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El comercio de esclavos o trata atlántica se prolongó desde el siglo

XVI hasta mediados del XIX: un negocio boyante que, mediante la


captura de más de doce millones de personas en África y su venta en
territorios caribeños como mano de obra para cultivos, construyó
fortunas e imperios.

La existencia de tierras aptas y baldías en el Caribe favoreció el


asentamiento y cultivo con productos tropicales que pronto alcanzaron
una gran demanda en Europa (azúcar, café o algodón). El empleo del
trabajo coactivo fue el otro factor que aseguró que la empresa fuera
rentable al ser una mano de obra barata, de aprovisionamiento
regular, fácil reposición y captura.

El proyecto europeo Connected Worlds: The Caribbean, Origin of


Modern World es un esfuerzo colectivo de quince instituciones de
España, Francia, Italia, Alemania, Colombia, Puerto Rico, República
Dominicana, Costa Rica, Cuba y Chile. Como resultado de este
proyecto, he dirigido el documental La esclavitud y el legado cultural
de África en el Caribe.
Este documental muestra uno de los fenómenos de mayor
trascendencia y vergüenza para la humanidad: la esclavización de
más de 12 000 000 de africanos enviados a América.

Un negocio seguro y regulado


La riqueza generada por el trabajo esclavo contribuyó al auge
económico de Europa y animó a muchos países a participar. Desde la
segunda mitad del siglo XVIII los ingleses controlaron el comercio de
esclavos.

Según la bandera de la embarcación, el número de esclavos


transportados y vendidos por parte de cada país se repartió así:

 Portugal, 5 848 266;


 Gran Bretaña, 3 259 441;
 Francia, 1 381 404;
 España, 1. 061 524;
 Holanda, 554 336;
 Trece Colonias y Norteamérica (a partir de 1783) 305 326;
 Dinamarca: 111 040.
La trata fue una empresa internacional realizada tanto legal como
ilegalmente. Fue ejercida en un principio por mercaderes, compañías
mercantiles y desde 1789, tras la liberalización de este comercio, por
particulares. Gran Bretaña la prohibió en 1807 aunque el tráfico se
mantuvo hasta la década de 1860.

Fue un negocio seguro por la demanda creciente de esclavos en


América y la diferencia abismal entre el precio de compra y el de
venta. Muchos sectores de la sociedad se beneficiaron en distintas
proporciones: comerciantes, capitanes de barco, marineros,
hacendados, personas de medianos recursos, las Coronas y la
Hacienda Real.

Un viaje mortal de dos meses


La costa occidental de África, especialmente la zona del Calabar, fue
de donde se extrajeron un mayor número de esclavos, y en el siglo
XIX las regiones del Índico africano. Los capturados eran conducidos a
las factorías (instalaciones fortificadas edificadas en la costa) donde
esperaban en los barracones su venta, y eran carimbados (marcados)
con un hierro candente. A partir de mediados del siglo XVI, el viaje era
directo de África a los puertos americanos. Los navíos eran buques
mercantes con una capacidad para entre 200 y 800 personas, y una
alta tasa de mortalidad (20% – 15%). La duración de las travesías
oscilaba entre 30 y 70 días.

Distintos códigos y reglamentos integraron un cuerpo legislativo que


sistematizaba la venta y vida cotidiana del esclavo: Código de
Barbados, de 1661, que sirvió de modelo en las colonias británicas de
las Antillas; el código de Santo Domingo, de 1768; Luisiana, de 1769,
y Santo Domingo, de 1784, para las colonias españolas, y el Code
noir, de 1685, vigente hasta 1789 en las Antillas francesas.
Rebeliones y derechos
El esclavo no fue un sujeto pasivo. No dejó de esforzarse por
mantener sus tradiciones y conquistar espacios de libertad. Desde el
siglo XVI se produjeron rebeliones.

La primera fue en La Española (isla de Santo Domingo) en 1521.


Algunas se quedaron en revueltas, otras consiguieron marcar un
nuevo ritmo en la historia mundial: por ejemplo, la Revolución de
Saint-Domingue de 1791, que finalizó con la creación de Haití, en
1804, por exesclavos.

Otra forma de resistencia fue el uso de la ley. A través del síndico de


esclavos, reclamaron derechos y en algunas ocasiones la libertad. La
abolición fue un proceso lento y desigual iniciado en 1838 y finalizado
en 1888.

Un legado actual
Junto a los esclavizados viajaron tradiciones, alimentos y plantas que
en tierras americanas se mezclaron con las culturas indígenas y
europeas. Este mestizaje continuo originó nuevas culturas.

En América pervive el uso de plantas para curar algunas


enfermedades y de alimentos: quimbombó, ñame, ackee, fufú o
fricanga.

En la música, son muchos los ritmos resultantes: el son, la rumba,


bomba, plena, biguine, merengue, cumbia, reggae, bullerengue…

La Regla de Ifá, Shango Cult, Palo Monte, Candomble, Vudú, son


ejemplos del sincretismo religioso.

El documental La esclavitud y el legado cultural de África en el


Caribe muestra la esclavización de millones de africanos y su traslado
a América, y la estigmatización que durante siglos han vivido ellos y
sus descendientes.

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