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AMOR DE MADRE

De niños creemos que mamá todo lo puede, que no siente cansancio, que no sufre… esa imagen que
guardamos de ella con el tiempo no coincide con la que vemos cuando pasan los años… Entonces
descubrimos que mamá también sufre, se cansa, está triste, no tiene fuerza, calla ocultando el dolor…

La vemos como un héroe sobrevivir a grandes tragedias, llevarnos de la mano conteniéndonos y


mostrándonos la vida siempre del lado más bello…

De niños no entendemos sus lágrimas… de adultos nos preocupan… o no las comprendemos…

Así como nosotros necesitamos tantas veces de la protección de esos brazos fuertes, de la comprensión de
nuestros gestos o de nuestros silencios, de nuestro dolor… ella también nos necesita…

Por eso debemos detenernos y observarla… abrazarla y hacer que sienta que estamos allí… que nos importa,
que es valiosa… y de esta forma regresaremos a ella el más hermoso sentimiento que nos enseñó, el
sentimiento que lleva paz y tranquilidad en los momentos difíciles de la vida, el que nos contiene, el que
minimiza el dolor, el que nos hace luchar por nuestros sueños e ideales… pero por sobre todo nos enseña a
dar sin pedir nada a cambio: El Amor.

LAGRIMAS DE MUJER

“¿Por qué lloras mamá?” le preguntó un niñito a su madre.

“Porque soy mujer” le contestó la mujer.

“Pero, yo no entiendo”, dijo el niño.

Su madre se inclinó hacia él y abrazándolo le dijo, “Y nunca lo entenderás”…

Más tarde el niñito le preguntó a su padre: “¿Por qué mamá llora a veces sin ninguna razón?”.

“Todas las mujeres lloran siempre sin ninguna razón”. Era todo lo que el padre le podía contestar.

El pequeño niño creció y se convirtió en todo un hombre, preguntándose todavía por qué era que las
mujeres lloraban.

Un día el niño convertido en hombre se arrodilló y le preguntó a Dios:

“Dios : ¿Por qué lloran tan fácilmente las mujeres?”

Y Dios le dijo :

- Cuando hice a la mujer tenía que ser algo especial. Hice sus hombros suficientemente fuertes como para
cargar el peso del mundo entero, pero a la misma vez lo suficientemente suave para confortar a quien lo
necesite.

- Le di una inmensa fuerza interior para que pudiera soportar el dolor de dar a luz y hasta el rechazo que
muchas veces proviene de sus propios hijos.
- Le di una dureza que le permite seguir adelante y cuidar a su familia a pesar de las edades y la fatiga y sin
quejarse aun cuando otros se rinden.

- Le di la sensibilidad para amar a un niño bajo cualquier circunstancia, aun cuando su niño la haya lastimado
mucho. Esa misma sensibilidad que hace que cualquier tristeza, llanto o dolor del niño desaparezca y que le
hace compartir las ansiedades y miedos de la adolescencia e incluso de la edad madura…

- Le di la fuerza suficiente para que pudiera perdonar las faltas a su esposo y la moldeé de una de sus
costillas para que ella pudiera cuidar de su corazón.

- Le di sabiduría para saber que un buen esposo nunca lastimaría a su esposa y a veces le pongo pruebas
para medir su fuerza y su determinación para mantenerse a su lado a pesar de todo.

- Le di lágrimas de las reales que brotan de ella exclusivamente cuando su ser necesita expresarse más allá
de las palabras.

- Esa es su única debilidad…lágrimas que piden perdón por los errores y la dureza del corazón de la
humanidad”.

Le doy gracias a Dios por haber creado a la mujer. Le doy gracias a Dios por mi madre, mis hermanas, mis
hijas, mis amigas, mis primas…

Y …. a esos hombres que tienen mujeres en sus vidas, que aprendan a valorarlas y a conocerlas en la
dimensión en que Dios las creó.

LA MADRE, LA MEJOR OBRA DE DIOS

Dios que estaba ocupado en crear a las madres, llevaba ya seis días trabajando horas extraordinarias,
cuando un ángel se le presentó y le dijo:“TE AFANAS DEMASIADO SEÑOR”.

El Señor repuso: pero no te das cuenta que esta criatura tiene que ser lavable de pies a cabeza, sin ser de
plástico y que tiene que llevar cien piezas movibles, todas reemplazables funcionar a base de café negro y de
las sobras de comida, que tiene que poseer un regazo capaz de desaparecer cuando se ponga de pie, un
beso capaz de curar todo, desde una pierna rota hasta un amor frustrado y tener seis pares de manos

Y el ángel confundido observó: ¿Seis pares de manos Señor? ¡Eso no es posible! no son las manos el
problema, agregó el Señor, sino los tres pares de ojos

¿Y eso es para el modelo normal? Preguntó el ángel.

Y el Señor le explicó: uno para ver a través de la puerta siempre que pregunte ¿niños, que están haciendo
ahí adentro? Aunque ya lo sepa muy bien; otro detrás de la cabeza para ver lo que más le

valiera ignorar, pero que precisa saber; y desde luego los de adelante, para mirar a un niño en apuros y
decirle, sin pronunciar siquiera una palabra: “te entiendo hijo y te quiero mucho”.

El ángel le tiró de la manga y advirtió mansamente: vale más que te vayas a la cama señor, mañana será otro
día.
… No puedo… y además creo que me falta poco. dijo el Señor agregando:

ya hice una que se cura por si sola cuando enferma; que es capaz de alimentar a una familia con un poco de
frijol y de persuadir a un niño de cuatro años que se esté quieto mientras lo baña.

Lentamente, el ángel dio la vuelta en torno a uno de los modelos maternales diciendo: me parece
demasiado delicada, comentó con un suspiro.

Pero es muy resistente aseguró Dios emocionado, no tienes idea de lo que es capaz de hacer y sobrellevar.

¿Podrá pensar? preguntó el ángel.

Claro, y razonar también, respondió el Señor.

Por último el ángel se inclinó y pasó un dedo por la mejilla del modelo, diciendo: ¡tiene una fuga!

y dijo Dios: no es una fuga, es una lágrima.

¿Y… para qué sirve? Dijo el ángel.

Para expresar gozo, aflicción, desengaño, pesadumbre, soledad y orgullo.

Eres un genio Señor, comentó el ángel.

Y Dios, con un perfil de tristeza observó y dijo: “yo no sé la puse.”

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