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Hay muchos creyentes (la Biblia dice que hasta el Diablo cree). Pero pocos discípulos de Jesús.

Veamos dos
pasajes referentes a ser o no ser discípulos, a ser amigos o enemigos de la cruz.
Dirigiéndose a todos declaró: -Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve
su cruz cada día y me siga. (Luc.9:23)
Como les he dicho a menudo, y ahora lo repito hasta con lágrimas, muchos se comportan como enemigos de
la cruz de Cristo. Su destino es la destrucción, adoran al dios de sus propios deseos* y se enorgullecen de lo
que es su vergüenza. Sólo piensan en lo terrenal. En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde
anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo. (Fil 3:18-20)
La palabra discípulo viene del griego «mathetes» que quiere decir aprendiz. En el contexto cultural de la
época era muy claro: aprendiz es el que memorizaba las palabras de su tutor, conocía el estilo de vida de
su maestro, lo vivía, y eventualmente se hacía tutor de otros. Un discípulo debía negarse a sí mismo y ser
totalmente obediente a su tutor.
Un buen ejemplo de tal relación es el de los filósofos griegos y sus seguidores: Sócrates, Platón y sus
discípulos de La Academia, Aristóteles. Otro ejemplo es el de Mahatma Ghandi, quien luchó con pasión para
liberar a India de la opresión Británica. Su combate tuvo como base la resistencia pacífica, y aunque sus
discípulos tardaron en aprender a no responder a las agresiones con violencia, la mayoría pudo negarse a si
mismo y someterse a los valores de su tutor. Si ellos se sometieron a un hombre que tenía una visión
netamente terrenal, ¡cuánto más debemos someternos nosotros a Jesús! Algunos que querían seguir a
Jesús entendieron el costo de dar ese paso:
Al escucharlo, muchos de sus discípulos exclamaron: “Esta enseñanza es muy difícil; ¿quién
puede aceptarla?” (Juan 6:60 NVI)
La palabra «difícil» se puede traducir también como severa. La palabra aceptarla se puede traducir también
como obedecerla. Es decir, se trata de una enseñanza rigurosa, severa y que debe obedecerse.
Jesús, muy consciente de que sus discípulos murmuraban por lo que había dicho, les reprochó: -
¿Esto les causa tropiezo? (Juan 6:61 NVI)
Hablar entre Dientes
La palabra murmuraban viene del griego «gongúzo» que significa rezongar, gruñir, refunfuñar una orden. En
palabras sencillas podríamos traducir esta expresíón como hablar entre dientes. Imaginemos a un
muchacho a quien se le ordena deshacerse de la basura… habla entre dientes refunfuñando porque no
quiere hacer el trabajo. ¡Hay hermanos que son así! Siguen gruñendo y hablando entre dientes después de
20 años. ¡Se parecen más al Demonio de Tasmania que al Maestro!
Desde entonces muchos de sus discípulos le volvieron la espalda y ya no andaban con él. (Jua 6:66
NVI)
Estos últimos no llegaron al final, no se graduaron. En Hebreos, Dios dice: “si {alguien} se vuelve atrás, no
será de mi agrado.” Jesús dijo que “Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto
para el reino de Dios.” La esposa de Lot se convirtió en una estatua de sal porque amó más al mundo y se
volvió para ver la ciudad de perdición, como si lo de atrás valiera más que lo eterno.
Jesús no engaña a nadie. Él nos dijo que no vino a dar paz, sino disensión. Seguir a Cristo te va a poner en
disensión. ¿Vas a seguirle? (Cuando Jesús dijo que “La paz les dejo; mi paz les doy” estaba hablando de paz
espiritual, paz con Dios, no con el Mundo).
Nuestro Problema es el Pecado
Dirigiéndose a todos, declaró: -Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz
cada día y me siga. (Luc 9:23 NVI)
Notemos a quiénes llamó Jesús: a todos. ¿Y cuántos responden? Algunos. Sólo algunos. Otros vienen a Jesús
por una sanidad, pero Jesús no está tan preocupado por tu sanidad del cuerpo como por salvarte del
infierno. Acordémonos de los diez leprosos (que llegaron a Jesús por su sanidad): sólo uno regresó y Jesús le
dijo “Tu fe te ha salvado.” Otros llegan a Jesús porque les prometieron “Entrégate a Cristó y él solucionará
tu matrimonio.” Esa es una verdad a medias e implica un gran riesgo: podemos “acercarnos” a Dios
buscando una solución y no la salvación. Nuestro problema principal -y por tanto el problema fundamental
de nuestros matrimonios- es el pecado. ¿Y dónde se soluciona el problema del pecado? ¿Quién es el único
que puede solucionar ese problema? Jesús, cuando nacemos de nuevo.
La cruz no es sólo un pasito que damos para llegar al bienestar. ¡La cruz pesa tres toneladas! Y alguno dirá,
pero… ¡Dios es amor! Sí, pero la Biblia no dice que Dios es amor, amor, amor, amor, amor, amor…
Tampoco dice que Dios es misericordioso, misericordioso, misericordioso, misericordioso…
El único atributo de Dios que aparece repetidamente es: Dios es Santo, Santo, Santo.
¿Avivamiento o Avivo y Miento?
Dice la Biblia que el día de la multiplicación de los panes y los peces había como cinco mil varones sin contar
a las mujeres y a los niños. Entonces seguramente eran como veinte mil personas reunidas en torno a Jesús.
– ¡Qué avivamiento, veinte mil personas!- podrían decir hoy muchos. Seamos claros: las multitudes no son
necesariamente una señal de avivamiento. ¿Avivamiento o avivo y miento? ¿Cuántos de
estos realmente eran discípulos? Veamos lo que la gente hizo cuando terminó de comer sus sándwiches de
sardina:
En cuanto la multitud se dio cuenta de que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, subieron a las barcas y se
fueron a Capernaúm a buscar a Jesús. (Jua 6:24 NVI)
En el contexto de este pasaje la palabra buscar también se puede traducir como pedir. Fueron a pedirle más
a Jesús. ¡Más sándwiches gratis por favor!
En el Mundo se dice que si ofrecemos cosas gratuitas las gente no las valorará. Pero este criterio no es válido
en el Reino de Dios. Hoy, con tal pretexto, algunos cobran por predicar la Palabra y otros cobran por un
milagro. ¡Son corruptos! El precio de nuestra salvación es tan alto que Jesús tuvo que regalarla.
Se hartaron como animales
Cuando lo encontraron al otro lado del lago, le preguntaron: –Rabí, ¿cuándo llegaste acá? –Ciertamente les
aseguro que ustedes me buscan, no porque han visto señales sino porque comieron pan hasta llenarse. (Jua
6:25-26 NVI)
En estos versículos la palabra comieron viene del griego « fago » que implica que
comieron, devoraron hasta saciarse. La palabra llenarse viene del griego «cortazo» que significa hartarse.
Las dos palabras se usaban para hablar de animales. Podríamos leer esto así: Ustedes me buscan porque se
hartaron y devoraron, comieron como animales. Eran palabras ofensivas. Y tú, ¿por qué buscas a Jesús?
¿Cuál es tu motivación?
Reprendiendo al Maestro
¿Te imaginas a un estudiante reprendiendo al profesor en su primer semestre de clases? ¡Eso no debería
pasar! Sin embargo, aquí vemos a Pedro reprendiendo a Jesús:
Desde entonces comenzó Jesús a advertir a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y sufrir muchas cosas
a manos de los ancianos, de los jefes de los sacerdotes y de los maestros de la ley, y que era necesario que lo
mataran y que al tercer día resucitara. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo: –¡De ninguna manera,
Señor! ¡Esto no te sucederá jamás! (Mat 16:21-22 NVI)
Si no lo hubiera entendido más tarde, Pedro habría sido el precursor de la confesión positiva: “De ninguna
manera te suceda esto”.
Jesús les declaraba a sus discípulos todo lo que habría de ocurrir: aquí lo vemos anunciándoles cómo iba a
morir. Pedro le reprende por tal declaración: no había entendido aún lo que Pablo le advertiría más tarde a
Timoteo que “sufriría persecución”.
¿Pablo “confesó negativamente” lo que ocurriría a los cristianos? Hermanos, ¡esa enseñanza de la confesión
positiva viene de la carne!
Jesús se volvió y le dijo a Pedro: –¡Aléjate de mí, Satanás! Quieres hacerme tropezar; no piensas en las cosas
de Dios sino en las de los hombres. (Mat 16:23 NVI)
La palabra Satanás significa adversario. Cuando Jesús le llama Satanás a Pedro no está diciendo que éste sea
el Diablo, sino que le está llamando adversario, uno que está en contra de los planes de Dios. Imagínate si
Jesús le hubiera hecho caso a Pedro. ¿Dónde estaríamos nosotros? ¡Pedro estaba recomendándole no
enfrentar al pecado en la cruz, no cumplir la misión que le encomendó el Padre! El hombre no piensa como
Dios.
¿Amigos o Enemigos de Dios?
Dice Pablo en Romanos que cualquiera que anda en la carne se hace enemigo de Dios. Por tanto, el
verdadero discípulo de Jesús debe dejar sus proyectos personales a un lado. Jesús nos enseñó a orar:
“Hágase hoy Tu voluntad.” Tenemos que aprender a negarnos a nosotros mismos, a desechar nuestros
proyectos para tomar los de Él.
Recuerdo muy bien cuando Dios me llamó: yo no quería ser pastor. Había observado la vida de los pastores y
prefería ser un evangelista. De hecho empecé a imitar uno que venía a la iglesia donde yo me congregaba en
ese tiempo. (¿Han visto a los imitadores de Benny Hinn? Ahora hay un montón de ‘Hijines’, pero no
necesariamente “Hijines” de Dios). Dios me dijo muy claro: Tú vas a ser pastor. ¿Vas a hacer lo que tú
quieres o lo que yo quiero? Yo me sometí y le pedí el don de ser pastor.
¿Y tu? ¿Vas a hacer lo que tú quieres o lo que Dios dice?
Tomar la Cruz
Luego dijo Jesús a sus discípulos: –Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar
su cruz y seguirme. (Mat 16:24 NVI)
En el contexto cultural de hoy no entendemos muy bien el concepto de cruz porque pertenece a otra época.
Pero en tiempos de Jesús era muy claro lo que Jesús estaba diciendo: la cruz era el instrumento para el
martirio que los Romanos tomaron de los Persas y de los Asirios. El tomar la cruz era un sacrificio, implicaba
padecer persecución.
La cruz que llevamos hoy en realidad es pequeña y liviana, como un dije, fácil de cargar. Pero la cruz de la
que hablaba Jesús era pesada. ¿Recuerdas cuando un profeta le avisó a Pablo que si iba a Roma sería
golpeado y maltratado? Los discípulos le dijeron a Pablo que no fuera, pero él dijo “no me desanimes, estoy
listo para poner mi vida“.
¿Y tú? ¿Estás dispuesto a todo?

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