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Es muy reconfortante el estar totalmente convencido que hemos dado lo más que podíamos y
que hemos superado nuestra marca anterior, … es una fuerza que no viene de la capacidad
corporal, sino de la voluntad del alma (cf Gandhi). Ese alcanzar los objetivos, esa experiencia, se
da en el proceso del aprendizaje; y puede hacerse el camino en solitario, con un guía o
acompañante o en grupo. Y es en este último en el que se suelen distinguir dos enfoques en el
proceso educativo: el de cooperación o el de colaboración.
Un buen número de profesores utilizamos “el trabajo en grupo como una estrategia para
desarrollar las habilidades sociales. Sin embargo, nuestra función como profesores va más
allá de agrupar a los alumnos para que desarrollen cierta tarea, va más allá de dar
instrucciones y decirles a los alumnos: “desarrollen la actividad en pares o grupos de tres”.
Tenemos que saber de qué forma enseñarles a los alumnos a alcanzar una meta cooperando
y colaborando unos con otros, es decir, aprovechar la propia experiencia y la de los demás
para maximizar el aprendizaje. Y por ello, nos es muy importante saber que no todo trabajo
en grupo en el aula es necesariamente aprendizaje cooperativo o colaborativo.
Para profundizar en estos conceptos les sugerimos leer nuestra fuente: APRENDIZAJE
COOPERATIVO Y COLABORATIVO, DOS METODOLOGÍAS ÚTILES PARA DESARROLLAR
HABILIDADES SOCIOAFECTIVAS Y COGNITIVAS EN LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO.
El Profesor de la Universidad Politécnica de Madrid, Ángel Fidalgo, afirma que no hay acuerdo
en las diferencias entre colaboración y cooperación, y que para saber si se coopera o
colabora hay una serie de “dimensiones” que tener en cuenta: las personas, el recurso que
comparten y la visión del resultado final. Porque “la realidad es que la intensidad de los
vínculos entre personas, entre recursos y entre los aspectos comunes que compartimos es lo
que define las distintas formas de compartir para llegar a desarrollar un bien común”. Su
posición la podemos leer en: COLABORACIÓN Y COOPERACIÓN.
Orientados por el modelo educativo del pedagogo norteamericano John Dewey, nos
preguntamos: ¿Qué es el Aprendizaje cooperativo? Creo que podemos estar de acuerdo que la
cooperación consiste en trabajar juntos para alcanzar objetivos comunes. “En una situación
cooperativa, los individuos procuran obtener resultados que sean beneficiosos para ellos
mismos y para todos los demás miembros del grupo. El aprendizaje cooperativo es el
empleo didáctico de grupos reducidos en los que los alumnos trabajan juntos para
maximizar su propio aprendizaje y el de los demás. Este método contrasta con el aprendizaje
competitivo, en el que cada alumno trabaja en contra de los demás para alcanzar objetivos
escolares tales como una calificación de “10” que sólo uno o algunos pueden obtener, y con el
aprendizaje individualista, en el que los estudiantes trabajan por su cuenta para lograr metas
de aprendizaje desvinculadas de las de los demás alumnos.
Sabemos que “cooperar no es una actividad extraña. Desde siempre las personas nos hemos
unido para lograr objetivos comunes, como manifestación clara de la vertiente social del
género humano. Quizás, para algunos docentes, pueda resultar más innovador la idea
de cooperar como metodología para aprender. Es decir, hacer de la cooperación
una herramienta para aprender más y mejor. Aunque, …tampoco tan novedoso” (José Blas
García Pérez).
Una publicación anterior, que les puede ser útil: 54 TÉCNICAS DE APRENDIZAJE
COOPERATIVO: DESARROLLO Y CONSEJOS PARA SU APLICACIÓN EN EL AULA.
David W. Johnson, Roger T. Johnson y Edythe J. Holubec, propulsores de este recurso, nos
dicen que “los estudiantes mismos no están acostumbrados a trabajar juntos y tienden a
ser competitivos. Nuestro consejo es empezar de a poco, empleando el aprendizaje
cooperativo para un solo tema o en una sola clase, hasta que el docente se sienta cómodo al
utilizar el método, y luego extenderlo a otros temas o clases. Implementar el aprendizaje
cooperativo en el aula exige esfuerzo y disciplina. No es fácil. Pero vale la pena”.
Por otro lado, el profesor José Blas García Pérez afirma que “la misma estructura de la escuela
es contraria a los principios cooperativos y hacen casi impracticable su desarrollo. Es
necesario un cambio de cultura, un cambio organizativo y un cambio metodológico que
esté orientado a la cooperación. La cooperación como vehículo hacia una escuela
insertada en su contexto, democrática e inclusiva, al mismo tiempo que autónoma, crítica y
empoderadora de individuos”, para hacer frente al aislamiento docente; la homogeneización
de currículos y método; el culto al silencio, al esfuerzo y trabajo individual, a las
calificaciones como símbolos de logro,…la división burocrática por cursos y aulas; la
clasificación de las escuelas en ordinarias y especiales; la promoción a base de resultados; la
especialización por asignaturas, por departamentos, por materiales; la organización por horas
en las que cada maestro o profesor solo sabe y le interesa “lo suyo”; el conocimiento
enlatado; los alumnos tratados bien como insumos o bien como piezas intercambiables de
un puzzle [rompecabezas] …, contra las metodologías reproductoras, limitadoras de la
creatividad y la iniciativa, visibilizadoras de las carencias y no de las posibilidades… (cf
“Aprendizaje cooperativo hoy: una paradoja y tres interrogantes”).
Les sugerimos ampliar los conceptos anteriores, la tabla de los beneficios del aprendizaje
cooperativo en el aula, y el Decálogo a tener en cuenta para el desarrollo metodológico del
aprendizaje cooperativo, en la publicación de INED21: APRENDIZAJE COOPERATIVO HOY:
UNA PARADOJA Y TRES INTERROGANTES.