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La génesis del Deporte en las Public School inglesas

Entender al deporte como una práctica, nos permite estudiarlo desde la


experiencia de pensamiento que habilitó esa forma que se instala en las
sociedades hacendadas inglesas entre los siglos XVIII y XIX. Estas prácticas
asociadas al “empuje civilizador” que las clases terratenientes inglesas reciben en
el Parlamento, operan como un atenuante de la violencia que imperaba en los
pasatiempos de la Gentry, un grupo humano que contaba con algunas
particularidades. La Gentry era una clase social de origen rural en ascenso, con
buena educación y poseedora de tierras, más no contaba con títulos de nobleza,
cuestión que les permite otro tipo de relación con su cuerpo: sus pasatiempos
implicaban un alto grado de compromiso corporal, caracterizados por una extrema
rudeza y el uso de diferentes elementos. Esto, sumado a su condición de
poseedor de tierras que le permitió, al menos en Inglaterra, participar activamente
del Parlamento, adoptando como forma de resolución de conflictos el diálogo
pacífico, contribuyó cabalmente al surgimiento de los deportes. Este cambio en la
forma de comportamiento colectivo, habilitó una notable disminución de la
violencia en los pasatiempo que ellos practicaban, dando un empuje decisivo para
la deportivización de los pasatiempos de las clases altas de Inglaterra.

De esta manera el deporte asume la forma de una práctica que, articulada por
ciertos saberes y desde su entrada en las Public School victorianas por parte del
religioso inglés Thomas Arnold, asume la propiedad de valioso para ser
transmitido, a partir de las transformaciones que producía en quien lo practicaba,
que va adquiriendo un papel distinto al que venía teniendo. De ser un fenómeno
acontecido en el seno de las clases hacendadas inglesas a una experiencia de
movimiento que circula y se reproduce dentro de una lógica de transmisibilidad
que crece a pasos agigantados. Es aquí que comenzamos a introducirnos en la
cuestión que nos atañe: el deporte como bien cultural que es posible de ser
transmitido, y que requiere de todo un sistema que habilite su producción y
reproducción.

Entre el siglo XV y XVI empieza una organización de la educación en la sociedad


europea. Esa educación buscaba disciplinar, no solamente en el ámbito clerical,
desde las Escuelas administradas por la iglesia, sino también las conductas de las
clases altas. Para ello, en Inglaterra particularmente, se ve un alejamiento del
poder eclesiástico del gobierno de las escuelas, debido al desarrollo de la filosofía,
la medicina y el derecho, que junto a la necesidad de modelar una sociedad
secular, removieron a la iglesia de la supervisión de una parte del currículum. Este
desplazamiento permite la incorporación de una nueva figura educativa a las ya
establecidas Grammar School: un tipo de escuelas independientes de la autoridad
eclesial que aún hoy persisten en Inglaterra llamadas Public School. Estas
escuelas pensadas en función de las clases altas inglesas, sobretodo la gentry ,
causarían un profundo efecto en el sistema educativo inglés por combinar los
métodos educativos de la gramática y la formación social. Concretamente estas
instituciones estaban orientadas y destinadas a niños de las clases dominantes
que pagasen una cuota y a los escolares pobres y necesitados, de buen carácter,
con hábitos caballerosos, que se encuentren capacitados para una alfabetización
completa.

Sin embargo la vida en las escuelas, que estaba pensada en términos de clausura
al igual que en los antiguos monasterios medievales, conllevaba una cantidad de
tiempo libre, de tiempo de ocio que también tenía que ser
regulada. Es dentro de estas nuevas instituciones educativas que se produce el
desplazamiento del deporte como pasatiempo de la alta sociedad inglesa a cierto
tipo de práctica cuyo objetivo principal sería regular la conducta de los estudiantes
ingleses. El deporte sufre un desplazamiento: de pasatiempo a contenido
educativo; de forma de movimiento característico en los tiempos de ocio de las
clases altas hacendadas a disciplina normalizadora de las conductas juveniles.

Poco a poco la práctica deportiva se iría instalando en las escuelas inglesas, con
el auspicio de algunos de los especialista educativos de la época: Thomas Arnold
como Director de la Escuela de Rugby buscaba que sus alumnos crecieran en los
valores caballerescos cristianos; Herbert Spencer alentó a la inclusión de
“sistemas de formación física” en una serie de artículos escritos entre 1854 y
1859. El deporte entra en las Public School y es allí donde se institucionaliza y
fijan las reglas: “para 1845 los alumnos de Rugby sintieron por primera vez la
necesidad de dejar por escrito las reglas del football que se practicaba en su
escuela para establecer exactamente cómo se jugaba de manera correcta. Otro
ejemplo es el caso de los dos estudiantes de la Harrow School de Londres,
Nathaniel Creswick y William Prest, que redactaron un código denominado
Normas de Sheffield. En él se incluían un conjunto de normas que regulaban la
práctica de lo que hoy en día se conoce como fútbol o soccer. Algo similar ocurrió
con las reglas del hurling: el primer intento de estandarización de un código escrito
sucedió con la fundación de la Irish Hurling Union en el Trinity College Dublin en el
año 1879. Según se señala en una publicación del Irish Examiner, allí se apuntó a
“diseñar un reglamento unificado y de esta manera fomentar el desarrollo de este
noble deporte en toda la nación”. Poco a poco se instala una suerte de dispositivo
escrito: los reglamentos, que inauguran toda una suerte de normas establecidas
para regir la conducta de los individuos, en este caso los jugadores, que
participaban de esos juegos.

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