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Isidoro Vegh

,,,.

· HACIAUNACLINICA
DELO REAL

PAIDÓS
Buenos Aires
Barcelona
México
ÍNDICE

Cubierta de Gustavo Macri

Motivo de tapa tomado de Pérez Celis,


Espacio receptivo, óleo, 1981-1982

la. edición, 1998

Prólogo
9
Impreso eh la Argentina. Printed in Argentina
l. Lo real que no hace serie . . ... . . .... ....... . . .. .... . .... .... . . . 11
Queda hecho el depósito que previene la ley 11. 723

2. Dolor del cuerpo, dolor del alma 37


© Copyright de todas las ediciones
3. Enlaces y desenlaces 65
Editorial Paidós SAICF
Defensa 599, Buenos Aires
4. Otro espacio. Presentación de Silvia Bolstt?r ....... . 93
Ediciones Paidós Ibérica S.A.
Mariano Cubí 92, Barcelona 5. Vida y muerte
119
Editorial Paidós Mexicana S.A.
Rubén Darío 118, México D. F. 6. Pulsiones de vida, pulsión de muerte.
Nietzsche, Freud, Lacan ........................ ...
........ 141 .

La reproducción total o parcial de este libro, en cualquier forma que sea, idéntica o 7. El enigma de una suplencia: Kol-Nidré 167
modificada, escrita a máquina, por el sistema "multigraph", mimeógrafo, impreso, por
fotocopia, fotoduplicación, etc., no autorizada por los editores, viola derechos reservados.
Cualquier utilización d!lbe ser previamente solicitada. 8. Todos lo nombres un nombre .. .. . . . . . . . . .. . . ..... . . . . ... . . . . 193

ISBN 950-12-4217-X

7
PRÓLOGO

Que lo real se equipare a lo imposible cuestiona el


descuido que los contrapone. Decide una clínica que no
renuncia a su eficacia y descubre la realidad como su
cubierta imaginaria, la otra cara del fantasma.
"Antes tenia un tic. Ahora lo sigo teniendo pero ya no me
importa." Gracia para quien la sancione, su propuesta no
es la que avalamos.
Que el analista allí descubra también su senda, retoma
un freudiano interrogante que la trilogía conocida ...:..sínto­
ma, inhibición y angustia- tiende a descuidar.
Incidencia en lo real, del tejido, el dolor del humano nos
acerca a lo mejor de una serie: cuando alguien, en los inicios
de la civilización, recibió el dolor del .otro para su alivio.
Dolor del cuerpo, dolor del alma, dualidad que la lengua
consagra, dice nuestra sustancia: un cuerpo enhebrado a la
palabra.
Las respuestas que reclama son de vida y de muerte. El
dolor de existir que el melancólico proclama en su desdicha,
muestra un error posible cuando la verdad del sujeto se
ausenta allí donde exaspera su encuentro con lo real.
Pulsiones de vida y de muerte, formulaciones freu-'
dianas , intrincaron una respuesta, discordante con la
respuesta trinitaria de los tres registros lacanianos: Real,
Simbólico e Imaginario.

9
Su contrapunto nos llevó a una fuente reconocida por los l . L O REAL QUE N O HACE SERIE
maestros aunque no menos descuidada en su puntuación:
Nietzsche fue nuestro guía desde su ''Voluntad de poder" y
su referencia a la vida, al ser, al devenir.
Nuestra respuesta la extendimos en dos vertientes: un
análisis del Kol Nidré, rezo judaico que ya Theodor Reik
interrogara en el enigma de su enunciado en 19 12, y en la
hipótesis de las razones que llevan a un creador a presen­
tar su obra en la "rareza" de los heterónimos: Fernando
Pessoa. Dos variantes que advierten al analista para la
dirección de una cura que no cierra su deuda sino cuando
se abre a lo real que los otros tejen con el sujeto.
O que arriesga, como en la tesis que Silvia Bolster nos
ofrece, en la articulación de un cuerpo que requiere "otro En este nuevo encuentro es para mí un gusto compartir
espacio" para lo inaudito, no por censura sino por indecible. con ustedes, con los que ya conozco y con aquellos que
Distintas formas del buen enlace hacen tolerable lo vienen por primera vez, y a quienes doy la bienvenida, esta
intolerable de la existencia. apuesta en la que nos aventuramos. Respecto a la·aventura,
Enlaces y desenlaces nos llevan por último a una re­ espero que ustedes coincidan conmigo en que no es una
flexión metapsicológica -no es más que teoría psicoanalí­ metáfora light, tratándose de lo que he titulado "Hacia una
tica- que enfiló en serie Verdrangung, Unterdrückung y clínica de lo Real".
Entziehung, como tres operaciones ligadas al significante, Voy a repasar, para quienes ya los leyeron y para
al sentimiento y al afecto respectivamente. quienes los escuchen por primera vez, los breves renglones
Conclusión de una tesis: el sentimiento-Gefühl- no es en los que formulé la invitación:
sino el correlato imaginario del afecto -Affekt-. Deudora a
su vez de otra tesis mayor: el afecto afecta lo real. La enumeración de lo real, que no hace serie, se acentúa en
la retórica final de Borges, así como la repetición de lo mismo
en la reacción terapéutica negativa de Más allá del principio
del placer -clásico viraje de la reflexión freudiana-, y en la
ISIDORO VEGH
equivalencia de los registros Real, Simbólico e Imaginario en
el decenio final de la enseñanza de Lacan.
Serie dispersa, como conviene a su dimensión, las páginas
de su expediente pueden hacernos más sensibles al decir del
analizante, allí donde su palabra se ausenta, su sentido se
desgarra, y sin embargo pide una respuesta.

Es una invitación a acudir donde lo �eal nos llama, no


tanto para desplegar una técnica -inevitablemente surgí-

10 11
una lugar, pero ¿acaso no es también lo que puede darle sabor
rá algo en consecuencia-, sino para abrir, o reabrir,
de aventura a nuestra práctica cotidiana como analistas?
clínica.
a En Freud es común la referencia a un supuesto avance
Sin desmerecer el valor de los textos de aquellos
, La­ en la historia de la humanidad, así como en la evolución de
quienes reconocemos una elaboración teórica: Freud
es psicoa nalist as cada sujeto, trayecto que iría desde un pensamiento mági­
can ' Winnicott, Melanie Klein -los grand
ra discip li­ co-primitivo hasta un encuentro diferente, él diría con la
que han producido el cuerpo teórico de nuest
las realidad, yo me voy a permitir correrlo un poquito y voy a
na-, esta clínica intenta una respuesta, más allá de
decir: con lo Real.
páginas de estos maestros.
que ¿Qué es ese pensamiento mágico-primitivo, tan critica­
Lacan dijo varias veces "no hay progreso". Entiendo
stas, impli ca do por Lévi-Strauss, desprecio en el que se presentifica el
el concepto de progreso, para los psicoanali
progr esa etnocentrismo de quien dice estudiar las llamadas "civili­
una paradoja. Así, de un análisis decimos que
un zaciones primitivas"?
cuando propicia que el analizante, al menos durante
el camin o de la regres ión. Como de costumbre, conviene atender algo de lo que dice
tiempo importante, avance en
ParadojaE¡ del progreso que pueden hacernos percibir Freud: ¿qué es ese pensamiento mágico sino la suposición
de una eficacia sin límites de la palabra o del gesto? Omni­
que tal vez sea un progreso, en estos tiempos, reencontrar
potencia del pensamiento, afirma Freud.
y reafirmar perspectivas presentes en los inicios del psi­
Aun siendo analistas, con muchos años de análisis a
coanálisis. Por ejemplo, la que suponen las palabras que
cuestas, los del propio análisis incluidos, ¿quién alguna vez
· Emmy Von N. dirige a Freud:
no cruza los dedos? ¿Quién no se dice "por debajo de la
Está bien, Herr Professor, muy bien todo lo que Ud. dice, esealera no", o b"ien: "ya que me levanto, ¿por que, poner
pero ¿por qué no se calla un poquito y me deja hablar? Le justo el pie izquierdo en la pantufla?" ... En fin, cada cual
quiero contar un sueño. tendrá el suyo, o los suyos, no es necesario que hagan
confesiones en voz alta, los dejo con la reflexión íntima, que
Por suerte para el psicoanálisis y para nosotros, Freud cada uno repase cuáles son sus gestos protectores.
lo
pudo recibir esa demanda y avanzó por el camino que La historia de la humanidad avanza hacia eso que hoy
real de su clínica le proponía. Digo lo real porque en ese nombramos ciencia y que no se ubica en nuestros días en la
mome:t;lto él no sabía qué era escuchar un sueño. Pero misma perspectiva que fuera la de Aristóteles. Su eficacia
pregunto, los analistas, ¿sólo vamos a hacer eso para lo -es innegable que el ser humano llegó a la Luna- supone
· cual Freud o Lacan nos dan permiso? ¿O ellos nos mues­ que algo de lo Real pudo cernir. Lo hizo en ecuaciones
tran otro modo de situarse ante lo real? Lo cual tampoco matemáticas, instrumentos y aparatos que, como decía
quiere decir que todo vale, más bien invita a estar dispo­ Bachelard, son fórmulas matemáticas puestas en lo real.
nible a ese encuentro,, que es también un desencuentro con
·
Pero es dudoso el valor de ese supuesto, de inspiración
lo real. .
hegeliana, según el cual el mundo avanza sistemáticamen­
Cuando lo real golpea nuestra puerta, estar dispuesto te de la tesis a la antítesis y de allí a una etapa superior, que
es reconocer los límites de lo que ya sabemos. Esto, como a hoy llamamos progreso. Aunque nadie podría negar que .
cualquiera, nos incomoda, nos hace inconfortable nuestro verdece en nosotros, habitantes del siglo veinte, una espe-

12 13
ranza: es cuestión de aguardar un poco; ya llegará el una voz en el bolsillo ... !" Vaya la pequeña ficción, para
momento en que la ciencia eliminará todas las enfermeda­ indicar hasta qué punto el hábito que hoy tenemos de esos
des, barrerá con todas las injusticias, conseguirá, gracias artefactos que capturan la voz nos impide a menudo adver­
a sus instrumentos, a la aplicación tecnológica de su saber, tir que por primera vez es real que ella resl).lta separable
resolver todas las miserias. del cuerpo y puede funcionar como objeto. Pero tenemos
Han pasado algunas cosas en los últimos veinte años, ue hacer un esfuerzo ara volver a encontrar ante esto
· ·

algunas de ellas están sucediendo en nuestro país, que han alggna cuota de asom o.
.
contribuido a no dejar incólume la creencia en la magia de Heide er lo dice en un lenfil!a e más oetico: "La
la ciencia, una ciencia que lograría acotar, en cada instan­ esencia de la técnica es, en cuanto un destino del desocultar.
cia, a lo real que golpea. Así, por ejemplo, lo ocurrido con la el, eli.m; ".1 ¿Cuál es el eli o ara Heide ger? El ue s
aparición de nuevas enfermedades. Parecía que la sífilis anifiesta cuando a arece lo ue él llama la constancia.lo
era una cuestión de comienzos de siglo, que podía consti­ constante. Dice al respecto:
tuir una amenaza para los pacientes de Freud. Lo cual es
El dominio de lo dispuesto amenaza con la posibilidad de
cierto, pero ahora tenemos una peor, el sida. Sabemos que
qi e e ombre ueda rehusarse a retrotraerse a un desocultar
nada asegura que la serie vaya a terminar ahí; por el
más originario, y así negarse a experimentar el aliento
contrario, se habla de epidemias en África tan mortíferas
[Zuspruch llamada] de una verdad más inicial.2
-

como el sida o aún más, por nombrar apenas una problemá­


tica en el campo de la salud. En otro, el de la lógica de las Con mis palabras lo diría así: cai.aniliLtendem�
estructuras colectivas, en el lazo social, la cuestión es aún como constante eso ue se nos datoP.erdemos la o ort · d
peor. de un 1 ción ue no es mística ni reli ·osa· ni má ·ca,
Heidegger, en un libro que no me canso de recomendar sino nza hacia un encuentro con lo real. "Hacia",
cuyo título es Ciencia y técnica, se refiere a esta última implica que de ese real no hay sistema posible; es lo que, tal
diciendo que constituye una oportunidad para incidir en lo vez, podría garantizar que el psicoanálisis, si los psicoana­
real, en la materia, en nuestra querida tierra, y poner al listas estamos a la altura de la circunstancia, pueda conti­
descubierto algo de eso que es. No se opone al desarrollo nuar. No ha teoría ni ráctica ue ueda a otar el encuentro
tecnológico, pero nos advierte que cuando el ser humano n ro del arlétre con lo real.
toma como natural lo que la tecnología le brinda, ierde 1 Shakespeare escribió Romeo y Julieta, pero se van a
o ortunidad de la revelación. seguir escribiendo historias de amor, porque esto del amor
Revelación: me detengo en ese término. Hagan un -algunos dirán por desgracia; otros, por suerte- no tiene
esfuerzo, acompáñenme, por favor, e imagínense en 1810, fórmula, no hace sistema, ni siquiera hace conjunto -ya
contemporáneos -juguemos la ficción, no se ofendan- de la que, según la moderna matemática, conjunto es un
Primera Junta de Gobierno en la Argentina, de Belgrano
o San Martín, y que yo le dijera a cualquiera de esos
próceres: "Hable, hable por favor . . . Me voy a llevar su voz l. Heidegger, Martín: Ciencia y técnica, Santiago de Chile, Editorial
en el bolsillo". ¿Qué me hubieran respondido ellos? "Este Universitaria, 1984, pág. 97.
hombre está loco, no sabe lo que dice . .. ¡Cómo va a llevar 2. Ídem.

14 15
"una rama interesante de la ciencia ficción". Más graciosas
agrupamiento de elementos que también reconoce al me­
aún solían ser sus alusiones a los descubrimientos tecnoló­
nos la falta de uno.
gicos, o su manera de tomar distancia de ciertas propuestas
De ahí la mención que hiciera a la retórica de la enume­
chauvinistas, especialmente aquellas que pretendían aco­
ración; no es casual que tanto en Freud como en Lacan y,
o rralarlo. Por ejemplo, cuando un periodista le preguntó su
en otro campo -el de la literatura-, en Borges, cuant más
manifi esta una opinión acerca del folclore, la respuesta de Borges fue un
avanzan, cada uno en lo suyo, más se
"Ah . . . sí, eso que los paisanos escuchan en el campo con la
tendencia a esa retórica de la enumeración.
radio a transistores ... ".
Así, en el poema de Borges extraído de Los conjurados
Abrirnos al encuentro con lo real es disponernos tam­
y que lleva por título "La suma"3 leemos:
bién al desencuentro con nuestro sistema, con nuestro
Ante la cal de una pared que nada saber. Implica un real no ubicable ni en el exterior ni en el
nos veda imaginar como infinita interior. Allí donde Nicolás de Cusa situaba a Dios -y
un hombre se ha sentado y premedita Lacan dice "los dioses son de lo real"-, nosotros situamos
trazar con rigurosa pincelada un real que de ningún modo igualamos a Dios, sino que es,
en la blanca pared el mundo entero: en todo caso, su opuesto; es un real que se puede encontrar
puertas, balanzas, tártaros, jacintos, en el borde o en el centro. Si escribiéramos una banda de
ángeles, bibliotecas, laberintos, Moebius, tendríamos dificultad para situar qué es lo exte­
anclas, Uxmal,.el infinito, el cero. rior y qué es lo interior. El avance en la aventura de lo real
Puebla de formas la pared. La suerte,
puede hacerse tanto por el borde como por los lugares
que de curiosos dones no es avara,
consagrados de la teoría y la práctica. Hay veces -algo que
le permite dar fin a su porfia.
suele darse con mayor frecuencia en algunas perspectivas
En el preciso ·instante de la muerte
descubre que esa vasta algarabía
juveniles- que puede aparecer la confianza en lugares
de líneas es la imagen de su cara. definitivamente conquistados: ¿qué más podríamos decir,
por ejemplo, sobre la angustia después del seminario de
¿En qu_é serie ordenada y en función de qué rasgos Lacan? O bien, ¿qué otra cosa podríamos añadir sobre la
podríamosjuntar puertas con balanzas, tártaros conjacin­ identificación?, etcétera.
tos, ángeles con bibliotecas, anclas con laberintos? Es la Sin embargo, es evidente que cuando uno avanza en
enumeración de lo real, inscripta en la. poética de � cualquiera de esos temas en los que pareciera que Freud,
Borges ya anciano; es su modo de hacernos presente lo real. Lacan, Melanie Klein, Winnicott o quien les guste de la
También en otros lugares, donde Borges hacía gala de su historia del psicoanálisis, hubieran ya dicho todo, se descu­
humor, alentaba una posibilidad de reírnos de cualquier bre que las preguntas vuelven a brotar. En efecto, lo real no
sistema. Así, en alguna ocasión definió la Teología como aparece sólo en los arrabales de la teoría; lo podemos
encontrar en el corazón mismo de cada uno de los conceptos
arraigados. Es mi manera de leer ese viraje que encuentro,
tanto en Freud como en Lacan, cuando ya han avanzado
3. Borges, Jorge Luis: Los conjurados, Madrid, Alianza, 1985,
suficientemente en su práctica y en su teoría.
pág. 41.

16 17
He vuelto a escuchar, en el último Lacanoamericano, Como las preguntas se precipitan, les pido a ustedes que
algunos trabajos que coincidieron en la pregunta acerca de me acompañen y me ayuden. No me considero el Rambo del
por qué Freud produce el concepto de pulsión de muerte en· psicoanálisis, ni mucho menos . A propósito, ¿pensaron
. .

Más allá del principio del placer. Es conocida la secuencia alguna vez qué es Rambo? Rambo es un prototipo de
que vincula el tiempo de aparición de ese texto �on la nuestro tiempo; como elLlanero Solitario, hacejusticia por
cercana finalización de la Primera Guerra Mundial, el propia mano, pero tiene una característica especial: al
pesimismo que podría haber arraigado en Freud con la Llanero Solitario era difícil que se le despeinara el jopo,
muerte sorpresiva de una hija querida y aún el anticipo de tenía el perfil. de Alan Ladd. Rambo, por el contrario,
su cáncer de mandíbula. No voy a negar que esas circuns­ siem re tiene heridas ero nunca un gesto de dolor. A
tancias hayan tenido su peso; sin embargo, tiendo a pensar Rambo las heridas no le duelen, o si le duelen, de eso él no
que, tanto en Freud como en Lacan, este viraje que aparece dice nada. Es. un prototi o.
hacia el final de las elaboraciones teóricas de uno y otro -en Ya estoy mostrando una primera baraja. Si nos anima­
Freud, con el texto mencionado, en Lacan con la introduc­ mos, odemos interro ar ·untos. ué
ción de la escritura nodal- es consecuencia de haber tenido �:'_Rara up_ psicoana­
lista -tal vez después podamos extender esta cuestión y
ambos el tiempo suficiente para hacer la experiencia de referirla a cualquier ser humano- el dolor. Tenemos ya una
una buena cantidad de fracasos. Pudieron verificar así, pregunta formulada: ·es o no e uiv lente al _ e.e? Si no
que hay algo de lo real que no se cubre fácilmente, ni con llegara a serlo: ¿cuáles son sus enlaces y sus des-enlaces,
la palabra ni con la imagen. cómo se presentan en nuestra clínica, ·qué puede hacer el
Mencioné el texto Más allá del principio del placer. analista con eso?
Podríamos decir -en al 'n lu arLacan ·ue a con esto- ue Reafirmando la hipótesis según la cual no hay progreso
. nde el lacer termiñac0mTeñzaerdofOr:Ifay-qüíen dijo, al modo hegeliano, la temática del dolo_r ep_J_ª
_ohm. 4.�J
t . . , . -" oñd.e el lacer termina, comienza e goce�añto
_ _

.
fundador del sicoanálisis en la obra de Freud está resente
una afi.i:mad.ó:ri como la otra son válidas, y entonces nos surge desde- eI coniforizO casflíasta el final -ustedes me dirán si
una p�gup.ta: ¿dolor y goce so� eqmv ente�? leo ·bien_:, en árrafos. ídénticos tanto desde el Runt._9Q.e
.
En la cofradía lacaniana, a veces con celendad, se tiende a vista descri tivo conio en las tesis ue sostie nen. Una
·

decir que sí -y afirmar, por ejemplo, que el torturado goza-. y -otra vez, sé trata de cuestionar la idea de un orden
Pregunto: ¿siempre es así? ¿Están seguros? Es verdad, hay cronológico que llevaría implícito, desde el comienzo hasta
historias que parecen confirmarlo -como algunas del texto el fin, un avance de la teoría. Las cosas no son tan simples,
de Bonasso, Recuerdos de la muerte-; una de ellas, quizás aún más cuando se trata de alguien como ��d Y,-, ld M�:¡¡;:;
ustedes la recuerden, figura allí con nombre y apellido; se de'a interro ar or lo real. Ylo real tiene la mala costumbre
trata de una torturada que se convirtió en pareja de quien de gol;uear siem re en el mismo lu ar no uiere saber nada
_

la torturó -las malas lenguas dicen que, además, fue quien de


la liberó del marido-. Historia un tanto siniestra, pero las
cosas del amor son complicadas.
Y agrego la pregunta recíproca: ¿están �-�­
siem re el oce es dolor?

18 19

h� hec o la medicina científica e n sus métodos de indagación,
.
m en VIda m tras su muerte pueden hallarse los signos visibles
y pal �ables del proceso patológico.5

No olvidemos que la medicina, aun en nuestros días,


.
sigue gobernada por los preceptos que se inauguran en la
Revolución Francesa, cuando Bichat fundamenta la certe­
za del diagnóstico en la trama de los tejidos. Todavía hoy,
en un ateneo anátomo-clínico, la palabra final la tiene el
3:nátomo-patólogo; aunque la clínica avance otro diagnós­
tico, la verdad reside en la lesión del tejido. El r lema e
ue ha adecimientos ara los cuales la medicina no
encuent a di u· ej�

Entre estos enfermos [continúa Freud] hay un grupo


llamativo por la riqueza y variedad de su cuadro clínico: no
pueden realizar una labor intelectual a causa de dolores de
cabeza[subrayo lo del dolor] o fallas de la atención· les duelen

los ojos cuando leen, las piernas se les cansan cu do cami­
nan; sienten dolores sordos o se adormecen[ . .. ]. 6

La relación entre lo co oral lo anímico (en el animal


Es, entonces, cuestión de dolor. Y agrega Freud:
tanto como en el hombre) es de acción ecí roe ·pero en el
pasado, el otro costado de esta relación , la acción de lo anímico
en todos puede observarse que los signos patológicos están
sobre el cuerpo, halló poco favor a los ojos de los médicos.
muy nítidamente bajo el influjo de irritaciones' emociones '
Parecieron temer que si concedían cierta autonomía a la vida .

anímica; dejarían de pisar el seguro terreno de la ciencia.4 preocupaciones, etc. Tanto que pueden desaparecer dando

sitio a un estado de plena salud y sin dejar secuelas unque
hayan durado mucho tiempo.7

"§in war secuelas" quiere decir: n.o hay nada indeleble


[ . .. ] existe un gran número de enfermos, leves y graves, cuyas a niv 1 del ejido.
perturbaciones y quejas plantean un gran desafío al arte de . En el "Manuscrito G" re ilia, texto muy
los médicos, pero enfos cuales, a pesar de los progresos que precoz (año 18 4), dice Freud:

· 5. Ídem.
4. Freud, Sigmund (1890): "Tratamiento psíquico (Tratamiento del
alma)" en Obras
. Completas, Buenos Aires, Amorrortu, 1982, t. 1, pág. 6. Ídem, págs. 116 y 117.
116. 7. Ídem, pág. 117.

20 21
Uno puede representarse que si el grupo sexual psíquico sociedad de R :onsigna_se:r::fa
[son los términos utilizados por Freud en esos tiempos] pierde formulable así: no re ntemos ué tienen en común el
muy intensamente magnitud de excitación, se forma, por dolor del cuer o y el dolor del alma, más aún, no ·re n e­
decir así, un recogimiento dentro de lo psíquico, que tiene
mos nada acerca del dolor.
un efecto de succión sobre las magnitudes �ontiguas de
Le� recomiendo al respecto un libro que se lee con
excitación. Las neuronas asociadas tienen que librar su
entusiasmo; cuanto más se avanza; más atrapante resulta.
excitación, lo cual produce dolor.s
Por suerte, �u autor' David Morris, es alguien que pertene­
.

ce a esa misma socie ad que encuentra su prototipo en
Rambo, aunque se ubica en otra perspectiva. El libro se
1Iar;i�!:P:_�1!'_!.�u-�!!.i!:.�!,!!-��or,(The Culture
f Pain]. Morris da
o_
alh cifr�s oasfante recientes -datan de 9 ·. fíjense que no
.
estoy diciendo 1950-, que hacen más cercanas· sus consi­
deraciones sobre el tema. Dice Morris:

Mediante una hemorragia interna, digámoslo así, nace un


empobrecimiento de excitación, de acopio disponible, que se
manifiesta en las otras pulsiones y operaciones. Como inhibi­
ción, este recogimiento tiene el mismo efecto de una herida.9

Y aquí va al ruedo la pregunta: ¿por qué la palabra


"dolo r" para designar la herida en la piel? ¿Por qué esa �-�!.�?ablando de dolores ue no de· an fi ra ni traza en
la
misma palabra para dar cuenta de lo que ocurre ante /
los te idos. No se encuentra razón ara ellos.
pérdida de un ser querido, como en el melancólico?
·
y a continuación, los datos cuantitativos que tanto
mismo término desi a el dolor de una herida co oral y aprecia la sociedad de Rambo:
·

ue llamaríamos un dolor sí uico? Por ahora , hable mos


as': el dolor ante la érdida de un ser uerido. Una familia de cada tres contiene un miembro que sufre de
Una pregunta puede ser tomada o ignorada -lo que el dolor persistente. Las cifras más serias indican que en el año
psicoanálisis enseña es que esa ignorancia tiene precio-. 1?83 había nove 1:1ta millones de norteamericanos que pade­
Lo voy a decir en contante y sonante, como le sta a la c1an dolores crómcos, que sesenta millones estaban parcial o
totalmente incapacitados [vienen cifras aún más apetitosas
para esta sociedad) y que esas incapacidades significaban la
pérdida de setecientos cincuenta millones de días de trabajo.
8. Freud, Sigmund: "Manuscrito G./ Melancolía", e n oh. cit., t. I,
págs. 244 y 245. Y ahora, 1o más importante:
9. Ídem.

22 23
Así, el dolor de espaldas hace tiempo que ha pasado a ser
Las mismas fuentes informan que en 1983 el costo del
recuerdo. Es un pequeño ejemplo de la perspectiva que
dolór crónico en los Estados Unidos se situaba entre los
estamos trabajando.
sesenta y los noventa mil millones de dólares anuales.1°
Aunque todavía hoy sigan golpeando a nuestras puertas
: e eso no s h la. Tal es el esos síntomas, esas inhibiciones y esas angustias a las que
Rambo P-ara t do el mu el psicoanálisis se consagró en sus inicios, debemos reco­
prototipo ofrecido y la consigna. se ha ni del dolor
·to egui­ nocer que se han operado ciertos desplazamientos concer­
proR· ni del a·eno.¿La erra conlrak?Unjue nientes a aquello con lo que un analista puede actualmente
: Lcquién · o
parable a los ue nos ofrece la electrónic llegar a encontrarse. Al respecto, las cifras convocan nues­
se ·do de
s;e? ae el cohete ·Pum! Un esta llido
tra atención: en los Estados Unidos, suman noventa millo­
de éste . No hay
silencio. No ha dolor. Ni del otro lado ni nes los que sufren de un dolor persistente.
de ué a enarse. Del dolor ni noticias. Avancemos con esta cuestión volviendo a la pregunta
nuestro
El recio del rototi o es también un real de
en que poda mos reco­ por la palabra. �propongo un pequeño recorr!do, al mc:ido
tiem o al cual, sólo en la medida f�anº .
-muv breye ara no aburrirlos-. Va amos al
nocerlo, habremos de darle cabida.
ba ya varios �iccionario, �!JSW.l,E'.��J.�_!Q_,s-=-"dfil.q¡". Por mi parte, recu­
(Recuerdo 8.hora a una analizante, que lleva rrí al Bloch y W artburgz..gue tanto le staba a Lacan, 1
un dolor en
años de análisis, pese a lo cual no cedía en ella '
f}jccionario Etimoló ico de laten ua Frañcesa:· Allí dice
desp ués de haber
la espalda muy fuerte, agobiante, aun de douleur. viene del latín dolor· consi a lue. o: "acceso e
la moderna
recurrido a las más variadas técnicas que
de dolen- dolor", expr�sión -dice-.poco usual en el patois; ert la cul­
medicina científica suele proponer para este tipo
tura popular equivale a "estar m!l". Traté de ver ué decía
cias crónicas.
el Bloch y Wartburg de una palabra muy cercaná-ad.olor '
A medida que su análisis se fue desplegando, ese dolo .
o, en el tanto que a veces nosotros las damos como sinónimos:
pudo er,,contrar un borde de palabra. En efect
había "�ufrim.iep.to". Bus ué "sufrir" y allí encontré: "si · fJJ
entorno de su familia de ongen, es a paciente se
aque llo que su pobre 's u orter' literalmente 'so ortar'; hasta el si lo xVI,
convertido en la columna que sostenía
inval idez r�em laza a la anti a _alah��QlQI,'.:'.
padre, inv.álido los últimos años y con trazas de
El avance Como pueden advertir, no era arbitraria mi búsqueda
que databan de los anteriores, no podía S()stener.
perm itió ir acomo­ de "sufrimiento" y "dolor", dos palabras que se encabalgan
en el repaso de esas marcas subjetivas .
en algunos lugares en el lenguaje.
dando de otro modo su columna.
En cuanto al Pe it Ra , también dice, en "dolor": "Del
Les cuento lo que hace poco tiempo pudo decir en voz
latín dolor"; "sensación enosa en un unto del cuer o
alta en la sesión:
e e ·or ·nterior dolor físico'" des ués: "sentir resentir
. '
Fui· de nuevo a visitar a la kinesióloga que me atendió ex enmentar un dolor" - a se inclu .e a uí una connota- -

tantos años, y ella nie dijo : ¡Qué raro!, parece otro cuerpo, no ción de lo anímico-.
están esos nudos que habitualmente tenías, qué extraño. Busqué también en un diccionario castellano, en el
enciclopédico Espasa Calpe, donde dice: "Dolor: sensación
10. Morris, David: La cultura del dolor, Santiago de Chile, Editorial molesta aflictiva de una pªrte.._�el cuerpo J>.Or ca�
__

Andrés Bello, 1993, pág. 20.

25
24
interior o exterior" -algo que coincide bastante con lo que Hemos hallado el sistema d e neuronas con un dispositivo
ya leímos-; -en la segunda sección añade: "sentimiento, tal que las grandes Q exteriores son apartadas de et> -son los
pena y congoja que se padece en el ánimo" -encontramos receptores exteriores, las pantallas- y, todavía más de 'I' -sir­
otra vez esta anfibología del término-. u a "sufrir.", ven a este fin- las pantallas de las terminaciones nerviosas y
el �pasa Cª1p :gr isa: " adecer- recibir con resi ación la conexión meramente indirecta de 'I' con el mundo exterior.
un daño moral o fisico; sostener, resistir, agt!antar, tolera!', ¿Existe algún fenómeno que se pueda coordinar con el fracaso
so ortar". de estos dispositivos ?" [y Freud responde]: "Creo que es el
Teníamos una p;i;i:w.el; ión para hacer, � dolor". El dolor [agrega] consiste en la irrupción de grandes
dolor goce, que la vamos a ir trabajando. Ahora tenemos Q hacia 'I' [ . . ]Consiste, pues, en la acción de unas Q de orden
.

otra ntre olor sufrimiento. ¿Es acaso muy forzado más elevado." 11
recordar aquí esta frase: "sufro un dolor"? Algo que se dice,
se escucha, cualquiera de nosotros pudo enunciarla Y me ,
hace suponer que a veces sufrimiento y_ dolor se to:p�p
coIDQ..SiPónimos
. .. .. . . e-;o-· ·u-;·n.o son lo mismo. Podría ser ué
-·· ---·· . . ·' ...
.
ha a dolores ue se sufren otro.§. ue_I).Q, l1�-�.1 �J,l �.91
. t
.........- J_., r Sü -áoño. Enl historia de la filosofía exister.L
fos ·ue se llaman "estoicos" -E icteto, Marco Aurelio-,
cu o aradi a ético sostenía ue el sujeto no debía
doble arse ante el dolor. Por otra parte, hay dolor con cantidades externas peque­
ede ser ue el dolor invite al arletre a res uestas ñas, y por regla general está conectado con una solución de
continuidad, a saber: produce dolor una Q externa que actúa
iferentes: oce sufrimiento o ne ación del sufrimiento, a
directamente sobre las terminales de las neuronas et>, y no a
la manera en que Freud hablaba de su cáncer en sus
través de los aparatos nerviosos terminales.12
últimos años; aproximando su decir al de los estoicos, lo
definía como "una pequeña isla de dolor en un mar de
indiferencia".
Les propongo que avancemos entonces con uno de sus
textos, bien en el foco de nuestro tema.
Se trata del artado 6 del "Pro ecto ... ", que lleva por
título, precisamente, "EJ dolor". Dice allí: "Hemos hal�ado
el sistema de neuronas ... ", recordemos qu� es en térmmos
de neuronas que Freud pensaba la cuestión en esa época;
con Lacan aprendimos a pensarla desde la teoría del
significante; en un lenguaje más moderno, como para darle
más swing, en la era computacional nosotros la pensamos
11. Freud, Sigrnund (1895) (1950): ''Proyecto de una psicolo
en términos de bits de información. Retomo el texto: gía para
neurólogos", apartado 6, "El dolor'', en oh. cit., t. I, pág.
, 351.
12. Idem.

26
27
qu,isiéramos nensarla más allá de esta referencia a una ¡
Fn li ol g� filltigp, a quien muchos de
anatomía? ustedes conocen personalmente, Jüfili Day:ii:l Nasio El dola­
Hasta a.guí el dol r es un roblema de cantidad F� de la.bister i,J!,, .. . . r di . ue el dolordeldÜelo-:ío sitú
.
lo,.p�s aa--cpr· --------·-iia , ya mostramos una carta e'sJ)eCíficameiite eii" ia-é11ñícade-la histeria- obed 1 ece -á.l
éU:añdo dij· o ue no se trataba tanto de una cuestión de sobre�!l�estJ�i�nt�)del .recÜerdo'deü'"�r í dido.·Ño es
cantidad sino de la es ecificidad de un re · stro. En cuanto nece o ea un ob eto hostil; idéntica eficacia tendría
. la rup,tura . ue . Freud sitúa en 19 corP.oral, no�ot�os �_L�urgfmlento-ae-una-iiñ"áIDíii�éi!i.e " n�m u�de en�ntraie.--n
�e t JL.--�-.---�-·--"-----�--�
_

preferlmos -abnr la cuestión· decimos entonces ue,_ade- lo reaferobjefo" "ue-el ia'iepre n ;�


�-�eTa-ni -tura üede tratarse de al a otra cosa·
___ __ . -.. . .. ue -lJií�' de fos aspectos del. esarro o que venimos elabo­
á:fe�re-·a(dlsposÜi� e o iilgigµe su fracasQ. rando hace al cuestionamiento de la medicin a del tejido
Anticipo otra carta que recién al final podremos retomar -la medicina que quiere reducir elparletre al tejido-; pero
y que, según estimamos, acarrea alguna consecuencia en como tantas veces lo hemos dicho, no se resuelve un error
la técnica. a · u 1 e arro uia lacaniana si- formulando su opuesto simétrico; semejante procedimien­
t 1 or la escansión en el corazón de la interven- to sólo puede conducir a un error en espejo del que se
c n i l. -y no creo que haya que desechar esta pretende enmendar. Por eso voy a leer también este otro
conceptualización-. ora bien si consideramos gue aJ párrafo de Freud que dice:
sµjaj;,o,J,0J1ac� sufrir un dolor efecto de_ una.ruptur?_,, P.O�ría
ser-iñherente al_ acto una función de_ ligadura. Quizá Un apuntalamiento para este supuesto extraño pero indis­
porque vamos demasiado rápido, pueda parecer un mero pensable, lo proporciona la conducta del desprendimiento
juego de ingenio, pero lo anticipo para que se les haga más sexual. Simultáneamente se impone la conjetura de que los

liviano este recorrido que estamos compartiendo, por aho- estímulos endógenos consistirían, aquí como allí, en produc­
tos químicos, cuyo número puede ser considerable. Puesto
r�, a través de los textos. . que
el desprendimiento del displacer puede ser extraordinario
Vayamos al aRartado doc del texto freudiano, que lleva con una investidura ínfima del recuerdo hostil, es
por título "La vivencia - -- " --�------�a uí deJ'1 lícito
concluir que el dolor deja como secuela unas facilitaciones
de
entrada..de..ciñfiaades-éxten' ' desde un objeto hostil en particularísima amplitud. 14
lo real, sino del sur ·miento en el recuerdo del objeto_hosti!.
ustedes adverti�án que se . ue e enmn r , , .-
Freud el sicoanalista, dice ue al o se roduce a nivel
�ª-res uesta ara ens��- ���0����el término "do- guímj� �� -otambién cm-r. (lo- decimos en nuestra
1.2!;'-usado taiitoR�Ei=dí_���L� .P.-ª _gfta<tción,,,_eJ:l . m.e1
_ terminología) �ñ1oreal-dell���A la medicina que reduce
como la vivencia gue _P.roduc(,'.) la evocación de un...ser el ser humano al tejido no se trata, en efecto, de oponerle un
querido que no éstá. Dice Freud:
_, psicoanálisis dedicado a un aparato psíquico compuesto
solamente de significantes y representaciones.
Si la imagen mnémica del objeto (hostil) es de algún modo
investida de nuevo (v. gr., ·por nuevas percepciones), se
establece un estado que no es dolor pero tiene semejanza con 13. Freud, Sigmund (1895) (1950]: "Proyecto de una psicología.. . ,
aparta�o 12, "La vivencia de dolor", en ob. cit., t. I, pág. 365.
"
él. Ese estado contiene displacer y la inclinación de descarga ·

corre�pondiente a la vivencia de dolor.13 14. Idem, pág. 366.

28 29
Esto, de algún modo, ya lo habíamos adelantado en el Si seguimos avanzando hasta el año 19/20, en Más allá
seminario del año pasado. También hicimos una breve dtl.p.�i _·de JJ acer. Freud expone:
·

referencia al tema en el Lacanoamericano; quienes hayan


participado en uno u otro ámbito recordarán de qué se Es probable que el displacer específico del dolor corporal
trata. Como dicen los chicos, es cuestión de zafar, tanto del [temática freudiana, atraviesa textos claves de su elabora­
cuerpo-máquina que concibió La Mettrie-un cuerpo cuyas ción, el dolor insiste] se deba a que la protección antiestímulo
fue perforada en un área circunscrita. Y entonces, desde este
eficacias serían nada más que el resultado del funciona­
lugar de la periferia afluyen al aparato anímico central
miento de piezas con piezas, a la manera de las partes de
excitaciones continuas, como las que por lo regular sólo
un auto o los engranajes de una máquina-, como del podrían venirle del interior del aparato. ¿Y qué clase de re-­
tradicional dualismo cartesiano, incluida nuestra discipli­ acción de la vida anímica esperaríamos frente a esa intrusión?
na, en tanto sostenga la oposición cuerpo/aparato psíquico. De todas partes es movilizada la energía de investidura a fin de
Por nuestra parte, habíamos adelantado una propuesta crear, en el entorno del punto de intrusión, una investidura
para ensar el cuer o d�lR,arlét!e desde el sicoanálisí�;ei1 energética de nivel correspondiente. Se produce una enorme
acue-rdocon-ella� ci' d.añ éx'luido como abordajes anto el
.
"contrainvestidura", en favor de la cual se empobrecen todos
ec ·
i ta como el dualismo cartesiano -y los otros sistemas psíquicos.16
hasta el dualismofreudiano-.Esa ro uesta su one ensar
e cuer o en términos de una �Strücfura fríiilfana:-Rabfa·­ Ta�.!?_ién. �q�_yreud !�to.!!!-_ªJºn!��l��_ipp.��. P:r'€l�€l�.�.r:-­
inos d.íCho: lo real del tejí� anudad.o en ca a uno de�-1}§ tes. Las mismas que encontramos en el texto de Juan David
puntos a lo simbólico a lo ima "nario. Formulación que Nasio; - EZ--dolor-de la'li),sierkt·�· E�·-���. �� -�f'ori en del
..

tiene consecuencias, incluso -siguiendo la terminología . olor yuefven' a. sltÜa��e- el - fracaso de las defensas, la
freudiana- una concepción metapsicológica. hemorra ·a la concentración de car�s.
Confirmando que hasta el final Freud siguió insistiendo A modo de conclusión del recorrido le hoy, acudiré a un
con estos conceptos fundamentales, encontramos en un párrafo de Inhibición, síntoma y anf{ustia, texto deT925��n
texto de 1915 ("Duelo y melancolía"): el que Freud se pregunta: "¿Cuándo la separación del
oh 'efO · rovoca an stía, cuá�d.q gµelo y cuán .9,_quizá, f?Ó o
d��r_L".17 __

re ond :

pérdidadel objeto [está hablando específicamente e ese

15. Freud, Sigmund (1915/1917): "Duelo y melancolía", en ob. cit., t.


XIV, pág. 250.
16. Freud, Sigmund: Más allá del principio de placer, en ob. cit., t.
Es la misma formulación que ya habíamos leído y que XVIII, págs. 29 y 30.
puntualizaba uno de los modos de producir dolor. 17. Freud, Sigmund (1925) [1926): Inhibición, síntoma y angustia, en
ob. cit., t. XX, pág. 158.

30 31
parecen las más tontas, pero que si uno las hace trabajar,
son las más fuertes. Lo real es aquello que no es ni
simbólico, ni imaginario. Ustedes tal vez objeten ese modo
de definir por la negación; sin embargo, en Lacan es el más
habitual cuando se trata de lo real: "la femme n'existe pas"
-la mujer no existe-; "il n y a pas de rapport sexuel" -no hay
relación sexual-: todas fórmulas negativas, como otras
P,&ro aparece algo nuevo. Ya no se trat3:_g.�_ajg9 q!l;� _ _

tantas maneras de indicar lo real.


de . de . fuera rompe1a .!�l-esfamos en un ex o pos enor
Se_g:unda cuestión: ué se des�rende de esta conce12-
a"M&s.allif delprÚicipio .del placer-, sino de un estímu!,o
·

PE�i?.�i:�- - �����-- e. Agrega Freud: · · -·· ··----- . - ·


��llli���ñselr la cual lo r al uede ··-··
------· -�---
venirtantoCfere·
----· -- -·�·- ·-·-· -
-
teri or como ael iiileriOrr -·-- -
..

[ . . ] ac úa como un estímulo ional continuado frente al cual .. .. Auí'iqii;-p·a:ra· n.oSotros esa dualidad resulte bastante
discutible (baste recordar a uí la banda de Moebius sin
.

Rennanecen imP.otentes las acciones musculares en otro caso


e s ue sustraerían del estímulo el lu ar estimulado.18 in!erior ni ext · � es ntando al s ·et ), una ardua
discusión perdura en la medicina de nuestros tiempos,
Y concluye: concerniendo la clínica del dolor, entre la concepción llama­
da periferialista y la centralista. Tal pareciera ser, al
l'W Jlej� tene u s ntido ue el len a'e ha a creado el menos en los Estados Unidos -modelo si los hay de lo que
conce to de dQlor interior anímico e ui arando enteramente
las ensaciones de la pérdida del objeto al dolor corporal. 19 se considera la m-edicina científica-, el núcleo de un debate·
encarnizado. Uno de sus protagonistas, el doctor Benjamin
Era impensable que esa coincidencia en el lenguaje se le Crue, famoso neurocirujano y fundador del New Hope Pain
·

. escapara: al maestro; en efecto, no lo ignoró. Center, descubrió que había dolores que no podían
No los abrumo con más citas; confiándoles la continui­ suprimirse con una medicación que respondiera a una
dad de la búsqueda, les propongo que avancemos hacia las teoría periferialista del dolor, aquella que, cualquiera que
que serán nuestras pequeñas conCiusioñes poreCéiía.de sea nuestra opinión sobre el particular, domina espontá­
h .
..· ...-"" '" •· . ... - . . .-· .. · - · -··· •"' "" ' ' ' " . . . ,. . . ... �
. -. .· ·-"' �"""···"'' ··---·�-- ·-· . .. . . . . . .. .. .. ..____ ....,. . . .

neamente en un principio la idea que nos hacemos del


-

oy.
..

" º"í>rimera cuestión,..fundada en esta constante que in1!­ fenómeno: la del arco reflejo. Esto es: el dolor es una
cam'Os e:ri Freud: la relación existente entre dolor can i­ sensación interna que responde a una cierta ruptura en la
dad. Yo .hábía adelantado una baraja al respecto; ahora piel, información que los nervios transmiten a los centros
podemos decir: J:\ªy reJ_�§-�.�----�-· ��- superiores y es entonces que se siente el dolor.
Cualquiera de ustedes podría formularme la pregunta: Partiendo de esta concepción periferialista del dolor,
¿qué es lo real? Voy .a responder, en primera instancia, con ¿cómo se interviene? Pues bien: se trata de anestesiar el lugar
las que solemos llamar fórmulas tautológicas, esas que de la herida, o bien el nervio que transmite el impulso, la
médula, etcétera. Ahora bien: ocurre que hay dolores absolu­
tamente resistentes a cualquiera de esas intervenciones.
18. Ídem, pág. 159.
Es a partir del tic doloroso, una forma de dolor crónico,
19. Ibíd.

32 33
resistente, que este médico neurocirujano arriesga la hipó­ rio, podemos invitarlos cordialmente a aceptar que esa
tesis según la cual la terapéutica fracasaba porque estaba ontología resulta insuficiente en tiempos en los que habla­
mal pensada la estructura. Otro de los puntos de referencia mos de la incidencia del bit, Un programa no se toca ni se
de esa investigación lo constituye un fenómeno conocido y atrapa; pero tiene su propia eficacia, la del Exocet o la de
paradójico en la medicina: el dolor del miembro amputado. la nave que llega a la Luna, o bien la del canal que permite,
Después de haber perdido un miembro, una pierna por mediante la simple presión de un botoncito, q1Je ustedes
ejemplo, el paciente sigue sintiendo dolor, a veces durante un perciban una imagen al mismo tiempo que un observador
año o dos, a veces de por vida. ¿Dónde? En el miembro en Alemania, o reciban un fax. Nuestro mundo está lleno de
amputado, el que ya no está. Un absurdo, al modo del fetiche chips, programas, bits, paquetes de información que no se
freudiano, "sustituto del falo que la madre no tiene", como pueden tocar, circuitos que se ofrecen como el significante:
para que nuestro amigo Bunge se ponga contento. es otra ontología.
Benjamin Crue pregunta: ¿Dónde se localiza ese dolor? abíamos untuado brevemente la relación entre dolor
Y responde que hay dolores que no pueden explicarse y goce�uea-veces se anudan uno al otro. Cuan es oc
'·' '
'
- - • • •, .; • . � · � ·- �· · • o u» .• • " •'•-.V • • ·'

desde la teoría periferialista, dolores que dependen de una �s�_ .. . . . . e,11 J c.3!!1 . o deJ s�e;nt?.. E �.���U:e anuda
operatividad funcional del cerebro. Así, en su lengua médica, .<!o.lor . es un dolor ue deviene oce. También es un dolór · ·ue
habla de la dualidad dolor corporal/dolor anímico, locali­ i��J.Ca al su·eto.Pero hay ún d.oiür in extremis ";Jñ croh;"¡:·--ue
zándola en el cerebro. Se trata, en suma, de dolores que se e� _p.2-J�. dolor. Desde·I,acan, está apuntado en un ejemplo
inician en el lugar del neuroeje, en el cerebro, lo que implica freudiano. ·

que su causa puede ser también una pena espiritual. Hoy, por ser la primera vez, le_s pido que me disculpen,
Podríamos felicitar a Benjamín Crue, decirle: ''Muy bien, casi no voy a dejar tiempo para las preguntas, pero me voy
usted se anima a sostener un gran avance, critica a la a dar el gusto de leer un fragmento de un sueño freudiano
medicina tradicional al afirmar que puede haber dolores cuyo en alemán. Dice así -a ver si lo reconocen-:
origen no se explica con el modelo del arco reflejo. ..". Sin duda
es un avance, aunque sufra aún el peso de la antigua ontología Der Vater war wieder am Leben und sprach mit ihm wie
sonst, aber (das Merkwürdige war), er war doch gestorben un
del átomo. Antigua porque hoy, por suerte -y gracias a Bill
wusste es nur nicht . 20
Gates-, ya no es tan difícil de captar -para un psiquiatra
incluso- la diferencia entre hardware y software. Ya es hora
Setrata del sueño que Freud publicó en 1 9 1 1 en "Los dos
de que se entienda que cuando Lacan, precozmente, como de
principios del suceder psíquico"; luego lo adicionó a la
costumbre, con treinta o cuarenta años de anticipación,
hablaba de la materialidad de la letra como sostén del
Traumdeutung: "Mi padre estaba muerto pero no lo sabía".
Es la historia de un joven que asiste a su padre en los
significante, no estaba fundando una nueva religión. Hoy, por
últi�os momentos de una larga enfermedad, que culmina
fin, así como podemos llevarnos la voz de alguien en el bolsillo,
en tiempo de agonía. Una vez fallecido el padre, este hijo
resulta indiscutible la eficacia de un programa.
Así, la discusión con nuestros colegas psiquiatras en
torno a la ontología de la molécula, no requiere ya que los 20. Freud, Sigmund: Die Traumdeutung, Studienausgabe Band II
'
analistas nos disculpemos o los humillemos. Por el contra- Fisher Taschenbuch Verlag, 1982, pág. 417.

34 35
sueña reiteradas veces que aquél vuelve a la vida, pero en 2. DOLOR DEL CUERPO, DOLOR DEL ALMA
condiciones que el relato del sueño restituye así: "Mi padre
estaba muerto, pero no lo sabía".
Según la interpretación de Freud, a partir de un pensa­
miento conciente, ligado a la ocurrencia que repetidas
veces atravesó al sujeto, ante el dolor extremo de su padre,
ante sa vida reducida al uro olor de existir desnro ·

hasta de los e ueños . oces u o ce to r nue tr


existencia '."'"""Ocurrencia formulable en térmi nos de: " . . . mejor
que papá se muera"-, encontró su vía de acceso en un
sentimiento no tan noble, ligado más precisamente a la
estructura edípica y a uno de sus principales remanentes:
el deseo de muerte dirigido al padre. De modo que, en
términos freudianos, el enunciado del sueño se completa A modo de elogio, me preguntaban recién si la charla iba
así: "Mi padre estaba muerto, pero no lo sabía . . . No sabía a estar esta vez a la altura de la anteri or. Respondí que uno
que estaba muerto según mi deseo". nunca sabe, puesto que el seminario tiene estructura de
¿Cuál es la lectura que Lacan nos propone de ese texto apuesta. Por otro lado -y esto quizá tenga algo que ver con
en Las formaciones del inconciente? Afirma allí que si b�en el desarrollo de la charla de hoy-, esta cuestión de las
esa interpretación freudiana es posible, rebaja el sueño a alturas, vamos a ver que no es simple.
la dimensión imaginaria del Edipo. Ofrece como alternati­ Estamos transitando un seminari o que hemos titulado
va considerar literalmente el relato del sueño; se lee "Hacia una clínica de lo Real". Ponemos el acento, así, en
entonces -precisa-, lo insoportable que resulta para un una temática que en la obra freudiana discurre desde el
hijo ser testigo de la llegada de su padre a los umbrales de inicio casi hasta el final: la del dolor.
la muerte; ver a un sujeto -tanto más si se trata del padre, Como era de esperar, :qo habría de escapár�e al Her:r
anticipo del propio destino- atravesar el i nstante en el que Professor la_�!��E-��sobre la dualidad de s�ca��ón �
la existencia equivale al dolor. Es es� �o que el sujeto prefiere --���a "dolor" e�J.3.:��gyas conocidas: inglés" franc ,
no saber, razón prjmordial de lo que Lacan nombra " asión alemán castellano. En nuestra len a desi amos con
de la i orancia": no uerer saber nada de lo real. ella or un lado, la sensación roducida or una efracclón
Para concluir, al menos por hoy, propongo esta pri mera �n la piel gu� .�
· �� -�a��1�resente el encuentro con el cuen)o;
tesis: en el arlétre el dolor es res uesta de lo real. Res- .
pero también decimos dolor cuando sufri mos la érdida de
. ·onde a lo real onde e l ook. wi ser . 'enCio: ·¿Por que la lengua usa la misma palabra
para dos· efectos supuestamente disímiles?
abíamos mencionad ue nos . recome.rul.ª1;>_1:1.
·

situar allí donde Freucfliaólaoa C!� _''e�_@_a' , un d


tres dimensiones: la de lo Real. Avanzamos entonces liácia
-
esa ro uesta se@n la cual "el dol�; �;�es--���sta ��J�:
36 37
n�a1:. Jugábamos con la ambivalencia posible de ese "de", latín del siglo tercero, dolus, sustantivo verbal de dolere,
ciesglosable en "el dolor es res uesta ante lo real" -por un tener dolor".
lado- y "el dolor es res uesta en lo real", por el otro. n lo Duelo es ues en su ori en etimológico, tener dolor; se
.
real de un te ido gue-anudado a lo simbólico lo ima ·na­ confirma or el lado del duci;.' � r ferencia al s_entidO
rio- nos parece, desde nuestra perspectiva -la del psicoa­ es iritual dolor en el alma en la psiguis, antel _a pérdida
nálisis-, situar más exactamente nuestra comprensión e algyien uerid .
del cuerpo. Siguiendo la sugerencia de una colega, que tiene ade­
En la última cita que habíamos hecho de Freud, extraí­ más la amabilidad de situarse como discípula, Battia
da de Inhibición, síntoma y angustia, texto de 1926, en­ Schwartz, abordé un relato de Marguerite Duras.
contramos que di erencia a allí la an stia del dolor Y. 1 Hay autores que, con el tiempo, pasan a perder su
. �:uel.Q. Decía quela-·anggstia era suscitada . . or-efiiél!fil:o identidad para los psicoanalistas; así como tenemos el año
que conllevaba la osible érdida del obj�o, en tanto el propio, que no es gregoriano, sino psicoanalítico -ese que
dolor e una respuesta ante la érdid de W.fil.9 finaliza en enero, donde febrero deja de existir y empieza en
�;ü -efaboraCi6i:i metaps!colóilca ¡:>resenta esta res uesta marzo-,"hay autores que terminan siendo, como Dostoievsky,
�!??d?�n,;� 4.� lo gue llama "el trabajo de duel<i_'. Por esa típicamente freudianos, o Marguerite Duras, lacaniana.
vía la recatectización de la re resentación del objeto Fui entonces al texto de Mar erit_e uras que lleva por
perdido atrae sobre sí una s.obrecarga que no tiene posibi- títuloLa. u el dolor. Es una colección de relatos de la que
1 ·dad de exutorio dado ue el objeto real está ausente.Esta sólo voy a tomar el primero, que se llama, precisamente, "El
so_bi:ecarga··- i"e' rl:iüd . séría la causa deÍ do or.. - . . . dolor".
Se trata de una conce tualización sos-tenida en la teoría Comienza diciendo:
económica freudiana, según la cual . el ¡;· ac�:r-· qÜ.e a
homologa disminución e ener a én lanto el He encontrado este Diario en dos cuadernos de los arma­
�i'acer equivale al am:ñe"i1to de energía -escala en Ct1Yº rios azules de Neauphle-le-Chateau.
·
No guardo ningún recuerdo de haberlo escrito.
ertreino se ubica el dolor-.
Sé que lo he hecho, que soy yo quien lo ha escrito, reconozco
Hoy lntentaremos avanzar un poquito más, si podemos,
mi letra y el detalle de lo que cuento, vuelvo a ver el lugar, la
� J�artir de esa formulación lacaniana, "El dolor es respues­ Gare d'Orsay, los trayectos, pero no me veo escribiendo este
t Q.S\ lo real". ¿De qué real? O bien: ¿de qué en lo real? diario. ¿Cuándo lo escribí, en qué año, a qué horas del día, en
UijimQs..q e d lor es res uesta en lo real: ·dónde?- qué casa? No sé nada.
�"""'�x trever a ro oner aún: · cómo? Lo que es seguro, evidente, es que me resulta impensable
Para pensarlo, podemos servirnos de una vía que la haberlo escrito mientras esperaba a Robert L.
lengua nos ofrece. Una de las dos significaciones usuales
de la palabra "dolor" tiene que ver con el dolor ante la Robert L.-el relato luego lo revela- había sido su amor; los
pérdida de un ser querido. La consulta del diccionario alemanes lo deportaron a uno de los típicos campos de
etimológico al que Lacan hace tantas veces referencia, el concentración. Este texto fue escrito mientras ella aguarda el
Bloch y Von Wartburg, corrobora esta acepción. Así, en­ retorno o la noticia de la muerte de este hombre que amaba.
contramos en "duelo" (deuil): ''Viene de una palabra del Y agrega:

38 39
Cómo he podido escribir esta cosa a la que aún no sé dar Son argumentos; ante el límite de lo imgo "b , jntenta
un nombre y que me asusta cuando la releo. Cómo he podido,
resp_Q_,nderse con algo posil>l�, aunque recuerda que llegan
asimismo, abandonar este texto durante años en esta casa de
campo regularmente inundada en invierno. 1
avisos de defunción:

Ante un relato semejante, cabe preguntarse: ¿qué suje­ Un aviso de defunción. Últimamente han empezado a
notificarlos. Llaman.
to lo escribió? No tiene el recuerdo de haberlo hecho, no -¿Quién es?
puede verse escribiéndolo, no hay imaginario �ue recupere -Una asistente social del Ayuntamiento.
la escena de esta escritura; reconoce que no tiene nombre El latido en las sien�s continúa. Tendría que lograr dete­
ni representación. -dice: "esa cosa a la ue aún no sé dar ner este latido en las sienes. Su muerte está en mí. Late en Ínis
un nombre"- como tal, evoca el estatuto_de la cosa, de lo sienes.a
iniiombrable· algo abandonado y retomado re���_pués_
de muclio-ti:e� -0.--odría ser-Un mo o i:le situarnos, desde Hablábamos de lo real del tejido, anudado a lo simbólico
!Etprime;a págÍna del relato, ante eso ue nombramos y lo imaginario. En ese latido ue no cesa el uerno
como lo real. resP.onde.
La autora dice de su espera; está terminando la guerra, Algo se impone en su imaginación:
el ejército soviético avanza en todos los frentes de Alema­
_
nia, los aliados también; los franceses recuperan Pans. Está ya muerto [dice]. Entre los esqueletos de Buchenwald,
Todavía Alemania no se rindió; se sabe que los nazis, en el suyo. Hace calor en toda Europa. En la carretera, a su lado,
muchos lugares, matan a los prisioneros para que no pasan los ejércitos aliados que avanzan. Desde hace tres
cuenten lo que había pasado en los campos. En París, semanas está muerto. Esto es, esto es lo que ha sucedido [ella
mientras otros hacen repiquetear campanas y comienzan supone]. Tengo una certeza. Camino más de prisa. Su boca
a brindar con champaña, ella está esperando, como otras está entreabierta. Es el atardecer. Ha pensado en mí antes de
morir. d o tan m;ande, �e a§..fixia no tiene aire. El dolor
mujeres, una noticia que puede ser: "Acá estoy, Robert L."
necesita es acio. 4
o bien: "Le avisan1os que Robert L. murió".
·

Dice Duras:
�-�r t"'""a"? - ¿El de ella? _¿El de él? ·Los dos no
����,.,._a
Él podría volver directamente, llamar a la puerta de �SOHil�S�>.IL.J.�1,;_i,�e...D.ur_as :
entrada: "¿ Quiéri. es?" -diría ella-, "Soy yo" -diría él.
La Alemania nazi está aplastada. También él en la cuneta
Y agrega: · [ella supone]. Todo está acabando. Me es imposible dejar de
caminar. · ·
No hay ningún motivo especial para que no �elva. Es
posible que vue1va. 2 ¿Alguna vez pensaron cuándo no se puede dejar de

l. Duras, Marguerite: El dolor, Barcelona, Plaza & Janés, 1985,


pág .. 9. 3. Ídem, pág. 12.
2. Ídem, pág. 1 1. 4. Ídem, pág. 13.

40 41
caminar? Hay veces que la única respuesta imaginable es Ella no come; supone -ahí no se equívoca- que él rio
caminar. Y continúa: come. Pero algo la conforta, aunque sea por un instante,
luego veremos --ue ésfo"'djce al o irn_ ,Qij;ant§, algo_de u¡i_a
Estoy demacrada, seca como la piedra. Junto a la cuneta, respuesta que le es _dable a1 J2.ull!ai;i.o ante el dolor. ¿Ante
-· - ·

el parapeto del Pont des Arts, el Sena. Exactamente, a la ué dolor? Ya veremos: Duras continúa:
derecha de la cuneta. La oscuridad les separa. Ya nada me
pertenece en el mundo, excepto este cadáver tirado en una Es domingo; no hay correo -22 de abril de 1945, es inmi­
cuneta. El atardecer es rojo. Es el fin del mundo. Yo no muero nente el fin de la guerra-. Le llevo un café a D. Me mira y su
contra nadie. Simplicidad de esta muerte. Habré dej ado de sonrisa es muy dulce: "Gracias, mi pequeña Marguerite". Yo
vivir. Me es indiferente, este momento de mi muerte me grito que no. Mi nombre me da horror. 7
resulta indiferente. Muriendo, no me reúno con él, dejo de
esperarlo. 5 Es que ella no es Marguerite, ella es Robert L., Robert
L. que no come, Robert L. que está muerto, Robert L. que
En la lectura se advierte que son frases breves, oracio­ está en la cuneta; advertirse como Marguerite . es encon­
nes cortas, es un discurso entrecortado, por momentos trarse de nuevo con la distancia que la separa de Robert L.,
disperso, salvo ese cadáver que lo organiza, ese cadáver es reencontrar ese Robert L. que ella supone muerto.
que es el de él, pero anuncia que puede ser el de ella. Es un Cuando digo "suponer", es mucho más que la suposición
cadáver que en ella se dice así: "ya no hay mundo para mí". imaginaria, la del "Sujeto supuesto al Saber" de Lacan. Lo
El mundo -eso gue llamamos también realidad- es la supuesto, allí, en tanto puesto por debajo, es aquello que la
-
cubierta ii:iiaginaria de lo real con la cual nos relacionamos. palabra no alcanza, es un modo de nombrar lo real.
Para la autora, existe sólo ese cadáver que e1Ia supone Dice luego:
en la cuneta. Y agrega algo que ar cuenta, a veces,
del pasaje al acto llamado suicidio: "Muriendo, n!?...file Lo que el hambre ha hecho lo completa una bala en el
reúno con él, dejo de esperarlo". corazón. Yo quisiera poder darle mi vida. No puedo darle un
e ra a e o or e a espera, ese dolor que precisa pedazo de pan. A esto ya no se le llama pensar, todo está en
suspenso. Madame Bordes y yo estamos en el presente [se
espacio -y no siempre lo encuentra-. Dice Duras:
refiere a otra muj er que también aguarda a alguien que
Estoy apoyada en D. [es, según lo que el relato sitúa en retorne de un campo, a una hija]. 8
breves trazos, su nueva pareja, un hombre que la acompaña.]
Digo: "Es terrible." "-Lo sé" -dice D. "No, no puedes saberlo."
Da cuenta así de un tiempo detenido, reducido al presen­
"-Lo sé -dice D .-, pero inténtalo, todo se puede." Yo ya no te, si;n p_oE?j.bfüdª�-q�diªl�-ºtica, �n el ql1e no. hay movimiento
puedo nada. Conforta estar ceñida por otros br.az.os.. Casi de anticipaci.ón y r.etmacciÓ:q..:.
podría creerse que la cosa va mejor a veces. Un minuto de aire Por momentos -no leo demasiadas citas, apenas algu­
respirable . Nos sentamos para comer. Inmediatamente nas-, consigue salir un poco de esta opresión; cuando,
vuelven las · ganas de vomitar. El pan es el que él no ha desde lo real, le es acordada la oportunidad de manifestar
comido, aquel cuya falta le ha hecho morir.6

5. Ídem, pág. 14. 7. Ídem, pág. 34.


6. Ídem, pág. 16. 8. Ídem, pág. 38.

42 43
odio, dirigido ya sea a las mujeres de la derecha francesa para rescatarlo, llevan trajes de militares franceses de alta
-que vienen a la Gare D'Orsay, a mostrar sus galas y sus graduación para entrar en la Alemania nazi -no era simple
espíritus caritativos-, o bien a De Gaulle, que dice "Basta la cosa, el país estaba ardiendo por todos lados-. Los dos
de llanto, se terminó el llanto", en el momento en el que compañeros llegan, lo encuentran en un lugar en el que sólo
ella, como tantas otras mujeres francesas, todavía no sabe había muertos y enfermos de tifus. Ése era el estado de
cuánto tendrá que llorar; odio, en fin, hacia ese mensaje Robert L., a punto de expirar. La gente huía por temor a
que lee: contagiarse.
Estos combatientes consiguen ponerle el uniforme;
En París todavía no se habla de los judíos. Sus recién Duras lo consigna en un relato breve, alusivo, apenas tres
nacidos fueron confiados a los cuerpos de mu ·eres encargadas o cuatro frases cortas que cuentan cómo lo llevan colgando
el estrangulamiento de niños judíos, ex¡>ertas en el arte de de brazos y hombros, atraviesan la frontera y por fin llegan
matar or medio de una resión en las carótidas. a la casa en la que se encuentra la narradora. En ese
momento, ella dice:

M eren con una sonrisa, no causa dolcir. dicen ellas.9 Oí gritos contenidos en la escalera, un barullo, ruido de
pasos. Luego portazos y gritos. Era eso. Eran ellos que volvían
Ausencia de dolor en e ena e.xtrem . Tendríamos de Alemania.
que estar sumergidos en el colmo de la impiedad para no No pude evitarlo. Bajé para escapar hacia la calle.
·sentir horror ante alguien dedicado a semejante tarea; Beauchamp y D. le sostenían por los sobacos. Estaban para­
colmo de a · onía, mat n con dulzura, rocurando ue las dos en el rellano del primer piso. Él miraba hacia arriba.
Ya no lo recuerdo con certeza. Debió mirarme y reconocer­
víctimas no sientan dolor. Escena ue no hace sino subra­
me y sonreír. Grité que no, que yo no quería ver. Me volví a ir,
yar la cualidad humana del dolor, en contraP,osición al subí de nuevo la escalera. Gritaba, de eso me acuerdo. La
val r casi inhumano de esta ausencia d l . guerra salía en mis gritos. Seis años sin gritar. Me encontré
Algo..que tambiéru:.emite..a..esto que dije la vez pasada, en casa de unos vecinos. Me estaban obligando a beber ron. Me
cuando señalé como un paradígma de nuestros días a lo vertían en la boca. En los gritos. 10
Rambo, alguien justiciero, como el Llanero Solitario, pero
q e ti h ri l ;Ufil, sin decir nunca nada de ·to y el dolor. ¿El grito no es acaso una respuesta al
su dolor. dolor? ¿ ué otra cosa podría ser -sino una res uesta aÍlte
Volviendo al relato de Marguerite Duras, lo retomamos �so que es e lo rea no� o!!>,ea al extremo, cuan'di;;�- p_(}s ·

en el momento en que Robert L. regresa. ueda ií.labra ara acotarlo? ·

Ella había recibido, días antes, el llamado de un comba­ Ella sólo responde con gritos. ¿Qué es lo· que vio? Piel y
tiente, que se presenta como Francois Morland-se trataba huesos. Vivía, pero ahí, en el límite de la muerte. Dice:
de Francois Mitterrand-, quien le anuncia que Robert L.
está moribundo en un campo de concentración. Quiso volver a ver la casa. Lo sostuvieron y fue recorriendo
Se organizan rápidamente con otros dos combatientes todas las habitaciones. Sus mejillas se arrugaban pero no se

9. Í dem, págs. 52/53. 10. Ídem, pág. 56.

44 45
despegaban de las mandíbulas, fue en sus ojos donde vimos bitantes, y en ese estilo de alusión que domina al relato,
su sonrisa. Cuando entró en la cocina, vio el pastel que Duras habla del pudor que surge en quienes lo acompañan,
habíamos preparado para él. Dejó de sonreír. -¿ Qué es eso? Se se retiran cuando él come. Cuenta la autora:
lo dijimos. ¿De qué era? De cerezas, estábamos en la estación.
-¿Puedo comer? -No lo sabemos, el doctor es quien lo dirá. Él ha desaparecido, el hambre ocupa su lugar. El vacío,
Volvió al salón, se tendió en el sofá. -Entonces, ¿no puedo
pues, ocupa su lugar. Él da al abismo, rellena lo que está v �cío,
comer un pedazo? -Todavía no.- ¿Por qué? -Porque ya
las entrañas descarnadas. Es lo que hace. Obedece, sirve,
ha habido accidentes en París por haber hecho comer de­
abastece a una función misteriosa. ¿Cómo sabe él lo del
masiado de prisa a los deportados a su regreso de los campos. hambre? ¿Cómo percibe que esto es lo que hay que hacer? Lo
Dejó de hacer preguntas sobre lo que había pasado durante
sabe con un saber que no tiene equivalentes.13
su ausencia. Dejó de vernos. Su rostro se cubrió de un dolor
intenso y mudo porque se le seguía negando el alimento,
porque ocurría lo mismo que en el campo de concentración.u
Algo de lo real del tejido reclama esta comida, pero
también ahí advertimos que es mucho más que eso, que es
tal vez la contracara de eso mismo que le fue negado. Dice:

Cuando los platos no llegan lo suficientemente de prisa,


solloza y dice que no le compr endemos .

negado a un ser humano Y luego:


Duras escrib e:
. Mi identidad se ha desplazado. Solamente soy la que tiene
Evidentemente él había rebuscado en los cubos de basura miedo cuando se despierta. La que deseo para él en lugar de él.
para comer, había comido hierbas, había bebido agua de las Mi persona está alú, en ese deseo, y ese deseo, incluso cuando
máquinas, pero esto no lo explicaba todo. Ante la cosa desco­ Robert L. está en el peor momento, es inexpresablemente
nocida buscábamos explicaciones. Nos decíamos que tal vez fuerte, porque Robert L. sigue aún con vida. C:uando perdí a
allí, bajo nuestros ojos, se estaba comiendo su hígado, su bazo. mi hermano pequeño y a mi hijito, perdí también el dolor, por
¿Cómo saber? ¿Cómo saber lo que de desconocido, lo que de decirlo así, éste carecía de objeto, se cimentaba en el pasado.
dolor contenía aún aquel vientre?12 Aquí la esperanza está entera, el dolor está implantado en la
esperanza . A veces me asombra no morir: un cuchillo helado
profundamente hundido en carne viva, de noche, de día, Y se
sobrevive.14

11. Ídem, págs. 57 y 58. 13. Ídem, pág. 63.


12. Ídem, pág. 61. 14. Ídem, pág. 65.

46 47
bien: Robert L. no muere, se repone; al final cuenta que �resent�i�n,.yJ� -��:1}�!� ?el objeto"l aun cmm90 este­
está con él y una pareja de amigos, en Italia, al borde del mo'Fde aS1*rdo con s:ll.�,�-P...&Nc.e4uficien�..
mar, en un día hermoso: ··""-:Me Viene a la memoria la frase de Lai:!an, referida a es�
hijo del sueño ínter retado ru>r Freud, ue no uería saber
Ginetta dice: "Siento mucho no haberte conocido cuando - -a a ela muerte del adre: ''Mi adre estaba muerto, _fil'.O
esper.abas el regreso de Robert". Dice que lo encuentra bien, no lo sabía". Lacan seña1=_ª1:>a 9.:it.e reducirJ�..�2l��LS2!!!1i.� �
pero que tiene la impresión de que se cansa muy de prisa, edípico, a un ''No saofa de mi deseo de_II!�ar a mi:E_�gr..!l"·
sobre todo lo nota cuando anda, cuando nada, en esa lentitud n�-dej a de ser una coartada,guepretend�proteger al suj�_to
que él tiene, tan dolorosa. [Hay, en esa "lentitud", un dolor
del encuentro -con una verdad mayor, en .�!J�it���"J9
'
que persiste.] 15
t9 era e: este hijo,que acomyañó a su padre t:
_ _ n �i.«i::I?:P.?l­
agonía cuando la existenc�a eg_uivalía_al gQ}QJ., _fu�.,t�.(?tlgO,
Todo el relato bordea el dolor; leerlo nos convoca a un
del
límite. --;euro dolor de existir.
di "existencia" esto s
Advertimos -ella lo dice en el comienzo- que cuando
modos en ue Lacan sitúa lo real. En sus últimos semina­
encontró . este libro, estas notas, sintió vergüenza de la
rios aco ló a cada una de las tres dimensiones un a elli o:
literatura. Entendemos qué quiere decir. Es algo más que
par� lo Imaginario, la consistencia; para lo Simbólico el
el ejercicio de escribir bien, es eso que George Steiner, en
a ·ero -el a ·ero de lo simbólico-· a.r� Jo �E}al _ !a
su texto Presencias reales, designa como ''la presencia de lo
existencia, lo que ek-���-----P.�':.._)� ima��-��--�- ­
real en el escrito" -texto que constituye un alegato a la
re resentación.
simétrica propuesta del mundo light de nuestros días-.
Avancemos: el dolor es el modo en..ID!e se hace prese:q._i�
Ustedes podrían decirme: "Lo que acaba de leer tiene
la existencia, cuando se desa:núda deÍa-éubie���� .�-- �._.;
que ver con el conocido tema del que ya se ocupó Freud en
�palabra que la bordea, nos ayuda a entend?r la conflue11-
'Duelo y melancolía'". Es verdad, aunque por mi parte diré .
c· e dos �ficaciones i:warentemente dis4niles -algo
que me resulta estrecho reducirlo a eso. Porque éste -como
cual�uier buen relato- dice al o de nuestra condición,
queFreud dijo á su niodo-: un doior, ya sea en el hígado o
causado por un desgarro en la piel, nos reclama de tal modo
a_ unqueno estemos en d�efo _ni p�de��2.8-!!1...�1�colía. que perdemos interés en lo demás. La herida se impone a un
_ ,_ ¿Por qué se me ocumóTeerlo'?íJespués e recorrer sus
p _ 9.!l nos se ara de toda otra cosa ue no sel:l ell�. llQ§
páginas, me pareció que podía ayudarnos, gracias a los
dones que posee el artista y de los que carezco, a avanzar
deaas ola8freñtia,]iexi encía de nuestro sufrimie to;
Un camino para abordar los extremos de este dolor d�J-ª­
un pasito más a partir de esa respuesta formulada por
lilxistencia lo encontré en otra ers ecti a, en un texto de
F.J:.eJJJi, que nos deja anhelantes de otro borde.
la revista Littoral, nº 21, versión francesa. Su autor es
· En efecto, la conclusión a la_.que aqiba�gúI!_la �al.��·
Jean-Marc Lamarre uien se ocu�a de la "se da mue!�
dolor se esta en la i:;obrecarga; en el caso del dolor.�t ��
te", se� san A _ _ ��' en La Ciuda de Dios -tema cit�do
objeto perdido, P.Or la sobr�ca.rga, l� §_!>bre�.,!;_S�;:t-�- J�
� '"·""""�
"" por Lacan, pero desplegándolo desde la perspectiva
sadeana-. e trata de una cuestión ue san A stín, a s-u.
15; Ídem, pág. 69. vez retoma a artir de una frase delA12acalip_s.is.y, que, por...

48 49
: g��-�
s u valor diferente, llAAJ?Uede s �:i:::�� �:r:t.!����E R��,.�s en u n a nota al pie d e página, un ejemplo d e l o sublime; se
.
este dolor de la existencia. trata de un sueño. Escribe Kant:
--
DiceTocaliisis : -
Voy a presentar un ejemplo del terror noble -es decir, lo
Entonces, la Muerte y el Hades fueron echad()s en el sublime- que puede infundir la descripción de una completa
estanque de fuego, es la segunda muerte este estanque de soledad, entresacando algunos trozos del sueño de Carazan
fuego, y aquel que no se encuentra inscripto en el libro de la en el Bremer Magazin, tomo IV, página 539.
vida, se lo echa en el estanque de fuego (Apocalipsis, XX, 14. : Dice así: "A medida que sus riquezas crecían, este rico
cf. 11, 1 1 ; XX, 6 ; XXI , 8). avaro había cerrado su corazón a la piedad y al amor por sus
semejantes. Con todo, según iba en él enfriándose la filantro­
pía, aumentaba la diligencia de sus oracioneE; y de sus actos
religiosos. Después de esta confesión, continúa hablando de esta
suerte: 'Una noche que hacía mis cuentas a la luz de la lámpara
y calculaba las ganancias, me dominó el sueño. En tal estado
vi venir sol;>re mí el ángel de la muerte, como u:ri remolino, y
antes de que pudiese evitar el terrible choque, me golpeó.
Quedé pasmado cuando me di cuenta de que mi suerte estaba ·
echada por la eternidad y que nada podía añadir a lo bueno
que había realizado y nada sustraer a todo lo malo por mí
cometido. Fui llevado ante el trono de aquel que habita en el
tercer cielo. El resplandor que ante mí llameaba me habló de
este modo: Carazan, tu culto a Dios es rechazado. Cerraste tu
corazón al amor humano y guardaste tus tesoros con mano de
hierro. Has vivido sólo para ti mismo, y sólo has de vivir, por
tanto, en adelante, por toda la eternidad [segunda muerte de
san Agustín] sustraído a todo contacto con la creación entera.
En ese momento fui arrastrado por un poder invisible a
través de las brillantes construcciones de la creación. Mundos
innumerables quedaban tras de mí. Cuando me acercaba al
término más extremo de la naturaleza, noté qué las sombras
del infinito vacío se hundían en lo profundo, huyendo de mí.
¡Un terrible imperio de calma eterna, soledad y tinieblas!
Ante tal espectáculo, un terror inexpresable cayó sobre mí.
Poco a poco fueron desapareciendo de mi vista las últimas
estrellas, y por último se extinguió el postrer resplandor
vacilante de la luz en las tinieblas extremas. La angustia
mortal de la desesperación crecía en mí a cada momento, y a
cada momento aumentaba también en mí el alejamiento del
último mundo habitado.

50 51
Pensaba, presa el corazón de insufrible angustia, que cuan­ Recuerdo una mujer que tuvo la desgracia de perder por
do cientos de miles de años me hubiesen conducido más allá de un cáncer de cerebro a un hijo de treinta y cinco años; ya
los límites de todo lo creado, vería siempre ante mí el inacabable había hecho varios intentos de suicidio cuando la vi en la
abismo de las tinieblas, sin auxilio o sin esperanza de retomo.
clínica donde estaba internada. Era un ama de casa tradicio­
En esta confusión, tendí mis manos a la realidad con tal
nal, nunca había leído a Freud, ni a Lacan, ni nada que se le
energía que me desperté. Ahora he aprendido a tener en
mucho a los hombres: aun al más insignificante de aquellos
pareciera. Me dijo, con textuales palabras: ''Doctor, cuando
que; en el orgullo de mi felicidad, había rechazado de mi ha o esto o no me uiero morir, no uiero existir más".
puerta, lo hubiese preferido en aquel espantoso desierto a Otro caso, de la época en que recién me había recibido de
todos los tesoros de Golconda'".16 médico y tenía ambiciones hegelianas que me impulsaban
ajuntar todo con todo y de cualquier manera: iba a una sala
Es otro modo de presentificar, ya en una posición extrema, de hospital donde atendía pacientes de clínica médica y,
qué sería ese dolor de la ura existencia cuando todavía se además, les hacía entrevistas. Era cuestión por entonces .
�e�;�� -----····
- --

�-��!\�� la_vida per�!LY!lª vida del "cuerpo total" y esas cosas.


Freud dice: "El melancólico sabe el ob"eto ue erdió, Atendía a un señor mayor, sin hijos, que vivía con su
pe o no ué es lo· ue perdió con el ob "eto". Lacan es el que mujer. Este hombre tenía un cáncer de pulmón. Llegó un
nos ayuda a avanzar un poquito más sobre ese punto momento en que fue evidente que se iba a morir, él mismo
cuando señala: "El duelo sur e ante la falta del Otro al ue reclamó ir a su casa. La demanda no estaba formulada en
yo le hacía falta". Allte la ausencia dé la demanda defofró, términos de "ir a morir a mi casa", pero estaba casi dicho.
�!.�-g.jeto se reduce a una existenciá esanuctaaa or ue a < Me hizo saber, por intermedio de su mujer, que quería que
demanda hace existir, pero anudado a la demand·- ·: "J>oreso lo siguiera atendiendo.
"
suelo-reéoraar. que no esfá 'filaf<f�niándar aI otro. H:a Acepté; yo era en ese tiempo un joven discípulo de
p dir ..,uero cuidando e no l}onerse mux g.......,..,""""..,...,,. � Pichon Riviere, y la consigna del maestro, era que había
no res onde donde uno ide. Como recuerda Lacan, tal vez que ser psicoanalista como los futbolistas barreros, los que
exagerando un poco, cabría decir: ' o me des lo ue te ido juegan con la cancha en buen estado o con la cancha
p e no es eso". Efecttvamente, no es eso, por ejemplo, poceada por el barro; el viejo maestro no aceptaba eso de la
cuando un chiquito a la noche pide "Man:iá, traéme un té"; analizabilidad, enfunción de la cual sólo se atienden pacientes
si la mamá responde ''María, llévele un té", está claro que sanos. Identificado con él, acudí.
uno y otro té Iio son el mismo. De lo que se trata es del té
·
Desde el punto de vista médico-clínico, la atención que le
· portado por la mamá. brindaba a este paciente era mínima, se reducía prácticamen­
Hab á . . os . dolor gue hace resente la existen­ te a hidratarlo -ya ni podía comer- y charlaba con él.
cia .. . -u0--··uede. en su éxtremo estar totalmente desiiniida- Recuerdo que en el curso de una de esas visitas me dice:
ao_-.:§.·Les- 'ei ·caso· eíi�IaÁ·-rn:eíancoHa.2., �º h'feñ··
·
eñCóñtrár "Me siento muy mal, muy mal, doctor". "¿Qué le pasa?" -le
· stintas formas de remedio. pregunté. "Tengo miedo". "¿De qué tiene miedo?" "Yo sé que
me voy a morir." "Puede ser que sea eso, pero ni usted ni yo
sabemos qué es la muerte, ¿no será que es otro miedo?"
16. Karit, Emmanuel: Lo bello y lo sublime, Madrid, Espasa Calpe,
1957, págs. 14 y 15. Me dijo entonces: "Bueno, en realidad, lo que me pasa es

52 53
que me siento muy solo". "¿Y por qué se siente tan solo?" En e l otro extremo, podríamos situar a aquellos pacien­
"Me cuesta mucho decirle esto P.ero ten o e:qyidia de mi tes a quienes Lacan da plena razón para hacer una ión
mQjer, ue va a se �ir viviendo mientras yo me mue!:Q." terapéutica ne ativa -y· nos advierte: "Si quieren int� ­
Y añadió: "Sal a doctor sajga" . Después, llamó a lª rrumpir el análisis, déj enlos ir"-. ...
mu·er y la abrazó. ¿Qué_e lo u e..stos sujetos t" nen en u antesala?
Fue duro, pero ahí sentí ue ese hombre ¡:>as , -hoy lo Lugar.es_en.. donde.. & pr_o..duj , n tiem.nos institu ent�s, �
puedo decir con estas palabras- d,gLP1:1:.1.'� .�far_ g_�_ la
__
encue.ntm co agJJ.j ero del no-ser o de un ser reducido a_
existencia al anudamiento de ese dolor en un encuentro �
l� �ra existencia, a sea orgue el deseo del Otro se diri�
coñ._el tro. ... · -···- · ·-- -----·- ·---
�-
a otro lado, o bien or ue ocasionalmente desfallec�.
�¿Cómo se llama eso? Se llama amor. En esos casos, -como el del melancólico cuando está
·
-- - --��-- ·
- ---

tomado por la eficacia de su estructura, eLs.uj.eto iende a ...

Avancemos un poquito más -ustedes ven que avanzar identificar su ser a la nada.
en esto de lo real no es simple-. -
En "La subversión del sujeto . . . ", Lacan agrega, a-las
¿Qué dispone al duelo o a la melancolía? Se me ocurre, especies del objeto, dos que nunca �ás �enciona: la. nada
son solamente algunas pinceladas, que esa disposición y el fonema. Es una �ada ei:tificada: A��1�rto la pers�sten­
podría fundarse, en uno y otro caso, en razones disimétricas .
cia de mi cuerpo, la imposible desapanc1on de m1 existen­
y hasta opuestas. cia, y al mismo tiempo, que soy nada para e1 Otro".
Para los que leyeron ese texto maravilloso de Lacan Hemos transitado distintas formas del dolor, en su doble
sobre el duelo -las clases que dedicó a Hamlet en su se­ vertiente: dolor del hambre, dolor de la comida negada.
minario sobre "El Deseo y la Interpretación", al menos Avaneemos en lo ue b.fü;_� -ªlQ.§_rnm.�Q!Q..s.:.. ¿Qu� resp!:!��­
...

según la puntuación que hago de ese texto y de la pieza de ta tiene el ser humano ara el dolor además ae la as irina
Shakespeare-, la dificultad de Hamlet con su duelo, ti e que se vende por millones?
ue ver con la dificultad del Otro Rrimordial con la P-érdida. Una que mencionamos la vez pasada, es . la os1c10n
Así, la frase clásica ue Hamlet dirige a su madre: "Las estoica, ética que existió como -�-�J. e!!. Jª. tü.E?t.or:j� ªe la
vituallas de los funerales la,s has a:Qrovechado � los humanidad ue uede tener v1 enc1a ara cu uiera en
e&:g 1 s", subra a la negación de la muerte y_ del duelo. cualguier momento.
Una disposición a un duelo atoló ·co se roduce C'[lEl,J:l.dO .
Decía E icteto: "Aun ue me corten una pierna, no
en aJ. ' lu ar del Otro rimo:rdial - ue 11as�. ���-�'JE:�g!t podrán im edir ue iense lo ue ienso". En .su ve��ión
la red ue nos habita- ha una dificultad ara so ortar la nacional la encontramos en la frase de Sarmiento: Las
pérdida del ob"eto. �
·deas no e matan". Habíamos citado, -además, esa frase de
·· .&fvértimós así nuevamente, ue la castración - a no
·
Freud�a Vie· y con su cáncer, cuando lo describe en una
sól0en suvertlente . rimaria, institu ente síiio también la carta como " aisla de dolor en unmar de indiferencia". U na
castración de cada una de las es ecies de ob eto- es ·
ló ica e uivalente se aRlica cuando un chi uito t�ene dolor,
reventiva res ecto de lo ue sería un duelo detenido, esto
si uno lo entretiene con un cuento se- olvida del dolor.
e ' dé fa ló.gica ue 1.m - ondría una dis osición a un dll.elo
- · ·
Dolor de fa existenda . ue no es el dolor de la ne��?na
patoló '"G6 ·_¿ alg� :QeO-�.
-así como negamos al puro sujeto de la necesidad, también

54 55
negamos al puro sujeto del dolor biológico-; cuando es un Está erdido en el infinito de las noches, en la oscurida�
dolor del cuer o, me aparta del encuentro con el otro, m sin luz en el tiempo que no discurre. Distintas formas de
a•�
TriP-a, .me "retiene en esas'O�ndicióild.e···eXistenCia : ���.no_dialéctica de �o real . ..ruie_r_�tºmª···sj�mi:?re ªl
'.' "' ' ·"' '>";:"'
__

��·-rt"":I: .
c •.��· -- �.. . �.. .. ..,____ , ,..

. Ante él nn,, remed��_I�o�i-�!!k.�s la. :posicióJ:!.�.�!'?.!�i .


. .-

.
.,.. . _, �..._,...
� ... .. _ , · - - ··- ·--- <.•...,. rr: . .•.. �....

· ..
��1!?:2.!.'!1 ar. Condenado al grito, su arte lo hace poema.
Una vertiente . más cercana a nosotros se da en el Grito y dolo.r.:.._Dolo:r;.LI?é!<!i4�· Es un poelllª.l�s una
d" urso cristiano ue 12retende hacer de ese dolor un goce respuesta al dolor ante eso erdido · es la oferta de una
que se ofrenda al Otro. San'Lorenzo en la arrilla, dice a �"'EIBCió , que cÓmo tal�o se reduce al gusto de crear, sino
sus torturadores: "Ya ueden darme vuelta P-ara el otro que im Jica además delinear un borde al dolor de modo
lad ". Extrema ironía, se dirige al otro en un acto que t�!_qu�.f?e.���r!P'ªa la�anera <!_e unjerqg}�fiéo-·-
_o, se muestri
, .. · '""'" '"-· . v.•• · ··

ha· o la. . forma de


-

b ·eto�
""' ...

puede ser discutible en otra ética, pero que dice: "Mi ser no ·· . .
· - . , .... �
.,- ... .. � ·

® Ha ot_!'!lS formas de bordear el dolor. Decía mi vie·o


. . . .. . -

se reduce a este cuerpo que ustedes manipulan".


Otros ejemplos clásicos son el martirio de san Sebastián, ���stro_ Pichon RiViere ue si el h1lI_!lor no estápresente
que tanto excitaba a Mishima, o el de santa Teresa, cuando e!!""'aJ.�a cuota en un análisis �2 �4.::1. !11-ª L . - · ·· -

escribe i;;us poemas y dice "Que muero porque no muero ... " . En Freud, podemos distinguir sus variantes en una
El arte ofrece otras respuestas que tal vez nos gusten lógica que abarca el encuentro consigo mismo en el humor,
más. No todos tienen la suerte de hacer del dóiorüñ como Woody Allen o Groucho Marx, riéndose de sí mismos,
cuando dicen: "Cómo voy a ser socio de un club que me
fo�.2., lífico de . alabras o tin objeto en el que se muestra.es'c)
que está en el límite de lo viSibíe. AlgunÓs tieneii' ese­ ace�ta como �ocio"; en lo_cómico�.la burla del p���º-'· ·���
falento�·poi�ejeniplÓ:.. eCpo�ta- itaiiano Ungaretti; en un �uf.o!). esa cruda del otro ue es mi seme · ante y al c��r, me
apartado que se llama "El dolor" encontramos este poema: a.YJ!da a reír de mi P,restancia · or fin en el chiste ue
.
.

im lica fá réfereñda ·a un tercero.


.
.

Todo he perdido de la infancia En to�� lo;casos. ba-;o-el velo d�Lllim!9J:J!ªY-.�-ª .


Y no podré ya más ���:Rtación de la pérdida. Eso mismo que acan, ríen ose
Olvidarme en un grito. un poco, le recuerda·a Hamlet, cuando adjunta al famoso
"To be or not to be", " ...el falito de mamá". Ser o no ser el falo
He enterrado la infancia
En el f011do de las noches de mamá, algo que Safouan en su último libro dice en estos
Y ahora, espada invisible, términos: "Es un duelo inexorable de cada uno".17
Me separa de todo. Claro está arafraseando una sentencia del último
De mí recuerdo que eiultaba amándote Lacañ:·ño"éºs lo' ññsmo' desiñüd.8.rsé"' deloTr� S,Qp�rt "P"-Oi .

.
.. .. - ··; ,_. w.J(,�1 · C.
'

.
Y aquí estoy perdido
En el infinito de . las noches.
���:� 9. �_!������ 2-�! .!_E���-ª_g_h.�Jffi.�!J!Z0:..4@.L9��
•.- . . . •• • • " , .... "
__
···-""- • _,, ' " ··�--- ·- , . . - ·- · • ·-�·�-·-•·"""'

uno uede servirse, ue cuando ese trazo no está. Refirién-


. .. ...


dose al padre, Lacan afirma: " 1 :p, dre se _gu�d; nr s · -
Desesperación que incesante aumenta dirz :Rero a condición de servirse de él". Remarquen que no
La vida ya no es p;;i.ra mí,
Detenida en el fondo de la gárganta, 17. Safouan, Moustapha: La palabra o la muerte. ¿Cómo es posible
Más que una roca de gritos. una sociedad humana?, Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 1994.

56 57
dice " . . . de haberse servido", sino que el tiem_ o ver igu.e_ Mencionamos el castjgo m-ªy:or, el mal absoluto, la segund�
siendo el resente. muerte se ' san A stín. En la ers ectiva de Lacan, no e
El humor es otra forma en ue el arletre tiene chane ésta la se da muerte, sino la de la versión sadeana: cuando
de bordear el dolor, de vérselas con lo real, diferente de- la $e bti ne la dilución final hasta la última artícula de
melanc í n stro ser. Es el intento de oner final al inexor�ble retorng
El melancólico indica bien lo real; sucede que apuntar de la vid
bien a lo real no equivale a decir bien la verdad. La verdad, Lacan toma el conce¡>to de seg].!nda muerte en el sentido
cuando se dice toda, está mal dicha. Así, cuando el melan­ �
s e� -- -��?._co!ii? eJ!E.fili
defs I.[Q!
ficant�·gr;cias al
co ice ante el vino del brindis · " · esto ara ué, si � si_@iñcante ue_ ¡>odemos situarnos e11 e,§eJµgªI"_ d� el.es-ser
es más ue el ·u o de un fruto que también se pudre?", (manqúe:a:�tre);� o en relación al objeto, de faiso ser \faux-
· -

indica lo real ero equivoca la verdad, no anudó que etre).


t m ién se trataba de un brindis.

§i el J?e°.r cas��_go e� 1?.��sistir en Ena e�encia desanu­
d�4a Y1:1��--- ensar -� qtro re_m.�qjQ_ ªl -�:X:ili.9 pµe c1� ��r . �l
Les ofrezco una forma del humor -si nos quedamos todo _ _ ..

lazo socia -algo que los griegos tenían más presente que
el tiempo en lo otro, vamos a salir arrastrándonos-.
nosotros-. Nosotros vivimos en un mundo en el que hablar
Es del amigo Fontanarrosa , que como buen artista, es
de política en términos de máxima virtud moral, después
un creador -Lacan dice ue el analista haría bien en
de escuchar a algunos gobernantes, es algo difícil de sos­
a:m:��-4-e.r,,,ci�!
.. h�?U�_t_�_gl:i.� ·
��1� bfteri�E1�?_::_.: tener. ¿Pero acaso eso es la política? ¿O política es advertir
De un texto que se llama ontanarrosa contra la cultura que lo que sucede en el ágora va a incidir en el patio de mi
les leo apenas dos relatos, para reírnos de nue-stros ideal� s casa?
-recuerdo la pregunta del comienzo, acerca de si iba a estar Hablábamos del dolor en relación con lo bello y lo
a la altura de la primera charla . . . sublime y citamos a Edmund Burke, un gran político inglés
Le dice un señor a otro: "Me parece encomiable presentar que se dedicó un día a reflexionar sobre el arte. En 1 757
una obra de Shakespeare -ya que hablé de Shakespeare- acá escribió un texto que se titula "Indagación filosófica sobre
en Mar del Plata. Eso sí, considerando el gusto del público del el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y de lo
verano, haremos algunas concesiones. En lugar de Otelo la ' '
n m nera de ;uensar esta cues-
presentaremos como: 'Hay un negro en mi cama' ". 18 ión de la cual somos todavía herederos.
Y una más de Fontanarrosa: el marchand le está ha­ Como ya señalamos, Burke se¡>ara lo bello, ligado a lo que
blando a un señor que viene a comprar una obra de arte, y lla amos en nuestro código "el reino el placer", e o
le dice: "Por supuesto que, en estos platos decorados por sublim que remite a eso que para nosotros, desde Freud,
Picasso, los motivos son indelebles. ¿Por qué lo pregunta? s " , s allá del ¡>rinci io del placer".
Y el cliente responde: No sea que, pasando el pan por la Es en lo sublime donde se da ara Burke un anuda­
salsa, se borren los dibujos". 19 miento ue concierne al dolor, sentando así el antecedente
teóriéo para uñ. avance-c:lé aquello que en el romanticismo
..

18. Fontanarrosa, Roberto: Fontanarrosa contra la cultura, Buenos


Aires, Ediciones de la Flor, 1992, pág. 29. 19. Ídem, pág. 87.

58 59
encontrará el camino de la simpatía, el encuentro con el Otro X el in inito. Allí odemos advertir el re erso de eso
otro por el sentimiento, todas variantes de una belleza y de que san Agustín llamaba "la segunda muerte" y que en el
un dolor a:mortiguado. En nuestros días, su versión cha­ sueño que nos relata Kant se presentifica con extrema
bacana serían las telenovelas de las cinco de la tarde. Es un claridad como una existencia desanudada.
dolor que se calma, que tiene límites; no le quitará a nadie Por supuesto, si ��P...§l.9. V:
l ª?:z.!!:P.do t���.�n� -��?.s qufl
el apetito, no arruinará la merienda ni la cena de nadie. no sólo hay anudamiento del dolor en el e'ncuentro con ei
acan no se 'be e ta · stinció , u mpQJ.Ía una otro ·U.e re res�a el amor. Tambié� está el odio. Cuando
devaluación generalizada de la relación con la elleza�y el_ leímos el texto de Margu�ite Duras, descu�o s que el
doloL-. odio, en algunos momentos, le sirvió para hacer soportable
En la lectura que hace de Antí ona el subrayado que su dolor.
porta sobre la belleza de la heroína no es reductible a esta Eor. esa yía . mos a ser llevad9s x�pid�.mente a hablar
diferencia introducida por Burke. En la belleza se anuda �e un misterioso conce to ana!_ítico: la pulsión de muerte,'
una relación al límite. " el eza -dice Lacan- umbral de pero eso lo dejamos para un próximo e:riéüeñtro"�'Aliora:· en
la muerte". los minutos que nos quedan, los invito a que charlemos.
Vivimos · en un mundo posmoderno, donde cierta pro­
puesta apunta a deshacer el pesado dogmatismo de las
sectas políticas, del stalinismo, al mismo tiempo que nos Pregunta: -¿Qué pasa en esos casos de reacción terapéuti­
propone una ideología cuyo paradigma es Rambo, el desco­ ca negativa, en que el sujeto quiere interrumpir su análisis?
nocimiento del dolor, del propio y del ajeno. Lacan decía: "Déjenlo ir". ¿Qué chance habría en el
Cuando lanteamos ue otro remedio al dolor es e análisis, si el sujeto no se va, de inscribir eso que, en todo
encuentr0 eiilaComunidag, en ei lazo social, no lo enten­ caso, no pudo inscribir allí donde fue poca cosa para el Otro?
demos- como reductible ai altruismo· -eCde . ·a " e - c;- --· - ¿Qué probabilidades hay, cuando no hubo en el Otro espacio
henefiéieriCia" n e porque 'el habitante de la villa� o deseo suficiente para sostenerlo?
com ra un televisor-, no es en ese sentido que valoramos
el lazo social. La carid,ad de esa señora no alcanza ara l. V. : -Mi respuesta va a incluir un leve desplazamiento.
a reciar ue cuando el habitante de la villa se comp,ra :!J.!1 Los pacientes nos lo enseñan. Supongo que a muchos de
televisor ·aun ue no ten a ara comer, está diciendo, a ustedes les habrá pasado: un paciente interrumpe el aná­
su manera, ue no reduce su ser a un viviente, necesita lisis; pasan tres, cuatro años, si ustedes no se lo tomaron
t b' ' lgo. e 1 inútil, no uiere la existencia de � como una cosa personal -"not personal", dicen los ameri­
cuer o de'3anudado. canos- y dejaron la puerta abierta, el paciente retorna. Es
� un encuentro con el otro ue Lacan teoriza como casi demoníaco, uno se acuerda entonces de lo que pasó la
1 zo socmlJ ---m.oao "ue el ar etre tiene de bordear el última sesión y encuentra que el sujeto retoma exactamen­
dofor Para los que gusten, les recomiendo a uri grañ te en el mismo lugar donde dejó, con una diferencia. ¿Cuál?
filósofo francés, reconocido por pensadores de la magnitud Para situarla, voy a tener en cuenta los dos aspectos: o bien
de Maurice Blanchot como un maestro: se trata de
· ustedes, como analistas, tuvieron tiempo de repasar y .

anuel Levinas. Una buena introducción uede ser Ig, ubicarse de otro modo ante ese real al que respondieron mal

60 61
-el paciente les dio tiempo-; o bien -y aquí se incluye lo acerca del lugar que nos toca a los analistas ante una
formulado en la pregunta-, en ese tiempo el sujeto tuvo la __
pérdida en lo real.
o�ortunidad de enhebrar en . lo re.§ll . lo que le puede �ac�
.
8-�portable··u.n· ·desfilaélero� q!-Íj ® 9tro m9do_§!��·fa�_<;fu_ al�
..
l. V. : -Te agradezco el comentario.
.
ri�sg9-
otra manera de abordar la cuestión es la que propone Pregunta: -Yo estaba pensando en ese tipo de pacientes,
un muy buen psicoanalista, que alguna vez interrogamos por ejemplo adictos en uienes suele darse ue no ueden
en este seminario, einz Kohu quien trabaja con pacien­ soportar el dolor, lo esquivan con el alcohol o las drogas,
tes que tienen esa estructura. Él no intenta una ví� remitiéndose a una gestión del sufrimiento en la que, a
P.r 1 reg¡esión, sino ue procura un avance d menudo, no cuenta sólo la madre, sino que viene a ser
. su· eto susce tible de llevarlo hacia la creación, el sinthome, sostenida por varios miembros del grupo familiar que
hacia nuevos lazos sociales. procuran así tapar la pérdida, o lo insoportable del dolor de
El problema es q.u,e,.. srw;_o no quiere salirse del encuadre la existencia. Pareciera que el sujeto se identifica allí al
analítico y entrar en una terania su estiva, es difícil evitar modo según el cual el Otro se posiciona frente al dolor de la
el camino de la regresión. existencia, responde siguiendo la vía que le ha sido pro­
Una tercera posibilidad es hacer lo que proponía puesta.
·

Fr. n.c, i D e t el nálisi del Otro ue esfa e­


ce de modo ue el su'eto lleg_!!e a una fórmula se ' n la cual l. V. : -La dro a uede ser 11µ in.ten.to de supr�mir _el
pueda decirse "No es que me trató como una mierda, no me dolor, de tolérarlo o ign.oi::arlo. Ignorarlo es perder una
p do · uar e o ro modo or ue su ro ia estructura s<tlg posibilidad de interro,garlo, no al modo del síntoma -el
im edía". dOior iio es un- sustituto metafórico-, sino como aquello de
En fin, son variantes posibles, pero también tenemos u�a estructura u� 9l]ea en lo real.
__

que reconocer que a veces nos encontramos con el límite de . . ET sujeto, cóinp el Otro qu,e _est:uvo en su origen, responde
lo im osible. olor i rando dime sión humana · lo ortigya con
sQjlj.ciones diversas, gue vienen desde los tiempos bíblicos,
Pregunta: -Quería mencionar una doble acepción de la como el vino -ahora el whisky o el vodka-, hasta las
1 br "duelo"· si_ iendo su etimolo 'a latina, por un variantes modernas que llegan con los avances tecnológi­
lado deriw de dolum, "dolor"� or el otro, de duelum, cos d.e la ciencia química,, Cl1Yº. correlato paradoja! es el
"desafío". narcotráfico . Nuevos remedios para el dolor.
Me parecía interesante relacionar esto con el desarrollo · .
Lo opuesto es lo gue intentamos hoy, acá, nosotros :
que hiciste, partiendo de "Duelo y melancolía", para llegar hac-ernos sensibles al dolor. Hasta el límite de lo so orE_­
a la forma de anudamiento en la que se encontrarían la blé. Cuando preparaba la charla advertí que me acercaba
creación, el dolor y lo sublime. ill'í�ite de lo soportable; acudí a un amigo, Fontanarrosa,
También, en lo que hace a estos pacientes que le dije: "Vení, Negro, ayudáme un poquito".
llegan a un punto de reacción terapéutica negativa, ¿A quién no le pasa que ante ciertas imágenes en la
me preguntaba, escuchando tu propuesta al respecto , televisión tiene que cambiar de canal porque le resultan

62 63
i nsoportables? La cuesti ón es estar atent s cuando w_s · 3. ENLACES Y DESENLACES
em i eza a suceder que "no aguantamos más":· corr�.ffios �l
nesgo-de"'.ferc�!lar a\g2-,.q11e n,os �º11:�i�irne. Tenemos expe­
ri enci a, en la hi stori a naci onal, de cosas que pasaron el
lími te de lo tolerable. Así tambi én, lo que conté de
Margueri te Duras, en versi ón levemente di ferente.
Si no nos damos cuenta de que cambi amos de canal,
estamos desconoci endo algo de la estructura que habi ta­
mos. �la di men.s.ión._sin lar de cada anáh�i§�.. �.i:!
µxi.a
i nvi taci ón a estar sensi bles donde lo real nos reclama,
. - - ·--- ..
si le
�r-c · ·-
-· ----

d�_?S dignidad della.i:n�d�.

Voy a comenzar leyendo el epígrafe que i nauguraba las


pági nas de Cahiers pour l'analyse, revi sta que en su mo­
mento marcó un hi to en el pensami ento francés:

Trabajar un concepto es hacer variar su extensión y


comprensión, generalizarlo por la incorporación de rasgos de
excepción, exportarlo fuera de su región de origen, tomarlo
como modelo o, inversamente, buscarle un modelo; en suma,
conferirle progresivamente, por transformaciones regli;tdas,
la función de una forma. 1

Su autor es G. Cangui lhem, un epi stemólogo especi ali s­


ta en filosofía de la ci enci a, y la trai go hoy aquí como una
manera de i nvi tarlos y entusi asmarlos para que me acom­
pañen en el recorri do que me propongo hacer, si gui endo dos ·

cami nos di sti ntos.


Uno de ellos vi ene a ser evocado por un parágrafo del
conoci do texto de Margueri te Duras, El dolor, que di ce:

Entre los esqueletos de Buchenwald, el suyo. Hace calor en


toda Europa. En la carretera, a su lado, pasan los ejércitos

l. Canguilhem, G . : Cahiers pour l'Analyse, 3ª edition, 1966, epígrafe.

64 65
aliados que avanzan. Desde hace tres semanas está muerto. cias. Para nosotros, ¿cuál sería la ventaja y cuál la desven­
Esto es, esto es lo que ha sucedido [ella supone]. Tengo una -
t:;¡ij a de res onder a o si Ila" d c ?
certeza. Camino más de prisa. Su boca está entreabierta. Es
Freud comienza formulando las instancias -Conciente '
el atardecer. Ha pensado en mí antes de morir. El dolor es tan
grande, se asfixia, no tiene aire. El dolor necesita espacio.2
Preconciente Inconciente, y_ de allí eli"o artir.
¿Por qué de las primeras? Porque suel¡ ;;; beneficioso
"El dolor necesita espacio", dice la autora; podría suce­ tomar a estos pensadores -en el sentido fuerte de la pala­
der que no se trate de cualquier espacio, sino de una bra-, ya se trate de Freud, Lacan o Hegel, en el momento
topología, un espacio específico. en que gestan sus conceptos. Resulta más fácil advertir en
El otro camino sigue lo dicho por Lacan en Caracas, esos mo ntos inau rales a ué roblemática intentan
cuando en su conferencia se refirió al Yo, el Ello y el Superyó resP.onder. Y una buena manera de avanzar enla reflexión
freudianos -aunque también podría tratarse del tríptico teórica es, precisamente, P.re untarse acerca d�l roblema
de la Primera Tópica-, afirmando "Mis tres no son sus q e u or a IU:QP.Oner determinadas hiRótesis.
tres". Los tres de Lacan son: Real, Simbólico e Imaginario. Freud lantea el conce to de ener.. 'a lo sitúa en su
Dos referencias entonces -una, un relato; otra, una funcionamiento res ecto de cada una de las instancias.
manifestación pública que reconoce una diferencia-, para Si uiendo lo indicado or Lacan, ¿tendríamos que
e nciente., e_n..el
· ·

hacer un ejercicio que es una apuesta, pero no una impro­ pensar lo Real e 1
visación. Inc ncien ? · Habría gue situar lo Real en el Ello, el Yo y
Probablemente van a descubrir, a medida que avance­ el Su ery_ó?
mos en la charla de hoy, que el trabajo que presenté en la &gª1D.Qs. juntos una lectura cuidadosa, a los fines que
· ón ac.anoamericana "Los enlaces del afecto", no era nos interesan, de un texto de la metapsicología: Das
un capricho, sino algo referido a esto que tienen escrito en Unbewusste, traducido por Etcheverry, conocedor de la
el pizarrón, por ahora como enigma. lengua alemana, como "Lo Inconcien e", haciendo bien la
Hay una elaboración en juego; tratándose de un semi­ diferencia entre los momentos en los que Freud habla de lo
nario, más que un recorrido consumado, es una exposición inconciente como cualidad y aquellos en los que lo formula
que pretende, al mismo tiempo, ser una investigación. como instancia.
Alguna vez � mos sigyiendo a Lacan ue un analis­ Creo que para cualquiera de ustedes, que conocen ese
ta es or lo menos dos: el ue sostiene su ráctica el g texto, queda claro que Freud no habla allí de lo inconciente
de esa ráctica hace la reflexión teóric . como cualiilltd . Estamos en un carozo de la teoría y un;
Lacan di'o: "Donde Freud di a ener 'a ustedes escri­ traducción más ajustada sería entonces, "El Inconcie�'
ban Real". Por mi parte, los invito a hacer la prueba y y no "Lo Inconciente", como lo formula Etcheverry, pese a
preguntarnos cuál es el beneficio de esa sustitución. ser un traductor atento.
El conce to de ener 'a le era· im rescindible a Freud Él mismo señala que, en alemán, "das" no se refiere a
para sostener su teoría del conflicto. la o;gosicióll.. de instan..- cualidad -no sería el equivalente, por ejemplo, de "lo"
blanco-; "das" corresponde al artículo definido, "el" (el
2. Duras, Marguerite: El dolor, Barcelona, Plaza & Janés, 1 985, libro) o "la" (la mesa). Hay sustantivos que llevan el
pág. 14. artículo masculino; otros, el femenino y otros, el neutro.

66 67
El texto comienza con algo que para nosotros, tan miento de lo ue asa en cada uno; la inca acidad para
inmersos en este campo, resulta hoy una verdad de alcanzar los objetos del mundo, tendría as' a equivalente
Perogrullo, pero no lo era para Freud por entonces. ;n la real· d psíquica. .Éste es el argumento de legalidad
En ese año, )9 . 15, lantea como título del capítulo que Freud desarrolla para justificar la hipótesis del In-
· ·

prim r " tificación del conce to de inconciente". Freud conciente.


die ue ha� mentos del orden de lo necesario y ot� Vamos al tercer capítulo; voy a apuntar a aquello que se
de lo le 'timo -formulación ue consti�u e de por sí un-ª­ relaciona con el eje de este seminario. Freud habla allí de
lógica afinada-. sentimientos inconcientes, y dice (pág. 173):
Para hablar de lo ec..e ari menciona como rasgo
prevalente de la conciencia o cualidad de lo conciente -lo O ino, en verdad gue la o osición entre conciente
inmediatamente aprehensible- la emergencia de pensa­ inconciente carece de toda pertinencia respecto de la QulsióJ!.
mientos e ideas de los cuales no odemos ar cuenta. [esto constituye de por sí una afirmación fuerte; es más,
aunque la hayamos leído veinte veces, es probable que nos
Hecho cotidiano, hay una presentación lacunar de frases y
haya costado detenernos en ella]. na ulsión nunca uede
sentimientos en esa pantalla de la conciencia, que · ·ta a
pasar a ser objeto de la conciencia· sólo uede serlo la re re­
sigy,o de interrogación: · cuál es su ori en? ¿Cómo pueden sentación ue es su re resentante. Ahora bien tampoco en. el
aparecer durante el dormir los sueños, mostrados en esa
· interior del inconciente Quede estar re2resentada, si no es po}"
pantalla? la re resentación -algo de la pulsión no es, entonces, ni
AJ..fupdamento de esas irrupciones, decide llamarlo conciente ni inconciente-. fil.lª-P...ulsión.n.o _se a� ..:ima
Inconciente -o mejor aún, según sus propios términos, que reprllaentació. · alier uz e mo un estado afectivo.
Lacan retoma: " a hi ótesis del Inconciente"-. ada odríamos aber de ell .a
La otra razón la plantea en la ers ectiva de la le i-
. �stámos acostumbrados a los despliegues ruidosos de En cuanto al estado afectivo, escribe: ·

Lacan respecto de la filosofía y la historia del pensamiento�


que le servían para decirles a sus colegas, didactas almido­ hode gu un entimiento sea sentido � orlo tanto
nados del posfreudismo, "Son unos ignorantes". , en que la conciencia tenga noticia de é1, es inherente a su esencia.
cambio, estaba preocupado por otro problema; no luchaba Ll!, P,Osibilidad de una condición inconciente faltaría entonces
con didactas cristalizados, sino que tenía ue bre ar nara por entero a sentimientos, sensaciones, afectos [no hay en-el
que el sicoanálisis P.Udiera ser reconocido en el cam o de Inconc1ente ni sentimientos. ni sensaciones, ni afi o . FreU-d
la cientifieidad. ntonces, si bien hace continuas apelacio­ no hace la distinción conceptual entre ellos, aunque usa
nes a la filosofía, ellas son, como se dice ahora, de perfil palabras diferentes]. Pero en la práctica psicoanalítica esta­
bajo; tenía temor de que lo acusaran de filósofo charlatán. mos habituados a hablar de amor, odio, furia, etc., inconcientes,

En este texto del que nos ocupamos hoy, freud dke.._ que
se autoriza�n_Kantparafuniliu:.la.legalidad-ciel lnc.onciente.
1\sL cJ>mo eL . ensador brió ue nuestra er­ 3. Freud, Sigmund (1915): "Lo Inconciente", Capítulo III: "Senti­
cg;gción no se i ala al conocimiento del mundo del mismo mientos Inconcientes", en Obras Completas, Buenos Aires, Amorrortu,
modo nuestra ercepción conciente no se i ala al conocí- 1979, t. XIV, pág. 173.

68 69
y aun hallamos inevitable la extraña combinación "concien­ Cuando restauramos la concatenac· ón correcta, llamamos
cia inconciente de culpa" o una paradójica "angustia "inconciente" a la moción afectiva ori 'naria, aunque su
inconciente". 4 afecto nunca lo fue ues sólo su re resentación debió aga;
t�to a la re resión.5
Esos usos los puede aceptar como una forma laxa de
hablar, pero en rigor, el Inconciente en Freud -tanto como Freud se ocupa luego de los destinos de esa moción de
en Lacan- está exclusivamente reservado a la función de los afectos, que identifica a un factor cuantitativo, y que puede
re resentantes de la ¡:mlsión -en la terminolog!a de Lacan,. ya sea persistir, anudarse o enlazarse a una representa­
a 1 s si ificante -. ción que no le corresponde -o bien ser sofocada-.
En la página siguiente agrega: De a poco -ya saben que el suspenso me encanta-, voy
a ir mostrando las cartas acerca de cuál odría �er W.
[ . . .]puede ocurrir que una moción de afecto o de sentimiento ventaja de usar, donde Freud habla de energía, el concepto
[otra vez la distinción, pero no la trabaja conceptualmente, de lacaniano de Real.
modo que uno no sabe si enuncia esos términos como sinónimos
o conceptos diferentes] sea percibida, pero erradamente {esto
Pero dentro del sistema inconciente [precisa Freud] muy
es, uede haber un error en el sentimiento ue el sujeto teng!l].
bien puede haber formaciones de afecto [¿recuerdan las for­
maciones del Inconciente?] que, al igual que otras, devengan
Queda planteada a cuestión de la verdad, inherente a concientes. Toda la diferencia estriba en que las representa­
nuestro campo. El su· eto dice: "siento esto" -Y. guizá sea un ciones son investiduras [de huellas mnémicas, en definitiva],
error-. Por la re resión de su re. resentante genuino -� mientras que los afectos y sentimientos corresponden a pro­
refiere a la moción de afecto o de sentimientcr-, fue com:gelid.a cesos de descarga, cuyas exteriorizaciones últimas se perci­
a enlazarse con otra representación -pueden fácilmente ben como sensaciones. 6
adivinar a dónde apuntan estos dibujos, estas trenzas-:
Vuelve a remarcar que en el inconciente no hay afecto,
que eso que llama afecto -en alemán, Affekt-, así como lo
que llama sentimiento -en alemán, Gefühl-, no tiene sen­
tido situarlo en el inconciente.
¿Qué podrían ser para nosotros estas formaciones del
�?
Dije que de a poco iba a ir tirando algunas puntitas.
¿R f er enlaces -esto hablando de teoría de lqs
nudos o de la trenza, ue sería su e uivalente- entre
distintas hebras, ya sea de lo real con lo simbólico, o bien de

5. Í dem, pág. 174.


4. Ídem. 6. Ídem.

70 71
. lo simbólico con lo imaginario, o de lo imag!!!ario con lo real nos permite también comprender el papel que toca a la
--Oliien un anudamiento de los tre_ -? representación sustitutiva en la conformación de la enferme­
dad. �.,S.ihle_ que L de5,premlimie.nt9 .de ecto parta di.­
Cuando uno se pone a pensar en lo que podrían ser esos
rect e el istema inconciente, en cuyo ca_so tiene siempre
1 es desenlaces entre los registros, de los que deriva-
el carácte de la an@stia, por la Nal son trocados tQdos lo.s
,an diferentes formaciones de afecto -de hecho, si habla­ afi cto " P- ·

" . Pero con frecuencia la moción pulsional


mos de "formaciones" estamos hablando de estructuras tiene que aguardar hasta encontrar una representación
complejas-, se lantea una diversidad de combinacionQS sustitutiva en el interior del sistema conciente. Después [esto
posibles. Una sería, por ejem lo la de un enlace donde la es lo que subrayo], el desarrollo del afecto se hace posible
relación entre lo real y_ lo simbólico fuera de tal nat.!!,!.a ­ desde este sustituto conciente, cuya naturaleza determina el
leza ue lo simbólico se descom lete -como tal, sería carácter cualitativo del afecto.a
propiciatoria-; ero podría darse un enlace hecho de otro
modo ue traiga como consecuencia la conver ió de lo
s'mbólico en signo, como ocurre en el mandato SUJ!eryoico.
En el texto de Freud hay una llamada al pie de
página -llamada 6, página 175, en esta edición que estoy
puntuando-, que especifica:

La afectividad se exterioriza esencialmente en una des­


carga motriz (secretoria, vasomotriz), que provoca una alte­
ración (interna) del cuerpo propio, sin relación con el mundo
exterior; la motilidad, en acciones destinadas a la alteración
del mundo exterior.7

¿Por qué vuelvo sobre esto? Cuando piensa la cuestión


del afe�to, Freud se ve sistemáticamente llevado, por un
lado, a la referencia cuantitativa y, por otro, a las eficacias
en lo real del tejido, ya sean motrices o secretorias.
Por nuestra parte, habíamos definido al cue o como
trinitario, lu ar donde se anuda a lo E.al del..t ejido, ..en cada
uno de sus · untos lo simbólico lo ima · ario.
En otro. párrafo dice Freud:
andes afectos ue estamos acost
La importancia del sistema conciente-preconciente (Ce./
==::_:::::. .r,:.s::.ic::.:o:::an==á=lisis: la angustia,
el amor, el
Pete.) para el acceso al desprendimiento de afecto y a la acción �=-=..=.;;.

7. Idem, pág. 175, véase la nota 6. 8. Ídem, pág. 175.

72 73
i uemos las diferencias entre ellos, no tanto como Llegamos entonces a este resultado: la represión (Verdrangung)
es, en lo esencial, un proceso que se cumple sobre representaciones
modificaciones de cantidad, sino en función del tiempo de
en la frontera de los sistemas Inconciente y Preconciente. Ahora
su estación la lógica de su emergencia. podemos hacer un renovado :intento por.describir más a fondo ese
En lo gue concierne a la an stia Lacan la aborda a proceso. Ha de tratarse de una sustracción de investidura, pero nos
artir de dos aforismos: "La angustia surge ante el Deseo resta averiguar el sistema dentr<;> del cual se realiza esa sustracción
d 1 tro" · "La an. stia no es sin oh · eto" -la an stia surge y aquél al cual pertenece la investidura sustraída.9
c ando el oh· eto se anuncia allí donde debiera esperarse
s falta-. .
¿Y el amor? ¿Y el odio? Habíamos propuesto, según una
lógica mínima, que 1 amor como afecto -no digo como
sen imi nt , o estoy hablando de la dimensión imagin;
ria de amor- surgía ante la resencia del otro, lo puede�
e · ir con maYJ!scula o con minúscula, se sostiene en la
dimensión del seme ·ante aun ue ara ue tenga valor d�
amor tiene ue ·u ar una red significante: Dante no a:rñ;i
a Beatrice porque sí; entre otras razones, la ama porque se
llama Beatrice, que quiere decir bienaventurada.
Respecto del odio, habíamos recordado una frase de
Lacan: "El odio se diri _e al ser''. Para hacerla menos
enigmática, preferíamos completarla así: e del otro
ue _gase u on i tenci .
abíamos rescatado ue en cierto anudamiento, el odio
te, ' u alor P.ro iciatorio.
El afecto, así, no queda reducido a una cantidad cuya
cualidad sólo la daría el enlace con la representación
conciente. Puede tener cualidad desde el momento de su
gestación: nuestra clínica nos lo muestra cuando nos encon­
tramos a alguien que porta desde la cuna una tristeza
persistente -"depresión crónica" se dice en nuestros días-, de
la cual quizás hace tiempo que perdió noticia, aunque el
sufrimiento persista como dolor que ignora su enlace.
Voy a formular, para hacer ese ejercicio que nos aconse­
ja Canguilhem, una propuesta que no es ingenua, tiene su
cuota de incidencia en el cuerpo de la teoría.
Freud nos dice, en "Tópica y dinámica de la represión",
capítulo IV (pág. 177): 9. Ídem, cap. IV: "Tópica y dinámica de la represión", pág. 177.

74 75
-la represión primordial es sólo contracarga-; pero es tam­
.� str ccióQ, tanto a la Conciencia co.illQJll Inconciente
bién lo que garantiza su permanencia. La contrainvestidura
es "Entziehung''� es el único mecanismo de la represión primordial; en la
Surge . de inmediato esta pregunta respecto de lo sus­
represión propiamente dicha [en francés la llaman
traído: ¿va a algún lado o, como dice Freud, existe poten­ "refoulement apres-coup", nosotros le decimos secundaria (el
cialmente y sólo emerge cuando retornala representación? esfuerzo de dar caza)] se suma a la sustracción de la investidura
Mi ronuesta es ensarlo de ositado en el cuerpo del preconciente. Y es muy posible que precisamente la investidura
su"etoi..J?.lanteo gue me P.ermite dar cuenta de aspectos de sustraída de la representación se aplique a la contrainves­
la clínica tales como el dolor crónico, la depresión que � tidura. 10
extiende a través de años, la manifestación psicosomática
que no tiene abordaje o ese or .ue ersiste sin ue de
él ha a noticias, del que habla ese famoso tango que canta
tan bien Julio Sosa, cuando dice: "Rencor . . . tengo miedo
que seas amor".
De modo que la tercera carta es esta operación a la que
apunto, este Entziehung del afecto; estoy distinguiendo
algo que sucede:

- entre la Conciencia y el Inconciente;


- entre la Conciencia y lo Preconciente;
- entre la Conciencia y lo Real.

:ern_p_on . o ue esta sustracción del afecto -afecto ue


circula gue afecta en lo real-, lo deja en una relación de
d nlace con lo simbólico y lo imaginario.
Com leto la a uesta: si Entziehu77g es la operación
equivalente a la r ran .ung p,ara la reJ;!resentación al
Unterdrücku_ng para el sentimiento, entérmi_nos topológico_s
la vo a llamar enlace o desenlace -en alemán, Bi gx
E bindun. , resRectivame te- La representación sustitutiva juega ahora para el sistema
Llegamos así a una nueva pregunta: ¿ ué sustrae al Cc./Pcte. el papel de una contrainvestidura [el afecto está
enlazado a una re resentación sustitutiva, se sustrajo de a
afecto de su enlace con lo ima · nario de la Conciencia o con
re resentación de ori en funciona como contracarga, impi­
lo simbólico del Inconcie�?
de ue se vuelva a hacer el enlace originario]; en efecto, lo
Para Freud, son cargas y contracargas dentro de cada
·
asegura contra la emergencia en la conciencia de la represen­
sistema: tación reprimida. U

. Ella representa -la contracarga, la contrainvestidura- el 10. Ídem, pág. 178.


gasto permanente de energía de una represión primordial, 11. Ídem, pág. 179.

76 77
¿Qué me hace_pensar :ue es..ci_ pr.ogr ae g ecide está en Freud·1 la introduce Lacan y a partir de allí, �
la distrilm_ción de las cargas y_ no a la inversa? Me narec I ;conciente el qµe determina como ex-siste nte al su' eto
que es so mismo ue está diciendo Freud: se ' n cómo esté -'Cu;ndo decimos "sujeto" en la teoría lacaniana, se trata de
establecido el ro ama la serie de las concatenaciones sujeto del Inconciente-.
sigfilflcantes se va a roducir o no el enlace con lo real Y.: con · Cómo será el enlace de los s regi,stros lacanianos en
lo ima · .· No son las cargas las que determinan lo que ;0
el � · :gto de Inconciente o 'en el COfl:Cepto de .�ulsió.n?
viene o va, sino que las cargas circulan como en una PC Para el conce to de Inconciente hay una domuiancia del
(computadora personal), según el programa al que respon­ enlace entre simbólico e imagi_pario, aun ue bordee lo re l._
den. En cambio en el conce__pto de Pulsión, hay Y!I-ª domin'.'lncia
Pero e.s una J!ro osición que, además, extrema la sen­ del enlace entre lo simbólico y lo re�l.
t ncia se ' la cual {:)l Inconciente está estructurado comQ · Así hacemos jugar esa frase de Lacan: "Mis tres no son
un lenguaje, así como la polémica con nuestros amigos sus tres". No se trata de una frase liviana, es un atentado
filósofos, puesto que implica otra ontología: onde domina­ al corazón del psicoanálisis -o la tomamos como una
b la. ontología del átomo y de l a energía ro onem.Q.§ liviandad de un viejo que ya está fuera de circulación, o la
la ontología del b te,_del prog@m.Jli del P.aquete de_ hacemos trabajar, como decía Canguilhem-.
sjgnificantes. Otro tanto suced.e con el concepto freudiano instalado
Voy tirando puntitas, pero es apenas un umbral; con esta desde el comienzo en su obra, cuando todavía trabajaba con
formulación podemos iniciar un arduo trabajo a compartir. Breuer, que hace la distinción entre ener 'a libre energía
Por ejemplo, tomemos el concepto freudiano de resis­ lifillda de las ue de endían, correlativamente, el proceso
tenci · ;podría haber resistencias de la hebra imaginaria, primario y_ el secundario. . , .
.
ue al enlazarse con lo simbólico y lo real producirían ul). Sería tal vez válido reformular estas hipotes1s freudianas
i:m,a ri consolidado en el sentido. Así también, cabe en términos de enlaces o desenlaces de los reg!st os, lo que
suponer resistencias de � simbólico, yara su enlace con lg implica que la diferencia entre uno y otro ya no se sitúa del
imaginario y lo real ba ·o dos modos: el del sintagma fijado mismo modo.
e 11 amo SuP.er ó, o el de un desgarro de la red Por ejemplo, un desenlace de lo real :guede manife.st�::s_e
ql:'!EL exclu e un significante. O bien, r.esistencias de al, b51jo la forma de un as aje al acto o pers�sti - ac1
;
situables en términos de cie:r._to circuito que el ujeto no Aunque más no sea brevemente, qme�o contarle.s que
está.di sp.llesto�a...µeI.de.r,_enla� medida en gue J! odu e representan esas láminas colgadas en el pizarrón_. ,N1 h �ce
@cacia de oce. falta que lo diga, ustedes ya se imaginan .ª qme� fui ª
Otra cuestión en juego, esencial, aunque no es hoy el ,
visitar: a mi amigo y maestro Carlos Rmz. Algun drn
momento para desarrollarla, concierne a Jma diferencia tendríamos que reconocer en voz alta -ya lo estoy haciendo
teóric nt Er.eud y, Lac ahora- cuánto le debemos, cuánto nos ha ayudado, a
En efecto, en Lacan está tematizado un conce to g!!Q.fill nosotros que somos psicoanalistas y no somos es�ecialistas
reud no lo está el de su'eto del Inconciente. Lacan hace en matemáticas ni en lógica, a recorrer, con el mvel qu� la
un_corte fuerte con la teoría freudiana cuando dice "El obra de Lacan merece, los textos en donde hay referencias
Inconciente no es el Ello". Esa dis · · ,_así, aj.an_te, .JlQ
'
a esas disciplinas.

79
Le conté mis inquietudes; hace varios años que se me ngdo� bien anudados, borromeanamente anudados. Ese
plantea la necesidad de encontrar al_ ' n modo de escritura buen anudamiento puede ser una cualidad e uival n
top_oló ·ca u�ueda resentificar los conceptos gue antes cu nudo, esunamanerade�lantearlo.
t¡ansit os. La trenza s i lenice , equivalente del 1\p,elamos a la trenza eg_uivalencia del nudo borromeo,
nudo borromeo, me parecía la más ajustada. Si la trazamos seis cruces . de tres hebras cuyos extremos se vuelven a
sobre una cartulina con dos incisiones, obtenemos tres juntar· nos si nara escribir los "tres" de Lacan: Real,
bandas, tres hebras: s · bT 'nario. V.amos a trabajarel ,Rasru,epautado
de dos cuerdas -lo ue se llama c r ' -, a la. trenzad.e _res.
El texto que tengo acá me lo acercó Carlos Ruiz; forma
parte de las notas póstumas que fueron encontradas en el
escritorio de Pierre Soury, un joven matemático, desgra­
ciadamente fallecido. Colaboró con Lacan en el período en
que desarrolló la escritura nodal. Dio seminarios de los que
quedaron notas, entre ellas, varios capítulos dedicados a la
trenza.

La primera se JJama . tr,eJlZa ..neutra.,.· t,..,i,,,,e""""'...,,.., -"""" �""""'"'*'"'


que n están trenzadas. Cuando lo están, eneran ei ·

cr.uces_ que...s ig:uen a ' a borrómea: or arriba de la


de arriba, or debajo de la de abajo; se obtiene así la banda de
Slade anudada, egui ente al nudo borromeo. La repre­
sento hecha por tres hebras:

80 81
Las trenzas que una vez juntados sus extremos son un
nudo de tres redondeles, son ni más ni menos aquellas que
pueden ser obtenidas por trenzado con extremos ligados a
partir de la trenza neutra.

Se trata prácticamente de1o mismo, pero hace la distin­


ción entre anillos independientes, por un lado, e indepen­
dientes y trenzados, por otro.
¿Cómo reacciona la trenza? -se pregunta Soury-. Y
responde:

La trenza es un objeto susceptible de transformación, la


trenza tiene extremos; las hebras son susceptibles de torsión,
lo cual no implica que las hebras tengan torsiól). [pueden
tenerla o pueden no tenerla]; la torsión de las hebras es un
intermediario [para hacer la banda de Slade, ustedes tienen
que hacer la torsión, pero al final deja de haber torsión] ; se
puede constatar que, en el curso de las operaciones de trenza­
do con los extremos ligados, en general, la trenza resiste al
trenzado, la trenza se debate; cuando la trenza no se debate
más, es que han hecho un trenzado con extremos ligados sin
introducir torsión de las hebras.
J;.a Propiedad de Slade enuncia lo siguiente:
Las trenzas que una vez juntados sus extremos son o bien
tres redondeles independientes o bien un nudo borromeo, son
ni más ni menos las renz g; e pueden ser obtenidas or
trenzado con extremos ligados, no introduciendo torsión de
cada una de las hebras a partir de la trenza neutra.

83
82
A B A B

X A
/
B /
j
(
\
· T.enemos...d os..h.ebras-.C on..do.s.hebras fo os e -
t e en .esta matemática se llama cordón -cuando
tiene tres o más se trata de la trenza-. En el cordón !>.ºdemos
tener dos eh as no trenzadas es e cordón neutro o bien el
cordón de un solo cruce. En este caso la ermutación no es
i éntica.: A em ieza de un lado y_ termina del otro. Se
llamará cruce con ermutación idéntica cuando las hebras
em iece� y terminen del mis a· LdóIL c.on.-dos
cruces ernrite una ermutación idéntica: el A empieza
desde la izquierda y termina en la i guierda, el B empieza
a la derecha y termina a la derecha
Avancemos del cordón al uso de tres hebras ara traba­
jar la trenza. Tenemos tres hebras no trenzadas, esto es,
una trenza neutra:

84 85
mos están siem re en el mismo orden, lo cual permite que
-
se anude vªrde con erde ro· o con ro · o -ª.filll con azul -
V r a V a r�sulten de allí tres anillos, que es lo ue a nosotros no§
interesa-.
,...._

u y , w

V r a V r a V r a

vra vra vra

u
w

u V

W' u

U' V

vra vra vra vra

86 87
Si lo analizamos, podemos descubrir que hay equivalen­ Conozco el dolor
cias entre estructuras que parecen muy disímiles, hay lo he mirado a los ojos
transformación de una a la otra. y me ha mordido las pupilas
Ahora bien, quizás ustedes se preguntarán: ¿todo esto Su lengua helada ha lamido
para qué?
detrás de mis orejas
Sus dedos deslizándose
Hagamos un pequeño esfuerzo par� encontrar el aspec-
hacia la garganta
to que más puede entusiasmarnos . S1 volvemos a Lacan,
presionaron mi nuca.
cada una de estas hebras es un modo de escribir uno de los
r�stros: Real, Simbólico e Imag!nario· habremos de en­
Hoy puede escribir su dolor; cuando me vino a ver, sólo
coi:itrarnos con trayectos donde una de las hebras a arece
emergía el afecto dolor.
des-enlazada en un eríodo en ue las otras dos están
enlazadas. No di o ue esté totalmente desenlazada, com
P.Odría oc� una es uizofrenia, donde "lo ima �n_ -

rio se fue". Son tramos arciales en los ue un re�stro


está desenlazado - uede ser cual uiera . tomo acá el de lo
real or ue me interesa es ecialmente en función del
texto ue viinos a ro ósito del dolor-. a nza me
P,ermitiría escribir enlaces :y desenlaces ·ugan con
tintos momentos de su recorrido, .,P.ara cada uno de los
l. V. : -Hijos de una tradición científica que empieza en
�stros.
. Galileo, hoy tenemos hasta en lo real, al alcance de cual­
Las cargas circulan or donde el ro ama les er�1t : ,
quiera, elementos que nos facilitan ir más allá de la
.
es una maher de no quedar reducidoE! a las explicaciones ontol_ogía a la que esa fisica nos invitó en nuestro colegio,
cuantitativas or ejemplo, si el programa que circula en lo la fisica de la fuerza. No hay duda de que es a ese concepto
simbólico no admite el dolor de una pérdida, como ocurre de fuerza y a la termodinámica que se desarr olla a p artir
en esas familias que consideran que está mal llorar a un de ahí, que va ligado el concepto freudiano de energía.

muerto -piensen en la madre de H�mlet-:-, ese olor que no uando Lacan formula la arti . io · ·ti.cante e
tiene posibilidad de enlace, habra de discurrir fuera del anillos gue se enlazan con anillos �ara hacer ca ena
enla ·,e a la palabra y a lo imaginario g,ye
se enlazan con cadenas está describiendo circuitos or

Quiero terminar la exposición, para que luego able­ donde la energía discurre secundaria al cir uito· no es
mos, contándoles un poema que me dio el otro dia una problema rimar · o de car_ as, es cuestión de circuito s.
adolescente que se analiza conmigo.
En el momento en que Lacan lo propuso, parecía un
- En el estado de depresión del cual está_saliendo -ella
retorno al idealismo; hoy sabemos que un ro ama tiene
está haciendo bastante para lograrlo-, vino a verme Y me
a eficacia, mueve una nave espacial; no es una fuerza
trajo este poema; le pedí permiso para leerlo ante ustedes:
como un martillo que se aplica sobre un clavo, es un
P.rO ama el ue abre o cierra el camino a la el ctricidad, a
la.. caxga_e éctrica -y no al revés-.

88 89
Por otra parte, y al mismo tiempo que destacamos la l. V. :
-Te agradezco este comentario, estoy de acuerdo.
equivalencia de los tres registros, volvemos a valorar que Supongo que Lacan apuntaba a esto, cuando estaba casi
� nos llamara p_arlétres: en el tiem o . estante, en el al borde de la muerte y tituló su último seminario "Topología
tiem o estructurante hay una dominancia del rogram_§l., y Tiempo". Tooolo . 'a - ro ama- tiem o no reductible
marcada :QOr la relación a la alabra del Otro. al_tiempo circular nietzscheano, ue también condici�
Ustedes me dirán: " ero la alabra del Otro no viene sin �:garición del tiemf!O lineal, como pas.a en cada vuelta de la
·
1 intervención real del Ot;; - sin su oce". Tienen razón, pelotita Tierra -es siempre la misma; sin embargo, pode­
e o se trata de un real anudado a un ro ama. De To mos hacer de cada vuelta un trazo-. Es un tiempo lineal, es
contrari(), estamos condenados a un jueguito de cargas . . un tiempo que permite lo que nombra Ilya Prigogine, la
¿Cómo haremos para diferenciar entre la eficacia de un flecha del tiempo, la marca de un antes y un después.
afecto u otro, cuando el afecto está en ese Entziehung, en En efecto, i el sicoanálisis o era es or ue considera
esa sustracción, no tiene cualidad? ¿Andan igual por el posible inc · d · . Tomando el modelo de la
mundo un sujeto que está consumido por el odio u otro que PC, podría ser que con un programa de base establecido se
vive un amor erotómano? ¿Es lo mismo el que tiene la puedan hacer operaciones diversas. Supongamo.s, tengo el
tristeza de un obj eto p erdido o el que vive ocupado en programa Word, pero si voy a transcribir .esta charla, u
la venganza que reclama su odio? otra, o hago una carta, eso está abierto. Queda también la
C n la ontolo 'a del b te aludo a esa eficacia en lo real
_ p�ta si en a uellos ca .o q e ;grq-m;:am ien
de la concatenación de un si ificante con otro · no tenemos f: llado ha osibilid_ad de incidir en esa falla; _guizás allí la
que pedir perdón por dedicarnos a trabajar con eso que no P.alabra sola no alcance: uizá e d
se toca ni se palpa; tocar las hebras.
Para entusiasmarlos, les anticipo -casi sin decirles nada,
Pregunta: -Me parece sumamente interesante lo que con suspenso- algo que van a escuchar la vez que viene. Se
estás proponiendo, porque nos abre una posibilidad, a trata de una experiencia poco común y que abre sobre la
partir de la variedad de los cruces planteados, para pensar cuestión de cómo intervenir en esos enlaces y desenlace�,
la clínica. Encuentro una dificultad en la cuestión del de un modo al cual ni ustedes ni la tradición gu """"e"__
programa, que únicamente puedo situarla en Lacan en · antecede está habituada.
términos de un programa abierto, en tanto el de la compu­
tadora, en cualquiera de sus variantes, con los diversos
grados de complejidad que pueda tener, es cerrado, da para
algo bien determinado; por más posibilidades de cruces que
contemple, no se puede ir más allá del programa.
Si utilizamos este término, el programa que él nos
propone es un programa agujereado, abierto, que es lo que
nos permite en la clínica hacer alguna modificación -en
tanto en los programas de computadora no hay modifica­
ción posible-. ·

90 91
4. OTRO ESPACIO

Silvia Bolster
Presentación: Isidoro Vegh

La vez pasada presentamos una de las últimas escritu­


ras ue Lacan traba ·ó ue fi a en el seminario "To olo 'a
y Tiem o": la trenza. Se reñere también allí a la banda de
Slade, aunque no despliega mayores desarrollos. Intenta­
mos, a través de esa escritura, una presentación imagina­
ria. Es Lacan quien dice, en el año 1978, "La to olo 'a se
sostiene de lo ima · nario".
Según mi lectura, Lacan, entre una topología algebraica
y una intuitiva, siempre optó por esta última. "Intuitiva"
no quiere decir, como la acepción corriente del término
pareciera indicarlo, algo así como un soplo romántico que
viene de adentro; "intuitivo" es urt término riguroso en las
matemáticas, disciplina en la que indica otro modo de
avanzar, no desdeñado por Lacan, para la presentación
gráfica de las estructuras. Es su manera de oner en ·ue o
· ·o e anro echar lo S,P.ecífico de toda

93
y dijera: "esta trenza es equivalente a este nudo borromeo", de eso ue él valorab2 en Theodor Reik: la sor resa -al o
ustedes tendrían que creerme -salvo que hicieran la prue­ que en mis alabras voy a nombrar como lo inaudito-.
ba de construir ustedes mismos el nudo y la trenza y Lo in'audito no remite solamente a lo ue uno no- uiere
verificar que es efectivamente así-. r imaginario n oír; también uede ser aguello ue émer e de ronto - or
tiene una a rehensión inmediata de esas estructura e o n nca se escu hó- o bien ue nunca habrá de.escuchar­
La topología presentada en este seminario que titula­ se., J!orq_u cualidades no son decibles lo cual no im ide
mos "Hacia una clínica de lo Real", es una manera de decir que sea bordeable P.Or algo que lo indi ue.
una clínica. Es probable que hoy, para ustedes, se produzca -al menos
La vez pasada, jugando con mi gusto por el suspenso, les ése fue el caso cuando abordé este trabajo por primera vez­
dije que íbamos a tener una novedad. Para situar mej or la algún encuentro con esto que nombro como lo inaudito.
novedad, voy a leerles un párrafo del seminario de Lacan ¿Por qué lo subrayo? Se los recuerdo a uste des y me lo
que acabo de mencionar, extraído de la clase del 15 de recuerdo a mí: para que nos demos el tiempo necesario que
enero de 1980: supone recibir eso que vamos a escuchar. Elpacletz:e no.está
n almente dis onible ara acoger amablemente a uello
Es incluso en eso que las mujeres, que existen, son las que desconoce -ocurre con frecuencia todo lo contrario-.
mejores analistas -o las peores, en la ocasión-. Es en esa Dirigiéndome a quienes como yo comparten este campo
condición de no aturdirse con una naturaleza antifálica de la del psicoanálisis, por sus propias experiencias como
cual no hay trazo en el inconciente que ellas -las mujeres analizantes y por su práctica como analistas, es dable
analistas- pueden escuchar esto que de este inconciente no esperar que podamos situar de otro modo esas barreras que
tiende a decirse, pero alcanza aquello que de él se elabora nuestra estructura habitualmente pone a lo inaudito. Como
como procurándole el goce propiamente fálico. tantas veces lo dijo Lacan: no nos apresuremos, escuche­
mos, cada cual hará luego su reflexión.
En ese terreno atinente al psicoanálisis y a las mujeres, Invito a Silvia Bolster -es ella quien va a tomar la
estoy invitado, para fin de mes, a presentar un libro hecho por palabra- a darnos a conocer su texto.
colegas y amigas, todas inscritas del lado femenino de la
fórmula de la sexuación -al menos por el momento ninguna
me comunicó lo contrario-. Algo está pasando con esto. Silvia Bolster: -Agradezco la invitación de Isidoro. Es
Hoy voy a ceder este lugar precisamente a una dama,
una ocasión para desplegar cuestiones que vengo trabajan­
que viene participando en las reuniones de este seminario; do desde hace algunos años; poder traer aquí y compartir
tuve el gusto de invitarla a compartir este espacio, como ha con ustedes algo del material elaborado, me permite seguir
ocurrido en otras ocasiones, a partir del trabajo que me pensando y hace que esta investigación continúe en movi­
presentó y que estimé apropiado para ser expuesto ante ·
miento.
ustedes.
Quince años atrás, decidí abrir un espacio de trabajo que
implicaba el compromiso del cuerpo, explorando las condi­
ciones de posibilidad del movimiento ligado al acto de
creación. En ese entonces, había hecho una trayectoria

94 95
profesional como bailarina, coreógrafa, docente e investi­ No se trataba, entonces, de "movilizar" por "movilizar",
gadora que, en el campo específico de la danza y el teatro, sino de realizar, en principio, un pasaje:
transitaba por caminos no tradicionales .
Les pido que me acompañen en el tiempo y se sitúen De un accionar habitual, "conocido" (desde una función
quince años atrás, en un espacio para pensar. Un "otro yoica como "lugar" de certeza), a lo movilizante que
espacio" de trabajo. Lo fundante, entonces, era: "surge" en tanto "algo" mueve (el "yo" en función de
desconocimiento).
a) Una indicación inicial, relativa a la posibilidad de De lo movilizante ("eso" mueve -se mueve- o un "ser
moverse -quien así lo quisiera- a partir de lo que movido" relativo a una deriva), al movimiento deseante
surgía, con un compromiso de la gestualidad, la voz y de un sujeto.
la mirada.
b) Una operatoria inaugural de despejamiento que deja­ Surge un primer interrogante: ¿qué sucede con el "ac­
ba en "suspenso" lo que era del orden de consignas, cionar"? ¿Se trata, en lo que seria una referencia a Freud,
ejercicios o modelos a imitar. de la "suspensión de la motilidad"? ¿Acaso es posible ese
c) Modos no tradicionales de intervención, en donde la moverse suspendiendo la motilidad?
palabra era el medio privilegiado. Una primera respuesta es negativa, lo que no implica un
impedimento en Un. proceso de investigación. Nos dice, en
Eran las bases para lo que fui situando como un espacio todo caso, que hay un "imposible" en juego. Siguiendo la
"vacío'', esto es, "libre" de consignas, despejado de objetos orientación del pensamiento de Lacan, situamos lo real en
(es así como adquirían relevancia los "planos": horizontal ese imposible.
-el del piso- y vertical -el de la pared-). Corresponde hacer, entonces, una lectura en Freud de
Había una dirección, orientada en función de cierta esta referencia a la operatoria de "suspensión".
legalidad que operaba desde un comienzo y que me llevó, Propongo no sólo una lectura, sino marcar/situar una
con el tiempo, a crear-nombrar un conjunto de operatorias. diferencia al respecto, tarea que implica la desnaturalización
Ellas son: de las acciones cotidianas, habituales. Des-naturalización,
esto es: lo natural "vuelto a perder", en tanto suele soste­
l. Modalidades: Se modalizaba el compromiso de la nerse aún la creencia de que el accionar habitual es natu­
gestualidad, la voz y la mirada; no se trataba de "moverse" ral. Operatoria de subversión de ese orden natural/habitual,
de "cualquier" manera, sino de "una" específica. conocido, que nos sitúa en un descentramiento del Yo.
2. Puesta en acto de una diferencia: relativo a lo "facilita­ Decía que, en tanto imposible, hay un real en juego.
do" que surgía. ¿Será cuestión, entonces, de un encuentro con lo real?
3. Implementación de referencias en función de borde: en Haré un rodeo, trayendo algunas reflexiones que me
principio, los "planos" (horizontal del piso y vertical de la surgen acerca de Sófocles como autor . 1
pared), como orientación referencial en el espacio ''vacío".
4. Registro de la diferencia (que desarrollaré en este texto).
5. Retorno del vacío como causa (me referiré a este punto l . "Autor": del latín, auctor-orís, "causa de alguna cosa; que valora
una acción; que impulsa a obrar".
en otra ocasión).

96 97
Sófocles pone en escena -en escritura teatral- las fuer­
zas . en conflicto (las especies del objeto, en tanto objeto
pulsional, en relación "conflictiva" con el objeto causa de
deseo, en escritura psicoanalítica).
Su obra -una puesta que no equivale a la "mostración
del objeto"- perdura en el tiempo y nos hace llegar una
verdad que lo interroga y lo mueve en la singularidad de su
deseo; lo mueve a hacer obra.
Porque tiene los medios para hacerlo, nos pone en
contacto a nosotros, sus lectores, con lo real vuelto a
mediar -a re-mediar-. Sin lo cual, el dolor-horror sería
insoportable: "Dolor de la pura existen i una Yida
desanudada".2 Un puro cuer o en :Qutrefacción eterna (tal,
e cuerpo inse ulto del hermano en Antígona).
Está bien ue se nos esca e ese real. El alivio ue a orta
un chiste un laP.sus un e uívoco, da cuenta de ello, de un
des-ene_ e tro on lo real. D 1 e n ario sólo resta un
gri o: como el del ersona·e de Antí ona cuando "ve des­
pojado el cadáver" -sin los rituales fúnebres-.
Sin embargo, ese alivio puede ser pasajero. Restan,
entonces, adecimientos del orden de la fi�ón, en los
que se sitúa algo del cuerpo: d lor de cabeza, de espal a,
tensión estrés . . . El cue o duele. Un dolor anudado al goce
nos dice de su im licancia en el cam o sicoanalítico. No
se trata ya entonces de la búsqueda de un alivio momen­
táneo, pasajero; sino de llevar adelante un trabajo. Se trata
de hacer obra.
Así, en la propuesta que implica este "otro espacio" de i\na en su primera entrevista:
trabajo, es también cuestión de un des-encuentro con lo Me cuenta que había_ pa..fillrl.O po:r:...diatint.os Jugares de
real, en tanto hay un real, sí, pero vuelto a mediar. traba · o cor oral; había estudiado algo de danza, actividad
Propongo para pensar lo siguiente: l.Q... ue no uede se_t que le gustaba mucho, pero en su decir había un dejo de
dicho - or el modo articular de im licanci de la subjet · - escepticismo: había desfilado ya por tantos lugares . . . Ana
t:r;ansmitía un malestar general , u ue contenido Era
"cuidadosa" en lo ue hacía en lo gue decía. No se definía
c;mo artista, aun cuando había desplegado posibilidades
2. Véase el capítulo 2, pág. 52, del presente volumen. en el campo del arte. Últimamente, esas posibilidades se

98 99
habían restringido, pero no parecía apenada, n-º se quejaba Algo -no sabía qué- la sacaba de su escepticismo: no
por ello ni ¡;ior nada en particular. estaba pasando por otro lugar más, por el mismo lugar de
La invité a unas reuniones preliminares de trabajo, al siempre. Algo pasó ue la sorprendió la movió.
cabo de las cuales volveríamos a conversar. A partir de allí, se desplegó un largo proceso de trabajo
individual. Fueron varfos años de continuidad, con una
Ana n ti ,JW..prelimjnar: frecuencia de dos o tres veces por semana.
Ana llega -parsimoniosa-, deja su bolso a un costado,
con una lentitud ue la caracteriza; se descalza. Se sienta Ana en tiempo inaugural:
en una relación angular respecto del lugar que ocupo Y Ana se mueve ahora, no sin dificultad, en este "otro
comienza a hablar. En una ocasión determinada dice: ''Voy espacio"; diría que, en principio, no es fácil para nadie hacerlo.
para allá" -y se dirige a ese espacio "vacío", "libre" de H ay_algo de real en ·ue o en esa desnaturalización de las
consignas, con planos despejados-.
·
acciones cotidianas. que no puede sino desconcertar al Yo.
Podía suceder que yo la invitara a pasar a ese "otro Ana, sentada sobre el plano del piso, en medio del
espacio" en algún momento puntual. espacio "vacío", se mueve en un nivel bajo, próximo a ese
Situada en ese "otro espacio", Ana despliega un cierto mismo plano, con dificultad, lentamente. De pronto, se
accionar. Hago intervenciones en función de un pasaje del pone rígida, tensa su mano en el aire . . . y "cae" -ése es mi
accionar a lo movilizante que surge. Súbitamente, enton­ señalamiento, la intervención que hago-. La mano de Ana
ces, Ana se leyanta y,: plasma una danza; hay en ellafuerza cae sobre el piso, como una cosa inerme.
-dominio del ritmo, del espacio-; plasticidad; gran preci­ Digo entonces : " . . .Y las pequeñas vacilaciones que
sión; rica expresividad; dinámicas variadas; espacio de­ surgen . . . ". En instantes se mueve nuevamente; no s e
marcado . . . (¡y no es bailarina! Su actividad artística es sabe a dónde v a . . . pero llega siempre al mismo lugar y
otra). vuelve a quedar rígida.
·

¡Sorprendente!... Pero la prudencia es buena compañe- Repito entonces: "Y cae . . . " (circuito de repetición) .
ra. Me uedo en silencio. Ana culminando su movimie to Una vez, l a mano de Ana comienza a caer; parece
danzado, se muestra también ella sorprendida. retornar al punto de partida (inetmidad). Pero en esta
Se acerca al lugar donde yo estoy y se sienta. De alguna ocasión, cae sobre la pierna de Ana, sobre su muslo;
manera, confirmé lo que se había desplegado. Pensé: ''No permanece allí, con la palma hacia arriba.
tengo nada que enseñarle" -había suspendido desde hacía " ... Y la justa presión del contacto" -digo.
un tiempo mi actividad docente, así como mi compromiso Gira la mano, lentamente; quedando la palma en con­
con la escena-. tacto con el muslo.
Efectivamente no tenía qué enseñarle. Había que espe­ Ana se sitúa de otra manera, respecto de "eso" que
rar y escuchar qué decía Ana con eso. Sostuv..e..l a..posibili­ mueve . Se transforma expresivamente; algo de "eso" le
dad de un__ª-P-r e ta acerca de a !!ello ue la so rendía, concierne: desliza su mano por su muslo, la palma ejerce
le producía desconcierto, cierta inquie ud �ue acía sur · r cierta presión sobre él. Su mano va y viene . . . ¿Su mano? . . .
en ella no sólo unª-P� ino ad_g_más el asombro or
. Es Ana quien acaricia, tomando contacto, activamente, con
q e a h b · ba moviéndola más allá de lo conocido. su cuerpo . . . ¿o con un deseo que la habita?

100 101
Intervengo, diciendo: "Bien, allí". "Hay fuerza" -digo-. Vuelvo a nombrar así algo nuevo
¿Qué estoy diciendo con esto? ¿Que está bien (bien o en lo que acontece; y agrego: "fuerza de suspensión". Esto es:
mal) lo que hace Ana? no se trata de la rigidez que ella conoce, tampoco de un
Considero que no. Mi puntuación no pretende atribuir accionar cotidiano. En su lugar, una fuerza hace su aparición.
significados sobre lo que está haciendo, ni analizar com­ Cuando se ubica en el eje, la fuerza de suspensión se
portamientos (Lacan en esto nos orienta), en cuyo caso se hace presente (algo del orden de una operatoria de diferen­
perdería la dimensión de lo que pasa. cia está enjuego para que eso suceda). Es lo que_le permite
Creo que mi intervención apunta a otra cuestión: "Bien", permanecer allí, sin molestia, en cierta inmovilidad -que
porque allí se juega simplemente una diferencia: no se no es displacentera-, o desplegar un movimiento: baja,
trata de un retorno de "lo mismo de siempre", la rigidez sube, rota una mano y con ella su brazo, su torso, su
(inermidad/tensión/control) . Algo nuevo se despliega, cabeza . . . ("Permanencia y despliegue" en una alternancia
abriendo nuevos surcos para el deseo de Ana. que posibilita el fraseo como apertura al movimiento) .
Una vez situado algo del orden de un espacio del "otro", Ana se va ubicando, "movida" de posición respecto de esa
¿cómo se organiza el "tiempo" de trabajo? tensión (incomodidad/peso/dolor) que, a veces, puede ser el
Cada vez, en cada sesión, yo marcaba un corte que abría cuerpo o que se puede tener en el cuerpo. "Ser'' , "tener":
un segundo momento, relativo a un decir: una ocurrencia, verbos que nos van dando cierta orientación.
una puntuación sobre lo acontecido, un decir de Ana que
Que yo nombrara el eje o una fuerza no le garantizaba
resignificaba lo enunciado al comienzo.
a Ana el acceso a uno u otra. Era, en todo caso, la función
Seguía vigente la indicación inicial de atenerse "a lo que
nombrada que posibilitaba un nuevo ordenamiento. En
surja", en libre asociación, con intervenciones de mi parte,
efecto, el eje es un organizador del movimiento en el área
tradicionales en lo que hace a la práctica analítica y como
específica de la gestualidad.
tales, referidas a mi propio análisis, al trabajo de supervi­
sión y de lectura de textos psicoanalíticos, así como a la Volvamos a Ana. Por momentos, se diría que el acceso
interlocución con distintos profesionales de ese campo, que está allí, al alcance de su mano, cuando menos se lo espera
me aportaban una orientación al respecto. -lo que no deja de causarle cierta inquietud-. Algo lo
De esta manera se hacía posible un compromiso relativo acuerda o lo niega -y se trata de no quedar en el lugar de
a una deriva, ya mencionada anteriormente, que podemos "ser quien da o quita algo"- . . . Ana se debate en ese punto.
situar, ahora, como deriva pulsional, diferenciándola de Bien. Voy a hacer un breve rodeo en relación con cues­
una pura deriva de goce pulsional. tiones que surgen en una propuesta de esta índole. Fui
Vuelvo a Ana. Hace algún descubrimiento. Se mueve, situando puntos que designé en términos de una "caída",
desplazándose lentamente; de pronto, algo la sostiene; un "eje", una "fuerza". Ubico ahora el "eje" en un contexto
está allí, suspendida, sin ningún esfuerzo "movida por". más amplio:
"Allí, el eje" -digo, poniendo nombre a algo en función de
GESTUALIDAD voz MIRADA
lo que acontece-.
eje tono foco
Ana despliega, entonces, un movimiento; deja su mano depositación exhalación focalización
suspendida en el aire; permanece allí. GESTUALIDAD voz MIRADA

102 103
El eje es un organizador de la gestualidad, como lo es el le produce cierta extrañeza; la sensación que registra
tono en relación con la voz y el foco en lo que hace a la es la de algo que no empuja ni frena; no es doloroso, ni
mirada. En tanto organizadores, ubico eje, tono y foco como displacen.tero, pero la deja "inmersa" en una experiencia
significantes fálicos. inefable; hay algo "extraño" que no produce aún lo que he
Del otro lado, en lo que sería el registro de la falta, ubico dado en nombrar "el placer del libre movimiento". Se diría,
las modalidades, que refieren a esa "caída" antes mencio­ sin embargo, que hay huellas del mismo porque, de lo
nada y en la que se encuentran comprometidas tres "áreas": contrario, no podría haber puesto en acto tal diferencia.
la gestualidad, la voz y la mirada. . Se trataba de que Ana pudiera acceder a un registro de
·
Esas tres modalidades que distingo son: diferencia, que no hubiera encontrado su equivalente en
que una diferencia opere allí, puesta en acto o nombrada
@ la depositación -relativa a la gestualidad-; por mí. Un saber acerca de ello -en tanto registro- se
" la exhalación -relativa a la voz-; y producía en función de qué decía Ana: que diga algo nuevo
e la focalización, en lo que hace a la mirada. -inédito- relativo a su deseo.
En tanto no sólo opere una diferencia, sino un registro
Lo que es interesante destacar es que esto, en un cierto de diferencia, entonces el sujeto adviene allí.
anudamiento particular, en función de que ambos -los dos En la singularidad del proceso de Ana, esto implicaba
términos de la lógica freudiana- estén en juego, posibilita una salida de la ambigüedad -de lo inefable-, de una
situar un cierto umbral de fuerza (que he diferenciado sensación de extrañeza/extrañamiento o confusión (cf. : ser
como fuerza de suspensión, de rotación y de proyección), de "cuidadosa" en lo que hacía y decía; ausencia de queja y de
apertura al "libre" movimiento. pedido de la primera entrevista).
En la práctica, nos encontramos con algo que hace tope Voy a hacer una breve acotación, en relación con lo que
a un tal movimiento. En referencia a lo que acontecía en enuncié como el "placer del libre movimiento" -capacidad
el proceso que realizaba Ana, decíamos: "algo da o quita el de asombro, voluptuosidad y vértigo de un instante, la
acceso al movimiento". Las intervenciones, entonces , se decisión de un acto. Acto "ritual" de des-naturalización de
orientaban en función de la puesta en acto de una diferen­ fas acciones cotidianas.
cia en función de lo "facilitado que surge" -que mueve, pero El "placer del libre movimiento" no es sin pérdida -a
a veces 13mpuja, otras frena. Y se trata, como ya dijimos, de entender como pérdida de goce-. No es transgresivo de la
no estar en ese lugar de "ser el que empuja o frena". ley de prohibición, fundante de la cultura. No elimina el
Una posibilidad, en situaciones de esta índole, es inter­ dolor de la existencia, su condición finita -nuestra condi­
venir puntuando una diferencia respecto de lo que impide ción efimera, la de cada uno-. No se reduce al placer del
el despliegue del movimiento. Así, en el ejemplo anterior, acto sexual -el placer de "hacer el amor"-. Pero éste queda
en cuanto ala rigidez de la mano, señalamos algo del orden implicado en aquél, en su relación con la diferencia: el
de una "caída". "otro" sexo-o "posición"-: del lado del ''hombre"/del lado de
Otra, es nombrar una diferencia relativa a lo que acon­ la "mujer", según los maternas de la sexuacj.ón en Lacan.
tece, de modo de arriesgar una posible inscripción en Ana, El "placer del libre movimiento" es subversivo del orden
por ejemplo, de eso que ella misma pone en acto, pero que establecido como norma. Es el anudamiento de deseo, amor

1 04 105
ya no de dificultad simplemente. Hay algo que no anda, que
Y goce. Es un borde de felicidad en el inevitable dolor de la
se presenta de forma inevitable, no hay más remedio que
existencia.
pasar por ello . . .
Cada vez, retomando el trabajo con Ana, yo situaba
un �orte, dando lugar a ese segundo momento, relativo a un
decir. Lo que surgía entonces, vía asociación libre -un
Ana en tiempo de adherencia:
Ana se desplaza por el plario del piso; se aproxima a una
recuerdo infantil, un detalle cotidiano, un sueño-, eran
pared. Se apoya en ella, levantándose con lentitud, con
otras tantas puntuaciones sobre lo acontecido en ese "otro
pesadez; queda adherida al plano de la pared.
espacio", que iba adquiriendo así cierta condición onírica.
Se hacía trabajoso el corte para pasar al segundo mo­
En ese segundo momento, podía nombrar una diferen­
mento, relativo a un decir. Esta instancia que se ponía en
cia, en función de algo que había surgido, de lo cual Ana
juego, ocupaba gran parte del tiempo de la sesión.
parecía no tener registro -al menos en su decir, no daba
¿Por qué no preguntar "qué le pasa"? Lo consideraba no
cuenta de ello-. Se trataba de marcar como existente algo
pertinente, en ese estado en el que quedaba Ana.
"inédito", en tanto diferencia respecto de lo ya conocido.
Se encontraba allí, de nuevo. ¿Se ubicaba activamente
Ana transitaba este tiempo con algunas dificultades -y
cada vez?
también con posibilidades y descubrimientos-.
Un quedar "a merced de . . . ", "a la deriva", así lo situaba
Llega un día en que, habiendo pasado Ana a ese "otro
entonces, indicando algo que hacía tope al movimiento
espacio", registro que hay gran inquietud en ella. Arriesgo
deseante del sujeto. Un estado de atrapamiento -toda
u� c �:te: "Parece que no pasa por allí, esta vez . . . " -digo,
. ella "pegada" allí-, de difícil resolución. Distinto de la
d1r1giendome a ella-. Sostengo cierta interrogación; per­
"saturación" que se producía en los momentos iniciales
manezco en silencio. Ana se dispone a hablar. Cuenta que
(relativa a la rigidez del primer tiempo, de fácil resolución).
estu_vo de visita en la casa de sus padres. Dice: "Pasa siempre
Mis señalamientos se orientaron entonces en función de
lo mismo . . . Veo cosas, pero ¡qué voy a decir! Eso me pone mal.
hacer jugar una diferencia, sin forzar, respecto de eso que
No sé para qué voy; no se puede hablar . . . no pasa nada".
la paralizaba; se trataba de encontrar modos de acceso.
Intervengo diciendo : "Parece que algo pasa . . . " (pausa).
Podía intervenir diciendo :
Ella hace un gesto interrogante. Digo entonces: "Pasa
que se siente mal . . . " (pausa). "¿Pasa que no puede hablar?"
• " ... Y la justa presión del contacto", o
Ana comienza a particularizar algunas situaciones en
• " . . . . y las pequeñas vacilaciones que surgen".
las que se siente o se sintió mal, en las que no puede o no
pudo hablar. Se refiere a su soledad, la de ahora y la de
Todas formulaciones que orientaban "hacia la exhala­
otros momentos que dejaron marca en su vida.
ción" (modalidad relativa a esa "caída" antes mencionada,
Lo que retorna una y otra vez en su relato, se argumenta
en el ámbito específico de la voz).
en relación con una madre que "controla" pero "descuida"
Hasta ese momento, en ese "otro espacio", Ana articula­
Y un padre "inaccesible". En palabras de Ana: "Con él, no
ba algunos sonidos, pero la voz no estaba comprometida
se puede hablar". Al padre " . . . hay que pedirle audiencia".
realmente. Era la primera vez que yo indicaba algo en
Ella se encuentra con que hay que pedir . . . y no puede.
relación con la voz, del orden de la exhalación.
Algo acontece, entonces, que nos sitúa en otro tiempo:

107
106
Se producían -en distintas sesiones- pequeñas diferen­ "Implementando ese contacto todo lo que sea necesa­
cias significativas que permitían _acceder, ya sea a un rio . . . " -puntualizo-.
deslizamiento a lo largo del plano vertical (en tanto la Su voz se deja oír apenas, como un suspiro que cobra la
referencia era antes el plano horizontal); a una rotación forma de una sílaba apenas esbozada.3
(sobre el plano con puntos de apoyo sucesivos); a una - "Dándole su tiempo . . . " -digo-.
distancia (separación respecto del plano). Ana continúa su movimiento, deslizándose hacia el
Cada una de ellas implicaba un trabajo relativo : plano del piso.
- "Pulso a pulso" -repito, una y otra vez-.
al espacio "ilimitado" -en función de una distancia Y Ana continúa, decidida.
(medida)-; - "Implementando esa distancia respecto del plano del
al tiempo "infinito" -en función de una duración piso" -puntualizo luego-.
(lapso)-; Ana accede al plano horizontal, que la recibe amable­
a la cantidad "excesiva" -en función de una frecuencia mente.
(pulso)-. Cuando lograba situar un corte, sólo restaba pregun­
tar: "¿Está bien?". Ella asentía con un gesto, se producía un
Logrando así una continuidad en la discontinuidad, que­ silencio, una pausa, y luego yo decía: "Continuaremos la
daba posibilitado el movimiento en las formas subjetivadas próxima vez".
de la distancia, la duración o la frecuencia. Cuando llega la vez siguiente, Ana se sienta y habla; de
Las intervenciones se orientaban en función de abrir eso no habla, pero su decir va adquiriendo, para mi sorpre­
opciones en el instante en que ello era "imposible", cuando sa, otra definición. Se produce un cambio en la modalización
algo impedía el movimiento deseante del sujeto. del discurso, una mayor soltura; va transformando su
Volviendo a Ana: se encuentra, de pie, de espaldas, manera de hablar de lo que le pasa; se angustia -es un
"pegada" al plano de la pared; rota sobre su hombro y se umbral de angustia fecundo-.
desprende del plano; queda de frente al plano, a un paso de Transcurre un buen tiempo, en este orden de cosas. Al
él: distancia mínima que se torna insoportable. Ana queda pasar a ese "otro espacio" vuelve a producirse esta particu­
allí, paralizada; aún el terror no la invade, pero se trata de lar adherencia; poco o nada dice al respecto, pero progre­
no llegar a ese estado extremo, en que no sólo se produce sivamente logra hablar con mayor fluidez. Piensa en voz
la parálisis (en lo gestual), sino también la asfixia (en la alta sobre aquello que quiere hacer y que, efectivamente,
voz) y el anonadamiento (en la mirada). realiza. Pequeños "gestos": resquicios que mueven el orden
Digo: "Implementando esa distancia respecto del plano . . ." establecido (y que luego derivan en "grandes cambios" en
Ana sµspende en el aire su brazo, antes inerme, y su vida).
orienta su mano temblorosa hacia el plano; apoya en él las
yemas de sus dedos, luego la palma de su mano, su brazo, 3. La sílaba le posibilita acceder a una dimensión resolutiva y de
su pecho, su mejilla. Se mueve así, apoyada sobre el plano ligadura, de apertura a la palabra y al fraseo. Esto marca una diferencia
de la pared, en contacto con éste. respecto de los sonidos articulados anteriormente.

108 109
Cuenta, por ejemplo, que hace otra visita a sus padres. Una lágrima se desliza por su mejilla y un quejido, apenas
Habla con el padre . . . y no puede creer lo que sucede: audible, la conmueve. Su brazo se proyecta a lo lejos. D e
- No sé . . . -dice-, no sé. .
pronto, la mano es otra mano, extrañada de ella; s_uspend1-
Con el padre, entonces, se puede hablar. Pero no se trata da en el aire, proyectada a lo lejos -pero detemda en el
simplemente de hablar, sino · de hacer una petición. Algo tiempo-. .
que conmueve el orden establecido, la norma de la tradi­ Ana sin rostro; su mirada perdida.. Fija.
ción familiar, según la cual una hija mujer recibe una dote
_ "Tal vez, un sonido . . . " -mi voz hiende el espacio, el
cuando se casa. Un hijo varón, en cambio, recibe un
silencio-.
adelanto de dinero para sus estudios y el resto, cuando se
Un sonido5 -gemido o llanto- sale de las entrañas de
establece por su cuenta. Ana es mujer. No se casa -por lo
Ana y su mano, recobrando su forma humana, cae sobr� su
tanto, no recibe dote-. Ana realiza estudios; los paga con su
pecho. Ana recupera -¡nuevamente!- su rostro expresivo:
trabajo artesanal; se establece por su cuenta -"no tanto",
marca del paso del tiempo. . .
dice, no es clara su situación-. No recibe su parte del
Su mano vuelve a arder, apoyada -pres10na�do/acari­
dinero, puesto que no es varón.
ciando- largamente su cuerpo. (¿Un borde acaso para el
Llegó un día, en que esta "adhesividad" tan particular
dolor de la existencia?)
cedió -y advino un tiempo nuevo-.4
Sus ojos, ya abiertos , parecen ver, de nuevo.
Cuando se sienta y habla despliega su novela -su argu­
Ana en tiempos sucesivos: mento- en un proceso de historización, con un dec r atra­ �
"Suceso": diferente de "estado"; "quedar a merced de . . . "
vesado por la emoción a flor de piel, pero que no la mvade;
-del segundo tiempo o de las dificultades del primero,
con afectos que se localizan en el borde instituyente de U:na
como la rigidez-.
palabra. Dice lo que quiere. Efectivamente, hace �a
En este otro tiempo se trata del despliegue del movi­
petición al padre; construye/crea una opción que no encaJa
miento con posibilidades de opción. Ana se desplaza, con
en la norma. Aun resta realizarla. Pide su parte. Aclara.
cierta libertad (no termina siempre en el mismo lugar:
Define su situación con la familia de origen.
"pegada" contra la pared).
Ella se había sostenido sola; pero, al mismo tiempo, en
Balbucea algo, que toma luego la forma de una palabra,
una zona de cierta indiscriminación/ambigüedad/confu­
una frase musical (puede ser un poema, un canto, una
sión. No sabía por qué. Ahora sabe alg� . . . .q�é le fa ta. �
plegaria). Cierra los ojos; permanece en silencio (perma­
Entonces , pide. Parece que tiene, en prn1:c1p10, a qmen
nencia que no es parálisis, y silencio que no es mudez). .
pedir; tiene, además, los medios para imagmar/crear una
petición.
Ana en ese "otro espacio", ahora, se desplaza con gran
4. Al releer el texto, relacioné este momento con el "No sé ... , no sé" �
domini del espacio: va y viene; sube y baja; se aproxima Y
se distancia de los planos y del lugar en el que me encuentro.
de Ana. Ella no sabe por qué le pasa eso que le pasa. Muestra su
sufrimiento, su dolor, su impotencia, su angustia y, al mismo tiempo, se
muestra conmovida, atravesada por ello, doliente, sufriente, necesita­
da. Se trata de pedir; parece que hay alguna vía de acceso, ahora. Pero 5. El sonido es ahora una apoyatura: ordena-organiza; es una vía de
tiene que trabajar en eso: poner manos a la obra. acceso al tono fundamental.

110 111
Recuerdo el comienzo, cuando plasmara una danza. a su pareja, una pregunta por la maternidad . . . Transcurri­
¿Cuál es la diferencia entre ese momento y este otro dos cuatro años, decide suspender. Dadas las condiciones
tiempo? iniciales de trabajo, considero que algo había toc�do a su
Ana habla; levanta la voz; grita; insulta; susurra algo; fin; algo nuevo comenzaba. Un tiempo por venir, para Ana,
se enoja; pregunta; mal-dice; dice . . . tantas cosas . . . Dice en su vida.
que me acerque, me invita con un amplio gesto. Se enter­
nece hasta las lágrimas. Llora largamente. Acaricia un
borde con su mano, un borde que ella misma crea. Mientras Reflexiones
dice, delinea nuevos bordes en el espacio, que adquiere así
una dimensión ficcional, inexistente hasta entonces para Lo "facilitado" que surge sería una puesta en acto de una
ella; espacio coreográfico, teatral, poético -en una apertu­ diferencia relativa a una deriva, en tanto deriva pulsional.
ra a la metáfora, al chiste, a la ocurrencia, al disparate, al En función de ello, ¿se desnaturalizan para el sujeto las
absurdo-. acciones cotidianas-habituales, se crea un "otro es­
Sorprende este humor que va desplegando -hace una pacio", condición oniroide/escenificación fantasmática/
broma, se rie de sí misma-, en contraste con la seriedad ficción escénica?
que solía ser la suya y esa risa nerviosa que la acompañaba. El sujeto puede tener algún registro de ello, en tanto una
Tiempo de gran productividad. De estar movida en diferencia opere allí. Una diferencia implicada en los tres
función de cierta · deriva, pasa a hacer algunos gestos registros que enuncia Lacan: en lo Simbólico -la interpre­
significativos, abriendo resquicios en el orden establecido: tación-; en lo Imaginario -producción de efecto nuevo de
habla con el padre. Ahora, Ana mueve -produce cambios en sentido-; en lo Real -intervenciones en función de la
su vida-. Construye un nuevo espacio de intimidad y de puesta en acto de una diferencia respecto de "eso facilitado
relación. · que surge", abriendo opciones-. Es entonces, allí, que el
Inaugura además una vía expresiva novedosa: las man­ sujeto adviene.
chas de color. Comienza a pintar formas, en principio sólO Aunque resulte paradójico, creo que se trata de lo que
esbozadas, que van adquiriendo mayor precisión. Alguna Freud postula cuando invita a "suspender la motilidad", lo
vez, trae material de pintura y pinta e;n ese "otro espacio". que no implica coartar el movimiento. Se trata de desnatu­
Luego, simplemente trae sus producciones; por fin, habla, ralizar las acciones cotidianas-habituales, interviniendo
cuenta algún relato sobre ellas. para evitar riesgos, de modo que un deslizamiento hacia el
En ese "otro espacio" mis intervenciones quedan redu­ plano del piso, no implique un "precipitarse al choque"; una
cidas al mínimo. Es ella misma ahora quien sitúa allí el rotación sobre el plano -con puntos de apoyo sucesivos-, no
corte. derive en un "quedar atrapado en el vértigo"; una distancia
Cada vez habla más: de sus proyectos; del tiempo por -respecto del plano-, no se transforme en un "ser expul­
venir; relanza su actividad artística, que había quedado sado al vacío"; todas formas que conciernen el pasaje al
restringida; forma una pareja. acto.
Luego deja de pasar a ese "otro espacio". Podemos decir Pérdida de la cotidianidad que no es sin límite. Se trata
que ese "otro espacio" cae. Surgen cuestiones con relación de implementar referencias, desde un inicio, en función de

1 12 113
bordes -en principio, los planos- para que una tal expe­ Me parece que el desconocimiento del cuerpo femeni­
riencia pueda realizarse. no lo constituye, para la mujer, en lugar de dolor o de
No se trata de dej ar a alguien librado a las mociones sometimiento, algo que actualmente situamos con frecuen­
pulsionales -a una deriva de goce pulsional mortífera-. cia del lado de lo fenoménico, de la mostración, pero, desde
Este "otro espacio", que había mencionado antes como lo psicosomático, a través de lo que vos trataste de trans­
"vacío", en términos de un despejamiento inaugural, no es mitirnos, aparecería como rin cuerpo en el que, desde su
sin límite. No es sin ley. misma trama, podría permitir el acceso al desdoblamiento
La puesta en movimiento del deseo requiere de un que haría de él algo más placentero y que tendría su
espacio topológico de anudamiento entre Real, Imaginario correlato en otra posición en relación con la feminidad.
y Simbólico, en tanto quede implicada una deriva pulsio­
nal que pueda desplegarse, según las distintas especies del S.B. : Te agrade.zco tu reflexión.
objeto, comprometiendo en ello su caída.
Para concluir, traigo una cita de Lacan, que me vino a Pregunta: -Me emocionó tu trabajo, despertó en mí
la memoria cuando pensaba las cuestiones relativas a las muchas inquietudes. En principio, lo que más me aportó es
modalidades y lo que ellas ponen en juego; se trata de una esta invitación a preguntarse cómo, respetando estricta­
referencia a un pasaje bíblico: mente un dispositivo -que por momentos parecía un dispo­
sitivo analítico-, vos tomabas la gestualidad como palabra,
[ . . . ] sin la Ley la Cosa está muerta. Ahora bien, yo estaba vivo, la mirada y la voz en esa deriva pulsional, a título de un
antaño, sin la Ley. Pero cuando el mandamiento llegó la Cosa decir acerca de dónde estaba detenida, retenida y para­
ardió, llegó de nuevo, mientras que yo encontré la muerte . . . lizada.
la Cosa encontrando la ocasión, me sedujo, gracias al manda­ Pareciera que un analista podría empezar a intervenir
miento y por él me hizo deseo de muerte. 6 no sólo en la psicosis -donde está comprometido el cuerpo
del analista realmente-, sino también cuando se trata de
lo inefable, de lo que no puede decirse.
Pensaba, además, cómo muchos de nosotros y muchos
Pregunta: -Lo que situás en relación con una praxis, me analizantes, avanzado ya el análisis y habiendo conseguí�
resultó bastante inaudito, como decíamos al principio, en do ese eje, ese sostén que no depende de la mirada del otro,
lo que hace a las intervenciones a las que estamos habitua­ de la palabra del otro, etcétera -por ahí está sentado con la
dos los psicoanalistas; sin embargo, me llevó a pensar, si te columna torcida y pasa por un montón de profesores de
seguí bien, en la modalidad del goce en el cuerpo femenino, gimnasia o de danza y quisiera poder pararse así, como vos
a partir de la inscripción, así como en la diferenciación que decías-. Uno a veces se pregunta qué goce está enjuego ahí,
se juega en la mujer; la ausencia de órgano que concentre que no se puede interrumpir porque se está gozando de otra
el goce permite en ella un desdoblamiento. cosa.
Habría allí una disyunción entre ese decir del cuerpo y
el que vos podés escuchar en alguien -y hasta ese término,
6. Lacan, J.: El Seminario, Libro 7. La ética del psicoanálisis. Buenos en análisis, está situado en su decir-. Sin embargo, no
Aires, Paidós, 1988. Cap. VI: "De la ley moral", pág. 103.

1 14 115
cambia todo, pareciera que algo resta . . . Lo dejo en esa un cuerpo, a tener un cuerpo -y a partir de allí, una
ambigüedad, pero la pregunta que más me interesaba es localización y un lugar de enunciación, pero de otra mane­
cómo podía�juntar esto inefable aun para quien habla, con ra-. Me parece que está en juego la posibilidad de hacer
este real de todos. hablar al cuerpo o hablar con nuestro cuerpo -y esto nos
concierne a todos-.
S.B. : -En relación con lo que decís de estos puntos de
padecimiento que restan, aun en gente con mu chos años de S.B. : Gracias por tu comentario.
análisis;sí, hay algo ahí que todavía vuelve y vuelve, en una
tensión, en algo que pasa con la voz, pero que no se termina Isidoro Vegh: �Por mi parte, habiendo sido el que invitó
de asentar, de ubicar. En un proceso de trabajo se puede a Silvia, quiero agradecerle por esta mostración que nos hizo,
transitar por cierta rigidez o tensión (relativa alagestualidad); en la que, además de contarnos sus reflexiones, nos puso
luego puede derivar, o no, en un tiempo de mudez, por ejemplo ante esta apuesta. Supongo que a cada uno de nosotros nos
-relativo a la voz-, o de captura-relativo alamirada-. Lo que deja con una cantidad de preguntas. Yo escuchaba las
quisiera destacar es que algo que sucede en un área, incide primeras dos reflexiones y notaba el esfuerzo que hacía
en las demás. cada una de ellas por traducir a los lenguajes conocidos esto
Eso mismo posibilita trabajar, por ejemplo, con alguien nuevo. Y a mí me pasaba lo mismo.
afectado de tin estado de mudez en ese "otro espacio", desde Creo que necesitamos nuestro tiempo para poder recibir
lo que surge en el álnbito de la gestualidad o de la mirada esta apuesta, reflexionarla, pensarla -y vamos a ver qué
-siempre orientándonos en el sentido de las cuestiones efectos produce-. Si cada uno de los que participa en este
relativas al eje y al foco, en este caso, y a las modalidades seminario me lo acepta, estamos en lo que, a mi entender
específicas-. al menos, es el espíritu freudiano; es decir, animándonos a
Es decir, se escucha qué dice un sujeto, allí donde puede avanzar en esto que es una aventura, recordando que
decir, sin forzar a que diga de una manera "ideal": por nuestro campo no es un libro cerrado como el libro de la
ejemplo, que no se mueva y que hable. religión. Ese avanzar con prudencia y rigor, como dijo
Con alguien afectado de un estado de inennidad, pero Silvia, "no es sin Ley" -entonces vale la pena arriesgar-.
cuya mirada no ha desfallecido y que puede hablar, se Muchas gracias, Silvia.
trabaja desde esas áreas, las que en ese momento están
menos afectadas, pero sin desconocer que en ese. hablar
incide esa inennidad, o esa precaria focalización de la
mirada. Por ejemplo, puede ser un hablar que transcurre
en una constante letanía.

Pregunta: -Yo también te. quiero agradecer realmente


este trabajo, así como agradecerle a Isidoro la ocasión de
vivenciar esto, porque creo que hemos podido hacer un
recorrido a través de este sujeto, Ana, de lo que implica ser

1 16 1 17
5. VIDA Y MUERTE

En la reunión anterior tuvimos la oportunidad de asistir


a una presentación que tuvo el carácter de lo inédito. Silvia
Bolster no sólo nos ofreció una elaboración teórica sino,
además, el modo según el cual efectúa la práctica de esa
·

elaboración.
Cuando la invité a que expusiera ante ustedes su traba­
jo, lo hice pensando en la posibilidad de que se desprendiera
de allí, además de una indicación acerca de los lugares
donde lo indecible se muestra por una falla instituyente,
aquellos donde lo hace como lo que es, en tanto indecible,
sin dej ar de reconocer que en la singularidad de cada
historia puede tomar formas diferentes.
Se trata de una formulación teórica según la cual no es
cuestión de situar ese indecible como el lugar de una
rendición -"con eso no podemos"- sino, en todo caso, como
una invitación formulada por algo que no desdeña articularse
al psicoanálisis.
Creo que por eso, la vez pasada, a más de uno -entre
quienes me incluyo- nos intranquilizaba lo expuesto allí;
en efecto, si estuviera absolutamente fuera del psicoanáli­
sis, sería más fácil mirarlo con distante cortesía, pero la
práctica propuesta no desdeña nuestro campo, con la intro­
ducción novedosa de "un otro espacio".

1 19
Si aceptamos el espíritu de la cientificidad en el cual el partida es la si iente: ¿Se · emos manteni mdo e co -
psicoanálisis pretende inscribirse, no está mal que nos dejemos Cfil;!to de ulsión de muerte como Freud lo lant ó co o
interrogar, que una pregunta abra el saber constituido. Lacan lo retomó, antes de su última escritura del nudo
Esa experiencia nos interroga, ¿no es acaso lo mejor que orromeo? Si convalidamos el aradi a lacaniano ha t
podría sucedernos? Otorguémosle tiempo para que trabaje esa forma de resentación borromea · no corres onde
en nosotros. reformular ada uno de los once to de la eo 'a · clus
el .d uulsión de muerte? Es eso lo ue vo a intentar.
Voy a retomar allí, donde ese texto terminaba, con una Comencemos por hacer una puntuación, tan delicada
cita de � que reenvía a una cita de san Pablo de la como podamos, de un texto clásico, sin pretender agotarlo
E ístola a los Romanos: -no hay texto del que podamos decir que lo hemos despa­
chado ad integrum-. Me pregunté, cuando volví a leerlo
[ . . ] sin la Ley la Cosa está muerta. Yo estaba vivo sin la
. para hoy, cuántas veces había pasado ya por él; tengo que
Ley. Pero cuando el mandamiento llegó la Cosa ardió, llegó de usar lápices de diferentes colores para hacer subrayados
nuevo, mientras que yo encontré la muerte [ . . ] la Cosa,
.
que distingan esas sucesivas lecturas -supongo que a la
encontrando la ocasión, me sedujo gracias al mandamiento y mayoría de ustedes les pasará otro tanto-.
por él me hizo deseo de muerte.
Se trata de Jense · · L stIJ.rinzi . Dicen que Freud
lo empezó a escribir en el año 19 19, lo terminó y lo publicó
Los invito a que juntos cometamos una herejía: pamos,
al año siguiente. Es de la madurez freudiana, aunque no
interro ar el conce to más oscuro ue tiene nuestr
del final de su obra. �� ese tex.to m e
discfillina, a abrir de nuevo el lega'o del conce to de ulsión " tes" x un "des ués" en la teoría reconocido ex líci­
de muerte,,_
tamente. como tal or Freud, uien dirá ue desde ue
¿Cuál es el espíritu que me anima para hacerlo y con el que
introdu ·o el conce to de ulsión de muerte a no udo
los invito a que me acompañen? El mismo que determinó a
pensar con otros términos· esa noción se le im
Fr-eud a interrumpirvarias veces el desarrollo deltema, para
¿Por qué elegí este texto? 'f
darse ánimo y preguntarse: ¿estoy convencido de lo que estoy
Lacan también suelo hacerlo- no sólo los text n
proponiendo? Y responder: no quiero convencerlos a ustedes,
canee to está des le ado, articulándose con otros, sino
pues yo mismo no lo estoy. No es necesaria la intuición de una
intentar escarlo como con una caña, allí donde estITn
certeza, alcanza con que tengamos el gusto de avanzar un
status nascendi, donde el autor uede mostrarnos cuál es
. concepto y �:er hasta dónde nos lleva. A eso los convido, a
la P.roblemática ue lo llevó a roducirlo . Se me hace así
lo que me incita Freud, como si lo sintiera al lado mío
más fácil interrogarlo. ·
diciendo: ''Vamos, anímese, adelante".
Este concepto de pulsión de muerte ha sido, en la
Cuando los conceptos que articulamos en la teoría nos
historia del psicoanálisis, uno de los de más difícil diges­
convocan a no renegar de nuestra adscripción al campo de
. tión; hay quienes lo rechazan, considerándolo parte de una
la cientificidad, nos llevan a . dag coherenc
mística freudiana y quienes lo aceptan sin interrogarlo, en
ubicar sus contradicciones a onerlos a rueba.
una literalidad empobrecedora, como lo hace el kleinismo.
La..i;u:egunt_a_ q:ue me.bke__.y: g_ue tomo hoy como
1 título del trabajo del ue nos ocu amos no menciona

120 121
sino ue habla de un "más allá del

122 123
-a mí me sucedió-, es un detalle que suele pasar inadver­
tido, pero es a tener en cuenta: no lo arroja desde la cuna
para afuera -ése es otro juego-. Lo voy a leer tal como lo
describe Freud:

Un día hice la observación que corroboró mi punto de vista.


El niño tenía un carretel de madera atado con un piolín. No se
le ocurrió, por ejemplo, arrastrarlo tras sí por el piso para
jugar al carrito, sino que con gran destreza arrojaba el
carretel, al que sostenía por el piolín, tras la baranda de su
cunita con mosquitero; el carretel desaparecía ahí dentro, el
niño pronunciaba su significativo "o.o.o.o", y después, tirando
del piolín, volvía a sacar el carretel de la cuna.1

l . Freud, Sigmund (1929/20) [1920]: Más allá del principio de


placer , en Obras Completas, Buenos Aires, Amorrortu, 1979, t.
XVIII, pág. 15.

124 125
Freud si@e avanzando escribe: "Señores, !!!&_ paree�
que aquí hay algo más, algo que esencialmente tiene la -
cÜalidad de lo gue se repite".
Ip.trod�c�ento� su conce to Wiederholungszwang:
"Debo reconocer al o ue hasta ahora no atendí -dice-: al
ser h · mano a más d la búsgueda del e , . o coman.da
-qna com ulsión a la re etició ".
En suma, el ser humano es el único viviente que pone el
pie en la baldosa floja, su memoria lo registra para volver
a poner el pie en la misma baldosa.
Aún le ueda a Freud un ar ento contra el rinciRio de
placer, fuera del juego de los niños y el de la transferenCia, en
el juego de la vida: · ombres mu·eres ue descubren, con
horror ue otra vez la vida vuelve a cobrarles lo mismo.

2. Ídem, pág. 20. 3. Ídem, pág. 22.

126 127
P.Ulsiones sexuales· no sólo se diri en a objetos exteriores al
individuo - como talessostienen el añi'Or- sino ue
pueden tomar también como objeto al :12ro . io o sustentar
el narcisismo.
Reformula entonces el eje del conflicto neurótico ue
pasará a situarse entre las ¡mlsiones sexuales narcisistas
y jas_pulsiones sexuales ob'etales¡ siendo la libido a ener­
gía de estas :gulsiones también vale decir que hay -una
. . . -

opo_sició e do bjetal y li o narcisista.


Ahora, Freud re ta si no se odría ir un oco más
allá si en estos e · em los 9,Ue tienden a Eresentarse bajo su
forma extrema en las llamadas "neurosis de destino"
-avances en la vida ue llevan al límite de la destrucción,
e la autodestrucción- no está en juego algo ue atañe al
l'mite de la vida. scribe: "La meta de toda vida es la
mu.e " 4 Afi ación ue recuerda la de Heráclito en el
fragm.euto _que Lacan cita en Los cuatro canee tos . : "Bios
. .
-
el arco de la vida1 su obra es la muerte".
También dice Freud: "Lo inanima o estuvo ahí antes ue

A muchos de nosotros uizá nos resulte dificil renunciar a


enci de gue en el ser humano habita una ulsión de
p io · ent gue lo ha llevado hasta su actual nivel de
rendimiento esP-iritual y de sub�ación ética, y que, es lícit?

4. Í dem, pág. 38.


5. Ídem, pág. 38.
:Qreci 6. Ídem, pág. 39.

128 129
es¡iez:E-rln,_ �la_r , por la transformación del hombre en
superho bre - abemos gue este su �ombre es un conce:eto
nietzscheano-. Sólo ue o no creo en una P,ulsión interior de
-
esa índole. 7

· tmo itubeante en la vida de los organismos;


uno de los u os ulsionales se lanza im etuoso hacia
adelante �ara alcanzar lo más rá ido P,Osible la meta final de
la vida [está pensando que aquello ue mueve al ser humano,
e�to viviente, e e contrar su meta, como 10 recuerda la
Inadvertidamente hemos arribado al puerto de la filosofía sentencia heracliteana: el fin de la vida es la muer:f;e] -sería
de SchopenhauerB e de as ulsiones de muerte-· otro grg o, llegado a cierto
lugar de este camino, e lanza hacia atrás ara volver _!!
r marlo desde cierto unto así rolongar la duración del
trayecto.9 [Estas serían las pulsiones de �C::J
Se advierte, aquí, in statu nascendi, que la oposición
discurre en las mismas ulsiones: unas avanzan rápido
hacia la muerte otras oster an ese camino ara morir
se@n su ro io recorrido. Me arece U.e ¡mdrfa ser éste el
P.árrafo del cual arte Lacan ara decir, en Los cuatro
canee tos . . . :
ulsion�s de muerte

Freud busca hechos de la práctica que puedan testimo­


niar la eficacia de la P.Ulsión de muerte Dirá que es
silenciosa lo cual o deja de s .. a.. p:r.eg;unta.
Anticipo una respuesta posible: tal vez ese avance rá ido
acia la muerte -aunque luego veremos que corresponde

7. Ídem, pág. 41.


8. Ídem, pág. 48. 9. Ídem, pág. 40.

130 13 1
sen y me traigan sus objeciones la vez que viene- por el
camino que nos propone Lacan.
Ep Los cuatro concw..tos . . , dice que la .nulsión es un
.

montaje de cuatro elementos: zona erógena objeto, eso que


Freud llama la ener 'a -el Zwan - y el fin . En cada uno
de ..ello�gistrable algo que contradice la eficacia en un
ur \ciente,.
Así las zonas erógenas no son los lugares de la función
fisioló ·ca sino los ue Rrivilegian el encuentro con el otro
. -no es el estómago, s n los labios, las encías, el ugar d
e ntro el obj al; ..no es el intestino delgado, es el
. . anal; no es la retina, es el borde de los párpados-.
orificio
S" ablamos del objeto no es la leche gue calma el
hambre es el echo· si nos referimos a la ener 'a n gg
q e disminu e y_ se reduce en su sa isfacción - can
subraya el conce to de energía constante n reud: "es ..una
p esión constante"-.
Para explicarle esto a Green, que lo contradice, apela a
una matemática vectorial, distinta de la que concierne al
viviente, en el que se da un gradiente ligado a la satisfac­
ción: si hay hambre y come, disminuye la energía, no hay
estímulo. En cambio, Freud sentencia: "el estímulo ulsio-
al, la Rr "ón ul i al es constante". Sus formas inás
variadas, en su mayoría inútiles para la vida -incluidos los
casos extremos, hoy de moda, de la anorexia y la bulimia­
están allí para mostrar esa cualidad del Zwang\
Es s · nci ntr cada uno de los elementos ue
an e m taje de 1a pulsión.y .Ju..que seria Ja..estmctura
nat ral del instinto son el resultado de la intersección del
sümifi e co el cuer o.
En la última Reunión Lacanoamericana, motivado por
esta cuestión, fui a escuchar los trabajos que tenían que ver
con ella, entre los cuales se encontraba el de una colega que
vive en Miami, Donna López, quien trabaja de un modo
riguroso y ejemplar el concepto de pulsión de muerte.
Subraya que la compulsión de repetición no es sólo la

132 133
desgracia del suj eto, hay allí también una función empieza e n el medio, termina e n el m e · o etcétera; lo c 1
creacionista del significante. a repetición gue im lica E p;-rmite ue cada hebg se anude consi o misma y consti-
eficacia de la instancia de la letra en el inconciente no es tuya un a illo. .
sólo una re:Qetición de lo dado el analista debiera recono­ Esas trenzas me van a servir también para plantear
cer lo gue ahí se ro one como nuevo. El significante no se ciertas eficacias clínic� -es un:;i anticipación, aunque algo
. significa a sí mismo, sino que introduce una diferencia. de eso ya dijimos en la reunión precede nte (cf. clase nº 3)-
.

Coincidiendo con esta puntuación, recuerdo la elabora­ axamo ahora al nudo en la versión ue conocem os:
ción de Lacan que hace a la distinción entre el Inconciente
y el Ello. Lacan sorprende a sus alumnos cuando afirma:
I
"El Ello no es el Inconciente".
Una de sus lecturas de la sentencia freudiana Wo Es
war soll !ch werden es: "Donde Ello estaba, qu �j eto de
Inconciente advenga". Pro e g oce consecue -
cias en la dirección de la cura: no es lo mismo escuchar un
sueño ara encontrar el deseo sexual infantil incestuos
q e e i :ra y n rse bajo caución que escucharlo para
en.e_uutz:a.rla :Qroducción del ras o nuevo ue reP,resenta al R s
sujeto, más allá de donde el Otro quisiera retenerlo.
e. , n este otro modo de situar las formaciones del
I conciente ellas presentifican -salvo en algunos casos
específicos, como las pesadillas- una realizac· ,
o Otro ino del su"eto.
Hasta ahí muy bien, pero la neurosis de destino o 1
reacción tera . éutica negativa, que creo es la verdadera r zón
q e le · i este tex o, n n i ua 1
t' epeti ión, en endi · d.,,a,,_,.._,._
,,......,.

134 135
ag�élla de la ue habla Freud cu o dice: " e
castración"; es la muerte que instaura al sujeto en función
de la se aración · es Tánatos ue introduce un corte con el -
ol¡>jeto al sujeto está fijado .
Pero ésa no es la única muerte con la ue el uj�to se
e cuen r rosis d desti!!Q, d · rrumP-e
muerte real no se trata de la muerte Rro iciatoria, simbó­
lica reacionista de la castr ción, sino del retomo
mismo, del desencue:ntro _íatídico co�
Que Lacan coloque "vida" en el cam o de lo real, nos
1
sirve para avanzar en la estructura trinitaria, donde lo real
del te ·ido -la vida- se anuda a lo imagillario x o imbólico
Despleguemos nuestra lectura de la fórmula freudiana
Wo Es war soll Ich werden, donde Ello estaba: pretérito
imperfecto, sin terminar de cumplirse -como en los ejem­
plos de Pichon y Damourette, que hablan del efecto de
sentido-, "un poco más y el tren llegaba": si no sigue la frase
R s no sabemos si el tren llegó o no: "Sí, hubo una huelga de
guardabarreras y el tren no llegó" o "A la media hora los
familiares recibieron a los viajeros y se abrazaron".
"Wo Es war . ", donde Ello estaba, sin terminar de
. .

cumplirse, puesto que para hacerlo requiere del enlace con


el representante psíquico; cuando se anuda a la instancia
de la letra, recién ahí la pulsión cumple su circuito; sólo
entonces es posible completar la consigna " . . . soll Ich
werden", "que el sujeto del inconciente advenga".
¿ ué roduce la muerte ro iciatoria de la castración
simbólica?
Una manera de situar la cuestión es acudir a ese libro
de Milan Kundera titulado La · op_ ab. le e
ser en el momento en g_ue el � P. eficacia...de a.
le ra eshace su consistencia como oh · eto ara el oce
e_
La e ui aramos con la lectura ue hace L an de 1ª
segunda muerte en Sade -a distin@ir de la sefil:!Ilda
uerte se , sanAgystín, enLa Ciudad.deDfos- En Sade1

136 137
Pregunta: -En este cuestionamiento que hacías de lo
imaginario, tal como lo formula Lacan, priniero, como
cuerpo, ¿no pensás que si después escribe R., S., l. , ya se
trata de otro imaginario, atravesado por lo real?

l. V. : -Esta propuesta reformula cada uno de los concep­


tos de la teoría. No podemos negar, forma parte de la
historia del pensamiento de Lacan, la peyorización de lo
imaginario al comienzo de su enseñanza: cuando hablaba
de predominio o primacía de lo simbólico, lo imaginario
parecía de segundo orden.
El nudo nos dice otra cosa. Este ima · ario no es el del
stadio del Es e· o P.uede articularse de distinto modo
por eºem lo, en el concepto de amor.
Tomemos el mismo nudo borromeo:

R s

138 139
Pon o en el cam o de lo imaginario, "Amor"· en el de 6. PULSIONES DE VIDA, PULSIÓN DE MUERTE .
.
lo real, "Goce" -los goces gue Lacan menciona, iemp_re NIETZSCHE, FREUD, LACAN
intersectan con lo real- e 1 de lo simbólico, "Desea:'. Si
digo: "amor en lo imaginario", estoy falseando. Al amor en
�e dQ.S
·

lQ · agina ·o corresporu g
hagamos uno"· si tomo el cam o del amor allí donde
irrlersecta con lo simbólico odría usar otro aforism-:
" ar es dar lo ue no se tiene a algui,en ue no lo es"; y si
aún uisiera traba· arlo en su int�ección con lo real, se me
ocurre utilizar un tercer aforismo, propuesto por Lacan, en
el Seminario X, "La angustia": "Eo 1 amor-sublimación el -
g ce condesciende al deseo"
No es lo mismo lo imaginario en su movimiento, que
articulado a lo simbólico o a lo real. Se trata de una Recordemos por dónde venimos transitando: desde la
elaboración que propone la intervención del analista no primera vuelta de este seminario al que titulamos "Hacia
sólo en el corte; quizá podamos encontrar una fórmula que una clínica de lo Real", intentamos llegar a una formulación
concilie esa propuesta con otra, quizá descubramos que no del concepto de cuerpo, acorde con la tríada que Lacan
hay sólo una función de corte que lo reclama. propuso ;y acentuó en los últimos años de su enseñanza.
Habíamos dicho que nos parecía insuficiente el modo en
Pregunta: -Te lo preguntaba porque lo que uno descu­ que Lacan expone la cuestión en "La Troisieme'', oportuni­
bre en el análisis es que finalmente, en esta articulación dad en la que escribe así el nudo borromeo:_
. que hac·és entre principio del placer y el displacer, el
camino del deseo es el del displacer. Lo placentero es I
. entregarse al goce.

l. V. : .-El deseo podría ser tomad.o , en la perspectiva


freudiana, como el retorno de lo reprimido.
.

R s

140 141
Un anillo representa lo real; otro, cubriéndolo, repre­ para hacer su hormiguero o buscar su comida-; establece
senta lo imaginario, y -siguiendo la fórmula que ya cono­ una regulación desde el cuerpo como real.
.
cemos : "por arriba del de arriba y por abajo del de abajo"­ El Trieb, por su parte, indica una relación del cuerpo con
anudándolos, un tercer anillo: lo simbólico:. la palabra. Allí la teoría darwinista, entendida como aque­
Si cumple con dos prioridades, se trata de un nudo lla que establece un continuo en la serie de los vivientes,
borromeo: ninguno de los tre s anillos penetra en el otro encuentra una dificultad: la aparición del lenguaje intro­
-cláusula restrictiva-y el corte que se introduzca en cualquie­ duce un hiato esencial.
radelos tres, separa a los restantes, claúsula prescriptiva. Siguiéndolo a Freud, interrogar el concepto de pulsión
Esto es lo que se llama la '�mise-a-plat", la representa­ es llevar al extremo lo que cua1quier analista habrá de
ción en el plano, que nos permite alcanzar algo que de otro encontrar cuando avance en la dirección de la cura: sexo
modo resulta bastante difícil de captar, si bien el nudo y muerte -pulsiones de vida y pulsiones de muerte-.
borromeo puede construirse perfectamente con cuerdas Desde una perspectiva confortable, no se trataría de
-tal sería su consistencia real-. otra cosa que del enfrentamiento de dos fuerzas cósmicas,
Lacan coloca, en lo real, "vida"; en lo simbólico, "muer­ una que tiende a la atracción, lá. otra a la separación.
te"; en lo imaginario, "cuerpo"; donde se superponen los Respuesta que no nos satisface.
agujeros de los tres registros, el "objeto a". En nuestros días, en función del prestigio alcanzado por
J:>esde el comienzo interrogamos hasta qué punto podía­ la ciencia, cualquier esoterismo de moda busca a.s egurarse
mos sostener esta escritura. El primer cuestionamiento un mínimo viso de credibilidad apelando a la palabra
concernía a la equivalencia entre cuerpo e imaginario; en "energía", que poco tiene que ver, en ese contexto, con el
efecto, podíamos perfectamente aceptar que el cuerpo concepto de la termodinámica, o con aquel otro que Freud,
implica lo imaginario, pero de ningún modo establecer su tan arduamente, intentaba interrogar.
recíproca, en la medida en que corresponde considerar Freud sostenía el dualismo pulsional -y lo hacía con
también la dimensión de lo real y una articulación simbó­ . gusto, por cierto-, porque tenía presente que un analista
lica del cuerpo, tal como lo muestra, desde el inicio del responde a la demanda que surge desde el conflicto, enten­
psicoanálisis, el síntoma histérico por excelencia, la co:q­ dido como lucha de fuerzas. El problema es que nosotros, si
versión, puesta en escena del cuerpo como escritura nos hacemos cargo de las consecuencias que implica la
jeroglífica. tríada lacaniana, tenemos una articulación de tres regis­
Definimos el cuerpo constituido por tres hebras que tros que no es superponible al dualismo freudiano.
anudan, en cada uno de sus puntos, lo real del tejido a lo - Hoy, centrándome en lo anunciado al final de la reunión
imaginario y lo simbólico. pasada, voy a procurar fundamentar ante ustedes en qué
En Freud, la pulsión es un concepto límite entre lo medida estas articulaciones teóricas no son discusiones
psíquico y lo somático. ¿Dónde se sitúa lo real de la pulsión? bizantin as, sino que introducen, al menos así lo evalúo yo,
No es simple responder; para hacerlo, una distinción clave un avance en la estructura -la que nos habita, y también
es la que subrayó Lacan, entre Instinkt y Trieb. en la cultura-.
El Instinkt, instinto, es esa fuerza que sabe cuál es el. Habíamos hecho un recorrido del texto que nos pareció
objeto que le conviene �y como tal, dirige a la hormiguita privilegiado para abordar esta inte_rrogación, Más allá del

142 143
principio del placer. Subrayamos allí, guiados por la ense­ propósito del montaje de la pulsión, del circuito pulsional:
ñanza del maestro, que �quello que justificaba su necesi­ la muerte ligada a la compulsión de repetición, entendida
dad de apelar � ese concepto misterioso discutido en la como subjetivación; una muerte que implica una falta del.
historia del psicoanálisis, el de pulsión de muerte, se sujeto, un manque-a-etre con un valor creacionista -muer­
presenta, en los hechos, como Wiederholungszwang, te situada en su dimensión simbólica,-.
compulsión de repetición. Tanto en el psicoanálisis como Habíamos subrayado que el concepto de "segunda muer­
en la vida, hay hechos que se perfilan bajo la forma de la te" no se da del mismo modo en san Agustín, en Sade o en
repetición: juegos infantiles, actos fallidos, neurosis de Lacan. En la tradición cristiana, san Agustín desarrolla en·
destino, sueños traumáticos, repeticiones difíciles de ex- su texto La Ciudad de Dios el concepto de "segunda muer­
. plicar según el principio del placer -de ahí el título de ese te". Para este autor, la primera muerte es la del sujeto y
texto, Más allá del principio del placer-. adviene en el momento en que cuerpo y alma se separan; le
La búsqueda de placer mediante la disminución de la sucede el tiempo durante el cual el alma está ahí, "entre do§
energía no basta para dar cuenta -concluye Freud- del muertes", esperando el juicio; ha perdido el cuerpo, pero no
funcionamiento del aparato psíquico; suceden cosas que ha encontrado todavía su lazo con Dios. La segunda muerte
mueven al sujeto a un encuentro con unquantum mayor de es el castigo de los castigos: cuando alguien no aprueba el
energía. En cualquiera de los dos extremos del gradiente, juicio divino, no consigue reunir el alma con Dios, vuelve a
hay una ruptura del confort, de la homeostasis. juntarse el alma con el cuerpo.
'!:al es el caso del retorno de experiencias traumáticas, Como buen lógico que es, san Agµstín indaga cómo
que Freud homologa, sin nombrar al autor, al "eterno re­ puede una muerte ser eterna; uno está acostumbrado a
torno", uno de los grandes conceptos que Nietzsche desplegó. pensar la muerte como punto final; sin embargo, la cues­
En la teoría psicoanalítica, la idea de muerte suele ser tión que se plantea concierne a la eternización de un
presentada desde distintas ópticas; entre otras, en su estado: el alma, reunida nuevamente con el cuerpo, sufre el
relación a la pulsión de mue11e. La vez pasada había dolor de un cuerpo en continuo pudrimiento. Es el mal de
sugerido que la idea de muerte podía situarse de tres los males, el castigo de los castigos.
modos distintos. Había contado cómo, en la última Reunión C.uando Lacan habla de la "segunda muerte", no cita a
Lacanoainericana, interesado por este tema, fui a escu­ san Agustín, sino a Sade. Para este autor, la primera
char una serie de trabajos cuyo ej e era a pulsión de muerte muerte coincide con lo planteado por san Agustín -esto es,
y la compulsión de repetición, entendida como una de sus lo que comúnmente consideramos cuando decimos que
manifestaciones. "alguien murió"-; la "segunda muerte", en cambio, tiene
Encontré distintas puntuaciones; había quien subraya­ que ver con lo que el propio Sade reclama para sus restos:
ba la muerte como anonadamiento del sujeto cuando queda que sean enterrados, perdidos en medio del bosque, que los
reducido a la persistencia narcisística. Otros pensaban la cubra la hierba hasta que no quede rastro. Un planteo tañ
muerte como el goce de la vida llevado hasta su extremo, alej ado como posible del ideal romántico formulado en el
esto es, la muerte real. Como así también, quienes re­ anhelo: "Que donde están mis restos surja un 'árbol". Es ef
tomaban lo que Lacan desarrolló tan prolijamente en Los. deseo de borrar toda marca del sujeto, el intento desespe.:'
... ·

cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, a rado de terminar con lo interminable de la vida.

144 145
i:;n Lacan, la primera muerte es la que todos fragmentos de Heráclito, que Lacan cita en Los cuatro
conocemos : "alguien se murió" -pero hay una inversión conceptos . . en epígrafe de una de sus clases: "�ios es el arco
.

de tiempos : la segunda muerte antecede a la primera-. de la vida y su obra es la muerte".


Ahí -dice Lacan-, Sade se equivoca. La segunda muerte Subrayamos un párrafo en Freud que muestra cómo se
es la subj etivación de la muerte: gracias a la eficacia va gestando el concepto en cuestión -una vez plasmado, es
significante, el suj eto tiene la posibilidad de anticipar fácil que tienda a producirse unahipóstasis, una entificación
·

su desaparición. Bien enlazada, bien anudada, tiene un que nos cierra a su problemática-:
valor propiciatorio, permite una función de creación.
Es en el Seminario, Libro 7, La ética . , donde Lacan
. .
Hay como un ritmo titubeante en la vida de los organis­
aborda esta cuestión de la "segunda muerte"; lo hace en mos; uno de los grupos pulsionales se lanza, impetuoso, hacia
adelante, para alcanzar lo más rápido posible la meta final de
relación con el héroe de la tragedia -y encuentra los límites
la vida; el otro, llegado a cierto lugar de este camino, se lanza
de su horizonte- que él encarna.
hacia atrás para volver a retomarlo desde cierto punto y así
El paradigma de esta circunstancia es Antígona, ence­
prolongar la duración del trayecto. 1
rrada con vida en una tumba, quien muestra en su situa­
ción trágica esa segunda muerte que anticipa su muerte Ésta es la manera en que Freud, en ese tiempo,
real. La segunda muerte se presenta así en la perspectiva conceptualiza el dualismo pulsional vida/muerte: el movi:
del héroe trágico, que articula el deseo puro. miento es uno, apunta en ambos casos a la muerte, de un
¿Cómo entender ese deseo puro? Tal como aparece modo más lento o más rápido, según las condiciones pro­
planteado en el Seminario 7, anudado de un cierto modoi pias del organismo vivo.
en la medida en que el sujeto no cede en su deseo, lo lleva ¿Por qué lo cito? Me parece que podríamos hacer jugar
a una muerte real. �s un tiempo en el cual Lacan acentúa una ficción, según la cual habría sido leyendo ese fragmen­
una vertiente trágica en su propuesta, que modifica cuan­ to de Freud que Lacan concluyó:
do avanza en el seminario sobre "La Transferencia" . Allí,
evoca la enseñanza de otro maestro, Sócrates : cuando La distinción entre pulsión de vida y pulsión cie muerte es
bastante pasada la noche, con unas buenas copas de vino verdadera en tanto que ella manifiesta dos aspectos de la
compartidas con Agatón, escritor de tragedias, y con pulsión -ya no más "las pulsiones", sino dos aspectos de un.a
Aristófanes, autor de comedias, convence a uno y otro del pulsión-. Pero esto es a condición de concebir que todas las
carácter necesario de sus obras respectivas . En efe cto pulsiones sexuales se articulan al nivel de las significaciones
-afirma Sócrates-, la vida no es tragedia ni comedia; la en el inconsciente, en tanto que esto que ellas hacen surgir es

la muerte como significante y nada más que como significan­
vida es tragicómica.
te, pues ¿se puede decir que hay un ser para la muerte?2
¿Qué lo llevó a Lacan a operar este cambio? Lo anticipo:
para ese entonces avanzó bastante -luego lo hará mucho
más- en su creación: el objeto a. l. Freud, Sigmund: Más allá del principio del placer, en Obras
Completas, Buenos Aires, Amorrortu, 1979, tomo XVIII, pág. 40.
Habíamos mencionado que e nMás allá del principio del
2. Lacan, Jacques: Le Séminaire, Li�re XI, Les quatre concepts
placer, Freud escribe que el fin de la vida es el encuentro fondamentaux de la psychanalyse, París, Editions du Seuil, 1973, pág.
con la muerte: es otra manera de recordar uno de los 232.

146 147
Dijimos que una de nuestras aspiraciones era ver cómo Por otro lado, en este texto, menciona el "eterno retor­
podíamos pasar de este dualismo pulsional freudiano a una no'', concepto nietzscheano, y despacha muy rápido -dema­
articulación con nuestra trilogía de lo real, lo simbólico y lo siado rápido- el de "superhombre", interpretándolo como
imaginario. una propuesta de perfeccionismo moral ascético. A mi
Recuerdo que en una oportunidad fui invitado a presen­ entender, la propuesta de Nietzsche no es ésa, no nos está
tar el libro de Élisabeth Roudinesco sobre la vida de Lacan; invitando a avanzar por el camino de un nuevo ideal.
cierta frase de la autora, a quien aprecio, aventuraba que �acan, por su parte, también dice cosas fuertes; por
cuando Lacan se puso a trabajar con el nudo borromeo se ejemplo , en el Seminario 7, La ética. . . , le consagra un ca­
había ido a Marte, a las nubes. pítulo que se titula "Dios ha muerto"; discute allí esa
En esa mesa redonda, mi intervención -que no era frase de Nietzche y afirma _:
inocente- apuntó precisamente allí, señalando que toda­
vía estábamos lejos de alcanzar fas consecuencias que Suponer que Dios está muerto es una manera d e
tiene esta última escritura de Lacan en la teoría y -aún eternizarlo ; la verdadera fórmula del ateísmo no es "Dibs ha
más- en la práctica psicoanalítica. muerto", sino"Diosesinconcien�".
Intenté mostrarlo con algunas articulaciones. Vamos a
ver si con ustedes puedo lograr algo de eso, hacer la prueba No deja de ser una pregunta: ¿qué quiere decir que Dios
-
de cuántas consecuencias implica esta escritura, que no es es inconciente?
un capricho de la senilidad; por el contrario, a mi entender, También, en clara alusión a Nietzsche, sin nombrarlo,
Lacan llega a ella tironeado por algo que sus anteriores se burla de una de sus afirmaciones, según la cual hay un
escrituras no pueden dar cuenta. "más allá del bien y del mal".
Los invito a acompañarme en un pequeño desvío -que A nuestro entender, Nietzsche merece algo más que
no niego que me resulta enormemente grato-, para hacer­ una burla y nos preguntamos: ¿qué supone este cuestiona­
nos cargo de una indicación de Freud y dej ar de jugar a los miento crítico de un "más allá del bien y del mal"? ·

distraídos . Ese desvío al que los invitaba, consiste en un recorrido


Hay � a tendencia d e Freud a mostrarse desatento con por la obra de Nietzsche. Tarea que no es fácil; en efecto, se
respecto a Nietzsche. "�asta de hacernos los distraídos trata de una obra muy complicada -y lo es a doble título-:
con Nietzsche -le diría, por mi parte, al maestro Freud o por un lado, por su cualidad revulsiva, que, como ocurre con
al maestro Lacan-; ustedes, cada tanto, mandan un dardo la obra de Freud, nos hiere en lugares que no es simple para
por acá, otro por allá, pero nunca se ponen en serio a ver nosotros interrogar o cuestionar; por el otro, la dificultad
qué pasa con Nietzsche." radica en el modo de exposición: disperso, aforístico, casi
Cuentan que había cuestiones de p olleras de por me­ lacaniano.
dio . . . �n el caso de Freud, el personaje concerniente Uno suele pasar con los textos lacanianos años y años,
habría sidó Lou Andreas Salomé-. y llega un momento en que se dice : "Y esto, ¿de qué trata?",
En todo caso, Freud dice cosas fuertes, por ejemplo: ''Yo advierte que hay algo valioso, pero ¿por dónde se agarra?
no leo a Nietzsche porque hay demasiadas coincidencias, ·Hay un texto con el que tuve la oportunidad de encon­
me perturba para la creación de mi obra". trarme gracias a Nora Trosman, con quien trabaj amos en
·

148 149
un seminario que se está dando en la E s cuela sobre l a Surge la pregunta: ¿por qué es tan importante haber
ética. Se trata d e Caminos de bosque, d e Heidegge::r,:, pu­ matado a Dios? Si no hay sorpresa al respecto, es porque
blicado en castellano en edición reciente -la precedente estamos inmersos en la sartén, formamos parte de su salsa,
e staba agotada-.3 no nos damos cuenta. Per�, ¿no advierten acaso ustedes
�n capítulo lleva por título "Dios ha muerto", en home­ que así como hay un contrasentido en hablar de "segunda
naje a la frase de Nietzsche. E s una muy buena lectura muerte" cuando se eterniza el sufrimiento del alma con el
-además de una enseñanza acerca de qué supone leer-. cuerpo, así de enorme es la herejía que · encubre el mito
Hacia el final, como era de esperar, Heidegger formula cristiano? ¡Los hombres matamos a Dios ! ¡Nada meno�!
su posición. Ipterroga qué quiere decir esa frase ¿Nos damos cuenta? Dios es inmortal. Los hombres
nietzscheana, tan dura, "Dios ha muerto". Heidegger nos matamos a Dios: es brutal lo que está diciendo ese relato;
cuenta un relato; es la parábola que se titula "El Loco'� nos lo cuenta n desde pequeñ os, como nos cuentan
publicada en el Gay saber o La gaya ciencia -las dos Caperucita Roja o Blancanieves , y queda amortiguado,
traducciones existen en castellano-: endulzado, no se advierte la magnitud del acto.
¿Qué significa "Dios ha muerto"? ¿Por qué es tan im­
¿No habéis oído hablar de ese loco que encendió un farol en portante?
pleno día y corrió al mercado gritando sin cesar: "¡Busco a Dice Heidegger:
Dios!, ¡Busco a Dios!"?
Como precisamente estaban allí reunidos muchos que no
Esta frase -"Dios ha muerto"- nos revela que la fórmula de
creían en Dios, sus gritos provocaron enormes risotadas. "¿Es
Nietzsche acerca de la muerte de Dios se refiere al dios
que se te ha perdido?" -decía uno-. "¿Se ha perdido como un
cristiano. Pero tampoco cabe la menor duda -y es algo que se
niño pequeño?" -.-decía otro-. "¿O se ha escondido? ¿Tiene
debe pensar de antemano- de que los nombres "Dios" y "dios
miedo de nosotros? ¿Se habrá embarcado? ¿Habrá emigra­
cristiano" se usan en el pensamiento de Nietzsche para
do?" -así gritaban y reían todos alborotadamente.
designar ar mundo suprasensible en general. Dios es el
El loco saltó en medio de ellos y los traspasó con su mirada.
nombre para el ámbito de las ideas y los ideale�. 6
"¿Que adónde se ha ido Dios?" -exclamó-. "Os lo voy a decir.
Lo hemos matado: ¡Vosotros y yo! Todos somos sus asesinos."4
Eso quiere decir "Dios ha muerto", he ahí la gravedad.
La frase es contundente; en la obra freudiana, pueden Se derrumba el ideal de lo verdadero, de lo bueno y de lo
descubrir una reminiscencia, inevitable, en el mito de la bello, los tres grandes pilares de la tradición filosófica
muerte del padre, el asesinato primordial. griega. Y si cae el mundo de los ideales, ¿eso significa que
Dice Nietzsche: el ser humano se arrastra por el mundo al modo del
pesimista? Tal sería, precis amente, la conclusión que
er,
�unca hubo un acto más grande y quien nazca después de Nietzsche desprecia. De ahí su disputa con Schopenhau
postula
nosotros formará parte, por mor de ese acto, de una historia introductor de u�a fiiosofía del pesimismo, quien
ros ideale s no son más gue
más elevada.5 que, en última instancia, nuest
3. !feidegger, Martin: Caminos de bosque, Madrid, Alianza, 1995.
4. !dem, cap. "La frase de Nietzsche: Dios ha muerto", pág. 195. 6. Ídem, pág. 196.
5. Idem.

150 15 1
representaciones obedientes de una voluntad de vivir que Esta enormidad la dijo Freud, a comienzos de siglo.
nos habita, más allá de nuestra decisión. Por eso, la única Nietzsche no dice que no hay valores. Eso del "más allá
solución es · el nirvana, el acercamiento a la muerte tan del bien y del mal" es discutible; el problema planteado, en
rápido como sea posible. . todo caso, concierne a qué es el bien y el mal. Nietzsche
· �ietzsche disiente y sostiene que cualquier fórmula del tiene razón: no se trata del bien y el mal tal como nos lo
nihilismo, así planteado -"nihilismo" viene de nihil, "nada": plantea una larga tradición en el pensamiento cristiano
no quedan valores que nos guíen y nos reconforten-:, no es occidental.
más que una forma, disimulada en la filosofía, de la mismá Su pregunta acerca del origen del valor supone cuestionar
religión cristiana a la cual pretendidamente se cuestiona. el mundo y la esencia de lo que somos.
El pesimista -así perfilado, se trata de un pesimismo Heidegger, por su parte, afirma que la caída de Dios,
primario- es alguien decepcionado por la pérdida de su como caída del mundo suprasensible, implica que:
ideal, de sus valores.
Lo que está en juego es: ¿con qué valores me guío en la Las ideas, Dios, la ley moral, la autoridad de la razón, el
vida, qué valores deciden adónde encamino mis pasos? progreso, la felicidad de la mayoría, la civilización, pierden su
Nietzsche responde: así no hemos avanzado demasiado; fuerza constructiva y se anulan. 7
no alcanza con que hayamos matado a Dios, tenemos que
deshacernos incluso del lugar de Dios, de lo contrario, eii. Podemos advertir que algunas de esas palabras tocan
cualquier momento, otros valores vendrán a ocuparlo. Es algo muy querible para nosotros. Pareciera que Nietzsc_b.e
lo que acerca el cristianismo a la filosofía de Hegel� retor­ arrasa con todo; sin embargo, no se identifica con una
nan valore8 que llenan nuestra vida de cargas, de pesadez; posición pesimista, la cuestiona.
con ellos pierde gusto o gana en amargura su sabor. Es más, en Así habló Zaratustra hace de ella el equiva­
Entonces, ¿Nietzsche propone un mundo sin valores? lente del "camello" o del "asno", esto es, de aquel que dice
De ninguna manera. Pero los valores a los que él se refiere "sí" a todo y soporta cualquier carga que le pongan encima.
se van a gestar, ahora, en otro lugar. Ése es el sujeto del "primer nihilismo", el que no sabe decir
¿No les .suena conoddo este planteo? ¿La polémica no es que n,g. ¿Por qué es un primer nihilismo? Porque lo primero
similar a la que se dio entre Freud y Jung? que nos dice la religión cristiana es: "Quédate tranquilo,
Recuerden: Jung acepta la existencia de las pulsiones, éste no es el verdadero mundo". Hace descreer así de lo que
per11 afirma que hay en el ser humano algo superior, su está al alcance, en favor de algo que vendrá luego, otro
· tendencia a lo espiritual -y de ahí el desacuerdo con Freud-. mundo mejor.
Ustedes saben cómo lo decía el Herr Professor -quien, Los primeros que matan a Dios son los cristianos, son
a pesar de ese aspecto burgués, incluido su reloj con ellos los que elaboran el relato de la muerte de Dios -y en
cadenita, era a veces .brutal-. Su respuesta al planteo de su lugar elevan los santos valores que nos impone la
Jung fue más o menos ésta: religión-.
Nietzsche dice: "Eso no es lo que proponemos, ni siquie-
La religión -lo digo con mis palabras, para ayudarme un
poco-se funda en el culo. La religión es una forma sublimada
de la pulsión anal. 7. Ídem, pág. 200.

152 153
ra proponemos detenernos en el paso siguiente" -el del que. ¿Qué es, a su vez, la vida?
lucha por una afirmación, por dejar de lado ese nihilismo, Según Heidegger
paso que metaforiza la alegoría del león. El león dice "no"
al nihilismo e intenta avanzar hacia una afirmación. [. . . ] conservación y aumento caracterizan los rasgos funda­
¿En qué se sustentaría una afirmación, dónde habría mentales de la vida, los cuales se pertenecen mutuamente
algún valor a rescatar? dentro de sí. A la esencia de la vida le toca el querer crecer, <;l
Nietzsche lo propone en términos que ustedes conocen: aumento. Toda conservación de vida se encuentra al servicio
del aumento de vida ,1 1
en alemán se dice "Der Wille zur Macht" ("La voluntad de
poder" ) , que no equivale a la voluntad de tener poder
¿No son éstas, acaso, las características del Eros freu­
-versión bastarda que de ella hizo el nazismo-, sino la­
diano: conservación y aumento, ligazones cada vez mayo­
voluntad de querer, de afirmar. Voluntad que implica
res? Por algo Freud sentía que le concernían estos desarro­
asentar en otro lugar el valor.
llos teóricos.
El valor [dice Heidegger] es valor en la medida que vale. Aparece un punto problemático: �ietzsche cuestioi:gi.
Vale en la medida en que es dispuesto en calidad de aquello -Heidegger lo subraya, tanto como un autor que ahora voy
que importa.s a nombrar, al cual le quiero rendir homenaje junto a
ustedes- el hecho de situar cualquier pensamiento funda�
La pregunta sería entonces: ¿qué es lo que nos importa, do en la negatividad. Lo que mueve a la vida es la volunta,d
si todo aquello que nombramos antes ca�ó? de poder, como devenir, conservación y aumento, como
Procurando avanzar en lo referente a la voluntad de fuerza afirmativa en sí misma, que rechaza, impugna, la
poder, Heidegger cita a Nietzsche y afirma: eficacia creadora de la carencia.
Éste es el punto de polémica que La.can sostuvo en los
El _devenir es, para Nietzsche, la voluntad de poder. La últimos años de su vida, cuando ya no discutía principaJ­
voluntad de poder es, por tanto, el rasgo fundamental de la
mente con psicoanalistas, sino con pensadores qU;e, a partir
vida.9
de esta posición nietzscheana, como Foucault o Deleu4e,
desacreditaban el valor creador de la falta, al que oponía:g
E?e trata de la vida, esa que con Lacan 10 ponemos en uno
la afirmación de la vida.
de los registros, en el campo de lo real. Vida que se
Dejo el texto de Heidegger; se los recomiendo, fue un
manifiesta como voluntad de poder, voluntad de poder que
gusto leerlo, no sólo porque nos ayuda a entrar en el
no apunta -aquí difiere Nietzsche de Heidegger- a hacer
corazón de las tesis de Nietzsche, sino porque nos enseña
consistencia del ser. Todo lo contrario, el ser, p ara
qué es leer.
Nietzsche, es devenir. Lo que se suele llamar "ser" ' no es
" -
olE'.
Voy a tomar el autor al que quiero rendir homenaje
mas que engarro.
junto a ustedes, Gilles Deleuze . 12

8. Ídem, pág. 206.


9. Ídem, pág. 208. 11. Ídem, pág 207.
10. En el nudo borromeo. 12. Acababa de fallecer en París.

154 155
Más allá de sus ataques violentos al psicoanálisis en El Nietzsche, pierde la oportunidad de encontrar algo del goce
antiedipo, d punto crítico al que se dirigió es el mismo que en esta vida. No es con ése con quien Nietzsche decide
Foucault mantiene como polémica en sus trabajos sobre la hacer camino.
sexualidad. Deleuze publicó, en el año 1967, un texto que Un paso más allá, sitúa esa afirmación en la que hay ya
se titula Nietzsche y la filosofía. Uno de sus capítulos, el implícita una agresividad. Sigue Deleuze:
que más me interesa porque es donde está mejor articulada
la lógica a la que recurre, es el que habla de la afirmación Vemos adónde quiere ir a parar Nietzsche y a quién se
y la negación. opone. Se opone a cualquier forma de pensamiento que se
mueva en el elemento de lo negativo, que se sirva de la
En consideración a Deleuze -creo que la mejor manera
negación como de un motor, de un poder y de una cualidad.­
de rendirle homenaje a un autor es tomar sus textos,
Como algunos tienen la borrachera triste, un pensamiento asÍ
leerlos, interrogarlos, cuestionarlos-, les propongo hacer
tiene la destrucción triste, lo trágico triste: es y sigue siendo
un breve recorrido por algunas páginas, donde aborda la pensamiento del resentimiento.
conocida oposición entre lo apolíneo y lo dionisíaco. Lo C.ontra el resentimiento del pensador cristiano, la agresi­
apolíneo. -hago una traducción que no sé si Nietzsche me vidad del pensador dionisíaco. 14
autorizaría- tendría que ver con lo que nosotros llamaría­
mos el principio del placer; lo dionisíaco, con el más allá del Lo dej o a Deleuze; voy a leer, sugerido por él, un poema.
principio del placer. Escribe Deleµze: Se titula "Lamento de Ariadna". Dice ella:

Por una parte, Nietzsche anuncia la efrrmación dionisíaca ¿Quién me da calor, quién me ama todavía?
que ninguna negación mancilla. Por otra parte, denuncia la ¡Dadme manos cálidas!
afirmación del asno que no sabe decir no, que no comporta ¡Dadme un anafre para el corazón!
ninguna-negación. En un caso, la afirmación no deja subsistir Tendida, estremecida,
nada de la negación como poder autónomo o como primera como una tenue mortecina a quien calientan los pies
cualidad.. agitada ¡ay! por fiebres desconocidas,
Nietzsche insiste tanto en la distinción entre el resentimien­ temblando ante afiladas, gélidas flechas de hielo,
to, poder de negar que se expresa en fuerzas reactivas, y la acosada por ti ¡Pensamiento!
agresividad, manera de ser activa de un poder de afirmar.13 ¡Innombrable! ¡Oculto! ¡Atroz!
¡Cazador tras las nubes!
Hay una forma reactiva de negar, la del hombre desen­ Hundida por tu rayo,
cantado del mundo; ustedes alguna vez habrán encontrado ojo sarcástico que me mira en la penumbra.
Así yazgo,
alguien así: es el candidato firme a p oner e n su espalda
me encojo, me retuerzo, atormentada
un fardo todavía más pesado, con la esperanza de acceder
por todos los martirios perpetuos,
a un mundo mejor; es, por ejemplo, el protagonista de la
herida por ti,
tradición religiosa que nos antecede; alguien que, diqa
el más cruel cazador,
tú, desconocido -Dios
13. Deleuze, Gilles: Nietzsche y la filosofía, Barcelona, Anagrama,
. 1971, pág. 250. 14. Ídem, págs. 251 y 252 .

156 157
¡Hiere más adentro! Sigue hiriendo,
¡Hiere una vez más! ¡Cruelísimo aguijón!
¡Desgarra, desgarra este corazón! No soy un perro -sólo soy tu presa,
·

¿Qué es este martirio ¡Cruel cazador!


de flechas como dientes? Tu más orgullosa cautiva,
¿Qué miras de nuevo ladrón tras las nubes . . .
sin fatigarte ante el dolor humano, ¡Habla por fin!
con maliciosos ojos de dios relampagueante? ¡Ocultador del rayo! ¡Desconocido! ¡Habla!
No es matar lo que deseas, ¿Qué quieres de mí -salteador . . . ?
sólo martirizar, martirizar.
¿Para qué me martirizas, ¿Cómo?
malicioso dios desconocido? ¿Un rescate ?
¡Ajá! ¿Qué rescate quieres?
¿Te acercas reptando Exige mucho -eso demanda mi orgullo
en semejante medianoche? y habla poco -eso demanda mi otro orgullo
¿Qué deseas? ¡Ajá!
¡Habla! ¿A mí me deseas? -¿A mí?
Me oprimes, me sofocas, ¿A mí-toda?
¡Ay! ¡Estás ya demasiado próximo! ¿Ajá?
Me sientes respirar, ¿Y me martirizas, tú, loco,
auscultas mi corazón, martirizas mi orgullo?
¡Tú, celoso! Dame amor, ¿quién me da calor?
Mas, ¿Celoso de qué? ¿Quién me ama todavía?
¡Fuera, fuera! Da manos cálidas,
¿Para qué una escalera? da un anafre para el corazón,
¿Quieres penetrar hasta dentro de mi alma, dame, a mí, la más solitaria,
y_hasta mis más íntimos pensamientos hielo, ¡ay!, siete capas de hielo,
ascender? incluso al enemigo,
¡Descarado! ¡Desconocido! ¡Ladrón! al enemigo enseña a amar,
¿Qué quieres hurtar? da, sí, date,
¿Qué quieres oír? cruelísimo rival,
¿Qué quieres torturar, ¡A mí -a ti . . . !
torturador, ¡Huye !
dios-verdugo?
¿O debo yo, semejante a un perro, Desapareció él entonces,
arrollarme a ti, mi único gozo,
entregada, extasiada, fuera de mí, mi gran enemigo,
rogándote amor? mi desconocido,
¡En vano! mi dios-verdugo . . .

158 159
¡No! asistir a una conferencia-; este poema presentifica el
¡Vuelve! pensamiento de Nietzsche y su diferencia con la mística
¡Con todos tus martirios! cristiana.
Todas mis lágrimas fluyen Efectivamente, en esta última se trata de una suspen­
en su curso hacia ti sión del cuerpo. Baste recordar lo que dice san Juan de la
y para ti arde Cruz, identificado con el alma: "Y abatime tanto, tanto / y
la postrer llama de mi corazón.
volé tan alto, tan alto . . . ".
¡Oh, vuelve,
Algo de esto mismo encontramos hacia el final del poema,
mi dios desconocido, mi tormento!
en boca de Dionisio: primero hay que odiarse, hay que perderse
¡Mi última felicidad!
como objeto -diría ycr, para después poder amarse.
Un relámpago. Dionisio se hace visible con esmeraldina Pero en Nietzsche, de un modo mucho más definido ' se
belleza. explicita la referencia a lo corporal -"desgarra este co­
razón . . . "-, acercándonos por esa vía a una afirmación que
-Dionisio: en Lacan se ofrece como vida -podríamos decir: "lo real del
cuerpo", o lo ''19 real del tejido", o bien "lo real del sexo"-.
¡Sé astuta, Ariadna . . . ! Esa es la razón por la cual, a mi entender, Lacan avanz__a
Tienes orejas pequeñas, tienes mis orejas: hacia el nudo. En efecto, no es lo mismo el agujero en el
¡Alberga en ellas una palabra sagaz!
campo de lo simbólico que en el de lo real. Lacan confies :
¿No debe uno odiarse primero para luego poder amarse . . ?
.

"Necesitaba escribir lo real de lo real"; hasta hace un chiste

Yo soy tu laberinto . . 15
.
"Lo real al cuadrado", algo que no encuentra su escritura e �
el toro -superficie topológica-y que nuestra intuición nos
hace perder.
·
¿Quién es el autor? Una persona amiga me dijo: '� . . . ,
F;l toro sitúa un lugar compatible con el agujero en lo
podría ser sor Juana Inés"; no anduvo lejos, pero tiene un
simbólico. Pero este agujero donde Lacan pone al objeto en
parecido aún mayor con otros poemas que hacen a la
el nudo borromeo, no es el agujero en lo simbólico, es a
mística cristiana del diálogo del alma con el Otro, con Dios.
superposición de tres agujeros, relativos a cada uno de los -
Podría ser de san Juan de la Cruz . . . Sin embargo, es un
tres· registros. No todo agujero es idéntico a otro.
poema escrito por Nietzsche, en el período más avanzado
No avalamos entonces lo dicho por Freud, cua°i:l.do plan­
de la elaboración de su obra -pertenece a los Ditirambos
tea que el superhombre nietzscheano es el modelo de una
dionisíacos-. e

¿Por qué lo leo? Creo que nos ayuda; más allá de las perfección no compatible con la humanidad. No es ésa la
idea de Nietzsche; su propuesta es barrer con el mUn.do
referencias conceptuales, que quizá nos harían dormitar si
engañoso, suprasensible de los ideales, para que el sujeto
alguien se tomara el trabajo de consignarlas -Lacan re­
encuentre la vida que lo habita y lo reclama. .
·

cordaba que no hay mejor manera de incitar al sueño que


Ahora, nuestra cuestión es la siguiente: esa vida qll,e
reclama al ser humano, que nos reclama, ¿es sólo un tejido
15. Nietzsche, Friedrich: Ditirambos dionisíacos, Buenos Aires,
Edit. Los Libros de Orfeo, 1994, pág. 30. o es un tejido inexorablemente enhebrado a la palabra?

160 161
Lo real, para nosotros, ¿no es acaso lo real de nuestra más propicio para hacerlo, la relación entre esto que hemos
estructura? Lacan lo dice expresamente: visto y la frase de Lacan, en el Seminario 20, Encore,
según l a cual " . . . es la mujer quien sostiene la cara Dios del
La estructura es el nudo; el nudo es lo real; lo real del inconciente".
parletre, a diferencia de lo real de cualquier viviente, consiste Me parecía interesante intentar un correlato con el
en un real compuesto por real, simbólico e imaginario. poema nietzscheano que leímos. Lo anticipo como suspenso
y como enigma: a mi entender, tiene que ver con . lo que
Se trata de algo que Nietzsche no explicita, pero anun­ Lacan llama "lo real del inconciente", que suena a parado­
cia; está puesto en acto en la tercera alegoría, la del Niño ja. En efecto, cuando digo "lo real del inconciente"; siendo
-precisamente lo opuesto a lo que podría ser un Führer que lo inconciente es lo simbólico, estoy avanzando en ese
nazi-. terreno que, en los términos que trabajó un lingüista, Jean­
La izquierda se equivocó muchos años -y la revisión de Claude Milner -también discípulo de Lacan-, podríamos
este error constituye uno de los grandes méritos de llamar "la escolástica del nudo". En función de ella, cada
D eleuze- regalándole Nietzsche al nazismo. Nietzsche registro se caracteriza por ser absolutamente diferente del
mandó al diablo a un antisemlta como Frisch, que le otro : lo real no es ni imaginario ni simbólico; lo imaginario
escribía cartas racistas; se peleó con Wagner porque era no es simbólico ni real; lo simbólico no es real ni imaginario.
antisemita; estaba en contra de Bismarck y el nacionalismo Pero los tres registros permiten que se despliegue lo real,
prusiano. En suma, no tiene nada que ver con el nazismo. lo simbólico y lo imaginario de cada uno de ellos.
De esta confusión fue responsable, en parte, su herma­ Entonces, que "la mujer sostiene la cara Dios del
na Elizabeth, quien ordenó los papeles del autor de tal inconciente", podría ser una manera de dar cuenta de otra
modo que sirvieran al nacionalsocialismo alemán. afirmación precedente: "La verdadera fórmula del ateísmo
¿Qué es el superhombre nietzscheano? No es alguien es que Dios es inconciente". Ambas se refieren a lo real del
que hace prevalecer su poder como voluntad arbitrari inconciente.
sobre los demás; es la afirmación de su estructura en tanto
creación, y no como verdad engañosa, porque la verdad
también es una ilusión -Lacan mismo dice: ''la verdad tiene Los invito a que conversemos.
estructura de ficci..ón"-. Entiendo que esto que estamos desarrollando no es
Sµ paradigma es el arte, de modo que en la lista de los simple, al menos para mí no lo es -hablo desde mi dificul­
valores nietzscheanos el primer lugar no lo ocupa la ver­ tad-; estamos intentando articular conceptos que son
dad, sino la creación._Ese niño de la alegoría presentifica nodales. Para un psicoanalista, el concepto de pulsión de
lo nuevo, pero, como suele suceder, sólo surge al cabo de un muerte toca al núcleo de la estructura, al carozo de la
arduo recorrido. Se nace siendo viejo, con suerte se llega a teoría, tiene consecuencias que se despliegan en la vida de
joven, a encontrar un significante nuevo. cada uno; entender la pulsión de muerte como una fuerza
Ahora podemos añadir: algún objeto �uevo, producto de que cl},gca con la pulsión de vida es una manera de pensar
la creación. las cosas; articular pulsión de muerte y pulsión de vida_
Iba a desarrollar, pero no creo que hoy sea el momento como dos tiempos lógicos de una sola y misma pulsión,

162 163
implica otros resultados, así como pensar la muerte en los en situarlo en términos de una persistencia, que
no concier­
tres registros lacanianos. ne ese encuentro del sujeto con su deseo, sino una
persis­
A la concepción nietzscheana le agradezco el valor que tencia mortífera. El prototipo lo encuentran en
los libros de
le adjudica a eso que llama vida, devenir, como límite del psiquiatría, bajo la denominación de "síndrome de Cotta
rd":
pensamiento; la afirmación que hace Nietzsche de la di­ el sujeto afirma que :q.o tiene cuerpo, y al mismo tiemp
o, por
mensión dionisíaca es el correspondiente lógico inevitable esa misma razón, sostiene que va a existir etern amen
te.
de la caída de los valores del mupdo suprasensible. Es una forma extrema de la melancolía. Allí, ese "entre
dos
Mi crítica se funda en que no se resuelve un error muertes" tiene el valor que tenía para san Agus
tín la
formulando su opuesto simétrico. Es lo que intentaremos "segunda muerte".
avanzar en las próximas dos reuniones.
Caída la vigencia unívoca del ideal, ¿se trata sólo de la Pregunta: -¿Hay un pensamiento optimista en Nietzsche?
afirmación de la vida? Desde Nietzsche, esa afirmación
tiene un valor, constituye el lugar del valor. Es por ahí que l. V. : -No se trata de optimismo. Creo que no
hay pesi­
intentaremos avanzar. mismo tampoco, pero no invita a un camino sin guerr
a, sin
lucha, todo lo contrario. Me parece que la propu
esta de
Nietzsche no exclu ye el dolor . C om o en Freu d,
a p artir
Pregunta: -¿Se podría pensar la idea de la muerte, de Más allá del principio del placer, la evitación
del dolor
cuando se eterniza, como en dos tiempos? Quizás esto no es lo 91"W guía el movimiento del sujeto; creo
que allí
pudiera servir a veces como diagnóstico; por ej emplo, confluyen otra vez uno y otro, porque Nietzsche
también
cuando un paciente melancólico dice "voy a vivir eterna­ nos propone una alegría que no es dulce o confortabl
e, sino
mente", allí, ese· sentimiento de muerte estaría expresado que implica un sujeto que avanz a; inclus o por
medios
en el futuro, a diferencia de otro sentimiento de inmorta­ doloro sos; lo importante para Nietzsche es que ese
suj eto
lidad, que se formularía en el presente: "yo soy inmortal". "no renuncie a sus fines".
Estas dos frases las tomé de Pura Cancina, quien establece
esta diferencia cuando habla de ese "entre dos muertes"
como una imposibilidad de duelo. ¿Se podrían pensar acá
esos dos tiempos?
l. V. : -El " concepto de "entre dos muertes" puede ser
considerado desde distintas perspectivas. �n el héroe
trágico, tal como Lacan lo sitúa en el Seminario 7, La éti­
ca . . , permite que el suj eto, desasido de los bienes del
.

·mundo, se posicio.ne de otro modo; constituye así una


posibilidad de encontrarse .con el deseo, en la medida en
que entre el suj eto y el deseo no se interpone ya el mundo
de los bienes.
Oti"a manera de pensar ese ·"entre dos muertes" consiste

164 165
7. EL ENIGMA DE UNA SUPLENCIA:
KOL-NIDRÉ

Las lucubraciones de carácter esencialmente teórico en


las que nos centramos, cu'.ya eficacia introduce el signo de
interrogación, van a delinear una perspectiva. En el intento .
de extremar las consecuencias de las últimas formulaciones
de Lacan, situaremos sus efectos reconocibles en lo
que llamamos el campo de la cultura, así como en lo que
constituye la singular escritura de cada parletre.
Comprobamos que si poníamos a trabajar la dualidad
freudiana pulsión de vida/pulsión de muerte -la última
explorada para decidir cuál es la dinámica del aparato
psíquico- en relación con la estructura trinitaria del nudo,
nos encontrábamos con nuestra herejía, esto es, la conclu­
sión de que una y otra no son sino dos tiempos lógicos
de una sola y misma pulsión. Ya no se trata de pensar el
intrincamiento-desintrincamiento de pulsión de vida y
pulsión de muerte, sino el modo según el cual la pulsión,
asentada en lo real del tejido, se enlaza o desenlaza con los
otros dos registros de un cuerpo trinitario: el de lo imagi­
nario y el de lo simbólico.
En el suplemento literario del diario La Nación fue
publicado hace poco un artículo de Gilles Deleuze, filósofo
y pensador fallecido recientemente; refiriéndose. a Spinoza,
Nietzsche y Lawrence dice allí el autor:

167
No es la muerte lo que los quiebra, sino el exceso de vida Con Heidegger, hemos leído esta gran tesis nietzscheana
que han visto, experimentado, pensado.1· como una caída de los valores a los que nuestra cultura ha
servido a lo largo de los siglos. Caída que no implica su
Cuando la pulsión de vida, situable en su origen en el ausencia, sino un cambio en el lugar de su génes�s . ..En
campo de lo real, allí donde Lacan escribe "vida", queda efecto, la mera ausencia de valores, de quedar intacto su
librada a su sólo desarrollo, culmina rápidamente en la punto de origen, dejaría abierta la posibilidad de que otros
muerte. Es lo real desanudado de lo simbólico y lo imagi­ vengan a ocupar ese mismo lugar.
nario. Nietzsche introduce una subversión situando ese lugar,
Diferente es el resultado cuando la pulsión de vida en lo que él llama "Yida, Deyenir, Ser" -términos sinóni­
enlaza con lo simbólico y lo imaginario , creando un lu­ mos en su conceptualización-, que deberían ayudarnos a
gar de vacuidad generadora de un deseo; en esa · falta no homologar el ser con el pilar de la metafísica, a cuya
instituyente del deseo reconocemos una muerte subjetivada crítica consagra su obra. ·

que desde el psicoanálisis nombramos castración. Ante Nietzsche nos' quitamos el sombrero, entonces,
Dos sub�species son también eficacias posibles de ese para salud� lo que desde nuestra terminología es una
enlace: reivindicación: una revaloración de lo real.
Pero nuestra herejía es doble, puesto que no sólo cues­
ti
Si la pulsión de vida se anuda a lo imaginario, a un tionamos a Freud con esta re-flexión de la estructura
tiempo que restringe su encuentro con lo simbólico, trinitaria sobre su dualismo pulsional, sino también a la
puede deslizar hacia otra forma de muerte: la del sujeto afirmación nietzscheana. Nuestro reparo, en ese punto,
en la persistencia cristalizada del narcisismo. podría formularse así: "Amigo Nietzsche -hasta le podría­

Si en lo real anuda a lo simbólico, allí donde desconoce mos decir "querido Friedrich"; leyéndolo, me despierta
su encuentro con cierta modalidad de goce, refuerza cada vez más cariño-, valoramos enormemente q�e nos
otro goce que puede ser mortífero: el del Superyó sádico. recuerdes que no estuvimos a la altura de nuestro acto -es
a nosotros a quien dedica su parábola del loco-, pero
Hasta aquí, una breve síntesis de lo que fuera el arduo matarlo a Dios no resuelve la cuéstión de Dios, ni siquiera
recorrido de las reuniones precedentes. resuelve nuestra cuestión como criaturas; nosotros no
somos solamente lo real de la vida. Es verdad, tienes razón,
De la elaboración nietzscheana en la cual habíamos se trata de relevar la valoración transmundana, celestial,
valorado el · esfuerzo por cuestionar la pesada tradición del mundo eidético por una valoración que reconoce su
judeo-cristiana, la que deja entre paréntesis el cuerpo de la origen en lo real. Pero lo real del ser humano es la vida
tentación y sitúa el supremo bien en el mundo del valor anudada a la palabra y al mundo que ella crea. Lo real es
suprasensible, recQgimos su fórmula: :Dios ha muerto". lo real del nudo, que incluye como uno de sus componentes
a lo real como registro. Cuando la vida es sólo vida, ella
lleva demasiado rápido a la muerte".
l. Cita de Gilles Deleuze en el artículo "Gilles Deleuze, una partida
anunci�da", de Enrique Valiente Noailles, Suplemento Cultura del Se trata entonces de volver a interrogar esta cuestión de
diario La Nación, Buenos Aires, 26 de noviembre de 1995. "Dios ha muerto".

168 169
En el Seminario Los cuatro conceptos . . . , inmediatamente Voy a comenzar, para situar la magnitud de la cuestión,
después de ocuparse del sueño cuya puntuación, e n e s e por algunas puntuaciones que Lacan nos propone enEncore,
texto ' ha convertido en ejemplar-se trata del relato freudiano seminario que inicia el último período de su producción; en
de UJl: padre que sueña, junto al cajón de su hijo muerto sus últimas clases introduce el nudo borromeo, en una
que éste le dice : "Padre, ¿no ves que estoy ardiendo ?"-, elaboración que concierne la distribución delgoce. �ecesi­
Lacan afirma: ta pasar de la topología de superficie al nudo . borromeo,
donde encuentra espacio para escribir su real a la segunda
Car la véritable formule de l'athéisme n'est pas que Dieu potencia.
est mort -meme en fondant ['origine de la fonction du pere sur En este seminario nos dice:
son meurtre, Freud protege le pere-; la véritable formule de
l'athéisme, c'est que Dieu est inconscient.2
L'Autre n'est pas simplement ce lieu ou la vérité balbutie
Es desde aqtií que hoy voy a proponerles que hagamos [hay formulaciones anteriores, como la que aparece en "La
subversión del sujeto", donde el Otro es el garante de la
nuestro recorrido, tomando como epígrafe estos breves
verdad]. Il mérite de représenterce a quoi lafemme a foncierement
versos, extraídos de un poema del autor francés René
rapport. Nous n'en avons assurément que des témoignages
Char, que se llama "Incluso Si": sporadiques, et c'est pourquoije les ai pris, la derniere fois, dans
leur fonction de métaphore. D'etre dans le rapport sexuel, par
De meme qu'il y a plusieurs nuits différentes dans l'espace rapport a ce quipeut se dire de l'inconscient, radicalment l'Autre,
il y a plusieurs dieux sur les plages du jour. lafemmeestce quia rapporta cetAutre. C'est la cequ'aujourd'hui
Mais ils sont si étalés qu'entre souffie et ressaut je voudrq,i,$ tenter d'articuler de plus pres:
une vie s'est passée. 3 La femme a rapport au signifiant de cet Autre, en tant que,
comme Autre, il ne peut rester que toujours Autre. Je ne puis
En el mejor modo freudiano -ensayo el camino de su
icique supposerquevous évoquerez mon énoncé qu'il n'y a pas
enseñanza- apunto a los prejuicios que compartim os: hay d'Autre de l'Autre. L'Autre, ce lieu [vuelve a insistir con el
distintos dioses, la religión no e s tan fácilmente lugar] ou vient s'inscrire tout ce qui peut s'articuler du signifiant,
despachable . Lacan lo dice así: "La verdadera fórmula del est, dans son fondement, radicalement l'Autre. C'est pour cela
ateísmo no es 'Dios ha muerto', sino 'Dios es inconciente'". que ce signifiant, avec cette parenthese o uverte, marque l'Autre
comme barré [y escribe su materna: S(AY.J .4

2. ''Pues la verdadera fórmula del ateísmo no es que Dios está


muerto; incluso fundando el origen de la función del padre sobre su
muerte, Freud protege al padre -la verdadera fórmula del ateísmo es
que Dios es inconciente-". 4. "El Otro no es simplemente este lugar donde la verdad balbucea,
3. Char, René: El desnudo perdido, Madrid, Hiperión, 1995, pág. merece representar esto con lo cual la mujer tiene profundamente
119. relación. :t'{o tenemos de eso seguramente más que testimonios esporª­
dicos, y es por lo cual los he tomado la última vez en su función de
"Así como hay varias noches diferentes en elespacio, metáfora. Por estar en la relación sexual en relación con esto que
hay varios dioses en las playas del día. puede decirse del inconciente, de lo radicalmente Otro, la mujer es esto
Pero están tan separados que entre aliento y salto de agua que tiene relación con ese Otro. Es esto lo que hoy yo querría tratar de
ha pasado toda una vida." articular más de c�ca.

170 171
. No es fácil este parágrafo -por lo menos no lo es para Cettejouissance qu'on éprouve et dont on ne sait ríen, n'est­
mí-, pero está diciendo que el Otro ya no es el lugar donde ce pas ce qui nous met sur la voie de l'ex-sistence ? Et pourquoi
la verdad balbucea, ya no es el conjunto de los significantes, . ne pas interpréter une face de l'Autre, la face Dieu, comme
. sillo el lugar del Otro -y que la mujer tiene una especial supportée par lajouissance féminine?5
relación con él-.
En la parte inferior del esquema de la se:xuación, donde Goce femenino, entonces, que soporta la cara Dios del
da cuenta de la distribución del goce, escribe Lt;t femme, Y. Otro, la cara Dios del Inconciente. Según el testimonio de
de ese punto hace partir dos flechas: los místicos, es un encuentro con lo irrepresentable. · -
En la forma extrema de la mística negativa, quien mejor
da cuenta de este goce es Meister Eckhart, citado alguna vez
por Catherin.e Millot. Meister Eckhart sitúa el momento
del goce místico como aquél en el que Dios entra sujeto en
el lugar de su vacío interior; lo cual supone un precio a
pagar: Dios debe despojarse de todo atributo, hasta de su
propio nombre.
Ya no se trata de la batería significante -en cuyo caso
seguiríamos en el orden fálico-. ¿Cómo entender ese lugar?
Lp Femme Por cierto que no es fácil, porque alude a un encuentro con
algo que sólo existe en la medida en que existe esa batería
significante y, sin embargo, no es su equivalente.
Lacan es muy riguroso cuando dice: "es un goce suple­
mentario". "Suplemento", allí� indica que, como ocurre con
el del diario, para tenerlo hay que comprar el diario.
Una de ellas apunta al lado masculino, al falo -eso ya lo Si escribo:
conoc�mos- y la otra al .significante del gran Otro barrado
8(.$.(). Ese es el goce que les está reservado a ellas, es el goc� X X X
extra de la mujer, que no es del orden fálico: X X X
X X X

L.a mujer tiene relación al significante de ese Otro, en tanto que como apelando a pregnancias gestálticas, surge la cuestión: ¿qué
Otro no puede quedar sino siempre Otro. Yo no puedo aquí más que
superficie delimitan estas X? Con bondad se podría respon­
suponer que ustedes evocarán mi enunciado que no hay Otro del Otro.
El Otro, ese .lugar donde viene a inscribirse todo esto que puede der: "es un cuadrado". Tenemos un cuadrado, que no son
articularse del significante es, en su.fundamento, radicalmente el Otro.
Es por eso que este significante, con este paréntesis abierto, marca al 5. "Este goce que se experimenta y del cual no se sabe nada, ¿no es
Otro como barrado S@". �caso e'i que nos pone sobre la vía de la existencia? ¿Por _qué no
Lacan, Jacques: Le Séminaire, Livre XX, Encore, .París, Éditions du interoretar una cara del Otro, la cara de Dios como so orlada por el goce
·

Seuil, 1975, pág. 75, traducción de Isidoro Vegh. femenino?" Ídem, pág. 71.

172 173
dueña
las X; ¿qué pasa si borro las X, dónde está el cuadrado? En mi ignorancia ante los presentes, pero le pregunté a la
nombre de la pieza . Ella se mostró sorpre ndida ante
de casa el
nin�n lado. la obra
mi desconocimiento y me informó que se trataba de
. Esta es una manera de proponer ese lugar del Otro con KolN idré,
musical cuarenta y siete de Max:Bruch, denominada
el que la mujer tiene profunda relación, como goce suple­ se canta en
una versión moderna de la antigua melodía que
mentario. La frase de Lacan ''Dios es inconciente" podría del Día del
todas las sinagogas del mundo en la víspera
estar diciéndonos que Dios es inherente a nuestra estruc­ no . la enorme
Perdón. Eso explicaba su familiaridad, pero
rabi:¡. en mis
tura: para algunos se desplaza en un Dios vigente; para emoción que había despertado en mí y que perdu
otros, está la posibilidad de un hiato con ese efecto, no oídos. 6
sitúan su vida en relación a un Dios·' en ambos casos '
tual en psi­
creyentes o no, la estructura condiciona la ex-sistencia: Empieza así un relato que, como es habi
icación del sujeto.
Dios nos habita -lugar del Otro-; es lo que podríamos coanálisi s, no puede dejar de lado la impl
ese espíritu envi­
llamar "lo real del Inconciente". Theodor Reik da muestras, además, de
les del psicoanáli­
Las acotaciones precedentes buscaban disponernos del diable, propio de aquellos tiempos inicia
en cuyos miemb�os
mejor modo para abordar el recorrido al que los invito. Se sis, en ese grupo que rodeaba a Freud,
de investigar, la
trata de hacer juntos la puntuación de un capítulo del libro advertimos la erudición, la cultura, el afán
admirables -más
que Theodor Reik escribió en 1915, El Ritual, estudio creatividad que los reunía; eran pioneros
con ellos, es un
psicoanalítico de los ritos religiosos, cuya primera edición allá de las diferencias que podamos tener
lleva un prólogo de Freud. gusto leerlos-.
El capítulo que les propongo abordar está dedicado Escribe Theodor Reik:
al Kol Nidré -temática en continuidad con la referencia al
Lo que despertó mi interés fue un hecho anual que me
shofar que Lacan trabaj a en el Seminario X, "La Angustia", resultaba tan familiar como la explosión de la primavera: en
cuando teoriza la voz como objeto a-. el periódico Deustche Volksblatt, de Viena, en la víspera del

. .
l Kol Nidré es la oración con la que el pueblo judío Día del Perdón, se publicaba el texto completo del Kol Nidré,
imcia el nto_ del Día del Perdón. Theodor Reik, nos dice en
en hebreo, con su traducción al alemán. Dicho texto tenía
este estudio que le dedica, el porqué de su interé al � como objetivo señalar que todos los votos que tomaban los
respecto. fieles entre un Día del Perdón y el siguiente eran declarados

� �enta que en su ni ez fue criado en una familia judía inválidos. Invariablemente, el Deustche Volksblatt aprove­
religiosa, de lectores rigurosos y asiduos de la tradición chaba la oportunidad para deducir de este mandato la de­
talmúdica: pravación de la raza judía.

Hace algún tiempo, de visita en la casa de una familia ¿Dónde está el problema? ¿En qué consiste este mist.e­
meló�ana, t�ve oportunidad de oír una pieza ejecutada por rio? Reik afirma que se compone de tres factores principa­
un v10loncehsta que me conmovió, a pesar de mi escasa les, contradictorios entre sí, a saber:
inclinación musical. Un pasaje breve, especialmente solemne
e impactante, que se repitió en tres oportunidades me resul­

taba amili�r y me produjo tristeza. No podía recordar en qué
.
6. Reik, Theodor: El ritual. Estudio psicoanalítico de los ritos religio­
sos,Buenos Aires, Acme-Agalma, 1995, pág. 207.
ocas10n habia escuchado la melodía ytampoco quería revelar

1 74 175
El primero es que esta plegaria, si se la puede llamar así, responsables se hayan dado cuenta-, apelan a otra traduc­
no es más que una fórmula que anula ciertas promesas, votos ción al comentar las distintas oraciones. Dicen entonces :
o maldiciones.
El segundo factor es que dicha fórmula directa, de natura­ Con esa oración comienza el ritual en la sinagoga: "Todas
leza casi jurídica, está acompañada por una melodía emocio­ las promesas y los juramentos y los votos y los compromisos
nante, muy distinta de la naturaleza del texto. que hayamos realizado, quedan anulados".9
El tercer factor es similar al segundo. ¿De dónde proviene
el poder de este prosaico alegato, que desencadena la mani­ Pareciera que ni ellos mismos lo pueden comprender ni
festación de sentimientos y emociones intensos y la contrición asimilar -y se remiten entonces al pasado-. Algo que a
profunda que se evidencia en las lágrimas de los feligreses?7 Theodor Reik no se le escapa y avanza su propia traduc­
ción, partiendo del texto original, en arameo:
Son muchos los testimonios que coinciden sobre el tono
triste y profundamente emotivo de esta música, prove­ Aquí nos arrepentimos de todos los votos, obligaciones,
nientes incluso de gente no ligada a la tradiciónjudaica. La promesas y anatemas, que podamos realizar o cumplir o que
traje para que la escuchen. nos comprometan desde este Día del Perdón hasta el siguien­
Veamos qué dice el texto, tal como figura en la versión te. [Esperado con ansiedad] que se invaliden, se anulen y se
absuelvan y queden sin efecto; no nos comprometerán y no
que ha distribuido la Comunidad Israelita de Buenos Aires,
tendrán poder sobre nosotros. Las promesas ya no serán
con un prólogo de Jaime Barylko:
promesas; las obligaciones no serán obligatorias y los votos
no será,n votos [proclama el cantor en la ceremonia].
Todos los votos [eso quiere decir Kol Nidré], compromisos,
promesas, obligaciones, penalidades y juramentos que
El celebrante y la congregación pronuncian luego al
hemos contraído, asumido o proferido, desde este Día del
unísono:
Perdón hasta el próximo Día del Perdón, queden sin efecto
para siempre. Nos arrepentimos de ellos. Quedarán anulados
Y se perdonará a toda la congregación de los hijos de Israel
y nos dei:¡ligaremos de ellos. Nuestros votos no serán votos,
y al extraño que vive entre ellos al comprobar su ignorancia.
nuestros compromisos no serán compromisos y nuestros
Esto se repite tres veces. 10
juramentos no serán juramentos.a

Éste es el texto que dispara en Theodor Reik su investi­


Éste es el texto que le sirvió a los nazis para decir que
gación y en nosotros la pregunta: ¿qué es esta plegaria?
el judío es un pueblo de perjuros -y más allá de esa
Por supuesto, hay largas discusiones sobre el particular;
apreciación ideológica-, no deja de ser un enigma. Lo es
Theodor Reik nos dice que las distintas apreciaciones se
para la misma comunidad judía, hasta el punto de que, en
podrían agrupar en tres o cuatro ítemes, que va conside­
la misma edición a la que nos referimos -y sin que los
rando y descartando como insuficientemente fundados.
Uno, bajo el modo de una defensa general, evoca la

7. Ídem, págs. 208 y 209.


8. En Rosh Hashana nació una Flor:· Programa de Rosh Hashana y 9. Ídem.
Iom Kipur, Betenu Ediciones para el Hogar. 10. Reik, Theodor: El ritual. . . , oh. cit., pág. 211.

176 177
condena que recae sobre la promesa no cumplida, de la que para que los juramentos pronunciados no sean tenidos en
dan cuenta múltiples huellas en la tradición ética del cuenta.
pueblo judío. La enumeración comienza por los Diez Man­ Otros argumentan que _esa demanda concierne a las
damientos, que incluyen el "No mentirás" y sigue con el promesas que recaen sobre la propia persona de quien las
tratado Nedarim del Talmud -donde se establece que nadie prohuncia. Deducen esta interpretación de una frase que
puede invalidar votos o juramentos-; el libro de las leyes dice: "di assarna al nafshathna" -lo que recae sobre nues­
"Shulhan Aruk", según el cual la promesa de cenar con una tras almas-; así, los juramentos en cuestión no serían sino
persona sólo puede ser anulada por enfermedad de uno de aquellos que entre los laicos tomarían, por ejemplo, la
los comensales o de su hijo, o bien si el río se desborda. Por forma de: "juro que este año dejo de fumar", o ''juro que este
otra parte, diversas expresiones de la lengua hebrea con­ año hago dieta".
validan este peso acordado al compromiso que supone la Pero Theodor Reik insiste, porque considera que algu­
palabra y los recaudos que ella merece, tales como: "im nos de esos juramentos personales involucran al otro. Si
irtze hashen" - "como Dios quiera", para los judíos orto­ soy indolente, digo ''juro que este año voy a trabaj ar" y
doxos-; "bli neder" -"sin intención de realizar ningún voto", después no cumplo, dej o a mi familla en la indigencia -en
"sin promesa". cuyo caso, las consecuencias no son menos graves-.
En suma, u.n pueblo que tiene un código tan minucioso Otros argumentos son de orden histórico; el más común,
para validar o invalidar prornfil!aS no puede ser �sado de que puede esgrimir cualquier judío, pero especialmente
perjuro . aquellos que se han hecho de una religión a medida, para
uso personal y cotidiano, sostienen que la plegaria sirvió en
¿Pero qué hacemos con esa frase? Todo esto está muy bien, su momento a los fines de "disculpar a los judíos marranos
pero el enigma persiste [señala.Theodor Reik]. que, en los tiempos de la Inquisición, debían jurar que eran
católicos para no ser quemados vivos".
Otro argumento es exegético, lee a la letra el Kol Nidré Sin embargo, no es así; como lo prueba, por ejemplo, un
y lo aclara siguiendo dos vertientes : primero, la plegaria no jarrón del siglo VII -para los que quieran verlo, está en el
forma parte de un rito individual, se reza eñ conjunto, la Museo Nacional de París, descrito en detalle en la revista
eleva la comunidad; no es, por lo tanto, un capricho perso­ de Estudios Judaicos- que tiene tallado el Kol Nidré.
nal, sino que tiene un valor social. Por otra parte, se Por supuesto, habrá quien pueda seguir argumentando
pronuncia en un momento específico: es en vísperas de que ya por entonces los godos perseguían a los judíos .
. asistir al juicio de Dios para obtener su perdón, instante Pero Reik descarta esta opinión histórica por inconsis­
que conlleva una extrema piedad. tente -y el enigma persiste-.
Un autor del siglo pasado, Frenkel, fundamenta el valor Nos invita entonces a tomar por otro camino: ¿gué está
ético del pueblo judío en el hecho de que se trata de un enjuego en el Kol Nidré? Una promesa, unjuramento. ¿Es
pueblo dolorido; alega que, apenado como está en la semana unívoco su sentido? Hay juramentos o promesas que son
que va desde el Año Nuevo Judío hasta el Día del Perdón, declaratorios: "Juro que haré tal cosa"; hay otros que
no puede prometer ni jurar sin correr el riesgo de equivo­ adjuntan una maldición sobre el que jura: "Juro que haré
carse, alterado por su profunda emoción. De ahí su reclamo tal cosa -y si no lo hago, que Dios me quite todo lo que

178 179
tengo"-; o al revés: " . . . y si lo cumplo, que Dios me dé lo que de las partes; su esencia es la posición del sujeto, antes y
anhelo". Son juramentos que agregan a la fórmula de lo después de formular el pacto.
que se pact;a, algo promisorio, positivo -o algo negativo,
una maldición-. Pueden expresarse según dos formas En ciertas promesas o juramentos que se ubican en el gran
distintas: capítulo del Brith, el pacto tiene dos partes.., el Shebu'ot, lo que
se promete y la Alah, la maldición. En el Shebu'ot, el sujeto es
- directa: "Juro que . . . "; puesto en juego en relación al orden simbólico: "me comprq,­
- indirecta: "Que Dios me maldiga si . . . ". meto a tal o cual cosa"; en la Alah, es la maldición: "y si no lo
hago, entonces . . . ".
De esta última fórmula hay ya huellas en los pueblos
primitivos; Reik menciona unas cuantas: en el pueblo Según Reik, esta última es la que más nos interesa.
yakuto, ¿gué podría estar presentificando? Recuerda el relato
bíblico del pacto entre Dios y Abraham, el protopadre;
[ . . . ] si se acusa a un yakuto de haber robado ganado, éste debe Yahvé le promete que va a tener hijos aun cuando su muj,er
colocarse detrás de unos símbolos mágicos, de cara al sol, y no esté ya en edad de engendrarlos y le pide que tome una
jurar; juramento que incluye una imprecación, que si juró en serie de animales y los corte por la mitad. Es la introduc­
falso puede perder todos sus objetos más preciados; en los
ción del sacrificio, posterior al Brith en la hipótesis de Reik.
kandh de la Indiajuran por sus propios ojos [ . . . ] . 11
La aseveración, el juramento, la promesa, cualquiera de
las variantes del Brith es una institución más antigua_y s11
enumeración erudita que dejo aquí para no aburrirlos, pero
relación con la más moderna, la del sacrificio se explica
que se muestra al mejor estilo de Freud, está su marca: este
mediante la inhibición de tendencias impulsivas
libro viene en continuidad inmediata de Tótem y Tabú.
inconcientes, aquellas que conducirían precisamente a,,
Su hipótesis, en suma, es que el juramento con maldi­
repetir el asesinato de Dios y del padre.
ción es ubicable, en la historia de la religión, e:q. un período
Como ustedes advertirán, seguimos en el tema con el
anterior a la aparición del sacrificio, cuando el creyente
que comenzamos.
ofrenda algo a su Dios para obtener el perdón o la dádiva y se
inscribe por esa vía en el gran capítulo del Brith (pact�.
La Alah despierta, nuevamente, el recuerdo del crimen
primordial y la amenaza aterradora de castigo, en caso de que
La eseneia del Brith -continúa Theodor Reik- consiste en
se re2ita.
que �o es necesario que dos partes en pie de igualdad cumplan
Representa eljuramento de no repetir el asesinato; el dios
este pacto; una sola persona, al llevar a cabo el Brith, se obliga
asesinado promete protección y ayuda si no se repite este
al cumplimiento. 12
hecho.13

Se tratade una promesa, aunque recaiga sobre una sola


La tesis de Reik sostiene que el Brith es una demostra­
ción del primer intento solemne de reconciliación con . el
11. Ídein, pág. 228.
12. ídein. pág. 23i. 13. Ídein, pág. 234.

180 181
dios-padre muerto. Su manifestación más primitiva sería Por eso es que se manifiesta en el seno de la comunidad
anterior a la comida totémica periódica. y en el umbral del perdón. Es, además , una manera d�
·Establece, además, la diferencia entre el juramento, la decirle a Dios que tome en cuenta estas debilidades, que·

imprecación y la renuncia: esté mej or dispuesto para el juicio y el perdón.


Ésta es la lectura de Theodor Reik, que no coincide con
El objetivo del juramento o la maldición es, en parte, la que les voy a proponer. Si lo tuviera a Reik aquí, le diría:
inhibir las tendencias que instan a la reiteración del acto de. "Hay algo que usted subrayó que no se comparece con esta
violencia primitivo y, en parte, evitar que se repita en el
tesis. Es difícil aceptar que en el mismo momento en que se­
futuro; la imprecación contra uno mismo está dirigida contra
propone el carnaval, se manifieste con una melodía que
los autores del crimen -es ya una forma de castigo-, y la
renuncia se produce mediante la negativa a satisfacer el impul­ transmite tanto dolor, un sentimiento tan triste . Ten...-
so.14 dría que estar acompañado, en todo caso, por un ritmo
euforizante, digno de una fiesta; como nos enseñó Freud, en
En función de esto, continúa Reik: la ocasión de toda fiesta corresponde preguntarse dónde
está el muerto. Sin embargo, usted mismo dijo que lo conmovió
El Kol Nidré parece ser una ruptura radical con toda
la tristeza de esa melodía".
medida de precaución y con la escruP.ulosidad anterior. En
Tomemos al pie de la letra las palabras del Kol Nidré:>
realidad, contiene la intención de quebrantar una promes�,
de no cumplir los juramentos ni las abstinencias. 15
Todos los votos, compromisos, promesas, obligaciones,
Sería entonces un momento herético, a la inanera de un penalidades y juramentos que hemos contraído, asumido J>
carnaval, antes de empezar la expiación, un momentO de proferido desde este Día del Perdón hasta el próximo Día del
transgresión compartida. "Te vamos a matar de nuevo", le . Perdón, queden sin efecto para siempre . .Nos arrepentimos de
ellos.
dirían los feligreses a Dios, pero -agrega Reik-:

[ . . ] sirve al mismo tiempo para· aliviar a la persona del peso


.
Se arrepienten de jurar. Algo de lo cual me arrepienro,
de su escrupulosidad extrema. 16 es algo que no debí haber hecho. ¿Por qué jurar sería un
Se admite entonces que la naturaleza de la fórmula es exceso? La comunidad se lo dice a Dios en el momento en
similar a la del deseo. La congregación manifestó el deseo de que se ini�ia el Día del Perdón. Subrayemos la enunciación:
quebrantar los juramentos, votos y promesas, aunque esta­ quién lo dice, dónde se dice, a quién se dice. En este día el
ban acostumbrados a atribuir suma importancia a su cumpli­ judío es invitado a deponer la afirmación de sus razones, a
miento estricto; ya se sabe que este deseo, en su sentido más hacer las paces con sus enemigos.
profundo, se refiere al cumplimiento de algo determinado
Un relato cuenta que un judío visita a otro con el cual
-matar a Dios, matar al padre-; no existe ningún deseo, sino
estaba p eleado . Le dice : "Jacobo , te vengo a s aludar" .
el reconocimiento, la confesión de un deseo.17
"¿Qué quieres, Moishe?", pregunta el otro. "Vos sabés, es el
14. Ídem, pág. 236. mandato de Dios, llega el Día del Perdón, debemos recon­
15. Ídem, pág. 247. ciliarnos, así que te deseo todo lo que me deseas a mí."
16. Ídem, pág. 247. Jacobo le contesta: "¿Ya empezamos de nuevo?".
17. Ídem, pág. 249.

182 183
Día del Perdón, inicio de las plegarias . . . No será el Kol Esto es: prescindir, a condición de servirse de él ¿Qué
Nidré una forma de decirse: "¿Quiénes somos nosotros, que quiere decir? Lo formulo a mi manera: del Nombre del Padre
en estos días reconocemos la finitud de nuestro ser, la se puede prescindir; pero no de los nombres del padre,
limitada validez de nuestras razones, la cuestionable den­ donde su servicio persiste hasta el límite que lo excede.
sidad de la pasión, la irracional persistencia de nuestros
rencores, quiénes somos nosotros para jurar sobre un - R.S.I. (15/4/75):
tiempo futuro? ¿Cómo puede un humano decir qué hará en
el futuro? Eso sólo te está reservado a Ti, nuestro Dios, que Il faut du Symbolique pour qu'apparaisse individualisé
excedes al infinito nuestra humana condición". dans le noeud ce quelque-chose que moi, je n'appelle pas
Si esta lectura pudiera ser sostenida, Dios funcionaría tellement le Complexe d'Oedipe -ce n'est pas si complexe que
<;a-[se está burlando un poquito nada menos que del Complejo
como un Nombre del Padre, como lo real que pone límite al
de Edipo] ;j'appelle <;a le Nom-du-Pere, ce qui ne veut ríen dire
sujeto. Tendría valor de castración. Por eso leí el poema de
que lepere comme nom-ce qui ne veut rien dire au départ-; non
René Char: hay dioses y dioses . . . seulement lepere comme nom, mais lepere comme nommant. 19
Esto no se le escapó a Lacan: el Dios que atañe al
inconciente, el Dios que nombra Freud es el Dios de Estamos haciendo un movimiento, un pasaje del Nom­
Abraham, de Isaac y de Jacob, no es el Dios de los filósofos. bre-del-Padre, identificado a ese padre que Freud no�
Si volvemos sobre la afirmación de Lacan según la cual señala, al cual los hijos incorporan por amor en la comida
''los dioses son de lo real", este Dios que acabo de mencio­ totémica, del que retorna el mandato de la Ley, a algo
nar, al que se dirige la plegaria del Kol Nidré, es de lo real distinto. De ese padre se puede prescindir, nos dice Lacan,
que hace límite .. Un pasito más y ya no se trata del Nombre-del-Padre, sin�
Voy a.leer algunas citas de Lacan, extraídas de distintos del padre del nombre, más aún: del padre d"e los nombres
seminarios: ¿De qué nombres?

- Le Sinthóme (13/4/76): - R.S.I. (11/3175):


L'hypothese de l'inconscient -Freuq le souligne- est
J'ai parlé "des" noms du pere. Eh bien, les noms du pere,
quelque-chose qui ne peut tenir qu'a supposer le Nom-du­
c'est <;a: le Symbolique, l'lmaginaire, et le Réel en tant qu'a
Pere. Supposer le Nom-du-Pere, certes c'est Dieu. C'est en cela
mon sens, avec le poids que j'ai donné tout-a-l'heure au mot
que la psychanalyse, de réussir, prouve que le Nom-du-Pere,
on peut aussibien s'en passer. On peut aussi bien s'en passer,
a condition de s'en servir. 18
19. "Es necesario lo simbólico para que aparezca individualizado en
18. "La hipótesis del inconciente -Freud lo subraya- es alguna cosa el nudo alguna cosa que yo no designo en términos de 'complejo de Edipo'
que no puede sostenerse más qtie al suponer el Nombre del Padre. -en definitiva no es tan complejo-; yo lo llamo 'el Nombre del Padre', lo
Suponer el Nombre del Padre ciertamente es Dios. Es en eso que el que no quiere decir más que el padre como nombre, lo que no eq�vah!
psicoanálisis, de tener éxito, prueba que del Nombre del Padre también a decir que en el comienzo, sea solamente el padre como nombre, smo el
se puede prescindir. Se puede tambÍén prescindir, a condición de padre como nominant�."
servirse de él."

184 185
sens, c'est r;a les noms du pere: les noms premiers en tant qu'ils ción a valorar de otro modo, más allá de nuestros prejuicios,
nomment quelque chose. 20 ciertas estructuras que la cultura propone, recuerdo una
carta de Freud. Responde en ella a una invitación que la
Nombres del padre: ya no es el p adre del origen, es el Bnai-Brith, la institución judaica, le hizo llegar por el año
padre repartido en los tres registros que, en su enlace, se 1925. Les agradece que veinte años antes, cuando no tenía
ofrecen en nudo. Función de enlace, promueve un límite. ningún lugar para hablar en público, hubieran sido la
Lo Imaginario es un nombre del padre : es gracias a lo primera institución que le ofreciera un ·espacio, les recono­
Imaginario que lo Simbólico y lo Real se mantienenjuntos. ce su amplitud de espíritu, y con su habitual honestidad,
Lo Real es un nombre del padre ; sólo gracias a lo Real agrega que sin ser sionista ni creyente, guarda respeto por
lo Simbólico y lo Imaginario se mantienen juntos. ¿Y lo los valores éticos y morales de la religión mosaica.
Simbólico? Imprescindible: gracias a él lo Real y lo Imagi­ Este respeto por los valores éticos y morales podríamos.
nario conservan su enlace. traducirlo, como decía Freud, en el reconocimiento del
Cualquiera de los tres registros puede funcionar como hecho de que para una amplia mayoría de la humanidad,
límite de los otros dos. Algo que, sin duda, trae consecuen­ esta referencia a Dios llega a ser imprescindible. Además,
cias en nuestra clínica, puesto que una intervención en como alguna vez se lo escuché decir a alguien que quiero
alguno de esos tres registros podrá venir a cumplir función mucho y que fue uno de mis maestros, Raúl Sciarreta, esta
de castración, esto es, de restricción de goce -para propi­ cuestión de Dios no · se resuelve con razonamientos; el ·
ciar otro goce-. religioso lo dice mejor: "es una cuestión de fe". Efectiva­
Otra manera de decirlo es la que encontramos en: mente, el encuentro con ese lugar del Inconciente, real de
Inconsciente que el goce femenino sostiene, es indecidible,
- Le Sinthóme (18/11/75): no se resuelve con el logos platónico.
Desde esta perspectiva podemos advertir -éste es un
C'est bien en tant que le discours du maUre regne que le S2 ej emplo, tal vez ustedes me ofrezcan otros- cuántos inven­
se divise; et cette divisim , c'est la division du symbole et du tos puede haber en la cultura para producir enlaces allí
symptome. 21 donde el anudamiento no se cumple. Retomo algo que ya
mencioné en otra oportunidad, porque me parece ajustado
Esta frase dice, a su manera, lo mismo que la otra: "del para la ocasión. Decía un filósofo discípulo de Althusser,
padre se puede prescindir, pero a condición de servirse de Saúl Karsz, a mi entender con toda pertinencia: "¿Qué es
él". esta pregunta absurda que a veces se hace en algunos
Al cabo de este largo recorrido, que implica una invita- consultorios psicológicos acerca de si el niño fue deseado o
no? Depende por quién".
20. ''Yo hablé de los nombres del padre. Pues bien, los nombres del En aquella ocasión les preguntaba a mis oyentes en
padre sÓn eso: lo Simbólico, lo Imaginario y lo Real, en tanto que a mi Buenos Aires: ¿ustedes desean que vivan los chicos de la
entender, con el peso que le di hace un rato a la palabra "sentido', son calle? Pueden decirme que sí, pueden decirme que no,
los nombres primeros, en tanto que ellos nombran algo."
pueden hacer algo por eso o pueden no hacerlo; que esos
21. "Es en tanto que el discurso del amo reina que el S2 se divide; y
esta división es la división del símbolo y del síntoma." chicos de la calle vivan como un puro real depende no sólo

186 187
de quienes fueron sus padres, sino también de cada una de Tenemos Real, Imaginario y Simbólico. En el campo de
las estructuras que lleguen a crearse para eso. lo Real, escribe "vida"; en el de lo Simbólico, "muerte" y,,
No es sólo una pregunta por el padre, va más allá. "vrai trou" -verdadero agujero-, en donde se intersectan lo
¿Quién desea que vivan o que mueran, que vivan con una Imaginario y lo Real, donde se escribe J(,A), ''jouissance de
vida anudada o con una vida desanudada que lleva a la l'Autre" -goce del Otro-.
muerte? En el mismo párrafo en el que dice que el goce femenine
Es un ejemplo para situar las consecuencias que implica sostiene la cara Dios del inconciente, cita a Kierkegaard y
esta referencia lacaniana al nudo borromeo, y a los nom­ a su amor por Régine, al que renuncia para encontrarse con
bres del Padre. Dios. Lacan se pregunta: ¿por qué no pensar que renuncia
a este objeto a para encontrarse con algo que está más allá?
Había prometido que iba a desplegar algo sobre el Ese algo podría ser este lugar.
verdadero agujero y el agujero de lo simbólico. Aunque sea Por mi parte, me pregunto: ¿dónde situar este matero-ª
mínimamente quiero cumplir con eso. Voy a hacer la S(,A) (significante del Otro barrado)? Está más allá del orden
puesta en el plano del nudo borromeo de tres anillos. fálico, sin embargo está relacionado con el lugar del II!,­
consciente. Tal vez corresponda situarlo en este lugar,
donde intersectan Real e Imaginario, cuando se retira el
I objeto a. Retirado el objeto a, el Otro se demuestra como no
siendo Otro: allí se inscribe el posible encuentro con el Vr�i
trou.
vrai trou J(;i.) (Jouissance de l'Autre barré), quiere decir que no
hay goce del Otro -porque no hay Otro-. Lo que puede
haber, si continuamos en el terreno de la religión, es que de
amar a Dios, hago que Dios exista. Hay Otro allí donde el
creyente, en posición de a, lo sostiene. Ahora, si este lugar
R s
de a se vacía, el espacio del goce del Otro: J(� -goce del
Otro barrado-, podría nombrarlo como significante del Otr
barrado S(,A). Por eso recordaba el ejemplo de Meister
Eckhart, el encuentro de dos vacíos.
El recorte del a como lugar de goce ofrecido al Otro se
efectúa en nudo, en el empalme (épissure) de los tres re­
Lacan hace del nudo borromeo algo más que un número, gistros:
como él filismo lo dice, hace del nudo una cifra, con un valor
de metáfora: niniún i:natemát�co le pone a un anillo "Real", Il faut bien que nous fassions quelque part le noeud, le
al otro "Ima_gin.ario" y al otro "Simbólico". Lacan no es un noeud de l'Imaginaire et du savoir inconscient, que nous
matemático, es un psicoanalista que utiliza una escritura fassions ici, quelque-part, une épissure, tout <;a pour obtenir
matemática para su teoría en el campo del psicoanálisis. un sens, ce qui est l'objet de la réponse de l'analyste a l'exposé

188 189
par l'analysant tout au long de son symptome. Quand nous Por ejemplo, en la tradición judeocristiana, el hecho de
faisons cette épissure, nous en faisons du meme coup une que nadie pueda decirse poseedor del cuerpo muerto de un
. autre, celle-ci, entre, précisément, ce qui est symptome et le
ser querido, el tener que devolverlo allí donde dice el texto
Réel, c'est-a-dire que par quelque coté nous lui apprenons a
sagrado que fue su origen, "del polvo venimos, al polvo
épisser (avec deux S), a {aire épissure entre son symptome et le
Réel parasite de la jouissance, ce qui est caractéristique de tenemos que volver'', es una m:;inera que tiene la cultura de
notre opération. " 22 poner un límite a lo que podría ser un duelo patológico. No
se puede convivir con el muerto, tiene que ir a otro espacio;
Del corte al empalme, no se trata de ningún progreso; es un mandato, una obligación el devolverlo a donde perte­
sólo indica que la realización del corte se cumple en el nece. Es una función propiciatoria.
empalme adecuado, aún en el buen sentido, que es el de Otro ejemplo lo constituye la fórmula básica de la ética
R.S.I. Tal es nuestra propuesta: hérésie. cristiana: "Ama a tu prójimo como a ti mismo'?; no dice "al
semejante", sino "al prójimo", que no es lo mismo. Semejan­
te, para nosotros, implica esa dimensión de la tensión
Pregunta: -Cuando comentaste, hablando del goce fe­ imaginaria, la tensión agresiva. El prójimo puede querer
menino, ese goce suplementario, tomaste el libro sobre el decir el otro que está habitado por la misma estructura que
ritual. La pregunta entonces sería: ¿Cómo se articulan uno yo, sufre dolores igual que yo, tiene la misma fragilidad
y otro en la estructura, en lo que hace a la relación del que yo -es otra cuestión-.
sujeto con el goce y al significante de la falta en el Otro? Cuando Cristo habla de ofrecer la otra ·mejilla, ¿es una
propuesta masoquista? Sería una lectura posible, pero me
l. V. : -Si entendí bien la pregunta, se trata de lo que parece errada. Creo que está diciendo otra cosa, presente
puede haber de rituales propiciatorios para el sujeto. Si lo también, con otros términos, en la tradición zen: no te
son, eso significa transformar un agujero en una falta prendas en el enfrentamiento imaginario, si el otro te pro­
propiciatoria, no sé si a eso apunta la pregunta. voca en una mejilla, no respondas en ese mismo espacio.
Las grandes religiones implican un lazo social, no son la Con esto los estoy invitando a abrir con más .cuidado el
·

religión singular de un delirio. legajo de los distintos inventos que la cultura ofrece.

Pregunta : -Homologabas quitar el a con el otro materna,


22. "�s necesario que nosotros hagamos en algún lado el nudo, el el A del gran Otro, en el lugar del nudo, ese a ¿está como
nudo de lo imaginario y del saber inconciente, que nosotros hagamos objeto causa?
aquí en algún lado un empalme, todo eso para obtener un sentido, que
es el objeto de la respuesta del analista a lo expuesto por el analizante I. V. : -También como pedazo de goce ocultado.
a lo lar_go de su síntoma. Cuando nosotros hacemos este empalme,
hacemos ahí, al mismo tiempo, otro: precisamente aquél entre el
síntoma y lo Real; es decir que por algún lado nosotros le enseñamos a Pregunta: -Por eso me preguntaba si no son dos especies
empª1mar, a hacer empalme entre un sínto:rna y lo Real parásito del diferentes de objeto . . .
goce, eso es lo característico de nuestra operación."
Lacan, Jacques: Le Sinthome, clase del 13 de enero de 1976. l. V. : -Cuando escribimos el objeto a en el corazón de!

190 191
nudo, tendríamos que especificar si estamos escribiendo el 8. TODOS LOS NOMBRES UN NOMBRE
a
como plus de goce o el a como objeto causa del deseo; el
nµdo no sirve para establecer esa diferencia de tiempo�,
. ése es su déficit. No lo escribe, salvo que quisiéramos decir
que si está bien anudado es objeto causa del deseo, pero yo
no estaría tan seguro, porque eso induciría a Uha propues­
ta ascética, que haría del goce la equivalencia del pecado.
¿El goce siempre está del lado · de lo que está mal
anudado ? No, creo que el nudo no escribe esa diferencia de
· goces que se desplaza al valor diferente que en un caso y
otro corresponde al objeto a .

Última reunión de la serie de este año, tal vez no resulte


inoportuno abrochar algunos comentarios formulados en
los encuentros iniciales.
En la primera clase les decía que suelo hacer trampa,
una trampa en la cual yo mismo estoy apresado. Todós los
años, cuando concluyo el seminario tengo la misma sensa­
ción: no sé si el próximo tendré ganas de volver a dar otro,
lo cual no impide que me pase la primera mitad del año
preparando el seminario que voy a dar en el semestre ·

siguiente.
En esa primera mitad del año disfruto de otro modo,
dejándome llevar, a la manera del navegante. Me dejo
arrimar al encuentro con lo real, que no es sin más; es un
real que nos implica, como decía el amigo Safouan, algo, en
cierto modo, ya anudado.
Me voy a referir hoy a una experiencia muy grata, de la
que alguno de ustedes escuchó ya un anticipo. Se trata de
la mesa compartida con dos poetas; uno estaba a mi lado,
en tanto la presencia del otro la ofrecían sus textos.
En esa oportunidad, invitado por AGRUPO -invitación de
la que no soy inocente-, conversamos con Santiago Kovadloff,
poeta amigo que también ha estado en este lugar, acerca de
Fernando Pessoa. Titulamos aquel encuentro, que :

192 193
sitúo entre mis buenos recuerdos, "Los nombres en un su obra -obra que prácticamente le consume su vida- bajo
nombre" . el modo de los heteróninios; qué razón conduce a semejante
Quiero retomar e n este espacio, una articulación que elección?
me animo a sugerir como una mostración ejemplar de la Cuando me hice cargo de esta pregunta, no sabía dónde
estructura que nos habita. habría de llevarme; primero me reenvió a la obra de Pessoa,
Voy a interrogar algo que suele suscitar un cierto asombro que conocía en parte; navegué por ella apasionadamente,
-y no sin razón-, ya que no es habitual en el mundo de las con gran gusto, como me suele pasar c{iando encuentro un
letras que alguien presente su obra como lo hizo Fernando autor que logra despertar mi entusiasmo. Y encontré -con
Pessoa, aquel que alguna vez dijo: "el arte es la prueba que todas las diferencias que cabe reconocer entre uno y otro­
la vida sola no alcanza". que así como a Lacan la obra de J oyce le ofreció la opor­
Pessoa ofreció su producciQ.n , en su mayor parte aún tunidad de avanzar en la estructura, Pessoa me aportaba
inédita, como si fuera la obra de varios autores, que se una enseñanza.
conocen como heterónimos. No estamos diciendo "seudóni­ El artista, si aceptamos la posición de humildad que una
mos", algo más común en literatura. Tal era el caso, p dr obra como esta nos demanda, puede enseñarnos algo, a
ej emplo, de alguna escritora del siglo pasado, que se sirvió nosotros, psicoanalistas, sobre la estructura del parlétre;
de ese recurso para hacer circular su obra firmándola con estructura a la que ellos, por su talento, tienen un acceso
un seudónimo masculino. O bien el de tantos autores que, anticipado.
para salvaguardar su nombre de la moral circundante o si Voy a hacer una breve referencia a la biografía de
su obra pretendía atravesar los límites de su tiempo, la Pessoa, tal como la cuenta Octavio Paz en este librito que
presentaban con sus firmas encubiertas, veladas por un les recomiendo, 1 cuya virtud, la de ser breve, lo hace espe­
seudónimo. cialmente apetecible para días de verano y vísperas de
Los heterónimos , en cambio, ofrecen una obra surgida fiestas. Octavio Paz, otro gran poeta, nos cuenta en breves
integralmente de una misma pluma repartida entre varios pi�eladas:
autores . J¿ernando Pessoa, poeta y escritor portugués na­
Los oetas no tienen biografía. Su obra es su biografía.
cido a fines del siglo pasado, tiene su obra así distribuida
Pessoa, que dudó siempre de la realidad de este mundo,
entre varios poetas, al que se agrega algún prosista. Cada aprobaría sin vacilar que fuese directamente a sus poemas,
un.o tiene su estilo, su biografía, su presencia. Uno es rubio olvidando los incidentes y los accidentes de su existencia
de ojos celestes, otro es moreno; uno es médico, otro es terrestre. Nada en su vida es sorprendente -nada, excepto sus
ingeniero; uno vivió en una quinta, con una tía, en medio poemas-. No creo que su "caso", hay que resignarse a emplear
del campo, otro en pleno torbellino ciudadano. Discutían esta �tipática palabra, los explique; creo que a la luz de sus
arduamente entre sí de literatura. Dos de ellos, Ricardo poemas, su "caso" deja de serlo. Su secreto, por lo demás, est�
Reis y Alvaro de Campos, coincidían en el común desprecio escrito en su nombre: Pessoa quiere decir persona en portu­
por la obra de Fernando Pessoa; ambos la consideraban gQés y viene de "persona", máscara de los actores romanos.
demasiado contenida. Máscara, personaje de ficción, nadie: Pess�.
Todo lo cual suscita una pregunta que ya hizo correr
l. Pessoa, Femando: Antología, prólogo, selección y traducción de
mucha tinta: ¿qué es lo que puede llevar a alguien a producir Octavio Paz, Barcelona, Laia, 1987, págs. 6 y 7.

194 195
Su historia podría reducirse al tránsito entre la irreali­ que le consiguiera un puestito en una biblioteca, no sé si era
dad de su vida cotidiana y la realidad de sus ficciones. en Lomas de Zamora o algo parecido-. Victoria Ocampo,
Estas ficciones son los poetas Alberto Caeiro, Alvaro de quien creyó que era un chiste, lo invitó a que "deje de
Campos, Ricardo Reis y, sobre todo, el mismo Fernando bromear".
Pessoa. Así, no es inútil recordar los hechos más salientes En cuanto a Pessoa, " . . . no hay rebelión en su vida:
de su vida, a condición de saber que se trata de las huellas apenas una modestia parecida al desdén".
de una sombra. El verdadero Pessoa es otro. Desde su regreso del África no vuelve a salir de Lisboa.
�ace en Lisboa en 1888. Niño, queda huérfano de padre. Primero vive en una vieja casa, con una tía solterona y
Su madre vuelve a casarse; en 1896 -Fernando tiene ocho Una abuela loca; después con otra tía; una temporada con
· años- se traslada, con sus hijos, a Durban, África del Sur, su madre, viuda de nuevo; el resto en domicilios inciertos
adonde su segundo esposo había sido enviado como cónsul -como nuestro Macedonio Fernández, en habitaciones de
de Portugal. Educación inglesa. En 1905 -tiene apenas pensión-. Ve a los amigos en la calle y en el café, bebedor
diecisiete años y se llevaba muy mal con su padrastr� solitario en tabernas y fondas del barrio viejo.
Fernando Pessoa regresa a Lisboa, terminados sus estu: ¿Otros detalles? En 1916 proyecta establecerse como
dios secundarios y cuando está a punto de ingresar a la astrólogo. �e "enamora" de la cajera de la empresa donde
Universidad del Cabo. Poeta bilingüe, la influencia sajona trabajaba; la acompañaba todos los días a tomar el tranvía,
será constante en su pensamiento y en su obra -muchos de durante catorce cuadras compartía el viaj e hasta la casa
sus poemas están escritos en inglés-. de ella; él se retiraba antes, la miraba desde la vereda de
En 1907 abandona la Facultad de Letras . de Lisboa e enfrente mientras ella se asomaba por la ventana. Una sola
instala una tipografia. Fracaso, palabra que se repetirá con vez cometió el desliz de darle un beso y se disculpó inmedia­
frecuencia en su vida. Trabaja después comocorrespondente tamente, aunque ella le dijo que le había encantadq_.
estrangeiro, como redactor ambulante de cartas comer­ El noviazgo se interrumpió a causa de un ingeniero,
Ciales en inglés y francés, hasta que consigue un empleo amigo íntimo del poeta, que se interpuso en la relación.
modesto en una gran casa que importa lana para fabricar Parece que Pessoa era algo homosexual y este amigo se
colchones, donde escri�e las cartas en inglés. De eso vive dirigió a la novia para decirle que no le convenía casarse
casi hasta su muerte. con ese hombre, carente de todo proyecto matrimoni�:-
Como ustedes ve!)., es difícil descubrir en este relato al Quince años después Pessoa retomó la relación con esta
poeta probablemente m.ás importante de la lengua portu­ mujer, porque un sobrino de ella resultó ser su discípulo,
guesa de este siglo. cuando ya los jóvenes poetas lusitanos lo tenían como
En alg-Jna ocasión se le entreabren, CQ11 discreción por maestro. Pero tampoco en esta ocasión el vínculo se man­
cierto, las puertas de la carrera universitaria; con el orgullo tuvo largo tiempo; era evidente que Pessoa no podía avanzar -
de los tímidos, rehúsa la oferta. Escribí "discreció " y en un proyecto matrimonial.
"orgullo"; quizá debía haber <,ficho "desgano" y "realismo". Esta mujer se casó y tuvo hijos on otro hombre, aunque
En 1932 allpira al puesto de archivista en una biblioteca probablemente el amor de su vida haya sido FernandoPessoa.
y lo rechazan -incidente que me trae el recuerdo de aquella El ingeniero amigo de Pessoa que la abordó en aquella ocasión
demanda que Borges hizo una vez a Victoria Ocampo para es uno de los heterónimos: Alvaro de Cam�s.

196 197
j
Murió cirrótico. Tenía cuarenta y siete años. gares del mundo, especialmente allí donde los moros
Hay unas fotos de Pessoa, en una edición cuidada que se usufructuaban heréticamente el lugar del Santo Se­
acaba de publicar.2 ¿Quién podría decir, viéndolo caminar pulcro-.
por la calle, que éste es el gran poeta lusitano, el gran A los veinticuatro años decidió volver a Marruecos, con
escritor de la lengua portuguesa de este siglo? En otra foto un ejército de quince mil pers�mas -y la imprudencia de su
se lo ve, más joven, tomando en la taberna. A lo sumo, con juventud-. Fueron rodeados y destrujdos en una ciudad
mucha condescendencia, podría ser un ayudante de conta­ que se llama Alcazarquivir. Nunca se encontró su cuerpo.
dor, un empleado de oficina, podría muy bien trabajar en Allí comienza la leyenda del sebastianismo, una leyenda
el correo argentino. Éste es el gran poeta del cual hoy que se conjuga con algunos poemas de ese tiempo, arraigados
vamos a hablar. en ciertas comunas españolas, como las leyendas del En­
No es mi ingenio el que articuló esta pregunta, sino la cubierto, una variante mesiánica según la cual este per­
obra del poeta. Un literato y crítico español que la estudia, sonaje habría de retornar para recrear el Gran Portugal
Ángel Crespo, prologó una Antología poética; en ese tra­ perdido. .
bajo, que tiene unas cien páginas de comentarios, se pre­ Había un zapatero en una ciudad llamada Trancoso,
gunta: "¿�or qué alguien presenta su obra y consume su cuyo nombre era Gonzalo Alex Guaneas -se lo conoce como
vida en una creación dispersa en heterónimos?". El Bandarra-, que habla y escribe del retorno del Encu­
Crespo arriesga una respuesta, ligada a lo que él en­ bierto. Se juntan así la historia del rey Sebastián, muerto
cuentra en la obra de Pessoa articulado a la historia de su joven en su empresa heroica y descabellada, con el retorno
país, Portugal. del Encubierto y se gesta la leyenda del sebastianismo: el
Como ustedes recordarán, Portugal fue un país de Encubierto sería Sebastián, el rey muerto que regresa en
grandes navegantes, alentados por el poder central -la su versión mesiánica.
corona portuguesa- que buscaba, como España, ampliar s.egún Ángel Crespo, la obra de Pessoa tendría que Vfl.r
sus horizontes geográficos, comerciales y políticos a los con su anhelo de contribuir al retorno del Gran Portug�l
lugares que el mundo de su tiempo le ofrecía. Fue la época perdido.
del esplendor portugués, finales del siglo XV y siglo XVI, el Pessoa fundó, junto con otro gran poeta lusitano, Sá­
del gran clásico de la literatura portuguesa, Camoens, y en Carneiro, una publicación que alcanzó gran importancia,
el que se engendró el sebastianismo. precisamente en función de ellos. En esta revista, Orfeo
En Portugal aún hoy persiste la oposición entre quienes (Orpheu), aparece en 1915 una carta dirigida a Cortes­
son afines al sebastianismo y quienes están-como era de es­ Rodrigues, en la que Pessoa dice textualmente tener una
perar-enelantisebastianismo. Sebastián fue un príncipe que "conciencia cada vez mayor de la terrible y religiosa misión
a los tres años heredó el trono de su abuelo, a los catorce se le que todo hombre de genio recibe de Dios con su genio. Poco
reconoció la mayoría de edad, a los veinte viajó a Marruecos a poco, pero con seguridad, en el divino cumplimiento
-recuerden ustedes el discurso de las Cruzadas, el anhelo íntimo de una evolución cuyos fines me son ocultos, he
manifiesto de llevar la religión cristiana a todos los lu- venido irguiendo mis propios propósitos y ambición de esa
mayor altura".
2. Pessoa, Fernando: En palabras e imágenes, Madrid, Siruela, 1995. Ángel Crespo considera que toda la obra de Pessoa

198 199
responde al cumplimiento de una misión; y efectivamente, Grecia, Roma, Cristiandad,
Pessoa dice sentirse investido, como en una orden religio­ Europa -los cuatro van
sa, para darle cumplimiento. a donde va toda edad.
Habla de ella en un conjunto de poemas, el único que ¿Quién vive, quién, la verdad
presenta a un concurso hacia el final de su vida, conocido que murió don Sebastián?4
comoMessagem. Obtiene con él un segundo puesto -es fácil
deducir que quienes se lo otorgaron no .tuvieron más 4quí tenemos el sebastianismo: se anuncia el Quinto
remedio que hacerlo, sin entender muy bien qué era todo Imperio con el retorno mesiánico de la figura de don
eso-. Voy a leerles algunos pasajes de Messagem, para Sebastián. Pessoa es su poeta, su portavoz.
advertir qué era esta misión, en qué consistía. Uno de ellos Les leo otro pasaje, "Bandarra", seudónimo del zapatero:
se llama así: "El Quinto Imperi9":
Soñaba, anónimo y disperso,
el Imperio por Dios mismo visto,
¡Triste de quien vive en casa
confuso como el Universo,
satisfecho de su lar,
plebeyo como Jesucristo.
si, al Vuelo, un sueño no pasa
que haga más roja la brasa
No es que santo ni héroe fuera,
del lar que hay que abandonar!
mas Dios marcó con su señal
a éste, cuyo corazón era
¡Triste de quien es feliz!
no portugués, mas Portugal.
Vive porque el vivir dura
Sólo oye su alma infeliz
la lección de la raíz:
[. . .]
vivir en su sepultura.a
¿Cuándo volverás, Encubierto,
portugués sueño de las eras
�unCia que no lo conforma la estrechez del lugar que a traer más que el soplo in�erto
la vida le otorgó, al mismo tiempo que invita a los portu­
del gran anhelo de Dios que eras?
gueses a :ebel�se también ellos contra ese pequeño Portugal
.
que considera mdigno de su historia. Por eso continúa: Ah, ¿Cuándo querrás, regresando,
hacer a mi esperanza amor?
Y así, pi;tsados los cuatro ¿De la niebla y el pesar cuándo?
tiempos del ser que soñó, ¿Cuándo, mi Sueño y mi Señor?5
la tierra será teatro
del día claro, que en atrio �i nos quedáramos con los poemas de Messagem, se no§
de la noche comenzó. haría verosímil la tesis de AD.gel Crespo: Pessoa estaría -

. : Pessoa, Fe�and�: An tología poética: "El poeta es un fingidor",


3
edición Y traducción de Angel Crespo,-Madrid, Espasa Calpe' 1989' pág. 4. Ídem.
172. 5. Ídem, págs. 173 y 174.

200 201
intentando, en función de ese Gran Portugal cuyo retorno La luz del sol no sabe lo que hace
y por eso no se equivoca y es comunal y buena.6
aspira, una literatura acorde con ese tiempo de esplendor.
No puede esperar que la sucesión de los poetas la constitu­
Como ven, �s un poeta que nos hace el don de hablarnos
y�n, él mismo dedicará su vida a crear ese conjunto de
del sol, se dijera sólo para invitarnos a dejar de lado el
poetas, a crear el supra-Camoes, como si dijéramos el
poema y volver a mirar el sol. ·
supra-Cervantes, distribuido en la serie de heterónimos
Otro poema:
que serían el sostén literario del Gran Portugal.
La tesis de Ángel Crespo me da la oportunidad de No creo en Dios porque nunca lo he visto.
interrogar, poner a prueba si esta afirmación se sostiene, Si él quisiese que yo creyera en él,
o más precisamente, de proponer otra, que tal vez, como lo seguro que vendría a hablar conmigo
anticipé, nos lleve de un modo ejemplar ante una extensión y entraría por mi puerta
de la estructura que nos habita. diciéndome: ¡Aquí estoy!
Los invito a recorrer algunos poemas -espero que a [ . .]
.

ustedes les gusten tanto como a mí- de los heterónimos de


Pero si Dios es las flores y los árboles
Fernando Pessoa. Voy a comenzar por el maestro -consi­
y los montes y el sol y la luz de la luna,
derado como tal por los otros-: Alberto Caeiro. entonces creo en él,
Su biografía, brevemente: nació en Lisboa en 1889 y entonces creo en él a todas horas,
murió joven, en 1915 -cuando tenía veintiséis años-; vivió y toda mi vida es una oración y una misa
casi toda su vida en la quinta de Ribatejo, con una tía al y una comunión con los ojos y por los oídos.
parecer en medio del campo. Sus obras son: El guardador
de rebaños ( 1 9 1 1-1912); El pastor amoroso; Poemas Pero si Dios es los árboles y las flores

inconjuntos. Además, quiero aclararles, a las damas espe­ y los montes y la luz de la luna y el sol,
¿para qué le llamo Dios?
cialmente; que era rubio y de ojos celestes.
Le llamo flores y árboles y montes y luz de la -luna;
Éste es un poema de El guardador de rebaños: porque si él se hizo, para que yo le vea,
sol y luz de la luna y flores y árboles y montes,
¿El misterio de las cosas? ¿Qué sé yo lo que es el si se me aparece en figura de árboles y montes
misterio? y luz de la luna y sol y flores,
El único misterio es que haya quien piense en el misterio. es que quiere que le conozca
Quien está al sol y cierra los ojos como árboles y montes y flores y luz de luna y sol. 7
empieza a no saber lo que es el sol
y a pensar muchas cosas calurosas.
Empezamos a advertir coincidencias: "Dios ha muerto",
Pero abre los ojos y ve el sol
panteísmo nietzscheano, conjunción de Dios Y la naturalft'
y ya no puede pensar en nada,
porque la luz del sol vale más que los pensamientos
de todos los filósofos y todos los poetas. 6. Ídem, pág. 182.
7. Ídem, pág. 183.

202 203
za. Para una lógica afinada, se reparte en dos variantes: un difícil pensarlo en semejante empresa. Escuchemos ahora
Ranteísmo deshace la naturaleza para convertirla solamente a Ricardo Reís, para decidir si aquí hay algo que podría
en ramificaciones de Dios -es el panteísmo acósmico-; otra confirmar la tesis según la cual la vida de Pessoa estuvo
variante licua a Dios en la naturaleza, es un panteísmo consagrada a esa hazaña que conduciría, como al rey
ateo. Sebastián, a armar un ejército y emprender una guerra.
En este panteísmo del poeta aparece nuevamente algo Dice Ricardo Reís en una de sus odas, que tienen la
que estaba ya presente al c:omienzo -en este caso bajo u� estructura del verso latino, su música, su medida:
modo extremo de suspensión del valor de lo suprasensible­
y que nos invita al encuentro con eso que él nombra montes, Que no hay tristezas
ni hay alegrías
flores, luna o sol.
en nuestra vida.
Éste es Alberto Caeiro, el maestro, que tiene Sl;l.S déficit
Así, sepamos,
literarios según dicen algunos -por ejemplo, no maneja
sabios incautos,
bien las subordinadas-. Pero ¿qué interés podría tener esa vivirla no,
cuestión gramatical para quien escribe un poema invitán­ sino pasarla
donos a abrir los ojos ante el sol, la luna, el monte y las tranquilos, plácidos
flores? . siendo los niños
Vayamos a otro heterónimo, Ricardo Reís. Tiene tam­ nuestros .maestros;
bién su breve biografía, según la cual nació en Oporto en Naturaleza
1887 -es el más mediterráneo de los heterónlln.os-. Caeiro llene los ojos . s
..

era rubio y de ojos azules; Reis es moreno mate, del tipo del
español y portugués meridionales. Su obra más conocida, Es improbable que el autor de estos versos concluya
pero no la única, son las Odas. Escribió también un debate anotándose, aunque sea, en un partido vecinal. Otro poema
estético entre Ricardo Reis y Alvaro de Campos. Latinista, de Ricardo Reís:
no conocía muy bien el griego; médico; monárquico, apoyó
la dictaqura militar de Sidónio País, que cae en 1918. Ven a sentarte conmigo, Lidia, a la orilla del río.
Con sosiego miremos su curso y aprendamos
Este acontecimiento precipitó su decisión: se exilió en
que la vida pasa, y no estamos cogidos de la mano.
San Pablo.
(Enlacemos las manos.)
Para que adviertan la eficacia del heterónimo, a los
cincuenta años del exilio de Ricardo Reís, se le hizo un Pensemos después, niños adultos, que la vida
homenaje en Brasil; una placa recuerda su residencia en pasa y no se queda, nada deja y nunca regresa,
San Pablo. va hacia un mar muy lejano, hacia el pie del Hado
Les traje. algún :poema de Ricardo Reis por la misma más lejos que los dioses.
razón que ·comencé a leerles algunos de Alberto Caeiro:
¿ustedes imaginan a este hombre que nos invita a dejar
que nos inunde la montaña, las flores, la luna y el sol,
armando un ejército para crear un Grrui Portugal? Es 8. Ídem, pág. 211.

204 205
Desenlacemos las manos, que no vale la
pena cansarnos. para la belleza de estas cosas absolutamente desconocidas
ya gocemos, ya no gocemos, pasamos como
el río. por los antiguos.
Más vale que sepamos pasar silenciosam
ente
y sin grandes desasosiegos.9
1
' '
·Oh ruedas oh engranajes r-r-r-r-r-r-r eterno!
¡Fuerte espasmo frenado de los maqwmsmos furiosos'
• • ·

Éste es Ricardo Reis, el latinista, el poeta neoc


lásic o, el ¡Furiosos fu.era y dentro de m:í,
que tiene como ideal de su escritura a los
latinos, el de la medida del verso, de la músi
grandes autores Por todos mis nervios disecados, . . .
ca; es difícil por todas las papilas de todo aquello �on que sient o.'
suponerlo desacomodando esta mesura para ¡Tengo secos los labios, oh grandes rmdos modernos,
la empresa
heroica de una misión. de oíros demasiado cerca,
Voy al último de los heterónimos -o quizás el penú y me arde la cabeza de querer cantaros con un exceso
ltimo,
veremos-: Alvaro de Campos. Es exactamen de expresión de todas mis sensaciones,
como decía Santiago Kovadloff, es el aluv
te lo opuesto,
con , . 1
un exceso contemporáneo de vosotras, oh maqumas.
ión. Voy a leer
apenas un párrafo de su Oda triunfal y algu
no de su Oda
marítima, que va aún más lejos, lindera ya con Éste es Alvaro de Campos, ¿lo imaginan liderando un
lo que " to así?
nosotros, malamente, podríamos llamar la · un S�Je
ej ército?, ¿qué puede producir ·

escena perver­
sa. Quiero decirles algo también de la biog De Oda marítima, traigo un pasaje en el cual cuenta �ue
rafía de Alvaro
de Campos, para que lo conozcan, por si le gustaría ser una mujer vej ada por piratas, mordida,
lo encuentran por
la calle, que no lo confundan. torturada, sangrante . Escribe:
Nació en Tavira, el 15 de octubre de
1890 -la fecha
coincide con su horóscopo , dice Pessoa- hizo ¡Van escaseando -¡ay de mí!- los barcos de vela en los
estudios de mares!
liceo, después estudió en Glasgow Ingenierí
1·Y a
a Naval. Tiene
ascendencia judaica, aunque no parezca. , .
mí, que amo la civilización moderna, a mí, que
beso con el alma a 1 as maqumas,
Escribió, entre otras obras, Viajes a Oriente
y Paraísos a mí, el ingeniero, a mí el civilizado, a mí el educado en
artificiales. Es partidario de una estética no arist
otélica, el extranjero,
que estima realizada en tres poetas que adm
ira: Whitman, me gustaría tener otra vez ante mi vista sólo veleros Y
Caeiro y él mismo. Usa monóculo -es un barcos de madera,
dandy-; es bas­
tante irascible -e impasible a la vez-. no rnber de otra vida marítima que la antigua vida de los
Vamos a algunos versos de Oda triunfal: mares!
Porque los mares antiguos son la Distancia Absoluta,
A la dolorosa luz de las grandes lámparas la Pura Lej anía, liberada del peso de lo Actual. . .
eléctricas de
la fábrica
tengo fiebre y escribo. S u futurismo es cuestionable, e s alguien a quien no e !
Escribo rechinando los diente s, fiera para
la belleza de resulta especialmente grata la vida contemporánea; suena
estas cosas, con otro mar, de otro tiempo:

9. Ídem, págs. 214 y 215. ¡Ah piratas, piratas, piratas!

206 207
¡Piratas, amadme y odiadme! Se vive como se nace,
¡Mezcladme con vosotros, piratas! sin querer y sin saber.
¡Vuestra furia, vuestra crueldad, de qué manera hablan En esa ilusión de ser,
a la sangre el tiempo muere y renace
de un cuerpo de mujer que fue inío antaño y cuyo celo sin que se sienta correr. lo
sobrevive!
Algo bastante alejado de lo que sería la certeza en que
¡Me gustaría ser un animal representativo de todos debe orientarse una vida imbuida de una misión.
vuestros gestos,
un animal que clavase los dientes en las amuras, en las
Soy cielo y soy viento . . .
quillas, Soy barco y soy mar .. .
que comiese mástiles, bebiese sangre y alquitrán en los
Que no soy yo siento .. .
combeses, Lo quiero ignorar.u
trincase velas, remos, cordajes y poleas,
serpiente de mar femenina y monstruosa que se ceba en
Otro poema:
los. crímenes!

[. . ]
. Sí, todo es cierto siempre que no sea.
Am.ar, porfiar, verificar, no creer. . .
¡ Ser el pirata-resumen de toda la piratería en su auge,
Quién tuviera un sosiego a la orilla del ser
y la víctima-síntesis, pero de carne y hueso, de todos como el que junto al mar la mirada desea.
los piratas del mundo!

Es lo opuesto a la consistencia de alguien que dirige


¿Cómo imaginar asumiendo esa rms10n del sebas­ co�o general, rey o guerrero, una armada que va a la_
tianismo a quien así sitúa sus caminos de goce? Se habló de conquista de un quinto imperio. Uno más, apenas:
pederastia, de masoquismo, pero cualquiera sea el nombre
con que se intente designar esas vías, creo que de todos Sombra el cuerpo es del v�stido
modos resl,lltaráreductorpara decir qué estáenjuego. que encubre a tu ser profundo.
Es insostenible suponer que estos .t:res heterónimos
pudieran plegarse al .retorno del Gran Portugal. Por mi De noche, que la muerte es,
arte, cuestiono esa tesis y me pregunto -vuelvo a abrir la la sombra acaba sin ser.
pregunta- cuál será el sentido de su existencia. Silueta, en ella, te ves
Tal vez la respuesta nos la dé el cuarto heterónimo, igual a ti sin querer.12

· Fernando Pessoa. Voy a leer dos o tres poemas que per­


tenecen a lü'Cjlié se conoce como Cancionero o Canciones ; Imagen que encuentra en un espejo y casi pierde entre
escritos a 1ó largo de su vid,a, corresponden a épocas
diferentes: 10. Ídem, pág. 111.
11. Ídem, pág. 112.
12. Ídem, pág. 135.

208 209
las sombras, es lo opuesto de lo que consideraríamos una Sebastián, habría muerto, con su cuerpo quizás insepulto
persona o un personaje. en perdido camino?
Para entender un poco más cuál sería la tesis, J?essoa Podrían decirme·: algo de eso le pasó. Es verdad, aunque
mismo nos cuenta cómo surge en él la idea, o más exacta­ no exactamente lo mismo: tuvo tiempo de acabar mia obra,
mente la inspiración de crear los heterónimos: tal vez la más lograda de este siglo en lengua portuguesa.
Nos retorna una pregunta: ¿qué hace esta referencia en
Se me había ocurrido tomarle el pelo a Sá Carneiro [su un seminario que titulamos "Hacia una clínica de lo Real"?
gran amigo y poeta lusitano] inventar un poeta bucólico, Tengo que elegir un estilo, puede ser el de Caeiro, el de
un tanto complicado, y presentarlo, no me acuerdo ya en Ricardo Reis, el de Alvaro de Campos o el de Pessoa; dejo
qué forma, como si fuese un ente real. Pasé unos días en que ustedes lo decidan: ustedes, como yo, también están
esto sin conseguir nada. Un día, cuando finalmente había construidos por heterónimos -es lo mejor que puede suce­
desistido -fue el 8 de marzo de 1914- µie acerqué a una derles-.
cómoda alta, y tomando un manojo de papeles, comencé a
Como un homenaje a mi amigo Santiago que acaba de
escribir de pie, como escribo siempre que puedo. Y escribí
cumplir años, recuerdo una frase suya que me gustó; un día
treinta y tantos poemas seguidos, en una suerte de éxtasis
me dijo: "escribo para desconocerme".
cuya naturaleza no podría definir. Fue el día triunfal de mi
vida y nunca tendré otro así. Empecé con un título, "El
Y vuelvo, en cortocircuito brutal, estilo Alvaro de Cam­
guardián de rebaños". Y lo que siguió fue la aparición de pos, pirata, navegante en medio de mares sangrientos, a
alguien en mí, al que inmediatamente llamé Alberto Caeir�. nuestros mares: "del padre se puede prescindir, pero no de
Perdónenme lo absurdo de la frase: en mí apareció mi los nombres del padre'', ni del padre del nombre, ni del
maestro. 13 padre nomiriante. ¿Qué tiene que ver esto con lo que leí?
Alberto Caeiro es el poeta de lo real, del sol que no
Y agrega: precisa la palabra, salvo para invitamos al sol. Ricardo
Reis es el poeta de la forma, de la medida; el latinista q-qe
Me vi obligado de inmediato a contestarle como Fernando hace de la palabra y el sonido, un poema. ¿y Alvaro de
Pessoa, y a crearle otro que discuta con él que fue Alvaro de Campos? Dijimos que es el torrente, el exceso de sensacio­
Campos, y a crearle otro que discuta con él, que fue Ricardo nes, es el bullicio de lo imaginario. Anudados cumplen su
Reís. función para que Femando Pessoa pueda decir: "soy y no
soy", cuando todo lo invitaba a gastar su vida como el rey
Se me ocurre proponerles: ¿y s.i estos heterónimos -que Sebastián, en lo que lo hubiera conducido, sin creación, a ja
además , como el poeta nos lo dice muy bien, él no elige, se muerte de un cuerpo perdido.
le imponen- fueran la manera que él encontró -o ellos lo ¿Tiene alguna consecuencia todo esto para nosotros,
encontraron a él- para acotar su desliz a la misLón? �y si analistas?
fuera gracias a los heterónimos que Pessoa pudo crear una Otro cortocircuito brutal: dice Lacan en el seminario Le
obra que lo apartó de la misión en la que, como el re:y Sinthóme: "Es necesario que nosotros hagamoR la sutura
en alguna parte". Voy a escribir el nudo borromeo:
13. Pessoa, Fernando: Antología, ob. cit., pág. 12.

2 10 211
D,tlscribe entonces lo que ha trazado en el pizarrón y marca
I épissure donde les señalé el primer empalme, entre Sim­
bólico e Imaginario. Sig2:

épissure Es necesario que �osotros hagamos en alguna parte el


(empalme) nudo de lo Imaginario y delsaber inconsciente, que nosotros
hagamos aquí, en alguna parte une épissure [un empalme],
todo eso para obtener un sentido, que es el objeto de la
respuesta del analista a lo expuesto por el analizante a lo
s largo de su síntoma. Cuando nosotros hacemos esta épissure,
hacemos al mismo tiempo, ot · � :;ella entre, precisamente,
esto que es el íntom y lo real· es decir que nosotros le
enseñamos a épisser a empalniar], a hacer épissure, empal­
me, entre su síntoma y lo Real parásito del goce, esto es lo
característico de nuestra operación.15

Cambio en la clínica que vale subrayar: ya no se trata de ·

la c ínica centrada en el corte, tal como está formulada el!.


El acto analítico. Pero no hagamos infantilismo -aquí ape­
Tenemos el trazado en el plano del nudo de tres anillos: lo a la prudencia latinista de Ricardo Reis, y no al aluvión
&aÍ, Imaginario y Simbólico; el objeto a, vida, muerte, de Alvaro de Campos-. Esto no tiene que llevarnos rápida- · ·

cuerpo, t� como.lo presenta Lacan en "La Troisieme" -ya mente a creer que ese corte se opone a la épissure. Ocurre
· hablamos extensamente sobre esto-. que ya no alcanza, de ahí el cambio en la clínica, un cambio
Lacan . nos va a proponer que hagamos un empalme,
·

fuerte.
"une épissure", que va a llevar a que se produzca otro Dice Lacan:
empalnie . Leo los pasajes que le consagra en "Le Sinthome":
Hacer este goce posible es la misma cosa que esto que yo
·
Porque si nosotros pensamos que no hay Otro del Otro, al escribiría: "j'ouis sense" -oigo sentido-. Es la misma cosa que ·
menos · no hay goce · de ese Otro del Otro, es necesario que oír un sentido. Es de sutura y de empalme que se trata en el ;
hagamos la sutura en alguna parte; aquí, especialmente,
an
· -

'sis .16
e.ti.tre este Simbólico, que sería de este campo, y este Imagi­
nario que está aquí. Ciertamente, aquí está eljJetit a, la causa
del deseo.14 No alcanza entonces con decir: "se trata del corte", sino
que es cuestión de sutura y de empalme. Vuelvo
a insistir,
seamos prudentes, eso no significa que el corte queda
de '

14. Lacan, Jacques: Seminario "Le Sinthome", clase del 13 de enero


de 1976, traducción de Isidoro Vegh. 15. Ídem.
16. Ídem.

2 12
2 13
lado. Lo digo a mi manera: el corte ahora sólo es posible Ése sería el error, creer que lo Real que nos constituye
cuando hay sutura y empalme adecuado. es el ;egistro de lo real. Lo Real que nos constituye es lo Real
. ¿C.orte con qué? Con el goce que parasita, eso sigue de la vida, anudado a lo Simbólico y a lo Imaginario.
siendo válido, pero para obtenerlo hay que lograr una Cuando la vida avanza sólo como vida, conduce -como a
sutura y un empalme adecuados. Concluyo la cita: este rey Sebastián- rápidamente a la muerte, . la muerte
real, el cuerpo insepulto, perdidp. . . .

Pero es necesario decir que las instancias debemos consi­ Entonces -esto apenas si lo nombro, no lo puedo saber;
derarlas como separadas realmente: Imaginario, Simbólico Y tal vez sea un anticipo de otra vuelta de este seminario-,
Real no se confunden.17 tocaría considerar lo afirmado por Lacan en el seminario
que sigue a este que venimos trabajando, L' insu.
Con mis palabras: son heterónimos, son nombres del Desarrolla allí las tres identificaciones: primaria, se­
padre que no se confunden. cundaria e histéric:a como tres tiempos lógicos, tres opera­
¿Se va advirtiendo por qué decía que Pessoa es una
dones donde la identificación no es la copia del Otro, es una
mostración ejemplar?
asunción del Otro, un límite que Üega del Otro. Tenemos
Lacan concluye: "Encontrar un sentido implica saber
entonces:
qué es el nudo".
Retomemos algunas cuestiones previas. Hablamos de
0 La identificación primaria: "a lo Real del Otro Real".
Nietzsche; dije: antes de criticarlo, rindámosle nuestro
• La secundaria: "a lo Simbólico del Otro Real".
homenaje, pongámonos de pie, saquémonos el sombrero.
• La histérica: "a lo Imaginario del Otro Real".
Podríamos avanzar una ficción que dé cuenta del coraje de
Nietzsche: inmerso como está en esa tradición judeocristia­
En lo Real, el límite de la existencia; en lo Simbólico, el
na del amor al padre, nos lleva al encuentro de Alberto límite del agujero; en lo Imaginario, el límite de la consis­
Caeiro, el poeta de los montes, las fuentes, las ninfas, los tencia.
dioses. El panteísmo de Nietzsche es el desesperado es­
Acudo ahora a la ayuda de otro poeta, que ya mencio­
fuerzo por descorrer, aunque más no sea un poco, el velo
namos: Borges. Cuando describe el hábitat humano lo dice
que nos separa de lo Real que nos constituye -tarea así:
ciclópea que valoramos-.
Pero trajimos una frase de Deleuze que nos parecía [ ] ese espacio donde confluyen el lugar de la comunión, el
. . .

pertinente para señalar el límite del pensamiento espacio de los sueños, el rincón del ritual y el espacio de la ·

nietzscheano. Refiriéndose a Spinoza, a Nietzsche y a palabra.


Lawrence dice Deleµze:
Es su manera de decir living-comedor, dos dormitorios,
No es la muerte lo que los quiebra, sino el exceso de vida baño y cocina, pero lo dice el poeta; que lo haga de este modo
que han visto, experimentado, pensado. significa que ya no se trata sólo del lugar para las necesi­
dades; el ser humano no es sujeto, sino de la necesidad
enlazada -terminología primera de Lacan- a la demanda
17. Ídem.

214 2 15
y al deseo; o es lo real del tejido -terminología última de rescatar o sobre l o cual puede construir los nombres del
Lacan� anudada a lo Imaginario y lo Simbólico. Esto, en padre, base e incentivo para hacer su versión en la vida.
definitiva, lo sabe cualquier tía de ustedes: no alcanza Tengo la impresión de que a veces, en nuestro medio,
cuando van de visita con que ella les diga: "querido o solemos sacar frases de contexto y armar una cosa un poco
querida, cuánto te quiero"; si no les ofrece un café, algo no inventada, porque ni Freud ni Lacan se dedicaron a lanzar
se produce, falta la comunión, y como dice muy bien slogans porque sí, de repente; sus formulaciones están
la catequesis -lo recuerdo para los herejes presentes-, la siempre dentro de un contexto -y creo que es respetable
hostia no es metáfora del cuerpo de Cristo, es el cuerpo de esto-.
Cristo, y está muy bien dicho, no es un delirio. Rescatás también la cuestión de la identificación que
Para concluir, la frase más conocida de Pessoa: está también presente en esa misma época en la elabora­
ción teórica lacaniana, como base sobre la cual gira el
El poeta es un fingidor que finge tan completamente que conjunto de sus proposiciones. En definitiva, él nunca
llega a fingir que es dolor el dolor que de veras siente. propuso "prescindir del padre".

Agrego: pero ya es dolor de la verdad, no sólo de lo Real l. V. : -Sí, te agradezco tu aporte. Voy a citar la frase
-y la verdad tiene estructura de ficción-; es lo real del donde Lacan se ocupa de la cuestión, en "Le Sinthome",
dolor enlazado a la palabra, ofrecido como imagen. Letra sesión del 13 de abril de 1976. Dice allí:
que hace de lo real de la existencia el goce que da gusto, aun
del dolor. La hipótesis del inconciente -Freud lo subraya- es alguna .
cosa que no puede sostenerse más que de suponer el Nombre
del Padre. Suponer el Nombre del Padre, ciertamente, es
Dios. Es én eso que el psicoanálisis, de tener éxito, prueba que
Pregunta: -Me pareció muy interesante la articulación del Nombre del Padre también es posible "s'en passer" -se
que plante�te, porque sacar de contexto la afirmación de suele traducir como "pasarse de él", "prescindir de él"-. Se
Lacan según la cual se . trata de prescindir del padre, puede también prescindi,r qe él -o pasarse de él-, a condition
de "s'en servir" -a condición de servirse de él-.
resulta, a llli entender, un poco peligroso. La primera
pregunta que me surge es la siguiente: ¿De qué padre se "Servirse", verbo en tiempo presente, es decir, no es a .
trata allí? ¿Prescindir de qué? Si no recuerdo mal, Lacan condición de haberse servido.
habla en ese párrafo de la suposición, en Freud, de la Pero los invito a dar un pásito más; olvídense del padre, .
religión; no es prescindir del padre en abstracto. recuerden sólo los nombres: Real, Simbólico e Imaginario . .
Creo que es importante la articulación que planteaste Quiere decir que nosotros precisamos, para no irnos por· el
entre la identificación y la necesariedad de los nombres del tobogán de la misión, buen camino a la muerte, que lo Real ·
padre, porque de lo contrario, "prescindir del padre" puede
les ponga· límite a lo Simbólico y a lo Imaginario; que lo ·

resonar a quedarse en la nada, o remitir a la autosuficiencia. Imaginario les ponga límite a lo Simbólico y a lo Real, que
, A mi entender, es por la vertiente de articular esta
lo Simbólico les ponga límite a lo Real y a lo Imaginario . .Nos ·
prescindencia con la identificadón que el sujeto puede está diciendo que cabe autorizarnos para intervenir desd�

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cualquiera de los tres registros, darles estatuto teórico a �stamos acostumbrados a pensar la cuestión d e l " Uno"
frases que cualquier analista sensible al discurso del en dos vertientes; la más conocida -y la primera- consiste en
analizante aprende en su propia práctica, estatuto de pensarlo como equivalente al todo, es decir, el Uno del Yo, ·

derecho en una reflexión teórica. del narcisismo, ser Uno. ·


Por ejemplo, para volver sobre algo que ya menciona­ Después Lacan avanza, en Los cuatro conceptos. . , el .

mos: ¿qué es el humor en un análisis, sino una intervención ''Uno-entre-otros". Aparece entonces su teoría delelemen:
�que en el cruce entre Simbólico e Imaginario intenta acotar to, cuestión muy complicada en cualquier disciplina: ¿cuál
el horror del encuentro con lo Real? Si en un análisis eso no es el elemento en la Química? ¿Se detiene en la molécula,
' se da, es intolerable. en el átomo, en las micropartículas, dónde llega? ¿Cuál es
Qtro ejemplo lo constituyen esas intervenciones que se el elemento para la psicología? No hay duda, es el signo. ¿Y
cuentan de Lacan �no son recetas, copiarlas sería ir al para el psicoanálisis también? Lacan dice que no: es e!
fracaso--; cuando advertía que la angustia llegaba al extre­ significante-y específicamente uno, que él nombra "unario",
mo de lo tolerable, le decía a un paciente ''Vamos bien, eh, tomándolo del Einziger Zug de Freud. Es uno entre otros :
vamos muy bien". ¿Qué es ese alientci? Parece psicoterapia, En este tiempo hay un nuevo ''Uno", que se escribe en la
algo a cargar en la cuenta de la sugestión. Sí, claro, ¿y quién teoría como "il-y-a d' l'un". Ya no es el Uno, ni uno-entre-otros
dijo que está mal? Lo importante es saber al servicio de qué sino ''hay del uno", esto es, que cada uno de nosotros es uno
se sitúa eso que se dice. porque es un nudo. Si hay buen anudamiento -ésta podría
Todo lo cual implica una apertura y una posibilidad de ser otra manera de nombrar al Nombre del padre-, es
creación dentro de nuestro campo que creo estimulante. gracias a él que cada uno de nosotros puede ser uno, no
reducido a la dimensión yoica. Con esta paradoja, que
Pregunta : -Mientras te escuchaba, recordaba una afir­ supone el ser uno a condición de por lo menos ser tres, o el ·
mación de Freud, según la cual el Yo es la suma de las efecto de tres registros, tres dit-mentions, porque son las
identificaciones; evocaba también una frase de Pessoa en dimensiones propias delparletre, el único viviente que habla.
la que, refiriéndose a uno de sus heterónimos, dice: "No se
trataba de discutir con otra persona sino con otro universo", Pregunta: -¿Cómo articularías heterónimo y sinthóme ?
donde uno podría pensar que el neurótico encuentra un
alivio en ese no ser todo el tiempo el que es, sin poner en l. V. : -Dije que iba a seguir esa recomendación, tantas
peligro su unidad. Ese Yo puede ser y no ser sin desconocer­ veces reiterada por Lacan, de avanzar con prudencia, que
se como Yo, el desconocimiento funciona. me iba a quedar en la dimensión del nudo de tres. Pero por
Quería preguntarte cómo pensabas la función de los distintos lados aparece esa referencia al cuarto anillo que
heterónimos en la neurosis y en la psicosis, ya que parecía .es el sinthóme.
-en lo que exponías- plantearse una cuestión respecto a Para no dejar de lado tu cuestión, podríamos decir que
todos nosotros, a un universal. ep el caso de Pessoa, a quien nombramos como un�
mostración ejemplar, es gracias a su escritura como
l. V : -Te agradezco tu reflexión, porque me permite sinthóme, algo que es del orden de la artesanía, de la
retomar otro punto, al que alguna vez también aludimos. creación, que consigue hacer un buen anudamiento. Por lo

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meI,los le sirvió para vivir bastantes años a su modo, Sobre cada una de estas posiciones les puedo dar biblio­
también con sus límites. grafia de autores muy serios que lo piensan de distintos
Se abre u.:o.a cuestión que en la obra de Lacan no está modos; por ejemplo, Marie Madeleine Chatel18 piensa qu�
definida nunca de un modo terminante, sus discípulos la en un análisis se pasa del síntoma al sinthome, que en un
piensan de distintos modos. Se trata de la pregunta: ¿es análisis se construye el sinthome. Otro autor, Charles
imprescindible el sinthome? Melman, piensa que no es imprescindible elsinthome, que
Por ej emplo, la palabra "perversión" es una palabra podría haber un buen anudamiento con los tres re­
complicada; Lacan la usa ex profeso, suena a "la versión gistros y que lo que llamamos la eficacia del nombre
del padre", es también lo perverso y además, dice Lacan, del p adre, de la que no se puede prescindir, estaría dada
es "la versión hacia el padre". en el buen anudamiento.
Cuando se trata del padre identificado a ese Dios al cual Lacan tiene sus tesis, en relación al error en el nudo de
hay que ofrecerle, por amor, nuestra condición como objeto Joyce; allí, en la medida que se trata de una Verwerfung
. para su goce, estamos en el campo de lo que llamaríamos de hecho del Nombre del Padre -según Lacan, Joyce padece
-tomemos el gran mito cristiano, que es paradigmático en de una carencia del Nombre del Padre-, el sinthóme e.§
ese sentid<>-"' ei hijo en posición de redentor, el hijo que viene imprescindible.
a redimir el fracaso disimulado, velado, del padre. Joyce lo En el mismo seminario Lacan presenta un nudo de
dice: viene a remediar el espíritu increado de su raza. cuatro anillos, el cuarto es el sinthome, con características
E_s la única posición, afirma Lacan, en la cual puede borromeicas; el nudo de Joyce no es borromeo. Lacan está
haber .correspondencia biunívoca entre sadismo y maso­ pensando una estructura de cuatro anillos en la neurosis,
quismo, el único lugar donde uno y otro se encuentran: el pero no lauda, no dice: "así es siempre en la neurosis".
sadismo del padre y el masoquismo del hijo. Fuera de eso, Queda allí un territorio abierto para investigar. Siendo la
j.flllláS un sádico se va a encontrar con un masoquista, última charla de este ciclo, no está mal que aparezca así.
hacen contratos distintos. Un sádico; en general, tiene Quiero terminar agradeciéndoles una vez más. Gracias a
como víctima a alguna histérica· son estructuras que no ustedes voy construyendo mi sinthóme. Hasta otra vuelta.
encajan, salvo cuando se. trata del amor filial.
El sinthóme, en cambio, ofrece una alternativa a ese
riesgo, permitiendo que el sujeto anude del buen modo sus
registros.
Una pregunta, decíamos, queda abierta: ¿es imprescin­
dible la construcción del sinthome? Además, podemos ex­
tenderla: cuando alguien golpea a la puerta de nuestro
consultorio, ¿vic:m� para construir el sinthome o ya dispone
de él, pero dispone mal? Si el �álisis consiste en ayudarlo
a "savoir y {aire avec son sinthóme", como dice Lacan
-saber hacer ahí con su sinthóme-, esto no equivale a
· 18. Chatel, Marie-Madeleine: "Ja-t-il un irréductible du sinthome",
construirlo. Littoral nº11/12. Du Pere, Edition eres, París, 1984, pág. 17.

220 221
HACIA UNA CLI NICA DE LO REAL
FE DE ERRATAS
Isidoro Vegh

PÁGINA 43
Donde dice: "es mucho más que la

suposición imaginaria, la del 'Sujeto

supuesto al Saber'".

Debe decir: "es mucho más que la .

suposición imaginaria, secundaria a la

del 'Sujeto supuesto al Saber'".

PÁGINA 133
Donde dice: "Zwang"

Debe decir: "Drang"

PÁGINA 1 70
Donde dice: "M uerte" (llamada 2)

· Debe decir: "Asesinato"

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