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Actividad 1:
Principios generales y técnica del levare.
Como respuesta paso a exponer, de forma sintetizada, las enseñanzas del
maestro Montenegro en estas primeras clases.
Así mismo en Italia se empieza a introducir el movimiento lateral que dará pié
al movimiento de la cruz creando el espejo (con referencias a la señal de la
cruz, padre- hijo- espíritu santo). Poco a poco esto se estandariza y todo ello
va aportando y consolidando el hecho de marcar en el “aire” unas figuras
para poder controlar y organizar la materia musical.
Otras formas que aparecen son los teclistas, que colocándose en el centro
de la agrupación, tocan con la mano izquierda el bajo (bajo continuo) y con la
derecha van marcando el compás etc. Posteriormente al ir desapareciendo el
teclado (Clavicembalo) la figura del concertino va adquiriendo cierto
protagonismo, utilizando el propio arco o el cuello del violín para marcar las
diferentes entradas. En algunos casos estas dos figuras podían trabajar a la
par: El concertino se ocupaba de la orquesta mientras que el teclista lo hacia
de las voces.
Se dice que Franz Joseph Haydn (ya en lo que conocemos como clasicismo)
fue de los primeros en introducir la batuta en el estreno de su obra
La Creación.
Un gesto aparentemente tan simple como dar una entrada, debe tener toda
la información necesaria para poner en funcionamiento a la orquesta. Por
supuesto el tempo debe estar claro, pero también el carácter y el matiz.
Todo en un solo gesto. De la misma forma puede entenderse que dentro del
compás cada golpe (o batida) es en cierto modo, el levare del siguiente. Por
tanto hablamos de una continuidad.
(Quizá de ahí nace la idea de entrenar la musculatura en el movimiento
continuo, sin escalones innecesarios)
Todo ello en conjunto, forma una serie de dibujos en el aire que marcan un
pulso concreto así como un carácter y unos matices, en definitiva:
Un lenguaje que debe ser entendido.