Está en la página 1de 85

Bogotá, 3 de agosto de 2020

Señores
HONORABLES MAGISTRADOS SALA DE CASACIÓN PENAL
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA.

Asunto: APELACIÓN DE SENTENCIA


CONDENATORIA
PROCESADO: LUIS ALBERTO MONSALVO
GNECCO
DELITO: Corrupción al sufragante.
RADICADO: 49761

ALEJANDRO FELIPE SANCHEZ CERÓN, identificado con la cedula


de ciudadanía No. 12.749.167, abogado en ejercicio, titular de la tarjeta
profesional No. 120.251 del C.S.J., procedo a sustentar el recurso de
apelación contra la sentencia proferida, el 24 de julio de 2020, por la
Sala de Primera Instancia de la Corte Suprema de Justicia dentro del
presente radicado, actuando en representación de LUIS ALBERTO
MONSALVO GNECCO.

IDENTIFICACIÓN DE LOS SUJETOS PROCESALES1

Procesado: LUIS ALBERTO MONSALVO GNECCO.


Defensor: ALEJANDRO FELIPE SANCHEZ CERÓN.
Fiscal: JAVIER CÁRDENAS PÉREZ
Fiscal de apoyo: CLAUDIA PATRICIA VANEGAS PEÑA
Ministerio Público: MIRIAM ÁVILA.
Víctima: ALBERTO PIMIENTA COTES

1 Solo se hace mención de los sujetos procesales que intervinieron en la Audiencia del Juicio Oral.

1
Representante de EVARISTO RAFAEL RODRÍGUEZ
Victima:

SÍNTESIS DE LA ACTUACIÓN PROCESAL

1. El 20 de enero de 2017, ante un Magistrado de la Sala Penal del


Tribunal Superior de Bogotá, el Fiscal 30 Delegado ante esta
Corporación formuló imputación en contra de LUIS ALBERTO
MONSALVO GNECCO, como autor de los delitos de corrupción al
sufragante e invasión de tierras.

2. El 15 de febrero de 2017, el mismo funcionario presentó el escrito de


acusación y el 4 de septiembre de esa anualidad se realizó la
audiencia de formulación de acusación, en la que reiteró la
imputación fáctica y jurídica solo en relación con el delito de
corrupción al sufragante.

Lo anterior debido a que la Sala de Casación Penal declaró la nulidad


respecto del ilícito de invasión de tierras, una vez evidenció la
ausencia de la querella y de la audiencia de conciliación como
requisito de procedibilidad.

3. El 30 de julio de 2018, la Sala de Casación Penal remitió la


actuación a esta Sala Especial de Primera lnstancia, con motivo de
la posesión de los Magistrados que la integran, de acuerdo con la
competencia del Acto Legislativo No. 1 de 2018.

4. Realizada la audiencia preparatoria en las sesiones de 3 de


diciembre de 2018 y 5 de febrero de 2019, el juicio oral se instaló el
18 de marzo siguiente.

2
5. Las partes expusieron los alegatos de apertura. La Fiscalía presentó
las pruebas decretadas, incorporó 14 estipulaciones probatorias y se
le recibieron los testimonios de FREDY MIGUEL SOCARRÁS
REALES, ORLANDO ELIÉCER GRANADOS, MARTHA FABIOLA
FIGUEROA FERNÁNDEZ, CARLOS ADOLFO HERNÁNDEZ DÍAZ
y MAURICIO PIMIENTA NARANJO; y a instancia de la defensa, se
escucharon los testimonios de KARINA LEONOR RINCÓN
JIMÉNEZ, JEAN CARLOS TORRES BRAVO, ELEUTERIO GARCÍA
POVEDA y MARTHA MONTERO VARÓN.

Culminada la fase probatoria, se expusieron los alegatos de


conclusión por partes e intervinientes. La Sala emitió sentido de fallo
de carácter condenatorio el 16 de julio de la presente anualidad.

6. El 24 de julio de 2020, mediante sentencia, la Sala resolvió declarar


a LUIS ALBERTO MONSALVO GNECCO, autor responsable del
delito de corrupción al sufragante.

7. En la audiencia de lectura de fallo llevada a cabo el día 27, del mismo


mes y año, únicamente la defensa interpuso el recurso de apelación.

LA SENTENCIA OBJETO DE APELACIÓN

La apelación se dirige contra la sentencia del 24 de julio de 2020,


dictada por la Sala de Primera Instancia de la Corte Suprema de
Justicia, en virtud de la cual mi defendido fue condenado a la pena
principal de 61 meses y 16 días de prisión, multa de trescientos uno
punto cincuenta y ocho (301,58) SMMLV y como pena accesoria la
inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas, por
igual término de la prisión, por el delito de corrupción al sufragante.

3
En este mismo sentido, se declaró la procedencia de la inhabilidad
sobreviniente contenida en el artículo 30, numeral 10 de la Ley 617 de
2000, para el ejercicio del cargo de Gobernador del Cesar. Se decidió
negar la suspensión condicional de la ejecución de la pena y se
concedió la prisión domiciliaria del artículo 38 y 38B del Código Penal.

LOS FUNDAMENTOS DEL RECURSO DE APELACIÓN

Como es su invariable costumbre, la defensa presentará sus


alegaciones procurando siempre veracidad, razonabilidad, concreción y
respeto.

Para mayor claridad, los fundamentos del recurso se sustentarán en dos


cargos, uno principal, encaminado a demostrar la atipicidad de la
conducta, y otro de carácter subsidiario, cuyo fin es demostrar la
configuración de un error de tipo.

Ambos cargos tienen como propósito común demostrar que la sentencia


de la Sala de Primera Instancia carece notoriamente de razones que
justifiquen esta draconiana condena, con todas sus gravísimas
consecuencias y la enorme carga aflictiva que conlleva para el
procesado y su familia.

CARGO PRINCIPAL

Para la sustentación del cargo principal, se hará una breve presentación


del fundamento de la apelación (I); la identificación del problema jurídico
(II); se rebatirán, de manera precisa, las consideraciones que soportan
el fallo de condena en contra del señor LUIS ALBERTO MONSALVO
GNECCO (III) y, finalmente, se expondrá que están acreditados los
fundamentos para que la Sala de Casación, en su calidad de juzgador

4
de segunda instancia, revoque el fallo impugnado y, en su lugar, dicte
una sentencia absolutoria (IV).

I
LOS FUNDAMENTOS DE LA APELACIÓN Y EL PROBLEMA
JURÍDICO

De entrada, se advierte un error en la estructura de la providencia. Ella


está construida sobre la defensa a ultranza del derecho de propiedad, a
tal punto que muchas de sus argumentaciones tendrían mejor acomodo
en un proceso policivo de amparo a la posesión o, incluso, en un
proceso reivindicatorio. Por eso, a menudo pierde el norte que es el de
juzgar un delito de corrupción al sufragante, como especie del género
de delitos contra los mecanismos de participación democrática, para
incursionar en esos espacios ajenos a este juzgamiento.

Entre tanto, si es bueno dejar muy en claro que la defensa, obviamente,


reconoce el derecho de propiedad y respeta sin ambages las acciones
defensivas que los propietarios ejerzan en el marco de la legalidad. Pero
también debe decir con énfasis y solo en cuanto es pertinente a los
hechos de esta causa, que en Colombia no hay derechos absolutos y
ninguno rige de modo autónomo, sino que todos hacen parte del
ordenamiento jurídico a cuya cabeza está el bloque de
constitucionalidad, que hace imprescindible entender la carta de
derechos como una unidad, como una urdimbre de elementos que se
entrelazan de modo inescindible. Ningún derecho es absoluto, ni
siquiera el de la vida.

Tampoco, por supuesto, el de la propiedad. Sería ideal que ese muy


importante derecho nunca se viera afectado por nada ni por nadie. Pero
tal sería un mundo de quimera, de fantasía. La dolorosa realidad es muy
diferente. Para solo hablar del entorno fáctico de este proceso, dígase

5
que él es un ejemplo lacerante de uno de las mayores crisis sociales de
todos los tiempos: la que se refiere al desplazamiento forzado de
personas. Y allí se encuentra una indeseable, pero real y presente
limitación al derecho de propiedad. Las invasiones, causadas por los
desplazamientos internos forzados, evidencian tensiones extremas
entre el derecho de propiedad (siempre merecedor de la tutela estatal)
y los derechos a la vida y a una vivienda digna.

Si el problema de una invasión se resolviera desde una visión plana (e


inhumana) que solo tuviese en cuenta el derecho de propiedad, la
solución debería ser rápida y contundente: desalojar con toda la fuerza
del Estado a los invasores y castigarlos con la rudeza de la ley penal.
Pero, por fortuna, ese no es nuestro Estado Social y Democrático de
derecho.

La Sala de Primera Instancia ha citado dos sentencias de la Corte


Constitucional: la T-025 de 2004, que respecto de los desplazamientos
forzados declaró el estado de cosas inconstitucional y la T-946 de 2011,
referente a la demanda presentada por ocupantes del predio La Sabana
1, ubicada en el municipio de Valledupar. (Al margen dígase que, en
efecto, la última no se refiere propiamente a los hechos que son materia
de este proceso, puesto que estos aluden exclusivamente al predio
denominado Tierra Prometida, como consta en la imputación y aún en
las estipulaciones probatorias. Empero, la defensa no tiene
inconveniente alguno en aceptar que sus consideraciones son
aplicables a este caso, porque los supuestos fácticos son en esencia
los mismos. Tal se desprende, igualmente de lo estipulado).

Sin embargo, si bien la Sala alude a esas providencias e incluso las


transcribe parcialmente, en el modesto criterio de este defensor, la
corporación no las integra a sus consideraciones esenciales, a las que
fundamentan su decisión. En dichas sentencias de la Corte

6
Constitucional queda muy bien planteada la enorme dimensión del
problema social y, por supuesto, la tensión de los derechos de las
víctimas del desplazamiento forzado y las víctimas de las invasiones.

A la defensa le parece que la falta de un correcto análisis de contexto,


ha llevado tanto a la Fiscalía como a la Sala de Primera Instancia, a una
visión incierta del papel asumido por los representantes de la
comunidad ocupante de Tierra Prometida.

Empezando, porque el siguiente planteamiento no ha recibido


satisfactoria respuesta: la norma que consagra el delito de fraude al
sufragante penaliza tanto al que da u ofrece dinero o dádiva como al
que los acepta. Si la teoría de la Fiscalía fuera cierta, se caería en el
absurdo de agregar al suplicio de los desplazados una nueva
victimización al darles la categoría de delincuentes, a título de
corrupción al sufragante. (Se destaca)

Basta con leer la reseña de las intervenciones de la Fiscalía y las


motivaciones de la sentencia apelada para comprobar que en unas y
otra los desplazados y ocupantes de Tierra Prometida parecen navegar
a la deriva en un piélago pantanoso, ya como víctimas, ora como
victimarios.

El correcto entendimiento del problema del desplazamiento interno


forzado es imprescindible para la solución de este caso. Por lo mismo,
la defensa estima importante memorar algunos breves apartes de la T-
025 de 2004, en la cual la Corte Constitucional declaró el estado de
cosas inconstitucional:

“En razón de esta multiplicidad de derechos constitucionales


afectados por el desplazamiento, y atendiendo a las aludidas
circunstancias de especial debilidad, vulnerabilidad e indefensión
en la que se encuentran los desplazados, la jurisprudencia

7
constitucional ha resaltado que éstos tienen, en términos
generales, un derecho a recibir en forma urgente un trato preferente
por parte del Estado. Este derecho al trato preferente constituye,
en términos de la Corte, el “punto de apoyo para proteger a quienes
se hallan en situación de indefensión por el desplazamiento forzado
interno”, y debe caracterizarse, ante todo, por la prontitud en la
atención a las necesidades de estas personas, ya que “de otra
manera se estaría permitiendo que la vulneración de derechos
fundamentales se perpetuara, y en muchas situaciones, se
agravara”. (….)

“Varios elementos confirman la existencia de un estado de cosas


inconstitucional respecto de la situación de la población
internamente desplazada. En primer lugar, la gravedad de la
situación de vulneración de derechos que enfrenta la población
desplazada fue expresamente reconocida por el mismo legislador
al definir la condición de desplazado, y resaltar la violación masiva
de múltiples derechos. En segundo lugar, otro elemento que
confirma la existencia de un estado de cosas inconstitucional en
materia de desplazamiento forzado, es el elevado volumen de
acciones de tutela presentadas por los desplazados para obtener
las distintas ayudas y el incremento de las mismas. En tercer lugar,
los procesos acumulados en la presente acción de tutela, confirma
ese estado de cosas inconstitucional y señalan que la vulneración
de los derechos afecta a buena parte de la población desplazada,
en múltiples lugares del territorio nacional y que las autoridades han
omitido adoptar los correctivos requeridos. En cuarto lugar, la
continuación de la vulneración de tales derechos no es imputable a
una única entidad. En quinto lugar, la vulneración de los derechos
de los desplazados reposa en factores estructurales enunciados en
el apartado 6 de esta providencia dentro de los cuales se destaca
la falta de correspondencia entre lo que dicen las normas y los
medios para cumplirlas, aspecto que adquiere una especial
dimensión cuando se mira la insuficiencia de recursos dada la
evolución del problema de desplazamiento y se aprecia la magnitud
del problema frente a la capacidad institucional para responder
oportuna y eficazmente a él. En conclusión, la Corte declarará
formalmente la existencia de un estado de cosas inconstitucional
relativo a las condiciones de vida de la población internamente
desplazada. Por ello, tanto las autoridades nacionales como las
territoriales, dentro de la órbita de sus competencias, habrán de
adoptar los correctivos que permitan superar tal estado de cosas”.

La defensa al respecto no ha tenido ambigüedad en esa materia: los


ocupantes de Tierra Prometida, para la época de los hechos habían

8
emprendido una verdadera cruzada para obtener el derecho a una
vivienda digna. Entre las estipulaciones probatorias está la de «Que los
habitantes del sector denominado “Tierra Prometida”, para la fecha de
los hechos, estaban cubiertos por protección constitucional al derecho
a su vivienda digna» (Estipulación 7). Eso quiere decir que ese hecho
no puede ser objeto de debate, ni menos de desconocimiento. Además,
corresponde a una realidad de fácil verificación. Para ello es suficiente
con leer el contenido de la sentencia T-946 de 2011.

Es decir que dichas personas para efectos de su participación en estos


hechos no pueden ser calificados como victimarios, ni menos como
delincuentes. Eran personas de extrema vulnerabilidad, como está más
que comprobado e incluso está estipulado. Sus derechos
fundamentales estaban siendo conculcados, por lo que merecieron la
tutela del Estado.

Igualmente, para la época de los hechos estaba vigente la suspensión


del desalojo, ordenada por la autoridad municipal, como lo enseña la
propia Corte Constitucional:

«El 4 de abril de 2011 mediante Resolución No. 000805 el Alcalde


Municipal de Valledupar resolvió “suspender de manera
indefinida la diligencia de desalojo fijada por la Inspección
Séptima de Policía de la Casa de la Justicia de la Nevada de
Valledupar, en el inmueble urbano ubicado en la vía de la Vereda
denominada Cominos de Tamacal de propiedad del señor Alberto
Pimienta Cotes”, teniendo en cuenta el estado de cosas
inconstitucional declarado por la Corte Constitucional en materia de
atención a las víctimas del desplazamiento forzado y “mientras el
Municipio de Valledupar procede a diseñar y ejecutar todas las
medidas a su alcance para entrar a solucionar el problema de
vivienda planteado con la ocupación de un inmueble objeto de la
querella». (Resalta la defensa)

Téngase en cuenta, primeramente, que esta determinación se produjo


por iniciativa del alcalde, con fundamento en la sentencia de la Corte

9
Constitucional que declaró el estado de cosas inconstitucional en
materia de desplazamientos. En segundo lugar, adviértase que es
anterior a los fallos de tutela de la judicatura de Valledupar.

Es relevante, en este punto, reseñar algunos aspectos relevantes de


ese contexto, tal y como fueron reseñados en los antecedentes de la
sentencia T 946 de 2011.

En primer lugar, las pretensiones de los accionantes:

1.8 El 1 de abril de 2011 los accionantes interpusieron la presente


tutela en donde solicitan: (i) la suspensión del proceso de
lanzamiento por ocupación de hecho; (ii) la reubicación en
viviendas dignas de la población desplazada asentada en los
predios objeto del proceso de lanzamiento; (iii) la apropiación,
por parte de la Alcaldía de Valledupar y del Departamento del
Cesar, de los recursos necesarios para ejecutar programas de
vivienda destinados a la población desplazada; y (iv) la
entrega, por parte de Acción Social, de los recursos necesarios
para resolver los problemas de vivienda de la población
desplazada que se pretende proteger mediante la presente acción
de tutela. (Resalta la defensa)

Allí mismo se informa que:

“El Defensor del Pueblo, Regional Cesar, presentó escrito ante el


Juez de primera instancia para coadyuvar en la presente acción de
tutela. El coadyuvante, luego de referir las normas nacionales e
internacionales que garantizan los derechos fundamentales de la
población desplazada, así como la jurisprudencia constitucional
sobre la materia, solicitó se ordenara a la Alcaldía de Valledupar la
provisión de una vivienda digna y la suspensión de la diligencia de
desalojo como medida provisional.”

Sobre el fallo de tutela de primera instancia se dice:

10
“El catorce (14) de abril de 2011, el Juzgado Segundo Civil del
Circuito de Valledupar concedió la tutela al derecho fundamental a
la vivienda digna de los accionantes. El a-quo señaló que las
entidades accionadas no habían implementado programas o
medidas tendientes a garantizar el derecho a la vivienda digna de
los accionantes, por lo que, de conformidad con la jurisprudencia
constitucional sobre la materia, resultaba necesario proteger los
derechos de los accionantes. En consecuencia, el juez de tutela
ordenó al alcalde de Valledupar mantener la suspensión de la
diligencia de desalojo sobre el predio en mención “hasta tanto
no se haya logrado una solución definitiva a la problemática
de vivienda de los accionantes a través de su reubicación u
otra solución que les garantice su derecho fundamental a una
vivienda digna”. Igualmente, ordenó tanto al Alcalde de
Valledupar como al Gobernador del Cesar “conformar los
comités Municipales y Departamentales para la atención
integral de la población desplazada del municipio de
Valledupar, de acuerdo con lo preceptuado en los artículos 7º
de la ley 387 de 1997 y 29 y siguientes del Decreto 2569 de
2000, con el objeto de establecer los programas y mecanismos
de reubicación y estabilización económica de los accionantes
desplazados ocupantes de los predios referidos en el libelo, y
en particular, se le ofrezca una solución de vivienda digna real
y efectiva a los actores”. (Resalta la defensa)

Y sobre el fallo de tutela de segunda instancia:

“El primero (1) de junio de 2011, el Tribunal Superior de Valledupar


– Sala Civil – Familia – Laboral – confirmó la sentencia impugnada
bajo la misma consideración del a-quo. Adicionalmente, impartió la
siguiente orden:

“Ordenar a la Alcaldía del municipio de Valledupar, que, en un


plazo no mayor a 30 días, informe por escrito, a cada una de
las personas que se encuentran ubicadas en el predio y que
no son aún consideradas desplazadas por la violencia, las
políticas públicas destinadas a garantizar el acceso a una
vivienda digna de interés social y los procedimientos y
requisitos a cumplir para ser incluidos en estos programas.

“Cumplido lo anterior, deberá también informar a la Agencia


Presidencial para la Acción Social y la Cooperación Internacional
“Acción Social”, para que evalúe si estas personas se encuentran
en situación de desplazamiento forzado; una vez verificado lo
anterior, deberá ordenar el correspondiente diligenciamiento del

11
RUPD, para que puedan tener acceso a cada una de las ayudas
humanitarias a que tengan derecho”. (Resalta la defensa)

A su turno, la Corte Constitucional resolvió:

“Primero.- CONFIRMAR PARCIALMENTE los fallos expedidos por


el Tribunal Superior de Valledupar – Sala Civil – Familia – Laboral
– el primero (1) de junio de 2011, el cual a su vez confirmó el fallo
proferido en primera instancia por el Juzgado Segundo Civil del
Circuito de Valledupar el catorce (14) de abril de 2011. En
consecuencia, CONCEDER LA TUTELA al derecho fundamental
a la vivienda digna de los accionantes y de todas aquellas
personas en situación de desplazamiento que se encuentran
asentadas en el predio denominado La Sabana 1, ubicado en
la vía a la vereda Los Cominos de Tamacal.

“Segundo.- ORDENAR a la Agencia Presidencial para la Acción


Social y la Cooperación Internacional, en un plazo no superior a
veinte (20) días contados a partir de la notificación de esta decisión,
la realización de un censo de las familias asentadas en el predio
denominado La Sabana 1 de que trata este proceso, con el fin de
identificar quiénes reúnen la condición de personas desplazadas
por la violencia, de acuerdo a los parámetros establecidos en la
jurisprudencia constitucional.

“Tercero.- ORDENAR al Alcalde Municipal de Valledupar


levantar la suspensión de la diligencia de desalojo fijada por la
Inspección Séptima de Policía de la Casa de la Justicia de la
Nevada de Valledupar sobre el inmueble urbano denominado
La Sabana 1, ubicado en la vía de la vereda Cominos de
Tamacal de propiedad del señor Alberto Pimienta Cotes. En
consecuencia, una vez culminado el censo ordenado en el
numeral anterior, deberá proceder a fijar una nueva fecha para
efectuar la diligencia de desalojo que no podrá exceder de
veinte (20) días, notificando para ello a las personas que
ocupan el inmueble en mención con una antelación mínima de
quince (15) días a la fecha prevista para el desalojo.

“Cuarto.- ORDENAR a la Alcaldía de Valledupar, y de forma


mancomunada a la Gobernación del Cesar y a la Agencia
Presidencial para la Acción Social y la Cooperación Internacional,
que dentro de los veinte (20) días siguientes a la notificación de la
presente sentencia garantice un albergue provisional a todas
las personas desplazadas asentadas en el predio denominado
La Sabana 1, sin importar que no hayan acudido a la presente
acción de tutela en calidad de accionantes, hasta tanto

12
adelanten las gestiones idóneas y necesarias para que en un
término inferior a tres (3) meses, si existe un plan de vivienda
para la población desplazada dentro de los planes de
desarrollo municipales y departamentales, incluya a los
accionantes en el mismo, y en caso de que no exista un plan
para ello, en el término de seis (6) meses se deberá adoptar un
plan municipal de realización plena del derecho a la vivienda
digna que se incorpore a los planes municipales y
departamentales de desarrollo, para lo cual, las respectivas
autoridades municipales, departamentales y nacionales,
deberán diseñar y ejecutar todas las medidas a su alcance
para solucionar el problema de vivienda planteado con la
ocupación del inmueble.

“Quinto.- ORDENAR a la Agencia Presidencial para la Acción


Social y la Cooperación Internacional que una vez culminado el
censo ordenado en el numeral segundo de esta sentencia, y en un
término inferior a tres (3) meses, valore las condiciones de
vulnerabilidad en las que se encuentran las personas desplazadas
asentadas en el predio denominado La Sabana 1 y determine el
estado actual de las ayudas recibidas por éstas y sus núcleos
familiares como víctimas del desplazamiento forzado, para que
adelante y concluya las acciones necesarias en orden a que se les
garantice el acceso efectivo a los planes y programas de atención
y estabilización a los que tiene derecho. Esto incluye el ofrecerles
una solución definitiva mediante la ejecución de programas de
estabilización socioeconómica que se incorporen a los planes de
desarrollo municipales y departamentales, hasta tanto las
condiciones que dieron origen a la vulneración de sus derechos
fundamentales desaparezcan.

“Sexto.- ORDENAR a la Alcaldía Municipal de Valledupar que, en


un plazo no mayor a treinta (30) días contados a partir de la
notificación de este fallo, informe por escrito, de manera clara y
detallada, a cada una de las personas que ocupan el predio
denominado La Sabana 1 y que no ostentan la calidad de
desplazados por la violencia, cuáles son las políticas públicas -
municipales, departamentales y/o nacionales-, destinadas a
garantizar el acceso a una unidad de vivienda de interés social y
los procedimientos y requisitos que deben cumplir para ser
incluidos en éstos programas, teniendo en cuenta que dentro de
este grupo de personas pueden encontrarse sujetos de especial
protección constitucional para quienes se deben adoptar medidas
de diferenciación positiva, que atiendan a sus condiciones de
especial debilidad, vulnerabilidad e indefensión y propendan, a
través de un trato preferente, por materializar el goce efectivo de
sus derechos fundamentales.

13
“Séptimo.- COMUNICAR la presente decisión al señor Defensor del
Pueblo para que para que directamente o a través de su delegado,
realice el seguimiento al cumplimiento de las decisiones contenidas
en el presente fallo, y si lo considera pertinente informe a las
autoridades y a esta Corte sobre los avances y las dificultades que
su ejecución conlleve.” (Resalta la defensa)

II
EL NÚCLEO DEL PROBLEMA JURÍDICO

Este es un extraño caso en el que todos los sujetos procesales están


de acuerdo en casi todo, salvo en el alcance de una frase que hace
parte de un texto de mayor contenido. Por eso las estipulaciones
probatorias son de amplia cobertura y redujeron considerablemente el
tema de la prueba.

De ese modo se ha aceptado entre otras cosas que:

El señor LUIS ALBERTO MONSALVO GNECCO para la época de los


hechos (16 de octubre de 2011) era candidato a la gobernación del
Cesar y en tal condición visitó y realizó actividades proselitistas en la
invasión denominada Tierra Prometida, localizada en Valledupar y de
propiedad del señor OSCAR ALEX GUERRA BONILLA.
(Estipulaciones 2 y 3).

En el año 2011 en la invasión conocida como “Tierra Prometida” vivían


aproximadamente 800 familias que buscaban una solución de vivienda,
en su mayoría, estas familias contaban por lo menos con dos adultos
aptos para votar en las elecciones de 2011. (Estipulación 4)

Que los habitantes del sector denominado “Tierra Prometida”, para la


fecha de los hechos, estaban cubiertos por protección constitucional al
derecho a su vivienda digna. (Estipulación 7)

14
Las personas que habitaban en el año 2011 las invasiones en
Valledupar, incluyendo “Tierra Prometida”, vivían en condiciones de
extrema vulnerabilidad. (Estipulación 8)

El 11 de noviembre de 2011, LUIS ALBERTO MONSALVO GNECCO


fue declarado electo como Gobernador del Cesar para el periodo de
01/01/2012 al 31/12/2015. (Estipulación 9)

Que en tal condición se posesionó el 1 de enero de 2012. (Estipulación


10)

Que la Gobernación del Cesar en cabeza de LUIS ALBERTO


MONSALVO GNECCO, asignó fondos en el presupuesto del
Departamento en cumplimiento del Programa de Vivienda “Techo a
Salvo”. (Estipulación 12)

Que la Gobernación del Cesar, en cabeza de LUIS ALBERTO


MONSALVO GNECCO, llevó a cabo actuaciones administrativas
conjuntas con otras entidades como el municipio de Valledupar y la
Unidad Administrativa Especial para la Atención y Reparación Integral
de las Víctimas tendientes a garantizar una vivienda digna a los
residentes de los sectores de invasión, entre ellos a los habitantes del
sector denominado “Tierra Prometida”, en cumplimiento de su programa
de vivienda “techo a salvo” cuyos fines concordaban con lo ordenado
en la sentencia T-946 de 2011 de la Corte Constitucional. (Estipulación
14)

El núcleo del problema penal al que este proceso debe resolver, está
representado en el documento del 16 de octubre de 2011. Tampoco hay
discusión sobre su autenticidad, ni sobre su contenido. Se ha aceptado
que está suscrito tanto por el procesado como por algunos ocupantes

15
de “Tierra Prometida”. Así quedó consignado en la estipulación número
5:

“El 16 de octubre de 2011, el candidato LUIS ALBERTO


MONSALVO GNECCO firmó un documento con líderes de la
invasión Tierra Prometida de Valledupar, según el cual se
comprometió “…con la comunidad del barrio tierra prometida y la
junta directiva del mismo a cumplirle el compromiso de mantenerlos
quieta y pasivamente en dicho inmueble ocupados por ello en los
terrenos del señor OSCAR GUERRA BONILLA les prometo que en
mi programa de gobierno a incluirlos en el proyecto de construcción
de las viviendas dignas requeridas en este sector igualmente,
acatare de manera prioritaria en mi gobierno las sentencias
judiciales de los diferentes juzgados de Valledupar que ampararon
los derechos fundamentales a la vivienda digna de los ocupantes
de este sector. Por su parte los líderes que representan la
comunidad de este sector se compromete de manera unánime con
su voto y el de toda la comunidad a mi elección como gobernador
lo cual se hará frente a una asamblea general donde se encuentre
reunida la comunidad de este sector….”

Igualmente se ha demostrado sin lugar a discusión que el documento


en mención no fue creado por iniciativa del señor MONSALVO
GNECCO, sino por iniciativa de los habitantes de Tierra Prometida,
quienes aprovecharon una actividad proselitista de él para presentarle
el escrito y obtener su firma. Por lo demás, se trata de un documento
muy elemental y deficiente en su redacción. Nótese, por otra parte, que
todos los nombres de los firmantes están acompañados del número del
documento de identidad de ellos, salvo el del propio candidato, pues en
tal caso se dejó el espacio correspondiente en blanco. Es obvio concluir
que, si la autoría hubiese sido del señor Monsalvo, no podía omitir su
propia identificación y difícilmente podía tener conocimiento la
identificación de los otros firmantes. Aunque esta circunstancia no es la
más importante, si es pertinente en la comprobación de la teoría de la
defensa.

16
De modo que la única y fundamental discrepancia entre la teoría de la
Fiscalía, acogida por la Sala de Primera Instancia, y la defensa, consiste
en la lectura que se le da a esta frase: “…. me comprometo con la
comunidad del barrio tierra prometida y la junta directiva del
mismo a cumplirle el compromiso (sic) de mantenerlos quieta y
pasivamente en dicho inmueble ocupados (sic) por ello (sic) en los
terrenos del señor OSCAR GUERRA BONILLA…” (Resalta la
defensa)

La fiscalía ha venido diciendo, como una cantinela, sin más esfuerzo


argumentativo que la propia reiteración, que la mencionada frase
contiene el ofrecimiento punible de una dádiva y que se trata de un
compromiso ilegal. Infortunadamente, la Sala de Primera Instancia de
la Corte Suprema de Justicia, en vez de enmendar el yerro, se ha
contagiado de él.

Al documento en mención se le ha dado el peor trato valorativo posible,


pues no solo interpreta con inaudito subjetivismo la frase destacada,
para hacerle decir lo que no dice, sino que cercena el medio de prueba,
para quedarse con esta parte haciendo caso omiso del restante
contenido.

Si bien la Sala de Primera Instancia trascribió integralmente la


estipulación No. 52, el documento del 16 de octubre de 20113 y,
adicionalmente, reseñó el contenido de la estipulación mencionada en
el acápite “Sobre la configuración de la conducta de corrupción del
elector”4, al momento de “ponderar en conjunto las pruebas practicadas
e incorporadas en el juicio frente a las reglas de la sana crítica y a los
criterios previstos en la Ley Procesal Penal para cada una de ellas”,
cercenó el contenido de esa pieza procesal.

2 Página 12
3 Página 33
4 Página 44

17
Así reseñó la Sala el contenido del documento:

“El contenido del documento constituye una promesa de dádiva


que afectó la autonomía del elector al coartar a los miembros de la
comunidad el derecho a elegir libremente al Gobernador del
Departamento de Cesar por encerrar una condición del voto, ya que
a cambió de él se obligó ilegalmente a mantenerlos quieta y
pasivamente en el predio que estaban invadiendo; y no como
aduce la defensa que se trató de un simple acto de proselitismo
desprovisto de cualquier condicionamiento, pues con el convenio
supuestamente pretendía garantizar el derecho a una vivienda
digna de los desplazados.” (Resalta la defensa)

De allí en adelante, el fallo refiere a la promesa como un acto de


voluntad circunscrito a la obligación de mantener a los firmantes y a la
comunidad asentada en los predios invadidos, “quieta y pasivamente”,
obviando, de esa forma, el texto integral de la promesa, la cual estaba
también referida a: i) “acatar de manera prioritaria las sentencias de los
diferentes juzgados de Valledupar que ampararon los derechos
fundamentales a la vivienda digna de los ocupantes del predio” y ii)
“incluirlos en los proyectos de construcción de viviendas dignas
requeridas en ese sector”, tal y como reza en el documento del 16 de
octubre de 2011 y la estipulación No. 5.

En verdad, se necesita gran imaginación para que a la mencionada


frase, de forma aislada, se le dé el alcance de una dádiva punible a título
de corrupción al sufragante. Una parte no es el todo. El medio de prueba
debe examinarse en su integridad5.

5 Ese reproche de la defensa no es nuevo, ya había sido expuesto por este defensor en los alegatos
finales, frente al cercenamiento del documento reflejado en los alegatos de cierre de la Fiscalía,
Víctima y Ministerio Público. Así lo expuso la defensa: “… la situación de quietud y pasividad, su
señoría, que está en ese texto y nadie ha negado el contenido de ese texto y que el candidato lo
hubiese suscrito, en ningún momento, en ningún segundo eso ha sucedido, nadie ha negado eso,
pero esa expresión de quietud y pasividad ni siquiera aparece allí con un criterio de indefinida, de
permanente, jamás, está atada estrictamente y así debe entenderse a los dos contextos
subsiguientes: acatar las decisiones judiciales que protegen los derechos de las
comunidades desplazadas y a incluir proyectos de vivienda digna en su programa como
gobernador de la gobernación del Cesar.” Cfr. Juicio Oral. Sesión del 30 de junio de 2020. Record:
1:31:06

18
Por otro lado, no admite réplica que, para la época de los hechos, por
decisión de la Alcaldía Municipal de Valledupar se había decidido
suspender de manera indefinida la diligencia de desalojo. Como ya
se dijo, está decisión es con varios meses anterior a la fecha de
suscripción del documento, erróneamente calificado de ilegal, e incluso
anterior a los fallos de tutela que no hicieron más que refrendar esa
suspensión. El fallo de primera instancia ordenó al alcalde de
Valledupar mantener la suspensión de la diligencia de desalojo y
el de segunda confirmó esta orden.

Ningún esfuerzo de interpretación hay que hacer para concluir que, para
el 16 de octubre de 2011, fecha de suscripción del compromiso, los
desalojos estaban suspendidos por doble vía: por decisión de la Alcaldía
Municipal de Valledupar6 y por orden de plurales jueces
constitucionales7.

Es absolutamente evidente que los ocupantes de los predios invadidos,


muchos de ellos desplazados por la violencia, tenían el derecho de
permanecer quieta y pasivamente en esos lugares, mientras no les
fueran satisfechos sus derechos fundamentales, como se dispuso, no
de modo vago o difuso, sino clara y precisamente en los fallos aludidos
y parcialmente transcritos.

Según el Diccionario de la Lengua Española, el término quieto significa


que no tiene o hace movimiento. Pacífico, sosegado, sin turbación o
alteración. Y la palabra pasivo, con pasividad, sin operación ni acción
de su parte.

6Resolución No. 00085 de del 4 de abril de 2011, dictada por la Alcaldía de Valledupar.
7Sentencias de tutela del 14 de abril de 2011 y 1 de junio de 2011, dictadas respectivamente por
Juzgado Segundo Civil del Circuito de Valledupar y Sala Civil Familia Laboral del Tribunal Superior
de Valledupar.

19
Ese es, a no dudarlo, el sentido de la protección constitucional, al
suspender la diligencia de desalojo hasta tanto no se les garantizara los
derechos fundamentales conculcados. El de que permanecieran en los
lugares ocupados, de modo, pacífico, sosegado, sin turbación o
alteración, hasta que no se cumplieran las muy precisas condiciones
de los fallos.

De esto, se desprende de modo ineludible que los firmantes de ese


documento, todos, no estaban diciendo nada diferente a lo ya
establecido por las distintas autoridades a las que se ha hecho
referencia antecedentemente. El escrito no era creador de nada nuevo,
sino simplemente reconocedor de lo ya existente.

Cabe aquí una aclaración más: cuando el escrito referido se firmó, aun
no se había dictado la sentencia T - 946 que tiene como fecha el 16 de
diciembre de 2011 y que según el señor Fredy Miguel Socarras Reales,
dada su calidad de alcalde de Valledupar, la sentencia T-946-2O11 le
fue notificada en junio de 20128.

Esta sentencia (citada con tanto entusiasmo en el fallo apelado)


concedió el derecho fundamental a la vivienda digna de los
accionantes y de todos los que estuvieran en las mismas circunstancias.
Y si bien ordenó al Alcalde Municipal de Valledupar levantar la
suspensión de la diligencia de desalojo, condicionó esa acción al
cumplimiento de una serie de rigurosos requisitos, que según el mismo
testigo a esta fecha aún no se han dado.

Como sea, lo cierto es que, para el 16 de octubre de 2011, los ocupantes


de los predios invadidos tenían derecho a permanecer en ello sin

8 Cfr. Juicio Oral. Sesión del 18 de marzo de 2019. Record: 1:31:06

20
posibilidad de ser desalojados a la fuerza, es decir quieta y
pasivamente.

Pregunta la defensa: ¿Era posible darle cumplimiento a los fallos de


tutela sin la permanencia quieta y pasiva de los tutelantes? La rotunda
respuesta negativa se impone.

Entonces, ¿cuándo el doctor MONSALVO GNECCO suscribió el


documento con tal compromiso, incurrió en una conducta ilegal?
También un NO contundente debe ser la contestación a ese
interrogante.

Si se comparan los compromisos adquiridos en el documento del 16 de


octubre de 2011, con el contenido de la demanda de tutela referidas
anteriormente y de los correspondientes fallos, se encontrará identidad
absoluta. En efecto los accionantes reclamaban la protección de sus
derechos a la vivienda digna y, por tanto, a no ser desalojados de los
predios que ocupaban, mientras no se hicieran efectivos aquellos
derechos. Por lo transcrito de una y otras, se evidencia que esas
peticiones le fueron expresamente concedidas.

En cuanto al último compromiso, el de acatar las decisiones de los


jueces, solo cabe decir que, en un Estado Social y Democrático de
Derecho, ello es deber ineludible de todos. Consignarlo en un
documento quizá sea redundante, mas no delictivo. Seguramente lo
sería si el compromiso fuese el de desobedecer los fallos judiciales.

III
RÉPLICA PUNTUAL A LAS CONSIDERACIONES DEL FALLO

Con el fin de desvirtuar el fallo impugnado, este capítulo contendrá tres


acápites. En el primero se advertirá la existencia de una deficiencia

21
notoria respecto de la identificación de los elementos probatorios (i); en
el segundo se refutarán los fundamentos de la supuesta ilegalidad del
ofrecimiento realizado por el procesado en el documento del 16 de
octubre de 2011 (ii) y en el tercero, se expondrán, por ejes temáticos,
los errores de apreciación probatoria más relevantes (iii).

3.1. Los problemas relacionados con la identificación de los


elementos probatorios.

Luego de una revisión detallada de los soportes probatorios del fallo


impugnado, la defensa observa, con altísima preocupación, que en 19
citas el juzgador no indicó el record en el cual apoya la motivación; en
6 citas se hizo referencia a sesiones del juicio oral en las cuales el
testigo no rindió declaración y, por lo menos, en otras 19 citas el
contenido no corresponde con lo reseñado.

A continuación, se destacan, agrupados por testigos, los 27 casos más


notorios de imprecisión, los cuales pueden ser verificados con
facilidad, puesto que se observan a simple vista.

MARTHA FABIOLA FIGUEROA FERNÁNDEZ


Problema
No. Página Cita
identificado
Cfr. Juicio oral. No indica el record en
Sesión de 10 de que se apoya esa
1 49 No. 58
septiembre de motivación.
2019.
La sesión de 12 de
Cfr. Juicio oral. septiembre de 2019
Sesión de 12 de quedó registrada en
2 50 No. 67 septiembre de 5 archivos, en
2019. Record: ninguno se ubica el
21:20 record reseñado en
el fallo.
Cfr. Juicio oral. La testigo no rindió
3 51 No. 71 Sesión de 30 de declaración en la
junio de 2020, sesión del 30 de junio

22
Record: 2:31:05; y, de 2020. En esa
2:36:29. fecha y en esos
records rindió
declaración de la
señora MARTHA
MONTERO.
La sesión de 10 de
Cfr. Juicio oral. septiembre de 2019
Sesión de 10 de quedó registrada en
4 53 No. 81 septiembre de 4 archivos, en
2019. Record: ninguno se ubica el
30:32 record reseñado en
el fallo.
Cfr. Juicio oral.
Sesión de 10 de
5 57 No. 98
septiembre de
2019.
Cfr. Juicio oral. No indica el record en
“Sesión de 10 de que se apoya esa
6 58 No. 100
septiembre de 2029 motivación.
(Sic)”
7 58 No. 104 Cfr. Juicio oral.
8 59 No. 109 Sesión de 10
septiembre de 2020
9 60 No. 112

CARLOS ADOLFO HERNÁNDEZ GARCÍA


Problema
No. Página Cita
identificado
El “Ibídem”
direcciona a la
declaración de
MARTHA FABIOLA
10 58 No. 101 Cfr. Ibídem
FIGUEROA
FERNÁNDEZ del 10
de septiembre de
2016
Cfr. Juicio oral. No indica el record en
11 59 No. 110 Sesión de 12 de que se apoya esa
septiembre de 2019 motivación.
El testigo no rindió
Cfr. Juicio oral.
declaración en la
12 60 No. 113 Sesión de 30 de
sesión del 30 de junio
junio de 2020.
de 2020.

23
Cfr. Juicio oral. No indica el record en
13 60 No. 114 Sesión de 12 de que se apoya esa
septiembre de 2020 motivación.

FREDY MIGUEL SOCARRÁS REALES


Problema
No. Página Cita
identificado
Cfr. Juicio oral.
No indica el record en
14 58 No. 108 Sesión del8 de
que se apoya esa
marzo de 2020
motivación.
15 60

ORLANDO ELIÉCER GRANADOS SANGUINO


Problema
No. Página Cita
identificado
Cfr. Juicio oral. No indica el record en
16 56 No. 95 Sesión de 12 de que se apoya esa
septiembre de 2019 motivación.
El “Ibídem”
direcciona a la
declaración de
MARTHA FABIOLA
17 58 No. 102 Cfr. Ibídem
FIGUEROA
FERNÁNDEZ del 10
de septiembre de
2016
Cfr. Juicio oral. No indica el record en
18 59 No. 111 Sesión de 12 de que se apoya esa
septiembre de 2019 motivación.

ELEUTERIO GARCÍA POVEDA.


Problema
No. Página Cita
identificado
Cfr. Juicio oral. No indica el record en
19 57 No. 99 Sesión de 30 de que se apoya esa
junio de 2020 motivación.
El “Ibídem”
direcciona a la
20 58 No. 103 Cfr. Ibídem declaración de
MARTHA FABIOLA
FIGUEROA
24
FERNÁNDEZ del 10
de septiembre de
2016
Cfr. Juicio oral. No indica el record en
21 58 No. 106 Sesión de 30 de que se apoya esa
junio de 2020. motivación.

MARTHA MONTERO VARÓN.


Problema
No. Página Cita
identificado
Cfr. Juicio oral. No indica el record en
22 58 No. 107 Sesión de 30 de que se apoya esa
junio de 2020 motivación.

KARINA LEONOR RINCÓN JIMÉNEZ


Problema
No. Página Cita
identificado
Cfr. Juicio oral.
No indica el record en
Sesión de 10 de
23 57 No. 96 que se apoya esa
septiembre de
motivación.
2019.

JEAN PIERRE TORRES BRAVO


Problema
No. Página Cita
identificado
Cfr Juicio oral. El testigo no rindió
Sesión de 30 de declaración en la
24 53 No. 80
junio de 2020. sesión del 30 de junio
Record: 3:03:19. de 2020.

MAURICIO ALBERTO PIMIENTA NARANJO


Problema
No. Página Cita
identificado
25 45 No indica la sesión ni
26 52 el record en que se

25
Cfr. Juicio
oral. apoya esa
motivación.
27 58 No. 105 Sesión de 30 de
junio de 2020

En criterio de este defensor, es comprensible que el juzgador incurra en


una que otra imprecisión al momento de reseñar los soportes
probatorios, pero tantos errores de precisión abruman y, francamente,
dificultan la actividad defensiva. Tómese en consideración que el
juzgador dispone de un amplio lapso, el cual puede ser ampliado a
discreción, para hacer el análisis probatorio, elaborar el proyecto de
fallo, debatir el sentido de la decisión y programar su correspondiente
lectura, mientras que la defensa, tras la apelación, si decide hacer la
sustentación por escrito, cuenta solo con un lapso perentorio de 5 días,
en el cual le corresponde verificar los soportes probatorios empleados
por el juzgador y refutar aquellos aspectos que estime imprecisos o
errados, labor que resulta significativamente afectada si la decisión, en
un buen número de citas, refiere a las declaraciones sin precisión o a
un elemento probatorio equivocado.

Si bien este no es el reproche principal, la defensa lo advierte como una


muestra de las múltiples imprecisiones en las que incurre el fallo. Los
errores de valoración probatoria se exponen, con detalle, en los acápites
siguientes.

3.2. Refutación de los fundamentos de la supuesta ilegalidad del


ofrecimiento.

Para la Sala de Primera Instancia LUIS ALBERTO MONSALVO


GNECCO es autor del delito de corrupción al sufragante porque, en el
documento del 16 de octubre de 2011, hizo un ofrecimiento ilegal9,

9 Página 47.

26
encaminado a mantener “quieta y pasivamente” a los ocupantes de las
invasiones ilegales en los predios de particulares, lo cual configuró “una
promesa de dádiva que afectó la autonomía del elector”.

Sustentó esa conclusión con las siguientes motivaciones:

i) “Para el 16 de octubre de 2011 cursaban acciones legales ante


las autoridades locales incoadas por los dueños de los inmuebles
invadidos. Circunstancias de hecho y de derecho extendidas al
predio de ÓSCAR ÁLEX GUERRA BONILLA, como se demuestra
con las estipulaciones 3, 7, 11 y 12.

Por lo tanto, era imposible que el enjuiciado se comprometiera


a mantenerlos en los terrenos, pues su cumplimiento no
dependía de su voluntad, ya que la controversia debía ser
dirimida por las autoridades competentes a través de un
proceso policivo al que solo le faltaba el desalojo. Así lo
corroboraron, FREDY MIGUEL SOCARRAS REALES, alcalde de
Valledupar 2012-2015 y MAURICIO ALBERTO PIMIENTA
NARANJO, al indicar que GUERRA BONILLA desplegó acciones
legales para recuperar su terreno, en el que se asentaba Tierra
Prometida.”10 (Resalta la defensa)

ii) “Pese a que los destinatarios de la oferta eran desplazados por


la violencia, su derecho a una vivienda digna no podía ser
satisfecho por el procesado conculcando la propiedad
privada, ya que le concernía satisfacerlo al Estado con la
confluencia del accionar de los entes locales y nacionales y no por
los particulares, en concreto, el dueño del predio invadido; como
claramente lo reconocieron las autoridades judiciales que fallaron
la tutela interpuesta, la cual fue revisada por la Corte Constitucional
en T-946-2011 ordenando a la alcaldía y a la gobernación la
reubicación de la población desplazada en albergues temporales
hasta que las autoridades adelantaran los planes de vivienda digna;
caso que como ya se dijo, pese a aludir a otras invasiones es
aplicable jurídicamente a éste.”11 (Resalta la defensa)

iii) “En consecuencia, por más apremiantes que fueran las


circunstancias calamitosas e inconstitucionales de la comunidad
desplazada por la violencia, no podía MONSALVO GNECCO
comprometerse a cumplir un acto ilegal, mantenerlos quieta y
pasivamente en el terreno que invadían, porque se trataba de una

10 Página 47
11 Ibídem.

27
propiedad privada y el litigio debía ser solucionado por las
autoridades competentes observando el debido proceso, derivado
del principio de legalidad, pilar de todo Estado Social y Democrático
de Derecho.” 12 (Resalta la defensa)

iv) “Principio que obliga a los particulares a acudir a las autoridades


para solucionar sus controversias, y éstas a decidirlas observando
los procedimientos establecidos por la ley, es decir, procediendo
solo secundum legem; así entonces, el acusado no podía
obligarse a realizar actos que no podía cumplir, por no estar
facultado para ello y ser ilegales, como con acierto lo señaló la
Procuradora Delegada.”13 (Resalta la defensa)

Al margen del problema conceptual implícito en la tesis del Juzgador,


derivado de la afirmación según la cual el procesado actualizó el tipo
penal del artículo 390 de la Ley 590 de 2000, porque prometió una
dádiva, entendida ésta, a su vez, como una promesa ilícita, la defensa
concentrará toda su atención en los errores de valoración probatoria
sobre este punto, los cuales se expondrán a continuación.

3.2.1. Ningún elemento probatorio evidencia los presupuestos del


fallo impugnado respecto de la supuesta ilicitud de la promesa.

El fallo impugnado incurre en notorios errores de apreciación de los


elementos probatorios porque presupone la existencia de una relación
causal entre la suscripción del documento del 16 de octubre de 2011 y
la suspensión del proceso policivo y afectación del derecho a la
propiedad privada del señor ÓSCAR ÁLEX GUERRA BONILLA.

A continuación, se relievan los elementos probatorios que contradicen


el fallo impugnado en dicho aspecto:

12 Página 48.
13 Ibídem.

28
i) De la lectura del documento del 16 de octubre de 2011 no se
infiere, directa o indirectamente, que el procesado se hubiese
comprometido a interferir en el proceso policivo. Tampoco que él
haya promovido los asentamientos ilegales.

ii) Ninguno de los testigos de cargo o de descargo refirió que el


procesado se hubiese comprometido a interferir en el proceso
policivo o que la comunidad le haya hecho tal solicitud. Tampoco
que el procesado les haya incitado a ocupar ilegalmente
propiedades de particulares.

iii) Lo más importante, como se ha dicho en otra oportunidad,


cuando el procesado suscribió el documento del 16 de octubre de
2011, los procesos policivos estaban suspendidos por virtud de la
Resolución No. 00085 del 4 de abril de 2011 y las decisiones de
tutela del 14 de abril de 2011 y 1 de junio de 2011, dictadas
respectivamente por el Juzgado Segundo Civil del Circuito de
Valledupar y la Sala Civil Familia Laboral del Tribunal Superior de
Valledupar.

iv) Ese último hecho, esto es, la causa y el momento de la


suspensión de los procesos policivos, fue confirmado por el señor
FREDY MIGUEL SOCARRAS REALES, quien en la audiencia de
juicio afirmó:

“… intenté desalojar los predios más grandes, predio Sabana


y el predio Tierra Prometida, pero, lamentablemente, por tutelas
jueces, incluso una que teníamos lista, la de Tierra Prometida, el
juez la tarde anterior me suspendió el desalojo y nos dejó
prácticamente todo listo…”14 –Énfasis añadido–

14 Cfr. Juicio Oral. Sesión del 18 de marzo de 2019. Record: 0:42:01

29
El testigo también aclaró que los fallos de tutela, mediante los
cuales se mantuvo la suspensión del desalojo, eran anteriores a la
fecha en la que, tanto él como el señor LUIS ALBERTO
MONSALVO GNECCO, se posesionaron como alcalde y
gobernador respectivamente15.

En tal contexto, ningún elemento probatorio respalda la tesis expuesta


en el fallo impugnado, según la cual el procesado formuló una promesa
ilícita que afectó el debido proceso y el derecho a la propiedad de
particulares.

3.2.2. Los elementos probatorios, en cambio, evidencian la licitud


de la promesa de campaña realizada por el procesado.

El fallo impugnado a fin de concluir en la ilicitud de la promesa y de allí


afirmar la existencia de una dádiva, formuló la siguiente afirmación de
orden categórica:

“… era imposible que el enjuiciado se comprometiera a


mantenerlos en los terrenos, pues su cumplimiento no dependía de
su voluntad, ya que la controversia debía ser dirimida por las
autoridades competentes a través de un proceso policivo al que
solo le faltaba el desalojo…”16 (Resalta la defensa)

Esa afirmación es contraria a los elementos probatorios existentes en el


plenario porque el candidato sí podía comprometerse al cumplimiento
de los fallos de tutela porque, como se ha reseñado en otra oportunidad,
cuando se suscribió el documento del 16 de octubre de 2011, eran de
público conocimiento la Resolución No. 00085 del 4 de abril de 2011 y
las decisiones de tutela del 14 de abril de 2011 y 1 de junio de 2011,
dictadas respectivamente por el Juzgado Segundo Civil del Circuito de

15 Cfr. Juicio Oral. Sesión del 18 de marzo de 2019. Record: 1:38:05


16 Página 47

30
Valledupar y la Sala Civil Familia Laboral del Tribunal Superior de
Valledupar. Esas decisiones habían ordenado la suspensión de los
procesos policivos, hasta tanto se ofreciera una solución de vivienda
digna a los afectados.

En concordancia, ninguna incorrección jurídica entraña el compromiso


del procesado de no desalojar a los ocupantes, mientras estuviesen
vigentes las decisiones judiciales que protegían los derechos de las
comunidades desplazadas y, por supuesto, tampoco era imposible que,
concomitantemente, se comprometiera a incluirlos en los proyectos de
vivienda digna, que se implementarían con la ejecución de su programa
de gobierno. En cambio, sí hubiese sido ilegal e injusto comprometerse,
en público o en privado, a desalojar a viva fuerza la población
desplazada, a despecho de la protección constitucional que se le había
otorgado y de las consecuencias nefastas que tal hipotético hubiera
producido.

El sentido de la promesa y de su licitud, se observa en la declaración de


la señora MARTHA FABIOLA FIGUEROA FERNÁNDEZ, frente a las
preguntas del re-directo de la Fiscalía, cuyo fragmento se translitera por
su relevancia:

Fiscal: “¿doña Martha recuerda si usted lo que le dijo a la Fiscalía


cuando se le preguntó, dice usted que participó en esa
manifestación, que los manifestantes portaban ese
documento, porqué razón iban a manifestarse frente a la
Gobernación con el documento en la mano y usted
respondió: Porque con eso también íbamos a hacer a Tuto
en ese momento, íbamos a exigirle con el documento que
nos había firmado. Y le preguntan y qué le iban a exigir y
usted responde, que de pronto en ese momento nos
protegieran y que no nos sacaran de hay porque este,
él se había comprometido con nosotros de pronto,
con el momento, a tenernos hasta que nosotros no
tuviéramos una solución no podíamos salir de allí, eso

31
era, eso fue lo que usted le respondió a la Fiscalía doña
Martha?”

Testigo: “… ya miro (…) sí”17. –Énfasis añadido–

Esa pieza del juicio oral es importante porque la Fiscal refiere a lo dicho
por la testigo en la primera entrevista que ofreció a los investigadores
de la Fiscalía, a lo cual la deponente asiente, sin que pueda oponerse
tacha de parcialidad alguna a esa atestación.

Destáquese, el procesado formuló una promesa en el mismo sentido de


los fallos de tutela y, además, no interfirió en el proceso policivo dado
que éste se encontraba indefinidamente suspendido por orden de la
autoridad administrativa y por los jueces constitucionales. En ese
escenario, no se comprende cómo es posible que la promesa se
califique como ilícita a partir de un fallo de tutela posterior en el cual, si
bien se ordenó el desalojo, dicha orden no era de cumplimiento
inmediata porque estaba condicionada al aseguramiento, por parte de
las autoridades municipales y departamentales, de las condiciones
mínimas de vida digna de los desplazados allí asentados.

3.3. Los errores de apreciación probatoria más relevantes, por ejes


temáticos.

Identificar y sustentar, uno a uno los errores sustanciales de la


valoración probatoria en que habría incurrido la Sala de Primera
Instancia, en el fallo impugnado, implicaría un ejercicio extenso y
tedioso, con el altísimo riesgo de pérdida de claridad y concreción, por
ese motivo la exposición se hará a través de seis (6) sub-acápites,
organizados en los siguientes ejes temáticos: i) El trámite dado al
documento del 16 de octubre de 2011; ii) La existencia de un “modus
operandi”; iii) El “inminente desalojo” de la comunidad “Tierra

17 Cfr. Juicio Oral. Sesión del 10 de septiembre de 2019. Record: 0:38:59

32
Prometida” y el conocimiento que el procesado tenía de dicha
circunstancia; iv) El propósito del documento del 16 de octubre de 2011;
v) El supuesto indicio sobre el propósito del 16 de octubre de 2011 y,
finalmente, vi) La idoneidad de la promesa.

3.3.1. El trámite dado al documento del 16 de octubre de 2011.

Como se dijo en el primer capítulo, la defensa concuerda con la Sala de


Juzgamiento en el sentido de que nunca ha estado en discusión si el
procesado suscribió o no el documento del 16 de octubre de 2011, en
concordancia con la estipulación No. 518, pero las circunstancia de la
elaboración y firma del elemento probatorio sí fueron objeto del debate
probatorio y de ello da fe el fallo condenatorio. Alrededor de esas
circunstancias se sustenta la motivación tanto del tipo objetivo como de
la tipicidad subjetiva.

Es justo en este punto donde se observa un error de observación


significativo, veamos:

En la página 50 de la decisión, el juzgador afirmó lo siguiente:

ELEUTERIO GARCÍA POVEDA, testigo de la defensa, aseguró


que una vez signado el documento, uno o dos días antes de las
elecciones, fue llevado a la sede de la campaña política del
procesado, circunstancia en la que coincidió con MARTHA
FABIOLA FIGUEROA FERNÁNDEZ. –Énfasis añadido–

Verificado el soporte probatorio de esa afirmación, se observa que el


juzgador citó el record 1:09:29 de la Sesión de 30 de junio de 2020, en
la cual el declarante no depone sobre ese asunto. Hecho el ejercicio
integral de verificación, se observa que el testigo sí respondió a esa
temática, pero en otros records de la diligencia, respecto de los cuales

18 Página 50

33
se constata que juzgador adicionó un elemento importante. Esto fue lo
que en realidad dijo el señor ELEUTERIO:

“… eso se lo llevamos un día, creo que antes se lo llevaron, un día


antes de elecciones, un día o dos días antes al Dr. Monsalvo y el
doctor si no tuvo ningún inconveniente …”19

Adicionalmente, en el contra-interrogatorio realizado por el señor Fiscal,


agregó lo siguiente:

“No sabría decirle en donde lo firmó porque no fui la persona


encargada de llevar ese documento…”20

Nótese que el testigo no dijo que el documento fue llevado a la sede de


campaña del procesado, como erradamente se afirma en el fallo
impugnado.

Valga la pena aclarar que el fallador no sustentó esa afirmación en un


ejercicio de análisis probatorio que le permitiera inferir que el documento
pudo haber sido llevado a la sede de campaña, en cambio, sostuvo
simple y llanamente que el testigo “aseguró” que el documento “fue
llevado a la sede de la campaña política del procesado”. En tal contexto,
la adición distorsionó lo realmente dicho por el declarante.

Ese error es relevante porque de allí en adelante el juzgador toma la


supuesta afirmación para acreditar el hecho como probado, afirmar una
supuesta concordancia con lo dicho por la testigo MARTHA FABIOLA
FIGUEROA FERNÁNDEZ y, adicionalmente, sostener la existencia de
un modus operandi.

Sobre la supuesta concordancia, verificado también el soporte


probatorio, se observa que juzgador refirió el record 21:20 de la sesión

19 Cfr. Sesión de 30 de junio de 2020. Record. 1:25:21


20 Cfr. Sesión de 30 de junio de 2020. Record. 1:41:47

34
del 12 de septiembre de 2019. Esa sesión del juicio oral quedo
registrada en cinco archivos digitales y en ninguno de esos archivos el
record 21:20 corresponde a esa temática.

3.3.2. La existencia de un “modus operandi”.

En la página 54, la Sala de Primera Instancia adujo nuevamente la


supuesta “concordancia” entre los testigos ELEUTERIO GARCÍA
POVEDA y MARTHA FABIOLA FIGUEROA FERNÁNDEZ, pero esta
vez para referir la existencia de un “modus operandi” que, es importante
resaltarlo, no hizo parte del núcleo fáctico de la imputación, habida
cuenta de que la Fiscalía fue explícita al señalar que la imputación
fáctica estaba referida a la promesa de dádiva contenida en el
documento del 16 de octubre de 2011.

Nuevamente los records en los cuales el fallador sustenta la motivación,


respecto de los dos testigos, no coinciden con el registro de las
diligencias. Realizado el ejercicio integral de verificación respecto de la
declarante MARTHA FABIOLA FIGUEROA FERNÁNDEZ21, se tiene
que ésta respondió a las preguntas sobre el lugar donde se firmó el
documento, en los records 16:04 a 23:49, de la sesión de juicio oral del
10 de septiembre de 2019. De lo cual la defensa resalta lo siguiente:

a) La testigo no afirmó que el documento se hubiese firmado en la


sede de campaña. Basta con acudir a la transliteración del
interrogatorio directo de la Fiscalía para constatar esa afirmación.

Fiscal: “Doña Martha usted le dijo a la Fiscalía que no había


estado presente el día de la firma, ¿es así?

21Remitimos al análisis realizado en el sub-acápite anterior respecto de la declaración del señor


ELEUTERIO GARCÍA POVEDA.

35
Testigo: “Si yo le dije que no estaba presente …”

Fiscal: Que ese documento lo había firmado el señor


Monsalvo en la sede de campaña, ¿eso le dijo?

Testigo: “No, yo dije fue que había firmado eso allá en


Guasimales, no recuerdo si yo le dije que habían
firmado en Guasimales o algo así, que se había
firmado el documento si pero…”

Fiscal: ¿No lo recuerda?

Testigo: “No recuerdo, si lo que le dije que se había firmado el


documento, pero no recuerdo que haya dicho …

Fiscal: “Muy bien”.22

b) Tampoco reconoció haber incurrido en contradicción alguna


porque, según su dicho, en su momento le dijo a la Fiscalía que
no recordaba donde se había firmado el documento y luego de ver
el video reseñado en la estipulación No. 14 como “visita”, recordó
que ella había estado presente en la firma del mismo en la
comunidad “Guasimales”. Como se observa de la transliteración
de la continuación del interrogatorio en ese punto específico.

Fiscal: “Usted recuerda qué le dijo a la Fiscalía frente al lugar


donde se había firmado el documento, ¿usted que
dijo, que dónde se había hecho?”

Testigo: “Pues, yo decía allí, o sea yo prácticamente no digo


nada hay porque lo que yo decía era que no me
acordaba, que no me acordaba donde se había
firmado el documento, porque en realidad no me
acordaba dónde se había firmado el documento y si
yo había estado presente ahí y tampoco recordaba
eso, entonces yo le dije que yo no recordaba, que no
me acuerdo si yo fui, porque él me había hecho una
pregunta anterior que si yo fui ahí a la sede o a la
oficina del doctor Luis Alberto, pero no, no recordaba
donde se había firmado el documento…”23

22 Cfr. Sesión del 10 de septiembre de 2019. Record. 17:22


23 Cfr. Sesión del 10 de septiembre de 2019. Record. 21:24

36
c) Contrario a lo afirmado en el fallo, si bien, en su momento la
Fiscal encargada manifestó su interés de impugnar la credibilidad
de la declarante y para ello confrontó a la testigo, lo único cierto
es que no utilizó la técnica correcta para incorporar al juicio24, en
debida forma, el fragmento de la versión anterior donde
supuestamente la deponente había rendido una versión
contraria25. Tampoco hizo lo propio el Fiscal en su intervención
final en la audiencia de juicio, esto es, proponer a la Sala de
Juzgamiento que desestimara en todo o en parte la declaración
de la testigo.

Frente a esa circunstancia, la Sala de Primera Instancia estaba


limitada a valorar únicamente la versión de ese hecho expuesta
por la declarante en la audiencia de juicio oral.

Pero allí no para el desacierto, a partir de las declaraciones de


ORLANDO ELIÉCER GRANADOS SANGUINO y CARLOS ADOLFO
HERNÁNDEZ DÍAZ, respecto de cómo fue el trámite para la firma del

24 Conviene en este punto tener presente el auto de 7 de marzo de 2018, M.P. Patricia Salazar, AP
948-2018, radicación 51882, en el cual se indica cuál es la técnica correcta para impugnar
credibilidad e incorporar fragmentos de declaraciones anteriores no practicadas en la audiencia de
juicio. Se destaca el siguiente fragmento: “(i) a través del contrainterrogatorio, mostrar la existencia
de la contradicción u omisión (sin perjuicio de otras formas de impugnación); (ii) darle la oportunidad
al testigo de que acepte la existencia de la contradicción u omisión (si el testigo lo acepta, se habrá
demostrado el punto de impugnación, por lo que no será necesario incorporar el punto concreto de
la declaración anterior), (iii) si el testigo no acepta el aspecto concreto de impugnación, la parte podrá
pedirle que lea en voz alta el apartado respectivo de la declaración, previa identificación de la misma
- Esto es, que la reconozca como la declaración que rindió antes del juicio, bien porque allí esta su
firma, ora por cualquier otra razón que le permita identificarla- sin perjuicio de que esa lectura la
pueda realizar el fiscal o el defensor, según el caso; y (iv) la incorporación del apartado de la
declaración sobre el que recayó la impugnación se hace mediante la lectura, mas no con la
incorporación del documento (cuando se trate de declaraciones documentadas), para evitar que
ingresen al juicio oral declaraciones anteriores, por fuera de la reglamentación prevista para cada
uno de los usos posibles de las mismas.”
25 Sobre la incorporación de las versiones anteriores y la limitación del juzgador resulta oportuno

acudir al fallo 13 de mayo de 2020, rad. 47909, M.P José Francisco Acuña. Se destaca el siguiente
fragmento: “En el modelo de enjuiciamiento acusatorio, toda prueba debe practicarse y controvertirse
en el juicio oral, en presencia del juez de conocimiento. Este es el escenario natural del debate
probatorio. Después de este momento procesal no hay espacio para la práctica de pruebas en
ninguna de las instancias, ni en casación. Esto impone afirmar que los motivos de impugnación que
requieren base probatoria, deben plantearse y debatirse necesariamente en el juicio oral, porque
después ya no habrá lugar a la incorporación de pruebas, y al juzgador no le es permitido apoyarse,
para fundamentar sus decisiones, en material probatorio que no han sido sometido a los
requerimientos de los principios de publicidad, inmediación y contradicción.”

37
documento del 29 de septiembre de 2011, firmado también entre el
procesado y la comunidad de Enmanuel, el juzgador da por confirmada
la existencia de un modus operandi.

Nuevamente el Juzgador adicionó unos elementos relevantes a las


declaraciones de los testigos. Esto es lo que dice el fallo impugnado en
la página 56:

“Téngase presente que ORLANDO ELIÉCER GRANADOS


SANGUINO, líder de la comunidad Emanuel, habitante de Tierra
Prometida, ratificó ese modus operandi al aseverar que los pactos
fueron redactados por el abogado de los invasores ORLANDO
DÍAZ ROJAS, hecho conocido por MONSALVO GNECCO, en
razón a que: (i) el firmado por GRANADOS SANGUINO ya venía
suscrito por él, dado que para el momento en que el procesado
asistió a una manifestación a la invasión Emanuel, no estaba
elaborado, aspecto corroborado por CARLOS ADOLFO
HERNÁNDEZ DÍAZ, Tesorero de la Junta de Acción Comunal; y,
(ii) a que en otras ocasiones se realizó ese acto en presencia
de la comunidad, verbi gracia, el suscrito en Guasimales, que
no el de Tierra Prometida, el cual siguió el mismo trámite del
signado en Emanuel, es decir, fue llevado a la sede de
campaña del procesado.

Armónicamente, ORLANDO ELIÉCER GRANADOS SANGUINO


dijo que la comunidad Emanuel firmó el pacto una vez que
LUIS ALBERTO MONSALVO lo suscribió, aspecto relevante
frente al conocimiento del contenido de los acuerdos en otras
invasiones suscritos en fechas cercanas, entre estos, el de Tierra
Prometida.” (Resalta la defensa)

Al igual que en los casos anteriores, algunos records en los cuales el


fallador sustenta la motivación, respecto de los dos testigos, no
coinciden con el registro de las diligencias. Realizado el ejercicio integral
de verificación respecto de ORLANDO ELIÉCER GRANADOS
SANGUINO, se tiene que esto fue lo que en realidad dijo el testigo:

“… bueno este documento debió haberse llevado el día que Luis


Alberto Monsalvo estuvo en la comunidad, pero como el documento

38
no lo habían elaborado el Secretario del señor Abogado me lo hizo
llegar a la comunidad ya firmado por el Dr. Luis Alberto Monsalvo
…”26

Frente a la pregunta de la Fiscal, de cuándo se firmó el documento, el


testigo fue claro al señalar lo siguiente:

“… no se exactamente a donde ni cuando, a mí me lo trajeron ya


firmado y luego yo puse la firma mía.”27

Por su parte, el testigo CARLOS ADOLFO HERNÁNDEZ DÍAZ


únicamete manifestó que el documento se lo entregó una persona y
ellos lo firmaron, pero que él no lo leyó28.

Nótese que los testigos no dijeron que el documento hubiese sido


llevado a la sede de campaña del procesado, como erradamente se
afirma en el fallo. Es más, del testimonio de CARLOS ADOLFO
HERNÁNDEZ DÍAZ, en manera alguna, se evidencia si el documento
del 29 de septiembre de 2011(Enmanuel) estaba firmado o no por otras
personas y menos que estuviese previamente suscrito por LUIS
ALBERTO MONSALVO GENECCO.

La defensa pone de presente este aspecto que si bien no es


fundamental en el fallo, refleja que la Sala de Juzgamiento da por
probada la existencia de un “modus operandi” a partir de solo dos casos
y sobre la base de coincidencias no relevantes, obviando las diferencias
también acreditadas en el expediente.

Si bien, en la elaboración de los documentos firmados por el procesado


y dos comunidades intervino, directamente o indirectamente, el
abogado ORLANDO DÍAZ ROJAS, de allí que su contenido sea similar

26 Cfr. Sesión 12 de septiembre de 2019. Record: 49:16


27 Ibídem
28 Cfr. Sesión 12 de septiembre de 2019. Record: 16:52-20:14

39
en muchos aspectos, también es cierto que según el testigo ORLANDO
ELIÉCER GRANADOS SANGUINO, el documento del 29 de septiembre
de 2011 (Enmanuel) estaba previamente firmado por el procesado,
mientras que según ELEUTERIO GARCÍA POVEDA29 y su esposa, la
también declarante MARTHA MONTERO VARÓN30, el documento del
16 de octubre de 2011 (Tierra Prometida) fue firmado por ellos antes de
que lo hiciera el procesado. Amén de que el sustento fáctico que refiere
al documento de 29 de septiembre de 2011 (Enmanuel), no fue parte de
los hechos juridicamente relevantes que sustentaron la acusación.

Pero quizá la diferencia más relevante, capaz de poner en duda el


supuesto modus operandi, es aquella relacionada con la exclusión de la
expresión “quieta y pasivamente” en el documento del 29 de septiembre
de 2011 (Enmanuel). Si esa sola expresión, considerada de forma
aislada, era idónea y suficiente para desviar la voluntad de los
electores, como lo sostuvo la Fiscalía y lo aceptó, a pie juntillas, la
Sala de Primera Instancia, ¿por qué no se incluyó en dicho
documento? La respuesta es obvia, no existió el supuesto modus
operandi.

3.3.3. El “inminente desalojo” de la comunidad “Tierra Prometida”


y el conocimiento que el procesado tenía de dicha circunstancia.

Anteriormente se ha señalado que la Sala de Primera instancia incurrió


en el error de suponer la existencia de un “Inminente desalojo” para la
fecha en que el procesado y la comunidad de “Tierra Prometida”
suscribieron el documento del 16 de octubre de 2011. Sumido en ese
error, el juzgador incurrió en uno más grave, afirmar que las
comunidades invasoras, no solo la de “Tierra Prometida”, comunicaron
al procesado sus necesidades más apremiantes, entre ellas, la urgencia

29 Cfr. Sesión de 30 de junio de 2020. Record. 1:25:41


30 Cfr. Sesión de 30 de junio de 2020. Record. 2:45:36

40
de parar un “inminente desalojo”. Ese desacierto condujo al juzgador a
una perspectiva equivocada, la de que el voto de los ciudadanos fue
condicionado a la promesa de dejarles “quieta y pasivamente” en los
terrenos invadidos, ante una circunstancia apremiante de la cual se
había aprovechado el procesado.

Esa errada tesis fue repetida, con matices, siete (7) veces en el fallo
impugnado, como se reseña en la siguiente tabla.

No. Motivación Página

“Por lo tanto, no resultaba procedente, de una parte,


suspender el desalojo por oponerse al principio de
legalidad e impedir el lanzamiento, tal como en CC T-
1 967-2009 se había decidido ni, de otra, permitir que las 41
personas asentadas en el predio continuaran
ocupándolo ordenando su reubicación o proporcionarles
otra vivienda.” – (Resalta la defensa)

“Por lo tanto, era imposible que el enjuiciado se


comprometiera a mantenerlos en los terrenos, pues su
cumplimiento no dependía de su voluntad, ya que la
2 47
controversia debía ser dirimida por las autoridades
competentes a través de un proceso policivo al que
solo le faltaba el desalojo.” (Resalta la defensa)

“Es palmario que conocía que su presencia en los


barrios invasores, en particular, en Tierra Prometida, así
quedó probado en la estipulación N°. 2 y con el video
denominado «visita», iba a generar expectativa por ser
el candidato con mayor opción a la gobernación. Así lo
sostuvieron, adicionalmente, los líderes, MARTHA
3 FABIOLA FÍGUEROA FERNÁNDEZ, CARLOS 52
ADOLFO HERNÁNDEZ DÍAZ, ORLANDO ELIÉCER
GRANADOS SANGUINO75, ELEUTERIO GARCÍA
POVEDA y MARTHA MONTERO VARÓN, aseverando
que el inminente desalojo los obligó a buscar políticos
en campaña para comprometerlos con su causa, y lograr
una vivienda digna.” (Resalta la defensa)

4 53

41
“Por su parte, MARTHA FABIOLA FIGUEROA
FERNÁNDEZ admitió haber visitado en la sede de la
campaña a MONSALVO GNECCO, con el fin de
enterarlo de la problemática que los aquejaba logrando
que los visitara en la invasión, ocasión en la cual expuso
su plan de gobierno y ellos le expresaron su condición
de invasores y el inminente desahucio ordenado por
las autoridades administrativas.” (Resalta la defensa)

“También lo informa el hecho que una de las


pretensiones de la inicial acción de tutela fue la
suspensión de la diligencia de desalojo programada
en el año 2011, ordenado en el proceso policivo
promovido por ALBERTO PIMIENTA COTES y ÓSCAR
5 54
GUERRA BONILLA contra los ocupantes del predio, de
suerte que el acusado al firmar el documento sabía que
se estaban tramitando las acciones pertinentes, que era
a las autoridades competentes a quienes concernía
decidir la controversia, y que él no podía ofrecer
mantenerlos en el terreno.” (Resalta la defensa)

“Del conocimiento que MONSALVO GNECCO tenía


de la necesidad de vivienda de la comunidad ad
portas del desalojo, así como de la coyuntura surgida
del proceso policivo de lanzamiento por ocupación de
hecho promovido por el propietario, a quien se le debía
respetar su derecho sin perjuicio que las autoridades
6 58
locales garantizaran la vivienda digna. En ese sentido se
pronunciaron MARTHA FABIOLA FIGUEROA
FERNÁNDEZ y MAURICIO PIMIENTO NARANJO;
ELEUTERIO GARCÍA POVEDA y MARTHA MONTERO
VARÓN, testigos de la defensa.” –Resaltado fuera de
texto-

“La existencia de estos trámites administrativos


policivos, los cuales estaban suspendidos para el
momento de la firma del documento, reviste importancia
para efecto de la tipicidad subjetiva de la conducta
porque MONSALVO GNECCO conocía de esa
7 situación ya que los líderes MARTHA FABIOLA 59
FIGUEROA FERNÁNDEZ, CARLOS ADOLFO
HERNÁNDEZ DÍAZ y ORLANDO ELIÉCER SALGADO
SANGUINO, le transmitieron los problemas que los
aquejaban, el más importante, obviamente, el
inminente desalojo.” (Resalta la defensa)

42
La Resolución No. 00085 del 4 de abril de 2011, dictada por la Alcaldía
de Valledupar, por medio de la cual se suspendió de forma indefinida el
proceso policivo y la orden de desalojo, sumada a las sentencias de
tutela dictadas por el Juzgado Segundo Civil del Circuito de Valledupar
y la Sala Civil Familia Laboral del Tribunal Superior de Valledupar, son
suficientes para desvirtuar el contenido de las motivaciones reseñadas
en la tabla anterior con los números 1, 2 y 5, porque, por un lado, no
fue el procesado quien ordenó la suspensión del proceso policivo
sino la autoridad administrativa y consiguientemente los jueces de
tutela y, por otro, la acción de tutela fue radicada por los habitantes
de esas comunidades mucho antes de que el procesado decidiera
hacer campaña política en esos territorios. Adicionalmente, basta
con leer la sentencia T-946-2O11, para advertir que la suspensión del
desalojo no era la única ni la principal pretensión de los
solicitantes del amparo.

Con todo, el presente apartado tiene como objetivo poner en evidencia


el error de apreciación probatoria en que incurrió la Sala de Primera
Instancia respecto de las motivaciones reseñadas en la tabla anterior
con los números 3, 4, 6 y 7, esto es, lo relacionado con la afirmación
según la cual los miembros de la comunidad comunicaron al procesado
sus necesidades más a apremiantes, entre ellas, la urgencia de parar
un “inminente desalojo”.

Comencemos por la testigo MARTHA FABIOLA FÍGUEROA


FERNÁNDEZ. En la sesión del 10 de septiembre de 2019, la señora
Fiscal indagó por la visita de la testigo a la sede de campaña del
procesado, en los siguientes términos:

Fiscal: “¿Doña Martha antes de que él fuera a la invasión usted


estuvo en la sede de campaña le dijo a la Sala, cuéntenos

43
en la sede de campaña exactamente cómo se llevó a cabo
esa primera reunión?”

Testigo: “¿En la sede de la campaña del doctor?”

Fiscal: “Si”

Testigo: “Pues nosotros estuvimos, pero no fuimos atendidos por


él”31.

Si la testigo no comunicó al procesado la “inminencia del desalojo”, en


su visita a la sede de campaña, ¿lo hizo, entonces, en la visita del
candidato a la comunidad? Pues, tampoco. Esto respondió la
declarante sobre la visita del candidato a la comunidad:

“… una reunión que se hizo antes en la invasión Tierra Prometida,


pues él estuvo allá y nos estuvo comentando, como se dice, su plan
de gobierno que tenía, su plan de gobierno pues y entonces
nosotros nos gustó y decidimos apoyarlo a él …”32

Resaltamos lo obvio, la testigo jamás afirmó, como lo dice el fallo


impugnado, que ella haya comunicado al procesado, la existencia de un
inminente desahucio ordenado por las autoridades administrativas.

Ocupémonos ahora del testigo ORLANDO ELIÉCER SALGADO


SANGUINO, quien, al ser interrogado por el Fiscal respecto del contacto
y la comunicación que tuvo, por esos días, con el procesado, respondió
en los siguientes términos:

Testigo: “… yo tuve contacto con el candidato cuando fue a la


comunidad”

Fiscal: “¿Y recuerda en qué forma se desarrolló esa comunicación


con el candidato?”

31 Sesión de 10 de septiembre de 2019. Record: 47:42


32 Sesión de 10 de septiembre de 2019. Record: 47:22

44
Testigo: “No, pues, nosotros lo recibimos en la comunidad y llegó y
nos saludó y el habló sobre su plan de gobierno … el señor
Luis Alberto Llega a la comunidad y allí es donde yo lo
saludo y tengo contacto con él directamente desde ese día,
luego él habló de su plan de gobierno y todo eso y luego se
marchó, allí fue la única vez que yo tuve contacto con el
doctor Luis Alberto Monsalvo…” 33.

Resaltamos nuevamente lo obvio, el testigo jamás afirmó, como lo dice


el fallo impugnado, que él haya transmitido, además de los problemas
que los aquejaban, la existencia de un inminente desalojo.

En concordancia con los anteriores declarantes, el señor ELEUTERIO


GARCÍA POVEDA, manifestó lo siguiente:

“Nosotros le expusimos las necesidades de nosotros que era un


techo y él no se comprometió todavía, dijo bueno yo los voy a
escuchar y nos dio en un papelito un programa de gobierno y uno
vota por un programa donde están contempladas las necesidades
de uno, por ejemplo, cuál era la prioridad de nosotros: un techo, un
techo.”34

En síntesis, ninguno de los testigos de la comunidad, en su declaración


en juicio o en algún otro documento surgido de la investigación de la
Fiscalía o de los actos de defensa, afirmó que ellos hubiesen
comunicado al candidato la existencia de un desalojo inminente. Ese
error es transcendente porque esa motivación sirvió a la Sala de
Primera Instancia para tener como acreditado los hechos constitutivos
del tipo subjetivo.

La corrección de este error también es importante porque permite


aclarar lo siguiente:

33 Sesión de 10 de septiembre de 2019. Record: 50:49


34 Juicio oral. Sesión de 30 de junio de 2020. Record: 1:22:26

45
i) Carece de coherencia y sentido lógico que el procesado
condicionara el voto de los firmantes del documento del 16 de
octubre de 2011(Tierra Prometida) y de toda esa comunidad, a la
suspensión de un proceso policivo y de un desalojo que ya estaba
suspendido por la Alcaldía de Valledupar y por los jueces
constitucionales, realidad de sobra conocida por la comunidad y
sus líderes, dado que ellos fueron los promotores de las acciones
de tutela.

ii) Sin la distorsión en que incurrió la Sala de Primera Instancia en


el fallo impugnado, se aprecia como razonable la tesis de la
defensa, sustentada en las estipulaciones probatorias y las
declaraciones de los firmantes de esos documentos, de que lo
buscado por la comunidad no era la suspensión del desalojo sino
que las autoridades respetaran los fallos de tutela a su favor y, por
supuesto, una solución definitiva a sus demandas de vivienda
digna.

iii) Un compromiso político de esa naturaleza, de cara a las


necesidades de la comunidad desplazada, no es ilegal, por el
contrario, es respetuoso del orden constitucional y de la dignidad
humana.

3.3.4. El propósito del documento del 16 de octubre de 2011.

Como también se dijo en el primer capítulo, la Sala de Primera Instancia


incurrió en el error de comprender la promesa como un acto de voluntad
circunscrito a la obligación de mantener a los firmantes y a la comunidad
asentada en los predios invadidos, “quieta y pasivamente”, obviando,
de esa forma, el texto integral contenido en el documento del 16 de
octubre de 2011(Tierra Prometida). La promesa estaba también referida
a: i) “acatar de manera prioritaria las sentencias de los diferentes

46
juzgados de Valledupar que ampararon los derechos fundamentales a
la vivienda digna de los ocupantes del predio” y ii) “incluirlos en los
proyectos de construcción de viviendas dignas requeridas en ese
sector”, tal y como reza en el documento del 16 de octubre de 2011 y la
estipulación No. 5. Sumida en ese error, la Sala incurrió, otra vez, en
uno más grave, consistente en distorsionar lo dicho por los testigos para
hacerles decir, de forma sincronizada, que el “propósito perseguido con
la suscripción del documento no fue otro que evitar el desalojo”.

Pero antes de entrar en materia, resulta indispensable hacer dos


precisiones metodológicas fundamentales. La primera, que
correspondía a la Sala de Primera Instancia diferenciar, a través de las
pruebas legalmente incorporadas al juicio, entre el propósito del
documento del 16 de octubre de 2011(Tierra Prometida) y la finalidad
de otros documentos, dada la limitación factual que significa el respeto
del debido proceso. La segunda, que para realizar esa labor era
necesario distinguir entre los testigos que firmaron el documento o
participaron en su elaboración y quienes no tenían ese vínculo con el
elemento probatorio.

En concordancia y para mayor claridad, de los miembros de la


comunidad que concurrieron al juicio, en calidad de testigos, conviene
agrupar a MARTHA FABIOLA FIGUEROA FERNÁNDEZ y MARTHA
MONTERO VARÓN en la categoría de firmantes del documento del 16
de octubre de 2011(Tierra Prometida). ELEUTERIO GARCÍA POVEDA
estaría cercano a esa categoría puesto que, si bien no firmó el
documento, participó en su elaboración35. A la categoría de no
firmantes corresponden CARLOS ADOLFO HERNÁNDEZ DÍAZ y
ORLANDO ELIÉCER GRANADOS SANGUINO. Ellos firmaron el
documento del 29 de septiembre de 2011(Enmanuel). Esa

35 Cfr. Juicio oral. Sesión de 30 de junio de 2020, Record: 1:23:20

47
diferenciación es clave porque si bien el contenido de los documentos
es similar, éstos fueron firmados por personas pertenecientes a
comunidades diferentes y el propósito de una y otra podría no
corresponder. La afirmación acerca de la similitud en el propósito de
los dos documentos debe resultar de la valoración de las pruebas, en
su integridad, más no constituir la premisa de un ejercicio de
confirmación.

El fallo impugnado se ocupó de la motivación sobre el propósito del


documento en tres (3) oportunidades, como se reseña en la siguiente
tabla.

No. Motivación Página

“MARTHA FABIOLA FIGUEROA FERNÁNDEZ,


CARLOS ADOLFO HERNÁNDEZ GARCÍA y
ORLANDO ELIÉCER GRANADOS SANGUINO,
líderes de las invasiones Emanuel y Tierra
1 Prometida, al aducir que el propósito perseguido 49-50
con la suscripción del documento no fue otro que
evitar el desalojo, pues haciendo parte de un
problema social emergente, querían una solución a
como diera lugar” (Resalta la defensa)

“GARCÍA POVEDA, adujo que la expectativa de la


comunidad era que el acusado los mantuviera en el
predio. Incluso, admitió que se hizo una reunión con la
población en la que expusieron los puntos contenidos
en el documento. Reconoció que el predio no era de
ellos.

2 Expresó, adicionalmente, que pese a conocer que 50-51


ÓSCAR ÁLEX GUERRA BONILLA era el dueño del
terreno, la comunidad estaba dispuesta a votar por él si
se lanzaba a la arena política, por cuanto la intención
era llegar a acuerdos para no ser expulsados del
terreno, en una especie de «retribución», pero como
no aspiró buscaron a MONSALVO GNECCO, con
quien lograron el pacto.” (Resalta la defensa)

3 53

48
“Los líderes CARLOS ADOLFO HERNÁNDEZ DÍAZ,
ORLANDO ELIÉCER GRANADOS SANGUINO y
ELEUTERIO GARCÍA POVEDA, por su parte,
aseguraron que la firma del documento tuvo como
propósito dejar constancia sobre la situación precaria
en la que se encontraban y comprometer al candidato
para que los dejara en el predio y les proveyera
vivienda digna. La interacción directa con la comunidad
le debió transmitir, desde luego, las necesidades
apremiantes que tenían, la permanencia en el lugar y
la solución de vivienda.” (Resalta la defensa)

Basta con leer esas motivaciones para constatar dos errores


metodológicos evidentes: a) Refiere al “documento” sin diferenciar entre
el del 16 de octubre de 2011(Tierra Prometida) y el del 29 de septiembre
de 2011(Enmanuel); b) Menciona a los “líderes” sin diferenciar entre
firmantes y no firmantes del documento del 16 de octubre de
2011(Tierra Prometida).

Al igual que en el sub-acápite anterior, conviene resaltar que de las 11


citas probatorias con las cuales se sustentaron esas motivaciones,
únicamente 3 coinciden con la temática de la motivación.
Adicionalmente, solo el testigo CARLOS ADOLFO HERNÁNDEZ
GARCÍA, en apariencia, concuerda con la afirmación que el fallo
atribuye a todos los declarantes de la comunidad. Recuérdese, ese
testigo pertenece a la categoría de no firmantes del documento del 16
de octubre de 2011(Tierra Prometida).

Realizado un ejercicio integral de verificación, la defensa constató que,


por un lado, los declarantes, en su respectiva categoría, expusieron el
propósito de los documentos, el cual no corresponde con lo expuesto
en el fallo impugnado y, por otro, la valoración integral de la declaración
de CARLOS ADOLFO HERNÁNDEZ GARCÍA descarta el sentido que
la Sala de Primera Instancia le atribuye.

49
Veamos en primer lugar, cuál era el propósito del documento del 16 de
octubre de 2011(Tierra Prometida), según sus firmantes.

MARTHA FABIOLA FIGUEROA FERNÁNDEZ refirió el propósito del


documento, en los siguientes términos:

“Lo que nosotros quisimos, podíamos entender en ese entonces


era que nosotros allí le estábamos diciendo al doctor Luis Alberto
que se comprometiera con nosotros de pronto a incluirnos en
su programa de gobierno de que hubieran proyectos de
vivienda donde nosotros tuviéramos pues acceder a nos
colocaran allí si llegaba algunos subsidios fuéramos nosotros
pues beneficiados en eso, o sea, toda la comunidad no
nosotros en particular sino toda la comunidad, que nos tuvieran
en cuenta, ya que de todas formas nosotros no entramos allí a esa
invasión a quedarnos con los terrenos, nos metimos allí porque no
había proyectos de vivienda y nosotros queríamos tener una casa
digna.”36 –Énfasis añadido–

MARTHA MONTERO VARÓN, en igual sentido expresó lo siguiente:

“… en el momento, yo hablo por mí, eh, en el momento que


Monsalvo en su campaña, en su programa de gobierno decía
que su prioridad era la vivienda digna y como ese era la
necesidad mía en esos momentos más grande, pues, se nos
hizo fácil de firmar ese documento y que no se, yo digo que uno
hace pacto con los políticos porque con quién más, eso fue lo que
en el momento a mí se me vino a la mente, mi casa, mi vivienda,
sus proyectos porque uno no vota por una persona por la persona
sino por su programa de gobierno.”37 –Énfasis añadido–

Resáltese, ninguna de las testigos señaló que el propósito perseguido


con la suscripción del documento del 16 de octubre de 2011 (Tierra
Prometida) fuese el de evitar el desalojo “a como diera lugar” o que la
firma del documento tuviese como propósito dejar constancia sobre la

36 Juicio oral. Sesión de 10 de septiembre de 2019. Record: 58:56


37 Cfr. Juicio oral. Sesión de 30 de junio de 2020, Record: 2:29:13

50
situación precaria en la que se encontraban y “comprometer al
candidato para que los dejara en el predio”. Esos elementos los atribuye
el fallo impugnado a las declarantes con el fin de presentar una falsa
impresión de sintonía en los elementos probatorios.

El señor ELEUTERIO GARCÍA POVEDA, quien, como se dijo en un


inicio, participó en la elaboración del documento del 16 de octubre de
2011(Tierra Prometida), por su parte, tampoco corroboró la motivación
expuesta en el fallo impugnado, como se evidencia en su respuesta
frente a una pregunta explícita que sobre ese tópico le formuló el
Ministerio Público:

Ministerio “De acuerdo con su respuesta quiere decir que la


Público: expectativa de la comunidad era que los mantuviera en el
predio según lo dicho por usted?”

Testigo: “Nos mantuviera en el predio, no. Nos solucionaran


problemas de vivienda de interés social, ¿qué expectativa
era? Un techo en cualquier parte, en cualquier parte para
nosotros es un palacio.”38

No se comprende por qué la Sala de Primera Instancia afirmó, sin más,


que el declarante “… adujo que la expectativa de la comunidad era que
el acusado los mantuviera en el predio”, cuando éste ha dicho
claramente lo contrario.

Este testigo es relevante, además, porque distinguió entre el propósito


del documento del 16 de octubre de 2011(Tierra Prometida) y los
compromisos adquiridos entre el candidato y la comunidad.

Respecto de lo primero manifestó lo siguiente:

38 Cfr. Juicio oral. Sesión de 30 de junio de 2020, Record: 1:56:00

51
“… el propósito es que a veces uno como que no confía en los
políticos, entonces a veces pues uno dice, bueno vamos a hacer
unos acuerdos políticos, vamos a hacer algunas cuestiones, pero
uno no conoce a nadie, no conoce, no conocíamos al doctor
Monsalvo por eso pues hicimos vamos a llamar la atención, en
otras palabras, queríamos llamar la atención de los de que los
políticos se apersonaran, no solamente él, todos los políticos se
apersonaran del desorden social que vivíamos los desplazados de
aquí para allá y de allá para acá, entonces queríamos llamar la
atención ese era nuestro objetivo…”39

En cuanto a los compromisos, señaló que:

“… yo recuerdo tanto esa que prometo cumplirles y suplirles su


necesidad y eso está escrito en el programa de gobierno de él,
vivienda, soluciones de vivienda, subsidios de vivienda para la
población desplazada…”40

Nótese, por lo menos en dos ocasiones el testigo explicó el propósito


del documento del 16 de octubre de 2011(Tierra Prometida) y en
ninguna de las dos afirmó que “la expectativa de la comunidad era que
el acusado los mantuviera en el predio” como erradamente afirma el
fallo impugnado.

No obstante, aún falta por aclarar un asunto en el cual, a juicio de la


defensa, el fallo impugnado también incurrió en un error de apreciación
probatoria, pero por distorsión de la declaración del señor ELEUTERIO
GARCÍA POVEDA. Nos referimos al concepto de «retribución» , el cual
la Sala de primera Instancia hizo extensivo al compromiso entre la
comunidad y el procesado.

El fragmento donde el deponente relata las aspiraciones políticas del


propietario de los terrenos ocupados se encuentra en los records
1:18:29 a 1:20:55 de la sesión del 30 de junio de 2020 y allí la idea de
«retribución» no la planteó el testigo respecto de MONSALVO

39 Cfr. Juicio oral. Sesión de 30 de junio de 2020, Record: 1:30:47


40 Cfr. Juicio oral. Sesión de 30 de junio de 2020, Record: 1:31:51

52
GNECCO sino del señor ÓSCAR ÁLEX GUERRA BONILLA. Hacer
extensiva esa afirmación para incluir al procesado es ir más allá de lo
dicho por el testigo y distorsionar el sentido de su declaración.

De haber hecho el deber de valorar integralmente la prueba, la Sala de


Primera Instancia habría advertido que el término «retribución» no
significaba para el declarante el empleo del voto como la contra
prestación directa de un favor, sino la adhesión, mediante el voto, a un
programa o causa política que contribuya a la solución de sus
necesidades. Veamos lo que respondió el Testigo frente a una pregunta
explícita, sobre el tema, formulada por el señor Fiscal:

Fiscal “Dijo usted que si él se lanzaba le iban a retribuir, ¿qué le


iban a retribuir?”

Testigo: “Usted sabe que uno en campañas políticas escucha a los


políticos y vota por un programa de gobierno, entonces
uno espera, los pobres esperamos votar para que las
situaciones cambien”41

Resta, entonces, revisar lo dicho por los declarantes que no firmaron el


documento del 16 de octubre de 2011(Tierra Prometida) ni participaron
en su elaboración.

CARLOS ADOLFO HERNÁNDEZ GARCÍA, afirmo que “… el fin que de


que nosotros firmamos ese documento era como para tener una
constancia más, eso fue lo que dijo el abogado…”42. En ningún
momento el testigo señaló que el propósito del documento del 29 de
septiembre de 2011(Enmanuel) fuese el de evitar el desalojo “a como
diera lugar” o que la firma del documento tuviese como propósito dejar
constancia sobre la situación precaria en la que se encontraban y
“comprometer al candidato para que los dejara en el predio”.

41 Cfr. Juicio oral. Sesión de 30 de junio de 2020, Record: 1:36:57


42 Cfr. Juicio oral. Sesión de 12 de septiembre de 2019. Record: 29:53.

53
ORLANDO ELIÉCER GRANADOS SANGUINO, por su parte, afirmó
que no tuvo conocimiento de la firma del documento del 16 de octubre
de 2011, entre la Comunidad de Tierra Prometida y el Procesado43, sin
embargo, los miembros de esa comunidad le contaron sobre su
existencia. Esto fue lo que el testigo manifestó que le contaron:

“… pues me contaron que habían firmado un documento donde el


doctor Luis Alberto se comprometía a viabilizar la solución
habitacional de tierra prometida”44

Hasta allí llega el conocimiento que el testigo manifestó tener sobre el


propósito o la finalidad del documento del 16 de octubre de 2011(Tierra
Prometida). Una cosa muy distinta es su respuesta sobre el propósito
del documento del 29 de septiembre de 2011(Enmanuel), firmado por
él, respecto del cual afirmó que el objetivo era “evitar un desalojo” a
como diera lugar. No obstante, es importante resaltar que el fallo
impugnado mutiló la declaración del testigo porque este también afirmó,
a renglón seguido, que “dentro de lo que cabe en la Constitución”45

Incluso, ni siquiera cuando la Fiscal solicitó al testigo comparar los dos


documentos, éste corroboró el propósito del documento del 16 de
octubre de 2011(Tierra Prometida) en los términos del fallo impugnado.
Esto fue lo que respondió el testigo:

Testigo: “Pues el compromiso era muy similar, el de Tierra


Prometida”.

Fiscal: “¿Cuándo dice eran muy similar en qué varía el uno del
otro?”

43 Cfr. Juicio oral. Sesión de 12 de septiembre de 2019. Record: 38:24


44 Cfr. Juicio oral. Sesión de 12 de septiembre de 2019. Record: 39:44
45 Cfr. Juicio oral. Sesión de 12 de septiembre de 2019. Record: 49:50

54
Testigo: “Pues si el contenido siempre, el objetivo siempre era, el
objetivo de la vivienda, por eso es que se firmaron los
documentos para que, porque en otras ocasiones algunos
políticos hacen promesas verbales y no las cumplen,
nosotros buscamos que firmando un documento se
cumpliera, dentro de lo que cabe en la constitución, para
que nos dieran una solución habitacional a cada uno de
nosotros”

Fiscal: “¿Cuándo usted dice que era distinto y que varía un poco
quiere contarles a los señores magistrados en qué es lo
que usted dice que varía?”

Testigo: “Bueno en el contenido dice que los tendrían quieta y


pacíficamente.”

Fiscal “¿Usted sabe lo que significa eso Don Orlando?”

Testigo: “Bueno, nosotros interpretamos eso como queriendo decir


que nos mantendrían sin hacernos desalojos hasta
que nos dieran una solución habitacional.”46 –Énfasis
añadido–

Entonces, aunque se acepte, por vía de hipótesis, que esa declaración


por si sola es suficiente –que no lo es- para tener por probado que el
propósito de todas las comunidades, al firmar los documentos del 29 de
septiembre de 2011(Enmanuel) y 16 de octubre de 2011(Tierra
Prometida), no era otro que los mantuvieran sin hacerles desalojos,
refulge con toda claridad que el propósito no era apropiarse de las
tierras sino permanecer allí hasta obtener una solución habitacional.

En síntesis, el fallo impugnado incurrió en un error de apreciación


probatoria gravísimo al afirmar que el “propósito perseguido con la
suscripción del documento no fue otro que evitar el desalojo”. Ese error
es transcendente porque esa motivación sirvió a la Sala de Primera
Instancia para tener acreditado los hechos constitutivos de la tipicidad
objetiva.

46 Cfr. Juicio oral. Sesión de 12 de septiembre de 2019. Record: 52:04

55
3.3.5. El indicio velado sobre el propósito del documento del 16 de
octubre de 2011 (Tierra Prometida).

La Sala de Primera Instancia no solo decantó el “propósito” del


documento del 16 de octubre de 2011(Tierra Prometida) a partir de una
percepción sesgada de las declaraciones de los miembros de la
comunidad, como se expuso anteriormente, también acudió a la
formulación velada de un indicio para confirmar el sesgo, cuyo hecho
indicador lo constituyó, según se afirma, una marcha realizada por los
líderes de las comunidades Tierra Prometida y Emanuel hacia las
instalaciones de la gobernación con el fin exigir el cumplimiento de los
pactos firmados por el procesado.

Al igual que en el acápite anterior, hay que contemplar las cosas en su


verdadera dimensión y para ese efecto diferenciar el documento del 16
de octubre de 2011(Tierra Prometida) de otros documentos similares y
entre los testigos que firmaron el documento o participaron en su
elaboración y quienes no tenía en ese vínculo con el elemento
probatorio.

El fallo impugnado se ocupó de esa temática en dos (2) oportunidades,


como se reseña en la siguiente tabla.

No. Motivación Página

“De la promesa consignada en el escrito era fácil


colegir que en caso de un futuro desalojo, de
resultar electo, los firmantes le exigirían su
cumplimiento, como lo admitieron MARTHA FABIOLA
1 FIGUEROA FERNÁNDEZ, CARLOS ADOLFO 58
HERNÁNDEZ DÍAZ, ORLANDO ELIÉCER
GRANADOS SANGUINO y ELEUTERIO GARCÍA
POVEDA, indicando que el acuerdo fue consensuado
con la comunidad.” (Resalta la defensa)

56
“Aspecto que debe contextualizarse en el sentido que
los líderes de las comunidades Tierra Prometida y
Emanuel, MARTHA FABIOLA FIGUEROA
FERNANDEZ y CARLOS ADOLFO HERNÁNDEZ
DÍAZ, admitieron que cuando se acercó el desalojo
en junio de 2012, episodio advertido por el alcalde
2 60
FREDY MIGUEL SOCARRÁS REALES, marcharon
hacia las instalaciones de la gobernación a exigir el
cumplimiento de los pactos firmados por el
procesado, exhibiendo los documentos contentivos de
acuerdos, entre ellos, el de 16 de octubre de 2011.”
(Resalta la defensa)

Basta con leer esas motivaciones para constatar, al igual que en el sub-
acápite anterior, la existencia de errores metodológicos evidentes:

a) Refiere a todos los documentos, entre ellos, el del 16 de octubre


de 2011, como si se tratara de elementos con el mismo contenido
y firmado por los mismos sujetos. Si el documento del 29 de
septiembre de 2011(Enmanuel) no contenía la expresión “quieta y
pasivamente”, ¿qué sentido tiene, en la lógica de la Sala de Primera
Instancia, que esa comunidad también marchase a exigir el
cumplimiento del “pacto” frente a la amenaza de desalojo de junio
de 2012?

b) Refiere a los “lideres” y “firmantes” sin diferenciar entre quienes


firmaron y no el documento del 16 de octubre de 2011(Tierra
Prometida).

Por otro lado, al igual que en los sub-acápites anteriores, conviene


resaltar que de las 6 citas probatorias con las cuales se sustentaron
esas motivaciones, en 3 de no se indica el record correspondiente y los
3 restantes apuntan a sesiones en las cuales el testigo no rindió

57
declaración. Realizado un ejercicio integral de verificación, se
constataron las declaraciones en su verdadera ubicación en el
expediente:

Se puede evidenciar que MARTHA FABIOLA FIGUEROA


FERNÁNDEZ, ante la pregunta de por qué marcharon, explicó cuál fue
la motivación o propósito de la marcha o caminata, en los siguientes
términos:

Fiscal: ¿Qué objetivo tenía eso que usted ha llamado caminata?

Testigo: “Pues porque nos iban a hacer un desalojo habiendo


una tutela, habiendo un fallo de la Corte, entonces, una
sentencia de la Corte perdón, una sentencia de la Corte en
la cual decía que nosotros teníamos derecho a una
vivienda digna, así lo interpretamos en el momento porque
no sabíamos nada de derecho no sabíamos nada de eso,
lo interpretamos así porque el abogado nos dijo si la tutela
está ganada vayan, entonces teníamos que hacerlo…”47 –
Énfasis añadido–

Nótese, la testigo no afirmó que la finalidad de la marcha haya sido


“exigir el cumplimiento de los pactos firmados por el procesado”, como
erradamente lo dice el fallo, sino porque les “iban a hacer un desalojo
habiendo una tutela”.

ELEUTERIO GARCÍA POVEDA, fue enfático al afirmar, en el


interrogatorio directo48 y en el contrainterrogatorio49, que él ni la
comunidad –la de Tierra Prometida-, le exigieron al candidato que los
dejara indefinidamente en los terrenos invadidos y, por tanto, el testigo
no afirmó, como erradamente lo dice el fallo, que el fin de la marcha

47 Juicio Oral. Sesión del 10 de septiembre de 2019. Record: 0:33:54


48 Cfr. Juicio oral. Sesión de 30 de junio de 2020. Record: 1:32:29
49 Cfr. Juicio oral. Sesión de 30 de junio de 2020. Record: 1:44:01

58
haya sido “exigir el cumplimiento de los pactos firmados por el
procesado”

ORLANDO ELIÉCER GRANADOS SANGUINO, el único testigo en


afirmar que exigieron a Luis Alberto Monsalvo que “cumpliera con lo que
se había firmado”, también sostuvo que ellos tenían claro que el
desalojo no era un asunto de su competencia.

Esto fue lo que dijo el testigo:

Testigo: “… yo si recuerdo que hubo una manifestación donde se


fue hasta la alcaldía y hasta la gobernación”

Fiscal: “¿Usted participó en esa manifestación?”

Testigo: “Yo no participé en esa manifestación, pero si tuve


conocimiento”.

Fiscal: “¿Por qué tuvo conocimiento?”

Testigo: “Porque yo vivo en el barrio imagínese para no saber.”

Fiscal: “¿Que buscaba esa manifestación si lo sabe?”

Testigo: “Bueno, en un momento de desesperación, en vista de que


iban a desalojarlos pues la gente que fueron a la
manifestación pues le recordaban a Luis Alberto
Monsalvo que cumpliera con lo que se había firmado
pero claro nosotros sabiendo que eso no era de
competencia del gobierno departamental pues las
personas se dirigieron al gobierno municipal y luego
llegaron al juzgado que el juzgado fue el que tomó la
determinación de parar el desalojo por incumplimiento a
una sentencia emanada de los diferentes juzgados”50 –
Énfasis añadido–

Es importante resaltar que, este testigo no declaró respecto de su


conocimiento del documento del 16 de octubre de 2011(Tierra

50 Cfr. Juicio oral. Sesión de 12 de septiembre de 2019. Record: 55:25

59
Prometida), si no del documento del 29 de septiembre de
2011(Enmanuel) el cuál no contenía la expresión “quieta y
pasivamente”.

CARLOS ADOLFO HERNÁNDEZ DÍAZ, por su parte, nunca manifestó


que él o su comunidad hubiesen exhibido el documento del 16 de
octubre de 2011 (Tierra Prometida). Esto fue lo que dijo el Testigo ante
las preguntas de la señora Fiscal:

Testigo:
“… si la gente llevaba unos documentos”

“¿Y cuál era la finalidad don Carlos, si la sabe, de esos


Fiscal:
documentos, por qué llevaban esos papeles pa´qué ?”

“Bueno esos papeles se llevaban con el fin que de pronto


se podía parar el desalojo, pero con eso no se paraba el
Testigo: desalojo, el desalojo se paraba era con la tutela que metió
el abogado”.

“¿Y ese papel al que usted se refiere ese qué papel?”


Fiscal:
“El mismo papel de Enmanuel, porque el otro no lo conocía
Testigo: yo”51

La Sala de Primera Instancia también acudió a la declaración de FREDY


MIGUEL SOCARRÁS REALES. Sin embargo, el dicho de ese testigo
no respalda la motivación porque, por un lado, refirió que el proceso
policivo se suspendió por orden de los jueces y no por petición de los
manifestantes52 y, por otro, en ningún momento afirmó que la finalidad
de la marcha fuese pedir la suspensión del desalojo.

Ese tema fue abordado en el interrogatorio directo por la Fiscalía en los


minutos 0:44:34 – 0:52:50 de la sesión del 18 de marzo de 2019, allí el
testigo comentó que cada vez que se intentaba un desalojo de invasores

51 Cfr. Juicio oral. Sesión de 12 de septiembre de 2019. Record: 25:02.


52 Cfr. Juicio Oral. Sesión del 18 de marzo de 2019. Record: 0:42:01

60
ocurrían protestas, también dijo que los miembros de la comunidad
exhibieron el documento, sin precisar quiénes, además, que escuchó
que los dirigentes exigían, no la suspensión del desalojo como
consecuencia del pacto, sino el cumplimiento de la promesa de
campaña de las viviendas para sus familias.

Esto fue lo que dijo el testigo, sobre la exigencia de los manifestantes:

“… alguno de los lideres mencionó que esa era una


Testigo:
oportunidad para que les cumplieran a ellos el tema de las
viviendas…”

Fiscal: ¿Qué les cumplieran con qué?

“… con el tema del pacto o de las viviendas que ellos


Testigo:
querían para sus familias.”53

Se resalta, el testigo aclaró que la marcha o protesta no tenía la finalidad


de “exigir el cumplimiento de los pactos firmados por el procesado”, en
el sentido de detener el desalojo sino la de exigir el cumplimiento del
pacto, esto es, viviendas para sus familias.

3.3.6. La idoneidad de la promesa.

Finalmente, la Sala de Primera Instancia concluyó que la promesa


contenida en el documento del 16 de octubre de 2011(Tierra Prometida)
era idónea para inclinar la voluntad de la población a favor del acusado,
porque era “el único candidato que les aseguró el beneficio que
buscaban”.

Bastaría, en este punto, con recapitular todo lo expuesto en las


secciones anteriores para poner en evidencia los errores de esa

53 Juicio Oral. Sesión del 18 de marzo de 2019. Record: 0:52:30

61
específica motivación, no obstante, el argumento en sí mismo tiene sus
propias deficiencias.

Esto es lo que afirma el fallo impugnado en la página 51:

“La idoneidad de la promesa para inclinar la voluntad de la


población a favor del acusado, la evidencia las manifestaciones
hechas por MARTHA FABIOLA FIGUEROA FERNÁNDEZ,
respecto a que todo mundo quedó contagiado debido a la
relevancia de la propuesta de MONSALVO GNECCO, único
candidato que les aseguró el beneficio que buscaban; además, por
cuanto los miembros de la comunidad se enteraron de la
suscripción del acuerdo, que fue socializado generando gran
acogida de la gente.”

Se destaca que la motivación está sustentada exclusivamente en la


declaración dada por la señora MARTHA FABIOLA FIGUEROA
FERNÁNDEZ, en la sesión del juicio Oral de 30 de junio de 2020,
records 2:31:05 y 2:36:29.

Tras la verificación del soporte probatorio, se observa que:

i. La señora MARTHA FABIOLA FIGUEROA FERNÁNDEZ no


rindió declaración en la sesión del 30 de junio de 2020.

ii. En esa fecha rindieron declaración ELEUTERIO GARCÍA


POVEDA y MARTHA MONTERO VARÓN.

iii. Los records señalan las posiciones 2:31:05 y 2:36:29, mientras


que la sesión del 30 de junio de 2020 solo tiene dos registros,
en el primero la grabación llega hasta la posición 3:00:39 y el
segundo hasta la posición 2:26:36.

iv. La señora MARTHA FABIOLA FIGUEROA FERNÁNDEZ rindió


declaración en las sesiones del 10 y 12 de septiembre de 2019,

62
ninguno de los 9 registros supera las 2 horas de duración.

Realizado el ejercicio integral de verificación a fin de evidenciar lo


efectivamente dicho por la testigo, la defensa constató que, en efecto,
ésta se refirió al tema en la sesión del 10 de septiembre de 2019, en la
cual afirmó lo siguiente:

“… se le entregó a la comunidad ciertamente que se le entregó a la


comunidad, pero o sea, de pronto no se le dijo que había, como es
que dice, que había, que la gente se había contagiado o sea que
ya la gente porque al escuchar las propuestas de él, de todo lo
que hablaba y decía pues la gente quedó impactada con él y
es la verdad, con el candidato por las propuestas que hacía …”54

Nótese que la testigo relaciona causalmente el “contagio” y la


motivación de la comunidad para votar por el candidato no con la
socialización del documento del 16 de octubre de 2011(Tierra
Prometida), sino con “las propuestas de él” y “de todo lo que hablaba y
decía”.

La defensa observa, con perplejidad, que la Sala de Primera Instancia


nuevamente tomó, como contenido cierto de la declaración, las
invocaciones que la Fiscal del caso hizo en el interrogatorio de una
entrevista obtenida en la fase de investigación y frente a la cual la
deponente corrigió su dicho. Resáltese, como se dijo en otra
oportunidad, la Fiscalía no empleó la técnica correcta para incorporar al
juicio, en debida forma, el fragmento de la versión anterior donde
supuestamente la testigo dio una versión contraria.

Frente a tal circunstancia, la valoración probatoria de la Sala de Primera


Instancia estaba circunscrita a lo efectivamente dicho por la testigo en
el juicio oral. Ésta no afirmó, como erradamente lo dice la motivación,
que el “contagio” o la motivación de la comunidad para votar tuviese

54 Cfr. Juicio oral. Sesión de 10 de septiembre de 2019. Record: 31:49

63
como origen o causa la socialización del documento del 16 de octubre
de 2011(Tierra Prometida) y menos aún que el procesado haya sido el
“único candidato que les aseguró el beneficio que buscaban”.

Ese error es trascendente porque con esa declaración el Juzgador


sustentó un aspecto esencial de la motivación respecto del tipo objetivo,
que al no verificarse en los elementos probatorios afecta
significativamente un aspecto esencial de la materialización del delito.

IV
LA NECESIDAD DE UNA SENTENCIA ABSOLUTORIA.

Los errores advertidos constituyen, a juicio de la bancada de la defensa,


motivo suficiente para que la Sala de Casación, en su calidad de juez
de segunda instancia, revoque la decisión y absuelva al procesado. No
obstante, la defensa estima necesario exponer, desde una perspectiva
integral, porque esa es la única decisión que procede en el presente
caso.

En primer lugar, es muy importante recordar que los hechos


investigados y juzgados en este proceso se refieren a la suscripción del
documento del 16 de octubre de 2011(Tierra Prometida) y su objeto es
determinar la responsabilidad del procesado respecto del delito de
corrupción del elector. Tanto la Fiscalía como la propia Sala de Primera
Instancia de la Corte Suprema de Justicia, así lo han reconocido en
varias oportunidades.

Este proceso ha estado permeado por cierta ambigüedad sobre la


condición de los ocupantes y testigos tanto de la Fiscalía como de la
defensa, de la que no escapó el fallo impugnado. A veces se les atribuye
la condición de violadores de la propiedad privada. Nótese que para la

64
Sala en el entendimiento y solución de este caso siempre está presente
el derecho a la propiedad privada. Por eso se ha dicho que algunas
consideraciones del fallo serían más pertinentes en una acción policiva
de amparo a la posesión por hechos perturbatorios, que en un proceso
penal por el delito de corrupción al elector. El juzgador, ni siquiera el
acusador, tornó en superlativo el derecho de propiedad y minimizó el
derecho de los desplazados. Insiste la defensa: obviamente el estado
debe amparar el derecho de la propiedad, pero cuando como en este
caso hay tensión de derechos, debe hacerse la ponderación que ya
había hecho, para entonces, la Alcaldía de Valledupar y los jueces
constitucionales.

De todos modos, siguiendo la propia argumentación de la Sala, debe


decirse que ciertamente los propietarios pueden hacer valer sus
derechos y que cuando haya perturbación procede el desalojo, pero,
como ocurrió en este caso, siempre condicionado a que el Estado a
través de sus entidades territoriales y nacionales les garanticen la
vivienda digna en otro lugar. Y justamente esto último es lo que no se
había cumplido para el momento de la suscripción del documento.

Recuérdese que cuando la Corte Constitucional levantó la suspensión


del desalojo, no lo hizo para que esta diligencia se cumpliera de modo
inmediato e incondicional, sino que esa orden estuvo atada a una serie
de condicionamientos, que aún están en espera de cumplimiento.

Volvamos sobre la ambigüedad, nótese cómo esas personas en sentir


de la Sala son unos victimarios, unos violadores del derecho a la
propiedad privada. En cambio, en otros apartes del fallo se destaca de
ellas su condición de vulnerabilidad extrema, ¡de las cuales se
aprovechó el candidato Monsalvo, para corromperlos electoralmente!
Lo cual es, por supuesto, absolutamente contraevidente.

65
Cuando la sala dice de los desplazados que su situación no las legitima
para que en procura de solucionar su derecho a la vivienda violenten la
propiedad privada de otra persona, hace una muy grave afirmación.
Ojalá se trate de un simple lapsus y no sea ese el verdadero.

La realidad que cuenta este proceso es muy distinta. Son centenares


de familias, muchas de ellas desplazadas por la violencia política, que
se ven obligadas a la invasión de varios terrenos en el municipio de
Valledupar (como ocurrió y ocurre infortunadamente en el resto del
país). Son víctimas de este conflicto que ha desangrado a mas no poder
a Colombia. Su penoso trasegar los enseñó a defender sus derechos.
La sentencia T-025 de 2004 que frente a los desplazados declaró el
estado de cosas inconstitucional, cuenta no solo la tragedia del
desarraigo forzado, sino de la tenaz lucha de las familias desplazadas,
especialmente de las mujeres.

En la vista pública se escucharon los testimonios de don ELEUTERIO


GARCÍA POVEDA y doña MARTHA MONTERO VARÓN quienes
narraron sin adornos, con la sencillez de campesinos curtidos en las
penurias, la triste historia de los desplazados, en este caso por los
paramilitares. Desterrados de sus lares, de sus tierras, de su hogar, de
su familia, con sus vidas en peligro se fueron a vivir a Valledupar, debajo
de un palo de mango. Entonces supieron de la invasión. Tal sería la
precariedad de sus condiciones, que prefirieron ir a “Tierra Prometida”,
lugar inhóspito, peligroso, sin servicios públicos, que no llenaban ni
remotamente las condiciones exigidas para considerarse una vivienda
digna. Entonces, ¿Qué debían hacer doña Martha y don Eleuterio, para
respetar a toda costa el derecho de propiedad? Al parecer, nada, solo
morirse a la intemperie.

Los desplazados (en su inmensa mayoría) no invaden porque ese sea


su pasatiempo favorito, o por maldad, lo hacen por necesidad. No

66
reconocerlo sería tanto como causar grave afrenta a millones de
compatriotas que han pasado por un suplicio francamente inhumano.
Obviamente, también les caben los calificativos de vulnerables,
desprotegidos, marginados y necesitados y la de informados,
diligentes, luchadores y persistentes.

Solo en ese contexto se debe comprender la relación surgida entre el


candidato y las comunidades de desplazados por aquellos días de
octubre de 2011. Ellos buscaron a los candidatos a los gobiernos locales
para comprometerlos con su causa, para comprometerlos a que se
respeten los derechos por los que venían dando una dilatada lucha
jurídica y que finalmente les fueron protegidos. Fundamentalmente, el
derecho a una vivienda digna y el derecho a no ser desalojados
mientras el primero no fuera satisfecho. Eso fue ni más ni menos lo que
ellos plasmaron en ese sencillo y quizá mal hilvanado escrito y por eso
ellos buscaron al candidato.

Todo esto parece tan lógico y coherente que uno se admira de ver cómo
en este asunto, ¡y por estos hechos! haya una persona condenada a
más de 5 años de prisión, amén de la inhabilidad permanente y de otras
penas accesorias, con todas las ingentes aflicciones que eso entraña
para esa persona y los suyos.

No es posible sostener razonablemente que el señor MONSALVO


GNECCO coartó a los miembros de la comunidad el derecho a elegir
libremente en las elecciones de 2011. No, fundamentalmente, porque el
documento no establece ningún tipo de condicionamiento, menos de
tipo electoral. Es absolutamente inocuo, jurídicamente irrelevante,
reiterativo si se quiere, solo demostrativo de un anhelo de los ocupantes
de conservar lo que ya habían conseguido administrativa y
judicialmente, como ya se demostró con suficiencia en el primer
capítulo. En ese orden de razonamiento, decir, por ejemplo, que este

67
caso cuenta la historia de un astuto e inmoral candidato que persigue a
unos incautos y vulnerables para corromperlos ofreciéndoles gajes
personales a cambio de su voto, sería un desatino tan inmenso como
injusto.

Se ha demostrado hasta la saciedad que el derecho a permanecer


quieta y pasivamente no estaba siendo creado y ofrecido por el
procesado al firmar el documento. Ese derecho había sido reconocido
por la alcaldía de Valledupar y por los jueces constitucionales. El
candidato y ahora condenado, nunca se comprometió a desconocer el
derecho de dominio del dueño de “Tierra Prometida”, tampoco a
auspiciar la ocupación indefinida e incondicional del fundo. A nada de
eso. Si se sostiene lo contrario, la defensa y el elemental sentido de
justicia reclaman que se precise, en que se sostendría tan absurda
afirmación.

Dice la Sala de Primera Instancia que la controversia debía ser dirimida


en el proceso policivo al que solo le hacía falta el desalojo. Ese
pequeño detalle. Ese minúsculo ornamento. Esa nimiedad. Casi nada.
Además, no se detiene a considerar la Sala que hacía falta el desalojo,
no por incuria o renuencia del Inspector de Policía, sino porque la
autoridad constitucional, lo había suspendido. Es muy posible que los
ocupantes tuvieran para entonces temores o al menos incertidumbre
acerca de que sus derechos, obtenidos en franca y legítima lid, les
fueran arbitrariamente desconocidos. Por eso buscaron a los
candidatos que, seguramente por su programa político, pudieran apoyar
su causa. Eso, claro está, no puede ser objeto de censura. Y quien los
escuche con oídos receptivos y se interese en el respeto de sus
derechos, tampoco, menos a título penal. Considerar que MONSALVO
GNECCO en este entorno de hechos, cometió el delito de corrupción al
sufragante, no es sensato, no es jurídico, no es justo.

68
Parece que no advierte que esa suspensión hace parte fundamental de
las decisiones que protegían los derechos a una vivienda digna de los
accionantes. Por otra parte, simplemente desatiende lo restante del
documento, que alude precisamente al derecho a la vivienda y a las
decisiones de los jueces en esa materia. Era carga de la Sala de
Primera Instancia demostrar, sin resquicio de duda, que el señor
Monsalvo ofreció una dádiva con el contenido jurídico penal exacto,
para las graves consecuencias punitivas que conlleva el delito de
corrupción al sufragante. Pero en lugar de hacerlo, simplemente a ese
comportamiento le adhiere el título de dádiva, sustituyendo el concepto
por el de promesa ilícita, sin dar razones convincentes de esa gravísima
afirmación. Al contrario, la defensa ha demostrado sin hesitación que se
trataba llanamente del reconocimiento de un hecho, ya declarado por
vía de acción constitucional.

Se insiste, jamás se trató de un pacto corruptor, con gabelas


personales. Nótese que los firmantes del documento dicen actuar en
nombre de toda la comunidad. Cuando un candidato hace propuestas
generales a los electores, cuando estos obtienen de aquel su
compromiso, porque coinciden las necesidades de unos y el programa
de otro, se está ante un acto puramente político de unos y otros, jamás
ante un acto de corrupción de las dos partes.

Atrás quedaron los tiempos en el que los electores tomaban sus


decisiones irreflexivamente, movidos por pasiones, sectarismos o
fanatismo, sin consideración al programa político del candidato, si es
que lo tenía. Ahora no solo se puede, sino que se debe tener, presentar
y difundir su programa. Los candidatos hacen compromisos a los
electores. Algunos ofrecen escribirlos en mármol. Como lo recuerda el
fallo, La Ley 131 de 1994 consagró el voto programático, mecanismo
que obliga a los candidatos a cargos de elección popular a cumplir sus

69
propuestas de campaña. Entonces, ¿en dónde está la ilegalidad del
pacto? ¿en dónde la dádiva corruptora?

Hay algo que no encaja en la lógica del fallo condenatorio. El elemental


sentido común enseña que, en casi todos los delitos, salvo algunos
como los llamados pasionales o en los de dolo de ímpetu, el autor
procede al amparo de la soledad, la sombra y el sigilo. Sobre todo, en
este tipo de delitos, que quien planea y ejecuta la conducta obra con
cuidado extremo. El corruptor al elector procede generalmente por
mano ajena, no es visible, no se muestra, se cubre, se esconde, no se
compromete, determina con suma cautela.

Entonces, si el escrito referido en verdad fuera el contenedor de una


dádiva punible, no es lógico, en absoluto, que, con plena conciencia de
la trascendencia criminal de su acto, el procesado lo haya firmado y
además lo haya hecho en presencia de un público que estaba muy
atento al desarrollo de los hechos y ante las cámaras que filmaban el
acto proselitista. Así no se hacen los pactos corruptores.

Actuar de esa manera solo se explicaría en un estúpido, es decir quien


actúa con torpeza notable en comprender las cosas, según el DRAE, o
en un inocente. El doctor Monsalve, obviamente, no pertenece a la
primera categoría y así lo indican su brillante hoja de vida y servicio. Sí
en cambio a la segunda, porque es inocente. Manifestó su entusiasmo
en al firmar y exhibir públicamente el documento, porque este coincidía
con su programa político, porque carece de cualquier contenido
equivocado y mucho menos delictual.

Pertinentes son estas consideraciones de la Sala de Casación Penal de


la Corte Suprema de Justicia:

“YLF en los términos indicados, en modo alguno logra adecuarse


al tipo penal de Corrupción de sufragante, pues, en primer lugar,
70
de su intervención, registrada en video, no se advierte que
prometiera dádivas a los allí asistentes a cambio de depositar su
voto en favor de aquella; simplemente, como bien lo explica, hizo
mención de algunas obras y proyectos cuya gestión como
Parlamentario adelantaba a favor de la población huilense,
denotando que serán más ágiles si su copartidaria lograba el
referido cargo de elección popular, sin que ello, per se, confiera
visos de ilegalidad a su alocución, pues, como ya lo ha decantado
la Sala, es lógico que en sus campañas los políticos propongan a
la comunidad satisfacer sus necesidades, a través de proyectos
de infraestructura que solo podrían llevarse a cabo si ellos o
quienes respaldan son elegidos.

“Más bien, tal obrar del investigado se asimila a válidas estrategias


electorales para granjearse el afecto y la gratitud de los votantes,
lo cual, probablemente, podría verse reflejado en los resultados de
las urnas; lo que -dicho sea de paso- aquí no aconteció, pues la
aludida candidata fue derrotada en el escenario electivo.

“En este caso, es evidente que no hubo condicionamiento alguno a


la emisión del voto, no se engañó a los asistentes y tampoco fueron
sometidos a coacción o a compromisos indebidos que coartaran su
derecho a elegir libremente, por lo que, en esas condiciones, el
actuar del aquí investigado, traducido en una conducta socialmente
permitida, es irrelevante en materia penal.

[…]

“Aunado a lo expuesto, no pasa desapercibido para la Corte que


dicha reunión se llevó a cabo, de acuerdo a lo indicado por el
versionista y según se indica en el aludido registro audiovisual, casi
cinco (5) meses antes de la elección, lo que desdice a las
actividades propias de la ejecución delito que se analiza,
caracterizado por su realización coetánea con los comicios, en el
lugar donde la persona ejerce su derecho al voto y, normalmente,
mediando un pago posterior a su emisión; lo anterior porque,
conforme a los dictados de la experiencia común, quien corrompe
al elector se asegura primero de que la persona vote, y luego paga
por ello

“En suma, de las pesquisas hasta ahora adelantadas, no se


vislumbra la comisión de ninguna conducta punible por parte del
investigado LP, considerando la Sala que los cargos que se le
enrostran, supuestamente lesivos de los mecanismos de
participación democrática, no tienen fundamento probatorio alguno
que respalden su veracidad, careciendo, por tanto, de la fuerza
persuasiva que amerite proseguir con la presente averiguación, lo

71
que de suyo conllevaría a un desgaste inútil de la administración de
justicia.

“Lo indicado, al tenor de lo normado en el artículo 327 del Código


de ritos penales de 2000, compele a la Sala, sobre la base de la
inexistencia de la conducta investigada, proferir decisión inhibitoria
a favor del investigado, tal y como se dispondrá en la parte
resolutiva de esta decisión». (R. 48326, 01-09-17)

También esta otra:

“Sin embargo, en la medida en que no se condicione la entrega del


regalo a la emisión del voto, o que no se engañe a los invitados ni
se les somete a coacción o compromisos indebidos que coarten el
derecho a elegir libremente los candidatos o movimientos de su
preferencia, resultan siendo conductas socialmente permitidas,
refractarias a escrutinios de tipo penal”. (R. 360733, 06-07-16)

Y finalmente esta otra:

«El supuesto accionar no se compagina con el modus operandi


naturalmente asociado a la especie delictiva referida por el quejoso,
en tanto ella se caracteriza por su ocurrencia coetánea con la fecha
en que se llevan a cabo los comicios, en el lugar donde la persona
va a ejercer su derecho al voto y, normalmente, a través del pago
posterior a su emisión, como acciones básicas para asegurar el
designio criminal.

Lo anterior porque, conforme a los dictados de la experiencia


común, quien corrompe al elector se asegura primero de que la
persona vote, y luego paga por ello.

Además, quien normalmente se encarga de esas labores también


se ocupa de movilizar a los sufragantes hasta sus puestos de
votación» (R. 37510, 15-01-13)

Como ya se advirtió, nada de este patrón de comportamiento ocurrió en


el caso que ahora se examina.

El señor MONSALVO GNECCO, nunca ofreció una dádiva, nunca


condicionó la voluntad de los electores a nada, nunca hizo

72
empadronamiento, ni seguimientos, ni vigilancia a los electores, como
el proceso lo evidencia y como se ha demostrado hasta la saciedad en
el curso de esta alegación. Su proceder, fue correcto, diáfano. Por
eso merece su absolución.

CARGO SUBSIDIARIO

La bancada de la defensa tiene la plena convicción de que con lo


expuesto en el cargo principal es suficiente para que la Sala de
Casación revoque el fallo condenatorio y, en consecuencia, dicte un
fallo absolutorio por atipicidad de la conducta, debido a la inexistencia
de una promesa ilícita, constitutiva de una dádiva corruptora, como
erradamente lo afirmó el a quo.

Sin embargo, no puede pasar por alto el pronunciamiento oficioso que


sobre el error de tipo realizó el juzgador. Si bien la defensa no expuso
esa circunstancia en los alegatos de apertura y de cierre, está
legitimada para exponer su configuración, como cargo subsidiario del
recurso de apelación porque, por un lado, ese aspecto fue abordado por
el fallo impugnado, respecto del cual se advierten notorios y, por otro, la
jurisprudencia faculta a los jueces para pronunciarse cuando los
elementos materiales probatorios y evidencia física demuestren la
ausencia de dolo por error de tipo invencible (art. 32-10 del Código
Penal)55.

Adicionalmente, no existe incompatibilidad alguna entre la sustentación


de la apelación con fundamento en la atipicidad de la conducta debido
a la inexistencia de la dádiva corruptora, con la exposición subsidiaria
de que el procesado obró con error invencible de que no concurría en
su conducta un hecho constitutivo de la descripción típica, en éste caso,

55 CSJ AP, 20 feb 2019, rad. 50077, AP554-2019

73
de la dádiva. En tal sentido, la subsidiaridad se explica solamente en el
supuesto hipotético de que la Sala de Casación de la Corte estime que
la conducta es típica, entonces la solución del asunto debería darse en
el plano subjetivo por error.

Para la sustentación del cargo subsidiario, se reseñarán las


consideraciones expuestas por la Sala de Primera Instancia para
descartar la configuración de un error de tipo (I); se rebatirán de, manera
precisa, tales consideraciones (II) y, finalmente, se sustentará porque
en el presente caso el error de tipo se encuentra acreditado (III).

I
LAS CONSIDERACIONES DEL FALLO SOBRE EL ERROR DE TIPO

El fallo descartó la configuración de un error de tipo con fundamento en


las siguientes motivaciones:

“En este caso, es incontrovertible que la determinación de LUIS


ALBERTO MONSALVO GNECCO de prometer el mantener
«quieta y pasiva» a los invasores en un predio de propiedad
privada, excluye tal yerro en cuanto no se necesita estudios
especializados para saber que tal derecho se encuentra protegido
en la Carta Política, por lo que ese simple hecho le impedía realizar
este tipo de acuerdos. Por principio general la ley se presume
conocida por todos los asociados, máxime cuando cualquiera
entiende que frente a un predio invadido existen acciones legales
que buscan la restitución de la tenencia.

Ahora, ninguna dificultad asistía al procesado como político


experimentado y con educación superior para tener dicho
conocimiento, no era novel en esas lides, amén de que cualquier
ciudadano común y corriente tiene claro que se debe respetar la
propiedad ajena, para ejemplo ELEUTERIO GARCÍA POVEDA,
albañil de profesión, con grado de instrucción de quinto de
bachillerato, reconoció sin ambages el derecho ajeno del terreno.

Cualquier ciudadano, sin necesidad de ser abogado, es consciente


que la propiedad privada es un derecho cardinal en el sistema

74
jurídico, preservado en la Carta Política, el cual no se puede
violentar.”56

Destaquemos los aspectos más relevantes:

a) No se necesitan estudios especializados para saber que el


derecho a la propiedad privada se encuentra protegido en la Carta
Política.

b) Por principio general la ley se presume conocida por todos los


asociados, máxime cuando cualquiera entiende que frente a un
predio invadido existen acciones legales que buscan la restitución
de la tenencia.

c) No le asistía ninguna dificultad al procesado, por su condición de


político experimentado y con educación superior, para reconocer el
derecho ajeno del terreno, como no le resultó difícil al señor
ELEUTERIO GARCÍA POVEDA dada su escasa formación
académica.

d) Cualquier ciudadano, sin ser abogado, es consciente de que la


propiedad privada es un derecho cardinal en el sistema jurídico.

Valga aquí hacer una observación relevante, cualquier persona


entendida o no en derecho penal que lea sólo las páginas 61 a 62 del
fallo impugnado podría quedarse con la impresión, no sin razón, de que
el señor LUIS ALBERTO MONSALVO GNECCO fue imputado,
acusado, juzgado y condenado por un delito contra el patrimonio
privado.

56 Página 61 a 62

75
II
REFUTACIÓN DE LAS CONSIDERACIONES SOBRE EL ERROR DE
TIPO.

Este capítulo contendrá dos acápites. En el primero se abordarán las


premisas normativas empleadas para resolver el problema jurídico y, en
el segundo, los errores de valoración probatoria que llevaron a la Sala
de Primera Instancia a descartar la configuración de un error de tipo.

2.1. Errores relacionados con las premisas normativas.

La Sala acudió al precedente CSJ SP135-2014, rad. 35113 para fijar las
premisas normativas del caso, en cuya cita no hay incorrección alguna,
sin embargo, sostuvo que el “Yerro que implica un problema sobre la
comprensión en relación con los hechos constitutivos de la conducta
punible, que debe ser inevitable, esto es, que el agente no pueda
superar el error en que se encuentra.” (Resalta la defensa).

En criterio de la defensa, la Sala erró al determinar la premisa normativa


que habría de emplearse parar resolver el caso concreto, dado que el
precedente citado ni el numeral 10 artículo 32 de la Ley 599 de 2000,
exigen para la presencia de un error de tipo que éste deba ser
“inevitable”.

Esa causal de ausencia de responsabilidad, según la jurisprudencia,


contempla dos tipos de errores, el invencible y el vencible, como se
reseña a continuación:

“El error de tipo invencible es la errada interpretación que no le


era exigible al autor superar, o en otros términos, que ni aún
actuando en forma diligente y cuidadosa habría podido llegar a otra
conclusión, esto es, que el error invencible no depende de culpa o

76
negligencia. Y, el error de tipo vencible es aquella falsa
representación que el autor había podido evitar o superar si hubiere
podido colocar el esfuerzo, el ejercicio representativo a su alcance
y que le era exigible, es decir, el error que le era dado superar
atendiendo a las condiciones de conocimiento, oportunidad y
demás circunstancias temporo-espaciales que rodearon el
hecho.”57

Correspondía al juzgador evaluar la ocurrencia de algunos de los dos


tipos de errores, no si éste era, únicamente, “inevitable”.

Nótese, la motivación expuesta en el fallo impugnado para descartar el


error “inevitable” deja abierta, como posibilidad, la existencia de un error
vencible, dado que se reprocha al procesado ser un “político
experimentado y con educación superior”, aspecto que no es irrelevante
porque la constatación de un error vencible “… conduciría a tener que
declarar la atipicidad subjetiva por ausencia de dolo en la ejecución de
una conducta delictiva que no admite modalidad culposa”58.

Pero, esa no es la única censura, la Sala de Primera Instancia también


omitió evaluar el caso de conformidad con la estructura del delito
imputado al procesado, tal y como lo ha hecho la jurisprudencia en otros
casos, como en los de prevaricato por acción59 y la falsedad ideológica
en documento público60, por poner solo dos ejemplos. De haberlo
hecho, habría advertido que la tipicidad subjetiva del delito de
corrupción de sufragante está referida un dolo en específico, cuyo
objeto es la afectación del bien jurídico de los mecanismos de
participación democrática, no la propiedad privada ni el debido proceso.

En concordancia, la verificación del error debía estar circunscrita al


aspecto cognoscitivo de los elementos estructurales del tipo penal

57 CSJ AP 10 abr 2013, rad. 36579


58 CSJ AP 02 abr 2012, Rad. 37518
59 CSJ AP 15 feb 2012, rad. 36346
60 CSJ AP 30 ene 2013, rad. 40336

77
correspondiente, como también lo señala la jurisprudencia sobre la
materia61. En el caso concreto, a los elementos objetivos del tipo penal
de corrupción de su fragante sobre los que giró el debate probatorio,
esto es, a la “promesa” y a la “dádiva”.

En síntesis, el fallo impugnado, no realizó la evaluación correcta, de


conformidad con la causal de ausencia de responsabilidad del No. 10 el
artículo 32 de la Ley 599 de 2000 y la jurisprudencia sobre la materia,
esto es, tomar en consideración los elementos estructurales del tipo
penal y evaluar la ocurrencia de un error invencible o vencible, según la
circunstancia fáctica.

2.2. Los errores de valoración probatoria.

A fin de la brevedad y precisión, la sustentación de los errores de


valoración probatoria respecto de la tipicidad subjetiva se apoyará en el
trabajo de verificación y análisis probatorio realizada en el capítulo
segundo del cargo principal, para lo cual se reseñarán los presupuestos
probatorios del fallo impugnado y se expondrá una síntesis de los
errores de apreciación probatoria.

2.2.1. Para la fecha en que el procesado y la comunidad de Tierra


Prometida suscribieron el documento del 16 de octubre de 2011, estaba
en curso un proceso policivo, en el marco del cual existía una orden de
un “Inminente desalojo”

Error de apreciación probatoria:

Cuando el procesado suscribió el documento del 16 de octubre de 2011,


los procesos policivos estaban suspendidos por virtud de la Resolución

61CSJ AP 06 may 2020, rad. 56235; AP 20 feb 2019, rad. 50077, AP554-2019 y AP 22 ago 2016,
rad. 502904, AP5404-2016.

78
No. 00085 del 4 de abril de 2011 y las decisiones de tutela del 14 de
abril de 2011 y 1 de junio de 2011, dictadas respectivamente por el
Juzgado Segundo Civil del Circuito de Valledupar y la Sala Civil Familia
Laboral del Tribunal Superior de Valledupar.

2.2.2. Las comunidades invasoras, no solo la de “Tierra Prometida”,


comunicaron al procesado sus necesidades más apremiantes, entre
ellas, la urgencia de parar un “inminente desalojo”.

Error de apreciación probatoria:

Ninguno de los testigos de la comunidad, en su declaración en juicio o


en algún otro documento surgido de la investigación de la Fiscalía o de
los actos de defensa, afirmó que ellos hubiesen comunicado al
candidato la existencia de un desalojo inminente

2.2.3. El procesado hizo un ofrecimiento ilegal62, encaminado a


mantener “quieta y pasivamente” a los ocupantes de las invasiones
ilegales en los predios de particulares, lo cual configuró “una promesa
de dádiva que afectó la autonomía del elector”.

Errores de apreciación probatoria:

i) De la lectura del documento del 16 de octubre de 2011, no se infiere


directa o indirectamente, que el procesado se hubiese comprometido a
interferir en el proceso policivo. Tampoco que él haya promovido los
asentamientos ilegales.

ii) Ninguno de los testigos de cargo o de descargo refirió que el


procesado se hubiese comprometido a interferir en el proceso policivo

62 Página 47.

79
o que la comunidad le haya hecho tal solicitud. Tampoco que el
procesado les haya incitado a ocupar ilegalmente propiedades de
particulares.

2.2.4. El procesado no fue asaltado en su buena fe, dado que tenía


pleno conocimiento de la promesa ilícita contenida en el documento del
16 de octubre de 2011(Tierra Prometida), debido a que el documento
fue suscrito en su sede de campaña. Esa circunstancia se corrobora,
además, por la existencia de un “modus operandi” en el trámite de ese
y otro documento similar.

Errores de apreciación probatoria:

i) Ninguno de los testigos invocados en el fallo afirmó que el documento


se hubiese firmado en la sede de campaña.

ii) La Sala de Juzgamiento da por probada la existencia de un “modus


operandi” a partir de solo dos casos y sobre la base de coincidencias no
relevantes, obviando las diferencias también acreditadas en el
expediente.

2.2.5. El “propósito perseguido con la suscripción del documento no fue


otro que evitar el desalojo”. Esa circunstancia se corrobora además con
la reclamación posterior a las elecciones, donde las comunidades
exhibieron el documento.

Errores de apreciación probatoria:

i) Ninguno de los testigos señaló que el propósito perseguido con la


suscripción del documento del 16 de octubre de 2011 (Tierra Prometida)
fuese, simplemente y llanamente, el de evitar el desalojo, puesto que el
verdadero propósito era obtener una vivienda digna.

80
ii) Ninguno de los testigos refirió que la marcha realizada por los líderes
de las comunidades Tierra Prometida y Emanuel a las instalaciones de
la gobernación tenía como fin exigir el cumplimiento de los pactos
firmados por el procesado de mantenerles “quieta y pasivamente”.

2.2.6. Finalmente, la promesa contenida en el documento del 16 de


octubre de 2011(Tierra Prometida) era idónea para inclinar la voluntad
de la población a favor del acusado, porque era “el único candidato que
les aseguró el beneficio que buscaban”.

Error de apreciación probatoria:

La única testigo en que se basa esa afirmación no afirmó, como


erradamente lo dice la motivación, que el “contagio” o la motivación de
la comunidad para votar tuviese como origen o causa la socialización
del documento del 16 de octubre de 2011(Tierra Prometida) y menos
aún que el procesado haya sido el “único candidato que les aseguró el
beneficio que buscaban”.

En síntesis, en lo que a los elementos probatorios relacionados con la


tipicidad subjetiva concierne, no está probado que el documento del 16
de octubre de 2011 se haya firmado en la sede de campaña del
candidato, por lo que subsiste la tesis de la defensa de que el
documento fue firmado en el contexto de una actividad de campaña
electoral; tampoco está probado que algún miembro de la comunidad
haya comunicado al procesado que la inminencia de un desalojo era el
motivo para la elaboración y firma del documento y lo más importante,
que el compromiso de votar por él tuviese como causa esa supuesta
situación de apremio. En esa misma dirección, no está probado que
alguno de los firmantes o un tercero, hubiesen comunicado o prevenido
al candidato de que la promesa de dejarles “quieta y pasivamente”,

81
conforme a los fallos de tutela y a la incorporación en programas de
vivienda en el plan de desarrollo departamental constituyese una dádiva
corruptora, capaz de afectar el debido proceso y el derecho a la
propiedad privada o, como lo afirma el fallo, esa actividad electoral
tuviese el sentido y alcance de una promesa ilícita.

III
ACREDITACIÓN DEL ERROR DE TIPO

Si se evalúa el problema jurídico con objetividad y conforme a las


probanzas debidamente incorporadas al juicio, sobran razones para
tener por cierto que LUIS ALBERTO MONSALVO GNECCO firmó el
documento del 16 de octubre de 2011 con algunos líderes de la
comunidad de “Tierra Prometida” con un conocimiento defectuoso
respecto de los elementos del tipo penal de corrupción al sufragante
sobre los que giró el debate probatorio: “promesa” y “dádiva”. El
procesado estaba convencido de que hacía una promesa de campaña
que no constituía una dádiva corruptora, en tanto se comprometió a
cumplir unos fallos de tutela y a darle prioridad, en su programa de
gobierno, a la problemática de vivienda de la población desplazada
asentada en terrenos de invasión.

Habría que hacer un ejercicio de imaginación malevolente para suponer


que, esa conducta, espontánea y de buena fe, llevaba oculto el
conocimiento de que lo ofrecido era otra cosa; entorpecer un proceso
policivo que, era de conocimiento público, se encontraba suspendido
por orden de las autoridades competentes y, de paso, dejar a los
invasores indefinidamente en la propiedad privada, pese a las
condiciones de indignidad en las que éstos se encontraban.

Los elementos probatorios empleados por la Sala de Primera Instancia


en manera alguna confirman esa hipótesis. Nótese que el fallo, ante esa

82
deficiencia probatoria, desplazó el problema del campo de lo fáctico a
las arenas movedizas de lo normativo. En lugar de determinar si el
procesado tenía un conocimiento defectuoso, vencible o invencible,
respecto de un elemento de carácter fáctico – descriptivo, como lo es la
“dádiva”, le reprochó su conocimiento del derecho constitucional y del
respeto por la propiedad privada, dado que ya no se trataba de una
dádiva sino de una promesa ilegal.

En ese campo ocurre una paradoja interesante, la Sala de Primera


Instancia atribuye al procesado la claridad y el conocimiento jurídico que
la Alcaldía de Valledupar, con su oficina jurídica especializada, y los
jueces constitucionales de tutela, no tuvieron en su momento. Estos
juristas de formación, profesión y ocupación, al justificar y ordenar la
suspensión del proceso policivo y del desalojo, de forma indefinida
otorgaron protección constitucional a las comunidades desplazadas que
consistía en mantenerlos en los terrenos invadidos hasta que se les
proveyera una solución digna de vivienda. Razones tenía el procesado
para obrar con la convicción invencible de que la promesa no constituía
una dádiva corruptora.

Las circunstancias de la conducta contribuyen a comprender el grado


de convencimiento errado que tenía el procesado de que no estaba
actualizando un elemento objetivo del tipo penal por el cual fue acusado,
porque: a) firmó el documento en el cual quedó registrada la promesa;
b) No existe un solo indicio de que haya intentado destruir o ocultar esos
elementos. Incluso, la defensa pudo recuperar algunos registros
fílmicos de actos de campaña en esas comunidades y, c) Nunca negó
el compromiso político que adquirió con esas comunidades.

Basta lo anterior, para sostener que el procesado obró con error


invencible de que no concurrió en su conducta un hecho constitutivo de
la descripción típica prevista en el artículo 390 del Código Penal, es

83
decir, que al suscribir el documento del 16 de octubre de 2011, en un
acto de campaña, actuó bajo una representación equivocada de la
realidad, puesto que estaba convencido de que no ofrecía una dádiva.

No obstante, en caso de que el ad quem, determine que el error está


acreditado, pero que éste no era invencible, sino vencible, se solicita
igualmente dar aplicación a la última hipótesis del No. 10 del artículo 32
del Código Penal, de conformidad con la cual, “si el error fuere vencible
la conducta será punible cuando la ley la hubiere previsto como
culposa”, en concordancia con la jurisprudencia sobre la materia, en la
cual se ha dicho, que frente a esos eventos lo procedente es “declarar
la atipicidad subjetiva por ausencia de dolo en la ejecución de una
conducta delictiva que no admite modalidad culposa”63.

PETICIÓN

Cumplida la carga argumentativa que correspondía a la defensa, se


impone la absolución de LUIS ALBERTO MONSALVO GNECCO de la
acusación del delito de corrupción al sufragante, por lo que
respetuosamente solicito a la Sala de Casación Penal, en su calidad de
juez de segunda instancia, revocar la sentencia proferida, el 24 de julio
de 2020, por la Sala de Primera Instancia de la Corte Suprema de
Justicia dentro del presente radicado para que, en consecuencia,
proceda a dictar un fallo absolutorio.

De forma subsidiaria, solicito se revoque la sentencia impugnada y se


dicte un fallo absolutorio con fundamento en la atipicidad subjetiva por
ausencia de dolo, debido a la configuración de un error de tipo.

63CSJ AP 02 may 2012, rad. 37518; SP 16 jul 2014, rad. 37462, SP9225-2014 y AP 29 ene 2020,
rad. 55753, AP242-2020, entre otras.

84
Notificaciones

Las recibiré en:

Edificio Centro Ejecutivo, Oficina 511, carrera 10 #96-25. Bogotá, correo


electrónico alfesac@hotmail.com y número telefónico 320 855 6731.

De los señores Magistrados,

Alejandro Felipe Sánchez Cerón


C.C. No. 12.749.167
T.P. No. 120.251 del CSJ.

85

También podría gustarte