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Asamblea Del Año XIII
Asamblea Del Año XIII
DOCUMENTO DE CATEDRA:
INTRODUCCIÓN
1. Nacimiento y objetivos
A partir de 1810, debido a los sucesos que ocurren en España y a las ideas que
caracterizan a ese momento histórico, en el Río de la Plata, al igual que en otras regiones
de la América española, se han producido movimientos tendientes a organizar un gobierno
propio, dirigido por grupos locales, entre los que hay quienes piensan decididamente en la
independencia. Los impulsores de esta última son los revolucionarios, opositores a los
moderados que prefieren gobernar estos territorios a nombre de Fernando VII.
Los grupos opositores están representados en 1812, por la Sociedad Patriótica y la
Logia Lautaro. Ambas entidades tienen diferente estructura, pero persiguen los mismos
fines. La primera, fundada por José de San Martín con la colaboración de Carlos María de
Alvear y Domingo Zapiola para luchar por la independencia y la constitución. La segunda,
fundada y presidida por Bernardo de Monteagudo, también persigue la independencia y una
vez obtenida ésta, el segundo paso es dar una constitución.
Pero, los procedimientos seguidos por una y otra parte son diferentes. Mientras la
Logia actúa en forma secreta, la Sociedad Patriótica realiza públicamente su propaganda a
través de reuniones libres, la fundación de filiales en el interior como en el caso de Córdoba.
Y sobre todo a través de la prensa. Quién más se destaca en esta última tarea es el propio
Monteagudo, por su participación en el “Grito del Sur”, la “Gaceta” y “Mártir o Libre”.
Paralelamente hay otro grupo que comparte estos ideales. Se trata del grupo
artiguista, cuyo escenario político es la Banda Oriental, y que si bien no participa
activamente en la revolución del 8 de octubre, trata de hacer escuchar a su voz en la
Asamblea del Año XIII.
La Logia Lautaro y la Sociedad Patriótica organizan una revolución que culmina con el
gobierno del primer Triunvirato. El día 8 de octubre de 1812, grupos populares, contando
con el apoyo de las fuerzas militares en poder de la Logia, presentan un petitorio al Cabildo.
En él le solicitan que asuma la autoridad (suspendiendo en sus funciones a la Asamblea del
año 1812 y al Triunvirato), un Segundo Triunvirato resultado de una elección popular y se le
encargue la convocatoria a una nueva Asamblea General Extraordinaria.
El Cabildo accede en todos estos puntos, resultando electos para la formación del
nuevo gobierno el Dr. Juan José Paso, Don Nicolás Rodríguez Peña y el Dr. Don Antonio
Álvarez Jonte, a los cuales se compromete para que convoquen a una Asamblea en el
término de tres meses.1
El mismo día 8 de octubre de 1812 se hace cargo del gobierno el Segundo Triunvirato.
De acuerdo con los compromisos asumidos, convoca a los pueblos del interior a enviar
diputados a la Asamblea, a través del decreto del 24 de octubre de 1812. De ese documento
se desprende que los objetivos de esta Asamblea, son los mismos que tienen los grupos
gestores de la revolución: Independencia y Constitución. Claramente se puede leer en el
texto de este decreto:
“Esta sin duda debe ser la memorable época en que el pueblo de las Provincias
Unidas del Río de la Plata abriendo con dignidad el sagrado libro de sus eternos
derechos por medio de libres y legítimos representantes, vote y decrete la figura
con que debe aparecer en el gran teatro de las naciones. Elevados sus
diputados a la altura de su noble ministerio y elevado la patria a su brillante
destino, saldrán entonces las grandes medidas, la energía y la fortuna. La
Constitución que se sancione alentará la timidez de unos, contendrá la ambición
1
Los hechos relatados en este párrafo pueden ser leídos de fuentes de primera mano como son el acuerdo del
Cabildo de Buenos Aires del 8 de octubre de 1812 y el mismo petitorio que presentan el pueblo y las fuerzas
armadas, transcriptos en sus partes más importantes en el Anexo C de este mismo trabajo pág. 69 extraído de la
obra de Emilio Ravignani, Asambleas Constituyentes Argentinas. T. VI. 1º Parte, pág. 727 a 738.
4
2
El texto de la convocatoria para las elecciones de diputados a la Asamblea General fue extraído de la
transcripción que se hace del mismo en la obra de FRIAS, Vladislao, Trabajos Legislativos de las Primeras
Asambleas Argentinas desde la junta de 1811 hasta la disolución del Congreso en 1827. T.1. (1811 – 1820),
Buenos Aires, La Universidad, 1882, Pág. 9 a 10.
3
LOPEZ ROSAS, José Rafael, Ensayo de Historia Constitucional Argentina. Santa Fe, Abad Beigbeder, 1960. T.1.
Pág. 168
5
iniciales, hace suponer que su autor fue probablemente Felipe Santiago Cardozo, uno de los
diputados orientales que fue rechazado por la Asamblea del Año XIII.
Si bien parece que ninguno de los proyectos fue tratado por la Asamblea, sabemos
certeramente que la misma debió tener conocimiento de los tres primeros y tal vez muy
vagamente del Cuarto Proyecto, motivo por el cual, probablemente, un autor como Vicente
Sierra, solo trata los tres primeros proyectos. Pero la importancia del Cuarto, radica en que
de todos los proyectos es el único que representa otro grupo que no es la minoría porteña
de la Logia Lautaro ni la Sociedad Patriótica, sino que representa otra parte de las
Provincias Unidas del Río de la Plata que no es Buenos Aires. He aquí la causa y razón de
la importancia del mismo.
Estos cuatro proyectos de Constitución Nacional fueron los realmente fundamentales.
Pero no se puede dejar de mencionar, aunque más no sea a título informativo, que el autor
Alberto Demicheli en su obra “Formación Nacional Argentina”, considera cinco proyectos. El
quinto es una constitución federal que se da la provincia de la Banda Oriental, en total
complementación con el capítulo aditivo sobre los puntos principales de cómo debe
redactarse la constitución provincial de acuerdo con el Proyecto Federal. Está dividida en 5
capítulos con 64 artículos que hablan de los poderes que rigen la Provincia. Este proyecto
es válido desde el punto de vista que muestra cómo se llevaría a la práctica el Proyecto
Federal.
No haré un análisis exhaustivo de la estructura de cada una de las constituciones, sino
solo mención de algunas generalidades que son concordantes a todos los proyectos o a
rasgos distintivos de cada una, pues para una idea acabada de cada uno de ellos el lector
debe remitirse al Anexo B de este mismo documento donde figuran los puntos más
importantes de cada uno extraídos de la obra de Emilio Ravignani “Asambleas
Constituyentes Argentinas” T.VI. 2da Sección.
Las fuentes que sirven de inspiración para los diferentes proyectos son, básicamente:
para el proyecto de la Comisión Oficial la Constitución Española de 1812; para el de la
Sociedad Patriótica, las constituciones francesas de 1781, 1793 y 1795, y también la
Constitución de los Estados Unidos, la de Venezuela y el decreto argentino de seguridad
individual de 1811; el tercer proyecto surge prácticamente de los dos anteriores, es una
fusión con pocos artículos originales; y finalmente, el Proyecto Federal, basado en fuentes
del constitucionalismo norteamericano, como los artículos de Confederación de 1777 y la
Constitución de 1787.
Los cuatro proyectos coinciden en la organización de un estado independiente, cuya
estructura se divide en tres poderes: un ejecutivo único, un legislativo bicameral (con
Senado y Cámara de Representantes) y un poder judicial compuesto por una Corte
Suprema, Tribunales y jueces inferiores. Como garantía de libertad los tres poderes actúan
armónica y coordinadamente. Todos declaran la religión Católica Apostólica Romana como
religión oficial. Además coinciden en la misma extensión territorial. Pese a diferencias
dogmáticas en cuanto a la forma de gobierno, todos consagran un republicanismo
democrático.
A pesar de que los cuatro proyectos postulan un Poder Ejecutivo único, la estructura
que proponen difiere entre uno y otro. Mientras la Comisión Oficial y el Tercer Proyecto lo
organizan bajo un triunvirato, en forma colegiada, tanto el Proyecto de la Sociedad Patriótica
como el Proyecto Federal crean un ejecutivo unipersonal con la figura de un presidente.
Pero, la mayor diferencia entre un proyecto y otro es el sistema político, y aquí difieren
las opiniones de los distintos autores. Primero me detendré en los autores más
representativos, que dan mayor importancia solo al Proyecto de la Comisión Oficial y de la
Sociedad Patriótica. ¿Qué es lo que nos dicen estos autores?
Según Ricardo Levene:
“En lo que a forma de Gobierno se refiere, hay diferencia entre los dos
proyectos, pues si bien el de la Comisión no la define con precisión y en algunas
cláusulas pareciera acercarse a un federalismo atenuado, el de la Sociedad
Patriótica se inclina sin decirlo, por una forma unitaria. Tal como se desprende
del Cap. XX dedicado al Gobierno Ejecutivo de cada Provincia…”6
“La constitución no se define por una forma de gobierno pero reconoce a las
provincias cierta autonomía que se concreta en la descentralización
administrativa”.7
Pero ¿Qué es lo que nos dicen autores que se han detenido en análisis más
exhaustivos de todos los proyectos? Según Helio Zarini:
4
LEVENE, Ricardo, Historia del Derecho Argentino. El derecho argentino desde la Revolución de Mayo a la
Asamblea General Constituyente de 1813 – 1815. Buenos Aires, Guillermo Krakt, 1948. T. IV. Pág. 313.
5
LEVENE, Ricardo, Ibídem… Pág. 313 a 314.
6
LONGHI, Luis, Derecho Constitucional Argentino y Comparado, Buenos Aires, Bibliografía Argentina, 1975, T.1.
Pág. 280.
7
RAVIGNANI, Emilio, Historia Constitucional de la República
8
RAVIGNANI, Emilio, Ibídem… Pág. 225
7
gubernativo traducido en dos constituciones: una para la nación y otra para las
denominadas provincias”9
¿A qué conclusión se puede arribar luego de cotejar estas opiniones que según creo,
son las más representativas?
Con respecto a la forma de gobierno postulada por el Proyecto de la Sociedad
Patriótica, el Tercer Proyecto y el Proyecto Federal no hay dudas: los dos primeros son
unitarios y el último federal.
La polémica se presenta con el primer proyecto, el de la Comisión Oficial. Hay quienes
afirman es federal, y quienes afirman que es unitario. Los autores que se quedan con la
primera opinión son aquellos que sólo le han dado importancia a este proyecto y al de la
Sociedad Patriótica, o sea que no cuentan con una visión completa de todos los proyectos.
Los adheridos a la segunda opinión son aquellos que han tratado todos los proyectos y que
sobre todo comparan el Proyecto Federal con los otros tres.
Si comparamos el Proyecto de la Comisión Oficial con el de la Sociedad Patriótica
llegaremos a la conclusión de que es federal; y si lo comparamos con el Proyecto Federal,
que es unitario. Pero si analizamos sus artículos llegaremos a la misma conclusión que
Emilio Ravignani: “que en este proyecto la forma de gobierno no está claramente definida”.
Por lo cual, al comparar, podemos definirlo como unitario o como federal sin que en realidad
sea totalmente ni una cosa ni la otra. Este último autor, a pesar de que su obra “Historia
Constitucional de la República Argentina” sólo se detiene a analizar los dos primeros
proyectos, tiene un vasto conocimiento de los otros debido a la obra de recopilación que
llevó a cabo sobre las “Asambleas Generales Constituyentes Argentinas”.
Todos estos proyectos debían ser presentados ante la Asamblea, que, finalmente y
luego de tantos preparativos, queda instalada el 31 de enero de 1813 e investida de un
carácter General, Soberana, Constituyente y Legislativa. Ella misma se denomina
Soberana Asamblea General Constituyente. En su primera sesión, declara que en ella
reside la soberanía, cosa que hasta el momento había estado en manos de Fernando VII; y
realmente, por los actos de gobierno que lleva a cabo, por las leyes que sanciona y por su
actuación en general, ejerce la soberanía como si estos territorios ya hubiesen declarado la
independencia. Prueba de esto es que ya desde el momento del juramento de sus
miembros, este se realiza omitiendo la cláusula de fidelidad a Fernando VII.
También es en realidad una asamblea general, pues decreta que los diputados que
la forman lo son de la Nación. Pero, a pesar de ser una Asamblea General, no significa que
sea representativa, pues no están presentes en ella grupos muy importantes de la política,
economía y sociedad de aquel momento, como por ejemplo el caso de los comerciantes
porteños o el de los diputados de la Banda Oriental que fueron rechazados. Sus diputados
son todos miembros de un mismo partido, un grupo minoritario constituido por los miembros
de la Sociedad Patriótica y la Logia Lautaro. A esta situación pudo llegarse porque, si bien
es una Asamblea General donde cada ciudad elige su o sus representantes, estos podían o
9
ZARINI, Helio Juan, Esquema Institucional Argentino (1810 a 1976). Buenos Aires, Astrea, 1977, Pág. 50 y 51
10
DEMICHELLI, Alberto, Formación Nacional Argentina, Derecho Público Preexistente, pactos provinciales y su
constitucionalización, Buenos Aires, Depalma, 1971. T.1. Pág. 42
8
no ser oriundos del lugar, y así tenemos el ejemplo claro y concreto que casi todas las
ciudades eligen miembros de la Sociedad Patriótica o de la Logia, por ejemplo en el caso de
San Juan que es representada por Tomás Valle, un porteño tío de Mariano Moreno.
Es este grupo minoritario, el que da el nombre a esta corporación llamándola
Asamblea, a la francesa y no Corte, a la española. Son ellos los que van a hablar de
ciudadanos; a anular los títulos nobiliarios; y los que copiaron todas las medidas tomadas
por las cortes españolas desde 1810, corporación esta última también en manos de
revolucionarios miembros de la masonería.
La Asamblea, se hace llamar constituyente, pues dictar una Constitución era el
segundo objetivo de su convocatoria, pero nunca fueron ni siquiera tratados en alguna
sesión los diferentes proyectos que se elaboraron; o sea, que de constituyente sólo tiene el
título. A pesar de esto, debemos reconocer que generó una serie de normas de gran
trascendencia y que funcionó como el Poder Legislativo de la época.
españolas al mando de Goyeneche y recién se complica sobre finales de 1813, con las
derrotas de Vilcapugio (01 – 10 – 1813) y Ayohuma (14 – 11 – 1813).
En la Banda Oriental hay un panorama alentador, pues José Gervasio Artigas se une
en febrero de 1813 al sitio de Montevideo bajo las órdenes de José Rondeau, reconoce a la
Asamblea y envía a 6 diputados para que representen a esa provincia a esa provincia. Aquí
comienzan las complicaciones internas cuando dichos diputados son rechazados el 11 de
junio con la excusa de haber resultado de elecciones impugnables.
Para este momento surgen, también, complicaciones en el plano externo. En España,
los franceses con José I deben abandonar Madrid, pues la resistencia española es cada vez
más fuerte. Los españoles, preocupados por el panorama que ofrece el Río de la Plata,
envían 2000 veteranos para reforzar a los realistas de Montevideo. Los mismos arriban en
agosto de 1813 a la Banda Oriental.
Si durante el año 1813 no se declaró la independencia, para 1814 se pierden las
esperanzas, pues la situación ahora si es delicada. Los patriotas sufren varias derrotas
militares. En Europa, el ocaso del imperio napoleónico permite el regreso de Fernando VII al
trono de España. En lo interno, frente al centralismo del régimen asambleísta crece la figura
de Artigas que representa las aspiraciones regionales. La situación se pone cada vez más
difícil.
Tratando de aclarar este complicado panorama, consultamos la opinión de algunos
autores sobre la causa por la cual no fue declarada la ansiada independencia.
Miguel Ángel Scenna nos da la siguiente explicación: “…no se pudo dar la
independencia pues la situación estaba cambiando en España a partir de mediados de
1813, cuando los españoles parecían tener la victoria“ 11
Víctor Tau Anzoategui opina que: “En razón de conveniencia parece que obró de tal
manera en el ánimo de los asambleístas que los obligó a postergar la ansiada declaración.
La delicada situación interna, tanto militar, como política, agravada por las derrotas de las
armas patriotas en Vilcapugio y Ayohuma (14 de noviembre de 1813), la vuelta al trono de
Fernando VII (marzo de 1814), la condena y persecución del brote liberal y la orden de
redoblar la represión del movimiento americano, detuvieron el ímpetu revolucionario. Hasta
se intentó entonces un acercamiento con la Corona española para buscar una solución
monárquica para el Río de la Plata.”12
No podemos aceptar estas conclusiones porque la independencia debió ser declarada
en los primeros meses de sesiones, y estas preocupaciones surgen 5 meses después de
abierta la Asamblea. Además, para quienes están decididos a tomar una medida de esta
envergadura (aquellos que prepararon una revolución y llevaron adelante toda la
propaganda necesaria para lograr el apoyo popular), no sólo que a esta altura ya la
hubiesen declarado, sino que las misiones diplomáticas a las que hace referencia Victor Tau
Anzoategui deberían haber llevado como objetivo que España reconozca la independencia
de estas tierras.
Según los expresa Juan Ángel Martinez: “…la Asamblea hizo lo que pudo dada la
situación por la que atravesaban las provincias víctimas de un Estado de anarquía y
desorientación de conflictos y conspiraciones que obstaculizaron la marcha de la revolución
emancipadora”13
Pero, si esto no fuese así: en primer lugar hubiese podido, ya vimos que hubo
momentos favorables como para hacerlo en un principio. Y con respecto a la anarquía y a la
desorientación por los conflictos, es real, pero esta desorientación se hubiese disipado si
declaraban la independencia, pues las tropas ya no serían rebeldes que luchan contra las
tropas realistas, sino soldados de una Nación que combaten contra los ejércitos españoles.
11
SCENNA, Miguel Ángel, Argentinos y españoles, en “Todo es Historia”, Buenos Aires, Febrero de 1978, Año XI,
Nº 129 (1ª parte) Pág. 9
12
TAU ANZOATEGUI, Víctor, MARTIRE, Eduardo, Manual de Historia de las Instituciones Argentinas, 4ª ed. –
buenos Aires, Macchi, 1980. Pág. 344 y 345
13
MARTINEZ, Juan Ángel, Formación Política Argentina(ensayo sociológico), Buenos Aires, A. García Santos,
1924, Pág. 55
10
Según lo manifiesta Exequiel Ortega: “El cometido de la Asamblea General “del año
XIII”, no era tan simple y rápido como meses antes se pensó. Además de las dos cuestiones
de fondo, debía solucionar otras muy graves. Problemas surgidos durante esa espera de
tres años a partir de 1810, consecuencia de las diversas formas de encarar su acción los
primeros gobiernos. Así el incipiente localismo, se transformaba ya en particularismos
regionales, capaces de desembocar en agudo federalismo personalista o de caudillos.
También se agravó el problema no menos grave de un porteñísimo, centralizador en exceso,
que se trocaría en unitarismo político y económico. Así parecía que entre 1813 y 1814
llegaba la situación propicia a tales ideas y planes de autonomía gradual al fin concretada.
Pero la realidad del bienio 1814-1815 presentó las enormes dificultades de tal pretensión.”14
Pero, el problema del unitarismo y del federalismo no se soluciona siendo colonia sino,
recién cuando se inicia la vida independiente, que era por otro lado lo que deseaba tanto el
grupo porteñista como el grupo artiguista. Además, ¿Cabe a un grupo que se mostraba tan
decidido a la independencia semejante actuación?
Frente a todos estos interrogantes vemos que hay algo en todo esto que no funciona,
y nos lleva a pensar que muchas de las respuestas, posiblemente, estén dentro de la misma
Asamblea y del grupo de diputados. Con respecto a este grupo de diputados Vicente Sierra
manifiesta: “La Asamblea se tradujo en la reunión de un grupo de hombres sin experiencia
de gobierno y sin una ilustración política ajustada a los fines declarados, de manera que
todo se redujo a expedientes que ni tendieron a la independencia ni organizaron la práctica
de la libertad civil que todos querían”15
Si bien es cierto que era un grupo sin experiencia de gobierno, no le faltaba capacidad,
basta mencionar a Bernardo de Monteagudo, Carlos María de Alvear, José de San Martin y
otros jóvenes que hubiesen podido salir adelante y concretar los planes propuestos.
Pero en realidad ¿qué era lo que estaba ocurriendo dentro de la Asamblea con este
grupo de diputados y qué impedía la concreción de los planes? Algo simple: dentro de la
Asamblea había diferentes tendencias, que llevaron a la lucha de facciones, y es esta lucha
de facciones la que no permitió la concreción de los objetivos fijados en la revolución del 8
de octubre de 1812.
Según lo que nos relata el Dr. Emilio Ravighani en su obra “Historia Constitucional de
la República Argentina”, entre los documentos existentes en el Museo Mitre, en la parte del
archivo de San Martín, se encuentran datos tomados de los papeles de Domingo Zapiola
que demuestran en qué forma se divide la opinión de los miembros de la Asamblea. De
acuerdo con esto hay cinco grupos dentro de su seno:
- Los alvearistas (seis diputados): movidos por pequeños intereses sin definir nada.
- Los sanmartinianos (cinco diputados): que buscaban Independencia y Constitución.
- Los acomodaticios (trece diputados): que están donde mejor convenga la situación.
- Los teocráticos (tres): conservadores que quieren volver al estado anterior.
- Y finalmente los independientes (cinco): que nunca se definieron, son nulos.
De estas facciones, los alvearistas y los sanmartinianos son los que representan las
más fuertes. El punto de divergencia entre ambas es que: San Martín mantiene incólume el
principio de la revolución y sostiene el poder ejecutivo del Triunvirato hasta tanto surja la
Constitución: mientras que Alvear es partidario de la centralización del poder ejecutivo,
patrocina la creación del Directorio, quiere postergar la independencia y la constitución,
subordinando a la política exterior la solución del problema interior.
Un factor que vino a romper el equilibrio entre ambas fuerzas fue el asunto de los 6
diputados orientales, los cuales coinciden con el grupo sanmartiniano, y como esto le da la
mayoría, Alvear y los acomodaticios no los aceptan.
14
ORTEGA, Exequiel, Cómo fue la Argentina 1516 – 1972 (Ensayo Histórico). Buenos Aires, Plus Ultra, 1973, T.1.
Pág. 117 a 119
15
SIERRA, Vicente, Historia de la Argentina. Independencia y Anarquía (1813 – 1819), Buenos Aires, Científica
Argentina, 1965, T. VI. Pág. 45
11
Hasta aquí todo lo que relata Emilio Ravignani,16 y también Luis Longhi,17 está basado
en testimonios de Zapiola dio a Mitre, pero, según Juan Carter en el T. IV de la Historia
Argentina, publicado por la Academia Nacional de la Historia, este testimonio de Zapiola es
impreciso. Según este último autor la clasificación que hace carece de exactitud, pues no es
admisible que Manuel Moreno se halle cerca de San Martin, y que se ubique a Tomás Guido
de parte de Alvear, tampoco Vicente López pudo estar cerca de San Martín, y si de Alvear.
Además no es exacto que Monteagudo pertenezca a la facción alvearista, y sea esclavo de
la Logia. A esto se le suman además, algunos errores de nombres y graves omisiones.
Todas estas críticas que hace Juan Carter pueden ser muy válidas, pero lo cierto es
que las facciones existieron (tal vez con variantes de quienes pertenecían a cada una de
ellas); que las más fuertes eran las tendencias de Alvear y de San Martin: y que la lucha
entre ellas frustró los objetivos de la Asamblea.
A pesar de que si bien los dos objetivos principales de la Asamblea que eran declarar
la independencia y redactar y sancionar una constitución no pudieron llevarse a cabo, dicho
órgano legislativo sancionó un conjunto de medidas muy importantes para la transformación
política y social de la época, siendo verdaderas medidas de avanzada, muy revolucionarias
para su tiempo.
Entre las más relevantes, podemos mencionar la libertad de vientres, adoptada el 2 de
febrero de 1813; la acuñación de moneda; la creación del sello y escudo nacional
(suprimiendo la imagen de Fernando VII); la abolición la inquisición, de los títulos de
nobleza, de las prácticas de tortura, y del servicio personal indígena, al igual que los tributos
impuestos a este sector social. También encargó la composición del Himno Nacional, y se
institucionalizaron las Fiestas Mayas. A continuación, desarrollaré más en profundidad las
mencionadas medidas legislativas:
16
RAVIGNANI, Emilio, OP. Cit. Pág. 214 a 216
17
LONGHI, Luis, OP. Cit., Pág. 274 a 275
12
el agente inglés Lord Strangford, presionó al Río de la Plata para evitar que sancionara una
ley de abolición total, puesto que esto provocaría una huida masiva de negros provenientes
de la colonia portuguesa, lo que a su vez significaría un duro golpe a su economía basada
en la producción azucarera, ya que dependida casi en su totalidad de la mano de obra
esclava).
Por otra parte, la medida dio sus primeros frutos a partir del año 1833, cuando la
primera generación de nuevo libertos alzaría dicha condición, siendo sumados muchos a las
milicias por el futuro gobernador porteño Juan Manuel de Rosas. En resumen, podemos
citar a Pablo Camongli cuando nos dice que: “Al igual que otras medidas de la Asamblea, la
libertad de vientres terminó entrampada en la tibieza de su alcance y en lo poco práctico de
su reglamento. Más allá de las consignas revolucionarias, los diputados terminaron de
privilegiar el concepto de propiedad privada de los dueños de esclavos, cuyo patrimonio
recién se vería perjudicado en dos décadas. Un tiempo prudencial para evitar mayores
rechazos en el marco de las definiciones estratégicas que se debían adoptar en 1813”18
Abolición del tributo indígena y de todas las formas de explotación: Por resolución
de la Asamblea, se suprimieron todas las formas de explotación serviles para con
la población indígena tales como la mita, la encomienda y el yanaconazgo. De esta
forma, se avanzó hacia una equidad mayor en lo que respecta a la igualdad entre
ciudadanos, intentando poco a poco acabar con toda legislación que ponderara
una jerarquía entre descendientes de españoles y descendientes de pueblos
originarios de América.
18
CAMOGLI, Pablo, “Asamblea del Año XIII”, Historia del Primero Congreso Argentino, Buenos Aires, Aguilar,
2013, Pág. 107
13
valor de la moneda y demás. Por su parte, las monedas de oro debían tener el mismo
diseño general, solo que debajo del sello se debían esculpir “trofeos militares consistentes
en dos banderas de cada lado, dos cañones cruzados y un tambor de pie.” 19
Finalmente, tenemos la composición del Himno Nacional, encargado al diputado
Vicente López y Planes, quien lo presentó en la sesión del 11 de mayo de 1813, siendo una
partitura de trece estrofas. Esta fue aprobada de manera unánime por el resto de la
Asamblea. Existió mucho mito acerca de esta canción patriótica, como el que nos aseguraba
que la primera vez que se cantó fue en la casa de Mariquita Sánchez de Thompson. En
realidad, fue en la Plaza de la Victoria, probablemente el 25 de mayo de ese mismo año.
La letra del himno nos da un claro ejemplo de las intencionalidades de la Logia Lautaro
y la Sociedad Patriótica, puesto que refleja un gran carácter belicoso y una lucha sin cuartel
contra la nación Ibérica, sobre todo en sus primeras estrofas.
Fiestas Mayas: Otra medida importante, muy relacionado con la creación del
himno, del escudo nación y la acuñación de la moneda, fue que por decreto del 9
de Mayo de 1813, se estableció el 25 de Mayo como un día de festividad patriótica.
De esta forma, toda la semana de mayo estaría colmado de festejos en lo que se
denominó “Fiestas Mayas”. En dicha celebración se pronunciaban discursos a
favor de la libertad, se sorteaba la libertad de seis esclavos, se organizaban bailes,
comidas, etc.
Demás está decir que desde un principio la Asamblea estuvo manejada por Alvear y
su grupo, de ahí todas las medidas que se toman: la creación del Directorio, el envío de las
misiones diplomáticas, el rechazo de los diputados artiguistas, y la utilización como excusa
de la situación exterior para no declarar la independencia ni dictar la constitución.
Cada una de estas medidas suma opositores a Alvear. Con el correr del tiempo se
fortalecen y organizan una revuelta para abril de 1815, dirigida por grupos porteños
moderados, apoyados por fuerzas militares del interior, para terminar con su gobierno. De
este movimiento participan diferentes regiones del país.
Ante esta situación, el Cabildo de Buenos Aires asumió el poder e inmediatamente
llamó a elecciones para constituir un gobierno provisional. Se eligió en primer término un
nuevo Director: el general José Rondeau, pero al estar ausente se designó interinamente al
coronel Ignacio Álvarez Thomas.
Para evitar una dictadura, el Cabildo de Buenos Aires decidió crear una Junta de
Observación capaz de contener los abusos del Director. La Junta se constituyó con cinco
titulares, resultando electos: Esteban Agustín Gascón, Pedro Medrano, Antonio Sáenz,
Mariano Serrano y Tomás Anchorena; y dos suplentes: Diego Zapiola y Manuel Obligado.
Usando las atribuciones que le competen, como órgano que debe regular la acción
del Director, dicha Junta dictó lo que se conoce como “Estatuto Provisional para la Dirección
y Administración del Estado”.
Se trata de un documento sumamente extenso que fue dictado quince días después
de reunida la Junta de Observación. Esto hace pensar a los historiadores que el Estatuto no
nace como producto del decreto del 18 de abril de 1815, en el cual el Cabildo llama a
19
CAMOGLI, Pablo, Ibídem, Pág. 122
20
El 1° Director Supremo electo por la asamblea fue Gervasio Posadas, quien luego fuera reemplazado por
Carlos María de Alvear.
14
elecciones para elegir al Director del Estado, la Junta de Observación y encargarle a esta
misma su redacción. Dichos por palabras de Juan Ramos, citado entre otros en el trabajo de
Ricardo Caillet Bois:21 no es la Junta la que crea el Estatuto, sino éste ya escrito el que crea
la Junta.
La mayoría concuerda en que este Estatuto es una mala copia del Proyecto de
Constitución redactado por la Sociedad Patriótica. Su tendencia es unitaria, a pesar de
algunos artículos donde se muestra que la centralización no es tan extrema como en el
proyecto de Monteagudo, como por ejemplo en el caso de que los gobernadores de
Provincia son elegidos por elecciones populares.
Según Ravignani, el hecho de que su contenido sea unitario y que dicho Estatuto
nazca de un movimiento federal, es otro argumento que refuerza la creencia de que el
documento haya sido redactado antes que se creara la Junta de Observación, y que
verdaderamente no haya nacido del movimiento federal.
El Estatuto reconoce la división de poderes que recaen: el Ejecutivo en el Director del
Estado; el Legislativo en la Junta de Observación, hasta la reunión del Congreso; y el
Judicial, hasta la resolución del Congreso General, en el Tribunal de recursos extraordinario
de segunda suplicancia, nulidad e injusticia notoria, en las cámaras de apelación y demás
juzgados inferiores. Reconoce como religión del estado la Católica Apostólica Romana. Se
ocupa minuciosamente de las elecciones y del régimen electoral.
A pesar de que las provincias eligen sus gobernadores y sus diputados al Congreso
Nacional por medios de electores designados popularmente, no significa que establezca un
régimen federal, pues las provincias carecen de constitución y de instituciones locales
propias.
¿Qué es lo que ocurre finalmente con este Estatuto? Pretende imponerse en todo el
Estado, pero las provincias que están bajo la influencia de Artigas lo rechazan; Cuyo, Salta y
Córdoba lo aceptan sólo en su artículo 30 que es la convocatoria al Congreso de Tucumán;
y únicamente Tucumán y Buenos Aires lo aceptan momentáneamente.
Sólo resta señalar cuál es la importancia, desde el punto de vista histórico de este
Estatuto. Lo más importante, y lo que le da trascendencia, es su artículo 30. El mismo
convoca para un próximo Congreso a reunirse en la ciudad de Tucumán, el cual finalmente y
luego de tan larga espera dará la independencia, aunque a partir de ese momento se abre,
nuevamente, una larga etapa de espera para redactar la Constitución.
CONCLUSIÓN
a) La Asamblea del Año XIII surge como consecuencia de la revolución del 8 de octubre
de 1812, que apareciendo como alzamiento popular resguardado por las fuerzas
militares, fue preparado y gestado por dos grupos opositores del momento: la Logia
Lautaro y la Sociedad Patriótica.
b) Los objetivos que se persiguen con la reunión de ésta es declarar la Independencia y
dictar una Constitución. Finalidades buscadas también por el grupo artiguista que se
encontraba en la Banda Oriental y que tratará de participar en ella una vez instalada,
pero sin resultados positivos.
c) Son cuatro proyectos de constitución nacional los que hay que considerar: el de la
Comisión Oficial, el de la Sociedad Patriótica, el Tercer Proyecto y el Proyecto
Federal. Los dos primeros siempre fueron tenidos en cuenta y nunca se
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CALLIET BOIS, Ricardo, El Directorio, las Provincias de la Unión y el Congreso de Tucumán (1816 – 1819), en
Academia Nacional de la Historia, “Historia de la Nación Argentina”, Buenos Aires, El Ateneo, 1947, Vol. VI. 1ª
Sección. Pág. 606
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BILIOGRAFÍA