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MENOR DE EDAD"
Es por ello que la intención de la Ley Nº 29269 que modifica los artículos 81º y
84º del Código de los Niños y Adolescentes, incorporando en nuestra
legislación a la Tenencia Compartida, es demostrar a los hijos, que el nuevo
estado de familia no significa ningún cambio para ellos, puesto que se le
considera un sujeto de derechos y que sus progenitores a pesar de su
separación, siguen teniendo para con ellos derechos y obligaciones debiendo
evitarse cualquier tipo de angustias que ellos le causen con su separación;
propiciando que su relación se mantenga en la mejor de las formas, pensando
en su interés y su desarrollo psicológico, moral y físico, sin olvidar que este
derecho es precisamente un derecho más de los hijos que de los padres.
La ley establece que la custodia en primer lugar, será decidida por el acuerdo
de los propios padres. Solo si no hay acuerdo entre los padres, corresponderá
al juez determinar, dentro de un proceso judicial autónomo o de dentro del
proceso de divorcio sin acuerdo (por causal), cuál de ellos será quien ejercerá
la tenencia.
Se realiza una entrevista a los hijos menores, a partir de los 7 años de edad, y
el Juez toma en cuenta lo que dice el adolescente.
La Ley 29269 refleja modificación de dos artículos del Código del Niño y
adolescente, en caso de que no haya acuerdo entre quien de los padres tendrá
la tenencia, el juez toma la decisión:
Los divorcios por lo contencioso afectan a uno de cada cuatro niños de una
forma desmesurada por las interferencias de uno de los progenitores en la
relación del otro progenitor con sus hijos, denuncia un grupo de especialistas
de la Universidad de Granada. Los niños en esta situación sufren lo que se
denomina Síndrome de Alienación Parental (SAP), entre cuyos síntomas se
encuentra el rechazo a uno de sus progenitores (normalmente el que no tiene
la custodia).
Esta realidad social debe ser tratada debidamente una vez que se presenta,
señalan los investigadores, que a su vez proponen la custodia compartida en
todos los casos para evitar este tipo de problemas.
Los padres tienen que dejar de lado sus conflictos personales, y velar por el
interés superior del niño. Y hacer un llamado a los magistrados que ejercen la
toma de decisiones en nuestro país, tomen en cuenta el sistema del cuidado
del menor.
Lo lógico es que los adultos actúen como adultos, y les hagan el menos daño
posible a los niños.