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Polanco Dominguez Lizeth Estefania

Hotel Casa Pedro Loza


La casa Pedro Loza está ubicada en una antigua casona remodelada de estilo
colonial del siglo XIX situado en el centro histórico de Guadalajara la cual cuenta
con 12 habitaciones temáticas, un restaurante, Sky lounge y espacios para el
descanso, así como un bar-cafe.

El lugar se halla a pocas cuadras de los sitios culturales más conocidos de


Guadalajara, como la catedral, el teatro Degollado, numerosos e importantes
museos como el Instituto Cultural Cabañas, el de Arte Sacro, el Palacio de Gobierno
o el Museo Regional.

Así, Casa Pedro Loza es un sitio que ha recuperado su majestuosidad; la finca, por
sus sistemas constructivos pertenece sin duda al siglo XIX pero, como indica Miguel
Ángel Muñoz, empleado del lugar, “no hay referencias exactas, pero se cree que fue
edificada en 1848, como residencia familiar, aunque —por otra parte— pudo ser
propiedad del Arzobispado, pues de 1913 a 1936 vivió en esta casa el Arzobispo
José Francisco Orozco y Jiménez, importante figura histórica que tuvo su
participación durante la Guerra Cristera”.

Durante lo que resta del pasado siglo, se dice que la casa estuvo en manos de la
Familia Fernández Uriarte, y que ahí tuvo su sede el Colegio Patria para señoritas,
entre 1944 y 1951; además, en los años sesenta el patio central se acondicionó
como gimnasio y, después, se alquilaron los cuartos y funcionó como vecindad
hasta hace poco más de una década.

Decoración
La monumental casa —que puede considerarse “pieza de arte” en sí misma— se ha
pensado para ofrecer confort e intimidad, admite variantes estéticas en su
decoración, tanto en habitaciones como en los salones del primer nivel; es tanto el
interés despertado que no es extraño que sea solicitada para sesiones de fotografía
para bodas o festejos de 15 años.
El concepto deriva de la “recuperación” de la casa que, por cierto, respetó los
sistemas constructivos (aunque sustituyó aquellos materiales deteriorados), un
extenso vitral de una puerta plegadiza, la cenefa de las habitaciones que dan a la
calle Pedro Loza; la decoración —obra de Diana Bon—, sin embargo, es variada
pero mantiene elementos de elegancia y mobiliario antiguo, en un espacio donde los
techos se ubican a más de cuatro metros de altura y que, para mantener la frescura
en verano, cuenta con ventiladores y aire acondicionado.

En la planta alta, se hallan las 12 habitaciones temáticas, cada una de ellas


responde a una narrativa que mezcla los colores y la imaginación con el arte,
poseen un nombre que las identifica y revela su “personalidad”, entre ellas se halla
la “Pieza de las vírgenes”, amplia, plagada de retablos y con dos balcones que dan
a la calle; también, el “Jardín Secreto”, la “Torre Fiel” o la “Historia de amor”
(preferida por los matrimonios), cuyo entorno y mobiliario son blancos y su atractivo
es una antigua bañera clásica.

Los actuales propietarios comenzaron en 2004 un extenso proceso de


“recuperación” de la casa, lo que dos años después les valió un reconocimiento por
parte del Ayuntamiento tapatío y el Patronato del Centro Histórico; hoy día, no sólo
se trata de una de las joyas arquitectónicas mejor conservadas de Guadalajara, es
también “un palacio” que abre sus puertas y sus comodidades a los visitantes.

En Casa Pedro Loza, de este modo, la sofisticación del pasado convive en armonía
con las comodidades del presente; en el primer nivel, el patio central alberga las
mesas de un restaurante que brinda servicio de buffet los domingos, horas de piano
para amenizar la comida y hasta un domo de policarbonato automático que impide
que la lluvia afecte a los comensales.

Asimismo, el restaurante Bons Café, se amplió y una entrada da a la calle (por


Joaquín Angulo) con un concepto original que permite disfrutar un café acompañado
de uno de sus variados postres; a esto se suma el espacio Sky Lounge,
acondicionado en las terrazas y rodeado por una inmejorable vista hacia los
principales monumentos del Centro.

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