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EL HUMANISMO ESPIRITUALISTA

El humanismo es una visión de la vida humana centrada en el hombre mismo. Significa un movimiento
que toma al hombre como punto de convergencia de sus aspiraciones y que lo convierte en norma,
camino y meta de su propia vida. Han existido muchas interpretaciones del humanismo. Vamos a
considerar tres tipos: el humanismo espiritualista y los humanismos materialistas del marxismo y del
existencialismo sartriano.

El humanismo espiritualista que expondremos se circunscribe únicamente al ámbito pedagógico, no


comprende una cosmovisión vital como los otros dos humanismos materialistas. Sin embargo, existe
también un humanismo espiritualista trascendente de inspiración cristiana que es una cosmovisión
vital que abarca todos los aspectos de la existencia humana, pero el alcance de este humanismo
rebasa los limites del campo puramente filosófico que no queremos traspasar, porque nos hemos
propuesto realizar un estudio solamente filosófico.

CARACTERISTICAS:

Para tener una idea precisa del humanismo, conviene comprender que éste fue un hecho histórico
antes de comenzar a ser una actitud consciente del espíritu o una tradición cultural.
El humanismo considerado como actitud consciente del espíritu apareció en el Renacimiento como
movimiento revolucionario contra el dominio de la Teología sobre la vida humana durante la Edad
Media. Y en los tiempos presentes reaparece una vez más como una reacción contra el predominio de
la ciencia sobre la vida del hombre sostenido por el naturalismo. El humanismo como tradición cultural
ha estado presente a lo largo de la vida de la cultura de Occidente, unas veces de un modo difuso,
otras perfilado en forma sistemática y programada a través de los planes de estudio de las
instituciones dedicadas a la formación de la juventud, como en la Ratio Studiorum de la Compañía de
Jesús y en los currículos seguidos en los liceos, y universidades.

Un pueblo singularmente armónico, el griego, produjo una cultura extraordinariamente armónica. Los
griegos no fueron puramente intelectuales, como los escolásticos de la Edad Media, ni puramente
administradores competentes como los romanos, ni tampoco seres de pura emoción e imaginación
como los artistas románticos.

El humanismo lo encontramos realizado no sólo en Grecia, sino también en Roma, aunque en aquélla
mejor que en ésta; y en el transcurso de la historia lo vemos cristalizado con peculiaridades propias en
diversas naciones.
EL HUMANISMO MARXISTA

El marxismo humanista es una rama del pensamiento –una corriente de pensamiento – marxista.
Así pues, se centra en la lectura de los primeros escritos de Marx, donde se expone la teoría de la
alienación, complementando estas con los últimos escritos del autor; en lugar de establecer esa
separación entre las obras de antes de 1848 y las que se publicaron posteriormente.
El marxismo humanista, también denominado como humanismo marxista, es una corriente de
pensamiento, una rama, dentro del pensamiento Marxista, esto es, el pensamiento de Karl Marx.
Dicho esto, el marxismo humanista se basa, entre otras obras, en las publicadas por Marx antes
de 1848, donde, al exponer su teoría de alienación, el autor habla sobre la percepción del ser
humano como una mercancía dentro del sistema capitalista, y la imposibilidad de permitir este
sistema «antihumanista» por las relaciones sociales que, con este sistema, se configuran.

¿Qué es el humanismo?

El humanismo, de acuerdo con sus principales autores, es la corriente de pensamiento que,


comenzando en Italia en el siglo XIV, generó un cambio radical en el pensamiento de la
época en toda Europa. Un cambio tan radical que, tras los cambios que introdujo el
humanismo, se considera el abandono de un periodo de estancamiento, la Edad Media, y el
comienzo de una nueva etapa moderna.

¿Qué es el marxismo?

De la misma forma que hemos hecho con el humanismo, debemos hacer con el marxismo. Ya que,
como bien se indica al inicio del texto, hablamos de una corriente que fusiona el pensamiento
humanista, que defiende que el hombre es el centro del universo, y que los sucesos se derivan de
este, y el marxista, que veremos a continuación.
Dicho esto, el marxismo hace referencia a un conjunto de doctrinas que derivan de la obra escrita
por Karl Marx y su compañero Friedrich Engels, quien ayudó al primero en muchos de los avances
de sus teorías.

Historia del humanismo marxista

El humanismo marxista se desarrolló durante los años sucesivos a la Segunda Guerra Mundial,
siendo un grupo de filósofos que, basándose en los primeros manuscritos de Marx, consideraban que
el marxismo había sido mal entendido, y que presentaba un aspecto humanista muy claro.
Por esta razón, estos filósofos, los cuales estaban presentes a lo largo y ancho del planeta, trataron
de recuperar estos aspectos humanistas, tratando de exponer ideas que, como bien definíamos al
inicio, no habían sido bien comprendidas por parte de la sociedad.
Autores más destacados del humanismo marxista

Entre los autores más destacados que promueven esta corriente de pensamiento, destacan los
siguientes:
Herber Marcuse.
Erich Fromm.
Ernst Bloch.
Adam Shaff.
Rodolfo Mondolfo.
Roger Garaudy.
Jean Paul Sartre.
Fernando de los Ríos.
Eugenio González Rojas.
Estos autores, conviene señalar, destacaron por la promoción de esta corriente de pensamiento,
aunque ellos destacaron, cada uno de ellos, en sus respectivos países. En este sentido, Bloch en
Alemania, Marcuse en los Estados Unidos, o Shaff en Polonia.
EL HUMANISMO EXISTENCIALISTA DEL SARTRE

La polifacética figura de Jean-Paul Sartre ha pasado a la historia como el máximo exponente del
humanismo marxista y del existencialismo ateo. Este filósofo, dramaturgo, activista, periodista político y
escritor, nacido en París el 21 de junio de 1905, condensó su pensamiento en una obra en la que sus
ideas sobre el Yo y la sociedad fueron claves para el devenir de la psicología. Sartre fue toda su vida un
hombre coherente con su pensamiento y sus principios ideológicos,tanto que incluso llegó a rechazar el
premio Nobel de Literatura y tomó las armas para luchar por la liberación de Argelia.El pensamiento
filosófico de Sartre sentó las bases de una nueva corriente: la humanista-existencial, y su postura,
basada en la responsabilidad del ser humano por encima de sus actos, el autoconocimiento y su famosa
idea de "pienso luego soy", marcarían un antes y un después en la literatura existencialista mundial.

SIMONE DE BEAUVOIR Y SARTRE, UNA RELACIÓN FUNDAMENTAL

El pequeño Jean-Paul perdió muy pronto a su padre, Jean-Baptiste Sartre, que era oficial naval, a causa
de unas fiebres. El niño recibiría a partir de entonces una educación poco acorde para su edad. Su
abuelo le enseñó matemáticas, su madre lo introdujo en la literatura clásica,mientras que Albert
Schweitzer, un primo hermano de su madre y premio Nobel de la Paz, lo inició en la filosofía, disciplina
que lo atrajo definitivamente cuando leyó Essai sur les données immédiates de la conscience (Ensayo
sobre los datos inmediatos de la consciencia), de Henri Bergson. Jean-Paul Sartre estudiaría en la elitista
École Normale Supérieure de París, donde se doctoró en Filosofía. En esa época conoció a Simone de
Beauvoir, con la que entablaría una gran amistad, hasta el punto de que acabó convirtiéndose en su
compañera de vida y una aliada intelectual indispensable.

Estudió en la elitista École Normale Supérieure de París, época en la que conoció a Simone de Beauvoir.

Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Sartre sirvió en ejército francés como meteorólogo y
fue capturado por los alemanes en Padoux, pasando nueve meses como prisionero en Nancy y
posteriormente en un campo de prisioneros de Tréveris. En aquella época escribía a diario y descubrió la
obra de Martin Heidegger, un filosofo que se convertiría en una gran influencia para él. Finalmente, a
causa de su mala salud y de su exotropía divergente (estrabismo), una patología que afectaba a su
equilibrio, Sartre fue liberado; otras fuentes, sin embargo, afirman que en realidad escapó tras una visita
al oftalmólogo.
Sea como fuere, de nuevo en París Sartre participó en la fundación de un grupo clandestino llamado
Socialisme et Liberté("Socialismo y Libertad") junto con Simone de Beauvoir, Maurice Merleau-Ponty,
Jean-Toussaint Desanti y algunos estudiantes de la École Normale. Durante la primavera de 1941,
Desanti sugirió que el grupo fuese un paso más allá y acabase con la vida de destacados colaboradores
de la guerra como Marcel Déat, pero Beauvoir rechazó enérgicamente aquella propuesta argumentado
que "ninguno de nosotros se sentía capacitado para fabricar bombas o lanzar granadas".
En los años posteriores a la guerra, Sartre escribió algunas de sus obras más famosas. En 1943, publicó
El ser y la nada, y en su obra de 1948 Les mains sales (Manos sucias), Sartre exploró el problema de ser
un intelectual políticamente "comprometido". De hecho, abrazó el marxismo, aunque nunca se afilió al
Partido Comunista Francés. Asimismo, a finales de la década de 1940, Sartre definió al nacionalismo
francés de "provinciano" y en un ensayo publicado en 1949 reclamó unos "Estados Unidos de Europa".
En este sentido, aquel mismo año escribía para la revista Politique étrangère: "Si queremos que la
civilización francesa sobreviva, debe encajar en el marco de una gran civilización europea. ¿Por qué? He
dicho que la civilización es la reflexión sobre una situación compartida. En Italia, en Francia, en el
Benelux, en Suecia, en Noruega, en Alemania, en Grecia, en Austria, en todas partes encontramos los
mismos problemas y los mismos peligros [...] una política que defiende la autonomía cultural de Europa
frente a América y la Unión Soviética, pero también su autonomía política y económica, con el objetivo de
hacer de Europa una fuerza única entre los bloques, no un tercer bloque, sino una fuerza autónoma que
se negará a dejarse destrozar entre el optimismo americano y el cientificismo ruso".

A finales de la década de 1940, Sartre definió al nacionalismo francés de 'provinciano' y en un ensayo


publicado en 1949, reclamó unos Estados Unidos de Europa.

Por otro lado, Sartre sostenía que la Unión Soviética era un estado "revolucionario" que trabajaba para el
progreso de la humanidad y que la única crítica que podía recibir era la de no estar a la altura de sus
propios objetivos. También afirmaba que sus críticos debían entender que el Estado soviético necesitaba
defenderse de un mundo hostil y justificaba la superioridad moral del bloque del Este, que consideraba
necesaria "para mantener la esperanza". El filósofo francés, Maurice Merleau-Ponty calificó a Sartre de
"ultrabolchevique" por su negativa a aceptar ninguna crítica que tuviese como blanco a la Unión
Soviética.

LAS IDEAS "LIBERTARIAS" DE SARTRE

En 1954, tras la muerte de Stalin, Sartre viajó a la Unión Soviética, donde afirmó encontrar una
"completa libertad de crítica", al tiempo que condenaba a Estados Unidos por hundirse cada vez más en
el "prefascismo". El filósofo también escribió sobre todos aquellos autores soviéticos que habían sido
expulsados de la Unión de Escritores Soviéticos argumentando con ironía que "todavía tenían la
oportunidad de rehabilitarse escribiendo mejores libros". Pero a veces las ideas de Sartre podían ser
contradictorias, como por ejemplo cuando en 1956 criticó la invasión soviética de Hungría.

Sartre destacaría también por ser un anticolonialista declarado. De hecho, desempeñó un papel
destacado en la lucha contra el dominio francés en Argelia, criticando con firmeza el uso de la tortura y la
construcción de campos de prisioneros que Francia habían levantado en el país norteafricano. Sartre se
convirtió en partidario del FLN (Frente de Liberación Nacional) durante la guerra de Argelia y fue uno de
los firmantes del Manifiesto de los 121, un texto que influiría profundamente en la evolución de la
izquierda y de la extrema izquierda en Francia. En unas polémicas declaraciones realizadas en el año
1959, Sartre llegó a afirmar que "cada francés era responsable de los crímenes colectivos durante la
Guerra de Independencia de Argelia".

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