Está en la página 1de 13

¿De dónde salió la fortuna de los Rockefeller ?

AGOSTO 25, 2016 POR JESÚS GARCÍA BARCALA

Comparte con tus amigos !!


John D, Rockefeller era la epítome de los “Robber Barons” (literalmente, barones
ladrones). aquella categoría de magnates sin escrúpulos que apareció en los Estados
Unidos a finales del siglo XIX. Junto con el suyo, aparecían en la lista nombres como J.
Pierpont Morgan, Cornelius Vanderbilt y Andrew Carnegie, titanes de la banca, los
ferrocarriles y el acero respectivamente. Pero más que estos, el apellido Rockefeller
llegó a ser sinónimo de dinero, y de la exagerada acumulación de este.

Trasladada su fortuna a números de nuestra época, sería uno de los hombres más ricos
de la historia. Se estima que llegaría a más 300 mil millones de dólares. Por otra parte,
hubiese estado más alto en la lista si no hubiese donado más de la mitad de sus
beneficios. No está mal para un hombre cuyo padre poco cargo se hizo de sus familia, y
que arriesgó en un negocio novel, en el que pocos veían futuro, el petróleo.

Muchos estarán al tanto de que este personaje hizo su dinero con el oro negro. Es
verdad, pero hay mucho más en su historia, y en la manera en que se hizo rico. Hay
mucha historia también en lo que hizo con él, pero esta es menos conocida.

John D. Rockefeller.

Infancia
John Davison Rockefeller nació en Richford, Nueva York, el 8 de julio de 1839. Era el
segundo vástago y primer varón del matrimonio formado por William Rockefeller, un
fraudulento vendedor de elixires, y Eliza Davison, ama de casa. Desde temprana edad
John tuvo que hacerse cargo de la familia, pues Bill era un hombre que a menudo
abandonaba a la familia a su suerte, reapareciendo sólo ocasionalmente.

Eliza era una mujer muy religiosa, e instigó a sus hijos un modelo de vida pío, con los
valores típicos de los baptistas: trabajo duro, ahorro y pocos placeres mundanos.
John Rockefeller nunca bebió ni fumó, y sí aprendió a ganarse los cuartos vendiendo
diversos productos a sus compañeros en la escuela. Además, trabajaba en una finca
vecina por las tardes, atendiendo la cría de pavos. Y ahorraba lo poco que le quedaba
de mantener a la familia.
Eliza y Bill Rockefeller.
John no era el estudiante más brillante, pero destacaba en algunas asignaturas,
matemáticas principalmente, lo que le animaría a los 16 años a estudiar un curso de
contaduría. Al poco tiempo, encontró trabajo en una pequeña empresa de
distribución de alimentos. Ahí, según él mismo contó más tarde, aprendió las bases de
la administración de empresas.

Inicios en los negocios


Rockefeller era un tipo muy ahorrativo, pero no por ser tacaño. Desde muy joven se
acostumbró a dar parte de sus salario a organizaciones caritativas. También en sus
años mozos confesó su ambición de reunir una fortuna de 100 mil dólares y vivir hasta
los 100 años. Y se puso a trabajar en ello.

En 1859, a la edad de 20 años, fundó su primera empresa, con Maurice B. Clark, un


hombre con quien continuaría en los negocios por mucho tiempo. Distribuían productos
agrícolas, y mal no les fue. Sólo cuatro años después, Rockefeller, Clark y dos
hermanos de éste, decidieron arriesgarlo todo en una nueva industria, el petróleo.

Oro negro
Por aquel entonces, la zona de Cleveland, ciudad donde los Rockefeller habían ido a
parar, era la capital del petróleo de Estados Unidos, y probablemente del mundo. Los
pozos se abrían casi a diario, impulsada la demanda por la Guerra Civil. No había aún
vehículos motorizados, pero el keroseno, un subproducto del oro negro, era ya el
principal combustible para lámparas.
La primera refinería de Rockefeller en Cleveland.
La sociedad entró en el negocio construyendo una refinería, The Flats en 1863. La
empresa fue muy bien desde el principio, sobretodo porque Rockefeller insistió en el
aprovechamiento de algunos subproductos del petróleo que hasta entonces se consideran
desperdicio, como la Vaselina.

Dos años después, Rockefeller tomó una decisión crítica en su vida. Con sus ahorros y
dinero de otros inversores, Rockefeller compró a los Clark su parte de la empresa. En
sus propias palabras, “fue el día que marcó mi carrera”.

Standard Oil
William Rockefeller abrió su propia refinería en 1866, y pronto trajo a su hermano
mayor como socio. Junto con Henry M. Flagler y Samuel Andrews, el químico de las
refinerías, los Rockefeller fundaron al año siguiente Rockefeller, Andrews & Flagler.
Para 1868, ya era la compañía refinadora más grande del mundo.

Sólo dos años duró ese nombre, pero con los mismos socios, Rockefeller fundó en
1870 la Standard Oil Company. La expansión fue rápida gracias al apalancamiento
que Rockefeller utilizaba, pidiendo dinero prestado, reinvirtiendo los beneficios y
controlando los costes. La Standard Oil abrió oficinas en Nueva York, Philadelphia y
Chicago, desde donde vendía sus productos. Pero no todas las prácticas de Rockefeller
fueron legales, o éticas.

Irónicamente, el hombre que para muchos representa lo más granado del capitalismo,
estaba en contra de uno de los principales aspectos de éste, la competencia. Rockefeller
pensaba que la atomización de la industria, había una treintena de refinerías sólo en
Ohio, era perjudicial para el negocio.

South Improvement Company


En una de las jugadas por las que más críticas recibió, durante años, Rockefeller formó
la South Improvement Company (Compañía de la Mejora del Sur). La SIC era en
realidad un acuerdo de la Standard Oil con tres compañías de ferrocarriles. A través del
acuerdo, la empresa de Rockefeller se beneficiaría de descuentos en el transporte de
petróleo y gas.
No sólo eso, sino que además los ferrocarriles impondrían un precio más alto a la
competencia e informarían a la Standard Oil de los movimientos del resto de refinerías.
El apaño pronto se hizo público y la SIC tuvo que ser liquidada en sólo un año, pero
el daño ya estaba hecho. La reputación de Rockefeller nunca se recuperaría.

Crecimiento
El obstáculo no frenó a Rockefeller, todo lo contrario. Ampliando su cartera de
inversores, se lanzó en una carrera para eliminar a la competencia, comprándola. En un
periodo de cuatro meses en 1872, Standard Oil compró 22 de las 26 refinerías en la
zona, y no siempre con métodos éticos.

Rockefeller se presentaba al dueño de cada empresa competidora. A cada uno le


advertía que no podrían competir con él, y les ofrecía una buena cantidad. En ocasiones,
sin embargo, amenazó con aplastar a los que se negaban, reduciendo los precios y
obligándolos a cerrar. La mayoría no tuvo otra elección.

Rockefeller millonario
No todos se arrepintieron de vender. Algunos de los antiguos competidores de la
Standard Oil se convirtieron en accionistas, y con el tiempo se harían millonarios.
Rockefeller aprovechó el tamaño de su empresa y los beneficios aprovechando las
economías de escala. Además, expandió el negocio comprando sus propios vagones
cisterna y construyendo los primeros oleoductos. Standard Oil, a pesar de su poder,
mantuvo los precios bajos, lo cual le atrajo más clientes y redujo la competencia.

Certificado de la STC.
A finales de la década de 1870, Standard Oil ya controlaba el 90% del negocio de
refinado en Estados Unidos, y la fortuna de John D. Rockefeller llegó al millón de
dólares.

Monopolio
En un país federal como los Estados Unidos (EUA), los estados tienen muchas
competencias, entre ellas el comercio. En muchos casos, las leyes locales no permitían
que una empresa incorporada en otro estado operara en el propio. Para ello, Rockefeller
había fundado decenas de empresas, algunas muy pequeñas. No era una manera muy
eficiente de gestionar tanto poder.

Entonces, a los abogados de la Standard Oil se les ocurrió una treta. Rockefeller y sus
socios fundaron un “trust”, que viene siendo algo así como una “corporación de
corporaciones. Desde el trust, podían operar las 41 compañías desde un punto
centralizado, sin quebrantar las leyes locales.

Aunque todo fuese legal, las críticas del público y la prensa no se hicieron esperar,
y más cuando otros copiaron el truco. Standard Oil, con sus 20,000 pozos y más de
100,000 empleados, se había convertido en un poderoso monstruo, y daba miedo. El
gobierno también tomó nota.

Antitrust
A partir de 1880 la Standard Oil continuó su marcha, pero Rockefeller nunca consiguió
el monopolio mundial que buscaba. El negocio crecía, y con él la competencia. Aún así,
y a pesar de perder parte del mercado, la Standard Oil nunca bajó del 80%. John se
convirtió en el hombre más rico del mundo, y uno de los más odiados.

Theodore Roosevelt.
Para 1891, no obstante, y apenas con 52 años, Rockefeller decidió dejar el día a día de
la empresa a su hijo John y otros directivos. A partir de entonces se dedicó a su otro
gran hobby, la filantropía. Eso no detuvo al gobierno, que ya había legislado en contra
de los monopolios, y todo fue a peor para Rockefeller cuando Theodore Roosevelt llegó
a la Casa Blanca en 1901. Roosevelt inmediatamente lanzó una campaña contra la
Standard Oil.

Lo que piensa el pueblo


La opinión pública, años en contra de las grandes corporaciones, le apoyaba en su
cruzada. En 1904 la situación tomaría un nuevo carisma con la publicación del libro La
Historia de la Standard Oil, de Ida Tarbell.
Esta reportera era hija de uno de los hombres a los que Rockefeller había sacado del
negocio en los años 70. En libro, reveló muchas de las prácticas de la Standard Oil,
espionaje, amenazas, vender por debajo del precio de producción. La reacción del
público fue enérgica, y por primera vez, Rockefeller se vio en la necesidad de responder
a las acusaciones. Su defensa fue que nada se había hecho de manera ilegal desde la
empresa. En todo caso, decía, era probable que algunas cosas se hubiesen podido hacer
mejor. De nada le sirvió.

Desaparece la Standard Oil


Los juicios prosiguieron en las cortes, pero ya sabemos que las cosas del palacio van
despacio. FInalmente, en 1911, la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos
declaró a la Standard Oil culpable de quebrantar la ley antimonopolios. Ordenaba
también, que la empresa fundada en 1870 fuese troceada en 34 compañías más
pequeñas.

Lo curioso es que Rockefeller se benefició ampliamente del rompimiento de Standard


Oil. Al ser el principal accionista, quedó también como uno de los principales
accionistas de las 34 nuevas empresas. El precio de las acciones de estas se dispararon,
dejando a Rockefeller un gran beneficio. Cosas de los ricos.

Ganar dinero, donar dinero


Motivado por su fuerte religiosidad, John D. Rockefeller siempre se distinguió por ser
un gran filántropo. Desde muy joven se acostumbró a donar parte de sus ingresos a
organizaciones caritativas, aún cuando al mismo tiempo pedía créditos para sus
empresas. Esa costumbre entró en turbo cuando dejó el día a día de la gestión de
Standard Oil.

La filantropía del millonario se centró en dos aspectos: la educación y la salud. También


las iglesias, especialmente la suya, recibieron grandes sumas de dinero. Más que eso,
Rockefeller sentó un precedente entre los millonarios. Tanto Morgan como Carnegie
pronto le imitaron con sus propias fundaciones.

Estos son algunos de los beneficiarios más importantes de Rockefeller y su fundación:

 Universidad de Chicago, fundada por Rockefeller con una donación de 80


millones de dólares.
 Spellman College, una universidad para antiguas esclavas emancipadas.
 Universidad Central de Filipinas.
 Peking Union Medical College
 Sociedad de la Misión Foránea de la American Baptist.
 Escuela de Higiene y Salud Pública de la Universidad John Hopkins.
 Universidad Denison.
 Yale
 Harvard
 Brown
 Columbia
 Vassar.
 Wellesley.

Salud
Además, Rockefeller fundó el Institute for Medical Research (1901) el primer centro de
investigación médica del mundo. De este centro saldrían las curas, entre otras, para la
fiebre amarilla y la anquilostomiasis, una enfermedad causada por gusanos parasitarios
que afectaba, principalmente, a mujeres embarazadas.

Muchas organizaciones más recibieron donaciones individuales de Rockefeller y su


fundación. En total repartió 550 millones de dólares de una fortuna calculada en 900
millones. Sus hijos continuarían con la tradición, y con la fundación, que aún existe.

Epílogo
John Rockefeller murió el 27 de mayo de 1937, poco antes de cumplir los 98 años.
Logró su objetivo financiero, y casi el de la edad.
Rockefeller sigue siendo sinónimo de millonario, y puede que lo sea para siempre. La
suya fue la primera fortuna en llegar a los mil millones de dólares (billion en
inglés).Pero los dólares no llegaron solos. Rockefeller fue también el blanco principal
de los ataques de la prensa y del gobierno, temerosos ambos entes de que un grupo de
magnates pudiesen acumular más dinero y poder que el gobierno del país.

Caricatura política que representa a la STC como un pulpo.


Por otra parte, el titán del petróleo también se distinguió por su filantropía, aunque esta
no le ayudó a limpiar su nombre en la opinión pública.

John D. Rockefeller fue y sigue siendo un personaje controvertido. A la vez,


representa lo peor del comportamiento de las grandes corporaciones y lo mejor de la
filantropía. La historia le ha juzgado y el veredicto se ha decantado más por lo negativo.
Como suele suceder. En cualquier caso, su contribución es imprescindible en la historia
de los negocios, en estados Unidos y a nivel mundial.
¿Qué piensas, querido lector, de Rockefeller? ¿Se merece un escarnio o un elogio?

Comparte con tus amigos !!


Compártelo:

 Bitácoras.com
 WhatsApp
 Meneame




 Correo electrónico
 inShare3
 Telegram
 2

 Compartir en Tumblr

Me gusta:

Relacionado

El gran error de uno de los fundadores de Apple.


diciembre 26, 2015
En "Curiosidades"

Pablo Escobar: El criminal más rico de la historia.


diciembre 1, 2015
En "Crimen"

El día en que la Mona Lisa se hizo famosa.


noviembre 7, 2015
En "Arte"

ARCHIVADA EN: ECONOMÍA, PERSONAJES, PETRÓLEO


Comentarios

1. franciscojaviertostado dice

AGOSTO 25, 2016 EN 5:14 PM

Hola Jesús,
cuando uno lee este artículo sobre Rockefeller le puede hacer sentir cierta envidia pero en parte
también pena al hacer nuestra la frase de que el dinero no da la felicidad. Precisamente estos días
dieron la noticia de que Bill Gates, otro año más, es el hombre más rico de nuestro planeta. Imagino
que cuando uno llega a este nivel (nivelazo) deja de preocuparse de sus empresas, de su riqueza, y
al menos en el caso de Gates, emplea su tiempo en organizaciones y fundaciones que ayuden a
mitigar un poco las desgracias que nos rodean. No sé, llámame iluso, pero… ¿lo importante en esta
vida no es vivir sin preocupaciones? Ellos seguro que las tendrán, millones de ellas.
Abrazos

o Jesús García Barcala dice

AGOSTO 26, 2016 EN 1:03 PM

Hola Francisco,
Ayer precisamente estaba viendo un documental sobre Warren Buffet, el inversor más exitoso de la
historia, y otro que ha donado ingentes cantidades de dinero. A sus 86 años, sigue trabajando, y por una
sola razón, para él ganar dinero no es un trabajo, sino un juego, una diversión. No le preocupa en lo más
mínimo tenerlo, sino ganarlo. Es un tipo conocido por vivir en la misma casa que se compró de recién
casado, y de no comprarse nunca ropa de marca. Un tipo sencillo, sí, algo como Bill Gates, con quien ha
hecho muy buenas migas.
Por otra parte sí hay gente cuyas fortunas sólo les traen problemas, preocupaciones, estrés. Hemos visto
a lo largo de la historia como hermanos se han matado por la herencia de un padre millonario, o se han
metido en el mundo de la droga. Algo que une a Buffett y Gates, es que ambos han dicho que no
piensan dejarles mucho dinero a sus hijos, para que se lo ganen ellos mismos. Me parece una política

acertada, y es lo que ienso hacer yo cuando sea millonario, y cuando tenga hijos…
Muchas gracias por comentar. Un abrazo.

2. joebarcala dice
AGOSTO 25, 2016 EN 6:52 PM

Juzgarlo ahora no conviene. Según su época, fue un hombre que la hizo de pionero en muchos
aspectos, asuntos que hasta esa fecha no tenían precedentes. Tenía metas y era disciplinado, al
tiempo que ponía en predicamento a otros empresarios compitiendo con un monstruo. De eso se
tenía que aprender. Una buena ley anti-monopolios surgió de la lección y además, terminó
beneficiándose de ella. Tomar la decisión de ayudar a los menos favorecidos habla bien de él. Quizá
se debería mejorar la percepción de él. Desgraciadamente, muchos tomaron el ejemplo de lo malo y
terminaron peor que él. Vaya predicamentos.

o Jesús García Barcala dice

AGOSTO 26, 2016 EN 1:06 PM

Hola Joe,
coincido contigo. a Rockefeller, como a otros magnates, más que ganar dinero le impulsaba un deseo
por construir algo.Pensaban ue estaban haciendo un bien a la sociedad, y de hecho, lo hicieron. Por otra
parte, no podemos juzgarlos con los principios de nuestra época. Ellos recibieron otra educación, vivían
en un mundo muy diferente, con modelos y valores muy diferentes a los nuestros. Que no fueron
perfectos, está claro, pero nadie lo es, ni lo será.
Muchas gracias por comentar. Un abrazo.

3. BOIRA_A dice

AGOSTO 26, 2016 EN 8:34 AM

Yo creo que no se merece ningun escarnio, hizo lo que cualquier otro en su situacion haria

o Jesús García Barcala dice

AGOSTO 26, 2016 EN 1:08 PM


Hola Soira,
estoy de acuerdo contigo. Como le decía otro lector, no podemos juzgar las acciones de hombres en
tiempos pasados. Ellos hicieron lo que creían era lo correcto. Además, como bien dices, la mayoría
hubiésemos hecho lo mismo.
Muchas gracias por tu comentario. Un cordial saludo.

 Juan M.E. dice

AGOSTO 27, 2016 EN 4:41 PM

Así es,…
incluso gracias a hombres como estos, las leyes tuvieron que evolucionar y mejorar..

Saludos.
Juan.

 Jesús García Barcala dice

SEPTIEMBRE 2, 2016 EN 11:16 AM

Hola Juan,
tus palabras son muy adecuadas en esta historia. Los “Barones ladrones” sólo hicieron lo que podían, como
cualquiera otro haría. Que probablemente abusaron, no lo dudo, pero insisto, prácticamente todos hubiésemos
actuado de la misma manera. Además, Estados Unidos era en aquel entonces un país muy joven, y no estaba
preparado para limitar este tipo de actuaciones simplemente porque nadie hasta entonces las había llevado a
cabo.
La virtud de ese país estriba precisamente en que su sistema político le permite adaptar sus leyes a los tiempos
cambiantes. Con la serie de regulaciones que Roosevelt implementó a principios de siglo, se frenaron los
monolpolios, y todo el mundo se benefició, haciendo la economía aún más eficiente. Ironías del destino.
Muchas gracias por tu valiosa colaboración. Un cordial saludo.

4. Daniel Soltero dice


AGOSTO 27, 2016 EN 12:46 AM

No le hace ningun merito a nadie, dar de lo que le sobra. De esos habemos muchos. Hay que
recordar a Rockefeller, como aquel que se encargo “gestionar” la prohibicion del alcohol (entonces
combustible para coches Ford), e imponer al petroleo (gasolina) en el combustible de preferencia
por los siguientes 120 años; y de paso ser el responsable directo de la contaminacion en las
grandes ciudades del mundo.

o Jesús García Barcala dice

SEPTIEMBRE 2, 2016 EN 11:12 AM

Hola Daniel,
Estoy de acuerdo contigo, en parte. Donar dinero a una buena causa es siempre es siempre bienvenido,
ya sea parte de tu fortuna o toda. Además, no olvidemos que Rockefeller donó una parte de sus ingresos
toda su vida, aún cuando era un simple empleado. Ahora bien, no conozco el episodio que mencionas
sobre “imponer” la gasolina. Nunca he encontrado ninguna evidencia al respecto, lo cual no quiere decir
que no exista.
Mucha sgracias por tu comentario. Un cordial saludo.

5. Carlos Flores dice

AGOSTO 29, 2016 EN 6:21 PM

Opino que si no hubiera acumulado tantas riquezas y luego destinarlas a obras benéficas, tal vez
otro no lo hubiera hecho.

o Jesús García Barcala dice

SEPTIEMBRE 2, 2016 EN 11:24 AM

Hola Carlos,
hay de todo en este mundo. A gente como Steve Jobs, a pesar de su enorme fortuna, apenas se le
conocen obras de caridad. Por otra parte tienes a Bill Gates y Warren Buffet, quienes han donado la
mitad de sus muchos recursos a la fundación Bill y Melinda Gates, cuyas actividades en el campo de la
salud ya se han hecho notar.
Un detalle que me gusta mencionar, es que a ninguno de los personajes arriba citados, incluyendo a
Rockefeller, les importó nunca el dinero en sí. Lo que les gustaba o gusta es hacer dinero, pero ya que lo

tienen les da igual, y por eso lo donan. Ojalá y hubiese más así…
Muchas gracias por comentar. Un cordial saludo.

También podría gustarte