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“Conservar o no Conservar, Los Bienes Patrimoniales”

Los Bienes Patrimoniales y Culturales de nuestra provincia, pueden ser una


guía para afrontar las altas temperaturas y el Cambio Climático

Los bienes culturales forman parte de nuestras vidas y con ello la


adaptación a cada lugar en el que vivimos, sea urbano o rural, conservando
las herencias recibidas por las sociedades anteriores a nuestra existencia. Se
puede proyectar el futuro, pero no deberíamos borrar el pasado, el mismo
siempre deja esas huellas que son de aprendizajes y nos enseña el camino
hacia donde debemos dirigirnos como conjunto social.

Para un mayor entendimiento sobre los bienes culturales, se debe hacer una
comparación marcada y notoria. En la ciudad (La Rioja) el ritmo de
crecimiento poblacional es muy acelerado y también el de construcción de
edificaciones de todo tipo. En los pueblos o zonas rurales (interior de la
provincia), por lo general se conservan por más tiempo las viejas
construcciones, con escasas y paulatinas modificaciones en el modelado
visual del paisaje, conservando sus formas y las costumbres socio-
culturales por largo tiempo.

Como sociedad organizada, debemos rescatar muchos de esos bienes o


lugares que son reliquias culturales legadas por hombres y mujeres que
hicieron grandes esfuerzos para crearlos y verlos totalmente realizados; por
ejemplo (Iglesias, Escuelas, Edificios Públicos, Casonas, Casas,
Comercios, Casas de Fomentos en General, instituciones públicas y
privadas etc.).

En nuestra ciudad existen claros ejemplos de bienes patrimoniales antiguos


(museos, escuelas, edificios públicos, iglesias etc.), sus construcciones
pueden servir de modelos tomando su arquitectura como referencia, esta
puede ayudarnos a combatir las altas temperaturas.
Los bienes patrimoniales muchas veces no son tenidos en cuenta, o no
conocemos de sus bondades arquitectónicas, estas edificaciones pueden ser
útiles para realizar réplicas de construcción edilicia.

Para llevar adelante un proyecto serio, debemos formar equipos con


profesionales idóneos que hagan trabajos de conservación de estos bienes
patrimoniales. Necesitamos de estos equipos que hagan sugerencias de
edificaciones innovadoras, que logren mitigar las altas temperaturas que
sufre la población actual, buscando posibles mejoras para el futuro.
La conservación de bienes materiales (antiguas construcciones), deben
formar parte de una política de estado provincial sustentable y con amplitud
de criterios, con buenas inversiones para estos bienes patrimoniales, nos
debe servir de ejemplo para transmitir una nueva cultura de la
conservación.
Los bienes patrimoniales son nuestros, lo son por herencia y sobre todo
porque nuestros antepasados nos legaron, en la mayoría de los casos nos
traen recuerdos y añoranzas a medida que pasa el tiempo.

Nostalgias de pueblo: Es doloroso cuando pasa el tiempo y por


circunstancias propias de la vida uno se aleja de su tierra, tal vez sin darse
cuenta que va dejando atrás ese lugar y en ese desarraigo su cultura, es
ahí donde se presenta lo que llamamos esencia, porque es el lugar en
donde uno ha crecido y en donde uno aprendía la base que nos sustentara
para la vida. Siempre uno lleva consigo a cuestas las costumbres
arraigadas de su terruño, los aromas de su suelo y de sus vegetación,
todas ellas van grabadas en él corazón, el alma y por siempre en la
memoria. Cuando se tiene la dicha de regresar, una vez pasado el tiempo,
se encuentra de nuevo con esos lugares y en muchos de esos casos algún
vacío por llenar, lo primero que nos damos cuenta es que los aromas del
lugar siguen intactos, pero no así algunas construcciones que de seguro
por el paso del tiempo sufrieron grandes cambios y en otros ya no están
presente. La nueva realidad de seguro causa tristeza y porque no un dolor
profundo y un gran dejo de tristeza que se ahonda en nuestro ser. Los
cambios que ocurrieron son lógicos por el paso del tiempo, para peor, es
una pérdida irreparable que hayan dejado de existir y que en el presente
solo se cuenten sus historias, por eso es fundamental buscar conservar y
no desechar, para o vivir añorando recuerdos en la memoria que con el
paso del tiempo solo pasan a ser anécdotas, recuerdos y añoranzas. Prof.
Fuentes Victor A.
Iglesia de san pedro: construida de adobe y piedra en 1889, y posteriormente recubierta su antiguo
frente, en piedra tallada y campanarios nuevos en la década del 70´, para conservarla.

Un antes y un después en la historia de los bienes patrimoniales

Nadie se opone al progreso y a las nuevas construcciones, solo que


bregamos por la conservación de esos bienes patrimoniales ejemplares y
que forman parte de nuestra esencia cultura del pasado.

¿Se pueden conservar? Claro que sí… debemos revalorizar nuestros


bienes patrimoniales, crear la forma y los sistemas de protección.

¿Porque y para que conservarlos? Teniendo en cuenta el título principal


de este artículo, “conservar o no conservar los bienes patrimoniales”,
estos pueden ayudar a combatir las elevadas temperaturas, fomentando el
trabajo de construcción en materiales rústicos artesanales (bloques de
adobes, ya que la tierra es un recurso propio, de bajo costo), como una
nueva alternativa, complementándolos con materiales industriales.

Buscando una ansiada solución

En la ciudad de La Rioja aún se pueden encontrar la tradicional


construcción de muros macizos de adobe, más precisamente en el
microcentro y macrocentro y esporádicamente en barrios tradicionales. Ya
pocos existen de esos muros y de esos pocos algunos todavía en pie. Estos
macizos generan inercia térmica, es decir los recintos (casas, casonas y
edificios), son frescos durante el día y templados durante la noche, aun en
nuestro difícil y conocido contexto climático, que sabemos que sus altas
temperaturas se hacen sentir durante gran parte del año, definiéndolo según
sus características de cálido, árido y seco con déficit hídrico permanente.

Los sistemas de construcción de bloques de adobe, funcionan muy bien, en


la actualidad existen muchas casas que se encuentran en pie y habitadas.
Casi todas las localidades del interior de la provincia, cuentan con algunas
construcciones de adobe.

Un gran ejemplo son las localidades del valle del Bermejo, (por mencionar
algunos de los tantos lugares que tenemos), donde la temporada de verano
también es caliente y el invierno muy frío, existe una amplitud térmica
notoria principalmente en verano. Para ello, el adobe la construcción de
adobe cumple un papel fundamental como aislante de la amplitud térmica
climática, también se protege comúnmente de las torrenciales lluvias de
verano, y se mantienen firmes por las piedras de sus cimientos, más la
protección del revestimiento de barro con cal en sus paredes y fachadas
(mampostería antigua).

Lamentablemente estas buenas prácticas para adaptarse al clima han ido en


retirada durante el siglo XX, para dar lugar a nuevos sistemas de
construcción herméticos modernos, que son ideal para el uso de nuevos
aparatos tecnológicos de aires acondicionados, calefacción a gas o
eléctrica. Esta tendencia es global y crece a un ritmo demasiado acelerado.

Lejos estamos de volver a esas amplias galerías ventiladas, a esos muros o


bloques de adobe que proporcionaban la inercia térmica natural de nuestros
lugares, y que se combinan perfectamente con las bondades del paisaje de
nuestros pueblos y porque no con la belleza natural que rodea a nuestras
ciudades.
Debemos retomar el valor de nuestra tierra y sus bondades, hacer un uso
adecuado y racional de lo que la naturaleza nos brinda, simplemente la
posibilidad de regresar en el tiempo y trabajar la construcción de adobe. “El
Hornero” ese pájaro sabio, y maestro arquitecto de la naturaleza, aún
conserva y nos enseña el camino, ese sendero de su tradicional casita
rústica de barro, el sigue en el tiempo sin perder su esencia, haciendo uso
justo y necesario de la naturaleza, de esta manera logra combatir las
inclemencias climáticas.

No hay lugar a dudas que nuestros antepasados sufrían las altas


temperaturas de esta provincia, ahora la pregunta es ¿cómo hacían para
soportarlas? Lo hacían sin electricidad, sin demasiada tecnología, los
materiales de construcción no eran modernos. Tal vez la respuesta se
encuentra en esos bienes patrimoniales, en esas construcciones de adobe
con techos de cañas o jarilla, simplemente cubiertos en tierra.
Casa Pazos Moreira, hoy Museo Folklórico Provincial, Ciudad de la Rioja.

Como Geógrafo propongo, “conservar los bienes patrimoniales y


tomarlos como ejemplo de construcción para mitigar las altas
temperaturas y combatir el cambio climático”, este artículo se suma a
otros tantos trabajos y proyectos que llevan años sobre este tema sin
obtener respuestas concretas de autoridades que se hagan responsables para
lograr este objetivo de conservación de todo tipo de bienes, me hace pensar
concretamente que cada año que pasa, es un año más y una gran
oportunidad que se pierde para mejorar o enmendar la calidad de vida que
tanto nos merecemos, mucho hacemos con soportar y acostumbrarnos a los
calores que se repiten y se intensifican año tras año.

¿Se trabaja o no se trabaja seriamente sobre el clima?, una cosa es


informar con datos meteorológicos y alertas de prevención de desastres
climáticos y otra muy distinta es accionar para mitigar y combatir las
injerencias climáticas, tal vez por desconocimiento, tal vez por falta de
visión o voluntad política. Debemos accionar de forma urgente, buscando
el mecanismo que nos ayude a soportar estas marcadas temperaturas. La
población aumenta día a día en números y las demandas socio-económicas
también. Tenemos obligaciones con nuestro territorio, pero sobre todo con
el Planeta, ayudemos a mitigar las elevadas temperaturas y a combatir el
cambio climático.

“Si nosotros seguimos pensando que estos problemas son responsabilidad


de otros, entonces ya estamos vencidos” Prof. Fuentes Victor Alejandro

Iglesia de San Buenaventura, construcción de adobe y piedra, patrimonio muy bien conservado.
(Vichigasta - Chilecito)

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