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Jujuy La historiografía Jujeña y el relato histórico nacional

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Diego Citterio
Universidad Nacional de Jujuy
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Jujuy

La historiografía Jujeña y el relato histórico nacional

En nuestro capítulo analizaremos el desarrollo de la historiografía jujeña la cuál careció


de organización institucional hasta la década de 1980, a diferencia de lo que ocurrió en
otras provincias donde la presencia de instituciones universitarias o juntas provinciales
de historia otorgaban el carácter de autoridad sobre la materia.
Examinaremos la producción escrita de una serie de historiadores vinculados a la
Academia Nacional de la Historia durante todo el siglo XX quienes abordaron desde una
manera tradicional y con temas recurrentes la historia provincial, nuestra principal
hipótesis es que hay una narrativa construida a partir de la publicación del primer libro de
historia de Jujuy por Joaquín Carrillo y luego consolidada por el arribo a la provincia y
posterior trabajo con el archivo capitular de Ricardo Rojas. Esta narrativa tuvo tal
trascendencia que no varió demasiado en los siguientes textos que se escribieron y
publicaron durante el siglo XX por parte de aquellos historiadores que fueron miembros
correspondientes de la ANH.

Asimismo, recorreremos algunos tópicos de la memoria social vinculados a la guerra de


la independencia (Éxodo Jujeño, El día grande de Jujuy y el legado Belgraniano) que
constituyen el fundamento identitario de la sociedad jujeña.

Los inicios – Joaquín Carrillo 1877

El primer texto histórico para considerar es la obra del abogado Joaquín Carrillo, quien a
los 25 años en el año 1877 publicó en la ciudad de Buenos Aires Jujuy Provincia Federal
Argentina. Apuntes de su Historia Civil (con muchos documentos).

Siguiendo los planteos de Martínez(Martínez, 2013) nos es difícil clasificar a Carrillo como
un intelectual de provincia, dado que cuando publica su única obra histórica vive en La
Plata y su vínculo con Jujuy es de ida y vuelta, en un momento se desempeña como
funcionario de la Universidad Nacional de La Plata y luego regresa a la provincia para
desempeñarse como profesor en el Colegio Nacional, Juez y diputado provincial
Con ese libro buscaría ordenar el pasado del pueblo jujeño, otorgarle significado haciendo
coherente el estado presente del mismo y abriendo un campo de lucha política a través
del cual se estaría disputando el lugar que ocuparían las provincias del interior –en este
caso Jujuy- en el escenario de la política nacional.

Tomando los recaudos necesarios sostenemos que el análisis de la obra de Carrillo debe
ser entendida en el contexto de producción de otras obras y en un contexto político a nivel
regional que incide en la escritura del texto de Carrillo.

Las obras del género histórico de la segunda mitad del siglo XIX estaban todas
influenciadas o regidas por la imponente narrativa de Bartolomé Mitre(Mitre, 1967) y por
un contexto de producción que como bien ha señalado Buchbinder se fortalecía a través
de los vínculos privados y la sociabilidad.

El libro de Carrillo según Paz es una obra “de historia comprensiva de una provincia
argentina ad urbe condita, aparecía en medio de una fuerte tormenta política que
amenazaba con la estabilidad de las instituciones provinciales. El momento no parecía
propicio para la publicación de una obra consagrada a ensalzar los sacrificios de Jujuy (y
sobre todo de su élite) en aras de la independencia y la organización nacional”(Paz, 2015)

Gustavo Paz ha señalado que la época en la que se publicó el libro de Carrillo fue justo
un punto de inflexión en la política provincial jujeña(Paz, s. f., 2015). El gobierno de
Jujuy estuvo en manos desde 1853 hasta 1874 por una familia importante como lo eran
los Sánchez de Bustamante, denominados los “conspicuos”. La caída del rosismo dejó un
vació político en la provincia de Jujuy que fue ocupado rápidamente por las familias de
la elite jujeña que retornaron a la provincia, desde su exilio. Desde 1853 la legislatura
adquirió en Jujuy un papel central como institución de gobierno, que no había tenido en
el período rosista. Los Sánchez de Bustamante lograron progresivamente controlar la
Legislatura provincial al colocar allí miembros de la red familiar. En la década de 1850,
un tercio de los representantes pertenecía a esta y, desde el comienzo de la década de
1860 hasta mediados de la de 1870, la mitad de los dieciocho escaños fueron ocupados
por miembros de los poderosos “conspicuos”.(Paz, 2010b) Gustavo Paz señala lo
siguiente:

Desde la elección de Roque Alvarado, en 1853, hasta la caída de los “conspicuos”,


en 1875, sólo un gobernador electo constitucionalmente (Restituto Zenarruza) no
perteneció a este clan familiar. Como afirmaba con crudeza en 1872, el ex
gobernador Soriano Alvarado: el “Gobierno de Familia[...] dura ya veinte años, con
la sucesión tranquila y siniestra de primo a primo y de este a sobrino, y enseguida a
tío(Paz, 2010,155).

Los conspicuos también monopolizaron la representación de la provincia de Jujuy ante el


Congreso Nacional, primero en Paraná, entre 1853 y 1862, y luego en Buenos Aires, sobre
todo los escaños de senadores nacionales.

La segunda mitad de la década de 1870 fue uno de los periodos más turbulentos de la
historia política de Jujuy. La facción de la elite que tomó el poder luego del
desplazamiento de la familia Sánchez de Bustamante pretendió instala en la provincia un
orden similar al anterior pero los acontecimientos que se sucedieron entre 1875 y 1880
dieron por tierra con esa pretensión. Entre esos años la elite jujeña se vio enfrascada en
enardecidos enfrentamientos por el control de la provincia. La tendencia a resolver
conflictos políticos por medio de alzamientos armados locales, que reconocía un
antecedente inmediato en el derrocamiento de los Bustamante en 1874, se incrementó en
la segunda mitad de esa década(Paz, 2010a).

Carrillo publicó su libro en Buenos Aires a pesar de que en Jujuy había imprentas, la edad
de este era muy joven apenas 25 años tenía. Y regreso recién a Jujuy en 1895 a
desempeñarse como Juez Federal y profesor de Historia del colegio Nacional(Citterio &
Corbacho, 2021).

En la introducción de su libro Carrillo señala el objetivo que lo llevo a escribir dicha obra

El motivo de este libro es rendir, un homenaje a la justicia, al patriotismo, a


la virtud i la gloria. […] Va mas allá nuestro propósito. La historia nacional
está todavía en estudio i formación; i hasta hoy se encontraba casi localizada
en el círculo de acontecimientos pasados en la capital o de los dependientes
de aquellos; sin que, con escasas excepciones, hubiesen sido publicados datos
importantes de los archivos provinciales(Carrillo Joaquín, 1877).

También en ella podemos ver las influencias historiográficas que posee el autor
(Macaulay, Mitre, Gutiérrez, Quesada) y una clara idea de escribir una historia que no
confronte con la historia de la vecina provincia de Salta, “seremos parco i seremos
prudentes”(Carrillo Joaquín, 1877)
El libro se inicia con una apartado que realiza una larga descripción de la conquista del
Perú, y continúa con el desarrollo del avance español en las tierras del noroeste de
argentina para finalizar explicando el desarrollo de la vida colonial de la ciudad de San
Salvador de Jujuy. En esa primer parte Carrillo transcribe e inserta gran cantidad de
documentos vinculados a la fundación de la ciudad.

En la segunda parte encontramos lo que podemos considerar el nudo central de la


propuesta historiográfica del autor jujeño la idea de Jujuy como un pueblo sacrificado por
las circunstancias de la guerra de Independencia. En el capítulo veinte despliega su
narrativa sobre el acontecimiento conocido como Éxodo, el cual en la provincia de Jujuy
conforma el símbolo central de la identidad jujeña. Señala Carrillo que las ideas liberales
ya circulaban por la ciudad y que los cambios que la revolución había desencadenado
eran bien “recibidos” por la población. Indica los cambios vinculados a las celebraciones
cívicas como manifestaciones de apoyo al proceso revolucionario. Lleva a cabo una
valoración sobre la figura de Belgrano(Citterio & Corbacho, 2021). Y señala con énfasis el
sacrificio que el pueblo de Jujuy estuvo dispuesto a hacer por la causa revolucionaria.
Colocando en un lugar destacado el acontecimiento que luego se denominará éxodo
jujeño, el historiador en su narrativa recurre a la comparación bíblica para describir el
acontecimiento.

“Como una tribu de la familia de Jacob, aquella sociedad hizo con dolor i lagrimas los
preparativos para aquel ecsodo, i despidiense con llanto i amargura de aquella tierra
querida, amenazada por el realismo, marchó resignada a su peregrinación”(Carrillo
Joaquin, 1877)

El libro de Joaquín Carrillo inaugura un relato sobre la historia de Jujuy que persistirá
durante mucho tiempo hasta las primeras décadas del siglo XXI como narrativa rectora
de que se debe y como recordar del pasado jujeño.

El nacionalismo cultural y la reivindicación histórica. Ricardo Rojas


en Jujuy.
Con la llegada del centenario de mayo en 1910, el espíritu conmemorativo y el clima
ideológico de época, generaron el contexto para el surgimiento del "primer nacionalismo"
o "nacionalismo cultural"(Cárdenas & Payá, 1978). Ricardo Rojas publicará un ensayo
titulado La Restauración Nacionalista, libro que es el resultado de un informe de su viaje
por Europa. A mediados del año 1907, durante la presidencia de Figueroa Alcorta, el
gobierno argentino, a través del ministerio de Justicia e Instrucción Pública a cargo de
Rómulo Naón, envió a Rojas a estudiar el régimen de la educación histórica en las
escuelas europeas. Visitó, así, Inglaterra, Italia, Francia y España, en un viaje que, lo llevó
a revalorizar las raíces hispánicas de la cultura argentina. En ese momento, Rojas tiene
27 años. Solicita una licencia sin goce de sueldo, aunque viaja como corresponsal del
diario La Nación. En su viaje releva los modos de enseñanza de la historia en aquellos
países, y esos estudios constituyen el esquema central de la obra. Durante los viajes,
realiza entrevistas a historiadores y consulta repositorios para enriquecer su perspectiva.
Tomando como referencia esas experiencias plantea una serie de temas para la reforma
de la enseñanza de la historia en nuestro país(Rojas, 2010).

Terminado los festejos por el centenario de mayo de 1810, el gobierno decidió celebrar
la jura de la bandera en Jujuy en el año 1912. Para ello el Senado y la cámara de diputados
sancionó la ley n° 8220 que establecía los festejos en la provincia en el mes de mayo de
19121. El artículo 3 de la ley señalaba lo siguiente:

Destinase la suma de cuatrocientos mil pesos moneda nacional para el


cumplimiento de la presente ley, la que se aplicará a los siguientes objetos:
a) Para la erección de un monumento a la Bandera y al general Belgrano, su
creador, el que se inaugurará el día del Centenario: Cien mil pesos.
b) Para la edición de las actas capitulares y demás documentos históricos
existentes en el archivo de Jujuy, relativos a la Guerra de la Independencia:
Cincuenta mil pesos. (…)2

1
El artículo 1 de la ley establecía: “El Poder Ejecutivo procederá a conmemorar en la ciudad de Jujuy, el
25 de mayo, el centenario del primer juramento y bendición de la Bandera Argentina” en El Monitor de
la Educación Común Buenos Aires: Consejo Nacional de Educación, 1912 Año 30, no. 473 (1912), p. 261-
309
2
El Monitor de la Educación Común Buenos Aires: Consejo Nacional de Educación, 1912 Año 30, no. 473
(1912), p. 261-309
En mayo de 1912 se llevarían a cabo una serie de festejos organizados por la comisión
del centenario cuyo programa establecía varios días de celebración. En el primer día, el
23 de mayo, se realizaría un traslado de 3 banderas la de los Andes que llegaría a la posta
de Yatasto y ahí las dos banderas, las de Belgrano y San Martin volverían a la ciudad de
San Salvador y se reunirían con otra bandera histórica que se encontraba en Abra Pampa.
El segundo día el 24 mayo habría actos por la tarde en la plaza Urquiza y a la noche velada
literaria musical. El 25 de mayo serian los actos centrales con desfile del ejercito y
escolares, discursos de la autoridades y a la tarde habría una cena de gala para las
autoridades. El día 26 las delegaciones que visitaban la provincia se dirigirían a la zona
de lo oriente San Pedro y Ledesma, territorio productivo de los principales ingenios de la
época.

En el contexto de esa conmemoración la comisión de festejos del centenario decide


contratar a Ricardo Rojas para que:

Art.1 La comisión nacional encomienda al Sr. Ricardo Rojas la edición de las actas
capitulares y demás documentos históricos existentes en el Archivo de Jujuy
relativos a la Guerra de la Independencia.
Art. 2 El sr Rojas toma a su cargo ese trabajo, comprometiéndose a ejecutarlo en la
extensión y de acuerdo con el plan critico expuesto por el en la sesión celebrada por
la comisión el 1 del presente mes, que bajo su firma se encuentra transcripto en este
contrato3
Y el prestigioso escritor se comprometía a:

Art- 4° En compensación de la obra que se compromete ejecutar el Sr. Rojas y de las


obligaciones que contrae, la comisión nacional le hará entrega de la suma de $ 50.000
CINCUENTA MIL PESOS, que al efecto destina la Ley N° 8220 en los siguientes
términos: $25000 al suscribirse el presente contrato y los 25000 restantes en cuotas
de $5000 contra la entrega de cada uno de los cinco tomos que como mínimo
comprenderá la obra de mil volúmenes cada tomo.
Art-5° La comisión nacional hará entrega al Sr. Rojas, para que los conducción hasta
la capital federal, de las actas capitulares y demás documentos históricos se
compromete a editar y deben fundamentar su obra, obligándose a devolverlos
ordenados al Archivo y encuadernados, cuando la integridad de los textos lo

3
Archivo Histórico de Jujuy, Caja Comisión Nacional del Centenario, Libro de Actas, Folio 13.
permitan en los términos y formas expuestos en el plan referido en los artículos
anteriores.4
Así comenzaría un derrotero de idas y vueltas entre el escritor y la provincia de Jujuy que
recién finalizaría treinta años después en 1942. Rojas llevara a cabo parte de su contrato
publicando solo los tres primeros volúmenes y luego de arduas gestiones provinciales y
volviendo a cobrar otra importante suma de dinero logró publicar en 1942 el cuarto tomo
de las actas capitulares.

Pero lo que nos interesa analizar en este apartado es la visión de Rojas de la historia de
Jujuy a la cuál en cada tomo le dedica un espacio considerable para su análisis en los
estudios preliminares de cada publicación.

En su plan de trabajo Ricardo Rojas señalará algunos de sus objetivos con esta empresa
que se le ha encargado y que está vinculada a su predica en la Restauración Nacionalista.

Señalando que los estudios históricos habían evolucionado hacia una forma científica que
tiende a convertirla (la historia) en síntesis de la vida social; “el simple testimonio de la
tradición oral ya no basta a los nuevos historiadores, ni los cambios dramáticos de la
guerra o la política, constituyen el límite de sus asuntos. De ahí ha nacido la necesidad
moderna de organizar archivos, conservar documentos y atesorar museos, como apoyo a
la discusión racional o de la evocación estética que constituyen la historia”5 señalaba
Rojas en su plan de trabajo presentado ante los notables jujeños que decidieron
contratarlos para llevar adelante la tarea.

Y luego en el texto ampliará cuáles son sus objetivos para estos cuatro volúmenes dejando
entrever algunas de sus principales opiniones que podemos sindicar como los rastros de
ideas fuerzas que luego encontraremos en los autores que durante el siglo XX vinculados
a la Academia Nacional de la Historia como miembros correspondientes de la provincia
de Jujuy terminaron de fortalecer.

Agregaremos a la historia tradicional, la historia documentada; a la historia


biográfica, la social; a la historia épica, la civil. Se verá la parte de acción y de
sacrificio que las provincias fronterizas como Jujuy han tenido en la obra de la
emancipación. Se comprobará los orígenes locales, orgánicos inevitables de nuestro
federalismo, cuyo germen está en las ciudades de la colonia y sus cabildos. Se

4
Archivo Histórico de Jujuy, Caja Comisión Nacional del Centenario, Libro de Actas, Folio 13.
5
Archivo Histórico de Jujuy, Caja Comisión Nacional del Centenario, Libro de Actas, Folio 9
revelará que, si nuestra evolución democrática arranca en 1810, nuestra historia
social se remonta a las fuentes hispano-indígenas de los siglos anteriores. Se
conseguirá más justicia y solidaridad en Buenos Aires con la obra hasta hoy oscura
de las provincias; y más justicia y solidaridad en el país con la acción de España en
América y con las razas indígenas en la formación colonial. A esa obra compleja y
trascendental va a contribuir en forma importantísima la publicación del archivo
jujeño.6

Rojas en el primer tomo del Archivo Capitular de Jujuy expresa su preocupación por los
archivos de las provincias y señala la necesidad de organizar e instruir en la ciencia de la
catalogación a otros agentes que permitan organizar los archivos, dado que le preocupan
su estado de conservación y la posible pérdida de estos, describe de la siguiente manera
en que estado halló los documentos;

Yacían los documentos, en empolvados anaqueles o rústicos arcones, amontonados


al azar como escombros, o liados en caprichosos legajos, sin método alguno; ciega
como el azar la mano bondadosa del viejo cartulario que los uniera. El actual
archivero de la provincia, don Pascual Baigorri me ayudo a desencajonar aquellos
paquetes, en el salón contiguo al que llaman de la «Bandera» en la casa de gobierno
de Jujuy; y el vicario don José de la Iglesia, tomó una fotografía del salón, tal como
lo desordenó aquella montaña de sucios papeles, en los días afiebrados de mi faena
previa.
Los hallazgos en tal apresurado cateo, pusieron al descubierto legajos patinados de
amarillo por la temperie o la lluvia; libros desgarrados a grandes trozos por diente
de roedor o mano de bárbaro; folios perforados por la tinta voraz o la polilla, casi
hasta ser un tul... Un polvo sutil, un polvo cinerario y clásico, cerniese, en el trajín
de la maniobra, de entre las hojas rechupadas por el tiempo, — hojas sequizas y
ruidosas como leves chalas.(capitular, 1913)

En los siguientes tomos Rojas redactará en los estudios preliminares su visión sobre la
historia de la bandera legada por Belgrano a Jujuy, pero también en ese texto dará cuenta
del acontecimiento histórico conocido como jura y bendición de la bandera de 1812
desarrollado con su prosa característica, donde se aloja quizás la imagen mas fuerte del
vínculo entre Belgrano y Jujuy. Rojas a través de documentación que encontró, escribirá
un texto donde representa como habría sido la jura y bendición de la bandera, e incluso

6
Archivo Histórico de Jujuy, Caja Comisión Nacional del Centenario, Libro de Actas, Folio 10
se arriesga a decir cuales eran las palabras vertidas por el pueblo de Jujuy el 25 de mayo
de 1812. Con una prosa barroca característica de su estilo literario Ricardo Rojas logra a
través de los estudios preliminares de los cuatro tomos fortalecer la narrativa que hace eje
en el pueblo de Jujuy, que se sacrifica en las guerras de independencia y que lo liga a la
figura de Manuel Belgrano en tanto prócer de la patria celebrada en 1910.

Profundizando la identidad belgraniana. Los vínculos con la ANH

Durante el siglo XX el trabajo de tres historiadores será fundamental para consolidar


aquello que había establecido la presencia de Ricardo Rojas en Jujuy, atar a la identidad
de Jujuy con la figura de Manuel Belgrano.

Miguel Ángel Vergara desarrolló una ardua labor historiadora, que incluyó la escritura de
uno de los textos de la historia de Jujuy en la Historia de la Nación Argentina dirigida por
Ricardo Levene, publicada por la Academia Nacional de la Historia. Si bien Vergara era
académico correspondiente por la provincia de Salta le tocó a el escribir el desarrollo de
la historia jujeña durante el siglo XIX. Escribió varios textos sobre aspectos de la historia
de Jujuy, sobre los orígenes, sobre la historia eclesiástica, sobre hombres vinculados a la
política jujeña como Gorriti y Zegada pero quizás sus dos mayores aportes hayan sido;
Jujuy bajo el signo federal(Vergara, 1938) y Compendio de la Historia de Jujuy(Vergara,
1968) publicado por el Gobierno Provincial.

Esta ultima obra mencionada tuvo la característica de ser un manual escolar como lo
señala el decreto que autoriza y dispone la impresión de 1500 ejemplares de la obra.

(…) la publicación de dicho libro habrá de constituir un inapreciable aporte en favor


de la cultura del pueblo jujeño y resultará además de extraordinaria utilidad como
elemento didáctico a profesores, maestros, alumnos y público en general que, por
ahora, no cuentan con un trabajo de este tipo en la materia (…)(Vergara, 1968, 3)

Esa texto consolida la mirada que Carrillo había aportado en su libro sobre la conquista y
colonización del territorio, fortalece la mirada sobre la presencia de Belgrano en Jujuy y
además suma las figuras rectoras de otros actores históricos y políticos de la primer mitad
del siglo XIX, como lo son el Canónigo Gorriti y Escolástico Zegada.

En la única intervención registrada que tuvo Vergara como miembro de la academia


nacional de la historia, en el año 1964 se refirió en su tríptico jujeño a la historia de Jujuy
a través de tres figuras religiosas, como balance de varias de sus obras. Con una escritura
barroca y llena de epítetos sobre quienes escribía, se dedicó a narrar la vida de Pedro Ortiz
de Zarate, Juan Ignacio Gorriti y Escolástico Zegada. Señalando lo siguiente;

En el retablo artístico, severo y noble de la heroica historia de Jujuy, este Tríptico


que representa la santidad, la sabiduría y la beneficencia, cristianas, es la joya más
preciada de su extraordinaria belleza. En él hay un idea centro, móvil poderoso, que
no es otra que la civilización occidental, con todos sus atributos, engendrada aquí
por la Madre Patria.(Vergara, 1964)
Otro exponente de la historiografía jujeña y miembro correspondiente de la provincia
ante la Academia Nacional de la Historia fue Teófilo Sánchez de Bustamante. Autor de
pocas obras pero muy significativas como Biografías Históricas de Jujuy(Teófilo
Sánchez de Bustamante, 1957), según Vicente Cicarelli en su oración fúnebre publicada
en el Boletín de la Academia Nacional de la Historia describe a Sánchez de Bustamante
como

Dictó la Cátedra de Castellano en el Colegio Nacional Mariano Moreno de Buenos


Aires y se desempeñó como Abogado del Banco de la Nación Argentina. Ya en Jujuy
—definitivamente radicado— brindó su capacidad y rectitud a la Magistratura,
como Juez de Primera Instancia en lo Civil y Comercial primero; como Vocal del
Superior Tribunal de Justicia luego y como presidente de dicho Cuerpo hasta su
retiro a la actividad privada (…) Sin embargo, no había de ser la magistratura su
principal objetivo. Su natural inquietud se volcó, plenamente, a la investigación de
nuestro pasado histórico. Sea una síntesis de tal inquietud, la honrosa distinción que
le confirió la ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA al designarle
MIEMBRO CORRESPONDIENTE. Paciente y enorme labor —solo comparable a
la de las hormigas-— ésta de recoger viejos y semidestruidos archivos oficiales y de
familia, para volver a construir, poniendo al alcance de todas ‘las nuevas
generaciones, la verdadera historia del pasado jujeño(Academia Nacional de la
Historia, 1966,88).

La imagen que las palabras de Cicarelli nos refieren es al de un intelectual de provincia


como distingue Ana Teresa Martínez(Martínez, 2013). Sánchez de Bustamante en su obra
mas conocida comienza el prólogo señalando que lo guio el deseo de documentar la
participación de los jujeños en la guerra de la Independencia, una cuestión que aún hoy
entrado el siglo XXI sigue siendo preocupación de algunos historiadores aficionados e
incluso de la construcción retórica del poder ejecutivo(Citterio, 2020).

El libro sobre las biografías posee una división temporal en capítulos comenzando en el
virreinato, continuando con la revolución de mayo, la época federal y finalizando con la
generación del 80. Para cada capítulo Sánchez de Bustamante dedica una o dos paginas a
reseñar la biografía de personajes que muchos de ellos están vinculados a la elite local,
pocos son personas provenientes de los sectores subalternos, pero es llamativo que en su
dedicatoria el autor exprese lo siguiente “AL SOLDADO JUJEÑO DESCONOCIDO DE LA
INDEPENDENCIA ARGENTINA”. Su obra es claramente una contribución a los estudios
genealógicos donde solo ensaya un panegírico para cada individuo que describe,
utilizando como fuentes algunos archivos particulares y otras obras históricas.

Emilio Bidondo será otro miembro correspondiente por Jujuy ante la Academia Nacional
de la Historia, y quizás el más prolífico. Publicó varios artículos referidos a la cuestión
militar en la revista Investigaciones y Ensayos perteneciente a dicha institución.

Al igual que sus predecesores Bidondo señala que su interés y objetivo al escribir sobre
temas referidos a Jujuy es motivado por “contribuir en alguna medida a un mayor
conocimiento histórico de la provincia de Jujuy, de sus hombres y de las acciones que se
desarrollaron en la misma, sin que ello pretenda desmerecer en absoluto el esfuerzo de
Salta y de su gente en esta emergencia nacional”(Bidondo, 1968).

En sus publicaciones en la revista Investigaciones y Ensayos perteneciente a la academia


nacional de la Historia, Bidondo escribe sobre batallas puntuales desarrolladas en el territorio
de Jujuy , preocupado por explicar cómo los enfrentamientos internos entre unitarios y federales
ponían en jaque la institucionalidad de Jujuy ante la amenaza del mariscal Santa Cruz de invadir
la provincia(Bidondo, 1982).

Retorno democrático: la UNIHR y el desarrollo de la profesionalización


universitaria.

Cuando promediaban los 80, la universidad pública fue el epicentro de una intensa
actividad académica y con la llegada de los 90 se creara la Secretaria de Políticas
Universitarias, una de las primeras innovaciones fue el diseño de la figura del docente
investigador que promovía la integración de ambas esferas, reforzando así la actividad
académica e incrementando las remuneraciones de quienes revestían aquella condición;
la herramienta empleada para este propósito fue el Programa de Incentivos creado en
1993 cuya vigencia aún persiste. A fines de 1994 el Ministerio de Cultura y Educación
de la Nación creó la Comisión de Acreditación de Posgrados, función transferida luego a
la Comisión de Acreditación de Posgrados, función transferida luego a la Comisión
Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU), convertido en un
organismo autónomo en 1995 por la Ley de Educación Superior. Ese mismo año y
mediante un decreto del poder ejecutivo, se creaba el Fondo mara el Mejoramiento de la
Calidad Universitaria (FOMEC), organismo que propiciaba la elaboración de las
estrategias de reforma y mejoramientos acordes a cada contexto disciplinar y académico.
Estos cambios y reformas operadas “desde arriba” ejercieron sus efectos en la actividad
historiográfica dotando de nuevas implicancias el proceso de profesionalización y
normalización iniciados en la etapa transicional; tal discontinuidad ameritaría pensar el
fenómeno en términos de Re-profesionalización.(Pagano, 2010)

La normativa de los 90 constituyó un programa impuesto y centralizado en sus iniciativas e


instrumentación, cuya resultante fue la fragmentación del medio universitario; en la práctica las
reformas generaron, en más de un caso, un conjunto de mecanismos adaptativos de carácter
endógeno que tensionaron los fundamentos mismos del sistema tal como fue proyectado(Pagano,
2010,48)

En el año 1988, en la facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Unju se dictaba la carrera


de la Licenciatura en Historia, como ciclo superior para profesores egresados de terciarios y
universidades. En esa carrera dictaban clases: Daniel Campi, José Panettieri, Andrés Fidalgo,
Beatriz Robledo, Guillermo Madrazo y María Celia Bravo entre otros.

Un nutrido grupo de estudiantes cursaban las materias de dicha carrera entre ellos los futuros
miembros del grupo originario de la Unidad de Investigación en Historia Regional, María Silvia
Fleitas, Marcelo Lagos, Viviana Conti y Ana Teruel.

Daniel Campi dictaba la materia Historiografía y un seminario de Historia Regional, en el


transcurrir de esas clases fue cómo surgió la idea de crear la unidad según el testimonio de María
Silvia Fleitas, “Daniel Campi fue nuestro profesor de Historiografía y después de un seminario
de historia regional y entonces el ahí empezó a madurar la idea de formar un grupo de
investigación de fundar un grupo de investigación en historia regional”7

7
Entrevista a María Silvia Fleitas 25/07/2018
En el año 1988, el Profesor Daniel Campi se dirigía al decano de la Facultad de Humanidades y
Ciencias Sociales Dr. Daniel González, a través del expediente N° FH800-537/88 donde se
proponía la creación de una Unidad de Investigación de Historia Regional, proponiendo un
reglamento y sugiriendo los nombres que la integrarían.

La comisión de interpretación y reglamento del consejo académico recomendaba:


1) Crear la Unidad de Investigación de Historia Regional por el lapso de cuatro años
renovables o por el tiempo que duren sus proyectos de investigación, si estos
finalizaran antes de los cuatro años.
3) Designar al profesor Daniel Campi como director de la Unidad por el lapso de dos
años, por extensión de funciones de su catedra.
4) Designar como investigadores de la Unidad a las siguientes personas con los
cargos que se detallan en consideración a sus antecedentes, todos con DSE
- Marcelo Augusto LAGOS, jefe de Trabajos Prácticos.
-Viviana Edith CONTI, jefe de Trabajos Prácticos
- María Silvia FLEITAS, Auxiliar de Primera8

Daniel Campi va a ser designado director y cumplirá un rol fundamental en el


funcionamiento de esta, dado que su pujanza era muy fuerte para iniciar las tareas, es quizás
el único miembro que si tenía claro en su juicio hacia donde debía ir la unidad, eso lo
expresa el documento presentado al Decano Daniel González fundamentando la necesidad
de creación de la Unidad.

Según el primer director de la UNIHR, la elección de la Historia Regional estaba


fundamentada en que

la regionalización obliga entonces, en el estudio de la región, a sistematizarla (y


efectuar una periodización) a través de coyunturas en las que es viable los procesos
integradores y diferenciadores; la alteración de su marco geográfico; la movilidad
de sus fronteras, el entrecruzamiento de diversos flujos y circuitos; las
modificaciones del paisaje y la fauna por la acción del hombre; la evolución de su
potencial demográfico, la modelación de sus vías de comunicación y transporte, la
transformación o pervivencia del sistema de propiedad y de la estructura de clase,
los cambios institucionales, los sistemas de ideas dominantes y las mentalidades, las
relaciones de parentesco etc.9

8
Expediente FH 800-537/88 Folio 46.
9
Expediente FH 800-537/88 Folio 37- 26 de mayo de 1988.
A través del programa “Articulación, conectividad y Desarrollo en la región del Tucumán
(Siglos XVI al XX)”, que constaba de tres ejes temáticos; el primero se denominaba
Estructura Económica de la región I (estructuras y modos de producción), el segundo eje
Estructura económica II (red de comunicaciones, abastecimiento y circulación) y el tercero
Estructura social de la región. En esos tres ejes la diversidad de temas y líneas de análisis
era muy vasta10.

Se dirigía Campi al decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNJU


señalando la necesidad de la creación de la UNIHR, por lo siguiente:

Tengo el agrado de presentar a usted en proyecto de reglamento para la


organización y funcionamiento en el ámbito de esa facultad de una Unidad de
Investigación de Historia Regional. La creación de dicha Unidad es el
necesario paso previo para la Universidad Nacional de Jujuy esté en
condiciones de suscribir el convenio de cooperación propuesto por la Escuela
de Estudios Hispanoamericanos de Sevilla para llevar adelante un proyecto
de investigación sobre el tema “Articulación, conectividad y Desarrollo en la
región del Tucumán (Siglos XVI al XX)11

El convenio señalado era un acuerdo de cooperación entre la Universidad Nacional


de Jujuy y la Unidad Estructural de Investigación “Economía y sociedad en la
América Contemporánea” de la Escuela de Estudios Hispanoamericanos de Sevilla.

Ese convenio tenía por objeto promover y propiciar un flujo de información,


documentación e intercambio de investigadores de ambos centros referentes al tema
enunciado. Fomentar entre España y en Argentina los estudios e investigaciones
sobre el Noroeste Argentino en los diferentes campos histórico, económico,
sociológico, etc.

10
Las líneas propuestas eran: Eje 1: Producción de alimentos, vestido y vivienda. Composición de la dieta
estándar. Análisis de los sistemas de propiedad de la tierra y de los medios de producción. Formas, oferta
y demanda de mano de obra (encomienda, mita, patronazgo, servidumbre por deudas, trabajo asalariado).
Trabajo y Tecnología. Artesanía e industria (papel de la producción doméstica, el obraje, el taller y la
fábrica de la región). En el segundo eje; Mercado regional, mercados comarcales. Los flujos comerciales.
Y el tercer eje: La estructura de poder. Elites, oligarquías y grupos de presión. Indios, negros, mestizos y
criollos. Sistemas relacionales. Estratificación y movilidad social. Conflictos interétnicos y de clase.
11
Expediente FH 800-537/88 Folio 33. Nota dirigida al Decano Daniel González, 6 de Julio de 1988.
Para ello fue necesario elaborar un reglamento de funcionamiento de la novel
unidad de investigación. En ese reglamento podemos encontrar los objetivos, las
funciones, del director, obligaciones y derechos de los miembros. El artículo 2
señalaba lo siguiente:

“La Unidad de Investigación en Historia Regional tendrá como objetivos


fundamentales:
a) La realización de investigaciones científicas en el campo especifico de la historia
regional;
b) La formación de investigadores;
c) La extensión al medio” 12
La discusión sobre lo regional no estaba clara en el grupo fundador, Viviana Conti
nos señala en una entrevista lo siguiente:

-DC: O sea que ustedes cuando se crea la unidad ¿no tenían una idea
teórica sobre lo que era la historia regional?
-VC: No.
-DC: Digo la discusión de Van Young,
-VC. Si eso sí, y yo tenía bien claro que la historia regional no era una
historia local, y esa era mi discusión eterna con Campi y el noroeste.
Yo dije, noroeste no es historia regional, la historia regional se forma
de acuerdo con el problema 13
Cuando preguntamos a los primeros miembros de UNIHR sobre que entendían ellos
por extensión al medio, nos responden lo siguiente.

-Básicamente cursos de capacitación docente. Daba cursos sobre lo


que yo investigue sobre el pensamiento azucarero y sobre Benjamín
Villafañe
- ¿cómo era la recepción, iba mucha gente?
Era multitudinaria, los cursos que hacíamos al principio eran
multitudinarios, 200, 300 personas14

12
Expediente FH 800-537/88 Folio 30
13
Entrevista a Viviana Conti 15/08/2018 “Si vos querés ver ingenio anda a ver los ingenios que también
están funcionando en Bolivia, agarra una región más amplia. Entonces me decían que yo era
circulacionista, esa era las discusiones que teníamos. Porque yo podía ver más allá de la
frontera, porque era circulacionista. Yo les decía que ellos veían las fronteras políticas trazadas
en la época de Onganía. Porque además yo lo que leía mucho era geografía económica
DC: Porque vos habías leído a Balan. A mí lo que me llama la atención es que en las tesis no aparece la
cita de Van Young y después en la producción del Jujuy en la historia I y II, Daniel si trae esa discusión
VC: No, pero nosotros ya la conocíamos, ¿en mi tesis yo no lo cito a Van Young?
DC: En la tesis no. En tu tesis de la tablada no”
14
Entrevista a María Silvia Fleitas 25/07/2018
Nos resultaba excesivo y exagerado el número de participantes que mencionaba la
Dra. Fleitas en la entrevista, pero cuando corroboramos los datos en las planillas de
asistencia de los docentes a los cursos comprobamos que efectivamente 200
personas se habían inscripto en esos cursos que los dictaban, en un primer momento
los propios miembros de la UNIHR con otros colegas invitados, dado que según las
entrevistas no había mucho para hacer en Jujuy en esa época.15

Otra de las cosas que nos señalan los entrevistados es que la poca bibliografía que
había sobre Jujuy eran Carrillo, Bidondo y Vergara16.

El flamante director de la UNIHR escribía los siguiente en la publicación de los


textos de las clases del primer curso:

La vocación científica de los integrantes de la Unidad de Investigación


no implicó, sin embargo, desinterés o descompromiso con los grandes
temas de nuestra sociedad. En particular, con los de la educación, uno
de cuyos problemas es la falta de dialogo entre investigadores y
docentes, que desarrollan sus actividades en ámbitos inconexos.
Consciente de la parte de responsabilidad que le cabe en ello, la UNIHR
tomó la decisión de impulsar una vinculación más estrecha con los
profesores de historia y ciencias sociales de la enseñanza media, de
modo de allanar la transferencia a ese ámbito de sus aportes para el
mejor conocimiento de nuestro pasado. Pero, a la vez- y esto no es
menos importante-, ese más íntimo y enriquecedor contacto facilitaría
la transmisión de requerimientos sociales a su labor, ligándola más
intensamente con la realidad a la que se debe.(Campi Daniel (Coord),
1993, 9)
También en esos cursos que se dictaban encontramos la presencia de destacados
historiadores y geógrafos de la UNLP y de la UNR. Los que nos permite pensar que
el diálogo historiográfico de los integrantes de UNIHR era con aquellos
investigadores provenientes de la UNLP, UNR, y también podemos inferir sobre
algún aporte de la UNT y la UNC. Entre la documentación que hemos podido
consultar pudimos hallar, además de las planillas de inscripción, asistencia y
algunos certificados, los programas de los cursos a realizar. Participaron de ellos
José Panettieri, Marta Bonaudo, Noemí Girbal-Blacha, Carlos Reboratti y Raúl

15
Nos referimos las publicaciones Campi Daniel (Coordinador) Jujuy en la Historia. Avances de
Investigación I. UNIHR, FHyCS-Unju. 1993; Lagos Marcelo (Coordinador) Jujuy en la Historia. Avances
de Investigación II. UNIHR, FHyCS-Unju 1995.
16
Entrevista a Viviana Conti; “Sobre historia regional no había. A ver a mi me regalaron
Carrillo, me regalaron Vergara y yo me compre Bidondo. Olvídate no había más nada.”
Mandrini. En el caso de los cursos de posgrado participaron Barbara Goebels,
Tristán Platt y Eric Langer entre otros.

Una fuente particular que nos permite observar la evolución y desarrollo de los
primeros años de la UNIHR son los informes anuales que realizan las unidades de
investigación de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNJu.

En el primer informe que pudimos leer el director de la unidad planteaba ante la


decana del momento la siguiente realidad.

En este tercer año de existencia de esta unidad investigativa se han alcanzado algunos
niveles de actividad cualitativamente superiores con relación a los de los años
académicos 1990 y 1991, a la vez que se mantienen inalterables las serias
limitaciones de orden material que afectan su funcionamiento desde su creación17

Ese año de 1991, a los 3 miembros rentados y dos ad-honorem, se sumaron dos
investigadoras más ad-honorem. Los proyectos colectivos que se informan en ese escrito
eran dos, uno relacionado con las transformaciones laborales en el noroeste argentino
durante el siglo XIX y primera mitad del XX y el otro proyecto se basaba en estudiar las
transformaciones sociales y el sistema de articulaciones espaciales en el noroeste
argentino a impulso de los cambios de las estructuras productivas, 1850-1930.

Algunos miembros de la UNIHR para ese año estaban concursando para ser becarios de
CONICET e incluso inscribiendo sus proyectos de tesis doctorales en la UNLP y en la
Complutense de Madrid.

También aparecen en los informes de estos años los cursos de capacitación que realizaban
para la capacitación de la docencia jujeña, que luego sería publicado como Jujuy en la
Historia volumen I y II, como dicen los informes

17
Informe período 1991- 16 de marzo de 1992. En este informe las preocupaciones que señalaba Campi
eran las siguientes: “Con relación al segundo punto, creo conveniente transcribir un párrafo del informe
presentado en marzo de 1991, pues la situación considerada no se ha modificado; “Sin embargo, serias
limitaciones de orden material afectan su funcionamiento (el de la Unidad). A la inexistencia de una
elemental asignación presupuestaria que posibilite encarar publicaciones, adquirir bibliografía, realizar
indispensables visitas de trabajo a bibliotecas y archivos de fuera de la provincia de Jujuy, debe sumarse el
no contar todavía con un elemental lugar de trabajo. Ello obliga a los integrantes de la Unidad a trabajar en
sus domicilios, dificultando los contactos y el intercambio de opiniones y experiencias entre ellos, a la vez
que no se cuenta con un lugar para centralizar la información, el archivo, etc. ”
reúnen síntesis de las exposiciones realizadas en el marco de un curso de
actualización para docentes medios dictado en agosto de 1992 por los
miembros de la Unidad de Investigación con la colaboración de las profesoras
Marta Ruiz y Gabriela Sica18

En los informes también se detallan los congresos a los que asistían los miembros de
UNIHR, como también las publicaciones individuales, becas obtenidas y las visitas de
profesores externos para dictar cursos.

Consideraciones Finales

Nuestro capítulo intento dar cuenta de la producción historiográfica de Jujuy, de su primer


texto fundador y rector escrito en el siglo XIX en 1877 por el joven Joaquín Carrillo.

Texto que desprende la matriz de la idea de lo histórico en Jujuy, una idea de una
población sacrificada, sin diferencias internas, sin pujas que siempre esta mirando hacia
el puerto en búsqueda de un reconocimiento. Es discurso principal y fundacional se
consolidará con la prosa barroca y extensa de Ricardo Rojas entre los años 1912 y 1936.

Donde el escritor santiagueño será quien cree para nosotros los fundamentos de la
“jujeñidad”, otorgándole al hecho histórico de la presencia de Belgrano en Jujuy el lugar
de la historia de la provincia en el gran relato nacional.

Serán los académicos correspondientes de Salta y Jujuy quienes a través de sus textos
generales y específicos sobre Jujuy cimentarán una idea que se transmitirá a través de las
décadas en las aulas de las escuelas y en las celebraciones de las efemérides locales.

Ese discurso se verá puesto en contradicción y conflicto en el año 2012, cuando algunos
integrantes de la Unidad de Investigación en Historia Regional señalen dificultades en la
representación de los acontecimientos del pasado que consolidaban el eje identitario
jujeño sacrificio y valor en el documental realizado por canal Encuentro.

Durante el siguiente año al bicentenario el debate público sobre el Éxodo jujeño llego
hasta la legislatura provincial y el Senado de la nación.

18
Informe período 1992- 21 de febrero de 1993
Nuestra tarea fue recapitular y ordenar la historia de una historiografía ligada a una
preocupación el lugar de Jujuy en el relato histórico nacional. Hoy esa historiografía ha
sido renovada por los estudios de historiadoras vinculadas a la universidad y el Conicet,
pero en el público general aún continúan los ecos de aquellas primeras ideas de Carrillo
en 1877.

Bibliografía

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en Jujuy don Teófilo Sánchez de Bustamante. Boletín de la Academia Nacional de la
Historia, XXXIX, 87-91.
Bidondo, E. A. (1968). Contribución al estudio de la Guerra de la Independencia en la
frontera norte: El aporte jujeño. Círculo Militar.
Bidondo, E. A. (1982). UN EPISODIO DE LA GUERRA CONTRA EL MARISCAL
SANTA CRUZ: EL COMBATE DE SANTA BARBARA (HUMAHUACA,
PROVINCIA DE JUJUY) (13 de septiembre de 1837). Investigaciones y Ensayos, 33,
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Campi Daniel (Coord.). (s. f.). Jujuy en la Historia. Avances de investigación I. Unihr-
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hermanos.
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idea de sacrificio en la obra de Joaquín Carrillo como elemento significante de la
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