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poco en lo que hace a la adaptación sensible sí fallará en .otro nieos, sino que debe ir a cargo de un ser hum .. no que se
sentido; fallará (debido a su inmadurez o a sus angustias pro- ~uestre ~iempre como. él o,. mejor dicho, ella misma. AqUÍ no
pias) en aar a la criatura motivos de enfado. La criatura que tle?e cabIda la perfec.clón. La perfección es propia de las má-
no tenga ningún motivo de enfado, pero que por supuesto qUInas; lo que nece~lta la criatura es, st':ncillamen te, lo que
lleve en sí misma los ingredientes de]a agresividad, se encuen- suele obtener: ~l CUIdado y la atención de alguien que sigue
tra con grandes dificultades al tratar de unir la agresión con sIendo «ella mIsma». Huelga decir que eS lo es igualmente
el amor. aplicable al padre.
Así, pues, durante la fase de dependencia absoluta la cria- Conviene hacer hincapié en este «ser ella misma». En efec~
tura no dispone de medio alguno que le permita ser cons- to,. hay que est.ablecer una distinción entre la persona y el hom~
ciente de la provisión materna. bre o la mUJer, la madre o la niñera, que imerprete el
papel, tal vez. de forma muy convincente por haberlo apren.
dldo en los lIbros dedicados al c uidado de Jos niños peque-
Dependencia relariva ñ~s. Pero no ba~t~ con esta actuación o interpretación. La
CrIatura sólo recIbIrá una presentación clara de la rcalídad
Lo mismo que a la primera fase la llamo «dependencia ab- ex tern~ cuando sea cuidada por un ser humano consagrado
• soluta», empleo la denominación de «dependencia relativa. a l.a cnatura y a la tarea de cuidarla. La madre irá despl'en-
para referirme a la siguiente. De esta · manera podemos d is- dJendose poco a poco de este estado (nada difícil de alcan-
tinguir entre la dependencia que se halla completamente fue- zar) de consagración, y pronto reanudará sus actividades nor-
ra del alcance del niño y la dependencia de la que el niño males; pero de momento se halla metida en él hasta el cuello.
puede conocer algo. La madre lleva a cabo una tarea inmensa El premio que se recibe en la primera fase (la de depen-
para satisfacer las necesidades del ego del niño, sin que en la dencia absoluta) reside en que el proceso de d~sarro llo de la
mente de éste quede constancia de nada de todo ello. cnatura no s~ fre nir:guna deformación. En es ta segunda fase
La fase siguiente, la de dependencia relativa, consiste en d«; dependenCIa ~eIatJva la recompensa consiste en que, de al-
una fase de la adaptación en la que ésta va disminuyendo gun ~odo, ]a criatura empieza a ser consciente de su depenw
poco a poco. La gran mayoría de las madres están capacitadas d~",c!a. Cuando la madre permanece alejada durante un pe-
para aportar una desadaptación gradual que esté perfecta- nado superior a la capacidad de la criatura para creer en su
mente acoplada a la rapidez con que el niño vaya haciendo s upervivencia (~s decir, en la de la madre), la angustia hace
progresos. Así, por ejemplo, nos encontramos con el comien· acto de prese~cJa, lo cual es el primer indicio de que la cria~
zo de la capacidad de comprensión intelectual, que se desa- tura es conscIente. Antes, por el contrario, la ausencia de la
rrolla como una gran extensión de procesos simples, como madre no hace más que privar a la cria tura de la especial
son los reflejos condicionados. (Imaginen una criatura en es- habilidad materna para salvaguardarla de todo ataque. exte-
pera de que la alimenten. Llegará un tiempo en que la criatu- rIOf, con ]0 que se impide una eficaz instauración de ciertos
ra sabrá esperar unos minutos porque los ruidos que le lle- avances esenciales en la estructuración del ego infantil.
gan de la cocina anuncian la pronta aparición de la comida. La fase que sigue a esa en la que la criatura tiene cierta
En lugar de excitarse a causa de estos ruidos, la criatura los conciencia de que necesita a la madre se caracteriza por el
aplica a su capacidad de espera.) hecho de que la criatura empieza a comprender que la madre
Naturalmente, no todas las criaturas en1piezan a utilizar es necesaria.
su comprensión intelectual a la misma edad; las variaciones En los casos normales, la necesidad de una madrt: real va
son muy grandes y, a menudo, la comprensión que pueden hadéndose gradualmente terrible, hasta el punto que las ma-
haber tenido sufre retrasos a causa de la confusión con que dres llegan a odiar sinceramente el tener que abandonar a
se les aparece la realidad. He aquí una idea que debe ponerse sus hijos, y prefieren sacrificarse antes que causar su aflic-
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ción o, de hecho, suscitar odio o desencanto en esta fase t6 u~ juego que tenía que repetirse muchas Veces: él se es-
de especial necesidad, cuya duración aproximada podríamos condIa, momento, ~l!e yo aprovechaba para cambiar muy li-
cifrarla entre seis meses y dos años. ge.ramente la poslclon de, por ejemplo, el lápiz que habia en
Cuando la criatura alcanza los dos años de edad, se han . mi mesa. Entonces él salía de su escondite, se pt.'fcataba dd
producido ya algunos acontecimientos que la preparan para Jiger? ca~bio y se enfadaba hasta el punto de..: <qnatarrne».
enfrentarse con la pérdida. Será necesario hacer referencia Huble~e SIdo capaz de se~ir este j~ego duran te lloras y horas.
a ello. Al lado de estos acontecimientos o avances de la per- ApIJcando lo que habla aprendldo, le (lije" la madrilstl'a
sonalidad de la criatura existen ciertos factores ambientales, que s~ dispusiera a habl.arle de la muerte al pequeño. Aque.
importantes aunque variables, que deben tenerse en cuenta. ll~ misma tarde, por pnmera vez en su vida, el pequcfío le
Así, por ejemplo, cabe la existencia de un equipo formado dIO a la madrastra la oportunidad de hablal' de la mucrle
por la madre y una niñera, equipo que es digno de estudio Inmediatamente quiso saber con exactitud toda cI<:lsC de dcti.l~
por derecho propio. Probablemente habrá también una serie Hes act!rca de la madre de cuyas entrañ~s había salido así
de personas adecuadas -tías, abuelos, amigos íntimos de los c~mo de. su falledmiento. Todo fue cobrando ímpetu er; los
padres- que por su presencia constante se hacen acreedoras dlas SiguIentes, slendo necesario que toda la hislOria le fue-
al titulo de -madres sustitutivas •. También es posible que se repetida una y otra vez, Las relaciones con la madrastra
el marido de la madre desempeñe un papel importante en el siguieron siendo buenas y el pequeño no dejaba de llamarla
hogar, creado gracias a su ayuda; también él puede ser una «madre»,
buena madre sustitutiva o, de forma más masculina, dará a El mayor de los tres niños tenía seis años al morir su ma-
sI'! esposa un apoyo y un sentimiento de seguridad que ella dre. Se limitó a lamentar su pérdida, como era natural tra-
transmitirá a la criatura. tán~ose de una persona querida. El proceso de atlicción si-
No me parece necesario examinar en detalle todos estos gulO durante dos años aproximadamente, y al sa lir de él el
pormenores, ya que su importancia salta a la vista. Sin em~ muchacho daba muestras de un acceso de cleptomanía. Acep-
bargo, se verá que varian considerablemente y que afectan taba a la madrastra como tal y recordaba a su verdadera
notablemente los procesos de crecimiento de la criatura. madre como persona tristemente desaparecida. ,
El _segundo de los hermanos, es decir el mediano, tenía
tres anos en el l?omento de la tragedia. Por aquel enlonces
Caso clínico se hallaba muy Inmerso en una relación positiva con su pa-
dre, y acabó ~lendo u~ caso psi~uiátrico al que hubo que so-
Tuve ocasión de observar a tres hermanos al producirse ~eter ~ la PSlco~~rapJa (un.as Slete seSiones en el espacio de
la muerte repentina de su madre. El padre actuó responsa- cho anos). ~~.firlendose a el, el mayor de los hermanos dijo:
blemente, y una amiga de la madre que conocía bien a los -No le dIjImos que papá se había vuelto a casar, porque
muchachos se hizo cargo de su cuidado; al cabo de un tiem~ él cree que el matrimonio significa «matar».
po se convirtió en su madrastra. El mediano estaba metido en un embrollo y se veía inca-
El más pequeño de los tres contaba solamente cuatro me- paz d.e afront~r el sentimiento de culpabilidad que le era ne-
ses de edad al producirse la súbita desaparición de la madre. cesarIO experimentar debido a la muerte de su madre en el
Su desarrollo prosiguió satisfactoriamente, sin que se obser- momento en que él se hallaba en la fase homosexual con un
vase ningún signo clínico de reacción. Recurriendo a mi ter- apego especial hacia su padre. Dijo: '
minología, diré que la madre era un <objeto subjetivo» para -No me importa. Era ... (el hermano mayor) quien la
este bebé; la amiga de la madre pasó a ocupar el lugar de quería,
ésta. Posteriormente, el pequeño pensaba en su madrastra
como si se tratase de su madre verdadera. h' Desde el punto de vista clínico, se convirtió en un caso de
Sin embargo, cuando el menor de los tres hermanos cum- 'pomanía. Su estado de extremo desasosiego se prolongó du-
plió los cuatro aftas, me fue traído porque daba muestras de rante largo tiempo y era evidente que la depresión estaba al
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diversos trastornos de la personalidad. En los juegos com- acecho. Sus juegos mostraban cierto grado de confusión
p ero supo orga' I ' .
~mzar os convementemente para transmiticme,
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prendidos en la entrevista psicoterapéutica el pequeño inven-
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durante las sesiones de psicoterapia, cuáles eran las angustias -Vaya salir a por pan.
específicas que provocaban su desasosiego. Es posible que ello dé resultado, a menos, clUl'O, que per-
Todavía se observan restos de trastorno psiquiátrico en manezca ausente más rato del que permite Ja capacidad in-
este muchacho, que actualmente tiene trece años; es decir, fantil para mantener la idea, en sus sentimientos, de que la
diez años después de la tragedia, que, para él, resultó trau- madre está viva.
matizante. Quisiera citar una forma de desarrollo que afecta de modo
especial la capacidad del niño para llevar a cabo identifica-
Un importante aspecto del desarrollo de la criatura figura ciones complejas. Se trata de algo relacionado con la fase en
bajo el título de «identificación». Es posible que, de forma la que las tendencias integradoras del pequeño producen un
bastante precoz, el pequeño denote su capacidad de identifi· estado en el que éste es una unidad, una persona completa,
cación con la madre. Hay reflejos primitivos de los que puede provista de un in terior y un exterior, aparte de ser una pl!l'-
decirse que forman la base de estas facetas del desarrollo; sona que vive dentro de un cuerpo, más o menos limitado
por ejemplo, cuando la criatura responde a las sonrisas con por la piel. Una vez el exterior significa un «no yO», el inte-
otra sonrisa. Rápidamente el pequeño va siendo capaz de foro rior significa un «yo», con lo cual se c uen ta con un lugar
mas más complejas de identificación, lo cual entraña la e"is- donde «guardar cosas» . En la fantasía del niño, la realidad
teneia de una imaginación. Ejemplo de esto lo tendríamos psíquica personal se sitúa dentro. Si se si túa fuera es porque
en el pequeño que busca la boca de su madre y pretende ali- hay buenas razones para ello.
mentarla con el dedo mientras ena le está dando el pecho. He Al llegar aquí, el crecimiento de la criatura toma la forma
l"odido comprobarlo en niños de tres meses , pero no debe· de un intercambio continuo entre la realid ad interior y la
mas preocuparnos por las fechas . Antes o después, estas ca· exterior, cada una de las cuales es enriquecida por la otra.
sas les suceden a todas las criaturas. (a excepción de algunos Ahora el niño .no es sólo un creador potencial del mundo,
casos de enfermedad) y sabemos que la situación de depen- sino que, además, es capaz de poblarlo con muestras de su
dencia se ve considerablemente mitigada por la aparición en propia vida interior. Así, paulatinamente, el niño va siendo
el pequeño de la capacidad de «meterse en el pellejo de su capaz de «abarcar» casi todos los acontecimiento~ externos,
madre ». De ahí procede el pleno desarrollo de la comprensión y, como se sabe, la percepción y la creación son práct icamen-
de la existencia personal y aparte de la madre y, con el tiem- te sinónimas. He aquí, pues, otro medio que permite al niño
po, el niño llega a ser capaz de creer en el ayuntamiento de adquirir dominio sobre los acontecimientos externos así como
los padres que, de hecho, fue lo que condujo a su concep· sobre el funcionamiento interior de su propia personalidad.
ción. E sto sucede mucho más adelante y nunca se logra en
los niveles más profundos.
Hacia la independencia
El efecto que estos mecanismos mentales nuevos ejercen
sobre el tema de la dependencia estriba en que el niño es Una vez estas cosas han quedado instauradas, cQmo suce~
capaz de hacerse cargo de acontecimientos que escapan a su de en la salud (o normalidad), el niño se va viendo, poco a
dominio y, gracias a que es capaz de identificarse con la ma- poco, capacitado para enfrentarse con el mundo y todas sus
dre o con la madre y el padre, puede también arrinconar complejidades, ya que cada vez ve más y más cosas de las
parte del intenso odio que en él suscita todo cuanto representa que ya se hallan presentes en su propia personalid"d. Me-
una amenaza para su omnipotencia. diante una serie de CÍrculos, cada vez más amplios, de Ja
Empieza a comprender y acaso a utilizar las palabras. Este vida social, el niño se identifica con la sociedad, ya que la so-
tremendo avance en el animal humano permite a los padres ciedad local es una muestra del mundo personal de) ser adc~
brindar al pequeño todas las oportunidades posibles de coa· más de ser muestra de unos fenómenos verdaderarn(~ nt{: ex-
peración, a través de la comprensión intelectual, aun cuando ternos.
en sus sentimientos profundos sigan albergándose el dolor, Así es como se desarrolla una verdadera independencia, en
e! odio, la desilusión, el miedo y la impotencia . Supongamos la que él se halla en situación de vivir una existencia personal
que la madre dice: satisfactoria al nlismo tiempo que se ve envuelto en los asun-
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en éL tendía quitar valor a la idea de Dios. Lo que la señora KlIight
La religió n (¿o ha sido qUi7,áS la teología?) ha robado lo decía, o trataba de decir, es que algunos elemen tos de l niño
que de bueno había en el individuo-niño y luego ha estable- Pueden proyectarse en las brujas de los cuentos de hadas,
cido un esquema artificial para inyectar en el niño lo mismo que parte de la fe y generosidad infantiles pueden tra nsferir-
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se a Papá Noel, y que la gran ~ariedad .~e sentimientos e progresivamente complejo a medida que pasa el tiempo y el
ideas de la bondad que son propIas del mno, y de sus expe- niño se va haciendo mayor. Asimismo. la criatura tiende a
riencias internas y externas, podemos reunirlas b~Jo la deno- vivir en su propio cuerpo y a edificar su persona lidad to-
minadón de «Dios .). Del mismo modo, al conte.flJdo de mal- mando por base la funcionalidad corporal, a la cual pertene-
dad que hay en el niño podemos lla marlo «el dIablo y todas cen unas elaboraciones imaginativas que rápidan1 c nl e se vuel.
sus obras». Esta clasificación contnbuye a soclahzar un f~nó ven s umamente complejas y constituyen la reaJiJad psíquica
meno que fuera de eso es puramente personal. Tras trel~ta peculiar a dicha criatura. Ésta queda instaurada en calictCld de
años de practicar el psicoanálisis, he llegado a. la conclusIón unidad , consciente de su propia existencia y dispuesla a afron~
de que son las ideas incluidas en la organIzacIón de la edu- tar valientemente el mundo con el cual empi eza a estahlect.:I'
cación moral lo que despoja al individuo de su capacIdad de relaciones: relaciones afectuosas y, por contraste, n!ladoIll!S
creación. . objetales basadas en la vida instintiva. y así s uces ivam e nte.
Sin embargo, las ideas del educador moral o ~oralIsta s~ Todo esto y más, mucho más, es cierto y siempre lo ha sido
resisten a perecer. Este fenómeno podemos explIcarlo de di- en las criaturas humanas: se trata de la naturaleza humana
versas maneras. Una de las más evidentes es qu~ SID d~da al- abriéndose camino. Pero conviene señalar un factor de gran
guna existen personas perversas. AplIcando mI propIa ter- importancia: el hecho de que los procesos de maduración
minología, diré que en todas las sociedades y en t;>das las cobren realidad en el niño, y además lo hagan en el momento
épocas hay y ha habido gente cuyo desarrollo e,?oclOnal no apropiado, depende de una provisión ambiental slIficiente.
ha llegado a la fase en que «se cree en algo», m ha llegado Se trata del viejo dilema entre la naturaleza y la crianza.
• a una fase de' moralidad innata en la que esté compromehda o , si lo prefieren, entre lo que nace y lo que se hace. A mi
toda la personalidad. Sin embargo, la educaCIón moral crea- modo de ver no se trata de un problema que no pueda enun-
da con el pensamiento puesto en estas pe!sonas .enfermas» ciarse. Los padres no tienen que hacer a s u bebé del mismo
no es igualmente aplicable a la gran mayona de personas que: modo que el pintor tiene que hacer su cuadro y el alfarero
de hecho, están «sanas» en este sentido. Más adelante volvere su jarrón. El bebé crece a su manera cuando enc uentra un
a hacer referencia a las personas perversas. medio ambiente adecuado. Alguien se ha referido a eSlo con
Llevo un rato hablando como si fuese un .teólogo aficion~ las palabras «ambiente esperable por término· medio,. Lo
do, cuando lo que en realidad se me ha l'edldo .es qu~ lo hl- cierto es que a través de los siglos las madres, los padres, o
cise en calidad de profesional de la pSIquIatría mfantIl. Para quienes los sustituyan, por lo general han sabido proveer las
que mis palabras resulten útiles, debo arreglármelas p~ra ha- condiciones exactas que sus criaturas y niños neces itan al
cer un breve resumen del desarrollo humano de las Criaturas principio, en la fase de mayor dependencia, e incluso algo
y niños del género humano. Ustedes sabe?, por supuesto, que más tarde, cuando las criaturas, ya mayores, empiezan a dis.
se trata de un tema sumamente complejO que no puede ex- tanciarse algo del medio ambiente y a ser relativamente in.
plicarse someramente .. Hay mu~has formas de enfocarlo y dependientes. Después de esto, la situación tiende a no ser
procuraré hacerlo medIante va~~os mé~odos. . . . tan buena, pero, al mismo tiempo, este factor 'va perdiendo su
La base del desarrollo del nmo estnb~ en la eXIstencIa {¡- importancia de modo progresivo.
sica de la criatura junto con sus tendenCiaS h~redadas . Estas Habrán caído en la cuenta de que estoy refiriéndome a
tendencias incluyen los impulsos de ~aduracI?n que estlmu· una edad en la que la enseñanza no se realiza verba lmente.
lan el desarrollo. Supongamos, a gUIsa de ejemplo, que la Ni Freud ni el psicoanálisis hicieron falta para que madres
criatura tiende a emplear un vocabulario de !res palabras y padres supiesen aportar estas condiciones, las cua les em.
cuando tiene un año de edad, a empezar a cammar a los ca· piezan con un elevado grado de adaptación a las necesidades
torce meses más o menos, a adquirir 1~ mi~ma f~rma ~ e.sta- de la criatura por parte de la madre y luego, gradualmente,
tura que el padre o la madre, a ser mtehgente. o estúpIdo, se convierten en una serie de fallos de adaptación; estos fallos
caprichoso o alérgico. De manera menos perc~ptlble nac,:, _e~ son a su vez una especie de adaptación, ya que están ligados
la criatura una tendencia que luego prOSe!~U1rá en el mno. a la necesidad que de forma creciente siente el niño por en~
]a que lleva a la integración de la pe rson~lJdad. T~ng~se en frentarse a la realidad, alcanzar la separación e instaurar una
cuenta que la palabra «integración» adqUIere un SIgnIficado identidad personal. (Joy Adamson hace una perfecta descrip-
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de niños muy pequeños. el valor -mejor dicho, la naturaleza bida cuenta de la crecien te complejidad de la realidé',d illt ~ ri or
esencial- de su tendencia a proveer a cada criatura, por me- del niño y, asimismo, del aumento del cúmulo de experienc ias
dio de la crianza, aquello que le es absolutamente necesa rio. Internas y externas recordadas u olvidadas por economía?
La madre (no excluyo al padre) se adapta tan bien que no Tratar~ ahora d: decir algo sobre el origen, en la criat ura
podemos decir otra cosa que se identifica estrechamente con o en el mno pequeno, de los elementos que pueden describir-
el hijo, de tal forma que conoce exactamente lo que hace se con las palabras «bueno» o «malo». No hace falta dlo.!dr
falta a cada momento y también de manera general. La cria- que en esta fase no es imprescindible utilizar palabras. De
tura, por supuesto, en esta primera fase se halla en estado de hecho, todos sabemos que es posible comunicar la idea de
fu sión, sin que todavía haya separado la madre y los objetos aprobación o censura a los sordos, e igualmente a las criatu-
«que no son ella» (la criatura) de lo que sí lo es, de manera ras mucho antes de que empiece la comunicación verbal. Efec.
que lo que el medio ambiente contiene de adaptativo y «bue- tIVamente, en la criatura se desarrollan ciertos sen timientos
no» va acumulándose en el almacén de experiencias del niño, contrapuestos - completame nte ajenos a la aprobación o a la
formando una cualidad del ser o personalidad que al prin- censura que le es transmitida por la madre o el padre- de
cipi<¡ resulta indistinguible (para el niño) del funcionamiento' lo~ que debemos tomar nota y a los que acaso convenga se-
sano o normal del niño. gUIr hasta su punto de origen.
Durante esta primera fa se la criatura no se apercibe de lo En el .almacén » que van formando los recuerdos perso-
bueno y susceptible de adaptación que h ay en el medio am- ~ales y los fe~ómenos que constituyen la realidad psíquica
biente; pero reacciona, y por tanto conoce y percibe, los fallos mtenor del nmo aparecen unos elementos que a primera vista
de la estabilidad . La reacción provocada por los fallos de la parecen contraponerse y a los que llamaremos . elementos de
estabilidad del cuidado del niño consti tuye un trauma, ya apoyo» y {~elernentos disruptivos», 0, si lo prefieren, «ele-
que cada reacción interrumpe la continuidad existencial de lnex:tos amIstosoS» y ((elementos hostiles», o bíen «elementos
la criatura y rompe su ser. benIgnos» y «elementos persecutorios». Tales elementos na-
Resumiendo esta primera etapa de mi descripCión simpli- cen en parte de las satisfacciones y frustraciones del niño en
ficada del desarrollo del ser humano: la criatura y el niño su experienci~ vital, incluyendo las excitaciones¡ y en parte
pequeño suelen ser cuidados de una manera estable, digna de esta acumu~aclón de ele~entos positivos y negativos depende
confianza, lo cual va creciendo en ella hasta formar una creen- de la capaCidad de la cnatura para evitar el dolor de la am-
cia en la estabilidad; a ésta cabe sumarle la percepción in- bivalencia absteniéndose de juntar los objetos que a ella le
parecen buenos o malos. 2
fantil de la madre o el padre, la abuela o la niñera. La idea
de la bondad y de un padre o Dios personal y estable apare- Me resulta imposible dejar de emplear las palabras «bue-
ce de forma natural en el niño que haya empezado la vida de no» y «malo » en este contexto, aunque ello vaya precisamen-
este modo. te en contra de la fmalidad que persigo: describir los fenó-
Al niño que no viva experiencias suficientemente buenas menos anteriores al uso de palabras. Lo cierto es que estas
durante las primeras fases no se le puede inculcar la idea de cosas tan importantes que acontecen a la criatura en desa.
un Dios personal a modo de sustituciÓn del cuidado infantil. rrollo y al niño pequeño exigen ser descritas en términos de
La sutil comunicación criatura~madre, cuya importancia eS lo bueno y lo malo.
vital , es anterior a la fase en que se añade la comunicación .. Todo esto se halla estrechamente enlazado con la percep.
verbal. É sta es una de las primeras reglas de la educación ClOn de la aprobación y censura materna, pero aquí, como
moral: que la educación moral no constituye un sustituto
del amor. Al principio, la única forma eficaz de expresar amor 2. Este estado de cosas primitivo pasa a ser emplea do como defen.
es median te el cuidado de la criatura y del niño, lo que para saócontra el ,dolor de la am bivalencia, y entonces es denominado .. esd.
SI n:.. del objeto.