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DIEGO DE SILVA Y GUZMÁN

Don Diego de Silva y Guzmán fue importante personaje de la época de la conquista y


primeros años de la colonia, estuvo casado con doña Teresa de Orgoñez con la hija del
mariscal Rodrigo de Orgóñez, lugarteniente de Diego de Almagro durante las guerras
civiles. Muy hábil y reposado pronto hizo cuantiosa fortuna. La preeminencia de Silva
pronto se vio reflejada en la extensión e importancia de los solares que le fueron
otorgados en la ribera derecha del Saphy. Diego de Silva construyó una de la más
hermosas y alegre casa del Cusco del siglo XVI. Ocupaba todo su frente un largo muro
incaico, existiendo en el interior canchones e, incluso, andenes de cultivo. Se dice que
llegó a ser una de las residencias más notables de la ciudad y, por ello, sirvió de
hospedaje al virrey Toledo entre 1571 y 1572. La casona era inmensa ya que colindaba
con la calle Tambo de Montero , mantuvo los consabidos patios de las casonas
coloniales tiene una fachada que todavía conserva muros incaicos donde se aprecian
encima del enorme dintel de un bloque lítico de una sola pieza a ambos lados se
aprecian columnas con líneas menudas con pedestal y falso, así mismo se aprecia en la
fachada balcones corridos con balaustre que completan su presencia e importancia.

LA CASA DE LOS 4 BUSTOS - DESCRIPCION

Fue importante en los tiempos del Imperio Inca, ya que se cree que la zona en donde
está construida formó parte de la antesala del Templo del Sol (Qorikancha) y de la Gran
Plaza del Sol (Intipampa).

Después de la conquista, el hermano del conquistador Gonzalo Pizarro, se apropió del


palacio inca que allí se encontraba para después vendérselo al marqués Juan de Salas,
quien hizo construir una casona de dos pisos, usando para ello los muros incas e
introduciendo los arcos de piedra

Está decorada con rosetones y columnas en relieve, el dintel está labrado en una sola
pieza lítica, apreciándose cuatro bustos y el escudo nobiliario. Hoy en día se ha
convertido en uno de los hoteles más conocidos de la ciudad el “Hotel Libertadores. n
su interior, confirmando la importancia social del edificio, se puede apreciar la
disposición del patio con arquerías de piedra en los cuatro ángulos y una fuente de
agua al centro.

CASA DE LOS CUATRO BUSTOS DEL CUSCO


Esta joya arquitectónica es una construcción española hecha sobre muros incas, muros
que hace seis siglos conformaron un Acllahuasi, lugar sagrado donde se formaban las
Vírgenes del Sol. Aquí las niñas-adolescentes aprendían celosamente los ritos
religiosos, se instruían en la preparación de las comidas sagradas y en la elaboración de
finos tejidos para la nobleza.
Llegada la conquista se construyó la primera planta con arquerías, patio y zaguán, a la
usanza de las residencias españolas; para ser propiedad del conquistador Francisco
Pizarro, no siendo la única casa que tuvo en posesión. Luego de su muerte se estableció
oficialmente que este lugar albergaría a los sucesivos gobernadores que vendrían.
Posteriormente la casona fue propiedad del marqués Don Juan de Salas y Valdez, quién
fuera hermano del arzobispo de Sevilla. Ordenó construir la segunda planta y una
particular fachada en la que impregnaría su imagen y la de su familia. En la portada se
aprecian cuatro bustos: el primero es del marqués seguido el de su esposa Usenda de
Bazán, junto con su hijo Fernando de Salas Valdez Bazán y su esposa Leonor de
Tordoya Palomino. El escudo nobiliario ostenta un castillo con un león, flores de lis,
aspas y espada; árbol, meandro y basantes entre fajas. Al centro del escudete hay un
león coronado, un compás abierto entre las garras de un león y en la orla hay la
siguiente leyenda en latín: “Virtudes Disemper Servetur Presian Soris Est”.
Después de la familia Salas, esta casona llena de historia tanto Inca como española
albergó diferentes familias cusqueñas a lo largo de cuatro siglos siendo las dos últimas
de las que tengo registro Los Ponce Álvarez y Los Estrada Meza. A mediados del siglo
pasado el Estado Peruano lo adquiere y lo convierte en el Museo Histórico Regional de
Cusco; años después se remodela para convertirse en el Gran Hotel Libertador Cusco y
actualmente es el Hotel "Palacio del Inka", haciendo alusión a su nombre primogénito
"Tambo Inka". Pueden visitar esta joya del Cusco en la calle San Agustín N° 400 en el
centro de la ciudad, pero si piensan pasear por el patio no se sorprendan del correteo de
unos duendecillos, advertencia de mi señor abuelo. (Fuente: Historias Fotográficas del
Perú y el Mundo)

La inquisición

La izquierda de Jesús María, y haciendo esquina con la cuesta del Almirante, todavía se
conserva el pequeño edificio que sirvió de sede al temido Tribunal del Santo Oficio o
Inquisición. Es un pequeño edificio de piedra, abovedado, con una diminuta galería
exterior. Interiormente, nada recuerda ya sus funciones originales.
La casa de la calle tigre

Esta mansión de grandes dimensiones data del siglo XVI, aunque su aspecto actual
obedece a una reconstrucción integral realizada en el siglo XVIII. Se alzaba a un lado
del antiguo puente sobre el Saphi, por donde desfiló en 1573, camino al patíbulo, el inca
rebelde Túpac Amaru I.

Desde 1934, la casa pasó a ser propiedad de la Universidad Nacional San Antonio
Abad, primero como Museo e Instituto Arqueológico y, actualmente, como sede del
rectorado. Su última restauración, finalizada en 1992, recuperó todas las estructuras,
incluyendo las magníficas arquerías del patio principal y el singular balcón esquinero
que abarca las calles Tigre y Saphy.

La casa de las sierpes

Según la tradición, en el Amarucata (en quechua, «ladera de la serpiente»), dentro del


barrio incaico de Pumacurco, se establecieron los yachayhuasi o escuelas donde se
impartían conocimientos. De ahí la presencia abundante de relieves con forma de
serpientes que explican la denominación popular de esta casa y del callejón lateral de
Siete Culebras.

Tras la fundación española, el solar pasó a manos de Mansio Sierra de Leguizamo,


conquistador español que se hizo célebre por haber obtenido uno de los soles de oro del
Koricancha, tesoro que perdió en una noche de juego.

Casa del marqués de Picoaga

Su construcción se debe al Marqués Don José Picoaga y Arbiza en el siglo XVIII, entre
1745 y 1751. Se encuentra ubicada en la calle Santa Teresa, siendo en la actualidad el
Hotel Picoaga, tradicional hotel de arquitectura de fachada y patio de la época.

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