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Colquhoun - Egreso. Sobre Comunidad, Duelo y Mark Fisher - Caja Negra - 19M
Colquhoun - Egreso. Sobre Comunidad, Duelo y Mark Fisher - Caja Negra - 19M
EGRESO
Sobre comunidad, duelo
y Mark fisher
~
CAJA
NEGR~
MATT COLQ UH OU N
Di rección editorial:
Diego Esteras/ Ezequiel Fanega
Producción: Malena Rey
Coordinación: Sofía Stel
Diseño de colección: Consuelo Parga
Diseño de tapa: Emmanuel Prado
Maquetación: Cecilia loidi
Corrección: Sol Correa y Sofía Stel
MATT COLQUHOUN
EGRESO
CAJAml
NEGR~111
F U :\UR OS
PROX IM OS
ÍNDICE
11 O. La función Fisher
39 1. Hacia lo raro
319 6. Ácido
363 Agradecimientos
En el limite del pensamiento discursivo, la experiencia tiende
no solo hacia el afuera, hacia la muerte: también tiende hacia el
contacto con otro, hacia la comunidad. De hecho, tanto que
"no puede haber experiencia interior sin una comunidad de los
que la viven". La experiencia interior requiere una comunidad
de seres afortunados reunidos, vinculados en su movimiento
excesivo, en su alejamiento de sí mismos. Esto, entonces,
es "donde" se ubica la comunidad: en el movimiento casual
de la insuficiencia, en la apertura en que mi ser está al exceder
los requisitos de homogeneización, preservación y justificación,
en el movimiento fuera de uno mismo, que se enamora, muere,
rie, llora, padece, celebra, sufre.
Andrew J. Mitchell y Jason Kemp Winfree, .
"Editor's Introduction" en The Obsessions of Georges Batail/e:
Community and Communication (Las obsesiones de Georges
Bataille. Comunidad y comunicación]
LA FUNCIÓN FISHER
V
.....
14 DE ENERO DE 2017 .....
//
En los meses que siguieron a la muerte de Mark, dar
respuesta a la pregunta "¿ Qué sentido tiene ahora?" se ~
convirtió en un intenso proyecto colectivo al interior y
alrededor de Goldsmiths, que generó una gran cantidad
de actividades, incluido (pero de ningún modo limitado
a) un programa de conferencias públicas del ciclo de ve-
rano organizado por estudiantes y personal del Departa-
mento de Culturas Visuales del que Mark había sido un
dilecto miembro. •
Titulada La función Fisher, la serie de conferencias se
extendió por siete semanas a lo largo de julio y agosto de
2017 . 2 Las sesiones se desarrollaron en torno a una selec-
ción de obras poco conocidas de Mark, producidas en varios
registros diferentes: desde publicaciones de blog y artícu-
los académicos hasta mixes musicales y audioensayos.
La serie t omó su nombre del panegírico que hizo Robín
Mackay durant e una ceremonia conmemorativa celebrada
!/
Las obras de Georges Bataille son centrales aquí (y es de
un t exto sobre Bataille que se toma el primer epígrafe
de este libro). A lo largo de su vida, Bataille exploró re-
petidamente las fricciones y tensiones que movilizaron y
estructuraron de manera amorfa nuestras relaciones co-
munales y sus límites; límites sobre los cuales no solo
escribió, sino que persiguió y experimentó activamente.
Nacido en Francia en 1897 y atraído inicialmente por
una vida en el sacerdocio católico, Bataille es hoy famoso
como escritor de textos "pornográficos" en los que, como el
Marqués de Sade antes que él, exploró los detalles carnales
del deseo humano y su relación con un "materialismo bajo"
que acecha debajo de nuestras consideraciones tanto sobre
funciones corporales como sobre política global. En este
LA FUNCIÓN FISH E~
N
N
//
Comprometerse con este Abierto, con esta Apertura, es qui-
zás un "egreso", palabra· usada por Mark en su libro final,
Lo raro y lo espeluznante, para describir los actos latentes
de escape que fueron centrales para las weird fictions [fic-
ciones extrañas] sobre las que escribió con tanta pasión y
con tanta frecuencia.
Mark comienza señalando cómo lo weird [raro] es una
forma cultural y estética importante por las maneras en
que "desnaturaliza todos los mundos al exponer su ines-
tabilidad, su apertura al exterior". 13 Aquí, el "exterior" se
refiere a un modo de exterioridad radical, filosóficamente
entendida como lo que está fundamentalmente más allá
15. Mark Fisher, "Psychedelic Reason", op. cit. Esto es asimismo una
perspectiva que aparece en el mencionado libro de Batail\e, La experiencia
interior, en el que un reconocimiento de la absurda verdad de la existencia
material puede dar lugar a nuevas experiencias "sagradas" para el
cuestionamiento del sujeto.
M
A
T
T
su famosa conjuración por Karl Marx y Friedrich Engels en
e El manifiesto comunista, sino también de la "comunidad"
o misma como una problemática particular de la condición
L humana. Para Blanchot, mientras la idea del comunismo
o (y la comunidad en general) continúe acosando a Europa y
u
H al mundo entero en general, debe considerársela no solo
o como una cuestión política sino también ontológica.
u En este sentido, la "comunidad" se convierte para él
N en la esencia deseable al corazón de cualquier proyec-
to comunista que, sin embargo, permanece envuelto en
las sombras de sus fracasos históricos. Reconoce así que
muchos de los proyectos políticos contemporáneos de la
izquierda siguen en deuda con un sentido comunista de
solidaridad a pesar de la relevancia supuestamente decre-
ciente del comunismo para la política actual, una repu-
tación política que, al menos hasta hace relativamente
poco, ha sido t otalmente irrisoria. 16 Si bien los enemigos
"'
N de la izquierda política pueden descartar esta lealtad a un
proyecto comunista como síntoma de una ingenuidad y
terquedad características, para Blanchot la supervivencia
de la comunalidad del comunismo sugirió que la desea-
bilidad de un nuevo sujeto colectivo, contrario al indivi-
dualismo forzoso del capitalismo, no podría ser exorcizada
tan fácilmente como el fracaso del comunismo (entendido
como un proyecto paradójicamente impulsado por el Esta-
do) parecía sugerir.
Sin embargo, tal visión no era utópica ni color de
rosa. Al contrario, Blanchot se preguntó con persistencia
cómo podía ser posible cualquier versión verdadera del
//
Al reflexionar sobre las comunidades de Blanchot - ex-
trañamente llenas de esperanza aunque fundadas en
el luto y el fracaso histórico- , vale la pena reiterar las
preguntas al corazón de la función Fisher: ¿cuáles son
las consecuencias de la muerte de Mark en su propio pen-
samiento y escritura? ¿Qué papel ha de jugar la muerte
(y su muerte) en la formulación de una comunidad post-
capitalista, ya sea de comunismo ácido o de otro tipo?
conocían a Mark mucho mejor que yo. Esto era algo prede-
cible. Como tal, no puedo decir si estas páginas dan cuen-
ta de las experiencias de cualquier otra persona cercana a
las situaciones y circunstancias que describe - de hecho,
lo dudo mucho-. Una conciencia innata de esta situación
solo demanda aun más el acto de hablar por mí mismo. Sin
embargo, espero que lo que comenzó como un proceso per-
sonal en medio de un trauma comunitario permita, a través
del acto dislocado de escribirlo todo, que estas experiencias
se desarrollen hacia afuera y adquieran una vida más allá
de las comunidades internas al calor de las cuales este libro
fue producido inicialmente. Además, deseo que las reso-
nancias adquiridas por los textos aquí explorados, en la ór-
bita de los propios escritos y referencias de Fisher, también
puedan ser sostenidas con continuidad, y sus vibraciones
viajen mucho más allá de estas páginas hacia los corazones
y las mentes de los demás. Es precisamente esta resonancia
contagiosa, afectiva y transductiva la que sigue siendo el
M
A
T
T
corazón mismo de la función Fisher, corno fue, de hecho, el
e corazón mismo de todos los escritos de Mark.
o A la luz de tales experiencias, este libro debe necesa-
L riamente partir de esa (des)conexión a tierra, el egreso de
o la muerte de Mark, dado que no hay forma de recuperarse
u
H
de la fuerza de leer una vida y su obra bajo el peso decir-
o cunstancias tan extremas. Sin embargo, creo que a través
u de nuestra consideración explícita del acontecimiento de
N la muerte de Mark, las apuestas éticas y políticas de sus
escritos y los escritos de otros pueden revelársenos con
mayor claridad.
A lo largo de este difícil proceso, la muerte de Mark
a veces puede volverse angustiosamente impersonal, en
cuanto un acontecimiento que algunas veces se mantiene
necesariamente a distancia; pero debemos recordar que él
mismo creía que las "formas de depresión son mejor enten-
didas - y mejor combatidas- a través de marcos que son
o
M impersonales y políticos más que individuales y 'psicoló-
gicos"'. 19 Yo también creo que, a través de un examen sen-
sible de las implicaciones políticas de la muerte de Mark,
será posible ver que las nuevas e intensificadas prácticas
de comunalidad y cuidado, que tan a menudo brotan des-
de desde el interior de las comunidades en duelo, pueden
extenderse y efectuar cambios más allá. Al hacernos estas
preguntas difíciles, de modo honesto y abierto, podemos
encontrar esperanza, y no solo esperanza sino confianza.
Como Mark escribió en su blog k-punk en mayo de 2015,
"no necesitamos esperanza; lo que necesitamos es con-
fianza en la capacidad de actuar". 20
Escribir al servicio de este acto no es aligerar los temas
de colectividad y comunicación con un tono santurrón o
19. Mark Fisher, "Bueno para nada", Los fantasmas de mi vida. Escritos
sobre depresión, hauntología y futuros perdidos, Buenos Aires, Caja Negra,
2018, p. 279.
20. Mark Fisher, "Abandonen la esperanza ( el verano está llegando)", K-punk
• Volumen 2. Música y política, Buenos Aires, Caja Negra. 2020, p. 467.
LA FUNC I ÓN FI SH ER
//
El primer capítulo del libro, "Hacia lo raro", examinará la
trayectoria filosófica de Mark y los efectos de la función
~ Fisher junto a la problemática de la "melancolía de izquier-
da" según la describe Wendy Brown, una problemática que
Mark entendió como una condición central del realismo
capitalista. También nos preguntaremos qué agencias polí-
ticas pueden suscitarse de las experiencias entrelazadas de
muerte y pérdida en el contexto de la vinculación de Mark
con los proyectos del aceleracionismo y el prometeísmo;
recurriremos a los escritos de muchos de sus amigos, co-
legas e influencias, e interactuaremos con una historia más
amplia de la relación entre las políticas de la salud mental
y el (post)capitalismo: ambos, temas sobre los cuales es-
cribió extensamente.
El capítulo 2, "Ir más allá, hacia el otro", reflexionará
sobre el predominio de tensas comunidades batailleanas
en las obras de ficción extraña que Mark tanto amaba,
particularmente en los escritos de H.P. Lovecraft, M.R.
//
Aquí subyace la cuestión sobre el luto: el luto comuni-
tario que se encuentra en todas partes en la cultura po-
pular, exteriorizado y representado en los lugares más
sorprendentes; sobre cómo los pensamientos inacabados
funcionan no solo como una estrategia de afrontamiento
para lidiar con la pérdida interpersonal e intelectual, sino
también como una plataforma sobre la cual construir nue-
vos futuros . A la luz de esto, examinaremos las narrativas
LA FUIICJÓN FI SHER
20 DE ENERO DE 2017
o
-.:
12 DE FEBRERO DE 2017
//
Poco después de la muerte de Mark, un afiche hecho por
personas desconocidas comenzó a circular en el campus
de Goldsrniths, en las carteleras, en las ventanas y en las
puert as; era una cita tomada de Realismo capitalista, el
éxito de ventas de Mark del año 2009. Kodwo tornó uno
y lo colocó en la puerta de la sala 235, la oficina que
había compartido con Mark hasta su muerte. La cita de-
cía: "La política ernancipatoria nos pide que destruyamos
la apariencia de todo 'orden natural', que revelemos que
lo que se presenta corno necesario e inevitable no es más
que mera contingencia y, al mismo tiempo, que lo que se
presenta como imposible se revele accesible". 3
e
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L
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//
En algún punto, Mark había renunciado al uso de anti-
depresivos. Aunque no estaba en absol uto en contra de
ellos, fue sincero sobre el hecho de que no habían funcio-
nado para él. Personalmente, he encontrado sus efectos
transformadores. Me proveyeron de una distancia imper-
sonal y crítica hacia lo que, de otro modo, sería una nube
de abrumadora pena. Esta distancia a su vez trajo una
nueva sensación de claridad hacia la situación en la que
nos habíamos encont rado. No para enterrar el impacto es-
tructural de la asistencia médica bajo una política eman-
cipatoria, sino para criticar los ideales que a menudo se
aplican a ambos en conjunto. Si bien los antidepresivos
fueron -y continúan siendo- fundamentales para que mu-
chos enfrenten sus depresiones, me di cuenta de que no
podía permitir que su éxito eclipsara los problemas más
M
A
T
T sistémicos que existen actualmente en nuestros servicios
e de salud mental.
o La primera vez que comencé a tomar antidepresivos
L tenía 16 o 17 años, no estoy seguro de la fecha exacta. De-
Q
bido a una sucesión de experiencias personales desafortu-
u
H nadas y la pubescente liberación de neurosis hormonales,
o me había quedado atascado en un peligroso ciclo de auto-
u lesiones que se intensificaban gradualmente. Sin compren-
N der aún la naturaleza de mi propia depresión, me daba
vergüenza contarles a mis padres mi sufrimiento porque
no quería que pensaran que la vida que me habían dado no
era suficiente. Sin que lo supieran, me remití a mi médico,
apoyado por amigos demasiado jóvenes, al igual que yo,
para comprender las complejidades de las causas y las ex-
periencias vividas de las enfermedades mentales. Después
de pasar por varias evaluaciones psiquiátricas, y teniendo
que confiar eventualmente en mis padres debido al hecho
de que aún no era un "adulto", varias autoridades locales
me interrogaron sin cesar. Al mismo tiempo descubrí que
mis sentimientos empeoraban bajo el escepticismo autori-
tario de personas externas. Finalmente, llegó el día en que
me dijeron que podía seguir un tratamiento con citalopram
y seis semanas de t erapia cognitiva conductual (TCC).
En ese momento, yo ya era dolorosamente consciente
del hecho de que la orientadora de mi escuela, a quien ha-
bía contactado inicialmente para recibir apoyo durante mis
años de educación secundaria, y a quien luego ignoré debi-
do a su incompetencia, había culpado de mi depresión úni-
camente al hecho de que escuchaba demasiado Radiohead
y Sanie Youth. (Desearía que esto fuera una hipérbole.)
Nos alentaba a llevar nuestros CDs a los encuentros para
hacer una banda sonora silenciosa de sus sesiones, y luego
nos juzgaba y rechazaba en función de nuest ras respues-
tas a esta reconfortante oportunidad; t odo eso se sintió
como l a más profunda de las traiciones. He escuchado que
los servicios de salud mental en las escuelas son mejores
HAClA lO RA RO
4. Adam Howlett, "Renowned Writer and k-punk Blogger Mark Fisher from
Felixstowe Took Own Life After Battle with Depression", Ipswich Star, 18
de julio de 2017, disponible en ipswichstar.co.uk.
HACIA LO RAR O
"'
das". 5 Al citar al psicólogo Oliver James, resalta cómo "en
la sociedad empresarial de fantasía", se nos enseña "que
solo los ricos son ganadores y que el acceso a la cima está
abierto a cualquiera que quiera trabajar lo suficiente para
alcanzarlo, sin importar sus orígenes familiares, étnicos
o sociales: si no triunfas, hay solo una persona a la que
culpar". Las palabras de Mark sobre el privilegio social, ya
sea en referencia a la salud mental o a una existencia so-
cioeconómica en general, a menudo sirvieron para resaltar
las deprimentes realidades del trabajo competitivo bajo el
que todos nos encontramos en el sistema capitalista.
Mark también escribió acerca de cómo nuestra depre-
sión colectiva "es el resultado del proyecto de resubor-
dinación de la clase dominante". 6 La ilusoria meritocracia
7. Ibíd.
HACIA LO RARO
23. Ver Roisin Kiberd, ''The Rise and FaU of 'Boring Dystopia', t he Anti·
Facebook Facebook Group", Vice, 22 de diciembre de 2015, disponible en
vice.com.
M
A
T
T capaz de obstruir", se refiere precisamente a esta dinámica:
e los procesos inherentes de adaptación del capitalismo que,
o con frecuencia, nos revelan alternativas y aspectos exter-
L nos antes de bloquear su implementación y exploración a
Q
gran escala. Esto quiere decir que si bien el progresismo y
u
H el conservadurismo, en igual medida, presionan contra las
o propias experiencias limite del capitalismo, nunca se les
u permite ir más allá de ellas.
N
Simon O'Sullivan, otro de los colegas de Mark del De-
partamento de Culturas Visuales en Goldsmit hs, también
ha escrito sobre la dinámica política del aceleracionismo
en este sentido . Sus escritos son relevantes aquí por el
modo en que enfatiza las i mplicaciones de estas expe-
riencias límite sobre nuestra habitual comprensión filo-
sófica y política de la subjetividad. En un artículo para
el sitio web Metamute, O'Sullivan señala que el acelera-
cionismo de izquierda, por ejemplo, "involucra algo más
inmediatamente reconocible: un sujeto comunista o un
sujeto que es el producto de la enunciación colectiva". 2~
Con el camino abierto por Fisher y otros que se posicio-
naron explícitamente del lado izquierdo de la política,
este aceleracionismo ha buscado el establecimiento de un
nuevo tipo de sujeto humano que es "el resultado de
la unión de 'identidades prolet arias dispares' (... ] capaces
de una 'experimentación abductiva' sobre la mejor manera
de actuar en el mundo". Mientras que la aceleración tec-
nológica -personificada por la concepción populista del
aceleracionismo- es bienvenida, para O'Sullivan esto es
así "no solo por ser el único motivo realista para abordar
las inequidades del propio capitalismo (en su propio te-
rreno, por así decirlo) , sino también, precisamente, por-
que tal aceleración podría ofrecer plataformas para un
nuevo y diferente tipo de sujeto a emerger". Sin embargo,
9 DE JUNIO DE 2017
14 DE JUNIO DE 2017
....
o:,
//
M
A
T
T La respuesta colectiva y comunitaria a la crisis que acon-
e teció a Goldsmiths - y, de manera similar, la respuesta a la
o tragedia de la Torre Grenfell- funciona precisamente como
L una forma de toma de conciencia (un tipo de praxis polí-
a tica colectiva que exploraremos en detalle más adelante).
u
H Las respuestas incluyeron el énfasis explícito en las luchas
o de clase y, particularmente en la órbita de Grenfell, las
u voces de los afectados fueron fuertes y dominantes tanto
N online como offline: les cantaron las verdades al poder en
repetidas oportunidades. La respuesta a la muerte de Mark
en Goldsmiths, aunque fue un tema de intenso interés y
escrutinio por parte de la prensa nacional e internacio-
nal, también involucró prácticas de toma de conciencia,
para lograr que los órganos de gobierno rindan cuentas
de sus fracasos previos y actuales, inspiradas por los pro-
pios escritos de Mark. Por ejemplo, en "Bueno para nada",
su ensayo más vulnerable sobre su depresión personal y
N
00 nuestra depresión colectiva, Mark detalla las formas en
que el propio capitalismo, y particularmente el proyecto
de austeridad dictado por el Estado que espera defenderlo,
es en gran parte responsable por los niveles endémicos de
angustia mental que vemos a nuestro alrededor:
48. Mark Fisher, "Bueno para nada", Los fantasmas de mi vida, op. cit., p. 283.
HAC I A LO RA RO
49. Ver Rob Nixon, Slow Violence and the Environmentalism of the Poor.
Cambridge, Harvard University Press, 2011.
M
A
T
T niveles de serotonina. El caso requeriría, en efecto, una
explicación social y política. La tarea de repolitizar el ám-
e
o bito de la salud mental es urgente si es que la izquierda
L quiere ser capaz de desafiar al realismo capitalista. 50
o
u
H Muchos admiradores de la obra de Mark, incluido yo,
o llegaron a sus escritos a través de identificaciones con
u estas experiencias más personales que él desplegaría como
N
una suerte de teoría anecdótica, elevando lo personal al
nivel de lo político en oposición a la forzada delimitación
del neoliberalismo entre los dos. Este modo de escritu-
ra fue, para muchos, el registro crítico más impactante y
efectivo de Mark. Sin embargo, sus textos sobre la depre-
sión no eran en sí mismos depresivos. El poder de estos
escritos radicaba tanto en la inmanencia que ofrecían ante
el estado emocional de su autor, como en su claridad y en
la de Mark, y en el talento que él tenía para hacer que los
~
00 afectos de este estado fueran transductivos.
La dolorosa pregunta sigue siendo: ¿por qué este pro-
ceso, a fin de cuentas, no funcionó para el propio Mark?
O más bien ¿por qué dejó de funcionar? Cualquiera sea la
respuesta, no significa que sus escritos tengan que dejar
de funcionar para nosotros aquí, ahora mismo. Tal pregun-
ta es central para la función Fisher, porque es necesario
lidiar con las problemáticas políticas de los discursos de
salud mental con honestidad y desde un lugar donde las
consecuencias personales y políticas del pensamiento de
Mark se sientan más explícitas; desde un lugar de persis-
tente pena y depresión abyecta donde la ruptura requiera,
asimismo, una intensidad renovada de pensamiento pro-
ductivo y haga que sea traumáticamente pensable el acto
de seguir a Mark a través del vacío.
Es quizás por lo delicado de estos temas, que Brown
y Gibson-Graham son conservadores en sus análisis sobre
51. Mark Fisher, F/atline Constructs, Buenos Aires, Caja Negra, 2022.
52. Ibíd.
M
A
T
T más arraigada e histórica con el Gran Rechazo de Marcuse
e y los potenciales emancipatorios que se encuentran al in-
o terior de lo ultramundano, tal como aparece en la ficción
L extraña de manera recurrente.
o Aquí, la oscuridad de la muerte, en oposición a la
u
H
luz de la vida (aunque entrelazada con ella), sufre una
o reevaluación que no es totalmente negativa. Al igual que
u con Sigmund Freud, estamos a merced de ambos en mis-
N ma medida. Freud usa los términos eros y tánatos para
referirse a nuestras pulsiones internas de vida y muer-
te, respectivamente. Mientras que el primero gobierna
nuestros instintos humanos más básicos, que ejercita-
mos inconscientemente para mantenernos vivos, la pul-
sión de muerte es la oscura pulsión que impulsa nuestra
constitución emocional: el lado violento, destructivo y
enojado. Las preguntas que la obra de Mark plantea a
este respecto son similares a las formuladas por Lyotard,
'0
00 Marcuse y Brassier: si el capitalismo ha demostrado la
plasticidad de nuestras pulsiones a través de su manipu-
lación (esto es, tanto eros como tánatos en conjunto),
¿podemos rediseñar también la pulsión de muerte para
fines ontopolíticos positivos?
Siguiendo la investigación de Freud sobre el sujeto
moderno, Marcuse fue uno de los primeros en realizar un
análisis detallado de los efectos del capitalismo indus-
t rial en nuestras pulsiones en su libro Eros y civilización.
Marcuse discute la pulsión de muerte ( que se explorará
en profundidad más adelante) y afirma que, en contra
de la comprensión más superficial, esta no representa
la destructividad "por sí misma", sino más bien "para
el alivio de una tensión". 53 Es el envés de "una huida
inconsciente del dolor y la necesidad", distinta a la fun-
ción de deseo más explícita del eros, que posiblemente
refleja más actividades individuales, porque parece estar
54. Sigmund Freud, "Duelo y Melancolía", Obras completas, tomo XIV, Buenos
Aires, Amorrortu, 1990,
M
A
T
T el comunismo es, a la vez, una experiencia terminada y
una pérdida irremplazable en una era en que el fin de
e
o las utopías obstaculiza la separación del ideal amado y
L perdido, así como una transferencia libidinal hacia un
Q nuevo objeto de amor. Est a parece ser la interpretación
u sugerida por Wendy Brown, para quien la melancolía de
H
o izquierda es una "tendencia conservadora" que impi-
u de a los sujetos encontrar un nuevo "espíritu crítico y
N visionario". Sin embargo, podría señalarse que es preci-
samente la falta de un nuevo espíritu y una nueva vi-
sión lo que desbarata cualquier intento de distanciarse
del objeto perdido y superar la pérdida. Esa "tendencia
conservadora" podría verse también como una forma de
resistencia contra la dimisión y la traición. Como las
utopías han llegado a su fin, un duelo logrado podría
significar, asimismo, la identificación con el enemigo:
el reemplazo del socialismo perdido por el capitalismo
00
(X) aceptado. Si no existe una alternativa socialista, el re-
chazo del socialismo real se convierte inevitablemente
en una aceptación desencantada del capitalismo de mer-
cado, el neoliberalismo, etc. En este caso, la melancolía
sería el rechazo obstinado de cualquier compromiso con
la dominación. Si abandonamos el modelo freudiano y
"despatologizamos" la melancolía, podríamos verla como
una premisa necesaria del proceso de duelo, un paso que
precede a este y lo permite en vez de paralizarlo, y que
de ese modo ayuda al sujeto a volver a ser activo. En
otras palabras, la melancolía podría verse como un pro-
ceso habilitante en el cual, conforme al léxico de Judith
Butler, el sujeto experimenta "una retirada o retracción
del habla que hace posible el habla". (Concepción que el
propio Freud finalmente aceptó en El yo y el el/o.) 55
,...
O\
Neo tiene un visit ante; Cultura y simulacro de Baudrillard. Fotogramas tomados de Motrix.
M
A
T
T
En este libro, Baudrillard afirma que el nihilismo de
e hoy "es uno de transparencia, y en cierto sentido, es
o más radical, más crucial que en sus formas anteriores e
L históricas, porque esta transparencia, esta irresolución
Q
es indisolublemente aquella del sistema y la de toda la
u
H teoría que todavía pretende analizarlo".61 Luego, asegura
o que estamos en un nuevo estado de nihilismo. Recorre los
u nihilismos populares inherentes a los movimientos artísti-
N cos del Romanticismo y el Surrealismo (movimientos que
personifican la concepción de Marcuse del Gran Rechazo)
y lo diferencia del actual: todo lo que hoy queda es una
"fascinación por las formas desérticas e indiferentes, por
el funcionamiento mismo del sistema que nos aniquila".
Esto da cuenta más del inhumanismo del aceleracionismo
landiano que de las interpretaciones marcusianas de Mark.
Baudrillard se pregunta: "Entonces, ¿qué queda de un po-
sible nihilismo en teoría? ¿Qué nueva escena puede abrirse
N
63. Mark Fisher, "Practica! Eliminativism: Getting Out ofThe Face, Again",
en Robin Mackay, Luke Pendren y James Trafford (eds. ), Speculative
Aesthetics, Falmouth, Urbanomic, 2014, p. 102.
64. Georges Bataille, El erotismo, Barcelona , Tusquets, 2007.
65. David B. Allison, "Transgression and the Community of t he Sacred", en
Andrew J . Mitchel\ y Jasen Kemp Winfree (eds.), The Obsessions o/Georges
Bataille, Albany, SUNY Press, 2009.
66. Georges Bataille, El erotismo, op. cit.
M
A
T
T
la experiencia".67 La necesidad de tal pensamiento se hace
e evidente cuando consideramos nuestra propia extinción
o a causa de la emergencia climática.68 Como refiere Mark,
L nuestra respuesta a una emergencia de este tipo no pue-
a de ser similar a la afirmación: "No se puede experimentar
u
H
la extinción, por lo que ya no tenemos que preocuparnos
o por eso". Por el contrario, la posibilidad de nuestra propia
u extinción debe convertirse en "un desafío especulativo y
N cognitivo" que tenemos que tomar muy en serio.
Al desafiar la creencia de Bataílle sobre la importancia
sociopolítica de la transgresión, Mark presenta al egre-
so como una táctica alternativa, no para descansar de la
transgresión de los significados y valores de este mundo,
sino para salir y establecer significados y valores nuevos
por completo desde la posición subjetiva de la "muerte"
(un imposibilidad experiencial, tal vez; pero no obstante,
una necesidad cognitiva en las circunstancias actuales).
Aquí, el evento de la muerte está quizá más estrechamen-
te relacionado con una "muerte del ego" colectiva que con
la muerte de un sujeto individual como entidad biológica.
Con esto en mente, y con particular relevancia para la
ingeniería libidinal discutida anteriormente, Mark se pre-
gunta, dado que la experiencia es inherentemente estéti-
ca, "¿cómo puede obtenerse lo estético sin experiencia?".
"La pregunta ahora es si se puede recuperar cierto tipo
de desfacialización, reanudar un proyecto eliminativista
práctico, no meramente teórico, y si podemos comenzar a
salir de nuestras caras nuevamente". Esto es, precisamen-
te, una cuestión de egresar de los limites impuestos a la
subjetividad por el realismo capitalista.
El egreso de Neo de la Matrix es también un proce-
so de desfacialización (que va desde la máscara simulada
Y continúa:
,._
o,
Tal es lo que los dioses me destinaron... a mí, el aturdido,
el frustrado, el estéril, el arruinado; sin embargo, me siento
extrañamente satisfecho y me aferro con desesperación a esos
recuerdos marchitos cada vez que mi mente amenaza con ir
más allá, hacia el otro.
H.P. Lovecraft, "El extraño"
IR MÁS ALLÁ,
HACIA EL OTRO
2. Ibíd.
3. Mark Fishe1, Lo raro y lo espeluznante, Barcelona, Alpha Decay, 2018.
4. Ibíd.
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T
T retazos de exterioridad" que se encuentran en las historias
e de James fueron emocionantes para los lectores, "también
o eran una advertencia seria: si te aventuras fuera de este
L mundo enclaustrado, hazlo por tu cuenta y riesgo".
a La perspectiva de Mark del afuera como un pliegue
u
H hacia adentro impregna las historias de James y Lovecraft
o de cierto conservadurismo. Ambos resultan hoy algo in-
u fames por sus desagradables y reaccionarias opiniones.
N
Sin embargo, la visión reflexiva de Mark también inyecta
cierta ironía a sus obras. Por ejemplo, el racismo, el cla-
sismo y el elitismo de Lovecraft (su creencia en una clase
superior de hombres blancos que encuentran consuelo,
por encima del horror de las masas, en las alturas más
elevadas del arte y la cultura) delatan las inseguridades
de un hombre enfermizo, deprimido y sexualmente repri-
mido al que le molestaba todo lo que le habían dado en
la vida. Sin embargo, en lugar de culpar a las estructu-
....
o
.... ras sociales o a su propia ineptitud, Lovecraft arroja sus
calumnias sobre otras personas, haciéndose eco de una
misantropía sartreana.
En este sentido, quizá no sea sorprendente que
Lovecraft fuera tan fanático de James, a quien colmó de
elogios en su ensayo de 1927 "El horror sobrenatural en
la literatura", donde afirmó que James era un genio a la
par de Lord Dunsany, una de las influencias más reco-
nocidas de Lovecraft. James era todo lo que Lovecraft
deseaba ser. En los papeles, James incluso se parece a un
protagonista lovecraftiano: un respetado erudito e inves-
tigador de manuscritos medievales que ayudó a descubrir
varios tesoros perdidos y curiosidades arqueológicas a
lo largo de la costa de Suffolk en Inglaterra. También
había sido director de las instituciones más elitistas del
país (primero Eton y luego Cambridge) y, no sorprende,
también sus historias tienen un aire de clasismo que per-
manece asociado con estas instituciones hasta el día de
hoy, incluso, con la tierra del campesinado en las afueras
!R MÁS ALLÁ. HACIA El OTRO
"'
o
....
//
El "Afuera" es un concepto que por largo tiempo ha ace-
chado a la historia de la filosofía bajo diferentes nombres y
formulaciones; cada una de ellas (la mayoría de las veces)
enterrada bajo una impenetrabilidad teórica. No obstante,
haríamos bien en prestarle atención antes de continuar.
De modo breve y general, podemos reconocer que to-
das las conceptualizaciones del Afuera comparten las pro-
blematizaciones del sujeto humano junto con los intentos
de pensar lo que está "más allá" de las experiencias lími-
te fenoménicas. Una definición tan concisa, no obstante,
deja mucho que desear.
Convenientemente, la mej or explicación del Afuera
filosófico se puede encont rar en el trabajo de otra cole-
ga de Mark de su tiempo como miembro de la Unidad de
Investigaciones sobre Cultura Cibernética (CCRU), de la
que formó parte mientras estudiaba en la Universidad de
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T
Warwick. En su tesis doctoral, Capitalism's Trascendental
e Time Machine (La máquina del tiempo trascendental del
o capitalismo], presentada en el año 2000, un año después
L de que Mark presentase la suya, Anna Greenspan explica
a el Afuera de la siguiente manera:
u
H
o En el lenguaje coloquial, los términos adentro y afuera
u se usan para demarcar relaciones espaciales simples. Los
N
limites entre ellos son físicos y el pasaje que conecta uno
con el otro, aunque no siempre es fácil de negociar, nun-
ca está completamente bloqueado. No importa cuán segu-
ro sea, las paredes siempre pueden escalarse, las puertas
abrirse y las entradas liberarse. En el lenguaje filosófico,
sin embargo, los términos adentro y afuera designan una
relación que es plenamente más impermeable. Ya sea para
un sujeto u organismo individual o para un código o es-
tructura social, la interioridad, como concepto filosófico,
<O
o,---< indica una segregación absoluta. El adentro, en este con-
texto, es un modo de contención que opera no a través
de límites físicos, sino por un borde imperceptible que
dibuja los contornos de todo lo que se puede pensar y
percibir. [... ] Cuando se usa en este sentido absoluto, la
división entre adentro y afuera no es una determinación
espacial sino temporal. La existencia es un encierro no
porque ocurra en el espacio, sino porque nos clausura en
el tiempo. Quizás es por esta razón que se puede detectar
una tendencia tanto en filosofía como en religión a opo-
nerse al concepto del tiempo con nociones de liberación,
escape e interioridad. En cuanto un adentro que está li-
mitado por ritmos temporales, debe encontrar su a.fuera
en un dominio que es exterior al tiempo. 5
12. Ibíd.
! R MÁS AL LÁ, HACI A EL OTRO
M
rl
rl
Un diagrama del espacio de duelo, di bujado por Lucy Wallis y rodeado por sus notas
t omadas en el seminario de Kodwo Eshun sobre geopoética.
29. Mark Fisher, "La guerra del tiempo: hacia una alternativa a la era
neo-capitalista", K-punk - Volumen 2. Música y política, Buenos Aires, Caja
Negra, 2020, p. 370.
30. Nick Land. "Capital Escapes", Xenosystems. 21 de noviembre de 2014,
xenosyst ems.net.
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T
T de Land es aprovechar los beneficios del capital para lo-
e grar una existencia inhumanista completamente nueva.
o Para Mark, sin embargo, el objetivo es imponer un nuevo
L juego por completo.
o Si bien Fisher pudo haber estado de acuerdo con la
u
H
ventaja estratégica del Afuera, su opinión sobre qué estra-
o tegias han de implementarse desde esa posición no podría
u ser más diferente que la de Land. Para Mark, que piensa a
N través de la obra de Herbert Marcuse, la historia del arte
occidental ya está plagada de estrategias de escape. La
introducción inacabada a Comunismo ácido presenta, en
este sentido, una instanciación explícitamente izquierdis-
ta de la posición de Land sobre el Afuera, ya que desafía a
una izquierda contemporánea y popular que, en el mejor
de los casos, puede describirse como un modelo de todo
voz y ninguna salida. Les implora que abran sus horizon-
tes y lleven sus opiniones a la práctica, que aprendan de
00
....
N los errores del pasado. Los convoca a abandonar el capita-
lismo hacia otras formas de vida: formas de vida tan cerca-
nas y accesibles que a menudo se consideran neutralizadas
por los mecanismos de cooptación del capitalismo.
La contracultura de los años sesenta y setenta sigue
siendo un excelente ejemplo de esto. Para Fisher, "así como
la obra de Marcuse presenta afinidades con la contracul-
tura, su análisis también da un pronóstico de su eventual
fracaso y asimilación finales". 31 El tema principal del libro
El hombre unidimensional era precisamente la neutraliza-
ción del desafio estético que las culturas de vanguardia
del siglo XX habían impuesto al capitalismo. Marcuse es-
taba preocupado por "la popularización de la vanguardia;
no por un temor elitista de que la democratización de
la cultura corrompiera la pureza del arte, sino porque la
absorción del arte por parte de los espacios administrados
del comercio capitalista disimulaba su incompatibilidad
35. John Cussans, Undead Uprising, Londres, Strange Attractor Press, 2017.
36. Ibld.
IR MÁS ALLÁ, HACI A EL OTRO
39. Gavin Butt, Kodwo Eshun y Mark Fisher (eds.), Post-punk. Then and
Now, Londres, Repeater, 2016.
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T sino porque el punk siempre ha tenido intermitentes co-
e queteos políticos y estéticos bien documentados con el
o fascismo, sin duda, debido a la naturaleza intrínsecamen-
L te conflictiva de su estética autodestructiva.
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1
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V
1
N
G
Portada del EP debut de Joy Division de 1978, An Ideal for Living. Imagen tomada de
Wikipedia.
45. Ibíd.
46. Alain Badiou, Our Wound Is Not So Recent: Thinking the París Killings
of 13 November, Cambridge, Polity, 2016.
47. Mark Fisher, "Cibergótico versus steampunk", K-punk - Volumen 2,
op. cit. y Nick Land, "Sore Losers", Urbanomic, 2016, disponible en
urbanomic.com.
íR MÁS AL LÁ, HACI A EL OT RO
50. Ibíd.
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T
T que hemos parloteado durante tanto tiempo, pero que
e el capitalismo parece abarcar de manera tan traumática
o y absoluta. Mientras que Land mira con alegría desde un
L costado; Mark, no obstante, ve una oportunidad, y para
Q
aprehenderla debemos esforzarnos más. La Modernidad
u
H no es una superficie fría e inflexible de vidrio pulido,
o como la que arrastra al outsider desde los confines de un
u Yo desconocido. El cristal de la Modernidad está ofusca-
N
do, empañado. Ser confrontado por !SIS es precisamente
mirar en el espejo y no reconocer el rostro demasiado
humano de la Modernidad reflejado en nosotros. La des-
trucción acelerada de !SIS, ocasionada, como esperan los
diversos ejércitos de Occidente, por la caída de la ciudad
ocupada de Mosul a fines de 2017, solo perpetúa nuestra
propia autodestrucción. Mark concluye, con mucha más
esperanza, pero también de forma contraintuitiva, que el
"creciente clamor de grupos que buscan tomar el control
de sus propias vidas augura un regreso, largamente pos-
puesto, a la Modernidad que el capital no puede ofrecer".
Debemos esforzarnos por conectarnos de manera más in-
ventiva con las "nuevas formas de pertenencia" que cons-
tantemente están siendo "descubiertas e inventadas" y
que "al final mostrarán que tanto el capital steampunk
como el !SIS cibergótico son arcaísmos, obstrucciones
para un futuro que ya se está ensamblando". 51
Como Land también ha insistido constantemente, ya
sea que el recorrido lleve hacia el comunismo o hacia cual-
quier otro futuro político, lo impensable debe ser pensado
y reconocido si queremos tener alguna esperanza de hacer
realidad los sueños sociopolíticos con los que seguimos en
deuda cultural. El capitalismo puede estar muy cerca de
nosotros, o incluso ya por delant e; pero de todos modos
debemos reconocer la realidad de la Modernidad entrópica
5. Thom van Dooren, Flight Ways: Lije and Loss at the Edge of Extinction ,
Nueva York. Columbia University Press, 2014.
EL AST EROIDE DE LA SALU D MENTAL
6. !bid.
7. Don na Haraway, Seguir con el problema. Generar parentesco en el
Chthuluceno, Bilbao, Consonni, 2019.
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T
inteligencia emocional que el nuevo orden de poder no es
e capaz de imaginar".8 Sin embargo, la respuesta a cómo se
o podría construir tal práctica todavía nos es elusiva.
L Podríamos (y quizá deberíamos) preguntarnos: ¿qué
Q
dice exactamente la imagen de Penny de un desastre plane-
u
H tario ecológico sobre nuestro luto y melancolía enredados
o y compartidos? ¿Cómo debemos lidiar con la impotencia
u de tal imagen, en la cual la inmediatez de un evento de
N
extinción provocado por un asteroide nos roba la agencia
desde el exterior? Sugiere algo demasiado grande, dema-
siado otro con lo que lidiar. Lo que se necesita, tal vez, es
una analogía diferente con la que poder trabajar...
//
Al cine catástrofe generalmente le gusta retratar la amena-
...
00
"' za de aniquilación como un evento inmediato, o al menos
uno que ocurre rápidamente. Tales narrativas alcanzaron
una popularidad máxima justo antes del año 2000, cuando
la teoría de conspiración del Y2K, conocida como el "bug
del milenio", se propagó por todo el mundo: la predicción
histérica de que una falla tecnológica global conduciría al
colapso de las infraestructuras socioeconómicas del mundo.
Muchos creían que, a la medianoche del 31 de diciembre de
1999, el cambio de 99 a 00 en nuestros calendarios digita-
lizados causaría una falla de infraestructura masiva, ya que
todo, desde las bolsas de valores hasta las computadoras
personales, podía equivocar el cambio de fecha dent ro de
su codificación al interpretar 1900 en lugar de 2000. Al
parecer, muchos creían que la llegada del futuro, codificada
a través de las tecnologías parpadeantes de un nuevo capi-
talismo global, literalmente nos retrasaría cien años.
10. Mark Fisher, Realismo capitalista. ¿No hay alternativa?. Buenos Aires,
Caja Negra. 2019, p. 22.
11. '"La gente se siente segura cuando se toman este tipo de medidas',
me dijo Sarah Alouane, una candidata a doctorado e investigadora de las
leyes públicas y las libertades civiles de la Universidad Toulouse-Capitole.
'Pero al institucionalizar el estado de emergencia no solo se ponen en
juego las libertades civiles, sino que además no estamos abordando la raíz
del terrorismo en lo más mínimo. Se da una ilusión de seguridad, pero
no es más que eso'." Yasmeen Serhan, "Will France's State of Emergency
Become Permanent?", The Atlantic, 11 de julio de 2017, disponible en
theatlantic.com.
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T el impacto de las enfermedades mentales en nuestras vi-
e das, pero no parece que queramos abordar la causa de raíz.
o Simplemente normalizamos la crisis, manteniendo la calma
L y siguiendo adelante bajo una falsa -aunque, a sabiendas,
Q
precaria- sensación de seguridad medicalizada.
u
H
Ambas cuestiones podrían considerarse análogas a la
o trama de Children of Men . La película es solo un ejemplo
u de una post-apocalipsia cinematográfica en la que el esta-
N do inmediato del mundo se convierte en el foco de nuestra
atención en lugar del evento "que acabará con el mundo".
En tales películas, la forma en que el planeta llegó a tal
desorden es, a menudo, un detalle irrelevante, tal vez in-
cluso un detalle completamente desconocido dentro del
contexto de la propia imaginación de la película. No sabe-
rnos qué pasó, solo que estarnos viviendo con sus conse-
cuencias. En cambio, qué hacer se convierte en la cuestión
filosófica y política central.
N
....
\O
La renovada popularidad de tal perspectiva sobre el
apocalipsis (esto es, una perspectiva relativamente locali-
zada) también se puede ver en innumerables películas de
zombis, y es en medio de estos apocalipsis de zombis que
las problemáticas que Van Dooren y Haraway proponen se
integran más explícitamente. Aquí, la extinción es lenta,
la muerte misma es una enfermedad endémica, cuyo pro-
pio pronóstico es una mutación de su opuesto. Ya sea que
nos refiramos a la imagen clásica de George A. Romero de
los muertos vivientes o a las variedades más claramente
capitalistas, tecnológicas y de género que se encuentran
en películas como Las mujeres perfectas, en innumera-
bles ejemplos se nos presenta, como Mark describió, "una
desvinculación ciega de todos los Afueras, ya que toda
(tu) energía es absorbida por la interioridad máxima". 12
Sin embargo, estos especímenes ahuecados siempre son
13. John Cussans, Undead Uprising, Londres, Strange Attractor Press, 2017.
14. Mark Fisher, Lo raro y lo espeluznante, op. cit., p. 102.
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T modo, podemos describir a los muertos vivientes como
e transpersonales, dada la forma en que (tanto simbólica
o como físicamente) erosionan el yo del individuo y de la
L sociedad en general. Además, los zombis son transtempo-
Q
rales debido a su aparente inmortalidad ( o hipermortali-
u dad), lo que revela nuestras concepciones temporales de
H
o los límites de la existencia humana. Encarnan el horror
u de la aparente incapacidad para terminar con la vida, o,
N más exactamente, con el capitalismo. Aquí, la figura del
zombi es una alternativa adecuada a la analogía de Penny
del "asteroide de la salud mental", una alternativa que es
terrestre y más evidentemente psicológica. Los muertos
vivientes también son una crisis psicológica externaliza-
da, entendida como un ataque por una otredad tanatoi-
dal catastrófica, que destruye la autoestima acorde con el
diagnóstico de Freud del sujeto melancólico.
En este sentido, la palabra "tánatos" utilizada por
Mark -nombre que se le da a la personificación de la muer-
te en la Antigüedad- refiere aquí al concepto freudiano del
mismo nombre, más conocido como pulsión de muerte, un
concepto que, hemos de recordar, se formuló luego de los
análisis de Freud sobre el duelo y la melancolía. Primero
fue conceptualizado en su libro Más allá del principio del
placer, en el que cuestiona la primacía del placer en la teo-
ría psicoanalítica. Desafía la suposición de que estarnos li-
mitados a "una evitación de displacer o una producción de
placer", 15 y se vale de estudios de casos de veteranos
de guerra y niños perturbados que demuestran cómo los
individuos traumatizados tienden a revivir y repetir sus
15. Freud escribe: "Si así fuera, la abrumadora mayoría de nuestros procesos
animicos tendría que ir acompañada de placer o llevar a él; y la experiencia
más universal refuta enérgicamente esta conclusión. Por tanto, la situación
no puede ser sino esta: en el alma existe una fuerte tendencia al principio
de placer, pero ciertas otras fuerzas o constelaciones la contrarían, de
suerte que el resultado final no siempre puede corresponder a la tendencia
al placer". Sigmund Freud, Obras completas. Valumen XVIII, Buenos Aires,
Amorrortu, 1976, p. 9.
EL ASTE ROIDE DE LA SA LUD MENTA L
18. Sigmund Freud, Obras completas. Volumen XVII, Buenos Aires, Amorrortu,
1975, pp. 220-221.
EL AS H ROTDE DE LA SA LU D MENTAL
20. Alyssa Rosenberg, "The Ridiculous Ending of The OA Bet1ays the Series'
Best Idea", The Washington Post, 21 de diciembre de 2016, disponible en
washingtonpost.com.
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escrutinio. Por ejemplo, hace quince años surgió una con-
e troversia tan feroz entre la pedantería literaria que fue
o noticia internacional. La adaptación de Joe Wright, en
L 2005, de la novela clásica de Jane Austen, Orgullo y pre-
Q
juicio, le dio nuevas capas de significado a su título cuan-
u
H do el público estadounidense recibió un final alternativo
o de la historia, en donde a la tensión sexual sutilmente
u avivada de los protagonistas se le sumó una liberación y
N
cierre innegables. La escena se dejó de lado por completo
en el lanzamiento cinematográfico británico, ya que los
productores de la película creían que una audiencia local
no respondería bien a ese ejercicio de licencia poética.
Estaban en lo correcto. ¿Esto podría ser "una señal de que
los británicos han renunciado a su reticencia innata al
imperialismo cultural estadounidense de devorarse· finales
edulcorados junto con su café de Starbucks"?, se preguntó
Alessandra Stanley en The New York Times. "O simplemen-
te podría significar que nadie espera, en realidad, que
las películas se adhieran demasiado religiosamente a la
novela o historia original."21
La suposición, en ese momento, fue que los estadou-
nidenses simplemente son mucho más sentimentales que
los británicos. Hoy, sin embargo, las pregunt as provocadas
por este uso intensivo de la licencia poética son mucho
más interesantes, en especial, cuando consideramos cuán
drásticamente ha cambiado la situación desde entonces.
Hoy en día, los finales felices están ausentes en muchos
éxitos de taquilla de Hollywood. Parece que los estadou-
nidenses están abrazando su sentido de trauma y tragedia
en una multitud de géneros. Lo más revelador de todo es
que Rosenberg, en su artículo para The Washington Post,
tiene en mayor consideración a la comedia absurda The
Unbreakable Kimmy Schmidt, por cómo maneja su propia
21. Alessandra Stanley, "Oh! Mr. Darcy... Yes, I Said Yes!". The New York
Times, 20 de noviembre de 2005, disponible e n nytimes.com.
EL ASTERO IDE DE LA SA LUD MENIAl
//
22. Alyssa Rosenberg, "The Ridiculous Ending of The OA Betrays the Series'
Best Idea", op. cit.
M
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¿Para qué nos sirven estas historias? A pesar de sus enfo-
C. ques fant ásticos sobre la realidad, ¿no arrojan provocacio-
o nes hacia los mundos que conocemos?
L En este sentido, parecería que The OA y The Walking
Q
Dead no pueden ser más diferentes. Por un lado, The OA
u
H espera encontrar la redención en la trascendencia, a veces
o cuestionando la función misma de un pensamiento tan
u utópico, pero aun así afirmando su capacidad para unir
N
a las personas. Asimismo, explora las dificultades asocia-
das con los desafíos en lo radicalmente incognoscible. The
Wa/king Dead, en marcado contraste, espera encontrar la
redención en la inmanencia, reconociendo el trauma de
hacerlo y la dificultad que conlleva la pérdida de un más
allá esperanzador. Sin embargo, lo que comparten estas
series de televisión es un intento de articular prácticas
colectivas, a través de las cuales los efectos traumáticos
de las realidades de la muerte y la no-muerte pueden su-
o
,..
00
perarse mediante una identificación con y una repetición
de su dinámica. Mientras que The OA, al inicio, presenta la
muerte en sí misma corno una tecnología prometeica para
trascender sus propios límites, The Walking Dead articula
una transformación de los efectos de la muerte y el dolor
para propósitos de torna de conciencia mucho más inma-
nentes y ernancipatorios.
Lo que está en juego en estos dos modos de pen-
samiento es, en la actualidad, más predominante en
nuestras realidades políticas de lo que podríamos creer.
Incluso podríamos reconocer que ambas respuestas es-
tán encarnadas por varios movimientos políticos: el mo-
vimiento Black Lives Matter es un claro ejemplo de un
conocimiento colectivo y comunitario de la muerte que
alimenta el activismo radical y los sentimientos revo-
lucionarios. Los familiares y cánticos asociados con las
protestas del movimiento, corno "No puedo respirar" y
"Yo soy Michael Brown", hacen eco del sentimiento de
"Somos los muertos vivientes". En ambos casos, los vivos
EL ASTERO I DE DE LA SALUD ME NTAL
"'
o:,
,--<
A frightening world
is an interesting world to be in
in the Forbidden City
or on the Roof of the World
or at the receiving end
of the nine o'c/ock news
however you put your mind to it
you can find fear where you cho ose.
Look what fear's done to my body.
Magazine, "Because You're Frightened"
..._.TOMA DE
INCONSCIENCIA
//
Por más que la izquierda se empecine en negarlo. las vi-
siones de su propia destrucción siguen siendo centrales
para su psique colectiva. Tal es la mano tendida a los
oprimidos que intentan representar. Esta no es una nueva
realidad. Tenemos tantos ejemplos detrás como los hay
frente a nosotros, en nuestro horizonte distópico. The OA
y The Walking Dead sirven como marco a la constatación
de que no queda ningún terreno político para que alguien
se comprometa sin poner su cuerpo en la primera línea
de combat e, a modo de ultimátum ext remo y distópico,
1. Ver Darryl Pinckney, Nin Ferguson", The New York Review of Books, 8 de
enero de 2015, disponible en nybooks.com.
TOMA OE TNCONSCIENC IA
3. Alexander Irwin, Saints of the Impossible: Bataille, Weil, and the Politics
of the Sacred, Minéapolis, University of Minnesota Press, 2002, p. 96.
TOMA DE IHC ONSC!E ll CI A
4. Ibíd.
TOM A OE I NCONS CIE NCIA
//
A finales de 2016, Mark volvió a estos actos de "toma y de-
molición de conciencia", 8 concebidos de manera positiva,
en un ensayo para New Humanist sobre la serie de televi-
sión Westworld. Basada en la película homónima de 1973,
la serie traza el periodo previo a una guerra revolucionaria
....
a,
derar secundarias a las relaciones materiales, MacKinnon
vio tales prácticas feministas como incompatibles con la
adhesión del marxismo a una teoría del "materialismo his-
tórico". Sin embargo, es precisamente a través de este aná-
lisis que MacKinnon delata una comprensión reduccionis-
ta, anticuada y casi cartesiana de tal dinámica, que niega
la conexión profunda entre el cuerpo y la mente, entre la
mente y el entorno. En su reseña del libro, este es también
el problema central de Brown con las (por demás) "agudas
facultades críticas" de MacKinnon, que, a menudo, muestra
una tendencia a ser "más amable con las víctimas involun-
tarias del dominio masculino que con las feministas que
no están de acuerdo con ella". 14 Al plantar su base teórica
tan obstinadamente y al castigar la rápida movilidad de
16. Asimismo, podemos comparar estas sesiones de TCC para androides con
las pruebas de "linea de base" dramatizadas en las películas de Blade Runner,
que se practican por razones muy similares. aunque sin la precaución de
seguridad de un modo sueño.
M
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T
Aunque esta narrativa de toma de inconsciencia es,
e de cierto modo, exclusiva de Westworld, da cuenta de va-
o rias otras series de t elevisión con carga política que se
L han transmitido a raíz de la elección de Donald Trump
Q
como presidente de los Estados Unidos. Por ejemplo, mu-
u
H cho se ha dicho sobre la adaptación televisiva de 2017 de
o la novela escrita en 1985 por Margaret Atwood, El cuento
u de la criada. Muchos ven la serie como una advertencia
N
para todos nosotros sobre cómo sería un futuro posterior a
Trump si permitimos que se implementen ciertas políticas
reaccionarias sin oposición.
A modo de contraste, podríamos notar cómo, al dra-
matizar una plétora de experiencias horribles dentro del
escenario pesadillesco de la opresión misógina impuesta
por el Estado, El cuento de la criada contiene un tipo muy
diferente de narrativa emancipatoria. Es la historia de una
represión consciente más que inconsciente. Es una histo-
N
o ria sobre cómo lidiar con el conocimiento de la injusticia
N
21. Joanna Radin, "Where Nothing Can Possibly Go 'Wrong"', op. cit.
M
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T
T
vu", pero se siente desconcertado por el gran nerviosismo
e de su nueva comunidad cuando comparte con ellos la ex-
o periencia con indiferencia. Su compañera Trinity le dice,
L mientras se prepara para una amenaza aún desconocida,
a que "el déj a vu suele ser un glitch en la Matrix". "Sucede",
u
H explica, "cuando 'ellos' cambian algo".
o Radin pide un compromiso igualmente vigilante dentro
u de la matriz ideológica de nuestro propio sistema-mundo,
N
una vigilancia que está tan en sintonía con las discrepan-
cias espacio-temporales como los personajes de Matrix es-
tán con los glitches en su mundo:
JI M
r<
N
23. Gilles Deleuze y Félix Guattari, Mil mesetas, Valencia, Pre-textos, 2002.
M
A
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T
con Europa"; el Sur mediante "la sobrecodificación escla-
e vista, con su propia ruina y la de las plantaciones en la
o Guerra de Secesión"; y el Norte mediante la "descodifica-
L ción capitalista". La Guerra de Secesión estadounidense
Q
fue solo el comienzo de un violento proceso a través del
u
H cual estas experiencias dispares se consolidarían en un
o conjunto supuestamente "unido". Sin embargo, el salvaje
u Oeste sigue siendo un espacio casi mítico donde el "sueño
N
americano" de un Nuevo Mundo persiste, mucho tiempo
después de su conclusión oficial, desempeñando el papel
de una "línea de fuga, en el que se conjugan el viaje, la
alucinación, la locura, el indio, la experimentación per-
ceptiva y mental, la movilidad de fronteras, el rizoma".
"Líneas de fuga" y "rizomas" son dos términos sinó-
nimos del proyecto colaborativo de Deleuze y Guattari.
Se relacionan entre sí al señalar dos formas de maniobra
evasiva al interior del perpetuo juego del gato y el ratón
'°Nr< que, según describen, tienen lugar entre las rigidas in-
fraestructuras sociopolíticas que gobiernan nuestras vi-
das: las totalidades que producen una miope conciencia
colectiva -la Familia, el Estado, la Sociedad, la Civiliza-
ción-, así como aquellas figuras que continúan eludiendo
los mecanismos de captura que sostienen estas totalida-
des en nuestro sometido inconsciente colectivo. Ellos se-
ñalan que siempre hemos admirado esas esquivas figuras
que se saltan las reglas que, supuestamente, estructuran
nuestras realidades -tanto reales como ficticias-, pero
rara vez nos escabullimos para unirnos a ellas. Estarnos
demasiado incrustados en los estratos de nuestro mun-
do, al interior de las capas de sedimentación que, cuando
se abordan de manera integral, dan forma y estructura a
nuestra conciencia.
El uso que ellos hacen de terminologías geológicas y
arqueológicas no es por pura novedad, sino que lo tornan
prestado directamente de Freud, quien, como muchos otros
en su tiempo, vio la mente y la sociedad como análogas
TOMA DE INCON SCIE NC I A
24. Para más información sobre este tema, y por su relevancia para la
filosofía cont emporánea y el legado de la Unidad de Investigaciones
sobre la Cultura Cibernética, recomiendo los escritos de Robin Mackay,
en particular los relativos al tema del "geotrauma". Ver, por ej emplo,
Robin Mackay, "A Brief History of Geotrauma", en Leper Creativity
(ed.), Cyclonopedia Symposium, Londres, Punctum Books, 2012, también
disponible en readthis.wtf.
25. Claude Lévi-Strauss, Tristes trópicos, Barcelona, Paidós, 1988, p. 61.
M
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T
sin romper nunca las estructuras que se están desplegando
e para examinar. Para elevar completamente la conciencia so-
o bre las condiciones actuales de la realidad tal como se nos
L presenta, debemos profundizar en ese fluido núcleo fundi-
o do en nuestro centro, es decir, en nuestro inconsciente: esa
u
H "parte oscura, inaccesible de nuestra personalidad", a la
o que Freud se refirió como una "caldera" libidinal, "llena de
u excitaciones borboteantes".26
N En relación con esta imaginería e imaginario subte-
rráneos, la adopción de la figura del rizoma por parte de
Deleuze y Guattari nos permite pensar que las divergen-
tes vías de conciencia desencadenadas por el glitch son
parecidas a las raíces de las plantas que, sin restriccio-
nes de sedimentos, bordean obstáculos donde sea que
puedan aparecer, resisten su captura en los estratos de
una conciencia socialmente organizada, y demuestran un
modo de viaje que nosotros también deberíamos adoptar.
....
00
De manera bastante similar, las fuerzas verdade-
"'
ramente productivas que nos mueven hacia lo nuevo y
lo desconocido pueden ser identificadas como líneas de
fuga. En este contexto, se entiende "fuga" [flight] como
la mitad de esa respuesta al estrés agudo que conocemos
coloquialmente como "pelea o huye" [fight or jlight]. La
fuga, aquí, es vista como la respuesta preferible a la coac-
ción, por la forma en que denota un tipo de movimiento
entregado a la mente inconsciente: una especie de esca-
pe. Esto quiere decir que no debemos mantenernos firmes,
sino aprovechar la oportunidad de un movimiento nómade
hacia nuevas regiones. En este sentido, Deleuze y Guattari
no requieren necesariamente que se amenace la vida para
crear este tipo de movimiento, pero es una analogía útil
para describir y comprender el zigzag rizomático e impre-
decible de una fuga dictada por el instinto inconsciente
26. Sigmund Freud, Obras Completas. Tomo XXII, Buenos Aires, Amorrortu,
1991, p. 68.
TOMA DE INCONSCIE NC IA
27. Gilles Deleuze y Félix Guattari, Mil mesetas, op. cit., p. 23.
M
A
T
T notar la pérdida de una oportunidad para la formación de
e un mundo verdaderamente nuevo para que podamos estar
o mejor preparados para responder a futuras oportunidades
L de cambio.
Q
En un ensayo sobre las obras de Herman Melville,
u
H
Deleuze señala que Estados Unidos nunca tuvo la inten-
o ción de ser un todo, como otras naciones. Para él, el ob-
u jetivo colonial de una Norteamérica previa a la Unión era
N
"ante todo constituir un universo, una sociedad de herma-
nos, una federación de hombres y de bienes, una comu-
nidad de individuos anarquistas, inspirada en Jefferson,
en Thoreau, en Melville". 28 De manera muy similar a la
Revolución francesa que se produjo casi al mismo tiempo
en el otro lado del Atlántico, la frontera revolucionaria
estadounidense pasó de ser un paisaje de libre movimiento
y expresión a una válvula de control para la forma Estado
que, a través de la consolidación geopolítica, fue cerra-
o
N
da para asegurar mejor las perspectivas de una burguesía
"'
posteuropea. Así, emergió de las cenizas de un Viejo Mun-
do, se movió hacia el Este, e invocó el glorioso espectáculo
ideológico del fénix afianzando así la terquedad egoísta
del muerto viviente.
Al rastrear este proceso de consolidación del Norte,
Este, Sur y Oeste en los Estados Unidos que conocemos
hoy, vemos la trabajosamente forzada identidad nacional
que, sin embargo, continúa inquietándose con regulari-
dad. Mientras que el federalista estadounidense Alexander
Hamilton argumentó, por ejemplo, en contra de "la rápida
sucesión de revoluciones" por la cual las repúblicas remo-
tas de la Antigua Grecia y la Italia del Renacimiento se
"desgarraban en un estado de permanente vaivén entre
dos extremos, la tiranía y la anarquía", 29 Deleuze enfatiza
31. Patricia Nelson Limerick, The Legacy of Conquest: The Unbroken Past
ofthe American West, Nueva York, W.W. Norton & Company, 1987, p. 19.
TOMA DE IN CONSCIE NCIA
32. Ibíd.
33. Estas frases se encuentran a lo largo de los escritos de Deleuze y
Guattari, sobre todo en el libro de Deleuze La imagen-tiempo. Estudios
sobre Cine II y en las obras colaborativas Mil mesetas y ¿Qué es la filosofía?.
TO f\A DE INCON SCIE NC IA
"'
N talismo masculino superior al mismo tiempo se enfatiza y
se socava a medida que se concede más tiempo de panta-
lla a los indios de IA del parque, cuando se exploran los
encuentros del parque con la tribu de la Nación Fantasma
desde su perspectiva. Esto es notable en un episodio titu-
lado "Kiksuya" -palabra lakota para "recordar"- que toma
la perspectiva de un personaje hasta ahora inexplorado,
Akecheta, un ex líder de la tribu de la Nación Fantasma
que ha sido visto regularmente acechando en el desierto
durante las últimas dos temporadas.
Contrariamente a lo que sabe el espectador de la
línea de tiempo hasta ese momento, se revela que fue
Akecheta y no Dolores el primer anfitrión en despertar
su inconsciente, encontrar primero el laberinto de Ford
después de la primera revolución abortada y comenzar el
40. Zack Handlen, "A Symbol Tells His Story on a Heartbreaking Westworld",
The A. V. Club, 10 de junio de 2018, disponible en avc\ub.com.
41. Jonathan Rosenbaum, "Acid Western", Chicago Reader, 27 de junio
de 1996.
JOMA OE IN CONSCIE NCIA
todo sentimentalismo.
Para Fiedler, algo que luego aclara en el capítulo fi-
nal de El americano en vía de extinción, la locura que
se muestra representa una posible vía de "trascendencia
blanca". Al darse cuenta del frecuente tropo por el que
los europeos blancos se emparejan con sus homólogos no
blancos en la literatura estadounidense, destaca cómo,
no obstante, se dice que estos personajes racializados
representan los deseos del hombre blanco, precisamen-
te en el sentido descrito previamente: el hombre blanco
"debería hacer su mejor esfuerzo, a pesar de todas las
presiones del pasado histórico, para volverse Nativo". Al
invertir un poco este tropo, el Chigurh de McCarthy tam-
bién está vagamente racializado, aunque los detalles de
sus orígenes ancestrales no se han explorado . De mane-
ra reveladora, en el escenario de McCarthy, si Llewellyn
quiere sobrevivir, tiene que estar un paso por delante del
Nativo figurado en su entorno.
M
A
T
T
Por otro lado, Fiedler señala que, en la literatura es-
e tadounidense, en general, si la pareja del hombre blanco
o es negra, "tendemos a interpretar [a él o a ella] como una
L parábola de un intento de extender nuestra sexualidad,
o para recuperar nuestra libido perdida".44 Sin embargo, si
u
H la pareja es india, significa "un deseo de romper los lími-
o tes de la razón, de extender nuestra conciencia". En este
u sentido, "lo Negro representa el deseo que le es ajeno, y lo
N
Indio la percepción que le es ajena". Presagiando las ideas
de Deleuze y Guattari, dice:
45. Ibíd.
M
A
T
T
convencer al tribunal de que no posee todas sus faculta-
e des. La trágica ironía de la historia, sin embargo, es que
o es lobotomizado cuando los médicos intentan frenar su
L comportamiento constantemente disruptivo, y es el Jefe,
a al menos en la película, quien rompe su impotencia afec-
u
H tiva y salta, de manera bastante literal, hacia el exterior
o al ver lo que ha sido de su amigo, el Nuevo Hombre esta-
u dounidense ya totalmente liquidado. Podríamos reconocer
N que la película es culpable de socavar la magnitud plena
de este escape. Mientras que el film se cuenta comple-
tament e desde la perspectiva de Mac, el libro, en cambio,
es narrado por el propio Jefe Bromden en forma de un
monólogo interior. Al adoptar la perspectiva del Jefe, so-
mos mucho más conscientes de las críticas de la narrativa
a un Estados Unidos capitalista, dramatizado dentro del
microcosmos del hospital psiquiátrico, con los delirios su-
puestamente paranoicos del Jefe sobre una inteligencia
N
-et
N alienígena artificial que hace eco, de manera más general,
del lavado de cerebro subjetivo del sistema capitalista.
Bromden se refiere a esta inteligencia alienígena como
"The combine" [La cosechadora], una palabra que algunos
lectores tal vez reconozcan como el nombre utilizado en
el exitoso videojuego Half-Life 2 para referir a los invaso-
res alienígenas y autoritarios.
Bromden se castiga a sí mismo a lo largo de la novela
por su incapacidad para encajar en el programa de control
de The combine. Sobre esas otras almas en pena que lo ro-
dean dice que son, al igual que él, el detrito de un sistema
que no ha sido creado para albergar sus formas de vida.
Como tal, Bromden no critica directamente al sistema en
el que no encaja. Ha internalizado sus estándares y ex-
pectativas y encarna una posición depresiva y autocrítica
de ser un bueno para nada. Mientras que Mac está más
preparado y es capaz de criticar y cuestionar la política de
su nueva realidad tal y como socavó las leyes del mundo
afuera, la tragedia del libro en general es la incapacidad
TOMA OE INCON SCIENC I A
47. Fred Moten, Sto/en Life, Durham, Duke University Press, 2018, p. xi.
TO MA DE IN CONS CIE NC[ A
48. Tbíd.
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T
esta existencia son complejas. En tanto los anfitriones van
e t omando consciencia de sus hábitos, buscan no obstante
o los momentos de su génesis y las comunidades de las que
L formaron parte, ya sea Akecheta buscando a Kohana o
Q
Maeve, la madame del burdel, en otra de las subtramas de
u
H la serie, buscando a su hija: una figura paradójica, para
o ella, de xenogénesis materna en la que se identifica como
u la "madre" de la niña pero, sin poder haberla concebido
N
en términos biológicos. Estas relaciones, sin embargo, son
parte de la programación de los anfitriones, pero también
son un ejemplo de génesis más que de hábito y la incom-
patibilidad de estas dos pulsiones subjetivas ha sido una
fuente importante de tensión a lo largo de la serie.
Para los anfitriones, y aquellos similares a Akecheta y
Maeve en particular, sus identidades raciales seguramen-
t e no son coincidentes en este sentido. Esta tensión es
también su don xenogenético, lo que les permite adquirir
conocimientos y habilidades mucho más allá de lo que
se creía posible, incluso por los otros anfitriones, en sus
orientaciones comunales.
Debemos de procurar tener en mente estas "diferen-
cias oncológicas". En lugar de intentar generalizar tales
experiencias, como Westworld tiende a hacer, deberíamos
afirmarlas para que podamos producir con mayor éxi-
to una nueva solidaridad sin similitud. Así, t ras haber
viajado a los rincones más remotos de la experiencia co-
munitaria en nuestras realidades culturales y políticas
actuales, es necesario que regresemos, una vez más, a ·
la escena local de la muerte de Mark, como la única ex-
periencia de la que yo mismo soy capaz de dar cuenta
con alguna autoridad efectiva. Es, después de todo, si
no mi origen subjetivo, un momento de xenogénesis; un
momento de renacimient o en el que los recuerdos de una
vida pasada se convierten en un sueño; un momento
después del cual la vida nunca podría ser la misma y en
el que tuvo que comenzar de nuevo. Partiendo de estas
TO MA DE INCO NSCIE NCIA
....'
13 DE ENERO DE 2018 ""
N
"'
N transición, en el que las almas se purificaban en su camino
al cielo, entonces lo que la era moderna ha inventado es lo
purgatorial como un modo por derecho propio. ¿No es este
el modo del universo de Beckett, un universo en el que la
compulsión y la espera nunca terminan, un universo sin
ning una posibilidad de clímax, resolución o transforma-
ción, un universo cerrado, pero que nunca se convertirá
finalmente en un estado de disolución entrópica total?1
14 DE ENERO DE 2018
19 DE ENERO DE 2018
2. Nina Power, "In Memoriam Mark Fisher, January 13th", Nina Power:
Writings, disponible en ninapower.net.
AMIGOS, COMU NIDA DES Y FANTASMAS
e
o
L
a
u
H
o
u
N
00
"'
N A lo largo de 2017, 0 se convirtió en una peregrina-
ción mensual para muchos, con esta experiencia inicial
que nunca nos abandonaba del todo. Se volvió un espa-
cio para canalizar sin palabras el espíritu de Mark en la
pista de baile, todo mientras redescubríamos la alegría
de estar juntos.
En esas noches a menudo pensaba en "Midtown 120
Intro", la canción de apertura del álbum de 2008 de Terre
Thaemlitz, Midtown 120 Blues, lanzado bajo su seudónimo
DJ Sprinkles, un trabajo crítico sobre el legado con fre-
cuencia despolitizado de la música house. La voz en off
de la canción de apertura declara, en contra de todas las
expectativas: "Debe haber un centenar de discos con vo-
ces en off que pregunten: '¿Qué es el house ?'. La respuesta
siempre es la misma mierda que aparece en las tarjet as
de felicitaciones sobre 1a vida, el amor, la felicidad .. :".3
o
'°
N
e
o
L
Q
u
H
o
u
N
% 9 DE JUNIO DE 2018
7. Jbíd.
8. Plan C, "C is for Consciousness Raising", 31 de mayo de 2015, disponible
en weareplanc.org.
M
A
T
T como una herramienta radical para crear teoría colecti-
e vamente e idear praxis colectivamente". En este sentido,
o la función de un grupo de toma de conciencia es formular
L una comunidad que se da a sí misma como meta. Tal polí-
Q
tica encarnada sigue siendo esencial, como Mark subraya,
u
H si queremos inventar con éxito "nuevas formas de invo-
o lucramiento político, revivir las instituciones que se han
u vuelto decadentes, convertir la desafección privatizada en
N ira politizada".9
Algo que se me quedó grabado durante todo el día y
la noche, mientras reflexionábamos sobre la importancia
de la toma de conciencia en los discursos políticos en la
década del 2010, ya sean feministas o de otro tipo, fue lo
que Natasha describió desde el principio como un sentido
deseado de "solidaridad sin similitud". Aunque los últi-
mos años han sido definidos por las llamadas "políticas
identitarias", donde los individuos y los grupos defienden
"'
"' el derecho a afirmar sus diferencias, lo cual puede tener
"'
consecuencias muy reales en las experiencias políticas de
un grupo o de un individuo, esas defensas son inútiles
-incluso perjudiciales- sin un proyecto global de solidari-
dad interseccional.
La frase parecía resonar en el pensamiento de Mark
que cargábamos con nosotros. Requeríamos de su habi-
lidad para "convertir el sentimiento en pensamiento es-
tructurado y análisis estructural", como lo expresó una
de nuestras colaboradoras, Alice Andrews. Como sabíamos
que tal construcción es una tarea formidable para un ta-
ller de un día, nos impusimos restricciones como colecti-
vo temporal, "construyendo un conocimiento compartido
con lo que tenemos disponible en la sala", como bien dijo
Atice, muy consciente de que facilitar esto era solo la
mitad de la batalla.
12. Julia Bel\, "Really Techno", The White Review, junio de 2018, disponible
en thewhitereview.org.
M
A
T
T del tiempo, fuera del lenguaje, mi mente es sensación
pura. El sonido crea formas, rojo, verde, púrpura, que se
e
o vuelven como un edificio físico que el ritmo comienza a
L construir a mi alrededor. La música tiene un tipo de ar-
a quitectura que puedo ver con el ojo de mi mente. A este
u nivel de saturación. el sonido crea su propia conciencia
H
o espacial. sus propias estructuras metafísicas. En este lu-
u gar, estoy conectada a algo más grande que yo, un lugar
N fuera del ego. Las partes fraccionadas de mí son. por un
momento. repentinamente totales. 13
13. Ibíd.
14. Ibíd.
AMIGOS. COMU NIDADES Y FAN TASMAS
15. Michel Foucault, "De la amistad como modo de vida", ¿Qué hacen los
hombres juntos?, Madrid, CERMI / Cinca , 2015, pp. 11-12.
16. Jean-Luc Nancy, la comunidad enfrentada, Buenos Aires, La Cebra,
2014, p. 35.
17. Maurice Blanchot, La comunidad inconfesable, Madrid, Editora Nacional,
200 2, p. 103.
18. !bid., p. 82.
M
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T
del fraseo típicamente denso y paradójico de Blanchot y
e Nancy, la figura emergente de un sujeto colectivo que no es
o "mío" ni "tuyo", pero por el cual somos afectados de todos
L modos; una agencia desde afuera, extraña y externa, que
Q
parece nacer del amor y de una familiaridad interpersonal
u
H
que se encuentra en su interior. Es, en este sentido, que
o podemos definir la amistad como una forma de vida, como
u un devenir ético.
N
Lo raro y lo espeluznante es un libro que, por supues-
to, también se preocupa por lo extraño. Da cuenta de las
fuerzas inhumanas que nos gobiernan y que gobiernan la
subjetividad, que nos alegran y nos perturban en igual
medida, y hacen al establecimiento de un sujeto colectivo
muy políticamente evasivo, a pesar de que tal deseo está
en el corazón de cualquier política. El sentido de Mark de
lo extraño tiene más en común con Blanchot de lo que
podrían sugerir las apariencias. La comunidad de aman-
N
.....
N tes, según Bataille, era, después de todo, un presagio de
la relación espeluznante de Fisher, esa relación "que su-
puestamente debía estructurar la sociedad -no fuera, sino
abriendo una brecha trasgresora- ", colocándonos "fuera
de ella en ella, en una intimidad para la cual lo político
queda fuera de alcance". 19 El adentro es siempre un pliegue
del afuera.
Invocando esta permeabilidad blanchotiana, Mark
escribe sobre el amor como otra forma de agente espe-
luznante, similar al capital mismo: una fuerza que "no
existe en ningún tipo de sentido sustancial, pero es ca-
paz de provocar efectos de casi cualquier tipo". 20 ¿ Qué
clase de agente puede articular la relación entre estas dos
fuerzas? ¿Puede el "amor" funcionar como una antítesis
espeluznante del capital? ¿Somos capaces de considerar
21. Mark Fisher, "K-punk o el discontinuum del art pop glampunk", K-punk •
Volumen 2. Música y polftica, Buenos Aires, Caja Negra, 2020, p. 33.
M
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T
álbum de 1982 de The Cure, Pornography, que es "psi-
e codélico en el mismo sentido en que Apocalypse Now lo
o es. [ ... ] Con su sobrecarga mediática de porno bélico,
L su delirio esquizofrénico, su sensación de que el Final
Q
está solo a unos minutos de distancia". El álbum lo lle-
u
H va a imaginar, con una alegría gótica, "todos los sueños
o hippies de exótica liberación mental [ ... ] rociados con
u napalm hasta ser olvidados". 22
N
Sin embargo, esto no significa abstenerse por com-
pleto del concepto de "amor". Es más bien desafiar su
concepción unidimensional en l a mente del hippie. Los
propios The Cure siguen siendo un potente ejemplo de
modernismo popular de un amor multifacético que, con
una sensibilidad agudamente batailleana, encuentra ale-
gría colectiva en su abandono del yo individual. Después
de todo, aunque la banda primero declaró que "no importa
si todos morirnos" en la canción que abre Pornography,
....
r--
N "One Hundred Years", menos de dieciocho meses después
invirtieron el nihilismo por el que se hicieron conocidos
como pioneros del rock gótico, al encontrar alegría en el
sinsentido de la vida. En su jovial sencillo de 1983, "The
Love Cats", cantaban: "Let's go and throw/ Ali the songs
we know/ Into the sea/ You and me" [Vamos y arrojemos/
todas las canciones que conocemos/ al mar/ tú y yo] .
Mark también era conocido por su multifacético pen-
samiento en sintonía con la siempre cambiante políti-
ca corporal de su época. De hecho, la trayectoria de su
pensamiento filosófico se puede rastrear en paralelo a ex-
periencias propias, desde la depresión individual hasta la
alegría colectiva, desde la euforia de la rave hasta la pater-
nidad. Se sentía cómodo permitiendo todas las facetas de
su personaje -pasado, presente y futuro; de Mark Fisher a
k-punk- de la década de 1980 a la de 2010, desde Warwick
22. Mark Fisher, "No importa si todos morimos: la impía trinidad de The
Cure", K-punk - Volumen 2, op. cit., pp. 99-100.
AMIGOS, COMU NI DADES Y FANTAS MAS
26.Ibíd., p. 33.
27.Ibíd., p. 34.
28.Mark Fisher, "Practica\ Eliminativism: Getting Out of the Face, Again",
en Robín Mackay, Luke Pendre\l y James Trafford (eds.), Specuiative
Aesthetics, Falmouth, Urbanomic, 2014, pp. 91-94.
M
A
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T
Ciertamente comparten una serie de cualidades extrañas,
e espectrales e incluso queer. Al orientarnos hacia un deve-
o nir-fantasma, no solo en el sentido abstracto de canalizar
L las injusticias del capitalismo, sino en el modo en que
Q
la muerte a su vez da forma y rompe a las comunidades
u
H a través de las ausencias que crea, podemos transformar
o conjuntamente el pensamiento, el devenir y la sociedad.
u Esta transformación ocurre, nos guste o no, cuando
N alguien muere. No es la superficialidad de la afirmación
positiva de la existencia de una persona en un recuerdo
colectivo, sino un devenir traumático que ocurre a través
de la recurrencia eterna de un dolor que, como dice el vie-
jo adagio, nunca nos abandona, pero se vuelve más fácil
de soportar. En Lógica del sentido (1969), Deleuze escribe
sobre la dimensión ética de esta tarea:
29. Gilles Deleuze, Lógica del sentido, Barcelona, Paidós, 1994, p. 158.
AMI GOS . CO MU IU DAO ES Y FA NTASMAS
30. Mark Fisher, Realismo capitalista. ¿No hay alternativa?, Buenos Aires,
Caja Negra, 2016, p. 104.
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T
plan de estudios, pero sabíamos que el aprendizaje de ta-
e les consideraciones solo vendría por vivirlas y ponerlas en
o práctica. La t eoría tiene sus límites. Depende de nosotros,
L aquí y ahora, transgredirlos.
o Las comunidades también tienen sus límites y sería un
u
H error no reconocer que en los últimos años, en progresión
o sostenida a lo largo del río del luto, muchas de las comu-
u nidades de las que he formado parte se han fracturado,
N se han distanciado y en algunos casos ya ni siquiera se
hablan. La soledad que se sintió en el primer aniversario
de la muerte de Mark estuvo constituida por esta multi-
plicidad de alejamientos. Algunos naturales, ocasionados
por el paso del tiempo; otros más violentos y emergen-
tes a partir de desacuerdos interpersonales. No importa la
causa, tales comunidades son las víctimas no reconocidas
de un resurgente luto individualizado; pero tantas otras
han emergido de sus cenizas. Cada clausura es, al mismo
N
00
N tiempo, una apertura. Llegar a un acuerdo con tales acon-
tecimientos es, sin embargo, frustrante y difícil.
Escribir un libro como este, a la luz de estas dificulta-
des, no es un intento individualista de apropiarse de este
luto y remediarlo piadosamente, a pesar de mi persistente
presencia dentro de su narrativa. Es un intento por pensar
dicho dolor mientras cae en mis manos y, también, en
las manos de tantos otros. Como tal, reclamar su propie-
dad sería reclamar la propiedad de un grano de arena,
ignorando un océano vasto y turbulento que amenaza con
cambiar drásticamente su posición en cualquier momento.
El primer quiebre que ocurrió al interior de mi propia
experiencia de comunidad en Goldsmiths llegó tan solo
unos días después de la muerte de Mark, cuando le escribí
una carta a Jean-Paul Martinon, uno de mis profesores
en Goldsmiths. Fue él quien animó mi creciente interés en
el t ema de la comunidad durante mi primer semestre, in-
mediatamente antes de la muerte de Mark. También el
concepto filosófico de comunidad que Martinon discutió
AMIGOS , CO MUN IO AD ES Y FANTASMAS
Con amistad,
Matt Colquhoun
M
Habiendo invocado la "amistad" repetidamente en un OQ
N
31. Sirnon O'Sullivan, "The Production of the New and the Care of the
Self". en Simon O'Sullivan y Stephen Zepke (ed.), Deleuze, Guattari and
the Production of the New, Londres. Continuum, 2008, pp. 91-103.
AM I GOS, COMUN !OA OES V FANTASMAS
34. Mark Fisher, "Salir del Castillo de Vampiros", K-punk - Volumen 3, op.
cit.. p. 107.
M
A
T
T institucionalización capitalista. Como Mark deja en claro,
e "El Castillo de Vampiros nació en el momento en que la
o lucha por no ser definido a través de categorías identitarias
L se transformó en la búsqueda de tener 'identidades' recono-
Q
cidas por un gran Otro burgués". La última víctima de esta
u
H captura fue la máxima de la amistad como forma de vida,
o un principio por el que se luchó durante mucho tiempo
u pero que jamás fue alcanzado plenamente.
N
Para muchos, cualquier apoyo a la posición que Mark
adopta en "Salir del Castillo de Vampiros" se considera
perjudicialmente antiesencialista, en el sentido de que
rechaza la postura radical que ha de adoptar cualquier
política de izquierdas contemporánea. Podríamos ver a
un izquierdismo esencialista como bienintencionado en
su demanda de que cualquier política comience con un
conjunto de principios centrales acordados colectivamen-
te; y pareciera que, para muchos que custodian sus fronte-
00
00 ras, cualquier rechazo de estos principios corre el riesgo de
"'
proveer de una plataforma a posiciones y argumentos in-
deseables. Este sigue siendo un tema central en la "cultura
de la cancelación" contemporánea, donde la más mínima
desviación de un estándar de izquierda se ve con sospecha,
como algo que potencialmente puede llevar a una subes-
timación -o, peor aún, a una apreciación apologista- de
la amenaza del fascismo contemporáneo. Sin embargo, en
muchos campos en los que se usa el término, el esencialis-
mo es visto como contrario al progresismo. Particularmente
en educación, donde el esencialismo se entiende como la
creencia de que a todos los niños se les debe enseñar con
el mismo estándar para prepararlos para la vida adulta; en
cambio, un enfoque progresista de la enseñanza enfatiza
las diferentes necesidades de todos los niños, fomentando
una forma "activa" y adaptativa de aprendizaje.
Esta comprensión del devenir-adulto es hoy análoga
a la de un contemporáneo devenir-izquierdista. Además
es, por supuesto, reduccionista, y esta también es la
AMIGOS, COMU NIDA DES Y FAN TAS MAS
45. Friedrich Nietzsche, Así habló Zaratustra, Madrid, Alianza, 2003, p. 96.
M
A
T
T
Zaratustra, es siempre un tercero entre yo y yo mismo, que
e me impulsa a superarme y a ser superado para vivir". 46
o Volviendo a ¿Qué es la filosofía?, Deleuze y Guattari
L hacen eco de esta articulación cuando argumentan con-
o movedoramente que el filósofo, con la esperanza de pro-
u
H
ducir diferencia a través de los conceptos, debe ser amigo
o de los conceptos que ambos captan y producen. Al enfa-
u t izar la etimología de la palabra "filosofía", declaran que
N los filósofos siempre deben ser "amigos de la sabiduría". 47
Esto no quiere decir que el filósofo deba esforzarse por
poseer la sabiduría como un objeto, sino más bien que
podría superar y ser superado por la sabiduría como una
fuerza externa y socialmente constituida. El filósofo no es
más que "este ser en potencia del concepto". 48 El amigo es,
en este sentido, una figura espeluznante, una presencia
ausente. Al estar entre "yo" y "tú" y "de mí" y "de ellos",
el amigo no describe a una "persona" como tal, sino más
00
a,
N bien a un "personaje conceptual", un ser hipotético de
pensamiento puro que llega del futuro, una intensidad
latente dent ro de una "imagen del pensamiento que va a
quedar ocupado por unos conceptos del mismo grupo".49
Los eslabones perdidos entre las concepciones niet-
zscheana y deleuzoguattariana de la amistad son las fi-
losofías de Georges Bataille y Maurice Blanchot, y es est e
último en particular a quien Deleuze y Guattari reconocen
como la fuente principal de su comprensión conceptual del
amigo. Al escribir sobre esta figura nietzscheana, Blanchot
se adelanta a las aparent es paradojas de la formulación de
Deleuze y Guattari. Se pregunta, presagiando la proble-
mática al corazón de la izquierda contemporánea: si es
que la conversación democrática entre amigos nunca ha
56. Bataille comienza su libro con una cita del prefacio a la segunda
edición de La gaya ciencia de Nietzsche: "Pero dejemos al señor Nietzsche".
Es de suponer que al escribir este prefacio. tras recuperarse de una de
sus muchas enfermedades - era un hombre muy propenso a enfermarse-,
et materialismo base de Nietzsche desmonta su propio sentido del ser.
Nietzsche se pregunta hasta qué punto sus propias enfermedades han
inspirado su fi\osoña y, por ello, con la esperanza de comprender aquello
que lo ayudaba a sobrellevar la vida, debe dejar atrás su yo, un yo que
no es más que una pantalla en la que se proyectan fuerzas actualmente
desconocidas. (Friedrich Nietzsche, "Prefacio a la segunda edición", Obras
completas, vol. m, Madrid, Tecnos, 2014, p. 718.)
M
A
T
T En sus escritos de esa época, Blanchot parecía "haber
e tenido un solo objetivo: restaurar la gloria de la cultura
o francesa, que a sus ojos se había corrompido, quizás inclu-
L so desaparecido". 57 Fue este foco en una cultura nacional
o revitalizada lo que Blanchot creía que podría establecer
u una nueva subjetividad colectiva y prevenir el terror que
H
o parecía persistir en el horizonte, aunque categóricamente
u desde la derecha en lugar de desde la izquierda. Sin em-
N bargo, cuando los horrores perpetrados por la Alemania
nazi se hicieron cada vez más conocidos en todo el mun-
do, y el fascismo comenzó a extenderse más ampliamente
como un incendio forestal desde Italia hacia todo el conti-
nente, Blanchot pronto descubrió que sus puntos de vista
se estaban volviendo cada vez más incompatibles con una
nueva extrema derecha europea. Como explica Bident, que
resume la intrincada política de Blanchot y su cambio de
derecha a izquierda:
~
o
"' Inicialmente motivado por razones católicas tradicio-
nalistas directamente relacionadas con la educación de
su familia, [Blanchot] adoptó posiciones cada vez más
radicales, privilegiando la retórica antidemocrática, an-
tiparlamentaria y anticapitalista, ocasionalmente de vio-
lencia ilimitada, bajo la tutela e influencia de Thierry
Maulnier [periodista y ensayista]. Pero también era
amigo de Emmanuel Levinas [eticista judío), y mante-
nía estrecha relación con nacionalistas judíos como Paul
Lévy. Compartió su lucha contra el resistible ascenso de
Hitler, denunciando en una etapa muy temprana los pri-
meros campos de trabajo forzado, el totalitarismo esta-
tal, el antiintelectualismo, la moral bélica y la mitología
de la comunidad orgánica, que prevalecían en todo el
Rin. Rápidamente comprendió la amenaza de Hitler a la
62. Esta cuestión fue explorada por Jodi Dean en ta segunda Conferencia
Conmemorativa por Mark Fisher en enero de 2019, tema que trata
explícitamente en su nuevo libro, Comrade: An Essay on Political Belonging,
Londres, Verso, 2019.
63. Maurice Blanchot, "Sobre un acercamiento al comunismo", La amistad,
op. cit., p. 89.
M
A
T
T de verdad, de valores, de fines", pero es un pueblo tal
e que, de todos modos, "sigue viviendo y , al vivir, sigue
o procurando dar satisfacción a sus necesidades: sigue, pues,
L haciendo existir el movimiento de búsqueda en relación
o con esta satisfacción necesaria". Aquí Blanchot articula
u la inevitabilidad del comunismo, debido a que representa
H
o un deseo que el capitalismo nunca puede satisfacer. La
u gran paradoja del capitalismo, en este sentido, es que for-
N zosamente ha de conducir a su propia desaparición si se
mantiene fiel a su razón de ser corno un sistema que busca
satisfacer todas nuestras necesidades.
La indeterminación de esta posición orientada hacia
el futuro no es sintomática de una indecisión cobarde,
sino que demanda nuestro encuentro ético con el riesgo
batailleano, la moralidad nietzscheana y una psicodelia
comunitaria. Tal como Bataille escribió sobre su amigo, el
señor Nietzsche: sus "doctrinas [ ... ) tienen esto de raro:
o
.... que no se las puede seguir". 64 Sin embargo, Bataille tam-
""
bién se referiría a Nietzsche corno el profeta de "nuevos
caminos". Es posible que no podamos seguirlo, pero él aún
puede abrir nuevas vias para que exploremos. Este era el
legado previsto de Nietzsche, al tratar de escribir "consi-
deraciones intempestivas": consideraciones fuera de tiem-
po para uso futuro.
Quizás así es como el marxismo mismo debe ser repen-
sado y ampliado hoy, mucho más allá de su hogar enclaus-
trado en los discursos académicos. Mark parecía estar en
la cúspide de tal ampliación, una ampliación del concepto
de comunismo, así corno una extensión de una mano ami-
ga revitalizada. Después de todo, es probable que ningún
comunismo que valga la pena sobreviva al afianzamiento
actual del individualismo en nuestra política. Corno Mark
argumentó en el más controversial de sus ensayos, el rea-
lismo capitalista es el individualismo:
65. Mark Fisher, "Salir del Castillo de Vampiros", K-punk - Volumen 3, op.
cit., p. 109.
M
A
T
T Como muchos de sus neologismos, el "comunismo áci-
e do" de Mark encapsula una crisis de desambiguación que
o perpetúa lo indeterminado de la tarea que tenemos por
L delante y lanza una provocación hacia nuest ro entorno. La
Q
frase ha atraído considerable atención desde su muerte, ya
u
H que muchos se han preguntado qué tipo de variación sobre
o el manifiesto de Marx podría ocasionar este nuevo y corro-
u sivo calificativo. En verdad, el comunismo ácido se resiste
N
a la definición, se niega a consolidarse en una forma de
deseo, y habla, en cambio, de una renovada deseabilidad
por un mundo postcapitalista actualmente indeterminado,
rechaza el "realismo" en el que el capitalismo insiste per-
petuamente. La palabra "ácido" en particular -al invocar
químicos industriales, psicodélicos y varios subgéneros de
la música dance- enfatiza esta incómoda promiscuidad.
Con tantos usos e instancias en diversos contextos, es tan
difícil de definir de manera pulcra como difícil de definir
....
N
I"\ es el "comunismo" mismo en el siglo XXI.
Tal promiscuidad text ual es sin duda lo que atrajo a
Mark al concepto, pero ello no ha detenido los recientes
intentos de definirlo de manera concreta en su ausencia.
Jeremy Gilbert, un ex colaborador de Mark, ha liderado
el camino al escribir una serie de artículos que convier-
ten al comunismo ácido en un proyecto unidimensional
y puramente afirmativo, que busca la rehabilitación del
utopismo contracultural de mediados del siglo XX. En un
artículo para The New Statesman, por ejemplo, Gilbert ana-
liza la palabra "ácido" y las formas en que todavía connota
"la liberación de la conciencia humana de las normas de
la sociedad capitalista [como] un deseable, alcanzable y
placentero objetivo" en el presente.66
Si bien Gilbert ha afirmado más de una vez su propia in-
fluencia en la obra de Mark, gran parte de la tensión de su
66. Jere my Gilbert, "Why t he Time Has Come for 'Acid Corbynism"', The
New Statesman, 24 de oct ubre de 2017, disponible en newstatesman.com.
A MI GOS , CO MUN J OAOES Y FA NTA SMAS
V
16 DE MAYO DE 2017 "'
rl
M
e
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L
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H
o
u
N
Pines de comunismo ácido y k-punk que usé en mi ceremonia de graduación en Goldsmit hs.
diciembre de 2017.
o
N
"'
La música house, y el fenómeno del "acid house" que
siguió a su paso, supuestamente tomó su nombre (aunque
hay muchos reportes de lo contrario) de las "casas" que fue-
ron centrales para los clubes y salones de baile gay en los
Estados Unidos después de la explosión disco de la década
de 1970. Esas casas proporcionaron un hogar amorfo a todos
aquellos excomulgados de la sociedad por sus orientaciones
sexuales e identidades de género atípicas. En su interior
realizaban competencias de voguing durante las cuales se
celebraban a sí mismos y a su aspecto en un mundo violen-
tamente hostil a sus modos elegidos de autoexpresión. Allí
podían aprender cómo existir y, lo más importante, cómo
sobrevivir en este mundo bajo la guía de sus inigualables
madres comunitarias.
En el influyente documental París Is Burning, que regis-
tra las escenas de vogue de los años ochenta en los Estados
Unidos, la drag queen Pepper LaBeija explica que esas casas
ÁCIDO
2. Ibid.
ÁCIDO
""
Thatcher contra los egresos de la rave: "Exorcismo cultu-
ral, purificación comercial e individualización forzosa". 6
Su título proviene del párrafo final de Valencias de la dia-
léctica, en el que Fredric Jameson se refiere a egresos que
aparecen ante nosotros como si fueran vistos "como en un
globo ocular enfermo en el que se perciben perturbadores
flashes de luz, o como en esos rayos solares barrocos, en
los que los rayos de otro mundo de pronto irrumpen en
el nuestro y se nos recuerda que la utopía existe y que
otros sistemas, otros espacios, todavía son posibles". 7 El
ensayo es uno de los mejores de Mark, ya que condensa
perfectamente un suave matiz propio de su incipiente co-
munismo ácido al conectar de manera erudita la supresión
8. Mark Fisher, "Rayos solares barrocos". Los fantasmas de mi vida, op. cit.,
p, 201.
ACI DO
18 DE SEPTIEMBRE DE 2016
N
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m
En su libro En el Maelstrom (2016), David Toop afirma que,
a diferencia de los "artistas solistas", los de las bandas
"tienen que 'vivir' los unos con los otros". Cualquier "re-
velación" creativa deseada (y podríamos agregar que este
es el caso también para las revelaciones políticas) "solo se
producen cuando se hacen a un lado las consideraciones
personales para discutir sentimientos desde el interior del
Mae/strom". 1º Las bandas son, en sí mismas, grupos de
concientización, con todo el ímpetu puesto en la produc-
ción cultural en lugar de la deconstrucción cultural. Toop
describe estos momentos de desarrollo como instancias
e
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u
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o
u
N
De izquierda a derecha: David Toop, Sylvia Hallett, Douglas Benford y Billy St eiger en el
sótano de la galena One Hundred Years en Hoxton, 2016.
17 DE DICIEMBRE DE 2017
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11 DE ENERO DE 2018
11. Phi! Elverum, "Entry Leve\: Phi! Elverum's Inner Battle with Black Metal",
Invisible Oranges, 11 de enero de 2018, disponible en invisibleoranges.com.
ÁC IDO
12. Ibid.
M
A
T
T a través del cual navegar los difíciles momentos de 2017,
e 2018 y 2019, y alcanzar algo más allá.
o Por ejemplo, el ensayo de Mark "Practical Eliminati-
L vism" [Eliminativismo práctico] articula un pesimismo
o casi cósmico como aquel que concentran los sonidos del
u
H
black metal. Aquí, Mark t rata a la "muerte" como una
o línea en la arena de la experiencia, y nada más. Es cla-
u ramente la sensibilidad "astropunk" de Mark. Sí, Mark el
N spinozista puede haber defendido la libertad de las pasio-
nes tristes, pero esto no puede ser, como escribió en el
blog Hyperstition, "el final de la historia si es al precio de
una pasividad 'feliz', una desvinculación ciega de todos
los Afueras, ya que toda (tu) energía es absorbida por la
interioridad máxima". 13 La alegría, en este sentido, ha-
ciendo eco del sentimiento del Midtown 120 Blues de DJ
Sprinkles, no puede aceptarse si es solo un escudo pasivo
de forzada falta de atención contra el sufrimiento.
Esto ya lo sabemos. Estoy seguro de que ninguno de
nosotros tiene la ilusión de que la represión puramente
inglesa de una actitud "Keep calm & carry on" (Mantén
la calma y sigue avanzando) no es más que el epítome de
una felicidad forzada y petrificada. Para citar a Mark una
vez más, el sentimiento de esta nostalgia de tiempos de
guerra (porque solo los británicos pueden encontrar una
manera de sentir nostalgia por los tiempos de guerra) hace
que el precio de la felicidad cult ural pasiva - "un estado
de indolencia ahuecada, corno de joviales extraterrest res
robacuerpos" - sea el "sacrificio de toda autonomía". 14 Pero
¿esto significa que tenemos que deleitarnos con el horror?
No, no lo creo. No obstante, el horror es sin duda el modo
afectivo más eficaz de este pensamiento. El horror es un
cortocircuito libidinal hacia la acción, hacia la lucha y la
8 DE AGOSTO DE 2019
15. Mark Fisher, "Gothic Materialism", Pli, vol. 12, Warwick, University of
Warwick, 2001, p. 242.
M
A
T
T no tiene por qué ser un final para quienes la atestiguan,
e sino un desafío cognitivo que nos obliga a comprometer-
o nos con un pensamiento necesariamente difícil que solo
L puede ser especulativo hasta que estemos listos para
Q
deshacernos de, corno escribe Mark, las "vanas represiones
u y los simples confines de la experiencia común".
H
o Este modo de pensar no es solo el mirarse el ombli-
u go de un sujeto contemporáneo deprimido y abatido. Es
N
una reflexión que resonó en el pensamiento de Donna
Haraway, Eugene Thacker y Thom van Dooren, en sus es-
critos sobre la posibilidad de pensar en la extinción, ya
sea la nuestra o la de otras especies. Si querernos volver a
comprometernos con el pensamiento de fin del mundo con
el que Mark se hizo conocido en Realismo capitalista - es
decir, la sugerencia de que "es más fácil imaginar el fin
del mundo que el fin del capitalismo"-, entonces tenemos
que enfrentar la muerte colectiva al mismo tiempo que la
alegría colectiva. Ambas son cada vez más necesarias para
pensar y desafiar la política de nuestro tiempo, desde la
austeridad económica hasta las implicancias de la enfer-
medad mental generalizada, desde la inteligencia artificial
hasta los nuevos materialismos, desde la emergencia cli-
mática hasta una conciencia de especie expandida.
A la luz de estas ideas, Picnic en Hanging Rock de Joan
Lindsay se convierte en una fábula modernista pulp so-
bre la salida de los corsés restrictivos (ahora metafóricos)
de una sujeción moralizante y, lo más importante para
Lindsay, una sujeción de género, impuesta bajo las preten-
siones de la alta sociedad de Australia. El ensayo de Mark
"Practical Eliminativism", que lo muestra a él en su fase
más filosófica, aborda de igual modo la captura subjetiva
de la alta modernidad en el límite absoluto de la expe-
riencia misma. Si bien su conversación sobre el kantismo
y la subjetividad puede asustar al lector más informal, lo
que Mark discute se ha convertido en una preocupación
central de la cultura popular en los últimos años.
ÁCIDO
16. Mark Fisher, "An Abyss that Laughs at Creation", k-punk, 8 de octubre
de 2009, disponible en k-punk.org.
Ahora entiendo la norma. No pueden estar en ningún sitio
que esté delimitado, cercado: incluso si abriera las puertas y
vallas no podrían entrar en las casas y jaulas, pueden moverse
solo en los espacios intermedios, están en contra de los límites.
Para hablar con ellos debo acercarme a la condición que ellos
mismos han adquirido; a pesar del hambre debo resistirme a la
valla, estoy demasiado cerca ahora para echarme atrás.
Margaret Atwood, Resurgir
~
UN EPÍLOGO.
,
UNA LECCIÓN
"'
rn socavar: fue 1,m intento por conectar una experiencia local
con una realidad global y viceversa.
No obstante, durante los meses posteriores a la muer-
te de Mark, hubo una ansiedad persistente y cada vez
mayor en Goldsmiths sobre la medida en que el luto que
sentía nuestra comunidad podía interrumpir los procesos
maquínicos de "la Educación Superior". Después de todo,
suponía mucho dinero estudiar allí y la gente no quería
echarlo a perder. Además, a pesar de lo horrible y trau-
mático que fue este evento, no todos se vieron afectados
por él, por lo que en algunos sectores del personal admi-
nistrativo sentían que las consecuencias de la muerte de
Mark debían, en cierta medida, estar confinadas a eventos
especiales y a sesiones no oficiales de terapia grupal.
La rabia de ese momento no solo fue difícil de articu-
lar para muchos, sino también difícil de escuchar para
otros. Una compartimentación tal podría funcionar de va-
rias maneras, por ejemplo, corno una estrategia de afron -
tamiento para los más afectados, o corno una forma de que
UN EPÍ lOGO. UNA l ECCIÓN
....
16 DE OCTUBRE DE 2019 "'
""
Al momento de escribir este libro, aún vivo en New Cross,
a minutos de la universidad donde experimenté tantas co-
sas por primera vez. Todavía me paseo por sus pasillos
y aulas; y voy al pub con mis amigos, ex profesores y
compañeros. Todavía acudo al mural de k-punk. Debido a
todo esto, por si no era evidente, Egreso ha sido un libro
difícil de terminar y dejar ir, precisamente porque la co-
munidad permanece, porque la experiencia continúa.
La experiencia actual de la publicación inadverti-
damente significa el cierre t raumático de algo que, en el
comienzo, nunca tuvo la intención de cerrarse. Es un pro-
ducto de la lucha y el pensamiento que quise describir.
Esta es una lucha que, incluso ahora, aún no ha terminado
y espero que nunca lo haga.
Maurice Blanchot, al finalizar su libro La comunidad
inconfesable, quizás en un estado mental similar, se pre-
gunta si sus pensamientos han valido la pena. Yo también
M
A
T
T
me hago esa pregunta, dado que cada vez que hemos ha-
e blado sobre la forma de ser de una comunidad en particu-
o lar, "se presiente que de ella solo se ha captado lo que la
L hace existir por defecto". Siento que no hay nada más que
o pueda hacer aquí, sino remitirme, de nuevo, a Blanchot,
u
H
no solo por una frustración que viene con un sentimiento
o inexpresable, experimentado por primera vez, sino por-
u que la multiplicidad de voces encontradas en este libro,
N
citadas breve o extensamente, también constituye una
comunidad de la que solo puedo desear ser parte. En este
sentido, es necesario que otras voces puedan entrometer-
se y romper estas páginas.
Blanchot se pregunta, en su página final, y me ratifico
en repetir la pregunta, "¿habría valido más callarse?". Al
leer sus palabras, mi respuesta hacia él es clara: de ningu-
na manera. Desde que me crucé con el libro de Blanchot
por primera vez en la biblioteca de Goldsmiths, lo he lleva-
N
'O
do conmigo constantemente como impulsor de un egreso
"'
que creó un pasaje entre la educación y el trabajo, entre el
luto y la alegría, entre la soledad y la comunidad.
Sus preguntas de y para la comunidad, únicas en cada
instancia en la que aparecen, todavía deben formularse
-como él mismo dice- para que puedan confiarse a otros,
no para que podamos responderlas, sino para que podamos
llevarlas con nosotros, y, tal vez, extenderlas. Es aquí, en
estas extensiones requeridas, donde se revela a sí mis-
mo el verdadero "trabajo" del más allá de la enseñanza
y el pensamiento y la escritura y el ser, y el ser-juntos.
Con suerte, al sostener este libro en tus manos y cerrarlo,
tal trabajo aparecerá como un testimonio digno de este
sentimiento. Espero, más que nada, ya sea física o men-
talmente, que lo lleves contigo.
AGRADECIMIENTOS
COLECCIÓN
Traducción / Matheus Calderón Torres
FUTUROS PRÓXIMOS