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Estas dos personas son la ciencia y la religión: la ciencia, que mira las cosas
desde fuera, dice que el universo es convexo, y la religión, que las mira desde
dentro, sostiene que es cóncavo… Pero he ahí que llega una tercera persona
y dice: «Los dos tienen y no tienen razón: el universo no es ni cóncavo ni
convexo, es ambas cosas a la vez».
Y esta tercera persona, justamente, ve el mundo simultáneamente desde fuera
y desde dentro. El ojo interior mira los dos lados a la vez; es la intuición que
debemos desarrollar para saber mirar, al mismo tiempo, interior y
exteriormente.
PUNTOS DE VISTA
Cuando uno de los grandes filósofos griegos, Pitágoras, fue a Egipto con el
propósito de entrar en una escuela esotérica secreta de misticismo, su ingreso
fue rechazado. Y eso que Pitágoras ha sido una de las mejores mentes que
ha habido...
Reiteró su solicitud varias veces, pero le dijeron que a menos que pasara por
un determinado entrenamiento de dieta y de respiración, no podría ser
admitido. Pitágoras dijo: "Yo he venido aquí en busca de conocimiento, no
a someterme a una disciplina." Las autoridades escolares le
respondieron: "No podemos darte conocimiento a menos de que seas
diferente." Además, no estamos en absoluto interesados en el conocimiento,
sino en la experiencia actual. Ningún conocimiento es verdadero a menos de
que se viva y experimente. Por tanto, tendrás que ayunar durante 40 días y
respirar de cierto modo, con la atención puesta en determinados centros.
Los modernos psicólogos dicen que entre las cejas hay una glándula que es la
parte más misteriosa del cuerpo. Esta glándula, llamada pineal, es el tercer
ojo, según los tibetanos, o el ojo de Shiva, de acuerdo con el Tantra. Entre
los dos ojos, hay un tercer ojo, pero no funciona. Está ahí, puede funcionar en
cualquier momento, pero de modo natural, no funciona. Debes hacer algo para
abrirlo. No está ciego, está simplemente cerrado. Esta técnica es para abrir el
tercer ojo.
Cierra tus ojos, después, focaliza tus dos ojos justamente en el entrecejo, como
si lo estuvieses mirando con tus dos ojos. Presta total atención al entrecejo.
Este es uno de los métodos más simples de estar atento. No puedes estar
atento a otra parte del cuerpo con tanta facilidad.
DEJA A LA MENTE
CONTEMPLAR EL PENSAMIENTO
Esta técnica sirve pues, también, para buscar al testigo. Cuando la atención
está focalizada en el tercer ojo, en el entrecejo, pasan dos cosas:
A) Te conviertes en un testigo. De todo lo que ocurra, sé un testigo. Si estás
enfermo, si el cuerpo te duele, Si experimentas cualquier tipo de sufrimiento,
sé un testigo de ello. Sea lo que fuere que está ocurriendo, no te identifiques
con ello, sé un testigo, un observador.
Los efectos de esto pueden ser experimentados. Cuando estás con una
persona de mucha vitalidad, experimentas que de tu interior se levanta cierta
vitalidad también. Si estás con alguien gravemente enfermo, sentirás como si
te extrajeran tu energía. Ocurre lo mismo cuando te encuentras en medio de
una muchedumbre, te sientes sofocado. Por contra, si estás sólo, por la
mañana, bajo el cielo, rodeado de árboles, sentirás una nueva vitalidad
dentro de ti, el prana.
Para el que está centrado en el tercer ojo, los sueños se tornan reales y la
realidad un sueño. Por eso, cuando Shankaracharya dice que este mundo no
es más que maya, un sueño de la divinidad, ello no es una mera proposición
teórica ni un razonamiento filosófico, es sobre todo, la experiencia interna de
uno que está focalizado en su tercer ojo.
Imagina pues, cuando estés centrado en el tercer ojo, que la esencia del prana
te cae desde la parte superior de tu cabeza, igual que si estuvieses sentado
bajo un árbol y sus flores cayeran sobre ti, o estás sentado por la mañana, y el
sol se levanta y sus rayos llueven sobre ti. Imagina, e inmediatamente surgirá
esa lluvia de prana, una lluvia de luz cayendo desde la parte alta de tu
cabeza. Esta lluvia te recrea, te da un nuevo nacimiento, serás renacido.