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El Buda pronuncio entonces el siguiente Sutra:

“Monjes y monjas, el Método de la Plena Conciencia en la


Respiración, desarrollado y practicado con regularidad, aporta
grandes recompensas y ventajas. Os conducirá al éxito en la
practica de los Cuatro Fundamentos de la Atención y de los Siete
Factores de la Iluminación, que harán surgir en vosotros la
comprensión y la liberación”.

“Se practica así”:

“La primera respiración: Inspirando profundamente, se que inspiro


profundamente. Espirando profundamente, se que espiro
profundamente”.

“La segunda respiración: Inspirando levemente, se que inspiro


levemente. Espirando levemente, se que espiro levemente”.

“Estas dos respiraciones os permiten cortar con la distracción y


con los pensamientos innecesarios, a la vez que potencian la
atención consciente y os ponen en contacto con la vida en el
momento presente. La distracción es la ausencia de la atención.
Respirar con atención consciente nos permite volver a nosotros
mismos y a la vida”.

“La tercera respiración: Inspirando, soy consciente de todo mi


cuerpo. Espirando, soy consciente de todo mi cuerpo”.

“Con esta respiración contempláis el cuerpo y permanecéis en


contacto directo con el. La conciencia de todo el cuerpo y de cada
una de sus partes permite contemplar su maravillosa presencia así
como el proceso de nacimiento y muerte”.

La cuarta respiración: Inspiro, y calmo y apaciguo todo mi cuerpo,


Espiro, y clamo y apaciguo todo mi cuerpo”.

“Esta respiración os ayuda a obtener la calma y la paz del cuerpo y


llegar a un estado donde la mente, el cuerpo y la respiración son
una armoniosa realidad”.

“La quinta respiración: Inspiro y me siento alegre. Espiro y me


siento alegre”.

“La seta respiración: Inspiro y me siento feliz. Espiro y me siento


feliz”.

“Con estas dos respiraciones entráis en el campo de las


sensaciones y generáis paz y alegría que nutren la mente y el
cuerpo. Gracias a la cesación de la dispersión y de la distracción,
volvéis a vosotros mismos y tomáis conciencia del momento
presente. La felicidad y la alegría surgen en vuestro interior”.

“Permanecéis en las maravillas de la vida y saboreáis la paz y la


alegría que la atención despierta os aporta. Gracias a este
encuentro con las maravilla de la vida podéis transformar las
sensaciones neutras en placenteras. Estas dos respiraciones
conducen, pues, a las sensaciones agradables”.

“La séptima respiración: Inspiro, y soy consciente de la actividad


de la mente en mi interior. Espiro, y soy consciente de la actividad
de la mente en mi interior”.

“La octava respiración: Inspiro, y calmo y apaciguo la actividad de


la mente en mi interior. Espiro, y calmo y apaciguo la actividad de
la mente en mi interior”.

“Estas dos respiraciones os permiten contemplar profundamente


todas las sensaciones agradables, desagradables o neutras que
surgen en vosotros, y clamarlas y apaciguarlas. La ‘actividad de la
mente’, en este caso, se refiere a las sensaciones”. Cuando sois
conscientes de vuestras sensaciones y observáis profundamente
sus raíces y su naturaleza, podéis controlarlas y apaciguarlas
aunque sean pensamientos desagradables surgidos del deseo, del
enfado o de los celos”.

“La novena respiración: Inspiro y soy consciente de mi mente.


Espiro y soy consciente de mi mente”.

“La decima respiración: Inspiro y permito que mi mente se sienta


feliz y en paz. Espiro y permito que mi mente se sienta feliz y en
paz”.

“La undécima respiración: Inspiro y concentro mi mente. Espiro y


concentro mi mente”.

“La decimosegunda respiración: “Inspiro y libero mi mente, Espiro


y libero mi mente”.

“Con estas cuatro respiraciones entráis en el tercer campo, el de la


mente. La novena respiración os permite conocer todos los estados
mentales, tales como las percepciones, el pensamiento, la
discriminación, la felicidad, la tristeza y la duda. Observad y
reconoced dichos estados para contemplar profundamente la
actividad de la mente y poder, así, concentrar la mente y
apaciguarla. Esto es posible gracias a la decima y undécima
respiraciones. La duodécima os permite liberaros de todos los
obstáculos de la mente. Iluminando vuestra mente, podéis ver la
raíz de las formaciones mentales y, consecuentemente, eliminar
todas las trabas”.

“La decimotercera respiración: Inspiro y observo la naturaleza


transitoria de todos los dharmas. Espiro y observo la naturaleza
transitoria de todos los dharmas”.

“La decimocuarta respiración: Inspiro y observo la desaparición de


todos los dharmas. Espiro y observo la desaparición de todos los
dramas”.

“La decimoquinta respiración: Inspiro y contemplo la liberación.


Espiro y contemplo la liberación”.

“La decimosexta respiración: Inspiro y contemplo el desasimiento.


Espiro y contemplo el desasimiento”.

“Con estas cuatro respiraciones, el practicante pasa al campo de


los objetos de la mente y se concentra en la verdadera naturaleza
de todos los dramas. En primer lugar, observa su naturaleza
transitoria. Puesto que todos los dramas son transitorios, deben
desaparecer. Cuando lo entendáis claramente, dejareis de estar
atados por el ciclo interminable de nacimiento y muerte; podréis
desasiros y alcanzar la liberación. Desasirse, aquí, no significa
desdeñar o apartarse de la vida, sino abandonar el ansia y el apego
para no sufrir el interminable ciclo de nacimiento y muerte al que
todos los dharmas están sujetos. Cuando soltéis y alcancéis la
liberación, viviréis en paz y alegría, en el centro mismo de la vida,
ya nada os atara”.

Así, a través de los dieciséis métodos de la respiración consciente,


el Buda enseño el modo de observar profundamente el cuerpo, las
sensaciones, la mente, y los objetos de la mente y, también, su
aplicación a la practica de los Siete Factores del Despertar: la
atención consciente, el análisis de los dharmas, la energía, la
alegría, la tranquilidad, la concentración y el soltar.

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