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GUIA ESTUDIO SOBRE LA PROFECÍA DE LAS 70 SEMANAS DEL PROFETA DANIEL

(Libro de Daniel 9:20-27


INTRODUCCIÓN
Se dice que la profecía es la historia escrita antes que ocurra. Posiblemente las profecías de
Daniel son una muestra contundente de la existencia de Dios ya que predicen con exactitud aspectos
del futuro. Solo Dios es omnisciente y conoce el futuro, pero le ha placido revelarlo a través de los
profetas, y en el libro de Daniel y su profecía, se presenta para algunos eruditos, como una revelación
del plan divino que tiene para con la nación de Israel; para otros, la profecía de las 70 Semanas de
Daniel 9 constituye una revelación, además de incluido Israel, el fin del tiempo de los gentiles, cuando
después de las primeras 69 semanas establecen un tiempo indefinido (brecha) antes de que ocurra la
septuagésima semana (o sea, la semana 70), que denominan con el nombre de la gran tribulación.

Como respuesta a los ayunos y oraciones del profeta Daniel, (leer en sus biblias Daniel 9:1-19)
Dios envió al ángel Gabriel para revelarle el plan que el Señor tenia para su pueblo Israel: “Aún estaba
hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego
delante de Jehová mi Dios por el monte santo de mi Dios; aún estaba hablando en oración, cuando el
varón Gabriel, a quien había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí como a la
hora del sacrificio de la tarde. Y me hizo entender, y habló conmigo, diciendo: Daniel, ahora he salido
para darte sabiduría y entendimiento. Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para
enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión. Setenta
semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y
poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la
profecía, y ungir al Santo de los santos”, (Daniel 9:20-24). La profecía de las 70 semanas fue dada a
Daniel en el primer año del rey Darío (538 a.C.) mientras leía en el libro del profeta Jeremías el número
de años que habrían de permanecer en la cautividad: “En el año primero de Darío hijo de Asuero, de
la nación de los medos, que vino a ser rey sobre el reino de los caldeos, en el año primero de su
reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta
Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años. Y volví mi rostro a
Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza”, (Daniel 9:1-3). Para esta época
Israel había sido llevada cautiva a Babilonia a causa de su desobediencia a la ley de Dios dada por
Moisés y Dios había declarado por medio del profeta Jeremías que el exilio duraría 70 años: “Porque
así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre
vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar”, (Jeremías 29:10). Vayamos un poco más
allá del porque sobrevino a Israel este castigo:
El cautiverio babilónico fue el castigo para Israel por no haber cumplido el Sabbath para la tierra.
Según Levitico 25:1-7 ellos estaban supuestos a dejar descansar la tierra durante un año de cada siete.
Aparentemente ellos descuidaron hacerlo durante 490 años, así que, finalmente, Dios decidió que ya
era tiempo de cobrar. Él estableció la duración del cautiverio babilónico como 70 años, uno por cada
Sabbath que ellos habían ignorado (Jeremías 25:11, 2° Crónicas 36:21). Los 490 años de las 70 semanas
de Daniel no fueron un juicio, sino que fue un periodo de tiempo apartado por Dios para completar los
seis objetivos que el ángel enumeró en Daniel 9:24 (lo veremos más delante).
Es aquí cuando el profeta Daniel se vuelve a Dios en oración, ayuno y cilicio para pedir perdón por
todos los pecados que la nación había cometido y rogarle que extendiera su mano de misericordia para
cumplir sus promesas de redención sobra la nación. Justo en este momento Daniel es visitado por un
mensajero celestial llamado el ángel Gabriel que le trae una revelación que dictaría el futuro de Israel.

CONTEXTO DE LAS 70 SEMANAS


“Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la
prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la
visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos”.
Daniel 9:24

Muchos se han dado a la tarea de interpretar el significado de las 70 semanas que aparecen en
Daniel 9:24-27 y esto ha dado lugar a diferentes escuelas de interpretación escatológicas. En primer
lugar, está la escuela racionalista que considera el contenido de Daniel 9 como una cuestión
totalmente del pasado, ya que su autor escribió asuntos que ya habían ocurrido y fue escrito alrededor
del año 165 a.C. Una segunda escuela de interpretación es la que representa al amilenarismo. Ellos
consideran que el cumplimiento de las semanas 1-7 se dieron entre el tiempo de Ciro (538 a.C.) y
Nehemías (440 a.C.); las semanas 8-69 se cumplieron entre el tiempo de Nehemías y el nacimiento de
Cristo, la primera mitad de la semana 70 se cumplió entre el nacimiento de Cristo y su muerte y la
última mitad de la semana 70 se cumplió entre la muerte de Cristo y la destrucción de Jerusalén por los
romanos en el año 70 d.C. Una tercera escuela de interpretación de las 70 semanas es la que
representa a los premilenaristas la cual es la que se enseña en este estudio. La palabra
hebrea “shabúa” que se usa para designar un periodo de siete. Esta palabra aparece 20 veces en el
Antiguo Testamento. Tres veces significa una unidad de siete y va acompañada de la
palabra “días” (Ezequiel 45:21; Daniel 10:2-3). Ocho veces significa “semana” o “semanas”, o sea, un
periodo normal de siete días (Génesis 29:27-28; Deuteronomio 16:8, 10, 16; Levítico 12:5; 2 Crónicas
13:8). Y seis veces se usa para indicar una unidad de siete sin hacer referencia a días (Daniel 9:24-27).
Las 70 semanas equivalen aquí a 490 años literalmente (7x70 = 490). El número 490 representa años y
no días. En otras palabras Gabriel le dice a Daniel que 490 años están determinados sobre el pueblo de
Israel y sobre la santa ciudad, Jerusalén: Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre
tu santa ciudad. Esto establece los parámetros alrededor de este reloj.

Durante el mencionado periodo de 490 años tendrán lugar seis obras divinas:

1. Terminar con la prevaricación: Posiblemente se refiere a terminar con las transgresiones y


apostasía de su pueblo Israel.
2. Poner fin al pecado. Literalmente cancelar todos los pecados de su pueblo para ya no acordarse de
sus rebeliones.
3. Expiar la iniquidad. Es decir, cubrir todas sus maldades.
4. Traer la justicia perdurable. Traer su justificación a su pueblo.
5. Sellar la visión y la profecía. O sea, llevar a su cumplimiento total las palabras de su profecía.
6. Ungir al Santo de los santos. Posiblemente se refiere al lugar santísimo del Templo que será
edificado durante el periodo de la gran tribulación y donde se rendirá el culto al Mesías cuando
establezca su reino glorioso. Se investiga también su relación si fue con el ungimiento de Jesús en
ocasión de su bautismo y del santuario celestial; por último, se examina las implicaciones teológicas,
cuando entremos al estudio de las 2 interpretaciones que se tiene con respecto al cumplimiento de las
70 semanas en el tiempo.
Estos seis aspectos del plan divino de Dios serán concluidos durante el periodo de 490 años o
70 semanas.
Hasta donde se ha revisado el tema de estudio, de aquí, en adelante, se presentan las 2
interpretaciones divergentes, unos, a favor de que las 70 semanas de Daniel, aún no han terminado de
cumplirse, creándose una brecha entre la semana 69 y la 70, que a continuación estudiaremos; y la
segunda posición, es que la profecía de Daniel sobre las 70 semanas ya fueron cumplidas. Ambas
posiciones coinciden hasta el cumplimiento de la semana 69.
A continuación, comencemos el estudio y su uniformidad hasta la semana 69, y cronogramas:

EL CUMPLIMIENTO DE LAS PRIMERAS 7 SEMANAS


“Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el
Mesías Príncipe, habrá siete semanas hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos
semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos”. (Daniel 9:25)
El ángel Gabriel marca el inicio de la cuenta de los 490 años con un acontecimiento
clave: Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta
el Mesías Príncipe, habrá siete semanas. Primeramente el reloj de Dios de las 70 semanas inicia con
una orden para restaurar y edificar a Jerusalén, y se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos
angustiosos. Esto nos da una referencia clara de cuando comenzó la primera semana: La
reconstrucción de Jerusalén y la restauración y edificación de la plaza y sus muros. En la Biblia
encontramos cuatro decretos relacionados con la ciudad de Jerusalén:

1. El decreto de Ciro el Grande.


2. El decreto de Darío.
3. El decreto de Artajerjes a Esdras.
4. El decreto de Artajerjes a Nehemías.

El primer decreto tiene que ver con el que promulgo Ciro el rey persa alrededor del año 539 a.C.
En el libro de Isaías ya Dios había profetizado que levantaría a este rey con el fin de que reedificara a
Jerusalén: “que dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: Serás
edificada; y al templo: Serás fundado”, (Isaías 44:28).
Por esto el rey mostró una gran simpatía con el pueblo de Israel después que conquistó
Babilonia y promulgo un edicto que permitía a los judíos reedificar el templo en Jerusalén. En el libro 2
Crónicas encontramos este acontecimiento relatado: “Para que se cumpliese la palabra de Jehová por
boca de Jeremías, hasta que la tierra hubo gozado de reposo; porque todo el tiempo de su asolamiento
reposó, hasta que los setenta años fueron cumplidos. Mas al primer año de Ciro rey de los persas, para
que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, Jehová despertó el espíritu de Ciro rey de
los persas, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito, por todo su reino, diciendo: Así dice
Ciro, rey de los persas: Jehová, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra; y él me ha
mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre vosotros de todo su
pueblo, sea Jehová su Dios con él, y suba”. (2 Crónicas 36:21-23)
También, en el libro de Esdras encontramos el relato del mismo decreto:
“En el primer año de Ciro rey de Persia, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de
Jeremías, despertó Jehová el espíritu de Ciro rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y también
por escrito por todo su reino, diciendo: Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos me
ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en
Judá. Quien haya entre vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá,
y edifique la casa a Jehová Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén”. (Esdras 1:1-3)
El segundo decreto que encontramos en la Biblia es el de Darío I el cual promulgo una orden
dirigida a Tatnai ya que deseaba saber qué decreto tenían los judíos para reconstruir el
Templo: “Entonces el rey Darío dio la orden de buscar en la casa de los archivos, donde guardaban los
tesoros allí en Babilonia. Y fue hallado en Acmeta, en el palacio que está en la provincia de Media, un
libro en el cual estaba escrito así: Memoria: En el año primero del rey Ciro, el mismo rey Ciro dio orden
acerca de la casa de Dios, la cual estaba en Jerusalén, para que fuese la casa reedificada como lugar
para ofrecer sacrificios, y que sus paredes fuesen firmes; su altura de sesenta codos, y de sesenta codos
su anchura”, (Esdras 6:1-3).
En este caso no se trata de un decreto para edificar Jerusalén y el Templo, sino, solamente
quería verificar si el edicto era verdadero a sugerencia de la petición de Tatnai. El tercer decreto que
encontramos es el que el rey Artajerjes dio a Esdras para animar a la mayor cantidad de Judíos a
regresar a la tierra santa alrededor del año 459 a.C. “Esta es la copia de la carta que dio el rey
Artajerjes al sacerdote Esdras, escriba versado en los mandamientos de Jehová y en sus estatutos a
Israel: Artajerjes rey de reyes, a Esdras, sacerdote y escriba erudito en la ley del Dios del cielo: Paz. Por
mí es dada orden que todo aquel en mi reino, del pueblo de Israel y de sus sacerdotes y levitas, que
quiera ir contigo a Jerusalén, vaya”, (Esdras 7:11-13). Este decreto está relacionado únicamente con la
reconstrucción del Templo.
“Todo lo que es mandado por el Dios del cielo, sea hecho prontamente para la casa del Dios del cielo;
pues, ¿por qué habría de ser su ira contra el reino del rey y de sus hijos?”.(Esdras 7:23)
Finalmente, el decreto de Artajerjes a Nehemías para reconstruir los muros de Jerusalén
alrededor del año 444 a.C. es el cuarto que encontramos en las Sagradas Escrituras (Nehemías 2:1-8).
Para la mayoría de escatologías, el cuarto decreto es considerado como el punto de partida para las 70
semanas por tres razones:

1. El decreto tiene referencia a la reedificación de la ciudad, los muros y las puertas: “Y dije al rey:
Para siempre viva el rey. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los
sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego?... y dije al rey: Si
le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los
sepulcros de mis padres, y la reedificaré… y carta para Asaf guarda del bosque del rey, para que
me dé madera para enmaderar las puertas del palacio de la casa, y para el muro de la ciudad, y
la casa en que yo estaré. Y me lo concedió el rey, según la benéfica mano de mi Dios sobre
mí”. (Nehemías 2:3, 5,8).
2. El libro de Nehemías menciona que la construcción de los muros fue en tiempos
angustiosos: “Pero cuando lo oyeron Sanbalat horonita, Tobías el siervo amonita, y Gesem el
árabe, hicieron escarnio de nosotros, y nos despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que hacéis
vosotros? ¿Os rebeláis contra el rey?”, (Nehemías 2:19).
3. Después de este decreto no se registra en la Biblia otro.

Por lo tanto, el decreto de Artajerjes a Nehemías dado alrededor del año 444 a.C. es
considerado como el punto de partida para las 70 semanas, donde se reconstruyen la ciudad y los
muros en tiempos angustiosos, a partir de allí se cuentas 7 semanas equivalentes a 49 años (7x7)
donde la obra de reconstrucción se termina.

EL CUMPLIMIENTO DE LAS 62 SEMANAS


“Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el
Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro
en tiempos angustiosos. Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no
por sí…” (Daniel 9:25-26)
La segunda parte de las semanas restantes suman 62 en total, es decir, 434 años (62x7). La
expresión hasta el Mesías Príncipe es de suma importancia para establecer en este caso el punto final
de este periodo: Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí.
Pero, ¿quién es el Mesías Príncipe del cual habla Daniel? La mayoría de teólogos concuerdan en decir
que el Mesías Príncipe se trata de nuestro Señor Jesucristo. Veamos las razones por las cuales creemos
en esta aseveración. La palabra Mesías proviene del hebreo mashíakj, el cual se traduce como Ungido,
mismo significado que se le da a la palabra Cristo que proviene del griego Jristós. Este título está
directamente relacionado con nuestro Señor Jesús ya que sobre Él reposaría el Espíritu de Dios y que
fue profetizado por Isaías: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me
ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a
publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena
voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados”, (Isaías
61:1-2). De igual forma, Jesús se atribuyó este título durante su ministerio: “El Espíritu del Señor está
sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los
quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a
los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor. Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó;
y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta
Escritura delante de vosotros”, (Lucas 4:18-21).
Además de esto, también se le da en este texto de Daniel el título de Príncipe. La palabra
Príncipe se traduce del hebreo naguíd y denota a una persona con autoridad lo cual fue profetizado
por Isaías: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se
llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”, (Isaías 9:6). Por
tanto, a través de los títulos Mesías Príncipe identificamos a nuestro Señor Jesús como la persona de la
cual se habla en Daniel 9:25. Otra razón por la cual se cree que el Mesías Príncipe es Jesús se deduce
de lo que estas palabras de la profecía de Daniel nos sugiere: Y después de las sesenta y dos semanas
se quitará la vida al Mesías, mas no por sí. Las palabras de Gabriel: se quitará la vida al Mesías, mas no
por sí nos hablan de un Mesías sufriente el cual es anunciado en las Escrituras por el profeta
Isaías: “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja
delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca”, (Isaías 53:7). Estas palabras encuentran
su completo cumplimiento en la crucifixión y muerte de nuestro Señor Jesús. Él fue el sacrificio
perfecto por nuestros pecados y fue llevado al calvario para ser crucificado. Por lo tanto, el final del
periodo de las 69 semanas se ubican en el momento de la muerte de Jesucristo lo cual sería alrededor
del año 33 d.C. Un aspecto importante que debemos considerar al momento de querer fijar fechas es
que los judíos utilizan el calendario lunar en el cual un año calendario consta de 360 días, y no 365 días
como el calendario en el que usualmente nos basamos hoy en día. Actualmente, nosotros usamos el
calendario Gregoriano que determina la longitud de un año a partir del sol, pero los judíos usaban la
luna. Un año solar es el número de días que la tierra tarda en girar alrededor del sol y volver a la misma
posición. El uso bíblico de años de 360 días como meses de 30 días no es difícil de comprender. En
Génesis 7:11 y 8:4 se nos dice que el diluvio inicio en el segundo mes de su calendario y que las aguas
decrecieron gradualmente hasta secarse en el séptimo mes, por lo cual podemos decir que el diluvio
duro cinco meses y seguidamente se nos aclara que su duración fue de 150 días (Génesis 7:24; 8:3),
por lo que están hablando de 5 meses con 30 días cada uno. Un día tenía 24 horas en tiempos de
Daniel, como actualmente. Si usamos días en lugar de años, podemos hacer cuadrar los dos métodos

Adaptación del Tiempo


Calendario Judío Calendario Gregoriano
360 días por año 365.242 días por año
7 Semanas + 62 Semanas = 69 Semanas 173, 880 días/365.242 días por año = 476.07años
69 semanas x 7 años por semanas = 483 años Duración de año gregorianos de la profecía: 476
años
Año de inicio de las 70 semanas: 444 a.C.
Año de finalización de la semana 69 = 476 – 444 =
33 d.C.

LA DESTRUCCIÓN DE JERUSALÉN Y EL TEMPLO


“… y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con
inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones”. (Daniel 9:26)
¿Qué viene después de la muerte del Mesías Príncipe? A Daniel se le dice que después de la
muerte del Mesías se destruiría Jerusalén y el Templo. Desde la perspectiva de Daniel, estamos viendo
la futura destrucción de Jerusalén después de la restauración, que la llevará a cabo el pueblo de un
príncipe que ha de venir después de la muerte del Mesías príncipe lo cual ocurrió en el 33 d.C. La
mayoría de teólogos identifica a este pueblo de un príncipe con Roma, y al príncipe con el general Tito.
Según la historia, en el año 70 d.C. el ejército del general Tito destruyo y quemo Jerusalén y el Templo
judío. El ejército romano desmontó el Templo judío piedra por piedra para buscar oro fundido del
templo quemado, cumpliéndose literalmente la profecía del Señor Jesucristo que dijo acerca del
Templo “...De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada” (Mateo
24:2). Roma asesinó a más de un millón de judíos en el 70 d.C.
A lo largo de la historia judía se identifican cinco templos importantes. El primero es el templo
de Salomón construido alrededor del año 1000 a.C., (1 Reyes 8:12-66; 2 Crónicas 6:1-7:10) y fue
destruido por los babilonios en el año 586 a.C. El segundo es el templo que Zorobabel construyo allá
por el año 536 a.C. Éste fue una estructura muy inferior construida por los judíos a su regreso del
cautiverio babilónico a tal punto que algunos ni siquiera lo consideran templo. El tercer templo es el de
Herodes, comenzado alrededor del año 19 a.C. y se construyó para reemplazar el que edifico
Zorobabel. Era un edificio hermoso durante el tiempo del ministerio de Jesús, pero Tito lo destruyo en
el año 70 d.C. El quinto templo será el construido por el Anticristo, el cual será construido durante la
primera mitad de la gran tribulación. Por lo tanto, el rechazo de Israel hacia el Mesías Príncipe, el
hecho de que fuese eliminado en el 33 d.C. y la destrucción tanto del Tempo como de Jerusalén 37
años después están directamente relacionados. Que Israel y el Templo hubieran sido destruidos eran
señales de la desobediencia de Israel. Sin embargo, el Reloj Profético se detuvo en la semana 69
cuando se le quitó la vida al Mesías, después de la cual tenían que venir las desolaciones hasta la
semana 70, ya que, tal y como dijo Gabriel: hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones”.

Hasta aquí del estudio desarrollado se corresponden ambas posiciones respecto a las 70
semanas del profeta Daniel. Describiremos a continuación lo que respecta a la Semana septuagésima,
cuyos adeptos opinan está aún por cumplirse. Según el reloj de Dios se detiene en la semana 69, y da
lugar a la brecha que hasta el tiempo actual está por terminar

EL RELOJ DE DIOS SE DETIENE EN LA SEMANA 69


“…y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones”.
Daniel 9:26
CRONOGRAMA EN QUE SE APRECIA LA PROFECIA DE DANIEL DE LAS “70 SEMANAS”
(70 X 7=490 AÑOS). TAL COMO OPINAN QUIENES VEN LA PROFECIA NO TOTALMENTE
CUMPLIDA, FALTANDO POR CUMPLIRSE LA SEMANA 70 (SEMANA DE LA GRAN
TRIBULACIÓN
Sólo 69 semanas de años han tenido lugar en el pueblo judío hasta este momento. Desde
cuando se dio la orden de restaurar y construir Jerusalén y sus muros hasta el Mesías Príncipe han
transcurrido 483 años (69x7); sin embargo, el número de años determinado sobre el pueblo de Daniel
son 490 lo cual nos muestra que todavía faltan siete años para que se cumplan las 70 semanas
profetizadas en Daniel 9:24-27. No obstante, ¿cuándo tendrá lugar la semana 70? Después de la
semana 69 el reloj de Dios se detuvo y entramos en un periodo de gracia donde la iglesia toma un
protagonismo muy importante. De acuerdo a lo que hemos visto, la primera semana inicia alrededor
del año 444 a.C. cuando el Rey Artajerjes le dio el decreto a Nehemías para que reconstruyera la
ciudad y los muros. A partir de allí el ángel Gabriel dice que transcurrirán 7 semanas que equivalen a 49
años, periodo en el cual la ciudad y los muros son terminados y donde los ministerios de Habacuc,
Zacarías y Malaquías tienen lugar. Después de ellos no vuelve a existir palabra inspirada por Dios.
Seguidamente tienen lugar 62 semanas más, equivalentes a 434 años. Recordemos que después de
Malaquías el último profeta del Antiguo Testamento, no se levantó otro con palabra inspirada por Dios.
A esto se le conoce como el periodo inter-testamentario donde Dios guarda silencio por alrededor de 4
siglos, lo cual concuerda el periodo de las 62 semanas. Este silencio se rompe con Juan el Bautista
predicando en el desierto de Judea y la semana 69 finaliza con la muerte del Mesías príncipe, es decir,
con la crucifixión de Cristo Jesús alrededor del año 33 d.C. Luego la misma profecía de Daniel nos habla
de un segundo príncipe el cual destruiría Jerusalén y el templo judío, lo cual ocurrió en el año 70 d.C. a
manos de Tito y los romanos. Ahora bien, a partir de aquí el reloj de Dios se detiene y la semana 70 es
pausada y entramos a un intervalo de tiempo conocido como el tiempo de la iglesia del Señor. Este
paréntesis en el tiempo se conoce como Condensación Profética. Esta condensación profética también
aparece en el libro de Isaías: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su
hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo
dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino,
disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de
los ejércitos hará esto”, (Isaías 9:6-7). Cuando se lee da la impresión que ese niño que nace (el cual es
nuestro Señor Jesús) será el que se sentara en el trono de David en su edad adulta. Sin embargo, esta
profecía se cumplirá en dos diferentes periodos. La primera ya se cumplió cuando Jesús vino por
primera vez y desarrollo su ministerio. Sin embargo, Jesús murió y resucito para estar al lado de su
Padre y la segunda parte de esta profecía aún no se ha cumplido sino hasta cuando Él regrese por
segunda vez al final de la semana 70 conocida como el periodo de la gran tribulación. Vemos otro
ejemplo de condensación profética en el mismo libro de Isaías: “El Espíritu de Jehová el Señor está
sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a
los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a
proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a
todos los enlutados”, (Isaías 61:1-2). La primera parte de esta profecía vio su completo cumplimiento
durante el ministerio de Jesús, sin embargo, la parte final de esta profecía: y el día de venganza del
Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados, aun no se ha cumplido, sino hasta que Jesús vuelva por
segunda vez para juzgar a los malvados y establecer su reino de justicia lo cual ocurrirá al final de la
gran tribulación. Por tanto, actualmente estamos viviendo un periodo intermedio entre la semana 69 y
la 70 donde la iglesia tiene el protagonismo principal y este llegará a su fin cuando ocurra el rapto de la
iglesia.
Continuando en el estudio de esta posición controversial, de que aún existe para unos una brecha
entre la semana 69 y 70, y para otros la profecía ya se cumplió en su totalidad, veamos como
presentan esta última semana los primeros:

LA SEMANA 70: LA GRAN TRIBULACIÓN


“Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y
la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga
la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador”.
Daniel 9:27

La parte final del versículo 27 del capítulo 9 del libro de Daniel toca el tema de la septuagésima
semana la cual está constituida por 7 años y componen un periodo de juicios escatológicos
profetizados por nuestro Señor Jesucristo en Mateo 24:21 y descritos en los capítulos 6 al 19 del libro
de Apocalipsis en el Nuevo Testamento. El libro de Daniel no es el único que habla acerca de este
terrible periodo de juicios, tanto los libros del Antiguo Testamento como los evangelios, las epístolas y
el libro de Apocalipsis tocan este tema dándole diferentes nombres:

1. El día de Jehová o del Señor (Isaías 13:6; Joel 1:15; 2:1, 11, 31; 3:14; Malaquías 4:5;
1°Tesalonicenses 5:2; 2 Tesalonicenses 2:2).
2. Angustia o tribulación (Sofonías 1:15).
3. La gran tribulación (Mateo 24:21).
4. Tiempo o día de angustia (Daniel 12:1; Sofonías 1:15).
5. Tiempo de angustia para Jacob (Jeremías 30:7).

El inicio de la semana 70, de acuerdo a Daniel 9:27, se caracterizará por la ratificación de un


pacto entre los judíos y un gobernante: Y por otra semana confirmará el pacto con muchos. Este pacto
se consumirá entre los primeros 3 años y medio, pero al final de éstos los sacrificios y ofrendas del
templo cesarán y los judíos entraran en un periodo de gran persecución: Después con la muchedumbre
de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado
se derrame sobre el desolador”. Este desolador que vendrá sobre el pueblo de Israel es el mismo
hombre de pecado del cual habla el apóstol Pablo en 2 Tesalonicenses.
“Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se
manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se
llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar
por Dios”.
(2 Tesalonicenses 2:3-4)
Por lo tanto, el gobernante de quien se habla en este verso, es la misma persona a quien Jesús
llama “la abominación desoladora” (Mateo 24:15) y en Apocalipsis 13 es llamada la bestia,
comúnmente llamado el Anticristo. Daniel 9:27 dice que la bestia hará un pacto por una semana (7
años), pero que a la mitad de la semana (3 ½ años dentro de la Tribulación), él romperá el pacto,
poniendo fin al sacrificio y la ofrenda. Apocalipsis 13 explica que la bestia colocará una imagen de él
mismo en el templo y demandará que el mundo la adore (Apocalipsis 13:24). Apocalipsis 13:5 dice que
esto sucederá por 42 meses, que son 3 ½ años. Puesto que Daniel 9:27 dice que esto sucederá a la
mitad de la semana, y Apocalipsis 13:5 dice que la bestia hará esto por un período de 42 meses, es fácil
ver que la duración total es de 84 meses o sean 7 años. Además de esto, el profeta Daniel también
hace alusión a la duración de este tiempo: “Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del
Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta
tiempo, y tiempos, y medio tiempo”, (Daniel 7:25), donde la expresión “tiempo, y tiempos, y medio
tiempo” (tiempo = 1 año; tiempos = 2 años; medio tiempo = ½ año); hacen un total de 3 años ½). Ahora
bien, este periodo de gran tribulación tiene al menos dos propósitos, los cuales podemos enumerar de
la siguiente manera:
1. Tratar con su pueblo Israel para que ellos crean en su Hijo amado. Actualmente la mayoría de
Judíos no reconocen a Jesús como su Mesías, sin embargo, viene un tiempo de prueba cuyo objetivo es
acercarlos a Él para salvación: “¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él;
tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado. En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, yo
quebraré su yugo de tu cuello, y romperé tus coyundas, y extranjeros no lo volverán más a poner en
servidumbre, sino que servirán a Jehová su Dios y a David su rey, a quien yo les levantaré”, (Jeremías
30:7-9).
2. Castigar la iniquidad de los impíos. El segundo propósito tiene que ver con juzgar y castigar la
maldad de los habitantes de esta tierra. La Biblia entera advierte que este día viene: “porque el gran
día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?”, (Apocalipsis 6:17).
“Cercano está el día grande de Jehová, cercano y muy próximo; es amarga la voz del día de Jehová;
gritará allí el valiente. Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto, día de alboroto y de
asolamiento, día de tiniebla y de oscuridad, día de nublado y de entenebrecimiento, día de trompeta y
de algazara sobre las ciudades fortificadas, y sobre las altas torres. Y atribularé a los hombres, y
andarán como ciegos, porque pecaron contra Jehová; y la sangre de ellos será derramada como polvo,
y su carne como estiércol. Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira de Jehová, pues toda la
tierra será consumida con el fuego de su celo; porque ciertamente destrucción apresurada hará de
todos los habitantes de la tierra”.
(Sofonías 1:14-18)

¿CUÁNDO OCURRIRA LA GRAN TRIBULACIÓN?


“Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos,
¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?”. (Mateo 24:3)

El capítulo 24 del Evangelio según Mateo es único en toda la Biblia. Es conocido como el
capítulo apocalíptico de Mateo ya que contiene en si una descripción clara en cuanto a las señales y
acontecimientos de la septuagésima semana que el profeta Daniel habló en su capítulo 9. Esta homilía
fue dada por nuestro Señor Jesús en el monte de los Olivos como una respuesta a la pregunta de sus
discípulos de: ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” No existe
una fecha exacta para decir cuándo ocurrirá el periodo de gran tribulación, sin embargo, podemos
encontrar en la Biblia algunas señales que nos anuncian que aquel día está cercano.

Falsos Cristos y Falsos Profetas: la aparición de la apostasía.

Entre las primeras señales que Jesús destaco como una advertencia de que esté periodo de
juicios está a punto de iniciar es la aparición de falsos cristos: “Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que
nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos
engañarán”, (Mateo 24:4-5). Increíblemente la historia está llena de sujetos que en determinado
momento afirmaron ser la reencarnación del Mesías y ganaron y siguen ganando miles de adeptos.
Podemos mencionar a unos pocos que han surgido entre el siglo 19 y el 21:
El surgimiento de falsos cristos también está acompañado de otra señal contundente que la
gran tribulación está cercano, y la aparición de la apostasía, una palabra de origen griego que
literalmente significa apartarse: “Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes
venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición (2 Tesalonicenses 2:3).
Apostatar significa apartarse de la fe que una vez se conoció para seguir una falsa enseñanza religiosa y
es seriamente condenada en la Biblia: “Porque si pecáremos voluntariamente después de haber
recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda
expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que viola la ley de
Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo
pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la
cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?”, (Hebreos 10:26-29). Anteriormente el
autor de la carta a los Hebreos había estado hablado acerca de la superioridad de Cristo y su obra
salvadora como Sumo Sacerdote, pero ahora viene en el capítulo 10 y recalca que aquellos que
habiendo recibido el conocimiento de la verdad se aparten voluntariamente, el castigo por su pecado
será terrible. Hace la comparación que si en la ley de Moisés, los transgresores morían por el
testimonio de dos o tres testigos, cuanto más se castigara a aquellos que habiendo conocido la verdad
del evangelio, se aparten en pecado y cuanto más si es en apostasía. Jesús advirtió de esto también a
sus discípulos: “Porque se levantarán falsos cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y
prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes.
Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo
creáis”, (Mateo 24:24-26). La palabra Cristo significa ungido, por lo que advierte que se levantarán
falsos ungidos y profetas. Hoy en día el pueblo cristiano sufre el ataque de falsas doctrinas disfrazadas
por textos bíblicos tergiversados y dirigida por un grupo de nuevos apóstoles y profetas los cuales
aseguran tener la nueva revelación de Dios para los últimos tiempos. Sin embargo, todos sabemos que
no hay nueva revelación a parte de la Biblia, el canon está cerrado y nadie puede traer nueva
revelación. Hoy en día escuchamos herejías como las maldiciones generacionales, la doctrina de la
liberación, el reino ahora, la falsa doctrina de la prosperidad que exhorta a la gente a desear
desmedidamente las cosas materiales y a ofrendar esperando que Dios devuelva multiplicado todo lo
que demos. Muchos falsos maestros están introduciendo sus enseñanzas disfrazadas como la nueva
revelación afirmando que es tiempo de abandonar la antigua teología. Niegan el rapto de la iglesia, no
predican acerca de la verdad del infierno y la cruz de Cristo. Este periodo de gran apostasía fue
advertido por los apóstoles entre ellos Pablo el cual lo llamo “tiempos peligrosos”: “También debes
saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos”, (2 Timoteo 3:1). En este versículo
encontramos dos palabras claves para comprender lo que el apóstol decía. La primera es los postreros
días. ¿Cuándo inicio el periodo de los postreros días? En el Nuevo Testamento estas palabras aparecen
por primera vez cuando Pedro predico a los judíos en el día de Pentecostés: “Y en los postreros días,
dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;
vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños”, (Hechos 2:17). Esta es una
referencia a la profecía que aparece en Joel y nos habla del derramamiento del Espíritu Santo sobre la
iglesia. Por tanto, los postreros días iniciaron en el día de Pentecostés. Ahora bien, los tiempos
peligrosos del cual habla Pablo, lo cual constituye el segundo término a comprender, es
definitivamente el tiempo de la apostasía que la iglesia va a atravesar. El apóstol aclara la personalidad
de estos falsos maestros que van a ser los protagonistas de esta apostasía:
“Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos,
desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores,
intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los
deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos
evita. Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de
pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden
llegar al conocimiento de la verdad. Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así
también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe”.
(2 Timoteo 3:2-8)
De igual forma el apóstol Pedro también advirtió acerca de estos maestros de la mentira que
vendrían en los postreros días e incluso negaran el advenimiento de nuestro Señor Jesucristo como
muchos lo hacen hoy en día: “Sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores,
andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento?
Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el
principio de la creación”, (2 Pedro 3:3-4). Conociendo esta verdad la iglesia del Señor tiene que estar
lista para defender la sana doctrina. El apóstol Judas en su epístola exhorta a los creyentes a contender
ardientemente por la fe: “Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra
común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe
que ha sido una vez dada a los santos. Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que
desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en
libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo”,
(Judas 3-4). El mismo Judas describe a estos falsos maestros comparándolos con tres personajes del
Antiguo Testamento:
“¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y
perecieron en la contradicción de Coré”.(Judas 11)

Cada personaje describe en si la personalidad e intenciones de estos falso maestros que dirigen
la apostasía en estos postreros días.

1) El camino de Caín. Este fue aquel personaje que mato a su hermano Abel por haber
ofrecido mejor ofrenda a Dios (Génesis 4:1-16). Caín siempre se caracterizó por un hombre impío que
decidió acercarse a Dios a su forma presentando una ofrenda procedente del fruto de la tierra en lugar
de sacrificar a un cordero perfecto, tal y como se cree que Dios ya les había revelado. Como resultado,
Dios rechazo su ofrenda y decidió asesinar a su hermano por envidia. Los falsos maestros han decidido
seguir su propio camino como Caín, rechazando la sana doctrina y enseñando una forma diferente de
acercarse a Dios.
2) El error de Balaam. Este consiste en desviarse de la verdad por amor al dinero. Balaam
fue un profeta que se vendió a Balac rey de Moab por amor a las riquezas aun cuando Dios le había
prohibido maldecir a Israel (Números 22). Todos estos falsos apóstoles y falsos profetas solo se
interesan por sacar el mayor lucro de su supuesto ministerio, aprovechándose de gente ignorantes que
deciden ofrendarles.
3) La contradicción de Coré. Esta consiste en revelarse en contra de las autoridades
superiores que Dios ha establecido. Durante su peregrinación en el desierto, Israel fue dirigido por
Moisés al cual Dios había levantado. Sin embargo, Coré, Datán y otros príncipes del pueblo provocaron
una división entre los judíos alegando en contra del liderazgo de Moisés y diciendo que también Dios
los había levantado a ellos como dirigentes del pueblo (Números 16:1-50). Hoy en día estos falsos
maestros alegan ser los últimos iluminados de Dios, engañando a muchos y provocando divisiones
entre la iglesia del Señor.
Estos tres personajes del Antiguo Testamento describen bien el carácter y las intenciones de
estos falsos maestros, los cuales proclamándose ungidos de Dios arrastran al infierno a sus seguidores
a través de sus falsas enseñanzas. Por ello, Judas los compara como nubes sin agua que solo buscan su
propio bien y a los cuales les espera la condenación eterna: “Estos son manchas en vuestros ágapes,
que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá
para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados; fieras ondas
del mar, que espuman su propia vergüenza; estrellas errantes, para las cuales está reservada
eternamente la oscuridad de las tinieblas”, (Judas 12-13). Por tanto, una de las señales contundentes
de que el día del Señor está cerca es la manifestación de la apostasía la cual hoy en nuestros días está
creciendo considerablemente.

Principio de dolores.

“Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto
acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y
habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores”.
(Mateo 24:6-8)
Nuestro Señor Jesucristo les enseño a sus discípulos que antes que viniera este terrible
periodo de juicios sobre la humanidad era necesario atravesar por otro que llamó principio de dolores.
Este periodo se iba a caracterizar por guerras, rumores de guerra, pestes, hambres y terremotos en
diferentes lugares. Como en una mujer en cinta, el incremento de sus dolores anuncian que el parto
está cercano, así la tierra gime de dolor anunciándoles a esta humanidad que aquel gran día está
cercano: Y todo esto será principio de dolores. Jesús advirtió que se oirían de guerras y rumores de
guerra. La verdad es que después de esas palabras no ha habido ni un siglo donde no se cumpliera
estas palabras. El tiempo faltaría para hablar acerca de cada una de ellas, incluso, hoy en día podemos
conocer por medio de los noticieros la delicada situación de Israel en el medio oriente, donde muchos
países islámicos quieren borrarlos del mapa. En la Biblia encontramos que antes que la gran tribulación
inicie tiene que ocurrir una terrible guerra donde muchos países se levantaran en contra de la nación
de Israel. A esta guerra se le conoce como la guerra de Gog y Magog.

“Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, pon tu rostro contra Gog en tierra de Magog
príncipe soberano de Mesec y Tubal, y profetiza contra él, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo
estoy contra ti, oh Gog, príncipe soberano de Mesec y Tubal. Y te quebrantaré, y pondré garfios en tus
quijadas, y te sacaré a ti y a todo tu ejército, caballos y jinetes, de todo en todo equipados, gran
multitud con paveses y escudos, teniendo todos ellos espadas”. (Ezequiel 38:1-4)

Para poder comprender esta profecía es importante identificar los nombres de las naciones
que aquí se mencionan. La palabra Gog aparece únicamente en 1 Crónicas 5:4 (“Los hijos de Joel:
Semaías su hijo, Gog su hijo, Simei su hijo”). Posiblemente se refiere al nombre de una persona, ya que
lo presenta como un príncipe soberano el cual proviene del hebreo rosh que literalmente significa
“cabeza” o “jefe”. Probablemente el termino Gog era un título de realeza o rango que se le daba a los
reyes de esa región, como lo hacían los egipcios a sus reyes al llamarlos faraón. Magog fue un
descendiente de Jafet hijo de Noé (Génesis 10:2, 1 Crónicas 1:5) y se refiere a un área cercana al Mar
Negro o Mar Caspio la cual se extiende desde España hasta Asia Menor y las islas del Mediterráneo al
sureste de Rusia. Mesec y Tubal también aparecen en el listado de descendientes de Jafet en Génesis
10:2 y se cree que eran regiones cercanas al Mar Negro. El versículo cuatro añade que será Dios el que
los sacará de su tierra con el fin de conducir una gran invasión contra Israel: y te sacaré a ti y a todo tu
ejército, caballos y jinetes, de todo en todo equipados, gran multitud con paveses y escudos, teniendo
todos ellos espadas. El capítulo 38 de Ezequiel continúa agregando más acerca de esta batalla:
“Persia, Cus y Fut con ellos; todos ellos con escudo y yelmo; Gomer, y todas sus tropas; la casa de
Togarma, de los confines del norte, y todas sus tropas; muchos pueblos contigo. Prepárate y
apercíbete, tú y toda tu multitud que se ha reunido a ti, y sé tú su guarda. De aquí a muchos días serás
visitado; al cabo de años vendrás a la tierra salvada de la espada, recogida de muchos pueblos, a los
montes de Israel, que siempre fueron una desolación; mas fue sacada de las naciones, y todos ellos
morarán confiadamente. Subirás tú, y vendrás como tempestad; como nublado para cubrir la tierra
serás tú y todas tus tropas, y muchos pueblos contigo”. (Ezequiel 38:5-9)

Aparte de estos países, otros se unirán a ellos para hacerle la guerra a Israel: Desde el este
Persia, la cual es la actual Irán; desde el sur Etiopia; desde el Oeste Libia; desde el norte Gomer, el cual
llegó a ser el pueblo de los Cimerios, un pueblo al sur de Rusia. Y Togarma, un pueblo cercano a Rusia.
Todos estos pueblos subirán en contra de la nación de Israel: recogida de muchos pueblos, a los
montes de Israel. Podemos observar la multitud de naciones que se unirán en esta invasión a Israel,
todos pueblos que en su determinado momento formaron parte de la ex Unión Soviética y que están
alrededor de Rusia como Turquía, Pakistán, Kazajistán, Ucrania, Irán, Sudan, Libia, posiblemente
Egipto, Iraq, Arabia Saudita, entre otros. Todos ellos vendrán con gran amenaza sobre la ciudad
santa: Subirás tú, y vendrás como tempestad; como nublado para cubrir la tierra serás tú y todas tus
tropas, y muchos pueblos contigo.
El libro de Ezequiel aclara que este ataque será un plan que será concebido en el corazón de los
enemigo del pueblo de Dios para despojarlo de su tierra: “Así ha dicho Jehová el Señor: En aquel día
subirán palabras en tu corazón, y concebirás mal pensamiento, y dirás: Subiré contra una tierra
indefensa, iré contra gentes tranquilas que habitan confiadamente; todas ellas habitan sin muros, y no
tienen cerrojos ni puertas; para arrebatar despojos y para tomar botín, para poner tus manos sobre las
tierras desiertas ya pobladas, y sobre el pueblo recogido de entre las naciones, que se hace de ganado y
posesiones, que mora en la parte central de la tierra”, (Ezequiel 38:10-12). El texto también sugiere
que habrán otras naciones, que aunque no participen con sus ejércitos en el conflicto bélico, se
alegraran y apoyaran en esta incursión violenta: “Sabá y Dedán, y los mercaderes de Tarsis y todos sus
príncipes, te dirán: ¿Has venido a arrebatar despojos? ¿Has reunido tu multitud para tomar botín, para
quitar plata y oro, para tomar ganados y posesiones, para tomar grandes despojos?”, (Ezequiel 38:13-
14). Hoy en día podemos ver que esto no está lejos de cumplirse. La mayoría de países musulmanes
tienen una lucha constante contra Israel por sus tierras, Irán es un país que ha declarado sus
intenciones de borrar a Israel del mapa y últimamente Rusia ha tomado un protagonismo muy
importante mostrando su poderío militar ante los medios de comunicación. Sin embargo, cuando esto
ocurra Dios actuara de inmediato a favor de su pueblo.

“Y subirás contra mi pueblo Israel como nublado para cubrir la tierra; será al cabo de los días; y te
traeré sobre mi tierra, para que las naciones me conozcan, cuando sea santificado en ti, oh Gog,
delante de sus ojos… En aquel tiempo, cuando venga Gog contra la tierra de Israel, dijo Jehová el Señor,
subirá mi ira y mi enojo… Y yo litigaré contra él con pestilencia y con sangre; y haré llover sobre él,
sobre sus tropas y sobre los muchos pueblos que están con él, impetuosa lluvia, y piedras de granizo,
fuego y azufre. Y seré engrandecido y santificado, y seré conocido ante los ojos de muchas naciones; y
sabrán que yo soy Jehová. (Ezequiel 38:16, 18, 22-23)

Aquí Dios afirma que Él personalmente defenderá a su nación Israel, a tal punto que se dará a
conocer como el Dios Jehová ante estas naciones que no lo conocen. Hoy en día, todas estas naciones
son en su mayoría o ateas o islámicas, por lo que no conocen al Dios hebreo del cual la Biblia habla, no
obstante, el Señor afirma que en aquel día sabrán quien es Jehová ya que contenderá directamente
con ellos: “Tú pues, hijo de hombre, profetiza contra Gog, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo
estoy contra ti, oh Gog, príncipe soberano de Mesec y Tubal. Y te quebrantaré, y te conduciré y te haré
subir de las partes del norte, y te traeré sobre los montes de Israel; y sacaré tu arco de tu mano
izquierda, y derribaré tus saetas de tu mano derecha. Sobre los montes de Israel caerás tú y todas tus
tropas, y los pueblos que fueron contigo; a aves de rapiña de toda especie, y a las fieras del campo, te
he dado por comida. Sobre la faz del campo caerás; porque yo he hablado, dice Jehová el Señor”,
(Ezequiel 39:1-5). Aunque esta guerra constituye una gran invasión sobre Israel, no es en sí la guerra de
Armagedón, donde el Anticristo guiara a todas las naciones a una final lucha, al final de la gran
tribulación, esta guerra de Gog y Magog, constituye otra gran batalla que tendrá lugar antes del inicio
de la gran tribulación. Además. La guerra del Armagedón tendrá lugar en el valle de Meguido; mientras
que la de Gog y Magog se realizará en los montes de Israel. El final de esta batalla será tan terrible que
Dios entregara los cadáveres a las bestias carroñeras e Israel tardara 7 meses en enterar a todos los
muertos, y el paso para los transeúntes que se movilicen por el oriente será obstaculizado debido a la
multitud de cadáveres: “Sobre los montes de Israel caerás tú y todas tus tropas, y los pueblos que
fueron contigo; a aves de rapiña de toda especie, y a las fieras del campo, te he dado por comida… En
aquel tiempo yo daré a Gog lugar para sepultura allí en Israel, el valle de los que pasan al oriente del
mar; y obstruirá el paso a los transeúntes, pues allí enterrarán a Gog y a toda su multitud; y lo llamarán
el Valle de Hamón-gog. Y la casa de Israel los estará enterrando por siete meses, para limpiar la tierra”,
(Ezequiel 39:4, 11-12). Esta guerra de Gog y Magog es diferente a la que se menciona en Apocalipsis
20:8: “y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog,
a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar”, ya que esta
ocurrirá al final del milenio, cuando Satanás sea liberado y convenza a todas las naciones a revelarse en
contra de Dios en una última gran batalla. Por tanto, antes de que la gran tribulación inicie, habrá
guerras y rumores de guerras, levantándose nación contra nación hasta llegar al cumplimiento de la
gran batalla de Gog y Magog.
Aparte de estas señales Jesús también advierte que antes de que venga la septuagésima
semana de Daniel, habrá hambres, pestes y terremotos que golpearan a esta humanidad. Hoy en día
podemos asegurar que ya todas estas señales se están cumpliendo al pie de la letra, sin embargo, esto
solo será: principio de dolores.

La Señal de la Higuera.

“De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el
verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las
puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la
tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de
los cielos, sino sólo mi Padre”.(Mateo 24:33-36)

En el capítulo 24, nuestro Señor Jesús también nos da otra señal contundente que aquel día
terrible se acerca. Se conoce como la señal de la higuera. La higuera es Israel y está profetizado que
ésta generación no pasará sin que todo esto (la gran tribulación) acontezca. La generación a la que se
refiere es la que vea al pueblo de Israel nacer como nación nuevamente. En el año 70 d.C. los judíos
sufrieron la destrucción del Templo y en el año 135 d.C. fueron expulsados completamente de su
nación. A partir de allí su tierra fue tomada por diferentes naciones incluyendo los musulmanes. Sin
embargo, Dios había prometido que los reuniría de todos los confines de la tierra nuevamente en la
tierra que había jurado a Abraham que daría a sus descendientes: “Por tanto, profetiza, y diles que así
ha dicho Jehová, el Señor: Yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío; os haré subir de vuestros sepulcros y
os traeré a la tierra de Israel”, (Ezequiel 37:12). El 14 de mayo de 1948, se estableció el estado de
Israel, después de mil setecientos años de exilio cumpliendo así la profecía de Ezequiel 37:12. Por
tanto, a partir de aquí vemos que la higuera (Israel) comienza a florecer. Una generación en términos
Bíblicos es de 70 a 80 años, “Los días de nuestra edad son 70 años. Si en los más robustos son 80 años,
con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan y volamos”. (Salmo 90:10). Ahora
bien, Jesús dijo que no pasaría la generación que vio nacer a Israel como nación sin que venga el
periodo de la gran tribulación.
Por tanto, la señal de la higuera inicio el día que Israel fue declarado nuevamente como nación
y todos los judíos que se encontraban esparcidos alrededor del mundo comenzaron a regresar a su
nación, esto ocurrió el 14 de Mayo de 1948, por lo que no pasara la generación que vio nacer a su
nación sin que se cumplan las profecías concernientes a aquel día de juicios. Aun conociendo esto, no
es correcto el intentar poner una fecha ya que Jesús dijo: Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los
ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.

La reconstrucción del nuevo Templo: una señal más.

La reconstrucción del Templo es clave para conocer que el tiempo de la gran tribulación está
cerca. Nuestro Señor Jesús lo explico en el Sermón apocalíptico en el monte de los Olivos.

“Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el
que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. El que esté en la azotea, no
descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa.
Más ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! Orad, pues, que vuestra huida no
sea en invierno ni en día de reposo; porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde
el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería
salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados”. (Mateo 24:15-22)

Otra de las señales que encontramos en Mateo 24 es la profanación del Templo por parte del
Anticristo. Jesús advirtió: Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que
habló el profeta Daniel, donde la abominación desoladora se refiere a la profanación que el Anticristo
realizara en el lugar santísimo del Templo: “Y se levantarán de su parte tropas que profanarán el
santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora”,
(Daniel 11:31). Por tanto, la construcción del Templo judío será una señal contundente de que este
periodo de gran aflicción está a punto de iniciar y por ello Jesús les dice a los judíos que estarán en
aquel tiempo que huyan y escapen por sus vidas: entonces los que estén en Judea, huyan a los montes.
El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva
atrás para tomar su capa. Más ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! Orad,
pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo; porque habrá entonces gran tribulación,
cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen
acortados, nadie sería salvo; más por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados. En 1967,
luego de la famosa Guerra de los 6 días, y por primera vez desde el cautiverio en Babilonia, los judíos
recuperan el control de Jerusalén. De ésta manera, también recuperan el lugar donde deben
reconstruir el Templo de Salomón de acuerdo a la profecía bíblica: “yo los llevaré a mi santo monte, y
los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar;
porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos”, (Isaías 56:7)
____________________________
(Mi nota al margen como lector del texto bíblico leído de Isaías 56:7 tenga validez alguna,
para estar en contra de quienes opinan que en la septuagésima semana de Daniel todavía estuviese
permitido por Dios los holocaustos y sacrificios en el templo, cuando la señal de su culminación fue
con la muerte de Cristo después de la semana 62, y como prueba de ello, el velo del templo se rasgó)
____________________________
Pero, exactamente en el lugar donde se debe reconstruir el Templo de Salomón, está ocupado
por uno de los símbolos religiosos más importantes de la comunidad árabe: el Domo de la Roca de la
Mezquita de Omar ubicado en el Monte Santo.
El Domo o la Mezquita de la Roca, es considerado uno de los lugares más sagrados por todo el mundo
árabe. Los judíos no han podido remover o destruir el Domo de la Roca, y en el momento en que los
judíos toquen el Domo de la Roca, eso encendería una guerra Santa, pero, tan pronto los judíos reciban
señal de Dios para reconstruir el Templo de Salomón, ellos lo van a reconstruir así sea en contra del
mundo, por tal de obedecer a Dios.(…según su creencia judía)

“Desde el día que saqué a mi pueblo de la tierra de Egipto, ninguna ciudad he elegido de todas las
tribus de Israel para edificar casa donde estuviese mi nombre, ni he escogido varón que fuese príncipe
sobre mi pueblo Israel. Mas a Jerusalén he elegido para que en ella esté mi nombre, y a David he
elegido para que esté sobre mi pueblo Israel”. (2 Crónicas 6:5-6) (MI NOTA AL MARGEN: Este texto, es
más comprensible, no para el tiempo de la semana 70, es más su aplicación cuando el pueblo de
Israel salió de Egipto, para la tierra prometida)

No hay nada más importante para los judíos que reconstruir el Templo de Salomón para así
hacer sus sacrificios a Jehová y recibir al Mesías, y no hay nada más horrible para la comunidad árabe
que remover o destruir el Domo de la Roca, sin embargo, esto se hará para que se cumplan las
profecías. El mundo judío ven cerca el día en el que reconstruirán el antiguo Templo de Salomón a tal
punto que se han estado preparando en los últimos años con mira a este día. Actualmente existen
planos que muestran el diseño del nuevo Templo donde según estos solo tardarían 9 meses en
levantarlo. También se han estado preparando en cuestión los instrumentos y utensilios que se solían
usar, así como los vestuarios y la crianza de animales para realizar los sacrificios.

“Este es el estatuto de la ley que el Señor ha mandado diciendo: Di a los hijos de Israel que traigan una
vaca roja, sin defecto, en la cual no haya mancha y sobre la cual nunca haya sido puesto yugo...”
Números 19:2)
Para los judíos ortodoxos el cumplimiento de la ley ceremonial es tan importante que han
tratado de reproducir todo lo necesario para iniciar el futuro servicio en el templo a excepción de tener
una vaca roja para el sacrificio, hasta inicios de los 90´s donde finalmente lograron reproducirla. Hoy en
día la crianza de vacas rojas es bien conocida en Israel, a tal punto, los judíos ven la reaparición de este
animal como un anuncio de que el momento de la reconstrucción del Templo está acercándose. De
manera similar, para los cristianos estos acontecimientos anuncian el inminente periodo de gran
tribulación que está a punto de venir para este mundo. Si bien es cierto que todas estas señales nos
anuncia el pronto cumplimiento de este periodo de juicios terribles, la verdad es que Dios ha
prometido que su amada iglesia no atravesará por este horrible periodo:

“Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba
que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra”. (Apocalipsis 3:10)

Por ello, mientras que para el mundo viene tribulación, la iglesia espera la gloriosa promesa del
rapto:

“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá
del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos
quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así
estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras”.
(1 Tesalonicenses 4:16-18)

No obstante, no podemos determinar la fecha exacta de cuando esto ocurrirá, por lo que los
cristianos debemos vivir preparados, esperando que Dios cumpla sus promesas y seamos arrebatados
para no tener parte de la gran tribulación: “Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el
Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis”, (Mateo 24:44).

A continuación, veamos con detalle la Septuagésima semana según los que opinan que la
referida semana ya se cumplió. No hubo interrupción después de las semana 69

LA SEMANA 70: LA CRUCIFIXIÓN DE JESUS


El capítulo 9 del libro de Daniel no nos está hablando del final de los tiempos, ni del Anticristo,
ni de los últimos 7 años de esta era, sino del perdón de los pecados, y este evento ya ocurrió hace casi
2,000 años, con la muerte del Mesías.
Sabemos por el libro de Daniel que la profecía de las 70 semanas, según el mensaje del ángel
Gabriel sólo fue dirigida al pueblo de Israel “…Entiende, pues, la orden, y entiende la visión. Setenta
semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad....” (Daniel 9: 23-24) A
continuación, veremos más detalles acerca del cumplimento de esta profecía. Ahora veamos los
últimos 4 versos de Daniel 9:24-27 que nos hablan de esta profecía: “Setenta semanas están
determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para acabar la prevaricación, y concluir el
pecado, y expiar la iniquidad; y para traer la justicia eterna, y sellar la visión y la profecía, y ungir al
Santo de los santos.” (Daniel 9:24)

Otra prueba más de que la profecía fue dirigida a Israel estuvo comprobado por el mismo
tiempo en el que los judíos violaron el mandato del SEÑOR al no dejar descansar la tierra cada 7 años,
durante 490 años o según el mandato en Levítico 25:1-10. Y por ello fueron juzgados y castigados por
Dios y pasaron 70 años desterrados en Babilonia (Jeremías 29:10, 34:13-14; Levítico 26:34-35). Y ahora
el SEÑOR les estaba dando a los judíos la oportunidad, por los mismos 490 años, para que se preparen
enderezando sus caminos, y regresando a Dios, antes de que viniera el Mesías, quien redimirá sus
pecados si ponen su fe en Él.
En el siguiente cronograma de las 70 semanas de Daniel, que no tiene ninguna diferencia con relación a
la posición de quienes opinan que la semana 70 no sigue a continuación de las 69 semanas ya
estudiadas con anterioridad (7+62=69), como es vista en este cronograma, sino que tal semana
siguiente de 7 años, que aún está por cumplirse, la definen como la semana de la gran tribulación.
Visto el cronograma anterior, las 70 semanas de años, o 490 años, en 3 periodos: el primero de 7
semanas (7×7=49), el segundo de 62 semanas (62×7=434), y el último de 1 semana, (1×7=7). Lo que
nos da los años: 457 a.C., 408 a.C., 27 d.C. y 34 d.C. Los primeros 49 años representan el tiempo en que
la ciudad y el liderazgo judío es restaurado. El periodo entre 27 y 34 d.C. representa la 70ª semana
cuando el Mesías moriría como veremos con los siguientes versículos. “Y después de las sesenta y dos
semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo del Príncipe que ha de venir, destruirá
la ciudad y el santuario; con inundación será el fin de ella, y hasta el fin de la guerra las asolaciones
están determinadas.” (Daniel 9:26)
En este versículo es donde empieza el engaño que introdujo un jesuita llamado Francisco de
Ribera, al llamar al identificar al “Príncipe” como el Anticristo que aparecería al final de los tiempos
después de una pausa ficticia entre la semana 69 y 70. Otra teoría que se desarrolló después de que
este versículo fue tomado fuera de contexto, en decir que el “príncipe que ha de venir” fue el general
romano Tito, hijo del emperador Vespasiano (forzando la interpretación de que él era un “príncipe”),
cuyo ejército desoló el Templo y la ciudad en 70 d.C. Pero la correcta interpretación, para saber quién
es el “príncipe” en este versículo, la hallamos en el mismo contexto del pasaje, porque el ángel utiliza
la palabra “Nagid” la misma que encontramos en el versículo anterior cuando habla del “Mesías
Príncipe, por lo que podemos asumir que el “Principe” es el mismo Mesías porque esta es la única
parte en la Biblia en la que se utiliza esta expresión para designar al Mesías, descartando toda
posibilidad de que sea el Anticristo o el general Tito. Por lo que “el pueblo del Príncipe”, se refiere a los
judíos mencionados por Daniel una y otra vez en Daniel 9: 16, 19, 20, 24 siendo las personas por las
que está orando, Daniel estaba intercediendo por ellos. Fue su grave pecado colectivo, al rechazar al
Mesías, al no estudiar esta profecía, y no reconocer el tiempo de la visitación del Mesías Principe, lo
que causó la desolación de la ciudad y del Templo en 70 d.C. En cumplimiento a lo que Jesús les había
dicho: “y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por
cuanto no conociste el tiempo de tu visitación” (Lucas 19:44); “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó
conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la
ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos”. (Oseas 4:6)
En la continuación de estudio del versículo 26 de Daniel 9, que dice el “pueblo del Príncipe que ha de
venir destruirá la ciudad y el santuario”. ¿Cómo fue tal acontecimiento?: Durante la primer Gran
Revuelta Judía (66-73 d.C.), hubo una revolución interna entre las fuerzas de Jerusalén que fueron
derrotadas por los zelotes (sicarios) comandados por Juan de Giscala y Eleazar Ben Simón. Juan de
Giscala se autonombró gobernador de Jerusalén, pero otro revolucionario, Simón Bar Giora lo
desplazó, quedándose con el control de la parte alta de Jerusalén, y Juan se quedó con el control del
Templo y la parte baja de Jerusalén. Durante 2 años los revolucionarios aterraron y masacraron a
muchos judíos, al punto que la gente común prefería entregarse a las autoridades romanas como
esclavos. En el año 70 d.C., durante las Festividades de Pascua, las legiones romanas sitiaron la ciudad
por 4 meses causando que muchos judíos que habían viajado a Jerusalén por las festividades murieran
de hambre, se estima que 1.1 millones de judíos murieron por esta desolación. Y el 9 del mes de Av
(Tisha b’Av), en Agosto, el general Tito logró tomar la fortaleza de Antonia, y ese día los sacrificios
diarios judíos en el Templo de Jerusalén cesaron, probablemente también por la falta de corderos por
el estado de sitio en el que estaban. Los zelotes al ver que serían derrotados, y para evitar que el
Templo fuera profanado por los romanos, decidieron quemarlo. Por lo que los mismos judíos
destruyeron el Templo, al quemarlo, dando cumplimento a la profecía de Daniel. Los judíos son
quienes destruyeron Jerusalén y el Templo, al haber rechazado y crucificado al Mesías que fue enviado
para salvarlos (Mateo 27:25; Lucas 19:43-44)

Sigamos con el versículo 26 de Daniel 9: “Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al
Mesías, mas no por sí“: Este versículo nos dice que después de la 69ª semana el Mesías sería
ejecutado, es decir, que el Mesías moriría dentro de la 70ª semana entre los años 27 y 34 d.C., como
veremos a continuación. Y Daniel nos dice: “mas no por sí”, que descarta que sea por causas naturales,
ni por ser culpable, ni causante de su propia muerte, sino como veremos en el siguiente versículo, fue
acusado falsamente, tal y como ocurrió con Jesús y fue crucificado dando cumplimento a la profecía
(Isaías 53:8).

“Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y
la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga
la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador”. (Daniel 9:27). Analicemos
su interpretación: A) “a la mitad de la semana”: El Mesías inició su ministerio a la edad de 30 años
(Números 4:3; Lucas 3:23), cuando fue bautizado por Juan el Bautista, en “el año quince del imperio
de Tiberio César” de acuerdo a Lucas capítulo 3 (Lucas 3:22; Hechos 10:37-38). El reinado de Tiberio
comenzó 2 años antes de la muerte del emperador Augusto en el año 12 d.C., porque reinaron en
conjunto durante 2 años, por lo que el quinceavo año de Tiberio corresponde al año 27 d.C., que
corresponde exactamente al inicio de la 70ª semana de Daniel. Y se estima que el ministerio de Jesús
duró 3 ½ años, ubicando Su crucifixión a la mitad de la 70ª semana de esta profecía, que corresponde a
la Pascua del año 31 d.C. También con esta información podemos calcular el año en el que nació (27
d.C. – 30= 4 a.C.). Por lo que Jesús vino al mundo en Septiembre/Octubre del año 4 a.C., y fue
crucificado en Marzo/Abril del año 31 d.C., habiendo vivido 33½ años. B) “a la mitad de la semana
hará cesar el sacrificio y la ofrenda”: Con la muerte de Jesucristo, la necesidad de sacrificios cesó,
porque la sangre del sacrificio que hizo nuestro Señor, cubre todo requerimiento de Dios. Y a partir de
ese momento podemos decir que “el obedecer es mejor que un sacrificio” (1 Samuel 15:22, Hebreos
10:1-10). Cuando Cristo murió en la cruz se rasgó el velo del Templo, lo cual significaba que ya había un
acceso libre, por medio del sacrificio de Jesucristo, para todo aquel que crea en Él, somos libres de
entrar y de acercarnos a Dios todos los días del año y en cualquier momento ( Hebreos 4:16, 10:19-22)
“Pero Jesús clamó otra vez a gran voz y entregó el espíritu. Y he aquí, el velo del templo se rasgó en
dos, de arriba abajo. La tierra tembló y las rocas se partieron.” (Mateo 27:50-51) Según los
comentarios rabínicos del Talmud, se colocaba un cordón rojo en la puerta del Templo, y cuando el
chivo expiatorio había sido llevado al desierto, para no volver, el cordón rojo se volvía blanco de forma
milagrosa. Lo más interesante de esto, es que, según lo descrito en el mismo Talmud, en Yoma 39b, los
rabinos mencionaban que durante los últimos 40 años antes de la destrucción del Templo, el cordón
rojo nunca volvió a cambiar de color, y que las puertas del Templo se abrían por sí mismas. Después de
la muerte y resurrección de Cristo, el cordón rojo nunca volvió a cambiar a color blanco. Dios les estaba
recordando a los judíos que Jesús era el verdadero sacrificio, y que los sacrificios subsecuentes no eran
aceptables. C) una semana confirmará el pacto con muchos”: Según muchos teólogos y pastores
especulan que el “pacto” en esta frase representa la firma de un acuerdo de paz para Israel, que firmará
el Anticristo con las naciones y que este evento dará inicio a un periodo de siete años de Tribulaciones,
llamado “la 70ª semana de Daniel”. Pero como hemos visto, según lo que opinan al contrario, esto no es
cierto y no va a ocurrir, porque esta profecía no habla del Anticristo. La profecía de Daniel no es la
profecía de las “353 semanas y contando” para que incluya eventos que ocurrirán en el futuro. Y como
hemos visto, esta profecía de 70 semanas de años sabáticos ya fue cumplida con la Primer Venida de
Jesucristo, pero lamentablemente esta enseñanza equivocada está muy difundida hoy en día y provoca
que las verdaderas profecías de la Segunda Venida sean forzadas dentro de un periodo de tiempo de 7
años, como parte del engaño de Satanás. Porque las Tribulaciones solamente incluyen 3½ años o 1290
días para ser más exacto de acuerdo a Daniel 12, e inician con el evento llamado “la abominación de la
desolación” (Daniel 12:11), no con la firma de ningún tratado. Satanás es astuto y ha manipulado esta
profecía para crear falsas expectativas que pueden causar que las personas pierdan su fe cuando vean
que la 70ª semana de Daniel no se cumple en el futuro.
¿Qué es este “Pacto?: El pacto al que se refiere Daniel 9:27, es el que se menciona en Daniel 9:4, es el
pacto eterno que hizo nuestro Señor Jesucristo con Abraham, que incluye a todo aquel que ama a Dios y
guarda sus mandamientos (Lucas 22:20). Nuestro Señor Jesucristo vino a confirmarlo y a ratificarlo con
su sangre, como el Cordero Pascual. Y por una semana”: Se refiere a que Jesús confirmaría el pacto
que hizo con Abraham, con muchos (judíos) durante una semana, que corresponde a la 70ª semana de
esta profecía. Por eso vemos en las Escrituras el énfasis que tenía Jesús y sus discípulos de promulgar el
Evangelio exclusivamente a los judíos (Mateo 15:24). Por lo que la profecía nos dice que en la 70ª
semana el pacto sería confirmado, y su cumplimiento ya sucedió a través del Mesías, quien lo hizo en
dos partes: a través de su ministerio de 3 ½ años a los judíos, durante la primera mitad de la 70ª
semana hasta el día de Su muerte; y la segunda parte, a través de los apóstoles, quienes llenos del
Espíritu Santo, continuaron predicando el Evangelio a los judíos, el pueblo del Mesías Príncipe, durante
la segunda mitad de la 70ª semana la cual terminó con la muerte de Esteban, que se estima fue en el
año 34 d.C. (Hechos 7:59). Los estudiosos del Nuevo Testamento consideran que la conversión del
apóstol Pablo ocurrió en el año 34 d.C., y también consideran que la muerte de Esteban ocurrió el
mismo año. Esteban fue el último profeta que Jesús envió a los líderes judíos, quienes continuaron
rechazando a Jesús como el Mesías. Cuando acabaron las 70 semanas de esta profecía, el pacto se
extendió a los gentiles de todas las naciones del mundo. A la muerte de Esteban también inició una
serie de persecuciones de creyentes, quienes huyeron de Israel emigrando a otros países llevando
consigo el Evangelio, y la Palabra del Señor se extendió a los gentiles. “…«Así que también a los gentiles
ha concedido Dios el arrepentimiento que conduce a la vida». Ahora bien, los que habían sido
esparcidos a causa de la persecución que sobrevino después de la muerte de Esteban, llegaron hasta
Fenicia, Chipre y Antioquía, no hablando la palabra a nadie, sino solo a los judíos. Pero había algunos
de ellos, hombres de Chipre y de Cirene, los cuales al llegar a Antioquía, hablaban también a los
griegos, predicando el evangelio del Señor Jesús.” (Hechos 11:18b-20) D) Después con la
muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que
está determinado se derrame sobre el desolador: Esta parte de la profecía, nos habla de la destrucción
del Templo en el año 70 d.C., que ya ocurrió casi 40 años después de que Jesús lo predijo. “Y a unos que
hablaban de que el templo estaba adornado de hermosas piedras y ofrendas votivas, dijo: En cuanto a
estas cosas que veis, días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra, que no sea destruida” (Lucas
21:5-6)

Esta última semana de la profecía tuvo cumplimiento en Jesucristo: Con Su sacrificio limpió todo
pecado, transgresión e iniquidad de todo aquel que cree en Él, y además con Su victoria sobre la
muerte nos brinda vida y justicia eterna. El versículo 25 de Daniel 9, en su parte final, termina
revelándonos quién va a dar cumplimiento a esta profecía llamándolo el “Santo de los santos” quien va
a ser ungido, por lo que podemos ver que el Mesías (que significa el “Ungido”) solamente puede ser
Dios, por lo que Jesucristo es el único quien puede cumplir con esta profecía.
CRONOGRAMA EN QUE SE APRECIA LA PROFECIA DE DANIEL DE LAS “70 SEMANAS”
(70 X 7=490 AÑOS). TAL COMO OPINAN QUIENES VEN LA PROFECIA COMO YA
CUMPLIDA, SIN NINGUNA BRECHA ENTRE LA SEMANA 69 Y LA 70
COMUNIDAD CRISTIANA EVANGELICA
IGLESIA HEFZI-BA
UNIDAD DE ESTUDIOS BÍBLICOS PRIMARIOS

GUÍA DE ESTUDIO BÍBLICO


TEMA
“PROFECÍA DE LAS 70 SEMANAS DEL PROFETA DANIEL”
(Libro de Daniel 9:20-27)
Septiembre 2023

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