose
prisa a echarlos de la tierra; porque decían:
Todos somos muertos.

Los egipcios oprimieron al pueblo durante


siglos, pero cuando el tiempo se cumplió,
ellos mismos fueron quienes los sacaron para
que fueran libres. Quienes te oprimían serán
los que te abrirán las puertas.  Ten por cierto
que eso ocurrirá. Aquellos que te han detenido
para evitar que luches y prosperes, te darán
paso para que alcances tus promesas. Si aún
estás en éxodo 5  y tienes mentalidad de
esclavo, extranjero y oprimido, avanza a
éxodo 12. La misma fuerza que te ha
detenido, ahora te impulsará hacia adelante.
El Señor  usará para bendecirte ese mismo
poder que te esclavizaba. Te dará lo que has
obtenido por pacto. El mundo no creerá que
pasaste por el horno porque ni tus ropas
tendrán olor a humo.  Las pruebas no te
marcarán ya que has sido fiel al Señor y le has
dado lo que te pide.  Continúa con la siembra,
no descanses, convéncete de que cada vez que
lo haces estás agregando a tu cuenta y
mientras más tengas, más recibes.
Declárate libre porque hoy sales de Egipto
y dejas de pensar como esclavo.  Dios desea
entrar en tu vida, estás llamado a recibir
bendición.  Entrégate a Él como la mejor
ofrenda que puedes darle y no temas
sembrar para cosechar.  Hoy es un buen
momento para que selles el pacto de
prosperidad que Dios desea firmar contigo.

TEMA:Cuida tu semilla
 Hemos aprendido sobre el poder que tiene la
ley de la siembra y la cosecha. Todos
debemos sembrar y trabajar para recoger los
frutos. Después de depositar tu semilla debes
regarla, fertilizarla y cuidarla de las plagas. En
la Biblia se habla de plagas que arruinan la
cosecha. Joel dice que el Señor restituiría lo
que se había comido la oruga, el saltón y el
revoltón; en Malaquías dice que reprendería al
devorador de nuestra tierra.
Cosechar es bíblico. La resurrección fue una
cosecha, así como lo es recibir a Jesús en
nuestro corazón, el rapto y  nosotros mismos
lo somos. Dios a través de Sus profetas  llama
a la ofrenda una siembra que obtiene cosecha.
También hemos aprendido sobre la ofrenda y
los diezmos que alimentan nuestras
bendiciones. Ahora descubriremos el
fundamento bíblico del poder que reside en la
generosidad.
Diferencia entre diezmo y ofrenda
Malaquías 3:10 dice: Traed todos los diezmos
al alfolí y haya alimento en mi casa; y
probadme ahora en esto, dice Jehová de los
ejércitos, si no os abriré las ventanas de los
cielos, y derramaré sobre vosotros bendición
hasta que sobreabunde.
Diezmar y ofrendar son dos acciones
diferentes que se complementan. Dios
promete darnos una bendición que
sobreabundará como un diluvio. El diezmo
provoca esa bendición que se derrama pero
debes sembrar con tu ofrenda para poder
aprovecharla. Así lo enseñó Malaquías, Joel,
Ageo, Abraham, Isaac y Jacob. La clave para
caminar bajo bendición está en el diezmo y la
clave para la abundancia está en la ofrenda.
Por lo tanto, debes ofrendar más de lo que
diezmas porque eso es lo que Dios
multiplicará. Cuando diezmas te garantizas
bendición y cuando ofrendas te garantizas
abundancia.
El mundo critica el diezmo y la ofrenda, más
que al despilfarro en cosas mundanas como
vicios y lujos, porque el poder de las tinieblas
quiere negarte la bendición que implica. No te
dejes influenciar por esas críticas ya que estás
sembrando en la obra del Señor.
2da. de Corintios 9:5 relata: Por tanto, tuve
por necesario exhortar a los hermanos que
fuesen primero a vosotros y preparasen
primero vuestra generosidad antes prometida,
para que esté lista como de generosidad, y no
como de exigencia nuestra.
El apóstol Pablo envió una comitiva en
avanzada para preparar la ofrenda porque era
muy importante, de lo contrario no lo hubiera
hecho. La ofrenda es vital, por eso hay que
motivar la generosidad y no exigirla. Dios
espera tu generosidad sin presiones así como
tú esperas que tus hijos te den un beso por
amor y no por obligación.
Pablo sabía que ofrendar  representa un punto
de adoración y vínculo de bendición. Dar a
otra persona es un acto de bondad que la
Biblia llama limosna, pero ofrendar y diezmar
es un acto de honra al Señor. Dale a cada
quien lo que le corresponde y no sustituyas o
confundas la ayuda por la ofrenda.
Generosidad de corazón
2da. de Corintios 9:6-7 continúa: Pero esto
digo: El que siembra escasamente, también
segará escasamente; y el que siembra
generosamente, generosamente también
segará. Cada uno dé como propuso en su
corazón: no con tristeza, ni por necesidad,
porque Dios ama al dador alegre.
Pablo decía que cada uno da conforme a su
corazón. La generosidad  de Dios se
determina por la generosidad de tu ofrenda.
Motiva al Señor a darte en abundancia y no
por obligación. Ofrenda según propusiste en
tu corazón y con el deseo de honrar a Dios,
no con tristeza o por necesidad. La ofrenda
habla de tu bondad y es un reflejo de tu
corazón. 
Cuando David dio para el templo dijo que
sabía que Dios estaba probando a los
corazones. De tal manera amó Dios al mundo
que dio a Su hijo amado. Dar es producto del
amor y una prueba para el corazón.
Generosidad que desata el poder de Dios
2da. de Corintios 9:8 afirma: Y poderoso es
Dios para hacer que abunde en vosotros toda
gracia, a fin de que, teniendo siempre en
todas las cosas todo lo suficiente, abundéis
para toda buena obra.
Cuando Elías se enfrentó a los falsos profetas
pidió que se abriera una zanja donde había
que echar agua. Esto era difícil porque estaban
en medio de una gran sequía y el agua era lo
más valioso que tenía. El pueblo obedeció,
entonces Elías dijo que el Dios verdadero
sería el que hiciera bajar fuego que
consumiera el agua y así fue. Si quieres
experimentar el poder de Dios en tu vida
económica debes ofrendar aquello que
valores. La abundancia para todo tiempo y en
todas las cosas depende de Él, siempre y
cuando sembremos en su reino. Dar, sembrar
y ofrendar son actos espirituales que motivan
la abundancia del Señor. El enemigo no quiere
que lo hagas porque desea evitar que el poder
de Dios se manifieste.
La ofrenda es una siembra y traerá buena
cosecha que podrás compartir con tus
hermanos. Dios te prosperará para que hagas
buenas obras que te den galardones y
recompensas cuando llegues al cielo. Él quiere
que tengas en abundancia porque con escasez
no puedes bendecir a otros. Así que la
abundancia buena y se origina de nuestra
ofrenda. Con tus obras generosas le
demuestras al Señor que mereces la
abundancia que pueda darte.
Cosechar para tener más semilla
2da. de Corintios 9:10 continúa: Y el que da
semilla al que siembra, y pan al que come
proveerá y multiplicará vuestra sementera, y
aumentará los frutos de vuestra justicia.
Cuando coseches no te olvides de guardar
semilla para continuar con el proceso y volver
a sembrar. Cada vez que recojas fruto,
siembra de nuevo con ofrenda porque Dios
continuará multiplicando tu sementera, de lo
contrario en algún momento te quedarás sin
nada. En los negocios es igual, de las
utilidades debes dejar una parte para volver a
invertir o ya no podrás hacer crecer tu
empresa.
Cuida tu semilla, no la dejes morir. Nuestro
Señor nos da un evangelio completo de
milagros, bendiciones, abundancia y también
de ofrendas generosas. Solamente sembrando
podrás cosechar. La economía es la que
prueba que todo lo tenemos en Cristo que nos
fortalece.
En Filipenses 4:14 leemos: Sin embargo, bien
hicisteis en participar conmigo en mi
tribulación. Y sabéis también vosotros, oh
filipenses, que al principio de la predicación
del evangelio, cuando partí de Macedonia,
ninguna iglesia participó conmigo en razón
de dar y recibir, sino vosotros solos; pues aun
a Tesalónica me enviasteis una y otra vez
para mis necesidades. No es que busque
dádivas, sino que busco fruto que abunde en
vuestra cuenta. Pero todo lo he recibido, y
tengo abundancia; estoy lleno, habiendo
recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor
fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios.
Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta
conforme a sus riquezas en gloria en Cristo
Jesús. Al Dios y Padre nuestro sea gloria por
los siglos de los siglos. Amén
La promesa de abundancia fue sólo para la
iglesia que participó con Pablo en el proceso
de dar y recibir. En ese momento
comprendían que los beneficiados eran ellos,
no solamente el apóstol. Si quieres que tu
pastor predique como Pablo también tiene
derecho a vivir como él.
Si tienes miedo porque lo que ofrendas te
hará falta, estás en el justo momento de
disfrutar de la riqueza en gloria. Solamente
quien participa de la ofrenda experimenta
la abundancia. No tengas miedo de
ofrendar. Confía, porque solo aquello que
nos hace falta es lo que Dios promete
sustituir en gloria con ingresos
sobrenaturales. Él sabe que por fe y con
amor espontáneo ofrecemos todo cuanto
tenemos. Dale gracias por Su poder y
misericordia. Convéncete que con tu
ofrenda lograrás cosecha abundante que te
permitirá bendecir a otros. Desata tu
generosidad para la honra y gloria de Su
nombre.
 Dios te provee
El Señor nos motiva a dar lo mejor de
nosotros. Si podemos ayudar a cuatro
personas, ¿por qué ayudar solo a una? Si
podemos dar veinte, ¿por qué dar solo diez?
Todo lo que hacemos por nuestro prójimo, en
realidad es para la honra de Dios, quien solo
merece lo mejor porque es nuestro Padre
aunque muchas veces lo olvidemos.
Vemos que Jesús no llamó a Dios por Su
nombre, tal como lo llamaron otros hombres
de fe en el Antiguo Testamento; Él nunca lo
llamó “Jehová” porque es Su Padre y se
dirigía a Él con confianza. Como Creador
nunca ha dejado sin alimento a Sus criaturas y
a todos nos costaría mucho entender a un
padre que dé comida a sus mascotas y no a sus
hijos. Si nuestro Padre brinda hogar y sustento
para los conejos y las aves, ¿no dará a Sus
hijos? Los padres y madres de familia que
proveen en su casa olvidan que ellos también
son hijos de Dios y que Él es quien nos provee
a todos. Si un río se seca, Él siempre nos
guiará a otros para que no pasemos sed.
De más está que nos afanemos demasiado por
el mañana, preocupados por si tendremos qué
comer, con qué vestirnos o dónde vivir. Elías
le hizo ver a la mujer de Sarepta de Sidón que
si le daba de comer no tendría por qué sentir
temor de una posible escasez, ya que Dios se
encargaría de proveer para ella y su familia,
[1] como lo volvió a hacer en la época de
Jesús[2] y como lo continúa haciendo ahora.
Cuando tenemos poco o simplemente nos
estamos quedando sin nada, solemos protestar
y blasfemar, sin embargo, con esa actitud lo
único que demostramos es ingratitud con lo
que Dios nos da.
Mira lo que tienes, aun cuando sea poco,
declara que está bendito y será multiplicado,
pues no importa la cantidad cuando sabemos
que Dios puede darnos abundantemente si le
creemos. Él es nuestro Padre, el mismo que
bendijo a Abraham, Isaac y Jacob. ¡Cree que
eres bendecido!
Ahora bien, muchas veces, Dios no nos dará
más de lo que tiene para nosotros hasta que no
compartamos de lo que ya nos ha dado. Se
trata de ser generosos y compartir sin mirar a
quién. Notemos el ejemplo de José, hijo de
Jacob, quien primero trabajó para engrandecer
a Egipto sin imaginar que un día hasta su
familia recibiría del fruto de su trabajo.[3]
Aprende a ser sabio, escucha consejos porque
en la casa de los que buscan hacer lo correcto
siempre hay provisión.[4] Además, hereda a
tus hijos esa sabiduría al mostrarles que ese es
el camino que honra a Dios y nos lleva a Su
bendición. La Palabra nos demuestra que,
desde pequeño, Isaac ya sabía qué significaba
honrar y ofrendar a Dios,[5] y Abraham tuvo
fe de que Jehová proveería,[6] tanto así que
estuvo dispuesto a entregarle en sacrificio a su
único hijo. Dios, al ver la disposición de
Abraham, juró por sí mismo que multiplicaría
y bendeciría la descendencia de este hombre
que no dudó en entregar su bendición más
valiosa.[7]
Que tu situación económica no sea una
medida para honrar a Dios, mucho menos le
pongas condiciones para estar bien con Él.
[8] No le digas: “Si mi economía es buena, mi
relación contigo también lo será”. Actúa como
Pablo, el apóstol, quien nos enseñó que no
importa si hay escasez o abundancia porque
nuestras fuerzas no vienen de lo material sino
de Dios. Él es nuestra fortaleza[9] y como
Padre siempre desea nuestro bienestar.

[1] 1 Reyes 17:13:15: Elías le dijo: No tengas


temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a
mí primero de ello una pequeña torta cocida
debajo de la ceniza, y tráemela; y después
harás para ti y para tu hijo. Porque Jehová
Dios de Israel ha dicho así: La harina de la
tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija
disminuirá, hasta el día en que Jehová haga
llover sobre la faz de la tierra. Entonces ella
fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y
ella, y su casa, muchos días.
[2] Mateo 14:17-31: Y ellos dijeron: No
tenemos aquí sino cinco panes y dos peces. Él
les dijo: Traédmelos acá. Entonces mandó a
la gente recostarse sobre la hierba; y
tomando los cinco panes y los dos peces, y
levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió
y dio los panes a los discípulos, y los
discípulos a la multitud. Y comieron todos, y
se saciaron; y recogieron lo que sobró de los
pedazos, doce cestas llenas. Y los que
comieron fueron como cinco mil hombres, sin
contar las mujeres y los niños.
[3] Génesis 42:25: Después mandó José que
llenaran sus sacos de trigo, y devolviesen el
dinero de cada uno de ellos, poniéndolo en su
saco, y les diesen comida para el camino; y
así se hizo con ellos.
[4] Proverbios 15:529: El necio menosprecia
el consejo de su padre; mas el que guarda la
corrección vendrá a ser prudente. En la casa
del justo hay gran provisión; pero turbación
en las ganancias del impío.
[5] Génesis 22:7: Entonces habló Isaac a
Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él
respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He
aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el
cordero para el holocausto?
[6] Génesis 22:8-14: Y respondió Abraham:
Dios se proveerá de cordero para el
holocausto, hijo mío. E iban juntos. Y cuando
llegaron al lugar que Dios le había dicho,
edificó allí Abraham un altar, y compuso la
leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el
altar sobre la leña. Y extendió Abraham su
mano y tomó el cuchillo para degollar a su
hijo. Entonces el ángel de Jehová le dio voces
desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y
él respondió: Heme aquí. Y dijo: No extiendas
tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada;
porque ya conozco que temes a Dios, por
cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único.
Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he
aquí a sus espaldas un carnero trabado en un
zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó
el carnero, y lo ofreció en holocausto en
lugar de su hijo. Y llamó Abraham el nombre
de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se
dice hoy: En el monte de Jehová será
provisto.
[7] Génesis 22:15:17: Y llamó el ángel de
Jehová a Abraham por segunda vez desde el
cielo, y dijo: Por mí mismo he jurado, dice
Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no
me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de
cierto te bendeciré, y multiplicaré tu
descendencia como las estrellas del cielo y
como la arena que está a la orilla del mar; y
tu descendencia poseerá las puertas de sus
enemigos.
[8] Proverbios 30:7-9: Dos cosas te he
demandado; no me las niegues antes que
muera: vanidad y palabra mentirosa aparta
de mí; no me des pobreza ni riquezas;
manténme del pan necesario; no sea que me
sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová?
O que siendo pobre, hurte, y blasfeme el
nombre de mi Dios.
[9] Filipenses 4:11-13: No lo digo porque
tenga escasez, pues he aprendido a
contentarme, cualquiera que sea mi situación.
Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia;
en todo y por todo estoy enseñado, así para
estar saciado como para tener hambre, así
para tener abundancia como para padecer
necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me
fortalece.
TEMA: LA CONTINUIDAD DE LA
BENDICIÓN.
Cuando Abram y Lot tuvieron problemas
porque ambos habían prosperado y la tierra no
era suficiente, decidieron separarse. Abram
dejó que Lot escogiera qué tierra tomaría ya
que tenía la promesa de bendición de Dios, así
que pensaba como un bendito[1]. Lo mismo
sucede ahora, tenemos la promesa de
bendición de Dios, es decir que ya somos
benditos. De los treinta y cuatro años que
tengo de ser cristiano, solo dos meses me he
quedado sin trabajo, cuando era muy joven, y
nunca me faltó la bendición de Dios, porque
tomé para mí esa promesa y siempre se ha
cumplido. Si estamos seguros de que nuestro
Señor anhela bendecirnos, deberíamos dormir
tranquilos, sin angustia, sin esa depresión que
también genera problemas personales, porque
más que el puesto de trabajo, la bendición
viene de nuestro Padre.
En dicho tiempo sin trabajo, una señora dijo:
“Pobrecito, está desempleado”. Claro que no
lo dijo con mala intención, pero me negué a
aceptar esa afirmación, porque Dios no nos ha
enseñado a sentir lástima de nosotros o asumir
una identidad equivocada, producto de una
situación. Somos Sus hijos, no somos
pobrecitos. Esa es una mentira del enemigo
porque sabemos que Dios no dirá: “Pobrecito,
ven, te voy a consolar, estás bien fregado”.
Cuando Gedeón comenzó a lamentarse, Dios
no le dijo: “Tienes razón, eres débil, eres
pobre y el más pequeño”, al contrario, lo
empoderó, le quitó los lamentos de la boca:
“Ve con esa tu fuerza y derrota a los
madianitas”. Dios no habla el lenguaje de
lástima y derrota. ¿Has intentado hablar con
alguien que no habla tu lenguaje? Si te dicen:
“Qué pex, bato, qué chileros tus rieles”, te
cuesta comprender que están elogiando tus
zapatos. Así sucede con el Señor cuando
hablas el lenguaje de la duda que Él no
entiende. Si le dices: “La situación está mal,
pero yo te creo, sé que cuidarás de nosotros”,
entonces llamas Su atención, te escucha y te
entiende.
Tal como Abram, Nosotros también debemos
tener la certeza de la bendición de Dios, por lo
que debemos pensar, decidir, hablar,
reaccionar y actuar como hijos bendecidos. Si
te quitan un contrato, el más grande que
tenías, por difícil que parezca, tu fe debe
motivar una actitud optimista: “No hay pena,
yo levanto mis manos a Jehová, Él me
bendice, no pasa nada”. Y si te preguntan por
qué reaccionas así, diles que así reaccionan
los hijos benditos de Dios. ¡Nada de
berrinches! Si te quitaron el novio, si se fue
con otra, pues alégrate porque no valía la pena
para ti. ¡Somos bendecidos y lo mejor viene!
Abram sabía que era un bendito; de hecho, lo
bendijo Melquisedec, sacerdote del Dios
altísimo, rey de Salem. Este sacerdote del
Antiguo Testamento es figura de Cristo que
vino a darnos la bendición del Padre. Sabemos
que un sacerdote es quien presenta las
ofrendas a Dios y también quien nos presenta
Sus bendiciones, es un puente, una conexión.
Y para nosotros, Jesús es el Sumo Sacerdote,
el único camino hacia el Padre.
La bendición de Dios a Abram fue confirmada
por Melquisedec, quien le sirvió el pan y el
vino. Ahora, esa bendición es nuestra porque
fue trasladada a la humanidad, al resto de las
naciones, a través de Cristo Jesús. Él nos quitó
la maldición y nos dio la bendición de la fe y
de la gracia, sin quebrantar la ley[2]. Ahora,
esa misma bendición provoca que, confiados,
permitamos que otros escojan porque no nos
enfocamos en algo como una tierra fértil sino
que nos enfocamos en el Creador de dicha
tierra, quien puede darnos todo. ¡Que los
demás se queden con lo que deseen porque
nosotros tenemos la garantía de bendición de
nuestro Padre todopoderoso!  Que la
bendición no te entre por los ojos sino por la
convicción en la Palabra de Dios; si Él lo
prometió, lo cumplirá. Deja que los demás
escojan por vista,  lo que te dejen se
multiplicará en abundancia. De hecho, hay
una gran sorpresa porque en Cristo tenemos la
bendición de Abram y mucho más, ya que la
Palabra dice que además, recibiremos al
Espíritu Santo. ¡Cristo no te podría traer igual
o menos, sino más! La Escritura dice que las
flores del campo se visten mejor que Salomón
y pregunta: ¿No hará Dios más por nosotros?
Es decir que un cristiano ahora puede tener
más bendición que cualquiera de los grandes
hombres del Antiguo Testamento. ¡Ninguno
de ellos tuvo más bendición que la nuestra en
Cristo Jesús! No te lamentes, no busques
venganza porque así no reacciona un
bendecido. Podríamos decir que tienes “la
bendición plus”, recargada y mejorada.
Esa bendición está asegurada y tiene
continuidad. Luego de Abram, la bendición de
Dios estuvo sobre su hijo, Isaac. Pero su
prosperidad provocó la envidia de los
filisteos, quienes taparon sus pozos. Así
sucederá. Las personas que ven tu bendición
seguramente criticarán. Conozco a un joven
repartidor de gas que para venir a la iglesia
con su esposa debía pegar la suela de su
zapato porque estaba muy gastada y no tenía
para comprar otro par. Pero le creyeron al
Señor y prosperaron al extremo de tener su
casa, su camioneta, y su negocio. Entonces,
las personas comenzaron a criticarlos y
envidiarlos, así que era tiempo de cambiar de
ambiente. Para muchos todo irá bien mientras
te vaya mal, y cuando te levantes, tendrás que
perdonar a quienes te envidien. En el caso de
Isaac, la envidia de los filisteos provocó que
lo boicotearan cuando cosechó en un año al
ciento por uno. Ese lapso de tiempo tiene algo
especial, te aseguro que en un año estarás en
una situación diferente. ¡Créele a Dios por el
mejor año de tu vida!
Abimelec le pidió a Isaac que se apartara y él
lo hizo. Cavó nuevos pozos y encontraron
agua, figura del Espíritu Santo. ¡Ríos de agua
viva fluirán de ti porque el Espíritu Santo te
inundará! Además, cada vez que abras pozos
encontrarás agua, lo que hagas prosperará, así
que no pelees, que se queden con la bendición
que tú has provocado. Isaac hizo lo mismo
que Abram, dejó los pozos que le quitaron y
abrió otros. Seguramente su padre le enseñó
que debía actuar y reaccionar como un
bendecido. Y esto aplica también para ti y
para tus generaciones. Al tercer pozo que cavó
lo llamó Rehobot que significa lugar amplio y
espacioso[3], Dios abrirá camino donde no
hay. Ciertamente el bien y la misericordia te
seguirán. Tu medida es el ciento por uno, no
vuelvas a las medidas limitadas de antes,
porque Dios tiene algo más grande para ti y te
dará evidencias de Su bendición.
Nuestro Señor no habla el lenguaje de la
contienda, de la riña y la amargura. Cuando
Isaac declaró la bendición, Dios se hizo
presente y le confirmó Su promesa. Si esperas
que el Señor te respalde, si quieres que algo
bueno suceda, cambia tus declaraciones. No
puedes seguir hablando pesimismo y esperar
resultados diferentes. Debes estar convencido
de la bendición que afirmas. Entonces, Dios te
dirá que no temas, que te bendecirá y
multiplicará. ¡No importa cuántos pozos te
cierren, abrirás otros!
Isaac se extrañó porque aquellos que lo habían
echado, después se le acercaron al ver que
salía agua donde él ponía la vara, por lo que
declararon que era bendito de Jehová[4]. Lo
mismo sucedió con José, el nieto de Isaac,
hijo de Jacob, quien prosperaba en todo lo que
hacía, incluso en la cárcel, porque Dios estaba
con él. ¡Ni pienses por un momento que no
triunfarás ya que Dios está contigo! Algunos
tienen el trabajo equivocado porque en su
desesperación tomaron lo primero que
encontraron. Has decidido como alguien que
no cree en las promesas de su Padre. Eres
bendito de Jehová, repítelo, piénsalo, acéptalo
de verdad, que se note que realmente lo crees.
Cuanto te pregunten: “Qué te crees”, piensa
que vas por buen camino. Dios nos dio una
medida de fe para que pensemos lo correcto
de nosotros[5], no con arrogancia ni con
menosprecio. Abram no dijo: “Soy viejo”,
dijo: “Soy bendecido”; Isaac no dijo: “No
tengo pozos”, dijo: “Abran otros”. Así decide
un bendecido, deja de tomar decisiones en
temor y aflicción. En Cristo Jesús, la
bendición de Abram alcanzó a los gentiles.
Deja de sentir lástima por ti, Dios no te mira
como “pobrecito” y promete castigar a los que
te hacen daño; Él dice: “Perdona a tus
enemigos. Te abriré un pozo en el lugar
amplio, pero primero deja los pozos de la riña
y del desánimo”. Si volteas a ver a tu
alrededor, el mundo puede decirte que todo va
mal, sin embargo, la situación puede cambiar
si aceptas que eres bendecido.
Transmite ese pensamiento a tus nuevas
generaciones porque la mejor herencia es la
fe. Declara sobre tus hijos la bendición de
Abram, aunque en este momento no hagan
precisamente lo que quisieras. Cree que Dios
los levantará. Jamás hables lo contrario ya que
el poder de la bendición del Señor quebranta
todo yugo y maldición en nuestra casa.
¡Nuestros hijos son benditos, decláralo sobre
ellos, enséñaselos! Toma decisiones con
seguridad en tu bendición y todo lo que hagas
prosperará. ¡No hay algo más grande que la
bendición de Dios!

[1] Génesis 13:7-9: Y hubo contienda entre


los pastores del ganado de Abram y los
pastores del ganado de Lot; y el cananeo y el
ferezeo habitaban entonces en la tierra.
Entonces Abram dijo a Lot: No haya ahora
altercado entre nosotros dos, entre mis
pastores y los tuyos, porque somos hermanos.
¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te
ruego que te apartes de mí. Si fueres a la
mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a
la derecha, yo iré a la izquierda.
 
[2] Gálatas 3:13-14: Cristo nos redimió de la
maldición de la ley, hecho por nosotros
maldición (porque está escrito: Maldito todo
el que es colgado en un madero, para que en
Cristo Jesús la bendición de Abraham
alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe
recibiésemos la promesa del Espíritu.
 
[3] Génesis 26:15-22: Y todos los pozos que
habían abierto los criados de Abraham su
padre en sus días, los filisteos los habían
cegado y llenado de tierra. Entonces dijo
Abimelec a Isaac: Apártate de nosotros,
porque mucho más poderoso que nosotros te
has hecho. E Isaac se fue de allí, y acampó en
el valle de Gerar, y habitó allí. Y volvió a
abrir Isaac los pozos de agua que habían
abierto en los días de Abraham su padre, y
que los filisteos habían cegado después de la
muerte de Abraham; y los llamó por los
nombres que su padre los había llamado.
Pero cuando los siervos de Isaac cavaron en
el valle, y hallaron allí un pozo de aguas
vivas, los pastores de Gerar riñeron con los
pastores de Isaac, diciendo: El agua es
nuestra. Por eso llamó el nombre del pozo
Esek, porque habían altercado con él. Y
abrieron otro pozo, y también riñeron sobre
él; y llamó su nombre Sitna. Y se apartó de
allí, y abrió otro pozo, y no riñeron sobre él;
y llamó su nombre Rehobot, y dijo: Porque
ahora Jehová nos ha prosperado, y
fructificaremos en la tierra.
 
[4] Génesis 26: 24-29: Y se le apareció
Jehová aquella noche, y le dijo: Yo soy el
Dios de Abraham tu padre; no temas, porque
yo estoy contigo, y te bendeciré, y
multiplicaré tu descendencia por amor de
Abraham mi siervo. Y edificó allí un altar, e
invocó el nombre de Jehová, y plantó allí su
tienda; y abrieron allí los siervos de Isaac un
pozo. Y Abimelec vino a él desde Gerar, y
Ahuzat, amigo suyo, y Ficol, capitán de su
ejército. Y les dijo Isaac: ¿Por qué venís a mí,
pues que me habéis aborrecido, y me
echasteis de entre vosotros? Y ellos
respondieron: Hemos visto que Jehová está
contigo; y dijimos: Haya ahora juramento
entre nosotros, entre tú y nosotros, y haremos
pacto contigo, que no nos hagas mal, como
nosotros no te hemos tocado, y como
solamente te hemos hecho bien, y te enviamos
en paz; tú eres ahora bendito de Jehová.
 
[5] Romanos 12:3: Digo, pues, por la gracia
que me es dada, a cada cual que está entre
vosotros, que no tenga más alto concepto de
sí que el que debe tener, sino que piense de sí
con cordura, conforme a la medida de fe que
Dios repartió a cada uno.
Dios provee, multiplica y aumenta
Los cielos dan testimonio de quién es Dios y
de lo que es capaz.[1] La naturaleza se
comunica y reconoce lo que Él produce[2] y
toda la creación lo alaba.[3] Si todos los seres
vivos lo adoran, con más razón debemos
hacerlo nosotros, sus hijos, sin importar las
circunstancias. Nuestro Padre puede
manifestarse a nuestro favor en cualquier
lugar, así que cuando nos sintamos indefensos
confiemos que es Dios quien nos protege en
todo momento y ante cualquier circunstancia.
Su gloria está presente hasta en la voz de los
niños.[4]
Para aprender a decir debemos aprender a ver.
[5] Nuestro lenguaje está íntimamente ligado
a lo que percibimos. El peligro de esto es que
si nuestra percepción es equivocada también
lo serán nuestras palabras. ¿Cuál es nuestra
percepción de Dios? No importa lo que
hayamos perdido, guardemos un momento de
luto, pero luego levantémonos a reconstruir y
no permitamos que la adversidad nos detenga
ni que interrumpa nuestra adoración. Si
guardáramos silencio y no adoráramos a
nuestro Padre hasta las piedras lo harán[6] y
sería penoso que sean ellas a causa de nuestra
indiferencia.
Debemos ser buena tierra para la Palabra que
Dios nos ha dado como semilla, por eso
eliminemos de nuestra mente el concepto de
escasez. Podemos comenzar con poco, pero
debemos ir en aumento; empezar con una
pequeña tienda, pero llegar a tener una cadena
de supermercados: esa debe ser nuestra
mentalidad. La expectativa y el crecimiento
glorifican a nuestro Señor. El cristiano
fructífero puede pedir al Padre lo que quiera y
Él se lo dará.[7]
Lo que agrada a Dios no es la posición que
ocupamos sino la función que ejercemos y
nuestra capacidad de producción. Dar fruto es
mejor que ser grande. Para los árboles es más
importante el fruto que producen, lo que
pueden ofrecerle a Dios,[8] no su tamaño.
Todas las personas que se enfocan en una
posición y reconocimiento están caminando
en el lugar incorrecto. Ofrecer, producir y
servir es el camino que Jesús nos enseñó.
Cuidémonos de la avaricia porque la vida de
una persona no consiste en los bienes que
posee. No solo se trata de producir sino de
aprender a administrar. La parábola de la
herencia no tiene que ver con la vida eterna
sino con nuestra calidad de vida. No
olvidemos que es Dios quien nos permite ser
productivos.[9] Asociemos nuestra
producción al Señor a través de nuestros
diezmos y ofrendas, confiemos en que Él nos
proveerá la semilla necesaria para sembrar y
tener abundantes cosechas.[10] Él es quien
provee, multiplica y aumenta para que
tengamos una vida productiva.

[1] Salmos 19:1-2: Los cielos cuentan la


gloria de Dios, y el firmamento anuncia la
obra de sus manos. Un día emite palabra a
otro día, y una noche a otra noche declara
sabiduría.
[2] Salmos 19:3-4 (DHH): Aunque no se
escuchan palabras ni se oye voz alguna, su
mensaje llega a toda la tierra, hasta el último
rincón del mundo.
[3] Salmos 148:7-9: Alabad a Jehová desde la
tierra, los monstruos marinos y todos los
abismos; el fuego y el granizo, la nieve y el
vapor, el viento de tempestad que ejecuta su
palabra; los montes y todos los collados,
el árbol de fruto y todos los cedros.
[4] Salmos 8:1-2: ¡Oh Jehová, Señor
nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda
la tierra! Has puesto tu gloria sobre los
cielos; de la boca de los niños y de los que
maman, fundaste la fortaleza, a causa de tus
enemigos, para hacer callar al enemigo y al
vengativo.
[5] Salmos 8:3-9: Cuando veo tus cielos, obra
de tus dedos, la luna y las estrellas que tú
formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que
tengas de él memoria, y el hijo del hombre,
para que lo visites? Le has hecho poco menor
que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de
honra. Le hiciste señorear sobre las obras de
tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies:
ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las
bestias del campo, las aves de los cielos y los
peces del mar; todo cuanto pasa por los
senderos del mar. ¡Oh Jehová, Señor nuestro,
Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!
[6] Lucas 19:37-40: Cuando llegaban ya
cerca de la bajada del monte de los Olivos,
toda la multitud de los discípulos, gozándose,
comenzó a alabar a Dios a grandes voces por
todas las maravillas que habían
visto, diciendo: ¡Bendito el rey que viene en
el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria
en las alturas! Entonces algunos de los
fariseos de entre la multitud le dijeron:
Maestro, reprende a tus discípulos. Él,
respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos
callaran, las piedras clamarían.
[7] Juan 15:7-8: Si permanecéis en mí, y mis
palabras permanecen en vosotros, pedid todo
lo que queréis, y os será hecho. En esto es
glorificado mi Padre, en que llevéis mucho
fruto, y seáis así mis discípulos.
[8] Jueces 9:8-15: Fueron una vez los árboles
a elegir rey sobre sí, y dijeron al olivo: Reina
sobre nosotros. Mas el olivo respondió: ¿He
de dejar mi aceite, con el cual en mí se honra
a Dios y a los hombres, para ir a ser grande
sobre los árboles? Y dijeron los árboles a la
higuera: Anda tú, reina sobre nosotros. Y
respondió la higuera: ¿He de dejar mi
dulzura y mi buen fruto, para ir a ser grande
sobre los árboles? Dijeron luego los árboles
a la vid: Pues ven tú, reina sobre nosotros. Y
la vid les respondió: ¿He de dejar mi mosto,
que alegra a Dios y a los hombres, para ir a
ser grande sobre los árboles? Dijeron
entonces todos los árboles a la zarza: Anda
tú, reina sobre nosotros. Y la zarza respondió
a los árboles: Si en verdad me elegís por rey
sobre vosotros, venid, abrigaos bajo de mi
sombra; y si no, salga fuego de la zarza y
devore a los cedros del Líbano.
[9] Lucas 12:13-21: Le dijo uno de la
multitud: Maestro, di a mi hermano que parta
conmigo la herencia. Mas él le dijo: Hombre,
¿quién me ha puesto sobre vosotros como
juez o partidor? Y les dijo: Mirad, y guardaos
de toda avaricia; porque la vida del hombre
no consiste en la abundancia de los bienes
que posee. También les refirió una parábola,
diciendo: La heredad de un hombre rico
había producido mucho. Y él pensaba dentro
de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo
dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré:
derribaré mis graneros, y los edificaré
mayores, y allí guardaré todos mis frutos y
mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos
bienes tienes guardados para muchos años;
repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le
dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu
alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?
Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico
para con Dios.
[10] 2 Corintios 9:6-10: Pero esto digo: El
que siembra escasamente, también segará
escasamente; y el que siembra
generosamente, generosamente también
segará. Cada uno dé como propuso en su
corazón: no con tristeza, ni por necesidad,
porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso
es Dios para hacer que abunde en vosotros
toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en
todas las cosas todo lo suficiente, abundéis
para toda buena obra; como está escrito:
Repartió, dio a los pobres; su justicia
permanece para siempre. Y el que da semilla
al que siembra, y pan al que come, proveerá
y multiplicará vuestra sementera, y
aumentará los frutos de vuestra justicia.
La generación profética
Vivimos en una era de desinformación y
falsedad. La iglesia está siendo atacada por los
medios de comunicación y muchos
movimientos sociales, pero Dios la levantará
con Palabra profética de la misma forma como
levantó a su pueblo de los sepulcros.[1]
En la última década el Señor me ha llevado a
los cinco continentes y a donde quiera que
llego escucho a los cristianos plantearse las
mismas inquietudes: ¿Qué hacemos con las
leyes que van en contra de la familia y los
principios de Dios? ¿Cómo nos protegemos de
los ataques en contra de la iglesia por parte de
los medios de comunicación? Desde ataques
en redes sociales hasta noticias falsas en
noticieros, todo nuestro entorno quiere
manipularnos para hacernos creer que la
iglesia es seca, infértil.
La iglesia está siendo atacada, pero veremos
la luz de Jehová. Por más horroroso que sea
nuestro entorno vendrá un cambio glorioso
que dejará confundido al enemigo. La gloria
del Señor está a punto de derramarse como
nunca se ha derramado, el mejor vino está
guardado para el final de la fiesta.
Nos han difamado, nos han calumniado y nos
han mentido, pero por más mentiras que digan
de nosotros, la verdad siempre triunfará. Por
más ataques que recibamos, por más difícil
que se ponga la situación, no olvidemos que
somos el pueblo de Dios y al final seremos
victoriosos porque le pertenecemos a Él. El
hijo pródigo, aún en la pocilga de los cerdos,
le pertenecía al reino de los cielos. Moisés
pasó crisis en el desierto, pero le pertenecía a
Jehová. ¡Le pertenecemos a Dios! Él levantará
una generación profética que revolucionará a
la iglesia y lo que viene es mejor que lo que
ha quedado atrás.
Esta generación profética de la que hablo se
caracteriza por tres cosas. La primera es que la
mano de Dios irá sobre ellos y los cubrirá. El
enemigo sabrá que mayor es el que está de
nuestro lado y eso nos hará poseedores de una
unción que hará temblar hasta al infierno.
La segunda característica es que tendrán por
objetivo caminar entre los muertos para
salvarlos de la perdición. Con esto quiero
decir que si eres pastor no te andes fijando en
si alguien tiene tatuajes, si es vanidoso o tiene
vicios porque Dios no hace acepción de
personas. La iglesia debe parecer más a un
hospital de rehabilitación que un museo de
santos. Si ves que afuera de tu iglesia hay
gente fumando marihuana, esa es muy buena
señal porque significa que Dios está obrando
en ellos. A mi iglesia en la Florida llegan
borrachos, prostitutas, drogadictos y toda
clase de personas, pero cuando el Señor los
toca, son nuevas criaturas. ¿Acaso tú eras
perfecto cuando llegaste al Señor?
Y la tercera cualidad de esta generación
profética será la forma en que impartan la
Palabra. Los púlpitos cambiarán de filosofía,
los pastores usarán la Biblia otra vez, se
volverán “anticuados” pero la Palabra volverá
con nueva vida. Hoy es cuando más cosas se
dicen y cuando menos sabiduría hay: es como
si los raperos enseñaran a los pastores a
predicar. Pero las nuevas generaciones de
Dios sacudirán al diablo y provocarán algo
sobrenatural que lo notarán todos.
No hay avivamiento sin unidad. No olvidemos
que los hijos de Cristo compartimos una
misma fe, tenemos un mismo Señor y
pasamos por un mismo bautismo. ¡Guatemala
todavía no ha visto lo que Dios ha preparado
para ella! No importa si eres hombre o mujer,
pobre o rico, docto o ignorante, sé parte de
una nueva generación profética cuya unción
cierre la puerta de tus enemigos. ¡Créelo y
decláralo para que la gloria de Dios venga
sobre ti!

[1] Ezequiel 37:11-14: Me dijo luego: Hijo de


hombre, todos estos huesos son la casa de
Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos
se secaron, y pereció nuestra esperanza, y
somos del todo destruidos. Por tanto,
profetiza, y diles: Así ha dicho Jehová el
Señor: He aquí yo abro vuestros sepulcros,
pueblo mío, y os haré subir de vuestras
sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel. Y
sabréis que yo soy Jehová, cuando abra
vuestros sepulcros, y os saque de vuestras
sepulturas, pueblo mío. Y pondré mi Espíritu
en vosotros, y viviréis, y os haré reposar
sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová
hablé, y lo hice, dice Jehová.
TEMA: El poder que tiene la oferta
Aunque nos cueste reconocerlo, todos
tenemos algo que ofrecer. Muchas veces las
circunstancias adversas nos hacen creer que
no, pero lo cierto es que muchas de las
repuestas a nuestras oraciones están en
nuestras manos. Cuando Jesús hizo el milagro
de los panes y los peces usó lo que ya había,
lo bendijo y luego se multiplicó. Dios tiene el
deseo de multiplicarnos, pero a eso le
debemos sumar nuestro deseo de ofrecer.
En la Biblia leemos la historia de una viuda
endeudada que pasó muchos problemas luego
de que muriera su esposo.[1] Estuvo a punto
de perderlo todo y fue tan grande su aflicción
que no pudo ver que en su casa siempre
estuvo la respuesta a todos sus problemas.
[2] Cuando estamos emocionalmente
bloqueados no tenemos la capacidad de ver lo
que tenemos, pero en medio de los problemas
hay que enfocarse y utilizar lo que está a
nuestro alcance. La viuda resolvió en un día
un problema que la atormentó durante mucho
tiempo. De ser posible, también hay que
involucrar a toda la familia para salir adelante
porque cuando el tiempo de cosecha llega no
se puede quedar sin recoger.[3]
El Señor no solo da para pagar las deudas,
sino para que abunde.[4] Lo que no logró el
esposo de la viuda con una vida de trabajo lo
logró una vasija bendecida por Dios y una
viuda endeudada se convirtió en empresaria
cuando siguió su instrucción. ¡Él es quien nos
ampara[5] y provee!
El desamparo que producen las crisis de
escasez puede llevarnos a la tristeza y aun a la
depresión. Es tanto el sufrimiento, que se nos
nubla la mente y se nos dificulta encontrar
soluciones, pero ese mismo desamparo
también nos puede guiar a buscar a Dios y
morar bajo su sombra.[6]
Tener una actitud ofertante fue lo que abrió el
camino del ministerio de Pedro. No fueron sus
recursos, sino lo que Dios depositó en él, lo
que lo motivó a ofrecer su servicio.[7] Confía
en tus aptitudes y ofrécelas a los demás, ya
que esto te abrirá las puertas.[8] El mundo lo
conquistan los que ofrecen, no los que
demandan.
Cuando Dios sacó al pueblo de Israel de
Egipto ellos tuvieron que cambiar su
mentalidad porque después de 400 años de no
ofrecer nada se acostumbraron a ser
demandantes. El Señor les pidió sacrificios
para que creyeran que tenían algo que ofrecer.
[9] No solo los sacó de la esclavitud, también
sacó la esclavitud de sus corazones. A veces el
problema no está en la circunstancia sino
en nuestra mentalidad.
Durante Noches de Gloria en Argentina
cenamos a las 3:00 a.m. Ya era muy tarde y
nos atendió un mesero muy amable y con muy
buena actitud. El servicio fue tan bueno que
pensé que él era el dueño del restaurante, pero
solo era el mesero de turno. Luego nos contó
su historia: era un empresario que había
perdido todo y lo único que tenía para ofrecer
era su actitud para trabajar, por eso lo hacía de
esa manera. En la vida podemos perder
muchas cosas, menos nuestra actitud
ofertante, porque eso es lo que nos ayudará a
salir adelante.
Una viuda entregó todo lo que tenía para su
sustento. Jesús, al ver esto, no la persuadió
para que no lo hiciera[10] porque sabía que
Dios la iba a recompensar. Ella encontró algo
y lo ofreció. Y tú, ¿qué piensas ofrecer a los
demás? Pídele al Señor que te inspire para
llegar a ser un gran ofertante.

[1] 2 Reyes 4:1: Una mujer, de las mujeres de


los hijos de los profetas, clamó a Eliseo,
diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú
sabes que tu siervo era temeroso de Jehová; y
ha venido el acreedor para tomarse dos hijos
míos por siervos.
[2] 2 Reyes 4:2: Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré
yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella
dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa,
sino una vasija de aceite.
[3] 2 Reyes 4:3-6: El le dijo: Ve y pide para ti
vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas
vacías, no pocas. Entra luego, y enciérrate tú
y tus hijos; y echa en todas las vasijas, y
cuando una esté llena, ponla aparte. Y se fue
la mujer, y cerró la puerta encerrándose ella
y sus hijos; y ellos le traían las vasijas, y ella
echaba del aceite. Cuando las vasijas
estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme
aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más
vasijas. Entonces cesó el aceite.
[4] 2 Reyes 4:7: Vino ella luego, y lo contó al
varón de Dios, el cual dijo: Ve y vende el
aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus
hijos vivid de lo que quede.
[5] Salmos 46:1-2: Dios es nuestro amparo y
fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las
tribulaciones. Por tanto, no temeremos,
aunque la tierra sea removida, Y se traspasen
los montes al corazón del mar.
[6] Salmos 91:1-2: El que habita al abrigo del
Altísimo Morará bajo la sombra del
Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza
mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien
confiaré.
[7] Hechos 3:4-6: Pedro, con Juan, fijando en
él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les
estuvo atento, esperando recibir de ellos algo.
Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero
lo que tengo te doy; en el nombre de
Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.
[8] Proverbios 18:15-16 (DHH): Los sabios e
inteligentes adquieren los conocimientos que
buscan. Con un regalo se abren todas las
puertas se llega hasta la gente importante.
[9] Éxodo 3:18: Y oirán tu voz; e irás tú, y los
ancianos de Israel, al rey de Egipto, y le
diréis: Jehová el Dios de los hebreos nos ha
encontrado; por tanto, nosotros iremos ahora
camino de tres días por el desierto, para que
ofrezcamos sacrificios a Jehová nuestro Dios.
[10] Lucas 21:1-4: Levantando los ojos, vio a
los ricos que echaban sus ofrendas en el arca
de las ofrendas. Vio también a una viuda muy
pobre, que echaba allí dos blancas. Y dijo: En
verdad os digo, que esta viuda pobre echó
más que todos. Porque todos aquéllos
echaron para las ofrendas de Dios de lo que
les sobra; mas ésta, de su pobreza echó todo
el sustento que tenía.
Influencia generacional
Una de las cosas que más desea el ser humano
es formar una familia. Por eso dice la Biblia
que el que encuentra mujer, halla la
benevolencia de Jehová porque formamos una
familia y encontramos la bondad del Señor.
Así que debemos aprender a vivir en familia y
ser buena influencia para nuestras
generaciones, porque la vida es un regalo de
Dios, pero la buena vida es Su recompensa.
No podemos vivir solo de Sus regalos, sino
que debemos aprender a ganarnos Sus
recompensas. Por ejemplo, los hijos son
regalos, pero tú debes educar a un buen hijo
que asegure paz en la siguiente generación.
Aprende a ser buena influencia, comenzando
por tu casa. Un hombre que lo logró fue
Josué, quien siempre buscó hacer la voluntad
de Dios. Su determinación por servirle es
ejemplo para todos. En la Escritura leemos
que se dirigió al pueblo y les dijo que
escogieran a quién servirían, porque era un
pueblo duro, pero que él y su casa servirían al
Señor[1].
Una de las cosas que me impresiona de este
hombre es su gran capacidad para trabajar.
Era un hombre trabajador que superó difíciles
etapas, cruzó el desierto, luchó por la tierra y
la repartió. ¡Vaya si no tenía trabajo! Sin
embargo, eso no fue excusa para desatender a
su familia. Ahora se dice que por el trabajo se
pierde a la familia, cuando ahora trabajamos
bajo un código de cuarenta horas semanales,
lo que no se parece en nada al código bíblico
de trabajo que habla de doce horas diarias,
durante seis días, es decir, setenta y dos horas
a la semana, que se convierten en treinta y dos
horas más que ahora. Así que se puede
trabajar, atender a Dios y a la familia, porque
la clave está en heredar a nuestros hijos la
pasión por servir al Señor y hacerlo juntos.
Los testimonios que he escuchado de buenos
padres son: “Mi papá fue un hombre que se
fajó trabajando; nos enseñó el valor y la
dignidad del trabajo, nos enseñó a ser
productivos, a servir, a ser honestos y rectos”.
Por lo tanto, cada quien en el hogar tiene una
responsabilidad, debido a ello, se necesita una
mamá y un papá, así que debemos darle a
cada uno el reconocimiento que merece. Papá
nos influencia de una forma, mamá lo hace de
otra forma, y ambos se complementan.
Cumple tu papel en la familia y entrégale al
Señor la dirección de tu hogar para que obre
conforme a Su voluntad. De hecho, no hay
mejor cosa que entregar los hijos a Dios. Él
me dijo en oración: “Dile a mi iglesia que
quiero a sus hijos, porque Yo di al mío para
salvarlos, así que sus hijos serán la cosecha,
diles que les enseñen a servirme, Yo salvé a la
humanidad entregando a Mi familia y como
cosecha quiero a las familias”. De esa forma,
nuestro Padre reclama Su derecho de ser uno
con nosotros, porque nos ama.
Hay una Palabra que le habla a las mujeres y a
los aspirantes a diáconos, pero es una
enseñanza para todos porque pide que seamos
honestos y buenos gobernantes de nuestra
casa[2], ya que solo de esa forma es posible
pensar que se puede gobernar algo más allá. Si
quieres ser buen servidor, primero sirve en tu
casa; si quieres ser buen líder, primero
demuestra que eres líder de tu hogar. Cuando
cuidas tu casa te conviertes en una persona
digna de posiciones de honor; ahí está la
clave, si quieres ser de influencia, aprende a
llevar bien tu hogar.
Y al hablar de buena influencia generacional,
vemos que Pablo le dice a Timoteo que ve una
fe no fingida en él, la misma fe que
demostraron su abuela y su mamá. Pero Pablo
tenía miedo de que Timoteo tambaleara, por
lo que lo anima para que eche fuera el espíritu
de temor[3], de lo contrario, no podría
transmitir esa fe a una cuarta generación, la
cual es la clave en todo proceso de sucesión.
¡Debes velar porque tus hijos, tus nietos y tus
bisnietos hereden tu fe y tu deseo de servir al
Señor!
Otro ejemplo de la importancia de la cuarta
generación es Abraham, quien dice la Biblia
que pagó los diezmos a Melquisedec, y al
hacerlo también pagó Leví, lo cual es una
proyección hacia el futuro, porque ¡Leví ni
siquiera pensaba en nacer! Así que en ese
momento se habla de las cuatro generaciones
de Abraham que son Isaac, Jacob y Leví. En
otras palabras, Dios veía que cuando Abraham
adoraba, genéticamente su bisnieto también lo
hacía. Quizá todavía no piensas en casarte,
pero te anticipo que Dios bendice a tus futuras
generaciones.
Pablo también le habla a Timoteo de cuatro
generaciones de fieles que deben formarse. Él
es la primera generación, Timoteo es la
segunda generación que debe impactar a
hombres fieles que luego enseñen a otros[4].
Si comprendiéramos que nuestro trabajo es
formar generaciones que trasciendan,
tendríamos una mejor familia, iglesia y
nación. Pero es al contrario, porque todo se va
relajando y degenerando; lo que antes era
visto claramente como algo malo, ahora es
permitido. Las costumbres sencillas que
fortalecen la familia y la sociedad se están
perdiendo. Cuando yo era novio de Sonia, a
las nueve de la noche me sacaban de su casa,
y ahora las jovencitas salen con el novio y
tienen permiso para regresar a la hora que
quieran; luego nos quejamos de que son
rebeldes, quedan embarazadas y echan a
perder su futuro. Ahora tenemos temor para
educar, no queremos pasar momentos
incómodos con los hijos, pero a veces es
necesario hacerlo, con tal de enseñar los
valores correctos. Hay que educar en
disciplina, enseñando qué cosas son correctas
e incorrectas. ¡Busca la luz, no las tinieblas
para tu casa!
La Biblia menciona en el libro de Proverbios
la profecía con la que el rey Lemuel fue
enseñado por su madre[5]. La influencia de
las mujeres es determinante sobre la conducta
de una familia. Madre, la enseñanza que le das
a tu hijo debe ser profética, es decir que debe
garantizarle un bueno futuro. Deja las palabras
groseras y abusivas, llena tu boca de buenas
palabras para ellos: “Serás de larga vida, Dios
te dará favor, no tengas miedo, el Señor te
abrirá puertas…”, ¡así se influencia la vida de
un hijo!
En las bodas de Caná, vemos que María, la
madre de Jesús lo ayudó a discernir si Su
tiempo había llegado, porque vio una
necesidad que Él podía suplir, así que dispuso
todo para que los sirvientes obedecieran al
Señor[6]. Las madres y los padres debemos
ayudar a discernir los tiempos para los hijos, a
qué edad es correcto tener novio, a qué edad
está bien que se queden en casa,  y también
cuándo ya es correcto que se independicen.
Tus hijos deben saber que nunca le diste
cobertura a lo incorrecto. Cuando crezcan y
reconozca lo bueno de lo malo, verán que tus
valores fueron firmes y te imitarán. De esa
forma habrás cumplido tu papel de
influenciador generacional.
Compártele a tus hijos la Palabra de Dios que
es lámpara de sabiduría que ilumina nuestro
camino[7], además, edúcalos con
mandamientos, enseñanzas y
reprensiones[8] para que formen su carácter.
En tu casa debe haber reglas que se deben
cumplir. Para que la educación sea efectiva se
requieren reglas, enseñanzas y reprensiones
compartidas con sabiduría y amor. Como
padres determinamos a quién se sirve en la
casa, ¿a Dios o al mundo? De nosotros
depende, ya que nuestras palabras, mandatos y
enseñanzas, unidas a la de Dios, son lámpara
y luz para nuestras generaciones, así que
¡úsalas para bien! Lo que tú no le enseñes con
amor a tus hijos, la vida se los enseñará con
dolor, así que no tengas miedo a educarlos,
haz bien tu papel y entrégale al Señor lo
demás, porque Él se mete donde ve que hay
interés por educar en lo correcto. Talvez tus
hijos no comprenden en el momento, pero lo
que buscamos es que recapaciten hacia el
futuro. Los padre no tendremos recompensas
inmediatas, pero si sembramos lo correcto, la
ley dice que eso cosecharemos. Di con
seguridad: “Yo y mi casa serviremos al Señor
y creo que mis generaciones futuras serán
llenas de la bendición de Dios”. Declaremos
luz, honra y amor en los hogares. Toda
maldición se cancela. Pídele al Señor que te
ayude a educar a tus hijos, declara que tu
familia le servirá durante generaciones.
Versículos de Referencia
[1] Josué 24:14-15 dice: Ahora, pues, temed a
Jehová, y servidle con integridad y en verdad;
y quitad de entre vosotros los dioses a los
cuales sirvieron vuestros padres al otro lado
del río, y en Egipto; y servid a Jehová. Y si
mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a
quién sirváis; si a los dioses a quienes
sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron
al otro lado del río, o a los dioses de los
amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y
mi casa serviremos a Jehová.
[2] 1 Timoteo 3:11-13 explica: Las mujeres
asimismo sean honestas, no calumniadoras,
sino sobrias, fieles en todo. Los diáconos sean
maridos de una sola mujer, y que gobiernen
bien sus hijos y sus casas. Porque los que
ejerzan bien el diaconado, ganan para sí un
grado honroso, y mucha confianza en la fe
que es en Cristo Jesús.
[3] 2 Timoteo 1:5-7 enseña: Trayendo a la
memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual
habitó primero en tu abuela Loida, y en tu
madre Eunice, y estoy seguro que en ti
también. Por lo cual te aconsejo que avives el
fuego del don de Dios que está en ti por la
imposición de mis manos. Porque no nos ha
dado Dios espíritu de cobardía, sino de
poder, de amor y de dominio propio.
[4] 2 Timoteo 2:2 enseña: Lo que has oído de
mí ante muchos testigos, esto encarga a
hombres fieles que sean idóneos para enseñar
también a otros.
[5] Proverbios 31:1 comparte: Palabras del
rey Lemuel; la profecía con que le enseñó su
madre.
[6] Juan 2:3 relata: Y faltando el vino, la
madre de Jesús le dijo: No tienen vino. Jesús
le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no
ha venido mi hora. Su madre dijo a los que
servían: Haced todo lo que os dijere.
[7] Salmo 119:105 enseña: Lámpara es a mis
pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.
[8] Proverbios 6:20-23 recuerda: Guarda, hijo
mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes
la enseñanza de tu madre; átalos siempre en
tu corazón, enlázalos a tu cuello. Te guiarán
cuando andes; cuando duermas te guardarán;
Hablarán contigo cuando despiertes. Porque
el mandamiento es lámpara, y la enseñanza
es luz, y camino de vida las reprensiones que
te instruyen.
 

La pasión que Dios te tiene


 
La palabra “pasión” es pequeña pero implica
muchas cosas que nos ayudar a lograr el éxito.
El diccionario dice que pasión significa
“fuerza, ganas y deseo ferviente”. Así que es
como un motor que nos mueve a la acción.
Hay muchos ejemplos de personas
apasionadas, de hecho, todos sentimos pasión
por algo. Michael Phelps es un apasionado
campeón de natación, por eso no se conforma
con una o dos medallas de oro, sino que tiene
¡catorce medallas doradas! Steve Jobs,
cofundador de Apple, tiene pasión por innovar
y facilitarnos la vida. Eso lo impulsa a
producir dispositivos como computadoras,
teléfonos y otros aparatos que nos abren miles
de posibilidades de comunicación. De esta
forma descubrí que la pasión es contagiosa ya
que personalmente soy fanático de la
tecnología Mac. Otro ejemplo de pasión es
Martin Luther King quien luchó por los
derechos de las personas más allá de su raza o
el color de su piel. Por eso dijo en su famoso
discurso: “Tengo un sueño, sueño que mis
cuatro pequeños hijos vivirán un día en una
nación donde no serán juzgados por el color
de su piel sino por su carácter”. ¡Eso es pasión
que trasciende! Tomas Alva Edison es otro
apasionado que nos enseña sobre la tenacidad
como característica de la pasión. Él se
empecinó en inventar el bombillo eléctrico e
hizo pruebas una y otra vez hasta que lo logró.
Cuando estás apasionado te contagias de esa
“santa terquedad” de lograr lo que te
propones. Jesús también es un apasionado
porque tiene un deseo ferviente por nosotros.
La pasión es necesaria porque es la energía
que mueve tu fe para que te dirijas hacia la
meta de cumplir las promesas de Dios en tu
vida. La pasión es la gasolina que mueve el
vehículo de la fe, así que debes aprender a
manejarla positivamente. Además, es
importante comprender que hay pasiones
negativas y positivas que debemos aprender a
identificar.
La Biblia nos advierte que las pasiones tienen
la capacidad de tentarnos, llevarnos y
seducirnos. Por eso, debemos tener cuidado
para evitar que nos conduzcan al pecado y a la
muerte.1.  Por ejemplo, una mala pasión sería
desear a la mujer de tu prójimo. Por el
contrario, una pasión positiva es aquella que
sentiste el día que conociste a Jesús y
escuchaste que te dijo: “Hijo, te amo, deseo
que estés a Mi lado, eres Mi pasión”. Tu
familia, tu vida, tu trabajo y tu relación con
Dios necesitan pasión. Debes recuperar esa
tenacidad y capacidad de contagiar tu
entusiasmo por lo que amas.
Otro hombre apasionado que admiro es Elías
porque se empeñó como único profeta de Dios
en medio de un pueblo que había perdido la
fe. La Palabra nos dice que Elías era hombre
de pasiones 2 pero no lo dice en el sentido
negativo, sino que se refiere a su entusiasmo y
tenacidad. Él tenía un deseo ferviente porque
el pueblo creyera en Dios, por eso oró para
que no lloviera y de esa forma demostrar que
era el profeta del verdadero Señor. Imagino
que pidió: “Padre ayúdame para que vuelvan a
creer en Ti, responde a mi súplica para
demostrarles que existes”.  Dios lo escuchó y
cerró las ventanas de los cielos hasta que el
profeta considerara que el pueblo estaba listo
para recibir bendición.
Luego, vemos que su pasión lo llevó a
desafiar a los 850 profetas de dioses falsos al
decirles que solamente el verdadero Dios
respondería con fuego para el sacrificio que
habían preparado3. Entonces, se dirige
nuevamente al Señor para que lo respalde y al
ver Sus maravillas, el pueblo crea de nuevo4.
La fe y pasión de Elías se alinearon con la
pasión de Dios por Su pueblo, por eso, fueron
testigos de las manifestaciones de la gloria del
Señor. Lo mismo sucederá en tu ciudad si a tu
fe y pasión les sumas la pasión del Padre por
Sus hijos. El resultado será la manifestación
gloriosa de Dios en la vida de quienes te
rodean.
Dios está apasionado contigo, tiene ganas de
ti. Nunca olvidaré el día que me entregué a
Jesús y escuché que alguien me dijo: “Chepe
Putzu, Dios te ama y anhela vivir contigo, tú
eres Su ilusión y pasión”. Lo mismo te digo,
tú eres la ilusión del Señor, eres Su deseo
ferviente. A Jesús no lo sostuvieron los clavos
en esa cruz sino el anhelo de tenerte junto a
Él, ya que nadie muere en una madero si no es
por amor. Déjate amar por Dios quien pagó un
altísimo precio por tu vida. Para Él no hay
nada más importante y precioso que tú. Cierra
tus ojos y escúchalo dándote ánimo,
diciéndote: “Vamos hijo, tú eres Mi pasión,
soy tu seguidor más ferviente, estoy dispuesto
a  buscarte una y otra vez hasta que te
convenzas de Mi amor por ti”.
Jesús reveló esa pasión al encontrarse con la
samaritana y pedirle de beber5 porque
sabemos que Él no se refería al agua que bien
pudo tomar por sí mismo. Él hablaba de ¡la
sed que sentía por rescatar a esa mujer y
llevarla a los pies del Padre Celestial!
Descubrir esto me hizo comprender cuánto
nos anhela nuestro Señor.
Abre tu corazón y pídele a Jesús que beba de
ti como si fueras esa agua que pidió a la
samaritana. Dile que te tome, entrégale tu
vida, incluso tus pecados que solamente Él
puede perdonar. Pídele que acepte lo que eres
y serás, reconócele como tu Señor y Salvador
quien estará allí para levantarte. Entrégate en
Sus brazos y confírmale que quieres seguirle
porque Él también es tu pasión.

Santiago 1:13-15 dice: Que nadie, al ser
tentado, diga: «Es Dios quien me tienta.»
Porque Dios no puede ser tentado por el mal,
ni tampoco tienta él a nadie. Todo lo
contrario, cada uno es tentado cuando sus
propios malos deseos lo arrastran y seducen.
Luego, cuando el deseo ha concebido,
engendra el pecado; y el pecado, una vez que
ha sido consumado, da a luz la muerte.
2
 Santiago 5: 17 asegura: Elías era un hombre
de pasiones semejantes a las nuestras, y oró
fervientemente para que no lloviera, y no
llovió sobre la tierra por tres años y seis meses
3
 Entonces 1 Reyes 18:21-24 relata: Y
acercándose Elías a todo el pueblo, dijo:
¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos
pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y
si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no
respondió palabra. Y Elías volvió a decir al
pueblo: Sólo yo he quedado profeta de
Jehová; mas de los profetas de Baal hay
cuatrocientos cincuenta hombres. Dénsenos,
pues, dos bueyes, y escojan ellos uno, y
córtenlo en pedazos, y pónganlo sobre leña,
pero no pongan fuego debajo; y yo prepararé
el otro buey, y lo pondré sobre leña, y ningún
fuego pondré debajo. Invocad luego vosotros
el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el
nombre de Jehová; y el Dios que respondiere
por medio de fuego, ése sea Dios. Y todo el
pueblo respondió, diciendo: Bien dicho.
4
 1 Reyes 18:36 continúa: Cuando llegó la
hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el
profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham,
de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú
eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y
que por mandato tuyo he hecho todas estas
cosas. Respóndeme, Jehová, respóndeme, para
que conozca este pueblo que tú, oh Jehová,
eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón
de ellos.
5
 Juan 4:7 relata: Vino una mujer de Samaria a
sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber.
Justos para con Dios
La justicia es un valioso principio del Reino
de Dios. Jesús fue hecho pecado al cargar con
los nuestros para hacernos justicia y darnos la
vida eterna (2 Corintios 5:21). Entonces,
muchas veces somos injustos con Dios y
debemos corregir ese error.

El Señor no nos salvó por misericordia, sino


que pagó el precio, es decir, fue un acto de
justicia. Nos rescató de las manos del maligno
y dio a Su hijo en pago, no robó o arrebató.
Con el sacrifico de la salvación, Dios nos
enseña a ser justos porque dice la Palabra que
“El labrador debe trabajar para ver el fruto”.
Eso es justicia, pagar para obtener algo
valioso, trabajar para obtener resultados.

Pablo nos enseña a utilizar la justicia como


arma a nuestro favor, en pureza, sin tropiezo,
a la luz del Espíritu Santo que nos ha
socorrido en todo tiempo (2 Corintios 6: 1-7).
Tomemos esta arma y seamos justos en
nuestra acciones delante de Dios y de nuestros
hermanos. Jesús dijo que buscáramos
primeramente el Reino de Dios y Su justicia
porque todo lo demás sería añadido. Ser
trabajadores en Su Reino, no es un acto de
misericordia sino de justicia para quien ha
sido justo con nosotros y pagó con Su sangre
por nuestra salvación.

Si eres justo nada te hará falta porque todo lo


demás vendrá por añadidura. Prosperar, tener
una vida de bienestar no se trata de apelar a la
misericordia de Dios, se trata de ser justos con
Él, así como lo fue con nosotros, trabajar en
Su obra y dar frutos de bien

Ser justo significa demostrar rectitud y


corrección en el pensar y actuar porque
respondemos de acuerdo a lo que hemos
recibido. El Salmo 37: 25 claramente dice
que los justos no serán desamparados, no se
refiere a los líderes de grupo, pastores o
personas que cantan coros en la iglesia. Son
los justos quienes siempre recibirán provisión.
La Palabra hace justicia.

Vale la pena ser justo porque Dios anhela


bendecir a quienes le imitan, ¡incluso habla de
la herencia de nuestros nietos y de la riqueza
que recibiremos de manos del pecador!
(Proverbios 13:22-23) Si eres justo con Él y
con tus hermanos, no desesperes porque la
bendición está por venir.¡Créelo, Él no miente
y es justo!

Producir es un acto de justicia. Recordemos


que la parábola de los talentos (Mateo 25: 14-
30) cuenta que un señor le dio cinco talentos a
un hombre, dos a otro y uno al tercero. Los
que recibieron más, produjeron el doble y se
quedaron con el fruto de su esfuerzo. Pero el
que recibió solamente uno, actuó
injustamente ya que no produjo, además de
ser rebelde. Incluso ¡se atrevió a decirle a su
señor que era injusto porque segaba donde no
había sembrado, cuando fue él quien le dio el
talento! Esa actitud es injusta y arrogante.
Todo lo hemos recibido del Señor que merece
abundante fruto de lo que nos ha dado.

Aprovecha la vida, salud y trabajo que te Dios


te ha dado, produce, prospera y comparte lo
que obtengas. Debemos devolver más de lo
que recibimos del Señor porque la falta de
productividad es condenada con tinieblas, por
el contrario, el que produce y devuelve,
siempre ve la luz. Mientras más obras de
justicia hagamos, más responsabilidad
tendremos y más recibiremos. La justicia se
refleja en recibir, dar, producir y compartir.

El justo tiene abiertas las puertas de los cielos


ya que el privilegio de ser escuchado por el
Señor también es fruto de la justicia (Santiago
5:16) que implica dar y recibir. La vida
cristiana se trata de sembrar y cosechar para
activar la justicia del Señor. Dios no es injusto
y no se olvida de lo que damos. Deja de
clamar misericordia y empieza a caminar en
justicia. Si sabes que has dado, tendrás la
certeza de que recibirás con justicia (2
Corintios 9:6-7) porque la prosperidad
económica es consecuencia de ser justo, no de
la misericordia divina.

El Señor es dador alegre, por eso ama a


quienes le imitan. Él no dio a Su Hijo a
regañadientes, sembró la vida del Cordero y
nos recibió como cosecha. Así que es justo
que respondamos con la misma generosidad y
entrega. Actúa justamente donde estés, a otros
dales tu misericordia, pero a Dios dale
justamente. Entrégale tu corazón para que Su
justicia se vea reflejada en tu vida y la
compartas con quienes te rodean.
Nadando en el Espíritu
Cuando en la Biblia se muestra un río
comúnmente hace referencia al Espíritu de
Dios. En la historia del profeta Ezequiel no es
la excepción. [1] Es muy importante
identificar que él no suplicó para que el río
fluyera, sino que este lo hizo
espontáneamente. Tenemos la falsa creencia
de que para experimentar un mover del
Espíritu Santo tenemos que rogar y suplicar.
No hemos entendido que para experimentar
un avivamiento lo más importante es creer. En
el cielo no hay ningún problema para que se
manifieste el poder de Dios, el problema está
aquí en la tierra. El Señor siempre está
dispuesto a cumplir sus promesas y si Él
prometió que iba a derramar su Espíritu sobre
toda carne, es porque lo hará.

El poder del Espíritu Santo se manifiesta


cuando decidimos sumergirnos en la
profundidad de su presencia. No basta con ser
observador o comentarista, es necesario ser
protagonistas y experimentar de primera mano
una experiencia con Él. Ezequiel al principio
vio de cerca el río y entendió que debía nadar
en él. La Iglesia pierde mucho tiempo
suplicando un avivamiento que ya está entre
nosotros; el río ya está fluyendo. Dios no
quiere que únicamente caminemos en el
Espíritu, sino que nos sumerjamos y nademos
en Él.

En el momento que morimos a nosotros


mismos somos capaces de sumergirnos
plenamente en Dios. Cuando morimos en lo
terrenal resucitamos en lo celestial. Cuando
renunciamos a los métodos del mundo
experimentamos a Dios. Si creemos en Jesús,
brotarán ríos de agua viva a través de
nosotros[2] y de esta forma experimentaremos
la nueva vida[3] que Él nos prometió. No
fuimos llamados a analizar al Espíritu Santo,
sino a experimentarlo. No se trata de tener
conocimiento de Dios sino vivencias con Él.
Cuando uno se lanza al río del Espíritu Santo
debe abandonar la conexión con lo terrenal, la
dirección previamente establecida, el entorno
normal y nuestra propia imagen. Si queremos
experimentar un avivamiento de parte de Dios
es necesario que perdamos la dependencia a lo
terrenal para que dependamos única y
exclusivamente de Él. A veces será necesario
experimentar situaciones que nos produzcan
inseguridad para que el Señor tome total
control de nuestra vida. Pero incluso en los
momentos de incertidumbre confiemos en que
no nos movemos de lugar por decisión propia
sino por designación divina.

Debemos tener la actitud correcta para


experimentar la manifestación de la presencia
de Dios. Hay quienes se creen bomberos del
fuego del Señor (siempre se resisten a sus
manifestaciones); otros, prácticamente son
catadores del vino de su Espíritu (siempre
calificando y emitiendo juicios); pero también
hay quienes se enfocan exclusivamente a
experimentar su presencia. ¿Con cuál de estas
tres te identificas más? Dejemos de analizar al
Espíritu Santo y simplemente recibamos lo
que tiene preparado para nosotros. Hoy es un
buen día para sumergirnos completamente en
Él.

[1] Ezequiel 47:1-9: Me hizo volver luego a la


entrada de la casa; y he aquí aguas que salían
de debajo del umbral de la casa hacia el
oriente; porque la fachada de la casa estaba al
oriente, y las aguas descendían de debajo,
hacia el lado derecho de la casa, al sur del
altar. Y me sacó por el camino de la puerta del
norte, y me hizo dar la vuelta por el camino
exterior, fuera de la puerta, al camino de la
que mira al oriente; y vi que las aguas salían
del lado derecho. Y salió el varón hacia el
oriente, llevando un cordel en su mano; y
midió mil codos, y me hizo pasar por las
aguas hasta los tobillos. Midió otros mil, y me
hizo pasar por las aguas hasta las rodillas.
Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las
aguas hasta los lomos. Midió otros mil, y era
ya un río que yo no podía pasar, porque las
aguas habían crecido de manera que el río no
se podía pasar sino a nado. Y me dijo: ¿Has
visto, hijo de hombre? Después me llevó, y
me hizo volver por la ribera del río. Y
volviendo yo, vi que en la ribera del río había
muchísimos árboles a uno y otro lado. Y me
dijo: Estas aguas salen a la región del oriente,
y descenderán al Arabá, y entrarán en el mar;
y entradas en el mar, recibirán sanidad las
aguas. Y toda alma viviente que nadare por
dondequiera que entraren estos dos ríos,
vivirá; y habrá muchísimos peces por haber
entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y
vivirá todo lo que entrare en este río.

[2] Juan 7:38-39: El que cree en mí, como


dice la Escritura, de su interior correrán ríos
de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían
de recibir los que creyesen en él; pues aún no
había venido el Espíritu Santo, porque Jesús
no había sido aún glorificado.
[3] Romanos 6:4: Porque somos sepultados
juntamente con él para muerte por el
bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de
los muertos por la gloria del Padre, así
también nosotros andemos en vida nueva.

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