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Cristo murió y pagó por los pecados de todos aquellos que nos allegamos a Él.
Pablo dice que en Jesús tenemos “la redención mediante su sangre”. ¿Has
pensado en la naturaleza de tu redención en detalle? Colosenses 1:19-22
dice: “Porque a Dios le agradó habitar en él con toda su plenitud y, por
medio de él, reconciliar consigo todas las cosas, tanto las que están en la
tierra como las que están en el cielo, haciendo la paz mediante la sangre que
derramó en la cruz. En otro tiempo ustedes, por su actitud y sus malas
acciones, estaban alejados de Dios y eran sus enemigos. Pero ahora Dios, a
fin de presentarlos santos, intachables e irreprochables delante de él, los ha
reconciliado en el cuerpo mortal de Cristo mediante su muerte”. Tal es la
gracia de tu Padre celestial que no hay una sola cosa entre tú y él que los
separe. Tú, que alguna vez te apartaste de Dios, has sido traído a la familia de
Dios, redimido por la sangre de Jesús.
No solo has sido redimido de una vez por todas, sino que has sido perdonado
tanto ahora como para siempre. Pablo escribe que nosotros, como creyentes,
tenemos “el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la
gracia”. ¿Dónde en tu vida necesitas el perdón hoy? ¿Qué sientes que te está
separando de la relación con tu Padre celestial? Cuando confiesas tus pecados,
Dios te ofrece su perdón por todo lo que has hecho. “Conforme a las riquezas
de la gracia”, que se hizo perfectamente evidente en la muerte de Jesús, se te
ofrece perdón. Si Dios envió a su Hijo a morir para restablecer la relación
contigo, es mejor que creas que ahora perdonará cualquier infracción que
parezca interponerse en tu camino