MAESTROS QUE ESCRIBEN
En caída libre
Rocío Georgina Estrada Mota
Maestra en el Jardín de Niños Miriam Saldívar Ricalde
Komchén, Yucatán
Abrí el corazón y escuché las palabras,
las palabras referían horizontes luminosos
e instaban al corazón mismo
navegar por esas aguas bravías
llenas de desafíos colmados de amor.
Era preciso tejer nuevos sueños
hilar con colores de arcoíris
los grises ya teñidos.
Abrí el corazón y escuché las palabras,
palabras que prometían mantener intacta
la esencia de mi ser,
exaltar dones aún no reconocidos.
Pero las palabras se perdieron en el eco de la
soledad,
se apagaron en la oscuridad que me invadía
y el corazón gritó en silencio
el dolor que consumía por dentro al amor.
Las palabras se tornaron diferentes
tuvieron sonidos vacíos y estridentes,
dejaron ver la inmensidad del miedo,
la soberbia contenida.
Los límites retumbaron con fuerza
y pusieron al desnudo la cárcel
que limitaba la creación y la vida.
Era necesario podar las hojas ya marchitas
las hojas carcomidas por plagas de tiempos
antiguos
y dar paso a retoños envueltos de vida nueva;
regresar al origen para bautizar con agua nueva
los dones que se perdían
en los manglares de la monotonía.
La tormenta me lleva a lo profundo de los mares,
desde el fondo las aguas embriagan mi respirar
y me obligan a la agitación constante.
No me permito la inmovilidad,
el movimiento es quien soy.
Percibo la soledad de un triunfo
y miro con claridad
lo que realmente importa
del lugar que se deja.
Emerjo de las aguas en silencio
dejando las engañosas seguridades que creía
tener.
Hay tristeza y duda aún
pero más esperanza y no más miedo,
es tiempo de entregar los temores,
saltar en caída libre
y ser recibida en alas de ese maravilloso cisne
que siempre llega para rescatarme.
Mi jardinero ha podado afanoso
con demasiada atención y doloroso amor,
pero sabía que las raíces eran profundas.
Espero que el árbol que florezca
alimente lleno de amor y sombra
a quien sea necesario cobijar.
CANEK 14