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Sabemos desde hace tiempo que no son los acontecimientos en sí mismos los que desencadenan
nuestras emociones sino la interpretación que hacemos sobre ellos. Es decir, cómo los percibimos y
de qué modo los interpretamos.
Detrás de cada sentimiento de tristeza, rabia, miedo o angustia puede haber un pensamiento que está
ocultando o disfrazando la realidad. Es por ello que en ciertos trastornos como la depresión,
la ansiedad o las fobias, las distorsiones cognitivas juegan un papel principal.
En este artículo explicaremos cuáles son los tipos de distorsiones cognitivas más frecuentes y en qué
consiste cada una de ellas.
La mente humana es muy compleja y en ocasiones nos perdemos en ella y no somos capaces de
diferenciar realidad de ficción.
De este modo se genera un bucle, porque estas conductas disfuncionales acaban reforzando los
esquemas cognitivos que las generaron, de manera que la dinámica se mantiene o incluso intensifica.
Son aprendidos.
1. Sobregeneralización
A raíz de un caso aislado generalizar una conclusión válida para todo. Ejemplo: “Juan no me ha
escrito, la gente siempre se olvida de mí”.
2. Abstracción selectiva
3. Inferencia arbitraria
Emitir juicios o extraer conclusiones de manera rápida o impulsiva, basándonos en una información
incompleta o errónea. Ejemplo: “me dice que no para hacerse la dura, las mujeres son así”.
4. Sesgo confirmatorio
Tendencia a interpretar la realidad de manera que confirme nuestras creencias previas. Ejemplo: “me
he equivocado, si es que ya sabía que yo no sirvo para esto”.
6. Lectura de pensamiento
Presuponer las intenciones o cogniciones de los demás. Ejemplo: “me miran porque estoy haciendo el
ridículo”.
Creer saber cómo será el futuro y actuar conforme a ello. Ejemplo: “no voy a ir a esa entrevista de
trabajo porque sé que no me van a contratar”.
8. Personalización
Suponer que todo lo que la gente hace o dice tiene que ver directamente con uno mismo. Ejemplo:
“Marta tiene mala cara, debe de estar enfadada conmigo”.
Existen técnicas en psicoterapia que inciden directamente en este tipo de distorsiones, y son las
llamadas técnicas de reestructuración cognitiva. En ellas, el profesional ayuda al individuo a identificar
las creencias erróneas que ha desarrollado hacia el mundo, y posteriormente ambos trabajan juntos
para desarrollar pensamientos y formas alternativas de interpretación de las situaciones.
Así, el psicólogo ayuda a que la persona aprenda a cuestionar la validez de sus propios esquemas
cognitivos y a sustituirlos por pensamientos alternativos más realistas, que le harán sentir emociones
más positivas y por tanto que serán favorables a la hora de tener conductas más útiles para vivir en
mayor armonía con su entorno.