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Un Hombre Llamado Pablo

D. Martyn Lloyd-Jones (1899-1981)


“Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado
para el evangelio de Dios” - Romanos 1:1

Bienvenidos esta tarde[1] amigos quienes no pertenecen a esta iglesia


en particular, que quizá están entre nosotros esta tarde y que se proponen
continuar con nosotros en estos estudios de la Epístola a los Romanos. Por
ellos, en gran medida, quizá he indicado mejor como este servicio es
normalmente conducido. Primero y principalmente, enfatizaría que este es
un servicio. Esta es una ocasión para adorar. Soy uno de esos que no
reconocen ninguna consideración de la Palabra de Dios que no esté
acompañada de adoración. La Biblia no es un libro ordinario - es el Libro
de Dios, y es un Libro acerca de Dios y de la relación del hombre con Él. Y
por lo tanto, cada vez que consideramos o estudiamos la Biblia deberíamos
por necesidad estar adorando. En otras palabras, no me propongo considerar
esta gran epístola en una manera meramente intelectual o académica. Esta
fue escrita como una carta por un gran pastor, no es un tratado teológico
escrito para expertos y profesores. Es una carta escrita a una iglesia, y como
todo otro libro del Nuevo Testamento tiene un muy particular objetivo y fin
en vista. El Apóstol se preocupó de ayudar a estos cristianos en Roma,
edificarlos y establecerlos en su más santa fe y, Dios mediante, y mientras
esté capacitado para hacerlo también, ciertamente estaré tratando de hacer
lo mismo. Es una ocasión, entonces, para adorar, y no solo dar un sermón.
Entonces, trataré, en cuanto me sea posible, de terminar tan cerca
como pueda de las 19:30. Comprendo que muchos vienen de lejos, tenemos
eso en mente, y hay muchos que vienen de oficinas y que no han estado en
casa. Me esforzaré, digo, y haré mi mejor esfuerzo por terminar alrededor
de las 19:30.
No anuncio un programa, y es por esta razón, que cuando estamos
estudiando la Palabra de Dios nunca sabes con exactitud cuándo terminarás,
ni donde estaremos al final. Más aún, tengo un profundo sentimiento que tal
cosa debería ser el caso, creyendo, como lo hacemos en la presencia y el
poder del Espíritu Santo. Sabemos por experiencia que Él súbitamente
viene sobre nosotros -Él ilumina la mente y mueve el corazón- y creo que
cualquier hombre que expone las Escrituras debería siempre estar abierto;
abierto a las influencias del Espíritu Santo. De ahí por qué algunos de
nosotros quizá no retransmitimos, porque encontramos difícil reconciliarnos
al límite temporal en estos asuntos. Me pregunto qué pasaría en un servicio
ocasional retransmitido, si el Espíritu Santo súbitamente tomara posesión
del predicador. Bueno, es exactamente lo mismo en una ocasión como esta.
Puedo haber planeado trazar una cierta porción y decir ciertas cosas y
podría, por lo tanto, dibujar el programa pero, como digo, es mi profunda
esperanza que el Espíritu Santo me gobierne y mis ideas, y cualquier
pequeño programa que pueda haber hecho. Así que de este modo iré
semana a semana confiando en esa dirección y guía, y no prometiendo
hacer alguna determinada cantidad cada viernes.
Así que generalmente digo que me esforzaré en acabar cerca de las
19:30. El señor Marshall ya les contó acerca de la oportunidad al término
para compartir juntos y de los refrigerios en el hall atrás de la iglesia, y
estoy seguro que la biblioteca se encontrará disponible para muchos de los
que están presentes.
Bueno, ahora vamos al asunto que nos reúne. Estamos
proponiéndonos examinar, considerar y estudiar, en la forma que hemos
indicado, la Epístola a los Romanos del Apóstol Pablo. Y obviamente, al
venir a hacer eso, debemos empezar con ciertas consideraciones generales.
La Epístola misma nos llama a hacerlo y, en un sentido, nos fuerza a
hacerlo. Y de hecho, cualquier estudio prolongado de las Escrituras nos
debe haber enseñado que siempre es una buena idea detenerse al inicio de
cualquiera de estas epístolas del Nuevo Testamento. Hay mucho que
aprender al inicio, en las palabras de apertura en la introducción. Es un gran
error pasar rápidamente por las introducciones de estas grandes epístolas. Si
tú las observas, y si te haces algunas preguntas, encontrarás que tienen gran
cantidad de conocimiento y de información espiritual que entregarte. Por
ejemplo, al llegar a esta Epístola, la primera cosa que notamos es que: es la
primera epístola en el Nuevo Testamento. Viene inmediatamente después
del libro de los Hechos de los Apóstoles. Es la primera de varias cartas que
son recogidas en el Canon del Nuevo Testamento. Y esto, por supuesto,
levanta una pregunta, ¿por qué se encuentra aquí en la primera posición? La
respuesta no es porque esta sea la primera epístola que el Apóstol escribió,
de eso estamos absolutamente seguros. La primera epístola escrita por el
Apóstol Pablo fue la Primera Epístola a los Tesalonisenses. Así que la
Epístola a los Romanos no es la primera epístola en el Canon porque sea la
primera en orden cronológico.
Bueno, entonces ¿por qué es la primera? Bueno, hay algunos que
dicen que está primera porque es la más larga y ciertamente lo es, pero en lo
personal estoy de acuerdo con quienes rechazan esa explicación. Y les
sugeriría que está aquí, en la primera posición, porque la iglesia recibió la
sabiduría del Espíritu Santo para comprender que es la primera en
importancia. Se le ha dado siempre la primera posición, en el mismo
comienzo, y todos están de acuerdo con está posición. Ha sido reconocida
como la Epístola en la cual nos encontramos cara a cara con todas las
verdades fundamentales de la Escritura. Así que después que hemos tenido
un relato (en Hechos) de como la iglesia fue constituida y establecida y
esparcida, qué es más natural, que a la iglesia, en todo lugar, se le recuerde
las verdades básicas fundamentales en las que debemos siempre permanecer
y en las que solo nos podemos fundamentar. "Porque nadie puede poner
otro fundamento que el que está puesto" (1Co 3:11) dice este mismo
Apóstol escribiendo a la iglesia en Corinto, y aquí de nuevo establece todas
estas grandes verdades fundamentales.
Ahora, esto es algo que bien podemos enfatizar. Esta ha sido, digo,
una opinión universal en la iglesia Cristiana a través de los siglos, que esta
es una epístola fundamental, trata con los fundamentos, y si miras a la
historia de la iglesia pienso que verás que eso ha sido confirmado una y otra
vez. En cierto sentido podemos decir muy sinceramente que la Epístola a
los Romanos ha jugado el papel más importante y crucial, en la historia de
la iglesia, que posiblemente cualquier otro libro en toda la Biblia. Y para
mí, ese es un asunto de mucha importancia. Debemos leer y estudiar toda la
Biblia, ¡sí! Pero si ves a la historia de la iglesia, un libro en particular
parece pues haber sido utilizado en una forma excepcional, y ciertamente
nos corresponde darle una excepcional atención.
Déjame recordarte, por tanto, algunas cosas que han sido archivadas
en la historia de la iglesia por este libro en particular. Podría hablarles
largamente de eso, pero simplemente estoy escogiendo algunos de los que
hoy se llaman "los grandes destacados". Bueno, tomaré por ejemplo, la
conversión de ese gran hombre, San Agustín. Supongo que en muchas
maneras es correcto decir que entre el fin del Canon del Nuevo Testamento
y la reforma Protestante, no apareció ninguna persona más grande en la
iglesia Cristiana que ese gran hombre Agustín de Hippo. Recordarás su
historia. Él era un libertino e inmoral profesor, un hombre brillante y aun un
gran filósofo que vivía una vida inmoral. ¿Recuerdas cómo fue convertido?
Cómo en su angustia y agonía del alma, se sentó en un jardín una tarde y
escuchó a los niños diciendo, "Toma y lee", "Tolle, lege". Y se levantó,
entró en su casa y abrió un libro, y esto es lo que él leyó, del capítulo 13 de
la Epístola a los Romanos, "La noche está avanzada, y se acerca el día.
Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la
luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras,
no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor
Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne." (Ro 13:12-14) Y allí
la verdad de Dios en Cristo brilló sobre él y fue convertido y salvado, y se
volvió un poderoso doctor en la iglesia Cristiana.
Y no sólo eso, la iglesia tuvo que pasar por un terrible periodo de
pelea, disputa y lucha justo después de la conversión de este gran hombre.
Había un maestro en la iglesia cuyo nombre era Pelagio, y él empezó a
propagar la que ha sido conocida como la herejía Pelagiana. Y no hay duda
alguna que si su enseñanza hubiera sido aceptada por la iglesia Cristiana,
hubiera significado la ruina de la iglesia. Y la iglesia fue salvada de esta
herejía Pelagiana, en ese tiempo, por San Agustín. Y él refutó y finalmente
demolió la enseñanza de Pelagio simplemente exponiendo la Epístola a los
Romanos. Fue esa roca de fundamento en la cual la fe de la iglesia fue
sostenida y establecida, y capacitada para continuar.
Así que tú ves que jugó un papel muy importante en ese tiempo. La
mayoría de la gente, pienso, saben y comprenden que este fue ciertamente
un documento crucial con respecto a la conversión de Martín Lutero y por
lo tanto, condujo al verdadero inicio de la reforma Protestante. Mientras aún
estaba en la iglesia Católica Romana Martín Lutero, que era una especie de
profesor de teología, decidió dar clases en la Epístola a los Romanos a sus
estudiantes. Él hizo esto en 1515 y fue cuando estaba estudiando esta
misma Epístola que la gran verdad de la justificación solo por fe amaneció
en su mente y en su corazón, y en todo su ser. Esto provocó un gran cambio
en su vida que, como dije, realmente introdujo la reforma Protestante. Esta
gran doctrina mencionada en el primer capítulo de esta Epístola fue la razón
de ese gran cambio en la vida de ese hombre y también es la doctrina que
encontró en la Epístola a los Gálatas. Así que, puedes ver otra vez que fue
usada por Dios en un gran punto de la historia de la iglesia Cristiana.
Todos recuerdan como en la vida de John Bunyan y en su
conversión, esta misma Epístola otra vez junto a la Epístola a los Gálatas y
los comentarios de Lutero, fueron usados por Dios en su conversión. Y
seguidamente, es un hecho muy conocido que John Wesley fue convertido
en 1738, el 24 de Mayo en Aldersgate Street aquí en Londres. Y recordarás
como aconteció. El Espíritu de Dios había estado tratando con él, los
hermanos Moravos habían estado enseñándole acerca de esta doctrina de la
justificación solo por fe, él la entendió en su mente pero dijo: “no la he
sentido”. Y allí estaba, en un gran estado de inquietud del alma, mente y
corazón. Y entró, en su cansancio, a esa reunión en Aldersgate Street. Allí,
en esa reunión, uno de estos hermanos Cristianos estaba leyendo el prefacio
e introducción al comentario de Lutero de la Epístola a los Romanos. Y
Wesley se sentó a escucharlo, y allí sentado y escuchando él cuenta que su
corazón estaba extrañamente encendido. Y supo que Dios había perdonado
sus pecados, "incluso los míos", dijo. Él recibió esa gran certeza que lo
convirtió, de un predicador que era un fracaso absoluto, en un gran y
poderoso evangelista.
Bien, esto fue en relación, como ves, a esta misma Epístola, y en
relación con los comentarios de Lutero sobre esta. Déjenme darles solo una
ilustración más. Hubo un importante mover Evangélico en Europa en el
inicio del pasado siglo 19. Empezó especialmente en Suiza, y después se
propagó a Francia y también tuvo cierta influencia en Holanda. La vida
Protestante en el continente había estado muerta y muy formal pero
súbitamente esta nueva luz vino, este avivamiento tomó lugar, y dio lugar a
un gran movimiento. Creo que muchos de ustedes saben qué ocurrió.
Bueno, ocurrió de esta manera. Habían dos Escoceses de apellido Haldane,
Robert Haldane y James Alexander Haldane. Ambos fueron laicos, pero
ambos fueron grandemente usados por Dios en Escocia y en otros lugares
en ese tiempo. Ahora, Robert Haldane se fue a vivir a Suiza, se quedó en
Ginebra y un día estaba sentado y empezó a escuchar la conversación de
algunos jóvenes que estaban sentados en el mismo asiento. Él se dio cuenta
que eran estudiantes de teología. Se dio cuenta, además, que eran ignorantes
de la verdad en un sentido evangélico y por lo tanto ignorantes de su poder.
Y esto pesó en su corazón. Se reunió con ellos varias veces y al final
decidió que debía hacer algo para ayudarlos.
Así que invitó a estos estudiantes, y ellos llevaron a otros, a venir a
su habitación, y lo que hizo en esa pequeña habitación fue solo tomar esta
Epístola a los Romanos y exponérselas versículo por versículo y llevarlos a
través de estas poderosas y gloriosas verdades. El Espíritu Santo, que le
había guiado a hacerlo, le honró al mismo tiempo, y estas simples reuniones
produjeron la conversión de algunos grandes hombres, como Merle
d'Aubigné, el cual fue famoso por su libro de la historia de la reforma
Protestante, que es en muchas formas el estándar de la historia de la
reforma Protestante. Hubo otro hombre llamado Louis Gaussen, que
escribió un maravilloso libro acerca de la inspiración de las Escrituras,
ambos hombres fueron convertidos en estas reuniones. Otro hombre
llamado Malan fue también convertido y has oído de hombres de apellido
Monod en Francia, y Vinet. Todos estos, en última instancia, llegaron a ser
los poderosos hombres de Dios y los grandes maestros que fueron, como
resultado de la exposición de la Epístola a los Romanos por Robert
Haldane.
Bueno, esas son algunas, solo algunas ilustraciones de la manera en
que Dios ha usado esta notable Epístola en la extensión de Su reino. Pero
déjame darte también algunos testimonios, entregados por hombres de Dios,
de la grandeza y el valor de esta Epístola. Uno de los más grandes
predicadores de la historia de la iglesia Cristiana, ciertamente uno de los
más elocuentes predicadores que la iglesia ha conocido fue un hombre
llamado Juan Crisóstomo. Él dijo acerca de esta Epístola que era
incomparable, tanto así, que la había leído dos veces cada semana. Él quería
escucharla, quería captar el mensaje, así que tenía a alguien que se la leía
dos veces cada semana. Pero escucha lo que el mismo Martín Lutero dice
acerca de esto, él dice: “Esta Epístola es la parte principal del Nuevo
Testamento” por lo que quiere decir que es el principal, el más grande libro
en el Nuevo Testamento, “y el más puro evangelio, por lo que merece que
un Cristiano, no solo la conozca palabra por palabra de memoria, sino que
trate con ella como el pan diario del alma, nunca puede ser leída o
considerada demasiado o muy bien, y mientras más es manejada más
maravillosa se vuelve y mejor sabe.” Me pregunto, cuántos de los muchos
presentes en este momento podrían recitármela palabra por palabra. Tú
notaste que Lutero dice que deberíamos aprenderla de memoria palabra por
palabra, compromete a tu mente a aprenderla de memoria, leerla
constantemente porque, él dice, después que lo haces “más maravillosa se
vuelve y mejor sabe.”
Y entonces déjame darte otra opinión. Supongo que una de las
mentes más agudas que la historia de la literatura Inglesa ha conocido fue la
de Samuel Taylor Coleridge, un hombre notable. Lo que Coleridge dijo
acerca de lo que este libro era, dijo, "es la más profunda pieza de escritura
en la existencia." Ahora, era un gran hombre de literatura, el autor de un
libro como Biographia Literaria, él está familiarizado con esto, es un
estudiante de la literatura. No solo conoció la literatura Inglesa, él era
igualmente versado la literatura Alemana. Él conoció los clásicos. Sin
embargo, este hombre dice que la Epístola a los Romanos es "la más
profunda pieza de escritura en la existencia." Estoy diciendo estas cosas no
solo para justificar nuestra enseñanza de esta gran Epístola, confío que,
como lo estoy haciendo, todos estemos examinándonos a nosotros mismos
y haciéndonos esta pregunta: ¿He comprendido todo acerca de la Epístola a
los Romanos? Cuando he ido a través de mi Biblia, ¿la he comprendido?
¿alguna vez me detuve en ella? ¿he hecho una pausa en ella? ¿he invertido
mi tiempo en ella? ¿he comprendido su profundidad?
Bien, ahora, habiendo dicho estas cosas preliminares acerquémonos
y observemos la Epístola misma. Y la primera palabra en la Epístola es la
palabra "Pablo", esta es una epístola escrita por un hombre llamado Pablo.
Ahora, estoy obligado a parar aquí, no puedo avanzar más. Porque, como
dije, si te detienes y observas estas cosas en el mismo inicio, encontrarás
muy ricas verdades. Ahora, tomemos esta primera palabra "Pablo". Él es el
hombre que está escribiendo, y está escribiendo una carta a estos Cristianos
en la gran ciudad de Roma, la metrópolis del mundo de ese entonces. Él
está escribiendo a Cristianos, la mayoría de ellos Gentiles. ¡Qué cosa tan
asombrosa e increíble! Qué cosa tan asombrosa que este hombre estuviera
escribiendo un carta como esta a una iglesia que era principalmente Gentil.
¿Por qué digo eso? Bueno, digo eso a la luz de la historia de este hombre.
Tenemos una pequeña sinopsis de esto en el tercer capítulo de la Epístola a
los Filipenses. Esta es una de las cosas más asombrosas que ha sucedido.
Más asombroso que la Epístola a los Romanos, es el hecho que Pablo la
escribiera a ellos. Porque, tú recuerdas los hechos, recuerdas la historia.
Aquí está este hombre un duro, fanático, nacionalista judío, odiando a
Cristo y cualquier cosa relacionada a Él, mirándolo como un blasfemo,
tratando de exterminar la iglesia Cristiana, descendiendo a Damasco,
respirando amenazas y muerte, para poder exterminar esa pequeña iglesia.
Entonces, recuerdas la visión, como él vio al Señor resucitado, y como toda
su vida fue transformada y se convirtió en el más poderoso defensor de la
fe, y el Apóstol a los Gentiles.
Ahora, hay algo , pienso, que debe ser analizado solo un poco,
porque no puedo sino estar impresionado por la maravillosa forma en que
Dios preparó a este hombre en particular para su particular tarea. Esta es
una epístola de Pablo, bueno, ¿qué clase de hombre es este? Bueno, ya te he
hablado de su conversión pero observemos un poco más a este hombre,
¿qué encontramos? Bueno, encontramos que era un hombre que estaba
dotado con una inusual y excepcional habilidad natural. No hay
cuestionamiento alguno acerca de esto. Es algo que viene de cada lugar en
todas sus epístolas, y lo que se nos dice de él en el libro de los Hechos de
los Apóstoles. Este hombre, sin lugar a dudas, fue uno de los más grandes
cerebros que, no solo en la iglesia sino, el mundo jamás ha conocido. Eso es
algo reconocido por personas que no son Cristianas en lo absoluto.
Recuerdo que hacia el final de la guerra, una serie de conferencias fueron
dadas aquí en Londres, de "Las mentes maestras de los siglos." Esta fue un
sociedad secular que las clasificó, pero en la lista de los hombres expuesta,
salió este poderoso hombre, el Apóstol Pablo, porque tenían que reconocer
y admitir que él es una de las mentes maestras de los siglos. Y eso es algo
que surge claramente en cualquier cosa que él hace. No puedes evitar notar
su tremendo poder de razonamiento, su lógica, sus argumentos, la manera
en la que reúne su evidencia y sus pruebas y las presenta a nosotros. Esto es
algo que no podemos sino notar siempre que consideramos algo hecho por
él. Él fue un hombre asombroso si lo observas meramente desde una
perspectiva natural y consideras la inusual habilidad que tenía.
Pero sumado a eso, observa su nacimiento y su crianza y su
formación. Estoy intentando mostrarte como Dios estaba preparando a este
hombre para la gran tarea que tenía destinada para él, y su mismo nombre
nos lo sugiere todo. Primero, y más importante, él era un Judío. Él nos ha
contado todo acerca de eso - un Hebreo de Hebreos, de la tribu de
Benjamín, etc. Sí, pero no solo eso; él fue formado también como Fariseo,
él tuvo el privilegio de ser entrenado y sentarse a los pies del más grande
maestro entre los Fariseos, un hombre cuyo nombre era Gamaliel, y allí
bajo esa enseñanza experta, él mismo se convirtió en un gran experto en la
ley Judía, por lo menos como fue enseñada e interpretada por los Fariseos.
Él nos cuenta que aventajaba a muchos otros. Obviamente salió primero en
todas las pruebas. Él podía simplemente beber el conocimiento y la
información, y aquí está, por tanto, "un Fariseo de Fariseos", experto en el
entendimiento e interpretación Judía de la ley de Dios.
Sí, pero otra cosa acerca de él es esta; él también nació como un
ciudadano Romano. Recuerdas en el libro de los Hechos de los Apóstoles
cuando él tenía que hacer su defensa después de ser arrestado, él señaló que
era un ciudadano de "una ciudad no insignificante", y que había nacido
libre. Él fue un hombre Romano libre. Ahora, esta es una gran cosa, es un
gran honor. Leemos acerca de personas que reciben la libertad o son hechas
libres de la ciudad de Londres o cualquier otra ciudad, y es un honor muy
preciado. Bueno, era una gran cosa muy preciada ser un ciudadano Romano
nacido libre. Roma era un grande y noble imperio y este hombre nacido en
Tarso era un ciudadano Romano libre, recordarás como él hizo uso de esto
en más de una ocasión y entonces, indudablemente usó esto muchas,
muchas otras veces que no conocemos, haciendo su obra como evangelista.
Eso es otra cosa acerca de Él. Y la tercera cosa que es importante en
relación a esto, es que casualmente había sido criado en un lugar llamado
Tarso. Ahora, Tarso fue uno de los tres principales centros de la cultura
Griega, los otros dos fueron por supuesto Atenas y Alejandría en Egipto,
pero Tarso de acuerdo a las autoridades era extrañamente igual a Atenas y
Alejandría en este asunto de la cultura Griega y cuando lees el libro de los
Hechos de los Apóstoles de nuevo descubres que el Apóstol había sido bien
entrenado en este aspecto. Él era un hombre de cultura, conocía los poetas
Griegos y podía citarlos, conocía sus filósofos y podía citarlos. Él tenía este
asombroso trasfondo de la cultura Griega en su máxima expresión, sumado
a su ciudadanía Romana y su nacimiento, en un sentido natural, como
Judío.
¿Por qué estoy deteniéndome en todo esto? Bien, por esta razón.
Esta epístola nos mostrará que este poderoso hombre de Dios fue levantado
por Dios para hacer dos cosas especiales, estas dos cosas fueron, primero, la
defensa de la fe contra los Judíos y el Judaísmo. Él lidió con eso en casi
cada una de sus epístolas, de todos los hombres él fue uno que tuvo que
contender por esto. Él nos habla en el segundo capítulo de la Epístola a los
Gálatas que incluso tuvo que resistir al Apóstol Pedro a la cara en este
mismo asunto. Pedro estaba empezando a fingir, Pedro estaba empezando a
extraviarse en este mismo asunto, estaba asustado de los Judíos, estaba
asustado ante el Judaísmo. Y quién puede decirnos que hubiese pasado con
la iglesia Cristiana de no ser por el Apóstol Pablo que fue capaz de
soportarlo y refutarlo y recuperarlo de nuevo a un verdadero entendimiento
del evangelio. Bueno, no hay cuestionamientos alguno de que el
conocimiento del Apóstol de la posición Judía que obtuvo en su crecimiento
y formación como Fariseo a los pies de Gamaliel fue de inestimable valor
para él. Conocía el caso desde la otra vereda mejor que ellos mismos, y así
como Cristiano estaba preparado para tratar con esto y mostrarles sus
falacias y finalmente refutarlos.
Oh, déjame poner eso de otra forma. La dificultad que muchas
personas tuvieron, muy honesta y sinceramente, fue esta: “¿cómo
reconciliar las Escrituras del Antiguo Testamento en su enseñanza con este
nuevo evangelio, con esta nueva fe?” Ves, el cargo que los Judíos
presentaron en cada lugar contra esto fue, que era algo falso, que esto no era
de Dios en absoluto, que era una plena contradicción a cualquier cosa que
fue enseñada en el Antiguo Testamento, que era una innovación y por lo
tanto, ellos advirtieron a la gente contra esto y una de las más grandes tareas
que fue llevada a cabo por este poderoso hombre Dios fue la de ser capaz de
reconciliar la enseñanza del Antiguo Testamento con el Nuevo. Él se fue,
como recordarás, después de su conversión a Arabia y allí invirtió su
tiempo indudablemente haciendo esta misma cosa. Él fue iluminado por el
Espíritu, fue directamente a través de las Escrituras que conocía tan bien. Él
encontró a Cristo en ellas en todas partes, y así cuando llegó a escribir estas
epístolas, él podía poner sus citas, podía usarlas en la forma correcta, él
conoce el asunto desde dentro, porque de su crianza y su trasfondo todo
esto es de inestimable valor para él. Ves en ese primer respecto que su
habilidad natural, su crianza y su formación fue de inestimable valor.
La segunda gran cosa a la que este hombre fue llamado por Dios,
fue a ser el Apóstol a los Gentiles. Él nos cuenta de eso en esta Epístola en
el capítulo 15. Él magnifica su oficio como el Apóstol a los Gentiles.
Bueno, no necesito convencerte. Es obvio que el hecho de ser ciudadano
Romano fue de gran importancia en ese punto. Y es obvio que su
conocimiento de literatura y cultura Griega fue igualmente importante.
Aquí está un hombre que no solo tiene el evangelio sino que entiende a las
personas a las cuales predica. Toma la forma en que él lo expresa
escribiendo a los Corintios en la primera Epístola en el capítulo 9, él dice,
“a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a
algunos"…“a los que están sujetos a la ley como sujeto a la ley, a los que
están sin ley, para ganar a los que están sin ley."(1Co 9:20,21) Él puede
hablar como Judío y puede hablar como Gentil. Él sabe de los dos, conoce
su evangelio y sabe como presentarlo y predicarlo a todos los hombres. De
hecho, él nos habla en el primer capítulo de esta Epístola a los Romanos, él
dice, “a griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor. Así que,
en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros
que estáis en Roma."(vv.14,15) Ahora, pienso que esta es una de las cosas
más asombrosas que uno puede contemplar, ves aquí la maravillosa manera
en que Dios lleva a cabo sus grandes propósitos, como Él ha estado
preparando a este hombre para todas estas grandes cosas que había
preparado para él.
Pero ciertamente aquí enfrentamos un muy importante principio que
es de gran valor práctico para nosotros en este tiempo. Déjame ponerlo de
esta forma: ¿cuál es la relación entre el Espíritu Santo y Su obra por un
lado, y los dones naturales y el trasfondo por otro? Ahora, estoy seguro que
muchas veces esa pregunta ha venido a ti como un problema y personas han
discutido a menudo sobre esto y ha llevado a una gran confusión. Y pienso
que está conduciendo a bastante confusión en este tiempo. Algunas
personas parecen tener la idea que nada importa en absoluto excepto que un
hombre esté convertido y que reciba el don del Espíritu. Ellos dicen, “eso es
todo lo necesario y los dones naturales no importan en absoluto. Si un
hombre está lleno del Espíritu, ¿por qué algo más importaría? El Espíritu es
tan poderoso. Ciertamente todo este énfasis en Pablo siendo Judío y que
conocía algo de la cultura Griega, y que era un ciudadano Romano no tiene
nada que ver en esto. Nada más importa excepto que un hombre nazca de
nuevo, se convierta y que tenga el Espíritu Santo en él.”
Y déjame decirte qué hay ciertas cosas en los escritos de este
hombre que parecieron dar un poco de color a esa idea. En la Primera
Epístola a los Corintios en el primer capítulo, el Apóstol señala con su
magnífica elocuencia que “…lo necio del mundo escogió Dios, para
avergonzar a los sabios…”(1Co 1:27) Y así recuerdas el argumento en el
segundo capítulo de la misma Epístola, él dice, “…el hombre natural no
percibe las cosas que son del Espíritu de Dios … porque se han de discernir
espiritualmente”(1Co 2:14) y otra vez en la Segunda Epístola a los
Corintios en el décimo capítulo él dice, “porque las armas de nuestra milicia
no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas"
(2Co 10:4). Entonces las personas dicen, en base a esto, por lo tanto no
importa los dones naturales de un hombre, no importa si es inteligente o no,
si es instruido o ignorante, nada importa sino este poder del Espíritu.
Ahora, ¿qué pasa con esto? Pienso que estarás de acuerdo conmigo
en qué hay una sugerencia de esa idea en la actualidad. Por alguna increíble
razón parece ser reconocido casi como una virtud que un hombre no sea
capaz en relación a los asuntos del evangelio, y que no debe tener grandes
poderes naturales y que no debe tener mucho entendimiento, conocimiento
y formación. ¿No hay una tendencia a decir eso? Tú sabes, esta es una
tendencia que hemos visto en otros ámbitos. ¿No fue esto parte de nuestro
gran problema antes que estallara la guerra en 1939? ¿No había una
tendencia a confiar en el hombre que decía, “No soy inteligente, solo soy
honesto”? Como si no pudieras ser inteligente y honesto al mismo tiempo.
“Soy solo un simple hombre, no aspiro a un gran entendimiento y no soy un
gran orador, solo soy un honesto hombre común.” Y nosotros le creímos.
Había otro hombre que nos advirtió a todos, y dijimos, “no puedes confiar
en este hombre, es inteligente, es un militarista no lo escuchen; es un
arribista, es demasiado capaz, no puedes confiar es estos hombres. Debes
tener al hombre simple y sencillo.” Bueno, recuerdas lo que ocurrió, casi
condujo al desastre y a la ruina de este país.
Ahora, digo que hay un peligro que podemos aplicar como una clase
de argumento en relación con la expansión del evangelio, pero es una
terrible falacia, déjame mostrarte por qué lo es. La Biblia misma contradice
eso. Ve a través de la Biblia y advierte los hombres que Dios usó en la
manera más notable, y encontrarás en cada caso que ellos fueron hombres
excepcionales y con sobresaliente habilidad a quienes Dios había preparado
en una inusual manera. Mira a Moisés, por ejemplo, con su habilidad
natural. El aprendizaje que obtuvo en allí en la casa de Faraón y todo lo que
significó para él en su preparación y la habilidad que siempre desplegó.
Observa a un hombre como David por ejemplo. Lee sus Salmos. ¡Qué
notable persona era! ¡Qué excepcionalmente capacitado! Mira a Isaías. Lee
sus grandes momentos, observa su brillante y conmovedor lenguaje. Él fue
un gran poeta entre otras cosas. Observa a un hombre como Jeremías, quien
había sido formado como un sacerdote. Observa su método de
argumentación. Y así sucesivamente. Y cuando llegas al Nuevo Testamento,
esto no sólo es verdad de este hombre, Saulo de tarso quien se convirtió en
Pablo. Es igualmente claro en otros hombres como el Apóstol Juan quien,
aunque no fue grandemente preparado, fue claramente un hombre de
sobresaliente habilidad.
Bueno, esto no es solo enseñado en la Biblia, lo tienes en la historia
de la iglesia a través de los siglos. Ya he mencionado a Agustín. He
mencionado a Martín Lutero. Podría mencionar a Juan Calvino, podría
mencionar a Jonathan Edwards, podría mencionar a Juan Wesley. Hombres
de una notable habilidad, quienes en un sentido natural fueron inusualmente
dotados. Estos eran los hombres que Dios parece haber usado de la manera
más notable en llevar sus grandes propósitos a cabo en la extensión de Su
Reino y dando forma a la iglesia. Es perfectamente claro que Dios ha usado
hombres de habilidad natural y cuyas circunstancias en relación con sus
vidas habían sido excepcionales.
Muy bien, entonces deduciría los principios que siguen en relación
con este asunto. Déjame señalártelas. No hay nada de malo en los dones
mismos. Tenemos dones naturales, es Dios quien da a todo hombre sus
dones naturales, el hombre no crea sus propios dones. Shakespeare no es
responsable de su propia habilidad, todos los dones son dados por Dios. Por
lo tanto, es contrario a las Escrituras y anti cristiano, censurar los dones
naturales. La fe Cristiana no premia la ignorancia o la torpeza. No hay
beneficio en la vida Cristiana en caer en esa categoría. Pero déjame ir más
allá. Los dones naturales, en segundo lugar, no deben hacernos
dependientes, y no debemos gloriarnos en ellos. Y eso es lo que al Apóstol
Pablo le preocupaba escribiéndole a los Corintios. El problema con estos
Cristianos Corintios no era que tenían dones, sino que confiaban en ellos, se
jactaban de ellos y se gloriaban en ellos. Ahora, eso es algo que es
denunciado en cada parte de las Escrituras. No hay nada de malo en los
dones mismos pero si me glorío en ellos y digo que porque los tengo no
necesito el Espíritu Santo, bueno, entonces estoy totalmente equivocado.
Pero, en tercer lugar, los dones naturales no son eliminados o
puestos a un lado por el Espíritu Santo. Lo que el Espíritu Santo hace es
controlarlos y usarlos. Ahora, así es como entendemos cómo Dios usó a
estos hombres que he mencionado en las Escrituras. Tú ves, cada uno de
estos hombres tenía su propio estilo, si alguien lee una porción de la
profecía de Isaías, tú lo reconocerías, ¿acaso no? Serías capaz de decir, ¡Ese
es Isaías! Seguramente si leo una porción de una de las epístolas de Pablo,
nadie, que ha conocido algo sus Escrituras, sugeriría que ese es Pedro o
Juan. No, no, cada uno de estos hombres tenía su estilo, ellos no se parecen
en nada. No son mecánicos. El Espíritu Santo no les dicta. Lo que el
Espíritu Santo hace, por su puesto, es tomar a estos hombres con todos sus
dones y capacidades, y usarlos y emplearlos. Ahora, veremos todo eso
cuando vayamos a través de esta Epístola a los Romanos. Estará impreso
aquí, por el orden, por la lógica, por los argumentos, por la profundidad, por
la gran emoción, por la urgencia de espíritu, por la energía con que él
escribe. Todas sus características naturales, estos atributos que Saulo de
Tarso tenía, han sido tomados por el Espíritu y son desplegados en toda su
magnificencia en esta poderosa Epístola.
¡Oh, cuan importante es esto que deberíamos entender! Nuestra
doctrina Bíblica de la inspiración de la Escrituras no es un dictado
mecánico. El Espíritu Santo, digo, toma a los hombres que se han rendido a
Él y usa todos los dones con los que están dotados. Fue Dios quien entregó
a este hombre estos dones, fue Dios quien se encargó que Pablo naciera en
Tarso. Fue la forma de Dios de prepararlo. Tenía una tarea para él. ¿No ves
la gloria de Dios brillando en todo esto? El hombre preciso en el preciso
momento, para una particular tarea. Observa esto en el caso de Martín
Lutero. Este es el hombre, digo, que trajo la reforma Protestante. El hombre
que ha sido entrenado como monje, el hombre que sabe todo acerca de
Roma desde dentro. Ese es el hombre que Dios usó. Él no toma a un
hombre que no sabe nada acerca de estas cosas y lo llena con el Espíritu y
lo usa. No, no, Él ha preparado sus hombres, y así ha continuado haciéndolo
a través de los siglos, y siempre.
Y mis queridos amigos, digo qué hay una lección personal para ti y
para mí en esto. ¿Has sido recientemente convertido? Bueno, no dejes que
el diablo te tiente pensando que todos tus dones naturales no tienen valor y
son inútiles. Has usado tu personalidad en tu antigua vida, Dios quiere
usarla en esta nueva vida. Has usado tus dones en tu antigua vida, en tus
negocios, en tu pecado. Los mismos dones pueden ser usados cuando
testifiques, en tu conducta cristiana. Esa es la lección que encuentro aquí.
Todos tenemos nuestros dones, traigámoslos, por tanto, de vuelta a Él, que
Él pueda usarlos. No intentemos ser igual a los demás. No estamos
destinados a serlo. Dejemos a Dios usar los dones que Él nos ha dado. Así
que, yo a mi modo y tú a tu modo, y otros en los suyos, que todos juntos
seamos como un gran coro, cantando un potente himno para Dios. Eso es lo
que Dios hace en la naturaleza y en la creación. No hay dos flores iguales,
ninguna es idéntica. No hay dos aves idénticas. Cada uno tiene algo
diferente y de este modo Dios despliega Su gloria en la variedad y el
encanto de la naturaleza.
Pablo - ¡sí! El hombre que fue necesario para establecer los
fundamentos, para proteger la verdad contra el Judaísmo, para presentarla
en toda su gloria a los Gentiles. Pablo, como veremos, un siervo de
Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios.
Oremos.
Oh Señor nuestro Dios, nos humillamos ante ti cuando
comprendemos lo asombroso y lo maravilloso de tus caminos. Admitimos
oh Dios, que son inescrutables. Oh, profundidad de las riquezas de la
sabiduría y el conocimiento de Dios. Sus caminos son insondables. Oh
Señor, te agradecemos por haber tenido un vistazo de esto en esta tarde,
aunque solo hemos considerado el nombre de tu gran siervo, el Apóstol.
Oh, ayúdanos, oramos a ti, a comprender esta verdad. Que podamos pensar
como deberíamos de cada don natural y poder que tú nos has dado. Por todo
lo que tú has dispuesto y llevado a cabo en nuestras vidas en el pasado.
Ayúdanos a ver que todas estas cosas son destinadas para traernos a donde
estamos en este momento y que tú puedes usarlas todas para el avance de tu
Reino y tu propio honor y gloria. Señor bendice eso. Y ahora que la gracia
del Señor Jesucristo, y el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo,
habite y continue con nosotros esta noche y durante el resto de esta corta e
incierta vida y peregrinación terrenal, y por siempre, Amén.
[1]
Este sermón es el primero de la serie, fue predicado el 7 de Octubre de 1955.

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