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Obra del Juicio

• Juez (dirige la audiencia)


• Abogado fiscal: Acusador
• Defensor: Cristo Jesús
• Testigos:
- Matrimonio
- Jacaranda
- Vicente Borrego:

ESCENA 1:

La obra inicia con un baile (puede ser el de los pecados capitales o una música de rock
pesado) los bailarines son los pecados, por eso visen de negro.
Cristo está en el centro y en torno a Él se ejecuta el baile, al término del baile, los bailarines
tiran a Cristo en el suelo y lo tapan con una sábana negra.

ESCENA 2:

Aparece un juzgado, con sus bancas y su tribuna. En la tribuna, el Juez dirige a la audiencia
y comienza a hablar.

Ciudadano Juez: Audiencia Pública, nos hemos congregado hoy en este día, para resolver
un caso muy especial, tan especial, que nunca en la historia de un juicio se había
congregado tanta gente.
Hoy se decidirá la suerte de un individuo, absolución o pena de muerte, eso dependerá de
su inocencia o culpabilidad. Buenas tardes, soy el abogado Caifás Gestas Iscariote,
ciudadano juez, encargado de dirigir esta audiencia.
Que pase el Abogado Fiscal o acusador a este recinto y que se presente.

pasa el acusador vestido todo de negro, con aires de soberbia y con presunción, se
presenta al público.

Abogado Fiscal: Buenas tardes, soy el Abogado Anás Severo Malacara, egresado de.......
(no dice el lugar) bueno, donde estudié leyes no importa, eso es secundario, lo importante
es que sé manejarlas. (se hace a un lado.)

El ciudadano juez pide la entrada del abogado defensor.

Ciudadano juez: Que pase el abogado defensor a este recinto y que se presente.

Entra el abogado defensor vestido de blanco y con una biblia en la mano.


Abogado defensor: Buenas tardes Ciudadano juez, buenas tardes Abogado fiscal, buenas
tardes querido público, soy el abogado Juan Amador de Santa Maria.

Ciudadano Juez: Que traigan al acusado de nombre ¡Jesús de Nazaret!

Entra un policía llevando a Jesús, Jesús va amarrado o encadenado, cabizbajo y es sentado


de manera brusca por el policía, en una silla que se ubica en el centro de la tribuna.

Ciudadano juez: Que pasen los testigos del abogado fiscal.

Entran en fila los testigos que están en contra de Jesús, se paran frente al público, hacen
una reverencia y pasan a sentarse en las bancas. Una vez que se han sentado los testigos,
el ciudadano juez prosigue.

Ciudadano juez: Que pasen los testigos del abogado defensor.

Abogado defensor: Señoría, no me es posible tener arriba de esta tribuna a mis testigos,
pues son todos estos que usted ve en las sillas (se dirige al público). Todos ellos han venido
aquí, para atestiguar a favor de Jesús de Nazaret, le ruego que permita que den testimonio
desde sus lugares.

Ciudadano juez: Concedido, que sus testigos hablen desde sus lugares.

El juez, golpeando la tribuna con su martillo, abre la sesión.

Ciudadano juez: ¡Se abre la sesión! Tiene la palabra el abogado Fiscal. ¿De qué acusa a
este hombre llamado Jesús de Nazaret?

Abogado Fiscal: ¿Qué de qué lo acuso? Mejor pregúntame señoría, de que lo acusamos,
porque este hombre no solamente me ha hecho daño a mí, sino a todo el mundo. Todos lo
acusan de farsante (voltea a ver al público y les pregunta), ¿verdad que si? Ha engañado
a millones y millones de gentes, argumentando que Él es el Salvador del mundo y que,
quien crea en Él será feliz ¡Por favor! Nada más vean ustedes cómo está el mundo. Todo
es un caos, nadie es feliz, todos sufrimos.
Por eso, lo acusamos de farsante, de embaucador y por todos los daños que padece la
humanidad.

Ciudadano juez: Tiene con qué probar esta acusación.

Abogado Fiscal: ¡Con Que ver para creer, mi querido juez! Pues bien, para muestra basta
un botón. Quiero que escuchen todo el testimonio de Jacaranda, una inocente criatura a
quien éste (señala a Jesús), no cuidó en el momento en que más lo necesitó. Anda
pequeñita, anda, no tengas miedo de acusar a éste. Aquí estoy yo para salvarte, yo nunca
te dejaré sola.

Jacaranda: Yo acuso a este hombre de mentiroso, pues él dijo que cuando lo invocaramos
siempre estaría con nosotros y no es cierto. Cuando mi novio me violó, Él no hizo nada para
evitarlo (voltea a ver a Jesús, incluso lo zarandea) ¿Dónde estabas cuando todo esto pasó?
¿Por qué no me ayudaste? Desde ese día mi vida no tiene sentido, estoy vacía, vivo
revolcándome en la droga, en el alcohol... y todo por culpa de este mentiroso (se pone a
llorar).

Abogado Fiscal: (toma a la jovencita y la lleva a su silla). Para qué le seguimos señoría,
esta es una prueba evidente, condenemos a este farsante a la pena de muerte.

Ciudadano Juez: Por favor, Señor Anás Malacara, guarde compostura.


¡Tiene la palabra el Abogado Defensor!

Abogado Defensor: Gracias, señoría. Primero quiero aclararle una cosa al Juez fiscal,
"que el amor no le hace daño a nadie", al contrario, el amor transforma, nos enseña a vivir
como hermanos en unidad y compartiendo todo lo que Dios puso en este mundo para que
fuéramos felices. La infelicidad del hombre radica en la violación de uno de los principales
mandatos de Dios: amar. En cuanto a usted señorita, pregunto ¿por qué Dios no la ayudó?
Quiero recordarle que Jesús siempre trató de ayudarla. Ya se le olvidaron todas aquellas
ocasiones que le habló por boca de sus papás; cuando su mamá llorando le decía, que no
se vistiera así, tan provocativa, que no anduviera de fiesta en fiesta ni llegara de madrugada
a su casa. O aquella ocasión en que una de sus amigas le aconsejó no salir con aquel
muchacho, pues tenía varios antecedentes negativos. Ya se olvidó de las más de cuatro
veces que le habló por boca de aquellos misioneros, que le fueron a invitar hasta su casa,
para que formara parte del grupo juvenil de la parroquia.

Jacaranda: Yo soy libre, y puedo hacer con mi vida lo que se me pegue mi regalada gana,
a quién le importa. Además, qué de malo tiene que yo me divierta, que me vista así, eso es
normal. (voltea al público y lo cuestiona). ¿O qué no tengo la razón? Además, yo no soy
hipócrita. Eso de la Iglesia es pura falsedad, te quieren lavar el cerebro para robarte tu
libertad.

Abogado Defensor: Alguno de mis testigos, quiere contestarle. (invita a uno o dos
personas del público).

Cada vez que hable la gente del público, el abogado fiscal los contradice, les echa en cara
lo que dicen. Por ejemplo, si uno de los testigos, a favor de Jesús comenta que Jacarandá
tiene la culpa, que si hubiera obedecido a sus papás nada de eso le hubiera pasado, el
Abogado Fiscal le puede contestar: ahora si me saliste muy obediente, a poco nunca has
desobedecido, no te hagas, lo que dices ahorita sólo lo haces porque estás enfrente de
estos, pero seguramente has de ser un rebelde de primera, no te queda lo que estás
diciendo, o puede decir cosas por el estilo. Esto lo hará, siempre que el abogado defensor
presente un testigo.

Si otros del público intervienen con argumentos, se les da la oportunidad, siempre cuidando
que no haya insultos. Esto lo debe tener muy en cuenta el Abogado defensor, pues el debe
estar muy atento cuando se habla, porque como es el Bueno, puede calmar, con prontitud,
una situación exaltada.

El Abogado Fiscal pide la palabra para que salgan los siguientes testigos, unos esposos.

Abogado Fiscal: (toma del brazo a la mujer y al esposo). Señora Macrina y don Pedro,
quieren contarnos, de qué forma éste (con una mirada de desprecio) que se dice ser el
Mesías, les causó tanto daño.
Macrina: este hombre es un farsante, dijo que con su famoso sacramento del matrimonio
todo nos saldría bien, que su bendición estaría con nosotros…. ¿Cuál bendición? Acabo
de perder a un hijo por la droga, los que me quedan son unos rebeldes de primera, mi hogar
está por los suelos, y éste, que, según es mi marido, es un bueno para nada. ¿Cuál
bendición?

Don Pedro: Lo mismo digo yo, eres una buena para nada, tus malditos celos, tu ambición,
tus críticas y desplantes hacia mí, me han hecho perder la cabeza.

Abogado Fiscal: (fingiendo conmoción, toma de la mano a Macrina y la conduce hacía su


asiento, después con un tono triste voltea al público). Pobrecita ¿no les conmueve todo
esto? Para que seguimos, este farsante (señalando a Jesús), es culpable de todas estas
situaciones.

Ciudadano Juez: Todavía no, falta la palabra de la defensa.

Abogado Defensor: Señora Macrina y señor Pedro, sólo quiero hacerles una pregunta.
Después de casarse por la Iglesia ¿qué tanto han frecuentado las cosas de Dios? La
Eucaristía, la evangelización, el sacramento de la confesión....

Macrina: Esa es una pregunta tonta y muy estúpida. Sepa usted, que a mi nunca me ha
gustado ser hipócrita... Yo asistía a la Iglesia cuando me nacía de corazón. Y si no fui a
recibir evangelización fue porque no tenía tiempo, eso es para gente floja y sin quehacer...

Interrumpe el esposo.

Don Pedro: Además, yo siempre he sido responsable, he trabajado de sol a sol, para que
a mis hijos no les faltara nada, les he dado cuanto me han pedido. Admito, que no he
dialogado mucho con ellos, pero eso ellos lo entienden, yo no tengo tiempo porque
trabajo.... Además, todas las veces que han tenido problemas no los hemos dejado solos,
hemos acudido con curanderos, los hemos llevado a que les hagan limpias, siguiendo el
consejo que "a Dios rogando y con el mazo dando" o "ayúdate que yo te ayudare" y les
hemos puesto sus amuletos para la buena suerte, pero Jesús no nos ha respondido.

Abogado Defensor: Alguno de los testigos de Jesús, quiere decir algo con respecto a esto.
El abogado fiscal, una vez que ha hablado uno o dos testigos del público, lo contradice y
prosigue.

Abogado Fiscal: Quiero, para confirmar la culpabilidad de este farsante,

presentar a mi último testigo. Vicente Borrego, es un pequeño, e indefenso jovencito, que


tuvo la desgracia, no sólo de caer en las manos de éste, sino incluso engañado, trabajó
mucho tiempo para Él.
Por favor pequeñito, habla y no tengas miedo que aquí estoy yo para salvarte.

Vicente Borrego: Yo doy testimonio, de que "con Herbalife si bajas de peso, porque......"
(lo interrumpe el Abogado fiscal y le dice en voz baja).
Abogado Fiscal: No pequeño, ese testimonio no, el que preparamos, acuérdate de lo que
tienes que repetir.

Vicente Borrego: Eh, cajumm, cajumm. Eh, yo soy una víctima de éste (señala a Cristo),
durante mucho tiempo dirigí grupos juveniles, anduve en movimientos parroquiales,
organicé peregrinaciones, fui de la adoración nocturna, etc. Pero un padrecito, mandado
por éste, sólo porque en el coro un día presumía mis dones ante la asamblea, bueno,
también, porque enamoré a una chiquilla resbalosa y pues ni modo, uno es hombre, bueno;
y bueno siendo honestos, algunas veces, pero quedé claro, por pura necesidad, tomé
dinero de las limosnas... Bueno, para no hacerles el cuento largo, el hecho es que el curita
ese me corrió de la iglesia. Por eso me dediqué a buscar la verdad por mi cuenta y la
encontré en la ciencia. En la Universidad me han enseñado la verdad, y la verdad es que
Dios no existe, es un invento de los débiles, de los que no tienen fuerza, es un invento de
la Iglesia para que nosotros no seamos libres y para que no podamos disfrutar de todos los
placeres de este mundo: sexo, dinero, comodidad, para evitar que nosotros lleguemos a
ser súper hombres, dioses capaces de someter todo lo que esté a nuestro alrededor. Por
lo tanto, doy testimonio de que éste, es un farsante.

Ciudadano Juez: tiene la palabra el abogado defensor.

Abogado Defensor: Perdón, joven Vicente Borrego, pero creo que se le olvidó decirle al
público que lo único que llegó a organizar con los grupos juveniles eran paseos a balnearios,
parques o montañas, pero nunca los ayudó a reflexionar la palabra de Dios. También se
olvidó de decirles que cuando iba a las peregrinaciones, llevaba bebidas alcohólicas y
mientras iban de camino bebía y que, además, llegando al destino nunca entraban a la
celebración de la Misa. Y lo que es peor, no les dijo que, a esa chiquilla resbalosa, como
usted llama, no le bastó con dejarla embarazada, sino que, ¡vaya desfachatez!, la llevó a
abortar. El padre intentó hablar con usted para hacerle ver su error, pero usted se negó a
escuchar todo argumento y le gritó que no se metiera en lo que no le importaba. Por eso,
él le prohibió seguir trabajando en la parroquia, hasta que no viviera una verdadera
conversión.

Abogado defensor: Quisiera que alguno de mis testigos reafirmará la defensa.

Luego el abogado fiscal, barre con los argumentos de la gente. Mientras se hallan distraídos
el abogado fiscal le da dinero al ciudadano juez, no sin antes acometer contra el juez
defensor y el acusado.

Ciudadano Juez: Orden en la corte, hemos encontrado elementos suficientes, para decir
que el Acusado, es culpable y que se le condena a la pena de muerte por el daño irreparable
que le ha causado a la humanidad. Sin embargo, excediéndome en mi benevolencia, le
concedo unas palabras al Juez defensor y al Acusado.

Abogado defensor: (después de gritar al juez y a la gente, que se ha cometido una


injusticia, va hacia Jesús). Pero, es que no te das cuenta...Te acaban de condenar a muerte
y no dices nada. ¿por qué te quedas callado, por qué no te defiendes? ¿por qué callas
cuando tienes el poder de liberarte de esta condena? Contéstame, no es justo lo que están
haciendo contigo.

Jesús se levanta poco a poco de la silla y tocando el hombro del Abogado defensor.
Jesús: (de frente al abogado defensor) Entiendo tu celo por mí, pero no te olvides, que en
los momentos difíciles nunca debes perder la calma; que es el momento en que debes
abandonarte en los brazos del Padre, si te mantienes firme. Él se manifestará (luego voltea
hacia sus acusadores) Yo los entiendo, están confundidos por los golpes de la vida y por
eso hablan así. Si hicieran un esfuerzo y me buscarán de todo corazón, acabaría ese vacío
que no los deja en paz.

Yo los amo y por eso, respeto su libertad, ustedes deciden seguir en ese infierno o vivir en
paz. ¡Yo los espero con los brazos siempre abiertos!

Habla hacia el público.

Yo sé que ustedes me aman, aunque muchas veces sus defectos e imperfecciones no les
permite demostrar de una forma clara y fuerte su amor, pero sé que me aman. Hoy están
aquí, acompañándome: háganlo como lo han hecho conmigo, con los enfermos en los
hospitales, con los que carecen de alimento suficiente, con los que no tienen un techo, pues
lo que hagan con aquellos más pequeños conmigo lo hacen. No se desesperen cuando sus
defectos sean fuertes, luchen y esfuércense por cambiar, yo no les reprocho, antes bien le
dejo instrumentos de mi gracia, para que siempre que caigan se puedan levantar: mi
Palabra, el sacramento de la confesión y de la Eucaristía. Allí está mi amor.

Por último, voltea a ver al abogado fiscal.

En cuanto a ti, yo te conozco muy bien. Desde hace mucho tiempo has querido acabar con
la obra de mi Padre. A base de mentiras y engaños has tratado de robar el tesoro del
corazón de los hombres, pobre diablo, todavía no has aprendido que donde hay amor no
hay lugar para ti. Por más que quieras apartarlos nunca lo podrás lograr, porque donde hay
amor no hay lugar para ti.

Se dirige al público nuevamente. No se angustien. Yo doy mi vida libremente, y la doy por


amor. Me voy para que tengan vida y la tengan en abundancia. No se angustien, sigan
luchando en su misión, cuando se sientan cansados, no se olviden, yo camino cerca de
ustedes. No se angustien, yo estaré con ustedes, todos los días, hasta el fin de los
tiempos….

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