Está en la página 1de 29

EL ALZAMIENTO DE Jíbaros, los Amueshas, los Machiguengas y los Aguarunas,

pero otros grupos menores se hallan todavía esparcidos a lo


JUAN SANTOS ATAHUALLPA largo de la complicada maraña de ríos de la Amazonía. Antes
CONTRA LA DOMINACION ESPAÑOLA fueron más; numerosos han sido los grupos étnicos
desaparecidos en guerras contra elementos virreinales, en
(extraído del libro: Historia general del Ejército peruano: El luchas intestinas entre las tribus, en las depredaciones de la
Ejército durante la dominación española en el Perú República, por mestizaje, por el proceso de expansión urbana
y, sobre todo a causa de las pestes.
Dr. Juan José Vega)
En todo caso, hacia 1742 los "chunchos" -nombre
despectivo que se daba a todos los selvícolas- cubrían la
mayor parte del territorio virreinal peruano, aunque
fragmentariamente, en esa "terra ignota" que vulgarmente era
La conquista del Imperio de los Incas por los españoles llamada "la montaña". Sobre aquel suelo libraron una
no alcanzó a culminar en el siglo XVI. Por diversas prolongada guerra de resistencia; lucha secular y heroica que
dificultades derivadas fundamentalmente del medio reviste varias similitudes con la
geográfico: se dejó de lado el Antisuyo, la parte del Oriente, la
región de las altas selvas.
Así ocurrió porque las expediciones que descendieron a
las junglas en las denominadas "entradas", acabaron en
desastres, a pesar de las hazañas cumplidas en lo tocante a
descubrir nuevas tierras.
Durante la colonia, las cosas no fueron mejores, y
solamente unos cuantos puntos de la selva más próxima a la
cordillera pudieron ser ocupados, en un lento proceso de
expansión y no sin guerra continuada de parte de los
selvícolas, todos los cuales opusieron una constante
resistencia a los españoles.
Los selvícolas no constituían una unidad. Se integraban
en diversas etnias, en culturas aborígenes autónomas de las
cuales aún hoy quedan más de sesenta. Los más conocidos
de estos grandes grupos tribales, que algunos señalan como
naciones, son los Campas, los Shipibos, los Cunibos, los
Mientras las "entradas" terminaron en desastres, a pesar al menos parcialmente, a los Campas, pero éstos habrían de
de las hazañas cumplidas en el descubrimiento de nuevas constituir el sostén principal de la sublevación; así ocurrió de
tierras, el conocimiento de la Costa se expresaba en cartas principio a fin y no sólo el número fue factor decisivo para que
como esta Perspectiva y demarcación del territorio de la así sucediese, sino también el hecho de que los Campas,
ciudad de Trujillo del Perú. divididos en muchas ramas y clanes, contaban con
colectividades propias que seguían siendo libres más allá de
Año 1760, de Manuel Feijoo. los linderos virreinales y que daban ejemplo a los demás, a
los otros Campas sujetos a las autoridades y patrones
virreinales.
Aprovechando estas coyunturas fue que insurgió el
que cumplieron en otras partes de América colectividades misterioso Juan Santos, que tomó agregado el apellido
como las de los pieles rojas y los araucanos, sociedades que, Atahuallpa. Fue un caudillo que intentó un original movimiento
precisamente por carecer de ejército, tuvieron mejor opción de liberación del Perú y de gran parte de América, a partir de
para sostener una campaña por siglos, usando guerreros y no las comarcas de la selva central peruana; hombre que llegó a
soldados. Es precisamente a la más importante acción de esa titularse "Inca y Señor de todos los Reinos de América".
lucha selvática que dedicaremos las próximas páginas: la Simbolizó una respuesta colectiva al acelerado proceso de
rebelión de Juan Santos Atahuallpa, a quien el historiador dominación selvática de su tiempo.
militar peruano, Coronel José A. Vallejo, dedicó un importante
estudio en 1954, obra que constituye el primer intento de En efecto, durante el siglo XVIII se multiplicarían los
reivindicar una olvidada gesta peruana. intentos de penetración en la selva. El Cerro de La Sal, que
tenía fama de poseer oro, fue el eje sobre el cual
La lucha de Juan Santos tuvo caracteres de sedición convergieron los intentos de sojuzgamiento que eran
colectiva y de defensa de antiguas tradiciones locales, precedidos por misioneros franciscanos quienes, aunque
aunque sin negar los aportes cristianos; más bien la actitud de guiados por fines diversos y hasta opuestos a los de los
los selvícolas pudo derivarse del escepticismo de muchos colonos, abrían el paso a estos nuevos conquistadores. Los
conversos cuando reparaban en las diferencias que existían franciscanos lograron fundar misiones en pueblos que fueron
entre lo predicado y lo practicado. Lo que los sacerdotes bautizados como Jesús María, San Tadeo de los Antis,
enseñaban no era cumplido por los católicos y ello iba, en esa Catalipango y otros más en los cuales fueron reuniendo a los
región, en desmedro de sus antiguos pobladores, entre los selvícolas. La finalidad esencial era convertir a los infieles -
cuales en encontraban numerosos Campas, quienes en como se les llamaba- en cristianos y bastante se avanzó en el
muchos casos habían aceptado el sometimiento al orden proceso catequizador. Pero muchos de los nativos no se
virreinal. Producida la insurrección, las Cosas variaron y no resignaron a vivir para siempre en esas aldeas que, por otra
faltaron apostasías, en esa lucha cuyo trasfondo fue parte, bastante se asemejaban a las antiguas "reducciones"
netamente social. Por estas o parecidas razones, Simirinches, creadas por el Virrey Toledo en las cordilleras. Los selvícolas,
Piros, Conibos, Setebos y Comarosquis respaldaron también, especialmente grupos fuertes como los Campas, se resistían
a ser asimilados, aculturados, transformados, y con otros por hijo de Huamanga; y con respecto a sus padres y
frecuencia no percibían las ventajas de la civilización, porque deudos nada pudo descubrirse de una manera evidente” 1.
tras ella venía la explotación, el sometimiento, la pérdida de la Carlos Daniel Valcárcel lo supone selvático, de aquellos
libertad más o menos nómada en la cual hasta entonces "neófitos sobresalientes que, por sus merecimientos, fueron
habían vivido. En todo caso, de lo que más gustaban era de enviados a visitar Europa y tuvieron contacto con otras áreas
las herramientas que los sacerdotes les daban, las cuales - de evangelización y enseñanza" 2.
por ser de hierro- eran enormemente superiores a las que
ellos poseían. Por todo esto fue que fray José Amich hubo de Lo que parece lógico es que fuera mestizo y serrano.
expresar: "[ ... ] los más de estos indios solo [son] cristianos Conviene recordar que por entonces se usaba diferenciar sólo
de nombre". indios y españoles, no siendo ninguno de estos grupos
absolutamente tales, lo cual sería difícil explicar brevemente.
Con todo, al inicio de la insurrección los franciscanos Basta señalar que españoles eran los peninsulares, los
habían cimentado su influencia al extremo de contar entre criollos y hasta los mestizos con rasgos europeos: aquí: raza
Quimiri (actual La Merced) y el Cerro de La Sal más de diez blanca y clase dominante fueron definiciones
pueblos, entre ellos los de Metraro y Eneno. complementarias. Indios eran los descendientes de la raza
nativa, andinos, selvícolas y aun costeños, y también los
Pero los despojos aumentaron. Los bosques que habían mestizos con más sangre aborigen que europea. Juan Santos
sido de todos, pasaron a unas pocas manos virreinales, a las debió ser de estos últimos, aunque las versiones occidentales
de la gente que seguía la trocha abierta por los misioneros. La casi nunca lo llamaron mestizo, sino indio, con absurdo e
caza, la pesca y una elemental agricultura, fueron innegable desprecio.
reemplazados por una regimentación laboral severa y en
plantaciones ajenas. El despojo se había producido; la Juan Santos, serrano del sur del Perú, se educó con los
servidumbre se había iniciado. Y contra ella habría de irrumpir jesuitas, indudablemente, por más que el sabio Vargas Ugarte
en 1742 Juan Santos Atahuallpa, caudillo de una revolución se escandalice de la evidente relación y procure negarla. Son
que por más de una década se mantendría triunfal. sólo conjeturas, dijo el historiador, pero de haber sido cierto -
apuntó luego-, Juan Santos debió haber concurrido al Colegio
de Caciques del Cuzco, aunque su nombre no figura en los
ENIGMAS HISTORICOS SOBRE LA VIDA Y archivos de ese centro de enseñanza. Esa referencia de
Vargas Ugarte nos permitiría suponer a un Juan Santos
ASCENDENCIA DEL CAUDILLO noble, porque sólo hombres de esta calidad concurrían al
Colegio de Caciques. Ello es muy dudoso. En un extremo se
coloca la versión de Lorente, que señaló a Juan Santos como
Manuel de Mendiburu escribió en el siglo pasado, opinión "indio del Cuzco [...] de humildes antecedentes” 3; en el otro,
válida hasta hoy, que "el lugar del nacimiento de Juan Santos un anónimo testimonio de la época de la revolución, un
quedó envuelto en dudas y pareceres contradictorios: "Diario Anónimo de los sucesos de 1743" 4.
tuviéronle algunos por natural del departamento del Cuzco,
De la lectura de cierta declaración que inserta esta obra aparece un Juan Santos inteligente y culto, como realmente lo
surge un Juan Santos realmente descendiente de Incas; fue.
conforme a esa versión, cuando estudiante en el Cuzco
habría mencionado delante de los jesuitas "no haber otro más Juan Santos debió nacer junto con el siglo XVIII. Habría
cercano al Inca del Perú" que él y que habría "de levantarse viajado por Europa y África entre 1725 y 1735, madurando en
con el reino algún día". Lo cierto es que Juan Santos, al el viejo mundo la idea libertaria que nació en él desde su
declararse en rebeldía, se autituló Inca, adoptando el nombre época de estudiante en el Cuzco. Hablaba castellano,
de Atahuallpa, y también Apu Inca Huayna Cápac, según quechua, latín, probablemente algo de inglés y luego conoció
Mendiburu, quien también cita que se proclamó Rey de los varias lenguas selváticas, dominándolas.
Andes. De cualquier forma, fue un "indio ladino" -concluye
Vargas Ugarte 5- que había vivido mucho tiempo entre
españoles.
Debió ser bastante aprovechado en los estudios, pues de
otra manera no se explica cómo pudo viajar por Europa y
África, viaje del que siempre hizo referencia y el cual
indiscutiblemente realizó. Al padre Vargas Ugarte le parece
inverosímil que Juan Santos viajase acompañando a algún
jesuita, "porque ellos no solían llevar criados" 6, pero el
conservador José de la Riva Agüero sí cree en tal compañía, OBJETIVOS POLITICOS y MILITARES, LA LIBERTAD
como también que fuera mestizo el caudillo, "no fue [ ... ] un DEL
bárbaro; fue un indio cuzqueño civilizado, quizá un mestizo a
juzgar por el color y el bozo, que sabía leer en castellano y PERU
latín, y como sirviente de un jesuita habla viajado a España" 7.
No resulta del todo absurdo pensar en que viajase por sus
propios medios, tal vez ayudado por revolucionarios criollos, Juan Santos Atahuallpa proyectó la independencia del
sobre lo cual hablaremos más adelante. Perú como meta final, la expulsión de los opresores
españoles y la restauración de un estado autónomo.
Otra vez la posición más reaccionaria, por lo insultante, es Propugnó la unidad política de todos los naturales del Perú,
la de Ortiz, franciscano de nuestros días, que dice de Juan como clase sometida que debía luchar por su liberación.
Santos que "no pasó de un simple sirviente o pupilo, [ aunque Intentó un acercamiento a los negros, otro grupo oprimido,
] no niego que supiera algunas frases y oraciones en latín, con lo cual su proyecto de unidad nacional fue aún más
por el roce que tuvo con los jesuitas como sucede con importante. Proclamó la lucha contra las haciendas,
muchos sacristanes de nuestros tiempos". Contradice servidumbre, obrajes, panaderías y, comercio, que
inclusive las versiones franciscanas de siglos pasados, donde beneficiaban exclusivamente a los españoles (peninsulares y
criollos) con esclavitud y aniquilamiento de nativos y negros. encabezando varias canoas tripuladas por numerosos
En fin, propuso -según el mismo dijo- la “recomposición", el guerreros.
retorno al tiempo anterior al caos surgido con la llegada de los
españoles. Y luego llegarían adhesiones de los grupos pobladores
del Ucayali, del Pachitea, del Urubamba y de la Pampa del
No era una posición retrógrada, como afirman los Sacramento. Bernardino Izaguirre en testimonio de parte,
detractores de los movimientos mesiánicos. Pero no hay - escribe que Juan Santos tuvo bajo su mando a "los Piras,
hasta hoy- documentos que permitan conocer de qué manera nación feroz, que casi siempre ha estado a favor de las
proyectaba el caudillo gobernar el territorio liberado, aunque peores causas, [ ... a ] los Mochobos, gente indisciplinada,
parte del que redimió volvió a manejarse con entera bastante parecida a los Piros; [ .... a ] los Siriminches, infieles
autonomía. Además, por sus declaraciones, Juan Santos de Parica; y aun a los moderados Cunibos con Siabar a la
Atahuallpa no despreció los pocos rasgos positivos de la cabeza, que celebraron con Juan Santos tratado de alianza"
10
cultura occidental, que seguramente pensó incorporar al .
nuevo proyecto peruano.
Quiso el caudillo que esa alianza se hiciese extensiva a
La unidad política de los naturales del Perú, "fenómeno los serranos, conforme al testimonio del Comisario de las
único de panindigenismo nunca antes constatado", obedeció Misiones en un informe al virrey donde se lee: "Luego que
probablemente al común ideal mesiánico de liberación. Juan acaba de juntar esa gente, sube a Quimiri en donde llamará a
Santos logró algo hasta entonces considerado imposible, la los serranos [ ... ] Llama a todos los indios y los tiene juntos y
fusión de todas las naciones de la selva central. Antes, entre obedientes a su voz [ ... y ] está la gente india en estado que
ellas habían existido continuas guerras: pero Juan Santos - a la menor insinuación obedece a las órdenes de este nuevo
como señala Mendiburu- "adquirió entre ellos tal prestigio que rey". Y aun intentó el caudillo un acercamiento a los otros
alcanzó la paz y unificación de bandos opuestos cuando grupos oprimidos -como ya señalamos-, y prueba de ello es
parecían perdurables las luchas de parcialidades que nunca que durante su entrevista con el fraile Vásquez Caicedo
habían podido entenderse a causa de sus opuestos declaró que “tenía sus hijos indios y mestizos, y los negros
intereses" 9. listos todos a combatir, si el virrey le hacía la guerra” 11.
Comprendiendo la propaganda de Juan Santos, esas Parece que los tratos con los serranos se iniciaron en
naciones formaron un frente común de lucha contra la 1735, año en que regresó al Perú tras su periplo por el viejo
dominación extranjera. Tras el pacto con Mateo Santabangori, continente. Para entonces tenía ya la idea fija de emprender
curaca de Quisopango o Simaqui de los Campas, Juan la lucha emancipadora y, obviamente desligado de los
Santos hizo el histórico llamado que inmediatamente acataron jesuitas, empezó a propagandizar la subversión. Debió
todos los grupos que poblaban las márgenes del Perené: comunicarse con grupos andinos que también conspiraban
Metraro, Nijándaris, Eneno, Pichana y Cerro de la Sal. Poco secretamente, preparando levantamientos locales. Uno de los
después acudiría Siabar, desde la tierra de los Cunibos, más radicales era el de Lima, cuyo núcleo armado se
concentraba en Huarochirí. Según Boleslao Lewin, Juan
Santos empleó varios años en recorrer la sierra desde el truncándose así una alianza entre andinos y selváticos que
Cuzco a Cajamarca y la costa desde Lambayeque a Lima 12. hubiese tenido impredecibles resultados.
Al cabo, debió llegar a la conclusión de que no se vivía en
esas regiones situaciones favorables a la revolución, sino más La actuación de Juan Santos en relación con el
bien enteramente conspirativas. Y, en efecto, la rebelión movimiento de liberación andino está confirmada por el
andina surgiría con fuerza recién en 1750, al parecer en un historiador Izaguirre, quien al respecto señala: "Por
desesperado intento de apoyar conclusión diré que Juan Santos hizo propaganda en la sierra
antes de su entrada a la montaña" 13. De otro lado, desde su
cuartel de Quisopango el caudillo manifestó varias veces
estar esperando a "sus hermanos de la sierra", según
información de espías nativos al servicio de los misioneros.
Pero de todas formas Juan Santos tuvo el apoyo de las
poblaciones serranas cercanas, principalmente de aquellas
formadas por grupos huidos a la selva desde los Andes. Al
respecto es ilustrativo el testimonio del Cunibo Cayabay,
quien informó a los franciscanos que "por el Ene arriba había
un pueblo llamado Puca Tahuarí, de indios cristianos huidos
de la sierra, y tenía como ocho mil almas, y era gobernado
por un curaca principal y cuatro subalternos". Dice Varese por
su parte, que "los andinos y los indios de la ceja de selva
estaban en contacto. La mayoría de los habitantes de la
cordillera oriental tenían tratos comerciales con los grupos
montañeses y muchas veces disponían de chacra o algodón
en los valles cálidos de la montaña [ ... ] Muchos eran los
Misiones del Ucayali y verdadero curso de este río, anexo indios fugitivos que se instalaban en la montaña y
a un informe sobre las Misiones del Ucayali del P. Pablo desaparecían para siempre a los ojos de la corona de
Alonso Carvallo. Guardián del Colegio de Ocopa, remitido al España" 14. Ellos fueron tal vez “los serranos sus vasallos" a
Secretario de Gracia y Justicia por el P. Juan Buenaventura quienes llamó desde Simaqui "para que le acompañasen en
Bestard, el 21 de noviembre de 1819. su empresa", según testimonio de espías negros 15. Pero no
la lucha que para entonces Juan Santos había ya iniciado en hay duda de que la alianza con los serranos tenía mayores
la selva. En Lima, Huarochirí y Lambayeque, el movimiento alcances, porque tras los triunfos selváticos sobre las
de liberación fue sangrientamente reprimido, con la muerte de expediciones de los gobernadores Milla y Troncoso, Juan
los principales líderes, como anotamos en otro capítulo, Santos confesó que pronto vendrían "los serranos a darle la
obediencia y con ellos saldría a coronarse a Lima". Alianza
que -como hemos señalado líneas atrás- se truncó con la
derrota andina de 1750 y 1751.
Los primeros serranos en incorporarse a las fuerzas de
Juan Santos fueron los de Chanchamayo, en número de cien, Selvícola Shipibo que, con los Campas, Cunibos, Jíbaros,
según datos del fraile Amich. Ello ocurrió el 4 de agosto de Amueshas, Machiguengas y Aguarunas, se integraban en
1743, fecha en que los flamantes militantes de la rebelión diversas etnias, en culturas aborígenes autónomas de las
ocuparon la odiada hacienda de Chanchamayo, donde cuales aún quedan más de sesenta. (Foto Garreaud).
padecieran cruel servidumbre, Con estupor, los franciscanos
les oyeron decir que por fin había llegado el Inca que tanto
tiempo habían esperado y que "beberían chicha en la lógica respuesta a largos años de padecimiento y explotación.
calavera del padre y del teniente". Esta manifestación de odio Un "Diario Anónimo” de la época da también testimonio de la
hacia los frailes y militares españoles no era gratuita; era la participación serrana en la gesta, "muchos serranos [ ... ] se
han agregado [ a ] aquella miserable gente chuncha" 16.
Ocurría esto a finales de 1743, tiempo por el cual Campas y
Quechuas unidos capturaron el fuerte de Quimiri. Y a
propósito de los fuertes, la construcción de los de
Chanchamayo y Oxapampa en 1750 obedeció al afán de
"evitar que los indios serranos se pasasen a los rebeldes",
según anota Rubén Vargas Ugarte 17.
Con respecto a los negros hay que decir que los hubo
tanto en el lado virreinal como en el rebelde. En las misiones,
éstos tenían a su cargo la vigilancia policial, razón por la cual
conocían el manejo de las armas de fuego, que los nativos
estaban prohibidos de llevar. Tal vez fue por ello que Juan
Santos intentó captarlos a la causa libertaria, pero pocos
aceptaron unírsele, porque nada podía asegurar que su
suerte mejorase con el triunfo de la revolución. El odio por los
negros era común en los indios, pero el caudillo buscó
amenguar ese enfrentamiento que no sólo era racial. Ya
hemos dicho que aquéllos eran los policías de las misiones;
"por tanto, tenían un status más privilegiado que el de los
‘chunchos’". Aunque había también esclavos negros
padeciendo maltratos en las panaderías y parece que de
entre éstos surgieron los pocos que se sumaron a la acción
libertaria. La más importante de estas adhesiones fue la de Sobre las otras miras del movimiento libertario, nada más
Antonio Gatica, que Juan Santos consideró de tal importancia a propósito que el testimonio de un apologista de las
que lo nombró su primer lugarteniente. La Memoria del Virrey misiones, José de la Riva Agüero, quien escribió que las
Marqués de Villagarcía explica así los hechos, "levantaron miras de Juan Santos fueron "la supresión de mitas, obrajes y
[ los indios ] la obediencia con ocasión del castigo que hizo el repartimientos" 21. Y qué mejor que la declaración del propio
doctrinero, con indiscreta inmoderación, en uno de los caudillo, que en su proclama de Quisopango prometió acabar
caciques principales, quien lo sintió con notable injuria, y con "obrajes, talleres, panaderías y demás oficios, y [ ... ]
unido con un negro, nombrado Antonio Gatica, que antes esclavitud” 22.
había servido para la reducción de los infieles y adquirido
entre ellos grande autoridad, y los hijos de éste pusieron
aquellos ánimos en disposición de que admitiesen las
imposturas con las que el rebelde les había atraído a su
devoción" 18. Siete negros de Quisopango devinieron en RESEÑA CRONOLÓGICA DE LAS PRINCIPALES
rebeldes y, según relatos de los franciscanos, “hicieron a los ACCIONES MILITARES DE LA REVOLUCION (1742-
cristianos bastante daño en estas turbulencias" 19. Ellos 1752).
tuvieron mando, porque Juan Santos les reconoció dotes
guerreras. Y también influyeron en las incorporaciones de ESTALLA EL ALZAMIENTO EN QUISOPANGO.
negros huidos de las panaderías y haciendas, repitiéndose en
PACTO DE JUAN SANTOS CON EL CURACA
parte lo que aconteció cuando la rebelión de Hernández
SANTABANGORI.
Girón.
LA DECLARACIÓN DE GUERRA AL VIRREY.
Del lado virreinal militaron muchos más, y se conocen los
nombres de Francisco y El Congo, negros espías que capturó
Juan Santos y con los cuales envió su famoso anuncio: "A los
españoles, se les acabó su tiempo" 20. En mayo de 1742 se produce el trascendental encuentro
entre el caudillo revolucionario y Mateo Santabangori, curaca
Juan Santos no conseguiría desarraigar el odio del de Quisopango. En ese pueblo, lugar estratégico situado a
serrano por el negro. Los más de sus seguidores aceptaron a orillas del río Shimaki, afluente del Perené por su margen
los auxiliares de la otra raza sólo por obediencia al caudillo. Y izquierda, muy cerca de la confluencia de éste con el Ene,
cuando hubo prisioneros negros siempre se les trató mal. Juan Santos Atahuallpa es aclamado por Apu Inca. Se
Incluso en Sabirosqui fueron condenados a muerte algunos declara a sí mismo "descendiente de Atahuallpa, degollado
negros neutrales, salvándolos Juan Santos en oportuna en Cajamarca por mandato de Francisco Pizarro" y pronuncia
intervención. Cuando no los captó para su causa, el caudillo ante los Campas que allí habitan una encendida arenga
los invitó a dejar la selva: con ellos no era la guerra. utilizando el lenguaje de esa nación nativa, explicando los
postulados de su revolución y anunciando que ha venido a
componer el reino y que acabará con los obrajes, haciendas y tomar posesión de sus reinos, porque de lo contrario a él y a
panaderías donde los indios padecen explotación. su hijo le tiraría el pescuezo como a unos pollitos [ ... ] ".
Prácticamente, era la declaración de guerra.
Sus palabras fueron recibidas con grandes muestras de
admiración. El carisma del caudillo le valió para conseguir la Tras la entrevista, Vásquez de Caicedo marchó a toda
pronta adhesión de los selvícolas. prisa a San Tadeo y de allí a Sonomoro, donde dio cuenta de
la conmoción al Comisario de las Misiones, José Gil Muñoz,
En el afán de tener noticias concretas de lo que ha quien a su vez trasmitió la alarmante noticia al virrey. También
sucedido en Quisopango, el conversor del pueblo de San envió cartas al Marqués de ViIlagarcía, el Corregidor Manuel
Tadeo, Santiago Vásquez de Caicedo, acude a entrevistarse de Martínez, "avis [ ando ] la sublevación de los pueblos
con el caudillo. El encuentro se produce en la tarde del 2 de interiores".
junio de 1742 y la conversación es pública, con la presencia
de los indios formados en círculo, según relato del fraile
protagonista del suceso.
EL COMANDO REVOLUCIONARIO.
Vásquez de Caicedo es recibido con mucho respeto por el
caudillo, que incluso accede a responder un interrogatorio EL CUARTEL DE QUISOPANGO
sobre cuestiones religiosas, en castellano y latín, LA ADHESION DE LAS NACIONES SELVÁTICAS.
sorprendiendo al misionero que llega al convencimiento de
que está tratando con una persona de inteligencia superior. JUAN SANTOS TRAZA SU PLAN DE GUERRA.

No es posible creer en todos sus términos lo que relata el


padre Amich sobre esta entrevista. Según él, Juan Santos "En este pueblo -escribe Varese, refiriéndose a
habría dicho a Vásquez de Caicedo que Dios le había dado Quisopango-, en 1736 habían sido instaladas por la fuerza
licencia para emprender su movimiento liberador; aunque tal varias familias campas sacadas de otro lugar del Gran
vez explicara esa licencia divina en otros términos, como que Pajonal. No es entonces una casualidad que Juan Santos
el cristianismo no aprobaba la esclavitud de los hombres. escoja este lugar para hacer su llamado a todos los indios de
Desde un principio Juan Santos plantea la guerra la selva central. Aquí están reunidas muchas familias
antihispana, o por lo menos, de ser partidario de forzadas por los misioneros a una nueva situación contraria a
negociaciones; ponía condiciones tales que hacían imposible su voluntad; además Quisopango se encuentra bastante
pensar que fuesen aceptadas por la autoridad colonial. alejado de los centros misionales del Perené y Chanchamayo
Vásquez de Caicedo hubo de escuchar, por demás y para llegar allí son necesarios varios días de camino por
sorprendido, la siguiente explicación de Juan Santos: "Que pequeñas trochas muy incómodas. Quisopango, en el
venía a componer su reino y que su ánimo era salir a corazón del Gran Pajonal, es prácticamente inexpugnable. El
coronarse a Lima; que no quería pasar a España ni a reino único río cercano, el Shimá, es torrentoso y es imposible
que no fuese suyo; que el virrey podía tener a bien dejarle navegarlo aun en su desembocadura en el Tambo." Así,
pues, fue una medida acertada escoger Quisopango como Mochobos y Cunibos, todos los del Pajonal y todos los Andes
base de operaciones y cuartel general de aquel ejército de las conversiones". La unidad política de las naciones
irregular. selváticas se lograba, mientras en Lima finalmente se daban
órdenes para iniciar la represión.
Una de las primeras medidas de Juan Santos fue
designar a sus principales lugartenientes. Mateo de Assia, El original plan de guerra de Juan Santos, según el
curaca "cristiano de nombre", unido a su causa desde un minucioso estudio del coronel José A. Vallejo 23 contiene los
primer momento, fue nombrado segundo jefe de las fuerzas puntos siguientes, 1) Procurar que la noticia del hecho
revolucionarias, compartiendo títulos con el negro Antonio realizado se extendiera por todo el país; 2) Evitar ser
Gatica. El nombramiento de este último obedeció al deseo de destruido prematuramente 3) No contando sino con
captar a los negros a la causa libertadora, pues se les armamento primitivo, con el cual no podía enfrentarse de igual
reconocía grandes cualidades como guerreros y eran, por su a igual a los conquistadores, no aceptar, por motivo alguno,
condición de guardianes o policías de las misiones, expertos combate decisivo y retirarse, hasta agotarlos, cada vez que se
en el manejo de las armas de fuego, que el caudillo pensaba presentaran en fuerza; y 4) Utilizar su magnífico servicio de
tomar del enemigo. Gatica se incorporó a las tropas de Juan información, para tomar la ofensiva, cada vez que los
Santos junto con su hijo y otros siete negros, todos los cuales virreinales cometieran un error y se presentaran débiles; tratar
tuvieron puestos de mando en las tropas revolucionarias. de capturarles en esas condiciones, su propio armamento, en
especial las armas de fuego.
Existió además el cuadro de dirigentes nativos, no siendo
éstos siempre curacas, aunque sí en su mayor parte.
Izaguirre dice que esos comandos habían sido antes alumnos
aplicados de las misiones, "indígenas nada ignorantes". Esos REACCION REALISTA EN SONOMORO.
curacas, continúa el historiador franciscano, eran también INDIOS FIELES A LOS ESPAÑOLES
"versados en cierta prudencia nada vulgar [ y ] luego se
convirtieron en elementos de organización en la obra de Juan
Santos". Sonomoro o Pangoa se constituyó en el primer reducto de
Sabedor de que las noticias de su alzamiento han sido la reacción contra Juan Santos. Era en parte lógico, porque
trasmitidas a conocimiento de las autoridades virreinales, en esta población residía el Comisario de las Misiones, José
Juan Santos impartió a sus seguidores instrucciones precisas Gil Muñoz, quien infiltró neófitos fieles en Simaqui, logrando
para prevenir la entrada de tropa enemiga. importante información sobre lo que acontecía en el cuartel de
los rebeldes. Juan Santos sorprendió a algunos de esos
Por esos días recibió la adhesión de casi todas las espías, devolviéndolos a Sonomoro con mensaje
naciones y grupos nativos de la selva central, que hacía conminatorio para el curaca Bartolomé Quintimari, líder de la
tiempo habían estado esperando el llamado a la insurrección: pequeña facción de indios fieles a los españoles.
"vinieron a su favor -relata Amich- los Simirinchis, Piras,
El curaca desatendió el llamado de Juan Santos y sirvió virreinales se pondría en ejecución a mediados de setiembre,
mucho a los virreinales en la construcción de un fuerte que según acuerdo de los gobernadores.
contrarrestara un posible ataque.
Por ese tiempo el virrey ordenó el envío desde Lima de
Convertido Sonomoro en reducto reaccionario, no tres compañías de caballería, adecuadamente pertrechadas,
tardaron en refugiarse allí los pocos selváticos fieles que para reforzar a las guarniciones de Jauja y Tarma.
quedaron en Jesús María y Catalipango, en su mayor parte
mujeres y niños. También se refugiaron en Sonomoro los Las tropas de Troncoso y Milla, según el acuerdo de
Chichirenes, que habitaban Parva, quienes por razones agosto, entrando por caminos distintos debían confluir en
desconocidas no se plegaron a la revolución. Y lo mismo Metraro o Eneno. Asimismo, se acordó que las
hicieron finalmente los franciscanos que trabajaban en el comunicaciones se realizaran por el Perené. Unidas ambas
Gran Pajonal, con gran temor de ser ultimados, pues en el fuerzas, marcharían al asalto de Quisopango. Los virreinales,
camino no hallaron abastecimiento alguno, inequívoca señal como resulta evidente, no contaban con que Juan Santos
que ya no se les quería. decidiese la guerra ofensiva.

PROVISIONES DEL VIRREY. JUNTA DE GUERRA EN COMBATE EN EL PUENTE DEL RIO DE LA SAL
TARMA.
SE ALISTA LA PRIMERA EXPEDICION PUNITIVA Los franciscanos apoyaron desde un primer momento la
guerra contra los revolucionarios. Iniciando esta colaboración,
los frailes Domingo García y José Cabanes alistaron el auxilio
El Marqués de Villagarcía, virrey del Perú, pese a que sus nativo en Quimiri, pueblo a donde se había replegado con
consejeros no tomaron en serio, al menos en un principio, las algunos neófitos fieles del interior.
alarmantes noticias llegadas de la selva, dictó a mediados de
1742 las primeras órdenes para reprimir militarmente a los Informados de que el gobernador Milla entraría por
revolucionarios. Quimiri a territorio liberado, los frailes decidieron componer
los caminos para facilitar el tránsito de las tropas virreinales.
En cumplimiento del mandato virreinal, Pedro Milla y Los auxiliares nativos se encargarían de la empresa, que
Benito Troncoso, gobernadores de las fronteras de Tarma y dirigirían García y Cabanes. Iniciaron esa tarea a principios de
Jauja, respectivamente, celebraron una Junta de Guerra a setiembre.
mediados de agosto, resolviendo efectuar dos entradas
paralelas al territorio convulsionado, una por Quimiri, a las Juan Santos tenía bien organizada su red de espionaje.
órdenes de Milla, y otra por Sonomoro, bajo la Gracias a ello conocería la situación del enemigo. Así, hasta
responsabilidad de Troncoso, "para coger de esta suerte en el cuartel de Quisopango llevó puntualmente el informe de los
medio al pretenso inca". Dicha acción conjunta de las fuerzas
afanes de los frailes de Quimiri. Fue entonces que el caudillo
decidió pasar a la guerra ofensiva.
Llámase río de la Sal al primer tramo recorrido por el
Perené, desde la confluencia del Paucartambo con el
Chanchamayo hasta el puente situado en las cercanías del
pueblo de Eneno. Por este puente se había planeado el paso
de las tropas que desde Jauja dirigiría Troncoso.
El 17 de setiembre, limpiada ya la primera parte del COMBATE DE QUISOPANGO.
camino que desde Quimiri llevaba a Quisopango, frailes e HEROICA RESISTENCIA DE SANTABANGORI.
indios fieles se hallaban en las inmediaciones del puente del
río de la Sal cuando sorpresivamente fueron cercados por las RETIRADA DE LOS VIRREINALES DE JAUJA
fuerzas liberadoras. Con el desacato al llamado de Juan
Santos y sirviendo en el allanamiento del camino que
conduciría a las fuerzas virreinales, los franciscanos e indios En Jauja, Comas y valles aledaños, el gobernador Benito
fieles habían iniciado la guerra y nada podría condenar las Troncoso reclutó cerca de un centenar de soldados españoles
consecuencias de tal actitud. y numeroso auxilio nativo de cargueros y guerreros, a la
cabeza de los cuales penetró a la montaña a principios de
Los guerreros de Juan Santos no dieron cuartel al
setiembre.
enemigo y los flecheros, tras breve resistencia, liquidaron a
los frailes y a la mayoría de "indios" pro virreinales. El El mismo día en que tenía lugar el combate a orillas del
franciscano Dionisio Ortiz, historiador contemporáneo, relata río de la Sal, Troncoso llegaba a Sonomoro, siendo recibido
que "la lucha se desenvolvió en Chanchamayo y sus por el fraile Francisco Gaza, quien aparte de haber reunido
alrededores, y los padres García y Cabanes y el hermano provisiones para la prosecución de la marcha, tuvo especial
Tenorio fueron flechados por los indios al atravesar las aguas cuidado en alistar las armas y municiones que existían en el
del Paucartambo". Es lógico pensar que los religiosos fueron fuerte de aquel pueblo, otorgando así un buen refuerzo a las
muertos cuando trataban de huir, en el instante crítico del tropas virreinales.
combate.
Desde Sonomoro, Troncoso despachó correos hacia el
Tras la victoria, los atacantes ocuparon la conversión del otro lado del Perené, para informarse de la marcha de Milla; y
Cerro de la Sal y se retiraron tras informarse de que se también envió "tres indios de confianza" hacia Quisopango,
esperaba de un momento a otro la llegada de tropas para espiar las posiciones y fuerza de los revolucionarios.
enemigas. Esos "indios de confianza" eran neófitos de Sonomoro,
adecuadamente instruidos por Gaza.
También acudió en apoyo de Troncoso el curaca de con éxito el valioso arsenal, que no quiso cayese en manos
Sonomoro, Bartolomé Quintimari. Este tenía razones para de los españoles.
odiar a los insurrectos. Pocos años antes, cuando la
sublevación de Ignacio Torote, los alzados habían dado Al amanecer del 9 de octubre se inició el desigual
muerte a su mujer. Quintimari ofreció al jefe español auxilio de combate. Las armas occidentales y la superioridad de número
flecheros, que fue aceptado de inmediato. hacían previsible el fatal desenlace para los revolucionarios.
Pero antes del holocausto, "los infieles se defendieron
Convenientemente reforzados y animados por los temerariamente", según el propio relato de los virreinales.
informes de los espías enviados a Quisopango, según los
cuales un pequeño grupo de guerreros defendía esa posición, A la cabeza de los suyos, Santabangori, héroe indio, cayó
Troncoso decidió atacar el cuartel revolucionario, poniéndose fulminado a balazos. Con él, la mayoría de los defensores de
en marcha el 27 de setiembre de 1742. Empero, éste tenía Quisopango. Los pocos sobrevivientes tomaron el camino de
una gran preocupación: no había la menor noticia de lo los montes, una vez que vieron perdido totalmente el
ocurrido con la expedición de Milla. combate. Dice la versión franciscana que -los virreinales no
lamentaron muertos pero que sí "de los cristianos hubo
Juan Santos no se hallaba entonces en Quisopango. muchos heridos”.
Había marchado hacia Eneno al encuentro de las tropas
enemigas que suponía salidas ya de Quimiri. El cuartel El triunfo obtenido por Troncoso fue intrascendente.
general había quedado al cuidado de pequeña pero escogida Ocupó el cuartel de Quisopango apenas un brevísimo tiempo,
tropa de guerreros de los Antis y Simirinches al mando del pues no recibiendo noticia alguna de Milla temió el retomo de
curaca Santabangori. Juan Santos y decidió volver a Sonomoro.

Parece que Juan Santos no pensó en un avance virreinal La retirada se realizó a toda prisa. Llegado a su base, el
por Sonomoro, paralelo al de Quimiri. De allí que descuidase jefe español tuvo informes de que el rebelde se hallaba en
un tanto la defensa del cuartel de Quisopango, que a la vez Eneno con mucha gente nativa. Lo lógico hubiese sido que
era su principal arsenal de armas, especialmente arcos, acudiera hacia allí, era de pensar que Milla se hallase en
flechas y macanas. dificultades. Pero el miedo se impuso al deber y Troncoso
continuó sin dilación su retirada, no parando sino en Jauja,
Santabangori recibió consternado el aviso del avance donde recién se sintió seguro.
enemigo. Sus sesenta guerreros -copiamos cifras de la
versión franciscana- eran numéricamente muy inferiores a los
hombres que comandaba Troncoso, que además poseían DESTRUCCIÓN DE LOS VIRREINALES DE TARMA.
notable superioridad de armamento. Pese a ello, el valiente
curaca se aprestó a combatir. La retirada no le hubiese COMBATES EN NIJANDARIS
resultado difícil, pero había alguna posibilidad de defender
Pedro Milla había tenido dificultades para el reclutamiento evidente riesgo de perderse todos, porque los infieles les
de gente en Tarma. Por ello, recién pudo entrar a la montaña cortaron la retirada".
a comienzos de octubre de 1742, a la cabeza de cincuenta
españoles adecuadamente equipados y con numeroso Luego, Juan Santos consideró llegado el momento de la
contingente de aliados y auxiliares nativos. A retaguardia acción decisiva. Esto ocurrió cerca de Nijandaris. El caudillo
quedó el capitán Francisco Abia, con la misión de seguirle dividió a sus guerreros en dos líneas, la primera combatiría a
apenas hubiese reunido mayor cantidad de hombres. Con los virreinales en las afueras del pueblo y en la segunda
este retraso, lo acordado en agosto era ya impracticable. emboscaría al enemigo dentro de él, en previsión de que éste
sobrepasara la primera línea.
Promediando octubre la tropa de Milla llegó a la
conversión del Cerro de la Sal. Se convino en aguardar allí la Rol importante habría de jugar en estos combates el
llegada de Abia y al mismo tiempo se despachó correos al poderío de material bélico de los virreinales. De no haber
otro lado del Perené, pero no tuvieron respuesta alguna, pues contado con los pequeños cañones y fusiles; ninguno de los
por entonces Troncoso huía de Sonomoro a Jauja. hombres de Milla hubiese sobrevivido. En la lucha librada en
las afueras de Nijandaris ello fue evidente. Los defensores
Hubo bastante alarma entre la gente de Milla una vez consiguieron con sus primitivas armas, neutralizar algunas
conocidos los pormenores del combate de la Sal, que filas de los atacantes, pero las otras se abrieron “paso a
relataron indios neófitos que habían escapado a la masacre fuerza de balazos, saliendo muchos heridos y dejándose
del 17 de setiembre. El miedo creció a medida que transcurría muchos muertos", según el relato español.
el tiempo sin nuevas de Troncoso ni de Abia, con cuyo apoyo
habían contado. Superada la primera resistencia, Milla creyó estar
salvado. Confiaba en los pobladores de Nijándaris, que en su
Juan Santos se encontraba por entonces próximo a marcha de ida tan favorablemente lo habían recibido. Pero
Eneno, desde donde proyectaba ejecutar su campaña estos actuaban en combinación con los revolucionarios y por
ofensiva contra los virreinales de Tarma. Milla recibió informe eso, al entrar en Nijándaris, Milla halló "enemigos tan
de esto y el 10 de noviembre decidió iniciar la escapatoria, obstinados que fue preciso trabar un recio combate del cual
abandonando el Cerro de la Sal camino de Nijandaris. salieron por la noche, retirándose a Quimiri con gran trabajo,
por estar casi todos heridos".
Consciente de la inferioridad en armamento de su gente,
Juan Santos consideró conveniente eludir el combate con el Juan Santos no se esforzó en perseguirlos, porque
enemigo. Conocida la retirada de Milla planeó destruirlo en el desconocía las defensas de Quimiri, hasta donde podía haber
camino, a través de ataques sorpresivos e incursiones llegado ya el capitán Abia. Pero de este no se tendrían
fulminantes (golpes de mano). A partir del 2 de noviembre noticias por entonces.
puso en ejecución esta táctica y las tropas virreinales fueron
cayendo en sucesivas e inesperadas emboscadas. Según Nijándaris quedaba a finales de 1742 como límite del
fuentes de los franciscanos, en esa campaña “estuvieron en territorio controlado por las fuerzas insurgentes. Con buenos
auspicios esperaba Juan Santos el nuevo año, pues "toda la
indiada de la montaña estaba reducida a su obediencia, y se invasiones de los apóstatas", según relata el padre Amich.
prometía que a la primavera siguiente entrarían los serranos a Otro de los que no resistió el trastorno fue fray José Gil
darle la obediencia, y con ellos saldría a coronarse a Lima". Muñoz, quien renunció a sus cargos de Comisario y
Pero el auxilio serrano no llegaría. El comando de la Viceprefecto de las Misiones, reemplazándolo Manuel
resistencia andina no creía llegada la hora de desatar la Albarrán, hasta entonces doctrinero de Huancabamba. Con
revolución, pese a las ideas radicales que se apreciaban en excepción de Núñez, todos los demás misioneros se
los grupos conspiradores de Lima y Huarochirí. refugiaron en Ocopa.
En junio de 1743, el comando revolucionario acordó la
ocupación de Quimiri. Juan Santos quería hacerlo
incruentamente y por eso a mediados de dicho mes envió un
emisario ante el fraile Núñez, conminándolo a que se retirase
cuanto antes a la sierra. El misionero, tras esperar en vano
respuesta del virrey y de los gobernadores de las fronteras a
OCUPACION DE QUIMIRI Y CHANCHAMAYO. sus demandas de auxilio, terminó por acatar la exigencia del
caudillo, retirándose a la hacienda de Chanchamayo. Lo
ADHESION DE SERRANOS acompañaron unos cuantos neófitos de Quimiri. En el ánimo
del fraile pesó mucho el hecho de que se quedase sin
provisiones. La presencia de los revolucionarios en las
En los primeros meses de 1743 la guerra se mantuvo inmediaciones fue suficiente para que "nadie se atreviese a ir
estacionaria. De Nijándaris al interior de la montaña se a sus chácaras a buscar lo que ellas producían para alimentar
extendía el territorio controlado por las huestes de Santos la vida". La producción en las haciendas y el comercio, que
Atahuallpa y, en Quimiri, pueblo fronterizo, apenas si quedaba tanta prosperidad diera a los conquistadores, sufrieron
un misionero con fidelísimos neófitos. Los españoles, violenta interrupción.
abandonando sus prósperas haciendas, habían escapado a
Juan Santos supo por sus informantes que por el
Jauja, Tarma y Lima, bastante consternados tras el total
momento no había señales de que se preparase una
fracaso de la primera expedición punitiva que, por ironía,
expedición en su contra pero tampoco
había ido a "castigar" y volvía castigada. Mucho tardaría en
alistarse una segunda; y antes, los revolucionarios ocuparían
Quimiri y Chanchamayo.
Lorenzo Núñez fue el único fraile que tuvo el coraje de
mantenerse en Quimiri aun a sabiendas de que el asalto de
este pueblo era inminente. Había reemplazado en esa
conversión a José Arévalo, quien prefirió retirarse a principios
de año "viendo que el pueblo se hallaba indefenso a las
sierra a varios emisarios, con la misión de incentivar para que
en los Andes se desatase también la guerra de liberación.
Dice la versión franciscana que por estos días “el pretenso
inca aguardaba que llegasen éstos [ los serranos ] para salir a
la conquista de su reino". Uno de esos emisarios fue
apresado en Chanchamayo, al parecer delatado por indios
pro virreinales.
El 1° de agosto, Juan Santos, a la cabeza de dos mil
hombres de "diferentes naciones", ocupó Quimiri.
Lorenzo Núñez, enterado del suceso, envió a Quimiri dos
espías, uno de ellos alcalde serrano de Chanchamayo.
Apenas llegados éstos al río de Quimiri fueron hechos
prisioneros y conducidos a presencia del caudillo. Juan
Santos, por medios persuasivos, supo ganarse las simpatías
del alcalde, a quien explicó que venía a “componer", vale
decir a poner las cosas en orden y "que no quería hacer mal a
nadie, sino que le diesen lo que era suyo". Tras ello, lo dejó ir
en paz, con su compañero.
Hizo bien Juan Santos, pues el alcalde apenas llegado a
Chanchamayo "esparció la voz de que el inca no quería mal a
los serranos". Gran impacto favorable para la revolución
causó esa nueva, pues hasta entonces los indios de
Mapa en que se manifiestan los sitios en que se hallan Chanchamayo, engañados por los frailes, habían visto en
situados el Colegio de Propaganda Fide de Santa Rosa de Juan Santos un enemigo. Hecha pública la versión del
Ocopa y las Misiones que tiene a su cargo, por Fr. Pedro alcalde, la noche del 4 de agosto proclamaron su apoyo al
González Agüeros. En la parte inferior se da noticia de los movimiento, comprendiendo que pugnaba por la liberación del
pueblos de Misiones perdidos en el Cerro de la Sal y el Gran Perú.
Pajonal a causa del levantamiento de Juan Santos
Atahuallpa. Con ojos de espanto debió ver fray Lorenzo Núñez las
manifestaciones de adhesión de los serranos a Juan Santos:
“tuvieron los indios de Chanchamayo aquella noche -relata el
se conocía lo que en la sierra hacían las agrupaciones padre Amich- grandes festejos, bailes y borracheras,
insurrectas con él vinculadas. En vista de ello, envió a la celebrando como los Chunchos la venida de su inca,
cantando en su idioma que beberían chicha en la calavera del En Jauja recibieron los expedicionarios un refuerzo de
padre y en la del teniente". Era la primera manifestación doscientos milicianos reunidos por el corregidor Alfonso Santa
serrana de apoyo a la rebelión selvática; evidentemente, el y Ortega.
ideal mesiánico estaba latente entre las gentes de
Chanchamayo, oprimidas principalmente en las haciendas de El 27 de octubre los virreinales llegaron a Quimiri, sin
los españoles. haber sido atacados. Cabe suponer que Juan Santos prefirió
mantenerse a la defensiva dada la notoria superioridad bélica
Al día siguiente 5 de agosto, los flamantes militantes del del enemigo.
movimiento liberador ocuparon la hacienda de Chanchamayo
"con grande algazara", según el testimonio español. Núñez, el De inmediato, se trabajó en la construcción de un fuerte,
teniente cuyo nombre no se menciona y algunos neófitos que vino a terminarse el 8 de noviembre. Dentro de él se
fieles huyeron a Tarma. Juan Santos, al entrar en colocaron cuatro cañones y cuatro pedreros, guardándose
Chanchamayo, alcanzó a hablar con un indio que fugaba, granadas y municiones abundantes. Se pensaba que ello
dándole encargo de decir a los españoles de Tarma "que no bastaría para contener a los selváticos, rudimentariamente
se molestasen en ir a buscarlo, que él los iría a ver a armados. El Corregidor Santa, acompañado de sus
Palcapampa". Como se aprecia, el ardid y la coacción milicianos, dejó Quimiri el 11 de noviembre, quedando al
sicológica no eran desconocidos para el arrogante caudillo. cuidado del fuerte Bertholi con sus sesenta veteranos y
aliados indígenas.
La ocupación de estos pueblos fue breve. Juan Santos
prefería residir en su cuartel general de Quisopango. Al conocer la partida de Santa, Juan Santos creyó llegada
la oportunidad de volver a la ofensiva. Su primera acción fue
el asalto a una tropa que conducía víveres al fuerte; el
combate, o emboscada, se libró a orillas del río Chanchamayo
DESTRUCCIÓN DE LA SEGUNDA EXPEDICIÓN y en él perecieron diecisiete españoles. A continuación, el
PUNITIVA. caudillo decidió el sitio del fuerte. Con el fin de impedir la
ASALTO DEL FUERTE CONSTRUIDO POR LOS llegada de refuerzos a los sitiados, ordenó cortar los puentes
y obstruir los caminos. Pensaba rendir a la gente de Bertholi
VIRREINALES EN QUIMIRI. COMBATES EN por hambre.
CHANCHAMAYO.
El capitán español intentó la salida de algunos de sus
hombres en busca de refuerzos, pero ellos no avanzaron
En Lima, los éxitos del caudillo empezaron a inquietar mucho, muriendo a manos de los sitiadores. El único que
seriamente al virrey, que decidió el envío de sesenta soldados pudo burlar el cerco fue el padre Lorenzo Núñez, que marchó
del fuerte del Callao al mando de los capitanes Pedro a Tarma en busca de socorro.
Alzamora y Fabricio Bertholi, que en setiembre de 1743 se Los víveres escasearon en el fuerte, agravando la
pusieron en marcha a la zona convulsionada. situación una rara epidemia. que afectó a los españoles,
muriendo muchos de ellos. Hubieron desesperados que Temeroso de un desastre de mayores proporciones
intentaron desertar y Juan Santos, consciente de su victoria, Troncoso optó finalmente por la retirada.
invitó a Bertholi a rendirse, prometiendo respetar la vida de
los suyos. El jefe sitiado prefirió resistir.
El combate decisivo fue breve. Escasa fue la resistencia EL VIRREY SE VALE DE LOS JESUITAS
que pudieron oponer Bertholi y sus hombres. El fuerte cayó PARA NEGOCIAR LA PAZ
en poder de los revolucionarios y todos sus defensores fueron
aniquilados. Ocurrió ello el 1° de enero de 1744.
Merced a los afanes del fraile Núñez, que debió pasar El padre Amich consigna informe de que en el verano de
hasta Lima en demanda de apoyo, se concentró en Tarma 1745, obedeciendo órdenes del virrey Marqués de Villagarcía.
una fuerza de trescientos españoles, que a las órdenes de cuyo gobierno fenecía, entró en la montaña el padre Irusta; de
Benito Troncoso partieron hacia Quimiri el 28 de diciembre de la Compañía de Jesús, acompañado de otro sacerdote, cuyo
1743. nombre omite, con encargo de lograr la paz con Juan Santos
o en su defecto trabajar secretamente su desestabilización,
El 3 de enero de 1744 llegaron a orillas del tomando contacto con indios que no siguiesen muy
Chanchamayo, que no pudieron cruzar por estar todos los fervorosamente al caudillo. El historiador franciscano está
puentes cortados. Desde la orilla opuesta, los hombres de convencido de que "habló el padre Irusta a los caciques y
Santos les disparaban con los cañones y pedreros capturados principales que conocía [ entre ellos Mateo de Assia, principal
en el fuerte de Quimiri; en esos combates, anota el padre lugarteniente de Juan Santos ]. Lo que pudo ajustar con ellos
Amich, fueron los negros quienes manejaron la artillería de los no lo dijeron a nadie; pero por los efectos que después se
beligerantes nativos. Hasta el 7 de enero estuvo la gente de vieron, se conoció no haber conseguido cosa alguna".
Troncoso intentando el paso; sus más audaces soldados no
pudieron avanzar mucho. Recién ese día tuvo el jefe español
clara evidencia de la muerte de 105 españoles que jefaturara DESTITUCIÓN DEL VIRREY.
Bertholi; los selváticos, desde las orillas opuestas, hicieron
ostentación de los despojos del fuerte, mostrando la ropa, REFUERZOS REALISTAS DE AMERICA
sombreros, sábanas y camisas de los españoles.
Enfurecidos con ello, los de Troncoso atacaron con enojo
Según algunos historiadores, la destitución del Marqués
las posiciones de sus enemigos; el combate era a cañonazos
de Villagarcía estuvo motivada por su fracaso en la
y con granadas, con el río como obstáculo. Los españoles
debelación del movimiento de Juan Santos. Dice el coronel
llevaron la peor parte, y esto es mérito de los artilleros negros,
Vallejo que en España "se contempló la necesidad de enviar
pues según anota la versión franciscana "hubo muchos
a persona enérgica, militar de prestigio, y se ofreció el
heridos y muertos de parte de los cristianos".
virreinato a D. Sebastián de Eslava, Virrey de Nueva
Granada, de brillante actuación en Cartagena, cuya Benito Troncoso, gobernador de las fronteras, para ponerlo al
preocupación por esta rebelión estaba de manifiesto (había corriente de su plan y solicitarle se ocupara
escrito al rey sobre los éxitos del ‘Restaurador de la Libertad’,
criticando sutilmente la actitud vacilante del Marqués de
Villagarcía), pero Eslava se excusó. Fue designado entonces
don José Antonio Manso, General del Ejército español; a la
sazón Presidente de la Audiencia de Chile, de reconocida
energía y actividad y a quien se juzgaba capaz de tales
funciones, en momento delicado".
El general Manso, estando aún en Chile, recibió orden de
sacar de allí oficiales, tropa y material de guerra que más
necesarios eran en el Perú. Al mismo tiempo, el gobierno de
la metrópoli envió cartas a los gobernadores de las colonias
americanas solicitando estar alertas para el socorro oportuno
al virrey del Perú.
Una prueba irrefutable de ello está en la carta que con
fecha de 21 de diciembre de 1744 escribe el secretario de
Felipe V al gobernador de Buenos Aires.

COMBATES EN EL CERRO DE LA SAL Y NIJANDARIS.


PRIMERA ENTRADA DEL GENERAL LLAMAS

En la creencia de que los jesuitas habían tenido éxito,


Manso de Velasco, el nuevo virrey, ordenó al general José
Llamas emprender una nueva campaña punitiva. Se
menciona que el proyecto corrió a cargo de los padres de la
Compañía, con el escándalo de los franciscanos.
A principios de 1746 llegó Llamas a Tarma, con título de
gobernador de la provincia. Poco después hizo llamar a
Plan [ mapa ] del curso de los Ríos Huallaga y Ucayali y Desacatando lo acordado con Llamas, Troncoso se había
de la Pampa del Sacramento levantado por el P. Fr. Manuel adelantado hasta Nijándaris. Allí sostuvo un combate con los
Sobreviela Guardián del Colegio de Santa Rosa de Ocopa, revolucionarios, perdiendo muchos combatientes. Optó
cuya versión original fue "Dado a luz por la Sociedad de también por la retirada.
Amantes del País. Año 1791. Joseph Vásquez Sculp. Lim", y
apareció en el Mercurio Peruano N° 81, de 13 de octubre de De haber estado presente Juan Santos en esa campaña,
1791, siendo de los primeros mapas grabados en el Perú. dice la versión franciscana, “hubiera sucedido un estrago muy
afrentoso a las armas españolas”.
Se salvaron los virreinales del exterminio total porque
del reclutamiento de tropas. Troncoso aconsejó esperar a que habían "pocos indios que se hallaban escondidos por los
pasase la estación de lluvias para abrir campaña, pero montes". Mediante una adecuada táctica de combate, esos
Llamas no hizo ningún caso de la recomendación. pequeños destacamentos revolucionarios "hicieron [ sus ]
hostilidades y muertes en los soldados".
Por ese tiempo, Juan Santos expedicionaba en el interior,
al parecer en campaña proselitista. Sus lugartenientes habían Posteriormente, Llamas se quejaría de los jesuitas,
quedado encargados de organizar las operaciones de quienes le habían asegurado que a su llegada a Cerro de la
resistencia, en caso de ofensiva de los virreinales. Sal se le uniría el curaca Mateo Assia con numeroso efectivo.
Assia, primer lugarteniente de Juan Santos, no traicionó su
En marzo, al mando de doscientos soldados españoles, causa.
reforzado con trescientos guerreros y cargueros nativos, el
general Llamas entró por Huancabamba a Cerro de la Sal. Al
mismo tiempo, de Oxapampa partió una fuerza de ciento
cincuenta españoles y doscientos refuerzos indígenas, ASALTO DE MONOBAMBA
comandado por Troncoso, tomando el camino de Quimiri.
Ambos destacamentos confluirían en un punto previamente
determinado y marcharían juntos al encuentro de Juan Fue propósito de Juan Santos que los postulados
Santos. ideológicos de su revolución llegaran a oídos del virrey. Su
objetivo especial era la propaganda; influir en la opinión
Como era de esperarse, la expedición punitiva fracasó pública sobre la trascendencia de su lucha. No había
rotundamente. Llamas no pudo enlazarse con Troncoso en
Cerro de la Sal, como fue convenido, pero sí tuvo encuentros
con guerreros selváticos, que le causaron bajas en sucesivos
y sorpresivos combates. Agobiados por el clima y dichos
ataques, los españoles realizaron una desastrosa retirada,
dejando en el camino: caballos, víveres y más hombres
muertos.
pereciendo treinta y dos monobambinos pro virreinales. Los
jefes negros se cuidaron de llevar a Quimiri un cura clérigo,
en calidad de prisionero.
Juan Santos conferenció con el cura, que las crónicas
mencionan huamanguino y "sujeto de buena capacidad". Le
encargó decir al general Llamas que no le escribía por
considerarlo autoridad de muy inferior rango y le entregó las
cartas destinadas al virrey. En ellas volvía a proclamar que "él
era señor del reino", exigiendo "que se lo desocupasen”. En
Lima, el cura informó que Juan Santos tenía escaso ejército
regular, "pero que cuando le parecía necesario lo juntaba de
todas las naciones". Por él también se vino a saber que la
guardia personal del caudillo estaba a cargo de guerreros
Siriminches.
Insurrección de Juan Santos Atahuallpa y pérdida de
todas las Misiones. Quimiri (hoy La Merced), 1747. (Oleo de
Gabriel Sala, Convento de Santa Rosa de Ocopa). JUNTA DE GUERRA REALISTA EN TARMA

forma de poner en ejecución esa idea, pues ninguna Las cartas de Juan Santos preocuparon profundamente al
autoridad: política o religiosa, se atrevía a solicitar una virrey, alarmado de que en tanto tiempo no se hubiera podido
conferencia con él. Proyectó entonces capturar como obtener triunfo alguno sobre el arrogante caudillo, que hasta
prisioneros a algunos frailes, con los cuales trasmitir su tenía la osadía de exigirle se retirase cuanto antes del país.
mensaje. Corría el año 1746. Pero Manso de Velasco no tenía una cabal idea de la
trascendencia del movimiento selvático y menos aún
La ocasión se presentaba con motivo de la fiesta de San
sospechaba los planes conspirativos andinos.
Juan, que se celebra en todos los pueblos cristianos de la
selva. El pueblo más apropiado para un asalto exitoso era Sin embargo, considerando indispensable debelar cuanto
Monobamba Y hacia allá despachó un escogido antes la insurrección selvática, el virrey ordenó a los
destacamento comandado por guerreros negros. gobernadores de las fronteras de Tarma y Cuzco tomasen las
medidas pertinentes al caso.
El asalto de los revolucionarios a Monobamba fue
sorpresivo, no obstante lo cual, acatando la invocación de los En Tarma, el 20 de agosto de 1746, se reunió un Consejo
frailes concurrentes, los neófitos fieles presentaron tenaz de Jefes militares, cuyas conclusiones no eran las que había
resistencia. La victoria fue para los de Juan Santos, esperado el virrey, porque allí se reconoció que era
prácticamente imposible recuperar el territorio ocupado por 28 de marzo los virreinales llegaron a la margen del río Ene,
los revolucionarios y que era recomendable permanecer a la decidiendo descansar aquella noche para cruzar el río, en
defensiva. A ese efecto se ordenó la construcción de fuertes balsas, al día siguiente. Ignoraban que sus pasos habían sido
en Chanchamayo y Oxapampa "para que de esta suerte se seguidos por los Siriminches y Piros que cayeron sobre ellos
contuviese a los infieles su audacia y a los serranos se sorpresivamente. El combate duró algún tiempo; las armas de
impidiese la entrada en la montaña". fuego que portaban los españoles les permitió resistir el
ataque de los flecheros que los superaban en número.
Los virreinales habían reconocido su derrota. Finalmente, el triunfo fue completo para quienes defendían
sus territorios, no quedando con vida ningún invasor.

COMBATE DEL RIO ENE. TRIUNFO DE SIRIMINCHES y Lorenzo Núñez reemplazó a Albarrán como Comisario de
PIROS las Misiones. Solicitó y obtuvo permiso para pasar a Quimiri,
deseoso de conferenciar con Juan Santos. Lo recibió éste en
mayo de 1747, no aceptando el arreglo que le ofrecía,
En Sonomoro, bastión de la reacción, el fraile Albarrán, diciendo "que aguardaba a los curacas de la sierra". Las
Comisario y Vice Prefecto de las Misiones, destacó por sus invitaciones a que abandonara su lucha se repitieron sin éxito
afanes en favor de la causa virreinal. Dice la fuente alguno. Tras su fracaso, Núñez regresó a Ocopa.
franciscana que Albarrán "atendía cuidadoso a la conversión
de Sonomoro, procurando que el fuerte de dicho pueblo
estuviese en estado de defensa. Y para conseguir una SE PRECIPITA LA REBELION EN LA SIERRA
entrada más fácil para dicha conversión, discurría varios
medios, y se informaba de las cabeceras de la sierra por
donde se pudiera conseguir". Según sus cálculos, era posible En 1749 se firmó la paz europea. Desaparecido de
efectuar una entrada por la montaña de Acón, saliendo de momento el problema inglés, el virrey dirigió su atención al
Huanta. movimiento revolucionario que conmocionaba la selva, "A
este fin -relata Amich- mandó formar cuatro compañías de
Aprobado su plan, de Ocopa marchó a Huanta, tropa reglada, para que puestas dos de ellas en Tarma y dos
acompañado de dos religiosos. En Huanta logró el concurso en el valle de Jauja, estuviesen prontas al socorro de
de una tropa española y también reclutó indios de refuerzo cualquier parte que el pretenso inca intentase sorprender.
que sirviesen en calidad de cargueros y guerreros. A la También formó una compañía de caballería, para contener a
cabeza de ellos, partió de Huanta a mediados de marzo de los indios serranos, que engañados con las promesas del
1747. rebelde, se quisiesen entrar a la montaña".
La zona por donde Albarrán creía fácil la entrada en Juan Santos esperaba de un momento a otro la
territorio liberado estaba al cuidado de guerreros Siriminches anunciada ayuda serrana. Pero como dijéramos
y Piros, de los más radicales partidarios de la revolución. El
anteriormente, el movimiento de resistencia andina aún se COMANDANDA POR EL GENERAL JOSE LLAMAS
hallaba en pleno proceso conspirativo. Lamentablemente una
deIación vino a destruir esos planes. En Lima los
conspiradores principales fueron hechos prisioneros casi en José Llamas jefaturó en la segunda mitad de 1750 una
su totalidad y sometidos a crueles torturas confesaron que se nueva entrada contra las posiciones de Juan Santos, por ese
hallaban próximos a desatar la guerra independentista, con tiempo concentrado en Eneno. Se menciona que esta vez
intenciones de restaurar el imperio autónomo, en muy posible Llamas consiguió reunir el mayor número de tropas represivas
relación con la revolución selvática. Esos líderes fueron que hasta entonces había actuado. Parte de ellas entró por
sometidos a juicio sumario y posteriormente decapitados en el Tarma y otra por Monobamba.
puente del Rímac.
Para neutralizarlas Juan Santos decidió emplear la táctica
La historia nacional debe recordar sus nombres: de golpes de mano: "tenía sus emboscadas por los montes,
Miguel Suriche, Antonio Cabo, Gregorio Loredo, Melchor para cometer a los que se desmandasen del cuerpo de la
de los Reyes, Santiago Nelpo y Julián Ayala. tropa". Además, fue siempre abriendo camino a los
Uno de los más connotados cabecillas de la conspiración virreinales, pero a su manera, es decir, camuflando fosos
limeña, Francisco Inca, logró escapar a la represión, con cada cierto trecho. Tenía planeado aniquilar al enemigo poco
varios de sus partidarios, internándose en Huarochirí. Bastó a poco, ya que no se hallaba en condiciones de librar
su presencia y el relato de lo ocurrido en Lima para que los combate franco, dada la notable inferioridad de armamento de
revolucionarios de Canta y Huarochirí, en precipitada actitud, que disponía.
pese a que las fuerzas virreinales estaban prevenidas, Una vez más el triunfo fue para el ejército liberador. La
iniciaran la guerra de liberación. Obviamente, en los combates expedición de Llamas sufrió numerosas bajas y el general,
que libraron contra los realistas llevaron la peor parte, siendo cuando apenas había recorrido la primera parte de su
duramente reprimidos. En esa desigual lucha perecieron los proyectada entrada, renunció a ella, volviendo a su base
más destacados líderes revolucionarios, en tanto sus pueblos completamente derrotado.
eran asolados despiadadamente. Fuerzas represoras salidas
de Jauja y Tarma, de las que el virrey destinara para combatir
al ejército de Juan Santos, llevaron el terror a la sierra central, TOMA DE SONOMORO
logrando desmoralizar a los cuadros serranos, cuyo comando
debió pasar entonces a la clandestinidad. El fracaso de la
revolución andina tendría negativas repercusiones en el
Como mencionáramos anteriormente, Sonomoro o
desarrollo de la ofensiva que se preparaba en la selva.
Pangoa se convirtió en reducto de la reacción. Allí se hallaban
concentrados numerosos neófitos que permanecieron fieles a
los españoles, especialmente los Antis y Chichirenes, que
DERROTA DE LA SEGUNDA EXPEDICIÓN REALISTA habían ayudado en la construcción. de un fuerte, donde
acantonaba una guarnición convenientemente equipada, entonces concentrada a reprimir los brotes subversivos
aunque escasa de víveres, porque nadie se atrevía a ir a serranos, especialmente en Lima, Huarochirí y Lambayeque.
buscarlos al interior, temerosos de las celadas de los
rebeldes, y tampoco llegaba ayuda de Jauja. Parece que hasta Sonomoro llegaron a principios de
1752, algunos rebeldes huidos de Huarochirí. Por ellos supo
En el verano de 1751 Juan Santos decidió el asalto a Juan Santos el fracaso de Francisco Inca. No había ya
Sonomoro y hacia allí partió con escogida tropa. Sabido su muchas esperanzas en el apoyo serrano, cuyo comando
avance, los españoles discutieron la conveniencia de había pasado a la clandestinidad.
permanecer en la custodia del fuerte. La fuga de varios
neófitos hasta entonces fieles, por temor al castigo de Juan En agosto de 1752, el caudillo decidió iniciar una
Santos, los obligó a optar por la retirada. Hubiese sido suicida incursión en el pueblo serrano de Andamarca. Su propósito
sostenerse en el fuerte; el recuerdo de lo sucedido en Quimiri sería “tantear los ánimos de los serranos", seguramente
fue más que suficiente para justificarse ante sus superiores. impactados por los sucesos de 1750.
El temor a los selváticos fue tanto que se apartaron del Una fuerza rebelde de quinientos nativos selváticos salió
camino principal, y por intrincados senderos escaparon hacia con Juan Santos, afrontando en el camino muchas vicisitudes
Andamarca. Señala la versión franciscana que los neófitos por el cambio de clima principalmente, Los guerreros
fieles que marcharon hacia Jauja ''a pocos años se murieron selváticos, apenas protegidos por sus cushmas, debieron
todos [ ... ] extrañando grandemente el destemple del país". soportar "el grande frío de las punas"; Juan Santos se
Sin hallar resistencia, Juan Santos ocupó Sonomoro, encargó de fortalecer la moral de sus tropas, aunque él
estableciendo allí su cuartel general por algún tiempo. mismo debió sentirse mortificado durante la marcha y no
precisamente por el frío, sino porque no aparecía ningún
auxilio serrano.
CAPTURA DE ANDAMARCA En Andamarca cundió el pánico apenas sabida la
aproximación de los revolucionarios. Los hacendados
partieron apresuradamente hacia Jauja y apenas si quedaron
La guerra permaneció estacionada durante un año. El en el pueblo un par de religiosos.
caudillo revolucionario, desde su cuartel de Sonomoro, se Sin resistencia alguna, Juan Santos tomó posesión de
dedicó a destacar partidas de guerreros hacia las zonas Andamarca e invitó seguidamente a los serranos a sumarse a
limítrofes del territorio liberado, sin obtener noticia sobre los la revolución. No hubo reacción favorable. Bien se habían
movimientos de los virreinales. cuidado los españoles de Andamarca de anunciar la
Debe suponerse que Juan Santos se mantuvo a la inminente llegada de fuerzas virreinales y el temor estaba
expectativa de lo que sucediese con la revolución desatada arraigado entre los serranos de ese pueblo, más todavía tras
en los Andes. La preocupación de los realistas estaba conocerse la sangrienta represión en Huarochirí. Con
bastante desagrado, Juan Santos debió reconocer "que los
serranos no, estaban a su devoción, pues no le daban la Con la acción de Andamarca concluye la campaña
obediencia". ofensiva de la revolución, hasta donde alcanzan las
informaciones hasta hoy conocidas.
Aprovechando tal situación, los religiosos de Andamarca,
a quienes el caudillo no había molestado, iniciaron una
campaña de instigación a la reacción entre los serranos. Juan
Santos fue advertido de esto, y optó por encarcelar a los
frailes, al mismo tiempo que permitía la retirada pacífica de
los serranos, que huían camino de Comas.
Supo luego el caudillo que fuerte contingente de
virreinales había partido de Jauja. Era inútil y arriesgado
permanecer en Andamarca y Juan Santos decidió el retorno a
su cuartel de Sonomoro. Antes, permitió que sus partidarios
más exaltados quemaran el pueblo y lo saquearan, tomando
todo el ganado allí existente.
Los religiosos habían sido liberados, y a toda prisa
huyeron "de noche por los cerros con el continuo temor de
perecer a manos de los infieles, o en los principios de
aquellas quebradas". En el camino dieron con las fuerzas
realistas, excitándolas a acelerar su marcha. Pero al llegar a
Andamarca, los españoles hallaron el pueblo abandonado,
aunque destacamentos de avanzada dieron con algunos
indios que les hicieron resistencia, a los que capturaron. El
jefe de los españoles, Marqués de Casa Torres, ordenó la
inmediata ejecución de esos revolucionarios, actitud que
merecería incluso la reprobación del virrey. Tuvo sí temor, el
severo Marqués, de ordenar la persecución de Juan Santos,
lo cual fue criticado muy duramente por los franciscanos:
"Mucha omisión hubo en la tropa del valle de Jauja en no
seguir el alcance a los infieles; pues se hallaban tan poseídos
de frío que estaban imposibilitados de usar del arco y las
flechas; y si los hubieran perseguido, era muy natural haber
conseguido de ellos una completa victoria". Exagerado este
último detalle, pero cierto todo lo demás.
Plano del Virreinato del Perú, 1792, por el Dr. Andrés
Baleato, cartógrafo oficial del Virreinato del Perú, y mandado
hacer por el Virrey Francisco Gil y Lemus. Expresa la
inquietud cartográfica creada por la segregación del Virreinato
de Nueva Granada en 1739, Y la del Virreinato de Buenos
Aires en 1776, en cuyo interín se produjo el alzamiento de
Juan Santos.

FINAL DEL ALZAMIENTO Y SU IMPORTANCIA


POLITICA

Parece que el fracaso de la revolución andina tuvo


decisiva influencia en el destino de la selvática. Luego de la
incursión en Andamarca, conocedor del descabezamiento del
comando rebelde serrano y casi sin contacto con los
conspiradores quechuas que pasaron a la clandestinidad,
Juan Santos debió llegar a la conclusión de que su lucha
debía ceñirse a proteger el territorio liberado, que iba de
Quimiri y Andamarca al interior.
Las informaciones virreinales refieren que en 1756 el
brigadier Pablo Sáenz de Bustamante, a la cabeza de regular
número de tropas logró penetrar hasta Quimiri sin sufrir
ataque alguno. Esto llevó a suponer que la revolución había
fenecido; pero no era así: "Hacia catorce años que Juan
Santos había proclamado la independencia del Perú y que
había mantenido la zona ocupada por él, que no había podido
ampliar por falta de armamentos", apunta bien el coronel
Vallejo 24. Juan Santos optó por mantenerse a la defensiva,
pero siempre victorioso. Sáenz Bustamante no se atrevió a
avanzar más allá de Quimiri, razón por la cual su informe o
suposición sobre que la revolución había concluido no puede
aceptarse. Vargas Ugarte, hablando seguramente de esta hubiera promediado nada en contra de ellos, sino más bien
fase final, dejó escrito que ''para defenderse les bastó a los todo en favor de ellos. Montaron en cólera y lo optaron por
alzados internarse en los bosques y arcabucos de la perseguirlo con el fin de victimario, donde quiera que lo
montaña, de donde era muy difícil, por no decir imposible, hallaran, como represalia de lo mal que procedió dándoles
desalojarlos" 25. ese mal consejo de rebelión, obligándoles a incendiar y
saquear todos los reductos misionales existentes, sin
Una versión de finales del siglo pasado, la de Albino conmiseración de ninguna clase. En consecuencia se cree
Carranza 26, relata imaginativamente que la muerte de Juan que bajó del Gran Pajonal a encontrarse con el rio Ene y que
Santos ocurrió en circunstancias bastante especiales, ''Murió surcó hasta las orillas del Kiatari, y luego siguió por pie a
por los años 1755 a 1756 en una fiesta que acostumbraban tierra de Chavini, Mazamari, Llailla, Capiro, Portachuelo, San
realizar los salvajes en la cosecha del choclo. Consistía ésta Juan, Jampato, pasando por la cumbre de Rayos, llegó al
en beber y practicar simulacros de combate, arrojándose los anexo de Pucacocha, llegando hasta las orillas del rio
marlos (corontas); en el fragor del simulacro un indio émulo Andamarca, lugar donde le alcanzaron los paisanos y lo
de Juan Santos que tomaba parte en la fiesta, para vapulearon duramente hasta dejarlo medio muerto, y que en
cerciorarse si éste era realmente hijo de la divinidad e seguida lo lanzaron al rio en referencia". Casi absurdamente,
invulnerable por consiguiente, le asestó una pedrada, lanzada al final de su relato fray Vicente, nacido dos siglos después
por una honda, que le hirió gravemente y de cuyos resultados que Juan Santos, dice: "Que esto sea verdad, no me consta".
murió. Antes de su muerte hizo que llevasen a su presencia al
asesino, quien, según unos, fue muerto por sus propias Según un testimonio franciscano de 1766, que firma el
manos y según otros, victimado por orden suya. Esta es la padre Manuel Gil 27, por entonces el misionero Francisco de
tradición que conservan los naturales". San José se internó audazmente en territorio de los Cunibos,
donde algunos indios le informaron "que ya no había tal Inca,
El coronel Vallejo sospecha que por aquellos años el asegurando que lo habían muerto los suyos, dándole a beber
caudillo fue atacado por una grave enfermedad, que supo veneno y que después de muerto desapareció su cuerpo
mortal, entonces presintiendo su fin, habría recomendado al dejando una humareda y causando un estrepito, como
comando revolucionario dejar en el misterio el origen de su cuando se dispara una escopeta".
muerte y "los patriotas habrían comprendido la conveniencia
de dejar tal acontecimiento oculto". Aun para entonces era discutible la muerte del caudillo.
De cualquier forma, dice Stefano Varese, "toda la selva
Otra versión de escasísima credibilidad es la del padre central está definitivamente perdida para la colonización; la
Vicente Rubina, franciscano contemporáneo, que recogió, rebelión de Santos ha dado a los indios montañeses una
según dice, su testimonio en Andamarca el cual fue publicado unidad antes desconocida y ha despertado en ellos un
por el parcializado fraile Ortiz, que tantas veces hemos citado: antiguo sabor de libertad e independencia". Los franciscanos
"Se dice que sus mismos paisanos [los indígenas selváticos] entran a la montaña sólo de paso; se regresan
se dieron cuenta de lo mal que procedieron en haberse inmediatamente. No hay forma de volver a someter a los
declarado en contra de los misioneros indefensos, sin que "infieles". La resistencia es esta vez sostenida y general.
El franciscano Salcedo, cuya versión recogió Bernardino Por nuestra parte, nos atrevemos a pensar que para los
Izaguirre, coincide en señalar que para 1766 el caudillo ya no años setenta Juan Santos vivía, pero dirigiendo ya no como
existía, noticia que le proporcionarían también unos Cunibos: guerrero, sino como patriarca la lucha de resistencia. Anciano
"murió en Metraro, y preguntándoles a dónde había ido, me ya, habría por entonces cobrado nuevos bríos al enterarse de
respondieron que al infierno y que delante de ellos los movimientos rebeldes que se manifestaban en todos los
desapareció su cuerpo echando humos, pero aun confesando rincones del país, principalmente en los Andes.
este castigo no quieren negar sus errores". Detalle por demás
importante este último; que aunque desaparecido el caudillo,
los Cunibos nunca renegasen de sus postulados
revolucionarios.
NOTAS
Finalmente está la versión que sospecha con vida al
caudillo aun entrada la década del 70. Cosme Bueno, en un
libro escrito por aquella época, deja entrever que Juan Santos 1. MENDIBURU, Manuel de, Diccionario histórico
todavía dirige la resistencia selvática, razón por la cual es biográfico del Perú, t. II.
imposible visitar el interior de Tarma 28. Varese es quien se 2. VALCARCEL, Carlos Daniel, Rebeliones
preocupa más por aportar pruebas en este sentido. Escribe: indígenas, Lima, 1964.
“Al padre Álvarez Villanueva debemos unos informes de los 3. LORENTE, Sebastián, Historia del Perú bajo los
que se desprende que aun entre los años 1773 y 1775 se Borbones.
cree que Santos está con vida y dispuesto a reiniciar las 4. Cf. Francisco Loayza (edit), Juan Santos, el
hostilidades de un momento a otro. Cierto fray Bernardo Peón invencible, Lima, 1942.
y Baldés el 25 de marzo de 1773 firma una carta en la que 5. VARGAS UGARTE, Rubén, Historia de la Iglesia
aconseja tratar las conversiones del Ucayali y después con la en el Perú, Lima, 1971.
ayuda de los Shipibo 'reconquistar la nación de los Campas y 6. VARGAS UGARTE, Rubén, Historia General del
los pueblos del Cerro de la Sal a dónde se sublevó y Perú, Lima, 1971.
permanece el falso Inca dando sustos al Perú' [ ... ] Por 7. RIVA AGUERO, José de la, El Perú y las Misiones
Tarma, continúa la carta, es casi imposible, en cambio por el de Ocopa. Lima, 1930.
Ucayali se podría intentar, tratando de conseguir la ayuda de 8. VARESE, Stéfano, La sal de los cerros, Lima,
los Shipibo y Cunibo. Dos años después, en julio de 1775, el 1963.
padre Manuel Gil escribe al Comisario General aconsejando 9. MENDIBURU, Manuel, Op. cit., t. II.
que no se saquen los soldados acantonados en Huánuco 10. IZAGUIRRE, Bernardino, Historia de las Misiones
porque se sospecha la ‘salida del rebelde’; éste sabe que en Franciscanas, Lima, 1930.
Tarma hay tropas y por lo tanto seguramente prefiere la 11. AMICH, José, Historia de las Misiones del
región de Huánuco para un ataque". Convento de Santa Rosa de Ocopa, Lima, 1975.
12. LEWIN, Boleslao, La rebelión de Túpac Amaru y
los orígenes de la Independencia de
Hispanoamérica, Buenos Aires, 1967.
13. IZAGUIRRE, Bernardino, Op. cit.
14. VARESE, Stéfano, Op. cit.
15. Cf. José Amich, op. cit.
16. Idern.
17. VARGAS UGARTE, Rubén, Historia General de la
Iglesia en el Perú, Burgos, 1961, t. IV.
18. Cf. Memoria de los Virreyes, Lima, 1858.
19. Cf. José Amich, op. cit.
20. Idem.
21. RIVA AGUERO, José de la, op. cit.
22. Cf. José Amich, op. cit.
23. VALLEJO, José A, La lucha por la independencia
del Perú. La rebelión de 1742, Juan Santos, Lima,
1954.
24. Ibídem.
25. VARGAS UGARTE, Rubén, Historia General del
Perú.
26. CARRANZA, Albino, El valle de Chanchamayo,
1894.
27. Cf. Víctor M. Maúrtua, Juicio de Límites entre el
Perú y Bolivia, Buenos Aires, 1907, t. IV.
28. BUENO, Cosme, Geografía del Perú virreinal,
Lima, 1951.

También podría gustarte