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EDUCACIÓN SECUNDARIA
1. Mercurio
2. Venus
3. La Tierra
4. Marte
5. Júpiter
6. Saturno
7. Urano
8. Neptuno
La presente unidad temática titulada “Sistema Solar” aborda y explica qué es el sistema solar
y cuáles son sus características. Cómo está formado y cuáles son los planetas del sistema
solar.
El propio Newton sabía que la realidad era menos primorosa. Los planetas, reconocía,
también debían de influirse entre sí. Aunque sus campos gravitatorios sean mucho más débiles
que el del Sol, con el tiempo acaban influyendo en las trayectorias de sus vecinos. En
consecuencia, y en palabras de Brownlee, "la órbita circular no existe".
https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/grandes-reportajes/todo-surgio-en-el-
caos-2_7384
3.1 ¿Qué es el sistema solar?
Claro que el nuestro no es el único sistema planetario que existe. Existen sistemas de fuerzas
dinámicas en torno a la gravedad de una o más estrellas a lo largo y ancho de la galaxia y del
universo, así que es relativamente seguro asumir que existan incalculables sistemas
semejantes.
Nuestro sistema solar forma parte de la Nube Interestelar Local, dentro de la Burbuja
Local del brazo de Orión, ubicada a unos 28.000 años luz del centro brillante de nuestra
galaxia, la Vía Láctea. Se calcula que se haya formado hace 4568 millones de años, como
consecuencia del colapso de una nube molecular en, dando origen a un Disco circunestelar o
protoplanetario, es decir, un conjunto desordenado de materia rodeando al Sol en forma de
anillos. De allí se habrían constituido los distintos planetas y objetos astronómicos de nuestro
vecindario espacial.
Los objetos del Sistema solar, como en otros sistemas planetarios, se mantienen en una órbita
elíptica alrededor del astro más grande y, por lo tanto, de mayor gravedad del sistema. En
nuestro caso, claro, se trata del Sol, una estrella tipo-G de 1.392.000 kilómetros de diámetro
total, que contiene el 99,86% de la masa total del Sistema Solar.
Características Valor
Número de planetas 8
Edad ≈ 4570 millones de años
Estrella más cercana Próxima Centauri
Tamaño ≈ 120 UA
Número de planetas enanos 5
Número de satélites naturales ≈ 400
Numero de cometas 3.151
Distancia al centro de su galaxia ≈ 27.500 años luz
Como se ha dicho, en el centro mismo del sistema solar está el Sol, una estrella enana
amarilla de luminosidad V, y el único astro que emite luz propia en el conjunto. A su
alrededor orbitan ocho planetas de distinto tamaño y a distintas distancias, trazando a su paso
trayectorias elípticas.
De igual manera existe un campo abundante de asteroides, en un cinturón que hay luego
de Marte, y otro mucho mayor luego de Neptuno. Además, existen asteroides en los anillos
que rodean a los grandes planetas exteriores como Saturno y Urano.
Deben mencionarse también los satélites naturales, como nuestra Luna, o las lunas de Marte:
Deimos y Phobos, los cuales son abundantes en los planetas exteriores: Júpiter y Saturno
poseen 63 y 61 respectivamente, mientras que Neptuno y Urano tienen 27 y 13.
Por último, existe una serie de objetos trasneptunianos, los más lejanos del Sol del sistema,
cuyo poco impacto de la luz solar hace difíciles de estudiar, pero que hipotéticamente serían
tres:
El Disco Disperso. Una región del espacio solapada con el Cinturón de Kuiper y que
se extiende hasta una distancia desconocida, alejándose del Sol. Allí habría un número
incierto de objetos astronómicos, que se estiman alrededor de 90.
La Nube de Oort. Una nube esférica de cuerpos celestes, ubicada casi a un año luz
del Sol, cien veces más lejos que el Cinturón de Kuiper. Se supone que allí habría
entre uno y cien billones de objetos, que suman una masa total cinco veces superior a
la terrestre.
3.2 Planetas del sistema solar:
A continuación explicamos cuáles son los planetas del sistema solar, sus características
individuales y generales. Además, cómo se formó el sistema solar.
Figura 2: La fuerza de gravedad del Sol mantiene a los planetas en sus órbitas. Fuente Foto:
iStock
A grandes rasgos, los planetas son grandes masas esféricas de materia compacta que
orbitan al Sol en períodos regulares, algunas de ellas compuestas por elementos sólidos,
otras por acumulaciones gaseosas. La inmensa fuerza de gravedad del Sol es la que los
mantiene en sus órbitas respectivas, cuya ubicación permite clasificarlos en dos subconjuntos:
los planetas interiores y los planetas exteriores.
Los planetas interiores. Este primer grupo está compuesto por Mercurio, Venus, la
Tierra y Marte, distribuidos entre el Sol y el cinturón de asteroides después de
Marte. Son planetas de menor tamaño y superficie sólida, que se mueven en órbitas
más breves y veloces. De ellos, únicamente Marte y la Tierra tienen satélites
propios.
Los planetas exteriores. Este segundo grupo está compuesto por Júpiter, Saturno,
Urano y Neptuno, distribuidos entre el cinturón de asteroides y el cinturón de
Kuiper, en la porción más lejana del sistema solar. Son planetas de mayor tamaño y
constitución gaseosa (se les conoce a menudo como “gigantes gaseosos”), de los
que no se conoce aún si tienen o no una superficie.
Así como los planetas orbitan alrededor del Sol, otros pequeños cuerpos celestes, conocidos
como satélites naturales, orbitan alrededor de algunos planetas, atrapados en su campo
gravitacional. En algunos casos estos satélites son diminutos y muy numerosos, como ocurre
con Saturno, mientras que en otros casos tienen un mayor tamaño y nombre propio, como las
lunas de Marte: Deimos y Phobos.
Además de los planetas y sus satélites respectivos, el sistema solar está compuesto por otros
objetos astronómicos, entre los cuales destacan:
El Sol. Es la estrella central del sistema y el objeto más brillante del firmamento
terrestre. Ocupa el 99.86 % de la masa del sistema solar y es una estrella tipo-G que
atraviesa su secuencia principal, con un diámetro de 149.597.870.7 km.
Los planetas enanos. Además de los ocho planetas conocidos, existen cinco
planetas enanos, de propiedades similares pero mucho menor tamaño y poca
dominancia orbital (o sea, que pueden compartir sus órbitas con otros objetos).
Por último, es importante entender que el sistema solar no es un lugar estático, sino que a su
vez se desplaza dentro de un sistema mayor que es la galaxia, y que en nuestro caso hemos
bautizado como la Vía Láctea. Dentro de esta galaxia, nuestro sistema solar se halla en una
región periférica, en el extremo de una de sus espirales.
Formación del sistema solar
Según las estimaciones científicas, el sistema solar se formó hace unos 4600 millones de
años, a raíz del colapso gravitacional de una nube molecular de gran tamaño. La mayor
parte de la materia se acumuló en el centro y dio origen al Sol, mientras que el resto de ella se
aplanó hasta formar un disco protoplanetario, o sea, un disco de materia alrededor de una
estrella joven, a partir del cual emergieron mucho después los planetas y los asteroides.
Esta explicación responde a la teoría propuesta en el siglo XVIII por Emmanuel Swedenborg
(1688-1772), Immanuel Kant (1724-1804) y Pierre-Simon Laplace (1749-1827), aunque en
los siglos posteriores (especialmente en el siglo XX, con el inicio de la exploración espacial)
se fue refinando y redefiniendo para incorporar los más recientes descubrimientos y
observaciones en materia espacial.
Los planetas que componen el sistema solar son de dos tipos: ocho planetas de ley y cinco
planetas enanos. La diferencia entre unos y otros tiene que ver, de acuerdo a la Asociación
Astronómica Internacional, con tres rasgos principales:
Un planeta debe orbitar alrededor del Sol (y no de otros objetos astronómicos del
sistema solar);
Un planeta debe tener masa suficiente como para alcanzar el equilibrio hidrostático
y adquirir una forma relativamente esférica;
Un planeta debe ejercer dominio orbital, o sea, no debe compartir su órbita con
otros cuerpos celestes.
Por lo tanto, los planetas del sistema solar son ocho (Mercurio, Venus, la Tierra, Marte,
Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno) y los planetas enanos son cinco (Plutón, Ceres, Eris,
Haumea y Makemake).
Los planetas, sin embargo, son masas en movimiento constante, que cumplen su recorrido
alrededor del Sol (o sea, su movimiento de traslación) en tiempos diversos: mientras más
alejados estén del Sol, más lenta y larga será su órbita. Además, los planetas giran sobre su
propio eje (o sea, un movimiento de rotación) a un ritmo distinto y un sentido uniforme
(excepto por Venus y Urano, que giran “al revés”). El eje y la velocidad de rotación de cada
planeta es distinto y depende en principio de su composición.
Una comparación de las propiedades y características de los planetas conocidos arroja datos
como los siguientes:
1. Mercurio
Figura 3: Por no tener atmósfera, Mercurio no conserva por la noche el calor que recibe del
Sol.. Fuente Foto: NASA/Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory/Carnegie
Institution of Washington
Mercurio tiene una superficie seca y repleta de cráteres de impacto de meteoritos y otros
objetos astronómicos, muchos de los cuales tienen una antigüedad cercana a los 4 mil
millones de años, ya que el planeta prácticamente no tiene una atmósfera que frene estos
objetos. Al estar tan cerca del Sol, la superficie de Mercurio es ardiente durante el día,
oscilando alrededor de los 350 °C; pero a la vez la ausencia de una atmósfera le otorga noches
heladas de alrededor de -170° C.
Las primeras observaciones de Mercurio datan de la antigüedad más temprana (el milenio III
a. C.), pero su nombre actual hace referencia al dios romano Mercurio, variante del dios
griego Hermes. Este último era el nombre que le daban los griegos cuando lo observaban
durante el anochecer, mientras que en el cielo de la mañana lo llamaban Apolo. El primero en
darse cuenta de que se trataba del mismo astro fue el filósofo y matemático Pitágoras de
Samos (c. 569 – c.475 a. C.).
Figura 4: Venus tiene una presión atmosférica 90 veces mayor que la terrestre.. Fuente Foto:
Foto: NASA/Jet Propulsion Laboratory-Caltech
Al igual que los demás planetas interiores, Venus es un planeta rocoso, pero está envuelto en
una densa atmósfera de dióxido de carbono (CO2), nitrógeno molecular (N2) y ácido
sulfhídrico (H2S), los cuales son conocidos gases de efecto invernadero. Por esa razón, Venus
es el planeta más caliente del sistema solar, mucho más que Mercurio, a pesar de estar este
último más cerca del Sol. Su temperatura promedio es de 463,85 °C.
Dicha atmósfera, además, le confiere a Venus un color blanco amarillento, y una presión
atmosférica 90 veces mayor que la terrestre. Por otro lado, su movimiento de rotación es
particularmente lento (y contrario en sentido al de la mayoría de los planetas), de modo que en
Venus un día dura bastante más que un año. En general, es un lugar incompatible con la vida,
aunque existe evidencia de ciertos compuestos orgánicos en su superficie que podría sugerir
presencia bacteriana.
La Tierra, nuestro planeta, es bastante excepcional en comparación con el resto del sistema
solar. No solo porque estamos nosotros en él, los únicos seres vivos autoconscientes de los
que tenemos noticia, sino porque es el único planeta que tiene agua en estado líquido y una
biósfera floreciente desde hace varios miles de millones de años. Existen muchas teorías y
explicaciones para este fenómeno, pero lo cierto es que el planeta se encuentra a la distancia
ideal del Sol, lo que hace que no resulte ni demasiado caliente, ni demasiado frío.
Es el planeta más denso de todo el sistema solar, y el quinto más grande en proporciones.
La Tierra tiene un núcleo de hierro y níquel cuyos movimientos internos generan una potente
magnetósfera, y a la vez una atmósfera no demasiado densa, compuesta en un 78 % por
nitrógeno, en un 21 % por oxígeno y el resto son otras sustancias como el argón, el dióxido de
carbono, el ozono y el vapor de agua. Gracias a la retención calórica de la atmósfera, el
planeta tiene un clima benigno y estable, pues de otro modo sus temperaturas medias
rondarían los -18 °C.
El 71 % de la superficie terrestre está cubierta por agua, particularmente por el agua salada de
los océanos, y el ciclo hidrológico es lo que mantiene la atmósfera fresca y estable, además
del intercambio de elementos que propició el surgimiento de la vida. La Tierra tiene un único
satélite natural, la Luna, cuyo origen se estima en un planeta enano o planetoide que
compartía órbita con el planeta y acabó estrellándose con él hace 4530 millones de años
aproximadamente.
El nombre de la Tierra proviene de la voz romana Terra, equivalente a la Gea griega, una
diosa primigenia asociada a la fecundidad y la feminidad, equivalente a la Madre Tierra de
otras mitologías y religiones. En astronomía y astrología se representa el planeta mediante el
símbolo ♁.
Marte es el último de los planetas interiores, bautizado así en honor al dios romano de la
guerra, equivalente al Ares de los griegos, y conocido también como el “planeta rojo” por
el abundante óxido de hierro que hay en su superficie. Tiene dos satélites naturales,
pequeños y de forma irregular, llamados Fobos (del griego phobos, “miedo”) y Deimos (del
griego deímos, “terror”), cuyo origen se desconoce pero que podrían ser asteroides capturados
por la gravedad del planeta.
Figura 6: Marte y la Tierra tienen períodos de rotación y ciclos orbitales semejantes. Fuente
Foto: NASA/JPL-Caltech
Marte es el último de los planetas interiores, bautizado así en honor al dios romano de la
guerra, equivalente al Ares de los griegos, y conocido también como el “planeta rojo” por el
abundante óxido de hierro que hay en su superficie. Tiene dos satélites naturales, pequeños y
de forma irregular, llamados Fobos (del griego phobos, “miedo”) y Deimos (del griego
deímos, “terror”), cuyo origen se desconoce pero que podrían ser asteroides capturados por la
gravedad del planeta.
Es un planeta más pequeño que la Tierra, pero comparte con esta numerosas características
físicas, además de un período de rotación y ciclos orbitales semejantes. Marte tiene una
atmósfera liviana (100 veces menos densa que la terrestre), compuesta mayormente por
dióxido de carbono (CO2), y una superficie árida y arenosa, repleta de dunas que mueven los
vientos marcianos.
Sin embargo, este planeta desértico tiene densas acumulaciones de hielo en sus casquetes
polares, lo suficientemente grandes como para inundar el planeta entero bajo 11 metros de
agua, si es que estos hielos pudieran derretirse.
La humanidad ha observado a Marte desde tiempos remotos, dado que puede verse a simple
vista en una noche despejada. La astronomía y astrología lo representa con el símbolo ♂ y,
después de la Luna, es uno de los destinos espaciales más codiciados por el ser humano en su
carrera contemporánea de exploración espacial.
Característica Dato
Distancia orbital (km) 227.943.824
Radio ecuatorial (km) 3.389
Volumen (km3) 163.115.609.799
Masa (kg) 641.693 x1018
Densidad (g/cm3) 3.934
Gravedad en superficie (m/s2) 3,71
Velocidad de escape (km/h) 18.108
Duración del día 24 horas, 37 minutos
Duración del año 687 días terrestres
Velocidad de su órbita alrededor del Sol (km/h) 86.677
Composición de la atmósfera (exosfera) Dióxido de Carbono, Nitrógeno y Argón
Lunas descubiertas 2
5. Júpiter
Júpiter es el primero de los planetas exteriores, es decir, de aquellos que están más allá del
cinturón de asteroides del sistema solar. Se trata de un gigantesco planeta gaseoso, superado
en volumen únicamente por el Sol, ya que en Júpiter cabe dos veces y media la masa total del
resto de los planetas combinada. Su volumen, por ejemplo, es 1321 veces mayor al de la
Tierra, pero al mismo tiempo es muchísimo menos denso que ella.
A diferencia de los planetas interiores, Júpiter no tiene una superficie definida, sino que es
una bola compuesta de hidrógeno (87 %), helio (13 %) y otras sustancias como argón,
metano, amoníaco y sulfuro de hidrógeno en pequeñísimas cantidades. Todos estos gases
están alrededor de un núcleo rocoso cubierto por una capa profunda de hidrógeno
metálico en estado líquido. Esto quiere decir que no existe una separación clara entre la
atmósfera y el interior líquido del planeta, sino que se pasa de una a la otra de manera gradual.
El nombre de este planeta rinde homenaje al dios padre del panteón romano, equivalente al
Zeus de los griegos, y en la astronomía y astrología se lo representa con el símbolo ♃. A lo
largo de la historia se le han atribuido alrededor de 79 satélites naturales de distinto tamaño y
forma, entre los cuales destacan las cuatro “lunas galileanas” (ya que fue Galileo Galilei el
primero en observarlas): Ío, Europa, Ganímedes y Calisto.
Saturno es el sexto planeta del sistema solar y uno de los más grandes que se conocen. Su
tamaño y su masa son solo superadas por Júpiter, y su cinturón de anillos visible desde la
Tierra constituye un rasgo muy característico. Fue uno de los planetas más lejanos
observados en tiempos antiguos, y se pensaba que marcaba el fin del universo conocido.
Figura 8: Los anillos de Saturno están compuestos por millones de partículas. Fuente Foto:
iStock
Al igual que Júpiter, Saturno es un gigante gaseoso, que tiene la forma de una esfera achatada
en los polos. Se trata de un planeta muy poco denso (es menos denso que el agua) y con una
baja gravedad relativa, compuesto principalmente por hidrógeno (96 %) y helio (3 %), además
de escasos rastros de metano, vapor de agua y amoníaco. Se desconoce si tiene un núcleo
líquido o rocoso de hidrógeno metálico debajo de los 30.000 kilómetros exteriores de su
atmósfera.
Saturno tiene múltiples satélites naturales, los mayores son Mimas, Encélado, Tetis, Dione,
Rea, Titán, Hiperión, Jápeto y Febe. Estas lunas se hallan más allá del anillo de materiales que
orbita alrededor del planeta, compuesto por millones de partículas de menor tamaño que giran
a una velocidad 15 veces superior a la de una bala.
El nombre de Saturno proviene del titán de la mitología romana, padre de Júpiter y de los
dioses olímpicos, al que los griegos antiguos llamaban Cronos, y se lo representa en la
astronomía y la astrología con el símbolo ♄.
El planeta Saturno en datos:
Característica Dato
Distancia orbital (km) 1.426.666.422
Radio ecuatorial (km) 58.238
Volumen (km3) 827.129.915.150.897
Masa (kg) 568.319 x1021
Densidad (g/cm3) 0,687
Gravedad en superficie (m/s2) 10,4
Velocidad de escape (km/h) 129.924
Duración del día 10 horas, 34 minutos
Duración del año 29 años terrestres
Velocidad de su órbita alrededor del Sol (km/h) 34.701
Composición de la atmósfera (exosfera) Hidrógeno y Helio
Lunas descubiertas 83
7. Urano
Urano es el cuarto planeta más masivo del sistema solar y, aunque es observable a simple
vista en el cielo nocturno terrestre, no fue descubierto hasta 1781, convirtiéndose así en el
primer planeta en ser descubierto mediante el uso de un telescopio. Al igual que Neptuno,
tiene una composición muy distinta de los otros dos gigantes gaseosos, por lo que se suele
llamar a estos dos últimos planetas los “gigantes helados”.
Figura 9: El eje de rotación de Urano está drásticamente inclinado. Fuente Foto: NASA/JPL
Su atmósfera es la más fría del sistema solar, con una temperatura promedio de -224 °C.
Dicha atmósfera está compuesta por hidrógeno y helio, pero también por vapor de agua,
amoníaco, metano y trazas de hidrocarburos. Además, el interior del planeta está
compuesto por un manto de hielos de varias capas y un corazón de roca congelada, pero
incluso así se trata de un planeta muy poco denso y muy poco masivo en comparación con los
demás.
Un detalle peculiar de Urano tiene que ver con la disposición de sus polos: al estar su eje de
rotación tan inclinado, sus polos se hallan a la altura de lo que tendría que ser el ecuador.
Otro detalle apunta a su particular frialdad, tan acentuada que incluso Neptuno, un planeta
más distante del sol, irradia mayor temperatura.
Urano recibe su nombre de la deidad griega primigenia que personifica al cielo, llamada por
los romanos posteriormente Caelus. El símbolo astronómico y astrológico para este planeta es
♅.
El último planeta del sistema solar es el distante Neptuno, un gigante helado cuyo nombre
proviene del dios romano del mar, equivalente al dios griego Poseidón. Fue el primer
planeta en ser descubierto gracias a los puros cálculos matemáticos en 1846, y tiene una
composición muy similar a la de Urano, planeta considerado como su “gemelo”. En la
astronomía y la astrología se lo representa con el símbolo ♆, similar al tridente con que se
representaba al dios del mar.
Figura 10: El eje de rotación de Urano está drásticamente inclinado. Fuente Foto: NASA/JPL
Neptuno tiene un pequeño núcleo de roca recubierto por una costra congelada, todo
sumergido en una atmósfera gruesa y densa de nubes de hidrógeno, helio, agua y metano.
La atmósfera es tan densa que alcanza presiones casi 100.000 veces mayores que las
experimentadas en la Tierra, y su temperatura promedio es de -218 °C, al recibir muy poca
radiación solar, lo cual apunta a una fuente de calor interna que todavía se desconoce con
exactitud.
Por lo demás, Neptuno es un planeta mucho más dinámico de lo que pareciera, con una
atmósfera repleta de tormentas y vientos de alrededor de 2200 kilómetros por hora, separada
en bandas de nubes y provista de una coloración azul derivada del metano.
También tiene un sistema muy tenue de anillos, distinto a los de Urano y Saturno, y
conformado por partículas de hielo, silicatos y compuestos orgánicos de coloración muy
oscura. Hasta la fecha se conocen tres de estos anillos exteriores y una lámina de materiales
muy débil que se extiende hacia la superficie del planeta. También se le conocen 14 satélites
hasta el momento.
Durante mucho tiempo, Plutón fue considerado el último y más lejano planeta del sistema
solar, cosa que parece evidenciar su nombre, referido al dios romano del inframundo, variante
del Hades de los griegos.
Figura 11: Por su tamaño y por compartir su órbita, Plutón es considerado un planeta enano.
Fuente Foto: iStock
Sin embargo, a medida que la exploración y el estudio del sistema solar arrojó más
información sobre los objetos astronómicos, la organización encargada de la estandarización
de los criterios astronómicos, la Unión Astronómica Internacional (UAI), entendió que Plutón
presenta más rasgos en común con los otros planetas enanos que con los planetas ordinarios.
Estos rasgos incluyen su pequeño tamaño, su órbita por fuera de la eclíptica (o sea, contraria a
la del resto de los planetas) y la presencia de Caronte, un compañero de órbita del mismo
tamaño y masa descubierto en 1978, además de otros objetos de menor tamaño que los
acompañan en su inusual recorrido por el sistema solar. Así, desde agosto de 2006, Plutón
ingresó a la lista de los planetas enanos del sistema solar, y dejó de ser considerado un planeta
ordinario.
Lecturas Obligatorias, Battaner E. (1999). Introducción a la Astrofísica, Alianza Editorial,
S.A. Madrid, 1999.