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El MISTERIO DE LA ABDICACIÓN DEL ZAR

Sin duda la fecha más importante de la historia


moderna es el 15/2 de marzo de 1917, fecha de la
abdicación del zar Nicolás II. Sin embargo, todavía el
significado místico de este suceso es poco comprendido,
incluso por los ortodoxos. Y, sin embargo, debemos
intentar comprenderlo; de lo contrario, la historia del siglo
pasado seguirá siendo, en palabras de Macbeth, "un
cuento narrado por un idiota, lleno de ruido y de furia,
que no tiene ningún sentido..."

El significado del misterio se contiene en tres visiones


llenas de Gracia.

La primera tuvo lugar el mismo día de la abdicación


del Zar, cuando la Madre de Dios se apareció a la
campesina Eudocia Adrianovna y le dijo: “Ve al pueblo de
Kolomenskoye; Allí encontrarás un gran ícono grande
negro. Tómalo y embellecélo, y permite que la gente rece
frente a él." Eudocia encontró el icono a las 3 en punto, la
hora precisa de la abdicación. "Por si solo, de milagro
recuperó su esplendor y se reveló como el icono 'Reinante'
de la Madre de Dios, el mismo que había guiado a los
ejércitos rusos a la guerra contra Napoleón. En él se la
representaba sentada en un trono real vestida con una
túnica roja oscura y portando el orbe y el cetro de los zares
ortodoxos, como para mostrar que el cetro de gobierno de
la tierra rusa había pasado de los gobernantes terrenales a
la Reina del Cielo. …1

1
También se ha comentado que durante el asedio del Kremlin a Moscú en octubre de 1917, la
Madre de Dios ordenó que el icono "Reinante" fuera llevado en procesión siete veces
alrededor del Kremlin, y que luego sería salvado. f However, it was taken round only once…
(Monk Epiphany (Chernov), Tserkov’ Katakombnaia na Zemle Rossijskoj (The Catacomb Church
in the Russian Land), Old Woking, 1980 (MS),
http://www.vs-radoste.narod.ru/photoalbum09.html)
Es así que, la Autocracia Ortodoxa, simbolizada por el
orbe y el cetro, no se había destruido, sino que, de alguna
forma, se mantiene "a salvo" por la Reina del Cielo, hasta
que a la tierra se considerase de nuevo como digna de
esta..."2

En el mismo año se le dio una segunda visión al santo


metropolita Macario de Moscú, quien fue el único en la
jerarquía de la Iglesia que se negó a aceptar el Gobierno
Provisional debido a su juramento de lealtad al Zar, causa
por la cual se le removió de su sede: "Vi un campo. La
Salvador estaba caminando por un camino. Fui tras él
llorando,

"'¡Señor, te estoy siguiendo!'

"Finalmente nos acercamos a un inmenso arco


adornado de estrellas. En el umbral del arco, el Salvador
se volvió hacia mí y dijo de nuevo:

"¡Sígueme!"

Y entró en un jardín maravilloso, y yo me quedé en el


umbral y desperté. Pronto volví a quedarme dormido y
me vi de pie en el mismo arco, y junto al Salvador estaba
el Zar Nicolás. El Salvador dijo al Zar:

" 'Ved en Mis manos dos copas: una amarga para tu


pueblo y otra dulce para ti.'

"El zar cayó de rodillas y durante mucho tiempo le


suplicó al Señor que le permitiese beber la copa amarga
2
Sin embargo, se discuten tanto los sucesos que rodean la aparición del icono como su
interpretación teológica. See M. Babkin, “2 (15) marta 1917 g.: iavlenie ikony ‘Derzhavnoj’ i
otrechenie ot prestola imperatora Nikolaia II” (March 2/15, 1917: the appearance of the
“Reigning’ icon and Emperor Nicholas II’s abdication from the throne), Posev, March, 2009,
pp. 21-24.
junto con su pueblo. El Señor se resistió a concedésela por
un largo tiempo, pero el zar suplicó con insistencia.
Entonces, el Salvador sacó del cáliz amargo una gran
brasa ardiente y se la colocó al Zar en la palma de la
mano. El Zar comenzó a mover la brasa de una mano a
otra y al mismo tiempo su cuerpo comenzó a iluminarse,
hasta que se volvió completamente brillante, semejante al
de un espíritu radiante. En ese momento volví a despertar.

Al quedarme dormido nuevamente, vi un inmenso


campo cubierto de flores. En medio del campo estaba el
Zar, rodeado por una multitud de personas, y con sus
manos distribuía maná entre ellos. Una voz invisible dijo
en ese momento:

"'El Zar ha tomado la culpa del pueblo ruso sobre sí


mismo, y el pueblo ruso es perdonado.'"

Pero, ¿cómo podría mediante el Zar ser perdonado el


pueblo ruso? A.Ya." Yakovitsky expresó el siguiente
pensamiento: El objetivo del Gobierno Provisional era
celebrar elecciones para establecer una Asamblea
Constituyente, que finalmente habría rechazado el
principio monárquico. Pero esto también habría traído un
anatema - el del Zemsky Sobor de 1613 - sobre toda la
Rusia, ya que el anatema invocaba una maldición sobre la
tierra rusa si alguna vez rechazaba al zar Miguel Románov
y a sus sucesores. La visión del metropolitano Macario
demuestra que a través de su martirica paciencia el Zar
obtuvo del Señor que no se realizase la Asamblea
Constituyente. Además, su distribución del maná al
pueblo es un símbolo de la distribución de los Santos
Dones de la Eucaristía. Así, la jerarquía eclesiástica,
aunque vaciló en su lealtad en 1917, no rechazó finalmente
el monarquismo, por lo que no quedó bajo anatema y
pudo seguir alimentando espiritualmente al pueblo. De
esta manera el Zar salvó y redimió a su pueblo.

Volviendo al icono reinante, Yakovitsky escribe: “A


través de innumerables sufrimientos, sangre y lágrimas, y
después del arrepentimiento, el pueblo ruso será
perdonado y el poder real, preservado por la propia Reina
del Cielo, sin duda será devuelto a Rusia. De lo contrario,
¿por qué la Santísima Madre de Dios habría conservado
este Poder?”3

“Es imposible estar en desacuerdo con esto. El pecado


cometido sólo puede ser purificado con sangre. Pero para
que surgiera la misma posibilidad de redención, algún otro
pueblo tuvo que recibir el poder sobre el pueblo que había
pecado, asi como Nabucodonosor recibió este poder sobre
el pueblo judío (así como lo atestiguó el profeta Jeremías),
o Baty sobre el pueblo ruso (el primero en hacer mención
de esto tras la devastación fue el concilio de obispos de la
metrópolia de Kiev)… De lo contrario, los sufrimientos
causados por el derramamiento de sangre fraternal sólo
profundizarían la ira de Dios…”4

De modo que la redención podría darse al pueblo ruso


sólo si expiaba su pecado mediante los sufrimientos del
martirio y el arrepentimiento, y siempre que no rechazara
en principio a la autocracia ortodoxa. El Zar sentó las bases
para esta redención mediante su súplica ante el trono del
Todopoderoso. Los Nuevos Mártires construyeron sobre
esta base a través de sus martiricos sufrimientos.

Y aún así, la redención, revelada en la restauración de


la Autocracia Ortodoxa, aún no ha llegado. Y esto se debe

3
Yakovitsky, in S. Fomin (ed.), Rossia pered Vtorym Prishestviem (Rusia antes de la Segunda
Venida), Moscú, 2003, p. 235.
4
Yakovitsky, “Sergianstvo: mif ili real’nost’”, Vernost’ (Fidelity), N 100, January, 2008.
a que el tercer elemento, el arrepentimiento de todo el
pueblo, aún no ha tenido lugar.

Una tercera visión en el mismo fatídico año de 1917 se


le dió a "una niña piadosa". El anciano Nectario de
Optina la interpretó de la siguiente manera: "Ahora su
Majestad no es dueño de sí mismo, está sufriendo tal
humillación por sus errores. 1918 será aún peor. Su
Majestad y toda su familia serán asesinados y torturados.
Una niña piadosa tuvo una visión: Jesucristo estaba
sentado en un trono, mientras a su alrededor estaban los
doce apóstoles, y terribles tormentos y gemidos resonaban
desde la tierra. Y el apóstol Pedro le preguntó a Cristo:

"'Oh Señor, ¿cuándo cesarán estos tormentos?'

"Y Jesucristo respondió: Se los daré hasta 1922" Si la


gente no se arrepiente, si no entra en razón, entonces
todos perecerán de esta manera.'

"Entonces, ante el trono de Dios, estaba nuestro Zar con


la corona de un gran mártir. Sí, este Zar será un gran
mártir. Recientemente, ha redimido su vida, y si la gente
no vuelve a Dios, entonces no sólo Rusia, sino toda
Europa colapsará..."5

Para obtener una mayor comprensión de este misterio,


volvamos a examinar más de cerca la abdicación en sí
misma, comenzando con la pregunta: ¿Por qué el Zar
aceptó abdicar?

5
I. Kontsevich, Optina Pustyn’ i ee Vremia (Optina Desert and its Time), Jordanville, N.Y.: Holy
Trinity Monastery, 1977.
Yana Sedova retrocede a la crisis que con similitud tuvo
lugar durante la revolución abortada de 1905. “Su
Majestad mismo explicó la razón de su decisión. Escribió
que tuvo que elegir entre dos caminos: la dictadura o una
constitución. Una dictadura, en sus palabras, le daría un
breve “respiro”, después del cual “nuevamente tendría
que actuar por la fuerza dentro de unos meses; pero esto
costaría ríos de sangre y al final llevaría inexorablemente a
la situación actual, es decir, el poder de la autoridad
habría manifestado, pero el resultado seguiría siendo el
mismo y no se podrían lograr reformas en el futuro”. "Con
el fin de escapar de este círculo cerrado, su Majestad
prefirió otorgar una constitución con la cual no
simpatizaba."

“Estas palabras sobre un ‘respiro’ después del cual


tendría que volver a actuar por la fuerza tal vez podrían
haberse aplicado ahora [en 1917]. "Dada la soledad en la
que se encontraba su Majestad en 1917, la supresión de la
revolución habría sido la cura, no de la enfermedad, sino
de sus síntomas, una anestesia temporal, y además, por
muy poco tiempo."6

Era muy capaz el zar de enviar tropas para reprimir la


revolución por la fuerza. De hecho, lo ordenó sólo unos
días antes de su abdicación. Y habría estado justificado en
actuar de esta manera para defender el trono, el orden y el
principio monárquico en su conjunto. Pero ahora veía
cuánto odio había contra él mismo y creía que la
revolución de febrero sólo estaba dirigida personalmente
contra él. No quería derramar la sangre de sus súbditos
para defender, no tantona su trono, sino a él mismo en el
trono… 7
6
Sedova, “Pochemu Gosudar’ ne mog ne otrech’sa?” (Why his Majesty could not avoid
abdication), Nasha Strana, March 6, 2010, N 2887, p. 2.
7
Sedova, “Ataka na Gosudaria Sprava” (Un ataque de Su Majestad desde la Derecha), Nasha
Strana, September 5, 2009.
Además, al negarse a defenderse personalmente, el Zar
estaba demostrando lo que es realmente la autocracia
ortodoxa y en qué se diferencia de una tiranía absolutista,
por un lado, y de una monarquía constitucional, por el
otro. El tirano mata a sus propios súbditos para defender
su gobierno personal; el monarca constitucional permite
que sus súbditos lo gobiernen. El zar Nicolás rechazó
ambos caminos. El rechazó tanto el constitucionalismo
que la Duma y los liberales en general querían imponerle.
Y rechazó la tiranía que le impondría a sus súbditos de
manera involuntaria un gobierno por la fuerza.

Los constitucionalistas rusos exigieron del Zar Nicolás


que les diera un gobierno “responsable”; es decir, un
gobierno completamente bajo su control. Pero el reinado
del Zar Nicolás le era ya responsable en el grado más alto
a Dios. Porque esta es la diferencia fundamental entre el
autócrata ortodoxo y el monarca constitucional, ya que el
autócrata realmente gobierna a su pueblo, mientras que el
monarca constitucional "reina, pero no gobierna", al decir
de Adolfo Thiers. El primero es responsable únicamente
ante Dios, pero el segundo, incluso si afirma gobernar
“por la Gracia de Dios” y recibe una coronación de la
Iglesia, es de hecho esclavo del pueblo y cumple su
voluntad en lugar de la de Dios. Como escribe San Juan
Maximovich, “los soberanos rusos nunca fueron zares por
la voluntad del pueblo, sino que siempre fueron
autócratas por la Misericordia de Dios. Eran soberanos de
acuerdo con la dispensación de Dios, y no según la
voluntad de la 'multaturba' del hombre”.8 Y es así que
tenemos tres tipos de rey: el autócrata ortodoxo, que se
esfuerza por cumplir únicamente la voluntad de Dios y es
8
St. John Maximovich, Proiskhozhdenie Zakona o Prestolonasledii v Rossii (The Origin of the Law
of Succession in Russia), quoted in “Nasledstvennost’ ili Vybory?” (“Heredity or Elections?”),
Svecha Pokaiania (Candle of Repentance), N 4, February, 2000, p. 12. La palabra "multaturba"
fue usada por el Zar Iván el Terrible en su correspondencia con Kurbsky.
responsable únicamente ante Él, estando limitado
únicamente por la Fe y la Tradición del pueblo
representada por la Iglesia Ortodoxa; el monarca absoluto,
como el francés Luis XIV o el inglés Enrique VIII, que sólo
cumple su propia voluntad, no es responsable ante nadie
y no está limitado por nada ni nadie; y el monarca
constitucional, que cumple la voluntad del pueblo y
puede ser ignorado o depuesto por el mismo cuando le
parezca.

La monarquía por la gracia de Dios y la monarquía por


la voluntad del pueblo son principios incompatibles. El
primer rey designado por Dios en el Antiguo Testamento,
Saúl, cayó porque intentó combinarlos; escuchó al pueblo,
no a Dios. Cuando perdonó a Agag, el rey de los
amalecitas, en lugar de matarlos a todos, como Dios había
ordenado "porque escuché la voz del pueblo" ( I Reyes
15,20). En otras palabras, abdicó de la autoridad que Dios
le había otorgado y se convirtió en un demócrata,
escuchando al pueblo en lugar de a Dios.

La importancia del reinado del Zar Nicolás II radica en


el hecho de que demostró con sus acciones
verdaderamente cristianas y abnegadas lo que realmente
es un verdadero autócrata ortodoxo, a diferencia de un
déspota absolutista o un monarca constitucional. Este
conocimiento había comenzado a desvanecerse de la
mente del pueblo, y con este desvanecimiento la propia
monarquía se había debilitado. El zar accedió a abdicar
porque creía que el descontento general con su reinado
personal podría mitigarse con su salida personal de escena.
Pero nunca vio en esto la renuncia a la la autocracia misma;
sólo preveía la transferencia del poder de él mismo a otro
miembro de la dinastía: su hijo o su hermano. Pensó que
esto apaciguaría al ejército y, por tanto, aseguraría la
victoria contra Alemania. Al sacrificarse, el Zar restauró la
imagen de la Autocracia en todo su esplendor,
preservando así la posibilidad de su restauración en una
generación futura...

El zar escribió en su diario: “Mi abdicación es necesaria.


Ruzsky transmitió esta conversación al Estado Mayor y
Alexeyev a todos los comandantes en jefe de los frentes.
Las respuestas de todos llegaron a las 2:05.... La cuestión
es que para salvar a Rusia y mantener el ejército en el
frente en paz, hay que dar este paso. Estoy de acuerdo
Desde el Cuartel General enviaron el borrador de un
manifiesto. Por la tarde llegaron de Petrogrado Guchkov y
Shulgin. Discutí y les transmití el manifiesto firmado y
editado. A la una de la madrugada salí de Pskov muy
afectado por todo lo sucedido. Veo a mi alrededor
traición, cobardía y engaño”.

Al comentar estas palabras, el Padre Lev Lebedev


escribe: “¡El zar estaba convencido de que esta traición
estaba dirigida personalmente a él, y no a la Monarquía,
no a Rusia! Los generales estaban sinceramente
convencidos de lo mismo: suponían que al traicionar al
zar no traicionaban a la Monarquía y a la Patria, ¡sino que
incluso servían a estas, al actuar para su bien verdadero!...
Pero la traición y la traición al Ungido de Dios es traición a
todo lo que está encabezado por él. ¡La conciencia
masónica de los generales, ebrios de su supuesto “poder
real” sobre el ejército, no podía elevarse ni siquiera al
nivel de esta simpleverdad espiritual! ¡Y mientras tanto los
traidores ya habían sido traicionados, los engañadores
engañados! Ya al día siguiente, en el 3 de marzo, el general
Alexeyev, habiendo recibido información más detallada
sobre lo que estaba sucediendo en Petrogrado, exclamó:
"Nunca me perdonaré el haber creído en la sinceridad de
algunas personas, que por su consejo envié los telegramas
a los comandantes en jefe por el asunto de la abdicación
del Soberano al trono'... De manera similar, el general
Ruzsky rápidamente "perdió la fe en el nuevo gobierno" y,
como se escribió sobre él, "sufrió grandes tormentos
morales" en relación con su conversación con el Zar y los
días primero y segundo de marzo, "hasta el final de su
vida" (su fin se produjo en octubre de 1918, cuando los
bolcheviques acabaron con Ruzsky en el Cáucaso
septentrional). Pero no debemos dejarnos conmover por
estas "agonías" tardías y esta "recuperación de la visión"
de los generales (y también de algunos de los Grandes
Príncipes). No tenían que poseer información, ni ser
particularmente clarividentes o sabios; simplemente
tenían que ser fieles a su juramento – ¡y nada más!.

“… En aquel momento, en el primero y segundo de


marzo de 1917, la cuestión se planteó de la manera que
sigue ante el Zar, su conciencia y integridad moral : la
revolución en Petrogrado se lleva a cabo bajo banderas
monárquicas: la sociedad, el pueblo (¡Rusia! ) defienden la
preservación del poder zarista, la continuación planificada
de la guerra hasta la victoria, pero esto sólo se ve
obstaculizado por una cosa: la personal desafección
general con Nicolás II, la desconfianza general en su
liderazgo personal, de modo que si él, se marchara ¡Por el
bien y la victoria de Rusia, salvaría tanto a la Patria como a
la Dinastía!

“Convencido, como sus generales, de que todo era así,


Su Majestad, que nunca sufrió de amor al poder (¡podía
ser poderoso, pero no amante del poder!), pasadas las tres
de la tarde del 2 de marzo, En 1917 envió inmediatamente
dos telegramas: a Rodzyanko en Petrogrado y a Alexeyev
en Mogilev. En el primero decía: “No hay sacrificio que yo
no sea capaz de hacer en aras del verdadero bien y de la
salvación de nuestra querida madre Rusia. Estoy, pues,
dispuesto a abdicar la corona en mi hijo, que seguirá a mi
lado hasta llegar a la mayoría de edad, nombrando
regente del reino a mi hermano el gran duque Miguel
Alexandrovich.” El telegrama a los Cuarteles Generales
proclamaba: “En nombre del bien de nuestra
ardorosamente amada Rusia, de su calma y salvación,
estoy dispuesto a renunciar al Trono en favor de Mi Hijo.
Pido a todos que le sirvan fielmente y sin hipocrecia"
Como si Su Majestad dijera, por así decirlo, entre líneas:
"No como vosotros me habéis servido..." Ruzsky, Danilov
y Savich se fueron con los textos de los telegramas.

"Al enterarse de esto, Voeikov corrió hacia el carruaje


del zar: '¿Puede ser cierto... que has firmado la
abdicación?' El zar le entregó los telegramas que estaban
sobre la mesa con las respuestas de los comandantes en
jefe, y dijo : "¿Qué me quedaba por hacer, cuando todos
me han traicionado? Y el primero de todos: Nikolasha (el
gran duque Nicolas Nikolayevich)... leed!" 9

Como en 1905, en 1917, probablemente el factor más


importante que influyó en la decisión del Zar fue la
actitud de su tío y ex comandante supremo de las Fuerzas
Armadas, el gran duque Nicolás Nikolayevich Romanov,
“Nikolasha”, como lo conocían en la familia. . En 1905
Nikolasha se había negado a aceptar el puesto de dictador,
lo que obligó al Zar a otorgar la constitución que
debilitaba su poder autocrático. Ahora, en 1917,
Nikolasha estaba entre los generales que le suplicaban que
abdicara... Fue muy poco lo que el Zar podía hacer en
vista de la traición de los generales y de Nikolasha.

S.S. Oldenburg escribió: “Se puede especular si Su


Majestad podría no haber abdicado. Con la posición
adoptada por el general Ruzsky y el general Alexeyev, la
posibilidad de resistencia quedó excluida: las órdenes de
9
Lebedev, Velikorossia (Gran Rusia), san Petersburgo, 1999, pp. 486-488.
Su Majestad no fueron entregadas, los telegramas a
aquellos que le eran leales a él no se le comunicaron
Además, podrían haber anunciado la abdicación sin su
voluntad: ¡el príncipe Marcos de Baden anunció la
abdicación del emperador alemán (9.11.1918) cuando el
káiser en absoluto había abdicado! Su Majestad al menos
conservó la posibilidad de dirigirse al pueblo con su
última palabra… Su Majestad no creía que sus oponentes
pudieran lidiar la situación. Por eso, hasta el último
momento intentó mantener el volante en sus propias
manos. Cuando esa posibilidad desapareció –estaba claro
que estaba en cautiverio– Su Majestad quiso al menos
hacer todo lo posible para facilitarle la tarea de sus
sucesores… Sólo que no quería confiarles a su hijo: sabía
que el El joven monarca no podía abdicar, y para
destituirlo podrían utilizar otros métodos sangrientos. Su
Majestad dio a sus oponentes todo lo que pudo: aún así
resultaron impotentes ante los acontecimientos. El volante
fue arrancado de las manos del autócrata-'chauffeur' y el
coche cayó al abismo…”10

E. E. Alferev se hace eco de esta afirmación y añade:


“La emperatriz, que nunca había confiado en Ruzsky, al
enterarse de que el tren del Zar había sido retenido en
Pskov, comprendió inmediatamente el peligro. El 2 de
marzo escribió a Su Majestad: “Pero estás solo, no tienes el
ejército contigo, estás atrapado como un ratón en una
trampa. ¿Qué puedes hacer?'" 11

Quizás podría haber contado con el apoyo de algunas


unidades militares. Pero el resultado habría sido sin duda
una guerra civil, cuyo resultado era dudoso, pero cuyo
efecto en la guerra con Alemania no podía dudarse: los
10
Oldenburg, Tsarstvovanie Imperatora Nikolaia II (El Reinado del Emperador Nicolás II),
Belgrado, 1939, vol. 2, pp. 641-642.
11
Alferov, Imperator Nikolaj II kak chelovek sil’noj voli (El Emperador Nicolas II como hombre de
voluntad fuerte), Jordanville, Nueva York.: Holy Trinity Monastery, 1983, 2004, p. 121.
alemanes habrían obtenido una ventaja decisiva en el
momento crítico cuando Rusia estaba a punto de lanzar
una ofensiva de primavera. Este último factor fue decisivo
para el zar: por ninguna razón no contemplaba socavar el
esfuerzo bélico. Ya que el primer deber de un zar ortodoxo
después de la defensa de la fe ortodoxa es la defensa del
país contra los enemigos externos – y en el caso de la
guerra con Alemania coincidían los dos deberes.

El zar siempre se había negado rotundamente a


considerar cualquier cambio constitucional interno
durante la guerra por la muy buena razón de que tales
cambios estaban destinados a socavar el esfuerzo bélico.
Pero sus enemigos querían obligarlo a realizar tales
cambios precisamente mientras aún se libraba la guerra.
Porque, como observa perspicazmente George Katkov, el
"miedo de los liberales y radicales rusos al fracaso militar
y la humillación de Rusia era, si no nos equivocamos, sólo
una cobertura decente para otro sentimiento: la profunda
ansiedad interna de que la guerra terminase en victoria
antes de que los planes políticos de la oposición pudieran
cumplirse, y que se las desaprovecharían las exepcionales
posibilidades que les presentaban las circunstancias del
tiempo de guerra”.12

Sin saber que el Zar ya había abdicado, los diputados


de la Duma, Guchkov y Shulgin, llegaron alrededor de las
22.00 horas. el 2 de marzo. “A esta hora, es decir, por la
noche, el Zar había cambiado un poco su decisión original.
Esto era por la extremadamente peligrosa enfermedad de
su Hijo, el zarevich Alexis, que todavía estaba destinado a
gobernar, aunque bajo la regencia de su tío Miguel. El
Padre-Zar, preocupado por esto, preguntó por última vez
a los médicos: ¿existía la más mínima esperanza de que
Alexis Nikolayevich se curara de la hemofilia? Y recibió
12
Katkov, Fevral’skaia Revoliutsia (La Revolución de Febrero), Paris: YMCA Press, 1974, p. 236.
una respuesta negativa: no había esperanza. Entonces el
zar tomó la decisión de quedarse con su hijo enfermo y
abdicar en favor de su hermano Miguel. Sin embargo, el
texto del manifiesto de abdicación seguía marcado como
del 2 de marzo a las 15:00 horas, esto es, el momento
cuando decidió renunciar a su poder. Entonces, cuando
Guchkov y Shulgin trajeron el texto del manifiesto que
habían redactado, se encontraron con que ya no era
necesario. El Zar les dio el suyo. Y tuvieron que admitir
con vergüenza cuan más poderoso, espiritual y
magnanimo era en su simplicidad el manifiesto escrito por
el Zar que el que redactaron con falta de talento. 13 Le
rogaronal Zar que nombrara al príncipe Lvov presidente del
Consejo de Ministros y al general L.G. Kornilov como
comandante del distrito militar de Petrogrado. El Zar
firmó los decretos correspondientes. Estas fueron las
últimas designaciones realizadas por el Zar.

Viéndose a sí mismos como gobernantes y conductores


de los destinos de Rusia, Guchkov y Shulgin llegaron
ambos a las escondidas, desconcertados, sin afeitar, con
los cuellos notablemente sucios, y se marcharon con todos
los documentos que se les habían dado de manera
conspirativa, mirando a su alrededor y ocultándose de 'la
gente' que pensaban gobernar... ¡Ladrones y bandidos!" El
plan de Guchkov se había llevado a cabo, mientras que el
propio Guchkov... ¡en qué situación infinitamente
lamentable se encontraba este masón tan inteligente que
había trabajado durante tantos años para cavar un pozo
bajo el zar Nicolás II!

13
Shulgin escribió: "Qué lamentable me pareció el boceto que le habíamos llevado... Es
demasiado tarde para especular si Su Majestad podría no haber abdicado." Teniendo en
cuenta la posición que ocupaban el general Ruzsky y el general Alexeyev, se excluía la
posibilidad de resistencia: las órdenes de Su Majestad ya no se transmitían, los telegramas de
sus fieles no le eran comunicados... Al abdicar, Su Majestad al menos retuvo la posibilidad de
apelar al pueblo con su propia última palabra” (en Oldenburg, op. cit., p. 253). (V. M.)
"El manifiesto de Nicolás II declaraba: En los días de la
gran lucha contra un enemigo externo que por casi tres
años ha intentado esclavizar a nuestra Patria, Dios otorgó
una nueva y difícil prueba a Rusia. Las conmociones
interiores pueden tener un efecto funesto en la
continuación de la guerra. El destino de Rusia, el honor de
nuestro heroico ejército, el bien del pueblo, el futuro de
nuestro querido país natal, exigen conseguir, a cualquier
precio, la victoria en la guerra. El enemigo despiadado
ejerce lo que le queda de fuerzas y no esta lejos la hora
cuando nuestro ejército valiente con nuestros gloriosos
aliados pueda derrotar completamente al adversario. En
estos días decisivos en la vida de Rusia, con el motivo de
que la victoria pueda alcanzarse de manera mas rapida,
hemos decidido el facilitarle a nuestro pueblo el proceso
de la unidad y la consolidación de toda nuestra fuerza
nacional y, en acuerdo con la Duma Estatal, hemos
aceptado la necesidad de abdicar al Trono del Estado
Ruso y deponer el Poder Supremo. Sin querer separarnos
de nuestro querido hijo, traspasamos el trono a nuestro
hermano, el gran duque Mijaíl Aleksándrovich y
bendecimos su advenimiento al trono del Estado ruso. Le
mandamos gestionar los asuntos estatales en concordia
completa e inalterable con los representantes del pueblo
en las instituciones legislativas, sobre la base de aquellos
principios que estos puedan establecer, prestando un
inviolable juramento para tal efecto. En nombre de nuestra
querida patria convocamos a todos los fieles hijos a
cumplir el deber sagrado de obedecer al Zar en la difícil
hora de desafios universales, y en ayudarlo a Él junto con
los representantes del pueblo para sacar adelante al
gobierno ruso en el camino de la victoria, la prosperidad y
la gloria. Que Dios ayude a Rusia. Pskov. 2 de Marzo,
15.00 horas. 1917. Nicolas, firmado conjuntamente por el
Ministro Imperial de la Corte, conde Fréderiks. 14

“Entonces –ya era de noche el 2 de marzo– el Zar


telegrafió la esencia del asunto a su hermano Miguel y le
pidió perdón por “no haber podido advertirle”. Pero este
telegrama no llegó a su destinatario.

“Entonces el tren partió. Abandonado solo, en su


compartimento personal, el zar oró durante mucho tiempo
únicamente a la luz de una lampatka que ardía delante de
un icono. Luego se sentó y escribió en su diario: 'A la una
de la madrugada salí de Pskov muy afectado por todo lo
sucedido. A mi alrededor todo es traición, cobardía y
engaño.'

"Ésta es la situación que reinaba entonces en la


'sociedad', y especialmente en la sociedad democrática de
la Duma, en los más altos círculos militares, en una parte
especifica de los obreros y reservistas de Petrogrado..."15
El tiempo iba a demostrar que esta condición reinaba
en la gran mayoría del pueblo ruso...

Aunque había abdicado, el Zar se consideraba todavía


Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas. Es por
esto que su tren se dirigia ahora hacia Mogilev, y por eso
ni Ruzsky ni Alexeyev ni siquiera Guchkov le impidieron
regresar allí.

El general Vladimir Voeikov, comandante de la guardia


en Tsarskoye Selo, escribió: “Inmediatamente el tren salió
de la estación, entré en el compartimento del Zar, que
14
El texto de Lebedev ha sido ligeramente modificado para incluir todo el texto del manifiesto
(V.M.). Por más información sobre el texto del manifiesto y pruebas de que fue escrito por el
propio Zar, véase: "Manifest ob otrechenii i oktiabrskij perevorot: Kniaz’ Nikolai Davydovich
Zhevakov (1874-1939)" en http://www.zhevakhov.info/?p=465.
15
Lebedev, op. cit., pp. 488-489.
estaba iluminado por una lampatka encendida frente a un
icono. Después de todas las experiencias de ese día difícil,
el Zar, que siempre se distinguió por un gran dominio de
sí mismo, no pudo controlarse. Me abrazó y sollozó... Mi
corazón se rompió en pedazos al ver sufrimientos tan
inmerecidos que habían recaído en el más noble y
bondadoso de los zares. Acababa de soportar la tragedia
de abdicar para si mismo y su hijo del trono a causa de la
traición y la bajeza del pueblo que abdicó de él, a pesar de
que él solo les otorgo bien. Fue arrancado de su amada
familia. Todas las desgracias que le cayeron encima las
soportó con la humildad de un asceta... No se me borrara
de la memoria, hasta el fin de mi vida, la imagen del Zar
con sus ojos llorosos en el compartimento medio
iluminado...” 16

“Después, 'dormí larga y profundamente', escribió


Nicolas. 'Hablé con mi gente sobre ayer. Leí mucho sobre
Julio César”. Entonces se acordó de Misha: “a Su Majestad
el Emperador Miguel. Los últimos acontecimientos me
han llevado a decidir irrevocablemente dar este paso
extremo. Perdóname si te duele y también por no avisar,
no hubo tiempo’”. 17

Bueno, tal vez recuerde a Julio César. Porque al igual


que César, el Zar, el emperador de la Tercera Roma, fue
apuñalado por la espalda en los idus de marzo, poniendo
fin al Imperio Romano cristiano...

En Stavka, el Zar nombró a Nikolasha comandante


supremo de las fuerzas armadas y al príncipe George
Lvov como presidente del Consejo de Ministros del
16
Voeikov, So Tsarem i Bez Tsaria (Con y sin el Zar), Moscú, 1995, p. 190.
17
Montefiore, The Romanov, Londres: Weidenfeld and Nicolson, 2016, p. 623.
Gobierno Provisional. Por última vez, escuchó el reporte
de un informe del general Alexeyev sobre la situación
militar. Al final, en voz baja, dijo que le resultaba difícil
separarse de ellos y que le entristecía estar presente por
última vez en un reporte de informe, "pero es evidente
que la voluntad de Dios es más fuerte que mi voluntad".18

La hermana Florence Farmborough, una enfermera


inglesa de la Cruz Roja que prestaba servicio en el Frente
Ruso, escribe: Pasó solo unos días allí y fue visitado por
su madre, la Emperatriz Madre María. Se separaron allí;
ella, para regresar a su hogar en Kiev; él, para regresar
como prisionero con su familia a Tsarskoe Selo [el Pueblo
del Zar]. Aquellos que lo vieron en Mogilev se
sorprendieron por el autocontrol y el coraje con los que
llevó a cabo las ceremonias finales. Escribió a los hombres
que combatían en diferentes frentes y se dirigió a las
tropas en persona. Les dijo que los dejaba porque sentía
que él ya no era necesario; les agradeció por su lealtad
constante; los elogió por su inquebrantable patriotismo y
les rogó que obedecieran al Gobierno Provisional, que
continuaran la guerra y llevaran a Rusia a la Victoria. Solo
sus ojos melancólicos y hundidos, y su extrema palidez,
revelaban el esfuerzo que estaba haciendo para mantener
la calma que se le exigía.

"Incluso antes de que dejara Mogilev, se estaban


llevando a cabo celebraciones estruendosas en la ciudad;
grandes banderas rojas flameaban en las calles; todas las
fotografías de él y su familia habían desaparecido; los
emblemas imperiales siendo derribados de las de las
paredes, se arrancaban de los uniformes; y, mientras el ex-
Zar estaba solo en su habitación, los oficiales que lo
visitaban, vitorearon sus valientes palabras e inclinándose
profundamente, - muchos con lagrimas - , él se despidió
18
Alferov, op. cit., p. 105.
de ellos, mientras formaban al aire libre, fuera de su
ventana, para prestar el juramento de lealtad al Gobierno
Provisional". 19

Después de su abdicación por casi una semana, el Zar


continuó liderando todas las Fuerzas Armadas de Rusia...
Aun así, y a pesar de que había muchos oficiales de alto
rango dispuestos a morir por él, el Zar no hizo nada para
utilizar su posición de poder y marchar en contra de la
revolución. El 7 de marzo, el Gobierno Provisional ordenó
el arresto del Zar. Y el 8 de marzo, cuatro diputados de la
Duma fueron a Mogilev y lo arrestaron. Esto significaba
que no podía salir de Rusia (aunque no lo deseaba, ni él ni
la zarina), y fue el paso que inexorablemente condujo a su
martirio en Ekaterimburgo al año siguiente...

Según Lebedev, el Zar estaba sinceramente convencido


de que "su salida del poder podría ayudar a todos a unirse
para la victoria decisiva e inminente sobre el enemigo
externo (la ofensiva general estaba programada para
abril). Recordemos sus palabras de que no había sacrificio
que no estuviera dispuesto a ofrecer por el bien de Rusia.
En esos días, el Zar se expresó de manera aún más
definitiva: ' ... Si Rusia necesita un sacrificio expiatorio,
permítanme ser ese sacrificio'. El Zar estaba convencido (y
ellos lo convencieron) de que... el Gobierno Provisional, la
sociedad y la revolución estaban todos (!) a favor de la
preservación de la monarquía y de llevar la guerra a una
victoria gloriosa..."20

Lebedev no convence aquí. La primera prioridad del


Zar era, sin duda, concluir con éxito la guerra. Después de
19
Farmborough, Nurse at the Russian Front (Una enfermera en el frente ruso) A Diary 1914-18
(Un Diario 1914-1918), Londres: Book Club Associates, 1974, pp. 271-272. Alexeyev informó
del último discurso del Zar al ejército a Guchkov, ahora ministro de Guerra. Guchkov
prohibió la distribución del discurso…(Alferov, p. 108)
20
Lebedev, op. cit., p. 491.
todo, la noche de su abdicación, escribió en su diario:
"Decidí dar este paso por el bien de Rusia y para mantener
los ejércitos en el frente". Pero es difícil creer que todavía,
después de toda la traición que había visto a su alrededor,
creyera que “el Gobierno Provisional, la sociedad y la
revolución [!] están todos a favor de la preservación de la
Monarquía”…

La interpretación más probable es que él creía que sin


la cooperación de los generales y la Duma, Rusia no
podría ganar la guerra, que era el objetivo principal y
sobre el cual dependía todo lo demás. Y así abdicó, no
porque tuviera ilusiones sobre el Gobierno Provisional,
sino porque, como un verdadero patriota, quería que
Rusia ganara la guerra...

Uno de los mejores comentarios sobre el Zar en la


Revolución de Febrero viene de Winston Churchill:
"Ninguna nación ha tenido seguramente un hado más
maligno que Rusia. Su navío se hundió a la vista del
puerto... Había ya realmente pasado el temporal cuando
todo se deshizo. Cuando ya se habían hecho toda clase de
sacrificios y trabajos, la desesperación y la traición se
apoderaron del mando, en el preciso momento en que la
labor estaba concluída. Habían terminado las largas
retiradas; la escasez de municiones había ceasdo y llegaba
armamento en cantidad; ejércitos más fuertes, más
numerosos y mejor equipados guardaban el inmenso
frente (...) Además, en estos momentos no era precisa
ninguna acción difícil; bastaba mantener el frente,
apoyarse pesadamente sobre la estirada línea teutónica,
retener a las fuerzas enemigas debilitadas de enfrente sin
necesidad de una actividad excepcional; en una palabra:
aguantar, esto era lo único que se interponía entre Rusia y
los frutos de una victoria general... (...) Es moda fútil de
nuestros tiempos reputar al régimen zarista como una
tiranía ciega, corrompida e incompetente. Pero una
mirada a sus treinta meses de guerra contra Alemania y
Austria debería corregir esta impresión superficial y hacer
resaltar los hechos dominantes. Podemos medir la fuerza
del Imperio ruso por los golpes que soportó, por los
desastres a que pudo sobrevivir, por las fuerzas
inagotables que supo desarrollar y por la recuperación
que logró. En el gobierno de los estados, cuando tienen
lugar los grandes acontecimientos, el jefe de la nación, sea
el que sea, es tenido por responsable de los fracasos y
recoge el mérito de los éxitos. No importa quien haya
hecho el trabajo ni quienes hayan planeado la lucha; a la
autoridad suprema corresponde toda la culpa o toda la
alabanza. ¿Por qué hay que negar esta prueba severa a
Nicolás II? (...) En él se centraba todo el embate de las
decisiones supremas. En la cúspide, donde todos los
problemas se reducen a un sí o a un no, donde los sucesos
escapan a las facultades humanas y en donde todo es
inescrutable, él era quien tenía que dar las respuestas. Su
función era la de una brújula: ¿guerra o paz? ¿Avanzar o
retroceder? ¿guerra o paz? ¿Avanzar o retroceder? ¿A la
derecha o a la izquierda? ¿Democratizar o aguantar firme?
¿Persistir o abandonar? Tales fueron los campos de
batalla de Nicolás II ¿Por qué no habría de cosechar en
ellos algún honor?

"El régimen que personificaba y presidía y al que su


carácter personal daba el aliento vital, había ganado la
guerra para Rusia En estos momentos estaba, sin
embargo, a punto de caer. Una mano oscura, disimulada
al principio bajo un aspecto de locura, interviene de ponto.
El zar desaparece. Entregadlo a él y a todo cuanto él amó
a las injurias y a la muerte, Empequeñeced sus esfuerzos,
reprochad su conducta, insultad su memoria, pero
parémonos un momento para preguntarnos quién habría
sido capaz fuera de él. 21

El autócrata, según la concepción ortodoxa, sólo puede


gobernar en asociación o “sinfonía” con la Iglesia.
Además, los líderes de la Iglesia y del Estado no pueden
gobernar si el pueblo los rechaza; ya que en
Deuteronomio 17:14 el Señor había establecido como una
de las condiciones para la creación de una monarquía con
el beneplacito de Dios sea que el pueblo quisiera un rey
con beneplacito divino.22 Dada esta situación, el Zar, que
comprendía muy bien el verdadero significado de la
autocracia, no podía seguir gobernando si la Iglesia y el
pueblo no lo deseaban. Así como se necesitan dos
socios con disposición para contraer el matrimonio, de la
misma manera se precisa de una cabeza y de un cuerpo
cuya disposición sea la de trabajar en conjunción para
conformar un Estado cristiano. En este caso, el novio
estaba dispuesto y era digno, pero la novia no lo era...

Sin embargo, el Zar entregó su vida por su novia, el


pueblo ruso, para que algún día fueran considerados
nuevamente dignos de recibir el preciado regalo de la
autocracia, de parte de la Reinante Madre de Dios.

En una importante ponencia titulada "Tsar and


Patriarch" ("Zar y Patriarca"), P.S. Lopukhin aborda esta
cuestión al señalar que el papel del Zar era el de servicio,
21
Churchill, The World Crisis. 1916-18, vol. I, London, 1927, pp. 223-225. Churchill era masón,
maestro de la logia “Rosemary” núm. 2851, desde 1902. Sin embargo, esto no le impidió ser
un admirador del Zar y un feroz anticomunista.
22
Como Lev Alexandrovich Tikhomirov escribe: "Sin establecer un reino, Moisés lo vislumbro
y se lo señaló de antemano a Israel... Moisés especificó de antemano dos condiciones para el
surgimiento del poder real: En primer lugar, era necesario que el propio pueblo reconociera
su necesidad.En segundo lugar, no era el pueblo quien debía elegir a un rey sobre sí mismo,
sino que debía dejar eso en manos del Señor. Además de eso, Moisés también indica el
liderazgo para el mismo rey: 'Y cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces escribirá
para sí en un libro una copia de esta ley, (...= para guardar todas las palabras de esta ley'
(Monarkhicheskaia Gosudarstvennost’ (La Estatalidad Monárquica), san Petersburgo, 1992, pp.
127-129).
servicio en la Iglesia y para la Iglesia. Y su propósito era
llevar a las personas a la Iglesia y mantenerlas allí, en
condiciones que en mayor medida fueran propicias para
su salvación. Pero si la gente de la Iglesia, en su garn
mayoría, cesa de entender el rol del Zar de esta manera,
entonces él literalmente deja de prestarles servicio.

"La comprensión, el amor y el deseo por el 'servicio al


Zar' comenzaron a disminuir en Rusia." Por el contrario,
comenzó a despertarse una simpatía por los fundamentos
[del modelo] de estado racionalista de Europa Occidental
La idea del estado democrático liberado de toda
obligación con respecto a Dios, la Iglesia y el estado
espiritual del pueblo comenzó a volverse atractiva. El
movimiento en esta dirección en el pueblo ruso era de
larga data y persistente, y ya desde hacía mucho tiempo
comenzaba a suscitar una profunda alarma, porque este
movimiento no era tanto "político" sino espiritual y
psicológico: los autoproclamados "movimiento de
liberación" ruso y luego el "movimiento revolucionario"
eran principalmente, con raras y atípicas excepciones,
movimientos a-religiosos y anti-religiosos.

Fue precisamente esto lo que suscitó una profunda


alarma en los corazones de San Seraphim, el Padre Juan
de Kronstadt, Dostoievski y el metropolitano Antonio

"Este movimiento se desarrolló inexorablemente, y


finalmente llegó el día en que su Majestad comprendió
que estaba solo en su 'servicio al Zar'..."

"El Zar Ortodoxo tiene autoridad para que exista un


estado cristiano, para que haya un entorno orientado al
cristianismo." El Zar llevó a cabo su servicio zarista con
este propósito.
"Cuando el deseo de un estado y entorno cristiano se
apaga en el pueblo, la monarquía ortodoxa pierde tanto la
presuposición como el objetivo de su existencia, ya que a
nadie se le puede obligar a convertirse en cristiano." El
Zar necesita cristianos, no esclavos temblorosos.

En la vida de un pueblo y de un hombre hay períodos


de oscurecimiento espiritual, de 'petrea falta de
sensibilidad', pero esto no significa que el hombre se haya
vuelto completamente pétreo: los días de tentación y
oscuridad pasan, y él resurge nuevamente. Cuando un
pueblo es dominado por pasiones, es deber de las
autoridades, mediante medios severos, desintoxicarlo y
despertarlo. Y esto debe hacerse con decisión, y es
sanador, al igual que una tormenta eléctrica es sanadora.

Pero esto solo puede lograrse cuando la ceguera no es


profunda y cuando aquel que es castigado y despertado
comprende la justicia del castigo Así, un campesino
reprochó a un terrateniente, preguntándolepor qué no
había comenzado a luchar en contra de los pogromos con
una ametralladora. '¿que habría pasado en ese caso?'
'¡Habríamos recobrado el juicio! ¿Y qué hubiera pasado
entonces?' '¡Habríamos recobrado el juicio! Pero ahora
estamos ebrios y nos matamos y nos golpeamos entre
nosotros'.

Pero cuando la enfermedad espiritual ha penetrado


incluso en el subconsciente, entonces la aplicación de la
fuerza parecerá ser violencia, y no justa retribución, y
entonces la gente enferma no será capaz de ser sanada
Estarán en el estado en el que estaba el pecador a quien el
Apóstol Pablo entrego "a Satanás para destrucción de la
carne, a fin de que el espíritu sea salvo" (1 Corintios 5.5).
En el momento de su abdicación, Su Majestad se sintió
profundamente solo, y a su alrededor reinaba 'cobardía,
bajeza y traición', y ante la pregunta de cómo pudo haber
abdicado de su servicio de Zar, es necesario responder: lo
hizo porque nosotros habíamos renunciado a su servicio
de Zar, a su autoridad sagrada y santificada23

Como lo expresó San Juan Maximovich: "La malicia


calculadora hizo su trabajo: separó a Rusia de su Zar, y en
ese terrible momento en Pskov, él quedó abandonado... El
terrible abandono del Zar... Pero no fue él quien abandonó
a Rusia: Rusia lo abandonó a él, que amaba a Rusia más
que su propia vida". Al ver esto y con la esperanza de que
su autohumillación calmara las apasionadas emociones
del pueblo, su Majestad renunció al trono... Se regocijaron
aquellos que deseaban la deposición del Zar. Los
demás guardaron silencio. Luego siguió el arresto de su
Majestad y los acontecimientos posteriores fueron
inevitables... Su Majestad fue asesinado, Rusia guardó
silencio...

Estas explicaciones sobre por qué el Zar abdicó


concuerdan entre sí y son esencialmente verdaderas.
Pero podemos ir aún más más alla y con mayor
profundidad. Michael Nazarov sostiene que el Zar, al ver
que era imposible frenar la marea de apostasía en ese
momento, se ofreció a sí mismo como sacrificio para la
iluminación de las generaciones futuras, de acuerdo con la
revelación dada al metropolitano Macario: "Su Majestad
Nicolás II sintió muy profundamente el significado de su
servicio como Zar Su tragedia consistía en el hecho de
que, a nivel gubernamental durante la crisis, cada vez
aparecían menos colaboradores que combinaran en si
mismos habilidades administrativas, discernimiento
23
Lopukhin, “Tsar’ i Patriarkh” (El Zar y el Patriarca), Pravoslavnij Put’ (The Orthodox Way),
Jordanville, 1951, pp. 103-104.
espiritual y devoción. "A mi alrededor hay traición,
cobardía y engaño", escribió su Majestad en su diario el
día de la abdicación... Por lo tanto, en las condiciones de
casi completa traición, su humilde renuncia a luchar por el
poder no solo estaba dictada por el deseo de evitar una
guerra civil, que debilitaría al país frente al enemigo
externo. Esta renuncia al poder era de alguna manera
similar al rechazo de Cristo a luchar por su vida antes de
su crucifixión, por el bien de la futura salvación de los
hombres. Quizás Su Majestad Nicolás II, el más
ortodoxo de todos los Románov, intuitivamente sintio de
que ya no había otro camino para que Rusia fuera salvada,
excepto el camino del sacrificio propio para la iluminación de
las generaciones futuras, confiando en la ayuda y la
voluntad de Dios... 24

Desde este punto de vista, fue la voluntad de Dios que


el Zar abdicara, aunque significara un desastre para el
pueblo ruso, de la misma manera que fue la voluntad de
Dios que Cristo fuera crucificado, aunque significara la
destrucción del pueblo judío. Por lo tanto, las palabras
de la anciana Paraskeva (Pasha) de Sarov (+1915), quien
había predicho el destino del zar durante los Días de
Sarov: "Vuestra Majestad, descenderá usted mismo del
trono". 25
Por un lado, su abdicación fue incorrecta tanto
en el sentido legal al ser contraria a las Leyes Básicas de la
Autocracia, que no permiten la abdicación del Zar, como
en el sentido histórico al significar "la remoción de aquel
que retiene" la venida del Anticristo (II Tesalonicenses 2.7)
con todas las catástrofes que eso conlleva. Pero, por
otro lado, fue correcta e inevitable en un sentido místico y
escatológico, ya que preservó la Autocracia pura e
inmaculada, lista para el momento en que la novia
24
Nazarov, Kto Naslednik Rossijskogo Prestola? (¿Quién es el heredero al trono ruso?), Moscú,
1996, pp. 72-73. Negritas del autor
25
N. Gubanov (ed.), Nikolai II-ij i Novie Mucheniki (Nicolás II y los nuevos martires), san
Petersburgo, 2000, p. 70.
despertara de su profundo sueño y regresara con
arrepentimiento y alegría a su novio... 26
Como dijo la
bienaventurada Duniushka de Ussuruisk, que fue
martirizada en 1918: "El Zar dejará a la nación, lo cual no
debería ser, pero esto le ha sido revelado desde lo Alto".
Este es su destino. No hay forma que pueda eludirlo..."27

Marzo 2/15, 2019.


Icono Reinante de la Madre de Dios

26
Al escuchar la noticia de la abdicación, la novia terrenal del Zar le escribió: 'Comprendo
completamente tu acción, mi propio héroe... Sé que no podrías firmar en contra de lo que
juraste en tu coronación'. Nos conocemos el uno al otro; no necesitamos palabras"
27
http://www.geocities.com/kitezhgrad/prophets/duniushka.html.

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