Está en la página 1de 5

El entretenimiento en Japón se remonta a cosas culturalmente tradicionales, como lo son

ceremonias, bailes o canticos, siendo que su desarrollo de la representación de historias


predomina de 1603 a 1868 (periodo conocido como la época Edo), tratando temas cotidianos de
las comunidades y poblados diversos. Más tarde llega el periodo Maji (1868 - 1912), durante el
cual, comenzaba a manejarse la técnica Utushi-e, que contaba con la utilización de diapositivas y
piezas de madera con el fin de proyectar el movimiento de diversas figuras (Dondé, 2020).

La animación llega a japón junto con el cine convencional, en los cuales, se señala la perspectiva
cotidiana, el retrato significativo de la propaganda y la actividad bélica del país. A partir de
productos visuales occidentales, como Humorous Phases of Funny face y Fantasmagorie, se
generó la inspiración para el comienzo de los primeros clips animados japoneses. (ZEPfilms, 2021)

La primera animación de la que se tiene registro fue Katsudō Shashin, un fragmento de entre tres
y cuatro segundos donde se mostraba un marino escribiendo el título y saludando. Sin embargo,
en 1917, se exponen los metrajes que son considerados como los que cimentaron las bases,
fueron Imokawa Mukuzo Genkanban no maki (Oten Shimokawa), Saru Kani gassen (Seitaro
Kitayama) y Hanawa Hekonai Shinto no maki (Sumikazu Kouchi).

Comienza a desarrollarse la combinación y adaptación de técnicas y temáticas occidentales a un


ámbito oriental que resultaría en un estilo propio, trayendo propuestas con temáticas en base a
melodramas cotidianos, violencia e inclusive, tocando el contraste de pensamientos tradicionales
y modernos (ZEPfilms, 2020), englobando también lo fantasioso y extravagante que puede ser el
estilo japón.

Uno de los nombres que más resuenan en la animación japonesa es Kenzo Masaoka, ya que
gracias a su privilegio social tuvo la oportunidad de experimentar sin mayores límites económicos
en desarrollo de la animación, trayendo la primer película japonesa sonora Chikara to onna no yo
no naka (1932). Desde sus inicios, la animación japonesa tuvo una fuerte influencia del contexto
social, Por lo que se le relacionaba casi de forma directa con problemáticas político-sociales que
pretendían dar a conocer de una forma simplificada para diferentes comunidades.

Este experto se restableció con la llegada de la guerra, la cual abarca temáticas mucho más serias,
Sin embargo, eran abordadas de forma más propagandística. Posteriormente, Mitsuyo Seo, es
reconocido por sus animaciones de propaganda al inicio de la segunda guerra mundial en la que
involucraba caracteres o figuras populares de la cultura japonesa:

“En Japón, Seo Mitsuyo, con un equipo de cinco personas, realiza Momotaro no
umiwashi153 (1942), una producción de 37 minutos y con fuerte carácter
propagandístico. Su protagonista era Momotaro, personaje principal de uno de los
cuentos más tradicionales de Japón, quien luchaba contra una flota enemiga.” (García,
2015 p66)

Seitarō Kitayama, fue uno de los animadores más experimentados en el aspecto técnico, siendo
que gracias a sus conocimientos fundó el primer estudio exclusivo de animación en el país y siendo
mentor de Sanae Yamamoto, quien se enfocó en el desarrollo de animaciones de temática social,
lo que daría pie a la serie de metrajes que la secretaría de educación solicitó que realizara
(ZEPfilms, 2021). Como es común, en este lado del mundo llegó a utilizarse la animación como
herramienta educativa, no obstante, esta forma de uso se abarcaba más como un punto
secundario que como propósito principal, ya después se comenzaría a desarrollar este ámbito de
manera frecuente.

Por otro lado, la censura era el tema que predominaba sobre la animación, ya que la principal
fuente de financiación era el gobierno japonés, el cual prohibía todo lo que fuera en su contra
(Dondé, 2020). A partir de esto, fue que animadores comenzaron con la formación de grandes
compañías que buscaban colaboración para sustentar de forma autónoma sus propios filmes:

“Después de la guerra, se consolidó la animación japonesa y se estableció un gran


estudio: Shin Nihon Doga en 1947 dirigido por Kenzo Masaoka; después se convirtió en
Toei Doga. En 1950 se desarrollaron también otros animadores como Tadahito
Moshinaga, Ryuichi Yokoyama y Noburo Ofuji.” (García, 2015, p 67)

Después del comienzo de la industrialización del anime a través de estos estudios, la libertad con
la que los animadores se expresaban comenzó a ampliarse, dando como resultado la aparición de
obras más complejas y maduras que llegarían a tener polémica social. No obstante, la osadía de
temáticas, en ese tiempo consideradas inmorales, sí tenían mayores restricciones.

Por su parte, Hakuzan Kimura, quien hasta ese momento realizaba fiches de películas, fue quien
dio el mayor paso al realizar el primer filme erótico de su país: Suzumi Bune en 1932 (ZEPfilms,
2021), una cinta que fue confiscada sin terminar su realización y llevando a Kimura preso por
inmoralidad. Pese a esto, es planteado como el precedente que abriría paso al manejo de
elementos de carácter adulto qué se vendrían manejando en entregas posteriores e incluso
actuales.

Otra figura importante fue Osamu tezuka, un animador que, influenciado por la animación
occidental recién llegada a su país, se caracterizó por desarrollar una nueva estructura en las
historias dentro de los mangas, ya no siendo auto conclusivas, sino con una mayor complejidad y
extensión. este recurso fue altamente reconocido ya que tal complejidad fue llevada casi de
inmediato al anime (Dondé, 2020).

Gracias a los avances por parte de Tezuka y Toei doga (estudio de animación), a partir de las
décadas de los 60’s y 70´s, el anime comenzó a tener un impacto a nivel global, con entregas
como: Heidi o Mazinger Z. Una característica importante que se notaba en estas entregas es la
escasez en la temática de la guerra, pues al término de esta las historias desarrolladas empezaron
a ir en diferentes direcciones.

No es posible hablar de la animación japonesa sin llegar al icónico Hayao Miyasaki. Reconocido a
nivel internacional, sentó bases en animes populares y trabajó en empresas como Toei y TMS.
Junto con Isao Takahata y Toshio Suziki, fundaron en 1985 el Studio Ghibli, cuyas películas,
llegaban a retratar conflictos culturales, sociales y bélicos planteados desde las perspectivas más
humanas y sensibles, ya sea en un ámbito principal o secundario, dejando clásicos como: La tumba
de las luciérnagas (1988), Pompoko (1994), La Princesa Mononoke (1997), El increíble castillo
vagabundo (2004), La colina de las amapolas (2011), y la ganadora del Oscar, El viaje de Chihiro
(2001). Sin embargo, ya había mostrado preocupaciones por temas ecológicos y su impacto en
relación con el ser humano en entregas como Kaze no Tani no Naushika en 1984 (ZEPfilms, 2021).
También existieron directores que, aunque con menor reconocimiento, abarcaron historias más
oscuras y maduras que mostraban la realidad de forma más directa, Satoshi Kon, proporcionó
entregas con violencia y temas subidos de tono en films como Perfect Blue (1997) y Paprika (2006),
dejando una fuerte influencia que definiría un género. Otro director considerado maestro del
anime moderno es Makoto Shinkai, quien fue comparado con Ghibli por algunas técnicas y
elementos usados en sus producciones, pero logrando desarrollar un estilo propio con el que
desarrollo la película Your Name en 2016 (ZEPfilms, 2021).

Las historias que el anime actualmente maneja tienden a ser más alejadas del ámbito bélico, pero
sigue adoptando temas de interés social y cultural en una diversificación monumental de
temáticas.

Empezando a plantear el anime desde el aspecto comercial, aunque la exportación del anime
estuvo presente desde la guerra, es casi incoherente pensar que esta técnica se emplearía
únicamente hacia un género o un solo público, ya que, el éxito comercial de la animación japonesa
se encuentra entre los grupos de consumidores que están relacionados entre sí.

La cultura “también está vinculada con el mercado y la globalización digital imperante en los
tiempos actuales, por lo tanto, se relaciona con las industrias culturales, los medios de
comunicación masiva y los productos culturales (en este caso, anime y manga)”. (Meo, A. 2015, p
360)

Por lo general, una comunidad específica gusta de un género en concreto, pero no es el único
género que consume, Esto nos lleva a otra comunidad que consume de forma más activa este
segundo género, pero nuevamente, no es el único género que esta segunda comunidad consume.
Estas comunidades varían en edad, sexo o hasta contextos social, por lo que, definitivamente,
sería una gran pérdida comercial para Japón el realizar productos exclusivamente para una
comunidad concreta.

Biografía

ZEPfilms. (2021, 14 octubre). La historia del ANIME (animación japonesa). YouTube.


https://www.youtube.com/watch?v=syzsxkI44eE

Dondé, E. (2020, 7 octubre). La Historia de la Animación Japonesa. IndustriaAnimacion.com.


https://www.industriaanimacion.com/2020/06/la-historia-de-la-animacion-japonesa/

García, Y. (2015). Universidad Panamericana, Revisión histórica y recopilación de cortometrajes de


animación producidos en México (1917-2014).

ZEPfilms. (2020b, abril 2). La historia del cine japonés. YouTube.


https://www.youtube.com/watch?v=qW1LEG_ehws

Meo, A. (2015). Vol.1, N° 45, Revista Especializada en Periodismo y Comunicación, Animación


japonesa. Industrias culturales, medios masivos de comunicación y productos de cultura pop
nipona, [pp 358-372]
El pensamiento social es muy complejo de analizar, por lo que hablar del estigma y estereotipos
que hay alrededor de la animación y el público que la consume no sería más que simplemente
señalar el problema, es decir, que pese abarcar fuertemente en el pensamiento casi llevándolo a
una ideología, no nos permite proporcionar una solución directa.

No obstante, como una forma de combatir, o en el mejor de los casos, aportar a una próxima
solución, es dar a conocer la importancia y factores que caracterizan a la animación, para poder
comprender su origen, evolución y aplicación dentro de la industria cinematográfica y así
acercarnos al verdadero valor e influencia que tiene en la sociedad.

El enfoque que la animación ha manejado desde sus inicios no ha sido uno en particular, y si bien
se han realizado producciones que tienen por objetivo entretener a toda la familia, existen
también otras con públicos más concretos. Es decir, pese a que algunas de las compañías icónicas
de la animación, como Disney, realizan filmes dirigidos al público en general (Blanca nieves y los
siete enanos de 1937 o El rey león de 1994), también hay compañías como Warner Brothers cuyas
obras animadas tienen un contenido más serio y maduro. (QUÉ PEDO CON LOS LOONEY TOONS)

La evolución y transformación de la animación

Diferencias técnicas y culturales entre estilos de animación

La animación NO ES UN GENERO INFANTIL, es una técnica con diferentes estilos que es utilizada
como herramienta para contar historias para cualquier tipo de espectador.

Los recursos del cine son infinitos, y la animación no es la excepción. Algunas películas son
animadas al cien por ciento y realizadas por computadora en su totalidad, pero otras incorporan
esta técnica dentro de las historias.

La trayectoria de la animación comenzó con fines prácticos de objetivos sociopolíticos, los cuales,
pasaron por diferentes dificultades, desde la falta de recursos hasta la censura, haciendo que en
cada parte del mundo se desarrollaran diversas técnicas, tecnologías e incluso subgéneros.
Históricamente hablando, no existen registros o declaraciones donde se proclame la animación
como una técnica exclusiva de entretenimiento infantil, por el contrario,

Las más antiguas prácticas de animación fueron implementadas y distribuidas con fines políticos

También podría gustarte