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Juan 19 - Comentario la Biblia del Diario Vivir

19.1ss A fin de captar todo el cuadro de la crucifixión de Jesús, léase la perspectiva de Juan
junto a los otros tres relatos en Mateo 27, Marcos 15 y Lucas 23. Cada escritor agrega detalles
significativos, pero cada uno trasmite el mismo mensaje: Jesús murió en la cruz en
cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento, para que pudiésemos ser salvos de
nuestros pecados y recibir vida eterna. 19.1-3 El azote pudo haber matado a Jesús. El
procedimiento acostumbrado era desnudar la parte superior del cuerpo de la víctima y atar sus
manos a un pilar antes de azotarlo con un látigo de tres puntas. La cantidad de latigazos se
determinaba por la severidad del delito; bajo la Ley se permitían hasta cuarenta (Deu 25:3).
Después de azotarlo, Jesús también debió soportar otras agonías que se narran aquí y en los
otros Evangelios. 19.2-5 Los soldados fueron más allá de la orden de azotar a Jesús; también
se burlaron de su pretensión de realeza colocando una corona sobre su cabeza y un manto real
sobre sus hombros. 19.7 Finalmente la verdad salió a la luz: los líderes religiosos no llevaron a
Jesús ante Pilato por causar una rebelión contra Roma, sino porque pensaban que había
quebrantado sus leyes religiosas. La blasfemia, uno de los delitos más serios en la Ley judía,
merecía la pena de muerte. Acusar a Jesús de blasfemia daría credibilidad a su caso ante los
ojos de los judíos; acusar a Jesús de traición daría credibilidad a su caso ante los ojos de los
romanos. A ellos les daba igual que Pilato escuchase una acusación u otra, con tal que
cooperase con ellos en matar a Jesús. 19.10 Durante el juicio vemos que Jesús fue el que
mantuvo el control, no Pilato ni los líderes religiosos. Pilato vaciló, los líderes religiosos
reaccionaron movidos por odio y enojo, pero Jesús mantuvo su compostura. Sabía la verdad,
conocía el plan de Dios y el motivo de su juicio. A pesar de la presión y la persecución, Jesús
permaneció impasible. En realidad eran Pilato y los líderes religiosos los que se estaban
juzgando, no Jesús. Cuando a usted lo cuestionen o ridiculicen debido a su fe, recuerde que
aunque esté en juicio ante sus acusadores, ellos están en juicio ante Dios. 19.11 Cuando Jesús
dijo que el hombre que lo entregó era más culpable que Pilato, no disculpaba a Pilato por
reaccionar ante la presión política que se ejercía sobre él. Pilato era responsable de su decisión
con respecto a Jesús. Caifás y los otros líderes religiosos eran culpables de un pecado mayor
porque premeditaron el homicidio de Jesús. 19.12, 13 Estas palabras obligaron a Pilato a
permitir la crucifixión de Jesús. Como gobernador romano de la región, se esperaba que Pilato
mantuviera la paz. Debido a que Roma no podía proporcionar tropas numerosas a las regiones
distantes, mantenía el control aplastando cualquier rebelión en forma inmediata y con fuerza
brutal. Pilato temía que si al César llegaban informes de insurrección en su región le costara el
puesto e incluso la vida. Cuando enfrentamos una decisión difícil, podemos tomar el camino
más fácil o defender lo que es bueno, sin importar el costo. "Al que sabe hacer lo bueno, y no lo
hace, le es pecado" (Jam 4:17). 19.13 El Enlosado era el lugar contiguo a la Torre Antonia,
fortaleza en la esquina noroeste del complejo del templo. 19.15 Los líderes judíos buscaban con
desesperación librarse de Jesús al punto que, a pesar de su intenso odio por Roma, gritaban:
"No tenemos más rey que César". ¡Qué ironía aparentar alianza con Roma mientras rechazaban
su Mesías! Sus palabras los condenaron porque Dios tenía que ser único y verdadero Rey, y
su Mesías! Sus palabras los condenaron porque Dios tenía que ser único y verdadero Rey, y
ellos abandonaron todo rasgo de lealtad hacia El. Los sacerdotes en realidad perdieron su razón
de ser: en lugar de volver a la gente hacia Dios, clamaban apoyar a Roma a fin de dar muerte a
su Mesías. 19.17 Este lugar llamado de la "Calavera" o Gólgota era una colina que se hallaba
en las afueras de Jerusalén, junto a una vía principal muy transitada. Muchas ejecuciones se
realizaban allí de modo que todos lo vieran y sirviera como escarmiento a la gente. 19.18 La
crucifixión era una forma romana de castigar. A la víctima sentenciada a este tipo de ejecución la
obligaban a llevar su cruz por la vía principal hasta el lugar de la ejecución, como una
advertencia a todo observador. Las cruces y los métodos de crucifixión variaban. A Jesús lo
clavaron en la cruz, a otros simplemente lo amarraban con sogas. La muerte llegaba por
sofocación, debido a que el peso del cuerpo impedía la respiración normal a medida que la
víctima perdía energías. La crucifixión era una muerte terriblemente lenta y dolorosa. 19.19 Este
letrero intentaba ser irónico. Un rey, desnudado y ejecutado en público, obviamente tenía que
haber perdido su reino para siempre. Pero Jesús, que invierte la sabiduría del mundo, iniciaba
así su reino. Su muerte y resurrección darían un golpe mortal al gobierno de Satanás y
establecería su autoridad eterna sobre la tierra. Muy pocas personas entenderían aquella tarde
sombría el verdadero significado de ese letrero, que no hacía otra cosa sino expresar la verdad.
No estaba todo perdido. Jesús era el Rey de los judíos, de los gentiles y de todo el universo.
19.20 El título estaba escrito en tres idiomas: arameo para los judíos nativos, latín para las
fuerzas de ocupación romanas y griego para los extranjeros y judíos visitantes de otros lugares.
19.23, 24 Los soldados romanos encargados de la crucifixión acostumbraban apropiarse de las
vestimentas de los condenados. Se repartieron sus vestidos, pero les costó mucho determinar
quién se llevaba su túnica, pieza valiosa de su vestimenta. De esta manera se cumplía la
profecía del Psa 22:18. MARIA MAGDALENA La falta de mujeres entre los doce discípulos ha
incomodado a algunas personas. Pero es obvio que hubo muchas mujeres entre los seguidores
de Jesús. También es bueno notar que Jesús no trató a las mujeres como lo hacía su cultura;
las trató con dignidad, como personas valiosas. María de Magdala fue una de los primeros
seguidores de Jesús y por cierto merece llamarse discípula. Una mujer enérgica, impulsiva y
cariñosa, que no solo viajó con Jesús, sino que también contribuyó a las necesidades del grupo.
Presenció la crucifixión y fue a ungir el cuerpo de Jesús la mañana del domingo cuando
descubrió la tumba vacía. María fue la primera en ver a Jesús luego de resucitado. María
Magdalena es un ejemplo de corazón ardiente que vivió agradecido. Jesús la liberó
milagrosamente cuando echó fuera de ella siete demonios. En todo cuanto se nos dice de ella,
notamos su agradecimiento por la libertad que Cristo le concedió. Esa libertad la llevó a estar al
pie de la cruz cuando todos los discípulos, excepto Juan, estaban ocultos por temor. Se
mantuvo cerca de su Señor. Después de la muerte de Jesús, su intención fue ofrecerle todo el
respeto posible. Como todos los seguidores de Jesús, nunca esperó una resurrección corporal,
pero se regocijó en gran manera al descubrir que había resucitado. María no tenía una fe
complicada. Fue directa y genuina. Le interesaba más creer y obedecer que comprenderlo todo.
Jesús honró su fe casi infantil, concediéndole el privilegio de ser la primera en verlo resucitado y
confiándole el primer mensaje de su resurrección. Puntos fuertes y logros : -- Contribuyó a las
necesidades de Jesús y sus discípulos -- Una de las pocas seguidoras fieles que estuvo al pie
de la cruz -- Primera en ver al Cristo resucitado Debilidades y errores : -- Jesús tuvo que echar
de ella siete demonios Lecciones de su vida : -- Los obedientes crecen en entendimiento -- Las
mujeres son vitales en el ministerio de Jesús -- Jesús se relaciona con las mujeres de acuerdo a
cómo las creó: reflejando de igual a igual la imagen de Dios Datos generales : -- Dónde:
Magdala -- Ocupación: No se nos dice, pero al parecer era adinerada -- Contemporáneos:
Jesús, los doce discípulos, María, Marta, Lázaro, la madre de Jesús, María Versículo clave :
"Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana, apareció
primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios" (Mar 16:9). La
historia de María Magdalena aparece en Mateo 27-28; Marcos 15-16; Lucas 23-24 y Juan 19-
20. También se menciona en Luk 8:2. Tomás, a menudo recordado como el "incrédulo", merece
respeto por su fe. Fue un incrédulo, pero su incredulidad tuvo un propósito: quería saber la
verdad. Tomás no se aferró a sus dudas. Creyó de buena gana cuando le dieron razones para
hacerlo. Expresó todas sus dudas y esperó la explicación de las mismas. Sus dudas eran solo
una forma de reaccionar, no una costumbre. A pesar de que nuestra visión de Tomás es breve,
su carácter se manifiesta con firmeza. Procuró ser fiel a lo que conocía, a pesar de lo que
sentía. En un momento, cuando para todos era evidente que la vida de Jesús peligraba, solo
Tomás expresó con palabras lo que la mayoría sentía. "Vamos también nosotros, para que
muramos con El" (Joh 11:16). No dudó en seguir a Jesús. No sabemos por qué Tomás estaba
ausente la primera vez en que Jesús apareció a los discípulos después de la resurrección, pero
fue renuente en aceptar el testimonio de ellos acerca de este hecho. ¡Ni siquiera sus diez
amigos lograrían cambiar su forma de pensar! Podemos dudar sin tener que vivir en
incredulidad toda la vida. Las dudas motivan una reconsideración. Su propósito se relaciona
más con agudizar la mente que con cambiar de manera de pensar. La duda puede usarse para
plantear la pregunta, lograr una respuesta e impulsar a una decisión. Pero la duda nunca debe
ser una condición permanente. La duda es un pie en alto, listo para ponerlo delante o detrás. No
hay acción hasta que el pie baja. Cuando titubee, anímese a pensar en Tomás. No se plantó en
sus dudas, sino que permitió que Jesús lo encaminara a creer. Anímese pensando en que un
sinnúmero de seguidores de Jesús tuvieron problemas con las dudas. Las respuestas que
Cristo les dio le pueden ser de gran ayuda. No se detenga en las dudas, siga hasta tomar una
decisión y creer. Busque a otro creyente con el que pueda expresar sus vacilaciones. Las dudas
silentes rara vez hallan respuestas. Puntos fuertes y logros : -- Uno de los doce discípulos --
Efusivo en dudas o creencias -- Fue un hombre leal y sincero Debilidades y errores : -- Junto
con los otros, abandonó a Jesús en su arresto -- Rehusó creer las afirmaciones de otros que
vieron a Jesús y demandó pruebas -- Manifestó una actitud algo pesimista Lecciones de su vida
: -- Jesús no rechaza las dudas sinceras y dirigidas a creer -- Es mejor creer en voz alta que ser
incrédulo en silencio Datos generales : -- Dónde: Galilea, Judea, Samaria -- Ocupación:
Discípulo de Jesús -- Contemporáneos: Jesús, otros discípulos, Herodes, Pilato Versículos clave
: "Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas
incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás le respondió y le dijo: ¡Señor mío y Dios mío!" (Joh
20:27-28). La historia de Tomás se narra en los Evangelios. También se menciona en Act 1:13.
19.25-27 Aun mientras agonizaba en la cruz, Jesús seguía ocupándose de su familia. Pidió a
Juan que se hiciera cargo de María, su madre. Nuestra familia es un regalo precioso de Dios y
debiéramos valorarla y cuidarla bajo todo tipo de circunstancias. Ninguna labor cristiana ni
responsabilidad en cualquier trabajo o posición nos exime de la obligación de cuidar de nuestra
familia. ¿Qué puede hacer hoy para demostrar amor a su familia? 19.27 Jesús pidió a su amigo
cercano Juan, escritor de este Evangelio, que cuidara a su madre, María, cuyo esposo, José,
cercano Juan, escritor de este Evangelio, que cuidara a su madre, María, cuyo esposo, José,
quizás ya había fallecido. ¿Por qué no asignó Jesús esta tarea a sus hermanos? Como hijo
mayor, confió su madre a una persona que estaba con El junto a la cruz y esa persona era Juan.
19.29 Esta vasija de vinagre era un vino barato que los soldados romanos bebían mientras
esperaban que muriera el crucificado. 19.30 Hasta ese momento, un sistema complicado de
sacrificios se ofrecía por los pecados. El pecado separa al hombre de Dios y solo mediante el
sacrificio de un animal, un sustituto, la gente podía recibir perdón de su pecado y llegar a
obtener limpieza delante de Dios. Pero la gente peca continuamente, de modo que eran
necesarios sacrificios frecuentes. Jesús, sin embargo, fue el sacrificio final por el pecado. La
palabra consumado es la misma que se traduce "cancelado". Jesús vino a consumar la
salvación de Dios (4.34; 17.4), a pagar la deuda total de nuestros pecados. Con su muerte, el
complejo sistema sacrificial terminaba porque Jesús cargó con todos nuestros pecados. Ahora
podemos acercarnos con libertad a Dios por lo que hizo a nuestro favor. Los que creen en la
muerte y resurrección de Jesús pueden vivir por la eternidad con Dios y escapar de la muerte
que lleva consigo el pecado. 19.31 Iba en contra de la Ley de Dios exponer el cadáver de una
persona toda la noche (Deu 21:23), así como también estaba prohibido trabajar después de la
puesta de sol el viernes, cuando el sábado empezaba. Por eso los líderes religiosos querían que
en cuanto fuera posible, el cuerpo de Jesús se bajara de la cruz y se le diera sepultura antes de
la puesta del sol. 19.31-35 Estos romanos eran soldados experimentados. Sabían por
crucifixiones anteriores si un hombre estaba o no muerto. Sin lugar a dudas, Jesús estaba
muerto cuando se acercaron para comprobarlo, por eso decidieron no quebrarle las piernas
como lo hacían con otras víctimas. Cuando atravesaron su costado y vieron la separación de la
sangre y el agua (indicadores de que punzaron la membrana externa cardíaca y el corazón
mismo) ratificaron que había fallecido. Algunas personas dicen que en realidad Jesús no murió,
sino que se desmayó, y es por eso que "resucitó". Pero tenemos el testimonio imparcial de los
soldados romanos de que Jesús en verdad murió en la cruz (véase Mar 15:44-45). 19.32 Los
soldados romanos quebraban las piernas de las víctimas para apresurarles la muerte. Cuando
una persona cuelga de la cruz, la muerte viene por sofocación, pero la víctima podía elevarse
presionando la cruz con sus pies y así continuar respirando. Con las piernas rotas, la sofocación
era inmediata. 19.34, 35 Los detalles gráficos de la muerte de Jesús en los relatos de Juan son
muy importantes, ya que Juan fue un testigo presencial. 19.36, 37 Jesús murió cuando se
disponían a matar a los corderos para la Pascua. Ni un hueso se rompía en los corderos
sacrificados (Exo 12:46; Num 9:12). Jesús, el Cordero de Dios, fue el sacrificio perfecto por los
pecados del mundo (1Co 5:7). 19.38, 39 Cuatro personas cambiaron en el proceso de la muerte
de Jesús. El malhechor, que agonizaba en la cruz próxima a Jesús, pidió que se acordara de él
en su reino (Luk 23:39-43). El centurión romano proclamó que Jesús verdaderamente era el Hijo
de Dios (Mar 15:39). José y Nicodemo, miembros del concilio judío y seguidores secretos de
Jesús (Mar 7:50-52), dejaron de encubrirse. Estos hombres cambiaron más por la muerte de
Jesús que por su vida. Descubrieron quién era y ese descubrimiento hizo aflorar en ellos fe,
proclamación y acción. Al meditar en Jesús y su muerte, debemos llegar a lo mismo: creer,
proclamar y actuar. 19.38-42 José de Arimatea y Nicodemo eran seguidores de Jesús a
escondidas. Temían darse a conocer por la posición que ocupaban en la comunidad judía. José
era un líder y miembro de honor del Sanedrín. Nicodemo, también era un miembro del concilio,
fue a Jesús de noche (3.1) y más tarde intentó defenderlo delante de otros líderes religiosos
fue a Jesús de noche (3.1) y más tarde intentó defenderlo delante de otros líderes religiosos
(7.50-52). Sin embargo, arriesgaron su reputación para dar sepultura a Jesús. ¿Es usted un
creyente a escondidas? ¿Se oculta de sus amigos y compañeros de trabajo? Este es el
momento de salir de su encierro y proclamar su fe. 19.42 Esta tumba quizás era una cueva que
se hallaba en una colina rocosa. Era tan espaciosa que un hombre podía caminar dentro, de
manera que José y Nicodemo pusieron el cuerpo de Jesús dentro. Una piedra de gran tamaño
se colocó en la entrada. 19.42 Al sepultar a Jesús, Nicodemo y José debieron apurarse para no
trabajar en el día de reposo, que empezaba el viernes al atardecer, con la puesta del sol.

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