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Distorsiones cognitivas más comunes en los padres

1. Lectura del pensamiento, pensar mal. Suponer sin pruebas lo que piensa el otro.
Ejemplos:
- “Lo hace a propósito o para fastidiarme”
- “Sólo quiere llevarme la contraria”.

2. Los deberías que nos imponemos nosotros y los que les imponemos a los hijos. Son reglas rígidas y
exigentes.

Ejemplos:
- “Debería jugar más tiempo o compartir más tiempo con él/ella”
- “Debería saber hacer ya los deberes con la edad que tiene” o “debería no perder los nervios”.

Si el “debería” va dirigido hacia sí mismo, la consecuencia emocional de esto, es la culpa; y si va dirigido


hacia el niño, genera enfados y mucha ira. Si cambiamos ese debería por un me gustaría ya notamos un
cambio en eso que nos decimos. ¿Qué podemos hacer ante ese pensamiento? Podemos cambiar el
debería por gustaría. No es lo mismo decirnos “debería no perder los nervios” y sentirte culpable, por
“me gustaría no perder los nervios” ahí sí que dejamos abierta la opción de aceptación, compromiso y
cambio. Y así podemos parar y valorar si tan grave es el error que cometo. Pensamiento alternativo: “Me
gustaría no perder los nervios, todavía no lo he conseguido, pero estoy en ello”.

3. Generalización excesiva. Pensar que algo que ha sucedido puntualmente, va a ocurrir siempre. Es muy
común entre padres escuchar: “le doy la mano y me coge el brazo”. “No puedo decirle que sí porque sino
ya estoy perdido”. “Si cedo una vez, ya le voy a tener que dejar siempre”. Piensas que una vez le permitiste
algo determinado y que ya luego va a ser imposible decirle que no. Esto es un error. Puedes decirle de
nuevo en cualquier momento que no. ¡Prueba! ¿Qué es mejor estar fastidiado y no dejarle nunca a algo
por lo que pueda venir después? ¿Seguir siendo tan exigente? O explicándole y dándole razonamientos
adecuados ¿hacer una excepción que permita estar relajados a todos? ¿Por qué generalizar por una
excepción que hacemos un día? Pensamiento alternativo: “Porque le deje una vez no significa que le
tenga que dejar siempre”.

4. Pensamiento polarizado. “A nada de lo que le digo me hace caso. Todo mi esfuerzo y para nada”. Dos
cosas:
Primero: ¿De verdad que a nada? Mira hacia atrás en el tiempo y fíjate en cuantos momentos te obedece,
igual no justo en lo que precisamente quieres que te obedezca, pero seguro que lo ha hecho en otras
muchas ocasiones. Es imposible que nunca. ¿No crees? y ¿De verdad que no has conseguido nada con
tu esfuerzo y sacrificio?
Segundo: Igual no es una cuestión de obediencia, pregúntate ¿En qué cosas quiere que te obedezca y no
lo hace? ¿Será en cosas que opinas distinto? ¿O porque le da pereza? ¿De verdad que lo que quieres es
que continuamente te esté obedeciendo? ¿A ti te gusta estar siempre obedeciendo? ¿Tienes derecho a
expresar tus necesidades y deseos, correcto? Pues ellos igual; piensa que están en proceso de
aprendizaje que habrá días mejores y peores. Deja que expresen sus necesidades reales, sus gustos,
preferencias, sus negativas. Escúchales. Desde la comunicación hazle ver sus responsabilidades y que
se hagan responsables con una motivación interna. Todo esto no se consigue de un día para otro. Pero
por supuesto que, para conseguirlo, tienen que haber días de desobediencia. Pensamiento alternativo:
“En esta ocasión no me quiere hacer caso, pero otras muchas veces lo ha hecho, voy a escuchar sus
razones”.

5. Descalificando lo positivo, esta es muy común. Tenemos la manía de dejar pasar los comportamientos
positivos. No tenemos en cuenta lo bueno que sucede. Lo bueno lo vemos como lo “normal”. Pasa algo
bueno y no le damos importancia. Imagina la situación de que recoge su cuarto y hace su cama y
pensamos “Es su obligación” o saca buenas notas y pensamos “Que suerte ha tenido “o “Seguro que el
examen era fácil”. Pensamiento alternativo: “Es responsable” y “se ha esforzado durante el examen”.

https://psentidos.com/5-distorsiones-cognitivas-que-tienen-en-comun-los-padres/

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