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Se podría definir robótica como una ciencia que aglutina varias disciplinas o ramas
de la tecnología con el objetivo de diseñar máquinas programadas para realizar
tareas de forma automática o para simular el comportamiento humano o animal. A
grandes rasgos, y sin entrar en mucho detalle, un robot se podría ver como un
ordenador con capacidad de movimiento.
El término robot se deriva de la palabra checa «robota». La utiliza por primera vez
el escritor de ciencia ficción Karel Čapek en su obra dramática R. U. R. (Robots
Universales Rossum), escrita en 1920, para designar a unas máquinas pensantes que
se sublevan y terminan por matar a su creador. En la traducción al inglés de la obra,
la palabra checa robota, fue traducida como robot.
El término robótica fue acuñado por Isaac Asimov, quien la definió como la ciencia
que estudia a los robots. Asimov creó también las tres leyes de la robótica. En la
ciencia ficción, el hombre ha imaginado a los robots visitando nuevos mundos,
haciéndose con el poder o, simplemente, aliviándolo de las labores caseras. De
cualquier manera, se han de cumplir las tres leyes de la robótica implementadas por
Isaac Asimov: un robot debe ser inofensivo para los humanos, debe cumplir sus
mandatos y debe proteger su propia integridad sin faltar a lo previo.
Según algunas fuentes, los primeros robots se remontan, por lo menos, al siglo III
a.C.; sin embargo, las primeras máquinas automatizadas tienen más que ver con la
mecánica que con la robótica.
Se considera que el primer robot humanoide del mundo se llamó Elektro y fue
construido por la Westinghouse. Era una máquina de dos metros que podía caminar
y contaba con una grabación de 700 palabras para que el artefacto simulara que
establecía una conversación. Se exhibió en la Exposición Universal entre 1939 y
1940.
Transporte de materiales.
Montaje.
Corte mecánico, rectificado, desbardado y pulido.
Pintura.
Manipulación de plásticos y otros materiales.
Tareas peligrosas como soldaduras, implementación de sustancias inhalantes
nocivas, transporte de materiales pesados.
Medicina.
Reciclaje.
Mayor precisión.
Ayudar emocionalmente a las personas.
Realizar tareas peligrosas.
Realidad ampliada.
Mayor velocidad.
Reducción de costos.
Ir a donde el humano no puede.
Hacer tareas que para el ser humano serían mortales.
El Bristol Robotics Laboratory desarrolló una idea muy interesante: robots que se
agenciaban su propio alimento. Se trata de artefactos que utilizan pilas cuyo
combustible proviene de bacterias presentes en manzanas podridas y moscas
muertas.
Entre los robots más extraordinarios construidos en este siglo se cuenta ASIMO, un
robot humanoide creado por la empresa Honda que es capaz de aprender como un
niño. Puede correr, lanzar una pelota, danzar, realizar movimientos fluidos e
incluso, sostener una conversación.
De este modo, actualmente existen diversos tipos de robots con características únicas,
en los más variados tamaños, formas y materiales, así como con diferentes niveles de
autonomía, inteligencia, funcionalidad y capacidad. Por ello también existen diversas
formas de clasificar a los robots.
Sin embargo, a grandes rasgos, suelen considerarse dos criterios para clasificar a los
tipos de robots como los más extendidos. Uno en función del momento histórico en el
que fueron creados (generaciones) y las similitudes en sus procesos de construcción,
siguiendo un orden cronológico; y otro en relación con su forma, según su estructura y
funcionamiento.
Si bien es cierto que los robots industriales pueden trabajar 24/7, al igual que sucede
con un operario, los robots necesitan que se les haga un mantenimiento preventivo y
paliativo.
Algunos ejemplos que han dejado de ser ciencia ficción o futuristas son los robots que
realizan las siguientes funciones: