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1.

Marco teórico

2.1 Antecedentes de la investigación

2.1.1. Investigaciones internacionales

Talavera (2019) en su tesis “Prevalencia de fractura de cadera en pacientes de tercera

edad que acudieron al servicio de Traumatología y Ortopedia del Hospital Regional de Coronel

Oviedo durante los años 2017 y 2018” en Paraguay; se planteó como objetivo determinar la

prevalencia de fracturas de cadera en pacientes de tercera edad. En el cual realizó un estudio

descriptivo, observacional y transversal. Y se obtuvo como resultados que el sexo femenino fue

el de mayor prevalencia (45%), encontrándose entre los rangos de edad de 80 a 89 años (42%); el

tipo de fractura con mayor frecuencia fue la extracapsular (70%); y en cuanto al tratamiento

quirúrgico en el 66% se decidió optar por el tornillo de cadera dinámico (DHS). Se concluye

que: “el grupo etario predominante fue de 80 a 89 años. El género femenino fue el de mayor

porcentaje, el tipo de fractura de cadera más frecuente fue la extracapsular, siendo el tratamiento

quirúrgico más utilizado el DHS”.

Perguachi y Sinchi (2017) en su tesis “Características y manejo de fracturas de fémur

proximal, en pacientes mayores de 60 años, en el Hospital José Carrasco Arteaga Enero 2013 –

julio 2016” en Ecuador. Formularon un estudio descriptivo, cuantitativo y retrospectivo. Los

resultados obtenidos indican que la edad promedio fue 82,1 años; las fracturas más habituales

fueron las extracapsulares (65,2%) y de estas la de mayor frecuencia fue la intertrocantérea

(57,78%); la osteosíntesis fue el tratamiento quirúrgico de preferencia (53,33%) y finalmente la

comorbilidad más usual con un 60% fue la hipertensión arterial.


Rego, et al. (2017) en su investigación titulada “Factores asociados a la fractura de

cadera en el Hospital clínico quirúrgico Dr. Salvador Allende" en Cuba; plantearon como

objetivo establecer qué factores se asocian a la fractura de cadera en los pacientes mayores de 65

años. Hicieron un estudio observacional, analítico, de casos y controles. Se obtuvo como

resultados que las variables asociadas fueron la edad (OR: 1,9); las caídas (OR: 2,2) y la

hipertensión arterial (OR: 2,6). Se llegó a la conclusión que: “las variables que se asociaron con

mayor riesgo de fractura fueron la edad, los antecedentes de fractura de cadera, las caídas y la

hipertensión arterial”.

Sánchez (2015) en su tesis “Caracterización de pacientes con fractura de cadera en el

año 2013” en Guatemala. Formuló un estudio descriptivo, observacional y transversal. En el que

obtuvo como resultados que el porcentaje de fracturas de cadera del total de fracturas en general,

fue de 8,6%. el sexo femenino con el factor edad avanzada, y el factor de caída de baja energía

superó en casos al sexo masculino; el factor “accidente de tránsito” se asoció́ con mayor

frecuencia al sexo masculino y también se presentó́ con menor edad. Dicho estudio concluyó

que: “las fracturas de cadera fueron más frecuentes en mujeres, la edad más frecuente se

encontró́ en mayores de 61 años. El porcentaje de fractura de cadera fue de 8.6% del total de

fracturas, el mecanismo más frecuente fue el de baja energía”.

Dinamarca; Améstica; Rubio; Carrasco y Vásquez (2015) en su investigación

“Características epidemiológicas y clínicas de las fracturas de cadera en adultos mayores en un

hospital público chileno” plantearon como objetivo caracterizar a los pacientes con fractura de

cadera. Se realizó un trabajo de diseño transversal y muestreo no probabilístico. En el que

alcanzaron como resultados una edad promedio de 81 años, el 76% correspondían al género
femenino, el 67% de las fracturas fueron extracapsulares, la permanencia hospitalaria media fue

de 17 días, el tiempo previo a la cirugía medio fue 19 días; el 84% padecían osteoporosis y solo

el 5% recibieron tratamiento. El 83% fueron intervenidos, utilizaron la osteosíntesis en fracturas

extracapsulares y artroplastia en intracapsulares. La mortalidad al cabo del primer año fue del

24%. Determinaron que: “un alto porcentaje de pacientes con fractura de cadera tiene

osteoporosis, y solo un número reducido recibía tratamiento. Los que no recibían tratamiento

quirúrgico tenían un mayor perfil de riesgo y mayor mortalidad·”.

Quenta (2019) en su tesis “Características clínicas y tratamiento de fractura de cadera

en adultos mayores del servicio de Traumatología del Hospital Militar Central 2017” en Lima.

Planteó un estudio de tipo descriptivo, retrospectivo y observacional. Llegó a los siguientes

resultados, la edad más frecuente se encontraba en un rango 81-90 años (45.7%), 55% fueron de

género femenino, el 69,3% aconteció en el domicilio, el 55% tuvieron caída de misma altura, la

fractura intertrocantérea fue la de mayor frecuencia (60%), el tratamiento quirúrgico más

utilizado fue el sistema de clavo trocantéreo (55%). Llego a la conclusión que: “las

características clínicas fueron el tipo de fractura, mecanismo de lesión, en cuanto al tratamiento

más empleado fue el sistema de clavo trocantéreo”.

Durand (2018) en su tesis “Factores epidemiológicos asociados al tipo de fractura de

cadera en pacientes adultos mayores del Hospital Nacional Sergio Bernales, 2017” en Lima.

Elaboró un estudio analítico, transversal, correlacional y no experimental. En el que se

obtuvieron como resultados que el 41.7% presentó entre 60 a 70 años, el 93,1% correspondía al

género femenino, la fractura intertrocantérea fue la más habitual (65.3%), el lugar del

traumatismo más común fue en el domicilio (90.3%), el 48,6% sufrieron caída de la misma
altura, la comorbilidad con mayor asociación fue la hipertensión arterial y el tipo de tratamiento

preferido fue la artroplastia con un 87.5%. Se concluyó́ que: “los factores epidemiológicos

asociados al tipo de fractura de cadera fueron la edad, el sexo y el tipo de seguro de salud”.

Hilario (2017) en su tesis “Fractura de cadera, en el Hospital Regional Docente Clínico

Quirúrgico Daniel Alcides Carrión Huancayo, Enero a Diciembre 2016”, tuvo como objetivo

describir las características clínico epidemiológicas. Realizó un estudio descriptivo,

observacional, retrospectivo y transversal. En el que alcanzó como resultados que la media de

edad fue de 73,43 años; el género con mayor afección fue el femenino, ocurriendo con más

frecuencia en el domicilio, la fractura más habitual fue la intertrocantérea, el tiempo

preoperatorio promedio fue de 16,2 días. Concluyó que “la fractura de cadera es más frecuente

en el adulto mayor, el género femenino y sucede principalmente en el domicilio; el tratamiento

principal es el quirúrgico, teniendo una estancia hospitalaria y tiempo preoperatorio prolongados,

además de estar asociado a comorbilidades”.

Romero (2017) en su tesis “Factores de riesgos asociados a fractura de cadera en

pacientes adulto mayores atendidos en el Hospital Regional Docente de Trujillo” se planteó

como objetivo concluir qué factores están asociados a la fractura de cadera. Formuló un trabajo

descriptivo. Obtuvo como resultado que el género predominante fue el femenino, la edad

abarcaba entre 81 y 90 años, los factores más comunes asociados a fractura fueron el trastorno de

la marcha, enfermedades cardiovasculares, antecedentes de caída, fractura previa; y solo el 10%

de su población tenían enfermedades neurodegenerativas. Llegó a la conclusión que: “los

trastornos para la marcha y las enfermedades cardiovasculares son los factores de riesgo más

frecuentes”
Carpio (2017) en su tesis “Fractura de cadera: características clínicas y

epidemiológicas en pacientes mayores de 60 años en el Hospital Regional Docente de Trujillo”

tuvo como propósito determinar sus características clínicas y epidemiológicas. Realizó un

estudio descriptivo y retrospectivo. Obtuvo que el 82% de su población padecieron fracturas

trocantéreas, el 83% fue producto de un mecanismo de baja energía, el 30% presentó

hipertensión arterial, el género más frecuente fue el femenino, el 72% aconteció en casa y el

grupo etario predominante fue de 80 a 89 años. Concluyó que: “la fractura de cadera afecta

predominantemente a personas mayores, especialmente al género femenino, con elevada

comorbilidad y deterioro de la situación funcional previa”.

Palomino; Ramírez; Vejarano; Ticse (2016) en su investigación cuyo título es “Fractura

de cadera en el adulto mayor: la epidemia ignorada en el Perú́ ” tuvieron como meta conocer el

tiempo pre operatorio y describir las complicaciones más prevalentes durante ese tiempo.

Formularon un estudio de tipo descriptivo y retrospectivo. Alcanzaron como resultados que el

género femenino fue el de mayor predominancia, un 71%, se trató mediante tratamiento

quirúrgico, el promedio del tiempo preoperatorio fue 18 días, el 77% presentó antecedentes

patológicos en la admisión como la anemia, hipertensión arterial y diabetes mellitus tipo 2.

Hallaron un menor porcentaje de complicaciones y estancia hospitalaria en los pacientes que

fueron tratados de manera quirúrgica comparado con los que no recibieron este tratamiento.

Concluyeron que: “el tiempo preoperatorio fue mayor a las 2 semanas, especialmente en los

pacientes de mayor edad y usuarios del SIS”.

Grau, Y (2013) en su tesis “Características epidemiológicas de fractura de cadera en

paciente adulto mayor, Hospital Regional Docente de Trujillo” tuvo como finalidad determinar
sus características epidemiológicas. Formuló un estudio descriptivo, retrospectivo de un lapso de

5 años, Llegó a los siguientes resultados que el grupo etario más frecuente fue de 80 a 89 años,

47% afectó al género femenino, como comorbilidad la hipertensión arterial fue la de mayor

prevalencia, el mecanismo más común fue la de baja energía ocurriendo en el domicilio en un

88,4%.

2.2. Bases teóricas

2.2.1. Fractura de cadera.

Mendez, Medina, y Avid (2011, p.55) mencionan: La fractura de cadera es así́ como se

denomina a la fractura del fémur proximal (Sosa, y otros, 2010); que está localizada entre la

epífisis proximal del fémur y un plano oblicuo por debajo del trocánter menor.

2.2.2. Fractura de cadera y adulto mayor.

La fractura de cadera tiene una elevada incidencia, que se incrementa partir de los 60

años y un elevado porcentaje de mortalidad, disminuyendo la esperanza de vida en un

25%, además de ocasionar inmovilidad y dependencia funcional; con un elevado costo

económico y social (Alarcón y González, 2010, p. 80).

Los factores epidemiológicos en fractura de cadera son la edad, el género, el lugar

ocurrencia, tiempo preoperatorio y entre las características clínicas tomamos en cuenta al

mecanismo de lesión, antecedentes patológicos, tipo de fractura de cadera, tipo de cirugía

realizada (Dinamarca, Améstica, Rubio, Carrasco, y Vásquez, 2015, p. 64).

2.2.2.1. Edad.
Muñoz, et al. (2008, p. 42) indica que: La frecuencia de la fractura de cadera se

incrementa con la edad. Se presenta en pacientes de edad avanzada con un promedio de 80 años.

2.2.2.2. Género.

Muñoz, et al. (2008, p.107). Menciona: Usualmente el género femenino es el más

afectado (2-3 veces mayor que el masculino), el riesgo alcanza el 4% anual por encima de los 85

años de edad

Padilla, (2012, p. 47). Indica: Sin embargo, la mortalidad durante el primer año

postoperatorio es mayor en el género masculino

2.2.2.3. El lugar de ocurrencia.

El lugar en el que se produce generalmente se registra como intradomiciliario y

extradomiciliario, siendo el de mayor frecuencia el intradomiciliario (Jaatinen, Panula,

Aarnio, y Kivela, 2007). El hogar a diferencia de los centros institucionales, presenta

varias desventajas ya que no se encuentra correctamente adaptado, presentando de esta

manera barreras arquitectónicas como baños alejados de los cuartos, con lavados y

retretes de muy bajo nivel, duchas sin barras de seguridad, pisos resbaladizos, suelos con

desniveles, la falta de una óptima iluminación, escalones muy altos o escaleras sin

pasamanos, además de estar relacionada con el desarrollo de las actividades diarias

domésticas realizadas por el género femenino (Hernández, Castillo, y Cedeño, 2014, p.

98).
Delgado, García, Vasquez, & Campbell (2013, p.63) En el ambiente exterior puede ser

causado por la existencia de diversos obstáculos y desniveles en las veredas, la mala

conservación del pavimento, aceras con huecos, suelos resbaladizos o la presencia de rampas en

los lugares de dominio público

2.2.2.4. Mecanismo de lesión.

Los mecanismos que causan fractura de cadera se clasifican en 4 que son: las caídas de

propia altura que incluye caídas de resbalones, de tropezar después de golpear los dedos

contra obstáculos; las caídas desde alturas elevadas que contempla por ejemplo caídas de

árboles y edificios; los accidentes de tránsito; y otras causas como disparos y choque con

objetos estacionarios. De las cuales se acontecen en mayor frecuencia las caídas a nivel

(Onwukamuche, Ekezie, Anyanwu, Nwaiwu, & Agu, 2013, p. 104).

Mecanismo de alta energía: el choque de vehículos motorizados, colisión de motocicletas,

automóviles frente a peatones y otros como lesiones relacionadas con animales al ser

golpeado, caída de altura, accidente de granja como lesiones de vehículos agrícolas

motorizados (Patel, Brennan, Davis, Jupiter, y Brennan, 2014), el mecanismo es

usualmente secundario a la propagación de fuerza desde la parte distal a la proximal,

disipando parte de la energía en la diáfisis femoral (Paccot, et al., 2016, p. 45).

Mecanismo de baja energía: el factor causal de mayor importancia de la fractura de

cadera es la caída, su riesgo se incrementa con la edad, influenciado además por varios

factores entre los cuales se puede mencionar: el deterioro general; medicamentos que

disminuyen su estado de alerta; estados de demencia, enfermedades que afectan la


movilidad como enfermedades cerebrovasculares o la enfermedad de Parkinson; la

disminución o perdida de la agudeza visual como cataratas o presbicia. Es necesario

resaltar ademas la lentitud o inadecuada respuesta para disminuir la energía del impacto

en las caídas (Instituto Mexicano del Seguro Social, 2018, p. 48).

La mayoría de las fracturas del fémur proximal se dan en ancianos como resultado de un

moderado o mínimo traumatismo, en pacientes más jóvenes estas fracturas habitualmente

se producen por traumatismos de alta energía a pesar que las localizaciones son similares,

las diferencias entre las lesiones de baja y alta energía en pacientes jóvenes y ancianos

superan las similitudes. Con más frecuencia, las lesiones de alta velocidad son más

difíciles de tratar y presentan complicaciones que las lesiones de la baja intensidad

(CAMPBELL)

En la población anciana, la fractura de cuello femoral habitualmente es el resultado de

una caída de la posición en la que se encuentren. Hay tres explicaciones propuestas para

el mecanismo de la lesión de la fractura de cuello femoral en ancianos. El primer

mecanismo es la caída directa sobre la cara lateral del trocánter mayor. Este mecanismo

puede también ser responsable en el impacto hacia dentro que se observa en algunos

casos. El segundo mecanismo es la rotación lateral con un aumento repentino en la carga.

Con la cabeza fija en el acetábulo, una rotación externa de la extremidad inferior apoyada

respecto al torso fuerza la compresión de la parte posterior del cuello a lo largo del

acetábulo. El tercer mecanismo posible es la repentina, pero espontanea fractura por

fatiga que precede y causa la caída. Las fracturas de cuello femoral en la población joven

se producen en situaciones completamente distintas y están causadas por traumatismos


con gran energía, normalmente en caídas desde altura o accidentes de tráfico

(ROCKWOOD)

En una búsqueda por caracterizar el trauma que generó la fractura, se lo dividió en tres

grupos de acuerdo con la energía: alta (p. ej., accidente de tránsito), mediana (p. ej., caída

en bicicleta) y baja (p. ej., caída de propia altura). Hubo un amplio predominio del trauma

de baja energía. (Garabano, G., Cubecino, A., Simesen de Bielke, H., Robador, N.,

Olivetto, J. M., Sierto, M., & Gamarra, D. (2020). Epidemiología de la fractura de cadera

en la Argentina. Revista de la Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología,

85(4), 437-446.)

La fractura de cadera se produce generalmente en traumatismos de alta energía, siendo en

su mayoría pacientes politraumatizados con otras lesiones asociadas. La fractura puede

producirse en la cabeza o el acetábulo, las luxaciones pueden ser posteriores (las más

comunes, por traumatismo anteroposterior con cadera y rodilla en flexión), anteriores

(por hiperabducción o hiperextensión) o las mal llamadas luxaciones centrales (se

producen por traumatismo directo sobre el trocánter mayor). (Caicedo, 2020, p. 56)

Respecto al mecanismo de lesión, se reportó el traumatismo de baja energía como causa

principal de fractura de cadera, lo cual se corresponde con resultados obtenidos por otros

autores. Esto relacionado a que los cambios propios del envejecimiento, como déficit

visual, auditivo, alteraciones de la marcha, coordinación, equilibrio y la presencia de

comorbilidad, aumentan el riego de caídas. (Rondón, C. N., Zaga, H. V., & Gutiérrez, E.

L. (2021). Características clínicas y epidemiológicas en adultos mayores con diagnóstico

de fractura de cadera en un hospital de Lima, Perú. Acta Médica Peruana, 38(1), 42-47.)
Las causas extrínsecas (mobiliario inestable, mala iluminación, piso resbaloso, alfombras

o tapetes arrugados, escaleras inseguras, entre otras) tienen la frecuencia de

ocurrencia más alta, con el 66,86 % (n = 117), de todos los casos contem-plados en la

muestra. Esta tendencia parece so-brepasar significativamente el, 22,86 % restante,

conformado por las causas intrínsecas (enferme-dades que alteren la marcha, hipotensión

arterial, trastorno visual o vestibular, cardiopatía, neuro-patía periférica, fármacos,

alcohol) y el 10,29 % de las causas situacionales (actividades que realiza el

paciente) (Sanguino, D. F. C., Melo, A. E. A., Quintero, N. R. R., & Quintero, S. E. V.

(2020). Epidemiología de fractura de cadera en el adulto atendido en un hospital de tercer

nivel. Revista Investigación en Salud Universidad de Boyacá, 7(2), 18-32.)

2.2.2.5. Antecedentes patológicos.

Los adultos mayores que padecen fracturas de cadera generalmente tienen varios

problemas médicos coexistentes que se asocian a una morbilidad y mortalidad

significativas. El aumento de la edad, el género masculino y la comorbilidad son factores

determinantes para la mortalidad hospitalaria; sin embargo, el factor más determinante

fue el aumento de la comorbilidad (Lloyd, Baker, MacDonald, y Thompson, 2019).

Además, que esta tiene influencia tanto en el tratamiento y pronóstico (Menzies,

Mendelson, Kates, y Friedman, 2012, p.45).

En relación con los antecedentes patológicos observamos que la hipertensión arterial,

osteoartritis y osteoporosis son patologías de elevada morbilidad en este grupo etario

(Hernández, et al., 2014); también puede estar asociada a diabetes mellitus tipo 2, anemia,

enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), infección de vías urinarias (Padilla,


2012). Así como un elevado grupo de pacientes presenta déficit sensoriales o

neurológicos, problemas del movimiento o equilibrio, desnutrición y demencia

(Echegaray, Laureani, y King, 2019), tomando en cuenta a la enfermedad cerebrovascular

que se asocia a un mayor riesgo de fractura (Reyes, Estrada, Nogués, Orozco, y Cooper,

2014, p. 55).

Hipertensión arterial y fractura de cadera.

La fractura y la hipertensión representan un importante problema de salud pública para el

sistema de salud del mundo en general porque son de elevada frecuencia en la población.

La consecuencia de la hipertensión no es la enfermedad en sí, sino su relación con otras

entidades como el accidente cerebrovascular hemorrágico, lesiones cerebrales

isquémicas, infartos cerebrales silenciosos, aterosclerosis, infarto de miocardio y otras

enfermedades cardiovasculares (Yang, Chen, & Wu, 2015, p.56).

Ruths, et al. (2015, p.21) Indica: Tanto la hipertensión como la hipotensión sistólica están

relacionados con caídas, disminución de la densidad mineral ósea (DMO) y fractura de cadera.

Osteoporosis y fractura de cadera.

La osteoporosis y las fracturas de cadera son los mayores problemas de salud pública que

se pronostica que empeoren con el envejecimiento de la población. Casi en su mayoria,

de los pacientes que sufren fractura de cadera son adultos mayores y habitualente ocurre

en pacientes que tienen problemas médicos o comorbilidades preexistentes (Menzies, et

al., 2012, p. 45).


La osteoporosis se desarrolla durante el avance los años de manera asintomática hasta que

una fractura ocurre. El principal factor para padecer fracturas es la disminución de la

densidad ósea y los factores que determinaran este estado son el pobre consumo de

alimentos ricos en calcio durante la adolescencia, el embarazo y la lactancia. La pérdida

de masa ósea en la etapa posmenopáusica ocasionada por la ausencia de estrógenos; y la

pérdida ósea relacionada con la edad a partir de los 60 años (Delgado, et al., 2013, p. 68).

Accidentes cerebrovasculares (ACV) y fractura de cadera.

Los ACV y las caídas tienen un impacto considerable en la sociedad. El ACV es la

segunda causa de muerte y la principal fuente de discapacidad; los síntomas neurológicos

de larga duración de esta podrían incrementar el riesgo de caídas. Se reconoce que una

caída posterior a un accidente cerebrovascular aumenta la mortalidad.

También una disminución de la densidad ósea previa aumenta el riesgo de tener accidente

cerebrovascular y es un factor que aumenta el riesgo de fractura, la relación que existe

entre caídas anteriores y fracturas de bajo impacto en cuanto a la mortalidad y los

resultados posteriores al accidente cerebrovascular siguen sin estar claros (Foster, y otros,

2017). Además, que las fracturas de cadera incrementan el riesgo de desarrollar accidente

cerebrovascular posteriormente (Tsai, Lin, Hsu, & Chung, 2015, p.32).

El Parkinson y fractura de cadera.

Entre los síntomas motores de la enfermedad de Parkinson, la caída es una dificultad

grave con la morbilidad y mortalidad asociadas. La inestabilidad postural, el fenómeno de

congelación, la pérdida de destreza, el control de la marcha deteriorada y la demencia


ocasionada incrementan de manera directa o indirecta el riesgo de caída. Asociado

además con el estado nutricional y la densidad ósea (An, et al., 2017, p. 43).

Demencia senil y fractura de cadera.

La demencia y las fracturas son dos problemas habituales que encontramos con mayor

frecuencia en las personas mayores. Ambos están asociados con el aumento de la

morbilidad y la mortalidad, así́ como los costos médicos tanto para los pacientes y

cuidadores. La relación presente entre la demencia y la fractura de cadera se ha

determinado en parte por sus factores de riesgo compartidos como la vejez, el sexo

femenino y la disminución de la actividad. Además, otros factores mediadores tales como

caídas, osteoporosis, caquexia; o tomar medicamentos como antidepresivos,

antipsicóticos y ansiolíticos, que también podrían elevar el riesgo de sufrir caídas (Jeon,

et al., 2019). Desde el punto de vista de prevención primaria, se deben promover

programas para prevenir caídas y posteriores fracturas de cadera en personas con

demencia (Wei, 2020, p. 33).

Diabetes mellitus y fractura de cadera

La diabetes mellitus tipo 2 es una enfermedad de evolución crónica que afecta a varios

órganos blanco. Los pacientes con diagnóstico reciente tienen un 20% más de riesgo de

sufrir fractura de cadera incluso en las primeras etapas de la enfermedad (Martinez, et al.,

2015). Tienen un riesgo elevado de fracturas y mortalidad general, pero se desconoce su

efecto combinado; además que se encuentra predominantemente en mujeres (Tebé, et al.,

2019, p. 30).
Comorbilidades médicas asociadas con la fractura de cadera El 44,57 % de la muestra no

refiere ninguna comorbilidad. La hipertensión arterial, la diabetes, la osteoporosis, el

Alzheimer y la epilepsia constituyen las 5 primeras enfermedades que padece el

paciente (tabla 2). Entre ellas, se destaca, en mayor grado, la hipertensión arterial, con

29,71 % (n = 52) de casos registrados; seguido de la diabetes mellitus, con 9,71 % (n =

17). La comorbilidad más común del sexo femenino fue la hipertensión arterial, con

un 21,14 %; seguido de la diabetes, con un 7,43 %, y de la osteoporosis, con un 2,29

%. (Fernanda, C. S. D., & Rojas, A. M. A. E. Epidemiología de fractura de cadera en el

adulto atendido en un hospital de tercer nivel.)

2.2.3. Clínica.

La valoración clínica es similar entre todos los subtipos de fractura de cadera. Para la

mayoría de las fracturas con desplazamiento, los pacientes presentarán dolor alrededor de

toda la región de la cadera, y cualquier movimiento de la extremidad afectada provoca

dolor significativo. Los pacientes frecuentemente presentarán una posición de flexión en

las extremidades inferiores en reposo, rotación externa y acortamiento.

Los pacientes con fractura intracapsular no desplazada o intertrocantérea pueden aquejar

solo dolor leve en región inguinal y pueden soportar peso en la extremidad fracturada. En

el examen físico, en las fracturas no desplazadas no se evidenciará deformidad clínica

obvia, y los pacientes tendrán una molestia moderada con el rango de movilidad de la

cadera (Kim, Honeycutt, y Riehl, 2019, p.27).

2.2.4. Tipos de fractura de cadera.


La fractura de cadera se clasifica anatómicamente en relación con la cápsula articular de

la cadera como: fractura intracapsular, es decir localizada en el cuello femoral; o fractura

extracapsular, es decir, fractura intertrocantérea o subtrocantérea (Bhandari y

Swiontkowski, 2017).

2.2.4.1. Fractura intracapsular.

Las fracturas de cuello femoral de localización intracapsular, en las que el carente aporte

vascular de la cabeza femoral contribuye a la dificultad de la consolidación de la fractura

y que con frecuencia desarrollen hacia la pseudoartrosis o a la necrosis.

Clasificación:

Según la localización anatómica del trazo de fractura se pueden clasificar en fracturas

subcapitales (justo al borde de la cabeza), transcervicales (en el centro del cuello) y

basicervicales (en la base del cuello) (Marco, 2015, p. 88).

Además, se observa que a mayor desplazamiento de la fractura se asocia con un riesgo

aumentado de disminución de flujo de sangre a la cabeza femoral, que es proporcionado

en gran medida por la arteria femoral circunflejo lateral, una rama de la arteria femoral

circunflejo medial. El compromiso del flujo sanguíneo puede conducir a la necrosis

avascular de la cabeza femoral y a la falta de la fractura para unirse (Bhandari &

Swiontkowski, 2017, p. 63).

2.2.4.2. Fractura extracapsular.

Las fracturas extracapsulares son aquellas cuyo trazo o trazos se localizan entre ambos

trocánteres (intertrocantéreas) o distales a nivel del trocánter menor (subtrocantéreas).

Las fracturas trocantéreas están presentes con mayor frecuencia que las de cuello femoral

y además que sus complicaciones también son más habituales.


Por otro lado, están las fracturas trocantéreas, de localización extracapsular que se

presenta sobre un hueso esponjoso bien vascularizado, en el que la consolidación de la

fractura ocurre generalmente sin complicaciones y donde la osteosíntesis de la fractura es

la norma (Marco, 2015).

2.2.4.2.1. Fractura intertrocantérea.

Las fracturas intertrocantéreas de cadera son aquellas que se localizan entre el cuello

femoral y el trocánter menor. El sistema de clasificación más importante para una fractura

intertrocantérea es determinar si es estable o inestable, ya que esto influirá en la elección

del implante. La determinación de la estabilidad de una fractura intertrocantérea se basa

en la integridad del calcar femoral o la corteza posteromedial del fémur proximal (Lu &

Uppal, 2019, p. 52).

Además, en este tipo de fracturas son comunes los desplazamientos importantes de los

fragmentos debido a las potentes inserciones musculares de la zona y a que, por la

contracción refleja de los músculos tras el traumatismo, desplazan los fragmentos, por lo

general, de forma característica. Debido a su localización por fuera de la articulación, el

sangrado suele ser más considerable, por lo que su morbilidad en pacientes ancianos

puede ser elevada (Marco, 2015, p. 54).

2.2.4.2.2. Fractura subtrocantérica.

Son más frecuentes en el sexo masculino, en edad más joven, en accidentes de tránsito y

en atropellos. Las más frecuentes afectan a la meseta tibial externa, ya que requieren

traumatismos de menor energía que la meseta interna. Estas fracturas tienen una

distribución bimodal que ocurre en pacientes jóvenes que sufren traumas de alta energía y
en pacientes de edad avanzada de mecanismos osteoporóticos de baja energía (Marco,

2015,p. 108).

(CAMPBELL) Menciona: Las fracturas del área peritrocanterica del fémur en cuatro

tipos. Su clasificación, incluye todas las fracturas desde la parte extracapsular del cuello hasta 5

cm distal del trocánter menor.

Evans ideó un sistema de clasificación ampliamente utilizado basado en la división de las

fracturas en un grupo estable y otro inestable. Posteriormente dividió las inestables en

aquellas cuya estabilidad podía restaurarse mediante reducción anatómica o casi

anatómica y aquellas en las que la reducción anatómica no restauraba la estabilidad.

(CAMPBELL)

Las fracturas intertrocantericas se producen en una localización extracapsular sobre un

hueso esponjoso bien vascularizado y la consolidación de la fractura (a pesar de la

consolidación defectuosa, en muchas ocasiones) ocurre casi invariablemente. Este es un

modelo bastante diferente al de las fracturas del cuello femoral, donde la limitación y la

desprotección del aporte de sangre de la cabeza femoral, de localización intracapsular, y

la severa atrofia trabecular del cuello femoral son factores que muy frecuentemente

inhiben la consolidación de la fractura o la llevan a la osteonecrósis y posteriormente al

aplastamiento de la cabeza (ROCKWOOD)

En fracturas del cuello femoral, la clasificación más utilizada es la sistematización

desarrollada por Garden en 1961, una clasificación esquemática basada en la radiografía

anteroposterior que reconoce cuatro tipos diferentes de fracturas del cuello femoral

(ROCKWOOD)
(MULLER) Indica: Según la clasificación AO de Muller, las fracturas del fémur proximal

se dividen en 3 grupos:

Tipo 31-A. Fracturas trocantereas extracapsulares

Tipo 31-B. Fracturas intracapsulares del cuello del fémur

Tipo 31 C. Fracturas intracapsulares de la cabeza femoral.

En la clasificación alfanumérica de fracturas de la Ortopaedic Trauma Association

(OTA), las fracturas intertrocantereas de cadera se dividen en tres grupos y cada grupo se

vuelve a dividir en subgrupos basados en la oblicuidad de la línea de fractura y el grado

de conminución. El grupo 1 de fracturas son fracturas simples (dos segmentos), con la

típica línea de fractura oblicua que se extiende desde el trocánter mayor hasta la corteza

medial; la corteza lateral del trocánter mayor permanece intacta. El grupo 2 de fracturas

son conminutas con un fragmento posteromedial; la corteza lateral del trocánter mayor,

en cualquier caso, permanece intacta. El grupo 3 de fracturas son aquellas en las que la

línea de fractura se extiende a través de ambas corticales, laterales y mediales, este grupo

incluye el patrón de oblicuidad inversa. (ROCKWOOD)

Las fracturas de cadera se clasifican de acuerdo a diferentes criterios. La más utilizada es

la clasificación anatómica, que las divide según la localización del rasgo de fractura.

Según este criterio son clasificadas como intracapsulares o extracapsulares.

Las fracturas intracapsulares incluyen:

• Fracturas de la cabeza femoral.

• Subcapitales.

• Transcervicales o medio cervicales.

• Basicervicales.
Las fracturas extracapsulares se dividen en dos subtipos:

• Intertrocantéricas (Pertrocantéricas).

• Subtrocantéricas.

La distinción entre fracturas intracapsulares y extracapsulares tiene importancia

pronostica. (Muñoz, S., Lavanderos, J., Vilches, L., Delgado, M., Cárcamo, K.,

Passalaqua, S., & Guarda, M. (2008). Fractura de cadera. Cuadernos de cirugía, 22(1),

73-81.)

El aspecto más importante de una clasificación de fractura trocantérica es la capacidad de

reconocer un patrón de fractura estable o inestable. Una fractura estable de cadera es

aquella que una vez efectuada la reducción y fijación, soporta cargas sin sufrir

redesplazamiento. Una fractura inestable es generalmente multifragmentada, que se

colapsa extensamente. (De la Torre González, D. M., López, J. G., & López, J. C. G.

(2004). Tratamiento quirúrgico de las fracturas intertrocantéricas de la cadera en el

anciano. Trauma. La urgencia médica de hoy, 7(2), 53-58.)

Las fracturas de cadera comprenden las fracturas intra capsulares o mediales y las

fracturas extra capsulares o laterales.

Esta clasificación resulta de fundamental importancia como factor determinante en el

tratamiento de las mismas. Dentro de ellas, diversas clasificaciones han sido descritas,

tales como Pawells y Garden para las fracturas intra capsulares; Boyd / Griffin, Tronzo y

Kile / Gustillo para las extracapsulares y la clasificación Múller AO que involucra

características tanto de intra capsulares como extra capsulares Dentro de estas las más

utilizadas son las de Garden, Kyle/ Gustillo y Muller AO. (del Gordo D'Amato, R. J.
(2012). Alternativas de tratamiento en las fracturas de cadera. Duazary: Revista

internacional de Ciencias de la Salud, 9(2), 181-189.)

Existen cuatro grandes grupos de fracturas de acuerdo a su localización que se mencionan

detalladamente a continuación:

1. Fractura de la cabeza femoral Se agrupa bajo la clasificación de Pipkin 1 (la cual está

basada en la localización de la fractura en relación con la fóvea y la presencia o ausencia

de fracturas asociadas al acetábulo y del cuello femoral).

2. Fractura del cuello femoral o intracapsulares Ocurren dentro de la capsula de la

articulación de la cadera. Existen dos clasificaciones: Clasificación de Garden: (baja

energía) se presenta en pacientes de edad avanzada, asociada a osteoporosis y cuyo

mecanismo de lesión es la caída desde la bipedestación. El desplazamiento entre la

cabeza y el fémur, es un importante índice de sufrimiento vascular. En términos de

pronóstico se dividen en no desplazadas/impactadas (tipos I y II) y desplazadas (tipos III

y IV)

3. Fracturas intertrocantericas o extracapsulares Ocurren a lo largo de la línea

intertrocanterica. Se presentan por trauma de baja energía y requieren una fijación más

robusta. Se clasifican de acuerdo al número de fragmentos de la fractura y en la capacidad

para resistir cargas de compresión una vez que han sido reducidos y fijados.

4. Fracturas subtrocantericas Clasificación de Russell-Taylor. Basada en la afectación del

trocánter menor y de la fosa piriforme. (Solís, M. F. B. (2017). Fracturas del extremo

proximal del fémur. Revista Médica Sinergia, 2(3), 8-11.)

En general, se definen dos grandes grupos de fracturas de cadera, las fracturas

intracapsulares y las extracapsulares. En las primeras, la fractura se sitúa en el cuello del


fémur y puede quedar interrumpida la vascularización de la cabeza femoral, por lo que

conllevan un riesgo de necrosis y de pseudoartrosis, que deben ser considerados a la hora

de seleccionar el tratamiento.

Las fracturas extracapsulares se subdividen, según su localización anatómica, en

basicervicales, intertrocantéreas y subtrocantéreas. Sin embargo, el factor pronóstico

clave para conocer la capacidad de recuperación funcional precoz de estos pacientes es la

estabilidad de la fractura, por lo que es más práctico clasificarlas en fracturas estables e

inestables. (De Miguel, I., & Calvo Crespo, E. (2006). Fracturas de cadera: técnica

quirúrgica y carga precoz. Patología Aparato Locomotor, 4(2), 108-15.)

Desde el punto de vista anatómico los pacientes con FIC son clasificados en: subcapitales

y transcervicales. No se considera la fractura basicervical como fractura intra-capsular ya

que desde el punto de vista anatómico y práctico es una fractura extra-capsular. De

acuerdo al mecanismo de producción pueden ser en varo o abducción o en varo o

aducción. Las FIC se clasifican a través de un ángulo formado por la intersección de una

línea horizontal y otra a través del trazo de fractura de allí que pueden ser de tres tipos:

tipo I hasta 30 grados, tipo II de 30 a 50 grados y tipo III más de 50 grados.

Los autores opinión que esta clasificación es muy útil, por que a medida que aumentan

los grados o el ángulo, mayor será la lesión vascular de la cabeza femoral y por tanto más

difícil aún de realizar un procedimiento quirúrgico para salvarla y por ende define la

conducta a seguir.

Algunos autores propone una clasificación basada fundamentalmente en el grado de

desplazamiento de la fractura y se divide en cuatro tipos: tipo I fractura incompleta o

impactada. En esta fractura el trabeculado inferior del cuello está intacto; tipo II fractura
completa no desplazada las radiografías demuestran que el trabeculado se ha

interrumpido de forma completa en su continuidad a nivel del cuello; tipo III fractura

completa y desplazada, en esta modalidad existe acortamiento y rotación externa del

fragmento distal y tipo IV fractura completa, desplazada y rotada. (Álvarez López, A.,

García Lorenzo, Y., & Puentes Álvarez, A. (2012). Fracturas intracapsulares de la cadera.

Revista Archivo Médico de Camagüey, 16(1), 124-134.)

Las fracturas mediales de cadera en el paciente anciano, son un problema bien conocido a

nivel mundial. Diversas clasificaciones se han desarrollado para categorizar este tipo de

fracturas, las más frecuentemente utilizadas son la clasificación de Garden, la AO y la de

Pauwels.

La clasificación de Garden fue descrita por primera vez en el año 1961, basada

inicialmente en los resultados post quirúrgicos obtenidos por el propio autor. La misma

consta de 4 grados (I, II, III y IV) según el trazo de fractura y el grado de desplazamiento

de la misma. Las clasificaciones son útiles siempre y cuando tengan validez interna y

externa, pudiendo ser aplicadas en la práctica clínica diaria. Dicha clasificación continúa

siendo utilizada en la actualidad para el diagnóstico y tratamiento de las fracturas

mediales de cadera, a más de 50 años de su publicación. A pesar de ser la clasificación

más reconocida y aceptada para categorizar las fracturas mediales de cadera, su

interpretación y aplicación difiere según la experiencia de cada cirujano. Algunos autores

analizan el trazo de fractura y el ulterior desplazamiento, basándose únicamente en la

radiografía anteroposterior (AP).(Novillo, M., Dilernia, F. D., Barreiro, G. G., Posadas-

Martinez, M. L., Comba, F., & Buttaro, M. (2021). ¿Es necesaria la incidencia

radiográfica de perfil para clasificar las fracturas mediales de cadera?: Análisis intra e
inter observador utilizando la clasificación de Garden. Revista de la Facultad de Ciencias

Médicas, 78(1), 41.)

Existen varias clasificaciones para las fracturas de cadera, la más utilizada es la

anatómica que las divide, según su ubicación con respecto a la cápsula del acetábulo, en

intracapsulares y extracapsulares. La importancia clínica de esta clasificación radica en

las diferencias terapéuticas y de pronóstico entre ellas. (González, I. D., Becerra, M. C.,

González, J., Campos, A. T., Santibáñez, J. B., & Alvarado Sánchez, J. R. (2016).

Fracturas de cadera: satisfacción posquirúrgica al año en adultos mayores atendidos en

Méderi-Hospital Universitario Mayor, Bogotá, DC. Revista ciencias de la salud, 14(3),

409-422.)

Con referencia a la cápsula de la cadera, la fractura de cadera se puede clasificar como

fractura intracapsular (fractura del cuello femoral) y fractura extracapsular (fractura

intertrocantérea), de las cuales las fracturas intertrocantéricas se pueden clasificar en los

tipos 31A1, 31A2 y 31A3 según AO /OTA,3 y los tipos A2 y A3 representaron fracturas

inestables8. Además, la fractura intertrocantérea también podría subdividirse en tipo I, II,

III, IV y V según la clasificación de Evans-Jensen, y las tipo III, IV y V se consideran de

tipo inestable. (Paz Cabrera, H. J. (2022). Resultado funcional y mortalidad de

artroplastia total de cadera comparada con enclavado cefalomedular en el manejo de

fractura femoral intertrocantérica en adultos mayores del Hospital Regional Las

Mercedes-2022.)

Clasificación de fracturas subtrocantéreas, según la clasificación de Fileding, la fractura

tipo 1 se da a nivel del trocánter menor, la fractura tipo tipo 2 se localiza entre 2.5 y 5 cm

por debajo del trocánter menor y la fractura tipo 3 se produce 5 a 7.5 por debajo del
trocánter menor. Las fracturas transversas cumplen bien esta clasificación, pero las

oblicuas y conminutas pueden abarcar más de un nivel y deberían ser clasificadas de

acuerdo con la situación de su fragmento mayor. Tradicionalmente, las fracturas del nivel

superior tienen mejor pronóstico en cuanto aquellas de nivel más inferior. (CAMPBELL)

Se han descrito varias clasificaciones para las fracturas del cuello del fémur.

Estructuralmente hay 1) fracturas impactadas, 2) fracturas no desplazadas y 3) fracturas

desplazadas.

Etiológicamente, además de estas tres fracturas derivadas de traumatismos sin otras

condiciones que las compliquen, hay 1) fracturas por estrés, 2) fracturas patológicas y 3)

fracturas posradioterapia.

La clasificación más frecuente de las fracturas desplazadas del cuello del fémur es la de

Garden, basada en el grado de desplazamiento. (CAMPBELL)

2.2.5. Tratamiento.

El tratamiento de estas fracturas es usualmente quirúrgico (Bhandari & Swiontkowski,

2017). El tratamiento específico se determina de acuerdo a la ubicación de la fractura, la

calidad del hueso, el grado de desplazamiento y su conminución; además de una

adecuada valoración del paciente como el grado de funcionalidad previo a la fractura, de

la capacidad de participar en un programa de rehabilitación posteriormente y de la

experiencia del que realizará la operación (Muñoz, y otros, 2008, p. 74).

2.2.5.1. Tiempo pre operatorio.

El tiempo ideal para realizar la cirugía es dentro de las 48 horas posteriores al evento; ya

que un menor tiempo está asociado con mejores resultados. Además, los datos
fisiológicos indican que el dolor, el sangrado y la inmovilidad que tienen relación a la

fractura aguda de cadera dan lugar a inflamación, hipercoagulabilidad, y catabolismo que

proporcionan apoyo adicional a la cirugía temprana. Incluso se menciona que un tiempo

de 6 horas se asocia con una mayor reducción en la incidencia de complicaciones

postoperatorias al mes (Bhandari & Swiontkowski, 2017, p. 56).

LeBlanc, Muncie, & LeBlanc (2014, p. 54). Mencionan: La cirugía temprana está

asociada a una disminución del dolor y menor estancia hospitalaria. Los pacientes con

comorbilidades presentan un mayor riesgo de 21 mortalidad; por lo tanto, la cirugía se puede

retrasar hasta estabilizar estas condiciones.

Menzies, et al. (2012, p. 34). Menciona: Los retrasos en la cirugía se asociaron con un

mayor riesgo de complicaciones y aumento de la mortalidad.

Sabiendo del deterioro severo en la perfusión de la cabeza del fémur que se produce después de

fracturas desplazadas o incluso sin desplazamiento del cuello del fémur y el demostrado

potencial de restauración del flujo sanguíneo con la reducción, la lógica conclusión es la de

proceder con reducción y fijación de las fracturas del cuello del fémur tan pronto como

físicamente sea posible. Con el riesgo de necrosis avascular sintomática, y la falta de algún

tratamiento satisfactorio para este problema en personas más jóvenes, la reducción y la fijación

pueden ser consideradas como absolutas emergencias quirúrgicas en esta población.

Swionthowski y cols. Recomiendan actuar tan pronto como sean controladas las lesiones

potencialmente mortales.

La situación es diferente en los pacientes ancianos, donde las causas de comorbilidad que pueden

complicar una operación quirúrgica urgente son frecuentes, y la artroplastia puede evitar
eficazmente una necrosis avascular. El cirujano debe sopesar lo que es mejor para la cadera con

lo que es mejor para el paciente. (ROCKWOOD)

2.2.5.2. Fractura intracapsular.

The HEALTH investigators (2019, p.34). Menciona: Las opciones quirúrgicas para

fracturas intracapsulares incluyen la fijación interna o la artroplastia, pudiendo esta última ser

parcial o total, dependiendo de las características del paciente

En las fracturas desplazadas la cabeza del fémur se fractura del cuello, ocasionando una

disminución del suministro de flujo sanguíneo a la cabeza femoral, siendo así que, pese a

que la fractura se fije de nuevo a su posición anatómica, la cicatrización no está

garantizada. Actualmente la artroplastia parcial se ofrece a la mayoría de estos pacientes

y la base de evidencia actual apoya el uso de cemento óseo (Fernandez, Griffin, & Costa,

2015, p. 117).

Marco (2015, p. 65), Frecuentemente las artroplastias cementadas son utilizadas en

adultos mayores con mala calidad ósea; y se reserva la artroplastia total para aquellos pacientes

más jóvenes donde no es posible realizar la osteosíntesis, que hayan padecido un proceso

artrósico previo.

Quienes hayan tenido mejor funcionalidad previa a la fractura (es decir, capaces de

caminar independientemente fuera), que no presenten problemas de cognición y que estén

médicamente estables para una cirugía prolongada; sin embargo se asocia a un aumentado

riesgo de infección, dislocación y reingreso a sala de operaciones comparada a la

artroplastia parcial (Jennison & Yarlagadda, 2020, p. 118).


Para fracturas intracapsulares no desplazadas es razonable preservar la cabeza femoral realizando

una fijación interna considerado como tratamiento de elección (Fernandez, et al., 2015).

2.2.5.2. Fractura extracapsular.

La fijación con tornillo de cadera deslizante se encuentra bien establecida en el

tratamiento de fracturas extracapsulares y en la mayoría de estas fracturas tiene gran

eficacia para permitir el colapso controlado de la fractura con la consiguiente estabilidad

mecánica que conduce a la consolidación de la fractura (Fernandez, et al., 2015, p. 112).

2.2.5.2.1. Fractura intertrocantérea.

La región intertrocantérea contiene una gran cantidad de hueso esponjoso y flujo

sanguíneo adecuado. Producto de esta característica, las fracturas en esta región suelen

sanar satisfactoriamente con reducción abierta y fijación interna, que implica cirugía para

reducir el hueso desplazado (LeBlanc, et al., 2014, p.52).

Los materiales para la fijación interna son variados, pero pueden tomarse en cuenta en

dos diferentes tipos como son: las placas extramedulares, que incluyen al DHS, el tornillo

de compresión condilar (DCS) y la placa angulada; y los intramedulares como el clavo

gamma y el clavo proximal femoral y el clavo proximal femoral antirrotacional

(Mendoza, 2012, p. 45).

Bhandari & Swiontkowski, (2017, p.64) Señala: Para las fracturas que son consideradas

como estables, el DHS es mejor opción que los intramedulares.

Este es un sistema de osteosíntesis que intenta ubicar en el tercio proximal y exactamente

en el centro del hueso una aguja guía; una vez logrado se coloca el DHS, donde un

tornillo se desliza sobre el que lo sigue, permitiendo la impactación de la fractura

(Mendoza, 2012, p. 118).


Y para las fracturas con inestabilidad por conminución o de mayor compromiso se opta

por las intramedulares como el clavo proximal femoral, que se realiza abordando por la

zona del trocánter mayor, colocándolo a través del, para posteriormente fijarlo de manera

distal (Opazo, 2011, p. 126).

También podemos mencionar a la placa angulada que constan de dos partes, una lámina

con perfil en U y una placa recta, unidos en un ángulo fijo. Las ventajas del ángulo fijo

son su mayor resistencia mecánica y a la corrosión; siendo su principal desventaja la

dificultad técnica para su inserción (Haidukewych, Israel, Y Berry, 2001, p. 77).

23 2.2.5.2.2. Fractura subtrocantérea.

Bhandari & Swiontkowski, (2017, p.44). Mencionan: Pese a que las fracturas

subtrocantéricas son el tipo menos frecuente de fractura de cadera, presentan desafíos únicos

debido a la inestabilidad de los fragmentos de fractura

Se considera dos métodos principales de fijación de fracturas, implantes intramedulares

frente a implantes extramedulares. Los implantes intramedulares incluyen: clavos

bloqueados estáticamente, y clavos de reconocimiento, mientras que los implantes

extramedulares incluyen una placa de cuchilla de ángulo fijo o una placa de bloqueo

femoral proximal (Kim, et al., 2019).

LeBlanc, et al., (2014, p. 54). Las fracturas subtrocantéricas, requieren una mayor

necesidad de varillas o clavos intramedulares (dispositivos de impacto)

El tratamiento dependerá del tipo de fractura y su localización, así como a la edad del

paciente y comorbilidades.

El tratamiento quirúrgico consistirá en osteosíntesis o artroplastia parcial o total. El

momento oportuno de la intervención quirúrgica, no debe ser mayor de dos días entre la
fractura y la cirugía (Zaragoza Sosa, D., González Laureani, J., & King Martínez, A. C.

(2019). Fractura de cadera en adultos mayores: Impacto del tratamiento quirúrgico

oportuno en la morbimortalidad. Revista de la Facultad de Medicina (México), 62(6), 28-

31.)

Para la mayoría de este tipo de fracturas, el tratamiento quirúrgico es el tratamiento de

elección, cuya finalidad es intentar recuperar la función y la calidad de vida previa a la

fractura. Ello permite una movilización precoz del paciente y un aumento de su

autonomía. Escasamente el tratamiento conservador es el utilizado para tratar una fractura

de cadera ya que este método está desaconsejado en personas de edad avanzada debido a

que por su fragilidad física y una inmovilización prolongada conlleva una pérdida de

movilidad y aparición de complicaciones como infecciones respiratorias, infecciones

urinarias, úlceras por presión, trombosis venosa etc.Previo al tratamiento quirúrgico es

necesario conocer el tipo de fractura y las características de cada paciente para la elección

quirúrgica más adecuada en cada caso. En general, la cirugía debe realizarse entre las

primeras 24-48 horas desde el ingreso ya que los intervalos prolongados hasta la

realización de la cirugía incrementa el riesgo de complicaciones y de mortalidad

postoperatoria.

Podemos clasificar la cirugía de fractura de cadera según su finalidad en osteosíntesis y

reemplazo protésico (artroplastia).

La osteosíntesis es un tipo de tratamiento quirúrgico en el que las fracturas de cadera son

reducidas y fijadas de forma estable, donde se utiliza la implantación de dispositivos

como clavos y placas (clavo endomedular tipo GAMMA, tipo TFM). En las fracturas

extracapsulares la osteosíntesis es el tratamiento quirúrgico más utilizado.


La artroplastia es la técnica quirúrgica a través de la cual se realiza un reemplazo parcial

o total de un hueso o articulación de la cadera. La mayoría de las fracturas intracapsulares

serán tratadas por esta técnica que permite una movilización del paciente de forma

precoz. Podemos decir entonces que el tratamiento quirúrgico en las fracturas de la

extremidad proximal del fémur permite una movilización precoz con una rápida

recuperación de la función. (Alonso, M. L., Fau, C. B., de la Osa Callejero, I., Cabeza, L.

G., Conil, M. P., & López, S. B. (2021). Estudio epidemiológico fractura de cadera:

Tratamiento y complicaciones. Revista Sanitaria de Investigación, 2(11), 163)

El tratamiento se divide en dos grandes grupos: osteosíntesis y artroplastia. Las opciones

de osteosíntesis representadas en las encuestas son cuatro: tornillos canulados, clavos

cefalomedulares, tornillo placa deslizante y otros. Las opciones para las artroplastias

ofrecidas fueron tres: unipolar, bipolar, total. Para este último grupo, también se detalla el

uso de cemento con antibióticos o sin ellos. En ambos grupos, se discrimina el origen del

implante, nacional o importado, y el empleo o no de drenaje posoperatorio. (Garabano,

G., Cubecino, A., Simesen de Bielke, H., Robador, N., Olivetto, J. M., Sierto, M., &

Gamarra, D. (2020). Epidemiología de la fractura de cadera en la Argentina. Revista de la

Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología, 85(4), 437-446.)

Todas estas fracturas y sus variantes exigen una gran variedad de opciones terapéuticas

que van desde medidas conservadoras hasta la cirugía con todas sus variantes. En función

del trazo de fractura, existe la posibilidad de tratar a las fracturas de cuello mediante

osteosíntesis (paciente joven y fractura no desplazada) o artroplastias (paciente anciano o

fractura desplazada), ya sean parciales o totales según el caso y las preferencias, mientras

que para las fracturas extracapsulares pueden realizarse osteosíntesis intramedulares con
diversos modelos de clavos rígidos o elásticos u osteosíntesis extramedulares con clavos-

placas o placas (Vara Blanco, J. (2020). Estudio descriptivo epidemiológico de la fractura

de cadera en el hospital universitario Rio Hortega.)

El objetivo del tratamiento quirúrgico es la fijación estable y fuerte de los fragmentos de

la fractura. Kaufer, Matthews, Sonstegard han enumerado las siguientes variables como

aquellas que determinan la resistencia de la unón implante-fractura: 1) calidad de hueso,

2) geometría de los fragmentos, 3) reducción, 4) diseño del implante y 5) colocación del

implante.

El cirujano puede controlar solo la calidad de la reducción y la elección del implante, así

como su colocación. (CAMPBELL)

Las fracturas estables se tratan mediante fijación interna tras una reducción anatómica.

Las fracturas inestables pueden tratarse por lo general mediante reducción anatómica con

un dispositivo de fijación deslizante, como un tornillo de compresión de cadera. Estos

sistemas de fijación deslizantes permiten que el fragmento proximal se colapse o siente

sobre el sistema de fijación, buscando una posición de estabilidad, con un desplazamiento

medial de la diáfisis en muchos casos. Los fragmentos posteromediales muy grandes

pueden estabilizarse mediante fijación interfragmentaria a través del orificio más

proximal presente en la placa lateral de un tornillo de compresión de cadera, por lo

general con cierta dificultad. (CAMPBELL)

Para las fracturas femorales intertrocantereas se usan dos tipos principales de sistemas de

fijación interna: tornillos de compresión de cadera deslizantes con placa lateral y sistemas

de fijación intramedular. Los tornillos deslizantes de cadera incluyen los tornillos de

compresión de cadera tradicionales que producen compresión en el plano intertrocantéreo


y placas de compresión que producen una compresión axial adicional. Los sistemas

intramedulares consisten en clavos cefalomedulares con dos tornillos (clavos de tipo

Recon) o tornillos de compresión (como el clavo gamma o el tornillo de cadera

intramedular). El clavo intramedular con tornillo de compresión puede ser corto y acabar

en la región diafisiaria del fémur o largo hasta la región supracondilea. (CAMPBELL)

Basado en la bibliografía disponible, los autores consideran que el tronillo deslizante de cadera

es el implante de elección en la mayoría de las fracturas intertrocantéreas. El uso de cierre de alta

puede ser apropiado en pacientes con grave osteopenia de la cabeza femoral, aunque en estos

pacientes también hay que considerar el aumento con metilmetacrilato. El uso de un tornillo

intramedular de cadera debe ser indicado en pacientes que tienen fracturas intertrocantéreas con

extensión subtrocantérea. (ROCKWOOD)

Para conseguir que el tratamiento de las fracturas trocantereas tenga éxito se requiere una

osteosíntesis mecánicamente estable basada en el uso adecuado de los implantes y de la

instrumentación. La fijación interna de estas fracturas ha avanzado mucho en décadas recientes y

la aplicación de los diferentes conceptos generales que conciernen a esta fijación proporciona

buenos resultados si se realiza correctamente. El DHS (tornillo dinámico de cadera) es el

implante de elección para las fracturas estables. (MULLER)

En fracturas de cuello de fémur inestables y desplazadas, el tratamiento de elección depende

fundamentalmente del estado general y las condiciones biológicas del paciente. Un algoritmo

razonable de tratamiento debe considerar la edad y el nivel de actividad, la densidad ósea, las

enfermedades adicionales, las expectativas de vida y la posibilidad de colaboración del paciente.

Los pacientes menores de 65 años sin enfermedad crónica deben tratarse con reducción abierta y

fijación interna urgente, siempre que estén clínicamente estables. En los pacientes de 75 a 80
años debe realizarse una artroplastia. La fijación interna es el tratamiento de elección para los

pacientes con demanda funcional alta y buena densidad ósea. En aquellos pacientes con

demandas funcionales bajas, enfermedades crónicas, osteoporosis grave o que se prevé que no

van a colaborar, debe indicarse una artroplastia bipolar o total. Los pacientes de cualquier edad

con enfermedades crónicas graves o expectativa media de vida limitada deben tratarse con una

prótesis cementada. Con una expectativa media de vida menor a 1 año puede utilizarse una

prótesis cefálica unipolar. (MULLER)

2.3. Definiciones conceptuales

2.3.1. Adulto mayor: persona de 60 años de edad o más (INEI, 2019).

2.3.2. Antecedente patológico: padecimiento que el paciente tuvo previamente a la patología

actual (Guzmán, 2017).

2.3.3. Artroplastia parcial: consiste en la sustitución de la cabeza femoral por una prótesis (The

health investigators, 2019).

2.3.4. Artroplastia total: Contempla el remplazo tanto de la cabeza femoral como del acetábulo

por prótesis (The health investigators, 2019).

2.3.5. Caída: evento involuntario que precipita a la persona a un nivel inferior o al suelo

(Hernández, Castillo, y Cedeño, 2014).

2.3.6. Fractura basicervical: fractura intracapsular que está localizada en la unión del cuello

con el macizo trocantéreo (Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, 2007).

2.3.7. Fractura intertrocantérica: es aquella que se produce a nivel del fémur proximal, que

llega a afectar tanto el trocánter mayor como al trocánter menor (Nasiri, 2018). 24

2.3.8. Fractura subcapital: fractura intracapsular que se localiza en la unión entre la cabeza y el

cuello (Marco, 2015).


2.3.9. Fractura subtracantérica: es una fractura femoral proximal que se produce por debajo de

la región de intertrocantérica y 5 cm debajo del trocánter menor del fémur (Marco, 2015).

2.3.10. Fractura transcervical: fractura intracapsular que está ubicada en la zona central del

cuello femoral (Marco, 2015).

2.3.11. Género: conjunto de seres que cuentan con uno o más caracteres comunes (Real

Academia Española, 2019).

2.3.12. Lugar de ocurrencia: espacio físico en el que aconteció la lesión (Instituto Nacional de

Estadística y Geografía, 2019).

2.3.13. Mecanismo de lesión: proceso físico por una acción específica responsable de la lesión

(Acero, 2013).

2.3.14. Mecanismo de alta energía: es el intercambio de una considerable cantidad de energía

entre dos cuerpos durante un evento accidental, teniendo repercusión contra el objeto, el sujeto y

sus órganos (Cuacuas, Escobar, Torres, & Hernández, 2008).

2.3.15. Osteoporosis: es una enfermedad en la que se observa pérdida de tejido óseo (Delgado,

et al., 2013).

2.3.16. Rango de edad: es el intervalo de años en el que se encuentra la edad (Premiere Actors,

2018).

2.3.17. Tiempo pre operatorio: tiempo antes de la cirugía (Enfermería quirurgica, 2012).

2.3.18. Trazo de fractura: es el patrón físico que sigue la rotura (MBA surgical empowerment).

2.3.19. Tratamiento quirúrgico: Mediante la cirugía tiene la finalidad de curar una enfermedad

(RAE, 2020). 25

2.3.20. Trocánter: es la proyección ósea del fémur en el que los músculos principales de la

cadera están insertados (Nasiri, 2018).

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