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Montaner, define corrientes que de alguna manera son las que de mejor manera
reflejan la dirección de la arquitectura de la segunda mitad del siglo XX. Por un lado,
esta el “revival historicista y vernacular”, la posmodernidad que se caracteriza por
recuperar los canones clásicos de la composición arquitectónica reinterpretándolos,
así mismo existen ejemplos en los cuales se exageran los elementos como columnas
remates, frontones, frisos y cornisas recuperando su sentido ornamental pero
construidos de materiales contemporáneos, en algunos casos esta reinterpretación
clasicista logro ser “la opción” y podríamos ubicar dentro de esta corriente a Ricardo
Bofil, Robert Venturi o Michael Graves, pero algo curioso es que siempre que se
busca redireccionar a la arquitectura se recurre a la arquitectura clasica ¿Sera esta la
verdad absoluta, a la que se debe recurrir para solo obtener buena arquitectura?,
¿Qué tan estrictos debemos ser, al reinterpretarla?.
Existe de igual manera, otra forma de diseñar el espacio arquitectónico que gente
como Aldo Rossi, Alvaro Siza, o Rafael Moneo, utilizan como recurso y es la forma en
que se enseña, en la mayoría de los casos, a los alumnos de arquitectura de la UAM
a diseñar, esto es el “contextualismo” que es una arquitectura que se adecua tanto al
sitio donde es construida, como a la arquitectura circundante, es aquella que respeta
su entorno, que no atenta formalmente y que además esta en la constante búsqueda
de mimetizarse, casi confundirse con la demás arquitectura, tratando en la mayoría de
los casos pasar desapercibida. Esta opción representa también, una reinterpretación
de la historia y la arquitectura del lugar, para conformar la “nueva arquitectura”.
Y dentro del desarrollo histórico de todas ellas existe una postura equivalente en
nuestro país, la cual se ha valido de los movimientos, estilos y corrientes, para
expresar lo propio con un sello distintivo. En primer lugar Ochoa, plantea una
arquitectura de continuidad, que en una primera etapa exponen Augusto H. Álvarez,
García Formenti y Alejandro Zohn, los cuales son un claro reflejo de lo que el
funcionalismo de los años cincuenta en México heredaba, con estos volúmenes puros,
lo funcional antecediendo a la forma, pero con ese toque distintivo de Zohn por
ejemplo que en sus obras mas de finales de siglo representaba, un juego
precisamente de estos volúmenes puristas que reflejaban una búsqueda expresiva
distinta, al igual que Augusto H. Álvarez quien en esa practica constructiva
encaminada a la producción de edificios de oficinas deja de lado la caja de cristal para
incluir taludes y triples alturas a los edificios generando “ambientes” al interior del
volumen que en un principio solo manifestaba su función.
Por otra parte, existe otra corriente la cual se define como arquitectura de búsqueda
en la cual expone Teodoro González de León, Abraham Zabludosky y Francisco
Serrano, los cuales han desarrollado obra tanto en conjunto como por separado pero
siempre con la misma expresividad, se valen precisamente de esa búsqueda, para
abstraer formalmente de la arquitectura prehispánica en México su masividad y su
majestuosidad, buscando igualarla en materiales con la inclusión de una variación del
concreto y en expresión formal con la monumentalidad de sus edificios, que se
muestran fuera de escala, enmarcando accesos y creando plazas como se hacia en
los conjuntos prehispánicos, es por esta razón que esta arquitectura es la imagen aun
de la arquitectura contemporánea mexicana, gracias a que esta basada en algo que
es en esencia nuestro.
Por ultimo una arquitectura de ruptura, como la que desarrolla Pascal Arquitectos,
Gorgstein Arquitectos, entre muchos otros. La cual hace uso de esa posmodernidad
arquitectónica que mencionaba en la postura internacional la cual regresa al
clasicismo en cierta forma y que se vale tambien del eclecticismo contemporaneo para
lograr insertarse en la escena arquitectónica como una “nueva arquitectura”, la cual
muchas veces responde a los intereses del cliente.
Por otro lado Ochoa, propone una postura mas que es la de la “arquitectura de
contradicción” la cual es la de mayor presencia en nuestro país, que es una
arquitectura “sin sentido”, que se construye como el cliente decide y que responde en
muchas de las ocasiones a intereses puramente comerciales. Sin embargo se vale de
la ignorancia del usuario para su inclusión en la ciudad, es decir, que para la mayoría
cualquier cosa es arquitectura. Esta arquitectura es un pésimo eclecticismo que
termina tomando lo peor de todas partes, que al final pretende ser solucionado al
interior sin jamás lograrlo. Es arquitectura que puede llegar a contaminar a un buen
arquitecto o en su defecto utilizar al peor de ellos para su materialización.
Entonces, ¿Cual es el rumbo que deberia tomar la “nueva arquitectura”?, es cierto que
la solución a muchos de nuestros males esta en la reinterpretación de lo que la
historia de la arquitectura plantea, siempre y cuando sea una reinterpretación y no un
vil copismo, también es cierto que en la mayoría de los casos para romper con lo
establecido hay que estar concientes de nuestro pasado, pero si ya se tiene esto ¿que
sigue?, además el contextualismo es la forma de identificarse con el lugar, la gente y
la arquitectura, de donde se plantea un nuevo proyecto, sin embargo, el
deconstructivismo, es una opción de una nueva forma de expresión tanto gráfica como
formal para la materialización de la nueva arquitectura, por lo menos en nuestro país
donde esta arquitectura pareciera totalmente ajena, se debe partir de lo que existe
para después romperlo, en esta búsqueda, la opción no es utilizar nuevas tecnologías
sino recurrir a los materiales que ya antes se utilizaban adobe y piedra. En Colombia
existe una nueva expresión formal, a través de la utilización del Bambú, En Chile un
grupo llamado Sur Tierra redescubre la materialización de arquitectura sustentable
con tierra, no veo porque en México no se pueda hacer nueva arquitectura, que
respete al medio ambiente, que rompa con lo establecido, y que además sea
sustentable. Sin embargo, en primera instancia si se desea conservar una identidad,
lo primero es oponerse a la globalización que pretende la unificación de la economía
mas que del pensamiento y la cultura. Por lo tanto, la nueva arquitectura, es aquella
que responde a los intereses que mejor la paguen y no a la satisfacción, del individuo
que va a habitarla.
Bibliografía
Adria Michael; “Lo mejor del siglo XX y XXI”, Editorial RM+Arquine, México,
2004 y 2007