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INTRODUCCION

Este ensayo pretende relacionar algunos microrrelatos extraídos del libro


“¡Basta! Cien mujeres contra la violencia de género” con algunas noticias
actuales extraídas de medios locales de comunicación. Los textos analizados
son: “Un chico bello, inteligente, de buena familia” de Aida Roisman; “La
próxima” de Ildiko Nassr; “Siglo XXI” de Laura Nicastro; “¿Dónde estará?” de
Lucila Rosario Lastero y “Esa voz” de María Selva Capella. En cuanto a las
noticias periodísticas, se tratara el caso del cantante Cristian Coronel, acusado
de más de 20 hechos de violencia contra su ex pareja, y la muerte de la
pequeña a mano de su padre bajo la mirada de su propia madre.

La violencia de género no es exclusiva de una clase social o de un momento


histórico determinado. A todos nos afecta. Sorprendentemente muchos la viven
dentro de sus propios hogares, otros la presencian en grupos sociales
cercanos o la ven en la televisión o en las redes sociales. Está presente en
nuestra sociedad aunque muchas personas prefieren omitirla, callarla o
esconderla, como si la victima fuese la culpable de la situación.

A continuación se hablara de cómo se origina el problema, el impacto que


ocasiona, los aportes significativos que la literatura hace a esta problemática y
como la cruel realidad que nos acosa, nos aleja cada vez mas de nuestra
condición humana. Para ello se tendrá en cuenta a la importancia de la
literatura como forma de expresión que nos permite reflexionar y tomar
conciencia de temas sensibles al ser humano. La palabra escrita nos invita a
pensar y recapacitar sobre problemáticas tan importantes como lo es la
violencia de género.
DESARROLLO

La literatura relaciona íntimamente al escritor o comunicador y al lector. Invita a


pensar, a trasladarnos a distintos lugares, a diferentes épocas y a conocer
numerosos conflictos que atraviesa el hombre como ser social y cultural. La
extensión de los relatos no son determinantes al momento de reflexionar. Con
pocas palabras un autor puede dejarnos una huella profunda en el corazón.

Cualquier maltrato físico, psicológico o verbal es violencia. No solamente los


femicidios son violencia sino también el destrato, los insultos y, obviamente, el
daño físico. Pero por encima de todas estas cuestiones, está el daño
permanente que ocasionan sobre las víctimas. El victimario puede herir
profundamente con la crueldad de sus palabras sin necesidad de dar un solo
golpe, dejando hondas cicatrices en el alma.

Según el artículo “Violencia de género: Un análisis evolutivo del concepto” de


Cruz Deicy Jaramillo Bolívar y Gladys Eugenia Canaval Erazo, “En quienes
experimentan violencia de género posible identificar consecuencias
relacionadas con la alteración de la salud que generan mayores
demandas a los servicios de atención ambulatoria en salud y de atención en
salas de emergencia; a nivel físico se presentan situaciones como
traumatismos, fracturas, heridas, quemaduras, contusiones, hemorragias,
hematomas, infecciones de vías urinarias a repetición, dolores pélvicos
crónicos, cefalea, síndrome de colon irritable, mialgias, entre otras; también se
presentan consecuencias a nivel psicológico y de conducta como depresión,
ansiedad, disminución de la autoestima, sentimientos de culpa, vergüenza,
trastornos psicosomático, de estrés postraumáticos y de la alimentación, crisis
de pánico, fobias, conductas sexuales de riesgo, abuso de alcohol, drogas,
tabaco, y escaso cuidado personal”.

En estos últimos años el número de femicidios ha aumentado notablemente y


los ultrajes contra menores de edad, lamentablemente, también siguen el
mismo camino. Porque no es solo una cuestión hacia las mujeres, sino que es
contra todos los seres humanos, sin distinción de credo, religión, cultura,
orientación sexual o status social.

La lucha por los derechos es el eje central del siglo XX y XXI. Las personas se
manifiestan, se expresan libremente, marchan unidas cuando un hecho social
las conmociona y convergen en una masa bulliciosa que dice “¡Basta!”.

Precisamente el libro mencionado en la introducción nos invita a reflexionar


sobre casos particulares, porque la literatura tiene el poder de hacernos vivir
distintas realidades como si fueran nuestras. Cabe destacar la brevedad de los
mismos y el profundo mensaje de cada uno de ellos.

En “Un chico bello, inteligente y de buena familia”, Ada Roisman destaca que
puertas adentro, en un matrimonio aparentemente normal, con un esposo bello,
buena gente e inteligente, la situación se vuelve violenta y peligrosa. Su autora
dice “Recién entonces supe de los golpes, de sus miedos, de infidelidades, de
celos”. En definitiva, las apariencias pueden resultar engañosas. Nadie puede
saber completamente lo que pasa puertas adentro en una familia.

Ildiko Nassr, es más sutil al relatar otro caso similar en su microrrelato “La
próxima”. Las palabras “El se siente aliviado porque no ha sido un buen día y
no quiere convertirla en su próxima víctima” bastan para hacernos imaginar
una atmosfera violenta. Es que la literatura tiene el don de trasladarnos a
distintas realidades, muchas de las cuales, suelen ser crueles pero verídicas.
En cambio, Laura Nicastro es mas explicita en “Siglo XXI”, porque su
protagonista sufre todo tipo de violencia: violación, falta de castigo hacia su
victimario, robo, amputación de sus miembros y el femicidio de su propia hija.

El destino se ensaña cruelmente con la protagonista quien parece tener un


poder de resiliencia excepcional mientras los culpables no reciben el castigo
que la sociedad espera para ellos.
La muerte de mujeres en manos de sus familiares directos es muy común y los
medios de comunicación y las redes sociales, exponen de manera cotidiana
casos como estos. Lucila Rosario Lastero en “¿Dónde estará?” narra la
desesperación de un hijo o hija ante la ausencia de su madre. “Mis hermanos
están tristes…Ya es hora de dormir y no puedo porque no dejo de llorar”.
Entonces la autora finaliza la breve historia con un final angustiante “…tiene
que terminar cuanto antes ese pozo profundo que está haciendo desde esta
mañana en el patio…”. ¿Cuántas veces hemos escuchado de situaciones como
estas? Esposos que asesinan a sus mujeres, padres muertos en manos de sus
propios retoños o hijos ultimados por sus propios progenitores. ¿Es que acaso
estos hechos son tan cotidianos que ya no nos sorprenden y nos que nos
estamos acostumbrando a ellos? ¿Es que nos parecen tan lejanos que no
llegamos a darnos cuenta que puede suceder a la vuelta de cualquier esquina?

El conocido escritor Jorge Luis Borges solía decir: “Todo lo que nos ocurre,
incluso las humillaciones, las desventuras, los bochornos, todo nos es dado
como material o como arcilla, para que modelemos nuestro arte”. A partir de
estas situaciones, los autores de “¡Basta!” han creado estos relatos breves con
una misma temática: la violencia de género, sus consecuencias sobre las
victimas y fatales desenlaces.

El ultimo microrrelato analizado en el presente ensayo es “Esa voz”, María


Selva Capella nos propone reflexionar sobre el poder de las palabras sobre la
autoestima de los demás. Los agravios, los insultos o los gritos son armas que
lastiman el corazón y dañan la psiquis. Por eso su autora finaliza diciendo “A
pesar de ello, ella sintió que el tenia razón”, porque la victima así termina
justificando las acciones de su pareja, haciendo de ella misma se desvalorice y
pierda el respeto por su persona.

Estos son tan solo algunos ejemplos de los cien, microrrelatos que contiene el
libro mencionado con anterioridad. Cada uno de ellos nos presenta un hecho
violento con una focalización interna que nos permite vivirlos en carne propia.

El caso del cantante Cristian Coronel es uno de los más emblemáticos. Su ex


pareja y victima lo acusa de 22 casos de violencia durante un lapso de diez
años. “Eran prácticamente todos los días…Todo el tiempo había violencia de
género”, “Que haya rejas en casa me salvo un poco. Hay puertas de la casa
que siguen rotas hasta el día de hoy”, “Me quería matar”, “Me denigro como
mujer”, son algunos de los testimonios de la víctima. Es como si en un solo
caso se fundieran todos los microrrelatos mencionados anteriormente. Hay
violencia física, intento de femicidio, agravios y acoso.

Los menores también son víctimas de este tipo de violencia. La muerte de la


pequeña Nahiara es otro ejemplo aberrante. Padeció maltrato, abandono,
golpes, quemaduras y desnutrición con tan solo 2 años de edad. Su padre la
ultimo mientras su madre, otra víctima más, estaba presente. La noticia narra
“…una mujer que ha sufrido violencia a lo largo de toda su vida, que ha
naturalizado esa situación y que se hallaba viviendo con quien maltrataba y
mato a su hija frente a ella y a sus propios hijos…” Esta mujer estaba tan
acostumbrada a los golpes y tan dominada que no pudo defender a su hija. Su
padre descargo su descomunal violencia contra la pequeña y la sociedad
repudio a su madre ante tal situación.

Como se puede ver, los microrrelatos son el fiel reflejo del mundo en el que
vivimos y en el que el lema “Ni una menos” esta mas presente que nunca. Las
acciones son necesarias y urgentes, la realidad aplastante no puede dejarnos
en la inacción. La literatura nos plantea situaciones dolorosas, nos presenta a
sus protagonistas con su desesperación, su dolor, su angustia y su
desmoralización. Tenemos la obligación de reflexionar sobre estas cuestiones y
ponernos en acción inmediata. Instar a las autoridades a poner manos en
acción, hacer leyes más severas pero por sobre todas las cosas, aplicar todo el
peso de la ley sobre los victimarios y apoyar a las víctimas, conteniéndolas y
brindándoles las herramientas para su recuperación e inserción social.

CONCLUSION

La hipótesis planteada en el primer párrafo introductorio: “La literatura es una


forma de expresión que nos permite reflexionar y tomar conciencia sobre temas
sensibles al ser humano”, es correcta. La literatura ha demostrado ser capaz de
relacionar el acto ficcional de narrar, con la realidad cotidiana, y permite a la
sociedad reflexionar y cuestionar sus problemáticas sociales.

La violencia parece reinar en el mundo actual, tal como lo hizo en siglos


anteriores, y las victimas aun hoy siguen pidiendo justicia. No solamente los
casos emblemáticos de Cristian Coronel o el de la muerte de la pequeña
Nahiara, son ejemplos de violencia de género. Como ellos, lamentablemente,
hay miles. El violento, la mayoría de las veces, no parece serlo. Tiene un
monstruo en su interior capaz de camuflarse y esconderse con inteligencia y
astucia.

Por eso, la lectura es y será una forma de enriquecer el alma y de decir


“¡Basta!”, tal como lo plantean los microrrelatos analizados en el presente
ensayo.

REFERENCIAS

www.unoentrerios.com.ar/policiales/la-violencia-genero-del-estado-la-
absolucion-lescano-n10055184.html
www.elancasti.com.ar/policiales/victima-violencia-genero-todos-los-dias-eran-
una-tortura-n521453

www.acnur.org/violencia-sexual-y-de-genero.html

www.scielo.org.co/pdf/reus/v22n2/2389-7066-reus-22-02-178.pdf

-“¡Basta! Cien mujeres contra la violencia de género”, Macedonia Ediciones,


pdf.

ANEXOS

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