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9% UN RECUERDO PERSONAL co, incluso podrian haber ejercido una atraccién So- bre la naturaleza ascética de Wittgenstein, sobre todo porque las dificultades se libraban codo a codo con una cierta igualdad de oportunidades y Tecompensas, No quiero decir con esto que la represion Politica le haya parecido atractiva, ni tampoco que fuera indife. rente a ella. : Aunque su visita fue muy breve, es posible que Wittgenstein se formara una opinién clara respecto aj asunto que le preocupaba de modo fundamental: Sa- ber si ahi podria continuar su trabajo e instalarse a vivir, y posiblemente también si era un lugar adecua. do para que Francis se instalara. Soy una persona atolondrada, pues sélo hasta ahora se me ocurre preguntarme qué hubiera ocurrido si Wittgenstein se hubiera inslado en la Union Sovié. tica. Es una hipotesis que se presta a muchas especu- laciones, pero la respuesta es una sola: hubiera sido una catastrofe. No lo hizo gracias a su prevision y a la Divina Providencia —y por esto ultimo me refiero a una conjuncién de factores, incluyendo algunos ajenos al caracter de la persona, que le impidieron hacer tan desastrosa eleccion y le permitieron prose- guir el curso menos incompatible con su naturaleza. LA LIBERTAD DE WITTGENSTEIN Aunque Wittgenstein mostraba signos de las grandes tensiones que debe haber padecido en su nifiez, en la década de los treinta era el menos neurético de los hombres Su cardcter resuelto, su poder de soluntad UN RECUERDO PERSONAL, 97 ysu tenacidad lo hacian parecer un profeta, un general en medio de una batalla, no solamente un fildsofo. Con estas cualidades se aparejaban una gran sensibi- lidad artistica y una gran destreza mecanica. Nunca Ie pesaban las cosas materiales, aun cuando exigieran el mayor esfuerzo de su parte. Nunca ponia en duda sus motivos para actuar. No padecia inseguridad o temores irracionales, y era del todo desinhibido. Asi lo mostraba en sus relaciones con otras personas, siempre y cuando estas fueran de su agrado y aceptaran sus términos, Seria absurdo lla- marlo perfeccionista en el sentido neurdtico del término. Aunque era una persona contemplativa, ,podria decir alguien que era un introvertido? Para él el pen- samiento era accion. No le intrigaba ni le divertia la naturaleza humana. Como buen puritano, estaba se- guro de que esta naturaleza era mala, y su actitud ante ella era de desesperanza. Exceptuaba los emi- nentes logros de unos cuantos en religion, arte y mis- ticismo, pero para él tales logros eran insondeables, inefables de hecho. Podemos comprender su arrogante actitud hacia Freud (como se puede observar en sus discusiones con Rush Rhees y otros), cuando nos damos cuenta de que él no sentia necesitar de Freud. Tengo cierta re- luctancia a emplear la terminologia freudiana, pero para ponerlo de manera clara y breve no me queda sino decir que en él no existia una division perceptible entre el ego y el superego. Ninguna division en abso- luto, en resumidas cuentas. Era un hombre agresivo y explosivo, pero esto también en una manera ingenua y muy peculiar, muy 98 UN RECUERDO PERSONAL suya. A los cuarentaiocho aiios ignoraba atin las co. sas més sencillas respecto a si mismo; principalmen- te, que era impaciente. Varias veces he mencionado la tremenda severidad que tenia para consigo mismo, Pero nunca se veia a través de los ojos de otros, » carecia de otra manera de medir que no fuera la suya, El temor que le tenian quienes llegaron a conocerlo se debia a esta su libertad, y a los medios que utilizaba | ‘para ser'y.asegurarse libre. Sencillamente, abandonaba todo aquello a partir de lo cual nacen y florecen en general los complejos y problemas mentales: riqueza, familia, comunidad y lazos nacionalistas. Renuncia- ba a todo ello tratando de adaptarse, excepto en la forma més superficial, a las maneras, habitos y cos- tumbres de vida existentes. Descartaba todo lo que creia inesencial y trivial, todas las -cosas- materiales Gite’ brindaban ¢omodidad 0 alivio, toda vanidad y adaptacién (aunque de vez en vez se permitia ir a ver una pelicula o se daba tiempo para leer una novela policial). Se convirtié en el mas libre de los hombres, con una entera libertad de eleccién en cuanto a donde vi- vir y con quién asociarse. No obstante, cumplia su trabajo sin descanso y para ello dependia de un selec- to grupo de alumnos, y seguidores, éste era el unico lazo que lo ataba, y lo aceptaba como tal. Si acaso al- guien llegara a preguntar si ese lazo era homosexual en algun sentido (cuesti6n muy de moda en estos dias), en lo que a mi toca podria decir que para mi esposo y para mi, y hasta donde sé, para todos los de- més que lo conocieron, Wittgenstein fue siempre una persona de naturaleza casta. De hecho habia en él un UN RECUERDO PERSONAL » aire de noli me tangere, de manera que es casi imposi- ble imaginar a alguien dandole una palmadita en la espalda, o imaginarlo a él necesitado de expresiones fisicas de afecto. En él todo estaba sublimado hasta un grado extraordinario, Hace poco el profesor George Thomson me recordé que con frecuencia Wittgenstein se desesperaba de la fi- losofia asi como de su propio trabajo, y lo manifesta- ba de modo constante. Quiza también su viejo anhelo de emprender un trabajo manual fue, de acuerdo con’ ~ Ta Opinion del profesor Thomson, uno de los motivos por los que, deseaba viajar.a Rusia; esto embonaria perfectamente con su admiracién por las ensefianzas morales de Tolstoi.* Detestaba muchos aspectos de la vida académica y lo que ésta hacia a quienes la vi- vian. En este sentido era vulnerable e impresionable. - Una vez, después de visitar a un amigo en una casa de salud mental (en los afios treinta), quiso dedicar- se al cuidado de los enfermos mentales. Sin embar- go, cuando consideramos su vida en conjunto, es po- sible decir que siempre. hizo lo que creyd necesario hacer_y que fue el hombre que quiso ser. Cuando le pregunté a mi esposo qué habia apren- dido de sus conversaciones con Wittgenstein, lo me- * Cuando Wittgenstein llegé a Cambridge en 1929, George Thom- son era miembro del King’s College, y ambos se convirtieron en buenos amigos. Después del matrimonio de Thomson, Wittgens- tein solia reunirse una vez por semana con la esposa de éste, gene- ralmente los jueves, para tararear alguna cancién de Schubert mientras ella lo acompafaba al piano. 100 UN RECUERDO PERSONAL dité y lo resumié de esta manera. En un sentido espe. cifico, era poco lo que podia aprender de un hombre cuyas opiniones eran demasiado personales e incluso, a veces, idiosincraticas. De hecho, el famoso dictum del Tractatus: ‘Todo aquello que pueder ser dicho, puede decirse con claridad, y sobre lo que no se pue- de hablar, mejor es callarse’’, le parecia equivoco y detestable. Pero en otro sentido aprendié algo decisi- yo: que solo deben abrigarse aquellas ideas y opini nes con las que uno esta comprometido. Esto fue lo que hizo que todas las observaciones de Wittgenstein, e incluso algunos comentarios ocasionales, fueran memorables. Asi, Wittgenstein permanece como una presencia, moral y, aunque parezca extrafio, no es una presencia amenazante o precautoria, sino benig- na y estimulante, quizd porque es inevitable pensar en él siempre enfrascado en la lucha. En cuanto a mi, al mirar hacia atrds, lo veo abriéndose paso, ininterrumpidamente, limpiando los escombros que una y otra vez continuaban acumu- landose. Sé que su vida fue una vida plena, sin em- bargo, me paréce“unrpersonaje tragico:

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