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l. NUPCIAS Y MATRIMONIO

La palabra «matrimonio» se emplea indistintamente para


aludir a dos cosas diferentes, aunque emparentadas por la
relación de causa y efecto. Conviene tener clara la distinción,
porque es fuente de errores elementales. Se llama matrimo-
nio, por un lado, a la sociedad conyugal o comunidad forma-
da por esposo y esposa. Pero también es frecuente llamar
«matrimonio» a la celebración, o sea al acto por el cual va-
rón y mujer se entregan mutuamente como esposos.
C'ontribuye a la confusión el hecho de que en muchas
leng•ms la palabra «matrimonio» se puede aplicar tanto al
casamiento cuanto al estado matrimonial. Así en francés
(mariage), en castellano e italiano (matrimonio), y también
en inglés (marriage). En alemán, en cambio, casi siempre se
diferencia el casamiento (Hochzeit) de la sociedad o comuni-
dad conyugal (Ehe). Pero también en la mayor parte de las
lenguas es posible, con otros términos, referirse a estas dos
cosas. Las nupcias, la boda, el casamiento, indican el mo-
mento en el que los contrayentes intercambian el consen-
timiento o pacto matrimonial. Y sociedad, comunidad, esta,
do, unión y vínculo significan el matrimonio, propiamente
dicho: la pareja en cuanto ya unida.

2. ALIANZA (PACTO) Y MATRIMONIO (víNCULO).


LA RELACIÓN DE CAUSA Y EFECTO

Aunque, a primera vista, la insistencia en distinguir las


dos aceptaciones de la palabra «matrimonio» puede sonar a

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AGONIA DEL MATRIMONIO LEGAL

un excesivo prurito terminológico, en realidad aquí se escon- cias», de <<nubo» (velarse o taparse); pues en la solemnidad
de un tema de gran trascendencia. Se trata de las relaciones del desposorio, por la cual el matrimonio se efectúa, se cu-
entre alianza matrimonial (casamiento, consentimiento o bren con un velo las cabezas de los contrayentes. La tercera
·compromiso) y matrimonio (vínculo, sociedad o comunidad
es su efecto (el fin), que son los hijos, y en consideración a
conyugal). Y también se ¡,·ata de comprender muy bien que
éstos se llama matrimonio». Este pasaje del de Aquino, ade-
el tipo de relación, que media entre ambos momentos, es más de explicarnos el origen de la palabra «nupcias» en la
el de causa y efecto. No siempre estuvo esto claro en la his- costumbre de la época de cubrir a los novios con un velo,
toria de la cultura humana. nos muestra también el origen del término «matrimonio»,
Cuando en la Edad Media surgen Jos primeros esfuerzos que proviene de la conjunción de las palabras latinas mater
por explicar científicamente la realidad matrimonial, algunos (madre) y munus (oficio) y de ahí «matrimonio" como ofi-
autores -por ejemplo, la escuela de Laon, precedidos por cio de la madre en el sentido de concebir, gestar y alumbrar
San Isidoro de Sevilla- definieron el matrimonio como el a los hijos.
pacto conyugal entre los esposos. «El matrimonio -decía Nosotros, a partir de ahora, nos referiremos a la boda,
el tratado Coniugium est secundum 1sidorum- es el consen- nupcias, casamiento, celebración o momento de intercambio
timiento del varón y de la mujer que retiene una comunidad del consentimiento de los contrayentes, con la expresión
individual de vida». alianza matrimonial o pacto a secas, que es la más exacta y
Bien pronto, sin embargo, se dieron cuenta los autores precisa. En cambio, siempre que utilicemos, sin mayores ex-
posteriores que eso era confundir el matrimonio (la unión plicaciones, la palabra «matrimonio» será para aludir a la
o vínculo conyugal) con su causa (el pacto o consentimiento sociedad o comunidad conyugal, a la unión o vínculo entre
de los contrayentes). La confusión era grave, porque el pac- los que ya son esposos.
to o consentimiento es un acto transitorio, momentáneo, es Se verá ahora por qué la distinción es importante. El
una decisión aquí y ahora que una vez dada ya ha termi- pacto es un acto recíproco de voluntad de los contrayentes;
nado. Por el contrario, el matrimonio -el vínculo o unión es, por consiguiente, un momento dinámico que «pasa)) en
conyugal- es un estado permanente y exclusivo, duradero, un instante. El matrimonio es el vínculo que se produce
que no «pasa». El pacto es la causa de la unión o vínculo entre los contrayentes como efecto del pacto (que es su cau-
conyugal; la unión o vínculo es el efecto del pacto o consen- sa). El matrimonio es un estado o situación permanente, que
timiento de los contrayentes. Son cosas distintas, pero uni- no «pasa», que perdura, es la comunidad (común unión) en-
das por la relación de causa y efecto. tre los esposos (conyugal). En el pacto, los contrayentes, me-
En este sentido, Roberto de Cour~on lo explicaba con diante el consentimiento, «Se están uniendo». En el matri-
un ejemplo muy eficaz: del mismo modo -decía- que el sol monio, los esposos, por el pacto, «han quedado ya unidos».
no es el día, sino lo que lo hace posible, así también el Nos explica esto que el matrimonio no sea el pacto «en
pacto o consentimiento no es el matrimonio (vínculo) sino tanto perdura». Veamos este importante matiz.
su causa. A mediados del siglo XIII, la cuestión está ya zan- Si el matrimonio se confundiera con el pacto o alianza,
jada entre los autores. Santo Tomás de Aquino dice con su el matrimonio sería el consentimiento de los contrayentes
habitual exactitud: «En el matrimonio debemos considerar en tanto ese consentimiento fuera sostenido segundo a se-
tres cosas. La primera es su esencia, que es la unión (el víncu- gundo en cada segundo de la vida por los esposos. Mas, como
lo entre los esposos). Y según ésta se llama «conyugio». La el matrimonio, en sentido estricto, es el vínculo o unión, este ,¡'1
segunda es su causa, que es el desposorio (el pacto o consen- vínculo perdura -se ha causado o producido ya- con inde-
timiento entre los contrayentes). Y según éste llámase «nup- pendencia de que el consentimiento «Se mantenga». El con- 1[

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sentimiento o pacto no se puede «mantenet»: o se prestó fundacional, que se pronuncia aquí y ahora, en un minUs-
y ya ocurrió o nunca se pr~stó y no ocurrió jamás. culo instante, se produzca de una vez por todas un vínculo
Conviene tener esta idea clara. El pacto o consentimiento perpetuo y exclusivo entre los esposos? ¿Cómo es posible
es aquel acto de voluntad por el que los contrayentes deci- que el matrimonio permanezca ya como vínculo perpetuo y
den de una vez por todas darse recíprocamente como esposo exclusivo con independencia de los «arrepentimientos» pos-
y esposa: deciden (quieren) producir el vínculo conyugal teriores de las partes? ¿No es esto exagerado?
entre ellos. Por su propia naturaleza, ese pacto es un mo- No lo es si entendemos bien la necesaria proporción entre
mento transitorio; es decir, dura el tiempo que dura decir pacto (la causa) y matrimonio (e! efecto). De la misma ma-
<(sí, te tomo por mi esposa o por mi esposo». El matrimonio, nera que sería absurdo y «desproporcionado» pretender de-
en cambio, es el vínculo que hah establecido entre ellos; y, rribar un avión con un tirachinas, de igual modo tampoco
por su naturaleza, es perpetuo y exclusivo. El matrimonio cualquier tipo de pacto es, sin más, el «proporcionado» o
(vínculo o unión) no es el «SÍ», como si ese «SÍ», que sólo apto para producir aquella unión tan definida y estricta que
dura un instante, se quedase flotando en el aire, oyéndose llamamos matrimonio. Aquí conviene recordar en todas sus
continuamente, de suerte que el matrimonio (vínculo o partes lo que, en los capítulos segundo y cuarto, dijimos a
unión) fuese y durase lo que ese curioso «SÍ» durase en el / propósito del amor conyugal pleno y total y acerca de los
aire y en los oídos. El pacto o alianza es, por tanto, un mo- requisitos del pacto matrimonial. Pues bien, únicamente
mento fundacional, único e irrepetible. E! matrimonio no es aquel tipo de pacto -el que con tanto detenimiento descri-
la sucesión de infinitos pactos o «SÍeS>> entre los esposos. No bimos en el capítulo anterior- es el «proporcionado» o
hay más que un único sí fundacional. Este sí produce de una capaz de producir esa perpetua y exclusiva unión conyugal
vez por todas el vínculo o estado matrimonial. Si más tarde que se llama, en sentido estricto, matrimonio.
los esposos se «arrepintieran>> de aquel sí fundacional, como Y esto es así, porque solamente esa alianza contiene, en
el matrimonio (la comunidad conyugal, el vínculo) no es el primer lugar, una decisión voluntaria libre o compromiso;
<{SÍ» en tanto permanece en el aire, sirio el vínculo que en en segundo lugar, una recíproca entrega real y plena del
el momento del pacto queda ya por entero producido, el ma- uno al otro en todo lo que son en cuanto varón (persona
trimonio no desaparecería. Dicho el primer, único y funda- y virilidad) y mujer (persona y feminidad), de suerte que se
cional sí (el pacto), se instaura el vínculo o estado matrimo- convierten en co-posesores mutuos o esposos; y en ter-
nial de manera completa y definitiva. No hay matrimonio sin cer lugar, porque esa entrega real y plena es comprometida
pacto; pero el matrimonio queda fundado por un único e de modo exclusivo («uno con unan), perpetuo («para siem-
irrepetible pacto. Puesta la causa (pacto) se produce ente- pre») y abierta constitutivamente a la fecundidad y al hogar
ramente el efecto (el vínculo o matrimonio). necesario para ella (procreación, educación de la prole, mu-
tua ayuda y complemento de vida). Nótese bien la propor-
ción entre causa (pacto) y efecto (vínculo o matrimonio):
p,roducen una unión tan plena y completa como el pacto con
3. LA PROPORCIÓN ENTRE CAUSA (PACTO) Y EFECTO
que la fundan. Producen (matrimonio) precisamente lo que
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(MATRIMONIO). LA CUESTIÓN DEL PACTO NULO


quieren (pacto). De ahí, que únicamente este tipo de pacto
sea el que causa lo que, en sentido rigurosamente estricto, 1
,[
Llegados a este punto, no sería extraño que el lector hu- es el matrimonio.
biera experimentado un alto grado de asombro. ¿Cómo es Este es el «verdadero» pacto matrimonial que, a su vez, ¡:
posible -podría objetar- que de un único e irrepetible sí es el único que produce el «auténtico» matrimonio. Ahora ,[¡

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bien, los contrayentes son libres de pactar de este modo pasajera, cerrada a los hijos, etc. En tal caso, de esa clase
pleno y completo. Es decir, puede ocurrir -y ocurre con de pactos surge lo que los contrayentes han querido, que
cierta frecuencia- que dos contrayentes no quieran asumir será cualquier fórmula sexual, patrimonial o la que sea; en
un pleno compromiso; o no se entreguen recíprocamente, todo caso -es obvio- será algo muy diferente al matri-
ya porque excluyan positivamente el ser el uno del otro de monio.
modo real, queriendo vivir juntos pero sin darse y obligarse La posible confusión de la opinión pública acerca del
como esposos, ya porque excluyan expresamente partes de pacto o alianza y del matrimonio nulos se deriva del hecho
la entrega: por ejemplo, la perpetuidad, la exclusividad, la de que los contrayentes «aparentemente» se casan. Es decir,
fecundidad y la educación de la prole, o aquella dimensión dicen su «SÍ» dentro de las ceremonias legales y oficiales.
de la mutua ayuda y de la comunidad de vida necesarias para Ocurre entonces que la legalidad social de las «ceremonias>>
la procreación y educación humanas de los hijos y que están nos induce a presumir la autenticidad matrimonial. Ahora
contenidas en el pleno sentido de la indisolubilidad y de la bien, no siempre que dos partes contrayentes dicen pública-
unidad matrimoniales. En tal caso, esos contrayentes no ha- mente el «SÍ», dicen real y plenamente aquel «SÍ», que su-
cen el pacto matrimonial. Pactan entre sí «algo» (un simple pone el auténtico pacto matrimonial. Cuando, a pesar de to-
convivir juntos sin compromiso de perpetuidad o de exclu- das las apariencias legales y públicas, debajo de su «SÍ» no
sividad; una reunión sin apertura a ningún tipo de fecundi- hay el real y pleno pacto matrimonial, tampoco se ha pro-
dad, hogar o comunidad de vida y ayuda; una relación sexual ducido real y plenamente el matrimonio. Las ceremonias y
con «cobertura legaL>, etc.), pero ese algo, será lo que sea formalidades presuponen un contenido real. Si falta o es
en definitiva lo que quieran, pero ese «algo>) no es, en senti~ incompleto ese contenido real, las ceremonias y las forma-
do estricto, el matrimonio. Ese pacto podrá haberse realiza- lidades son meras apariencias, son como la cáscara de un
do bajo la apariencia de «Casamiento>> legal; habrá ocurrido huevo vacío. La nulidad del pacto no es más que la eviden-
quizás ante la ley civil o eclesiástica. Pero ese pacto, al tener cia -que debe probarse jurídicamente- de que no hubo
como contenido otra clase de unión que la matrimonial, no pacto o d<;' que fue incompleto. Al faltar el pacto, a pesar
origina el auténtico matrimonio. Habrá una apariencia de de todas las apariencias, falta también el matrimonio.
matrimonio, pero faltará la realidad del matrimonio. Si tenemos bien claro todo esto, comprenderemos una
Cuando ocurre un tipo de alianza o pacto incompleto o serie de consecuencias de gran importancia.
cuando, bajo el «SÍ>>, no hay ni siquiera pacto de ninguna Primera: el pacto y el matrimonio son, fundamentalmen-
clase, estamos en presencia del pacto nulo, esto es, de una te, realidades, no simples ceremonias, documentos y forma-
ausencia de pacto o de una ineficacia del pacto. Al no haber lidades. Como «realidades» son o no son, con independencia
«en realidad» pacto, porque no lo hay o porque es incom- de que haya grandes o pequeñas ceremonias.
pleto, tampoco hay «en realidad» matrimonio. El matrimo- Segunda: entre pacto y vínculo existe una justa propor-
nio es nulo (inexistente), porque el pacto es nulo (ineficaz). ción. Por lo tanto, los contrayentes crean lo que en el fondo
Entre pacto y matrimonio debe siempre existir una exa- quieren o desean. A tal causa, tal efecto. Y así, si de veras 1
ta proporción. No se produce el efecto (matrimonio) si los desean el matrimonio, inevitablemente deben poner el pacto
contrayentes ponen una causa (pacto) «desproporcionada». matrimonial pleno y completo. Si pactan otra cosa, se pro- 11
Esta desproporción puede venir porque, a pesar de las ce- duce otra cosa. Y si, pese a todas las ceremonias, no pactan
remonias y de las apariencias, no hubo pacto de ninguna nada -porque mienten o simulan o se les coacciona y no 11
clase, o porque los contrayentes pactaron otra cosa distinta son libres-, tampoco producen nada.
que el matrimonio: por ejemplo, una unión no exclusiva, Tercera: hay que acostumbrarse a la idea de que, tanto ¡l¡

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el pacto como el matrimonio son realidades con contornos contrayentes. Y, naturalmente, a lo que se llama «contrato»
muy estrictos y definidos. Es decir, no todo «SÍ» es pacto es al pacto matrimonial, nunca al vínculo (o estado matri-
matrimonial, ni cualquier relación entre varón y mujer es monial).
matrimonio. A demasiadas cosas se las llama «casamiento»
y a demasiadas «matrinionio». Estas nociones deben res-
guardarse exclusivamente para aquel concreto pacto, que
hemos descrito en todas sus partes y componentes como 4. LA COMUNIDAD CONYUGAL

pacto matrimonial, y a aquella unión una, exclusiva y fe-


cunda que es el matrimonio. Lo demás -ya lo dije al fina- El matrimonio es la unwn conyugal debida entre varón
lizar el capítulo anterior- podrá merecer todos nuestros y mujer. ¿Qué tipo de unión es la conyugal? Lo sabemos
respetos, menos el conceptual. Lo demás no corresponde a por todo cuanto hemos dicho a propósito del amor conyugal
la noción de matrimonio. Es otra cosa. total y pleno y a propósito de la alianza matrimonial. Con-
En términos sintéticos, el pacto matrimonial o consenti- viene ahora reconsiderar en síntesis aquellas ideas.
miento que funda el matrimonio es el acto de la voluntad Se llama conyugal a aquella unión -fruto de la decisión
por el que varón y mujer se dan y aceptan plena, perpetua libre- en cuya virtud el varón puede de verdad decir que
y exclusivamente, como tales, en todo cuanto concierne a la mujer es suya (no en el sentido de la propiedad sobre
aquella unión de vida orientada al bien de los esposos y a las cosas, sino con el significado de un vínculo de justicia
la generación y educación integrales de los hijos. Este con- interconyugal), y la mujer puede decir que el varón es suyo,
sentimiento debe darse entre personas capaces y ha de ma- de manera que ya no son dos, sino una común unidad en
nifestarse en forma legítima. lo conyugal. Al ser de verdad el uno del otro, se deben en
Sólo este consentimiento o pacto produce el matrimonio. justicia el uno al otro. Por eso les une un vínculo de justicia.
Por lo tanto, este consentimiento no puede ser suplido por De ahí la idea multisecular por la que la doctrina ha habla-
ninguna potestad humana: únicamente los contrayentes pue- do del matrimonio como vínculo «jurídico» (esto es, de jus-
den darlo. Y, a su vez, ese consentimiento tampoco puede ticia).
ser sustituido por meros comportamientos de los contrayen- Esta unión en lo conyugal es extraordinariamente pro-
tes. Es decir, el pacto es un acto de voluntad, y no es sólo funda, porque -esto es capital entenderlo- lo «Conyugal»
una conducta (por ejemplo, el «hecho» de convivir, la có- del varón y de la mujer hace referencia a la totalidad y
pula) de un varón y una mujer. plenitud de la doble modalización sexual, la cual, por natu-
Basándose en este origen consensual del matrimonio -es raleza, contiene una radical complementariedad e inclina a
un acto de voluntad (no unas conductas de «hecho») y es un una unidad generativa básica. La relación de complementa-
acto de voluntad reservado en exclusiva a las partes (ni el riedad y de unidad entre los sexos no la inventan los aman-
Estado, ni ninguna autoridad, ni los familiares, etc., pueden tes, la pone la misma naturaleza humana y la pone de una
suplir ese consentimiento)-, los juristas hablan del matri- manera muy profunda: no es una unión cualquiera, es la
monio como <<contrato». Conviene no confundirse ante la no- unidad por la que -supuesto el libre consentimiento- va-
ción de contrato. No tiene nada que ver con los negocios ju- rón y mujer vienen a ser una sola carne.
rídicos de base patrimonial. Simplemente, se le llama con- «Una sola carne» (una caro, en latín). Esta extraordina-
trato, como sinónimo de negocio consensual: esto es, que ria y fortísima expresión -que no tiene nada de metáfora-,
se produce por la voluntad o consentimiento (consensus -en aparece por primera vez en la Biblia en el relato del Génesis
latín-, consentimento -en castellano-) exclusivo de los sobre la creación del hombre. Con independencia de las con-

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vicciones religiosas de cada uno, forzoso es reconocer que dad, una sola carne): "Y los dos -dice el Génesis- vendrán
la cultura humana no posee otro texto de tanta antigüedad a ser una sola carne».
sobre el matrimonio que se pueda comparar con la miste- Esta unidad en lo conyugable de las dos personas casadas
riosa sencillez, precisión y profundidad de las palabras del ha sido en la historia del pensamiento puesta de relieve
Génesis. «Dijo Dios, el Señor: No es bueno que el hombre -como en la historia diaria de tantos matrimonios- con la
esté solo; hagámosle una ayuda que sea semejante a él..., intuición hondísima de que la ruptura de un auténtico ma-
la cual puso delante de Adán. Y dijo el hombre: Esto es trimonio equivale a algo similar como el cortar en dos un
hueso de mis huesos, y carne de mi carne ... Por esto dejará mismo cuerpo. Y es que, supuesto que por el pacto los es-
el hombre a su padre y a su madre, y estará unido a su mu- posos deciden hacerse el uno del otro en lo conyugal, sepa-
jer, y los dos vendrán a ser una sola carne» (Gen 2,18-24). rar es lo mismo que dividir el cuerpo de uno mismo. De ahí
Este texto, que tiene la soberana simplicidad de la obra también aquel bellísimo matiz, puesto de relieve por Her-
maestra y un caudal de sugerencias inagotables y sorpren- vada, según el cual el esposo ama a la esposa -y vicever-
dentes, ha marcado más que ningún otro las líneas maestras sa-, no como se ama a sí mismo (pues así se debe amar a
de la comprensión del misterio del matrimonio por parte cualquier prójimo), sino con el amor de sí mismo. Siendo
del pensamiento humano. una sola carne, el amor del esposo a la esposa, y viceversa,
Una caro. «Una» tiene aquí un significado especialmente es el amor de sí mismo.
intenso, pues hace referencia, más que a «una>> cosa, a la
unidad de lo único, a lo «Uno sólo». Con ello se manifiesta
que la unión conyugal es la unidad de dos: siendo dos, son
en lo conyugal «sólo uno», una única unidad. 5. UNIDAD DE NATURALEZAS: EL MISTERIO DE LA «UNA CARO»

El matrimonio, pues, no es sólo una simple «relación»


de acceso del varón a la mujer y viceversa, o un simple Una caro. «Caro», carne, significa naturaleza humana.
«reunirse» o «ajuntarse», ni tampoco una mera cohabitación, Y dentro de la naturaleza humana, aquella dimensión sexual
aunque pueda implicar todas estas cosas. El matrimonio es de la corporeidad por la que una persona humana es varón
algo más hondo. o mujer. Pues bien, en esta dimensión de la naturaleza hu-
Por el vínculo, los aspectos conyugables del varón (viri- mana existe, por naturaleza (no por invento humano), una
lidad) y de la mujer (feminidad) ya no son dos cosas que complementariedad. Esa complementariedad contiene una
se «relacionan» o «Conviven» solamente; es que, por el víncu- real posibilidad de unidad única. De manera que, siendo
lo, varón y mujer, en lo conyugable, son una única unidad varón y mujer dos personas y dos naturalezas individualiza-
debida y de por vida. Así ya no son dos que se «relacionan» das y completas, sin embargo en el orden de la modalización
pero permaneciendo en su dualidad, sino una sola carne. El sexual (virilidad y feminidad) pueden ser una unidad de na-
convivir, la reunión, las relaciones, todo otro tipo de con- turaleza y un único principio generativo. La unidad genera-
tacto es una consecuencia de ser única unidad en lo conyu- tiva se advierte muy claramente en su fruto típico: el hijo.
gal. Por eso el varón, por el vínculo conyugal, ya no es va- No hay cuchillo en el mundo que tenga un filo tan agudo
rón, sino esposo; y la mujer, no es sólo una mujer, sino que pueda separar, en el hijo, lo que es del padre o lo que
esposa. Pues ya no tiene sentido, tras el vínculo conyugal, es de la madre, sin dejarse en un lado del corte un poco o
hablar de persona y virilidad (varón) y de persona y femi- un mucho que ha puesto el otro. La unidad del hijo es fiel
nidad (mujer), sino que son dos personas en la única uni- reflejo de la unidad de los padres, como principio genera-
dad de lo conyugal (virilidad y feminidad son una única uni- tivo.

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Hay que tener cuidado con este ejemplo, pues, como to- !izadas. Por el matrimonio -perrnítaseme la expresión- no
dos sabemos, no es «imprescindible» casarse para poder ser se convierten en un monstruo de dos cabezas. Sería un error
padres. El ejemplo no se puede, sin más, identificar con la elemental pensar que los· esposos, pierden su natural indi-
unidad conyugal. Pero, hecha esta salvedad, el ejemplo pue- viduación, y pasan a ser un nuevo y único «individuo». No
de ser útil si de él extraemos su correcta analogía. Esta es hay aquí ninguna fusión.
la siguiente: la unidad de los padres en el hijo es obra de La unidad de naturaleza hace referencia a una unidad
la naturaleza; la unidad de los esposos es, en cambio, obra social y de justicia. Son una comunidad -unidad social- y
de su voluntad o pacto matrimonial. En el caso del matri- son el uno del otro -coposesores en justica- en la unidad
monio la naturaleza también pone algo, a saber, la radical de lo conyugal. Por eso, la esencia de esa unidad es el víncu-
complementariedad entre feminidad y virilidad. De manera lo de justicia interconyugal. No un vínculo visible o palpable.
que si, mediante y por causa del pacto, varón y mujer se Sino un vínculo social y jurídico. Ahora bien, ese vínculo
dan entre sí como esposos se produce toda la unidad a la unitario tiene un fundamento natural y real: la profundísi-
que, por naturaleza, tiende la complementariedad entre fe- ma unidad que, por la misma naturaleza, está dispuesta en-
minidad y virilidad. Y esa unidad conyugal que, a diferen- tre lo femenino y lo masculino. Y en este sentido, no existe
cia del hijo, es decidida con la voluntad, una vez compro- en la naturaleza una unidad tan básica, elemental y natural
metida es, como la del hijo, una unidad tan profunda que corno aquella que se produce entre los esposos, entre la
tampoco hay cuchillo cuyo filo pueda separar al esposo de virilidad y la feminidad entregadas en su totalidad a título
la esposa sin dejar a cada lado del corte un poco o un mu- de deuda en la alianza. Es tan elemental, honda y misteriosa
cho que no sea del otro. Esta intensidad la posibilita la na- que ningún otro texto, salvo el Génesis, nos la expresa con
turaleza, aunque la pone en práctica el pacto de los contra- aquella sorprendente llaneza: «y los dos vendrán a ser una
yentes. Pero este pacto no podría fundar una unión tan inten- sola carne}}.
sa y honda si la naturaleza no estuviera capacitada ya para No debemos olvidar que esta feliz fórmula aparece a pro- t¡l

ella. Esta honda complementariedad natural es la unidad pósito de la creación del hombre. En este sentido, la unión 1

conyugal que asume el pacto. conyugal o matrimonio es la primera y primaria unidad so-
Nótese bien: tal unidad la causa la libre decisión de los cial de la humanidad. Con otras palabras: el matrimonio y
contrayentes (alianza o pacto). Pero la posibilidad de que la familia son la unidad social más natural y previa, más que
tal unidad sea así, de tamaña envergadura -comparable cualquier otro fenómeno asociativo, que la sociedad general,
(aunque no idéntica) a la unidad que en el hijo tienen la que la comunidad política y, por supuesto, que el Estado.
paternidad y la maternidad-, no la inventan los cónyuges,
sino que está preparada o dispuesta por la naturaleza. ¿Por
qué naturaleza? Por la radical complementariedad que, por 6. SENTIDO DE LAS DEFINICIONES JURÍDICAS
naturaleza, existe potencialmente entre varón y mujer. Esa SOBRE EL MATRIMONIO
complementariedad natural ha de ser puesta en acto por la
libre decisión de las partes. Pero si se asume, se produce Como el constitutivo primario de la unión conyugal resi-
con toda la tremenda plenitud que contiene. Y esa plenitud de en el vínculo social y de justicia (!o que hace que varón
es la de la única unidad. Los esposos vienen a ser en lo con- y mujer sean esposos), las definiciones más técnicas y pre-
yugal una sola carne. cisas del matrimonio han sido elaboradas con sigrrificativa
Esta unidad no es una fusión. Los esposos, como es ob- frecuencia en el mundo intelectual de los juristas-filósofos
vio, siguen siendo dos personas y dos naturalezas individua- o teólogos. Claro está que con el lenguaje y las terrninolo-

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gías propias del Derecho. Aunque, como veremos, debajo de


esos términos técnicos no hay otra cosa que cuanto hemos
De varón y mujer: lo que significa la necesaria hetero-
sexualidad del matrimonio. No son, pues, matrimonio las
visto acerca del amor conyugal pleno y acerca del matri-
uniones de personas del mismo sexo, ni, por supuesto, el
monio.
bestialismo (relaciones sexuales con los animales).
Quizá la definición de mayor solera y rigor en la historia
Entre personas legítimas: expresión de claro tinte jurí-
del Derecho sea la de Pedro Lombardo. Este autor, a media-
dico con la que se indica que sólo son válidas las uniones
dos del siglo XII en la época del nacimiento de las Universi-
contraídas por quienes son capaces, esto es, no están inca-
dades (Bolonia y París), perfecciona la fórmula romana que
pacitados por impedimentos (impotencia, edad, estar ya ca-
aparecía en las Instituciones de Justiniano (recopilación de
sadas, etc.) y por quienes prestan su consentimiento en la
textos jurídico-romanos más antiguos que ese emperador
debida forma. Con ello se distingue el matrimonio de las
mandó reunir hacia el año 530). El texto justinianeo decía
uniones de hecho, del concubinato, y de las uniones ilegí-
así: «Nupcias o matrimonio es la unión del varón y de la timas.
mujer, que contiene la comunidad indivisible de vida». A par-
Que retiene una comunidad indivisible de vida. Finalmen-
tir de Pedro Lombardo -con ligeros retoques posteriores
te, con estos términos se alude expresamente a la exclusivi-
(por ejemplo, los de Rolando Bandinelli)-, la definición
dad de la unión («uno con una») y a su indisolubilidad («para
quedó así: El matrimonio es la unión marital de varón y
siempre»). El vocablo «retiene» se introdujo (Rolando Ban-
mujer entre personas legítimas, que retiene una comunidad
dinelli) para indicar que tales propiedades son inherentes
indivisible de vida. Pese a las diferencias actuales, esta defi- a la verdadera unión conyugal, de manera que no son un
nición ha sido el nervio central de toda la tradición jurídica sobreañadido, sino aspectos esenciales requeridos por la to-
de la cultura occidental.
talidad y plenitud de la unión conyugal. Con este vocablo
El matrimonio es la unión. Con ello se distingue definiti- se matiza el carácter indisoluble entrañado en la perpetui-
vamente entre pacto (casamiento, boda, nupcias) y matri- dad de la comunidad conyugal.
monio, propiamente dicho (unión o vínculo). El término En el campo del Derecho, los juristas han discutido cuál
'1

unión hace referencia a la vinculación social y de justicia '[il


es la naturaleza jurídica de la unión conyugal y a qué figura 1

entre dos yo personales y a la unidad en los aspectos con- jurídica se la podía comparar. Algunos autores han prefe-
111¡
1
yugales de sus naturalezas. 1111
rido el concepto de sociedad, en definitiva porque las partes
Marital. Con este adjetivo se califica de manera inequí- aparecen como «Socios)) -copartícipes de una común suer- llli:'
voca el carácter matrimonial de dicha unión. No se trata de te y unión solidaria- y porque la unión conyugal comporta 111'
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una unión mercantil, patrimonial 0 en suma, de tipo econó-
1 una comunidad de vida y de obras comunes. 1111,,'
mico; tampoco una unión en razón de afinidades artísticas, Tiene esto el inconveniente de inducir a la creencia de ljll¡,l
religiosas, políticas, ideológicas, etc. Solamente es marital la que el matrimonio une a las partes «sólo para la consecución 1

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unión que lo es en razón de la virilidad y la feminidad, esto de fines», de suerte que la sociedad se justificaría sólo en fun- :¡¡¡111
es, en razón de la distinción sexual por la que ambas partes ción de la obtención efectiva de los fines y perduraría mien- .11
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se dan totalmente en cuanto varón y mujer. Esto es lo deci- tras durasen los fines, disolviéndose cuando éstos estuvie-
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sivo y típico. El resto de afinidades e intereses comunes pue- j¡llll¡l


ran satisfechos o fueran imposibles. Tiene también el im-
den de hecho existir en un matrimonio, y pueden ser muy portante obstáculo de acabar interpretando el matrimonio
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convenientes en el orden convivencial, pero no definen el lljll¡¡l,


a la luz de la noción jurídica de sociedad, la cual, en el
meollo de lo matrimonial, de lo conyugal o de lo «marital» fondo, se ha elaborado teniendo presente el tema político o
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(en la terminología de Lombardo). las cuestiones mercantiles y patrimoniales.
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PEDRO-JUAN VILADRICH AGONIA DEL MATRIMONIO LEGAL

En cambio, el matrimonio es otra cosa, sustancialmente e3ta extendida opinión de que el matrimonio es lo que dicen
distinta. Las partes, como personas, son en el matrimonio las leyes y que es así, y no de otro modo, por el simple
fines plenos en sí mismas y no son nunca medios o instru- hecho de que así, y no de otro modo, está legislado por el
mentos, para la obtención efectiva de fines. Por ejemplo, la poder social. Esta concepción, muy errada y tan extendida,
paternidad o la maternidad son dimensiones de la virilidad se deriva de una injustificable juridificación del matrimo-
y la feminidad. Ahora bien, se toma esposo o esposa no ex- nio que tiende a convertirlo en un instituto social inventado
clusiva y excluyentemente para que sean de hecho padre y por el legislador de cada época. ·
madre, como si la persona del otro fuera un mero instrumen- Es frecuente, a su vez, oir que el matrimonio es un
to para obtener el hijo. Se debe amar a la esposa o al esposo, contrato. Proviene esta corriente de atender a la causa que
en cuanto tales y en toda su plenitud. Lo que significa que origina el vínculo, a saber, el mutuo consentimiento (pacto)
se ama la maternidad de la esposa, pero en cuanto lo es de los contrayentes. Desde esta perspectiva, d n1atrin1onio
de la esposa, y se ama la paternidad del esposo, pero por se parece en su celebración a aquellos negocios jurídicos que
ser del esposo. Se ama al padre, porque es el esposo prima- se perfeccionan con el consentimiento o voluntad de las par-
ria y radicalmente. Se ama a la madre, porque es la esposa tes: por ejemplo, los contratos. Ahora bien, la asimilación
primaria y radicalmente. El amor a la paternidad o a la ma- del matrimonio al contrato es sólo útil si por {(matrimonio>>
ternidad es una consecuencia del previo y radical amor al entendemos las nupcias, el casamiento, el momento del in-
otro como esposo y esposa. Y como esposos son entre sí tercambio del consentimiento. Pero el término contrato no
fines en sí mismos; nunca meros instrumentos o simples es válido para aludir al matrimonio propiamente dicho, al
medios que se justificarían sólo para obtener de ellos ciertas vínculo conyugal, a la comunidad de vida entre los esposos.
utilidades. Esta última es un estado de vida permanentemente vincula-
Otros autores han preferido asimilar el matrimonio a la da; en cambio el contrato es un momento fundacional tran·
noción jurídica de institución. El argumento ha sido el si- seúnte. Así pues, la definición del matrimonio como contra-
guiente: los contrayentes se limitan a poner el pacto o con- to es incompleta, porque sólo contempla la causa de su cons-
sentimiento matrimonial. Ahora bien, la estructura de la titución, pero no la esencia y estructura de (do» que se ha
unión o estado matrimonial, el conjunto de derechos y de- constituido, que resulta ser el matrimonio en su sentido
beres que comporta la unión, no las ponen los contrayentes,
más propio. Capta el pacto, pero no define el vínculo ma-
sino el Derecho. Los contrayentes, mediante el pacto, se li- trimonial.
mitarán a adherirse a una estructura prevista en todas sus
La mejor doctrina jurídica de todos los tiempos siempre
partes por el Derecho.
Pero el empleo del término institución tiene el grave in- ha puesto de relieve lo insatisfactorio de querer asimilar el
conveniente de inducir a pensar que el matrimonio es una matrimonio a cualquier concepto jurídico. Esta doctrina de-
«superestructura», inventada por el legislador o las conve- cía -para poner de manifiesto este escrúpulo- que el ma-
niencias sociales, que cae encima de los contrayentes. Me- trimonio es una realidad sui generis. ¿Qué quiere decir esto?
diante esta concepción, los contrayentes pierden por com- Sencillamente que es una realidad única y, por tanto, incom-
pleto de vista que tanto el pacto, como los elementos esen- parable y singular. Sólo el matrimonio se parece al matrimo-
ciales del matrimonio se derivan de la misma naturaleza nio. Cualquier otra asimilación, acaba por oscurecer grave-
de la distinción sexual, de su complementariedad fecunda y mente la esencia del matrimonio. Hoy se tiende, sin más, a
del amor conyugal pleno y total. En suma, se pierde el sen- sostener que el matrimonio, desde el punto de vista jurídico,
tido de lo «natural» del pacto y del matrimonio, y se crea es una realidad singular o sui generis.

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