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Contenidos Teóricos Docente Jorge Miguel Restom 2.

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SEDE REGIONAL TARTAGAL. UNIVERSIDAD NACIONAL DE SALTA


ASIGNATURA: QUÍMICA GENERAL
CARRERA: * TECNICATURA UNIVERSITARIA EN PERFORACIONES
* INGENIERIA EN PERFORACIONES
CARGA HORARIA TOTAL: 120 Horas.
UBICACIÓN EN EL PLAN DE ESTUDIOS: 1° CUATRIMESTRE – 1° AÑO
DOCENTE:
Bioq. Jorge Miguel Restom
AÑO: 2.018

UNIDAD N °3:
La teoría cuántica y la estructura electrónica de los átomos:
Teoría cuántica de Planck. Teoría de Bohr del átomo de hidrógeno. Mecánica cuántica.
Números cuánticos. Orbitales atómicos. Configuración electrónica. El principio de
exclusión de Pauli. Regla de Hund. Reglas generales para asignar electrones a orbitales
atómicos.

Introducción a la Teoría cuántica.


Los primeros intentos de los físicos del siglo XIX, para explicar el comportamiento de átomos
y moléculas fracasaron, al suponer que los átomos y las moléculas eran gobernados por las
mismas leyes físicas que rigen a los objetos grandes. Max Planck, físico alemán, revolucionó
los conceptos aplicados hasta esos momentos, examinando los datos de la radiación que
emitían los sólidos calentados a diferentes temperaturas. El descubrió que los átomos y las
moléculas emiten energías en formas discretas o cuanto. Los físicos habían supuesto que la
energía era un proceso continuo y que en el proceso de radiación se podía liberar cualquier
cantidad de energía.

Características de la radiación electromagnética:

Propiedades de las ondas:


Podemos pensar en una onda como una alteración vibrátil mediante la cual se transmite
energía. Para tener una simple idea, pensemos en lo que ocurre al tirar una piedra en un lago.
Allí podremos visualizar una onda. La variación regular en las crestas y los valles ocasionados,
hace posible percibir la propagación de una onda.-
Las propiedades características de las ondas, son su longitud y altura, así como el número de
ondas que pasan por determinado punto en un segundo. La longitud de onda (λ) (lambda) es
la longitud entre puntos iguales de ondas sucesivas. La frecuencia (μ) (nu) es el número de
ondas que pasan por un punto en particular en un segundo. La amplitud de la onda, es la
longitud vertical de la línea media de una onda a su cresta o a su valle.-
La rapidez es otra de las propiedades importantes de una onda, que depende del tipo de onda
y del medio en el cual viaja (aire, agua, o vacío). La rapidez (u) de una onda es el producto
de su longitud y frecuencia:

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u = λ (nm) x μ (Hz) = longitud de onda por frecuencia


El concepto esencial de esta ecuación se entiende mejor cuando analizamos las dimensiones
físicas contenidas en los tres términos. La longitud de onda (λ) expresa la longitud de una
onda, o longitud/onda. La frecuencia (μ) representa el número de ondas que pasan por un
punto en la unidad de tiempo, es decir ondas/tiempo. Por lo que al multiplicar estos términos
tiene las dimensiones de longitud /tiempo que es rapidez.
La longitud de onda se expresa de manera regular en metros, centímetros, nanómetros, y la
frecuencia se mide en Hertz (Hz) donde 1 Hz = 1 ciclo/s

Existen muchos tipos de ondas, como las del agua, del sonido y de la luz. En 1873; James
Maxwell, propuso que la luz visible se compone de ondas electromagnéticas. De acuerdo con
esta teoría, una onda electromagnética tiene un componente de campo eléctrico (región
alrededor de una partícula cargada eléctricamente) y un componente de campo magnético (el
que se encuentra en los alrededores de un imán). Ambos tienen la misma longitud de onda y
frecuencia, y por lo tanto igual rapidez, pero viajan en planos perpendiculares entre sí.-

Ambos tienen la misma longitud de onda y frecuencia, y por lo tanto, igual rapidez, pero viajan
en planos perpendiculares entre sí. La importancia de la descripción de Maxwell es que aporta
una descripción matemática del comportamiento general de la luz. Este modelo describe con
exactitud, como se puede propagar la energía en forma de radiación a través del espacio
como una vibración de campos eléctrico y magnético. La radiación electromagnética o
energía radiante, es la emisión y transmisión de energía en forma de ondas
electromagnéticas.

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Las ondas electromagnéticas viajan a 3.00 x 10 8 metros por segundo en el vacío. Esto es lo
que comúnmente conocemos como velocidad de la luz en el vacío y se suele expresar con la
letra c.
En el cuadro siguiente podemos visualizar diferentes tipos de radiaciones electromagnéticas
con distinta longitud de onda y frecuencia.

La figura muestra los diferentes tipos de radiación electromagnética en orden creciente de


longitud de onda, una visualización llamada espectro electromagnético.-
Podríamos preguntarnos ¿por qué distintas formas de radiación electromagnética tienen
propiedades diferentes? Las diferentes propiedades están explicadas en la diferente
longitud de onda que presentan las mismas. Por ejemplo, las longitudes de onda de los rayos
gamma, son parecidas a los diámetros del núcleo de un átomo, mientras que las longitudes de
onda de radio pueden ser más largas que un estadio de futbol (10 1 a 103 m). Observemos
también que la luz visible corresponde a longitudes de onda de entre 400 y 700 nm (4x10 -7 y
7x10-7 m), lo que se corresponde con una porción extremadamente pequeña del espectro
electromagnético.-

Antecedentes de la teoría cuántica.


Gran parte de lo que ahora conocemos sobre la estructura electrónica de los átomos
provienen del análisis de la luz emitida o absorbida por las sustancias. Por tanto, para
comprender la estructura electrónica, primero debemos interpretar los fenómenos de la luz.
A mediados del siglo XVII el científico Isaac Newton hizo pasar un rayo de luz solar a través
de un prisma. Descubrió que el prisma separaba la luz en una serie de colores diferentes que
denominó espectro visible; en la década de 1850 Robert Bunsen calentó muestras de diversos
elementos, en cada caso, conforme un elemento se calentaba más y más y empezaba a brillar
producía luz de su propio color característico. Cuando la luz del elemento calentado se hacía
pasar a través del prisma, se separaba en una serie de líneas brillantes y distintivas de
diversos colores.
El espectro producido por la luz solar se denomina un espectro continuo, debido a que un
color se fusiona con el siguiente sin ningún vacío o colores faltantes. El espectro de Bunsen
se denomina de línea, debido a que es una serie de línea brillante separadas pos bandas
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oscuras. Estos espectros resultaron de gran utilidad a los científicos para identificar
elementos en muestras desconocidas. El análisis de los espectros de línea les ha permitido a
los científicos identificar los elementos que componen al sol, las estrellas y otros cuerpos
extraterrestres. Esta técnica también útil en laboratorios de química para identificar los
elementos presentes en muestras desconocidas.
El espectro electromagnético se incluían ondas tanto visibles como invisibles, cada una
asociada con una diferente cantidad de energía. Por ejemplo, los rayos X son ondas invisibles
con suficiente energía para atravesar la piel pero no los huesos. Las microondas también son
ondas invisibles, pero tienen suficiente energía para calentar los alimentos.
Como hemos observado que la luz es una forma de energía y que la energía puede convertirse
de una forma a otra. Por ejemplo, una celda fotoeléctrica convierte energía luminosa a
energía eléctrica. La energía también puede ser absorbida y después remitida. En los
experimentos de Bunsen se hacía que cada elemento absorbiera energía en la forma de calor.
Cuando el elemento se calentaba lo suficiente, emitían esta energía como luz.
Los científicos todavía se preguntaban por qué los elementos emitían espectros en líneas en
vez de espectros continuos, y se preguntaban qué partícula subatómica causaba los espectros
en línea

Espectro de Luz Blanca


Longitudes de onda de radiación electromagnética

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En 1900, el físico Max Plank sugirió que aunque la luz parece continua no lo es. Decía que la
radiación electromagnética puede considerarse como una corriente de paquetes diminutos de
energía llamados cuantos, los paquetes más pequeños de energía asociados con una forma
particular de radiaciones electromagnéticas, y cada uno contiene una cantidad específica y fija
de energía y tiene su propia longitud de onda. Niels Bohr usaba el concepto de cuantos para
explicar los espectros en líneas de los elementos.

Bases experimentales de la teoría cuántica.

Teoría cuántica, teoría física basada en la utilización del concepto de unidad cuántica para
describir las propiedades dinámicas de las partículas subatómicas y las interacciones entre
la materia y la radiación. Las bases de la teoría fueron sentadas por el físico alemán Max
Planck, que en 1900 postuló que la materia sólo puede emitir o absorber energía en pequeñas
unidades discretas llamadas cuantos. Otra contribución fundamental al desarrollo de la
teoría fue el principio de incertidumbre, formulado por el físico alemán Werner Heisenberg
en 1927, y que afirma que no es posible especificar con exactitud simultáneamente la posición
y el momento lineal de una partícula subatómica

Teoría atómica de Bohr.

¿Cómo pueden encontrarse los electrones en los átomos de forma que absorban y emitan
energía como cuantos? Para resolver esta pregunta, Bohr sugirió que los electrones deben
hallarse en órbitas de cierto tamaño, moviéndose a cierta velocidad. Entonces, los electrones
deben tener cierta energía. Si el electrón absorbe energía, se moverá en un orbital de mayor
energía y más alejada del núcleo. Si pierde energía, el electrón se moverá en otra órbita más
cercana al núcleo. La teoría cuántica indujo la idea de que los electrones en las orbitas, tienen
una cantidad de energía (se dice que los electrones se encuentran en ciertos niveles de
energía). Bohr aplico estas ideas al átomo de hidrógeno y calculo matemáticamente cual sería
la frecuencia de la radiación emitida por el hidrógeno, desafortunadamente, esa teoría no
funciono también con elementos cuyos átomos son más complejos que los del hidrógeno. Como
resultado del trabajo teórico y experimental, se ha llegado a desarrollar una representación
de la estructura atómica, que explica en forma satisfactoria los fenómenos químicos. Más
que describir al electrón como si se encontrase en un orbital perfectamente definido, la
nueva teoría cuántica sugiere que existen en regiones que se conocen como capas. Cada capa

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tiene la capacidad para contener a más de un electrón, aun cuando existe un límite superior,
dependiendo de la capa que sé este considerando. A diferencia de la órbita, una capa tiene
una ubicación menos definida alrededor del núcleo.
El físico danés Niels Bohr (Premio Nobel de Física 1922), postuló que los electrones giran a
grandes velocidades alrededor del núcleo atómico. En ese caso, los electrones se disponen en
diversas órbitas circulares, las cuales determinan diferentes niveles de energía.
Sin duda, giran en torno del núcleo atómico, pero circulan únicamente sobre órbitas tales que
sus impulsos resultan determinados por múltiplos enteros de la constante de Planck. Los
electrones no emiten radiaciones durante todo el tiempo en que describen sus órbitas;
solamente cuando el electrón salta de una órbita a otra, más cercana del núcleo, lanza un
cuanto de luz, un fotón. Emitidos por los átomos de gases incandescentes, son los fotones los
que engendran las rayas espectrales, y Bohr tuvo el portentoso acierto de poder explicar las
rayas del hidrógeno. En efecto, las longitudes de onda de estas líneas espectrales se vuelven
calculables a partir del modelo de átomo cuantizado por Bohr, que interpreta también el
origen de los espectros elementales generados por los rayos X. Gracias a la cuantización de
su átomo, logró el gran éxito de explicar las líneas espectrales del hidrógeno. Planck
descubrió en el concepto del cuanto la llave, por tanto tiempo buscada en vano, de la puerta
de entrada del maravilloso país de la espectroscopia, que resistiera desde los tiempos de
Kirchhoff y Bunsen todas las tentativas para abrirla. La teoría original debía sufrir
numerosas y profundas modificaciones; mas, sin el genio de Bohr, sin "la llave que abrió la
puerta", el progreso ulterior, que el gran teórico dinamarqués nos dejó de orientar, no
hubiera sido posible.
Pero antes que Bohr lograra explicar las líneas espectrales del hidrógeno, el maestro suizo
de dibujo de una escuela de Basilea Johann Jacob Balmer, logró establecer en 1885, el mismo
año en que naciera Bohr una simple relación numérica, que ligaba las longitudes de onda de
las rayas espectrales del átomo de hidrógeno. En este descubrimiento fruto de tanteos
aritméticos y pitagóricos se escondían conocimientos que este profesor de dibujo y paciente
buscador estaba lejos de sospechar. Su fórmula, generalizada por su compatriota Walter
Ritz (1908), permitió prever, no sólo la sucesión de las líneas en el espectro visible, sino
también series de ellas en el espectro invisible –ultravioleta e infrarrojo– del hidrógeno.
En los años siguientes el desarrollo del modelo del átomo de hidrógeno, la naturaleza dual de
la energía radiante se convirtió en un concepto conocido. Dependiendo de las circunstancias
experimentales, la radiación parece tener un carácter ondulatorio o de partícula (fotón). Luis
d Broglie, extendió audazmente esta idea. Si en las condiciones apropiadas la energía
radiante se podía comportar como si fuera una corriente de partículas, ¿podría la materia,
en condiciones apropiadas, exhibir las propiedades de una onda?, Supongamos que
consideramos al electrón en órbita alrededor del núcleo de un átomo de hidrógeno
Como una onda, con una longitud de onda característica. De Broglie sugirió que el electrón
que el electrón en su trayectoria circular alrededor del núcleo tiene asociada una longitud de
onda específica, y propuso que la longitud de onda característica del electrón o de cualquier
partícula depende de su masa m y su velocidad v

λ = h/mv

La cantidad de mv para cualquier objeto es su momento ímpetu. De Broglie utilizó el término


ondas de materia para describir las características ondulatorias de las partículas materiales.
Puesto que la hipótesis de De Broglie es aplicable a toda la materia cualquier objeto con masa
y velocidad daría origen a una onda de materia característica. Sin embargo la ecuación
formulada indica que la longitud de onda asociada a un objeto de tamaño ordinario, como una

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pelota de golf, es tan pequeña que está más allá del alcance de cualquier posible observación.
Esto no sucede con el electrón porque su masa es muy pequeña.
Esta predicción fue verificada experimentalmente pocos años después por los físicos
estadounidenses Clinton Davisson y Lester Halbert Germer y el físico británico George Paget
Thomson, quienes mostraron que un haz de electrones dispersado por un cristal da lugar a
una figura de difracción característica de una onda.
El descubrimiento de las propiedades ondulatorias de la materia hizo surgir nuevas e
interesantes preguntas acerca de la física clásica. Considerando que una pelota rueda hacia
abajo por una rampa, podemos calcular exactamente la posición de la pelota, su dirección de
movimiento y su rapidez en cualquier instante. ¿Podemos hacer lo mismo con un electrón que
exhibe propiedades ondulatorias? Una onda se extiende en el espacio, y su posición no está
definida con precisión. Por lo tanto, podemos esperar que sea imposible determinar
exactamente dónde está ubicado un electrón en un instante específico.
El físico alemán Wener Heinsenberg llegó a la conclusión de que la doble naturaleza de la
materia impone una limitante fundamental a la precisión con que podemos conocer tanto
posición como el momento de cualquier objeto. La limitante es importante sólo cuando
tratamos con materia en el nivel subatómico, es decir cuando la masa es tan pequeña como la
de un electrón. El postulado de Heinsenberg se conoce como principio de incertidumbre. Si
aplicamos este principio a los a los electrones de un átomo, nos dice que es imposible conocer
simultáneamente tanto el momento exacto del electrón como su posición exacta en el espacio.

Mecánica cuántica:

La hipótesis de De Broglie y el principio de incertidumbre de Heinsenberg prepararon el


escenario para una nueva teoría de la estructura atómica.
El concepto ondulatorio de las partículas llevó al físico austriaco Erwin Schrödinger a
desarrollar una “ecuación de onda” para describir las propiedades ondulatorias de una
partícula y, más concretamente, el comportamiento ondulatorio del electrón en el átomo de
hidrógeno.
Aunque esta ecuación diferencial era continua y proporcionaba soluciones para todos los
puntos del espacio, las soluciones permitidas de la ecuación estaban restringidas por ciertas
condiciones expresadas por ecuaciones matemáticas llamadas funciones propias. Así, la
ecuación de onda de Schrödinger sólo tenía determinadas soluciones discretas; estas
soluciones eran expresiones matemáticas en las que los números cuánticos aparecían como
parámetros (los números cuánticos son números enteros introducidos en la física de
partículas para indicar las magnitudes de determinadas cantidades características de las
partículas o sistemas).
La ecuación de Schrödinger se resolvió para el átomo de hidrógeno y dio resultados que
encajaban sustancialmente con la teoría cuántica anterior. Además, tenía solución para el
átomo de helio, que la teoría anterior no había logrado explicar de forma adecuada, y también
en este caso concordaba con los datos experimentales. Las soluciones de la ecuación de
Schrödinger también indicaban que no podía haber dos electrones que tuvieran sus cuatro
números cuánticos iguales, esto es, que estuvieran en el mismo estado energético. Esta regla,
que ya había sido establecida empíricamente por Wolfgang Pauli en 1925, se conoce como
principio de exclusión
Posteriormente, Schrödinger demostró que la mecánica ondulatoria y la mecánica de
matrices son versiones matemáticas diferentes de una misma teoría, hoy denominada
mecánica cuántica. Incluso en el caso del átomo de hidrógeno, formado por sólo dos
partículas, ambas interpretaciones matemáticas son muy complejas. El siguiente átomo más

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sencillo, el de helio, tiene tres partículas, e incluso en el sistema matemático relativamente


sencillo de la dinámica clásica, el problema de los tres cuerpos (la descripción de las
interacciones mutuas de tres cuerpos distintos) no se puede resolver por completo. Sin
embargo, sí es posible calcular los niveles de energía. Al aplicar la matemática mecánica
cuántica a situaciones complejas, los físicos pueden emplear alguna de las muchas
formulaciones matemáticas. La elección depende de la conveniencia de la formulación para
obtener soluciones aproximadas apropiadas.
Aunque la mecánica cuántica describe el átomo exclusivamente a través de interpretaciones
matemáticas de los fenómenos observados, puede decirse a grandes rasgos que en la
actualidad se considera que el átomo está formado por un núcleo rodeado por una serie de
ondas estacionarias; estas ondas tienen máximos en puntos determinados, y cada onda
estacionaria representa una órbita.
El cuadrado de la amplitud de la onda en cada punto en un momento dado es una medida de la
probabilidad de que un electrón se encuentre allí. Ya no puede decirse que un electrón esté
en un punto determinado en un momento dado.
La solución completa de la ecuación de Schödinger para el átomo de hidrógeno produce un
conjunto de funciones de onda con sus correspondientes energías. Estas funciones de ondas
se denominan orbitales. Cada orbital describe una distribución específica de densidad
electrónica en el espacio, dada por su densidad de probabilidad. Por lo tanto, cada orbital
tiene una energía y una forma característica. El modelo de Bohr introdujo sólo un número
cuántico n para describir una órbita. El modelo de la mecánica cuántica emplea tres números
cuánticos, l, m,s.
Orbital atómico: es la región del espacio próxima al núcleo atómico en la que es muy probable
se encuentre el electrón con determinada energía.
Se llama estructura electrónica a la distribución, en un átomo de un elemento, de sus
electrones en los distintos orbitales.
Los números cuánticos son los que definen a los orbitales atómicos y aparecen de la
resolución de la ecuación de ondas.

Números cuánticos:
Para describir la distribución de los electrones en el hidrógeno y otros átomos, la mecánica
cuántica precisa tres números cuánticos. Estos números derivan de la solución matemática
de la ecuación de Schrödinger para el átomo de hidrógeno y son: el número cuántico principal,
el número cuántico del momento angular, y el numero cuántico magnético: Estos números
se utilizan para describir los orbitales atómicos e identificar a los electrones que están
dentro. El número cuántico del espín, es un cuarto número cuántico que describe el
comportamiento de determinado electrón y completa la descripción de los electrones en los
átomos.
Número cuántico principal (n):
El número cuántico principal, puede tomar valores enteros de 1, 2, 3, etc. y corresponde al
número planteado en la ecuación de Bohr. En el átomo de hidrógeno n define la energía de un
orbital. El número cuántico principal, también se relaciona con la longitud promedio del
electrón al núcleo en determinado orbital. Cuanto más grande es el valor de n, mayor es la
longitud entre un electrón en el orbital respecto del núcleo, y en consecuencia, el orbital es
más grande.-
Número cuántico del momento angular (𝒍):
El número cuántico del momento angular (l), expresa la “forma” de los orbitales. Los valores
de “l” dependen del número cuántico principal (n). Para cierto valor de n, “l” tiene todos los
valores enteros posibles desde 0 hasta (n-1). Así, por ejemplo para n = 1 , “l” tiene un único

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valor posible que es cero (1-1 = 0). Si n = 2, “l” podrá tomar dos valores posibles, 0 y 1. El
valor de “l” se designa con las letras s, p, d, f, g, h, de la siguiente forma:

l 0 1 2 3 4 5
Nombre del orbital s p d f g h
Por lo tanto si l = 0, tenemos un orbital s, si l = 1 tenemos un orbital p y así sucesivamente.-
Después de la letra d, el orbital se designa siguiendo un orden alfabético, comenzando con la
letra f (para el estado fundamental).-Las letras s, p, d, f identificativas de los tipos de
orbitales proceden de los nombres que recibieron los distintos grupos de líneas espectrales
relacionadas con cada uno de los orbitales:
• sharp: líneas nítidas pero de poca intensidad
• principal: líneas intensas
• difuse: líneas difusas
• fundamental: líneas frecuentes en muchos espectros
El conjunto de orbitales que tienen el mismo valor de n se conoce comúnmente como nivel o
capa. Los orbitales que tienen los mismos valores de n y l se conocen como subnivel o subcapa.
Número cuántico magnético (m):
El número cuántico magnético describe la orientación del orbital en el espacio. Dentro de un
subnivel. El valor de ml depende del valor que tenga el número cuántico del momento angular,
l. Para cierto valor de “l” existen (2 l + 1) valores enteros de m l como sigue:
-l, (-l +1)….0,… (+ l – 1), + l
Si l = 0, entonces ml = 0. Si l = 1 entonces existen [(2 x 1) + 1], o tres valores de ml es decir -
1, 0, +1. Si l = 2, hay [(2 x 2) +1] o cinco valores de m l es decir -2,-1, 0, 1, 2. El número de
valores que tenga ml indica el número de orbitales presentes en un subnivel con cierto valor
de l.-

El número cuántico del espín del electrón (ms):


Los experimentos realizados con los espectros de emisión de los átomos de sodio e hidrógeno
indicaban que las líneas del espectro de emisión se podían separar aplicando un campo
magnético externo. Los físicos solo pudieron explicar estos resultados suponiendo que los
electrones se comportan como pequeños imanes. Si nos imaginamos que los electrones giran
sobre su propio eje, como lo hace la tierra, es factible explicar las propiedades magnéticas.
Según la teoría electromagnética, cuando gira una carga eléctrica, se genera un campo
magnético, y este movimiento es el responsable que el electrón se comporte como un imán.
Para tomar en cuenta el espín del electrón es preciso añadir un cuarto número cuántico,
conocido como número cuántico del espín del electrón (ms) que toma valores de +1/2 o -1/2.
Otto Stern y Walther Gerlach ofrecieron pruebas concluyentes del espín del electrón.-

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Orbitales atómicos:
Orbitales s:
Lo primero que nos preguntamos al hablar de orbitales atómicos es ¿qué formas adoptan los
mismos? En sentido estricto, un orbital carece de una forma definida por que la función onda
que lo distingue se extiende desde el núcleo hasta el infinito. Aunque se puede encontrar un
electrón en cualquier lugar, ya se sabe que la mayor parte del tiempo está muy cerca del
núcleo

Observemos que la densidad electrónica, para el átomo de hidrógeno, decae muy rápido con
el aumento de la distancia del núcleo. En términos pocos estrictos, existe probabilidad de
90% de encontrar al electrón dentro de una esfera de 100 pm de radio. De esta forma es
posible representar el orbital 1s con un diagrama de contorno de superficie que abarque
alrededor del 90% de la densidad electrónica total en un orbital. El orbital 1s representado
de esta forma es prácticamente una esfera.-
Todos los orbitales s son esféricos, pero varían de tamaño; este aumenta con el incremento
del número cuántico principal.
Orbitales p: Los orbitales p comienzan con el número cuántico principal n = 2. Cuando l es
igual a uno, el número cuántico magnético puede tomar valores que van desde -1, 0 , +1. Si
comenzamos con n=2 y l= 1 tenemos tres orbitales: 2p x, 2py, 2pz. Las letras del subíndice
señalan los ejes sobre los que se orientan los orbitales. Estos tres orbitales p tienen la misma
forma, el mismo tamaño y la misma energía; solo difieren en su orientación. La forma de los
orbitales p puede imaginarse como dos lóbulos situados en lados opuestos del núcleo. Como
sucede con los orbitales s, el tamaño de los orbitales p aumenta desde 2p hasta 3p, 4p y así
sucesivamente.-

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Orbitales d y otros de mayor energía: Cuando l = 2existen cinco valores para ml, que se
corresponden con cinco orbitales d. El valor mínimo de n para un orbital d es 3. Como l nunca
puede ser mayor que n-1, cuando n = 3 y l = 2 tenemos cinco orbitales d (3d xy, 3dyz, 3dxz,
3dx2-y2 y 3dz2). Como sucede con los orbitales p, las distintas orientaciones de los orbitales d
corresponden a los diferentes valores de ml, pero de nuevo, no hay una correspondencia a los
diferentes valores de ml. Todos los orbitales 3d de un átomo tienen la misma energía. Los
orbitales d para los que n es mayor que 3 (4d, 5d) tienen formas similares.

Los orbitales que tienen más energía que los orbitales d, se representan con las letras f, g,
y así sucesivamente. Los orbitales f son importantes porque explican el comportamiento de
los elementos con número atómico mayor de 57, aunque no es fácil representar su forma.-

Correlaciones entre los números cuánticos y los orbitales atómicos:

n = 1 entonces el número cuántico l sólo puede tomar el valor 0 es decir sólo es posible
encontrar un orbital en el primer nivel energético en el que puede haber hasta dos electrones
(uno con spin +1/2 y otro con spin -1/2). Este orbital, de apariencia esférica, recibe el nombre
de 1s:

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Si n = 2 , el número l puede tomar los valores 0 y 1, es decir son posibles los tipos de orbitales
s y p. En el caso de que sea l = 0, tenemos el orbital llamado 2s en el que caben dos electrones
(uno con spin +1/2 y otro con spin -1/2):

Si l = 1 tendremos orbitales del tipo p de los que habrá tres diferentes según indicarían los
tres valores (+1, 0, -1) posibles del número cuántico m, pudiendo albergar un máximo de dos
electrones cada uno, con valores de spin +1/2 y -1/2, es decir seis electrones como máximo:

Si n = 3 son posibles tres valores del número cuántico l: 0,1 y 2. Si l = 0 tendremos de nuevo
un orbital del tipo s:

si l = 1 tendremos los tres orbitales del tipo p:

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y si l = 2 los orbitales serán del tipo d, de los que habrá cinco diferentes según indican los
cinco valores posibles (+2, +1, 0, -1, -2) para el número cuántico m y que podrán albergar un
total de diez electrones:

Si n = 4, son posibles cuatro tipos de orbitales diferentes:

De tipo s (para l = 0):

De tipo p (para l = 1):

De tipo d (para l = 2):

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De tipo f (para l = 3) de los que habrá siete diferentes según indican los siete valores posibles
(+3, +2, +1, 0 -1, -2, -3) del número cuántico m, que podrán albergar un total de catorce
electrones:

Las energías de los orbitales:


La energía del electrón de un átomo de hidrógeno se establece por su número cuántico
principal. Así las energías de los orbitales del hidrógeno aumentan de la siguiente manera:
1s < 2s=2p < 3s=3p=3d < 4s=4p=4d=4f <…….
Aunque las distribuciones de densidad electrónica no son iguales en los orbitales 2s y 2p, el
electrón del átomo de hidrógeno, tendrá la misma energía en estos dos orbitales. El orbital
1s del átomo de hidrógeno, corresponde a la condición más estable, el estado fundamental.
El núcleo atrae con mayor fuerza a un electrón que reside en este orbital porque se encuentra
más cerca. El electrón de este átomo estará en un estado excitado en los orbitales 2s, 2p o
en orbitales superiores.

El diagrama de energía para los átomos polielectrónicos es más complejo que el del hidrógeno.
En aquellos átomos la energía de un electrón depende del número cuántico del momento
angular así como del número cuántico principal. Para átomos polielectrónicos el nivel de enrgía
3d está muy cerca del 4s. Sin embargo, la energía total de un átomo depende no solo de la
suma de las energías de los orbitales, sino también de la energía de repulsión de los
electrones de estos orbitales. De esto se desprende que la energía total de un átomo es
menor cuando se llena el subnivel 4s antes que el 3d.

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Configuración electrónica:
Los cuatro números cuánticos, n, l, ml, y ms son suficientes para identificar por completo un
electrón en cualquier orbital de cualquier átomo. En cierto modo, consideraremos al conjunto
de los cuatro números cuánticos como el “domicilio” de un electrón en un átomo. Por ejemplo
los cuatro números cuánticos (simbolizados (n, l, ml, y ms) para un electrón de un orbital 2s
pueden ser: (2, 0, 0, +1/2) o (2, 0, 0, -1/2). El valor del cuarto número cuántico, no influye,
en la energía, tamaño, forma u orientación del orbital, pero si determina la distribución de
los electrones en el orbital.
Para poder entender el comportamiento electrónico de los átomos polielectrónicos
necesitamos conocer la configuración electrónica del átomo, es decir, la manera en la
que están distribuidos los electrones en los distintos orbitales atómicos. Es importante
destacar que al escribir la configuración electrónica de un elemento debemos analizar si los
mismos se encuentran en el estado fundamental o no.
El átomo de hidrógeno puede ser representado por 1s 1 donde el número uno anterior a la
letra s representa el número cuántico principal, la letra s denota el número cuántico del
momento angular y la potencia 1 indica el número de electrones en el orbital o subnivel.
También es posible representar la configuración electrónica con un diagrama de orbital que
muestra el espín del electrón:
H 1s1 ↑

La flecha para arriba representa uno de los dos posibles giros o espines del electrón. El
cuadrado o caja representa un orbital atómico.-
Principio de exclusión de Pauli:
El principio de exclusión de Pauli es útil para determinar las configuraciones electrónicas de
los átomos polielectrónicos. Este principio establece que no es posible que dos electrones de
un átomo tengan los mismos cuatro números cuánticos. Si dos electrones deben tener los
mismos valores de n, l, ml, (es decir los dos electrones están en el mismo orbital atómico)
entonces deben tener distintos valores de ms. En otras palabras dos electrones pueden
coexistir en el mismo orbital atómico y deben tener espines opuestos.
El Principio de exclusión de Pauli es uno de los principios fundamentales de la mecánica
cuántica y se comprueba con una simple observación. Si los dos electrones del orbital 1s de
un átomo de helio tuvieran el mismo espín o espines paralelos, sus campos magnéticos se

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reforzarían mutuamente. Esta distribución haría del helio un gas paramagnético. Las
sustancias paramagnéticas son aquellas que contienen espines no apareados y son atraídas
por un imán. Por otra parte si los espines del electrón están apareados o son antiparalelos los
efectos magnéticos se cancela y el átomo es diamagnético. Las sustancias diamagnéticas no
contienen espines no apareados y son repelidas ligeramente por un imán. El helio es un gas
diamagnético porque sus electrones están apareados. Conviene tener en cuenta que cualquier
átomo que tenga un número impar de electrones siempre tendrá uno o más espines no
apareados dado que se necesita un número par de electrones para completar el apareamiento.
Sin embargo los átomos que tienen un número par de electrones pueden ser diamagnéticos o
paramagnéticos.
El efecto pantalla en los átomos polielectrónicos:
Las mediciones experimentales indican que el orbital 2s se encuentra en un nivel de energía
menor que el del orbital 2p. Si se comparan las configuraciones electrónicas 1s 2 2s1 y 1s2 2p1
se encuentra que en ambos casos el orbital 1s se llena con dos electrones. Como los orbitales
2s y 2p son más grandes que el orbital 1s, un electrón situado en cualquiera de esos orbitales
pasará (en promedio) más tiempo lejos del núcleo que un electrón de un orbital 1s. Se dice
que un electrón 2s o 2p está parcialmente “apantallado” de la fuerza de atracción del núcleo
por los electrones 1s. La consecuencia importante de este efecto pantalla es que disminuye
la atracción electrostática entre los protones del núcleo y el electrón del orbital 2s o 2p.
La densidad electrónica cambia al aumentar la longitud al núcleo en una forma que depende
del tipo de orbital. Aunque un electrón 2s pasa más tiempo cerca del núcleo que un electrón
2p, la densidad cerca del núcleo es mayor para un electrón en 2s. Por esta razón se dice que
el orbital 2s es más penetrante que el orbital 2p y está menos apantallado por los electrones
en 1s. De hecho, para el mismo número cuántico principal n, el poder de penetración disminuye
con el aumento en el número cuántico del momento angular, es decir: s > p > d > f
Dado que la estabilidad del electrón está determinada por la fuerza de atracción del núcleo
se infiere que quitar un electrón en 2p requerirá menos energía que la necesaria para un
electrón 2s, porque el núcleo atrae con menos fuerza a un electrón 2p.
Regla de Hund:
La configuración electrónica del carbono (Z = 6) es 1s 2 2s2 2p2. El siguiente diagrama muestra
las distintas formas en las que se pueden distribuir dos electrones entre los tres orbitales
p:
↑↓ ↑ ↓ ↑ ↑

Ninguna de las tres distribuciones viola el principio de exclusión de Pauli, de modo que sólo
queda determinar cuál de ellas le dará estabilidad. La respuesta se encuentra en la regla de
Hund, la cual establece que la distribución electrónica más estable en los subniveles es la que
tiene el mayor número de spines paralelos. La última distribución satisface esta condición
por lo que resulta la correcta. El hecho que los átomos de carbono sean paramagnéticos, con
dos electrones no apareados, concuerda con esta regla.-
Reglas generales para la asignación de electrones en los orbitales atómicos:
1. Cada capa o nivel de número cuántico principal n contiene n subniveles. Por ejemplo,
si n = 2, hay dos subniveles (dos valores de l) de números cuánticos del momento
angular 0 y 1.-
2. Cada subnivel de número cuántico l contiene (2 l + 1) orbitales. Por ejemplo si l = 1,
hay tres orbitales p.
3. Cada orbital admite un máximo de dos electrones. Por tanto, el máximo número de
electrones es simplemente el doble del número de orbitales empleados.
4. De acuerdo con la fórmula 2 n2 es fácil calcular el máximo número de electrones que
puede tener un átomo en el nivel principal n.-

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5. No puede haber dos electrones en el átomo con los mismos cuatro números cuánticos.
Este es el principio de exclusión de Pauli.-
6. Cada orbital puede alojar un máximo de dos electrones, los cuales deben tener
espines opuestos o diferentes números cuánticos de espín electrónico.-
7. La configuración electrónica más estable en un subnivel es aquella que tiene el mayor
número de electrones desapareados. Los átomos diamagnéticos son aquellos en los
que todos los espines electrónicos están apareados.-
8. En un átomo de hidrógeno, la energía del electrón depende solo de su número cuántico
principal n. En un átomo polielectrónico, la energía de un electrón depende tanto de
n como de su número cuántico del momento angular l.-
9. Para electrones del mismo número cuántico principal, su poder penetrante o
proximidad al núcleo, disminuye en orden s > p > d > f. Esto significa que se requiere más
energía para separar un electrón 3s de un átomo polielectrónico, que la que se requiere para
separar un electrón 3 p.

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El principio de construcción o Principio de Aufbau:


El principio de Aufbau, establece que cuando los protones se incorporan al núcleo de uno en
uno para construir los elementos, los electrones se suman de la misma forma a los orbitales
atómicos.
El principio de Aufbau es la guía para la construcción de la tabla periódica de los elementos,
la que los clasifica según sus números atómicos y por lo tanto, por lo tanto por las
configuraciones electrónicas de sus átomos.-

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