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C. CONTRATOS EN PARTICULAR
a. Concepto.
b. C o n t r a t o s p r e p a r a t o r i o s e n l a l e g i s l a c i ó n c h i l e n a .
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
a. Generalidades y concepto.
A r t . 1 5 5 4 . La promesa de celebrar un contrato no produce obligación alguna; salvo que concurran las
circunstancias siguientes:
1ª Que la promesa conste por escrito;
2ª Que el contrato prometido no sea de aquellos que las leyes declaran ineficaces;
3ª Que la promesa contenga un plazo o condición que fije la época de la celebración del contrato;
4ª Que en ella se especifique de tal manera el contrato prometido, que sólo falten para que sea perfecto, la
tradición de la cosa, o las solemnidades que las leyes prescriban.
Concurriendo estas circunstancias habrá lugar a lo prevenido en el artículo precedente.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
No existe una definición legal del contrato de promesa, porque en el art. 1554, el
legislador solo se limita a señalar los requisitos. Una definición doctrinal indica que, el
contrato de promesa es un contrato preparatorio general, en virtud del cual, una o ambas
partes se obligan a la celebración de un contrato definitivo, dentro de un determinado
plazo o en el evento de una determinada condición.
Según se desprende de la definición anterior, las modalidades constituyen un
elemento de la esencia del contrato de promesa 2, esto porque son ellas las que permiten
cumplir el objetivo de las partes, que es vincularse desde ya, pero postergar la
celebración del contrato definitivo.
El tribunal Supremo Español de 1957 declaró que por el contrato de promesa se
conviene en la celebración de otro contrato futuro y lo que caracteriza a la promesa es
que las partes quedan obligadas a otorgar, en un momento posterior, un contrato que es
buscado por ellas.
Por su parte, Luis CLARO SOLAR afirma que la promesa de celebrar un contrato
es una convención que tiene su objeto propio y obligaciones independientes del objeto y
obligaciones del contrato prometido. Otro autor, Fernando FUEYO, sostiene que es aquel
contrato por el cual una o ambas partes se comprometen a celebrar un contrato en el
futuro, debiendo cumplirse con los requisitos legales.
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Por regla general las modalidades son elementos puramente accidentales de los actos jurídicos, sin
embargo, hay casos en los cuales las modalidades son elementos de la esencia, como es el caso de la
promesa, o también pueden ser elementos de la naturaleza como ocurre con la condición resolutoria
tácita.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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3. La inscripción prevenida en el inciso tercero: sin ésta no podrá el heredero disponer por sí solo
de los inmuebles hereditarios que en la partición le hayan cabido.
Por lo tanto, las partes celebran la promesa con la finalidad precisa de celebrar
otro contrato que es el verdaderamente querido por ellas, el definitivo, que es el
que se celebra en cumplimiento de la obligación de hacer a que da origen este
contrato preparatorio, lo que tendrá lugar dentro de un plazo o al cumplirse una
condición.
Art. 1554. La promesa de celebrar un contrato no produce obligación alguna; salvo que
concurran las circunstancias siguientes:
4ª Que en ella se especifique de tal manera el contrato prometido, que sólo falten para que sea
perfecto, la tradición de la cosa, o las solemnidades que las leyes prescriban.
iv. Desde el punto de vista de las partes que resultan obligadas, la promesa p u e d e
s e r u n i l a t e r a l o b i l a t e r a l . En la promesa bilateral, ambas partes se
obligan a la celebración de un contrato futuro, en cambio, en la promesa
unilateral, una parte se obliga a celebrar un contrato para con otra que no
contrae obligación alguna, y que únicamente se limita a aceptar la propuesta sin
obligarse a la celebración del contrato definitivo.
Así, por ejemplo, se promete celebrar un contrato de comodato, faltando para su
perfeccionamiento únicamente la entrega de la cosa objeto del mismo. Si el
promitente comodante se reserva la facultad de exigir la entrega de la cosa al
promitente comodatario, la promesa sería un contrato unilateral para la
celebración de un contrato unilateral. También podría acontecer que ambas
partes se obliguen a la celebración del contrato de comodato y la promesa sería
un contrato bilateral para la celebración de un contrato unilateral.
Se discute si es posible celebrar un contrato de promesa unilateral de un contrato
bilateral, o sea, un contrato en que sólo uno de los contratantes quede obligado a
otorgar el contrato definitivo, mientras el otro estaría facultado para exigir el
otorgamiento (cumplimiento del contrato) sin estar obligado a celebrarlo a
requerimiento de su contra parte. Por ejemplo, a promete vender un inmueble a b
en un precio x. b celebra la promesa, pero no se obliga a comprar el inmueble,
sino que se reserva la facultad de exigir la celebración del contrato al promitente
vendedor, si lo estima conveniente, dentro de un determinado plazo o cumplida
que sea una condición. Mientras no haga uso de su facultad el promitente
vendedor no puede exigir la celebración del contrato. Por el contrario, si hace
uso de ella, el promitente vendedor está obligado a celebrar el contrato 4.
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Esto se resuelve dentro del tema de los problemas del contrato de promesa.
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Este tema se trata con más detalle cuando se hace referencia a los problemas de la promesa.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
Art. 1554. La promesa de celebrar un contrato no produce obligación alguna; salvo que
concurran las
circunstancias siguientes:
1ª Que la promesa conste por escrito;
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
Art. 1554. La promesa de celebrar un contrato no produce obligación alguna; salvo que
concurran las circunstancias siguientes:
3ª Que la promesa contenga un plazo o condición que fije la época de la celebración del contrato;
Las modalidades que se utilizan en este contrato, son el plazo o la condición, los
que además deben cumplir ciertos requisitos.
Lo que justifica que las modalidades sean elementos de la esencia en este caso,
es que las partes quieren postergar la celebración del contrato definitivo, y esto
se logra precisamente a través del plazo o de la condición, de lo contrario el
contrato pierde sentido, y jurídicamente es nulo absolutamente.
Art. 1554. La promesa de celebrar un contrato no produce obligación alguna; salvo que
concurran las circunstancias siguientes:
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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Art. 1700. El instrumento público hace plena fe en cuanto al hecho de haberse otorgado y su
fecha, pero no en cuanto a la verdad de las declaraciones que en él hayan hecho los interesados.
En esta parte no hace plena fe sino contra los declarantes.
Las obligaciones y descargos contenidos en él hacen plena prueba respecto de los otorgantes y
de las personas a quienes se transfieran dichas obligaciones y descargos por título universal o
singular.
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La promesa puede resguardarse, por ejemplo, mediante una cláusula penal
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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En la crisis económica de los ’90 ocurrió que empresas inmobiliarias ofrecían grandes proyectos, y la
gente celebraba contratos de promesa y comenzaba a pagar pactando letras. Esto lo hacían las
inmobiliarias, porque no podían celebrar contratos de compraventa ya que los loteos no estaban sujetos a
régimen de copropiedad inmobiliaria, por lo que jurídicamente no existían; sin embargo muchos
proyectos no llegaron a recepcionarse y la gente perdió su dinero, ya que no podía pedirse que el juez
suscribiera, porque en definitiva el bien nunca había existido. Esta es la historia del art. 138 bis de la Ley
de Urbanismo y Construcción.
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Existe un problema práctico, porque la boleta bancaria cuesta plata por cada día, por lo que salía más a
cuenta la póliza de seguro, sin embargo, cuando se dictó esta ley, la póliza no existía.
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Este es el riesgo que el legislador quiere proteger.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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Un segundo aspecto en relación con esta solemnidad, dice relación con una
pregunta que se plantea a nivel doctrinal, en cuanto a qué ocurre con la
solemnidad del contrato de promesa en caso de que la solemnidad del contrato
prometido sea la escritura pública, es decir ¿Se transmite la solemnidad del
contrato prometido al contrato de promesa? La opinión mayoritaria señala,
respecto de la transmisibilidad de la solemnidad, que la solemnidad no se
trasmite, porque el contrato de promesa es independiente del contrato prometido,
teniendo sus propios requisitos que en lo tocante a las solemnidades exigen
simple escrituración.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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Art. 1749. El marido es jefe de la sociedad conyugal, y como tal administra los bienes sociales y
los de su mujer; sujeto, empero, a las obligaciones y limitaciones que por el presente Título se le
imponen y a las que haya contraído por las capitulaciones matrimoniales.
Como administrador de la sociedad conyugal, el marido ejercerá los derechos de la mujer que
siendo socia de una sociedad civil o comercial se casare, sin perjuicio de lo dispuesto en el
artículo 150.
El marido no podrá enajenar o gravar voluntariamente ni prometer enajenar o gravar los bienes
raíces sociales ni los derechos hereditarios de la mujer, sin autorización de ésta.
No podrá tampoco, sin dicha autorización, disponer entre vivos a título gratuito de los bienes
sociales, salvo el caso del artículo 1735, ni dar en arriendo o ceder la tenencia de los bienes
raíces sociales urbanos por más de cinco años, ni los rústicos por más de ocho, incluidas las
prórrogas que hubiere pactado el marido.
Si el marido se constituye aval, codeudor solidario, fiador u otorga cualquiera otra caución
respecto de obligaciones contraídas por terceros, sólo obligará sus bienes propios.
En los casos a que se refiere el inciso anterior para obligar los bienes sociales necesitará la
autorización de la mujer.
La autorización de la mujer deberá ser específica y otorgada por escrito, o por escritura pública si
el acto exigiere esta solemnidad, o interviniendo expresa y directamente de cualquier modo en el
mismo. Podrá prestarse en todo caso por medio de mandato especial que conste por escrito o por
escritura pública según el caso.
La autorización a que se refiere el presente artículo podrá ser suplida por el juez, previa
audiencia a la que será citada la mujer, si ésta la negare sin justo motivo. Podrá asimismo ser
suplida por el juez en caso de algún impedimento de la mujer, como el de menor edad,
demencia, ausencia real o aparente u otro, y de la demora se siguiere perjuicio. Pero no podrá
suplirse dicha autorización si la mujer se opusiere a la donación de los bienes sociales.
4º De especies cuya propiedad se litiga, sin permiso del juez que conoce en el litigio.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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En primer término hay que analizar que modalidades cumplen con la finalidad
de p o s t e r g a r l a c e l e b r a c i ó n d e l c o n t r a t o d e f i n i t i v o . En cuanto al
plazo, éste es el hecho futuro y cierto de cual depende la exigibilidad o extinción
de un derecho u obligación. De esta definición, se extrae la principal
clasificación de los plazos que distingue entre plazo suspensivo y plazo
extintivo.
Respecto del p l a z o s u s p e n s i v o , no existe ningún inconveniente para ser
incorporado en el contrato de promesa, porque cumple con la finalidad de
postergar.
En cuanto al p l a z o e x t i n t i v o , hay autores que consideran que tanto éste,
como el plazo suspensivo sirven, porque el legislador no distingue; sin embargo,
no existe en relación al plazo extintivo una opinión unánime, porque hay quienes
señalan, entre ellos el profesor MESA BARROS, que este plazo no satisface la
exigencia del art. 1554 nº 3, y que solamente puede aceptarse combinado con
otra modalidad. Esto se plantea, según MESA BARROS, porque cuando se
establece un plazo extintivo la obligación se hace exigible tan pronto se celebra
la promesa, y el problema es que el deudor siempre podría excusarse para no
concurrir a la celebración del contrato prometido, en que todavía existe plazo
para celebrarlo, pero llegando el vencimiento del plazo, el contrato caducaría, y
por lo tanto, no habría derecho a exigir la celebración del contrato definitivo, así
por ejemplo, si se señala que la compraventa se celebrará hasta el 20 de junio,
llegada esta fecha el plazo se extinguiría. Según el autor, un sentido distinto
debe darse cuando la expresión que se utiliza es “dentro de”, porque en este caso
basta que una parte requiera a la otra, durante el término señalado.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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El plazo es un hecho cierto, por lo tanto se sabe que llegará, y será determinado
si se sabe c u á n d o llegará (ocho de agosto), e indeterminado, cuando no se
sabe (la muerte). La condición es incierta, por lo que no se sabe si ocurrirá, pero
si de llegar se sabe cuando, será determinada (por ejemplo, una determinada
edad).
Los profesores FUEYO y ALESSANDRI sostienen que no cabría admitir plazos o
condiciones indeterminados, porque con ellos no se cumpliría la exigencia de
fijar la época de celebración del contrato definitivo.
Según otros autores, y examinando el CC, la exigencia de fijar la época de
celebración del contrato definitivo, sólo sería aplicable a la condición y no al
plazo.
También hay quienes sostienen que pueden utilizarse tanto plazos, como
condiciones determinadas e indeterminadas, porque el legislador no formula a
este respecto exigencias especiales.
El problema que se produce de aceptar la condición indeterminada, es resolver
cuándo se entiende que la condición falló 10 y por lo tanto, no habrá lugar a exigir
el contrato definitivo. Algunos sostienen que en este caso corresponde aplicar lo
dispuesto por el legislador a propósito del fideicomiso, en el art. 739, que señala
que si la condición tarda más de cinco años en cumplirse, se entiende fallida; los
que postulan que puede utilizarse esta solución lo hacen, porque el legislador en
el mensaje del CC, respecto del art. 739, establece el objetivo general de esta
norma, que es permitir la libre circulación de los bienes, por lo que la figura
tendría aplicación general11.
Otros sostienen que no cabe aplicar la regla del fideicomiso, porque ésta se ha
dado para dicha figura, y no se puede extrapolar a la promesa, y por lo tanto,
cabe solo aplicar el plazo máximo del CC para la prescripción de acciones y
derechos, que es de diez años.
Fuera de las discusiones anteriores, en la práctica, lo más frecuente es utilizar
una combinación de modalidades, teniendo presente que lo fundamental es que
se cumplan las reglas de postergación y fijación.
10
Esto porque la condición indeterminada siempre debe ir acompañada de un plazo para que las partes no
se entiendan vinculadas de manera indefinida.
11
Párrafo XXVII del mensaje. Es una regla fundamental en este proyecto la que prohíbe dos o más
usufructos o fideicomisos sucesivos, porque unos y otros embarazan la circulación y entibian el espíritu
de conservación y mejora, que da vida y movimiento a la industria. Otra que tiende al mismo fin es la que
limita la duración de las condiciones suspensivas y resolutorias, que en general se reputan fallidas si
tardan más de treinta años en cumplirse
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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Art. 1478. Son nulas las obligaciones contraídas bajo una condición potestativa que consista en
la mera voluntad de la persona que se obliga.
Si la condición consiste en un hecho voluntario de cualquiera de las partes, valdrá.
Estos son los requisitos para que la promesa sea eficaz ¿Qué ocurre si no se
cumple con las exigencias del art. 1554? A este respecto existen dos posiciones:
algunos sostienen que se trata de una hipótesis de inexistencia prevista especialmente
por el legislador, esto basado en los términos que utiliza el legislador al señalar que la
promesa no produce efecto alguno.
Otros (la mayoría) sostienen que la sanción aplicable sería la nulidad absoluta,
por omisión de requisitos establecidos en atención a la naturaleza del acto o contrato.
Art. 1682. La nulidad producida por un objeto o causa ilícita, y la nulidad producida por la omisión de
algún requisito o formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos actos o contratos en
consideración a la naturaleza de ellos, y no a la calidad o estado de las personas que los ejecutan o
acuerdan, son nulidades absolutas.
Hay asimismo nulidad absoluta en los actos y contratos de personas absolutamente incapaces.
Cualquiera otra especie de vicio produce nulidad relativa, y da derecho a la rescisión del acto o contrato.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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Art. 2195. Se entiende precario cuando no se presta la cosa para un servicio particular ni se fija tiempo
para su restitución.
Constituye también precario la tenencia de una cosa ajena, sin previo contrato y por ignorancia o mera
tolerancia del dueño.
De los tres numerales del art. 1553, solo resultan aplicables en este caso, los
números uno y tres. Respecto del número dos del art. 1553, hay que tener presente el art.
532 del CPC, que dispone que si el hecho debido consiste en la suscripción de un
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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instrumento o en la constitución de una obligación por parte del deudor, podrá proceder
a su nombre el juez que conoce del litigio
A r t . 5 3 2 . Si el hecho debido consiste en la suscripción de un instrumento o en la constitución de una
obligación por parte del deudor, podrá proceder a su nombre el juez que conozca del litigio, si, requerido
aquél, no lo hace dentro del plazo que le señale el tribunal.
La aplicación del art. 1553 es sin perjuicio, de la aplicación del art. 1489 en caso
de que la promesa sea bilateral.
A r t . 1 4 7 8 . Son nulas las obligaciones contraídas bajo una condición potestativa que consista
en la mera voluntad de la persona que se obliga.
Si la condición consiste en un hecho voluntario de cualquiera de las partes, valdrá.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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Art. 1801. La venta se reputa perfecta desde que las partes han convenido en la cosa y en el
precio; salvas las excepciones siguientes.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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El marido no podrá enajenar o gravar voluntariamente ni prometer enajenar o gravar los bienes
raíces sociales ni los derechos hereditarios de la mujer, sin autorización de ésta.
No podrá tampoco, sin dicha autorización, disponer entre vivos a título gratuito de los bienes
sociales, salvo el caso del artículo 1735, ni dar en arriendo o ceder la tenencia de los bienes
raíces sociales urbanos por más de cinco años, ni los rústicos por más de ocho, incluidas las
prórrogas que hubiere pactado el marido.
Si el marido se constituye aval, codeudor solidario, fiador u otorga cualquiera otra caución
respecto de obligaciones contraídas por terceros, sólo obligará sus bienes propios.
En los casos a que se refiere el inciso anterior para obligar los bienes sociales necesitará la
autorización de la mujer.
La autorización de la mujer deberá ser específica y otorgada por escrito, o por escritura pública si
el acto exigiere esta solemnidad, o interviniendo expresa y directamente de cualquier modo en el
mismo. Podrá prestarse en todo caso por medio de mandato especial que conste por escrito o por
escritura pública según el caso.
La autorización a que se refiere el presente artículo podrá ser suplida por el juez, previa
audiencia a la que será citada la mujer, si ésta la negare sin justo motivo. Podrá asimismo ser
suplida por el juez en caso de algún impedimento de la mujer, como el de menor edad, demencia,
ausencia real o aparente u otro, y de la demora se siguiere perjuicio. Pero no podrá suplirse dicha
autorización si la mujer se opusiere a la donación de los bienes sociales.
Art. 1757. Los actos ejecutados sin cumplir con los requisitos prescritos en los artículos 1749,
1754 y 1755 adolecerán de nulidad relativa. En el caso del arrendamiento o de la cesión de la
tenencia, el contrato regirá sólo por el tiempo señalado en los artículos 1749 y 1756.
La nulidad o inoponibilidad anteriores podrán hacerlas valer la mujer, sus herederos o
cesionarios.
El cuadrienio para impetrar la nulidad se contará desde la disolución de la sociedad conyugal, o
desde que cese la incapacidad de la mujer o de sus herederos.
En ningún caso se podrá pedir la declaración de nulidad pasados diez años desde la celebración
del acto o contrato.
El art. 1754 inc. I señala que no se pueden enajenar ni gravar los bienes raíces de
la mujer sin su voluntad. Algunos autores han pretendido salvar la omisión del
art. 1754 señalando que en la promesa habría un p r i n c i p i o d e
e n a j e n a c i ó n , por lo que bastaría la redacción actual para entender que el
marido no puede sin la autorización de la mujer celebrar contratos de promesa
respecto de bienes raíces propios de ella. Sin embargo, si esto hubiera bastado, el
legislador no habría modificado el art. 1749.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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Esto se soluciona según una formula que plantea la doctrina, consistente en que
cuando el marido celebra un contrato de promesa respecto de una bien raíz
propio de la mujer, eso conlleva la p r o m e s a d e u n a h e c h o a j e n o , por lo
tanto si el tercero (en este caso la mujer) no ratifica, no cabe ejecución forzada,
por lo que el acreedor en este caso sólo podría pedir una indemnización de
perjuicios derivado del incumplimiento.
Art. 1889. El vendedor sufre lesión enorme, cuando el precio que recibe es inferior a la mitad del
justo precio de la cosa que vende; y el comprador a su vez sufre lesión enorme, cuando el justo
precio de la cosa que compra es inferior a la mitad del precio que paga por ella.
El justo precio se refiere al tiempo del contrato.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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La fijación del justo precio, según el art. 1889 inc. ii, se hace al tiempo del
contrato de compraventa (contrato definitivo), sin embargo, como el precio se
pago con anterioridad a la celebración del contrato de promesa, resulta forzoso
actualizar esta suma conforme algún mecanismo de reajustabilidad. Por lo tanto,
la comparación se hace al tiempo del contrato de compraventa y se hace entre el
justo precio fijado en ese momento y el precio pagado debidamente actualizado.
Por ejemplo, el precio del inmueble es $12.000.000 y se paga el año 1990 contra
la firma de la promesa de compraventa; en el año 1995 se celebra el contrato
definitivo y resulta que el justo precio del inmueble asciende a 26.000.000.
Conforme el artículo 1889, el vendedor sufre lesión enorme cuando el precio que
recibe es inferior a la mitad del justo precio. Sin embargo, aunque podría parecer
que cabe la rescisión por lesión enorme, aplicando algún mecanismo de
reajustabilidad el precio pagado realmente representa la suma de $15.000.000,
por lo tanto, no habrá lugar a la rescisión por lesión enorme.
Sólo de este modo se puede decidir si hubo o no, desequilibrio en las
prestaciones.
Art. 1891. No habrá lugar a la acción rescisoria por lesión enorme en las ventas de bienes
muebles, ni en las que se hubieren hecho por el ministerio de la justicia.
a. Concepto.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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ii. Es un c o n t r a t o q u e t i e n e i n d i v i d u a l i d a d p r o p i a . Efectivamente
existe una similitud entre la opción y la promesa unilateral, sin embargo, la
opción tiene su propia individualidad, lo que viene dado por la presencia de una
modalidad especial que es precisamente la opción.
viii. Es un c o n t r a t o p r i n c i p a l
14
En el contrato de promesa ambas partes manifiestan su voluntad para la celebración del contrato
definitivo, en cambio, en el contrato de opción, sólo el beneficiario manifiesta su voluntad.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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Que la opción sea un contrato atípico, no implica que no le sean aplicables las
normas que establecen los requisitos de existencia y validez de los contratos, ya que
estas son imperativas.
También le son aplicables las normas que las partes dispongan, pero si las partes
no resuelven este punto ¿cuál es la normativa supletoria aplicable? La doctrina dice que
mientras las lagunas legales se colman con equidad, las lagunas contractuales se colman
con analogía, y para que el juez aplique la analogía, necesariamente debe hacer una
calificación jurídica del contrato y aplicar el contrato más afín.
¿Pueden aplicarse las reglas del art. 1554? Este punto no tiene una solución
pacífica en la doctrina, algunos autores señalan que por la similitud de los contratos de
opción y de promesa, si podría aplicarse este artículo, sin embargo, otros autores
entiendes que aplicar estas normas implicaría elevar a la categoría de solemne un
contrato que por disposición del legislador no lo es.
Esto tiene importancia sobre todo respecto de la figura del contrato de promesa
unilateral, la cual es difícil de diferenciar de la opción en un caso concreto, y no es
indiferente calificar una figura de opción o de promesa unilateral, porque tratando se de
esta última rigen normas imperativas que no rigen tratándose de la opción.
ii. Desde el punto de vista de las obligaciones que genera, el contrato de promesa
puede ser u n i l a t e r a l o b i l a t e r a l , la opción, en cambio, p o r r e g l a
g e n e r a l e s u n c o n t r a t o u n i l a t e r a l en que el único obligado es el
optatario, sin embargo, podría ocurrir que quien da la opción cobre alguna tarifa
por mantenerla, en ese caso, la opción sería bilateral.
iii. Desde el punto de vista de los requisitos, en el contrato de promesa basta que
estén especificados los e l e m e n t o s e s e n c i a l e s d e l c o n t r a t o
d e f i n i t i v o , mientras que, en el contrato de opción, es menester que estén
contenidos t o d o s l o s e l e m e n t o s d e l c o n t r a t o que se está ofreciendo
celebrar. La consecuencia de esto es que en la promesa ambas partes vuelven a
manifestar su voluntad para celebrar el contrato definitivo, en cambio, en la
opción sólo el beneficiario u optante vuelve a manifestar su voluntad.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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opción sólo falta la aceptación por lo que no cabe la mora. Si bien esto puede
entenderse de esta manera, es indudable que la aceptación hace exigible la
obligación de otorgar el contrato definitivo, con independencia de que éste tenga
su contenido agotado; así ocurre con un contrato solemne, en el que la
solemnidad consiste en una escritura pública.
a. Concepto.
Esta es una figura más propia del Derecho mercantil que del Derecho civil, por
ello que en sede civil no existe un desarrollo acabado. El CCO, regula a los corredores y
mediadores (no al contrato de corretaje en sí), sin embargo, estas normas han caído en
desuso, por existir una reglamentación especial.
En el contexto del CCO, se considera a los corredores como mandatarios
mercantiles.
En cuanto a la definición del contrato de corretaje, el CC italiano señala que es
aquel que tiene por objeto poner en relación a dos o más partes para la conclusión de un
negocio, sin que intervenga, entre mediador e interesado, nexo alguno de cooperación,
dependencia o representación. La virtud de esta definición, es que tiene por objeto
destacar la diferencia que existe entre este contrato y otras figuras afines, como el
mandato, el contrato de arrendamiento de servicio o el contrato de trabajo.
El profesor FUEYO señala que es un contrato preparatorio general con
individualidad propia, cuya esencia consiste en la interposición neutral de un sujeto
llamado corredor o mediador, quien presta un servicio profesional y autónomo con el
objeto de señalar la oportunidad de contratar, y ayudar eficazmente a la conclusión de
un negocio.
El profesor de Derecho comercial, Alvaro PUELMA dice que es un contrato
preparatorio en virtud del cual, una persona llamada cliente le encarga a otra llamada
corredor la obtención de una oferta seria, tendiente a realizar un negocio determinado,
quien, en el evento de lograrlo, tienen derecho a cobrar al cliente una retribución
llamada comisión, cuyo monto es el convenido o usual.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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ii. Es un c o n t r a t o p r i n c i p a l .
Sin duda, el corretaje tiene una gran similitud con el contrato de mandato, pero
existen dos diferencias que es importante destacar:
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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i. El mandatario actúa siempre bajo las instrucciones del mandante. La ley señala
que debe ceñirse rigurosamente a los términos del mandato. El mandatario
siempre está actuando en interés del mandante, y esto justifica que el legislador
solo acepte la autocontratación15, en la medida que el mandante la autorice.
En cambio, en el corretaje, el corredor es un sujeto neutral, no representa los
intereses de una parte, siempre está buscando a una contraparte y tiene con
ambas, una relación teóricamente idéntica.
a. Concepto.
15
Art. 2144. No podrá el mandatario por sí ni por interpuesta persona, comprar las cosas que el mandante
le ha ordenado vender, ni vender de lo suyo al mandante lo que éste le ha ordenado comprar, si no fuere
con aprobación expresa del mandante.
Art. 2145. Encargado de tomar dinero prestado, podrá prestarlo él mismo al interés designado por el
mandante, o a falta de esta designación, al interés corriente; pero facultado para colocar dinero a interés,
no podrá tomarlo prestado para sí sin aprobación del mandante.
16
?
La jurisprudencia asimila al corretaje, al contrato de prestación de servicios.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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iii. Es p r i n c i p a l .
2. La compraventa.
Su importancia está dada, porque el contrato de compraventa es el paradigma de
los contratos onerosos, y esto es así, porque existen figuras que el legislador ha
reglamentado a propósito del contrato de compraventa, las cuales tienen aplicación
general en contratos de la misma especie, como son por ejemplo, las obligaciones de
garantía en los contratos onerosos.
2.1. Concepto.
17
Respecto de los bienes muebles estas entregas se confunden, pero en los bienes inmuebles se
diferencian, siendo la entrega jurídica la inscripción en el Registro del Conservador de Bienes Raíces.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
Art. 1550. El riesgo del cuerpo cierto cuya entrega se deba, es siempre a cargo del acreedor;
salvo que el deudor se constituya en mora de efectuarla, o que se haya comprometido a entregar
una misma cosa a dos o más personas por obligaciones distintas; en cualquiera de estos casos,
será a cargo del deudor el riesgo de la cosa, hasta su entrega.
27
Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
Art. 1552. En los contratos bilaterales ninguno de los contratantes está en mora dejando de
cumplir lo pactado, mientras el otro no lo cumple por su parte, o no se allana a cumplirlo en la
forma y tiempo debidos.
Art. 1826. El vendedor es obligado a entregar la cosa vendida inmediatamente después del
contrato o a la época prefijada en él.
Si el vendedor por hecho o culpa suya ha retardado la entrega, podrá el comprador a su arbitrio
perseverar en el contrato o desistir de él, y en ambos casos con derecho para ser indemnizado de
los perjuicios según las reglas generales.
Todo lo cual se entiende si el comprador ha pagado o está pronto a pagar el precio íntegro o ha
estipulado pagar a plazo.
Pero si después del contrato hubiere menguado considerablemente la fortuna del comprador, de
modo que el vendedor se halle en peligro inminente de perder el precio, no se podrá exigir la
entrega aunque se haya estipulado plazo para el pago del precio, sino pagando, o asegurando el
pago.
Art. 1873. Si el comprador estuviere constituido en mora de pagar el precio en el lugar y tiempo
dichos, el vendedor tendrá derecho para exigir el precio o la resolución de la venta, con
resarcimiento de perjuicios.
Art. 1820. La pérdida, deterioro o mejora de la especie o cuerpo cierto que se vende, pertenece al
comprador, desde el momento de perfeccionarse el contrato, aunque no se haya entregado la
cosa; salvo que se venda bajo condición suspensiva, y que se cumpla la condición, pues
entonces, pereciendo totalmente la especie mientras pende la condición la pérdida será del
vendedor, y la mejora o deterioro pertenecerá al comprador.
18
En el derecho comparado, como se ha dicho, esta obligación de garantía constituye un elemento de la
naturaleza de todos los contratos onerosos (no solo de la compraventa).
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
El legislador reputa perfecto el contrato desde que las partes acuerdan sobre los
elementos esenciales de éste, cuales son: la cosa y el precio. Los elementos de la
naturaleza se entienden incorporados en el contrato; y si nada se, dice no habrá
elementos accidentales.
La compraventa no es un contrato real, pues la entrega no es parte del
perfeccionamiento del contrato, sino que se incluye en la fase de los efectos, en
base a un contrato ya perfeccionado.
Solo excepcionalmente la compraventa puede ser solemne, siendo menester para
su perfeccionamiento el cumplimiento de una solemnidad objetiva o ad
solemnitatem, establecida en atención a la naturaleza del contrato. Así, el citado
art. 1801 inc. II señala las excepciones a la regla del consensualismo, en materia
de compraventa, y éstas dicen relación con: los bienes raíces, las servidumbres,
los censos y la venta de una sucesión hereditaria; la solemnidad para estos casos
es únicamente la escritura pública (ésta es la única forma de manifestar la
voluntad en la compraventa.), no la inscripción, que es la forma o manera en que
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
Art. 1682. La nulidad producida por un objeto o causa ilícita, y la nulidad producida por la
omisión de algún requisito o formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos actos o
contratos en consideración a la naturaleza de ellos, y no a la calidad o estado de las personas que
los ejecutan o acuerdan, son nulidades absolutas.
Hay asimismo nulidad absoluta en los actos y contratos de personas absolutamente incapaces.
Cualquiera otra especie de vicio produce nulidad relativa, y da derecho a la rescisión del acto o
contrato.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
Art. 680. La tradición puede transferir el dominio bajo condición suspensiva o resolutoria, con
tal que se exprese.
Verificada la entrega por el vendedor, se transfiere el dominio de la cosa vendida, aunque no se
haya pagado el precio, a menos que el vendedor se haya reservado el dominio hasta el pago, o
hasta el cumplimiento de una condición.
Art. 1545. Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes, y no puede ser
invalidado sino por su consentimiento mutuo o por causas legales.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
Art. 1499. Obligación alternativa es aquella por la cual se deben varias cosas, de tal manera que la
ejecución de una de ellas, exonera de la ejecución de las otras.
a. La cosa
La cosa es el objeto de la obligación del vendedor (párrafo 4, arts. 1810 a 1816),
y si falta ésta no habrá obligación, y consecuentemente la obligación de la otra parte
carecerá de causa, por ende, el contrato sería anulable de nulidad absoluta (o
inexistencia) por dos causas: falta de objeto y de causa. Este elemento es tan importante
que sin él la compraventa no produce efecto alguno, o degenera en un contrato de
diversa naturaleza.
Los requisitos que debe reunir la cosa vendida son:
i. La compraventa puede tener por objeto c o s a s c o r p o r a l e s e i n c o r p o r a l e s .
ii. La cosa debe s e r r e a l , es decir, debe existir o al menos esperarse que exista
(realidad del objeto). Esto por aplicación de la regla general, a propósito del
objeto de las obligaciones, que señala que toda obligación debe tener por objeto
una o más cosas reales. La realidad del objeto en este caso, se refiere a la
existencia de la cosa vendida.
A r t . 1 8 1 3 . La venta de cosas que no existen, pero se espera que existan, se entenderá hecha
bajo la condición de existir, salvo que se exprese lo contrario, o que por la naturaleza del
contrato aparezca que se compró la suerte.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
iii. Debe ser una cosa cuya enajenación no esté prohibida por la ley (art.
1810). Esto no implica que la cosa deba ser comerciable, aunque cierto sector de
la doctrina señala que el requisito en este caso es que la cosa sea comerciable. La
idea es que la cosa sea de aquellas cuya enajenación no esté prohibida, por ende
es más amplia, pues la incomerciabilidad, según en art. 1464, es sólo una de las
hipótesis de imposibilidad de enajenación. El art. 1464 analiza las hipótesis en
las cuales está prohibida la enajenación de ciertas cosas, sobre las cuales habrá
objeto ilícito; sin embargo, hay que agregar dentro de las cosas incomerciables,
la sucesión de una persona viva y, también, la totalidad de los bienes de una
persona, a menos que éstos se individualicen por escritura pública (art. 1811 en
concordancia con el art. 2056).
A r t . 1 8 1 0 . Pueden venderse todas las cosas corporales o incorporales, cuya enajenación no
esté prohibida por ley.
Art. 1811. Es nula la venta de todos los bienes presentes o futuros o de unos y otros, ya se venda
el total o una cuota; pero será válida la venta de todas las especies, géneros y cantidades, que se
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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designen por escritura pública, aunque se extienda a cuanto el vendedor posea o espere adquirir,
con tal que no comprenda objetos ilícitos.
Las cosas no comprendidas en esta designación se entenderán que no lo son en la venta: toda
estipulación contraria es nula.
Art. 2056. Se prohíbe toda sociedad a título universal, sea de bienes presentes y venideros, o de
unos u otros.
Se prohíbe asimismo toda sociedad de ganancias, a título universal, excepto entre cónyuges.
Podrán con todo ponerse en sociedad cuantos bienes se quiera, especificándolos.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
La cantidad puede ser incierta con tal que el acto o contrato fije reglas o contenga datos que
sirvan para determinarla.
Si el objeto es un hecho, es necesario que sea física y moralmente posible. Es físicamente
imposible el que es contrario a la naturaleza, y moralmente imposible el prohibido por las leyes,
o contrario a las buenas costumbres o al orden público.
vi. La cosa debe ser del vendedor o ajena, pero no puede ser propia del
comprador. En este último caso la compraventa es nula y el comprador tendrá
derecho a que se le restituya lo que hubiere dado por ello (art. 1816 inc. I).
Art. 1816. La compra de cosa propia no vale: el comprador tendrá derecho a que se le restituya
lo que hubiere dado por ella.
Los frutos naturales, pendientes al tiempo de la venta, y todos los frutos tanto naturales como
civiles que después produzca la cosa, pertenecerán al comprador, a menos que se haya estipulado
entregar la cosa al cabo de cierto tiempo o en el evento de cierta condición; pues en estos casos
no pertenecerán los frutos al comprador, sino vencido el plazo, o cumplida la condición.
Todo lo dicho en este artículo puede ser modificado por estipulaciones expresas de los
contratantes.
El inc. II del art. 1816 prescribe que pertenecen al comprador los frutos naturales
pendientes al tiempo de la venta, y los naturales y civiles, que después ella
produzca. Esto se entiende siempre que las partes no hayan acordado la entrega
de la cosa después de transcurrido un plazo o sujeta a una condición, en cuyo
caso los frutos pertenecen al vendedor hasta el vencimiento del plazo, o al
cumplimiento de la condición; en ese momento se aplicará la regla anterior.
El inc. final de la norma dispone que todo lo dicho en este artículo puede ser
modificado por estipulación expresa de los contratantes. Pese a los términos
amplios del texto expreso de la ley, esta norma debe interpretarse
restrictivamente (en contra de su texto), referido exclusivamente al inc. II, que
regula la situación de los frutos de la cosa, pero no al caso de la compra de cosa
propia, ya que esa venta es nula y la nulidad es una sanción de derecho estricto y
de orden público, indisponible por la voluntad de las partes.
21
El art. 1811 es la regla general que el legislador establece tanto para el contrato de compraventa como
en el de donación e impide que una persona pueda disponer por un acto entre vivos de la totalidad de su
patrimonio.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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Art. 898. La acción de dominio tendrá también lugar contra el que enajenó la cosa, para
la restitución de lo que haya recibido por ella, siempre que por haberla enajenado se
haya hecho imposible o difícil su persecución; y si la enajenó a sabiendas de que era
ajena, para la indemnización de todo perjuicio.
El reivindicador que recibe del enajenador lo que se ha dado a éste por la cosa, confirma
por el mismo hecho la enajenación.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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Art. 682. Si el tradente no es el verdadero dueño de la cosa que se entrega por él o a su nombre,
no se adquieren por medio de la tradición otros derechos que los transmisibles del mismo
tradente sobre la cosa entregada.
Pero si el tradente adquiere después el dominio, se entenderá haberse éste transferido desde el
momento de la tradición.
Art. 1822. Si avenidos vendedor y comprador en el precio, señalaren día para el peso, cuenta o medida, y
el uno o el otro no compareciere en él, será éste obligado a resarcir al otro los perjuicios que de su
negligencia resultaren; y el vendedor o comprador que no faltó a la cita podrá, si le conviniere, desistir del
contrato.
Art. 1823. Si se estipula que se vende a prueba, se entiende no haber contrato mientras el comprador no
declara que le agrada la cosa de que se trata, y la pérdida, deterioro o mejora pertenece entre tanto al
vendedor.
Sin necesidad de estipulación expresa se entiende hacerse a prueba la venta de todas las cosas que se
acostumbra vender de ese modo.
Los arts. 1821 y 1822 se refieren a la compra de géneros, y el art. 1823 a la venta
de cosas a prueba.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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i. Venta de una cosa que suele venderse a peso, cuenta o medida (géneros) y que
se señala de manera tal, que no pueda confundirse con otra porción de la misma
cosa. El art. 1821, da un ejemplo señalando a las cosas que se hallan en un
determinado recinto o lugar, como el trigo contenido en un cierto granero.
Si las partes han convenido en el precio de la cosa vendida, el riesgo, pendiente
su entrega, se rige por la regla general del art. 1820, es decir, pertenece al
comprador, aunque la cosa no se haya pesado, medido o contado; y si las partes
no han convenido en el precio, no hay venta (se aplica la regla de las especies o
cuerpos ciertos, pese a que la cosa no ha sido identificada).
Esta regla se justifica por cuanto no hay posibilidad de confusión de la cosa con
otra. El objeto del contrato ya se encuentra determinado dentro del género y éste
no puede confundirse con otra porción del mismo.
El inc. II del art. 1821, se ocupa de una situación diversa, colocando el riesgo de
cargo del vendedor. Aquí se ha vendido una cosa de aquellas que suelen
venderse a peso, cuenta o medida, y no se ha determinado la parte o porción que
se está vendiendo; la ley habla de una parte indeterminada de un género como
diez fanegas de trigo de las contenidas en cierto granero. Se vende un género,
pero no se especifica qué parte de éste se vende y por ello se aplica el art. 1510,
en cuya virtud la pérdida de una parte del género no extingue la obligación del
vendedor, porque el género no perece. Conforme la disposición, la traslación del
riesgo al comprador se produce sólo una vez que se haya fijado el precio y se
haya pesado, contado o medido la parte que se vende (identificación de la cosa).
Se vuelve a la regla de las especies o cuerpos ciertos, porque ya no hay
posibilidad de confusión.
ii. Venta de un género en la que las partes convienen en el precio y en una época
para realizar el peso, cuenta o medida de la parte del mismo que se vende (art.
1822). El contrato de venta se encuentra perfeccionado, sin embargo, si una de
las partes no concurre en la fecha acordada, la otra tiene acción de resarcimiento
de los perjuicios provocados por la negligencia del que no concurrió y, además,
si le conviene, tiene la facultad de desistirse del contrato. Se debe tener en
cuenta que para que proceda la acción de perjuicios se requiere que la no
concurrencia en la fecha fijada, se haya producido por negligencia del que
incumple, siendo este último el encargado de probar el impedimento del
cumplimiento de su obligación. La prueba de la diligencia o cuidado
corresponde al que debió emplearlo.
iii. La venta de una cosa a prueba (art.1823). Cuando una cosa se vende a prueba, la
ley entiende que no hay contrato, mientras el comprador no declare que la cosa
le agrada. Hay aquí una compraventa que se celebra bajo una condición
suspensiva y meramente potestativa dependiente de la voluntad del comprador.
En cuanto a los riesgos de la cosa que se entregó a prueba, como la ley entiende
que no hay compraventa mientras el comprador no manifiesta su agrado, éstos
son de cargo del vendedor22.
El inc. II dispone que sin necesidad de estipulación, se entiende hacerse a prueba
la venta de todas las cosas que se acostumbra vender de ese modo. La
jurisprudencia ha fallado que se acostumbra a comprar a prueba los caballos
destinados a tiro de carruaje; lo mismo ocurre con las ventas según muestras, así,
22
El art. 6, del título XXII del Proyecto de 1842, dispone que si se estipula que se vende a prueba, se
entiende hacerse la venta bajo condición suspensiva de agradar al comprador la cosa vendida.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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b. El precio
En base al art. 1793, se puede decir que el precio es la cantidad de dinero que el
comprador se obliga a dar por la cosa vendida (constituye el objeto de su obligación).
No es la cantidad que efectivamente da, pues es un contrato consensual y no real. Si las
partes no convienen en el precio, la obligación de pagarlo carece de objeto, y la de
entregar la cosa de causa, y el contrato es nulo o degenera en otro distinto.
Art. 1793. La compraventa es un contrato en que una de las partes se obliga a dar una cosa y la otra a
pagarla en dinero. Aquélla se dice vender y ésta comprar. El dinero que el comprador da por la cosa
vendida, se llama precio.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
Art. 140. Si el tercero a quien se ha confiado el señalamiento del precio no lo señalare, sea por el motivo que fuere, y
el objeto vendido hubiere sido entregado, el contrato se llevará a efecto por el que tuviere la cosa el día de su
celebración, y en caso de variedad de precios, por el precio medio.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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Art. 1795. Son hábiles para el contrato de venta todas las personas que la ley no declara inhábiles para
celebrarlo o para celebrar todo contrato.
Sobre esta norma, algunos autores señalan que para celebrar el contrato de
compraventa se requiere una doble capacidad: por una parte, capacidad para celebrar
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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todo contrato (arts. 1446 y 1447), y por otra parte, una capacidad especial para celebrar
el contrato de compraventa (arts.1795 y siguientes).
Art. 1446. Toda persona es legalmente capaz, excepto aquellas que la ley declara incapaces.
Art. 1447. Son absolutamente incapaces los dementes, los impúberes y los sordos o sordomudos que no
pueden darse a entender claramente.
Sus actos no producen ni aun obligaciones naturales, y no admiten caución.
Son también incapaces los menores adultos y los disipadores que se hallen bajo interdicción de
administrar lo suyo. Pero la incapacidad de las personas a que se refiere este inciso no es absoluta, y sus
actos pueden tener valor en ciertas circunstancias y bajo ciertos respectos, determinados por las leyes.
Además de estas incapacidades hay otras particulares que consisten en la prohibición que la ley ha
impuesto a ciertas personas para ejecutar ciertos actos.
a. I n c a p a c i d a d e s p e c i a l p a r a c o m p r a r y v e n d e r .
El art. 1796 contiene la prohibición de celebrar compraventa entre los cónyuges
no separados judicialmente, y entre el padre o madre y el hijo sujeto a patria potestad,
por ende, se establece una prohibición de comprar y vender.
Art. 1796. Es nulo el contrato de compraventa entre cónyuges no separados judicialmente, y entre el
padre o madre y el hijo sujeto a patria potestad.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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b. I n c a p a c i d a d e s p e c i a l p a r a v e n d e r .
El art. 1797 prohíbe a ciertos funcionarios administradores de establecimientos
públicos, vender alguna parte de los bienes que administran, a menos que estén
expresamente autorizados por la autoridad competente. Según algunos esta norma
debiera excluirse del CC, ya que pertenecería al Derecho público y es expresión del
principio de legalidad que deben observar los funcionarios de la Administración del
Estado.
Art. 1797. Se prohíbe a los administradores de establecimientos públicos vender parte alguna de los
bienes que administran, y cuya enajenación no está comprendida en sus facultades administrativas
ordinarias; salvo el caso de expresa autorización de la autoridad competente.
c. I n c a p a c i d a d e s p e c i a l p a r a c o m p r a r .
El art. 1798 en su primera parte prohíbe al empleado público comprar los bienes,
sean éstos públicos o particulares, que se vendan bajo su ministerio. El mismo artículo,
en su segunda parte, prohíbe comprar a los jueces, abogados, procuradores o notarios
los bienes en cuyo litigio han intervenido y que se vendan a consecuencia del litigio,
aunque la venta se haga en pública subasta. Los abogados, sin embargo, igualmente
pueden celebrar con sus clientes un pacto de igualas o de derechos litigiosos o contratos
de “cuota litis”, en razón del cual los honorarios del abogado se pagarán con cargo al
resultado del juicio (art. 321 del COT)
Art. 1798. Al empleado público se prohíbe comprar los bienes públicos o particulares que se vendan por
su ministerio; y a los jueces, abogados, procuradores o escribanos los bienes en cuyo litigio han
intervenido, y que se vendan a consecuencia del litigio; aunque la venta se haga en pública subasta.
Art. 321. Se prohíbe a todo juez comprar o adquirir a cualquier título para sí, para su cónyuge o para sus
hijos las cosas o derechos que se litiguen en los juicios de que él conozca.
Se extiende esta prohibición a las cosas o derechos que han dejado de ser litigiosos, mientras no hayan
transcurrido cinco años desde el día en que dejaron de serlo; pero no comprende las adquisiciones hechas
a título de sucesión por causa de muerte, si el adquirente tuviere respecto del difunto la calidad de
heredero ab intestato.
Todo acto en contravención a este artículo lleva consigo el vicio de nulidad, sin perjuicio de las penas a
que, conforme al Código Penal, haya lugar.
d. A u t o - c o n t r a t a c i ó n p r o h i b i d a .
En el art. 1799 se prevé otro caso de auto-contratación prohibida. Esta regla se
entiende claramente, poniéndola en relación con el art. 412, que en su inc. I es
imperativo, y en su inc. II prohibitivo.
Art. 1799. No es lícito a los tutores y curadores comprar parte alguna de los bienes de sus pupilos, sino
con arreglo a lo prevenido en el título De la administración de los tutores y curadores.
Art. 412. Por regla general, ningún acto o contrato en que directa o indirectamente tenga interés el tutor
o curador, o su cónyuge, o cualquiera de sus ascendientes o descendientes, o de sus hermanos, o de sus
consanguíneos o afines hasta el cuarto grado inclusive, o alguno de sus socios de comercio, podrá
ejecutarse o celebrarse sino con autorización de los otros tutores o curadores generales, que no estén
implicados de la misma manera, o por el juez en subsidio.
Pero ni aun de este modo podrá el tutor o curador comprar bienes raíces del pupilo, o tomarlos en
arriendo; y se extiende esta prohibición a su cónyuge, y a sus ascendientes o descendientes.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
Si bien a los tutores y curadores se les prohíbe comprar para sí cuando se trata de
bienes inmuebles, en el caso de los muebles, sólo están obligados a la observancia de
formalidades habilitantes (autorización de los demás guardadores o del juez). La
importancia de la distinción, se relaciona estrechamente con la sanción que existe por la
trasgresión de la norma; en el primer caso, la sanción será la nulidad absoluta (objeto
ilícito), y en el segundo, la relativa (omisión de una formalidad habilitante).
Esta prohibición también se extiende la prohibición a su cónyuge, ascendientes y
descendientes. Esta norma limita la facultad de comprar, previniendo hipótesis de
autocontratación26.
e. I n c a p a c i d a d e s p e c i a l p a r a c o m p r a r y v e n d e r .
El art. 1800 contiene la hipótesis de una incapacidad especial para celebrar
contratos de compraventa que recae en mandatarios, síndicos de concursos y albaceas
(ejecutores testamentarios). Esta incapacidad afecta a ciertas personas que representan
intereses ajenos, a las que se les exige para la compra o venta de las cosas relacionadas
con su cargo, la autorización del mandante según el art. 2144 (contiene un caso de auto-
contratación restringida).
Art. 1800. Los mandatarios, los síndicos de los concursos, y los albaceas, están sujetos en cuanto a la
compra o venta de las cosas que hayan de pasar por sus manos en virtud de estos encargos, a lo dispuesto
en el artículo 2144.
Art. 2144. No podrá el mandatario por sí ni por interpuesta persona, comprar las cosas que el mandante le
ha ordenado vender, ni vender de lo suyo al mandante lo que éste le ha ordenado comprar, si no fuere con
aprobación expresa del mandante.
Art. 394. La venta de cualquiera parte de los bienes del pupilo enumerados en los artículos anteriores, se
hará en pública subasta.
Los efectos del contrato de compraventa, dicen relación con los derechos y
obligaciones que de él emanan para las partes. Toda obligación tiene como correlativo a
un derecho, pero este análisis se centra en el análisis de las obligaciones. De esta
26
E l a u t o c o n t r a t o es aquel contrato que una persona celebra consigo misma, sea como parte directa
en ambos casos, como parte directa en uno y representante en el otro, como representante de ambas
partes, o como titular de patrimonios sujetos a regimenes jurídicos distintos, dándose esto último en
materia de sociedad conyugal. Un ejemplo en que ocurre esto, se da cuando se concurre como comprador
directamente y como representante del vendedor a través de un mandato, o cuando se actúa como
representante de ambos.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
manera, se puede distinguir entre los sujetos, analizando por una parte las obligaciones
del vendedor, y por otra, las obligaciones del comprador.
En relación con las obligaciones mismas, la doctrina, recurriendo a la distinción
del art. 1444 (elementos del contrato), distingue tres clases de obligaciones en la
compraventa: de la esencia, de la naturaleza y accidentales. Son obligaciones esenciales
del contrato de compraventa la obligación de pagar el precio, para el comprador, y la de
entregar la cosa, para el vendedor. Son obligaciones de la naturaleza, el saneamiento de
los vicios redhibitorios y de la evicción. Y son obligaciones puramente accidentales,
aquellas que surgen de pactos que acuerden las partes (pacto comisorios y de retroventa)
Art. 1824. Las obligaciones del vendedor se reducen en general a dos: la entrega o tradición, y el
saneamiento de la cosa vendida.
La tradición se sujetará a las reglas dadas en el Título VI del Libro II.
27
El título generalmente será de dominio, aunque también puede inscribirse en el Registro de Hipotecas y
Gravámenes, cuando se trate por ejemplo, de un usufructo.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
5. Por la venta, donación u otro título de enajenación conferido al que tiene la cosa mueble como
usufructuario, arrendatario, comodatario, depositario, o a cualquier otro título no translaticio de dominio;
y recíprocamente por el mero contrato en que el dueño se constituye usufructuario, comodatario,
arrendatario, etc.
Art. 686. Se efectuará la tradición del dominio de los bienes raíces por la inscripción del título en el
Registro del Conservador.
De la misma manera se efectuará la tradición de los derechos de usufructo o de uso constituidos en bienes
raíces, de los derechos de habitación o de censo y del derecho de hipoteca.
Acerca de la tradición de las minas se estará a lo prevenido en el Código de Minería.
Art. 1549. La obligación de conservar la cosa exige que se emplee en su custodia el debido cuidado.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
estipulado, y si se trata de un cuerpo cierto y nada dicen las partes, en el lugar en que se
encuentran, y en los demás casos en el domicilio del vendedor.
Art. 1587. El pago debe hacerse en el lugar designado por la convención.
Art. 1588. Si no se ha estipulado lugar para el pago y se trata de un cuerpo cierto, se hará el pago en el
lugar en que dicho cuerpo existía al tiempo de constituirse la obligación.
Pero si se trata de otra cosa se hará el pago en el domicilio del deudor.
Art. 1589. Si hubiere mudado de domicilio el acreedor o el deudor entre la celebración del contrato y el
pago, se hará siempre éste en el lugar en que sin esa mudanza correspondería, salvo que las partes
dispongan de común acuerdo otra cosa.
En los inc. II y III de este artículo se señala lo que sucede cuando hay retardo del
vendedor en su obligación de efectuar la entrega; el legislador a este respecto reproduce
lo señalado en los arts. 1489 y 1552, aplicando los efectos particulares de los contratos
bilaterales29. Y en el inc. IV del art. 1826, se contempla una hipótesis en que el
legislador autoriza al vendedor a retardar la entrega; esta es una excepción preventiva al
incumplimiento, en donde el legislador ampara al vendedor.
Art. 1489. En los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por uno de los
contratantes lo pactado.
Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el cumplimiento del
contrato, con indemnización de perjuicios.
Art. 1552. En los contratos bilaterales ninguno de los contratantes está en mora dejando de cumplir lo
pactado, mientras el otro no lo cumple por su parte, o no se allana a cumplirlo en la forma y tiempo
debidos.
29
El comprador en este caso, no es que pueda desistirse, sino que puede pedir la resolución del contrato.
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Art. 1806. Los impuestos fiscales o municipales, las costas de la escritura y de cualesquiera otras
solemnidades de la venta, serán de cargo del vendedor; a menos de pactarse otra cosa.
Art. 1830. En la venta de una finca se comprenden naturalmente todos los accesorios, que según los
artículos 570 y siguientes se reputan inmuebles.
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En lo que respecta a la o b l i g a c i ó n d e e n t r e g a r e n l a v e n t a d e
p r e d i o s r ú s t i c o s , en primer lugar, se debe lo que se entiende por predio rústico,
esto para distinguirlo de un predio urbano.
El legislador en la Ley 18.101 sobre Arrendamiento de Precios Urbanos,
distingue entre predios urbanos y rústicos, para lo cual utiliza como criterio de
distinción la ubicación del predio (se encuentra dentro del radio urbano es predio urbano
y si está fuera es rústico). En cambio en materia de compraventa, aun cuando el
legislador no explicite el criterio que utiliza, se entiende que éste es la distinta
destinación que pueda darse al predio; será así predio urbano, aquel destinado a la
habitación, industria o comercio, y será rustico, aquel destinado a la explotación
agrícola.
El art. 1831 inc. I, el legislador hace mención a las tres formas en que se puede
vender un predio rústico. Esta distinción hace que la obligación de entregar varíe en su
contenido, según a fórmula que se utilice. En definitiva, los predios rústicos pueden
venderse de tres formas:
i. A c a b i d a (art. 1831 inc. II) Cuando se vende a cabida, se está vendiendo según
la superficie del terreno. En relación con esta disposición que señala cuando se
entiende que un predio se vende a la cabida, se entiende que esto debe
expresarse en el contrato, y para esto bastaría con señalar la superficie, así se
entendería que el predio se vende a la cabida, y por lo tanto, el vendedor está
obligado a entregar la extensión de terreno que se señale en el contrato. Pero
sucede que a partir del inc. final del art. 1831, que señala que la regla general es
que los predios se vendan como especie o cuerpo cierto, es que parte de la
doctrina concluye que para entender que un predio se vende a la cabida, no basta
sólo que esto se exprese en el contrato, sino que debe aparecer de manifiesto que
el precio se ha fijado en relación a la cabida. Esto es lógico, en relación con el
principal problema que se da a propósito de las ventas a la cabida, cual es la
diferencia entre la cabida pactada y la cabida real. En la práctica en los contratos
de este tipo se debe expresar claramente el claramente el carácter con que se
vende el terreno, es por eso que se concluye que lo mas fácil y practico, es
vender el terreno como especie o cuerpo cierto.
Art. 1831. Un predio rústico puede venderse con relación a su cabida o como una especie o
cuerpo cierto.
Se vende con relación a su cabida, siempre que ésta se expresa de cualquier modo en el contrato,
salvo que las partes declaren que no entienden hacer diferencia en el precio, aunque la cabida
real resulte mayor o menor que la cabida que reza el contrato.
Es indiferente que se fije directamente un precio total, o que éste se deduzca de la cabida o
número de medidas que se expresa, y del precio de cada medida.
Es asimismo indiferente que se exprese una cabida total o las cabidas de las varias porciones de
diferentes calidades y precios que contenga el predio, con tal que de estos datos resulte el precio
total y la cabida total.
Lo mismo se aplica a la enajenación de dos o más predios por una sola venta.
En todos los demás casos se entenderá venderse el predio o predios como un cuerpo cierto.
La regla en esta clase de venta, es que las partes deberán responder por las
diferencias que resulten de comparar la cabida real del predio que se compra o
vende, con la que se declara en el contrato (cabida declarada), dando lugar a las
acciones para pedir la rebaja o el aumento del precio según corresponda (derecho
del comprador a la rebaja del precio o derecho del vendedor al aumento de
precio del vendedor). Aquí el legislador intenta corregir las desproporciones en
las prestaciones que pueden seguirse de esta diferencia entre lo declarado en el
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El art. 1835 reconoce a las partes las acciones de los arts.1832 y 1833 en todo
contrato de compraventa que tenga por objeto un todo, o conjunto de efectos o
mercaderías; o sea, si se vende un conjunto de mercaderías, o un genero que se
ha determinado en cuanto a su extensión (arts. 1821 y 1822), y después resulta
que la cantidad o medida real, difiere de la declarada, las partes gozarán de las
acciones de disminución o aumento del precio estudiadas, gozando en todo caso
el comprador de la opción en caso que el precio de la diferencia supere la décima
parte del precio de la cabida.
Art. 1833. Si el predio se vende como un cuerpo cierto, no habrá derecho por parte del
comprador ni del vendedor para pedir rebaja o aumento del precio, sea cual fuere la cabida del
predio. Sin embargo, si se vende con señalamiento de linderos, estará obligado el vendedor a
entregar todo lo comprendido en ellos; y si no pudiere o no se le exigiere, se observará lo
prevenido en el inciso 2.º del artículo precedente.
Art. 1835. Las reglas dadas en los dos artículos referidos se aplican a cualquier todo o conjunto
de efectos o mercaderías.
Art. 1821. Si se vende una cosa de las que suelen venderse a peso, cuenta o medida, pero
señalada de modo que no pueda confundirse con otra porción de la misma cosa, como todo el
trigo contenido en cierto granero, la pérdida, deterioro o mejora pertenecerá al comprador,
aunque dicha cosa no se haya pesado, contado ni medido; con tal que se haya ajustado el precio.
Si de las cosas que suelen venderse a peso, cuenta o medida, sólo se vende una parte
indeterminada, como diez fanegas de trigo de las contenidas en cierto granero, la pérdida,
deterioro o mejora no pertenecerá al comprador, sino después de haberse ajustado el precio y de
haberse pesado, contado o medido dicha parte.
Art. 1822. Si avenidos vendedor y comprador en el precio, señalaren día para el peso, cuenta o
medida, y el uno o el otro no compareciere en él, será éste obligado a resarcir al otro los
perjuicios que de su negligencia resultaren; y el vendedor o comprador que no faltó a la cita
podrá, si le conviniere, desistir del contrato.
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Respecto al i n c u m p l i m i e n t o d e l a o b l i g a c i ó n d e e n t r e g a r l a
c o s a , como estamos en el ámbito de los contratos bilaterales, proceden las figuras de
los efectos particulares de este tipo de contratos. Estas reglas se encuentran en el art.
1826, relacionado con el art. 1489.
Art. 1826. El vendedor es obligado a entregar la cosa vendida inmediatamente después del contrato o a la
época prefijada en él.
Si el vendedor por hecho o culpa suya ha retardado la entrega, podrá el comprador a su arbitrio perseverar
en el contrato o desistir de él, y en ambos casos con derecho para ser indemnizado de los perjuicios según
las reglas generales.
Todo lo cual se entiende si el comprador ha pagado o está pronto a pagar el precio íntegro o ha estipulado
pagar a plazo.
Pero si después del contrato hubiere menguado considerablemente la fortuna del comprador, de modo que
el vendedor se halle en peligro inminente de perder el precio, no se podrá exigir la entrega aunque se haya
estipulado plazo para el pago del precio, sino pagando, o asegurando el pago.
Art. 1489. En los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por uno de los
contratantes lo pactado.
Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el cumplimiento del
contrato, con indemnización de perjuicios.
31
Existiendo un plazo, no prospera la excepción de contrato no cumplido, pues lo contrario implicaría una
forma de adelantar el cumplimiento de una obligación sujeta a plazo.
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2. Al deudor cuyas cauciones, por hecho o culpa suya, se han extinguido o han disminuido
considerablemente de valor. Pero en este caso el deudor podrá reclamar el beneficio del plazo, renovando
o mejorando las cauciones.
Art. 1550. El riesgo del cuerpo cierto cuya entrega se deba, es siempre a cargo del acreedor; salvo que el
deudor se constituya en mora de efectuarla, o que se haya comprometido a entregar una misma cosa a dos
o más personas por obligaciones distintas; en cualquiera de estos casos, será a cargo del deudor el riesgo
de la cosa, hasta su entrega.
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b. Obligaciones de saneamiento.
Son tratadas en los arts. 1837 y siguientes. Si bien la obligación esencial del
vendedor es la de entregar la cosa al comprador, confiriéndole los derechos necesarios
para el uso y goce de la misma, tiene también obligaciones de garantía, pues debe
garantizarle al comprador una posesión pacifica y útil de la cosa.
Desde este ángulo el vendedor debe procurar y, más precisamente, garantizar
que la posesión de la cosa por el comprador sea pacifica, tranquila y útil, de modo que
pueda ejercerla en toda su amplitud y extensión. El vendedor está obligado a garantizar
esa posesión pacífica, tranquila y útil de la cosa, que puede verse afectada, sea porque
un tercero extraño pretenda derechos de dominio u otro distinto sobre la cosa; sea a
causa de defectos o vicios de la misma que hagan que no sirva para el fin para el que fue
comprada, o sólo lo haga imperfectamente.32 Con el acaecimiento de cualquiera de estos
hechos cesa la posesión pacífica, tranquila y útil, haciéndose exigible el derecho del
comprador para que el vendedor le sanee la cosa vendida.
El art. 1837 pone de cargo del vendedor esta obligación de saneamiento, la que
comprende dos objetos: primero, amparar al comprador en el dominio y posesión
pacífica de la cosa vendida, es decir, una obligación de hacer que se traduce en la
defensa y la eventual indemnización de perjuicios, que es una obligación de dar; y en
segundo lugar, responder de los defectos ocultos de ésta, llamados vicios redhibitorios.
32
Estas turbaciones serán de carácter jurídico, excluyendo a las turbaciones de carácter fáctico, respecto
de las cuales se pueden ejercer las acciones posesorias, y para las cuales el comprador no requiere que el
vendedor lo defienda, pues lo puede hacer el mismo por medio de los mecanismos presentes en el
ordenamiento jurídico.
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Art. 1859. Si se ha estipulado que el vendedor no estuviese obligado al saneamiento por los vicios
ocultos de la cosa, estará sin embargo obligado a sanear aquellos de que tuvo conocimiento y de
que no dio noticia al comprador.
Art. 1866. La acción redhibitoria durará seis meses respecto de las cosas muebles y un año
respecto de los bienes raíces, en todos los casos en que leyes especiales o las estipulaciones de los
contratantes no hubieren ampliado o restringido este plazo. El tiempo se contará desde la entrega
real.
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resguardan una posesión pacífica y útil del adquirente), por ejemplo, el contrato de
arrendamiento, la partición, las donaciones onerosas, el contrato de sociedad, etc.33
Las obligaciones de saneamiento, en general, atendidas las obligaciones
particulares que comprenden se pueden clasificar en: obligaciones de saneamiento de la
evicción, y las obligaciones de saneamiento de los vicios redhibitorios.
iii. Que la privación de todo o parte de la cosa sea por sentencia judicial. Con base a
este requisito se concluye que las perturbaciones que dan lugar a la acción de
33
Estudiar la regulación de esta obligación de garantía fuera del contrato de compraventa.
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Art. 1839. El vendedor es obligado a sanear al comprador todas las evicciones que tengan una
causa anterior a la venta, salvo en cuanto se haya estipulado lo contrario.
Art. 1841. Aquel a quien se demanda una cosa comprada podrá intentar contra el tercero de
quien su vendedor la hubiere adquirido, la acción de saneamiento que contra dicho tercero
competería al vendedor, si éste hubiese permanecido en posesión de la cosa.
Art. 585. Decretada la citación, se suspenderán los trámites del juicio por el término de diez días
si la persona a quien debe citarse reside en el territorio jurisdiccional en que se sigue el pleito.
Si se encuentra en otro territorio jurisdiccional o fuera del territorio de la República, se
aumentará dicho término en la forma establecida en el artículo 259.
Vencidos estos plazos sin que el demandado haya hecho practicar la citación, podrá el
demandante pedir que se declare caducado el derecho de aquél para exigirla y que continúen los
trámites del juicio, o que se le autorice para llevarla a efecto a costa del demandado.
Art. 586. Las personas citadas de evicción tendrán para comparecer al juicio el término de
emplazamiento que corresponda en conformidad a los artículos 258 y siguientes, suspendiéndose
mientras tanto el procedimiento. Si a petición de ellas se hace igual citación a otras personas
gozarán también éstas del mismo derecho.
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Art. 587. Si comparecen al juicio las personas citadas, se observará lo dispuesto en el artículo
1844 del Código Civil, continuando los trámites de aquél según el estado que a la sazón tengan.
En caso contrario, vencido el término de emplazamiento, continuará sin más trámite el
procedimiento.
Esta citación de evicción debe hacerse según lo dispuesto en el art. 584 del CPC,
norma que dispone que la citación deberá hacerse antes de la contestación de la
demanda. Para que se ordene la citación por el Tribunal, deben acompañarse los
antecedentes que hagan aceptable la solicitud. Esta citación puede solicitarse en
cualquier clase de procedimiento, sea ordinario, sumario o especial.
El objeto procesal de este trámite no es claro, pues no tiene un objeto propio, sin
perjuicio de lo cual el juez debe igualmente pronunciarse sobre ello.
iv. Efecto de la solicitud de citación . El art. 585 del CPC dispone que si se
decreta la citación, se suspenderán todos los trámites del juicio por el termino de
diez días si la persona a quien se cita tiene su domicilio en la comuna en que se
sigue el juicio, y si tiene su domicilio fuera de ésta, tendrá el aumento que
establece el art. 259 del CPC el cual se refiere al aumento de la tabla de
emplazamiento.
Si vencen los plazos para efectuar la citación y el demandado no ha hecho que
ésta se practique, podrá el demandante a su arbitrio solicitar que se declare la
caducidad del derecho del demandado para exigir la citación, o que se le autorice
para llevarla a efecto él mismo a costa del demandado.
Con todo, si el comprador omite citarlo y la cosa es evicta, el vendedor no será
obligado al saneamiento (art. 1843 inc. III).
Art. 1843. El comprador a quien se demanda la cosa vendida, por causa anterior a la venta,
deberá citar al vendedor para que comparezca a defenderla.
Esta citación se hará en el término señalado por el Código de Enjuiciamiento.
Si el comprador omitiere citarle, y fuere evicta la cosa, el vendedor no será obligado al
saneamiento; y si el vendedor citado no compareciere a defender la cosa vendida, será
responsable de la evicción; a menos que el comprador haya dejado de oponer alguna defensa o
excepción suya, y por ello fuere evicta la cosa.
v. C o n t r a q u i e n s e d i r i g e l a c i t a c i ó n d e e v i c c i ó n . El comprador puede
citar al vendedor de la cosa (art. 1843 inc. I), o a cualquiera de sus antecesores
en el dominio, sin que éstos puedan exigir que se cite primero a los otros. El
citado podrá citar, a su vez, a su vendedor y así sucesivamente hasta llegar al
causante de la evicción (art. 1841).
vi. Las a c t i t u d e s q u e p u e d e a s u m i r e l c i t a d o son (arts. 1843 y 1844):
- El citado no comparece. En este caso no habrá sustitución procesal y el juicio
prosigue en contra del comprador, quien debe continuar en el juicio, y si la cosa
resulta evicta, el vendedor será responsable de la evicción, surgiendo la
obligación de indemnizar los perjuicios. Esta regla cede si el citado rebelde
prueba que el comprador dejó de oponer alguna defensa o excepción suya, y que
por ello la cosa resultó evicta; por ejemplo, habiendo transcurrido el plazo de
prescripción adquisitiva, el comprador no la opone como excepción.
Art. 1844. Si el vendedor comparece, se seguirá contra él solo la demanda; pero el comprador
podrá siempre intervenir en el juicio para la conservación de sus derechos.
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Art. 1838. Hay evicción de la cosa comprada, cuando el comprador es privado del todo o
parte de ella, por sentencia judicial.
Art. 1839. El vendedor es obligado a sanear al comprador todas las evicciones que tengan
una causa anterior a la venta, salvo en cuanto se haya estipulado lo contrario.
b) S i n o s e d e f i e n d e o s e a l l a n a a l a d e m a n d a , en esta situación el
citado igualmente debe indemnizar al comprador, ya que se estima que
perdió, en tanto se produce la evicción de la cosa. En el caso que se allane,
obviamente se acoge la demanda del tercero y la sentencia ordenará la
restitución del bien. Sin embargo, en estos últimos casos, el comprador
podrá tomar sobre sí la defensa del juicio, pero, si es vencido, no tiene
derecho a que el vendedor le indemnice las costas en que hubiere incurrido
con motivo de su defensa, ni tampoco los frutos percibidos durante dicha
defensa y satisfechos al dueño de la cosa. Lo anterior se explica porque el
vendedor que se allanó sólo hubiera sido obligado al pago de los frutos hasta
la fecha de dicho allanamiento; entonces si el comprador quiere seguir en el
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juicio y pierde posteriormente, éste se deberá hacer cargo de los frutos hasta
la sentencia (art. 1845).
Art. 1845. Si el vendedor no opone medio alguno de defensa, y se allana al saneamiento,
podrá con todo el comprador sostener por sí mismo la defensa; y si es vencido, no tendrá
derecho para exigir del vendedor el reembolso de las costas en que hubiere incurrido
defendiéndose, ni el de los frutos percibidos durante dicha defensa y satisfechos al dueño.
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Esta es una norma de interpretación legal de la voluntad de las partes que excluyen la obligación del
vendedor de sanear la evicción, señalando que ésta se reducirá a la obligación de pagar el precio recibido
por el vendedor. El legislador en este mismo artículo establece también el supuesto para eximir al
vendedor también de esta obligación.
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Art. 1849. El vendedor será obligado a reembolsar al comprador el aumento de valor, que
provenga de las mejoras necesarias o útiles, hechas por el comprador, salvo en cuanto el que
obtuvo la evicción haya sido condenado a abonarlas.
El vendedor de mala fe será obligado aun al reembolso de lo que importen las mejoras
voluptuarias.
Esta regla del aumento de valor reconoce una limitación al quantum del
aumento de valor de la cosa, contenida en el art. 1850, disposición que
prescribe que el vendedor no será obligado a pagar el exceso de precio
producido por causas naturales, o por el transcurso del tiempo, que supere la
cuarta parte del precio de venta, a menos que el vendedor estuviese de mala
fe, caso en el cual será condenado a pagar todo el aumento, sin ninguna
limitación (art. 1849).
Art. 1850. El aumento de valor debido a causas naturales o al tiempo, no se abonará en lo
que excediere a la cuarta parte del precio de la venta; a menos de probarse en el vendedor
mala fe, en cuyo caso será obligado a pagar todo el aumento de valor, de cualesquiera
causas que provenga.
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viii. R e g l a s e s p e c i a l e s c o n r e l a c i ó n a l o s e f e c t o s d e l a e v i c c i ó n y a
su extensión.
- Regla de excepción para el supuesto de evicción como consecuencia de una
venta forzada por el ministerio de la justicia (art. 1851). En esta clase de
compraventas el vendedor no será obligado para con el comprador, sino a
pagar el precio producido en la subasta. La extensión de las prestaciones se
limita al importe del precio de venta.
Art. 1851. En las ventas forzadas hechas por autoridad de la justicia, el vendedor no es
obligado, por causa de la evicción que sufriere la cosa vendida, sino a restituir el precio que
haya producido la venta.
Art. 1853. En virtud de esta rescisión, el comprador será obligado a restituir al vendedor la
parte no evicta, y para esta restitución será considerado como poseedor de buena fe, a menos
de prueba contraria; y el vendedor además de restituir el precio, abonará el valor de los
frutos que el comprador hubiere sido obligado a restituir con la parte evicta, y todo otro
perjuicio que de la evicción resultare al comprador.
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Art. 1860. Los vicios redhibitorios dan derecho al comprador para exigir o la rescisión de la venta o la
rebaja del precio, según mejor le pareciere.
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En cuanto a la razón de esta obligación, la jurisprudencia ha expresado que las cosas se adquieren para
proporcionar al adquirente una utilidad. En efecto, continúa el sentenciador, el comprador que adquiere
una cosa lo hace con el fin de que ella le preste una utilidad conforme a su destino, de modo que para que
el vendedor cumpla su obligación no debe limitarse sólo a la entrega de la cosa al comprador y
proporcionarle la pacífica posesión, sino también su posesión útil; si así no lo hace, el vendedor no
cumple su obligación y frustra las expectativas del comprador. La ley, entonces, viene en auxilio del
comprador y le suministra los medios para conseguir del vendedor, el saneamiento de los vicios de la
cosa, mediante la acción que consagra el art. 1867 (Corte de Apelaciones de Concepción, 3 de abril de
1989, Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo 86, Sección 2ª, p. 12, considerando 4º)
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Art. 1867. Habiendo prescrito la acción redhibitoria, tendrá todavía derecho el comprador para pedir la
rebaja del precio y la indemnización de perjuicios según las reglas precedentes.
Art. 1869. La acción para pedir rebaja del precio, sea en el caso del artículo 1858, o en el del artículo
1868, prescribe en un año para los bienes muebles y en dieciocho meses para los bienes raíces.
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En este caso jurisprudencial, la existencia del germen del defecto al tiempo del contrato se acredita
mediante presunciones judiciales, señalándose en el fallo que las reclamaciones del comprador hechas
tres o cuatro días después de efectuada la compra, la circunstancia de existir la enfermedad del caballo
comprado en el mismo lugar en que se notó la lesión que los testigos y el comprador creyeron
rasmilladura insignificante y la de ser el “galápago” una enfermedad muy lenta en sus progresos y que
pocas veces se puede observar, a menos que sea antigua, establecen la presunción de que dicha
enfermedad existía en el caballo al tiempo en que fue comprado. (Corte de Apelaciones de Santiago, 19
de agosto de 1884, Gaceta Jurídica de 1884, Nº 2.030, p. 1244, considerando 9 y 13).
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Sin perjuicio de lo anterior, las partes pueden hacer redhibitorios vicios que a la
luz de los requisitos antes vistos no lo sean. Aquí encontramos un reconocimiento por
parte del legislador de que esta obligación constituye un elemento de la naturaleza del
contrato de compraventa (art. 1863). La libertad contractual puede elevar vicios a la
categoría de redhibitorios, pese a que no reúnan los requisitos del art. 1858 38, así, por
ejemplo, podría suceder que al comprador le interese utilizar la cosa para un fin especial
que no coincide precisamente con su uso natural y logra incluir una cláusula que declare
que si la cosa no sirve para ese fin especial, se entiende que adolece de un vicio oculto o
redhibitorio, disponiendo de la acción redhibitoria conforme la ley; se trata de un caso
en que la cosa, pese a su defecto sirve para su uso natural, sin embrago es inútil para el
uso que verdaderamente motivó la celebración del contrato por parte del comprador.
Art. 1863. Las partes pueden por el contrato hacer redhibitorios los vicios que naturalmente no lo son.
En cuanto a los r e m e d i o s d e l c o m p r a d o r f r e n t e a u n v i c i o
r e d h i b i t o r i o de la cosa, el comprador afectado por un vicio redhibitorio podrá
solicitar, a su arbitrio, o la rescisión de la venta (en estricto rigor es la resolución y no la
rescisión) o la rebaja proporcional del precio (actio quanti minoris), es decir, el
comprador dispone de las denominadas acciones redhibitorias o edilicias (art. 1860).
Esto debe vincularse con el art. 1857 que se refiere a la acción redhibitoria.
Art. 1860. Los vicios redhibitorios dan derecho al comprador para exigir o la rescisión de la venta o la
rebaja del precio, según mejor le pareciere.
Art. 1857. Se llama acción redhibitoria la que tiene el comprador para que se rescinda la venta o se rebaje
proporcionalmente el precio por los vicios ocultos de la cosa vendida, raíz o mueble, llamados
redhibitorios.
Pese a que el art. 1857 señala que la acción redhibitoria tiene cualquiera de los
dos objetivos, la doctrina distingue dos acciones distintas: la acción redhibitoria
propiamente tal, y la acción de rebaja de precio, estimatoria o cuanti minoris. Lo que
justifica esta distinción doctrinal, es que el legislador le otorga un plazo de prescripción
distinta a estas acciones.
Los titulares de estas acciones, son el comprador, los herederos y los legatarios.
Los sucesores del comprador a título singular entre vivos no tienen esta acción,
simplemente porque no existe norma expresa, a diferencia de lo que acontece en
relación a la acción de saneamiento de la evicción conforme el art. 1841.
Art. 1841. Aquel a quien se demanda una cosa comprada podrá intentar contra el tercero de quien su
vendedor la hubiere adquirido, la acción de saneamiento que contra dicho tercero competería al vendedor,
si éste hubiese permanecido en posesión de la cosa.
Respecto a la e x t e n s i ó n d e l a o b l i g a c i ó n d e s a n e a r l o s v i c i o s
r e d h i b i t o r i o s , por efecto de la acción de rebaja del precio, el vendedor estará
obligado a restituir el exceso de precio que haya resultado de la declaración de la
existencia de un vicio redhibitorio. En cambio, si se ejerce la acción rescisoria o
resolutoria, el vendedor estará obligado a la restitución del total del precio y el
comprador a la de la cosa defectuosa; y estará el vendedor, además, obligado a
indemnizar los perjuicios si conocía de los vicios y no los declaró, o si éstos eran tales
que no debía haberlos ignorado por razón de su profesión u oficio (art. 1861). Aquí
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El defecto a que alude el art. 1858 es objetivo. A esos contratos normalmente se les hace un anexo
técnico.
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surge como otro efecto de la infracción de la obligación de garantía por vicios ocultos,
la obligación de indemnización los perjuicios al comprador.39
Art. 1861. Si el vendedor conocía los vicios y no los declaró, o si los vicios eran tales que el vendedor
haya debido conocerlos por razón de su profesión u oficio, será obligado, no sólo a la restitución o la
rebaja del precio, sino a la indemnización de perjuicios; pero si el vendedor no conocía los vicios ni eran
tales que por su profesión u oficio debiera conocerlos, sólo será obligado a la restitución o la rebaja del
precio.
ii. C a s o e n q u e s e c o m p r a n d o s o m á s c o s a s c o m o u n c o n j u n t o
(art.1864). En esta situación, el comprador sólo tendrá derecho a la acción
redhibitoria por la cosa viciosa y no por el conjunto, sin importar si pago un
precio por el total de las cosas o por cada una de ellas separadamente. Podrá, sin
embargo, ejercer la acción redhibitoria por el total, en aquellos casos en que
aparezca que el comprador no habría comprado el conjunto, sin esa cosa, por
ejemplo, cuando se compra un juego de muebles. En esta norma el legislador
habla de la acción redhibitoria identificándola con la rescisoria.
Art. 1864. Vendiéndose dos o más cosas juntamente, sea que se haya ajustado un precio por el
conjunto o por cada una de ellas, sólo habrá lugar a la acción redhibitoria por la cosa viciosa y no
por el conjunto; a menos que aparezca que no se habría comprado el conjunto sin esa cosa; como
cuando se compra un tiro, yunta o pareja de animales, o un juego de muebles.
71
Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
Art. 394. La venta de cualquiera parte de los bienes del pupilo enumerados en los artículos
anteriores, se hará en pública subasta.
iv. C a s o e n q u e e l v i c i o n o e s g r a v e e n l o s t é r m i n o s d e l a r t . 1 8 5 8
N º 2 . Cuando el vicio no reúne el requisito del numeral 2 de artículo citado, el
comprador sólo tendrá derecho a pedir la rebaja del precio, quedando excluido el
ejercicio de la acción de rescisión (art.1868).
Art. 1858. Son vicios redhibitorios los que reúnen las calidades siguientes:
2. Ser tales, que por ellos la cosa vendida no sirva para su uso natural, o sólo sirva
imperfectamente, de manera que sea de presumir que conociéndolos el comprador no la hubiera
comprado o la hubiera comprado a mucho menos precio.
Art. 1868. Si los vicios ocultos no son de la importancia que se expresa en el número 2.º del
artículo 1858, no tendrá derecho el comprador para la rescisión de la venta sino sólo para la
rebaja del precio.
40
Sobre este particular la jurisprudencia ha fallado que la disposición del art. 1865 se aplica sólo a las
ventas forzadas hechas por la autoridad de la justicia, pero no a las ventas voluntarias que tienen lugar en
subasta pública a solicitud o por determinación del dueño, como en el remate pedido por los albaceas de
la sucesión de éste con una tasación presentada por ellos mismos. (Corte de Apelaciones de Santiago, 2 de
agosto de 1865, Gaceta Jurídica, 1865, Nº 1519, p. 632).
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
los contratantes no hubieren ampliado o restringido este plazo. El tiempo se contará desde la
entrega real.
Art. 1867. Habiendo prescrito la acción redhibitoria, tendrá todavía derecho el comprador para
pedir la rebaja del precio y la indemnización de perjuicios según las reglas precedentes.
Art. 1869. La acción para pedir rebaja del precio, sea en el caso del artículo 1858, o en el del
artículo 1868, prescribe en un año para los bienes muebles y en dieciocho meses para los bienes
raíces.
Recurriendo a la reglas del CC, para averiguar sobre la extensión de los plazos de
prescripción, se debe distinguir según el vicio redhibitorio afecte a un bien
mueble o inmueble (arts. 1866, 1867 y 1869).
- En cuanto a los bienes muebles, la acción rescisoria prescribe en seis meses,
en cambio, la acción quanti minoris en doce meses.
- Y en relación a los bienes inmuebles, la acción rescisoria prescribe en doce
meses, y la acción quanti minoris en18 meses.
Los plazos anteriores se cuentan desde la entrega real de la cosa. La regla
anterior admite una excepción para la acción de rebaja de precio, cuando la
compra de bienes muebles se hizo para remitir la cosa a un lugar distante, puesto
que el plazo se cuenta desde la entrega al consignatario aumentado con el
término de emplazamiento que corresponda (art. 1870)
Art. 1870. Si la compra se ha hecho para remitir la cosa a lugar distante, la acción de rebaja del
precio prescribirá en un año contado desde la entrega al consignatario, con más el término de
emplazamiento, que corresponda a la distancia.
Pero será necesario que el comprador en el tiempo intermedio entre la venta y la remesa haya
podido ignorar el vicio de la cosa, sin negligencia de su parte.
73
Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
Art. 1588. Si no se ha estipulado lugar para el pago y se trata de un cuerpo cierto, se hará el pago en el
lugar en que dicho cuerpo existía al tiempo de constituirse la obligación.
Pero si se trata de otra cosa se hará el pago en el domicilio del deudor.
El art. 1872, en su inc. II, se hace cargo del caso en que al comprador se le
entrega la cosa antes de pagar el precio y éste es turbado en su posesión, o bien, prueba
que hay entablada una acción real de que el vendedor no le había dado noticia al
momento de la compra. En este caso, el comprador podrá, con autorización de la
justicia, depositar el precio y mantener el depósito hasta que el vendedor haga cesar la
turbación, o afiance las resultas del juicio.
Algunos estiman que el precepto prevé un caso de derecho legal de retención a
favor del comprador. Sin embargo, el profesor VIDAL no apoya esta opinión por varias
razones:
i. El derecho legal de retención en Chile no es una institución de aplicación
general.
ii. Sólo existe este derecho cuando el legislador expresamente lo establece a favor
del acreedor afectado, por ejemplo, en el contrato de arrendamiento (art. 1937),
de mandato (art. 2162), de depósito (art. 2134) y de comodato (art. 2193).
Art. 1937. En todos los casos en que se debe indemnización al arrendatario, no podrá éste ser
expelido o privado de la cosa arrendada, sin que previamente se le pague o se le asegure el
importe por el arrendador.
Pero no se extiende esta regla al caso de extinción involuntaria del derecho del arrendador sobre
la cosa arrendada.
Art. 2162. Podrá el mandatario retener los efectos que se le hayan entregado por cuenta del
mandante para la seguridad de las prestaciones a que éste fuere obligado por su parte.
74
Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
Art. 2134. La recta ejecución del mandato comprende no sólo la substancia del negocio
encomendado, sino los medios por los cuales el mandante ha querido que se lleve a cabo.
Se podrán, sin embargo, emplear medios equivalentes, si la necesidad obligare a ello y se
obtuviere completamente de ese modo el objeto del mandato.
Art. 2193. El comodatario podrá retener la cosa prestada mientras no se efectúa la indemnización
de que se trata en los dos artículos precedentes; salvo que el comodante caucione el pago de la
cantidad en que se le condenare.
iii. El derecho legal de retención supone que el deudor está autorizado para tener la
cosa en su poder mientras no se le satisfaga o asegure su acreencia. En este caso
el precio no queda en poder del comprador, sino que en manos de un tercero, un
depositario judicial.
Distinto es el supuesto del inc. IV del art. 1826, en relación a la obligación de
entregar la cosa. Esta norma prescribe que si el comprador ve disminuida
considerablemente su fortuna, de modo de que el vendedor peligre perder el precio, el
primero no podrá exigir la entrega de la cosa aunque se haya estipulado plazo para
pagar, a menos que pague el precio o asegure su pago. En este caso, a diferencia del
anterior, sí se está en presencia de un derecho legal de retención a favor del vendedor
que se ve en peligro de perder el precio.
Art. 1826 inc. IV. Pero si después del contrato hubiere menguado considerablemente la fortuna del
comprador, de modo que el vendedor se halle en peligro inminente de perder el precio, no se podrá exigir
la entrega aunque se haya estipulado plazo para el pago del precio, sino pagando, o asegurando el pago.
Art. 1489. En los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por
uno de los contratantes lo pactado.
Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el cumplimiento del
contrato, con indemnización de perjuicios.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
Art. 1875. La resolución de la venta por no haberse pagado el precio, dará derecho al vendedor
para retener las arras, o exigirlas dobladas, y además para que se le restituyan los frutos, ya en su
totalidad si ninguna parte del precio se le hubiere pagado, ya en la proporción que corresponda a
la parte del precio que no hubiere sido pagada.
El comprador a su vez tendrá derecho para que se le restituya la parte que hubiere pagado del
precio.
Para el abono de las expensas al comprador, y de los deterioros al vendedor, se considerará al
primero como poseedor de mala fe, a menos que pruebe haber sufrido en su fortuna, y sin culpa
de su parte, menoscabos tan grandes que le hayan hecho imposible cumplir lo pactado.
41
Se trata de una regla especial que altera los efectos de la condición resolutoria cumplida. La
responsabilidad de pagar el precio, es una responsabilidad de carácter objetiva, porque el elemento
subjetivo, es decir, la culpa del comprador, sólo determina la extensión de la obligación. La diferencia
aquí se da respecto de los frutos, porque normalmente cuando opera la condición resolutoria se deben los
frutos, en este caso no
42
Ahora bien, la CS en su fallo del 11 de junio de 2003 (Ana Mery Tapia Díaz con Empresa de Servicios
Integrales Alpes Ltda.), ha señalado que el art. 1876 inc. II, no solo se aplica frente a terceros poseedores,
sino también cuando la falta de pago del precio de la compraventa es cuestión controvertida directamente
entre vendedor y comprador.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
Art. 1876. La resolución por no haberse pagado el precio no da derecho al vendedor contra
terceros poseedores, sino en conformidad a los artículos 1490 y 1491.
Si en la escritura de venta se expresa haberse pagado el precio, no se admitirá prueba alguna en
contrario sino la de nulidad o falsificación de la escritura, y sólo en virtud de esta prueba habrá
acción contra terceros poseedores.
Art. 1490. Si el que debe una cosa mueble a plazo, o bajo condición suspensiva o resolutoria, la
enajena, no habrá derecho de reivindicarla contra terceros poseedores de buena fe.
Art. 1491. Si el que debe un inmueble bajo condición lo enajena, o lo grava con hipoteca, censo
o servidumbre, no podrá resolverse la enajenación o gravamen, sino cuando la condición
constaba en el título respectivo, inscrito u otorgado por escritura pública.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
La condición resolutoria, se define como aquel hecho futuro e incierto del cual
depende la extinción del derecho y de la obligación correlativa.
Hay que tener en cuenta que existen tres tipos de condición resolutoria: la
condición resolutoria ordinaria, la condición resolutoria tácita (art. 1489), y el pacto
comisorio44.
Art. 1489. En los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por
uno de los contratantes lo pactado.
Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el cumplimiento del
contrato, con indemnización de perjuicios.
a. L a c o n d i c i ó n r e s o l u t o r i a e n g e n e r a l .
44
Este se trata a propósito de los pactos accesorios de la compraventa.
78
Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
cumplida la condición resolutoria, se extingue el derecho del que recibe, y para él surge
la obligación de restituir. Esto implica que se verifica el hecho futuro e incierto en que
consistía.
En caso de que la condición resolutoria sea fallida, los derechos y obligaciones
nacidos originalmente, quedan afirmes, por ejemplo, en el caso de la compraventa, el
dominio radicado en el comprador queda afirme. Por ende, quedan afirmes los actos que
se realizaron en el tiempo intermedio, como las enajenaciones o los gravámenes.
b. L a c o n d i c i ó n r e s o l u t o r i a t a c i t a e n p a r t i c u l a r .
Como la figura central es la condición resolutoria tácita, hay que ver sus
requisitos para que opere, y ver cómo opera. El legislador consagra esta figura en el art.
1489 del Código Civil.
Art. 1489. En los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por uno de los
contratantes lo pactado.
Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el cumplimiento del
contrato, con indemnización de perjuicios.
Los requisitos necesarios para que opere la condición resolutoria tacita son:
79
Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
iii. Que e l q u e r e c l a m a l a r e s o l u c i ó n , h a y a c u m p l i d o c o n s u
o b l i g a c i ó n o s e h a y a a l l a n a d o a c u m p l i r l a . A propósito de este
requisito el art. 1552 del Código Civil, señala:
Art. 1552. En los contratos bilaterales ninguno de los contratantes está en mora dejando de
cumplir lo pactado, mientras el otro no lo cumple por su parte, o no se allana a cumplirlo en la
forma y tiempo debidos.
45
Estos contratos son los que nacen a vida del derecho como unilaterales, pero que posteriormente y por
una situación ajena al contrato, surgen obligaciones para la parte que originalmente estaba dispensada de
ellas. Por ejemplo, el comodato genera la obligación del comodatario de restituir la cosa, pero puede que
surjan para el comodante obligaciones, como las de rembolsar las expensas extraordinarias, como tener
que indemnizar al comodatario de los perjuicios, etc.
80
Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
Esta regla se traduce en el adagio que dice que la mora culpa a la mora. Esto se
menciona a propósito del efecto particular de los contratos bilaterales,
denominado excepción de contrato no cumplido, que puede ser interpuesta por
parte del demandado.
El art. 1552 lo que afirma es que ningún contratante ha incumplido su obligación
mientras el otro no la cumple o no se haya allanado a cumplirla. Si un
contratante demanda la resolución de contrato por incumplimiento, siendo que el
tampoco cumplió con sus obligaciones contractuales correspondientes, el
contratante demandado puede interponerle la excepción de contrato no
cumplido.
El allanarse a cumplirla no es la simple afirmación de que se va a cumplir, sino
que exige un principio de pago.
Acá se produce un fenómeno de paralización, por la vía de la excepción. No se
puede resolver ni ejecutar forzadamente. Esta situación podría permanecer
eternamente así, es un fenómeno jurídico muy particular. Lo que si puede
hacerse es que alguno de los dos contratantes solicite la prescripción, pero
mientras esto no se haga, el contrato sigue pendiente.
iv. Que el i n c u m p l i m i e n t o s e a d e c l a r a d o p o r s e n t e n c i a j u d i c i a l . La
resolución que deriva de la condición resolutoria tacita no opera de pleno
derecho, sino que requiere de declaración judicial previa y obligatoria. El 1489
pone de manifiesto esta situación, cuando señala se podrá pedir. Esto es muy
lógico, porque en definitiva alguien tiene que calificar que hay incumplimiento,
y ese es el juez.
Cabe destacar, que en virtud de la condición resolutoria tacita, el acreedor no
está obligado a demandar la resolución, porque como lo manifiesta el inciso ii
del art. 1489, este también puede optar por demandar la ejecución forzada,
también con indemnización de perjuicios, al igual que la resolución.
Art. 1489. En los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por
uno de los contratantes lo pactado.
Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el cumplimiento del
contrato, con indemnización de perjuicios.
Art. 310 (300). No obstante lo dispuesto en el artículo anterior, las excepciones de prescripción,
cosa juzgada, transacción y pago efectivo de la deuda, cuando ésta se funde en un antecedente
escrito, podrán oponerse en cualquier estado de la causa; pero no se admitirán si no se alegan por
escrito antes de la citación para sentencia en primera instancia, o de la vista de la causa en
segunda.
Si se formulan en primera instancia, después de recibida la causa a prueba, se tramitarán como
incidentes, que pueden recibirse a prueba, si el tribunal lo estima necesario, y se reservará su
resolución para definitiva.
81
Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
Si se deducen en segunda, se seguirá igual procedimiento, pero en tal caso el tribunal de alzada
se pronunciará sobre ellas en única instancia.
Este art. 310 del Código de Procedimiento Civil, señala que el deudor
demandado puede oponer la excepción de pago o cumplimiento, en primera
instancia hasta antes de la citación para oír sentencia, y en segunda instancia
hasta antes de la vista de la causa. Por lo tanto, el demandado puede enervar la
acción resolutoria en cualquier momento, mediante el pago o satisfacción de la
obligación. En consecuencia, la aplicación del art. 310 del Código de
Procedimiento Civil hace que el derecho de opción que tiene el acreedor no sea
tal y lleva a entender que el que finalmente determina el destino del contrato, es
el deudor.
La posibilidad de demandar la ejecución forzada no emana de la condición
resolutoria tácita, sino de la propia existencia del contrato, el que debe
cumplirse, sea bilateral o unilateral. En cambio, la posibilidad de demandar la
resolución si emana de la condición resolutoria tacita, por lo tanto, en los
contratos unilaterales no se puede demandar la resolución por inejecución,
porque no opera la condición resolutoria tácita.
Procesalmente, es claro que la petición de ejecución forzosa y la resolución del
contrato son incompatibles, pero si se puede demandar la ejecución forzada, y
luego subsidiariamente la resolución, ambas con indemnización de perjuicios.
c. L a c o n d i c i ó n r e s o l u t o r i a t á c i t a e n e l c o n t r a t o d e c o m p r a v e n t a .
El art. 1873 reproduce el principio del art. 1489 para el caso de que el comprador
no pague el precio.
Art. 1873. Si el comprador estuviere constituido en mora de pagar el precio en el lugar y tiempo dichos, el
vendedor tendrá derecho para exigir el precio o la resolución de la venta, con resarcimiento de perjuicios.
Esta disposición bien pudo suprimirse, porque con el art. 1489 bastaba. Sin
embargo, no porque esta condición se subentienda siempre en el contrato de venta se
puede decir que sólo se presenta en esta forma. El art. 1877 faculta expresamente a los
contratantes para expresarla en el contrato, en cuyo caso toma el nombre de pacto
comisorio, y puede producir efectos diferentes o iguales a los de la condición resolutoria
tácita según sea que se estipule con o sin la frase ipso facto o ipso iure.
Art. 1877. Por el pacto comisorio se estipula expresamente que, no pagándose el precio al tiempo
convenido, se resolverá el contrato de venta.
Entiéndese siempre esta estipulación en el contrato de venta; y cuando se expresa, toma el nombre de
pacto comisorio, y produce los efectos que van a indicarse.
Art. 1479. La condición se llama suspensiva si, mientras no se cumple, suspende la adquisición de un
derecho; y resolutoria, cuando por su cumplimiento se extingue un derecho.
82
Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
Art. 1487. Cumplida la condición resolutoria, deberá restituirse lo que se hubiere recibido bajo tal
condición, a menos que ésta haya sido puesta a favor del acreedor exclusivamente, en cuyo caso podrá
éste, si quiere, renunciarla; pero será obligado a declarar su determinación, si el deudor lo exigiere.
Art. 1488. Verificada una condición resolutoria, no se deberán los frutos percibidos en el tiempo
intermedio, salvo que la ley, el testador, el donante o los contratantes, según los varios casos, hayan
dispuesto lo contrario.
Celebrado el contrato de venta y señaladas por la ley o por las partes las
obligaciones que para cada una crea, aquellas deben dar cumplimiento a todas esas
obligaciones, pues cada parte ha contraído las suyas en vistas a las que contrajo la otra.
De ahí que le art. 1489 dé al contratante que cumplió las suyas el derecho de pedir la
resolución o el cumplimiento del contrato cualquiera que sea la obligación que la otra
deja de cumplir. No es, pues, la falta del pago del precio la única causa que autoriza al
vendedor para exigir el cumplimiento o la resolución del contrato, y si la ley en el art.
1873 sólo se ocupó de ella es porque esta obligación, de ordinario, es la única que se
impone al comprador, o, al menos, la más importante y la que constituye para el
vendedor el móvil de su obligación.
d. L a c o n d i c i ó n r e s o l u t o r i a o r d i n a r i a e n p a r t i c u l a r .
ii. Puede ser negativa o positiva, siempre que no sea el incumplimiento del
contrato.
iii. Requiere ser expresada, pues no opera por el solo ministerio de la ley.
83
Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
2.9.1. R e c o n o c i m i e n t o d e l a l i b e r t a d c o n t r a c t u a l p a r a l a i n c l u s i ó n d e
pactos accesorios.
Art. 1887. Pueden agregarse al contrato de venta cualesquiera otros pactos accesorios lícitos; y se regirán
por las reglas generales de los contratos.
Por lo tanto, además de los pactos típicos, las partes pueden agregar otros pactos
atípicos, con tal que cumplan con los mencionados requisitos.
El legislador en los arts. 1877 y siguientes se encarga de regular ciertos pactos
accesorios al contrato de compraventa, dentro de estos pactos típicos se encuentran: el
pacto comisorio, el pacto de retroventa, el pacto de retracto, las arras y las formalidades
convencionales.
a. C o n c e p t o .
84
Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
Art. 1877. Por el pacto comisorio se estipula expresamente que, no pagándose el precio al tiempo
convenido, se resolverá el contrato de venta.
Entiéndose siempre esta estipulación en el contrato de venta; y cuando se expresa, toma el nombre de
pacto comisorio, y produce los efectos que van a indicarse.
b. C l a s e s .
El art. 1879 dispone que aunque las partes estipulen una cláusula de resolución
ipso facto, el contrato subsistirá en todo caso, por 24 horas contadas desde la
notificación judicial de la demanda. Esta es una hipótesis en que el legislador
limita la libertad contractual, alterando los efectos de la convención celebrada
por las partes46.
Art. 1879. Si se estipula que por no pagarse el precio al tiempo convenido, se resuelva ipso facto
el contrato de venta, el comprador podrá, sin embargo, hacerlo subsistir, pagando el precio, lo
más tarde, en las veinticuatro horas subsiguientes a la notificación judicial de la demanda.
46
Aquí igualmente se demanda la resolución del contrato por incumpliendo, ya que es ipso facto en el
sentido de que es más rápida, y porque el juez además, debe comprobar dicha cláusula.
85
Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
c. P r e s c r i p c i ó n .
Art. 1880. El pacto comisorio prescribe al plazo prefijado por las partes, si no pasare de cuatro años,
contados desde la fecha del contrato.
Transcurridos estos cuatro años, prescribe necesariamente, sea que se haya estipulado un plazo más
largo o ninguno.
Aquí hay una diferencia con la condición resolutoria tácita que tiene un plazo de
prescripción de cinco años.
d. E f e c t o s .
El art. 1877 señala que el pacto comisorio no priva la posibilidad del vendedor
de demandar la ejecución forzada o la resolución; esto es lógico porque la ejecución
forzada nace del contrato, y la resolución del art. 1489.
Art. 1877. Por el pacto comisorio se estipula expresamente que, no pagándose el precio al tiempo
convenido, se resolverá el contrato de venta.
Entiéndese siempre esta estipulación en el contrato de venta; y cuando se expresa, toma el nombre de
pacto comisorio, y produce los efectos que van a indicarse.
Art. 1489. En los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por uno de los
contratantes lo pactado.
Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el cumplimiento del
contrato, con indemnización de perjuicios.
47
¿Qué relación existe entre este pacto de retroventa y los llamados contratos pignoraticios? A primera
vista pudiera confundirse el pacto de retroventa con el préstamo garantizado con hipoteca o prenda, pero
analizando detenidamente uno y otro se llega a la conclusión de que dicha confusión no es posible, pues
la venta no puede servir jamás como contrato accesorio que garantice otro, ya que sus efectos, cuando
están perfectos, son permanentes. En efecto, el vendedor con pacto de retroventa parece ser un deudor que
da su cosa en prenda, y el comprador un prestamista que la recibe, pero entre ambas operaciones hay
diferencias considerables. Principalmente el que pide prestado con garantía prendaria llega a ser deudor
de la suma prestada y puede, a su vencimiento, ser perseguido por el reembolso no sólo de la cosa dada en
prenda o hipoteca, sino todos sus bienes presentes y futuros; él no tiene derecho de obligar al acreedor a
recibir en pago la cosa dada en prenda. Al contrario, el que se ha procurado dinero por medio de la venta
no es deudor de la suma recibida ni podrá ser obligado a reembolsarla, puesto que el reembolso es
facultativo para él. Por otra parte, en el préstamo sobre prenda o hipoteca, el deudor continúa siendo
propietario de la cosa dada en garantía, y sus riesgos quedan a su cargo, si perece, perece por su cuenta.
En el pacto de retroventa, por el contrario, la pérdida de la cosa vendida sobrevenida antes del ejercicio de
esa facultad, será para el comprador que es su propietario, bajo condición resolutoria.
Pero si en doctrina es muy fácil señalar esas diferencias, en la práctica es muy difícil conocer cuando hay
pacto de retroventa y cuando hay contrato pignoraticio disfrazado de ese pacto. El contrato pignoraticio es
aquel por el cual se estipula que el acreedor podrá apoderarse de la cosa dada en prenda o hipoteca, si el
deudor no le paga oportunamente la deuda, sin necesidad de subastarla ni de cumplir las demás exigencias
legales. Este pacto está prohibido por los arts. 2397 y 2424 CC. Si se prueba que el pacto encierra un
contrato pignoraticio, la venta con pacto de retroventa es nula.
86
Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
a. C o n c e p t o .
b. N a t u r a l e z a j u r í d i c a .
ii. C o m p r a v e n t a s u j e t a a c o n d i c i ó n o r d i n a r i a , m e r a m e n t e
p o t e s t a t i v a . La segunda opinión, que es la mayoritaria, es la de considerar el
pacto de retroventa como una sola compraventa sujeta a una condición
resolutoria ordinaria y meramente potestativa. A esta opinión se llega luego de
examinar las disposiciones del párrafo 11 del Título XXIII, las que junto con
referirse a un solo contrato, hacen remisión expresa a las normas que regulan los
efectos respecto de terceros de la condición resolutoria cumplida.
Art. 2397. El acreedor prendario tendrá derecho de pedir que la prenda del deudor moroso se venda en pública
subasta para que con el producido se le pague; o que, a falta de postura admisible, sea apreciada por peritos y se le
adjudique en pago, hasta concurrencia de su crédito; sin que valga estipulación alguna en contrario, y sin perjuicio de
su derecho para perseguir la obligación principal por otros medios.
Tampoco podrá estipularse que el acreedor tenga la facultad de disponer de la prenda o de apropiársela por otros
medios que los aquí señalados.
Art. 2424. El acreedor hipotecario tiene para hacerse pagar sobre las cosas hipotecadas los mismos derechos que el
acreedor prendario sobre la prenda.
48
Por ejemplo, si se necesita obtener un crédito, pero si se recurre al banco con una casa de 30 millones,
éste solamente va a prestar 20, y en este caso el acreedor hipotecario no se quedaría con la casa, sino que
tendría que sacarla a remate; en cambio, con el pacto de retroventa, el vendedor no quiere realmente
vender, sino que quiere solamente el dinero, por lo tanto, puede recuperar la cosa vendida. Esto beneficia
a ambos, porque el vendedor adquiere el valor de la casa y el comprador puede quedarse con ella, porque
ya tiene el dominio del bien incorporado en su patrimonio; eso si, el riesgo evidente es la usura.
87
Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
Art. 1882. El pacto de retroventa en sus efectos contra terceros se sujeta a lo dispuesto en los
artículos 1490 y 1491.
Art. 1490. Si el que debe una cosa mueble a plazo, o bajo condición suspensiva o resolutoria, la
enajena, no habrá derecho de reivindicarla contra terceros poseedores de buena fe.
Art. 1491. Si el que debe un inmueble bajo condición lo enajena, o lo grava con hipoteca, censo
o servidumbre, no podrá resolverse la enajenación o gravamen, sino cuando la condición
constaba en el título respectivo, inscrito u otorgado por escritura pública.
Art. 1885. El tiempo en que se podrá intentar la acción de retroventa no podrá pasar de cuatro
años contados desde la fecha del contrato. Pero en todo caso tendrá derecho el comprador a que
se le dé noticia anticipada, que no bajará de seis meses para los bienes raíces ni de quince días
para las cosas muebles; y si la cosa fuere fructífera, y no diere frutos sino de tiempo en tiempo y
a consecuencia de trabajos e inversiones preparatorias, no podrá exigirse la restitución
demandada sino después de la próxima percepción de frutos.
Art. 1882. El pacto de retroventa en sus efectos contra terceros se sujeta a lo dispuesto en los
artículos 1490 y 1491.
Art. 1883. El vendedor tendrá derecho a que el comprador le restituya la cosa vendida con sus
accesiones naturales.
Tendrá asimismo derecho a ser indemnizado de los deterioros imputables a hecho o culpa del
comprador.
Será obligado al pago de las expensas necesarias, pero no de las invertidas en mejoras útiles o
voluptuarias que se hayan hecho sin su consentimiento.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
Maximiliano Astorga B. – Paulina Navarrete M.
En cuanto a los efectos entre las partes, estos son los siguientes:
ii. Plazo para que el vendedor ejerza su facultad que deriva de la retroventa (art.
1885). El vendedor puede hacer uso de su facultad dentro del plazo que fije de
común acuerdo con el comprador, el cual no podrá exceder de 4 años contados
desde la fecha de la celebración del contrato. Sin embargo, el comprador tiene
derecho a que se le dé aviso con una anticipación de seis meses, a lo menos, en
el caso de los bienes raíces y de 15 días para los muebles. Si trata de cosas
fructíferas de tiempo en tiempo y si se hubiesen efectuado trabajos e inversiones
preparatorias en la cosa, no podrá solicitarse la restitución, sino después de la
próxima percepción de los frutos.49
Art. 1885. El tiempo en que se podrá intentar la acción de retroventa no podrá pasar de cuatro
años contados desde la fecha del contrato.
Pero en todo caso tendrá derecho el comprador a que se le dé noticia anticipada, que no bajará de
seis meses para los bienes raíces ni de quince días para las cosas muebles; y si la cosa fuere
fructífera, y no diere frutos sino de tiempo en tiempo y a consecuencia de trabajos e inversiones
preparatorias, no podrá exigirse la restitución demandada sino después de la próxima percepción
de frutos.
Art. 1883 inc. i. El vendedor tendrá derecho a que el comprador le restituya la cosa vendida con
sus accesiones naturales.
49
El plazo que tiene el vendedor para recobrar en el pacto de retroventa, señala la doctrina, que no sería
un plazo de prescripción, sino de caducidad, porque extingue el derecho sin la necesidad de declaración
judicial.
50
El art. 1883 se refiere a las prestaciones mutuas.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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Art. 1883 inc. ii. Tendrá asimismo derecho a ser indemnizado de los deterioros imputables a
hecho o culpa del comprador.
Art. 1883 inc. iii. Será obligado al pago de las expensas necesarias, pero no de las invertidas en
mejoras útiles o voluptuarias que se hayan hecho sin su consentimiento.
Art. 1882. El pacto de retroventa en sus efectos contra terceros se sujeta a lo dispuesto en los artículos
1490 y 1491.
Art. 1490. Si el que debe una cosa mueble a plazo, o bajo condición suspensiva o resolutoria, la enajena,
no habrá derecho de reivindicarla contra terceros poseedores de buena fe.
Art. 1491. Si el que debe un inmueble bajo condición lo enajena, o lo grava con hipoteca, censo o
servidumbre, no podrá resolverse la enajenación o gravamen, sino cuando la condición constaba en el
título respectivo, inscrito u otorgado por escritura pública.
El derecho que nace para el vendedor, en virtud de este pacto, no puede cederse,
así lo dispone el art. 1884, pero si puede transmitirse por sucesión por causa de muerte.
Art. 1884. El derecho que nace del pacto de retroventa no puede cederse.
2.9.4. P a c t o d e r e t r a c t o .
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a. C o n c e p t o .
b. R e q u i s i t o s .
Los requisitos que deben concurrir para que un contrato de compraventa pueda
rescindirse por lesión enorme son:
1. Q u e l a l e s i ó n s e a e n o r m e s e g ú n l o s t é r m i n o s d e l a r t . 1 8 8 9 C C
( c o n s t a t a r l a e x i s t e n c i a d e u n a l e s i ó n e n o r m e ) . Como se sabe,
todo contrato envuelve naturalmente un pequeño margen de especulación y
desproporción, que se traduce en el beneficio para alguna de las partes
contratantes y en la pérdida correlativa para la otra. Sin embargo, tratándose de
ciertas compraventas, el legislador pone un límite al margen de ganancia que
provenga del negocio y es por eso que cuando la lesión es enorme autoriza a la
parte afectada a solicitar que se rescinda el contrato.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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Art. 1889. El vendedor sufre lesión enorme, cuando el precio que recibe es inferior a la mitad del
justo precio de la cosa que vende; y el comprador a su vez sufre lesión enorme, cuando el justo
precio de la cosa que compra es inferior a la mitad del precio que paga por ella.
El justo precio se refiere al tiempo del contrato.
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La intervención de legislador es mínima, no se asegura la equivalencia de las prestaciones, ya que
solamente interviene cuando la desproporción es enorme
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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2. Q u e e l c o n t r a t o d e c o m p r a v e n t a s e a d e a q u e l l o s s u s c e p t i b l e s
d e r e s c i n d i r s e p o r l e s i ó n e n o r m e . El art. 1891 dice, que no habrá lugar
a la acción rescisoria por lesión enorme en la venta de bienes muebles ni en las
que se hubieren hecho por el ministerio de la justicia. Por lo tanto, los contratos
de compraventa susceptibles de rescindirse por lesión enorme, son los contratos
de compraventa de bienes raíces que no se hicieren por el ministerio de la
justicia.
Art. 1891. No habrá lugar a la acción rescisoria por lesión enorme en las ventas de bienes
muebles, ni en las que se hubieren hecho por el ministerio de la justicia.
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Art. 1896. La acción rescisoria por lesión enorme expira en cuatro años contados desde la fecha del
contrato.
Art. 1892. Si se estipulare que no podrá intentarse la acción rescisoria por lesión enorme, no valdrá la
estipulación; y si por parte del vendedor se expresare la intención de donar el exceso, se tendrá esta
cláusula por no escrita.
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Art. 1894. El vendedor no podrá pedir cosa alguna en razón de los deterioros que haya sufrido la cosa;
excepto en cuanto el comprador se hubiere aprovechado de ellos.
Art. 1895. El comprador que se halle en el caso de restituir la cosa, deberá previamente purificarla de las
hipotecas u otros derechos reales que haya constituido en ella.
Art. 1689. La nulidad judicialmente pronunciada da acción reivindicatoria contra terceros poseedores; sin
perjuicio de las excepciones legales.
Además, con relación a este punto, cabe precisar que la acción de rescisión por
lesión enorme no procede en aquellos casos en que el comprador haya enajenado la cosa
a un tercero.
e. E x t i n c i ó n d e l a a c c i ó n r e s c i s o r i a .
Art. 1893 inc. i. Perdida la cosa en poder del comprador no habrá derecho por una ni por otra
parte para la rescisión del contrato.
Art. 1896. La acción rescisoria por lesión enorme expira en cuatro años contados desde la fecha
del contrato.
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En estos casos se pide una medida precautoria.
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a. C o n c e p t o .
Art. 1803. Si se vende con arras, esto es, dando una cosa en prenda de la celebración o ejecución del
contrato, se entiende que cada uno de los contratantes podrá retractarse; el que ha dado las arras,
perdiéndolas; y el que las ha recibido, restituyéndolas dobladas.
Art. 1804. Si los contratantes no hubieren fijado plazo dentro del cual puedan retractarse, perdiendo las
arras, no habrá lugar a la retractación después de los dos meses subsiguientes a la convención, ni después
de otorgada escritura pública de la venta o de principiada la entrega.
Art. 1805. Si expresamente se dieren arras como parte del precio, o como señal de quedar convenidos los
contratantes, quedará perfecta la venta; sin perjuicio de lo prevenido en el artículo 1801, inciso 2.º.
No constando alguna de estas expresiones por escrito, se presumirá de derecho que los contratantes se
reservan la facultad de retractarse según los dos artículos precedentes.
b. C l a s e s d e a r r a s .
En un primer momento, en el derecho romano las arras eran de una sola clase,
éstas se daban como señal de haberse perfeccionado el contrato, actuando como una
verdadera formalidad de prueba de su conclusión. Sin embargo, con JUSTINIANO las
arras de ser un simple medio de prueba del contrato vinieron a significar que las partes,
al darlas no han tenido la intención de vincularse definitivamente, por el contrario, la de
reservarse la facultad de retractarse de su celebración. Como afirma ORTOLAN, las arras
en vez de ser un signo de la conclusión del contrato pasaron a ser un medio de
retractación.
Con la innovación que introduce JUSTINIANO, con la dación de las arras, las
partes podían retractarse, perdiéndolas el que las hubiese dado y restituyéndolas
dobladas el que las hubiese recibido. Esta regla viene recogida por nuestro Código
Civil. En síntesis, este emperador hizo de las arras no un medio probatorio, sino un
medio para retractarse de la celebración del contrato. La dación de las arras, sin ninguna
otra estipulación, importaba la facultad de retractarse incurriendo en la pena señalada.
i. El art. 1803 se refiere a la figura de las arras en garantía. De este artículo surge
una distinción entre las arras dadas en garantía de celebración, y las dadas en
garantía de ejecución. En lo que respecta a las primeras, como lo que se está
garantizando es que el contrato ha de celebrarse, se está en la fase de un
precontrato o contrato preliminar, y en que la celebración del contrato definitivo,
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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Art. 1804. Si los contratantes no hubieren fijado plazo dentro del cual puedan retractarse,
perdiendo las arras, no habrá lugar a la retractación después de los dos meses subsiguientes a la
convención, ni después de otorgada escritura pública de la venta o de principiada la entrega.
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Contratos en particular – Promesa y Compraventa.
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Art. 1806. Los impuestos fiscales o municipales, las costas de la escritura y de cualesquiera otras
solemnidades de la venta, serán de cargo del vendedor; a menos de pactarse otra cosa.
Art. 1801. La venta se reputa perfecta desde que las partes han convenido en la cosa y en el
precio; salvas las excepciones siguientes.
La venta de los bienes raíces, servidumbre y censos, y la de una sucesión hereditaria, no se
reputan perfectas ante la ley, mientras no se ha otorgado escritura pública.
Los frutos y flores pendientes, los árboles cuya madera se vende, los materiales de un edificio
que va a derribarse, los materiales que naturalmente adhieren al suelo, como piedras y sustancias
minerales de toda clase, no están sujetos a esta excepción.
Estas arras actúan como un medio probatorio del contrato. Cuando las partes
convienen en esta clase de arras, la venta queda perfecta, sin que las partes
tengan derecho a retractarse. Estas arras exigen de una declaración expresa de
que han sido dadas por este concepto. Para el caso que las partes nada se
expresen se presumirá de derecho que las partes tienen derecho a retractarse de
la venta, esto es, que las arras han sido dadas en garantía.
Por consiguiente, la regla general en materia civil son las arras dadas en garantía,
a diferencia de lo que ocurre en sede mercantil. En efecto, en el código de
comercio la regla es la contraria, esto es, se presume que las arras han sido dadas
como parte del precio o prueba de haberse celebrado el contrato, a menos que
expresamente las partes las hubieran dado en garantía y con derecho de retracto
(arts. 107 y 108 Código de Comercio)
Art. 107. La dación de arras no importa reserva del derecho de arrepentirse del contrato ya
perfecto, a menos que se hubiere estipulado lo contrario.
Art. 108. La oferta de abandonar las arras o de devolverlas dobladas no exonera a los
contratantes de la obligación de cumplir el contrato perfecto o de pagar daños y perjuicios.
Art. 109. Cumplido el contrato o pagada una indemnización, las arras serán devueltas, sea cual
fuere la parte que hubiere rehusado el cumplimiento del contrato.
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importar el valor de la obligación que se trata de probar, salvo que la ley exija
escritura pública.
Art. 1709. Deberán constar por escrito los actos o contratos que contienen la entrega o promesa
de una cosa que valga más de dos unidades tributarias.
No será admisible la prueba de testigos en cuanto adicione o altere de modo alguno lo que se
exprese en el acto o contrato, ni sobre lo que se alegue haberse dicho antes, o al tiempo o
después de su otorgamiento, aun cuando en algunas de estas adiciones o modificaciones se trate
de una cosa cuyo valor no alcance a la referida suma.
No se incluirán en esta suma los frutos, intereses u otros accesorios de la especie o cantidad
debida.
Art. 128. La prueba de testigos es admisible en negocios mercantiles, cualquiera que sea la
cantidad que importe la obligación que se trate de probar, salvo los casos en que la ley exija
escritura pública.
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