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SATELITE

Los satélites artificiales son utilizados para enviar y recibir comunicaciones de uso masivo como
telefonía, televisión o Internet, también sirven para prestar servicios educativos, con fines militares y
de educación científica. Un satélite es un objeto natural o artificial que orbita alrededor de otro más
grande. Los satélites de navegación permiten proporcionar en tierra en un punto y lugar determinado
el conocimiento preciso de la posición, el tiempo, así como información de navegación (esto es, como
llegar de una posición a otra).

TIPOS DE SATELITES:

SATELITES NATURALES Y SATELITES ARTIFICALES

¿Qué son los satélites naturales?


Un satélite natural es un cuerpo celeste que orbita alrededor de otro cuerpo más grande y que lo
acompaña en el movimiento de traslación. Los satélites naturales que orbitan los planetas son
llamados “lunas” (algunos planetas tienen varias lunas en su órbita). Los únicos que no tienen
satélites naturales son Mercurio y Venus.

Muchos científicos sostienen que los planetas y otros cuerpos de gran tamaño pueden haber
adquirido sus satélites naturales al capturarlos por la atracción gravitacional. Es decir, que algunas
lunas solían moverse a través del espacio, de manera independiente y, cuando pasaron cerca de un
cuerpo de mayor densidad y tamaño, comenzaron a formar parte de su órbita.

En otros casos, como en el de la Luna terrestre, fue originada a partir de un gran impacto entre
un asteroide y el planeta Tierra. Las rocas y el polvo resultantes de la explosión del choque se
esparcieron por el espacio y luego se agruparon y formaron la Luna, ubicada lo suficientemente cerca
de a Tierra como para quedar atrapada en su órbita.

Fuente: https://concepto.de/satelites-naturales/#ixzz7yfqJsiTn

Los satélites naturales pueden variar en cuanto a su composición, tamaño, forma, etc. Sin embargo,
tienen ciertas características en común:

 Se mueven en la órbita de un cuerpo celeste mayor, debido a la fuerza de gravedad


proveniente de él.
 Suelen ser cuerpos sólidos y, por lo general, no tienen una atmósfera notoria.
 Sus órbitas pueden ser regulares o irregulares.
 Su fuerza de gravedad afecta al planeta que orbitan (en el caso de la Tierra, la gravedad de la
Luna provoca la suba de las mareas).

Tanto los planetas como los satélites naturales, tienen su propia fuerza de gravedad. Si bien la de los
planetas es mayor (lo que hace que mantengan al satélite en su órbita), el satélite también ejerce
cierta influencia sobre el planeta.

Tipos de satélites naturales


Los satélites naturales se clasifican en:

 Satélites pastores. Aquellos que se ubican en los anillos de un planeta, en especial, de los
planetas “gigantes” o “exteriores” del Sistema Solar.
 Satélites coorbitales. Aquellos que conforman dos o más satélites en la misma órbita de un
planeta.
 Satélites asteroidales. Aquellos, en general pequeños, que giran alrededor de asteroides.

Los satélites naturales también se clasifican por su tipo de órbita, que puede ser:

 Regular. Aquellos satélites que mantienen una órbita constante alrededor de otro cuerpo celeste,
es decir, en un mismo sentido que el planeta.
 Irregular. Aquellos que mantienen órbitas muy alejadas respecto del planeta que orbitan y que
suelen ser elípticas e inclinadas.

Satélites naturales en el Sistema Solar

Además de
sus anillos, Saturno tiene 61 lunas confirmadas.

En el Sistema Solar hay alrededor de 160 satélites naturales confirmados y otro centenar aún en
estudio.

El primero en detectar que otros planetas también tenían lunas fue Galileo Galilei, quien en 1610
pudo reconocer las cuatro lunas más grandes de Júpiter, planeta que cuenta con la mayor cantidad
de satélites naturales (al menos 69, detectados hasta ahora). En segundo lugar, se
encuentra Saturno con 61 lunas confirmadas.

Los planetas, los asteroides y los cometas que orbitan alrededor de diferentes estrellas, como
el Sol, también pueden ser considerados satélites naturales.

El Sistema Solar tiene ocho planetas confirmados y millones de planetas menores, asteroides,
cometas y otros cuerpos celestes que orbitan alrededor del astro luminoso. Todos ellos pueden ser
considerados, de alguna manera, satélites naturales.

La Luna
La Luna es el único satélite natural de la Tierra, tiene un diámetro de 3.476 kilómetros (una cuarta
parte del de la Tierra) y es el quinto satélite más grande del Sistema Solar. Se mueve a una
velocidad de 3.700 km por hora y tarda 27,3 días en orbitar el planeta, período denominado “orbital” o
“sideral” que significa “de las estrellas” o “relacionado a los astros”.
Sin embargo, el tiempo que transcurre entre una luna llena y la siguiente es de 29,5 días. Ese tiempo
extra se debe al cambio de ángulo a medida que la Tierra gira alrededor del Sol.

La Luna tiene su propia fuerza de gravedad. Si bien es mucho menor a la atracción gravitatoria de la
Tierra, ejerce influencia sobre el planeta ya que provoca la suba de las mareas, es decir, las
masas líquidas terrestres son atraídas por la fuerza de gravedad de la Luna.

La suba de la marea no se produce siempre a la misma hora cada día, sino que varía con las fases
lunares que aparecen en diferentes horarios. Según la instancia de la fase lunar, varía la intensidad
de la marea, por ejemplo:

 Mareas muertas. Ocurren durante las fases lunares creciente y menguante, y se caracterizan
por los cambios pequeños o leves en las mares.
 Mareas vivas. Ocurren durante las fases de la luna llena y nueva, cuando el satélite se alinea
con el Sol y la Tierra, lo que provoca que las mareas altas resulten aún mayores, porque se
suman las atracciones gravitacionales del astro luminoso y del planeta.

Más en: La Luna

Satélites artificiales

Los satélites artificiales pueden estudiar la superficie del planeta.

Los satélites artificiales son máquinas de alta complejidad creadas por el humano y lanzadas al
espacio a través de cohetes, para que orbiten alrededor de un determinado cuerpo celeste, por
ejemplo, la Tierra. Su objetivo es recopilar datos, pruebas y demás información para
preparar mapas y para estudiar las diferentes partes de la superficie del cuerpo.

A finales de 1950, la ex Unión Soviética lanzó el primer satélite artificial del mundo, que tenía el
tamaño de una pelota de baloncesto y que logró transmitir una sencilla señal en código Morse.
En la actualidad, los satélites artificiales son capaces de recibir y retransmitir, de manera
simultánea, miles de señales que van desde datos digitales hasta la programación de los sistemas
de televisión.

Fuente: https://concepto.de/satelites-naturales/#ixzz7yfr4lGAB

1.1 Satélites pastores

Los satélites pastores son pequeñas lunas que, a causa de su acción de gravedad, son capaces de
mantener el material por el que están formados los anillos de algunos planetas. Dicho de otro modo,
gracias a su masa y fuerza gravitatoria, son capaces de “recoger” materia y desviarla de su
órbita original mediante resonancia orbital. Los satélites pastores orbitan en el interior o en los
bordes de los anillos planetarios y permiten que estos tengan unos límites bien definidos, añadiendo
materiales al anillo o eyectándolos al exterior.

En este punto, quizá te venga a la mente el anillo de Júpiter, pero también actúan bajo la misma
premisa en el de Saturno, Urano o Neptuno, aunque sean mucho menos espectaculares y
prácticamente invisibles con microscopios.

1.2 Satélites troyanos

Dicho de forma general, un satélite troyano es cualquier cuerpo que ocupa uno de los puntos
triangulares de Lagrange de cualquier sistema. Los puntos de Lagrange son 5 secciones específicas
donde un objeto pequeño puede permanecer “estacionado” entre dos masas más grandes (por
ejemplo Sol-Tierra o Sol-Luna). El satélite troyano está en un perfecto equilibrio gravitatorio, con una
fuerza de atracción igual entre ambos cuerpos grandes, así que se queda “aparcado” el el punto
concreto.

1.3 Satélites coorbitales

Los satélites coorbitales son 2 o más cuerpos que giran en la misma órbita. Al ir “emparejados”,
existe uno interior que va más rápido y uno exterior que va un poco por detrás. De todas formas, las
fuerzas gravitatorias cuando ambos están muy cerca cambian la cantidad de movimiento del otro, de
forma respectiva.

1.4 Satélites asteroidales

Curiosamente, hasta los cuerpos asteroides pueden tener sus propios satélites que orbitan
entorno a ellos. La figura de un satélite asteroidal es esencial en el estudio astronómico, pues
permite estimar la masa y la densidad del asteroide con el que interactúa, valores que de otra forma
sería imposible conocer. Estos cuerpos grandes que presentan satélites orbitando a su alrededor se
conocen como “asteroides binarios”.

Por otro lado, cuando el asteroide y el satélite tienen propiedades similares, el sistema se denomina
“asteroide doble”. Incluso, se han llegado a detectar sistemas triples, formados por asteroides que
tienen dos satélites en su órbita.

2. Satélites artificiales

Entramos en terreno más conocido, pues a continuación, exploramos los satélites que el ser humano
ha lanzado en órbita con finalidades concretas. No te lo pierdas.

 Te recomendamos leer: "Las 21 sondas que hemos enviado al espacio"


2.1 Satélites de observación

Como su propio nombre indica, estos satélites son objetos que se han puesto en órbita de forma
voluntaria, con la finalidad de observar la Tierra desde una órbita concreta. No tienen finalidades
militares, pues recaban información de uso común a toda la especie humana: cartografía,
climatología, meteorología, etc. Pueden ser de órbita baja (LEO) y de órbita geoestacionaria (GEO).

2.2 Satélites de comunicaciones

Enfocados en la comunicación y el entretenimiento global, estos satélites se encargan de emitir


señales de radio y televisión desde unas zonas del globo a otras. Estos objetos actúan como
repetidores situados en el espacio: reciben las señales enviadas desde la estación terrestre y las
“rebotan” hacia otro satélite o estación. Pueden ser pasivos (mandan señales tal y como están) o
activos (las amplifican antes de reenviarlas).

2.3 Satélites meteorológicos

Estos objetos en órbita tienen como labor principal supervisar el tiempo atmosférico y el clima de
la Tierra. Pueden seguir una órbita polar y cubrir distintas partes (de manera asincrónica al
movimiento terrestre) o geoestacionaria (en el mismo sentido de rotación de la Tierra), siempre
analizando un mismo punto. Desde la distribución de las nubes hasta incendios y tormentas, estos
satélites se encargan de cubrir los fenómenos meteorológicos del planeta.

2.4 Satélites de navegación

Los satélites de navegación conforman una constelación, que permite transmitir rangos de señales
con el fin de geolocalizar un objeto en cualquier punto de la Tierra, sea en suelo, mar o aire. Gracias
a ellos, se pueden obtener coordenadas geográficas de cualquier punto y, algo mucho más
usado en el día a día, navegar por las ciudades en un vehículo motorizado.

2.5 Satélites espía

La premisa es la misma que la del satélite de observación, pero en este caso, los fines son
puramente militares. Estados Unidos y la Unión Soviética, en su día, fueron las fuerzas políticas
más famosas por utilizar satélites de esta índole. Aún así, cabe destacar que no son infalibles: para
combatir la obtención de información por parte de estos objetos, existen armas antisatélites.

2.6 Satélites de energía solar

Aunque a día de hoy están en periodo de propuesta, los satélites de energía solar se basan en un
método de obtención de energía tan sostenible como atractivo. Básicamente, lo que se busca con
estos objetos es la recogida de la energía solar en la órbita y su posterior envío a una zona de
recepción en la Tierra. Por desgracia, el coste de los lanzamientos en órbita aún es demasiado
elevado para justificar estas técnicas.

2.7 SmallSats o satélites de baja masa

Son satélites de tamaño muy reducido, generalmente menor a 500 kilogramos. Debido a que son
más baratos y prácticos a la hora de fabricación y lanzamiento, se pueden utilizar, por ejemplo, en la
recopilación de datos para investigaciones científicas.

2.8 Estaciones espaciales

Las estaciones espaciales son satélites habituados para que las personas puedan vivir en el
espacio exterior. A diferencia de otros tipos de naves, estas estructuras carecen de métodos de
propulsión o de aterrizaje. Por ello, deben usarse otros vehículos para volver a la Tierra.
Resumen

Como habrás podido comprobar, existen muchos tipos de satélites, tanto naturales como artificiales.
Los primeros nos ayudan a conocer el espacio exterior y las dinámicas de los cuerpos planetarios,
mientras que los segundos han permitido una serie de avances casi inabarcables en la sociedad
humana.

¿Imaginas un mundo sin radio, sin GPS o sin la previsión del clima en tu zona? Todas estas
labores y más, que damos por hechas sin pararnos a pensar en ellas, ocurren gracias a una serie de
cuerpos fabricados por humanos que permanecen orbitando alrededor de la Tierra.

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