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Les desea todo el equipo de Love Books.

2
Staff
MODERADORA DE TRADUCCION
Michelle M

TRADUCTORAS
Michelle M Amélie

Tannia Pagan Moore

Kari Camila Cullen

MODERADORA DE CORRECCIÓN
Pagan Moore

CORRECTORAS
Amélie Romina22

Pagan Moore Juliee

July Michelle M

Camila Cullen Nuwa Loss

Daliam Clari

REVISIÓN FINAL DISEÑO


∞Jul∞ y Jessibel. Conniennie
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Índice
Sinopsis Capítulo 17

Prólogo Capítulo 18

Capítulo 1 Capítulo 19

Capítulo 2 Capítulo 20

Capítulo 3 Capítulo 21

Capítulo 4 Capítulo 22

Capítulo 5 Capítulo 23

Capítulo 6 Capítulo 24

Capítulo 7 Capítulo 25

Capítulo 8 Capítulo 26

Capítulo 9 Capítulo 27

Capítulo 10 Capítulo 28

Capítulo 11 Capítulo 29

Capítulo 12 Capítulo 30

Capítulo 13 Capítulo 31

Capítulo 14 Capítulo 32

Capítulo 15 Capítulo 33

Capítulo 16 Epílogo

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Sinopsis
Patricia Grace Kincaid es perseguida por su pasado y no importa lo
que haga, los fantasmas no se irán. Un incidente en su niñez arruinó su vida.
Un error que cometió hace dos años la ha destrozado. Ella ya no es la mujer fuerte,
y audazmente perra que solía ser... ¿O sí?
¿Qué ocurre cuando la persona que tanto la atormenta regresa a su vida?
Ella enloquece. Es la razón por la que ella siempre espero por… Tony López, el
rompecorazones, sexy latino, amor de su vida, ¿finalmente decidió perdonarla?
Diablos, no. ¿Exigirá su completa sumisión? Sí. ¿Hará de su vida un infierno?
Doble sí. ¿Ella debería regresársela torturándolo? Infiernos que sí. ¿Su pasado
vendrá tras ella? Absolutamente.
This Can't be happening 2
Prólogo
NUEVE AÑOS DE EDAD

—Patricia, te puedo conseguir algo para beber… agua…. soda… ¿tal vez
algo para picar?
Abrí los ojos. Un gran policía se hallaba en la puerta. Me preguntó si me
sentía bien o si necesitaba algo. Tenía buena pinta.
La oficial Mary, la policía sentada frente a mí, me dijo que los hombres
debían mantenerse lo más lejos posible de mí. Pero yo no estaba asustada de esos
hombres como ella pensaba que lo estaría.
Sólo dos personas me asustaban. Y espero nunca verlos de nuevo.
Cerré los ojos y sacudí mi cabeza. —No, gracias —dije en voz baja, y
esperaba que el oficial me escuchara.
Me dolían los ojos. Los apreté tan fuerte que vi manchas.
Pero tuve que ocultar mis lágrimas… sólo tenía que hacerlo. Mamá aborrecía
mis lágrimas. Ella odiaba cuando yo lloraba. Odiaba todo sobre mí.
No pienses en ella…. No pienses en él… sólo olvida.
—Quiero a mi papi —dije en un susurro tembloroso.
—Debería estar aquí en cualquier momento, Patricia. Mi compañero le habló
hace unos momentos y él se hallaba a unas cuantas cuadras de distancia. ¿Segura
que no quieres que tu madre venga y se siente contigo? Está al final del pasillo y
puedo ir por ella si quieres —dijo la oficial mujer, Mary, con cuidado.
Mi estómago dolió ante la mención de mi mamá. Me sentí un poco enferma.
Mamá me asusta.
Abrí los ojos y el aire lo hizo arder. Quería llorar tanto.
La señora policía me sonrió, pero cuando miré en sus ojos, sabía que ella
realmente no era feliz. Sólo trataba de hacerme sentir mejor. 6
—Por favor no me hagas ver a mi mamá —rogué con una voz ligera. Sabía
que la oficial Mary no entendía por qué no la quería ver, pero lo haría tan pronto
como mi papá llegara. Ellos lo estaban esperando aquí.
—Patricia —empezó a decir, pero no pude soportarlo más.
Odiaba mi nombre. Aborrecía el sonido de mi nombre. Lo escuchaba
diciéndolo una y otra vez en mi cabeza. Él amaba mi nombre. La forma en que lo
decía hacía que se erizaran los vellos de mis brazos.
—Por favor no me llames así… cualquier cosa, menos Patricia. En mi
cabeza, lo escucho a él decir mi nombre —dije en voz baja mientras jugueteaba con
la parte inferior de mi camisa rosa.
La cara de la oficial cambió rápidamente de triste a enojada, pero sabía que
no se hallaba enojada conmigo. Yo no había hecho nada malo.
Abrió la boca para decir algo, pero la volvió a cerrar. Y fue entonces que
escuché sus pasos corriendo fuera de la habitación.
—¡Patricia! ¡Cariño! ¿Dónde está? —Escuché a papi gritar histéricamente.
Vino por mí.
—Está justo aquí, señor —dijo el policía que se hallaba en la puerta mientras
señalaba dentro de la habitación.
Ni un segundo más tarde, mi papi entró corriendo. Me vio, corrió alrededor
de la mesa y me agarró en sus brazos. Me apretó fuerte y me sostuvo lo más cerca
que pudo mientras ambos llorábamos. Su cuerpo se estremeció. M i pequeño
cuerpo tembló en sus brazos. Me sentía tan feliz de que estuviera ahí. Todo había
terminado. Él me haría olvidar. Papi siempre sabía cómo hacer todo mejor.
—Papi está aquí, cariño —susurró mientras me apretaba con fuerza—.
Nunca vas a regresar. No te dejaré ir. No dejaré que ella te lleve —prometió.
Se echó hacia atrás. Acunó mi mejilla y apartó mis lágrimas mientras me
miraba. Quitó el cabello de mi cara. —Lo siento tanto, cariño. Nunca, nunca, te
dejaré. Lo juro. Nunca voy a dejar que tu madre te ponga en peligro una vez más.
La odiaba.
—Yo le dije —me las arreglé para decir a través de mis sollozos—. Le dije
que ese hombre era malo. Me contestó que no le importaba. Afirmó que trataba de
llamar la atención. Sólo me dejó allí —lloré.
Papi respiró fuerte mientras me miraba con ojos llorosos. Vi sus fosas 7
nasales expandirse mientras me daba otro abrazo.
—Tu madre necesita ayuda, cariño, pero me niego a dejarla que te mire de
nuevo hasta que la consiga, no dejaré que nada te pase.
—Señor Kincaid, siento mucho interrumpir y lamento todo lo que ha
sucedido, pero cuanto antes tomemos declaración a su hija, podremos presentar
cargos contra el señor Danblerg. Quiero asegurarle que haremos todo lo posible
por mantenerlo encerrado durante un tiempo —afirmó la oficial Mary.
Los ojos de papi se encontraban cerrados. Sabía que estaba perdiendo la
paciencia cuando se pellizcaba el puente de la nariz, pero después de unos
segundos, levantó la cabeza y habló—: Vamos a terminar con esto. Quiero que ella
vaya a casa y se quede ahí. Estaré más tentado a cometer un homicidio si me entero
que él está en cualquier lugar de este edificio —gruñó peligrosamente. Se levantó,
me sentó en la silla donde yo había estado y luego se sentó junto a mí.
La oficial Mary asintió en entendimiento antes de girarse hacia mí. —Está
bien, cariño, antes de empezar, ¿estás segura que no quieres beber algo?
Negué con la cabeza. Quería que se apurara.
—Bien, sé que no quieres que te llame Patricia, así que, ¿cómo te gustaría
que te llamara?
Por el rabillo de mi ojo, vi a mi papi voltear hacia mí.
—¿Qué quiere decir, cariño? ¿Por qué no quieres que te llame Patricia? —
preguntó.
—Sólo es que ya no me gusta —contesté con voz temblorosa. Él se
encontraba realmente enojado. Tenía miedo de decirle por qué. Lo lastimaría.
—Como quieras pequeña. Cualquier cosa que quieras —dijo en voz baja. Me
froté las manos en la parte superior de mis vaqueros, jugué con mis dedos y pensé
en mi nombre. ¿Cómo escogería un nombre? ¿Qué podría hacer con Patricia?
¿Pat? No… ¿Patty? ¡Eeekkk! La hamburguesa Patty… ¡Uh huh!
Si Lex estuviera aquí, ella sabría cómo llamarme.
—¿Qué tal Trish? —preguntó la oficial Mary. Su voz se metió en mis
pensamientos y levanté mi cabeza—. ¿Estaría bien si te llamo Trish? Creo que es
un nombre perfecto para una hermosa, fuerte, niña valiente.
La miré fijamente mientras hablaba. Era una dama muy bonita. No llevaba
maquillaje y su cabello castaño estaba recogido en un moño apretado en la parte
superior de su cabeza. Realmente era muy amable conmigo y lo fue desde el
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primer momento en que me vio. También era pequeña, pero de alguna manera, en
el fondo, sabía que su tamaño no importaba. Tuve la sensación de que, si ella
quería, podía hablar… probablemente de una forma muy desagradable. Apuesto
que podía callar a algunos policías hombres sólo con un pestañeo.
Aquello me agradaba.
Ella me agradaba.
Quería ser como ella, una mujer fuerte. Una mujer que no sería para nada
horrible como mi mamá lo era.
Trish… si a ella le gustaba, a mí me gustaba.
Me sonreí para mí misma. La oficial Mary esbozó una sonrisa.
—Trish, sólo Trish. Lo amo… gracias —dije en voz muy baja.

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DIECIOCHO AÑOS DESPUÉS
VEINTISIETE AÑOS DE EDAD

—Estoy preocupada por ti, Trish —admitió Lex en voz baja, sin embargo no
me gustó su tono. Cuando levanté mi cabeza para mirarla a los ojos, no pude
detener el suspiro que se escapó de mis labios. Su expresión era una mezcla de
preocupación y lástima y yo no me hallaba de humor para escuchar otras de sus
charlas.
Me paré frente a Lex en el centro de la isla de su cocina. Mientras rebanaba
las patatas, ella trabajaba en su salsa especial en vino y champiñones. La hija de
siete años de Lex, Layla, se sentó en diagonal a mí, en un taburete de la barra
mientras coloreaba una imagen de su papá y escuchaba One Direction en su Ipod.
La hijita de Lex, de un año de edad, Laura, se sentó en su silla alta y también
coloreó una imagen de su papá. Aunque ella hacía un mejor trabajo rompiendo los
crayones en mil pedazos, pero todavía era linda de ver.
Puse mi cuchillo, muy lejos de Layla. No es que pensara que haría cualquier
cosa loca con él, pero la chica era curiosa. Era una chiflada y si tuviera que decir,
ella iba a crecer con la personalidad medio de Lex y medio de Trish.
Y con un padre como Landyn… esos pobres chicos en la secundaria no
tendrían ninguna oportunidad.
Me irritó hasta la mierda que Lex tendría que hacer esta mierda desde
ahora; hasta todos los días. Quiero decir, desde el momento en que me dio la
noticia de su tercer embarazo me convertí en una ruina emocional cuando pensé en
todo lo que le faltaba a mi vida. No tenía una familia propia. No tenía hijos, ni
siquiera la perspectiva de uno.
Como que necesitaba un hombre para eso.
No tenía un amor incondicional que anhelaba en un esposo o novio, y no
tenía nada de eso porque lo eché todo a perder.
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Y siendo esta noche en la que Lex planeaba decirle a Landyn (su totalmente
obsesivo, totalmente dominante, al borde de necesitar terapia, esposo desde casi un
año y medio) sobre el embarazo, lo último que quería era lastimar a mi mejor
amiga.
Aquello me molestaba tanto.
Claro, había tenido citas desde Tony, y algunos de ellos fueron maravillosos,
pero mi corazón fue tomado desde hace dos años atrás y no era capaz de
recuperarlo.
—Estoy bien, Lex. Podemos no hablar de eso en este momento —pedí.
Crucé mis dedos y esperé, por su bien, que entendiera la advertencia en mi tono.
Tenía que admitir que estaba un poco celosa de mi mejor amiga. Y cuando
esa realización me golpeó, lo hizo fuerte. Fue difícil de aceptar, pero eso no lo hacía
menos cierto. Saber lo que yo quería de Lex, la familia y el amor que ella tenía…
era perturbador.
Por supuesto, guardé mis sentimientos para mí misma; sólo derramaba
lágrimas en la privacidad de mi pequeño apartamento situado a un lado de la
propiedad de Lex y Landyn.
Prácticamente vivía con ellos.
Necesitaba mudarme.
Necesariamente no era una mala persona por estar celosa. Aquello era
inocente y yo sólo era una simple humana, ¿no? No me malinterpreten, quería que
Lex fuera feliz. No quería nada más para mi amiga de casi veintitrés años, felicidad
y que su corazón tuviera lo que siempre deseó.
Se lo merecía después de todas las cosas horribles que había pasado; casi
siendo violada y asesinada hace más de dos años por su loco ex novio, Ryan, era lo
principal en la lista.
Si alguien entendía lo que era pasar por algo traumatizante, sólo para que
una persona, tu alma gemela, entrara a tu vida y te hiciera olvidar la fealdad del
pasado, de la manera que Landyn lo hizo para Lex… era yo.
Pero yo no tenía eso.
Hubo un tiempo en mi vida en que me olvidé del pasado. Tony me hizo
olvidar todo. Ni siquiera lo hizo intenciona l, porque él no sabía lo que yo
desesperadamente trataba de olvidar, sin embargo no tuvo que hacerlo. Su amor y
afecto, su posesividad y ternura, su codicia de mí… me consumió sin siquiera 11
intentarlo. Estuve locamente enamorada de él. No, aquello era más que amor.
Aquello era estar fuera de control, la sensación de que robaron t u alma, un cambio
de vida, el universo inclinándose para cavar profundo en mi corazón, estaba
aterrorizada de que nunca fuera capaz de arreglarlo.
Todavía me encontraba enamorada de él, pero no lo podía tener.
Eso lastimaba.
—Sigues diciendo que estás bien, Trish, pero te estás mintiendo y a mí, y no
me gusta. No eres la misma de antes. Solías estar llena de vida… todavía lo estás,
pero ahora eres diferente. Extraño la vieja tú —dijo Lex suavemente.
La miré fijamente. Entonces miré a Layla para asegurarme que ella no
escuchaba, pero pude escuchar “Little Things” a todo volumen de sus auriculares,
así que miré de nuevo a Lex.
Ella rodó los ojos y continuó—: ¿Recuerdas el octavo grado; cuando le
echaste laxante al gatorade de Maegan Harrow porque ella me llam ó gorda?
¿Comenzó a chorrear de sudor, su cabello estaba pegado en su cuello y cara, estaba
prácticamente retorciéndose en su asiento y cuando salió corriendo al baño,
nosotras nos reímos tan fuerte en la clase de Ciencias con la señora Sánchez que
conseguimos detención por una semana?
—¿Cuál es tu punto? —pregunté, pero de nuevo, me ignoró.
—Recuerdas el noveno grado; ¿cuándo Rita la recoge esperma, le dijo al
equipo de fútbol que tú y yo éramos lesbianas y todos ellos se rieron y nos
señalaron en el pasillo? Ese mismo día, durante el almuerzo, arrastraste mi culo a
la mesa en donde los jugadores se sentaban y me besaste. Pusiste la mano en mi
mejilla cubriendo la vista de nuestras bocas para que se viera como si fuera un beso
francés. Entonces los enfrentaste y dijiste: “No somos lesbianas, chicos, sólo nos
gusta tener buenos momentos. Lástima que ustedes sean una bola de coños”. Toda
la habitación nos miró, pero todavía me arrastraste a la mesa de Rita. Sus ojos eran
enormes debido al show que dimos y le dijiste, “No nos jodas de nuevo, perra. No
ganarás ”.
Hizo una pausa para añadir ingredientes en su salsa.
—Lex —advertí. Una vez más me ignoró y habló mientras se agitaba.
—¿Recuerdas nuestro último año, cuando supiste que Jacob Geeru le dijo a
Jordan Sisson, que eras un pésimo polvo, incluso cuando sólo fuiste a una cita con
él? Te acercaste a Jacob en su casillero antes del tercer periodo, le susurraste al oído
que querías mostrarle algo bueno y te encontrara en las gradas del gimnasio.
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Cuando se giró y cerró su casillero de golpe y aceptó tu oferta, lo pateaste en las
bolas de mierda tan duro que cayó de rodillas y chilló como una niña. Lloramos y
casi me meo en mis pantalones de tanto reír. Recuerdo que Landyn tuvo que
patear el culo de Jacob cuando él trató de venir por nosotras.
—Lex —empecé, pero ella me interrumpió con un gesto de mano.
—Tengo mil historias más de donde vinieron esas, pero esa es la Trish que
extraño.
—Ya no estamos en la secundaria —le digo porque claramente lo olvidó—.
La vida pasa y tenemos que crecer.
Su expresión se suavizó ante mis palabras.
Me puse rígida.
—Lo sé, T. Si alguien puede entender eso, soy yo. Mírame, quedé
embarazada a los dieciocho años, hice algunas cosas estúpidas y tomé decisiones
aún peores. Nunca espero que hagas algo cercano a lo que hicimos en el pasado,
pero el punto que trataba de hacer es que sé que no eres feliz. Eras feliz en ese
entonces… tan despreocupada. Incluso cuando tú y Tony estaban juntos —dijo
Lex, a punto de comenzar un tema en terreno desconocido, así que retrocedí su
culo y puse fin a esa situación de inmediato.
—No lo hagas. Te lo advierto, Lex. No lo traigas a él ahora. Tengo un
montón de mierda pasando por mi cabeza así que no es buena idea comenzar
conmigo. —Por no mencionar, que era muy probable que tendría un colapso
hablando de Tony, pero no le diría eso.
Todavía me partía el corazón. Incluso después de años, pensé en él todos los
días. Sabiendo que era yo la única persona culpable de la desaparición de “Trish y
Tony” sólo hacía el dolor mucho más difícil de soportar.
Pero no quería que Tony regresara; ya era demasiado tarde para eso.
Traté durante meses llamarlo, encontrarlo, para hablar con él, para
explicarle, pero fue imposible. Se negó hablar conmigo, se negó a verme, cambió su
número y aparte escuché las historias horribles de sus habilidades como hombre
prostituto, básicamente salió de la faz de la tierra.
La sensación de asuntos pendientes entre nosotros pesaba en mi estómago y
sólo rezaba para que un día, tuviera la oportunidad de hacer las cosas bien con él.
Tal vez cuando o si pasaba, finalmente lo superaría.
Para siempre.
13
—Trish… —comenzó de nuevo Lex.
—Simplemente déjalo. Vamos a terminar la cena y empezar a decorar para
que tú y Landyn puedan celebrar las nuevas noticias del bebé. Te lo ruego —dije
suavemente. Ella sólo era una buena amiga, lo sabía, pero ahora no era el
momento. Por el ceño enojado y ojos entrecerrados, sabía que no le gustaba, pero
asintió de todas maneras.

14
2
Cuando Landyn finalmente llegó a casa y la sorpresa sobrevino, yo estaba
más que lista para irme a mi apartamento en el garaje, ver la repetición de Real
Housewives of New Jersey, comer helado de menta de chocolate e irme a dormir.
Luego, despertar, ir a trabajar y hacer todo de nuevo mañana.
Pero todo eso se hizo imposible cuando Landyn me pidió… no, me ordenó
que me sentara para cenar. Me dijo que me consideraba su hermana y que un
nuevo bebé se debe celebrar con la familia.
Quiero decir, ¿de verdad? ¿Quién puede decir “no” a eso? Por no mencionar
que el olor de la carne y la salsa especial de champiñones de Lex hacían que me
gruñera el estómago y me recordó que hoy no había comido mucho.
Dios, me encontraba agotada.
Mi vida era agotadora.
Lex supuso que me agotaba a mí misma y a mi cuerpo porque estaba
deprimida, pero eso no era necesariamente cierto. No me hallaba deprimida.
Admito que trabajaba doce horas al día en la clínica de animales para mantener a
mi mente ocupada, pero sólo había estado trabajando allí un poco menos de un
año porque estaba pagando mis costos de socio. Era algo que todos los nuevos
veterinarios eran obligados a hacer.
Pasé la mayor parte de mi tiempo extra cuidando o pasando tiempo con
Layla y Laura. Como hoy, me ofrecí a echarles un ojo mientras que Lex y Adam
(caliente como el infierno, también algo loco obsesivo, un poco medio trastornado
y déspota medio hermano de Landyn. El hermano que siempre quise… o no, no lo
podía decidir) fueron de compras para la sorpresa de esta cena.
Amaba a Layla y Laura, amaba a Lex y Landyn, por lo que haría cualquier
cosa por ellos.
Sin embargo, me tomó un tiempo para que me gustara Landyn, pero creció
en mí. Él era como un hongo. Del tipo que se ponía bajo tu uña del pie. Tratabas y
tratabas de quitarlo, pero al final sólo decías “mierda” y lo cubrías con un esmalte
de uñas para olvidar que se encontraba ahí.
No es que tuviera ese problema, pero conocía a alguien. 15
Así es como me sentía por Landyn o no tanto con él en persona, sin embargo
lo que él le hizo a Lex me dieron ganas de arrancarles las uñas, una por una con
pinzas. Aquello fue hace años, cuando Landyn engañó a Lex. La destruyó. Me
prometí odiar a Landyn hasta el día de mi muerte, pero cuando Lex me dijo que
tenía cuatro semanas de embarazo, decidí que tenía que matarlo y a la perra con
quien se metió.
Destiny; la puta cuyo don en su existencia era el poder arruinar la vida de las
personas. Si mi vida se arruinó por su culpa o por la mía…. Es como lo mismo.
No estuve de acuerdo con Lex cuando ella se guardó la noticia de Layla
para sí misma. Eso fue realmente cruel, realmente, no se pudo convencerla de lo
contrario y definitivamente, era su vida y su decisión.
Sin embargo, tengo que decir que estaba jodidamente feliz cuando Landyn
volvió a entrar a su vida y en mi opinión, salvó a Lex y Layla de una vida llena de
miseria. Ahora eran una gran familia feliz, Lex reventando bebés como una
máquina expendedora de palomitas de maíz.
Y yo no tenía a nadie.
—Tía T, ¿puedo sentarme a tu lado? —Escuché la voz de Layla preguntando
a mi lado mientras caminábamos al comedor. Me sentía feliz de ser interrumpida
de mi viaje en los recuerdos antes de que mis emociones controlaran lo mejor de
mí. Miré hacia abajo, a su hermoso rostro, cabello largo y brillante y ojos alegres y
dije:
—Claro, nena. —Mientras sacaba una silla para ella y me senté a su lado.
—Lexi, nena, ¿quieres dar las gracias antes de comer? Creo que tenemos
mucho que agradecer —dijo Landyn mientras miraba con nostalgia a mi mejor
amiga. Supe entonces que tendría que forzar la cena en mi garganta porque mi
estómago estaba lleno de celos ridículos.
Lex abrió la boca para decir algo, pero con la misma rapidez la cerró cuando
el sonido de un claxon de coche sonó.
—¿Qué demonios? —gruñó Landyn mientras se levantaba.
Lex se levantó de un salto y me miró. —Voy a echar un vistazo —dijo
animadamente. Se puso de pie, persiguió a Landyn afuera y sólo unos segundos
después escuché unos golpes en la puerta principal.
Maldita sea, alguien se encontraba impaciente.
Chequeé dos veces que Laura estuviera firmemente abrochada en su sillita y 16
le dije a Layla que la tuviera bien vigilada mientras yo comprobaba las cosas.
¿Qué podía decir? Yo era demasiada entrometida.
Lo único que pude ver cuando di la vuelta en la esquina era la espalda de
Landyn y Lex, ambos firmes como una roca. La mano de Landyn sostenía la puerta
abierta, así que me tuve que acercar un poco para mirar, entonces escuché esa
voz… su voz, me congelé.
—Necesito a Trish. ¿Dónde está? —demandó Tony, con voz baja y ansiosa.
Me asomé por encima del hombro de Landyn y el borde de la puerta. Lo vi. Mi
cuerpo se estremeció y mariposas llenaron mi estómago hecho nudos.
Sin duda él era absolutamente impresionante. Me dio escalofríos.
Vestía una camisa de manga larga con cuadros azules y rojos, sobre una
normal camiseta blanca, justo como lo hacía antes. Excepto que se sostenía su
costado como si estuviera herido y su camiseta se hallaba rota. Sus vaqueros
estaban sucios, al igual que sus nudillos.
¿Eso es sangre?
No lucía como si estuviera sangrando, pero sus ojos se hallaban inyectados
de sangre. Parecía un hombre poseído.
—¿Qué te pasó? —pregunté en voz baja. Estaba asustada y no tenía idea de
qué hacer. Sabía que no estaba aquí por alguna razón que yo había esperado, pero
algo de esta situación estaba mal… totalmente mal.
Landyn obviamente me escuchó, porque respondió con voz profunda e
irritada. —Ella está aquí. —Mientras abría más la puerta, silenciosamente
invitando a Tony a entrar de nuevo en vida.
Cuando la mirada desesperada de Tony se encontró con la mía, su cuerpo se
inmovilizó. Su rostro se puso tenso y sus ojos se clavaron en los míos con odio.
Parecía un asesino. Sabía que me odiaba, pero si alguna vez pensé por un segundo
que me podía perdonar, la expresión de su rostro me dijo que no tenía una
oportunidad en el infierno.
Pude sentirlas. Las malditas lágrimas quemando detrás de mis ojos, pero era
muy orgullosa para dejar que me viera llorando. ¿Y por qué se veía mucho más
magnifico de lo que recordaba? Con su expresión enojada, ropa sucia, era todo un
sueño; uno donde mojaba tus bragas, donde gemías mientras dormías, un sueño.
Todavía mantenía su cabello negro recortado a los lados, un poco más largo
y desordenado en la parte superior. Mis manos se apretaron por el recuerdo de mis
dedos pasando a través de su cabello sedoso. Sus cejas eran oscuras y gruesas, pero 17
no rebeldes. La definición de sus ojos era casi inocentes, ojos de color caramelo
líquido.
Esos ojos gritaban helado de vainilla y quería ser empapada de él. Quería
rodar a su alrededor y lamer…. Hasta… la última… gota.
Tenía fuertes pómulos, una nariz perfectamente recta y una mandíbula
cincelada cubierta de un rastrojo de barba de al menos dos días.
Medía un metro ochenta y siete y lucía cada pedacito de ellos. Aún era
delgado, pero sus hombros eran más amplios. Los músculos de la base del cuello,
cerca de los hombros, eran inclusos más amplios. Mis dientes se apretaron al
recordar morderlo allí.
Vestía una camisa de franela, con mangas largas arremangadas y hac ía ver
los definidos músculos de su antebrazo. Su sexy piel morena clara brillaba ya que
la sangre latina corría por sus venas y el recuerdo de su voz profunda y suave
hablándome español agitaba mi estómago.
Y su sonrisa…
Si mirabas su rostro enojado, nunca pensarías que realmente sabía cómo
sonreír, pero su sonrisa era tan amplia, luminosa, impecable y genuina, que
iluminaba cada habitación en la que estaba. Las pequeñas arrugas en las esquinas
de sus ojos te contaban una historia, una llena de risa. Había un toque juguetón,
pero seductor en su sonrisa. Era problemas con P mayúscula, pero desde el
momento que puse los ojos en él, no pude evitar enamorarme fuertemente.
Cuán estúpida era la antigua yo, enamorándome de alguien fuera de mi
alcance.
Yo era bonita, lo sabía. Siempre lo he sabido. No era una de esas mujeres
que sólo lo decían para llamar la atención o alzar su ego, si no que de ninguna
manera era engreída. Mi cabello era largo, en capas y de color chocolate negro.
Tenía ojos marrones, largas pestañas, altos pómulos, labios carnosos y nariz
pequeña. Mis caderas eran anchas y mi culo sustancioso. También tenía unas
enormes tetas tamaño “C” y eso apestaba desde hace cinco o seis años y pesaba
cincuenta y nueves kilos. Ellas eran grandes, pero realmente se veían más grandes
de lo que realmente eran.
Pasé alrededor de los cuerpos congelados de Lex y Landyn para echarle un
vistazo a Tony, tan imposible como debería haber sido, su cuerpo se tensó aún más
y me detuve en seco.
18
—¿Estás bien? —pregunté en voz baja porque él se veía lejos de eso.
—¡Empaca tu mierda! —Me gritó tan fuerte que su voz se hizo eco en todo el
vestíbulo y retrocedí. Al instante el cuerpo de Landyn se movió para protegerme y
Tony lo fulminó con la mirada.
—No la voy a tocar —dijo y su expresión dijo que era una idea absurda,
pero aun así Landyn no se movió.
—Iré a quedarme con las chicas —intervino Lex. Se dio la vuelta y se alejó.
Probablemente pensó lo mismo que yo… las cosas estaban a punto de ponerse
locas.
La ignoré y así lo hicieron los demás.
—¿Qué está pasando? —pregunté con voz temblorosa porque no tenía la
menor idea.
—¿Dónde estuviste el fin de semana pasado?
—Ummm… ¿aquí? —contesté su pregunta con otra pregunta porque él
parecía saber la respuesta.
—No… en la pista de carreras este fin de semana causando problemas y
jodiendo tu vida, ahí es donde estuviste. ¿Tienes alguna idea en cuánta mierda
estás?
De repente, el aire fue succionado fuera de la habitación cuando Landyn
inhaló tan fuerte que pude oír el silbido.
—¿Qué demonios está pasando? —exigió saber Landyn antes de que
pudiera preguntar.
Entonces Tony enfrentó a Landyn. —Eso no es de tu jodida incumbencia;
esto es entre ella y yo —dijo Tony asintiendo en mi dirección.
Landyn cruzó los brazos sobre su pecho fornido y esa acción sólo gritaba
“cuidado”. —Estás en mi jodida casa demandando hablar con la mejor amiga de mi
esposa después de que la vi derramar lágrimas por ti… ¿y me dices que esto no es
asunto mío? —Negó con la cabeza—. Jodidamente no lo creo.
Esa fue una gran cantidad de maldiciones.
Los ojos furiosos de Tony se encontraron con los míos y estudió por un
largo momento. Mi estómago daba volteretas.
Quería desmentir lo que dijo Landyn, pero, cómo podría… era la verdad.
Sin embargo, odié lo que Landyn dijo sobre mí. Me sentí traicionada. Antes
de que las emociones pudieran sacar lo mejor de mí, Tony enderez ó su espalda, se 19
acercó aún más a la casa, directamente hacia Landyn, hasta que se encontraban
pecho contra pecho.
Landyn era más grande que Tony, no mucho, pero aún más grande. Aquello
probablemente hubiera sido una buena pelea, aunque Tony realmente ya estaba
herido e inmediatamente salté a la acción.
Me abrí paso a través del camino y me las arreglé para separarlos con mi
cuerpo, mi frente se hallaba con Tony y mi espalda con Landyn. Empujé el pecho
de Tony para moverlo, siendo muy consciente de sus costillas, pero apenas lo
moví. Grité—: ¿Qué estás haciendo?
Me ignoró, no le quitaba los ojos de encima a Landyn. —¡Ella es mi maldito
asunto, no el tuyo!
No moví un músculo después de que él habló. Tenía miedo hasta la muerte,
pero sus palabras llenaron mi corazón con esperanza.
Mantuve mis manos en su pecho, miré a Landyn furiosa y hablé con
rapidez. —Está herido y lo sabes.
—Es la única razón por la cual no lo he tocado todavía —respondió Landyn
igual de rápido. A Tony no le gustó el descarte de Landyn ya que se movió a mi
alrededor, pero lo agarré con cada trozo de fuerza que tenía.
—¿Qué está mal contigo? Te estoy pidiendo que lo dejes. Estás herido y hay
niños en la otra habitación —grité, con la excusa más rápida que se me ocurrió
para detener una pelea.
Afortunadamente funcionó.
Tony y Landyn permanecieron con la mirada baja en lo que se sintió como
horas hasta que accidentalmente empujé el costado de Tony y él respiro
fuertemente.
—Por favor déjame revisar tus costillas. Probablemente están rotas —dije en
voz baja.
—Estoy bien —gruñó.
—Puedes hablar con ella, pero quiero saber qué demonios está pasando en
primer lugar —dijo Landyn.
Tony suspiró y pasó una mano por su cara como si estuviera tratando de
despejarse. Cuando quitó su mano, me miró y mis rodillas casi se doblaron por el
miedo que vi en sus ojos.
20
Señaló mi cara y habló en voz baja. —Tú la jodiste el pasado fin de semana.
Quiero saber exactamente que le hiciste a Zacharias… cada detalle. —Hizo una
pausa, negando con la cabeza—. Estás en tantos malditos problemas.
—¿Quién es Zacharias? —pregunté y ante mi pregunta, los ojos de Tony se
estrecharon. Tuve una buena idea de a dónde se dirigía esto, pero el tipo
involucrado se llamaba Zek.
—¿Qué quieres decir con “quién es Zacharias”? Es el tipo que conseguiste
expulsar este fin de semana en la pista.
—No conozco a nadie llamado Zacharias. El nombre del tipo era Zek y era
un idiota.
Tony cerró sus ojos y tomó una serie de respiraciones profundas y
calmantes, claramente en busca de paciencia.
—El tipo abusaba de su caballo, Bow & Arrow… azotándolo. Esa era su
técnica de entrenamiento… azotarlo. Mostraba claros signos de violencia y se habría
herido si lo hubiera dejado correr porque lo hubiera tirado. Zek y yo tuvimos unas
palabras, él estaba enojado, me sujetó y conseguí que lo expulsaran. No hago esa
mierda, pero fue lo correcto.
Los ojos de Tony se abrieron de golpe. —¿Qué quieres decir con que te
sujetó? ¿Cómo? —gruñó con violencia.
Me encogí de hombros y le dije. Todavía no me encontraba segura de cuál
era la gran cosa.
—Me agarró del brazo, me dolió y me asusté, pero de todos modos lo hizo
público y él mismo se expulsó, yo no. Sólo tuve que presentar una denuncia
policial.
—¿Por qué mierda no me dijiste? —saltó Landyn y lo enfrenté.
—No lo sé, no pensé que fuera importante.
—Jesús, no tienes idea, ¿verdad? —dijo Tony. Sonaba incrédulo y cuando
giré para verlo, continuó—: ¿Podemos sentarnos en alguna parte? Mi costado
duele como una perra. —Volvió a mirar a Landyn y yo también.
Landyn asintió un poco, en señal de aprobación.

21
3
—Zacharias es un ex convicto que se le conoce por el nombre de Zek en
público porque no muchas personas lo conocen por aquel. —Comenzó Tony tan
pronto como nos sentamos en la sala; él en el sofá, Landyn en una silla y yo en el
sillón de dos plazas. Mis cejas se levantaron por la confusión y cuando Tony se dio
cuenta de mi expresión, continuó—: Zacarias y Zek son la misma persona.
—Bien, ¿qué quieres decir con que es un ex convicto? —pregunté.
Realmente no me gustaba a donde iba esta conversación.
—Eso significa que él es el peor tipo de malas noticias, Trish. Una pesadilla.
Justo la mierda que necesitaba; más pesadillas.
—Hay una larga lista del porqué ha estado en la cárcel, pero en la parte
superior de esa lista…. asesinato.
Pensé eso por un segundo. —Bueno, entonces, ¿qué demonios hacía en una
pista de caballos y no en la cárcel?
—Porque es un asesino con un montón de dinero de mierda, tiene una gran
cantidad de conexiones y le gusta las apuestas.
Muy bien, oficialmente empecé a entrar en pánico.
—¿Cómo sabes todo eso? —pregunté con una voz tan baja que casi fue
inaudible.
—Trish, ¿de verdad? ¿Has olvidado dónde crecí? ¿Se te olvidó que mi papá
poseía Outlaw, una granja de carreras en Centerville?
¿Cómo podría olvidarlo? Me sorprendió cuando me enteré. Outlaw era la
más legendaria granja de carreras y cría de pura sangre en el estado de Texas.
Todavía lo es. El papá de Tony, Abel López, no sólo la poseía, sino que además fue
uno de los mejores entrenadores pura sangre de los alrededores. También la razón
por la que reduje mis estudios veterinarios para equinos.
Tony y yo tuvimos planes cuando estábamos juntos. Hablamos de mover el
rancho después de que yo terminara la escuela. Su papá ya había estado en proceso 22
de retirarse. Tony iba a asumir el control, hacer los entrenamientos parciales, pero
concentrarse más en la gestión del establo. Yo ayudaría a cuidar a los caballos y a
la familia que tanto quería….
—Sí, lo recuerdo —confirmé.
—Bueno, entonces estoy seguro que sabes que ahora es mío. Todo ello; el
rancho, la granja, la casa, es mía —bajó la voz—. Ha sido así desde que mi padre
falleció hace seis meses.
—Lo sé. Fui al funeral. Lo siento mucho.
—¿Qué? —preguntó y sonaba francamente sorprendido.
—Escuché de ello y fui presentar mis respetos. Tu papá siempre fue tan
dulce conmigo. Pensé en buscarte, para decirte cuánto lo sentía, pero me imaginé
que yo era la última persona que querías ver allí.
No dijo nada, pero aun así me miró como nunca antes.
Segundos se convirtieron en minutos y me empecé a sentir incómoda bajo
su escrutinio.
Finalmente, habló—: Muchas personas conocen a Zacharias… O Zek,
especialmente cualquier persona que trata con carreras de caballos, pero más que
nada, gente que está familiarizada con sus técnicas de entrenamientos sórdidos. A
nadie le gusta ver un caballo maltratado, sin embargo la mayoría de esas personas
están demasiado asustadas para desafiarlo. Zacharias es un hombre enfermo con
una gran cantidad de dinero, gran cantidad de conexiones y es peligroso.
Hizo una pausa, sumido en sus pensamientos. Después respiró fuerte y
largo, eso sólo significaba que sus siguientes palabras no iban a ser buen augurio
para mí.
—Lo desafiaste, Trish. Quiero decir, Jesús. Nunca pudiste aprender a
mantener la maldita boca cerrada.
—¿Qué se suponía que tenía que hacer? ¿Torturar más al caballo dejándolo
correr sólo para complacer a su dueño cabrón que pensó que podía salirse con la
suya?
—¡Sí! —gritó Tony.
Me estremecí.
—Si se trata de elegir entre tu vida y la de un maldito caballo, ¡entonces sí!
—¡Pero yo no lo sabía! ¡No sabía quién era él! El fin de semana había cinco
de nosotros alternándonos en la clínica entonces cuando llamarón para salir y 23
revisar un caballo maltratado, tuve que ir. No mantengo ese estilo de vida; ¡las
carreras, el juego o la gente! ¡Sabía que eso era lo que hacías, el mundo en que
viviste y no quería saber nada de él! —grité de nuevo y mi cuerpo se estremeció, con
tanto miedo y frustración.
Me puse de pie.
—Sólo vete. No sé por qué has venido todo el camino a decirme esta
mierda… agradezco el aviso de Zacharias o Zek, o como rayos se llame, no te
quiero más aquí, así que vete —pedí.
Entonces Tony se puso de pie, ignorando mi petición y dio cuatro pasos
acercándonos. Observé mientras sacó un trozo de papel doblado de su bolsillo
trasero, agarró mi mano y empujé el papel en mi mano.
—¿Qué es esto?
—Esta es la puta razón por la que no me iré de esta casa sin ti. Parece que
tienes una cosa por las fotos —dijo con una voz escalofriante.
Lo abrí con las manos temblorosas y di un grito ahogado cuando vi lo que
había adentro. Era una imagen de mi cambiándome; vistiendo nada más que unas
bragas. El fondo era el vestuario de mi gimnasio.
—¿Cómo conseguiste esto? —susurré mientras que mi respiración se hizo
errática, tanto que rozaba el pecho de Tony cada vez que inhalaba. La presión de
mantener mis lágrimas quemaba mi nariz. Odiaba verme a mí misma tan
vulnerable.
—Me hallaba en la ciudad para la carrera de mañana. Generalmente no
vengo a ellas, incluso para ver alguno de nuestros caballos, pero el entrenador se
enfermó. Fui al bar antes de esa noche…
Sí, probablemente para recoger a una puta o dos… o tres.
—¿Qué demonios? —dijo entre dientes y entonces me di cuenta que dije mis
pensamientos en voz alta.
—Lo siento —dije apresuradamente. Un músculo palpitó en su mandíbula y
sus ojos se estrecharon.
—Lo que haga no es tu asunto.
—Tienes razón, lo siento, se me escapó.
—Jesús —murmuró antes de continuar—: Me encontré con un hombre al
que no había visto en años. Se puso ebrio y siguió hablando sobre una puta que
consiguió echar a Zacharias de la carrera, aunque no tenía idea de lo que estaba 24
hablando, hasta que sacó esta foto. No le di oportunidad de decir más, pero fui
capaz de agarrarla antes de que me echaran.
Cerré los ojos ante la revelación, pero se abrieron cuando Landyn habló.
—Entonces, ¿tu plan es mantenerla en tu lugar? ¿Hasta cuándo?
Tony suspiró. —Zacharias sólo salió de la cárcel en libertad condicional.
Con sus conexiones, la libertad condicional es para él como caminar libre, pero ya
que Trish presentó ese informe a la policía, la libertad fue revocada. Por la
información que mi viejo conocido de mierda me dijo, antes de que viera la foto,
Zacharias se niega a volver a la cárcel y quiere encargarse de Trish. Si se encarga
de Trish, el informe desaparece.
—¿Encargarse de qué? —pregunté, a pesar de que ya sabía lo que iba a
decir.
—Asesinarte.
—Pero había otras personas a su alrededor cuando pasó —susurré.
—Trish, si la gente está demasiada asustada para reportar un caballo
maltratado, ¿crees que van a respaldar un informe por una persona muerta?
Eso fue todo. Las lágrimas que contuve escaparon y tuve que tomar algunas
respiraciones profundas para mantenerme sollozando. Él estaba en lo correcto.
—Pero tú me odias —dije—. ¿Por qué me quieres contigo?
—Por mucho que te odie, por mucho que nunca quise volver a verte, no
quiero que te lastimen, especialmente si puedo evitarlo. Su gente te han estado
observando. Creo que lo sabes, en el fondo, que no estaría aquí si no sintiera que
fuera necesario.
De nuevo estaba en lo cierto, por supuesto, pero escucharlo confirmar su
odio hacia mí, me dejó fría por dentro. Tragué el nudo en mi garganta mientras
apreté mis ojos.
Pensé con tanta fuerza sobre la decisión que tenía que tomar, y la única
razón que se me ocurrió para justificar irme con Tony, fue Lex y las chicas. Si el
problema era por mí, por cualquier razón, quería que estuviera alejado tan lejos
como fuera posible de mi mejor amiga y sus hermosas niñas. Si algo me pasara a
mí, podría hacerle frente. No tenía a nadie. Si algo les pasaba a ellos, nunca me lo
perdonaría.
—Iré —susurré. Abrí mis ojos y los entrecerré a Tony—. Me quedaré contigo
25
hasta que esto termine, pero sólo porque no quiero que nada les pase a esas niñas
de la otra habitación. Moriría antes de dejar que les pase algo —dije, con mi voz
llena de ira ante la idea.
—Bien —dijo, justo antes de que Landyn hablara.
Su cuerpo creció.
—Puedes quedarte aquí, Trish, no tienes que irte. Te mantendré a salvo —
dijo finalmente Landyn después de no haber dicho mucho de nada a través de toda
nuestra discusión.
—Gracias, Landyn, pero tienes a Lex, Layla y Laura para preocuparte. Voy a
ir.
Cuando pareció que se encontraba a punto de protestar, levanté mis cejas,
retándolo a no estar de acuerdo. Probablemente no parecía demasiado amenazante
con lágrimas en mis ojos, pero di mi mejor esfuerzo.
—Llama a Adam. Quédate con él. Sabes que él cuidará de ti.
Ante las palabras de Landyn, la energía violenta en el cuarto creció a un
nivel superior… o dos… o diez.
—¿Quién carajo es Adam? —preguntó Tony bajo y peligrosamente. Lo
ignoré y susurré:
—Adam —porque me olvidé de él. Podría quedarme con Adam. Era policía
y enorme.
Lo tomaría a él intimidándome cada cinco minutos a ser torturada por Tony
todos los días.
—Lo llamaré —dije. Totalmente ignorando a Tony y tratando duro de fingir
que no existía. Me di la vuelta, tan empeñada en mi objetivo de encontrar un
celular que no lo escuché cuando se movió. Me detuve en seco cuando un brazo se
envolvió alrededor de mi cuerpo, me empujó hacia atrás y me sostuvo firmemente
contra una pared de pecho. El brazo de Tony me apretó, su mano estaba
presionando bajo mi pecho y sentí su boca moviéndose contra mi oreja.
—Tú eres mi problema, Trish. Ni siquiera pienses en salir de esta casa con
alguien más —gruñó.
Me puse rígida.
—No soy el problema de nadie —susurré.
No me hizo caso. —No me importa quién es Adam, te vas conmigo.
26
Negué con la cabeza. —Esta es tu salida, Tony. Me olvidé de Adam, pero
Landyn tiene razón. Él cuidará de mí —dije con determinación.
—¡Simplemente empaca tu mierda! —ordenó en voz alta e hice una mueca.
Entonces me enojé conmigo misma por dejar que me asustara.
—¡Bien! —Nuevamente empujé fuera de su agarre, un poco sorprendida de
que realmente me dejó ir y me dirigí a la puerta principal—. ¡Voy a empacar mi
mierda! —grité y pisoteé fuerte hasta mi pequeño apartamento en el garaje.

27
4
Mi cuerpo se encontraba lleno de tanta rabia que sólo me tomó veinte
minutos empacar. Arrojé todo en bolsas de lona.
Cuando terminé, llamé a la clínica para pedir una incapacidad por
emergencia. Me despidieron. Bueno, no tanto despedirme ya que me dijeron que
no podía seguir teniendo mi posición durante mucho tiempo fuera. Les dije que
después del tiempo con ellos y todo mi trabajo duro, lo menos que podía hacer era
mantener mi puesto. Ellos no se encontraban de acuerdo.
Les dije que se fueran a la mierda.
Ahora, me quedé parada a un lado de mi coche después de dejar mi cuarta
bolsa llena de zapatos y ropa a un lado y estaba en un estado de ánimo más
enojado que el de antes de empacar.
Mi actitud era tan oscura como lo estaba afuera; negro.
Mientras iba a la casa principal para decirles que me hallaba lista para
partir, la puerta de enfrente se abrió y todos salieron afuera; todo el mundo
incluyendo a las chicas.
Layla despegó en una carrera.
—Tía T, no quiero que te vayas —lloró y esas malditas lágrimas se juntaron
detrás de mis ojos. Layla y Laura me lo hacían a diario. Un simple vistazo a sus
rostros preciosos era suficiente para mí para romper. Las amaba.
Me agaché, quité el cabello de la cara de Layla, sequé sus lágrimas y le
dije—: No será por mucho tiempo, nena. Estaré de vuelta tan rápido que ni
siquiera tendrás la oportunidad de echarme de menos. —Esperaba que mi loca
estancia con Tony no durara mucho.
Lo vi por el rabillo de mi ojo y cuando a regañadientes miré hacia arriba, él
me miraba. Sus ojos eran gentiles en mi cara. Observé como miraba a Layla y la
miró con tanto cariño que me dio la sensación de que estaba recordando el tiempo
que pasamos como sus niñeros. Él la amaba. Siempre supe que sería un buen padre
por la forma en que se preocupaba por ella. Habíamos hablado de niños…
No.
28
Lex se acercó sosteniendo a Laura y me paré. Le di un beso al bebé en la
mejilla y sonreí cuando ella se rió.
—Lan, ¿puedes llevar a las niñas al interior? —preguntó Lex, mientras él se
acercó a recoger a Laura de sus brazos, Layla se acercó a Tony.
Todo el mundo se congeló….
—Te recuerdo. Fuiste amable conmigo y acostumbrabas a jugar mucho
conmigo —comenzó dulcemente antes de no ser tan dulce—, pero será mejor que
no vuelvas hacer llorar a mi tía T.
Se dio la vuelta pasando delante de todos nosotros y se dirigió a la puerta
principal. Landyn la siguió y Tony se quedó mirándola como si le hubiera dado un
puñetazo en el estómago. Lex sonrió como una mamá orgullosa mientras esperaba
que la puerta principal se cerrara detrás de ellos.
—No puedo creer que ella acabe de decir eso —le dije a nadie en particular.
Me encontraba completamente aturdida.
Lex se giró para observarme y su sonrisa se desvaneció al instante. —¿Estás
segura que quieres hacer esto, T? No tienes que ir si no quieres.
—Ella se va. —Tony habló por mí.
Lo miré.
Me entrecerró los ojos, agarró mis maletas y se dirigió al gran Chevy
Silverado estacionado en la calzada.
—¿A dónde llevas esas? —pregunté.
—Estás viajando conmigo —afirmó.
—No viajaré contigo. Voy a conducir mi coche —repliqué. Pude haber
jurado que lo escuché maldecir, “tú y tu maldita trampa mortal” pero no estaba
segura.
—Tu pequeño coche no llegará más allá del primer portón. Ahora está lleno
de fango. Estás conduciendo conmigo y no necesitas un coche para moverte. De
todas maneras no tienes permitido dejar la casa a solas. Si necesitas ir alguna parte,
yo te llevo.
Por una vez en mi vida, me quedé sin palabras… por alrededor de un
minuto.
—No voy a depender de ti. ¡Y no me mantendrás encerrada en alguna casa!
—dije, indignada. 29
—Trish, sólo despídete de tus amigos y date prisa de una puta vez. —Volvió
a recoger mis bolsas y empezó de nuevo. Giré mi cabeza para mirar a mi mejor
amiga.
—Voy a hacerle daño, Lex. Lo sé. Esto no irá bien y probablemente seré
arrestada —dije.
¿Ella en realidad tuvo el descaro de sonreírme?
—Sólo ve. Todo irá bien. Landyn me dijo lo que pasaba mientras
empacabas. Estarás más segura con Tony.
—¿Qué pasa si ese chico viene a buscarme aquí?
—No te preocupes por eso. Landyn no dejará que nada nos pase —dijo con
confianza y sabía que tenía razón. Landyn no dejaría que nadie le pusiera un dedo
a su familia.
Asentí y le di una sonrisa triste justo antes de que ella se arrojara en mis
brazos. Tropecé hacia atrás. Estuve a punto de llevarnos al piso.
—¿Qué…?
—He sido una amiga horrible, T. Lo sé. Soy egoísta. He estado envuelta en
Landyn por tanto tiempo que no puedo recordar, tanto que no te he prestado
atención. No te apoyé lo suficiente. Juro que siempre dependo de ti para estar sana
y feliz, pero no he hecho lo mismo por ti, y soy una persona de mierda por ello. Sin
embargo, te lo digo ahora. T, las cosas serán diferentes cuando vuelvas. Las haré
por ti. —Terminó, se apartó de mí, pero continuó sosteniendo mis antebrazos.
No sabía qué decir. Claro, ella había sido un poco egoísta, pero era así desde
que éramos niñas. Todo el mundo tenía defectos, Señor, sabía que yo tenía
muchos, pero ella no era tan mala como se hizo ver.
—Lex, estás haciéndolo sonar peor de lo que es. Tuviste mucho con que
lidiar teniendo un bebé tan joven….
—Tú has lidiado con cosas mucho peores que las mías —susurró y todo mi
cuerpo se tensó. No quería que trajera aquello en este momento, especialmente con
Tony cerca.
—No lo hagas —advertí en voz baja, antes de que pudiera decirle que se
callara.
—Necesitas contárselo —terminó.
A la mierda si lo hago. 30
—¿Estás lista? —preguntó Tony, regresando a nuestro lado y ambas lo
enfrentamos.
—Juro que si algo le pasa, te mato. Yo. —Lex se señaló a sí misma—. Puedes
mantener tu rencor contra Trish por lo que sea que piensas que pasó con la mierda
del prometido de tu hermana, pero si le haces daño, te mataré.
Se giró hacia mí y me dio otro abrazo de oso. —Te amo y será mejor que me
llames todos los días.
Ella se echó hacia atrás, se alejó y me dejó muy confundida mirando a Tony.
Suspiré.
—¿Podemos irnos antes de que cambie de opinión? Tengo un mal
presentimiento sobre esto —dije.
Tony asintió.

31
5
El viaje parecía nunca acabar y ninguno de los dos habló durante la primera
hora, lo que dejó un montón de enloquecido tiempo para pensar. Mantuve mis ojos
enfocados en la ventana del pasajero mientras pasábamos por Houston y nos
dirigimos al norte por la I-45. Afuera estaba oscuro, casi completamente negro,
pero todavía podía ver el paisaje cuando finalmente cambió y los edificios se
hallaban cada vez más y más lejos y los campos se extendían entre ellos.
Miré a Tony por milésima vez. No parecía capaz de detenerme.
Era hermoso. Realmente no había otra forma de decirlo. Definitivamente era
mucho más atractivo que cualquier paisaje rural. Si las cosas hubieran sido
diferentes entre nosotros, me hubiera inclinado a besar ese lugar cosquilludo de su
cuello. En su lugar, me di la vuelta antes de que me pillara comiéndomelo con los
ojos y seguí pensando.
Recordaba el momento exacto en que me presentaron a Tony… o debería
decir el momento exacto en que Tony me reclamó como suya en una habitación
llena de gente y me había avergonzado, así como excitado como el infierno.
En ese momento, Lex había estado saliendo con Ryan, su loco ex -novio,
durante seis meses, cuando ella me invitó a una fiesta de Super Bowl en la casa de
uno de los amigos de Ryan. Más tarde me enteré que era la de Tony.
Nos miramos a los ojos tan pronto como entré por la puerta principal, pero
cuando Lex susurró—: Ese es Tony. —En mi oído, había hecho todo lo
humanamente posible por permanecer lejos de él porque sabía exactamente quién
era Tony. Cualquiera con una vagina sabía quién era Tony López. Era cinco años
mayor que yo y tenía la reputación de un puto. Había escuchado algunas historias
de Lex y sabía que tenía una chica nueva en su cama todas las semanas, sin dejarlas
pasar la noche.
Me quedé lo más lejos posible y pasé la mayor parte del tiempo hablando
con un imbécil, un poco como Ryan, pero caliente, no obstante. Fue bueno pasar el
tiempo escuchando sus divertidos intentos de que fuera a ca sa con él… hasta que
él me agarró. 32
—Quita tus putas manos fuera de mí —silbé entre dientes. No quería hacer
una escena. El chico estuvo bien, pero supongo que todo el alcohol que había
estado bebiendo finalmente le pegó. Empujé su pecho con mi mano libre, pero no
fue hasta que miró hacia arriba y sobre mi cabeza que soltó mi brazo.

—Eres un idiota —escupí, empujándolo una vez más, me di la vuelta y me


topé con una pared dura como una roca. Nuevas manos encerraron mis brazos,
pero estas manos no eran amenazantes, daban protección. Miré hacia arriba en el
momento exacto cuando Tony gritó : —¡Jodidamente lárgate de mi casa!
—Tony amigo, ella es una maldita… —El idiota no llegó a terminar la frase
porque estuvo demasiado ocupado saltando fuera del camino. Tony me había
movido a su lado para ir detrás de él, pero otros dos tipos vinieron a escoltar al
idiota fuera de la casa antes de que Tony le arrancara la cabeza.
—¿Estás bien? —retumbó con una voz tan profunda que quería fundirme en
él.
—Estoy bien. Gracias —murmuré. Podía sentir los ojos de todos en la sala y
cuando miré a todo el mundo Tony me apretó más en su cuerpo.
—¿Qué demonios están mirando? ¡Atrapo a algunos de ustedes mirándola
de nuevo y patearé su culo fuera de mi maldita casa! —rugió por la habitación y
los ojos de todos se ampliaron un segundo antes de alejarse de la escena. Recuerdo
congelarme.
Recuerdo no saber si debería empujarlo por avergonzarme o besarlo por
tratar de cuidarme.
Nos extrañaba.
Me removí incómodamente en mi asiento después del recuerdo. La radio se
hallaba baja, pero apenas la escuchaba. Mi cabeza estaba tan confundida con los
recuerdos, pensamientos, preocupaciones y preguntas, pero no era capaz de
quitarlos.
La única cosa que sabía, mientras miraba a Tony por el rabillo de mi ojo, es
que nunca tuve que abrir mi gran boca gorda la noche de su trigésimo cumpleaños.
Si no le hubiera dicho ni una maldita cosa, nunca nos hubiéramos convertido en un
“nosotros”.
Pero lo hice y realmente necesitaba aprender a mantener la boca cerrada.

33
Esa noche, hace dos años y tres meses, se suponía que iba a ser especial.
Había planeado una pequeña reunión en Shark’s Bar & Grill con la intención de
tragarme mi orgullo y decirle exactamente cómo me sentía.

Que lo amaba.
Bueno, no había planeado decirle exactamente eso, pero planeé decirle que
estaba preparada para mucho más. Lo quería.
Punto.

♥♥♥

Cuando llegué al bar preparada y más que lista para asumir mi misión. Me
sentía nerviosa, pero tenía muchas esperanzas que este sería el comienzo de un
nuevo capítulo en mi vida… uno que tenía el potencial de nunca acabar.
Vestía mi habitual y ligero maquillaje, ricé mis pestañas, me pasé una capa
de máscara para pestañas, me apliqué mi brillo de labios favorito que amé desde la
infancia, Lip Smackers. Dejé mi grueso cabello suelto, fluyendo por mi espalda y
rizándose al final. El cabello que rodeaba mi cara quedó ligeramente desordenado
a propósito.
Y mi atuendo patea traseros.
Me puse una blusa corta y sin tirantes color melocotón, bastante ceñido, con
unas sandalias de color cafés, acentuadas por mi collar de oro, mis grandes
pendientes y seis brazaletes.
¡Malditamente… caliente!
La fiesta comenzó muy bien y todo fue justo lo planeado. Tony estaba
encima de mí y hasta le di la habitual rutina de “difícil de conseguir”, pero el
momento no había sido el correcto. En mi mente, pensaba decirle justo después del
magnífico pastel que hice para él.
Me encontraba nerviosa, pero segura de que estaba lista para esto. Nuestra
relación pudo haber comenzado sólo como amigos, pero era mucho más que eso
ahora.
Tony quería más de mí desde el momento en que nos conocimos, y lo
admito, no había pasado mucho después de nuestro primer encuentro loco que me
di cuenta que yo también quería todo de él, pero para entonces, él arrojó a mujeres 34
a mi cara de derecha e izquierda.
Había follado por los alrededores y eso me enojaba sin fin, pero no éramos
pareja. Yo no estaba lista. No tenía el derecho a quejarme, pero aun así todavía
luché sobre aquello y de hecho sabía que la mayoría de nuestras peleas las
provocaba él, porque le gustaba cuando yo me enojaba… mucho.

—Me encanta verte enojada —diría en una voz profunda y baja que hacía que
todo mi cuerpo cosquillara—. El destello de tus ojos, tus mejillas sonrojadas, tus fosas
nasales abriéndose en tu pequeña y linda nariz y tu cuerpo tan apretado reanimándose,
preparándose para la guerra conmigo. Nunca he visto a nadie tan hermosa como tú, mi
reina.
Intentó ponerme celosa a propósito y funcionó, pero no de la manera
exactamente que él quería. Estaba lejos de ser estúpida. En lugar de
comprometerme o decirle que lo quería todo para mí, sus acciones me mantenían
alejada. Él no tenía idea de cuán profundas eran mis cicatrices emocionales, sin
embargo eligió una manera de mierda para tratar de ganar mi corazón, no podía
confiar plenamente en él.
Y me negué a dejar que mi corazón se rompiera por alguien que pasaba su
vida rompiendo corazones.
Ya estaba aterrorizada por lo que sentía por él y su reputación con las
damas sólo lo empeoraba, pero desde hace un par de meses, las cosas cambiaron.
Nosotros siempre gravitábamos hacia el otro, pero últimamente, nos
convertimos en inseparables. Me enviaba mensajes todos los días para
preguntarme cómo me sentía o cómo iba mi día. Me llamaba cuando necesitaba un
consejo o simplemente hablar. Juro que hablamos diez veces al día y nos
mandamos textos tres veces como mucho.
Él tenía un trabajo a tiemplo completo como asesor financiero, pero se las
arregló para llevarme un almuerzo o la cena, mientras yo estudiaba para los
exámenes o no podía alejarme de mis prácticas veterinarias. Sabía que podía contar
con él para cualquier cosa y lo único que esperaba a cambio era que me quedara en
su vida.
Él quería más, pero nunca me forzó.
Ahora, me encontraba lista para más.
Es decir, hasta que Missy entró por la puerta. Ella era la última en el banco
de azote de Tony, pero me había dicho que terminó con ella hace meses.
Me mintió. 35
Me sentí tan… humillada… derrotada. Mi corazón se hundió en mi
estómago. Ella era la típica rubia tonta, y entró pavoneándose en la habitación.
Como de costumbre se hallaba vestida como puta; con vaqueros ceñido a su culo,
un top negro hasta la cintura y zapatos negros. Actuaba como si tuviera todo el
derecho de estar aquí.

Cuando se aceró a Tony, ellos se abrazaron. Los ojos de Tony se fijaron en


los míos y sabía que era otro de sus j uegos para ponerme celosa, pero que poco
sabía él… lo jodió y lo hizo a lo grande.
Nunca sentí que me habían faltado el respeto tanto en mi vida. Sentí las
lágrimas pinchando mis ojos y el hecho de que raramente lloraba hac ía las cosas
mucho peores y me avergoncé mucho más. De niña yo misma me entrené para no
llorar, pero había veces, tiempos como este, en que no podía evitarlo.
Quería correr, pero justo en ese momento, miré al camarero entrar a la
habitación con el pastel. El pastel que yo hice para él. Lo puso en la mesa y todos se
reunieron en torno a Tony. No me moví. Mis lágrimas corrían por mis mejillas
mientras que observaba a Tony con una sonrisa enorme y brillante para todos sus
amigos. Un segundo antes de sentarse, sus ojos se encontraron con los míos y se
paralizó.
Vio mis lágrimas, pero por suerte, Missy llamó su atención y comenzó a
cantar.
Me escapé.
—Oye, ¿Ron? ¿Me puedes dar la cuenta para que pueda pagar? ¿Y llamar
un taxi para que pueda salir como el infierno de aquí? Estoy en un apuro, por
favor. —Me apresuré mientras limpiaba con furia mi cara.
Rhonda, la camarera de cuarenta años que trabajaba aquí por las noches con
Lex, inclinó su cabeza y levantó sus cejas, pero no dijo nada. Agarró el teléfono y
marcó. Mientras se lo acercó a la oreja, me sirvió un trago y lo puso frente a mí.
—Patron —articuló mientras le dio a la compañía de taxis mi nombre y la
ubicación.
Tiré hacia atrás la cabeza tomando el trago, golpeé el vaso en la barra y
chupé la sal antes de sentir unas manos en mis caderas y calor detrás de mi
espalda.
¡Hijo de puta!
36
—¿Qué demonios crees que estás haciendo? —preguntó Tony con
incredulidad. Sabía que rara vez bebía, pero esta ocasión lo requería.

—¿Qué demonios parece que estoy haciendo? —espeté. Obligándome a no


mirar a la persona que me arruinó esta noche, posiblemente la vida, la persona
responsable de hacerme llorar, la persona…
Mis pensamientos fueron cortados cuando una mano en mi cadera se movió
para envolver mi vientre, dedos empujando y sentí su aliento caliente en mi cuello,
justo en mi oído. Los músculos de mi estómago se tensaron y mi columna se puso
rígida por el contacto, pero las mariposas en mi estómago decidieron salir a jugar.
Revoloteaban tanto que me sentí un poco enferma.
No iba a dejar que me hiciera esto. No esta vez.
—Aléjate de mí, Tony. Cualquier relación enferma que teníamos se ha
terminado. Sólo regresa con tus amigos y Missy, y déjame sola —ordené. Los
dedos en mi estómago se apretaron más.
—Yo no la invité, mi reina. Se lo comenté cuando empezaste a planificar esta
fiesta, pero ella se lo tomó como una invitación para aparecer… lo siento.
Hizo una pausa y apoyó la barbilla en mi hombro. —Durante todo el tiempo
que te he conocido… fue la primera vez que te he visto llorar y eso jodidamente me
destruyó. ¿Qué demonios pasó allí? —preguntó en voz baja.
No podía hacer esto. Si él no lo sabía, no le iba a decir. Tampoco iba a caer
por su encanto y dulces palabras o por el maldito apodo para mí. Iba a seguir
adelante con mi vida, sin él. Me tomó cada onza de energía a mi cuerpo para hacer
lo que estaba a punto de hacer, pero lo hice.
Cuando levanté mis manos y llegué a la parte trasera de mi cuello, sentí el
calor de Tony dejándome. Probablemente se preguntaba qué hac ía, pero lo ignoré
y dejé que mis manos siguieran hacia su meta. Me las arreglé para desabrochar el
delicado collar de oro que me dio en la víspera de Navidad del año pasado; la
misma noche en que empezó a llamarme mi reina.
Empujé mis brazos alrededor de mi cuello, pero mis muñecas quedaron
atrapadas en un agarre fuerte. No doloroso y no me estaba lastimando, pero su
agarre era lo suficientemente apretado para que no pudiera liberar mis manos.
—¿Qué demonios crees que estás haciendo? —preguntó, indignado y lo
suficientemente fuerte para llamar la atención.
—Tony, déjame ir —exigí. 37
—No. Ponte de nuevo el collar —exigió de regreso.

Negué con la cabeza y hablé muy despacio. —Hemos terminado, Tony.


Quiero más de ti y lo he querido desde hace mucho tiempo y lo sabes. Crees que
no sé qué juego estás jugando conmigo, pero lo sé. Intentas restregarme a tus
mujeres en mi cara para darme celos, pensando que voy a juntar mis sentimientos
por ti, pero sé lo que he sentido todo este tiempo. Todo lo que hiciste fue
impedirme confiar en ti. —Me detuve un segundo—. Tienes a todas esas mujeres,
tienes a tus amigos, no me necesitas y ya no te quiero.
—¿Ya no me quieres? —preguntó con tanta violencia que su pecho retumbó
contra mi espalda. Las mariposas en mi estómago murieron lentamente una por
una y me abrumé.
—No —mentí en un susurro apenas audible.
El agarre de Tony se apretó.
—Ponte el collar de nuevo, Trish. —Me ignoró.
—No.
—Mi reina, te lo estoy pidiendo amablemente, por favor ponte el collar de
nuevo —ordenó otra vez, ésta vez en un gruñido enojado y sonaba bastante lejos
de ser agradable. Todavía sacudí mi cabeza obstinadamente.
—No, te dije…
—¡Ponte el maldito collar de nuevo! —rugió tan fuerte que me estremecí.
Nunca nadie me había gritado de esa forma en mi vida y todo mi cuerpo tembló,
Tony se tuvo que haber dado cuenta de lo asustada que me encontraba, porque me
dejó ir tan rápido que me tambaleé hacia delante. Mis brazos naturalmente se
desenrollaron de mi cuello para atraparme a mí misma. Agarré el collar en un
puño bastante apretado y me giré para enfrentar a Tony, pero nada pudo haberme
preparado para lo que vi. Pude sentir los ojos de todos en la barra con nosotros,
pero los ignoré.
Tony parecía destrozado.
—Lo siento —dijo apresuradamente con voz áspera.
—¿Todo está bien aquí, Trish? ¿Quieres que llame a Shark para que patee su
culo? —Escuché a Rhonda decir detrás de mí. Shark, cuyo verdadero nombre era
Timmy, el dueño del bar, odiaba ensuciarse las manos. Su idea de intervenir era
llamar a la policía.
38
Le eché un vistazo a ella y respondí—: No, estoy bien.
Ella se quedó justo donde se hallaba; con los brazos cruzados sobre el pecho,
ojos entrecerrados en Tony, pero la ignoré y regresé mi atención al problema.

—Está bien, Tony, no tienes que preocuparte más por mí.


—Trish, maldita sea —murmuró en voz baja, y él pudo haber dicho algo
más, pero mi atención se fijó en un movimiento en su espalda.
Missy.
Cuando se acercó a Tony, me miró por encima de su hombro antes de que
envolviera sus brazos alrededor de la cintura de él. —Nene, vuelve a la fiesta —
dijo y no pude creer que tuviera las pelotas para decirle eso en frente de mí.
¡Yo hice esta maldita fiesta!
Ella se volteó hacia mí y se burló. —Bonito detalle, Trish, llorar para llamar
su atención. Él sólo siente lástima por ti.
Mi vista se nubló y a través de la confusión, fui vagamente consciente de
Tony mirando a Missy como si hubiera perdido la razón, pero yo había tenido
suficiente. Solamente tuve mucho para tomar en una noche. Yo era una mujer
educada de veinticinco años, pero en ese momento, mi Medusa interior salió con
su linda cabecita y grité—: ¡Maldita perra!
Los tomé completamente con la guardia baja cuando me lancé. Tony se
tambaleó hacia atrás cuando mi pecho golpeó con la espalda de Missy en la mesa
detrás de ella. Sillas cayeron al suelo, vidrios sonaron ruidosamente. Escuché a
Tony gritando mi nombre mientras que varios hombres gritaron —: ¡Pelea de
perras!
Giré alrededor del hombro de Tony porque actuaba sin querer como el
escudo de Missy. Me las arreglé para tomar un puñado de su cabello y traté
malditamente de arrancarlo. Por lo general era mejor peleadora, pero no tenía
mucho espacio y realmente quería hacer el mayor daño posible.
—¡Suéltame! —gritó una y otra vez, consiguiendo rápidamente su deseo
cuando Tony me agarró de la cintura, me levantó y me abalancé hacia delante.
Empecé a jalarla con nosotros, pero perdí mi agarre de su cabello cuando alguien
de la multitud la ayudó.
—¡Estúpida perra!
—¡Trish, cálmate! —me gritó Tony, pero eso hizo que me moviera más para
salir de su agarre.
39
—¡Suéltame! —grité en su cara mientras me empujó sobre sus hombros.
Caminó rápido hacia fuera y antes de darme cuenta, el aire húmedo golpeó en mi
cara.

—¡Trish, detente! —gritó. Dobló en una esquina y apretó mi espalda contra


un edificio.
—¡Te amo! —gritó Tony y por un segundo, me detuve.
—Cállate —susurré.
—Mi reina, sabía desde el primer momento en que entraste a mi vida que
ibas a ser problemas, pero no pude permanecer lejos. Estoy enamorado de ti.
De nuevo luché contra su agarre. —Déjame ir, Tony. No te creo. ¡Debiste
habérmelo dicho antes y no hacerme daño como lo hiciste! Dios, ¡todas esas
mujeres! ¡Y yo sólo me senté y observé! Sabes cómo me siento por ti y lo sabes
desde hace mucho tiempo. Sé que lo sabías. Pero evidentemente, no me quieres lo
bastante, porque ¡no luchaste por mí! ¡Sólo seguiste adelante con otras putas
mujeres! Traté de fingir que era feliz con sólo ser tu amiga… juro que lo hice. Me
mantuve ocupada con la universidad y Lex y Layla, sólo para detenerme de pensar
con qué zorra estabas. Quería que lo dejaras por tu cuenta. Quería que me dijeras
que habías terminado de joder y que sólo me querías a mí, pero nunca lo hiciste.
¡Incluso esta noche trajiste a una de tus putas aquí! ¡Sólo sal de mi vida como el
infierno y déjame ir! —grité.
Me sorprendió cuando me dejó ir y mis piernas cayeron al piso, me di
cuenta demasiado tarde que la razón era para poder agarrar mi cara y besarme
hasta quitarme el aliento. Sus labios se estrellaron con los míos brutalm ente y
empujé su pecho.
Fue inútil.
—Deja de pelear conmigo —dijo contra mis labios y cuando no hice caso,
me agarró las muñecas y las sujetó bajo mis costados para mantenerlas quietas. Su
boca se movió de mis labios a mi mejilla, mi cuello, hasta mi homb ro desnudo,
donde colocó suaves besos.
—¿Por favor puedes alejarte? —pregunté en voz baja mientras seguía
tirando de mis muñecas.
Respondió abriendo la boca y dando una mordida suave a mi hombro. Mi
cuerpo traicionero me dijo lo bien que se sentía y la piel de gallina se extendió por
toda mi piel. 40
—Sabes mucho mejor de lo que imaginaba —susurró tristemente antes de
tomar otro bocado, ésta vez con la lengua.

—Estoy segura que mi sabor es igual al de todas —espeté.


Se echó hacia atrás y nuestros ojos se encontraron.
—Lo jodí. La cagué tan condenadamente mal, pero no es tan malo como
piensas. No toqué a la mitad de esas mujeres. No voy a mentir y decir que no toqué
a ninguna de ellas, pero mierda… tienes mi cabeza tan jodida. Luchas conmigo al
respecto, pero nunca llegas y me dices directamente que quieres que deje de ver a
otras personas. Todo lo que tenías que hacer era decirme… habría hecho lo que
fuera que me pidieras. Nunca he sentido lo que siento por ti por otra mujer. Nunca
me preocupé por ellas. Estoy enamorado de ti. Eres dueña de mi corazón, mi reina,
sólo dame una oportunidad para hacer las cosas bien —suplicó con ternura.
No respondí o moví. No hice nada, pero en silencio lloré y mis lágrimas
calientes bajaban por mis mejillas.
—Entiendo lo que dices, pero, ¿tú entiendes que quería que dejaras de ver a
otras mujeres porque solo me querías a mí? —Lloré en silencio. Traté de mantener
mi voz firme, pero fracasé miserablemente—. Duele saber que la persona que
quieres, también te quiere, pero encontrará fácilmente lo que necesita de otras
mujeres si quiere hacerlo.
Tony cerró los ojos y suspiró. Dejó caer su frente a mi hombro y la dejó ahí
por unos segundos antes de aplastar su cuerpo con el mío. Su frente se levantó y
sus labios tocaron mi hombro. Se movió sin prisas como si yo nunca hubiera
hablado. Sus besos viajaron de mi hombro, a mi clavícula, al lado de mi cuello, a
mi mandíbula y luego a mi mejilla donde besó mis lágrimas. Colocó un pequeño
beso a cada uno de mis ojos cerrados antes de besar la punta de mi nariz. Se
trasladó a mi otra mejilla dándole la misma atención y besando mis lágrimas.
Agarré los costados de su camisa desesperadamente. Sus manos se
levantaron para enmarcar mi cara y sus pulgares borraron la humedad.
—Esto me está matando. Cada lágrima que derramas es una maldita tortura
—dijo con voz ahogada. Colocó un dulce beso en mis labios antes de apoyar su
frente con la mía. Cuando abrí los ojos, se hallaba completamente con la guardia
baja. Él tenía los ojos cerrados, pero una sola lágrima se deslizó por su mejilla.
Tenía los ojos vidriosos cuando los abrió.
No pude detener el sollozo que se escapó de mis labios.
41
—Te ruego que me des otra oportunidad. Permíteme hacer las cosas bien —
dijo y sabía en mi corazón que lo perdonaría… pero no olvidaría.

—No confío en ti —susurré. A pesar de que mis palabras dijeron todo lo


contrario a lo que sentía. Sabía que confiaba en él, pero hacía daño. Quería decirle.
“Te amo” pero estaba aterrorizada.
—Lo harás, lo prometo —juró

42
6
No llores… no llores… deja de pensar en el pasado.
Mientras salía de mis recuerdos y me quedé mirando a la nada por la
ventana, me di cuenta que nunca tuve la oportunidad de decirle a Tony que lo
amaba.
En silencio me juré a mí misma que si alguna vez tengo la oportunidad,
nunca pararé de decírselo.
Ni siquiera miré a Tony cuando la explicación salió de mi boca.
Necesitaba que lo sepa.
—Sé que no quieres escuchar esto, y por favor no me interrumpas antes de
que termine —empecé hablar rápidamente—, necesito que sepas que nunca te
engañé, Tony. Sé que crees que tuve sexo con el prometido de tu hermana, pero él
nunca me tocó de esa manera… ni siquiera cerca. La única cosa que me quité fue
mi camisa para poder tomar esas fotos. Estaba ebria. En primer lugar me
encontraba enojada de que me llevaras ahí, pero por encima de eso, cada vez que
me daba la vuelta estabas con una mujer diferente. Me dejaste sola. No te culpo por
mi error infantil, pero tienes que saber, que cuando se presentó la oportunidad de
hacer pagar a tu hermana por lo que le hizo a Lex, sentí como si la tuviera que
tomar. Te juro que sólo tomé esas fotos y me fui. Ni siquiera iba a enviárselas a
Destiny, sin embargo la culpaba de toda la mierda horrible que atravesó mi mejor
amiga. Ahora sé que fue estúpido e inmaduro, pero me hallaba tan herida, sabes lo
mucho que la odiaba.
—¿Podemos no hacer esto ahora? —preguntó con advertencia.
—¿Por qué? ¿Porque no puedes huir de mí? ¿Por qué tienes que escucharme
ahora que estamos encerrados juntos en tu camión? ¿Porque no tienes más
remedio que escucharme?
Me miró rápidamente.
—Mi hermana es una perra, sé eso. La amo, pero desde que era una niña,
era una mimada. Creció con su madre, que también es una perra. Si hubiera vivido
con mi papá, hubiera azotado su culo, pero no lo hizo. Cuando descubriste que 43
Destiny era mi hermana, te creí cuando me dijiste que prácticamente obligó a
Landyn a follar con ella mientras salía con Lex. Lo entendí en ese entonces, pero
nunca me imaginé que también te ibas a convertir en una perra. ¿De verdad
esperas que crea que no follaste con Brian? Sé lo que vi en las fotos, por lo tanto no
trates de jugar conmigo. Destiny pudo ser una tonta por creer en Brian, pero yo no
soy tan estúpido. Sin embargo, es gracioso. Nunca pude entender porque pudiste
follar con un tipo al azar para vengarte, más sin embargo, ¡no conmigo!

—No soy una perra. —Fue mi respuesta inmediata—. Y si no tuve sexo


contigo, no fue mi culpa. Si mal no recuerdo, te sentiste tan culpable por desfilar
con todas tus putas por alrededor de mí cuando éramos solo amigos, que cuando
nos hicimos formales, no quisiste apresurar las cosas. Lo intenté. Hicimos todo lo
demás excepto eso y hubiera dejado ir las cosas más allá, pero eras tú el que no
dejaba que sucediera.
Tony me miró con los ojos entrecerrados y se volteó de nuevo a la carretera,
antes de que me enterrara una estaca al corazón. —Tienes razón. No estuvimos
juntos tanto tiempo y no quería arruinar las cosas después de toda la mierda
estúpida que te hice pasar, pero ahora sé que tuve que haber follado contigo tal
como con el resto. Al final resultaste ser una puta de todos modos —dijo y cada
palabra destilaba resentimiento.
¡Sabía que esto sería una mala idea!
Lo hubiera golpeado en la cara si no estuviera conduciendo y podría
accidentalmente habernos matado. Pude haber querido que se fuera al infierno,
pero no quería que se muriera.
—Detente —exigí y me miró de nuevo. Sus ojos recorrieron mi cara antes de
voltearse.
—No.
—¡De-tente! —exigí y mi voz fue más fuerte. Esta vez no respondió en
absoluto, ni un solo movimiento.
Agarré mi bolso, busqué por mi teléfono y tan pronto como mi mano lo
encontró, mi corazón se aceleró. Negué con furia mientras me desplazaba a través
de la lista de mis contactos.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Tony y yo estúpidamente, le dije:
—Llamando a Adam. Vendrá a recogerme porque no quiero molestar a Lex
con esto. Sabía que era una mala idea. ¡Nunca te mentí antes y no te estoy
mintiendo ahora! —terminé con un grito. 44
Encontré el número de Adam y pulsé en marcar, pero fue demasiado tarde.
Tony arrebató el teléfono lejos de mi oído y lo tiró en el asiento trasero.

—¡Para! —grité y luego le di un puñetazo en el brazo lo suficiente para


liberar frustración. Me desabroché el cinturón de seguridad y me estiré por la
consola central. Cuando encontré mi teléfono en el piso grité—: ¡Lo tengo!
Me empujé a mí misma hasta sentarme en mi asiento, pero todo mi cuerpo
fue tirado en la puerta del pasajero cuando Tony se salió de la carretera. El camión
se paró por completo y estacionó en un parque. Busqué la manija de la puerta
mientras él se movió para agarrar mi teléfono, pero era demasiado lento. Cuando
la puerta se abrió de golpe, salté del camión y corrí.
—¡Trish! ¡Vuelve aquí! —gritó Tony con furia, pero yo era más rápida.
Había una estación de servicio a un campo de fútbol de distancia. Sabía que podía
hacerlo, estaba en forma y mientras corría, el teléfono en mi mano sonó.
Adam…
Respondí rápidamente y resoplé—: Te devolveré la llamada. —Entonces
colgué.
Lo hice por unas quince yardas; sólo quince malditas yardas antes de que
Tony me agarrara por la cintura, me diera la vuelta, arrancara el teléfono de mi
mano y lo arrojara al otro extremo del campo. Miré mi teléfono iluminado, que
navegó por el aire y aterrizó en el suelo en algún lugar lejos, muy lejos.
—¡No puedo creer que hayas hecho eso! —grité en su cara, mientras todavía
miraba en dirección a mi teléfono. Si estuviera mirando, habría visto la expresión
feroz en su cara y nunca hubiera gritado una palabra.
Traté de retroceder, pero levantó su mano y me estremecí. Palmeó mi cara y
se la llevó a la suya.
Mi respiración se puso irregular y mis músculos se tensaron.
—Deja de estremecerte por mí —murmuró mientras sus ojos hicieron un
barrido rápido a través de mi cara.
No respondí.
—¿Adam es tu hombre? —preguntó.
Tuve que susurrar. —¿Qué? —Porque todavía trataba de recuperar el
aliento.
—Ya me escuchaste. ¿Es tu hombre? 45
Negué con la cabeza y parpadeé un par de veces antes de contestar. —Adam
es el hermano de Landyn. No es mi novio. —Tony ladeó la cabeza. Su rostro se
acercó hasta que su nariz casi toca la mía.

—¿Vas a mentirme y decirme que él no te desea? —preguntó tranquilo y


profundamente, su tono invitándome a mentir.
Respondí sacudiendo mi cabeza. Por lo mucho que Adam bromeaba y
coqueteaba conmigo, sabía que si le daba una oportunidad de entrar a mis
pantalones, la tomaría.
—¿Por qué te importa, Tony? Tú tampoco eres mío —le informé,
nuevamente susurrando, pero con un poco más de confianza. En ese momento, las
manos de Tony cayeron de mi cara—. Tienes razón, no soy tuyo, pero tampoco
eres de él y te puedes ir olvidando de llamarlo. —Hizo una pausa antes de
ordenar—: vuelve al camión, Trish.
Me tomó un minuto para controlarme.
—Eres un idiota. Adam es mi amigo y si quiero lo llamaré, así que deja de
tratar de decir lo que puedo y no puedo hacer —espeté con actitud. Sus ojos se
estrecharon como rendijas.
—Acostúmbrate a eso. ¿Quieres que nos llevemos bien?… No menciones a
Adam de nuevo.
Lo miré y murmuré—: Te odio. —Pero sabía muy bien que lo amaba.
—¿Sí? Bueno, no tanto como yo te odio. Ahora vuelve al camión.
—¡Di por favor! —grité.
—Por favor, vuelve al puto camión antes de que te arrastre de vuelta —
gruñó entre dientes. Puse los ojos en blanco ante su intento de ser educado y
murmuré:
—Eres un idiota.
Me giré y me dirigí de nuevo al camión. Después de que me subí, vi a Tony
alrededor de la cubierta, abriendo la puerta del conductor y gimiendo profunda y
fuertemente hasta que se subió. Se sentó en silencio durante un rato mientras
sostenía su costado. No fue hasta que tomó unas cuentas respiraciones profundas
que me di cuenta de que olvidé que se encontraba herido.
—Dios mío. Lo siento mucho. —Me incliné sobre la consola central, y quité
su camisa de franela. Levanté el dobladillo, moví mi mano por debajo y apreté 46
suavemente su costado herido. El siseó por la presión.
—Tony, tenemos que ir al hospital.

—Estoy bien. No es más que dolor —murmuró. Cuando levanté la vista, él


me miraba. No podía decir si era dolor o anhelo detrás de sus ojos soñadores, pero
seguro como el infierno que no era odio.
—Lo siento —dije de nuevo, esta vez muy muy silenciosamente mientras
retrocedía.
—Sólo ponte el cinturón de seguridad y ni siquiera pienses en saltar del
camión otra vez —gruñó y se detuvo por un momento antes de terminar con un
gruñido—. Por favor.
Puso en marcha el camión y otros veinte minutos en silencio pasaron antes
de que yo hablara otra vez.
—Siento lo de tu padre. Sé que solo lo vi un par de veces, pero pensaba que
era un amor.
—Gracias —dijo en voz baja, sin apartar los ojos de la carretera.
—¿Viste a la familia de tu mamá desde que regresaste? —Probablemente no
tuve que haber preguntado, pero era demasiado curiosa para no hacerlo.
Tony sólo tenía cuatro años de edad cuando su mamá, Roxane, falleció en
un accidente de coche. Él era demasiado joven para recordar mucho de ella, pero
por lo que me dijo, su familia se hizo cargo y ayudó a su papá para mantenerlos
juntos. Me encantaba escuchar a Tony hablar español-inglés con sus tías, tíos y
primos en el teléfono.
Nunca tuve la oportunidad de conocer ese lado de su familia, sin embargo
me contaba las historias sobre su infancia y ellos sonaban increíbles.
Hablaba sobre todas las tradiciones de reunirse los domingos con la familia.
Las tías vivían en la cocina y hacían toneladas de alimentos; cosas como pozole,
menudo, frijoles charros, tamales caseros y tortillas perfectamente redondas.
Quiero decir, ¿quién demonios podía hacer tortillas perfectamente redondas? Yo las
hago, y me salen todas chuecas como los cincuenta y dos estados y la mitad de Europa.
Suspiré.
Él y sus primos jugaron todos los deportes imaginables y se rompieron los
huesos de las manos, dedos y clavículas en ambos lados, todos en más de una
ocasión. Pero por la forma en que lo describió, casi sonaba como que valía la pena.
Él también era el creador de problemas en el grupo y digamos que… nunca 47
olvidaba los zapatos de futbol antes de una pelea.
Sus primas eran “Quinceañeras” y cuando tenía la edad suficiente, claro que
sí, se emborrachaban con sus tíos, recogían unas chicas y bailaban.

¡Me dijo que en realidad sabía bailar! Sólo pude imaginar lo malo que era, pero
a pesar de todo, sonaba maravilloso y malditamente divertido. No podía quejarme,
sin embargo, tuve una infancia muy buena… al menos después de que mi madre
se fue.
—No los he visto tanto como me gustaría. He estado ocupado trabajando. —
Fue todo lo que me dijo y no sonaba feliz. No lo presioné.
Cinco minutos más tarde empezó a hablar—: ¿Tu papá y Gayle siguen
viviendo en New York?
Echaba de menos a mis padres y las lágrimas picaron en mi nariz ante la
mención de mi papá y madrastra. Hablar con ellos por teléfono un par de veces a
la semana no era suficiente. Poco después de que empecé la universidad, papá y
Gayle se mudaron a New York por negocios. Con el puesto de mi papá,
Vicepresidente de Petróleo y Gas, no tenían mucha opción.
A pesar de que papá y yo tuvimos duros momentos cuando nos alejamos de
mi madre biológica, él trabajó en ello y nunca tomó sus dificultades conmigo de la
forma en que mi madre lo hacía. Nunca dejó que los tiempos difíciles de ese año se
mostraran. Por suerte, no tuvo que esperar demasiado para encontrar a Gayle,
quien era la personificación de todo lo que una madre debería de ser.
Su incapacidad para tener hijos tuvo que haber jugado un papel importante
porque ella se convirtió en la madre del año, pero no me importaba. Ella era
increíble… cenas caseras, galletas, pasteles e incluso helado caseros cuando crecía
de niña. Me abrazó cuando estuve enferma, me habló sobre los chicos, me enseñó a
usar maquillaje sin parecer una puta de la calle… pero más que nada, me ayudó a
superar las cosas que mi madre me hizo; nunca olvidaría, pero me hizo enfrentar el
pasado de una manera mucho más fácil.
Nada pudo haber sido mejor que eso.
—Gayle y papá están bien, pero los extraño. Los llamaré cuando lleguemos
a tu casa para decirles lo que está pasando —le contesté. Sabía que Gayle iba a
enloquecer cuando le dijera que me quedaría con Tony. Gayle y papá lo
conocieron, volaron todo el camino sólo para conocerlo y valió la pena el viaje, ya
que lo adoraban. Sabía que a Tony también les agradaba.
Mis padres se encontraban molestos conmigo por el incidente de la foto,
pero también entendían. Además nunca culparon a Tony por dejarme. 48
Pero no quiero pensar en eso. Estaba cansada de recordar el pasado. Todo lo
que podía hacer era rezar para que me perdonara o al menos hiciera mi vida
menos miserable.

—¿Me vas a contar cómo te lastimaste? —le pregunté para cambiar de tema.
Me miró.
—¿Podemos hablarlo en casa? No estoy seguro que mis costillas puedan
correr de nuevo detrás de ti.
—Lo siento por eso. No saltaré del camión —prometí.
Apretó las manos en el volante y apoyó un codo en la ventana.
—No hay mucho que contar. Vi tu foto y me enojé.
Esperé, pero no dio más detalles. —¿Y?
Se encogió de hombros. —Le di un buen golpe en las costillas,
probablemente todavía esté tendido en el suelo del Big Times. Se necesitaron dos
guardias de seguridad para echarme. —Me miró entonces y una de las esquinas de
su boca se levantó en una sonrisa.
No sonreí.
—No me gusta esto —dije y con toda honestidad, me sentía un poco
asustada. La sonrisa de Tony desapareció.
—Estarás a salvo conmigo. Siempre habrá alguien alrededor. No te dejaré
sola y no voy a dejar que te pase nada —dijo, sentí el peso levantándose un poco,
pero no mucho.
—Confío en ti —susurré.
Me miró de nuevo, esta vez sus ojos deteniéndose en mi cara. Se acercó, me
agarró la mano y le dio un apretón. —Bien.
En ese preciso momento sabía que estaba en problemas; problemas vestidos
con franela, camiseta blanca, vaqueros sucios, pelo negro, ojos caramelo, piel
morena y actitud mandona… una actitud que vencía la mía en comparación.

49
7
El resto del camino fue en silencio, pero había cambiado finalmente a un
silencio cómodo. Después del rápido apretón de antes de Tony en mi mano, el
ambiente en el camión se aligeró. Cuando nos desviamos de la carretera, en un
viejo camino de campo de tierra, me di cuenta que Tony no había mentido acerca
de la entrada a su propiedad. Estaba lleno de baches, pero también me di cuenta de
que no era demasiado irregular para mi pequeño coche.
¡Él me engañó!
Decidí morderme la lengua.
Mientras conducíamos más cerca de la casa podía ver en la distancia, Tony
señaló su ventana.
—El establo está allá. También tengo un pequeño dúplex en el otro extremo
de la propiedad. Larry, mi manager estable vive en uno con su esposa, y dos de los
mozos de cuadra comparten el otro.
Mariposas llenaron mi estómago y sonreí. Esta iba a ser una experiencia…
ya sea buena o mala, sin duda va a ser una de ambas.
El establo era enorme y nada como me había imaginado. Me encontraba
emocionada. No pude ver más detalles, pero la luz frente al gran edificio era
brillante e iluminaba una gran estrella rústica que colgaba sobre la entrada.
No podía esperar para echar un vistazo. Mañana no podía llegar lo
suficientemente rápido.
—Estamos aquí —dijo mientras llegamos a la casa, y de nuevo, estaba
completamente impresionada. Era un hermoso rancho, de un solo piso, de ladrillo
rojo con un conjunto de cuatro pasos que conducía hacia un gran porche delantero.
—Hijo de puta —susurró Tony a mi lado y el camión llegó a una parada
completa. Me enfrenté a él. Parecía preocupado mientras m iraba en el espejo
retrovisor.
—¿Qué pasa? —pregunté, pero conseguí rápidamente mi respuesta cuando
las luces de otro vehículo se reflejaron en la ventana delantera. Torcí el cuello
alrededor y vi como un camión se detuvo justo detrás de nosotros. 50
—¿Es ese uno de los chicos de Z? —le pregunté, porque quería asegurarme
de que los problemas no habían comenzado ya.
—¿Los chicos de Z? —repitió interrogante.
—¿Qué? Sonaba mejor que Zacharias. ¿Y por qué pasar a Zek en lugar de
Zach de todos modos? Algo estúpido si me preguntan.
Me miró por un largo tiempo antes de que él suspirara y se alejara de mí.
—No, esto no tiene nada que ver con él. Simplemente se agradable —
murmuró, abrió la puerta y salió.
¿Qué demonios se supone que significa eso?
Abrí la puerta, salté, miré hacia el otro vehículo y vi como una mujer salió.
No la pude ver muy bien, pero era toda una mujer. No faltaba el cabello rubio
largo, piel clara y pequeña figura. Ella me miró, y yo de repente, no estaba tan
emocionada.
Tony se acercó a ella y se abrazaron. Mi corazón latía el doble en mi pecho. Se
separaron lentamente, pero se mantuvieron al alcance de la mano, ya que
intercambiaron palabras durante unos treinta segundos.
Había contado.
Tony se volvió, regresó a mí y no podía darle sentido a su expresión; su
rostro desprovisto de cualquier emoción.
—Te llevaré dentro y te mostraré todo —dijo, justo antes de alcanzarme en
la parte trasera de su camioneta y sacó dos de mis maletas. Miré de nuevo a la
mujer que no había salido. Se echó hacia atrás en el interior de su camión, dejó la
puerta abierta y esperó.
—Vamos —dijo Tony para atrapar mi atención. Lo miré de nuevo. Si no me
equivoco lucía molesto, pero, sinceramente, no tenía ganas de analizar la razón en
este punto.
—Estás herido. Puedo llevarlas —ofrecí en voz baja, mientras traté muy
duro por ocultar la tristeza en mi voz.
Sacudió la cabeza. —Lo tengo. Voy a volver por las otras dos cuando te haya
situado en el interior.
Miré hacia atrás a la mujer una vez más, exhalé y me volví a Tony que
todavía me observaba. Pasé junto a él, por las escaleras y oí que me siguió.
Una parte de mí quería mirar alrededor y estudiar la casa, pero no podía 51
concentrarme. Tony me mostró la sala de estar, el comedor, la cocina, el baño, los
dos dormitorios adicionales y su dormitorio, hasta que finalmente abrió una puerta
de la habitación que declaró que era mía. Era agradable, sencilla.
Una gran cama de matrimonio, con una colcha blanca y fundas de almohada
a juego se situaba contra la pared del fondo. Una pequeña mesa de noche se
encontraba a la derecha de la misma. Una cómoda se situaba directamente debajo
de una ventana doble que fue esbozada por cortinas verdes de salvia. Una alta
cómoda de seis cajones adornaba la pared justo enfrente de la ventana, pero era
básicamente la misma. No había decoraciones. Se sentía vacío… frío.
Tony se adentró más en la habitación, bajó mis maletas junto a la cama y me
miró.
Quería ir con él, quería que me abrazara, quería que me dijera que todo iba a
estar bien, pero sabía que era un pensamiento tonto. Y si tuviera alguna duda en
cuanto a quién era la mujer afuera para Tony, fue inmediatamente aclarado.
—Estoy saliendo con ella... o lo estaba —murmuró Tony.
No sé cómo se siente acerca de su admisión porque sonaba tan irritado que
me confundió un poco. No tenía motivos para estar irritado conmigo.
—No es asunto mío, Tony. Estás soltero. Hemos estado durante un largo
tiempo. Estuviste con muchas mujeres antes que yo y sabemos a ciencia cierta que
has estado con aún más después de mí. Soy una niña grande. No tienes que
explicar nada. —Me las arreglé para no llorar, pero me olvidé de ocultar la
infelicidad en mi voz.
Tony frotó la parte posterior de su cuello y se veía muy frustrado, casi
impaciente.
—Tengo que hablar con ella —indicó, claramente no quería dejar a su novia
en espera, así que me encogí de hombros con indiferencia.
—Ve. Ella está esperando. Si acabas de traer el resto de mis maletas, voy a
desempacar y me voy a la cama. Ha sido una semana larga para mí de todos
modos y realmente podría tener un poco de sueño —dije en voz baja.
—Sé que estás mintiendo —susurró.
Me volví de piedra.
—No estoy mintiendo. —Lo estaba, pero nunca le diría eso—. No voy a
jugar los mismos juegos que jugábamos, Tony. Lo digo en serio. Para ser
completamente honesta contigo, vivía en la miseria durante los últimos dos años,
porque nunca tuve la oportunidad de explicar las cosas para ti, pero finalmente me 52
dieron la oportunidad. Y si crees lo que tenía que decir o no, era la verdad. Puedo
vivir con que no me creas, con que no confíes en mí... incluso odiarme, mientras sé
en mi corazón que yo te dije la verdad —terminé y sabía muy bien que todo lo que
acababa de decir era una completa mierda. Me moría por dentro. Me moría
porque todavía me amara, porque yo todavía lo amaba.
Por la expresión de Tony no lucía convencido, pero encontré su mirada con
confianza.
Sin romper el contacto visual, dio un paso hacia mí, justo en frente de mí y
acarició mi mejilla. Quería cubrir su mano con la mía, pero me contuve.
—Estoy pensando que quiero a la Trish de hace una hora de vuelta. La que
se defiende. La que saltó fuera de mi camioneta porque yo la cabreé. Aquella cuya
pequeña linda nariz se enciende cuando está tratando de no perderla. No me gusta
la nueva Trish delante de mí.
—Esa se ha ido —le susurré. Mi corazón estaba en una cantidad
inimaginable de dolor, pero me las arreglé para no perder la cabeza y deslizarme
fuera de su control.
Tony miró atónito, luego miró enojado, y observaba un músculo de su
mandíbula saltar, pero siguió su camino.
Nuestra relación había terminado hacía mucho tiempo y lo sabía. Había
sabido acerca de las mujeres antes que yo; todas ellas. Había oído hablar de su
condición de mujeriego en pos de mí, pero después que lo vi tocar a otra mujer con
mis propios ojos, escuchado decirme directamente que salía con alguien
más... Ahora sabía que lo que había deseado durante tanto tiempo, nunca fue ni
siquiera una posibilidad.
—Sólo vete —dije con voz áspera, caminando más allá de él, me arrodillé en
el suelo junto a mis maletas y no miré hacia atrás. Desabroché la primera bolsa de
lona y saqué la ropa. Ni siquiera me di cuenta de lo mucho que había estado
conteniendo la respiración hasta que oí la puerta cerrarse detrás de él y exhalé.
Tony regresó minutos más tarde con la última de mis maletas y la dejó caer
a mi lado en el suelo. Se quedó allí, esperó para que lo mirara, pero me negué. Lo
oí salir y segundos después, la puerta se cerró de golpe.
Había pasado una hora, y por mucho que quería mirar por la ventana para
ver si Tony y su puta todavía estaban por ahí, decidí que sería mejor para mí dejar
que las cosas fluyeran. Me puse mi camisa gris de gran tamaño que tenía las
palabras "muérdeme" impreso sobre el pecho y me dirigí al baño a lavarme la cara,
cepillarme los dientes y guardar mis artículos de aseo. 53
Pasando por los cajones. No había nada femenino en cualquiera de ellos... o
gabinetes, ni nada de color rosa. Me imaginé que esas cosas estarían en su cuarto
de baño personal si él tuviera uno.
Por el momento que volví a mi habitación, Tony todavía no había llegado.
Me fui a la cama y di vueltas hasta que finalmente me quedé dormida.

54
8
¡Ella gritó! Me tapé los oídos y tarareé como papi me enseñó. Otra vez mamá y papi
peleaban. Ella lo odiaba. Esta vez aquello era feo y salté.
Algo se rompió… vidrio.
Ella estaba rompiendo cosas. Oí el grito de papi. Lo escuché gritar la palabra
¡divorcio! Y ella le gritó ¡No te la llevarás!
Yo temblaba.
Silencio.
Me balanceé de ida y vuelta en mi cama mientras esperaba. Mi estómago saltó a mi
garganta cuando la puerta se abrió.
Papi entró y supe que se iría sin mí. Su cara me lo dijo. Siempre lo hacía. Ella no
dejaría que me llevara.
Sentí que mi corazón se rompía.
—Papi —lloré con una pequeña voz mientras que las lágrimas calientes corrían por
mis mejillas. Vi la tristeza en sus ojos cuando se agachó junto a la cama y abrió los brazos.
—Ven aquí, bebé —dijo con voz ahogada y me arrojé hacia él.
—Papi, no me dejes. Por favor, no me dejes con ella —rogué y lloraba contra su
chaqueta mientras que lo abrazaba lo más fuerte que pude. No quería irme. Amaba a mí
mamá, pero ella no me quería.
—Pequeña, no te voy a dejar —prometió papi.
—Por favor, llévame contigo —lloré.
—¡Patricia Grace Kincaid! ¡Empieza a empacar tu mierda! Te llevaré a la casa de
Jessica para que tu padre y yo podamos hablar sin que husmees en nuestras cosas —gritó
mamá desde la puerta.
—Carolyn, te lo advierto por última vez… no la culpes por tus problemas.
Podríamos estar pasando por el divorcio, pero no puedes evitar que vea a mi hija —siseó
papi y mamá inmediatamente retrocedió.
—Sólo quiero una oportunidad para hablar contigo, Sam. No quiero discutir
contigo, esta vez quiero hacer las cosas bien. Me llevará cinco minutos llevarla con Jessica y 55
cinco para volver. Por favor.
Papi se giró hacia mí. Se encontraba enojado. Ella siempre lo hacía enojar.
—Cariño, no puedo llevarte conmigo ahora. Vendré a verte antes de ir al trabajo y te
recogeré lo más pronto que pueda, ¿de acuerdo? —Me alisó el cabello, me besó la frente y
me dejó.
—Por favor no me hagas ir —Lloré mientras mamá se detuvo en el departamento de
Jessica. Lo odiaba. Odiaba a mamá por hacerme venir.
—Sal —gritó. Yo me hice hacia atrás.
Lágrimas quemaban mi nariz.
—¡Dios! ¡Deja de actuar como una jodida bebé y sal del maldito auto! —gritó de
nuevo.
—El esposo de Jessica es un hombre malo. Por favor, no me hagas ir allí. Lo
prometo… —No terminé mi frase porque ella salió del lado del conductor, llegó por el
frente, abrió la puerta y me arrastró afuera. Cerró la puerta y se apresuró a entrar.
Me tropecé con mis pies. Sabía que ella me encerró, pero le supliqué a través de la
ventana. —¡No! ¡Por favor! ¡Por favor no me dejes aquí! —Me atraganté con las lágrimas.
Escuché mi nombre siendo llamado, sin embargo retrocedí cuando mamá se alejó a
toda velocidad.
—No me dejes —lloré, pero ella no me podía escuchar. Se fue.
Me hice un ovillo mientras me acurrucaba.
—¡Trish! Maldita sea, Trish, ¡despierta! —Escuché a Tony gritar y mis ojos se
abrieron. Sentí que me levantaba.
Y gritaba.
—Dios mío —Escuché a Tony decir y me di cuenta muy tarde que estaba en
el regazo de Tony, pero no podía dejar de llorar.
—Ella me odiaba —Lloré—. Me odia…ba. Yo sólo era una niña —Lloré.
—Shhh…. Todo está bien —susurró Tony mientas me quitaba el cabello de
la cara y limpió las lágrimas en mis mejillas. Me aferré a él con avidez. Quería
olvidar la pesadilla que no había tenido en mucho tiempo. Las tenía, claro que sí,
pero no podía recordar la última vez que tuve una tan vívida.
—Por favor, deja de llorar. ¿Me puedes decir lo qué paso? —preguntó
Tony.
Negué con la cabeza contra su pecho. Si le dijera parte de la pesadilla, tendría que
56
decirle el resto y él no era alguien que necesitaba saber más.
—No lo recuerdo —respondí mientras poco a poco regresé a mis sentidos.
Mientras lo hice, me di cuenta que me hallaba sentada en el regazo de Tony
usando nada más que una camisa grande para dormir y un par de bragas de encaje
con corte de bikini. Él no tenía camisa y puede sentir sus pelos de su pecho
rozando contra mi mejilla.
Me hice hacia atrás y miré el reloj. Las tres de la mañana.
No quité mis ojos del reloj, porque si lo hiciera, me daría cuenta de lo delicioso que
se sentía estar en los brazos de Tony de nuevo.
Me limpié las lágrimas y hablé—: Ya estoy bien.
La respuesta de Tony fue levantarme, ponerme a un lado y moverse detrás
de mí. Me metió en medio de él, sus rodillas rodeando las mías, sus caderas
apretadas contra mi culo, su mano sobre mi cintura. Sus dedos clavados en mi
estómago.
—No estás bien. Quiero saber de qué demonios se trataba esa pesadilla,
pero esperaré a que me digas. Sólo vuelve a dormir —ordenó contra mi oído. No
moví ni un músculo.
—En serio, Tony. Estoy bien. Puedes regresar a tu habitación a hora mismo.
—Sólo me apretó con más fuerza—. Tony, no te quiero aquí. —Lo intenté de
nuevo.
—Sólo tienes que dormir de nuevo, Trish.
—Pero…
—¿Quieres que te calle? Sólo recuerdo una manera de hacerlo y lo haré. No
tengo ningún problema con besar esa gran boca tuya hasta que olvides que
infierno decías.
No tenía respuesta a eso.
Bueno, sí la tenía. —Eres un idiota.
—Sólo tienes que dormir de nuevo. Los dos hemos tenido un día largo y sé
que tu pesadilla era bastante jodida.
Me quedé allí y luché con el impulso de no darle una patada en la espinilla.
Traté de no pensar en la razón de por qué se quedaba y decidí a recitar algunas
canciones de cuna de Laura. Finalmente estaba agotada.
Tony no se hallaba en la cama cuando me desperté y no tenía ni idea de a
qué hora se fue. El reloj marcaba las seis y no pude volver a dormirme.
57
Me encontraba completamente despierta.
Crucé el pasillo hasta el baño, me lavé la cara, los dientes y regresé para
cambiarme por algo más apropiado; unos pantalones de chándal grises, que eran
sueltos bajo mis caderas, un sostén deportivo blanco, una camiseta que sólo
mostraba un poco de piel en la cintura, y sin zapatos.
Me dirigí a la cocina y llegué al cielo; también conocida como la máquina de
café. Busqué en los armarios hasta que encontré lo que necesitaba y me moví
alrededor tan silenciosamente posible porque no tenía idea de a qué hora
generalmente Tony se despertaba.
Mientras esperaba el café, no pude evitar que mi mente divagara otra vez a
mi pesadilla.
En primer lugar no podía creer que la tuviera. No había tenido una tan real
en años. También nunca me había roto en mi sueño en la forma en que lo hice y me
daba vergüenza que Tony lo presenciara. Me daba más vergüenza que él me
sostuviera hasta que caí dormida.
Pensé en las razones por las que se quedó conmigo después, pero no tenía
explicación. Por suerte, el café terminó a tiempo para distraerme.
Me serví mi primera taza, le agregué leche, hice una nota mental de decirle a Tony
que necesitábamos crema de “Frech Vanilla”, agregué tres cucharaditas de azúcar,
me acerqué a la ventana del comedor y miré hacia el establo. Lucía hermoso desde
donde estaba.
Verde; todo era brillante y verde. Árboles rodeando el fondo, pero a través
de ellos, vislumbré la valla de madera blanca que bordeaba la propiedad. A lo lejos
miré el campo de equitación, y frente a eso, dos caballeros de pie en una
conversación profunda.
Todo era muy pintoresco y no podía esperar para salir.
Me preguntaba lo que Tony hacía actualmente en la propiedad, si se
ensuciaba las manos o sólo administraba detrás de escena. No podía imaginarlo no
queriendo participar en la belleza de este lugar.
Cuando acabé mi café, fui a la cocina para volver a llenar mi taza y me paré
sobre la ventana del fregadero porque no quería perderme de nada.
—Buenos días —dijo Tony detrás de mí, su voz profunda seguía llena de
sueño. Me giré y sonreí. Él llevaba otra camiseta blanca, esta vez limpia y
vaqueros que claramente estaban desabrochados en la parte superior. Tenía el
cabello como si acabara de despertar y sus pies desnudos. Eran tan
condenadamente sexy. 58
¡No suspires, Trish!
Me di la vuelta antes de que hiciera o dijera algo para avergonzarme a mí
misma.
—Buenos días. ¿Quieres café? —pregunté mientras seguía enfocándome en
la ventana.
—Sí, por favor —respondió justo en mi oído.
Nunca lo oí moverse.
El dobladillo de mi camisa se levantó y sus dedos recorrieron la piel de mi
espalda baja. Poco a poco se sumergieron en la cintura de mis pantalones de
chándal para acariciarme.
—¿Qué estás haciendo? —pregunté.
Me ignoró.
—Te ves tan bien. Más que bien. Creo que lo prefiero más que al café —dijo
más o menos mientras que su brazo se movió a través de mi espalda para envolver
mi estómago. Cuando su mano se sumergió en la parte delantera de los pantalones
yo jadeaba.
—¿Tony?
Apartó su mano, me besó en el cuello y retrocedió. Temblaba por dentro,
pero me las arreglé para girar mi cuello y mirarlo.
—Café —dijo.
—¿Qué? —pregunté, mi tono salió un poco más chillón de lo normal.
—Café primero, entonces hablaremos —indicó.
Me tomó un tiempo despejarme en mi lugar.
Entonces, puse los ojos en blanco.
—¡Chica! ¡Debes haber tenido un sueño anoche! —Oí una voz femenina con
acento de campo mientras le servía una taza de café a Tony. Mi cabeza se giró para
encontrar a la dueña.
¡Ese hijo de puta!

59
9
La rubia de anoche estaba de pie en la entrada. No había duda de ello. Ella
tenía la misma altura y estructura.
Negué con furia y miré a Tony. Mi buen humor desapareció sin dejar rastro.
Tony ni siquiera me miraba; o la rubia para el caso. No, había levantado su rostro
hacia el techo, posiblemente rezando para que alguien le mostrara misericordia
porque seguro como la mierda no lo hacía.
—Hola, soy Bobbie Jo —dijo Bobbie Jo. Ella tuvo que presentarse porque
Tony era un marica.
—Déjame adivinar, ¿te llaman BJ1 ? —Fue mi respuesta de listilla inmediata
y vi sus cejas surcarse, obviamente sin entender mi chiste de la mamada.
Me enfrenté a Tony. —Veo que todavía sabes elegirlas.
—Trish —gruñó él en advertencia, pero negué y miró a BJ de nuevo.
—Sólo asegúrate de que aspiras con fuerza, cuando acunes sus bolas,
exprime... y no te olvides de dejar que tu boca haga pop cuando lo saques.
—Trish —ladró Tony, pero continué:
—Ese es su favorito.
Me volví, puse la olla de café hacia atrás y cayó... no, tiré la taza en el
fregadero. El poco café que ya había derramado, salpicaba todo el mostrador.
Fue una cosa muy poco femenina para mí hacer eso, pero me importaba una
mierda.
—Encantada de conocerte, BJ —dije antes de caminar alrededor del centro
de la isla y de nuevo a mi habitación donde me cambié de nuevo; esta vez para
salir a la calle.
Que se joda.
Que. Se joda.

1 Juego de palabras entre las iniciales de Blow Job: mamada y Bobbie Jo: nombre de 60
la chica.
No se suponía que debía actuar así. Sabía que no era culpa de BJ que Tony
fuera un idiota, pero por respeto a lo que una vez habíamos tenido, podría haber
esperado hasta que me hubiera ido para traer una mujer a pasar la noche.
Lo que él tiene con BJ debe haber sido serio porque, antes que mí, nunca había
dejado que una mujer pasara la noche.
Pensé en todo lo relacionado a Tony mientras hice mi camino al
establo. Necesitaba llamar y desconectar temporalmente el celular que Tony
tiró. Necesitaba llamar a Lex.
Mierda, ella iba a estar enojada.
Necesitaba llamar a papá y Gayle y tenía que ir a la ciudad para conseguir
un nuevo teléfono. Pero en ese momento, me dirigí directamente a los dos chicos
que se habían trasladado desde el picadero de pie delante de la cuadra, todavía
enfrascados en una conversación. Llevaba mi camiseta de cuello abierto azul, pero
en vez de chándal, llevaba jeans estrechos metidos dentro de un par de botas de
montar marrón oscuro con un cinturón a juego.
¿Quién pensaría que botas de montar estaría de moda?
—¡Buenos días! —llamé a los hombres, y cuando sus miradas volvieron
hacia mí, casi me desmayé. El que se puso de pie a la derecha... ¡precioso! , Alto,
rubio, ojos azules, piel aterciopelada...
¡Mierda!
En mi muy obvia mirada, sonrió y mi ropa interior se derritió.
—B'día 2 , compañera —dijo, y mi ropa interior no sólo se derritieron... se
desintegraron. Su acento era australiano y, tengo que decir, yo podría haber
babeado.
—Hola —susurré.
—Shane, realmente nos haces sentir mal a nosotros los viejecitos ¿sabes? Si
te hubieras ido hace veinte minutos, cuando se suponía, esta hermosa dama se
habría cautivado por mí y no por ti. Así que, ve ahora. Tienes un trabajo que hacer
—dijo el hombre mayor, tal vez de unos sesenta años, en un acento tan profundo
que incluso BJ no podía igualar.
Le sonreí.
—Soy Larry, el gerente del establo. Ese de ahí es Shane, el veterinario. ¿Y
quién eres tú, señorita? —preguntó.
61
2 En ingles, G´day que significa buenos días, saludo informal en Autralia.
—Soy Trish Kincaid. En realidad soy una veterinaria también. Es un placer
conocerlos —terminé.
—¿Trish? —preguntó Larry, sus cejas ahora apretadas. Su voz había perdido
toda su alegría. Estaba bastante segura de que era una mala señal... hasta que
volvió a hablar.
—Bueno, por dios. No me extraña que estuviera tan cautivado por ti. Tienes
que ser la cosa más bonita que he visto jamás. —Sentí rubor subiendo a mis
mejillas.
—No dejes que te asuste. Fracasó miserablemente en la escuela de encanto
—dijo Shane, haciendo que me enfrente a él de nuevo, y, joder, ese acento era sexy.
—Yo lo habría pasado —empecé y luego me enfrenté a Larry—: Pienso que
eres muy encantador.
Era su turno de sonrojarse.
Hubo un ruido de arranque fuerte que venía de detrás de mí y tuve que
protegerme los ojos del sol cuando me volteé. Tony salió de la camioneta de BJ y
caminó hacia ella. Ella se levantó de puntillas, con los brazos alrededor del cuello
de Tony, él no se bajó para besarla, pero ella logró conquistar sus labios de todos
modos.
Eso era todo lo que necesitaba ver.
Mi estómago se encontraba hecho un nudo cuando me di vuelta hacia los
hombres, pero hice mi mejor esfuerzo para dominar mi expresión.
—¿A alguno le importaría mostrarme los alrededores? Muero por oler a los
caballos —dije.
Un instante de silencio y luego—: Estás excitada por… ¿oler uno? —preguntó
Shane con curiosidad mientras inclinaba la cabeza para estudiarme.
—Ummm...no sé cómo explicarlo. Siempre y cuando no sea asqueroso, cosa
que dudo de los caballos del interior. —Señalé la puerta abierta del establo—
. Ellos tienen este olor, tal vez es el heno, pero huele a…la vida —le contesté con
asombro, y miré como tanto la ceja de Shane como las de Larry se levantaron hasta
el nacimiento del pelo, antes de que se echaran un vistazo el uno al otro.
—La vida —dijo Shane, repitiendo de una manera extraña lo que yo acababa
de decir, pero con ese acento, él podía repetir como el infierno lo que quisiera.
Suspiré.
62
Sonrió. Él sabía lo que podía hacer con su acento. —Sí, puedo ver por qué
dirías eso. Supongo que nunca había pensado en eso antes. Está bien colega, te voy
a mostrar todo. De hecho, tenemos un pura sangre allí que ha estado aquí durante
un mes aproximadamente. Pobre chica tiene la enfermedad de Lyme3 .
Eso era interesante.
—¿Estás seguro?
Él asintió. —La he evaluado dos veces y las dos dieron positivo. —Hizo una
pausa, miró su reloj y continuó—: Tengo que salir pronto para volver a la oficina,
pero si estás interesada, puedes mirar después conmigo —ofreció Shane, y no pude
contener mi emoción. Sonreí enorme. Despreciaba el hecho de que un caballo
estuviera enfermo en absoluto, pero me encontraba impaciente por ayudar de
cualquier modo y aproveché la oportunidad.
—Me encantaría —contesté.
—¿Qué es lo que te encantaría? —Escuché preguntar a Tony detrás de mí.
—Aw infierno —canturreó Larry inmediatamente después.
Me volteé, no mi cuerpo, sólo el cuello y la cabeza.
—Shane va a mostrarme los alrededores. Dijo que hay una yegua allí que
tiene la enfermedad de Lyme y me gustaría verla, si eso está bien contigo. —Incliné
la cabeza, levanté las cejas y me quedé en completo silencio
—Me importa. Me quedo con ella —me gruñó y se enfrentó a Shane con
una expresión que decía" retrocede".
Pero Shane no lo hizo y me sorprendió que cuando él habló a continuación,
se dirigió a mí y no a Tony. —Trish, te digo que… realmente tengo que irme y no
estoy seguro que haces aquí, pero si te has mudado a la ciudad y necesitas un
trabajo, ven a verme. Me vendría bien otra mano.
—¿Pensé que Shannon te ayudó? —preguntó Larry y observé con interés
como los rasgos de Shane se pusieron en blanco antes de que él hablara de nuevo.
Nueva misión: Averiguar quién es Shannon.

3 La enfermedad de Lyme es causada por bacterias que las personas contraen


después de haber sido picadas por garrapatas infectadas con un organismo
llamado Borrelia burgdorferi. Los perros, gatos y caballos también pueden 63
contraerla.
—Si puedo conseguir que llegue a tiempo, entonces sí, ella ayuda, pero ella
es sólo una tecnóloga. Necesito otro veterinario con licencia. Esta ciudad es
pequeña, pero las propiedades son grandes. No es fácil ir de un lado de la ciudad
al otro en el mismo día y me vendría bien otro cuerpo.
Lo corté—: Me encantaría ayudarte, pero no voy a estar aquí por mucho
tiempo, por lo menos no lo creo, pero todavía me encantaría ayudar mientras esté
aquí. —Me negué a mirar a Tony, que se había trasladado a mi lado.
—Bueno, envíame un correo electrónico con tu currículum. Es mi
practicante, así que no va a hacer ninguna entrevista formal, pero m e gustaría
tenerlo —dijo Shane.
—Ella no puede hacerlo. —Tony puso su granito de arena.
Lo miré.
—Puedo, aunque sólo sería durante un mes más o menos. —Esa fue mi
respuesta porque decidí, en ese mismo momento, que si Zacharias no fue atrapado
antes de que el mes haya aumentado, yo igual me iba.
—No estás haciendo esto —dijo Tony de nuevo.
—Lo estoy haciendo —le dije más fuerte.
—Trish, hablaremos de ello más tarde.
—No hay nada de qué hablar, Tony —empecé, pero groseramente fui
interrumpida cuando él agarró mi mano y me tiró fuera hacia el establo.
—Suéltame —exigí mientras yo tiraba mi brazo.
—¡Piensa en ello, Trish! La oferta sigue en pie cuando estés lista. ¡Fue un
placer conocerte! —Escuché decir a Shane. Traté de mirar hacia atrás, pero Tony
me arrastró detrás de él tan rápido que estuvimos dentro del establo en un abrir y
cerrar de ojos.

64
10
Me empujó dentro de una casilla vacía, tirándome contra la pared y sus
manos descendieron a mi trasero.
Su boca se estrelló con la mía.
Me besó hasta que jadeaba y gemía.
Envolví mis brazos alrededor de su cuello, entrelacé mis dedos en su cabello
y lo retuve. Cuando profundicé el beso, gimió contra mi boca. Ambos peleamos
por la delantera hasta que de repente, se apartó.
—Sigue peleando conmigo, mi reina. Todo lo que hace es que te desee más
—susurró contra mis labios.
Me congelé.
Quería tanto esto, pero su palabra de cariño, la que usa para llamarme todo
el tiempo, me azotó en la cara.
—Déjame ir —ordené, a la vez que empujaba su pecho—. Tienes a alguna
perra quedándose contigo en la noche mientras duermo en la otra habitación ¿y
tienes las bolas para tocarme ahora? ¿Y esta mañana?
La mirada en su cara habló en cantidad. Sabía que él comprendió que la
cagó, pero no me dejó ir.
—También quieres esto —dijo grave y bajo.
—Estás en lo correcto —susurré—. Pero yo no tomo lo que no me pertenece.
Nuestros ojos se encontraron. Su rostro aún a menos de una pulgada del
mío y su mandíbula se tensó.
—No le pertenezco a nadie —dijo, y por alguna razón, sus palabras
realmente golpeó un nervio.
—Bueno, realmente nunca lo hiciste, ¿o sí? Nunca me perteneciste. Cometí
un error y lo usaste para empujarme lejos así que podías continuar cazando tipas
justo como lo hiciste antes de mí. —Sacudí mi cabeza ante el descubrimiento—. Te
di la retirada perfecta entonces y a la vez ni siquiera sabía lo que estaba haciendo. 65
Esta vez, el músculo en la mandíbula de Tony no solo se movió, saltó y sabía
que estaba disgustado porque las siguientes palabras que dejaron su boca fueron
aplastantes.
—Te amaba y jodiste con alguien más —dijo.
¿Realmente creía eso?
Me encontraba cansada.
—¿Sabes qué, Tony? Ya te dije lo que pasó, pero estás escogiendo no
creerme, lo que está bien. Sigue pensando que te engañé si te hace sentir mejor
sobre abandonarme. Lo que sea que te ayude a dormir en la noche. Lo he dicho y
lo diré otra vez. Lo que hice fue extremadamente infantil y estoy avergonzada de
mis acciones, pero eres tan culpable como yo —siseé en su cara porque aún no
había retrocedido.
—Nunca te perdonaré. Incluso si hubiera alguna oportunidad de que
pudiera creerte, nunca te perdonaré —declaró y podría haber llorado ante la
rotundidad de su voz.
Lágrimas quemaron en mis ojos, pero, como siempre, las retuve.
—Entonces lo menos que puedes hacer es permanecer lejos de mí mientras
esté en este lugar. Me quedaré, encontraré cosas para estar ocupada, pero sólo por
un mes. Ya sea si averiguan o no la mierda de Zacarias, me iré.
—Mi reina, por mucho que te odie, que no confíe en ti, no puedo permanecer
lejos de ti.
Su cara bajó y giré la mía lejos.
—Te anhelo —dijo mientras él volteaba mi cara a la suya.
Me congelé.
—Anhelo tu boca. —Sus labios rozaron ligeramente como una pluma contra
los míos antes de morder el labio inferior.
—Anhelo tu cuerpo. —Su mano se levantó a mi pecho. Lo cubrió y mi
cuerpo rogó por más.
—Anhelo tu actitud. Cuando esos grandes ojos marrones queman con tanta
pasión me excita. Ansío sacarlo para los dos. —Apretó sus caderas contra las mías
y lo quería entre mis piernas. Su mano seguía acariciando mi pecho a través de mi
camisa y me presioé más.
—Lo deseas, mi reina. Yo lo quiero y lo estoy tomando. Pelea conmigo, sólo 66
harás que suceda más rápido.
Me dolía el cuerpo, pero no estaba demasiado lejos para saber lo que se
hallaba mal.
—No seré una de tus mujeres…
Sus labios se estrellaron contra los míos y me interrumpieron. Mi grito salió
ahogado cuando las manos de Tony bajaron a mi culo y rápidamente me
levantaron, me hubiera caído hacia atrás si el muro no hubiera estado allí. Envolví
mis piernas alrededor de sus caderas y me aferré.
Nos giró, me tiró hacia abajo y cayó encima. En lo que sea que aterricé era
suave, espinoso, pero suave… heno.
Su dureza molió en mi suavidad y encontré sus movimientos. Cuando su
mano se enredó en la parte posterior de mi cabello, levanté la cabeza para darle un
beso más profundo; más duro. Gimió en mi boca, lo que solamente alimentó mi
fuego. Mis manos encontraron el dobladillo de su camisa y la tir é hacia arriba lo
más que pude.
—Jesús —dijo entre dientes cuando arrastré mis uñas por su definidos
abdominales hacia sus vaqueros para desabrochárselos. Deslicé mis manos
alrededor de sus caderas para ir hacia el interior de sus vaqueros para apretar su
culo y presionar mis caderas en él.
Estaba duro como una roca.
—Espera —murmuró, pero eso era lo único que esperaba oír. Lo sostuve con
más fuerza, pero logró liberarse y retroceder. Mis manos salieron de sus vaqueros
y traté de retenerlo con mis muslos porque no quería que me dejara, pero se
levantó completamente y mis manos se apartaron.
Antes de que tuviera tiempo de pensar, se movió, agarró mi camisa con
cuello en V y rasgó hasta mi estómago.
Mi respiración era salvaje y pesada, mientras lo veía acariciar mi cuerpo con
sus ojos. No podía dejar de hacer un baile feliz interno porque yo llevaba sujetador
rosa trasparente de encaje. Cuando nuestros ojos se encontraron, mi aliento se
quedó atrapado por el absoluto hambre.
—Tan malditamente hermosa —susurró mientras alzó su cuerpo. Levantó
una mano y corrió su palma a través de mi vientre desnudo, sus ojos dejaron los
míos para seguir el rastro de movimiento. Cuando mi estómago se apretó por el
toque íntimo y posesivo, sus ojos se encontraron con los míos de nuevo.

67
—Te necesito —admitió, justo antes de que bajara la copa de mi sujetador.
Bajó, inclinó la cabeza y llenó su boca con mi carne sensible. Su lengua le prestó
mucha atención a la punta del dolor y enredé mis dedos en su cabello.
Se movió al otro seno, jugando y burlándose conmigo hasta que lamió el
camino a mi pecho, mi cuello, de regreso a mi boca, todo el tiempo buscando a
tientas desabrochar mis vaqueros.
Cuando desabrochó el botón, nuestro beso se profundizó.
—¡Bueno! ¡Nada como ser atrapado con los pantalones abajo, muchacho! —
Escuché el grito en un acento muy fuerte, muy profundo del sur.
Me quería morir.
¡Larry!

68
11
Tony gimió, cerró los ojos y se movió para descansar su frente en mi
hombro.
—Oh Dios mío —susurré. Tony levantó la cabeza, abrió los ojos y miró
directamente a los míos.
Lucía furioso.
—Esto es tan vergonzoso —susurré.
—Es posible que desees salir de aquí ahora, Tony. Tenemos jinetes entrando
—gritó Larry de nuevo.
—Mierda —siseó Tony.
Se paró, subió sus vaqueros y los abrochó mientras me senté y sostuve mi
camisa. Miré con curiosidad como Tony se quitó rápidamente su camiseta y me la
ofreció. Ahora mi mirada se centró en el amplio pecho de Tony, el ligero vello
entre sus pectorales, su paquete de seis y su apasionante línea que comenzaba en el
ombligo y conducía por sus vaqueros.
Era todo un hombre y mi cuerpo gritó “¡Ve por él!”.
Dejé que mis ojos viajaran de regreso arriba. Él sonreía.
—Ponte esto —dijo a través de una sonrisa y le arrebaté la camisa de su
mano. Me contoneé fuera de la mía y me puse su camisa, todo mientras él
observaba. Olía tan bien que la dejé detenerse por un momento demasiado largo.
Olía como detergente y me pregunté si lavaba su ropa, porque no pareciera que
hiciera eso. Entonces si no lo hacía, ¿quién sí? Luego me pregunté si BJ lo hacía por
él.
Dejé caer la camisa sobre mi piel. Me sentía mal del estómago.
—No empieces —exigió, evidentemente se dio cuenta de la expresión de mi
cara. Extendió su mano para mí. La agarré y hablé por todo el camino.
—No empezaré porque empezamos en el momento que me empujaste contra
la pared, pero sea lo que sea que empezamos, terminó —dije antes de agachar mi
69
mirada para enderezar mi ropa mientras pensaba en lo bien que sonó mi pequeño
discurso. Así que estaba completamente con la guardia baja cuando Tony se echó a
reír. Y no con cualquier tipo de risa, sino con una risa que te hace llorar.
—¿Qué rayos es tan gracioso?
—Tú. Estás loca si piensas que esto ha terminado. Ahora date la vuelta y
déjame quitarte el heno del cabello antes de que alguien te mire así. —
Inmediatamente mi mano voló a la maraña detrás de mi cabeza y Tony caminó
más cerca para ayudarme.
—¿Tú sólo caminarás por ahí sin camisa? —pregunté.
—No tengo mucha opción; eres tú o yo y si algunos de esos chicos bonitos te
mira desnuda estaré malditamente enojado.
Cerré mis ojos y encorvé mi postura. Su discurso posesivo realmente
empezaba a llegarme porque me agradaba escucharlo, demasiado. Quería ser suya
y él también lo sabía; especialmente después del revolcón juguetón en el heno,
pero no tenía por qué restregármelo.
—¿Por qué haces esto? —pregunté, con mi voz tranquila y tono cansado.
Cuando su mirada se clavó en la mía, continué—: ¿estás haciendo esto porque te
herí y quieres regresármelo? En realidad ya estoy herida, Tony. Por dos años he
estado herida y ya no quiero sentirme así. No ha pasado un día en que no me
arrepienta por lo que te hice… a nosotros. Pero quiero ser feliz de nuevo. Quiero
seguir adelante con mi vida. Quiero que alguien me ame, quiero casarme, quiero
una familia… no estoy hablando de ti, así que deja de entrar en pánico —añadí
cuando su rostro palideció.
—Tú tienes a alguien más. Sé que has tenido un montón después de mí,
pero Bobbie Jo obviamente es alguien importante para ti. Ni siquiera pensaré lo
que hicieron los dos la noche anterior, pero dejarte entrar a mis piernas la mañana
siguiente, no dice mucho acerca de mí. No está bien y no seré ese tipo de personat
—terminé en voz baja, pero con un poco más de determinación.
—¿Te arrepientes de lo que acabamos de hacer? —preguntó.
—No. Disfruté lo que acabamos de hacer, pero estuvo mal. Lo siento —
susurré. No pude leer la expresión en el rostro de Tony mientras me miraba, pero
tan pronto como Larry gritó que nos apresuráramos, su cuerpo salió aturdido.
Suspiró largo y duro y sus ojos estaban heridos. —Te regresaré a la casa.
Terminaremos esta tarde.
Respondí con un gesto de afirmación. Era lo mejor. Me negué a ser la otra 70
mujer.
Empecé a atravesar el establo, giré y miré a Tony cuando sentí su mano en
mi espalda baja. Decidí no prestarle atención y me centré en las personas que
asumí que eran los corredores… o jinetes. También nos miraron.
Sólo de imaginar lo extraño que lucíamos, una mujer vistiendo una camisa
holgada de hombre y un hombre sin camisa, saliendo del establo.
—¿Puedo usar tu teléfono de la casa para hacer tres llamadas de larga
distancia, ya que tan amablemente lanzaste mi celular? —pregunté tan pronto
como entramos a la casa. Levantó una ceja inquisitivamente y puse mis ojos en
blanco.
—Necesito llamar a la compañía de teléfonos para cancelar mi celular, tengo
que llamar a Lex y después a mis padres.
—Hay un teléfono en la cocina. Escribiré mi número de celular y lo dejaré en
el mostrador. Tengo cosas que cuidar afuera y no estoy seguro a la hora que
volveré, así que siéntete como en tu casa y llámame si necesitas cualquier cosa. Y
mantén las puertas cerradas con llave —ordenó.
Se fue para conseguir otra camisa y luego para ir a trabajar. Pasé las
siguientes dos horas haciendo llamadas y dando explicaciones. Primero cancelé mi
celular. Entonces llamé a mis padres. Papá estaba trabajando, así que tuve a Gayle,
que era lo mejor.
—Estoy tan feliz que él recapacitara —derramó Gayle y tuve que ponerle fin
a eso.
—Gayle, no estoy aquí porque Tony me quiera… no me quiere aquí, sólo lo
estoy porque está tratando de hacer lo correcto para tener la conciencia tranquila
cuando esa cosa de Zacharias termine. —Expliqué la situación, pero su principal
preocupación parecía ser Tony.
—Cariño —empezó en voz baja—, no puedes obligar a un hombre hacer
algo que no quiere. Tengo la sensación que te quiere allí para algo más que una
conciencia tranquila. Deberías arreglar las cosas con él.
—Me encantaría, pero no lo entiendes. El nunca confiará en mí.
—Tienes que hacerlo por él, cariño. Y no te preocupes, él lo hará —dijo.
Dios, la amaba.
Después de eso, llamé a Lex y se encontraba un poco alterada. —¿Por qué
demonios estoy escuchando algo sobre ti hasta ahora? —Fue su saludo.
—Porque Tony y yo tuvimos una pelea la pasada noche.Él tiró mi teléfono 71
en un campo de la autopista y por eso no he sido capaz de llamar.
Hubo una larga pausa y entonces. —¿Por qué iba hacer eso?
—Porque me dijo cosas hirientes y llamé a Adam.
Silencio.
—Así que, él tiró tu teléfono porque llamaste a Adam. ¿No?
—En su mayoría, sí. Tony me dijo puta. Llamé a Adam y luego salté de a
camioneta antes de que él me arrebatara el teléfono. Me atrapó, se hallaba enojado
y lanzó mi teléfono. Ahora, si quieres hablar conmigo, tienes que llamar a este
número hasta que mi niñera me pueda llevar a la ciudad a conseguir otro.
—¿Eso es todo lo que ha pasado hasta ahora? —preguntó con suspicacia.
Silencio.
—Trish dime lo que pasó.
Suspiré.
—Nada en realidad. Después del incidente del teléfono, hablamos un poco.
Pensé que las cosas estaban bien hasta que llegamos aquí y Bobbie Jo apareció. Al
parecer están saliendo. Tony me lo dijo. Ella pasó la noche mientras y o dormía en
otra habitación. Tuve una pesadilla y ambos me escucharon. Conocí a otro
veterinario, esta mañana, su nombre es Shane y tiene el maldito acento más sexy
que he escuchado; es australiano. Entonces miré a Tony besando a BJ para
despedirse. Después de eso, Shane me iba a mostrar un caballo enfermo, per Tony
se acercó y comenzó actuar como un idiota. Me arrastró al establo, en una casilla y
tonteamos. Larry nos atrapó y eso fue todo. Le dije a Tony que nunca iba a pasar
de nuevo. Dijo que nunca sería capaz de mantener sus manos alejadas de mí. Eso
es todo.
Silencio.
—Hola —dije.
—Bien, no entendí todo eso, pero sólo entrégate a él, Trish. No luches contra
ello. De todos modos esto sucederá —dijo Lex y yo me hallaba completamente
desconcertada.
—¿No me escuchaste cuando te dije que tenía a otra mujer pasando la
noche?
—Sí, ¿por qué?
—Lex, ¿realmente quieres que lo deje hacerme lo que él quiera después de
que tenía otra mujer en su cama? ¿Justo anoche? ¿En serio? —Estaba loca si 72
pensaba eso.
—¿Sabes si realmente ella se acostó con él?
Silencio.
—Trish, hazte un favor y deja de hacer suposiciones como yo lo hice con
Landyn. Sólo te harás daño y probablemente a Tony al final.
En ese punto, colgué y salté cuando el teléfono sonó un segundo después.
—Iré por ti —oí rugir en mi oído.
Sin ninguna duda tenía voz grave.
—¿Adam? ¿Cómo conseguiste este número?
—Trish, soy policía —gruñó como si eso respondiera todo.
¡Uf!
—¿Qué es lo que quieres, Adam? —dije con un suspiro.
—Empaca tu mierda. Estoy tan jodidamente enojado contigo en este
momento. No puedo creer que nadie me dijera en el maldito lío que estás… ¡Y soy
un policía! —gritó—, ¿cómo diablos tu ex cree que te mantiene a salvo?... y, ¿qué
demonios piensa que puede hacer para arreglar las cosas con Zacharias? Sé quién
es ese tipo, Trish, y no es bueno. —Su voz bajó antes de que empezara de nuevo.
—Hice un par de llamadas al departamento del alguacil en ese lugar… —
¡Lo corté porque no tenía derecho a interferir!
—Esto no tiene nada que ver contigo, Adam, ¡así que permanece fuera de
esto! —grité regresándosela. No se sabía quién era el alguacil. Podría estar del lado
de Zacharias.
—Trish, eres mi asunto y no estoy tomando ningún riesgo. Salgo en una
hora e iré por ti. En realidad estoy de vacaciones, así que me puedo quedar
contigo.
—¿Por qué todo el mundo está tratando de dirigir mi vida? ¡No me voy! Me
quedaré hasta que esto termine, como sea, ¡necesitas mantenerte en tus malditos
asuntos! —La idea de dejar a Tony me ponía inquieta.
—Trish, sé que te he acosado, pero si algo te pasa nunca me perdonaré por
dejarte ahí. Por favor.
¿En serio?
—Pensaré en ello, Adam. Sólo dale un poco de tiempo. Estoy bien aquí.
Estoy fuera de la ciudad. Hay gente alrededor todo el tiempo y Tony se niega 73
dejarme salir de la casa. Estoy bien.
—Sí, maldita sea que sea así. Ponlo en el teléfono —ordenó. Inhalé
profundamente para encontrar mi calma interior.
—No te dejaré hablar con él.
—Si ese hijo de puta te toca, Trish, no tienes idea de lo que haré con él. Es
mejor que tu culo regrese virgen.
—¿Cómo te atreves? —respiré.
—Me atrevo a decir cualquier mierda que quiera, y quiero que regreses sin
ser tocada. Esperaré tu llamada.
Click. Me colgó.
Avienté el teléfono en la base.
Temblaba de furia. Iba a darle un puñetazo a la cara de Adam la próxima
vez que lo viera.

74
12
Estaba despierta. Sabía que lo estaba, pero no podía abrir mis ojos. No
cuando la mano que tocó mi cara se sentía tan suave.
—Trish, sé que estás despierta —dijo Tony.
¡Maldita sea!
Abrí los ojos. —¿Qué hora es?
—Casi las cuatro y media —dijo y me senté en la cama. Miré a Tony que se
sentó a mi lado.
—No puedo creer que durmiera tanto. Nunca he dormido tanto en una
siesta antes.
—Ha pasado mucho desde que llegaste. ¿Por qué no te cambias y te llevo a
la ciudad para conseguir algo de comer? —En ese momento gruñó mi estómago.
Me hallaba muerta de hambre.
La mano de Tony tocó mi estómago y todos mis músculos se apretaron.
Sus cejas se fruncieron. —¿Has comido?
Negué con la cabeza.
—¿Por qué no has comido? —preguntó sonando muy decepcionado.
—No lo sé. Lo olvidé. Supongo que no tenía hambre antes de dormirme.
—Vamos —Envolvió una mano alrededor de mi cintura y me levantó de la
cama como si no pesara nada.
—No te vistas mucho sólo iremos a una cafetería. Tengo que tomar una
ducha antes de irnos… ¿puedes estar lista en diez minutos?
Asentí mientras lo observaba. Lo observé desde el momento en que mis ojos
se abrieron. Estaba sucio de nuevo, pero no en un “estoy todo sangriento porque
he estado en una pelea” pero si en un “soy todo un hombre, trabajo afuera y sé
exactamente cómo usar mis manos”. Quería lamerlo… limpio o sucio, no me
importaba.
75
—Trish, si no quieres que nada pase entre nosotros, tendrás que dejar de
verme como si quisieras tomar cada bocado de mí —dijo Tony y yo al instante me
desconcerté. Antes, en el heno, dijo que no sería capaz de mantener sus manos
fuera de mí, ¿pero ahora se encontraba de acuerdo con no tocarme?
—Lo siento —susurré.
—Quiero decir. No estás lista para cualquier cosa entre nosotros ahora, pero
sucederá.
Y con eso, se dirigió a la puerta.
Traté de que no me molestara y me concentré en cambiarme.
En mi camino a la cocina, escuché el timbre de teléfono y corrí. Pensé que
podía ser Lex o papá, pero cuando dije “Hola” escuché a una mujer en la línea.
—Hola. ¿Puedo hablar con Tony por favor? —preguntó BJ vacilante, pero al
menos tuvo la decencia de decir por favor. Estaba a punto de decirle que Tony no
se encontraba disponible, cuando él entró. No dije ni una palabra mientras sostenía
el teléfono para él.
Su cara se llenó con confusión.
—Hola —dijo—. Nunca llamas a casa, ¿qué paso? —preguntó Tony.
Entonces de la nada se puso rígido—. ¿Hizo qué? —gruñó y hasta yo me puse
rígida—. Estaré ahí —dijo y luego colgó. Sus ojos se cerraron y cuando volvieron
abrirse, se miraba desgarrado—. Me tengo que ir. Dijo que su ex apareció y
destruyó su casa. Tendré a Larry quedándose contigo hasta que vuelva. No te
quiero sola. Lo siento —finalizó. Sin embargo no parecía que lo sintiera. Se miraba
furioso y no podía hacer otra cosa más que asentir y verlo alejarse para proteger a
su novia, o lo que fuera para él.
Por mucho que odiaba a BJ por su relación con Tony, nunca quisiera que le
pasara algo malo.
Cuando Larry llegó, nos hice la cena. No sólo porque yo estuviera muerta
de hambre si no porque quería mantener mi mente ocupada. Me encontraba
preocupada por Tony. Me preguntaba qué estaba haciendo. Me preguntaba si
consolaba a BJ en este mismo momento. Me preguntaba si tenía pensado traerla
aquí. Me imaginé que lo haría. Con la forma en que salió pitando de aquí, me
encontraba bastante segura que se preocupaba bastante por ella.
Cuando las cinco se convirtieron en las seis y las seis en las diez, me excusé
para irme a mi habitación, mientras Larry se quedó en el sofá viendo una película 76
de John Wayne.
No muy pronto, me quedé dormida.

77
13
Mi espalda se presionaba contra algo duro. Me moví para sentarme, pero el
brazo alrededor de mi cintura se apretó más a mi alrededor para impedírmelo.
—Vuelve a dormir —se quejó Tony en mi oído. Miré el reloj. Cuatro y veinte
de la mañana.
—¿Dónde está Bobbie Jo? —fue mi respuesta. Su brazo se apretó aún más.
—Se quedó con sus padres —respondió, sonando agotado. No quería
preguntar y no debería haberlo hecho, pero no pude detenerme.
—¿Le pediste que se quedara aquí contigo? —Su brazo, si era posible, me
apretó más—. Me estás haciendo daño —susurré. Aflojó el brazo al instante, pero
ese pequeño movimiento, en sí mismo, fue la respuesta.
—¿Por favor, puedes salir de mi habitación?
—No. Solo vuelve a dormir. —No sonaba soñoliento. Empujé su brazo con
fuerza suficiente para moverlo y me senté.
—Le pides a tu novia que venga aquí y se quede contigo, se niega, ¿y tienes
el descaro de venir a mi cama? ¿Para tocarme? ¡No soy tu puta! —grité. Se sacudió
en ese momento, su cabello era un lío sexy, sus ojos se estrecharon peligrosamente.
Se puso justo en mi cara.
—Nunca te traté como una puta, hasta que te convertiste en una —gruñó.
Le di una bofetada. La acción fue incontrolable y el sonido retumbó en
medio de la habitación. Sacudí mi mano y logré zafarme de Tony para saltar de la
cama.
No llegué muy lejos. Su brazo se envolvió alrededor de mi cintura y me tiró
a la cama.
—¡Déjame ir! —grité mientras luchaba, pero él era demasiado grande.
Se alzó sobre mí y me inmovilizó en la cama. No pensé que tomaría
represalias, pero cuando capturó mis muñecas apretándolas sobre mi cabeza,
empecé a entrar en pánico. 78
—¿Quieres jugar rudo? Te lo daré duro —gruñó.
Manteniendo el firme control sobre mis muñecas, Tony se inclinó, se agachó
a un lado de la cama y acercó una correa desde el suelo. Estaba aterrorizada, al
borde de la hiperventilación. Era demasiado familiar. Tenía pesadillas de esto.
—Lo siento por darte una bofetada. Por favor, no hagas esto. —rogué a
través de las lágrimas que obstruían mi garganta, pero Tony me ignoró.
—Por favor para —susurré, mi voz era temblorosa. Pero no se detuvo.
—No te haré daño —dijo, pero no lo escuché por el ruido en mis oídos. Me
besó y torció mi boca en la suya. Cuando sentí su mano trabajando contra mi
muñeca y el cinturon tocó mi piel, luché.
—¡Detente! —grité, mis lágrimas cayendo pesadas y calientes. Temblaba y
no tenía idea de si él podía sentirlo. Cuando Tony levantó la cabeza para mirarme,
giré mi cara.
—Por favor no me hagas daño. No me toques. Te lo ruego.
—¿Qué carajo te pasa? —gritó Tony e hice una mueca. No es hasta que se
movió lejos que lo miré. Su cuerpo vibró con rabia—. Eres una maldita puta, ¿lo
sabías? En un minuto actúas como si lo quisieras y al próximo ni siquiera me dejas
tocarte. ¡No tengo la menor idea de por qué perdí mi maldito tiempo contigo! —
gritó y fue demasiado duro de soportar.
Mis lágrimas eran incontenibles.
—Me asustaste —lloré, pero no le importaba.
—Sólo quédate jodidamente lejos hasta que pueda deshacerme de ti —
terminó y la puerta se cerró detrás de él cuando se fue.
Los sollozos desgarradores y los temblores dejaron a mi cuerpo con tanto
dolor que realmente me acosté en la cama considerando alternativas para aliviar el
dolor. No era suicida, pero me dolía.
No tenía a nadie.
No me volví a dormir. ¿Cómo podría? Mi mundo se hizo pedazos. Todo mi
cuerpo dolía, incluso mis ojos. Fue mi culpa, realmente. Lex tenía razón cuando
dijo que debía contarle mi pasado. Si hubiera tomado su consejo, esto nunca
hubiera ocurrido.
No tenía ni idea de cuánto tiempo pasó antes de que me calmara lo
suficiente para pensar con claridad. Me di cuenta que lo que pasó con Tony no era
mi culpa. Sí, tuve que haberle contado mi pasado, pero no tenía ningún derecho a
79
tratarme como mierda. No tenía idea como podría decirle que me hallaba
aterrorizada
Consideré empacar todas mis cosas y llamar a Lex, pero no podía ponerla en
peligro. Pensé en llamar a Adam, pero tuve la corazonada de que sólo empeoraría
las cosas. No es que asumiera que Tony me importara más, pero si Adam
descubría las cosas horribles que Tony dijo, tal vez lo mataría.
Así que, decidí hacer exactamente lo que Tony pidió. Iba a mantenerme lejos
de él. Realmente no tenía mucha opción y cualquier minúsculo fragmento de pelea
que quedaba en mi cuerpo acababa de ser arrancado.
A las seis y media de la mañana, me las arreglé para salir de la cama. Fui a
través de mi rutina mañanera, excepto que esta vez me salté el café, de puntitas fui
al baño, me puse un chándal, recogí mi cabello en una cola de caballo desordenada
y me fui a correr. Casi deseaba que Zacharias me encontrara. Ahorraría a Tony la
molestia de lidiar conmigo. No quería tratar conmigo misma nunca más.

80
14
Había un montón de tierra aquí, lo descubrí hace unos veinte minutos
mientras trotaba. Tanta tierra que sería muy fácil perderse. Seguí la línea cerca de
la propiedad, pero sabía que no podría hacer todo el camino por los alrededores.
También había una ligera niebla que se cernía sobre la hierba de esta mañana, así
que ni siquiera podía ver la mitad del campo de fútbol frente a mí, mucho menos
ver cuánto más tenía que seguir.
Me di la vuelta.
Cuando me encontraba cerca de la casa, cambié de curso y me dirigí al
establo. No quería ver a Tony, así que no iba a correr ningún riesgo.
Me sorprendí cuando no vi a nadie fuera del establo. Generalmente trotaba
unos treinta minutos y la gente ya estaba aquí.
El olor que golpeó mi nariz cuando entré al establo fue refrescante. Tal
vez… extraño, pero me encantaba el olor a caballo y heno. Había algo pacífico en
los caballos; algo relajante. Había uno en cada caballeriza por donde pasé, les
sonreí y les dije—: Buenos días —a ellos en un suave y bajo tono, para no
asustarlos. Los caballos de carreras en particular, no eran conocidos por ser
amigables, pero cuando ellos amaban, lo hacían con fuerza. Y yo los amaba. Me
encantaban los animales. No me convertí en veterinaria por nada.
Sin embargo es curioso que antes estuviera muerta de miedo por los
caballos de equitación. Me subí a uno cuando era una niña, que se suponía que
estaría entrenado, pero tan pronto como mi trasero golpeó la silla de montar, el
caballo se volvió loco y casi me tiró. Probablemente sólo ten ía miedo, pero eso se
grabó en mí… el no montar. Los amaba, los abrazaba, los acariciaba, los curaba,
¿pero montarlos?
Creo que no.
Colmaba de porras a los jinetes por ser lo suficientemente valientes para
sentarse en la parte posterior de la silla cada día.
Caminé hasta que finalmente llegué al extremo del establo. Cuando miré a
la última caballeriza a mi derecha, la vi marcada con rojo en la puerta y sabía que 81
el caballo dentro tenía la enfermedad de Lyme. No podía verlo desde donde me
encontraba, así que me moví para mirar mejor.
—¡Hola! Veo que has encontrado a nuestra niña enferma. —Escuché a Shane
decir por detrás y casi salté del susto.
—¡Oh Dios mío, me asustaste! —Inhalé frente a él y apoyé la mano en mi
pecho, en un esfuerzo por frenar mi ritmo cardiaco, pero fue inútil. Mirar a Shane
lo hizo peor.
Vestía vaqueros oscuros con cinturón de cuero negro, un polo negro y botas
de cuero, si no me equivocaba, lucían como botas de motocicleta. Su cabello era
rubio ceniza, algo largo y peinado hacia atrás, un poco hacia los lados, parecía
como si fuera natural, no que lo hiciera de manera intencional.
—Sí, la encontré. ¿Cuánto tiempo has dicho que ella ha estado aquí? —le
pregunté con voz entrecortada.
Sonrió con complicidad.
—Un poco más de un mes. Su nombre es Starla. Su dueño la trajo aquí
porque le era difícil estarla aseando y eso fue evidente después de que le hice un
examen estándar. Ningún caballo consigue pasar a través de esas puertas —señaló
la entrada—, sin un certificado de salud, y ella estaba cubierta de garrapatas. En
cualquier caso, hace unas semanas uno de los mozos, Jordan, reportó que Starla
tenía dificultades para caminar. Si no supiera su historia, habría pensado que era
simplemente artritis, o que su cuerpo se adaptaba a las nuevas condiciones de
vida, pero yo sabía. Ella dio positivo en Lyme. Pobre chica —dijo, y cuando
terminó, los dos estábamos en la caballeriza de Starla mirando a través de la rejilla.
Era un hermoso caballo con un cuerpo sólido color marrón oscuro, melena y
cola negra. Sin embargo, no nos miraba. No parecía enérgica, ni siquiera con
curiosidad. Se veía triste, miserable, y probablemente con dolor. Podía sentir su
dolor. Casi. Quería acariciarla, pero no me conocía aún.
—¿Haz empezado con antibióticos? —pregunté a Shane, y sentí el momento
en que sus ojos golpearon mi cara.
—Claro. No tengo idea que tan largo será el tratamiento, pero su dueño no
es un hombre malo. Sólo estaba demasiado ocupado para cuidarla correctamente.
Quiere que la trate todo el tiempo que sea necesario.
—Me gustaría inspeccionarla mientras esté aquí. Si no te importa, me
gustaría darle los antibióticos. Sé que te preguntarás si estoy interesada en
82
ayudarla en su práctica, y… bueno… Tony y yo no estamos en un buen momento,
así que prefiero no preguntarle a él.
—Sé quién eres, Trish —dijo y lo enfrenté—. Larry me dijo de tu anterior
relación con Tony y para ser honesto contigo, estoy un poco sorprendido que te
sientas obligada a pedirle permiso para todo.
Me puse rígida ante su brutal honestidad.
—Yo no le pido permiso a nadie, para nada. Puedes saber acerca de mi
antigua historia con Tony, pero es obvio que no tienes idea de por qué estoy aquí
ahora. Si lo hicieras, no hubieras dicho algo tan absurdo. Créeme cuando te digo
que no estoy aquí porque me quiera aquí... Incluso yo no quiero estar aquí.
—Me disculpo y tienes razón. No tengo idea de por qué estás aquí… admito
que lo asumí al principio, pero cuando vi a Bobbie Jo yéndose la otra mañana y tú
todavía no estabas aquí, supe que mi suposición era errónea. De todas maneras, no
es asunto mío y no debí haber dicho nada. —Lucía tan genuino que me sentí mal
por reprocharle.
—Todo está bien —dije.
—Mira, todavía no he desayunado. ¿Qué tal si, por haber sido un grano en
el culo, te llevo a comer algo en la ciudad? Podemos conversar de Starla y sus
opciones de tratamiento. Yo invito.
Sabía que si la situación fuera diferente, a Tony no le hubiera gustado que
me fuera con Shane, pero ahora, me hallaba bastante segura que no podría
importarle menos. Además, Shane estaba en lo cierto. No tenía la necesidad de
pedirle permiso para hacer una mierda.
—Bueno. ¿Puedes darme cinco minutos para tomar una ducha? Corría antes
de venir a este lugar.
Sus cejas se levantaron en una pregunta. —Una mujer puede tomar una
ducha de cinco minutos... —se rió entre dientes—, sólo esperaré para verlo.
Lo miré. —Oh, tranquilo, estaré de vuelta en seguida. —Y lo haría. Sólo
tendría que ir sin maquillaje.
Me tomó seis minutos y mientras salía de la casa, Shane aullaba de risa.
Tuve que sonreír porque era muy gracioso.
—En mi defensa, me tomó al menos dos minutos caminar del establo a la
casa —dije, lo cual sólo lo hizo reír más fuerte.
83
Fue agradable finalmente sonreír.
No había sonreído desde que llegué a este lugar.
Mientras seguía a Shane, quien todavía reía, a la motocicleta, una Harley
Davidson F-250, me di cuenta que la camioneta de Tony no estaba. Me pregunté
cuándo se fue, pero decidí que no pensaría en Tony, de todos modos sería
imposible, pero iba hacer mi mejor esfuerzo.
El restaurante al que Shane me llevó lucía viejo y rústico. Me encantaba.
Había algo encantador acerca en cómo nos saludaron con dulzura cuando
entramos. El lugar se encontraba lleno, así que estaba feliz cuando fuimos capaces
de sentarnos en una cabina cerca de la ventana.
Me hallaba profundamente concentrada en el menú cuando escuché. —
Hola, Shane —dijo una voz femenina, suave pero ronca y sexy. Miré. Era una
hermosa camarera que se encontraba en el extremo de la mesa y miraba directo a
Shane.
Tenía el cabello castaño claro, en una cola de caballo y cuando su mirada se
encontró con la mía, fue el verde más vibrante que hubiera visto. Sus ojos eran tan
brillantes que casi opacaron sus ojeras… casi, pero no del todo.
Las bolsas la hacían parecer mayor, pero no podía ser mucho más mayor
que yo. Estaba pálida, su piel sin defectos, pero no delgada. No podía dejar de
mirarla. Sonrió, sus labios se inclinaron con genuina calidez y tendió la mano. —
Hola, soy Shannon —dijo ella.

84
15
Oh Dios mío, ¿era la Shannon que Larry mencionó ayer?
Independientemente de lo extraño, incluso aunque sólo para mí, que esta
situación se convirtió, le sonreí y le devolví el saludo.
—Soy Trish —dije. Su sonrisa se hizo más grande.
—Me lo imaginé. Shane me contó de la nueva chica de Tony que estaba
fuera de su liga.
Me congelé.
—¿Por qué diablos sigues todavía aquí? —atacó Shane, en un tono enojado
que causó que Shannon y yo lo miráramos.
—Uhhhh… Nigel me preguntó si quería trabajar horas extras —respondió
Shannon tan bajo que apenas pude escucharla. Su sonrisa había desaparecido por
completo, tenía los hombros caídos y si no me equivocaba, parecía a punto de
llorar.
—Déjame adivinar —se burló Shane—, tenías que trabajar, ¿verdad? Llegas
tarde a la oficina todos los días, cada vez que entro a tu sección tienes una llamada
personal o estás medio dormida. Te lo dije el otro día, Shannon y te lo digo por
última vez, si llegas tarde una vez más, te dejaré ir —terminó con dureza.
Los ojos de Shannon ni siquiera encontraron los de Shane. Parecía ida en
algo fuera de la ventana, cuando miré, no había nada.
¿Cómo podía avergonzarla así?
Pude haber entendido que tuviera esta conversación en privado, pero no en
público. Algo pasaba con esta chica. Estaba demasiado asustada… parecía perdida.
Ella tragó saliva, ya sea conteniendo las lágrimas o su orgullo, pero al ínstate
supe que me agradaba.
—Lo siento —murmuró—. Prometo que no llegaré tarde de nuevo.
Y entonces, como si nada hubiera pasado, se enderezó y continuó con su
tarea original. —¿Qué les puedo traer para beber?
Nadie respondió durante un largo momento. No fue hasta que empecé a 85
pedir agua que Shane decidió hablar.
—¿Hoy vendrás a la oficina? Te necesito allí, no aquí. —Ante sus palabras
contundentes, los ojos de Shannon golpearon los míos rápidamente y luego los
alejó. Fue un movimiento tan leve que sólo otra mujer lo entendería. A ella le
gustaba lo que él dijo. Creo que Shane la necesitaba para algo más que trabajar.
—Estaré ahí —respondió con una inclinación de cabeza, pero nunca
haciendo contacto visual.
Shane no dijo nada. Sus ojos se clavaron en Shannon y el silencio aumentó.
Hablé—: Ya sé lo que quiero. ¿Puedo seguir adelante y ordenar?
—Oh sí, lo siento —dijo Shannon mientras buscaba su pluma.
Tomó nuestra orden y no me sorprendí de ver a Shane siguiéndola con la
mirada mientras ella se alejaba y desaparecía en la cocina.
—¿Por qué eres tan grosero con ella, cuando es obvio que te preocupa? —
pregunté.
Su cuerpo se tensó. —No me preocupo por ella —dijo entre dientes. No me
molesté en corregirlo. Sólo le di mi mirada de “sí, claro”.
—No lo hago —dijo entre dientes—. Si quieres saberlo, estoy bastante
cansado de ella. Es demasiado tranquila, nada para la vista y honestamente, la
despediría si hubiera alguien en este pequeño pueblo para remplazarla… ¿por qué
diablos fue eso? —preguntó en un grito cuando le di una patada en la rodilla por
debajo de la mesa. Fallé. Apunté a su fábrica de bebés.
Shannon había estado caminando con nuestras bebidas cuando él empezó
hablar. Se detuvo en seco y me di cuenta por las lágrimas corriendo que ella
escuchó todo lo que Shane dijo.
Él torció el cuello y gimió. Supo que también escuchó. Miré a Shannon
recomponerse en un instante mientras seguía a nuestra mesa, puso las bebidas y
miro directamente a los ojos de Shane.
—Considera esto como mi aviso de dos semanas —dijo en voz baja, pero
con firmeza, el cuerpo de Shane se puso rígido mientras la miraba con sorpresa—.
Y no te preocupes… te ayudaré a encontrar a alguien para remplazarme y
definitivamente mejor para mirar —terminó. Desatando su delantal.
—Iré a la clínica, así puedo hacer cosas para mi remplazo. Iré por Jenny
para que se haga cargo aquí.
—Shannon, yo… —empezó él, seguramente para pedir disculpas, pero ella
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levantó su mano y la boca de él se cerró.
—Está bien, Shane. Lo entiendo. Prefiero perder mi casa y vivir en la calle
antes de trabajar para alguien tan… pretensioso de todos modos.
Dios mío, incluso no podía llegar a una peor palabra que “pretensioso”.
Ella me miró y cuando lo hizo, su rostro se suavizo. Sabía que era una chica
dulce por su presentación, pero sabía en ese momento, que realmente, realmente,
me agradaba. Había algo en ella que me recordó un poco a Lex.
—Fue un placer conocerte, Trish —susurró Shannon, con un tono tan bajo y
triste que incluso me dieron ganas de llorar.
Se dio la vuelta y sacó su culo de aquí. Hubiera hecho lo mismo, pero con un
monton de maldiciones.
Shane se levantó y murmuró—: Ya vuelvo. —Mientras se iba después de
ella.
Me senté y contemplé la situación entre Shane y Shannon hasta que una
nueva camarera trajo nuestra comida.
Algo pasaba con ella, eso era seguro y era evidente que Shane no tenía ni
idea.
Comí lentamente mientras que diferentes ideas pasaban por mi mente. Iba a
averiguar que escondía Shannon.
¿Qué quiso decir cuando dijo que prefería perder su casa y vivir en la calle?
Suspiré.
Shane aún no había regresado y estaba absorta en mis pensamientos que no
escuché los pasos a mi lado hasta que fue demasiado tarde.

87
16
—¿Cómo demonios llegaste aquí? —Escuché a Tony decir y mi tenedor se
congeló en el aire. Miré hacia arriba y directamente a los ojos encendidos de Tony.
Entonces mi mirada se movió a la izquierda, donde, BJ se hallaba junto a él.
Sólo malditamente perfecto.
Miré hacia abajo para ver que estaban tomados de la mano. Aquello podría
a ver sido porque él la arrastró a mi mesa, pero no lo sabía y tuve que poner mi
tenedor en el plato.
No podía comer más. De nuevo encontré la mirada de Tony y dije —:
Discúlpame, olvidé tu pregunta y realmente sonó como si estuvieras tratando de
comenzar una pelea.
Poco sabía él, que yo no tenía ninguna pelea.
—Te dije que no salieras de la maldita casa, Trish. ¿Cómo has llegado hasta
aquí? —exigió saber mientras rápidamente miró alrededor del restaurante para
encontrar al culpable. Miré a BJ quien todavía me miraba y me sorprendió un poco
ver que no parecía petulante. Me imaginé que ella era feliz de escuchar a Tony
hablándome como si fuera una niña.
—Tony, cálmate. No deberías hablarle de esa manera —dijo Bobbie Jo en mi
defensa, su acento dulce era como un pastel.
Ante la sugerencia de BJ, Tony dej ó caer su mano y miró fijamente la suya
como si no se hubiera dado cuenta que sostenía la de ella. La miró. —No te metas
en esto —ordenó antes de que sus ojos regresaran a mí.
La miré fijamente. No estaba segura de cómo me lo perdí, pero no me di
cuenta de lo bonita que era, y ahora de cerca, la odiaba. Tenía un largo cabello
rubio, brillante y recto sobre su hombro. Tenía un tono de piel marfil y pequeños
rasgos faciales con grandes ojos azules. Era de mi estatura, delgada, pero tenía una
pequeña figura agradable marcada por el vestido que llevaba. Y allí me hallaba yo
sentada en mis shorts blancos, delgada camisa de cuadros azules y blancos de
botones, sandalias de gladiador plateados, el cabello en una cola de caballo y sin
maquillaje.
¿Simplemente podría atravesar un día de mierda en este pueblo? 88
¿Un día sin algún suceso dramático o traumático? Estaba cansada de
sentirme como una mierda y realmente no me encontraba segura de cuánto más
podía tomar.
—Quiero saber cómo has llegado hasta aquí —repitió.
—Shane me trajo —respondí.
—¿En dónde está?
—Tenía que ocuparse de algo. Debe estar de vuelta en cualquier momento
—añadí, tratando de aliviar la situación.
—Vámonos —gruñó, agarrando mi mano y tratando de jalarme desde la
cabina, pero me alejé.
—Basta —susurré—, estás siendo un idiota y causando una escena.
Se giró hacia BJ. —¿Ve a conseguir una mesa? Necesito hablar con ella. —
Ella me miró con preocupación, pero asintió.
Tan pronto como se alejó, Tony se inclinó, puso su boca justo en mi oído y
susurró—: Mi reina, por favor sal de la maldita cabina antes de que te lleve…
pateando y gritando si lo tengo que hacer.
Mi promesa de mantenerme alejada de Tony no iba muy bien.
—No pensé que fueras tan estúpida para salir de la casa y mucho menos
sentarte allí mismo por tu cuenta —espetó tan pronto salimos. Me llevó a través
del estacionamiento y cuando llegamos a la camioneta, nos maniobró hasta que mi
espalda estaba contra él y entonces se paró frente a mí.
Apreté los ojos. Trataba de provocarme, pero me negué a dejarlo. Tomé
unas cuentas respiraciones calmantes antes de abrir los ojos.
—Siento lo de anoche, Tony. Si de eso se trata, si es por eso que estás tan
enojado, siento que te diera una bofetada, pero cuando dijiste que era cruel y que
estabas tan duro. Miré el cinturón y me asusté —susurré.
Se puso rígido y me miró por un largo rato, un rato agonizante.
—¿Estás bromeando? —siseó la pregunta.
—No.
—No importa que me hagas Trish, nunca te pondría un dedo encima; o a
cualquier mujer. —Levantó su barbilla—. Sólo quería atar tus manos, preciosa.
Quería tocarte sin que fueras capaz de tomarme. Nunca tuviste problema con eso
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antes.
—Pero no me odiabas antes —susurré.
—No te odio —insistió y deseé que fuera cierto.
—¿Por qué haces esto? ¿Por qué me dices esas cosas y me tocas de esa
manera cuando ya estás tomado? Me dices que esta es la última noche, pero al
siguiente minuto no te puedes resistir a mí y al siguiente instante, no puedes
soportar verme.
—¿Quieres la verdad?
Asentí. —Por favor.
—Porque te deseo. Jodidamente te necesito, pero sigo viéndote con otro
hombre en mi cabeza, mi reina, y eso me mata. Él te tocó. Miré las fotos. Incluso si
dices la verdad y no me engañaste, todavía tocó lo que era mío —espetó y cerró los
ojos.
—Lo siento mucho. Nunca entenderás cuanto lo siento —susurré—. Pero no
puedo soportar más. No te lastimé a propósito, pero tú sí. Por favor simplemente
permanece alejado.
Ahuecó mi mandíbula, bajó su cara y rozó sus labios contra los míos antes
de hablar muy bajo. —Ese es el problema. No puedo estar lejos de ti. Tal vez he
permanecido lejos demasiado tiempo. —Sus labios se presionaron con fuerza
contra los míos y su lengua acarició la unión de los míos, tentándome a abrirlos y
profundizar el beso.
Quería llorar. Odiaba lo débil que me hacía sentir, pero no pude resistirlo.
No sé cuánto tiempo nos perdimos el uno al otro, pero cuando el ruido de
los neumáticos chilló llamando nuestra atención, nos separamos. Miré a mi
alrededor buscando al culpable, justo a tiempo para ver un coche blanco en el
estacionamiento con un poco de velocidad.
—¿La has visto? —Escuché a Shane gritar violentamente. Era fácil distinguir
ese acento. Giré el cuello en dirección contraria y lo miré caminando a nosotros con
determinación en cada zancada y con furia en su rostro. Señaló la misma dirección
donde el coche acababa de girar.
—¿Quién era ese? —preguntó Tony con suspicacia y tuve que poner los ojos
en blanco porque no lo sabía. Los hombres eran idiotas.
—Fue Shannon —contesté con mi tono de “duh” justo antes de que Shane
fuera a nosotros.
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—¡Ni siquiera me escuchó! Me cerró la puerta en la cara y ¡Ni siquiera me
dejó disculparme!
Me tapé la boca porque no quería que Shane viera mi sonrisa que trataba de
ocultar. Tony me miró y frunció el ceño antes de q ue volteara hacia Shane de
nuevo. Shane miró entre los dos.
—¿Qué está pasando aquí? —preguntó con los ojos entrecerrados a Tony y
este se puso rígido.
—No es tu asunto.
—No. Tal vez no es asunto mío, pero ella parece pensar que es suyo —
terminó y señaló un lado de la cafetería. Cuando miré a esa dirección, vi a BJ.
Parecía devastada. No tenía idea de lo mucho que vio, pero creo que lo hizo todo;
sin duda la parte en donde Tony me besó.
Me sentía avergonzada.
Me giré hacia Shane.
—¿Puedes llevarme de regreso a casa de Tony?
—Yo te llevaré… —comenzó Tony, negué con mi cabeza tan rápido que
cerró su boca—. ¿Puedes parar? Ella vio que me besaste. ¿Le echaste un vistazo?
Parecía que acababa de perder su frazada favorita. Hazme todo el daño que
quieras, pero no la hieras a ella… sólo ve —dije entre dientes.
Tony negó con la cabeza, cerró los ojos y exhaló con fuerza antes de girar
hacia Shane.
—Llévala directo a casa —ordenó antes de enfrentarme de nuevo—.
Terminaremos esto más adelante. No dejes la casa otra vez.
—¡No vamos a terminar la mierda más tarde! —Enfurecí.
Echaba humo todo el camino de regreso a la camioneta de Shane.

91
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Caminé a “casa” como Tony lo puso, era feliz cuando Shane evitó cualquier
pregunta personal y mantuvo el tema sobre el tratamiento de Starla. No hubiera
sido capaz de explicar algo personal de todos modos. Mis emociones estaban por
todo el lugar y tuve dificultades para concentrarme.
—¿Por qué se supone que no debes dejar la casa? —preguntó y lo supe,
jodidamente sabía que era cuestión de tiempo antes de que preguntara.
Gemí, me encogí de hombros y dije—: No es nada.
—Obviamente es algo.
Oh hombre.
Me encontraba bastante segura que Shane no correría a Zacharias y me
delataría. Además, Tony no era la clase de hombre que se le deslizaran cosas. Si él
no hubiera confiado en Shane para que supiera lo que pasaba con Zacharias, nunca
me hubiera ordenado no salir de la casa como lo hizo fuera del restaurante. Así
que, le di la versión suave de la historia.
—Antes de venir con Tony, tenía rondas en la clínica donde trabajé. Alguien
llamó sobre un caballo siendo abusado en la pista y fui. Fue durante los ensayos,
un día antes de la carrera…
—Me estás tomando el pelo —interrumpió Shane—. ¿Así fue como
conseguiste sacar a Zacharias?
Su cuerpo se puso rígido.
¿Cómo lo sabía?
—¿Ya conoces la historia? ¿Qué es ese tipo… un mafioso o algo así?
—No es un mafioso, en sí, sino que es rico. Se metió en problemas hace un
tiempo, fue a la cárcel, sobornó su salida y ahora tiene a gente haciendo su trabajo
sucio. Está en las drogas, es malo y cualquiera que lo conoce, sabe que es mejor
mantenerse alejado.
—Tengo que decirte, sé que tanto como tú y Tony no mentirían, pero todo
esto suena ridículo. Un rico, atractivo, poseedor de caballos, apostador de carreras, 92
abusador de caballos, asesino, quizás traficante de drogas, pero no un mafioso tras
de mí… es un poco exagerado, ¿no te parece?
Me miró. —Entiendo lo que dices, pero entiéndeme cuando te digo esto, su
familia vienen de España y tienen mucho dinero. La gente le tiene miedo por sus
antecedentes y la accesibilidad al dinero o personas. Tiene un montón de ambos a
su disposición. Su familia siempre ha estado en las carreras de caballos. Él los
abusa porque no se preocupa por ellos. Juega porque le gusta correr riesgos. Se
ocupa de las drogas porque es un rico niño malcriado que fue eclipsado por sus
hermanos más populares, y las drogas eran una manera fácil de hacerse un nombre
por sí mismo; y no uno bueno. Fue a la cárcel porque lo sorprendieron cometiendo
un asesinato y quedó libre. Por lo tanto, llámalo como quieras, mafioso, convicto,
gángster, de cualquier manera, sigue siendo peligroso y lo enojaste bastante que
quiere ocuparse de ti.
Bueno, ¿eso no es simplemente perfecto?
Me quedé en la casa el resto del día y no hice nada. Estaba feliz de que Tony
no hubiera regresado para “hablar”, no quería hacerlo. Me decidí hacer la cena.
Imaginé que se quedaría fuera el resto de la noche. No hace falta decir que me
sorprendí cuando entró a la cocina.
—Hola —murmuró y me miró. Llevaba la misma ropa de antes, camiseta
blanca, franela azul abierta con las mangas enrolladas, vaqueros, botas de trabajo
marrón oscuro y el cabello desordenado. Era obvio que estuvo trabajando afuera y
no entendía por qué, incluso sucio, lo encontré malditamente caliente.
Me miró de arriba abajo y sus ojos acariciaron mi cuerpo. Mi columna se
puso rígida. No sólo no tuvo que verme así, si no que yo también lucía como
mierda.
Llevaba unos vaqueros, una camisa blanca y descalza.
—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunté.
Levantó una ceja interrogante.
—¿Vivo aquí? —respondió y si no me equivocaba, sonaba juguetón. Se
sentó en la mesa y supe que esa noche no terminaría bien para mí.
—Sé que vives aquí, pero pensé que te quedarías con BJ. —Hice una pausa
cuando sus ojos se estrecharon—. Ummm…. Lo siento, Bobbie Jo —me corregí
cuando me di cuenta de lo idiota que era. Ni siquiera podía ir un total de sesenta
segundos con marcárselo. Faltarle el respeto a su novia era probablemente lo peor
93
que podía hacer.
—Bobbie Jo no es mi novia, nunca lo fue y nunca lo será. Puede querer eso,
pero yo no —dijo profundamente, con voz baja y cansada.
—Está bien —respondí, porque realmente no quería entrar en la
conversación.
—No tienes idea de lo que pasa entre Bobbie Jo y yo, pero no tengo sexo con
ella… al menos no desde que regresaste a mi vida.
Aquello fue una bofetada en la cara y una gran llamada de atención. No
quería escuchar más. Me di la vuelta, apagué el horno, saqué el plato y lo coloqué
en la estufa.
—Hice patatas de pollo al horno y puré, probablemente no es muy bueno.
Solía cocinar todo el tiempo cuando Lex y yo éramos compañeras de habitación,
pero desde que se mudó con Landyn y yo me mudé a su apartamento del garaje, se
hizo cargo de la cocina. Rara vez tengo la oportunidad para más.
—Huele delicioso. Ha pasado mucho tiempo desde que he tenido una
comida cacera. Normalmente como en el restaurante.
Me limpié las manos en la toalla de la cocina, me giré y le di una sonrisa
temblorosa.
—Sírvete tú mismo. Espero que lo disfrutes. Realmente no tengo más
hambre —terminé y empecé a irme a mi dormitorio.
—Trish, maldita sea —gruñó, pero seguí mi camino.
Sólo acababa de atravesar la sala cuando me detuve en seco y giré en los
brazos de Tony.
—No te dije eso para molestarte.
—Correcto. Probablemente al igual que te de asco imaginarme con otro
hombre, es mil veces peor escuchar la realidad y verlo con tus propios ojos.
—Todavía me amas —dijo de la nada.
Me congelé.
—¿Perdón? —Inhalé y él se presionó más.
—Antes nunca me lo dijiste porque no confiabas en mí, pero sabía que lo
hacías. Todavía me amas —afirmó con toda la confianza del mundo. Estaba
respirando profundo. Quería decirle que se equivocaba, pero no tenía nada que
perder al decirle la verdad.
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—Si ya lo sabes, ¿por qué tocar el tema? ¿Para restregarlo en mi cara como
lo haces con Bobbie Jo? ¿Al igual que como lo haces con todas las demás?
Tony sacudió la cabeza con fuerza. —Por supuesto que no. Sólo quería
escuchar las palabras de tus labios.
—Te amo. Probablemente siempre te voy amar, Tony. ¿Eso es lo que quieres
oír? —pregunté y mi voz temblaba—. Nunca he dejado de quererte. Desearía que
me amaras de vuelta, pero sé que no puedes.
—Me preocupo por ti —dijo y no pude atrapar la amarga risa que se me
escapó. Lágrimas pincharon mis ojos.
—Estás haciéndome pagar por algo que no hice —dije, justo antes de
romperme. No pude aguantar más. Tony me tiró en sus brazos y me abrazó
mientras lloraba sin pudor en su pecho—. ¿Por qué a la gente le gusta hacerme
tanto daño? —Sus brazos se apretaron.
—Mi reina, cálmate. Sólo quería escuchar las palabras de tu boca. No trataba
de hacerte daño. Me preocupo por ti más de lo que nunca sabrás —dijo, con su voz
ronca mientras levantaba la mano para limpiar las lágrimas de mi cara. Su toque
era suave, pero estaba más allá de ser calmada.
—Quiero ir a casa —susurré.
—No iras a ninguna parte.
Empujé el estómago de Tony, y para mi sorpresa me dejó ir. Retrocedí y bajé
mi cabeza; demasiado avergonzada para dejarle ver mi cara totalmente.
—Sólo mantente alejado de mí —susurré, entré a mi habitación, cerrando la
puerta con llave.

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18
Él era asqueroso. Sus regordetes y sucios dedos tocaron mi muslo.
Salté del sofá para correr. Él era más rápido. Empujó mi pequeño cuerpo en el suelo
boca abajo y todo el aire se salió de mis pulmones. Agarró mis tobillos pero le di una patada
y de nuevo, tan fuerte como pude. Cuando golpeó el lado de mis muslos grité, seguí
luchando.
—¡No! ¡Que alguien me ayude! —grité.
Alguien golpeó la puerta principal. Él tiró de mi cabello, me ordenó que me callara,
pero grité—: ¡Ayúdenme!
—Supongo que esto tendrá que ser rápido —gruñó.
Los golpes se hicieron más fuertes. Mis vaqueros estaban siendo arrancados. Arañé
el piso para escapar. Las llaves sonaron en la puerta y cuando se abrió, Jessica se quedó allí.
Corrió gritando y se lanzó hacia su marido.
Me apresuré y corrí hacia la puerta abierta. Estaba llorando. Oí la lucha detrás de
mí, pero seguí adelante. Su mujer gritó pidiendo ayuda y di un golpe en cada puerta que
pasé, moviéndome de una a otra gritando—: ¡Que alguien me ayude!
—¡Maldita sea, mi reina! ¡Despierta! —escuché a Tony gritar.
Mis ojos se abrieron.
Estaba siendo abrazada y mecida hacia delante y atrás como un niño.
Vagamente me di cuenta que estaba sentada en el regazo de Tony. Él tenía un
brazo detrás de mi espalda y el otro alrededor de mi cintura, igual que la primera
noche, sollocé contra su pecho.
Afortunadamente, esta vez llevaba vaqueros y una camisa de tirantes con
las que me quedé dormida.
—¿Cuánto tiempo ha estado pasando esto? —gruñó Tony.
—Nunca paran —susurré.
—¿Cuánto tiempo? 96
—Desde que llegué aquí —susurré de nuevo.
Tony se fue hacia atrás. Acunó mi mejilla y limpió mis lágrimas. —Dime lo
que estás soñando —ordenó.
—No es nada.
—Cómo demonios que no es nada. Estabas gritando por ayuda y llorabas
dormida. ¿De qué son las pesadillas? —exigió saber.
Mantuve mis labios sellados.
—¿No vas a decirme?
—Sólo fue un mal sueño —continué susurrando.
Los ojos de Tony se cerraron. Cuando los abrió, preguntó—: ¿Puedes confiar
en mí? —preguntó de manera extraña. Levanté la cabeza para mirar sus ojos.
—¿Qué?
Las manos que estaban alrededor de mi espalda serpentearon por el interior
de mi top. Sus dedos rozaron la piel suave por encima de mis vaqueros. Cuando
sus dedos se deslizaron de mi espalda, a mis caderas, a mi estómago, susurré—:
¿Qué estás haciendo?
—Enseñándote a confiar en mí —susurró.
Mi estómago se estremeció. Cuando me levantó de su regazo y nos
detuvimos, fue cuando me di cuenta que sólo llevaba bóxer.
Levantó mi camisa hasta arriba de mis pechos, donde se detuvo para que
sus dedos recorrieran la carne suave de allí. Me estremecí. Tony bajó la cabeza, así
estuvimos cara a cara, su mirada estaba tan profunda en la mía que no sabía dónde
comenzaba mi alma y donde finalizaba la de él.
—Confía en mí —susurró contra mis labios y no pensé antes de susurrar.
—Confío en ti —De regreso. No perdió el tiempo al tomar mi boca, pero este
beso fue diferente al último. Éste era tierno, casi amoroso. Se hizo hacia atrás sólo
para quitar mi camisa por completo. Sus manos se movían por mi espalda,
desenganchando mi sujetador y tirándolo por la habitación.
Se alejó más.
—Pensé en ti todos los días, Trish. No fuiste la única herida —susurró
mientras la punta de sus dedos se levantaban para recorrer los patrones de mi
pecho, mis senos y los pezones adoloridos. Me estremecí cuando el toque creció
posesivo.
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—Quiero que esto sea mío —dijo mientras sus dedos viajaron por mi
estómago hasta el botón de mis vaqueros. Estaba jadeando.
Desabrochó el molesto material en su camino y lo bajó por las piernas,
dejándome sólo en mi tanga negra de encaje. Se arrodilló y mi estómago se apretó.
Besó la parte superior de mi muslo, luego el otro. Sus manos se envolvieron
alrededor de mis caderas para agarrar la parte superior de mi ropa interior y
deslizarla por mis piernas. Besó mi estómago y sólo se apartó para mirar el lugar
más preciado en mi cuerpo.
Entonces se puso de pie. Él estaba duro, pero cuando me moví para quitarle
los bóxer me detuvo.
—Súbete a la cama, preciosa —ordenó y lo hice.
Se subió después de mí y me besó profundamente antes de acomodarse
entre mis piernas. Las abrió, bajó y me tomó con su boca.
Gemí cuando sus dedos invadieron mi cuerpo y arqueé la espalda ante su
toque.
—Joder, estás mojada —gimió.
Cuando me arqueé hacia su boca, perdí sus dedos, pero no importaba. Sus
manos se curvaron alrededor de mis caderas y muslos y su lengua trabajó más
rápido.
—Tony —Inhalé porque estaba cerca.
Él gimió de nuevo y el murmullo que vibró por mis piernas hizo que mis
dedos se doblaran.
—Me corro —grité y agarré las sábanas a mi lado con el puño como si mi
orgasmo asumiera el control…
Él esperó hasta que terminé, pero todavía jadeaba cuando se levantó y
cubrió mi cuerpo con el suyo. Sentí su erección rozando contra mi punto dulce y
supe que esto no tenía vuelta atrás.
Tampoco lo quería.
Sus ojos se clavaron en los míos y mi corazón tronó en mis oídos.
Sentí la punta invadir mi cuerpo y mis uñas se clavaron en sus hombros.
Cerré los ojos por el dolor.
—Me perteneces —dijo y empujó más fuerte, más profundo hasta que su
cuerpo poseyó el mío por completo. 98
Sus labios se movieron contra mi oído.
—Estás tan apretada. ¿Te encuentras bien? —preguntó.
—Sí —dije automáticamente con voz áspera. La cabeza de Tony se levantó y
su mano se movió por mi cara hasta que acarició mi sien con su pulgar.
—No puedes mentirme. Esos grandes ojos marrones me lo dan todo. Lo
siento si te hice daño —susurró, justo antes de que me diera un tierno beso en los
labios—. Haré que se sienta mejor. —La mano que no tocaba mi cara se movió
entre nuestros cuerpos tocándome donde más lo necesitaba.
Sus caderas se retiraron lentamente y empujó hacia adelante tan lento, sin
detener nunca los dedos.
Siguió con ese ritmo hasta que mi cuerpo se relajó y el dolor disminuyó.
Supe que también lo sintió porque su ritmo se aceleró un poco después. Su
respiración se hizo más fuerte.
La base de mi columna vertebral hormigueó y mis músculos internos lo
apretaron.
—Tony —gemí y retiré mi boca de la suya para descansarla cerca de su
cuello. Lo mordisqueé allí.
Estaba tan cerca de nuevo.
Él gimió profundamente y levantó sus caderas. Sus movimientos se hicieron
más fuertes.
—Apresúrate. Preciosa. No quiero parar —advirtió y algo acerca de su
pérdida de control me hizo perder la razón. Ese orgasmo me golpeó más duro que
cualquier otro auto-inducido que jamás había tenido antes. Grité el nombre de
Tony, en el puro éxtasis. Cuando oí los gemidos de Tony y la respiración agitada
en mi oído mientras se corre, se prolongó mi placer.
—Dios mío. ¿Estás bien? —preguntó mientras descansaba su frente en mi
hombro.
—Estoy más que bien —susurré, tratando de recuperar el aliento.
Tony levantó la cabeza y sus ojos se encontraron con los míos. —Al menos
sé que ha pasado un tiempo para ti —dijo. Me tomó un minuto para que sus
palabras se hundieran.

99
19
—¿Qué acabas de decir?
—Alguien pudo haberte tenido antes de mí, mi reina, pero nadie te tendrá
después de mí.
Me puse rígida.
—¿Perdón? —susurré y repetí sus palabras en mi cabeza.
¿Acababa de decir eso? ¿Después de tomar mi virginidad?
—Aléjate de mí —dije.
—No quise decirlo en la forma en que sonó.
—Sí, lo hiciste. Aléjate de mí —supliqué y me sorprendió cuando lo hizo. Se
hizo hacia atrás y se dejó caer de espaldas al colchón.
Me senté, me deslicé hasta el final de la cama y me detuve un tiempo.
Él se sentó también. —¿A dónde vas?
No le contesté mientras caminaba a la cómoda, saqué unas bragas nuevas y
me deslicé en ellas.
—No puedo creer que dejara pasar esto —murmuré para mí misma.
—Trish, ven aquí.
Negué con la cabeza. —Tienes lo que querías, Tony —dije sin mirarlo
mientras me movía para encontrar una camisa para dormir.
Fue entonces cuando sentí aquello.
Me congelé a mitad de un paso.
—No —susurré y miré de regreso a Tony.
—¿Qué está mal? —preguntó con un tono lleno de preocupación.
Giré, corriendo de la habitación, directamente al baño del pasillo y cerré la
puerta detrás de mí.
—¡Trish! —gritó Tony a través de la puerta. 100
Las lágrimas se juntaron en mis ojos mientras secaba la humedad aún entre
mis muslos.
¿Qué estaba mal conmigo?
—¡Abre la maldita puerta! —Tony golpeó en ella.
—Vete —susurré a pesar de que él no podía oírme. Agarré una toalla del
armario para cubrirme y encendí la ducha, lista para lavar mi error.
Pero no tuve la oportunidad.
La puerta se abrió de golpe y me di la vuelta para encontrar a Tony
acechándome. Estaba completamente desnudo.
—No usamos protección —espeté. Fue su turno para congelarse.
La piel entre sus cejas se arrugó cuando preguntó—: ¿Qué?
Yo continué.
—No estoy en control de natalidad.
—¿Y?
—¿Qué quieres decir con “y”? —dije—. No usamos protección y no estoy en
control de natalidad.
La gente realmente no puede embarazarse después de la primera vez… ¿verdad?
Sus ojos se estrecharon en los míos.
—¿Tener mi bebé sería tan malo? —preguntó de forma inesperada.
—Detente —susurré mientras negaba con la cabeza. —No hagas esto. Sé que
te acuerdas de lo mucho que quería hijos… lo sigo haciendo, pero esto no es un
juego, Tony. Ésta es mi vida. No quiero quedar embarazada por accidente.
Él se acercó aún más al baño y cerró la ducha. Me miró, enmarcó mi cara
con sus manos y la acercó.
—No planeé esto. No planeé tu pesadilla, que es exactamente por qué no
tenía un condón —Se encogió de hombros como si toda esta situación no fuera
gran cosa—. Pero no había manera en el infierno de que parara.
—¿Eso es lo que les dices a todas tus mujeres? Que sientes que no puedes
parar —pregunté en voz baja mientras mis lágrimas caían.
¿Cómo pudiste hacerme esto?
101
—Trish, no he tenido sexo sin condón desde que tenía diecisiete años y
pensé que “sacarlo” era una forma de control de natalidad. Tengo treinta y dos;
sabía lo que estaba haciendo.
—¿Estás tratando de arruinar mi vida? —Lloré. Su cuerpo se tensó.
—¿Tener mi bebé sería tan malo?
—¿Qué?
Negó con la cabeza y luego me envolvió en sus brazos. —Me mata cuando
lloras. No pasará de nuevo. Lo siento. Utilizaremos condones.
—No tendremos sexo de nuevo.
Él ni siquiera sabía que tomó mi virginidad; algo tan precioso, al menos
para mí y ni siquiera sabía. Nunca lo sabría.
Él resopló y grité cuando arrancó la toalla de mi cuerpo y me cargó. Envolví
mis brazos alrededor de su cuello y mis piernas alrededor de su cintura.
—¡Tony, bájame!
Él paró. Nuestros ojos se encontraron.
—Quiero esto contigo… por favor.
No sabía lo que quería, pero el por favor sonaba como un ruego.
Tomó mi silencio como un acuerdo y comenzó a salir del baño, se dirigió
por el pasillo hasta su dormitorio. Cuando llegó a la puerta se detuvo.
—¿A dónde vamos?
Se dio la vuelta y caminó de regreso a mi habitación y abrió la puerta con el
pie. Paró, quitó las cubiertas y me pidió que entrara. Dudé.
—Trish, son las tres de la mañana. Por favor, métete a la cama.
Suspiré y entré… sólo porque estaba cansada.
Maniobró mi cuerpo para que su frente se moldeara a mi espalda. Envolvió
su brazo alrededor de mi estómago y pude sentir sus labios en mi cuello, pero eso
no me distrajo.
—¿Por qué no fuimos a tu habitación? —pregunté, aunque ya sabía la
respuesta. Había tenido a mujeres en ella; probablemente un gran número de
mujeres a juzgar por la pausa a la mitad del beso. El pensamiento me dio náuseas.
—Lo haremos, tan pronto como queme ese colchón y compre uno nuevo — 102
hizo una pausa y luego dijo determinado, —mañana.
—No te molestes. No estaré aquí el tiempo suficiente para que importe. Una
vez que me vaya, puedes tener tu vida de nuevo y follar a quien quieras en esa
cama infestada.
—Trish —gruñó en mi oído.
No dije más.
—No te irás —dijo.
—Tony, no hay razón para que me quede.
—La habrá —gruñó, antes de que sus dedos se deslizaran por mi cadera
hasta meterse entre mis piernas y su rodilla presionara contra mis muslos para
darles la bienvenida. Jugó e incluso a través de la necesidad se sentía delicioso.
Sus dedos se arremolinaban. Presioné mi trasero en sus caderas y encontró
mis movimientos con los suyos. Mordió mi hombro y gemí.
De repente, estaba sobre mi estómago y con las rodillas abiertas
ampliamente. Giré mi cuello, justo cuando él me cubría la espalda. Nuestros ojos se
encontraron y me poseyó. Aparté la vista y me mordí el labio para no gemir por el
dolor y el placer.
—Dame tu boca —ordenó y me levanté. Su mano se envolvió alrededor de
mi mandíbula mientras devoraba mi boca y mi cuerpo.
—Por favor, ve a buscar un condón —dije cuando me las arreglé para
arrancar mi boca de la suya. Sus movimientos eran lentos y negó con la cabeza.
—No puedo. Quiero esto contigo.
—Tony —empecé a protestar, pero se levantó y me llevó con él, llevándonos
a los dos a nuestras rodillas. Sus movimientos aumentaron… más rápidos. Sus
caderas trabajaron más duro, con una mano apretó mi pecho mientras la otra
sostenía mi cara hasta que la giré hacia la suya. Nuestro beso nunca se rompió y
nuestra respiración se hizo más fuerte, hasta que gritamos de placer.
—No te entiendo. Pasas de no querer nada conmigo durante dos años, a
querer dejarme embarazada —dije en voz baja después de que nos tranquilizamos.
Él estaba extendido de espaldas y envolvió mi cuerpo alrededor del suyo. Mi
mejilla en su pecho y nuestras piernas enredadas. Sus dedos recorrían suavemente
mi hombro.
—Tampoco lo entiendo, mi reina, pero vamos a averiguarlo juntos —
respondió.
103
Si las cosas hubieran sido diferentes, probablemente ya estaría viviendo en
el rancho con él. Estaríamos casados y por lo menos tendríamos un bebé. Pero las
cosas no eran diferentes.
¿Cómo incluso funcionaría si quedara embarazada con él viviendo aquí y conmigo
regresando a Clear Lake?
Quería que las cosas funcionaran entre nosotros, no era ingenua, pero si no
lo intentaba, nunca sabría cómo las cosas podrían haber sido. Y me juré que no
cometería los mismos errores de antes. Si pasara o terminara, no quería
arrepentimientos.
—Te amo —susurré.
Su cuerpo se tensó y la mano que acariciaba mi hombro se congeló. Me
escuchó y no dijo nada de regreso, pero nunca esperé que lo hiciera. No iba
analizar esto. Iba a dormir y en la mañana, iba a reorganizarme.

104
20
—Mi reina. —Escuché un susurro en mi oído. Unos dedos acariciaron mi
mejilla y abrí los ojos para encontrarme con Tony. Él estaba vestido.
—¿Qué hora es? —pregunté, todavía medio dormida.
—Las diez.
—¿De la mañana? —Me levanté y apreté las sábanas a mi pecho cuando
empezaron a caer. Tony envolvió su mano alrededor de la parte trasera de mi
cuello y me acercó. Mordisqueó mi garganta antes de que apartara y quitara el
cabello de mi cara.
Me observó.
—Te he extrañado —dijo y sus dedos sacaron la sábana para exponer mi
cuerpo a sus ojos. Me tocó y cuando el punto dulce entre mis piernas se apretó, me
di cuenta de lo adolorida que estaba.
Me quedé en silencio.
—Extrañé despertarme con esto. Me arrepiento de no tomarlo antes —dijo
con una expresión llena de admiración—. Vamos. Desayuna conmigo antes de que
me vaya. Tengo una reunión en Houston, así que me iré la mayor parte del día y
quiero pasar un rato contigo.
Realmente no debo estar despierta.
—¿En serio?
—Sí, preciosa. En verdad. —Entonces se levantó, se acercó a mi tocador y
abrió dos cajones antes encontrar los que tenían mis camisas para dormir.
—Sin bragas. Quiero saber que estás desnuda debajo de eso cuando te mire.
—Me entregó la camisa y se inclinó para besarme. Sus labios se demoraron—. Haz
lo que tengas que hacer. Te esperaré en la cocina.
—Está bien —Respiré, completamente sorprendida. No supe lo que pasó
después que dormí, pero fuera lo que fuera, era enorme… y me daba miedo como
el infierno.
Pensé en el repentino cambio de actitud de Tony mientras me puse mi
105
camisa, entré al baño y fui por mi rutina mañanera.
En el momento que entré a la cocina, todavía no hab ía descubierto la razón
de su cambio.
—Le pedí a Larry que trajera tacos para el desayuno; jamón y huevo —dijo
Tony y yo me detuve.
Él recordó.
—No sabía si eran tus favoritos, así que le dije a Larry que también trajera
Kolaches4 .
—Gracias —dije mientras me paré en la entrada de la cocina.
Se dio cuenta de mi expresión confusa, se levantó de la silla y se acercó a mí.
—Todo estará bien. Lo vamos a resolver —dijo mirándome como si quisiera
prometer cada palabra. Parpadeé mil veces para retener el llanto. Estaba harta de
llorar.
—Si lloras otra vez, no me gustará y me voy a enojar —refunfuñó en un
tono que dijo que no quería que llorara, pero lo último que él estaría era molesto.
Sólo pude asentir. Si abría la boca, sin duda, lloraría.
Pasamos el resto de la mañana juntos y en el momento que tuvo que irse
para su reunión, no quería que se fuera.
—¿Te tienes que ir? —pregunté mientras me inclinaba hacia Tony por un
abrazo.
—Tengo que terminar de firmar unos papeles con mi abogado. Sólo algunas
cosas que quedaron pendientes cuando mi papá falleció. No llevará mucho tiempo.
—Oh, lo siento.
—No lo hagas —dijo.
—Estaré de vuelta tan pronto como pueda, pero quiero que te quedes en la
casa.
Abrí la boca, pero él me besó alejando mi protesta. —Por favor. Estar en la
ciudad es una cosa, pero estaré dos horas lejos y preocupado. Iré contigo para que
veas a Starla cuando regrese. Shane me dijo acerca de tu trato con ella.
—¿Ella está bien?
—Está bien. Le dije a Shane que la revisara esta mañana para que pudieras
dormir. —Se detuvo para acunar mi mejilla—. Quiero saber sobre tus pesadillas
106
4 Tipo de pastel que contiene diferentes tipos de rellenos de compotas de frutas además de
ingredientes salados como quesos con presentación muy similar a una especie de panecillo.
cuando regrese a casa. No lo he olvidado. —Terminó y antes de que pudiera
responder, me besó y salió por la puerta principal.
Sólo una hora después de que Tony se fue, llamó.
—Hola—dijo cuando contesté.
—Hola.
—Olvidé decirte que tengo una entrega. No abras la puerta si Larry no está
con ellos.
—Ehhh… está bien. ¿Qué entregarán? —pregunté y pensé que era extraño
que él me llamara para esto. Todo el mundo parecía tomar esta cosa de Zacharias
un poco demasiado lejos.
—Lo sabrás cuando llegué ahí. Sé buena. —Colgó.
Me quedé mirando el teléfono durante un minuto antes de colgar.
Sé buena mi culo.
Fui a través de su mierda. Eso sí, pasé por todo. Su habitación estaba muy
bien; realmente agradable. Tenía los mismos muebles que había en mi habitación,
la cama, la cómoda, excepto que la suya era de un rico color caoba en lugar de
roble como la mía. Su cama parecía ser la más grande y fácilmente podría sostener
a varias personas.
¡Ni siquiera vayas allí!
Miré en los cajones y no encontré nada más que bóxeres, calcetines y un
millar de camisetas blancas. Su armario estaba lleno; la mitad con franelas, más
camisetas y vaqueros. La otra mitad estaba llena de chalecos y ropa de vestir para
cuando trabajaba en el banco… nada bueno allí tampoco.
Resultó, que tenía un baño propio, pero no había nada en él, bueno un
montón de cosas de hombre; colonia, máquinas de afeitar y crema para afeitar. No
es que quise encontrar algo malo o una mujer relacionada, pero me hizo sentir bien
saber que si tenía a una mujer o a BJ, quedándose con él, no dejaron nada personal
atrás.
Había otros dos dormitorios para los invitados y aquellos pasaron por la
inspección… nada jugoso.
En el momento en que Larry llamó a la puerta, estaba acostada en el sofá
poniéndome al día con mi chica, Teresa en Real Housewives of New Jersey 5 .
107
5 Programa de televisión
—Buenas tardes —dijo Larry cuando abrí la puerta. Su acento sureño era tan
lindo que quería pellizcar sus mejillas.
—Entra —dije y sostuve la puerta abierta para él. Ahí fue cuando me di
cuenta del gran camión de mudanzas estacionado en el frente—. ¿Para qué es eso?
Larry miró de nuevo el camión y de nuevo a mí. —Ese es el colchón por el
cual Tony me hizo ir por toda la ciudad a ordenarlo. Agradecidamente dijo q ue lo
podía ordenar porque es un monstruo de colchón y los mozos que tenemos son
menudos.
No escuché nada después de la palabra “colchón”.
—¿Qué? —pregunté justo cuando miré a los empelados salir del camión.
—Tony te compró una nueva cama, cariño —dijo Larry. Miré a sus ojos y
supe que él sabía la razón exacta del nuevo colchón. No sé si tuve que sentirme
avergonzada por ese hecho o mareada que Tony lo recordara y no perdiera tiempo
tratando de hacerme sentir cómoda en su casa.
Sólo tardó veinte minutos para remplazar el viejo colchón con el nuevo.
—Me pidió que te diera su tarjeta de crédito —me informó Larry mientras
que yo le estaba haciendo un sándwich de jamón porque me dijo que tenía hambre.
Me estaba convirtiendo en una moderna mujer casera mientras estaba aquí.
—¿Tarjeta de crédito? —pregunté y giré mi cuello para mirarlo.
—Tony dijo que debes pedir nuevas cosas para la cama en línea… bueno, no
dijo cosas de cama, pero cualquier tipo de cosas… ya sabes, sábanas y esas cosas. Y
dijo que si necesitabas más ropa la ordenaras también.
No tenía palabras. Realmente no sabía qué hacer con esto. No necesitaba el
dinero de Tony. Había ahorrado un poco, ¿pero tal vez pensó que no lo hice ya que
perdí mi trabajo? Extraño. Di la vuelta a la tarea en cuestión y hablé—: Gracias,
Larry. Voy a pedir un edredón, pero puedo pagar por ello.
Fue su turno para permanecer en silencio durante un largo rato. —Ehhh...
yo no haría eso —dijo incómodo y tuve que mirarlo de nuevo.
—¿Por qué?
—Trish, he conocido a Tony desde que era un bebé y fácilmente puedo
decirte que no le gustará la idea que pagues.
—Tengo que decirte, Larry, que Tony todavía no está aquí y él me está
fastidiando. ¿Qué quieres decir con si yo pago? 108
—Ahora, no te enfades. Sólo sé que siendo un hombre, si estuviera tratando
de hacer algo bueno por mi esposa y ella siguiera adelante y lo hiciera por sí
misma, no me gustaría. Tony está tratando de hacer algo bueno por ti. —Tenía un
punto válido.
—Pero no soy su esposa, Larry; soy su ex novia sin más —dije y miré en
shock mientras Larry niega con la cabeza.
—Cariño, ese chico ha estado colgado por ti durante años.
Abrí y cerré la boca, pero de nuevo, no tenía palabras. Quería saber
exactamente que quería decir con eso, pero Larry era como el segundo padre de
Tony o algo así. No podía hostigarlo. Así que, asentí en compresión.

109
21
Tony no llegó a casa hasta casi las siete y cuando entró por la puerta
principal, no tenía idea de cómo darle la bienvenida. Los nervios que no me
consumieron esta mañana, ahora estaban de regreso. Él cambió su actitud hacia mí
durante la noche y estaba insegura de lo que él sentía por mí ahora.
Me paré en el vestíbulo y lo miré observarme.
—¿Qué pasa? —preguntó con sincera preocupación.
—Gracias por reemplazar el colchón. —Fue lo primero que salió de mi boca.
Ignoró eso, cerró con llave la puerta detrás de él y se dirigió directo hacia
mí. Su mano se envolvió alrededor de la parte trasera de mi cuello e inclinó mi
cabeza hacia atrás para darme un suave beso con la boca cerrada. Su mano soltó mi
cabello y con el pulgar tocó mi mejilla.
—¿Qué pasa?
—Me preocupaba que volvieras a odiarme —contesté con sinceridad y odié
verlo cerrar sus ojos.
—No te odio, Trish; estoy lejos de eso —respondió antes de sellar sus labios
sobres los míos una vez más. Sus brazos envolvieron mi espalda y me levantó para
profundizar el beso.
Cuando finalmente nos liberamos, no tenía hambre de comida.
—Hice la cena por si tienes hambre —suspiré.
—¿Quién sabía que había una Trish doméstica allí? —dijo a través de una
enorme sonrisa. Me golpeó como un saco de patatas cuando vi eso. Era la primera
vez que lo había visto sonreír de esa manera desde que llegué.
Me arrojé a él. Dio un paso atrás, atrapándome y estampé mi boca contra la
suya.
Cuando finalmente lo dejé ir, preguntó—: ¿Qué fue todo eso?
—Extrañaba tu sonrisa.
Sonrió de nuevo y supe que eso era sólo para mí. 110
—Vamos. —Me agarró de la mano, vamos a comer antes de que se enfríe.
Después de la cena, Tony caminó conmigo al establo para ver a Starla. La
pobre chica tenía tanto dolor. Hablé con ella y la acaricié mientras Tony miraba.

Cuando regresamos a la casa, Tony preguntó si quería ver una película ya


que aún era muy temprano.
—¿Podemos ver Hasta el Límite? —pregunté mientras miraba a través del
menú de películas.
—¿En verdad quieres ver Hasta el Límite? —preguntó con interés genuino.
—Bueno, para que sepas, tengo un flechazo con Demi Moore. La primera
vez que miré esa película tenía quince años y Lex me retó a intentar hacer lagartijas
con una mano. Me caí de bruces.
Sonreí al recordarlo. —Lex llamó a los paramédicos porque me brotaba
sangre de la nariz. No fue divertido al principio porque me dolía tanto, Lex estaba
maldiciendo y llorando… —Negué con la cabeza—. Buenos tiempos. —Terminé,
aún sonriendo.
—Tengo curiosidad acerca de eso de levantarse con una sola mano. Creo
que me lo debes mostrar —dijo a través de su sonrisa y alejé esa idea con un
movimiento de mano.
—Y romperme la cara… no lo creo.
Tony pensó en eso. —Ahora que lo pienso, odiaría ver que le pasara algo a
esa adorable naricita tuya. —Se inclinó y besó la punta—. Ponla y yo sacaré el sofá
cama —dijo y sentí la sensación estúpida de hormigueo por todo mi cuerpo como
un adolescente atolondrado. No quería sentirlo, pero no pude evitarlo.
Tony se fue para conseguir las mantas de mi cama y tan pronto regresó,
justo en medio de los avances, me desnudó. Yo lo desnudé y nos metimos en la
cama.
Yo todavía tenía un poco de dolor, pero no lo suficiente para evitar que
sucediera. Tony había puesto almohadas detrás de nuestra espalda, así que
estábamos casi sentados. Su brazo estaba envuelto alrededor de mis hombros, mi
cabeza en su pecho, mi brazo sobre su estómago y mi pierna sobre la de él. Vimos
la película.
Eso fue todo lo que hicimos la primera mitad.
Tomé un rápido vistazo en su dirección y sus ojos estaban fijos en el
televisor. Yo no podía prestarle atención a ello, así que levanté mi mano a su pecho
111
y tracé círculos con mis dedos. Hice eso por un tiempo hasta que dejé viajar mi
mano por su estómago duro como una roca. Cuando llegué a la sábana que cubría
su cintura, le di otro vistazo.

Ahora tenía toda su atención.


—¿Qué estás haciendo? —preguntó bruscamente.
—Tocándote —susurré y me levanté para colocarle un beso en el pecho.
Decidí que no era suficiente y me levanté por completo. Tomé la sabana conmigo
por lo que pude subir entre sus piernas. Esto, lo podría hacer sin ninguna
preocupación. Había pasado un tiempo, pero todavía sabía cómo funcionaba; en
especial sabía cómo le gustaba a Tony.
Trepé para tomar su boca mientras mi mano encontraba su erección y él
gimió. Me aparté lo suficiente para hacer que abriera los ojos y lo besé de nuevo
mientras nos mirábamos el uno al otro. Mi mano se mantuvo acariciando la suave
cabeza por debajo de la sábana.
Sabía el instante en que comenzó a sentirse bien. Sentí la capa líquida en mi
palma y dejé que mi mano persistiera en la punta, exigiendo más.
—Trish… joder… —gruñó Tony contra mi boca y me aparté. Él estaba listo
y ni siquiera me molesté en trabajar mi camino por su estómago. Me senté de
nuevo, inclinándome y lo tomé profundamente con mi boca. Sus caderas se
levantaron y me llenaron profundamente. Me levanté y chupé su cabeza mientras
que mi mano bajaba por su longitud.
Lo hice una y otra vez. Mi ritmo era aleatorio y más suave. Lo intensifiqué
cuando lo tomé profundo una vez más. Su mano se enredó en mi cabello justo
antes de que se quejara. —No me quiero venir así, pero no quiero que te detengas.
No lo haría a menos que me obligara.
Seguí adelante hasta que todo su cuerpo se puso rígido. Trabajó sus caderas
dos veces más antes de venirse; gimiendo en silencio y respirando violentamente
hasta que fue saciado… o eso creía yo.
Me levanté besando un camino hasta su estómago, pero se agachó, cerrando
su mano debajo de mis brazos y dándome la vuelta.
—No me quería venir de esa forma —gruñó antes de besarme. Su mano
golpeó mi punto dulce—. Esto es lo que yo quería —dijo mientras sus dedos
trabajaban mi clítoris. Su boca se movió a mi pecho y jugó hasta que rogué por
más.
112
—Necesito más —susurré. Se movió por todo mi cuerpo para reemplazar
los dedos por su boca. Trabajé mis caderas hasta que no pude más.

—Me corro —gemí con voz rasposa mientras arqueaba mi espalda y


agarraba su cabello para mantenerlo cerca. Grité su nombre sin pudor. Ni siquiera
reconocí los ruidos que salieron de mi boca. Cuando estaba totalmente gastada y
sin poder aguantar más, Tony se levantó y tomó mi boca con la suya.
—Me encanta tu sabor —susurró y no hubo duda que estaba listo de nuevo.
Sentí su mano moverse entre nosotros y entró en mí.
—Me haces perder la razón —dijo.
No quería detenerlo, quería esto demasiado, pero no era correcto.
—Tony, por favor consigue un condón.
Se quedó inmóvil y me miró.
—Quiero esto contigo —dijo. Pude haber llorado por la determinación en
sus palabras, pero sabía que él no quería esto por las razones correctas.
—Tony —dije en un tono de orden que llamó su atención. Miré sus ojos y
pasé mi palma sobre su cara que ahora estaba afeitada—. Sabes que estoy
enamorada de ti. Me encantaría esto contigo y tú también lo sabes, pero dejarme
embarazada no te hará confiar en mí. Tener un bebé sólo empeorará las cosas si no
las arreglamos como pareja.
Odiaba verlo apretar los ojos ya que él sabía que yo estaba en lo cierto.
Continué: —Quiero que confíes de nuevo en mí y haré lo que sea para
demostrártelo, pero sé que tomará un tiempo.
Suspiró en voz alta, movió sus caderas un par de veces más antes de
suspirar de nuevo en decepción mientras salía.
—Confío en ti, mi reina, pero tienes razón. Necesitamos más tiempo. Iré a
buscar un condón, pero… —Su voz se redujo mientras se levantaba—. Joder me
olvidé lo bien que se siente ir sin nada. —Terminó y con eso, se alejó.
Puse mis ojos en blanco.
Él no confiaba en mí. Podría querer confiar en mí, incluso pensar que lo
hacía, pero no lo hacía. Era demasiado pronto.
Tony regresó al instante con un condón y cuando terminamos, fácilmente
podría dar fe que los condones apestaban, pero eran necesarios.
113
Parpadeé rápidamente y tan pronto como me acostumbré a la oscuridad,
miré mi entorno. Aparte de la escasa luz que brillaba a través de las ventanas todo
era negro . Mi mano voló a mi garganta. La tenía reseca. Miré el reloj.

Las cuatro de la mañana.


Y sin pesadilla.
Gracias a Dios.
Pero tenía sed. Tony estaba pegado a mi espalda y suavemente toqué su
brazo alrededor de mi cintura, cuando traté de levantarlo, se negó a ceder y lo
apretó más.
—¿Qué estás haciendo? —rezongó Tony medio dormido y sonreí por lo
sexy que sonaba, su acento sureño realmente llegaba. Torcí el cuello y lo besé.
—Necesito un poco de agua; mi garganta está tan áspera que me despertó.
Sólo tienes que dormirte de nuevo, bebé —susurré y lo besé de nuevo.
No abrió los ojos cuando murmuró: —Probablemente de lo mucho que
gritaste.
—¿Gritar? —pregunté.
—Gritar mi nombre mientras te hacía venir.
—¡Oh Dios mío! No puedo creer que dijeras eso.
—Sí, si puedes. —Todavía no había abierto sus ojos.
—Eres tan vanidoso… sí, mi garganta pica por todos los gritos que hice.
Ahora que tu ego ha aumentado, ¿puedo ir a buscar un poco de agua?
—Bueno… ya que lo admitiste tan fácilmente, entonces sí puedes ir a buscar
agua, pero también me traes. Ya sabes, mi garganta está raposa por todos los gritos
que me hiciste hacer —dijo.
Me reí.
Éste era el Tony que amaba. Lo b esé de nuevo, pero esta vez él se apretó
más y yo lo apreté con más fuerza.
Entonces, me dejó ir.

114
22
Sucedió cuando regresaba a la sala con el vaso de agua de Tony en la mano.
Mi corazón empezó hacer un ruido sordo en mi pecho por la adrenalina, y por
suerte, no vacilé en mi paso cuando tomé el ritmo.
—Tony, hay alguien en la ventana —susurré alto, mi voz era temblorosa,
mientras me sentaba en el sofá cama.
—¿Qué? —Se quejó y bajé la cabeza para sisear en su cara.
—Hay alguien mirando en la ventana —Tony se alzó al instante de la cama
y sus ojos fueron directo a las ventanas cerca de la puerta principal. Cuando volví a
mirar, no había nadie. Cuando Tony salto de la cama encontró sus vaqueros en el
suelo y se los puso de un tirón.
—¿Segura que viste a alguien? —susurró.
—Afirmativo. —Mi voz tembló.
—Quédate aquí —ordenó y salió corriendo de la sala y al final del pasillo.
No tenía idea de cómo hizo todo eso sin hacer ruido. Salí de la cama, busqué en la
oscuridad y encontré su camiseta. No me iba a quedar.
Mientras lo hacía por el pasillo, Tony salía de su habitación, sosteniendo una
pistola en la mano. Mis pasos vacilaron.
—Quédate en mi habitación y no salgas hasta que vuelva —ordenó mientras
corría hacia mí. Me quedé congelada, sin mover un centímetro.
¿Cómo podría dejarlo ir por ahí?
¿Qué pasaba si Tony se lesionaba mientras yo seguía allí y dejaba que eso
sucediera? ¿Y si había más de una persona afuera? Tenía que hacer algo, pero no
sabía qué.
Me encontraba demasiado asustada para moverme.
Me quedé allí, sabrá Dios por cuánto tiempo, pero fue lo suficiente para que
mi mente se sobrecargara con tanta preocupación que me negué a estar allí por
más tiempo, sobre todo sin saber si Tony estaba bien. Arrastré mis pies por el
pasillo y traté de no hacer ruido. Llegué a la sala y fui de puntitas a la puerta
principal. 115
Justo cuando empecé a girar la perilla, la puerta se abrió y solté un grito que
me helo la sangre.
—¡Mierda! —gritó Tony mientras bajaba su arma—. ¿Qué demonios estás
haciendo?
Me quedé allí temblando. —Pensé que podrías estar herido —susurré,
inestable y desigual.
—¿Y pensaste que lo mejor que podías hacer era salir y que te hirieran
también? —preguntó, todavía gritándome.
—Por favor deja de gritarme. No sabía qué hacer y me hallaba preocupada
por ti —contesté con voz suave y temblorosa. Mi cuerpo todavía temblaba, mi
corazón todavía latía con fuerza y aún estaba asustada hasta la muerte.
Tony se acercó aún más a la casa, empujó la puerta con el pie, cerró con
llave, se dirigió directamente a mí y me tomo en sus brazos tan pronto como estaba
a su alancé.
Me sentí segura en sus brazos.
—Lo siento por haberte gritado, pero casi me matas del susto. Si te digo que
te quedes en un lugar, por favor, escúchame. Necesito saber que estás a salvo —
dijo. Sus manos acariciaron mi espalda para consolarme.
—Eres un idiota —dije, porque todavía me hallaba asustada.
—Lo sé. —Fue su respuesta porque claramente lo supo. —Vamos —
continuó mientras agarraba mi mano, me llevaba de nuevo a la sala, se detuvo
justo frente en la puerta de mi habitación y me dio la vuelta para mirarlo.
—Tengo que hablar con Larry para que pueda verificar a toda persona en el
apartamento y tal vez conseguir a uno de los chicos para que haga una ronda
alrededor de la propiedad. ¿Estás segura que viste a alguien? —Su tono no tenía ni
una pizca de incredulidad; sólo buscaba la confirmación.
—Afirmativo. Las cortinas son transparentes allí. —Señalé en dirección a la
sala.—Estaba oscuro, pero había suficiente luz viniendo del porche para fácilmente
distinguir la silueta de alguien.
—¿Viste algo más? ¿Podrías decir su tamaño o si era un hombre o mujer…
algo?
Negué con la cabeza. —No, sólo el contorno y fue solo un rápido vistazo,
porque no quería que supiera que lo vi.
116
Tony pasó una mano por su cara y suspiró.
—Quien sea que estuviera fuera de esa ventana mejor que rece que nunca
descubra quién era. —Terminó con una voz tan aterradora que me dio escalofríos.
—¿Estás bien? —preguntó mientras alcanzaba su espalda para meter la pistola en
la banda de la cintura y se movió para frotar mis brazos con dulzura.
—¿Quién crees que pudo haber sido? ¿Crees que fue ese tipo Zacharias o
alguien trabajando para él? —pregunté.
—No, no creo. No se esconde de nada y no creo que arrastrarse por la s
ventanas sea cosa suya.
—¿Pudo haber sido BJ o alguna de tus otras novias? —Sus ojos se
estrecharon en mi cara y estreché los míos de regreso. No estaba fuera de
discusión. Seguramente tenía una o dos acosadoras.
—Mi reina, no he tenido una novia desde que llegaste. Y no, Bobbie Jo no
tendría ninguna razón para venir aquí.
—Novia o no, está enamorada de ti —dije.
—Podría estarlo, pero ese no es mi problema. Todo el mundo en este
pequeño pueblo sabe que yo no tengo novias. He conocido a Bobbie Jo desde la
secundaría y sólo me puse en contacto con ella hace un par de semanas, así que si
ella está enamorada de mí, es su problema.
—Pero la otra noche… —Me interrumpió con un beso rápido, se hizo hacia
atrás y murmuró—: Parece que es la única manera de callarte. Eso me gusta.
Lo miré.
—La noche que regresaste a mi vida, ella se fue. Le conté de ti y le dije que
todo lo que tuve con ella había terminado. Estaba molesta, pero dijo que lo
entendía. Nunca esperé volver a verla, pero cuando me llamó la otra noch e y me
dijo que su ex destrozó su casa, se encontraba preocupada de que él regresará.
Tuve que ir. El tipo solía golpearla. No quería ir, no quería dejarte, pero ella
realmente es una buena persona y no me gustaría que le pasara algo. Creo que ya
le he hecho suficiente daño, pero sabe que ahora tiene que llamar a alguien más.
—Pero pasó la noche aquí, aquella vez. Te vi besándola la mañana siguiente.
Y en la cena….
—Trish, la primera noche su camioneta no encendía. Era tarde y se quedó en
una de las habitaciones. Ella me besó antes de irse, pero tú obviamente perdiste la
parte donde yo la alejaba. No quiero darte una explicación para todo, así que de la
misma manera que quieres que confíe en ti, tendrás que confiar en mí. 117
Me quedé sin palabras. Sabía que me decía la verdad. Nunca me había
mentido antes y no tenía ninguna razón para mentir ahora. Era mucho para
asimilar; sobre todo después de pensar que su relación con BJ era mucho más…
pero de todas maneras él la folló.
—Vamos —dijo, agarró mi mano, me llevó a mi habitación oscura y
encendió la lámpara de la mesita.
—Buscaré mantas y mi celular. Sólo será un minuto, pero no pienses
demasiado mientras me voy.
Me senté en la cama cuando Tony se fue perdida en pensamientos, pero no
duró mucho. Regresó un minuto después con un bulto de mantas y su teléfono
entre su oreja y hombro mientras hablaba con Larry.
—Todo el mundo está dando cuenta allí. Le pidió a Joe conducir por la
propiedad —dijo, puso el teléfono en la mesita de noche, sacó la pistola de la parte
trasera de sus vaqueros, la colocó a un lado del teléfono y se desabrochó los
vaqueros.
—¿Sólo vas a dejar eso así? —pregunté, mirando el arma.
—Sí —dijo mientras se sacaba los vaqueros, un pie a la vez.
—Eres hermoso —Solté e inmediatamente me sentí como una idiota. Sentí
que mis mejillas se calentaban mientras él me miraba.
—Los hombres no son hermosos —dijo.
—Tu eres el hombre más hermoso que he visto en mi vida —respondí tan
rápido que él casi no terminó su frase.
Su respuesta fue caminar a la cama, deslizarse junto a mí y arrastrar mi
cuerpo a través del suyo. Me cubrió por completo. Entonces, obviamente no le
gusto lo que sintió, me levantó y me quito la camisa. Me senté a horcajadas.
—Tienes está cara… —Corrió sus dedos a través de mis mejillas— este
cuerpo… —Pasó sus manos de mis mejillas a mi pecho, por mi estómago y las
envolvió alrededor de mis caderas para agarrar mi trasero. Sus ojos se clavaron en
los míos— y tienes que mirarte todos los días en el espejo, sin embargo me miras y
piensas que ¿soy hermoso? —preguntó mientas sus manos se deslizaron por mi
espalda, entre mis omóplatos y me apretó contra su pecho.
—Eres mucho más que hermosa para mí, mi reina… eres perfecta —susurró
en mi oído y la sinceridad de su voz me hizo apretarlo. Nunca iba a dejarlo ir.
118
—Te amo —susurré y sabía que no regresaría el sentimiento. Y no lo hizo,
pero no se congeló. Se movió, corrió las mantas sobre nuestros cuerpos y acarició
mi espalda hasta que me quedé dormida.

119
23
¿Qué demonios?
Salté de la cama, me puse mi camisa de dormir y fui pisoteando hacia la
puerta principal. Cualquiera que estuviera golpeando la maldita cosa estaba a
punto de conseguir un pedazo de mi mente. Habían pasado dos semanas desde el
incidente de la ventana y todavía no habíamos encontrado quién era, pero ahora
mismo, anhelaba que fuera quien estaba en la puerta; estaba lista para romperle el
cuello.
No sabía qué hora era, pero fácilmente era demasiado pronto para esta
mierda. Tony se hallaba en la ducha, en realidad él ya me había despertado una
vez.
—Preciosa, estoy tomando una ducha. Prepárate para mí cuando salga —dijo,
porque durante la última semana estuve fuera de servicio.
Figúrate.
Finalmente pierdo mi virginidad, tengo el mejor sexo imaginable y luego la
madre naturaleza decide hacerme una visita.
Perra estúpida.
Pero hoy, todo ha terminado. Terminó más o menos la noche anterior, pero
todavía no me encontraba lista para ir allí todavía… en todo caso. Era aventurera,
pero eso parecía… desordenada. Por lo tanto, no tomé la oportunidad.
El golpe se detuvo, pero cuando llegué a la puerta comenzó de nuevo.
La abrí de golpe y grité: —¡Qué! —antes de ver quién era.
Todo mi cuerpo se puso rígido mientras la rabia se arraigó en cada músculo
de mi cuerpo.
—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Destiny, su voz era como uñas en
una pizarra para mis oídos. Me encogí y giré mi cara con disgusto . Miré hacia
abajo a la camiseta de Tony que apenas cubría mi cuerpo y luego la miré de nuevo.
—Follándome a tu hermano. ¿Qué parece que estoy haciendo?
120
Sus ojos se abrieron como platos y estreché los míos.
¡Tráelo!
Esta perra necesitaba una lección y me hallaba lista para tomar su trasero y
llevarlo a la escuela. Mentalmente me quite los pendientes y zapatos de tacón.
Crucé los brazos sobre mi pecho y observé cada movimiento suyo. Todavía
no podía superar el hecho que fuera hermana de Tony. No se parecían en nada;
Tony con cabello negro y piel morena y entonces, Destiny con cabello rubio y piel
pálida. Supongo que lo único en común era sus ojos caramelos.
Pero con ella, no me imaginaba un helado de vainilla… era más como el
blanco del arroz, porque si está perra dijera una cosa para enojarme, iba a patear su
trasero.
—No puedo creer que mi hermano deje que pongas un pie en la casa de
nuestro padre —siseó entre sus dientes tan perfectamente blancos y rectos.
—No puedo creer que tu hermano tuviera que crecer con una puta infestada
de enfermedades de trasmisión sexual como hermana —siseé de vuelta.
—¡Perra! —gritó.
Me encogí de hombros.
—¿Dónde está mi hermano?
—Estoy aquí —la profunda voz de Tony respondió antes de que pudiera
abrir la boca y decirle que no era su maldito asunto. Él tampoco sonaba feliz y
cuando giré mi cuello, sus ojos entrecerrados se dirigieron a mí.
—¿Qué? —espeté mientras mi mirada viaj ó por su cuerpo. Vestía vaqueros
de montar, sin camisa y sus pies se encontraban desnudos. Tenía el cabello mojado
y desordenado y obviamente se olvidó de secarse las gotas de agua que brillaban
sobre su pecho.
Tenía ganas de saltar sobre él y decidí darle una mirada sucia en su lugar.
Además, sonaba listo para una pelea y si tuviera que hacerlo, les patearía el trasero
a él y a su hermana al mismo tiempo.
—¿Por qué abriste la puerta? —preguntó en un bajo gruñido. Tiré dagas en
dirección a Desnity antes de enfrentarlo de nuevo.
Señalé en dirección a la bruja. —Porque no dejaría de golpear.
Sacudió la cabeza y cuando se quejó: —Lidiaré con tu trasero más tarde —
Mi cuerpo se tensó.
121
—¿Qué estás haciendo aquí? —le preguntó a su hermana en un tono
enojado y el rostro de ella cambió por completo. Pronto pasó de ser una maldita
perra a señorita inocencia.
—¿Por qué la trajiste aquí después de lo que hizo? —preguntó Desnity en
un "ten piedad de mí” que nunca había escuchado.
—Corta esa mierda, Dest. Brian tiene tanto dinero que te importa una
mierda a quién se folla. Ahora, ¿qué estás haciendo aquí?
Hubiera preferido que me golpeara.
Las últimas dos semanas que pasamos juntos fueron increíbles. No diría que
éramos inseparables, no siempre podíamos estar juntos, pero eso hizo que cada
pedacito de tiempo que pasáramos juntos fuera mucho más especial. Él me mudó a
su habitación, con todo, no hubo discusión. Sólo entré a la casa después de pasar
extra tiempo con Starla, cuando encontré a Tony moviendo todas mis cosas. Había
movido todo fuera del recibidor del baño al de él.
Me despertaba con un beso cada mañana y nunca nos perdimos un
desayuno juntos. A pesar que sus días estaban llenos de reuniones, visitas con
propietarios y jinetes, trabajando en el rancho o resolviendo las finanzas en su
despacho, aún tenía tiempo para visitar a Starla conmigo todos los días.
Puede que no almorzáramos juntos todos los días, pero se aseguraba de no
perder la cena. Nuestras noches las pasábamos hablando de… un montón de cosas,
mirábamos películas o simplemente nos relajábamos. Me contaba acerca de su día
y yo hacía lo mismo. Aunque mis días consistían en Starla y Tony, así que no había
mucho que contar.
Había comenzado a sentirme un poco inquieta por no poder salir de la casa.
Deseaba ir a la ciudad, hacer turismo, comer en el restaurante de nuevo, pero
Zacharías aún no había sido capturado. Todavía pensaba que Tony exageraba las
cosas, pero no discutiría con él sobre ello.
Me gustaba aquí... no, me encantaba. Me veía viviendo mi vida en el rancho
de Tony.
Pero sus palabras fueron una importante llamada de atención. Él parecía
feliz. Yo estaba más que feliz. Pensé que empezaba a confiar en mí; que me creía
acerca del pasado, pero nunca me imaginé que todavía pensaba que me acosté con
el novio de su hermana.
—¿Podemos hablar en algún lugar sin ella alrededor? —preguntó Destiny
122
mientras asentía con la cabeza hacía mí, pero Tony negó.
—Estás aquí por dinero. Es la única razón por la cual vienes aquí. ¿Cuánto
necesitas y por qué? —preguntó Tony.
Destiny se congeló.
—No puedo creer que dijeras eso —dijo entre dientes y después me miró.
—Es la verdad. ¿Cuánto?
—Tres mil —espetó y jadeé.
Tony me ignoró y preguntó. —¿Para qué?
—Ummm… un anticipo para mi abogado de divorcio.
No pude parar la sonrisa con un resoplido que se me escapó.
—Trish —espetó Tony.
—Tú no eres mejor que yo —dijo Destiny de repente y regresé mi atención
hacia ella.
—¿Disculpa?
—¡Tuviste sexo con mi novio la noche de mi fiesta de compromiso! —gritó.
Me ericé.
—¡No tuve sexo con él! ¡Sólo tomé esas fotos para devolvértelo y te lo
merecías! —grité de nuevo, por encima del hombro de Tony porque él se interpuso
entre su hermana y yo.
—Trish, cálmate —ordenó Tony, pero no estaba de humor para recibir sus
órdenes.
—¿Saben qué? ¡Ambos váyanse a la mierda! —grité y comencé a irme lejos
antes de congelarme cuando oí a Destiny decir: —él dijo que fue tan malo que ni
siquiera podía recordarlo.
Giré y arremetí contra ella, sólo para ser bloqueada por Tony. Puso sus
manos en mi cintura para mantenerme en el lugar.
Me levanté y grité por encima de su hombro. —¡No pudo recordarlo porque
no sucedió, tú maldita idiota!
Ella se rió de mí. ¡En realidad tuvo el descaro de reírse de mí! Luche contra
Tony hasta que él torció el cuello. —¡Vete! —Le gritó a ella. —¡Lárgate de mi casa,
Dest! Quieres el dinero, te lo enviaré, pero lárgate de aquí!
Ella sonrió. 123
—¡La mataré! —dije desde un lugar tan profundo en mi garganta que pensé
que Tony tendría que llamar a un exorcista cuando esto terminará. Mi cabeza
comenzaría a girar en cualquier momento. Destiny se dio vuelta y la vi bajar los
escalones de la entrada.
—¡Cálmate! —Tony me dio una pequeña sacudida.
—La odio. Lo siento. Sé que es tu hermana, ¡pero malditamente la odio!
—Trish, tienes que superar este rencor q ue tienes en su contra, tendrás que
dejarlo ir.
—¿Ah sí? ¿Al igual que tú has dejado ir el rencor que tienes contra mí?
Lucía tan confundido, como si no tuviera idea de lo que estaba hablando y
su—: ¿Qué? —Sólo lo confirmó.
—Todavía crees que te engañé. Pudiste defenderme cuando tu maldita
hermana empezó a soltar la boca, pero no lo hiciste.
—Estoy trabajando en ello —gruñó.
—¿Sabes qué? Puedes seguir trabajando en ello, pero no me quedaré aquí
mientras —estaba a punto de dar la vuelta, pero algo por encima de mi hombro
llamó mi atención.

124
24
—Oh no… no, no, no —respiré. Empujé a Tony de mi camino y corrí hacia
la puerta. La camioneta de Lex se detuvo y estacionó. Lex, Landyn y Adam
salieron.
—Mierda —respiré de nuevo.
Lex obviamente, no había visto quién estaba llegando a su camioneta a su
derecha, porque cuando Destiny dijo: —Oye, Lan! —Mi mejor amiga se quedó
helada.
Despegué y bajé corriendo las escaleras. Me dirigí directo hacia Destiny.
Ella no me vio y obviamente, era más inteligente de lo que pensaba. Saltó
dentro de su auto y cerró la puerta justo antes que le hiciera algo. Un brazo se
envolvió alrededor de mi cintura, así que lo usé a mi favor y pateé la puerta.
—¡Sal! —grité antes de ser arrastrada. Destiny encendió su auto, dio reversa
y se alejó. Estaba temblando de furia.
—Tengo que decir que eso fue bastante caliente. ¿No estás usando nada bajo
esa camisa? —Oí la pregunta de esa ronca voz en mi oído y giré el cuello para ver a
Tony, todavía sin camisa, a unos pies de distancia. Su mirada era de muerte hacia
la persona detrás de mi espalda.
—Adam, déjame ir —Me apresuré. Al instante me soltó y me giré.
—¿Esa es su camisa? —Adam hizo una elevación de mentón en dirección a
Tony mientras miraba mi cuerpo con poca ropa.
—No es tu asunto —susurré.
Él me sonrió.
—Cariño, lo estoy haciendo mi asunto —Cerré los ojos. Esto no estaba
pasando. Tal vez cuando abriera los ojos, todo el mundo justo en un “puf, se iría”.
Pero eso era demasiado pedir y lo sabía por el brazo que se deslizó por
encima de mi hombro y me empujó hacia atrás.

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—Discúlpanos —gruñó Tony. Me puso hacia delante y cuando pasamos por
una Lex y Landyn congelados, Tony dijo: —sólo será un minuto, no duden en
entrar y ponerse cómodos. —Al menos sonó amable con ellos.
Pero cuando llegamos a la habitación me dejó ir para cerrar y asegurar la
puerta del cuarto. Entonces caminó hacia mí, me levantó y me tiró a la cama.
—¡Oh Dios mío!
Se subió sobre mí y cubrió mi cuerpo con el suyo antes de que tuviera
tiempo de quitar el cabello de mi cara.
Él lo hizo por mí, sin embargo y agarró mi cara con sus dos manos cuando
terminó.
—Nadie te toca a excepción de mí —gruñó justo antes que su boca se
estrellara contra la mía. Levantó el dobladillo de mi camisa y mi desnudez quedó
expuesta a su tacto. Sus dedos eran salvajes.
—Tony —jadeé contra sus labios para llamar su atención, teníamos gente en
la otra habitación, pero él me ignoró y me besó profundamente. Vagamente oí el
ruido de una bragueta bajando y él estaba dentro de mí antes de que pudiera
detenerlo.
No es que lo quería.
Sus movimientos ordenaron a mi cuerpo seguir su voluntad; su boca estaba
ansiosa; su asimiento sobre mis muslos era desesperado. Todo era frenético.
Estaba agradecida que durara lo suficiente para que yo terminara, pero
estuvo cerca. Él se corrió inmediatamente después.
—¿Qué fue eso? —pregunté en voz baja, mientras quedaba sin aliento.
—No me gusta que te toque. No quiero que ningún otro hombre toque lo
que es mío —susurró y apenas lo escuché. Me estaba aplastando, pero nunca le
pediría que se moviera después de esa admisión.
—Tony, ¿me amas? —pregunté en voz baja, pero lamenté la pregunta al
instante en que pregunté. Sentí como cada músculo de su cuerpo se tensaba.
Se me escapó. No debí preguntar, pero se me resba ló. Él me hizo sentir
amada, pero tal vez no se sentía de esa manera. Tenía mi respuesta en el momento
que levantó su cabeza y vi su expresión de remordimiento.
Quería llorar. Giré mi cara y cerré los ojos.
—Me preocupo por ti —dijo en voz baja a un lado de mi cara y sabía que 126
sólo estaba tratando de no herir mis sentimientos—. Estoy tratando, Trish, pero va
a tomar más tiempo. —Lo único que pude hacer fue asentir mientras las lágrimas
se deslizaban por las esquinas de mis ojos.
—Siento preguntar —susurré, junté toda mi fuerza y empujé su pecho. De
inmediato se alejó.
—Mi reina… —comenzó cuando se puso de pie, pero lo interrumpí.
—Está bien. Tienes razón. Tuve que pensarlo mejor. No debí siquiera pensar
que era una posibilidad —Bajé mi camisa y me paré al lado opuesto de la cama.
—Tengo miedo de amarte. No estoy seguro que pueda permitirme hacerlo
—admitió Tony y aunque sus palabras cortaban, no le dije nada de regreso. No
había nada que decir. No podía hacer que me amara y nunca iba a mendigar.
—Lo sé. Está bien —dije a través de una pequeña y triste sonrisa. Él pareció
atormentado mientras me miraba. Me moví a la cómoda, saqué unas bragas, fui
hacia el armario, agarré ropa y luego me dirigí al baño.
No me detuvo.
No estaba en la habitación cuando salí.
Cuando entré a la sala, el aire era pesado. La introducción entre Adam y
Tony, obviamente, no fue la mejor a juzgar por el ceño fruncido y la mirada entre
ellos. Tony aún tenía los mismos vaqueros de antes, pero ahora llevaba camisa y
zapatillas negras.
—Hola —dije en la habitación. Todos los ojos se posaron en mí a excepción
de los de Landyn. Él estaba mirando a Lex. Ella lucía como si hubiera visto a un
fantasma. Y lo hizo, Desnity lo era para todos nosotros. Landyn tenía un brazo
protector alrededor de sus hombros. La mantuvo a su lado, pero parecía que era el
último lugar donde ella quería estar. Adam me miraba como dulce para saborear y
Tony… bueno, había demasiadas cosas que destellaban en su rostro para elegir
una.
—¿Dónde están las chicas? —pregunté, cuando me di cuentas que dos
pequeñas personas importantes estaban desaparecidas en la habitación.
—Mamá y papá se quedaron en casa con ellas —respondió Lex. Trató de
hacer caso omiso del brazo de Landyn y fue entonces cuando él se puso de pie. —
Discúlpanos —gruñó él en la habitación, agarró la mano de Lex y la sacó del sofá
para volver a salir por el porche delantero.
—Mi reina, ven aquí —ordenó con voz suave. Eso fue raro. Hice una pausa.
Le eché un vistazo a Adam. 127
—Mi reina —advirtió Tony.
—Oh, está bien. —Me acerqué a Tony y me senté a su lado. Agarró mi mano
y entrelazó nuestros dedos.
—La amo porque es mi hermana, pero no me agrada la mayor parte del
tiempo. No dejes que ella arruine lo que hemos hecho —dijo y yo estaba
confundida. Desde nuestra conversación en el dormitorio hace sólo unos
momentos, no sabía lo que estaba sucediendo.
Abrí la boca para contarle aquello, pero me besó dulcemente, justo en frente
de Adam y decidí hacer lo que sea que me pidiese… tal vez.
—Ah demonios, no tú también —murmuró Adam.
Le fruncí el ceño.
Él sonrió.
—Adam —dije molesta.
Su sonrisa se hizo más grande.
Negué con la cabeza. Siempre era el creador de problemas.
—¿Me vas a mostrar los alrededores del lugar y dejarás a las polluelas hacer
su mierdas de chica o qué? —preguntó Adam a Tony—. Y creo que será mejor que
lo hagamos rápido antes que Lex se coma a mi hermano vivo.
Tony se rió entre dientes… literalmente se rió entre dientes.
Tony se giró hacia mí y estampó su boca contra la mía muy rápido antes de
mascullar—: Ya vuelvo —dijo contra mis labios. Se levantó. Me giré hacia Adam y
él puso los ojos en blanco.
Crucé los dedos y recé para que el día mejorara.
Tan pronto como entraron por la puerta principal, Lex hizo una rabieta.
—Si no estuviera embarazada la hubiera golpeado de nuevo —se quejó y
sonrió. Extrañaba a mi mejor amiga.

128
25
—Entonces, ¿dejaste que tomara tu virginidad? —soltó ella cuando llegamos
a la cocina y nos sentamos en la mesa del desayuno.
—Sí, pero él no lo sabe. —Sentí algo al ver su mirada, porque estaba
ocupada viendo a los chicos cuando se acercaron al establo.
—¿Qué quieres decir con que no lo sabe?
Me encogí de hombros. —No lo sé. Cuando pasó pensé que él sería capaz de
decirlo, pero pensó que no había tenido sexo en mucho tiempo.
—¿No me digas que todavía piensa que tuviste relaciones con el prometido
de Destiny? —preguntó con suspicacia.
—Le dije que no lo hice, pero no me cree.
—Te ama —informó Lex.
La enfrenté y levanté mis cejas.
—¿Cómo demonios dices que me ama después de todo lo que te acabo de
contar?
—No lo sé. La forma en que te miraba cuando Adam te sostenía. A Tony no
le gustó. Sí cree que lo engañaste, pero todavía te mira de esa manera… te ama.
—Eso es lo más ridículo que he escuchado jamás. Le preg unté si me amaba;
dijo que se preocupaba por mí.
Lex sonrió. —Eso es porque tiene miedo y es demasiado macho para
admitirlo.
Pensé en sus palabras y admití: —Me dijo que tenía miedo de amarme.
—Bueno, ahí lo tienes. Está asustado porque te ama y no sabe qué hacer al
respecto. Tienes que contarle todo.
—Pensaré en ello —dije. Y lo hice.
Todo el maldito día.
—Trish, ¿estás lista? —llamó Tony desde el dormitorio justo cuando salía
129
del baño. Oh sí, estaba lista… más que lista.
—¡Sí! —dije con entusiasmo mientras me dirigía al armario para ponerme
mis sandalias. Estaba vestida con un top rojo y vaqueros de pierna ancha con
sandalias de gladiador plateadas. No debí haberme vestido así, pero me fui de la
borda cuando Tony me dijo que iríamos a cenar con mis amigos a la ciudad.
Me acerqué a la cómoda, me rocié un poco de perfume y Tony caminó
detrás de mí. Envolvió sus brazos alrededor de mis caderas y me besó el hombro.
Me miró por el espejo.
—Te ves hermosa —dijo en mi cuello.
—Gracias.
—Una vez que Zacharías esté atrapado, te prometo que te llevaré, sólo tú y
yo, y lo haremos a menudo.
—¿En serio? ¿No me echarás tan pronto como puedas? —pregunté en voz
baja. Tony me dio otro beso en el cuello poniendo mi piel de gallina.
—No dejaré que te vayas —susurró mientras me miraba en el espejo—.
Vamos, tus amigos nos están esperando.
Me giré en sus brazos y lo miré a los ojos. —Prométemelo —susurré—. Sé
que no puedes predecir el futuro, sé que tienes miedo a amarme pero prométeme
que lo tratarás.
—Espera un momento —dijo, retrocediendo y dirigiéndose a la cómoda.
Cuando regresó, dijo: —Levanta tu cabello.
Lo hice.
Cuando terminó, lo besé tiernamente. —Ya lo estoy tratando, mi reina —dijo
y miré hacia abajo para ver el collar que me había dado hace años.
Pensé que lo perdí para siempre. Lo dejé caer y nunca lo encontré.
—No llores —ordenó cuando vio mis ojos llorar.
—¿Cómo conseguiste esto? —pregunté en voz baja.
—No es el mismo. Este es nuevo. Lo vi un tiempo atrás y tuve que
comprarlo. Es idéntico al original. —Lo apreté tan fuerte en mi mano que dejé una
marca en mi palma. Me hacía sentir especial.
—¿Cuánto tiempo lo has tenido?
—Un tiempo. —Es todo lo que dijo y por su tono no daría más detalles.
130
—Me encanta. Nunca me lo quitaré —prometí.
Respondió al instante. —Bien.
La cena estuvo genial. No fuimos a un comedor cualquiera, pero en el
restaurante en que comimos no era mucho mejor. La comida era fantástica, sin
embargo. Lex y Landyn realmente parecían disfrutar y Adam coqueteaba con cada
pedazo de trasero que caminaba.
Lex y yo nos excusamos para ir al baño.
—¿De dónde diablos salió eso? —preguntó Lex, emocionada. Ella sabía lo
que era.
—Tony me lo dio antes. Dijo que no era el original, pero lo ha tenido desde
hace un tiempo.
—Te dije que te amaba.
Y fue entonces cuando una vieja y morena atractiva en el lavamanos se rió.
Me puse rígida. Lo mismo hizo Lex.
—¿Te importa? —pregunté.
—Lo siento, cariño, no pude evitar escuchar. No te hagas ilusiones con
Tony.
—¿Disculpa? ¿Quién demonios crees que eres? —espeté.
Ella sonrió.
—Digamos que a él le gusta visitarme… a menudo, pero puedo ver porque
no ha venido. No lo he visto en un par de semanas y me pregunté qué pasó. Sabía
que la pequeña Bobbie Jo nunca pudo mantener su atención a pesar de que lo
rogaba.
¡Oh, Dios mío! ¡Se estaba acostando con las dos!
Me agarré del mostrador para no perder el equilibrio. No me sentía muy
bien.
—Sin embargo, buena suerte. Parece que lo puedes manejar mejor que ella.
—Y con eso, salió por la puerta.
—No la escuches, T. Es diferente contigo y Tony, y lo sabes.
—Estaba durmiendo con ambas —susurré y encontré su mirada—. Estoy
tratando de ser fuerte, Lex, pero cada vez que doy la vuelta consigo que me pateen
el trasero.
—Él no te engaña. 131
No sabía eso, no lo sabía y realmente no quería escuchar más. —Sólo
regresemos.
—Estoy lista para salir de todos modos.
—Trish.
—Sólo estoy cansada, Lex. Por favor —dije y no le di una opción porque
abrí la puerta y salí.
Tony me miró. Mientras empecé a ir a la mesa sonrió con su hermosa
sonrisa y traté de devolvérsela, pero supe que no se encontró con mis ojos. Él se
puso de pie y se dirigió en mi dirección.
—¿Qué va mal?
—Nada. —Caray, ¿realmente podía decir si algo andaba mal porque
simplemente no le sonreía?
—Trish, no me mientas —dijo profundamente y miré alrededor del
restaurante hasta que encontré lo que estaba buscando.
—Eso es lo que está mal —dije, mirando en dirección a la morena. Tony la
miró también.
—¿Qué te dijo? —gruñó.
—Nada. No te preocupes por eso, ni siquiera diría nada —dije. Quería que
lo dejara porque quería olvidarlo, pero cuando me miró fijamente cedí.
—Dijo que la visitabas a menudo. Dijo que te la estabas follando a ella y BJ
al mismo tiempo. Bueno, no como un trío, pero… ya sabes lo que quiero decir.
—¿Qué demonios? —preguntó con un tono peligroso y yo sabía que lo que
vendría no sería bueno. Miré por encima del hombro para llamar la atención de
Lex, pero no lo necesité, ella ya estaba mirando. También lo hacía Landyn y Adam.
Tony me agarró la mano y me llevó detrás de él.
—¿Qué estás haciendo? —susurré. No me hizo caso y no se detuvo hasta
que llegamos a la mesa de la morena. Ella se sentó con otras dos mujeres y todas
ellas nos miraron. Una enorme sonrisa estalló en la cara de la morena y abrió la
boca para decir algo, pero la cerró cuando Tony exigió: —Discúlpate.
—¿Qué? —preguntó mirando entre nosotros dos, el ceño fruncido remplazó
su sonrisa.
—Discúlpate con ella —espetó tan fuerte que ella saltó.
132
Ella me miró y respiró. —Lo siento.
No dije nada a cambio porque estaba incómoda y molesta y no sabía que
decir. Sólo tiré de la mano de él para que regresáramos a nuestra mesa. Él me
siguió, no sin antes advertir a la morena. —Mantén tu maldita boca cerrada.
Todos en nuestra mesa, en realidad todos en el restaurante, nos miraban
cuando nos sentamos.
—¿Todo va bien? —preguntó Adam.
Él me miró directamente, pero Tony respondió: —Bien.
—¿Ellas están en todas partes? ¿Miraré a alguien que tuvo sexo contigo a
cada sitio al que vayamos? —pregunté y la cara de Tony se suavizó cuando me
miró—. Porque si ese es el caso, prefiero no salir de la casa.
—Oh, mierda —gimió Landyn.
—¿Por qué no ibas a decirme lo que ella te dijo? —preguntó, ignorando mi
pregunta.
—Bueno, no quería avergonzarte delante de todo el mundo justo como lo
hiciste conmigo.
—Entonces hablaremos de ello cuando lleguemos a casa.
—Tú eres el que inició esta mierda aquí.
—¿Ella te molestó? —preguntó y me puse rígida.
—Lo hizo —respondí y entonces levantó una mano a mi mejilla.
—Te lo digo, preciosa, no tienes nada de qué preocuparte. Nunca tocaría a
otra mujer. Apenas puedo con la que conseguí —dijo suavemente contra mis
labios, justo antes de tomarlos rápidamente.
—Bueno, es genial saber que mi hermano no es el único idiota en la mesa —
interrumpió Adam. Tony y yo lo miramos.
—Cállate, Adam —dijeron Landyn y Lex al mismo tiempo.
Nuestra compañía se fue tan pronto como llegamos a la casa. Y gracias a
Dios por eso.
—Si alguien te molesta, quiero saber sobre ello. No me esconda s nada —
gimió Tony en mi cuello mientras me sujetaba contra la pared de la ducha. Mis
piernas estaban alrededor de sus caderas, las manos cavando en sus hombros
mientras él empujaba dentro de mí.
—Está bien —respiré profundamente. 133
—Sabes tan malditamente bien. —Mordió mi cuello y gemí.
—Estás cerca —me dijo.
—Vente conmigo —susurré.
Él gimió y poseyó mi boca, su lengua abriendo mis labios para encontrar la
entrada. Palpitó dentro de mí cuando gimió en mi boca y lo llamé por su nombre
cuando llegué. Se asentó en mi interior por completo mientras se corría conmigo.
Apenas podía estar de pie después de terminar, pero nos turnamos para
lavarnos el uno al otro. Ninguno de los dos se molestó en vestirse después de
secarnos con la toalla. Nos fuimos directamente a la cama. Me envolvió con su
cuerpo y ambos nos desmayamos… no sin antes susurrar: —Te amo.

134
26
—Cariño, ¿puedo preguntarte algo? —le pregunté a Tony mientas nos
sentábamos en la mesa de la cocina y comíamos el desayuno. Él se miraba delicioso
en sus vaqueros oscuros y polo azul. Tenía un par de reuniones hoy y se iría
pronto, así que decidí tomar una oportunidad.
Había estado en este lugar por un mes y una semana y todavía me
encantaba, pero quería ver más.
—¿Qué pasa?
—Ayer hablé con Shane. —De inmediato dejó de comer y bajó su tenedor. A
Tony no le agradaba Shane… o mejor dicho, no quería que a mí me agradara Shane
o que Shane le agradara. No me quería a su alrededor. No le gustaba cuando
estaba demasiado cerca de mí. Él estaba celoso, pero no tenía razón de estarlo.
—¿Y? —dijo.
Negué con la cabeza.
—No entiendo por qué no te agrada, Tony. No tenías problemas con él
cuando llegué aquí la primera vez, pero ahora si lo ves en cualquier lugar cerca de
mí, te vuelves loco.
—No me gusta la forma en que te mira. —No, eso no era. Sólo no se fiaba de
mí.
—Está enamorado de Shannon —le dije a pesar de que él ya sabía. Se lo dije
un millón de veces. A Tony aún no le importaba.
—¿Qué es lo que quieres preguntarme? —Cambió de tema de regreso a mi
pregunta.
Esto no iba como esperaba.
—Me preguntaba si podía ayudar en la clínica de nuevo, aunque sea a
tiempo parcial. Él se ofreció a recogerme y traerme de regreso a casa…. O dijo que
iba a trabajar en algo contigo.
—No —respondió al instante.
135
—Tony, no es que él no te agrade, es que no confías en mí. No puedo
quedarme encerrada aquí porque no me quieres alrededor de Shane.
—Confío en ti; no me fío de él. ¿Y está siendo tan malo estar aquí? —Casi
sonó como si hubiera herido sus sentimientos.
—Me encanta estar aquí. Creo que sólo me estoy volviendo un poco loca
porque no puedo ir a ninguna parte. No puedo ir a la tienda de comestibles, sino
que tú o Larry tienen que ir por mí. No puedo ir a comprar ropa o conseguir la
pedicura… ni siquiera puedo ir a cenar o al cine. Yo sólo… pensé que sería seguro
ir a la clínica. Shane y Shannon no se llevan bien. Ella lo va dejar y él necesita
ayuda. No sabemos si, o cuando, Zacharias será atrapado y pensé que esto sería
perfecto.
—Hablaremos de ello más tarde —ofreció Tony y se levantó.
—Tony, lo voy a hacer. —No necesitaba su permiso. Quería que estuviera
bien con la idea, pero no le iba a dar el control de mi vida, especialmente porque la
única razón era que no quería que trabajara con Shane, porque no confiaba en mí.
Ni una sola vez mencionó el hecho de que no podría ser seguro.
—No lo harás —declaró en un tono autoritario que sólo sirvió para ponerme
realmente loca. Me senté allí echando humo cuando él rodeó la mesa, me dio un
beso en la mejilla y se fue sin mirar atrás.
Hice lo que dije que haría. Salí, busqué a Shane y le dije que estaba dentro.
Que me gustaría ir con él mañana a primera hora.
Cuando le expliqué mis planes a Tony después de llegar a casa, estaba tan
enojado que me dio el tratamiento de silencio. Ni siquiera me miraba. Agarró las
llaves y dijo: —Voy a salir.
No llegó a casa hasta la una de la mañana. Cuando decidió ir directamente a
su oficina la mañana siguiente en vez de desayunar conmigo, empecé a dudar
sobre mi decisión de trabajar con Shane. Pude haberle dicho que no podía ayudar
más, pero eso habría sido infantil.
Fui con Shane.
Me senté por un par de visitas de pacientes y pasé tiempo con Shannon… a
quien adoraba. Ella además era una asistente increíble y los pacientes también
parecían amarla. Cuando llamé a Tony por alrededor de las dos de la tarde para
pedirle que fuera por mí, no respondió.
Shannon tuvo que dejarme. 136
—Hola —dije cuando entré a la casa y vi a Tony en la sala.
Él murmuró un hola de regreso, pero no me miró.
—Tony no estés enojado, por favor —supliqué, pero Tony no quería
escuchar. Se acercó, me besó torpemente la mejilla y dijo que tenía que hacer un
mandado en la ciudad. Que volvería más tarde.
Me sorprendí cuando estaba en casa para la cena. Sin embargo, ninguno de
los dos dijo mucho.
Esa rutina continuó durante las próximas dos semanas. Excepto por el sexo,
a veces con protección, a veces sin ella, con caricias después y él sosteniéndome
como si no quisiera dejarme ir nunca… todo lo demás fue forzado.
Todo había cambiado y no tenía idea de cómo solucionarlo. Ni siquiera
sabía si nuestra relación era corregible. Tony no creía en mí y su aversión por
Shane sólo crecía. Estaba tenso y estresado y yo estaba cansada de la confusión
emocional.
Me sentía como una obligación.
Especialmente desde que empezó a salir por la noche; que lo había hecho un
par de veces. La primera noche, el día después de que nos peleamos sobre mi
trabajo, llegó a la casa ebrio. No estaba tan perdido, pero tuvo lo suficiente para
poder olerlo todo sobre él. Y anoche, se fue y no vino hasta la una de la mañana. Se
subió a la cama, ni siquiera me tocó. Esta vez no olía a alcohol, pero apestaba a
perfume. Me levanté, me fui a mi antigua habitación y lloré hasta quedarme
dormida.
Ahora, estaba sentada en el borde de la cama y lo miré fijamente, él se veía
pacífico e inocente, pero sabía en mi corazón que era todo lo contrario. Él estaba a
mi lado, pero se sentía como un mundo aparte. Sabía que algo sucedió la noche
anterior, me preguntaba con quién.
¿Su morena? ¿BJ?
Pensé en mis conversaciones diarias con Lex, Gayle y mi papá. Todos
querían que me quedara aquí. Nunca lo dijeron, pero querían que Tony y yo
volviéramos a estar juntos.
Cuando abrió sus ojos, gimió y echó un brazo sobre ellos, como un escudo
anti luz que entraba por la ventana.
—Supongo que eso significa que tuviste una buena noche —dije. Mantuve
mi voz suave.
137
—Estuvo buena. —Se quejó, pero aparte de eso, no se movió. Decidí que me
iría hoy. No importaba lo que dijera, incluso que rogara con sus manos y rodillas,
yo me iba a ir. Me puse de pie, con el corazón roto.
—A juzgar por el olor a perfume, me imagino que tu noche fue más que
buena —susurré.
Su brazo se apartó de sus ojos cuando preguntó: —¿Qué?
Negué con la cabeza y me tragué el nudo en la garganta. —Sólo olvídalo,
Tony. —Entré en el armario, me puse unos vaqueros, zapatillas de deporte y un
top apretado con cuello en V. Cuando salí, Tony aún estaba acostado en la misma
posición, pero ahora observaba cada movimiento que hacía con los ojos
entrecerrados.
—Mi reina… —comenzó, pero no oí el resto porque caminé por la puerta.
Fui con Starla, la única persona o animal que me hacía sentir mejor. Me calmó
sentarme con ella, ayudarla, hablar con ella y verla caminar por el interior del
anillo de equitación. Incluso, con rigidez en las articulaciones y ligamentos
inflamados, manejó el ejercicio como una profesional.
Starla era lo único constante en mi vida. La idea de dejarla me hizo sentir
mal del estómago, pero estaba más que lista para irme a casa. Por supuesto, odiaba
la idea de dejar a Tony, también, pero era obvio que no me quería aquí. Se
preocupaba por mí, eso lo sabía, pero no era suficiente.

138
27
—¡Hola! —Escuché y el acento me sacó de mis pensamientos. Miré y vi a
Shane viniendo hacia mí mientras abría la puerta de la caballeriza de Starla.
Sólo Shane y yo veníamos aquí por las mañanas, a veces por las tardes, pero
sus visitas habían disminuido un poco. Supuse que pensó que conmigo en el lugar
no era necesario.
Me podía llamar si necesitaba algo que mirar. No me importaba en absoluto
y era lo menos que podía hacer por él. Tal vez pude besarlo por darme tanta
libertad con el tratamiento de Starla.
—¿Cómo está nuestra chica esta mañana? —preguntó.
—Parece que lo está llevando a cabo. Nuestra chica de aquí es una
luchadora —dije mientras regresaba a la tarea en cuestión.
Me enganché a sus riendas y caminé con Starla en el anillo de equitación,
mientras Shane nos seguía. Cuando uno de los mozos salió y se ofreció a caminar
con ella por mí, encontré a Shane en el lado opuesto de la valla de madera blanca y
me paré a su lado. Se inclinó con sus antebrazos descansando en la valla.
—¿Cómo están las cosas con Shannon? —pregunté en voz muy baja.
Se encogió de hombros. —Me odia y no la culpo. Está ocultando algo, pero
no quiere hablar de ello y por alguna razón, no puedo dejar de herirla. Sin
embargo sigue trabajando para mí y yo sigo encontrando maneras de culparla en
su estancia.
Me quedé helada. Shane y yo hablábamos todos los días, pero aquello era
siempre sobre mí quejándome de Tony. Shane rara vez discutía algo personal de sí
mismo.
—Nunca te contará nada si sigues haciendo que se sienta insegura. Sólo dile
cómo te sientes.
Sacudió la cabeza. —Ella es demasiado joven para mí.
Pensé en eso.
—Ummm… ¿por qué lo dices? 139
—Tiene veinticinco y yo treinta y cuatro. Es demasiado joven para mí —dijo
pero no me miraba.
—Por favor dime que estás bromeando —pregunté con incredulidad
mientas lo miraba.
Shane sacudió la cabeza. —No, no lo estoy.
—Tony es más grande por cinco años, pero sigue actuando como un niño a
veces. La edad es sólo un número, Shane y creo que Shannon ha pasado por
mucho. Ella no es una niña. Se hace cargo de sí misma, así que levanta tu trasero
de la clínica y demuéstrale lo madura que es.
—Tal vez —respondió en voz baja.
—Sólo no la lastimes más. Algunas personas sólo pueden soportar mucho
antes de romperse —susurré y él me miró. Aparté la vista.k
—¿Es dónde te encuentras ahora? ¿Tu punto de ruptura? Sabes, todavía no
puedo entender por qué dejas que te haga esto.
—No me voy a romper; ya estoy rota —susurré, atormentada.
De repente, sentí una mano debajo de mi barbilla y mi cara fue levantada
para encontrarse con la mirada de Shane.
—No te hagas esto —ordenó mientras nos mirábamos a los ojos. Su pulgar
acarició mi mandíbula con ternura, no con deseo, pero con preocupación.
Me rompí a llorar y lo abracé. Él me susurró palabras de consuelo al oído
mientras que me aferraba a él. Aquello era inocente, pero estaba desesperada por
hacer que el dolor desapareciera.
Lástima que no se viera tan inocente para el hombre violento que venía
hacia nuestra dirección.
—¡Quita tus malditas manos de ella! —Escuché el grito y los brazos de
Shane cayeron al instante. Giré el cuello, justo cuando Tony llegaba.
—¡Detente! —grité a través de las lágrimas cuando Tony llegó.
Cuando su puño conectó con la cara de Shane, gritó: —¡Hijo de puta!
El golpe se vio tan fuerte que pensé que Shane caería, pero movió los pies
justo a tiempo para recuperar el equilibrio. Se abalanzó, encontrando la cabeza de
Tony y lucharon hasta que finalmente cayeron a la tierra. Brazos y suciedad
volaban por todas partes, pero ninguno de ellos se echó para atrás.
140
Ambos van a matarse.
Por suerte, dos de los trabajadores corrieron hacia nosotros y cuando
llegaron, alejaron a Tony y Shane.
—¡Idiotas! —Escuché a Larry gritar mientras también venía.
Ellos estaban cubiertos tanto de tierra como de hierba. Ambos continuaron
mirándose y su respiración era pesada. La nariz de Shane sangraba, el labio
inferior de Tony estaba roto.
Cuando di un paso cerca de él, gritó—: ¡Mantente lejos de mí!
Me congelé.
—Sabía que no valías nada, no eres más que una pequeña puta sucia —me
espetó.
—No es lo que parecía. —Lloré despacio porque todo el mundo nos miraba.
Incluso, Shane estaba paralizado.
—¿Enserio? ¿Igual que esas fotos que no eran lo que parecían? —gritó de
nuevo.
Negué con la cabeza porque no podía hablar por la opresión en mi garganta.
—¿Sabes qué? Quiero que te largues. ¡Lárgate de mi casa y mantente alejada
de mi vida! Sólo te estaba usando mientras estabas aquí, pero anoche encontré a
alguien mejor. Eres un buen polvo, pero eso es lo único para lo que eres buena.
—Por favor, detente —susurré.
—Ni siquiera sé por qué me molesté en mantenerte aquí. Espero que
Zacharias te encuentre. Entonces el mundo tendrá una puta menos.
—Chico… —comenzó Larry, pero Tony lo interrumpió con una mirada tan
penetrante que Larry cerró la boca.
Él se me acercó, agarró el collar de alrededor de mi cuello con ambas manos
y rompió la cadena.
—Fuera de mi casa —espetó Tony. Haciendo hincapié en cada palabra—. Te
doy cuatro horas para que te largues de aquí y es mejor que te vayas para el
momento en que regrese —advirtió antes que se diera la vuelta.
Caí en el suelo mientras un sollozo rasgó a través de mi cuerpo. Sentí brazos
alrededor de mí, consolándome, pero no podía moverme. Los brazos me
envolvieron y mi cuerpo sin vida fue levantado.
Lloré contra el pecho de Shane hasta que me quedé sin nada. Ni siquiera
141
sentía dolor. Estaba entumecida del mundo. Le rogué a Shane para que se fuera,
pero negó hasta que supiera que alguien venía en camino por mí. Así que tan
pronto como me compuse, llamé a Adam. No pude decir otra cosa que no fuera. —
Adam, por favor ven por mí. —Mi voz era tan débil.
—Estoy en camino —dijo a la carrera y no me preguntó nada antes de
colgar.
No tenía idea de cuánto tiempo pasó, pero sabía que no sería mucho antes
de que Tony volviera. Finalmente conseguí que Shane se fuera, por lo cual fue
bueno, porque Adam llamó a la puerta pocos minutos después de que él se fuera.
Pero cuando abrí la puerta, no era Adam.

142
28
TONY
Había una Tahoe blanca estacionada en frente cuando llegué.
Ella todavía no estaba lejos de mi maldita casa.
Estacioné, salí, pero me detuve cuando vi a un hombre muy parecido a
Adam de rodillas en mi puerta.
—¿Qué demonios estás haciendo? —espeté, pero ni siquiera llegué al primer
escalón antes que Adam bajara como un cañón por ellas. Me agarró de la camisa y
me gritó en la cara:
—¿Dónde demonios está?
Lo empujé.
Me quedé helado. En realidad, ya sabía.
—¿Quién? —susurré.
—Trish. ¿Dónde demonios está? He estado aquí por treinta minutos, la
puerta estaba abierta cuando llegué aquí y no estaba en la casa.
No…
La bilis subió desde mis entrañas a mi garganta, pero la aplasté y subí
corriendo por las escaleras de la casa.
—¡Trish! —grité una y otra vez mientras la buscaba en cada habitación. Sus
maletas estaban llenas y abandonadas en la sala. Todo tuvo que haber sido puesto
dentro de ellas porque no había rastro de ella en toda la casa.
Saqué el teléfono para llamar a Shane.
—¿Qué? —espetó porque ya sabía que era yo y no le gustaba que lo
estuviera llamando. Quería asesinarlo, pero esa no era mi preocupación por el
momento.
—¿En dónde está Trish? —grité a través del teléfono.
—¿Me estás preguntando a mí porque…? 143
—Se ha ido, pero dejó todas sus maletas aquí. ¿No está contigo?
Silencio, justo antes de: —¡Joder! Sabía que no la tuve que dejar sola, pero
¡me rogó que me fuera! Dijo que alguien vendría por ella… —Su voz fue bajando—
. Estaba rota —susurró antes de hablar con determinación—. Estoy en camino. —Y
colgó.
—¿Y? —preguntó Adam, lo ignoré para pensar más rápido.
Starla.
Pasé a un lado de Adam corriendo hasta el establo, busqué en cada
caballeriza, pero Trish no estaba allí. Atrapé a uno de los chicos y me dijo que no la
había visto.
—¡Joder! —grité en agonía.
Volví corriendo a la casa, agarré mis llaves y le grité a Adam para que
condujera a un lado de la propiedad, mientras yo lo hacía por el otro.
Saqué mi teléfono y llamé al alguacil Thompson.
—¡Trish ha desaparecido! ¡Empieza a llamar a cualquier persona que tengas
y encuéntrala! ¡Luego trae su trasero a mi casa! —Conocía al alguacil desde niño y
él sabía del caso con Zacharias. No dudó.
No encontré a Trish en ningún lugar, no había rastro de ella. Llamé a todas
las personas que conocía en la ciudad y les dije que mantuvieran un ojo por ella.
Arrastré mi trasero de regreso a casa y encontré a Adam, Shane, Larry y dos
oficiales allí.
—¿Cómo dejaste que esto pasara? —gritó Adam mientras venía por mí. Ni
siquiera me protegí cuando su puño conectó con mi cara. Shane se interpuso
mientras yo me preparaba para recibir otro golpe. Me lo merecía.
—¡Vi a Bobbie Jo aquí! —escuché gritar a alguien detrás de mí y me di la
vuelta. Uno de mis trabajadores corría y gritaba: —¡Vi su camioneta! No pensé en
nada sobre eso, pero Trish se fue con ella.

144
TRISH
¡En el instante que esa perra deje su arma la voy a matar!
A partir del momento en que abrí la puerta de la casa de Tony, ella apuntó
esa maldita cosa en mi dirección y no la había dejado desde entonces. Comenzó
apuntando mi cabeza, pero ahora estaba en mi espalda.
—¡Muévete! —ordenó mientras caminaba por el mal iluminado almacén.
Por lo que pude ver, estaba vacío y el olor era horrible, como a moho.
—¿Por qué estás haciendo esto? —pregunté en voz baja porque no quería
provocar que disparara mi trasero. Empujó el arma más profundo en mi espalda.
—Porque los observé. Vi la forma en que te tocaba. Tomaste algo que quiero
y estoy a punto de recuperarlo.
—¿Qué…? —empecé a preguntar, pero fui interrumpida por una voz
masculina con acento español.
—Te llevó tiempo. —Me quedé helada. Escuché la voz de Zacharias y giré.
Se veía muy irritado mientras caminaba hacia nosotras. Por instinto me alejé de él,
pero no me prestó atención. Giré mi cuello y lo vi arrebatarle el arma de las manos
a BJ. La golpeó en la cabeza con ella.
—¡No! —grité cuando cayó al suelo. Me giré para correr, pero no llegué
muy lejos. Sus dedos se enredaron en mi cabello cuando me atrapó y me tiró hacia
atrás. Volteé mi cuerpo y me defendí con todo lo que tenía.
Puede matarme, pero no sin que yo luche.
Arañé su cara, sus ojos, pero cuando el cañón de la pistola me tocó la sien
fue todo lo que necesité para parar.
Agarró un puño de mi cabello y lo tiró hacia atrás. Siseé de dolor. Me moví
hacia delante y me dirigí a una pequeña habitación en la parte trasera. De repente,
mis brazos fueron levantados, traté de alejarme, pero él era demasiado fuerte. Oí el
sonido de las esposas y luego mi muñeca estaba atrapada, dolorosamente. Retorció
mi otro brazo en la dirección opuesta, mi cuerpo se sacudió y luego el brazalete se
cerró alrededor de ambas muñecas.
—Iba a hacer esto rápido, pero no me agradas —silbó Zacharias en mi
oído—. Por lo tanto, voy a jugar contigo —finalizó.
145
Levanté la cabeza y dije: —Jódete. —Mientras ponía toda mi fuerza en mis
muñecas y golpeaba sus bolas. Sentí que el metal se enterraba en mi piel, pero alejé
el dolor de mi mente.
Él maldijo, se agarró a sí mismo y habló en lenguas… o español, no podía
decirlo porque no entendía lo que decía. Quería matarlo. No sabía lo que quería
decir con “jugar contigo”, sin embargo, moriría antes de dejar que me tocara.
Se puso de pie, se echó hacia atrás y me dio un puñetazo en el estómago con
toda la fuerza que tenía.
—No quiero echar a perder esa cara bonita. Tengo planes para esa boca. —
Levantó mi cabeza, tocó mis labios con su pulgar y los dejó mientras yo jadeaba.

146
TONY
Estaba enfermo. El vómito se elevó desde mis entrañas a mi garganta. No
tardó mucho antes de que llegara por completo.
Habían pasado más de cuatro horas desde que cualquiera había visto a
Trish. Más de siete horas desde que la vi… esos grandes ojos marrones… su
maldita sonrisa.
Siete… malditas… horas…
Corrí al lado de la casa, caí de rodillas y vomité hasta que no quedó nada.
Estaba malditamente enfermo. El dolor era agonizante. No podía hacer nada.
Las cosas que le dije… las cosas que nunca le dije… todas las veces que ella me
susurró: “Te amo” y nunca, como un maldito hombre, le correspondí.
No pude contener las lágrimas; mis sollozos silenciosos.
Buscamos en esta ciudad minuciosamente y no encontramos ni rastro de ella
o de Bobbie Jo… a quién iba a matar.
Todavía estaría buscando a Trish si el alguacil Johnson no hubiera llamado
por un reagrupamiento y tenía que admitirlo, lo necesitaba. No podía pensar con
claridad, no podía concentrarme. Escuché cuando los vehículos se detuvieron a la
izquierda y derecha, y justo en el momento que me levanté para regresar a la casa,
la camioneta roja de Lex se detuvo.
Limpié la evidencia de crisis en mi cara entretanto caminaba por los
escalones del porche y esperé. Lex gritó mientras bajaba. Su cara estaba roja. El
sonido de sus sollozos apuñalaba mi estómago. Cuando me vio, corrió
directamente hacia mí y me preparé. Se las arregló para darme un par de bofetadas
antes que Landyn la agarrara por la cintura para alejarla.
Debía dejar que ella me matara. Me lo merecía.
—Si ellos la tocan, te voy a matar —lloró y por el rabillo del ojo miré a
Adam que se dirigía a nuestra dirección—. Simplemente no pudiste dejar de
herirla… ¡Por algo que ni siquiera hizo! —gritó. Cerré los ojos y tomé todo aquello.
—Trish era virgen —dijo en voz baja. Mis ojos se abrieron—. Nunca la
tocaron de la manera que tú lo hiciste —dijo entre dientes. Negué con la cabeza; no
con incredulidad, sino porque creía cada maldita palabra que ella dijo y quería
todo eso fuera de mi cabeza. Sus palabras me destrozaron y no podía soportar lo 147
más.
—Ella casi fue violada cuando era una pequeña niña… con tan sólo nueve
años. Su madre la odiaba y la dejó al cuidado de un violador. ¡Todavía tiene
pesadillas! —Se ahogó a través de un sollozo. Negué con la cabeza de nuevo. Tenía
que despejarla. Estaba desesperado por que ella se detuviera.
—Creo que debes llamar a su padre y decirle que su única hija está
desaparecida. ¡Dile que su hija, la que vio sufrir en manos de su madre, se ha ido!
Su papá luchó por ella. Ningún juez iba alejar a Trish de su madre porque ella era
buena actriz. No antes de que ella dejara a Trish en manos de un violador que al Sr.
Kincaid le dieron la custodia.
—Detente —susurré mientras apretaba el collar en mi bolsillo, ese que había
arrancado del cuello de mi reina.
—Adam me dijo lo que le dijiste… durante su pelea… ¡que la querías
muerta! ¡Llama a su padre y dile eso! ¡Dile que eres un pedazo de mierda cobarde!
¡Dile lo que le hiciste!
—Cariño —oí a Landyn decirle con voz dolida, pero ella tampoco estaba
tomando nada de él.
—Aléjate de mí —exigió y empujó el pecho de Landyn para alejarse.

148
TRISH
No podía sentir mis manos.
Mis muñecas se sentían al rojo vivo de dolor y cuando levanté la vista, vi
que sangraban. Mis brazos estaban entumecidos, todos los músculos de mis
piernas palpitaban y los arcos de mis pies dolían porque tuve que alternar mi peso
entre mis pies y muñecas.
Y cada vez que oía los gritos de Bobbie Jo, luchaba contra las esposas, lo que
hacía que el dolor empeorara.
—Ah, estás despierta —profirió Zacharias cuando entró por la puerta.
Arrastró a la desnuda e inconsciente Bobbie Jo por detrás de él. Claramente fue
golpeada... y sólo Dios sabía cuánto más.
—¿Qué hiciste con ella? —susurré. Él se reía mientras pasaba a mi lado y ya
no pude verlo más, pero sí oí el sonido del cuerpo de Bobbie Jo siendo arrojado.
Entonces, él estaba frente a mí.
Sacó un cuchillo y cortó mi camisa por la mitad, pero luché, pateé y grité.
—¡Sólo mátame! —grité, no obstante, dejé de luchar en el segundo que
presionó el cuchillo con fuerza contra mi garganta, lo suficiente para cortar mi piel.
Cerré los ojos por la sensación y él lo apretó con fuerza, arrastrando lentamente el
cuchillo hacía el centro de mi garganta.
Justo cuando pensé que terminó, escuché a alguien gritar en español afuera
de la habitación. Zacharias retrocedió con miedo en sus ojos, soltó el cuchillo y
salió corriendo de la habitación. Lloré, mi cuerpo tembló y sentí un hilo de sangre
bajando por mi cuello.
El griterío se hizo más fuerte… más fuerte y luego, los disparos resonaron.
Me sacudí.
Entonces, hubo silencio.
No moví un músculo hasta que vi movimiento en la puerta. Un hombre,
uno que no reconocía, entró por la puerta.
—Por favor, no me hagas daño —rogué a través de mis lágrimas. Él
comenzó a murmurar en español, sus movimientos eran ansiosos mientras se
dirigía a mí.
149
—¡No! —grité y traté de patear, pero estaba demasiado débil—. Por favor,
no me hagas daño —rogué de nuevo.
—Te voy a sacar de aquí —dijo con un fuerte acento. Levantó los brazos,
abrió las esposas de mis muñecas y me agarró antes de caer al suelo. Me recogió y
me acunó contra su pecho.
—Mantén tus ojos cerrados hasta que estemos afuera —ordenó.
Hice lo que dijo.
No los abrí hasta que me dejó en el suelo y sentí lo que pensé que era hierba
debajo de mi espalda. Debí haber estado en el interior más de lo que pensaba, ya
que estaba oscuro, pero la luna era tan brillante, que pude ver perfectamente.
Miré al hombre que todavía se cernía sobre mí y maldijo cuando sus ojos se
fijaron en mi cuello. Arrancó un pedazo de mi camisa ya desgarrada y lo llevó al
corte, agarró mi mano, la colocó sobre él mientras él quitaba la suya. Nunca quité
mi mirada de su cara.
Sus brillantes ojos color avellana se encontraron con los míos. No había
duda en el color de su piel moreno claro.
—Nunca me viste. Esto —Levantó su teléfono—, es de tu amiga en el
interior. Pide ayuda, pero no entres, ¿entiendes? —Tragué duro y asentí, pero hice
una mueca de dolor. Ojos color avellana dejaron salir una cadena de palabras en
español y todo sonaba feo.
—Diles que estás en Old River Warehouse. Ellos sabrán dónde estás.
—Bien —susurré, mientras lo miraba fijamente. Agarró mi mano
desocupada y colocó el teléfono en ella. Se puso de pie, me miró y dijo:
—Zacharias está muerto allí dentro. Recuerda, nunca me viste.
Desapareció.
Miré el teléfono de BJ, luché para mantener mi mano lo suficiente estable
para encontrar el número en su lista de contactos y pulsé marcar.

150
TONY
—¿Dónde demonios está? —grité en el teléfono cuando vi el nombre de
Bobbie Jo en la pantalla. Quince horas preocupado por Trish me estaban haciendo
perder la mente. Cada músculo de mi cuerpo se tensó y sólo deseaba que Bobbie Jo
estuviera frente a mí para poder estrangularla.
—Tony —escuché susurrar.
Me quedé helado.
—Mi reina, ¿estás bien? ¿Dónde estás? —pregunté frenéticamente mientras
iba corriendo hasta mi camión.
—Old River Warehouse. Por favor, envía a alguien —susurró. Giré el cuello
y grité su ubicación a cada persona de pie alrededor. Salté a mi camión, lo encendí
y aceleré hacia mi corazón. Ella estaba a cuarenta y cinco minutos, pero iba a llegar
en veinte.
—Preciosa, ¿estás bien? —pregunté. Cuando no tuve una respuesta
inmediata, grité: —¡Trish!
—Lo siento —susurró—. Apenas puedo sostener el teléfono. Casi no puedo
sentir mis manos y mi cuello está sangrando. Por favor, envía a alguien por mí.
—Estoy en camino. Quédate al teléfono. ¿Estás sola?
—Eso creo.
—¿Bobbie Jo está contigo?
Hubo silencio por un instante y entonces:
—Todavía está en el interior.
—¿Y tú estás afuera?
—Sí… apenas escucho las sirenas —murmuró.
—Eso es porque el alguacil Johnson, Lex, Landyn, Adam y media ciudad de
Centerville me están siguiendo. Estoy seguro que uno de ellos llamó.
Silencio.
—Trish —dije para asegurarme que todavía estaba ahí.
—Perdón. Las sirenas están cada vez más cerca. No seguiré en el teléfono —
susurró. 151
—Trish, no me cuelgues —ordené, pero lo hizo.
—Joder —rugí. Traté de llamar al número de Bobbie Jo veinte veces, pero
Trish no contestaba. No tenía ninguna razón para responder. No sólo la destruí,
sino que pude haber conseguido que la mataran. Ni siquiera sabía si estaba herida.
No tenía derecho a verla, pero no había manera de que me mantuviera lejos.

152
29
TRISH
—Hola —murmuré al segundo que Lex entró por la puerta.
Suspiré.
Quería largarme de este lugar. Odiaba los hospitales y odiaba el olor a
desinfectante. Después de tener mi cuello cocido, mis muñecas vendadas y fuera
interrogada por la policía, fueron las cuatro de la mañana. Estaba agotada y
muriendo por una ducha.
Afortunadamente, la sensación regresó a mis brazos, manos, piernas y pies,
pero, desafortunadamente, el hormigueo y los calambres eran tan horribles que me
hacían llorar. Prefería el entumecimiento al dolor.
Lex no dijo nada mientras caminaba hacia mí, pero al primer vistazo a la
venda en mi cuello, las lágrimas cayeron por su rostro.
—Estoy bien —susurré.
—Pudiste haber muerto, T —lloró y mi mano voló automáticamente a la
venda que cubría los puntos al lado de mi cuello. Cerré los ojos y pensé en la
cicatriz que tendría allí. No me preocupaba por la vanidad, pero no quería un
recordatorio. Ni siquiera sabía lo grande que era el corte; no era como si las
enfermeras te dieran espejos en vez de medicinas en este lugar.
Dejé caer mis brazos porque no podía mantenerlos ahí más tiempo.
Entonces, agarré mis muñecas vendadas porque no podía olvidarme de
ellas.
—¿Escuchaste algo sobre Bobbie Jo? —pregunté. Estaba incómoda con lo
que sentía por la mujer que me secuestró. La odiaba y no quería tener simpatía por
ella, pero después de escuchar sus gritos cuando Zacharias la tenía, lo hice.
—Está en cuidados intensivos, todavía sigue inconsciente, pero creen que lo
logrará.
Asentí. Si lo hacía, BJ tendría un buen tiempo de vacaciones en la cárcel de 153
mujeres que esperar…
—¿Te dijeron cuando podía ir a casa? —pregunté.
Lex negó con la cabeza. —No, ya sabes cómo son los hospitales. Me
sorprende que no te reusaras a quedarte.
Gemí cuando me di cuenta que tuve que haber hecho eso.
—No puedo estar aquí más tiempo, Lex. Estoy cansada y quiero una ducha.
—Además, me acababan de dar unos medicamentos muy buenos para el dolor
antes que Lex entrara, y quería sentirme chiflada en casa, no aquí.
—¡Muévete fuera de mi maldito camino! —escuché gritar desde el otro lado
de la puerta. Me puse rígida cuando oí la conmoción que siguió.
—¿Por qué él sigue aquí? —pregunté a Lex en un susurro. Me sorprendió
que aún no patearan su trasero. Cada cinco minutos luchaba con alguien.
—Se niega a irse antes de verte —respondió con enojo—. Landyn y Adam
están afuera; no lo dejan pasar.
Bueno eso sonó bien hasta que la puerta se abrió y Tony entró a los
empujones. Landyn y Adam lo perseguían, pero ambos se detuvieron cuando me
vieron.
Tony no se detuvo hasta que se puso de pie frente a mí y giré mi cara a otra
parte. Tuve que agarrar el vendaje de mi cuello por el dolor repentino, aunque no
perdí de vista los moretones en su cara o la bolsa que puso en la cama.
—Por favor, mírame —dijo Tony suavemente, con un tono atormentado.
—Vete —supliqué.
Una mano tocó el vendaje de mi muñeca, la quité al instante y lo miré.
—Siento decepcionarte, Tony, pero todavía hay una puta más en el mundo
—siseé hacia él, mientras tiré sus palabras llenas de odio en su cara.
Entré en pánico cuando las lágrimas se agruparon en sus ojos y cayeron por
su cara; no en un flujo rápido, pero si lentas y constantes. Sólo lo había visto llorar
una vez, y fue desgarrador. Ni siquiera me molesté en luchar contra mis propias
lágrimas.
—No quise decir lo que dije —susurró. Negué con la cabeza porque no iba a
dejar que me hiciera esto ahora.
—Sí, lo hiciste, Tony, pero no importa —dije en voz baja y continué: —No te
culpo por lo que me pasó; no fue tu culpa. No me apuntaste con una pistola o
esposaste durante horas y no me cortaste el cuello. Así que puedes irte sabiendo 154
que nada de eso fue tu culpa. No te culpo por no quererme más —terminé y
remarqué cada palabra, pero no tenía ni idea de dónde saqué fuerza.
Los ojos vidriosos de Tony nunca se desviaron de los míos y su expresión
era torturada.
—Mi reina, no puedes creer que ya no te quiero. Sé que la he jodido… tantas
veces, pero nunca tanto como ahora. Si supieras cuánto me arrepiento de los
últimos años de mi vida. Te amo.
Cerré los ojos fuertemente. Sabía que él lo sabía. Pudo haberse sentido
culpable por lo que pasó, pero eso era algo completamente diferente. No estaba
aquí sólo por la culpa. Antes, incluso deseó que muriera.
—Alguien te contó, ¿no es así? ¿Fue Lex? —Miré a la culpable—. Es por lo
que estás aquí, ¿no? —pregunté en voz baja—. Sientes lástima por mí ahora o por
lo que pasó con mi madre… seguramente te dijo que casi fui violada cuando era
niña. Tal vez sientas que debes pedir una disculpa por tomar mi virginidad. Esto es
exactamente por lo que no te hablé de mi pasado. Quería saber que confiabas en mí
y me amabas sin saber nada de eso. Hubiera sido honesta en ese entonces. Ahora
sólo dices cosas por compasión.
Cerré los ojos.
—Simplemente vete —susurré y volteé la cara antes que los sollozos
comenzaran.
Sentí un movimiento y una mano sacó el cabello de mi cara. Tony se inclinó
y sentí su boca en mi oreja.
—Te amo, Trish. Nunca he dejado de amarte. Entiendo por qué no me
contaste tu pasado, pero lo admito, deseo que lo hubieras hecho. Nunca hubiera
desperdiciado dos malditos años de nuestras vidas, sintiendo lástima por mí
mismo, porque pensé que la única mujer que amé arrancó mi corazón por una
pequeña venganza. Tienes razón, sin embargo; tuve que confiar en ti sin saber
nada de tu pasado y estoy avergonzado porque no lo hice… y tal vez no confié en
ti, pero te amé… siempre te voy amar. Viviré el resto de mi vida amándote sólo a ti
—susurró y besó mi mejilla.
Y continuó: —ven conmigo a casa… a nuestra casa.
—No tengo casa —susurré a través de lágrimas.
Me atrajo en sus brazos, pero mantuvo su agarre suave.
—Tu hogar está conmigo, Trish. Mi hogar está contigo. 155
Negué con la cabeza contra su pecho.
—Voy a volver con Lex… a mi apartamento. No podemos estar juntos,
Tony. Nosotros no funcionamos.
—Vamos a trabajar en ello —dijo con confianza—. Voy hacer todo el trabajo
por los dos.
—No. —Traté de empujarlo, pero estaba demasiado adolorida. Cuando
Tony se dio cuenta de mi intención, retrocedió y secó mis lágrimas.
—¡Toc, Toc! —llamó alguien, ya que también golpearon la puerta medio
abierta. Hice contacto visual con la doctora. Le echó un vistazo a todo mundo en la
habitación y preguntó: —¿Está bien si entro?
—Sólo si me estás dejando ir; si no, voy a huir —dije en un pobre intento de
humor… borra eso, estaba hablando en serio.
Sonrió.
—¿Cómo te sientes, Patricia? —preguntó la doctora y Tony, Lex, Landyn,
Adam y yo dijimos: —Sólo Trish. —Al mismo tiempo. Resoplé un poco cuando la
doctora se puso rígida.
—Lo siento —murmuré—. Me siento bien, estoy adolorida y mi cuello sigue
doliendo.
—Eso probablemente dure una semana. ¿Has tenido mareos; dolor de
cabeza?
Negué con la cabeza.
—Sólo me duele.
—Bueno, en realidad, ya te he liberado. Me sorprende que tu prometido no
te dijera. Él firmó los papeles. Tiene la receta para los antibióticos y quiero que los
tomes para prevenir una infección. Y recuerda mantener los puntos limpios. Las
instrucciones detalladas están en los documentos de liberación, pero no olvides ver
a tu médico de cabecera en una semana para que los quite.
No escuché nada después que dijo la palabra “prometido”.

156
30
—¿Mi prometido? —pregunté, sorprendida y confundida. La doctora miró a
Tony y luego a mí.
—Se acercó a la estación de enfermeras y preguntó si podías salir. Dijo que
era tu prometido y que tenías que estar en alguna parte. Dijo que era un poco
urgente.
—Tienes que estar malditamente bromeando —gruñó Adam y salió de la
habitación pateando, más que probable, desahogándose sin herir a Tony delante de
un testigo.
—Lo siento, puedo llamar a seguridad… —la doctora se apresuró mientras
miraba entre Tony y yo.
—No, está bien. Gracias.
Miré a Tony quien se reusaba hacer contacto visual conmigo.
—Está bien, voy a decirle a la enfermera que cambie tus vendajes y saque
tus intravenosas antes de que te vayas.
Asentí.
—¿Qué rayos? —silbó Lex tan pronto como la puerta se cerró.
Ni siquiera podía pensar.
—Lexi, bebe, déjalo en paz —dijo Landyn sonando cansado y miré a Lex dar
la vuelta rígidamente, las únicas cosas que se movían eran sus ojos cuando se
abrieron y encontraron los míos. Entonces, inclinó su cuello a un lado, muy, muy
lentamente y dijo: —¿perdón?
—Él lo jodió, bebé. Hará las cosas bien —respondió Landyn. Él
absolutamente no prestó atención en el tono de advertencia en la voz de mi mejor
amiga, pero quería saber lo que él diría.
Fue mi turno de preguntar. —¿Perdón? —Pero no tuve mi respuesta. En ese
momento la puerta se abrió y la enfermera entró. Ella hizo lo suyo, limpió mis
heridas, saco mis intravenosas y me movió para sentarme en el borde de la cama.
157
Justo cuando se iba, un furioso Adam irrumpió por la puerta.
—Tus padres están en mi casa, Trish —dijo Tony y lo miré.
—¿Qué? —pregunté. Mi voz era aguda. No pude haber escuchado
correctamente.
—Por favor, dime que no llamaste a mis padres… mi papá —rogué.
—Él y Gayle están en mi casa, Trish. Larry fue a por ellos al aeropuerto.
Querían venir directamente aquí, pero les dije que en realidad ya nos íbamos.
—¡Apuesto que mi papá se está volviendo loco… y Gayle! ¡Dios!
¡Probablemente está demente! —Entré en pánico y me puse de pie con las piernas
temblorosas, pero Tony me agarró.
—Cálmate, mi amor. Saben que estás bien, sólo están ansiosos de verte —
hizo una pausa, agarró la bolsa la cual olvidé en la cama y me la entregó.
—Te compré algo de ropa, pero no había mucho para elegir. —Agarré la
bolsa de sus manos y lentamente me dirigí al baño porque me dolía cuando
caminaba. Necesitábamos darnos prisa antes que mis padres tuvieran un ataqué al
corazón.
Rápidamente me puse la camisa blanca (imagínate) y la gran sudadera gris
que Tony me compró. Ya que me negué a ponerme mi sujetador, salí del baño
cubriendo mi pecho con el brazo. Caminé por la bolsa de ropa sucia y las tiré a la
basura.
Miré a Lex y Landyn. —¿Me llevarían a su casa para recoger a mis padres?
Lex dijo: —Sí —pero Landyn sacudió la cabeza y dijo: —No, tenemos que
llegar a casa por las niñas. Ve con Tony.
Mis ojos se abrieron y Lex que quedó sin aliento.
¿En verdad dijo eso?
—Eres un idiota —gruñó Adam a su hermano—. Yo te llevaré —me dijo.
—Sobre mi cadáver —espetó Tony.
—Puedo arreglar eso —dijo Adam mientras su voz se hizo más dura.
—Ustedes dos… acaben con su mierda. Tú —apuntó a Adam—. Quédate
fuera de esto. No la estás llevando a ninguna parte —afirmó Landyn antes de
mirar a Tony—. Ignóralo. Le gusta enojar a la gente.
Entonces Landyn se giró hacia mí y su expresión era llena de ternura. Sus
siguientes palabras fueron dulces—. Te quiero como una hermana, T, pero sé lo
158
que se siente meter la pata con alguien al que amas. Durante años viví con esa
mierda. No pasaba un día que no pensará en los errores que cometí con Lex. Tú y
yo sabemos lo que es eso; hemos tenido esa conversación más de una vez. No
cometas el mismo error que Tony cometió contigo. Si lo haces, harás sufrir a ambos
y me suena como que ambos han sufrido lo suficiente.
No quería llorar más, pero no pude parar. Dolió llorar. Estaba tan cansada.
Además no quería admitir que Landyn tenía razón, pero la tenía. Era un buen
tipo… un idiota, pero seguía siendo un buen tipo. Eso era exactamente por lo que
Lex lo amaba tanto. Y por la forma en que lo miraba, dijo exactamente eso.
Obviamente Landyn sintió su mirada porque se voltio hacia ella, envolvió su brazo
alrededor de su cuello y tiró su cuerpo al suyo.
Cerré los ojos e inhalé una respiración profunda.
—Está bien. —Cedí tranquilamente y enfrenté a mi matón—. Voy a ir
contigo, pero no estoy feliz por eso y sólo me voy a quedar hasta que mis padres se
vayan.
Tony asintió y estreché mis ojos porque se veía exactamente lo contrario a
estar conforme. Todavía no encontraba mi mirada. —¿Estás segura de esto, Trish?
Sabes que me importa una mierda lo que dice mi hermano. Iré contigo si quieres —
dijo Adam.
—No, está bien. Estaré bien.
Esperaba.
—Puedes bajarme ahora —le dije a Tony, con mi tono lleno de fastidio
porque no me dejaba caminar. Me sostuvo contra su pecho mientras me llevaba
fuera del hospital, hasta el estacionamiento. Realmente no tenía más remedio que
aferrarme a sus hombros.
—No llevas zapatos —dijo Tony.
—Caramba, ¿qué es lo peor que pudiera pasar? ¿Tener los pies sucios? —
Mis pies realmente estaban demasiado heridos para ponerme zapatos, pero puse
los ojos en blanco ante la lógica. En realidad me sentía sucia. Me ignoró por
completo.
Cuando llegamos a su camión, me levantó, pero no se alejó. Sus ojos se
movieron de mi cara al vendaje de mi cuello y me tocó allí. Su pulgar me acarició
suavemente a través de mis puntos de sutura.
Desesperadamente quería sentir el calor de su tacto en mi piel.
—Lo siento tanto —dijo en voz baja, angustiada y cuando no dije nada, sus 159
ojos encontraron los míos. Levantó una muñeca vendada y me besó ahí—. Voy
hacer que esto funcione. Voy arreglarlo por nosotros —prometió y me besó en la
muñeca de nuevo.
Se inclinó para besarme, pero giré mi cara.
—No estoy segura que exista algo que arreglar —susurré. Apoyó su frente
en mi hombro.
—No voy a dejar que me dejes —susurró en mi oído, levantó la cabeza y me
besó en el cuello, justo encima de la venda.

160
31
El trayecto a su casa estuvo tranquilo y antes de darme cuenta, me quedé
dormida.
Desperté por el fuerte sonido de un golpe y cuando abrí los ojos,
inmediatamente los cerré. Sabía que el camión se detuvo, pero no me podía mover.
Cuando oí que mi puerta se abrió, miré entre mis pestañas y miré a Tony de pie.
—Tony, me duele todo —me quejé porque nunca había tenido tanto dolor
en mi vida. Él dejó escapar una serie de palabras en español e inglés mientras me
levantó en sus brazos.
—Odio sentirme tan impotente —gemí y el me calló dulcemente.
—Yo te cuidaré.
Fue entonces cuando los escuché; pasos viniendo y: —¡Dios mío, cariño!
¿Estás bien?
Papá.
—Estoy bien —susurré, sabiendo que no podían escucharme. Tony se giró y
se dirigió al porche. Pude sentir los pasos suaves y escuchar los sollozos de Gayle
rompiendo el silencio. Me levanté un poco para mirarla.
—Estoy bien. Estoy dolorida. Por favor, no llores.
Ella y mi papá le dieron espacio a Tony para llevarme dentro de la casa.
Caminó a la sala y puso mis pies en el suelo con facilidad. Moví mi cabeza en
dirección a mis padres, pero el agarre de Tony en mi cintura se apretó, no
dolorosamente, lo suficiente para sostenerme en su lugar. Y no luché con ello.
Probablemente me hubiera caído de bruces sin su ayuda.
—Cariño —susurró papá cuando me vio por completo y Gayle rompió en
otro ataque de lágrimas. Me enderecé y abrí mis brazos para que me abrazaran, a
pesar de que apenas podía sostenerlos.
—Siento tanto no estar aquí —dijo Papá en voz baja. Sabía que estaba
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tratando de no sollozar. Gayle, por otro lado, no tenía ningún problema con eso.
—Debí estar aquí para ti. Nos estamos mudando de regreso —dijo ella
mientras miraba a papá—. No puedo estar lejos de ella nunca más —lloró y papá
asintió. Él haría cualquier cosa para hacer feliz a Gayle.
—Está bien. Prometo que estaré bien. Ustedes no tienen… —interrumpió
Gayle.
—No es objeto de debate. Nos estamos mudando de regreso —espetó.
Sabía que era frustrante hablar de eso, así que susurré—. Está bien.
En realidad quería que ellos regresaran.
Permanecimos en nuestro pequeño abrazo grupal y Tony continuó
ayudándome a ponerme de pie, hasta que yo no pude más. Ni siquiera podía
mantener los ojos abiertos. —Los amo tanto —susurré ante de continuar. —Odio
pedirlo porque sé que han estado muertos del miedo, pero estoy tan agotada y
desesperada por una ducha. ¿Puedo explicarles las cosas después de que duerma
un poco? Sólo tengo que descansar.
—Claro que si cariño. Estamos tan aliviados que estés bien —dijo papá
mientras tocaba el vendaje en mi garganta. La maldita cosa molestaba a todo el
mundo.
—Te amamos —susurró Gayle y los abracé a los dos tan fuerte como pude
una vez más.
Cuando Tony se movió para ayudarme de nuevo, los ojos de mi papá se
estrecharon a él.
—Tú y yo… mañana… tenemos que hablar —advirtió, agarró de la mano a
Gayle y la llevo hacia la cocina.
—Al menos él no me golpeó en la cara… aún —refunfuñó Tony y me
levantó.
—¿Quién te golpeó? —pregunté con curiosidad mientras miré el moretón en
su cara.
—Fueron tantos para nombrar uno sólo.
—No me voy a quedar aquí —dije a Tony cuando abrió la puerta de su
habitación.
—Sí, lo harás —dijo y se dirigió directamente a su baño.
Me puse rígida.
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Dejo caer mis pies al suelo y mantuvo su brazo alrededor de mi cintura
mientras abrió la ducha. Cuando levantó el dobladillo de mi camisa, golpeé sus
manos y le pregunté furiosa—. ¿Qué crees que estás haciendo?
Suspiró—. Te voy ayudar a ducharte. Apenas puedes sostenerte.
—No quiero que me veas —siseé. Sentí que su cuerpo se tensó y observé
que apretó la mandíbula.
—¿Él te tocó? —peguntó Tony en un tono mortal.
Negué con la cabeza. —Simplemente no quiero que me veas así… tan
impotente, es vergonzoso.
Sus manos acunaron mi cara. —Nunca te avergüences de mí… por nada.
Eres la mujer menos impotente que he conocido en mi vida, Trish. Desde que te
conocí, has hecho todo para hacer feliz, amados e incluso seguros a la gente que te
rodea. Lex, sus niñas, tu papá, Gayle, yo, todos ellos… harías cualquier cosa por
los que amas. Déjame hacer esto por ti.
Lo miré fijamente por un momento antes de asentir. Todavía me daba
vergüenza, pero sus dulces palabras tocaron mi alma. Me quité la camisa antes que
él lo intentará de nuevo, pero lo deje desnudar el resto de mí. Cuando empezó a
desnudarse él mismo, miré alrededor del baño.
Fue entonces cuando me di cuenta que todos mis cosméticos estaban de
regreso en dónde solían estar y no en mis maletas.
—¿Qué están haciendo mis cosas aquí? —pregunté cuando mire de regreso
a Tony. Él miró rápidamente al mostrador y luego a mí.
—Puse a Larry a desempacar tus maletas.
Cerré los ojos y respiré profundamente. —¿Por qué?
—Ya te lo dije; no voy a dejar que me dejes… déjame ver tus muñecas —Las
levantó y desenvolvió las vendas. Inhalo profundo cuando vio las marcas
enrojecidas que estaban en mi piel.
—Lo siento…. Maldita sea… Lo siento tanto —dijo en un susurro
agonizante.
—No es tu culpa —respondí, pero por la mirada que me dio después de que
dije eso, me dijo que él pensaba que era su culpa.
Me tocó el cuello y luego preguntó: —¿Estas se tienen que quedar puestas?

163
—Sí. No puedo mojar los puntos al menos en veinticuatro horas —Me
sorprendí cuando me di cuenta—. ¿Cómo me voy a lavar el cabello? Tony, tengo
que lavarme el cabello. Me siento tan sucia.
—Oye. —Atrapó mi cara entre sus manos—. Déjame cuidar de ti.
Repetí en mi cabeza “no llores, no llores” una y otra vez porque la
sinceridad en su voz era tan agradable de escuchar, pero todavía tenía muchas
preguntas en mi mente.
Asentí.
La ducha fue increíble y relajante, me quedé con los ojos cerrados la mayor
parte del tiempo. Tony lavó cada pulgada de mi cuerpo, siendo muy consiente de
mi vendaje. Cuando llegó el momento de lavarme el cabello, agarró una toalla de
mano y cubrió mi vendaje con ella antes de inclinar mi cabeza bajo el agua.
Masajeó el champú en mi cuero cabelludo por lo que sentí que fueron horas e
incluso, pude haber gemido. Se sentía tan bien.
Él me robó un beso… dos besos, pero aparte de eso, se quedó con su tarea
en mano.
Una luz tenue se filtró por la ventana mientras Tony me llevó a la habitación
después que nos secó.
El sol se había levantado y oficialmente estuve despierta cerca de
veinticuatro horas.
Tony me sentó en el borde de la cama, volvió al baño, regresó con una toalla
seca y lo puso alrededor de mi almohada. —Tu cabello todavía esta mojado. No
quiero que te enfermes —murmuró y arrojó las mantas. Cuando subí, dijo: —Ya
vuelvo.
Estaba medio dormida cuando él regresó y me puso la medicina sobre los
cortes en las muñecas y las envolvió. En el momento que estuvo detrás de mí,
estaba muerta para el mundo.
Me besó el hombro mientras pasaba sus manos sobre cada pulgada de mi
cuerpo con avidez, desesperadamente… posesivamente.
Me apretó suavemente y me dijo que me amaba a través de sus lágrimas.

164
32
Tony todavía estaba detrás de mí cuando me desperté y me quedé helada
cuando sentí lo que estaba presionado contra mi trasero.
—Ignóralo. No puedo evitarlo —Se quejó antes de preguntar—. ¿Cómo te
sientes?
Me estiré un poco. No estaba tan adolorida como antes de quedarme
dormida.
—Bien, pero mi cuello está palpitando. —Me levanté un poco y Tony se
sentó completamente, me deslicé en la cama y me puso unos pantalones cortos.
Bien…
Me levanté, me acerqué a la cómoda para ver mis camisas de dormir estaban
en el interior y claro que lo estaba… junto con mi ropa interior. Me encogí cuando
pensé en el pobre Larry poniéndolas. Me deslicé unas, me puse una camisa y me
dirigí al baño. Tenía miedo de mi próxima misión, pero después que me lavé los
dientes, poco a poco me saqué el vendaje de mi cuello.
Tuve un nudo en el estómago al verlo. El corte no era tan largo como lo
imaginé, pero sin duda más largo de lo que esperaba, cerca de tres pulgadas y
situado directamente en el centro del lado derecho de mi cuello. Vi el resto de mi
vida, Tony entró justo cuando alcé mi mano para tocar.
Él se quedó paralizado.
—¿Por qué demonios pusieron puntos de sutura y no lo pegaron? —gruñó.
—Por donde se encuentra… y es demasiado profundo —susurré.
Entonces me encogí de hombros porque no había nada que hacer al
respecto.
Me giré hacia Tony—. ¿Es para mí? —pregunté y señalé el vaso de agua en
su mano. Él salió de su aturdimiento.
—Sí, traje tus pastillas para el dolor y antibióticos —Lo sostuvo para mí,
pero sólo tomé los antibióticos y el agua. 165
—No estoy tan herida para esos. Además, todavía no me siento al cien —
dije mientras miraba la pastilla para el dolor en su mano.
—Tú papá y Gayle están esperando para verte. Aunq ue, creo que tu papá
me está esperando a mí.
—Lo siento. Hablaré con él.
—No. No puedes decirme esto… —pasó sus dedos sobre mis puntos—…
que no es mi culpa, pero eso no significa que sea cierto. Bien pude ser yo el que
sostenía el cuchillo.
Me puse rígida. —Tony, esto de una u otra manera hubiera sucedido. Todo
pasa por una razón, es exactamente por qué no es tu culpa.
—Lo es. Y no hay manera que pueda arreglarlo para ti, pero te juro que
pasaré el resto de mi vida intentando.
—No puedo hacer esto ahora —susurré. Asintió.
—Sé que necesitas más tiempo y voy a tratar de dártelo, pero no voy a
perderte.
—Tony, las cosas que me dijiste… puedo perdonarlas, pero no estoy segura
que pueda olvidar. Pero la mujer con la que tu…
—¿Qué mujer? —interrumpió y me miró genuinamente perplejo.
—La mañana de nuestra pelea, pude oler perfume sobre ti. Me dijiste que
encontraste a alguien más y luego en el hospital dijiste que nunca tocaste a otra
mujer mientras estabas conmigo.
Su suspiro fue exagerado—. Nunca tuve que haber mentido. Ya sabes que
fui al bar con Larry y un par de chicos. Brenda estaba allí….
—¿Brenda? —Interrumpí esta vez y Tony cerró los ojos.
—La morena que te topaste cuando estábamos cenando con tus amigos.
—Ah… Brenda —miré hacia otro lado, porque conocer su nombre me picó.
—Trish —advirtió Tony.
—No estoy tratando de pelear contigo. Sólo quiero saber —dije con calma
porque era cierto. Estaba cansada de luchar y necesitaba respuestas.
—Ella entró en el bar, me vio, estaba bastante borracha, intentó abrazarme
pero la aparte de un empujón fuerte y se fue. Larry me trajo a casa. Le puedes
preguntar. 166
No dije nada, porque mentalmente estaba haciendo planes para ir a
romperle la nariz a Brenda.
Tony no dijo nada de inmediato, porque nada de esto realmente le
importaba de todos modos.
—¿Sabes que cuando Shane me abrazó, sólo fue para consolarme porque
estaba molesta. No era lo que parecía.
—Mi reina. Lo sé. Shane me lo espetó en la cara cuando desapareciste, pero
en realidad ya lo sabía. Lo descubrí después de que me fui. Simplemente no podía
soportar verlo tocarte, estaba enfermo de celos… no estoy seguro que podré dejar
de ser celoso y te aseguro que no quiero otro hombre tocándote, pero las cosas
serán diferentes a partir de ahora. No confiaba en ti por completo, per o estaba
trabajando en ello y hubiera llegado con el tiempo ahí por mi propia cuenta. Te
amé lo suficiente para intentar superar el pasado.
Pienso en eso y en un montón de mierda de otras cosas. Asentí.
Mis padres estaban sentados en las dos mecedoras en el porche cuando nos
unimos a ellos. Era medio día y afuera estaba hermoso. Miré el escenario, un
campo de color verde, el cielo azul soleado con nubes, la belleza de hombres
trabajando en sus caballos, el pintoresco establo en el fondo, la línea de árboles
rodeando la propiedad y me sentí como… en casa.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Gayle cuando me senté frente a ella en el
columpio.
—Me siento mejor —contesté, pero cuando Gayle siguió con la mirada mi
cuello y cerró los ojos, supe que estaba tratando de no llorar. Papá no dijo mucho,
pero parecía más molesto. Se miraba molesto.
Expliqué y describí todo mi calvario con Zacharias, pero me aseguré de
dejar las cosas realmente malas. Gayle se pondría demente.
—¿Así que está muerto? —Papá preguntó en un tono esperanzador.
—Sí, está muerto… eso creo… quiero decir, en realidad no lo vi —Me giré
hacia Tony mientas empecé a enloquecer—, ¿está muerto verdad?
—Sí, mi amor, está muerto —dijo antes que me agarrara la mano y
entrelazara nuestros dedos.
—¿Cómo conseguiste salir? —preguntó Gayle.
—Ella no quiere hablar de ello. Dijo que alguien la salvó, pero no dará más
167
detalles y dice que no se acuerda de su rostro. Ni siquiera le dijo a la policía —
respondió Tony por mí a pesar de que me miró como si planeara los detalles
conmigo más adelante. Bueno, él podía intentarlo, pero los ojos color avellana
salvó mi vida y me pidió que no dijera nada. Por lo tanto, estaba llevando eso a la
tumba. Me encogí de hombros y seguí callada.
—¿Cuánto tiempo se están quedando? —pregunté a mis padres.
—No planeamos un vuelo de regreso, pero Gayle y yo hablamos sobre esto
desde que tomamos el vuelo para llegar aquí… estamos mudándonos de regreso.
Gayle es infeliz estando lejos de ti, como yo también y sabes lo mucho que extraño
Texas. De todas formas estaba planeando retirarme pronto —terminó papá.
—¿Estás seguro? —pregunté.
—Oh, estamos más que seguros —respondió Gayle por los dos.
Pensé en eso. Y cuando más pensaba en ello, más feliz me sentía.
—Hay cerca de más de tres mil acres aquí —intervino Tony y lo miró—.
Eres más que bienvenido a construir aquí si quieres.
—¿Construir qué?—pregunté rápidamente, pero ya sabía lo que iba a decir.
Tony me miró, frunció sus cejas—. Una casa. ¿Qué otra cosa?
¿Una casa?
—¡Hijo! —gritó papá y lo volteó a ver.
Él se puso de pie y miró a Tony—. ¿Recuerdas la charla? —Señaló un punto
invisible frente a él y espetó: —Ahora... —antes que bajara las escaleras y se
dirigiera al lado de la casa. Tony no lo dudo. Se levantó y lo siguió.
—No fue su culpa —le dije a Gayle y ella sonrió.
—Lo sé, cariño. Tú papá también, pero sólo está molesto.
Nos sentamos allí y hablamos mientras esperamos… y esperamos… y
esperamos, pero los hombres nunca regresaron. Cuando Gayle preguntó si tenía
hambre, mi estómago gruñó.
—Lex quiso venir a verte, pero tuvo que regresar por las niñas —dije a
Gayle cuando me senté en la mesa para comer el sándwich de pavo que me hizo.
De alguna manera siempre sabía mejor que el mío.
—¿Te conté que Lex está embarazada otra vez? —pegunté y Gayle sonrió.
—Sí, esa chica seguro que sabe mantenerse embarazada —respondió a
través de una risita y sonrió. 168
—Me alegró que se estén mudando de regreso —dije suavemente, pero
sabía muy bien que eso era un eufemismo. Estaba muy emocionada y un poco
aliviada.
—Yo también cariño —susurró y ella parecía que estaba a punto de llorar de
nuevo. Así que me alegré cuando papá y Tony entraron, sorprendentemente, Tony
no parecía estar herido… por lo menos lo que podía ver y mi papá parecía…
¿complacido?
—¿Qué estaban haciendo los dos? —pregunté con curiosidad. Tony ignoró
mi pregunta, se acercó a mí y me beso la parte superior de la cabeza. No moví ni
un músculo.
Cuando entrecerré los ojos mi padre dijo: —Estábamos poniendo las cosas
claras.
Puse mis ojos en blanco.
Entonces, suspiré. Tuve la tentación de preguntar que eran esas cosas, pero
luche contra la urgencia. Él no me lo dijo de todas maneras.
Fue un largo día. Mi cuerpo todavía no se ajustaba. Eran tan sólo las ocho y
ya nos estábamos metiendo en la cama. Tony y yo. Insistió en venir conmigo y me
imaginé que también estaba agotado. Durmió el mismo tiempo que yo la noche
anterior.
—¿Todavía sientes dolor? —preguntó Tony mientras se desabrochaba los
vaqueros y se los quitó. Ya se había quitado la camisa. Miré hacia arriba.
—En realidad no —contesté. Me di la vuelta y caminé a la cómoda para ir
por mi camisa para dormir, pero él me detuvo con un brazo alrededor de mi
vientre.
—No quiero nada entre nosotros —dijo en voz baja contra mi oído.
Me giré en su pecho, miré a sus ojos y le dije la verdad. —Tony, esto no está
bien; este juego que siempre parecemos jugar. Todas las peleas, todos nuestros
errores… son demasiado. Sé que te preocupas por mí. Perdono las cosas
desagradables que dijiste… las cosas que pensabas de mí porque una par te fue mi
culpa. —Hice una pausa para tomar un respiro profundo, porque lo que iba a decir
me iba a destruir—. Te amo, pero creo que el amor no es suficiente. Me iré cuando
mis padres lo hagan.
—Bueno, supongo que tengo una semana para convencerte que te quedes —
dijo, ignorando por completo mi discurso cuando levantó el dobladillo de mi 169
camisa. Trató de no tocar mis puntos cuando la quitó.
Estaba completamente desnuda cuando me metió en la cama.
No se acunó contra mi espalda esta vez. Me miró y acarició mis mejillas,
nariz, los labios con sus dedos. Ellos viajaron lentamente por mi cuello y susurré:
—Tony —porque no estaba segura que fuera una buena idea.
—Sólo quiero sentirte. Quiero memorizar cada pulgada de tu cuerpo… la
textura de tu piel… la forma que me haces sentir cuando te miro. Crees que
estamos jugando, mi reina, pero ya ganaste desde hace mucho tiempo… soy tuyo
—susurró. No pude detener las malditas lágrimas.
—Soy un desastre —lloré.
—Eres perfecta.

170
33
Tony y mis padres se llevaban mejor de lo que pude haber pedido, lo que
sólo hacía que me asustara más. Papá y Gayle siempre les agradó Tony, pero era
obvio que quedaron encantados al igual que yo.
Después del segundo día de mi secuestro, desperté para encontrar mi collar
de regreso en mi mesita de noche. —Lo mantuve en mi bolsillo desde que te lo
quité. Tan pronto como se cure tu cuello, lo pondré alrededor.
En el tercer día después de mi secuestro, Tony regresó a trabajar. Él tenía un
negocio que atender y no podía darse el lujo de no hacerlo. Incluso, llevó a mi papá
con él cuando trabajaba en la propiedad o el establo y sinceramente no podía decir
que lo hubiera visto más feliz. Gayle hizo lo suyo y se mantuvo con la casa y la
cocina; nada la podía parar y se negó a aceptar la ayuda que le ofrecí.
Volví a trabajar también, pero sólo en el establo… específicamente con mi
chica Starla.
Fue inevitable no toparme con Shane. Me alegró saber que Tony dejó que
Shane volviera a trabajar. Shane y yo hablábamos, pero me aseguraba que
malditamente no me tocara. Él estaba molesto y me dijo que tenía culpa por
dejarme sola en la casa antes de que me secuestraran, pero le puse fin a esa
situación rápidamente y le pregunté acerca de Shannon.
Eso lo calló.
Pobre Shannon.
Lo que no esperaba era que se uniera a nuestra conversación. Él ni siquiera
miró a Shane; ni una sola vez. Incluso, cuando le preguntó a Shane si aún me
quería en la clínica. Tony se ofreció a dejarme y recogerme, o si quería podría
tomar unos de los camiones de trabajo hasta que me comprara una camioneta.
¿Qué mierda?
Mi corazón latía fuertemente contra mi pecho cuando lo mencionó. Él lo
intentó, ¿pero cuánto tiempo duraría?
171
Toda la semana fue bien… más que bien… perfecta, pero estaba
aterrorizada. Habíamos pasado por muchas cosas en un periodo tan corto de
tiempo que no sabía que esperar de él. Nadie puede predecir el futuro.
Pero cada noche, cada mañana y en numerosas ocasiones a lo largo del día,
él susurraba un “te amo” en mi oído. Me besaba en los labios cada primera hora en
la mañana y justo antes de ir a dormir. Todavía no quería que usara ropa en la
cama, pero no me importaba porque mi cuerpo ansiaba su toque… pero eso fue tan
lejos como fue…. Tocar.
No tenía ni idea de lo que se suponía que debía hacer ahora. Le dije a Tony
que me iría cuando mis padres regresaran a New York, pero acabábamos de
dejarlos en el aeropuerto. Me senté en el borde de la cama que se convirtió de los
dos y miré el armario. Me pregunté si debía comenzar a empacar.
Había disfrutado de la calidad de tiempo que tuve con mis padres. Ya me
había dado cuenta de que los extrañaba, pero nunca me di cuenta de cuánto. Más
sin embargo estaba un poco aliviada cuando se fueron. Quería tener una
conversación con Tony sin sentirme obligada a decir o hacer lo correcto porque
ellos estaban aquí.
—¡Trish! —Escuché a Tony gritar y salí de mi aturdimiento. Salí corriendo
de la habitación y cuando llegué a la sala, por la expresión de su rostro me detuve.
—¿Qué va mal?
—Starla te necesita —dijo en voz baja.
La perdí.
—No —supliqué con mi voz ronca. Corrí, abrí la puerta y casi caigo de las
escaleras del porche cuando vi a Starla de pie en el patio delantero.
Corrí hacia ella, la toqué y miré a Tony.
—¿Qué pasa con ella? —pregunté frenéticamente, desesperada por querer
ayudarla. Ella se veía tan bien, estaba de pie, no parecía que tuviera dolor. Incluso,
me rozó la cara cariñosamente con su nariz.
—Ella no quiere dejar que la mujer que ama se vaya —dijo Tony.
Giré mi cuerpo para mirarlo.
Estaba justo frente a mí...
De rodillas...
En una rodilla. 172
Y sosteniendo un anillo.
Sus palabras se hundieron y me tapé la boca con una mano temblorosa para
contener mi llanto suave. Negué con la cabeza furiosamente.
—Mi reina, quiero que seas mi esposa. Quiero que seas la madre de mis
hijos. Quiero que empecemos una familia juntos pronto. Quiero amarte y cuidarte.
Quiero pelear contigo. Quiero hacerte el amor. Quiero que seas mía para el resto de
mi vida. ¿Te casarías conmigo? ¿Por favor?
Caí de rodillas delante de él y me lancé hacia él. Lo besé una y otra vez.
—Sí —susurré. —No tienes que pedir por favor para eso. Habría dicho que
sí de todos modos. —Sonreí contra sus labios.
—No estaba tomando ningún riesgo —dijo, levantó mi mano y colocó el
diamante en mi dedo. Me fui hacia atrás.
—¿Hacerte el amor?
—Mi reina, prefiero tirarte contra la pared y follarte duro pero no creo que
hubiera funcionado el discurso de quieres casarte conmigo.
—Estamos jugando un juego —dije y vi que Tony frunció el ceño.
—¿Un juego?
Me levanté de mis rodillas y me senté de nuevo en mis pies, pero no me
paré. Quería tener una ventaja.
—La primera persona que llegue a la habitación está encima —dije y salté y
corrí de regreso a casa, pero él me agarró antes que entrara.
Me atrapó, me llevó a nuestra habitación y nos rasgamos la ropa.
Tan pronto como estuvimos desnudos, agarró mi trasero y me levantó.
Envolví mis piernas alrededor de su cintura y me aferré a sus hombros
mientras caminaba. Empujó mi espalda contra la pared.
Sus dedos tocaron mi punto dulce y susurró: —De prisa.
—Nada más entre nosotros; especialmente aquí. —Metió un dedo dentro y
gemí. —Vas a estar embarazada antes de que nos casemos, será nuestro pequeño
milagro.
Mi estómago se estremeció.

173
—Bien. —Estuve de acuerdo en voz baja mientras mis ojos encontraron los
suyos. Me besó. Sentí sus dedos dejándome, sus caderas se lanzaron hacia delante
y me llenó al instante.
Mi cabeza cayó hacia atrás, mis uñas se clavaron profundamente y
demandé—: Más fuerte.
—Dame tu boca —gimió y lo hice. Cada oleada me empujó más al límite,
pero de repente él desaceleró, se detuvo, quitó mi cuerpo de la puerta y se dirigió a
la cama. Nunca nos separamos.
Se subió a la cama, todavía sosteniéndome por la cintura y me bajó junto con
su cuerpo.
Trabajó sus caderas, más lento en esta ocasión; menos frenético. Cuando
miré sus ojos, él ya me estaba mirando.
—Te amo —susurré.
—También te amo, mi reina. Y te voy a demostrar lo mucho que lo hago…
todos los días… por el resto de tu vida.

174
Epílogo
DOS MESES MÁS TARDE
La boda fue pequeña; pintoresca. No tenía mucha familia pero mis padres,
Lex, Landyn, las niñas, Adam, Larry, los mozos, Shane y Shannon, todos ellos
vinieron. Tony invitó a sus tías, tíos y primos, pero no a su hermana. Pudo ser que
tuviera algo que ver con el hecho de que amenazará con matarla si aparecía, pero
no pareció importarle. También sería la primera vez reuniéndome con su familia y
estaba más nerviosa por eso que en sí por la boda.
Colocamos una pequeña carpa cerca de la casa y alquilamos un ministro.
Llevaba un vestido hasta la rodilla, sin tirantes, corte imperio. Mi cabello estaba
torcido en mi cuello y llevaba mi precioso collar de corona.
—¿Estás lista? —preguntó papá mientras me dirigía hacia el hombre con el
cual estaba a punto de casarme. Estaba muy nerviosa… demasiado.
Un poco enferma del estómago.
Pero a medida que nos acercábamos, la sonrisa de Tony se hacía más
brillante.
Él estaba impresionante. Llevaba una camisa de botones blanca, abierta del
cuello y las mangas arremangadas. Con unos vaqueros caqui y converse blancos.
No preguntes…
Cuando finalmente llegué a Tony, agarró mi mano y me atrajo hacia él. El
ministro dijo algunas palabras, pero no las escuché. Me incliné y le susurré. —
Estamos embarazados.
Tony se puso rígido.
—¿Qué? —dijo alto y el ministro de inmediato dejó de hablar. Le eché un
vistazo rápido a la gente observándonos mirándonos confundidos.
—Acabo de hacerme una prueba… dos pruebas. Quería que supieras 175
cuando me enterará —susurré.
Su mano tocó mi estómago cuando me preguntó. —¿Estás segura?
Asentí. —Perdí mi periodo. Ayer por la mañana estaba enferma y ahora.
Entonces me hice las pruebas… estoy embara….
No me dejó terminar. Su boca se estrelló en la mía en un beso hambriento.
Cuando se apartó se giró hacia el ministro y dijo: —Sólo llegué a la parte de
los yo acepto.
Me reí y lloré de la felicidad.
Finalmente…
El ministro aceptó la demanda de Tony y Patricia Gracia Kincaid y Antonio
López fueron pronunciados marido y mujer en menos de cinco minutos. En el
momento que dijo “puede besar a la novia” Tony devoró mi boca. Entonces se echó
hacia atrás y bajó la cara para besarme el cuello, justo encima de mi cicatriz.
Miramos a la familia y amigos que ahora eran “nuestros” y Tony gritó: —
¡Estamos embarazados!

***

No tenía idea de cuantos abrazos y besos recibí de la familia de Tony. Ni


siquiera podía recordar quién era quién.
—Felicidades —escuché por detrás de mí y me giré.
Me quedé helada. No podía respirar.
Ojos color avellana No veía nada sino ojos color avellana.
—Eres una hermosa novia para mi sobrino —dijo y pude sentir las lágrimas
de mierda viniendo.
¿Sobrino?
Ojos color avellana sonrieron, sabiendo.
Y su sonrisa, tenía los dientes blancos, brillantes y su expresión inocente era
exactamente como… la de Tony.
Él era guapo, grande, tal vez en los treinta, o unos cuarenta años y
realmente quería saber cómo rayos era tío de Tony, pero segura como el infierno,
no le iba a preguntar. 176
—Tío Freddy, ¿Qué pasa? —preguntó Tony cuando se acercó. Se dieron la
mano y dieron unas palmadas en la espalda. Hablaron en español y nunca quité
mis ojos de los ojos color avellana.
Él me miró, pero habló con Tony. —Ten cuidado con esto.
Miró a Tony, levantó el mentón y dijo—. Me gusta. —Me miró de nuevo,
tocó la cicatriz de mi cuello rápidamente y sus ojos se fijaron en los m íos—.
Quédate lejos de los problemas.
—Bien, tío Freddy… —dijo Tony antes de empezar hablar de nuevo en
español. Ambos se rieron y Tony dijo: —Vas a tener que encontrar a tu propia
mujer, esta está tomada—. Me llevó a sus brazos y besó la parte superior de mi
cabeza.
Ojos color avellana sonrió, asintió y así ojos color avellana se fue.
—Háblame de él —exigí tan pronto como estábamos lejos de la multitud.
—¿De quién? —preguntó Tony.
—De los ojos.
Sus cejas se fruncieron y entonces preguntó. —¿Quién?
—Tú tío, ojos color avellana.
—Oh, es hermano de mi mamá.
—¿A qué se dedica?
Tony se encogió de hombros. —No sé lo que hace ahora. Solía ser policía,
pero renunció hace cuatro años. Uno de sus arrestos lo acusó de asalto y cuando el
departamento lo suspendió, Freddy lo dejó. Se trasladó a México por un tiempo,
pero regresó hace un año.
Pensé en decirle a Tony que su tío me salvó, pero no paré de escuchar las
palabras de ojos color avellana en mi cabeza, pidiéndome que no contara. Salvó mi
vida. Si no lo hubiera hecho, seguramente hubiera sido asesinada. No tendría vida
con Tony, no matrimonio, no bebé, no futuro…
No podía decirlo.
Y no lo hice. Podría cambiar de opinión más tarde, pero no hoy.

♥♥♥
177
—No puedo creer que ustedes dos perras estén embarazada s al mismo
tiempo —murmuró Adam como sólo él lo podía hacer y me paré en la cocina. Miré
por la ventana y vi a todos los chicos juntos, bebiendo cerveza y bromeando. Lex,
Gayle y las tías de Tony estaban alrededor y conversaban. Layla y Laura jugaban
con las pequeñas sobrinas y sobrinos de Tony. Miré a Shane y Shannon teniendo
una conversación íntima y si no me equivocaba ella estaba a punto de darle una
bofetada.
Familia, amigos, con drama y todo… me encontraba en el cielo.
Así que decidí dejar las cosas tranquilas, sólo por hoy.
—Adam, si no supiera que la palabra perra es tu manera amable de expresar
tu amor por mí, te patearía el trasero, en serio —dije.
Sonrió. —Tú y yo pudimos haber funcionado, Trish.
Puse los ojos en blanco. —No lo creo, Adam. Pasas de mujer incluso, más
rápido de lo que Tony solía hacer… y eso es mucho que decir.
—Creo que estarías sorprendida —murmuró y me miró fijamente… lo miré.
—¿Qué te pasó, Adam? ¿Quién te hirió? —pregunté en voz baja. Los
músculos de Adam se tensaron.
Se salvó de responder porque Lex entró.
—Oye —dijo y miró a Adam—. Los chicos te estaban buscando.
Oí a Adam murmurar algo sobre las perras están locas antes de salir por la
puerta.
—¿Qué fue eso? —preguntó Lex. Le conté.
—Fue la pelirroja —dijo Lex—. Si miraste la forma en que la miraba, lo
sabrías.
En ese preciso momento, el teléfono sonó.
—¿Puedes tomarlo? —Le pregunté a Lex.
—¿De dónde viene?
Las dos nos congelamos cuando lo vimos. Cuando dejo de sonar, nos
miramos la una a la otra.
Entones volvió a sonar.

178
ADAM
—Oye, ¿la chica que acaba de irse, es tú mujer? —Le pregunté al australiano.
La cerveza de Shane se congeló a medio camino de su boca y sus ojos se
estrecharon.
—Adam —gruñó Landyn en tono de advertencia y me giré. Todos los chicos
me miraban.
—¿Qué? El hecho que estés todo feliz encadenado de las pelotas no quiere
decir que yo no pueda encontrar un pedazo de culo caliente para conectar mientras
estoy aquí.
—Nunca serás feliz con esa actitud de mierda —dijo Landyn.
Me levanté, caminé hacia el refrigerador y agarré otra cerveza. No quería
pensar en lo que había tenido.
Jodía todo lo que tenía… no, ella lo jodió.
—¡Adam! —Escuché a Trish gritar y me gire hacía el porche delantero.
—¡Sí! —giré la tapa de la cerveza y tomé un largo trago.
—Tienes una llamada. Ehhh… ¿Ella dice que es tu esposa?
Escupí cerveza que quedó en mi boca y me eché a reír. Las cosas a las que
llegaban estas mujeres con tal que contestara el teléfono era una locura.
Apostaba que era la rubia de la noche anterior.
Subí las escaleras, agarré el teléfono, lo puse a mi oído y me giré.
—¿Sí? —espeté.
—¿Adam? —La voz femenina al otro lado era débil. Mi botella de cerveza se
estrelló contra el suelo y se rompió en mil pedazos.
—¿Mia?
—Adam, necesito tu ayuda —susurró.
—¿Dónde estás? —grité en el teléfono. No hice caso de todas las voces por
detrás de mí mientras gritaban mi nombre mientras corrí a mi camioneta. Landyn
me alcanzó cuando abrí la puerta.
—¿Qué diablos está pasando?
179
—¡Tengo que ir a buscar a mi jodida esposa! —grité. Salté en la camioneta y
me alejé.

♥♥♥

180
LEXI & LANDYN
—Esto no puede estar pasando —susurré mientras Lan me tomó en sus
brazos.
—Lexi, bebé, ¿has visto el rostro de Adán? Esto está sucediendo —dijo
mientras su agarre alrededor de mi cintura se apretaba.

181
TRISH & TONY
—Esto no puede estar pasando —susurré mientras apoyé mi mejilla contra
el pecho de Tony.
—Mi reina, ¿has escuchado su voz? Esto ya está pasando —dijo antes de
inclinar mi cara para robarme un beso.

fin…
¿O NO?

182
Siguiente libro…
Adam, Enough Said (This Can't Be Happening #3)

Nuestro pasado fue doloroso y un montón de errores


fueron hechos, pero eso fue antes, esto es ahora.

¿Mía quiere una pelea? Le daré una.

¿Ella me quiere dejar? Haré que ella se quede.

Esto es nuestro futuro. Ella me pertenece.

Nuestro pasado no fue más que dolor, fue un


rompimiento de alma y ninguna cantidad de tiempo
cambiará eso.

¿Adam quiere una pelea? Le daré una.

¿No quiere que me vaya? Le haré pagar.

Este es mi futuro. No le pertenezco a él.

Sigue a Adam y Mía en su viaje a través de la locura deliciosamente disfuncional


que ellos llaman… matrimonio.

183
Acerca del Autor
Veamos... soy autora novata de romance, una
apasionada amante de los libros, adicta al drama,
los problemas y el romance. Soy una esposa,
madre a tiempo completo de dos guapos niños
y madrastra de una hermosa adolescente.
También trabajo a tiempo completo de nueve a
cinco. La escritura ha sido un escape maravilloso
y nunca creí que fuera tan divertido hasta que
empecé.

Lexi, baby es mi primera novela ¡Apenas puedo creer que ya esté terminada!
Cuando puse los dedos sobre el teclado imaginé el libro como una historia corta,
pero seguí, seguí y seguí. Ahora tengo en mente otros dos libros ¡Es una locura!
Incluso podría haber un cuarto, pero aún estoy indecisa. Espero que m e des una
oportunidad.

Toda la serie estará llena de diversión, drama y sorpresas, por si te lo


preguntas. Siempre incluirá un muy sensual macho alfa y una linda chica-
de-al-lado que puede o no saber cómo lanzar un buen golpe. Puedes ver las
actualizaciones en mi página de Facebook o en mi página
web:www.authorlyndaleeanne.com. Me encantaría escuchar tu opinión, así que
por favor, deja un comentario en mi página o en Goodreads. Significa mucho
para mí escuchar la opinión de mis amigos y lectores.

Con Amor,

Lynda LeeAnne <3

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