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Respiración abdominal:
Coloca una mano en tu
pecho y la otra en tu
abdomen. Inspira
lentamente por la nariz,
inflando tu abdomen, lo
que debería elevar la mano en tu vientre sin
que la mano en tu pecho se eleve demasiado.
Exhalación controlada: Exhala suavemente por la
boca o la nariz, permitiendo que tu abdomen se
contraiga lentamente.
Visualización:
Algunas
personas
encuentran útil
combinar la
respiración con
visualizaciones relajantes, como imaginar una
playa tranquila, un bosque sereno o cualquier otro
lugar que te haga sentir relajado.
Repetición: Continúa este proceso de respiración
profunda durante al menos 5-10 minutos. Puedes
alargar o acortar la duración según tus
necesidades.
La práctica regular de la
respiración relajante puede
ayudarte a reducir el estrés,
aliviar la ansiedad y mejorar
tu bienestar general. Puedes
utilizar esta técnica en
cualquier momento del día
cuando necesites un descanso para relajarte y
recargar energías.