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EL MÉTODO

KOUSMINE
Asociación Médica Kousmine

El desinterés de la medicina clásica por la


alimentación, la modificación de los hábitos
alimentarios y la falta de responsabilidad del propio
paciente en cuanto a su recuperación se han visto
reflejados en los últimos años en una disminución
progresiva de la inmunidad humana. El método
Kousmine, interesado en el mantenimiento del
bienestar vital, constituye un tratamiento que
se dirige al paciente en su totalidad para que
su organismo pueda encontrar la capacidad de
responder a las demandas inmunitarias.

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El Método
Kousmine
El método Kousmine ha
demostrado que patologías
consideradas incurables
se han estabilizado o
curado mediante una
alimentación sana, los
complementos nutritivos, la
higiene intestinal, la lucha
contra la acidificación,
la cura de vacunas y la
inmunomodulación.

ASOCIACIÓN MÉDICA KOUSMINE

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EL MÉTODO KOUSMINE
ASOCIACIÓN MÉDICA KOUSMINE

Doctora Catherine Kousmine


Doctores Philippe-Gaston Besson, Alain Bondil, Francois Choffat,
André Denjean, Jean-Pierre Lablanchy, Luc Moudon, Patrick Paillard
Conclusión: Lydia Muller

El método Kousmine
EDICIONES URANO
Argentina - Colombia - España - México - Venezuela

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Indice
El método Kousmine . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
El método Kousmine . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
La alimentación actual y sus consecuencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
Las bases de una alimentación sana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
Función de las vitaminas y de los oligoelementos en el organismo . . . . . . . . . . . . . . . 59
Los minerales y los oligoelementos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
Linus Pauling y la vitamina C en dosis fuertes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
Para suprimir las carencias: la prescripción médica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
Higiene intestinal y lavados rectales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
El equilibrio del pH urinario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111
La cura de vacunas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121
Implicaciones psicológicas del método Kousmine . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129
La consulta «Kousmine» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139
En busca de la inmunidad perdida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145
Enfoque alimentario e inmunitario del sida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 149
Preguntas y respuestas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163
Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173
Apéndices . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 175
¿Dónde encontrar las vitaminas y los minerales? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 177
Alimentos alcalinizantes y acidificantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 193
Intoxicación por metales pesados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 199
La Asociación médica Kousmine . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 207
Catherine Kousmine . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 209
Una vida dedicada a la investigación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 209

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Prólogo
del editor de la edición francesa

¿Y si la causa esencial de nuestras enfermedades radicara en nuestros


errores alimentarios? ¿Y si el estado de salud de cada persona dependiera
de que cada cual asumiera su propio caso? ¿Y si el restablecimiento de la
salud se lograra mediante el reequilibrio de las funciones de asimilación,
de eliminación y de defensa?
Sobre estos «si» es como la doctora Kousmine ha elaborado, desde los
años cuarenta, su método de prevención y curación de las enfermedades
degenerativas así como de mantenimiento del bienestar vital.
Durante mucho tiempo la doctora Kousmine condujo sus investiga-
ciones en solitario, tan revolucionarias y anticonformistas parecían sus
teorías en relación con la doctrina aceptada entonces. Y mucho tuvo que
padecer para que su mensaje fuese aceptado, mensaje de esperanza por
cuanto cada uno puede intervenir en su salud reformando su alimentación
y su modo de vida. Propagó sus ideas mediante escritos, conferencias e
intervenciones científicas, y sobre todo formando médicos especialistas
en su método, para que pudiesen aplicarlo en su práctica cotidiana. De
este modo, numerosos médicos, provenientes de diferentes escuelas de
medicina y de diversos países (Francia, Suiza, Bélgica, Canadá, Italia,
Alemania), han seguido sus enseñanzas, y se encuentran hoy agrupados
en la Asociación Médica Kousmine.
Esta obra es precisamente el primer testimonio público de que los tra-
bajos y el método de la doctora Kousmine se han transmitido de forma
adecuada, y que continuarán extendiéndose, haciendo evolucionar el pen-
samiento médico, y llevando la curación y el aliento a numerosos enfermos.
La doctora Kousmine puede estar orgullosa al comprobar que un equipo
de médicos jóvenes y dinámicos ha empuñado la antorcha.
Este libro pretende presentar en una óptica global y concisa, el método
Kousmine y sus implicaciones médicas y psicológicas. Se dirige tanto al
profesional deseoso de familiarizarse con el método, como al particular
interesado en preservar su salud y la de sus familiares. Para no recargar el

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texto, algunos pasajes, que se dirigen más particularmente a los especialistas
debido a su tecnicismo, se han compuesto en una tipografía más pequeña.
Algunos artículos provienen de intervenciones realizadas en los dos
primeros Congresos internacionales de la Asociación médica Kousmine.
Otros han sido redactados especialmente para esta obra. En todos los casos,
cada artículo sólo compromete la responsabilidad de su autor.
Editions Jouvence desean dejar constancia de que los derechos de autor
de esta obra van íntegramente a la Asociación médica Kousmine, con la
intención de divulgar el mensaje de la doctora Kousmine. Expresa su
agradecimiento a los autores de los diversos artículos, así como a la revista
Nutrition Évolutive, por su colaboración, y manifiesta su gratitud de forma
muy especial al doctor Philippe-Gaston Besson, artífice de esta obra.
Esperamos que el “Método Kousmine” permita a cada uno poner en
práctica el mensaje de la doctora Kousmine.

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Prefacio
Doctora Catherine Kousmine

Los que escriban sobre la historia de la evolución de la salud en la segunda


mitad del siglo XX, ciertamente se asombrarán por el cisma producido en
esta época en las ciencias de la salud.
En la primera mitad de este siglo, la medicina se fue desinteresando cada
vez más de la nutrición, juzgando que lo fundamental ya era conocido por
todos y además se enseñaba en la enseñanza media, careciendo de interés,
por consiguiente, en el nivel universitario. Fue un error. No se dio cuenta
de que la industria asumía cada vez más el servicio de suministro público
y modificaba no sólo los hábitos alimentarios, sino también la estructura
química de algunos alimentos.
Aunque con esto hubo innegables ventajas materiales, en especial en
el plano económico, el estado de salud de la población empeoró: se mul-
tiplicaron las enfermedades degenerativas y se fueron manifestando en
personas cada vez más jóvenes. Aumentaron los casos de esterilidad y de
malformaciones. Se necesitaron treinta años para convencerse de la relación
existente entre estos dos fenómenos y comprender que nuestro organismo
no podía adaptarse a estas alteraciones, fuentes de carencias bioquímicas.
Al comprobar que la medicina oficial recurría a medicamentos y méto-
dos agresivos, con efectos secundarios indeseables y molestos, y que los
resultados positivos a menudo sólo eran pasajeros, el público se dirigió
cada vez más hacia las medicinas alternativas, también llamadas suaves.
De este modo se multiplicaron los naturistas, los naturópatas, los auricu-
loterapeutas, los reflexólogos, etc. Fenómeno grave, por cuanto todas esas
“medicinas suaves” se ejercen por lo general sin ningún control médico.
En el campo de la nutrición, la facultad de Medicina debería estar infor-
mada, y debería haber colaboración entre ella y algunos naturópatas con
buena formación, que podrían aliviar el trabajo de los médicos de cabecera.
Porque el mérito y el éxito de algunos de ellos se debe fundamentalmente
al interés que demuestran por la forma en que se alimentan sus pacientes,
y al trabajo que se dan para corregir sus errores, para disminuir el imperio

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de la industria alimentaria y llevarlos hacia una alimentación más normal,
en su mayor parte viva y fresca.
Habiéndome interesado en el problema del cáncer, intenté comprender
las causas de su aparición. Fui al Instituto Curie, de París, para buscar ratas
de pura raza, de las que un 90 por ciento presentaban espontáneamente
un cáncer de mama a los 4 meses de vida. Las alimentaban mediante un
dispositivo automático que les proporcionaba, por una parte agua, por otra
un comprimido que contenía TODO lo que necesitaban. Yo carecía de
semejante dispositivo, como también de los comprimidos, pero en reali-
dad no es muy difícil alimentar una rata. Las instalé en jaulas provistas de
biberones con agua, en los que introducía, alternativamente, pan seco, que
había quedado sin vender en las panaderías, y trigo natural y no tratado,
comprado en una granja agrícola; una vez por semana zanahorias crudas,
y también una vez a la semana levadura fresca comprada en la panadería.
¡El porcentaje de enfermas de cáncer bajó al 45 por ciento! Me fueron
necesarios muchos años para comprender que el factor que había protegido
del cáncer a ese 45 por ciento era el factor VIDA, presente en el trigo, y
que ese factor era indispensable a todo ser vivo.
¡Esto lo estudian los naturóparas, pero no los médicos! El médico
sólo se preocupa de factores vitales parciales y disociados, vitaminas, oli-
goelementos. Por cierto que su aporte completo y abundante ayudará al
enfermo a recuperar su salud. Pero nos es indispensable una alimentación
viva, y este es el precio para curar las enfermedades degenerativas. Ahora
bien, el aporte de factores vivos sólo se puede realizar mediante alimentos
vivos y crudos.
La realidad de semejante factor ha sido recientemente puesta en evi-
dencia por Marcel Violet. Produjo agua químicamente pura mediante la
combustión de hidrógeno. Sumergido en esta agua, un renacuajo moría
de inmediato, aunque se hubiese hecho circular previamente un chorro
de aire en el interior del agua. Pero si la misma agua, encerrada en una
redoma de vidrio sellada, se exponía un tiempo suficientemente prolon-
gado al sol, entonces el renacuajo continuaba vivo. Bajo la influencia de
los rayos solares, había cambiado físicamente y adquiría una propiedad

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nueva, la de mantener la vida, propiedad de naturaleza vibratoria de la
cual guarda la memoria.
La medicina actual mejora un poco las enfermedades crónicas, pero no
las cura, porque no respeta las reglas inmutables que rigen la conservación
de nuestra existencia. Se produce así un fenómeno extraño: el acceso a los
estudios de medicina se ha vuelto más fácil. Hay más médicos diplomados,
faltan plazas para la indispensable formación junto al enfermo. Se procura
que los enfermos estén el menor tiempo posible en los hospitales, cada
día más caros, y hay médicos en el paro, siendo así que la cantidad de
enfermos que necesitan ayuda es enorme, y que hay métodos excelentes
que los podrían aliviar pero que no se aplican.
He intentado aportar mi ayuda en este campo. He traído sucesivamente
87 médicos jóvenes a mi consulta. Les he enseñado casos de enfermedades
consideradas como incurables, progresivas y crónicas en medicina clásica,
que se han estabilizado o curado mediante los métodos que aplico.
Habiendo empleado estos métodos en sus respectivas consultas y obte-
nido los mismos resultados que yo, han formado una asociación para, a
lo largo de los años, intercambiar sus experiencias y propagar mi método.
En 1980, 1983 y 1987 he publicado tres libros1 para difundir las nociones
adquiridas entre el público y los colegas interesados. Los tres títulos han
llegado a la facultad de Naturopatía de Bobigny, en París, y son recomen-
dados por los docentes como libro de trabajo a los alumnos. No era ésa
mi intención, pero al menos no caerán en el olvido ni se habrá perdido el
esfuerzo de 40 años de trabajo.
He descrito en esos libros muchos casos gravísimos, como el primer caso
que traté, en 1949, un enfermo de 51 años con un sarcoma generalizado y
que, en contra de lo que se podía prever, ha celebrado el 26 de agosto del
presente año (1988); ¡sus 90 años!
A continuación vinieron muchísimos casos análogos, como el de una
persona con esclerosis múltiple, que después de nueve años de estar enfermo

1. Soyez bien dans votre assiette jusqu’a 80 ans et plus, Éditions Sand, París. 1980; La sclérose en
plaques est guérissable, Éd. Delachaux & Niestlé, Lausanne, 1983; Sauvez votre corps, Éditions
Robert Laffont, París. 1987 (hay traducción al castellano: Salve su cuerpo, Javier Vergara Edi-
tores, Buenos Aires, 1988).

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dependía por entero de los demás, y que ahora, 25 años después, vuelve a
trabajar como albañil; o el de otra persona, con esclerodermia, que había
quedado totalmente inválida en 1966 y que hoy se ha recuperado lo sufi-
ciente como para continuar encargándose de su granja, etcétera.
En efecto, sólo uniendo el método de reparación del terreno —que
supone en primer lugar, pero no únicamente, un cambio en la alimenta-
ción— a los métodos clásicos de destrucción del tumor o de los procesos
inmunitarios anormales, etc., es cómo se podrá obtener los mejores resul-
tados en el tratamiento de esas enfermedades tan difíciles.
Ojalá vengan pronto los tiempos en los que los procedimientos que
he elaborado y que son tan beneficiosos, sean reconocidos y empleados
por todos.

14
El método Kousmine
Dr. Philippe-Gaston Besson

Es curioso comprobar cómo, durante los últimos siglos, el mundo médico


occidental se ha visto enfrentado a enfermedades muy variadas en su forma
y aspectos, pero todas con una característica común: una relación directa
con una disminución general y progresiva de la inmunidad humana.
La evolución de las enfermedades debidas a parásitos y bacilos (prin-
cipalmente sífilis, lepra y tuberculosis), así como la de las enfermedades
causadas por bacterias (neumonía, infecciones diversas, etc.), ha sido
influida de modo considerable por el descubrimiento de los antibióticos.
Pero más tarde, como consecuencia de la evolución de la civilización,
ha habido un aumento importante del cáncer y de las enfermedades psí-
quicas. Ambas enfermedades difieren de las precedentes en cuanto no son
contagiosas, y para combatirlas ha sido necesario desarrollar métodos
terapéuticos más agresivos (quimioterapia y radioterapia para el cáncer;
neurolépticos y psicotrópicos para las otras).
En este fin de siglo aparecen nuevas enfermedades ligadas a los virus y,
junto con ellas, enfermedades denominadas “de sistema”: las enfermedades
autoinmunes. Resulta muy verosímil que ambas estén ligadas; esta situa-
ción refleja un descenso general de la inmunidad de las razas civilizadas.
Si bien reconocemos que los sistemas terapéuticos han sido muy eficaces,
e incluso radicales, frente a las enfermedades infecciosas, hay que recono-
cer también que lo son mucho menos para el cáncer y las enfermedades
psíquicas, de forma que, en vez de ser curativas, son sólo paliativas. Y para
el tercer grupo, estamos prácticamente sin remedios.
Sucede como si los tratamientos que se proponen fuesen insuficientes
e incompletos. Al parecer, además, se debe recurrir a las propias fuerzas
de curación del organismo, mediante tratamientos llamados “inmunomo-
dulantes”, que podrán estimular esas fuerzas. Pero para esto es necesario
que el organismo pueda encontrar en sí mismo la capacidad para responder
a las demandas inmunitarias de los tratamientos. (¡Es imposible que un
coche sin gasolina pueda ponerse en marcha, aunque se pise el acelerador

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a fondo… !) Pero sucede que el organismo de la mayoría de nosotros se
muestra incapaz de responder de manera correcta a cualquier estimulación
que haga un llamamiento a sus fuerzas. Enfocar la enfermedad sólo como
tal, sin tomar en cuenta el propio organismo en su totalidad, para ayudarlo
a encontrar energías que le permitan luchar contra la enfermedad, se revela
a menudo poco eficaz en el tratamiento de patologías graves y crónicas.

Un tratamiento experimentado desde hace cincuenta años


Sucede que, desde hace cincuenta años, un médico aplica a sus pacientes
un tratamiento básico que intenta devolverle al organismo sus propias
fuerzas de curación. Este médico es una mujer que muy pronto se distin-
guió entre sus colegas por el enfoque global de los tratamientos que pre-
conizaba para sus pacientes. La doctora Catherine Kousmine comprendió
que no podía haber resultados reales y duraderos en el tratamiento de las
enfermedades de nuestra época sin una modificación radical de nuestra
alimentación. De hecho, se trata de volver a la alimentación sana que
hemos perdido.
Pero, aunque un simple cambio de alimentación permite mejorar des-
arreglos funcionales poco afianzados en el organismo, no es suficiente, en
cambio, cuando se trata de enfermedades graves que se han ido desarro-
llando desde hace años. En este caso es necesario asociarle una serie de
medidas que completen las medidas anteriores. Estos medios son sencillos
y lógicos, y en la práctica se han mostrado eficaces.
El conjunto constituye los llamados cuatro pilares del tratamiento de la
doctora Kousmine, que abren el camino al quinto, la inmunomodulación,
que no puede intervenir sino después de varios meses de preparación.
¿ Cuáles son?

Primer pilar: una alimentación sana


Muchas enfermedades actuales experimentan un crecimiento constante,
en parte a causa de las modificaciones que ha sufrido nuestra alimentación.
Algunos alimentos indispensables para el mantenimiento de una
buena salud han desaparecido paulatinamente de nuestra mesa:
cereales completos, aceites prensados en frío y ricos en ácidos gra-

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sos insaturados. De esta forma han aparecido carencias crónicas
de ciertas vitaminas (las del grupo B y las F) y oligoelementos.
Por otra parte, se han multiplicado alimentos que no es necesario
consumir en tal cantidad: proteínas animales, azúcar, grasas ani-
males responsables al mismo tiempo de sobrecargas y de caren-
cias. Sabemos que una alimentación demasiado rica en proteínas
y en grasas es responsable de esteatorrea (exceso de grasa en las
heces), que a la larga provoca una pérdida de vitamina B12 y de
calcio.

Segundo pilar: un complemenro nutritivo


La primera etapa consistía en tener buen juicio en lo relativo a nues-
tra alimentación, para reequilibrarla. Pero una alimentación equivocada
desde hace años ha provocado carencias importantes en el organismo, que
necesita el aporte suplementario de diversas vitaminas y oligoelementos,
Además, la enfermedad provoca en el organismo una mayor exigencia
de esos alimentos para luchar contra ella. De aquí que sea necesario pro-
porcionarle un complemento de vitaminas y de oligoelementos, que una
alimentación por sí sola, por sana que sea, no puede ya proporcionarle en
cantidad adecuada.

Tercer pilar: la higiene intestinal


Esta alimentación demasiado rica en azúcar y en proteínas ha modifi-
cado la flora normal del intestino y ha favorecido el desarrollo de una flora
de putrefacción patógena, agresiva para el organismo por las toxinas que
contiene. Esto repercute en el estado general y agrava las enfermedades
del sistema al favorecer el desequilibrio del sistema inmunitario.
De este modo, en un enfermo no basta la sola corrección de su alimen-
tación y es preciso recurrir a lavados rectales, operación sencilla y fácil y
de mucha eficacia. Después del lavado habrá que realizar una instilación
de 60 ml. de aceite virgen rico en vitaminas F.

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Cuarto pilar: luchar contra la acidificación anormal del organismo
Por último, la falta crónica de algunas vitaminas y oligoelementos ha
provocado, a la larga, una acidificación del organismo (por obstrucción de
las cadenas del catabolismo respecto a ciertos ácidos, que no logran elaborar
los productos terminales por falta de catalizadores), ocasionando así una
fragilidad del organismo que provoca fatiga crónica, mayor sensibilidad
a las infecciones y exacerbación de los fenómenos dolorosos.
Para ganar tiempo y aumentar el impacto terapéutico, la toma diaria de
citratos alcalinos en polvo permite corregir poco a poco esta acidificación
de los tejidos.

Quinto pilar: la cura de vacunas


En algunos casos particulares, la doctora Kousmine ha agregado este
quinto pilar: la cura de vacunas.
Se trata de una técnica de desviación de los anticuerpos y de inmuno-
modulación suave, muy eficaz para la estabilización de ciertas patologías
reumáticas y respiratorias.
Esta es, en forma esquemática, la base del tratamiento, que permite
entonces asociarle cualquiera otra terapia de tipo sintomático, volviéndola
así mucho más eficaz, y permitiendo la utilización de dosis menores y un
tratamiento más corto, con un resultado a menudo superior.
Si se quita uno solo de los cuatro pilares, toda la estrategia terapéutica se
ve condenada al fracaso. Si se aplican todos de modo escrupuloso, aumenta
sensiblemente el resultado de cualquier tratamiento asociado, acorta el
tiempo de la enfermedad y acelera su curación o su estabilización. Permite.
por fin, reencontrar un estado general e inmunitario que posibilita luchar
de forma conveniente contra cualquier nueva agresión y evitar las recaídas.

Conciencia y responsabilidad
Es ilusorio pretender cambiar el mundo y a los demás. En cambio,
comprender que primero hay que cambiarse uno mismo es actuar con
cordura. Ahora bien, el cambio comienza por asumir una mayor conciencia
respecto a la propia alimentación. Es responsabilizarse de la salud.

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Conciencia y responsabilidad han de convertirse en la expresión consigna
de nuestra época en lo referente a nuestra salud. Esta responsabilidad,
primero individual —alimentación y vida sanas, toma de vitaminas y de
oligoelementos en los cambios de estación para contrarrestar las presiones
de la vida moderna (estrés, contaminaciones diversas, alimentación no
biológica…)—, tendrá que llegar a ser familiar. Enseñar a los hijos una
alimentación sana, que preserve su salud ahora y en el futuro es actuar con
conciencia y no sólo con sentimientos. Por último, esta responsabilidad
podrá ser social, colectiva, únicamente si permite corregir ciertos factores
agresivos de nuestra inmunidad: contaminantes, herbicidas, colorantes,
conservantes, tóxicos diversos.
Ha sido preciso que la capa de ozono que protege la Tierra se vea
seriamente amenazada por los aerosoles de todo tipo para que se tomen
medidas a gran escala, prohibiendo dichos productos. Pues bien: henos
aquí enfrentados con nuestra salud; aparecen nuevas enfermedades, favore-
cidas por un debilitamiento de nuestra inmunidad, y una de las principales
causas de este debilitamiento radica en nuestro comportamiento general,
y en particular en nuestro comportamiento alimentario.
Pero, por desgracia, nadie siente que esto le concierna, hasta que una
grave enfermedad afecta a un pariente con el que se siente afectivamente
ligado…
El mensaje de la doctora Kousmine se dirige, pues, ante todo al médico.
Él puede hacer del sistema inmunitario un aliado en el proceso curativo
más que un enemigo, y puede utilizar la alimentación como un arma
terapéutica eficaz. Sólo depende de él mismo. Muy probablemente, todo
esto será evidente dentro de algunos años. ¿Ha venido entonces Kousmine
demasiado pronto? No, pero sucede a menudo con los que aportan una
idea nueva: al principio son poco comprendidos y se los combate.

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20
La alimentación actual y sus consecuencias
Dr. Alain Bondil

Estamos en una época de explosión de nuestros conocimientos. Vivimos


hoy una formidable evolución tecnológica y científica. En menos de un
siglo, hemos pasado de la utilización del petróleo a la energía nuclear, del
automóvil al transbordador espacial y, en el campo de la medicina, del
descubrimiento de los virus a las manipulaciones, genéticas. Nuestras
condiciones de vida han mejorado de manera notable. Hemos visto des-
aparecer de nuestros países superdesarrollados esas antiguas plagas de la
humanidad: el hambre y las epidemias. Pero, ¿no nos hemos convertido
en las víctimas de nuestra propia tecnología? Porque simultáneamente
han aparecido las enfermedades recidivantes, llamadas “enfermedades de
civilización”, cada vez más difíciles de combatir a pesar de una medicina
muy avanzada y muy cara.
Hay en ello una paradoja evidente, que la doctora Kousmine analiza muy
bien estudiando las modificaciones de nuestras costumbres alimentarias.
El caso de la caries dental es un ejemplo. Jamás la adición de flúor y de
otros productos sintéticos podrá igualar a la supresión del azúcar blanco
y la utilización moderada del azúcar completo (véanse los trabajos del Dr.
Beghin). Esta patología ha llegado a ser tan común que no sólo ya no es
considerada como una enfermedad, sino que a muchos les parece inevitable.

i Las enfermedades degenerativas parecen normales!


Cada vez son más numerosos los casos de reumatismos, alergias, varices,
hemorroides, fibromas, pólipos, hipertensión, sin que esto nos asom-
bre. Sin embargo, estas enfermedades podrían no ser más que los signos
precursores de desórdenes inmunitarios que se instalan y que anuncian
patologías más graves: poliartritis crónica evolutiva, esclerosis múltiple,
infarto del miocardio, edema pulmonar agudo, tumores cancerosos… ¡Sida!
Además, nunca ha sido tan importante la frecuencia de las enfermedades
degenerativas. Por otra parte, en la actualidad, es muy difícil comprobar
un caso de deceso por muerte natural, y lo que es aún más inquietante:

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todos estamos amenazados por esas enfermedades degenerativas, y cada
vez más deprisa de una generación a otra.
¿Cómo comprender esta progresiva fragilidad de la raza humana si no
es mediante el análisis de nuestro modo de vivir y aceptando modificar
nuestro comportamiento?
Nuestro cuerpo está formado por un número impresionante de células
(1012, es decir 10 billones), que constituyen otros tantos organismos vivos
autónomos. Cada célula está formada:
1. por una membrana, “que en realidad no sería una, sino sólo una
delgada capa de moléculas de lípidos y de lipoides, con una tensión
superficial menor que el resto del protoplasmas” (Dr. Henri Bernard);
2. por un protoplasma, verdadera fábrica química que recibe los pro-
ductos conducidos por la sangre, la linfa (medicamentos, agentes
infecciosos, agentes nutritivos, hormonas…), los transforma y luego
expulsa sus desechos al exterior;
3. por un núcleo, sede del alto mando de la célula, portador del código
genético.

Cada célula vive de forma independiente, pero en armonía con el conjunto


de las demás células del cuerpo. Recibe y transmite informaciones (en
especial, mediante las hormonas). La salud depende del equilibrio entre
la célula y su entorno (el medio exterior, las otras células).

La enfermedad puede, por tanto, comprenderse:


ya como una agresión desde el medio exterior con rotura de la
membrana celular;
ya como un desequilibrio interno de la célula por imposibilidad
de transformar o de asimilar las sustancias ingeridas. De aquí se
sigue una acumulación en el protoplasma de desechos no asimila-
bles y, a la larga, un debilitamiento del sistema inmunitario.

Ahora bien, la agresión que proviene del medio exterior comienza con
las consecuencias de nuestro desarrollo industrial.

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Las consecuencias del desarrollo industrial sobre la salud
Actualmente, es imposible escapar a las múltiples influencias producidas
por nuestra tecnología. Nuestro impulso industrial ha tenido como conse-
cuencia la producción cada vez mayor de desechos y agentes contaminantes
(lodos rojos de la Montedison, smog de Londres y Los Ángeles, humos
tóxicos del Rhur, transformadores a base de piraleno, dioxina de Seveso,
sin olvidar los accidentes de Three Mile Island, Bohpal, Chernobyl),
En el mercado han aparecido productos químicos cada vez más potentes
y tóxicos (pesticidas, herbicidas, abonos sintéticos). Del futuro de esos
productos una vez en el interior de nuestro cuerpo lo ignoramos todo.
Existen hoy unos 35.000 productos pesticidas cuyos efectos secundarios
distan de ser conocidos. El estado de California, que emplea estos productos
en gran cantidad en sus cultivos agrícolas, tiene tasas de malformaciones
congénitas, leucemias, cánceres y enfermedades cardiacas mucho más
altas que los demás estados del país. En 1979 las autoridades federales de
California prohibieron el dibromocloro-propano (DBCP12); ha quedado
demostrado, desde 1974, que este pesticida es responsable de esterilidad y
de cáncer. A pesar de ello, entre 1974 y 1979 se emplearon 3.000 toneladas
de este producto en la agricultura. ¡En los últimos 20 años, se han utilizado
2 millones de toneladas de DBCP12!

Reacciones químicas imprevistas


De forma paralela a todo esto, en el proceso de industrialización de
los alimentos se utiliza a diario una cantidad importante de colorantes,
agentes artificiales para el sabor o el aroma, antioxidantes o conservantes,
emulsionantes, levaduras químicas y otros productos sintéticos. Ha habido
que establecer una reglamentación para limitar el empleo de esas sustancias
que podrían ser peligrosas, o incluso cancerígenas.
Es muy difícil conocer las consecuencias exactas producidas por la
utilización de estos productos químicos. No siempre son evidentes las rela-
ciones de causa y efecto. Para un producto incriminado, aparecen cantidad
de otros que también serán condenados, o que ni siquiera se sospecha que
puedan ser tóxicos (la talidomida, el talco Morange).

23
Un ejemplo edificante
Mujer de 50 años que acude a nuestra consulta en 1982. Su enfermedad
comenzó en 1985. Cáncer en 1978. Siete intervenciones quirúrgicas
para extirpar tumores cada vez más voluminosos.
1955 Quiste en el pecho izquierdo del tamaño de un hueso de cereza.
Ablación. Control: tumor benigno.
1969 Nuevo quiste benigno en el pecho izquierdo, que desaparece
por sí solo.
1972 Quiste en el pecho derecho del tamaño de un hueso de meloco-
tón. Ablación: tumor benigno.
1973 Ablación de un quiste benigno en el pecho izquierdo, del tamaño
de un hueso de melocotón.
1975 Nuevo quiste benigno en el pecho izquierdo, del tamaño de una
nuez. Ablación.
1978 Masa del tamaño de un albaricoque en el pecho izquierdo. Ope-
ración inmediata y ablación completa del pecho (mastectomía)
por cáncer.
1981 Nueva intervención y ablación de nueve ganglios cancerosos en
la axila; radioterapia complementaria.
Mayo 1981 Examen completo. Estado general y exámenes paraclínicos
satisfactorios.
Dic. 1981 Descubrimiento de un tumor canceroso en el ovario izquierdo
y presencia de tres ganglios cancerosos en el intestino.
Acude a la consulta acompañada por su hermana menor, que se supone
goza de buena salud. Se trata de tres hermanas cuyo padre falleció a
los 75 años a causa de un cáncer de páncreas. La hermana mayor tiene
un cáncer de mama y ha sufrido una histerectomía total. La paciente
ha tenido un cáncer de mama, de un ovario, y por dos veces afección
de los ganglios. A pesar de mejorar su forma de vivir y de alimentarse,
su hermana menor, aparentemente en buena salud en julio, se verá
afectada por un cáncer de páncreas en septiembre.
¡Morirá antes que sus dos hermanas, dos meses más tarde!

24
Oligoelementos, catalizadores o enzimas, vitaminas, todos son indis-
pensables para la vida de la célula. Su misión es permitir que el cuerpo
pueda efectuar rápidamente, a la temperatura de 37ºC, complejas reacciones
químicas que exigirían, en otras condiciones, temperaturas imposibles
de ser soportadas. Es decir, facilitan y aceleran los procesos químicos en
nuestro cuerpo. Cuando faltan estas substancias las cadenas metabólicas
se paralizan y se produce una acumulación de productos no degradados
(en especial cuerpos ácidos).
Incluso la medicina recurre cada vez más a las moléculas sintéticas. Esta
sobrecarga química viene a añadirse a las precedentes, y todo ello acarrea
consecuencias a un hígado ya debilitado.
La multiplicidad de los productos utilizados (35.000 pesticidas, de 2.000
a 3.000 aditivos, de 8.000 a 10.000 medicamentos) complica la situación y
aumenta el número de combinaciones posibles: otras tantas combinaciones
químicas imprevistas.
Por último, estos abonos, pesticidas, herbicidas, destruyen el humus,
penetran en el subsuelo y llegan hasta las capas freáticas, reservas de agua
pura. “La intoxicación de las aguas de consumo por los nitratos no ha
dejado de aumentar, hasta el punto de que las aguas potables de algunas
comunidades tienen porcentajes de nitratos dos veces superiores a la norma
ya muy amplia de 50 mg/litro, admitida por la OMS… Se estima que los
nitratos —transformados en el cuerpo en nitritos y luego en nitrosaminas—
son agentes cancerígenos particularmente peligrosos. Los nitritos provienen
de los abonos químicos utilizados por la agricultura moderna” (Tribune de
Genève, 11-7-84). El agua es indispensable para la vida y representa el 70
por ciento del peso de nuestro cuerpo (nuestras células están sumergidas en
agua como los peces en el mar). Contaminar el agua es, de este modo, con-
taminar la célula. Lo cual es tanto más peligroso cuanto que el agua potable
sufre un tratamiento fundamentalmente a base de cloro (desinfección con
lejía). De aquí se produce un aporte de proteínas ambivalente, tanto ácidas
como básicas, proteinatos de cloro o cloruro de proteína, que se añadirán
a los ácidos metabólicos producidos por el mal funcionamiento celular
(véase más adelante el capítulo sobre el control del PH). El cuerpo tendrá
que recurrir a artificios para neutralizar estas sustancias.

25
La modificación de nuestros alimentos perturba nuestro
funcionamiento celular.
Las modificaciones con mayores consecuencias se refieren a los aceites
y sus derivados: “las grasas vegetales”. Desde la Segunda Guerra Mundial,
la extracción de los aceites se hace en caliente (mediante vapor de agua
a 160ºC o 200ºC). Esto ha permitido duplicar el rendimiento y extraer
aproximadamente un 70 por ciento de los cuerpos grasos contenidos en
los granos. Los aceites que se obtienen mediante este procedimiento tie-
nen un color pronunciado, y un olor fuerte y desagradable. Es necesario
refinarlos y quitarles el olor. En la actualidad, para conseguir una mayor
rentabilidad, se le añade un prensado en frío, después de mezclar el grano
con un disolvente (hexano), lo que permite recoger el 100 por ciento de los
cuerpos grasos. A continuación se separa el aceite del disolvente mediante
destilación (véase esquema en la página 30). Aunque el hexano es un pro-
ducto volátil, es imposible recuperarlo por completo. Catherine Kousmine,
que había sumergido zanahorias en un baño de éter para extraerles el
caroreno, confesaba, recientemente, que había intentado eliminar el éter,
producto extraordinariamente volátil, mediante evaporación al vacío. Pues
bien, tres semanas después de esta operación, el caroteno obtenido aún
olía a éter. Los disolventes se adhieren a los cuerpos grasos y es imposible
eliminarlos del todo. Cuando hay dos productos que son muy solubles
recíprocamente, es imposible separarlos a continuación.
Los aceites obtenidos mediante disolvente son aún más malolientes y
coloreados que los anteriores. Además, contienen sustancias inadecuadas
para el consumo (ceras o mucílagos, por ejemplo). Esto obliga a múltiples
procesos de refinación, alabados por la publicidad. Se trata de una necesidad,
pero en absoluto de un criterio de calidad. La única ventaja de estos métodos
es producir más y vender de este modo el aceite a precios más baratos.

Aceites muertos y aceites VIVOS


Estos aceites carecen de sabor y de olor, y se conservan sin mayor
problema en botellas de plástico o de vidrio. ¡Se trata de aceites muertos!
Antiguamente, los aceites se obtenían mediante prensado en frío, a
continuación se decantaban y luego se filtraban mediante procedimientos,

26
físicos (con papel o con tejido) sin que la química interviniese para nada. Se
los llamaba “aceites de primera presión en frío”. Son aceites que se vuelven

Preparación industrial de los aceites


En este esquema falta la adición de hexano, utilizado como disolvente, y
que tiene lugar en el momento de prensado en frío, es decir, ocurre previa-
mente a las fases aquí mostradas. Por otra parte, tampoco se hace mención
de las temperaturas a las que se efectúan estas transformaciones y que son
del orden de 160 a 200 grados. Todo esto interviene en las modificaciones
en isómeros cis y trans.
(Lipides et SaINé. Que/les vérités? tUpidos y salud: ¿qué hay de
(ierro)] Éd. Lesieur.)

27
rancios y se alteran por la luz. Es imprescindible guardarlos en botellas
opacas, y conservarlos en el refrigerador una vez abierta la botella. Son
aceites vivos. Según su origen, contienen una proporción mayor o menor de
ácidos grasos poliinsarutados, a los que aún se los denomina “vitaminas F”.
Son: el ácido linoleico, los ácidos alfa y gammalinolénico2, el ácido
dihomogammalinolénico y el ácido araquidónico.
A estos cinco ácidos grasos poliinsaturados se les da el nombre de
“esenciales”, porque realizan funciones vitales en el ser humano. Inter-
vienen, sobre todo:
1. en la estructura y estanqueidad de las membranas celulares;
2. en la síntesis de las prostaglandinas (elemento importante de las
defensas inmunitarias), así como de la lecitina y de la mielina.

La calidad alimentaria de los cuerpos grasos es tanto más fundamental


cuanto que los ácidos linoleicos y linolélicos no pueden ser sintetizados por
el ser humano, de modo que éste debe encontrarlos en cantidad suficiente
en su alimentación. Los ácidos linoleico y linolélico de origen nutricional
son, pues, indispensables para el ser humano.
Las vitaminas “F”son ácidos grasos con largas cadenas de 18 a 20 áto-
mos de carbono. Se les llama poliinsaturados porque contienen al menos
2. El ácido gammalinolénico existe en estado preformado en el aceite de onagra y de borraja. Se
comercializa en los establecimientos dietéticos.

28
PORCENTAJE DE ÁCIDO GRASO EN LOS ACEITES
Girasol Soja
24 % ác. grasos monoinsaturados 22 % ác. grasos monoinsaturados
65 % ác. grasos poliinsaturados 63 % ác. grasos poliinsaturados
11 % ác. grasos saturados 15 % ác. grasos saturados
Maíz Semilla de uva
27 % ác grasos monoinsaturados 16% ác. grasos monoinsaturados
60 % ác. grasos poliinsaturados 72 % ác. grasos poliinsaturados
13 % ác. grasos saturados 12 % ác. grasos saturados
Los aceites de cacahuete, de oliva, de colza, de gran consumo, son
especialmente ricos en ácidos grasos monoinsaturados y poco en
poliinsaturados.
Cacahuete Oliva
50 % ác. grasos monoinsaturados 75 % ác. grasos monoinsaturados
30 % ác. grasos poliinsaturados 10 % ác. grasos poliinsaturados
20 % ác. grasos saturados 15 % :íc. grasos saturados
Colza
60 % ác. grasos monoinsaturados
30 % ác. grasos poliinsaturados
10% ác. grasos saturados

dos enlaces dobles (los ácidos grasos monoinsaturados sólo tienen uno, y
los saturados ninguno).

Las vitaminas F son sensibles a la oxidación


La presencia de esos enlaces doble en los ácidos grasos poliinsaturados
es lo que favorece el fenómeno de oxidación, que es la causa de la ranciedad
de esos aceites. La vitamina “E”(tocoferol), presente en forma natural en
los aceites de primera presión en frío, asegura la acción antioxidante. Ahora
bien, cuando se destruye la vitamina “E”, los ácidos grasos poliinsaturados
se vuelven mucho más sensibles a las reacciones de hiperoxidación des-
encadenadas por la presencia de “radicales libres”. Estos radicales libres

29
son moléculas que poseen un electrón (o varios) de valor libre, llamado
todavía “electrón soltero”, muy inestables, y que buscan con avidez un
lugar donde fijarse, un “compañero”. El organismo controla y neutraliza
los radicales libres mediante enzimas (superoxidodismutasa, catalasa,
glutatión-peroxidasa), y mediante la pareja vitamina “E” y vitamina “C”.
Sin la presencia de estas vitaminas, los dobles enlaces de los ácidos grasos
poliinsaturados son muy vulnerables frente a los radicales libres. «La
insuficiencia de estos mecanismos muy posiblemente tiene que ver con el
envejecimiento y con numerosas patologías (isquemia cerebral, quemaduras,
cirrosis etílica, arteriosclerosis, cáncer, alergia, inflamación), (Profesor A.
Castres de Paulet, Lipides el Santé). Ahora bien, el calentamiento de los
aceites durante su preparación industrial destruye la vitamina “E” natural,
y para estabilizar esos cuerpos grasos necesita de operaciones químicas:
adición de vitamina “E” sintética;
hidrogenación.

La adición de hidrógeno modifica de forma fundamental la consistencia


de estos aceites, convirtiéndolos en materias grasas de mayor o menor
solidez según el grado de saturación de los dobles enlaces. Pero estas
materias grasas, llamadas “grasas vegetales” no son productos totalmente
extraños a la naturaleza.
“En los cuerpos grasos alimentarios naturales, vegetales y animales
(excepto los rumiantes), todos los dobles enlaces de un ácido graso poliin-
saturado son de forma cis. Sólo los cuerpos grasos (visibles o invisibles)
provenientes de los rumiantes, o parcialmente hidrogenados por la indus-
tria, encierran una proporción muy débil de ácidos grasos poliinsaturados,
algunos de cuyos doble enlaces son de forma trans.
“Y también, a propósito de los ácidos grasos monoinsaturados, a excep-
ción de las materias grasas de los rumiantes y de las que han sido sometidas
a una hidrogenación parcial de origen industrial, los isómeros trans no se
encuentran en los demás cuerpos grasos alimentarios; sólo están presentes
los isómeros cis.” (Prof. B. Entressangles.)

30
En presencia de un catalizador (cinc o níquel) y a una presión de
8 a 12 atmósferas, es decir a una presión muy alta, hay adición
de hidrógeno a la molécula de ácido graso, lo que permite, o bien
reducir (hidrogenación parcial), o suprimir (hidrogenación total) la
insaturación de un cuerpo graso… En la industria de los cuerpos
grasos, la hidrogenación de los aceites muy insaturados permite
transformarlos en materias grasas con un punto de fusión más alto
y con las características reológicas (de consistencia) deseadas, junto
con aumentar su estabilidad en la oxidación. La elevación del punto
de fusión proviene no sólo de la disminución de la insaturación
media, sino también del hecho de que algunos de los doble enlaces
no hidrogenados han pasado de la forma cis a la forma trans.

(Prof. B. Entrcssangles, Lipides et santé. Quellés vérités? Éd.


Lesieur)

El tratamiento de los aceites modifica sus propiedades


Resulta, pues, que el tratamiento industrial de los aceites, esencialmente
su hidrogenación, transforma una parte de las moléculas cis en moléculas
trans. Una de las claves del valor de estos aceites radica en este detalle de
extraordinaria importancia. Especialmente los aceites de primer prensado
en frío de estructura cis serían vivos y biológicamente activos gracias a la
presencia de ácidos grasos indispensables (ácidos linoleico y linólico), en
cambio los cuerpos grasos (aceite y “grasas vegetales”) de forma trans no lo

31
serían. Esta rotación espacial de la molécula sobre su eje en el doble enlace
bastaría por sí sola para modificar de manera fundamental sus propiedades.
Esta molécula trans ya no posee la configuración espacial correcta que
le permitiría integrarse en nuestras cadenas metabólicas. Sucede como si
en un rompecabezas una de las piezas estuviese invertida.
Esas moléculas serían entonces reconocidas como inadaptadas, o incluso
extrañas. De ello sobrevendrá, por cierto, una sobrecarga del organismo
debida a la presencia de desechos más o menos asimilables, y sobre todo
una carencia de ácidos grasos indispensables (ácidos linoleico y linolénico).

Las margarinas
Las margarinas se obtienen a partir de “esas materias grasas vegetales”
por emulsión con un 16 por ciento de agua. Según el grado de hidrogenación,
y por consiguiente de saturación, de esas “grasas vegetales”, obtendremos
productos de mayor o menor consistencia y con determinado punto de
fusión. Presentadas como productos más equilibrados que la mantequilla
en ácidos grasos saturados, mono y poliinsaturados, esas margarinas llama-
das “vegetales” ya no son un producto natural. Su estructura ha quedado
profundamente alterada por todas esas operaciones químicas, como nos lo
cuenta en su artículo Pascale Gruaz, periodista de 24 horas de Lausanne
(véanse páginas 36-37).

32
Esto no es natural
(Artículo de Pascale Gruaz, 24 h de Lausanne, 17 de junio 1987)

Hace tres años, una revista de información publicaba en Francia un


estudio titulado “La margarina y el cáncer”. El sindicato de la industria
de la margarina montó en cólera y llevó el asunto a los tribunales de
justicia. Mal le ha ido: hace un mes, el tribunal de apelación de París
ha dado la razón al autor y condenado a los sindicalistas a pagar las
costas del juicio.
¿Qué es lo que se había atrevido a publicar L’Ère Nouvelle? Que
la margarina es cualquier cosa excepto un producto natural.
“Si vuestro médico os aconseja consumir preferentemente marga-
rinas, preguntadle si sabe qué tratamiento químico reciben”: ésta era
la frase impresa en la cubierta de la revista L’Ère Nouvelle. Eviden-
temente, en el interior venía una descripción precisa de las diferentes
etapas de la fabricación de las margarinas. Helas aquí:
Primeramente, hay que remover, descortezar, triturar y moler las
semillas oleaginosas para permitir que las materias grasas que contienen
entren bien en contacto con el disolvente que va a permitir extraerlas.
Este disolvente es, por lo general, el hexano, un derivado del petró-
leo que, además de ser barato, tiene la ventaja de poderse recuperar
casi por completo después de la operación. Tenemos así aceite bruto.
Como contiene cierto número de sustancias indeseables (fosfolípidos,
mucílagos…), después de la extracción viene el desengomado. Esta
segunda operación consiste en calentar el aceite bruto agregándole
agua y a veces ácido fosfórico. Las sustancias que se desea eliminar se
hidratan y es fácil entonces eliminadas mediante centrifugado. Tercera
etapa: la refinación, que suprime los ácidos grasos “libres” responsables
del enranciamiento. Se añade al aceite una mezcla de sosa y carbonato
de sodio y se mezcla todo. Una vez obtenida la reacción química, se
vuelve a centrifugar.

33
Cocido y archicocido
En este estadio, los aceites obtenidos aún pueden considerarse
como naturales. Pero, por desgracia, tienen un color muy subido (de
amarillo intenso a moreno) y presentan un sabor poco discreto, por
lo que es necesario decolorarlo y desodorizarlo, dos operaciones muy
bestiales. En la primera, se pone en contacto el aceite con una sustancia
absorbente (arcilla, carbón). a menudo tratada con ácido sulfúrico o
clorhídrico. En la segunda se calienta el aceite a más de 200º durante
30 a 60 minutos, lo que reduce prácticamente a cero la actividad de la
vitamina E presente en el aceite original (le será agregada artificialmente
al producto final).
Por último, para cerrar el proceso, queda una última etapa: la
hidrogenación parcial, que da a las grasas vegetales propiedades
físico-químicas adaptadas a las necesidades de la industria alimentaria
(especialmente una duración mayor).
La reacción química se realiza nuevamente a alta temperatura (de
120 a 210ºC), en presencia de hidrógeno bajo presión controlada, y
de un catalizador (por lo general níquel).

El derecho a dudar
¿Dónde está el mal en todo esto? Según la revista ya citada, que ha
compulsado abundante literatura científica, durante los tratamientos
químicos que sufren los aceites destinados a la fabricación de margarinas,
se forman ácidos grasos desnaturalizados de configuración “trans”,
cuyos efectos sobre las células humanas se desconocen.
“Estas nuevas sustancias deberían considerarse como verdaderos
aditivos alimentarios y ser vigilados como tales”, escribe L’Ère Nouve-
lle. Al haber ganado el juicio, L’Ère Nouvelle ha adquirido el derecho
a emitir públicamente sus dudas sobre las cualidades de un producto
corriente de alimentación…

34
El exceso de mantequilla
La mantequilla, antaño un artículo de lujo, está ahora presente en todas
las mesas desde el desayuno. Pues bien, contiene un permeabilizante de
la pared intestinal, el “ácido butírico”, que degrada la vitamina “F” y se
transforma así en cuerpo neutro, la lecitina. Nuestro cuerpo puede tolerar
un consumo diario de 20 a 30 gramos de mantequilla; el consumo demencial
de algunas personas, con ingestiones diarias de 200 g. o aun más, no puede
durar sin consecuencias para el organismo.
En efecto, la mantequilla está presente en:
la leche entera: 400 gramos por litro;
la leche semidescremada: 200 gramos por litro;
la crema de leche o nata líquida: 300 gramos por litro;
los quesos: 30 gramos por cada 100 gramos en promedio.

¡Pero también está presente en la carne! Según las conclusiones de los


profesores Rampal y Paccalin, en las conferencias sobre nutrición de la
facultad de Niza (marzo de 1985), un bistec de 100 gramos contiene de
20 a 40 gramos de materia grasa animal, equivalente a la mantequilla. Y
añaden: “Este consumo de carne está directamente ligado a la frecuencia
de cáncer de colon. Estadísticamente, los países con mayor consumo indi-
vidual de materia grasa y de azúcar, son también aquellos donde es más
alta la frecuencia de cáncer de mama”.

Las otras modificaciones importantes se refieren a:


El azúcar;
los cereales, cuya refinación ha hecho desaparecer las vitaminas y
oligoelementos.

El azúcar blanco extraído de la remolacha ha reemplazado al azúcar de


caña importado de los países tropicales. De esta forma se ha trivializado
el consumo de un producto cada vez más refinado.
Los cereales son cernidos, es decir, descascarillados y privados de las
envolturas que los protegen. Una harina recién molida pierde en 15 días un

35
50% de sus vitaminas. Pasado un mes, todas las harinas se convierten en
productos muertos que llenan el estómago, pero no alimentan al cuerpo.
Todas estas transformaciones que sufren nuestros alimentos traerán
diversas consecuencias.

Debilitamiento de la membrana de las células


La vitamina F interviene para asegurar la estanqueidad de las membranas.
La ausencia de los ácidos grasos poliinsaturados favorece la penetración de

36
los agentes agresores en la célula. Para Catherine Kousmine este fenómeno
sería particularmente importante en el intestino.
En efecto, la mucosa intestinal está formada por una sola capa de célu-
las. Representa aproximadamente una superficie de 42m2 de un grosor de
25 milésimas de milímetro. Aunque nuestro cuerpo se protege del medio
exterior mediante múltiples capas de células (como, por ejemplo, en la
piel), en el intestino sólo 25 milésimas de milímetro separan la sangre del
medio exterior (el alimento).
Ahora bien, en circunstancias normales, el intestino alberga 100 billo-
nes (1013) de bacterias, parte de las cuales son patógenas. Hay ahí, por
consiguiente, un foco permanente de infección, que moviliza por sí solo
buena parte de las defensas inmunitarias. Por este motivo, la naturaleza,
preocupada por la limpieza, renueva cada dos días nuestra mucosa. Pero
para esto el cuerpo requiere los materiales necesarios. De aquí la importancia
de una alimentación sana y completa, porque en especial la estanqueidad
de la pared intestinal dependerá del aporte suficiente de los ácidos grasos
indispensables.
En situación normal, existe siempre un débil paso de agentes infec-
ciosos desde el intestino a la sangre y la linfa. Todo esto llegará después
al hígado para su purificación. El hígado es, pues, semejante a un filtro
destinado a evitar una invasión del organismo por sustancias indeseables
provenientes del intestino. Para cumplir esta función eliminará los agentes
tóxicos e infecciosos mediante emuntorios, cuya finalidad es la de expulsar
los desechos del cuerpo al exterior (la piel mediante la transpiración, el
pulmón mediante la respiración, el sistema urogenital mediante la orina
y las reglas, la sangre mediante la circulación, los intestinos mediante
las materias fecales). Estos emuntorios son verdaderas “válvulas”. Si el
hígado se encuentra desbordado, o cuando estos emuntorios funcionan
mal o no funcionan (como consecuencia de una operación quirúrgica, por
ejemplo), el cuerpo necesariamente tendrá que fabricar otras “válvulas”
para sobrevivir. Con esto se inicia un proceso solapado de la enfermedad
que, a menos que lo pongamos en orden, desembocará en la enfermedad
crónica y degenerativa.

37
Perturbaciones en la síntesis de las prostaglandinas
Las prostaglandinas son sustancias biológicamente activas derivadas de
los ácidos grasos poliinsaturados. Son fabricadas e inmediatamente liberadas
por la mayoría de las células del cuerpo humano (con excepción de los gló-
bulos rojos) en cuanto se produce una estimulación de la membrana celular.
Son sustancias con una vida muy corta (menos de 5 minutos). Se conocen
unos 15 tipos de prostaglandinas, que se designan mediante una letra (de
A a H) según la fórmula química que la caracterice, y una cifra (de 1 a 3).
Todavía no conocemos por completo la función de las prostaglandinas.
S. K. Bergstrom, B. Samuelson y J. Vane obtuvieron el premio Nobel de
Fisiología y Medicina en 1982 por su trabajo sobre las prostaglandinas,
lo que demuestra el interés que la comunidad científica internacional
concede a estas sustancias. Sin lugar a dudas, las medicinas del siglo XXI
provendrán de los progresos realizados en este campo.
El texto del cuadro expuesto en las páginas siguientes muestra la impor-
tancia de las prostaglandinas en nuestro cuerpo. Se podrá comprender así
sin dificultad que cualquier alteración de la calidad de los cuerpos grasos
(en especial la modificación de los isómeros cis en isómeros trans) tendrá
efectos retardados en el organismo. El desequilibrio así producido va a
generar un efecto de “bola de nieve”, cuyas consecuencias ha medido
cuidadosamente la doctora Kousmine. Para ella, que estudia desde hace
45 años los aceites y las enfermedades degenerativas, todo esto se inscribe
en una lógica implacable. De este modo, podemos enfocar las enfermeda-
des como un desequilibrio del sistema inmunitario, prioritariamente con
exceso de PGE2 y déficit de PGEl.

El papel de las prostaglandinas


Los actuales conocimientos, aunque incompletos. permiten adjudicar
las siguientes funciones a las prostaglandinas:

1. La inflamación
Cualquier ataque a la membrana celular implica la producción inmediata
de PGE2, y luego, en una segunda fase, de leucotrienos. Estas dos sus-

38
tancias derivan del ácido araquidónico. Desde el primer momento de una
inflamación (fase vascular), la PGE2 actuará sobre la microcirculación,
favoreciendo el edema, la vasodilatación y el aumento de la permeabilidad
de los capilares. Incidirá igualmente en el dolor (acción sobre los neuro-
mediadores de las fibras nerviosas) y en la fiebre. En la fase celular de la
inflamación (inflamación instalada), los lecucotrienos serán responsables
de las reacciones alérgicas y de los efectos de bronco y vasoconstricciones.
PGE2 y leucotrienos son regulados en sus acciones mediante la
producción a partir del ácido gammalinolénico, de otra prostaglandina
la PGE1.
De forma muy lógica, la doctora Kousmine ha dado a la PGE2 el
nombre de prostaglandina “de guerra”, y a la PGE1 el de prostaglandina
“de paz”. Inmediatamente se puede ver cómo, cuando hay una carencia
de ácidos grasos indispensables, desaparece la acción frenadora de la
PGE1, dejando el campo libre a la PGE2, que ya no puede ser regulada.
Así como no puede existir un motor sin sistema de frenado, tampoco
PGE2 y PGE1 son complementarias en su acción ni interdependientes.

2. La hemostasis
El tromboxano A2 (TXA2) y la prostaciclina (PGI2) derivan del
ácido araquidónico. Tienen efectos antagónicos. Las plaquetas san-
guíneas producen el TXA2 (tromboxano A2), que tiene un efecto
vasoconstrictor y agregante de las plaquetas (coagulación de la sangre).
El endotelio de los vasos sanguíneos produce la prostaciclina, vaso-
dilatadora y antiagregante plaquetario (anticoagulante). Cuando hay
una herida en algún vaso, las plaquetas se adhieren inmediatamente a la
herida y secretan tromboxano A2, que favorecerá el cierre de la herida y
detendrá Ia hemorragia. Alrededor de la herida, las células endoteliales
secretarán la PGI2, cuyo efecto consiste en limitar la agregación de las
plaquetas y circunscribirla exclusivamente al sitio de la herida vascular.
Esta concepción del equilibrio entre los dos antagonistas sólo es
una explicación parcial del fenómeno. El antagonismo tromboxano

39
A2 y PGI2 no es, por cierto, la única influencia que rige la hemostasis
y la trombosis.
La PGE1 tiene un efecto vasodilatador y antiagregante plaquetario.

3. El aparato gastrointestinal
Digamos simplemente que los PGE y PGA son poderosos inhibido-
res de la mucosa digestiva en el estómago, así como protectores de la
secreción ácida (jugos biliares, cortisona, antiinflamatorios).

4. El sistema cardiovascular
La PGE1 es conocida por su acción vasodilatadora, que complementa
la acción antiagregante de las plaquetas propia de la prostaciclina.

5. El sistema respiratorio
La PGE1 tiene una acción broncodilatadora, por oposición al efecto
broncoconstrictor de los leucotrienos derivados del ácido araquidónico.

6. La función renal
La prostaglandinas son vasodilatadoras y antagonistas del sistema
vasoconstricror angiotensina II y noradrenalina; tienen, además, una
acción reguladora sobre la vasopresina (hormona antidiurética).

7. Aparato genital y fertilidad


Las prostaglandinas también desempeñan un papel en la fertilidad
y el aparato genital.

Perturbaciones en el sistema inmunitario


Todo lo anterior puede traducirse del siguiente modo:
Inmunidad deficiente: es el caso, en especial, de esos niños o
adultos constantemente enfermos, que nada más curarse de una
enfermedad contraen otra. Todos se desesperan al verlos siempre
frágiles y enfermos. Es urgente permitirles reconstituir sus defen-

40
sas inmunitarias, sin lo cual el proceso de cualquier enfermedad
no podrá sino empeorar.
Cuando la reacción de defensa inmunitaria se acelera, asistimos a
una inmunidad exuberante. Frente a un agente agresor, la respuesta
inmunitaria es desproporcionada en relación con el ataque. ¡Es
como aplastar una mosca con un guante de boxeo! Es lo que ocurre
con las alergias y el reumatismo. Esta situación se origina por un
exceso de PGE2 y un déficit de PGE1. El cuerpo pone en acción
medios de defensa inmunitarios que luego no puede controlar.
Inmunidad desviada o perversa, que encontramos en los tumores
benignos primero, y luego malignos (cáncer).

Cómo comprender la enfermedad llamada cáncer


Doctora Kousmine

Frente a una agresión, el organismo intenta liberarse de los agentes


agresores, especialmente mediante el hígado y mediante “válvulas”
que miran hacia el exterior, constituidas por:
la piel
los pulmones
el sistema urogenital
la sangre
los intestinos

Este estado “centrífugo recibe el nombre de “psore” por los homeópa-


tas, que consideran a la enfermedad como una eliminación de “toxinas”
desde el interior hacia el exterior.
Cuando la agresión se hace muy importante y crónica, especialmente
en el intestino, favorecida además por:
Una alimentación rica en mantequilla y derivados, pobre en
vitamina F y en cereales completos, que a menudo produce
desórdenes digestivos (diarrea, estreñimiento).

41
Una intoxicación química, cuyas causas son múltiples (ali-
mentación adulterada, condiciones de vida, medicamentos).
Una intoxicación psíquica debida al estrés (nuestra sociedad
lo sabe producir a diario).

¡Entonces el cuerpo debe equilibrarse como sea!


Al no poder eliminar correctamente hacia el exterior, el cuerpo debe
entonces encontrar en él el medio de neutralizar los agentes tóxicos.
Así es como fabrica un tumor, cuya función consistiría en captar los
agentes agresores antes de poderlos destruir.
El tumor, primero benigno y luego maligno, haría así las veces de
“cubo de basura” en el cual el organismo arroja sus desperdicios. Este
estado “centrípeto” (opuesto al precedente) corresponde a la “sicosis”
(no confundir con la psicosis) de los homeópatas, que reagrupa las
enfermedades del sistema reticuloendotelial.
Esto permite comprender por qué puede producirse la recons-
trucción de tejidos cancerosos (metástasis) después de la ablación del
tumor primitivo, si no se han modificado para nada las condiciones
en las que se formó el cáncer. Una alimentación correcta es una de las
condiciones esenciales para que el tumor no vuelva a reproducirse.

¡Ya en 1980 Catherine Kousmine sostenía la tesis de que el cáncer ayuda al


cuerpo a vivir (¡así como suena¡) y que lo lógico era suprimir la necesidad
del cáncer antes que suprimir el cáncer mismo!
Inmunidad aberrante: cuando un tejido retiene agentes agre-
sores, puede suceder a veces que el organismo ya no reconozca
ese tejido como parte integrante de sí mismo sino como agente
agresor. Al ser un extraño, el cuerpo tiene que destruirlo. Es lo
que ocurre en las enfermedades autoinmunes: miopatía, esclero-
dermia, lupus eritematoso, esclerosis múltiple…
Inmunidad perdida: el sida. Para la doctora Kousmine, la enfer-
medad del sida se inscribe en la consecuencia lógica de las pertur-

42
baciones inmunitarias debidas a nuestros errores alimentarios. Se
llega así a la ausencia de defensas o anergia (véase más adelante el
capítulo sobre el sida por la doctora Kousmine).

El sida
Doctora Kousmins Al ser el sida una enfermedad viral de evolución
lenta, Supone un mecanismo de des.lrrollo de la enfermedad comple-
tamente diferente de las otras enfermedades virales, que tienen una
incubación de pocos tijas.
Según estas hipótesis, parecería que, una vez reconocido ti virus,
los linfocitos inducen la producción de anticuerpos, y sólo cuando se
produce otro contacto con el virus se declara la enfermedad dado que
las defensas inmunitarias están debilitadas.
La presencia del virus con ocasión de una segunda conrarninari,’,;,
vendría seguida por una producción masiva de PGE2.
¡Ésta es la que desencadenaría la muerte del linfocito, y no la mul-
tiplicación del virus en la célula!
Esta teoría subraya ante todo la importancia de la acción modera-
dora de la PGE I Y la necesidad de la vitamina F, pero también permite
comprender la existencia de «portadores sanos:..

Conclusión
Por todo lo dicho, es necesario y urgente que modifiquemos nuestra aJi-
mentación, y volvamos a poner orden cuanto antes en el organismo. Para
esto, además de la alimentación, acudiremos:
A los lavados intestinales, con instilación por la noche en el
intestino de 4 cucharadas soperas de aceite de girasol de primera
presión en frío.
Al control del pH de la orina;
A las vitaminas y medicinas apropiadas al estado del enfermo.
El método Kousmine es, por consiguiente, una terapia global del indi-
viduo, y no una simple modificación de la alimentación.

43
44
Las bases de una alimentación sana
Doctor André Denjean

La nutrición es el pilar central del método Kousmine. Sin una buena


nutrición hay pocas esperanzas de modificar, en el buen sentido, nuestro
sistema inmunitario, nuestras defensas o nuestro terreno.
Para mantenerse con buena salud o para sanar, nuestro cuerpo necesita
cierta cantidad de proteínas, glúcidos, lípidos, vitaminas, sales minerales,
enzimas, hormonas, provenientes de los tres reinos: mineral, vegetal y
animal.
Los consejos de la doctora Kousmine son sencillos y fáciles de realizar
para todos. Desde hace 40 años han demostrado su valor terapéutico en
gran número de pacientes que han visto estabilizados, mejorados o sanados
sus problemas funcionales, orgánicos o degenerativos.
Las relaciones calorías / catalizadores, crudo / cocido, dieta / nutrición,
son muy importantes, así como el equilibrio cronobiológico, es decir, los
horarios de comida que, de preferencia, han de tomarse a una hora fija,
determinados por cada uno.

Cada comida es importante


En lo referente a la cantidad de comida, nos gusta esta fórmula: desa-
yuno de rey, comida de príncipe, cena de pobre.

Desayuno de rey: la crema Budwig: La receta completa la tiene en la


página xx.

Comida de príncipe: Recomendamos comenzar por ensalada de diversas


hortalizas frescas, con salsa cruda a base de 2 cucharaditas (de las de’ café) de
aceite virgen de primera presión en frío (rico en ácido graso poliinsaturado
en forma “cis-cis”). Después, verduras frescas, cocidas al vapor suave el
menor tiempo posible, como guarnición para acompañar carnes o despojos,
o pescado, o mariscos, o huevo, o queso, o leguminosas, variando cada día.

45
Receta de la crema Dudwig

1. Batir hasta obtener tina crema: 4 cucharaditas (de las de café) de


requesón (con 0 a 20% de materia grasa) y 2 cucharaditas de aceite de
girasol, de germen de trigo o aceite de linaza, con garantía de no haber
excedido los 45ºC en el prensado. La emulsión debe ser completa, para
lo cual el requesón y el aceite deben batirse con bastante vigor en un
bol con un tenedor o en una batidora.

2. Añadir:
— el zumo de medio limón
— un plátano bien maduro machacado, o 2 cucharaditas de miel, o 2
cucharaditas de azúcar integral o de frutos secos.
— 2 cucharaditas de granos oleaginosos crudos y recién molidos (a
elegir entre lino, girasol, sésamo, nueces, avellanas, almendras, pipas
de calabaza, nuez de Cayú [o “coquitos”], etc.)
— 4 cc de requesón magro al 0%
— 2 cc de aceite de primera presión en frío (girasol, germen de trigo, lino).

46
Batir bien.
Observación: Para moler los granos oleaginosos y los cereales se necesita
un molinillo eléctrico de los de moler café que tenga una cuchilla lo
bastante fuerte para soportar el impacto de los cereales.

Comida del mediodía

Salsas crudas: ideas


2 ce aceite primera presión
germen de trigo hierbas aromáticas frescas
trigo germinado triturado oleaginosas molidas
limón o vinagre de sidra cereales crudos
tamari agua
zumo de verduras fresco granos de pimienta recién
requesón magro molida

47
Cena

Cenar:
Temprano, 3 horas antes de ir a la cama
Liviano
Sin carne
Sin otra proteína animal para los sedentarios

Si no hay apetito por la mañana: reducir la cena:


1 pieza de fruta + 1 yogur,
o potaje de cereales recién molidos,
o ensalada de hortalizas crudas

48
Consumir cada día —y esto es primordial— una buena ración de cereales
integrales en forma de «crépes», o tortas, o bistec de cereales (hervidos,
en grano o como pan).

Cena de pobre: Conviene cenar lo más temprano posible.


La cena debe ser ligera, sin carne, siguiendo los mismos principios que
la comida de mediodía. Si hay poco apetito por la mañana, quiere decir que
la cena ha sido demasiado abundante o tomada muy tarde. Las personas
sedentarias necesitan sólo dos comidas al día, por la mañana y al mediodía;
el complemento de la tarde debe ser modesto: frutas y yogur, o frutas y
frutos oleaginosos, o potaje de verduras con cereales, aliñados con una
cucharadita de aceite crudo.
Una comida demasiado abundante por la tarde puede provocar malestar,
hinchazón, gases, dificultades para conciliar el sueño o pesadillas durante
el sueño. Se despierta con un aliento fuerte, la lengua cubierta por una
gruesa capa de color castaño, falta de apetito, y la solución (aparente) es
tomarse un café, lo que no pasa de ser un mal reflejo.
Estos malestares son muy frecuentes, se convierten en crónicos y son
testigos de un malísimo funcionamiento digestivo por sobrecarga alimen-
taria. Son también responsables de una proliferación microbiana intestinal.
Persisten mientras no se respeten las reglas, y son el punto de partida de
enfermedades degenerativas.

49
Alimentos que deben evitarse
Nada de conservas: preferir los alimentos frescos y biológicos (véase el
cuadro comparativo de la cantidad de sodio en alimentos naturales y en
alimentos desnaturalizados, en la pág. 58). Se recomienda conservar las
hortalizas mediante fermentación láctica.

Poca sal: la necesidad diaria es de 1.000 mg. Queda satisfecha con el esquema
diario que proponemos, sin necesidad de añadir más sal. De todos modos,
preferir la sal completa, o algas en polvo, que contienen grandes cantidades
de otras sales y de oligoelementos, y no sólo sodio.

Nada de azúcar blanco: reemplazarlo por azúcar integral (moreno).


El Dr. Béguin ha estudiado y completado los trabajos de los dentistas
Weston Price y Roos. Sus trabajos han sido verificados por la Asocia-
ción francesa de odontoestomalología preventiva. El Dr. Béguin va en
contra de la corriente actual en materia de prevención de las caries.
Consumido en forma integral, el azúcar no sólo no es cariogeno sino
que constituye un elemento esencial en la prevención de esta enfermedad
degenerativa. La acción del azúcar integral, asociada a una alimenta-
ción integral, es muy superior a la absorción de flúor en materia de
prevención de las caries.

Nada de caramelos, bombones, dulces: reemplazar por frutos secos o frescos


(higos, uvas, plátanos, albaricoques, manzanas, melocotones, nectarinas,
peras, dátiles, etc.).

Nada de zumos de frutas comerciales, ni de gaseosas, colas o bebidas azu-


caradas: No olvide que estas bebidas tienen en promedio 100 gramos de
azúcar blanco por litro, y que una persona consume 500 vasos al año. A
este ritmo, ya puede imaginarse cómo se va perfilando lenta y seguramente
la diabetes, la hipoglucemia, la caries y otras enfermedades carenciales.
Consuma zumos frescos.

50
Nada de alcohol ni de tabaco: Los médicos conocen sus efectos perni-
ciosos, y usted también. No hay que contar con nuestros gobernantes,
pues el interés económico es demasiado importante para que se realice
una verdadera campaña antialcohol y antitabaco. Cada uno debe tomar
su propia decisión.

Nada de sustancias excitantes y acidificantes como el café o el té: a la larga,


agotan las glándulas suprarrenales y el páncreas.

Nada de aceites comerciales corrientes: es un punto capital en el método


si se desea un aporte suficiente de vitamina F. Aconsejamos aceite de gira-
sol, de cártamo, de nueces, de germen de trigo, de lino, todos de primera
presión en frío y con granos biológicos no calentados previamente. La
temperatura de prensado no debe exceder los 30ºC. No debe emplearse
ningún disolvente.

Poca mantequilla: se pueden tolerar de 10 a 30g de mantequilla cruda al


día. Nada de margarina sintética. Nada de margarina garantizada a base
de ácidos grasos no hidrogenados: en su fabricación se le agregan grasas
de palma ricas en ácidos grasos muy saturados. Para untar el pan, usted
mismo puede fabricarse mantequilla de nueces, de avellanas, etc. Basta
con moler los granos, y añadirles muy poca agua para obtener una pasta
que sirva para untar.

Nada de pan blanco, ni de pan integral no biológico: el pan blanco es pobre


en vitaminas B y E, así como en fibras, tan útiles para la digestión. El pan
integral no biológico contiene los insecticidas y pesticidas presentes en el
salvado. Utilizar toda la gama de cereales completos y biológicos: arroz,
trigo, centeno, avena, cebada, mijo, trigo sarraceno o alforfón, maíz, espelta.

Pocas galletas y pastas del comercio: aprender a fabricarlas con harinas


recién molidas, azúcar integral, miel, oleaginosas, frutos secos.

51
Alimentación integral
Reemplazar por
Zumos de frutas comerciales
gaseosos, colas, bebidas azuca- Zumo de frutas fresco
radas
Azúcar blanco Azúcar moreno (integral)
Frutos secados naturalmente,
Caramelos, bombones miel, polen, oleaginosas recién
descortezadas
Harinas blancas y con más de 10 Harinas completas biológicas
días, sémolas, copos recién molidas
Tortas de harina fresca
Pastas completada con miel cruda,
(azúcar, margarina, mantequilla) frutos oleaginosos enteros o
recién molidos
Pan integral de harina fresca y
Pan blanco
biológica
Sal refinada Sal marina o polvo de algas
Hortalizas frescas biológicas no
Conservas (sal)
tratadas, no ionizadas
Aceites comerciales, margarina, Aceites crudos prensados en frío
grasa vegetal
Leche, queso, exceso de grasa, No sobrepasar 30 g de
crema mantequilla cruda por día
1 vez al día, a mediodía, muy
Carne, huevos, pescado, poco cocidos (al vapor).
leguminosas Hacer germinar las leguminosas
antes de cocerlas al vapor
Cocer poco y al vapor suave: esto
Cocción: fritura, hervido,
conserva gusto y propiedades
microondas
vitales

52
¿Leche cruda o leche uperizada? Juzgue usted mismo:

Experiencia relatada por el profesor Blanc en el Congreso Kousmine’88.


Dos grupos de 8 ratas:
El primero alimentado con leche cruda (A).
El segundo con leche uperizada (B).

Se les provoca una infección haciéndoles absorber 1 millón de salmo-


nellas vivas y patógenas:
El grupo A resiste sin mostrar indicios de patología.
No hay indicios de salmonella en sus bazos.
El grupo B muestra una infección mortal al sexto día; salmo-
nellas vivas en sus bazos.

En cuanto a la leche, quesos, grasas animales, no sobrepasar 40 g de


grasa al día, sabiendo que:
1 dl de leche contiene . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40 g.
100 g de queso, . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45 g.
100 g de crema de leche, o nata líquida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35 g.
100 g de carne de buey, . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20 g.

Esto obliga a limitar el empleo de estos productos.

Las proteínas animales: carne, pollo, huevo, leche, deben ser de excelente
calidad nutritiva y poco cocidas, prefiriendo una cocción a baja temperatura.
La calidad de la carne es un punto delicado, puesto que depende de la
propia nutrición del animal. No estará de más observar que el color de la
carne de buey es rojo y no blanco.
La cocción de las proteínas animales vuelve acidificante el alimento
para el ser humano. Por esto es aconsejable cocerla muy poco; lo mejor es
utilizar el vapor suave, como para el cuscús. Hay que evitar las parrilladas.
Consumir la carne poco hecha, el pescado rosado en la parte que toca

53
la espina, el huevo pasado por agua, o crudo mezclado con los cereales.
Requesón magro, con 20 por ciento de materia grasa, crudo y con poca sal.

Las leguminosas: ricas en proteínas, son muy bien digeridas cuando están
germinadas. Cocerlas al vapor suave.

Preferir los alimentos biológicos


Como conclusión: dar preferencia a la calidad sobre la cantidad. Compre
productos frescos en cooperativas de alimentos biológicos. Cada vez son
más numerosas. Usted ignora cuán nocivos son todos los productos sinté-
ticos utilizados en la agricultura y en la conservación de alimentos frescos.
Exija productos sanos, sin abonos sintéticos, sin tratamientos después
de ser cosechados, y, en cuanto sea posible, cultivados en un suelo según
los sistemas de cultivo llamados agrobiológicos.
Busque las marcas de aceites ricos en ácidos grasos poliinsaturados,
con temperatura de prensado inferior a 30°; carnes provenientes de cultivo
biológico sin tratamiento antibiótico. Busque marcas biológicas.

Cómo utilizar los cereales


Tortas o “crépes” de trigo sarraceno, arroz, centeno, cebada, trigo, maíz.
Moler el cereal con un molinillo de cereales, o uno de café. Añadir a
la harina un poco de agua y sal, hierbas aromáticas o almendras, o uvas
pasas, para conseguir la consistencia de una masa, o más líquida, si se pre-
fiere hacer “créps”. Cocer en un aparato para barquillos, o en una sartén
antiadherente.

Cereales enteros en grano


Remojar los granos enteros en dos veces y media su volumen de agua; los
granos se reblandecen al absorber agua. Cuatro horas para el trigo sarraceno,
6 a 8 para el mijo, 12 horas para el trigo, el centeno y la cebada, 24 horas
para el arroz. Cocer de 10 a 20 minutos al vapor, sin olvidar de enjuagarlos
previamente. Servir con hortalizas y añadir los sabores deseados (azafrán,
comino, jugo de verduras).

54
Cantidad de sodio en alimentos frescos y
alimentos tratados (mg/100 g)

bistec 40 bistec congelado 1300

lomo de cerdo 290 salchicha 1100

pollo 50 tocino 680

salmón fresco 48 salmón ahumado 520

platija, lenguado 80 sardina en tomate 400

ostras 73 vieiras congeladas 206

col 20 col fermentada en conserva 240

espárragos 2 espárragos en conserva 750

tomates 3 ketchup 1040

guisantes 1 guisantes en conserva 230

cacahuetes 5 mantequilla de cacahuete 600

patatas 3 patatas fritas 1000

cebolla 10 cebollitas en vinagre 1420

potaje de verduras con sal al gusto 60 potaje de verduras en conserva 400

palomitas de maíz al natural 3 palomitas de maíz saladas 1940

harina de trigo integral 2 galletas saladas 670

harina de trigo refinada 2 bizcochos o galletas dulces 1680

germen de trigo 3 levadura 1080

arroz blanco 1 arroz hinchado (crispies) 360

leche de vaca entera 50 queso cremoso 700

leche materna 16 tarritos para bebés 300

55
Bistec de cereales
Moler los granos remojados en el molinillo, y añadir, al gusto, aromas,
hierbas, requesón…, moldear y pasar por la sartén, en lo posible sin aceite
o con muy poca cantidad.

Granos germinados
Crudos, pueden incorporarse a las ensaladas. Es conveniente hacer curas
periódicas de 4 semanas, 2 cucharaditas por persona.

Pan casero
Tomar ½ kg. de harina recién molida, 50 g. de levadura de cerveza, una
cucharadita de sal marina. Desleír la levadura en media taza de agua tibia,
agregar un poco de harina hasta que adquiera la consistencia de una pasta
espesa. Dejar en un lugar cálido (aproximadamente a 20ºC, o al sol), hasta
que haya duplicado su volumen. Mezclarlo con el resto de la harina, la sal y
el agua, y amasar durante 20 a 30 minutos. Cubrirla con un paño y dejarla
reposar hasta que doble su volumen, volver a amasar durante 10 minutos,
poner en molde para bizcocho, cubrir con un paño y dejarla reposar otros
30 minutos. Calentar previamente el horno a 250ºC, pasarlo a 175ºC en
el momento de poner la pasta, cocer durante 45 minutos. Al sacarlo del
horno, untar rápidamente su superficie con un pincel mojado en agua fría
para que la corteza no se vuelva demasiado dura.

Potaje de cereales hervidos


Agregar los cereales recién molidos al potaje y cocer durante algunos
minutos.

56
Análisis comparados de tres tipos de azúcar
por cada 100 g. según los trabajos del Dr. Béguin

Azúcar completo Azúcar bruto Azúcar blanco


Sacarosa 74-92 g 96-97 g 99,6 g
Glucosa 2-11 g 0-1 g 0g
Fructosa 3-12 g 0-1 g 0g
Proteína 0,4-1,1 g 0g 0g
Sales minerales 1500-2900 mg 260-500 mg 30-50 mg
Potasio 600-1100 mg 15-150 mg 3-5 mg
Magnesio 100-180 mg 13-20 mg 0 mg
Calcio 50-170 mg 75-95 mg 10-15 mg
Fósforo 14-80 mg 3-4 mg 0,3 mg
Hierro 3-5 mg 0,5-1.3 mg 0,1 mg

Vitaminas
Provir, A 3,9 mg 0 mg 0 mg
B1 0,14 mg 0,01 mg 0 mg
B2 0,14 mg 0,006 mg 0 mg
B6 0,4 mg 0 mg 0 mg
Nicotinamida 0,2 mg 0,03 mg 0 mg
Pantotenato 1,2 mg 0 mg 0 mg
Vitamina C 38 mg 0 mg 0 mg

Ejemplo de tratamiento en caso de enfermedad


En caso de enfermedad, valen los mismos consejos, pero los “un poco de”
habrá que reemplazarlos por “nada de”. Según la gravedad de la enfermedad,
y con el consejo de su médico, será bueno comenzar por un tratamiento
de 21 días en 3 etapas. Esta cura deberá repetirse cada vez que haya una
crisis seria de la enfermedad.

57
Primera semana
Habrá que alimentarse de frutos frescos y crudos en pequeña cantidad, de
zumos de frutas recién exprimidas, repartidos en varias tomas. Masticar
bien. Lavado intestinal por la noche, seguida de una instilación de aceite
rico en vitamina F (véase el capítulo sobre higiene intestinal).

Segunda semana
Repartir tres comidas a lo largo del día. Sólo se compondrá de alimentos
crudos. Frutos frescos: zumo de frutas, frutos secos, granos oleaginosos,
cereales molidos y crudos, miel, polen, yema de huevo cruda, requesón
casero, yogur casero con leche cruda semidescremada, leche cruda, aceites
vírgenes, hortalizas crudas.

He aquí una base para un menú cotidiano:


Desayuno: crema Budwig y 150 g. de frutas.
Comida: hortalizas crudas con un poco de aceite y una cucharadira de
cereales molidos y crudos, requesón casero o 2 yemas de huevo crudas.
Cena: 2 cucharaditas de polen, 2 cucharaditas de miel, algunas nueces, o
una fruta + yogur y una cucharadita de aceite, o una fruta y algunas
oleaginosas.

Tercera semana
Una vez al día se añadirán cereales y verduras cocidas. En los dos meses
siguientes es aconsejable un régimen sin carne, al que seguirán las reglas
básicas necesarias.
Las enfermedades crónicas y degenerativas se presentan como con-
secuencia de patologías funcionales descuidadas durante mucho tiempo,
como problemas digestivos o urinarios, infecciones repetidas, etc. Estos
problemas funcionales están ligados, por una parte, a un mal equilibrio
alimentario debido al exceso de calorías y a insuficiencia en oligoelementos,
y, por otra, a la desnaturalización de esos alimentos.
El hombre moderno debe comprender estas sencillas reglas alimenta-
rias y escoger la prevención de su salud, en lugar de consumir su capital
hereditario.

58
Función de las vitaminas y de los
oligoelementos en el organismo
Doctor Luc Moudotl

LAS VITAMINAS

Las vitaminas, o aminas vitales, constituyen el conjunto de moléculas


indispensables para las funciones vitales. El organismo no puede realizar
la síntesis de algunas, de modo que debe buscarlas en aportes alimentarios
externos. Son sustancias indispensables para las reacciones químicas del
cuerpo, en el que actúan como catalizadores de reacciones perfectamente
delimitadas; cada vitamina tiene una función muy precisa.
La diferencia entre vitaminas y hormonas reside en que éstas pueden
ser sintetizadas por el organismo, en cambio aquellas no. En este sentido,
hay una dependencia del organismo respecto a su entorno alimentario.
Las vitaminas se pueden agrupar en dos clases:
Liposolubles (solubles en grasas): vitaminas A, D, E, F, K.
Hidrosolubles (solubles en agua): vitamina C, el conjunto de las
vitaminas del grupo B, la nicotinamida, el ácido fólico, el ácido
pantoténico, la colina, el inositol, los flavones, etc.

La importancia de las vitaminas en los productos alimentarios se ha ido


reconociendo progresivamente a lo largo de los siglos, de forma específica
para cada subgrupo.
En lo referente a los síntomas clínicos, las primeras observaciones se
remontan a la Antigüedad. Descripciones más precisas, como la de la
deficiencia de vitamina C y su tratamiento, datan de la Edad Media. Pero
sólo a partir de la década de 1950, con el desarrollo de la bioquímica, es
cuando se han comprendido los mecanismos bioquímicos precisos de
esas sustancias y se han podido describir sus estructuras moleculares. Por
último, sólo en los últimos diez años se ha podido medir con precisión el
contenido en vitaminas de los distintos alimentos y su concentración en

59
la sangre, aclarando así los diversos problemas de absorción intestinal de
estas sustancias. En efecto, mientras que las vitaminas del grupo hidro-
soluble son de fácil absorción por el intestino, las vitaminas liposolubles
requieren la integridad de las funciones de absorción intestinal específicas
de los cuerpos grasos. Así es corno se ha podido diagnosticar avitaminosis
por mala absorción, noción muy reciente.
Los contenidos en vitaminas de los productos alimentarios son mínimos,
y habitualmente se miden en miligramos. Además, las fuentes alimentarias
consideradas como tradicionales para algunas vitaminas han disminuido
recientemente (concentración pobre de vitamina C en las frutas maduradas
artificialmente, en las hortalizas conservadas, en los aceites producidos con
altas temperaturas y con débil cantidad de vitaminas E y F, por sólo citar
estos tres ejemplos). Por otra parte, la aparición de agentes conservantes,
y sobre todo de agentes contaminantes utilizados como abono, o simple-
mente presentes en nuestro entorno “moderno”, disminuyen la absorción
intestinal de ciertas vitaminas o su correcta utilización por el organismo.
Estas son dos observaciones fundamentales para evaluar las dosificaciones
terapéuticas en las avitaminosis clínicas o subclínicas.
Vamos a describir aquí en forma sucinta la función de cada vitamina,
pero hay que tener presente que, tanto para las vitaminas como para los
oligoelementos, estamos en presencia de una intrincada red: por ejemplo,
la carencia de una vitamina puede ser compensada mediante la presencia
o exceso de otra (la vitamina C tiene múltiples funciones), o la importan-
cia de la presencia de un oligoelemento en la función de una vitamina, y
recíprocamente (vitamina E y selenio).
Se han descrito los excesos o sobredosis vitamínica para la vitamina A
y la D; para los demás, no parece que exista tal sobredosis. Sin embargo,
hace poco se ha descrito una dependencia del organismo a sobredosis de
vitamina C, y una disminución de los receptores celulares respecto a la
vitamina C en caso de sobredosis durante largo tiempo. Parece lógico, por
tanto, para ciertas vitaminas específicas (en especial del grupo hidrosolu-
ble), variar la dosificación cada semana. También hay que tener presente
que algunas vitaminas del grupo B son producidas por la flora intestinal
del intestino grueso.

60
Vitaminas liposolubles

Vitaminas A
Bajo el término de vitamina A se agrupa el conjunto de retinoides, unos
cincuenta, cuya estructura bioquímica es muy similar, y de los que tan
sólo tres son particularmente importantes: el beta-caroteno (precursor),
el retinol, el 13-cis ácido retinoico.
El beta-caroteno se encuentra principalmente en los vegetales, y se
oxida en el hígado para transformarse en retinol. Se le encuentra en muchas
hortalizas verdes (espinacas, lechugas, etc.), y en el tomate, zanahoria,
coliflor, calabaza y calabacines. El exceso de beta-caroteno da una colo-
ración naranja a la piel.
El retinol se encuentra principalmente en los productos de origen ani-
mal: aceite de hígado de bacalao o de rodaballo, yema de huevo, despojos
y entrañas (hígado, criadillas, médula, etc.).
La función de la vitamina A no está todavía comprendida: en un
comienzo, se asociaba la vitamina A sólo a la función de la vista, puesto
que los pigmentos retinianos sensibles a la luz, por fuerza deben encon-
trar su precursor en el retinol. Por esto es que se han descrito mejoras de
la visión relacionadas con la ingestión de zanahorias o de tomates. Sólo
recientemente se ha descrito la importancia fundamental de la vitamina
A en la maduración y diferenciación de las células, de donde proviene su
importancia para los tejidos de alta reproducción celular (todos los epi-
telios, glóbulos rojos y blancos —de aquí su importancia en la función
antiinfecciosa—, células germinales masculinas y femeninas, tejidos de
reparación, fibras, cartílagos de crecimiento…).
En el plano patológico, la vitamina A tiene que ver con la maduración
de las células cancerosas; los cánceres menos diferenciados y más agresivos
son los más sensibles a la vitamina A. En este sentido, esta vitamina ha
sido descrita recientemente como importante agente anticanceroso. Por
último, y en uso externo, la vitamina A desempeña un papel de limpieza
de la piel al disminuir la capa córnea.
Actualmente se comprende la importancia fundamental de la vitamina
A en todos los estadios de la vida, desde el crecimiento a la prevención

61
del cáncer. Al ser liposoluble, necesita un proceso de absorción intestinal
similar al de las grasas: por eso, aunque la cantidad ingerida en la alimen-
tación sea suficiente, su nivel en el suero puede ser rebajado. Ingerida en
exceso, puede ser tóxica para el hígado, donde se acumula —aunque esta
afirmación se ha discutido recientemente—.
Las necesidades de vitamina A se sitúan entre 5.000 y 25.000 Ul al día
para un adulto. En algunos casos patológicos se han tolerado muy bien
dosis superiores (bajo control médico).

Vitamina D
El calciferol es la vitamina de los huesos, y su carencia provoca raqui-
tismo en el niño y osteomalacia en el adulto. El metabolismo de la vitamina
D es complejo: necesita que funcionen bien numerosos órganos (intesti-
nos, pechos, piel y exposición a los rayos ultravioletas) además de estar
presente en la alimentación. Asimismo, su acción está coordinada con el
metabolismo del calcio, del fósforo y del flúor.
Las fuentes alimentarias se encuentran en cantidad desdeñable en los
productos vegetales, excepto en el cacao, y comprenden principalmente
los aceites de hígado de algunos peces (como el rodaballo, el bacalao, el
salmón), la carne de anguila, de atún, de sardina, y el hígado de cerdo y
de buey.
Por otra parte, esta vitamina necesita ser fijada mediante la piel, lo que
se realiza por la formación previa de la provitamina D o de una grasa deri-
vada del colesterol en la forma activa de la vitamina D. Nunca se insistirá
bastante en la importancia de la exposición de la piel al sol, especialmente
en los meses de invierno.
Las funciones de la vitamina D se relacionan principalmente con el
esqueleto, con una acción directa sobre las células óseas, y una acción
indirecta mediante el metabolismo del calcio, del fósforo y del flúor.
La falta de vitamina D se traduce por raquitismo (retraso en el creci-
miento, irregularidades en los huesos, retardo en la edad ósea, en el desa-
rrollo dental, caries dentales, fatigas, etc.). En el adulto, principalmente
una desmineralización de los huesos en forma de osteomalacia.

62
Las necesidades de vitamina D se estiman entre 200 y 400 Ul al día, y
son particularmente importantes durante los meses de invierno y durante
la lactancia.
No es aconsejable la vitamina D en los casos de cálculos renales, exceso
de calcio en la sangre o en la orina e hipertensión arterial.

Vitamina E
El alfatocoferol es un importante antioxidante, que hace unos cincuenta
años fue descrito como la vitamina de la fecundidad, por su acción en las
células germinales, pero cuya importancia es muy clara como vitamina de
“prevención del envejecimiento”. Esta vitamina necesita la presencia de
selenio para su acción antioxidante.
Los radicales libres o peróxidos son grasas “superoxidadas”, con un nivel
de oxígeno particularmente alto. Estas grasas se conservan en el interior
de las células, su concentración media aumenta con la edad, y son muy
tóxicas. Uno de sus efectos, si no el principal, es el de catalizar esas grasas
y eliminarlas. Por ello comúnmente se le atribuye la capacidad de prevenir
el envejecimiento. Sin embargo, esta propiedad tiene consecuencias más
generales en la función de los diferentes órganos y glándulas del organismo.
Las fuentes alimentarias de la vitamina E se encuentran principalmente
en los cereales completos y los aceites vegetales (girasol, lino, pepita de
uva, etc.), prensados en frío. Esto último es fundamental dada la sensibi-
lidad del alfatocoferol al calor. Las fuentes animales de la vitamina E son
prácticamente desdeñables.
La funciones de los tocoferoles, en especial su propiedad antioxidante,
se realiza sobre el conjunto de las células del organismo. Tiene especial
relación con el hígado, los músculos, el tejido conjuntivo y la piel, así como
con las glándulas sexuales. Tradicionalmente, se utiliza la vitamina E en
los casos de esterilidad masculina o femenina, en los trastornos del tejido
conjuntivo, de la cicatrización de los músculos y de la piel. También se ha
descrito la importancia de la vitamina E en los casos de arteriosclerosis, en
los problemas de crecimiento, en las enfermedades de autoinmunización,
etc. En Estados Unidos es una vitamina muy popular en cuanto agente
para retardar el envejecimiento.

63
Las necesidades diarias son muy controvertidas. Personalmente, creo
que para el equilibrio armónico de las funciones celulares del cuerpo, son
necesarias dosis entre los 300 y los 700 mg diarios.
No se conoce toxicidad de los tocoferoles.

Vitamina F
Bajo este nombre se agrupan una serie de ácidos grasos poliinsaturados,
de los cuales los tres principales son los ácidos linoleico, linolénico y
araquidónico. Estos ácidos tienen una configuración espacial “cis-” o
“trans-”, es decir, dos formas en espejo: las formas cis son muy favorables
bioquímicamente, en tanto que las formas trans han sido descritas como
potencialmente tóxicas. Su importancia fundamental fue describa en los años
cincuenta por la doctora Kousmine, pero sólo recientemente los trabajos
bioquímicos han demostrado su papel en la inmunidad. Efectivamente,
estos tres ácidos, en su forma cis, son precursores de las prostaglandinas,
hormonas celulares esenciales para las defensas del cuerpo. Hay que subra-
yar que la noción de sistema de defensas del cuerpo incluye, además de las
infecciones, virales o bacterianas, la defensa contra los procesos de atipia
celular, entre los que se cuenta el cáncer.
Las fuentes alimentarias de la vitamina F la constituyen principalmente
las semillas oleaginosas y los aceites de primera presión en frío provenientes
de esas semillas (girasol, lino, onagra, borraja). Es capital que estos aceites
hayan sido prensados en frío dado el deterioro de la vitamina F por el calor.
La función de la vitamina F no está aún del todo comprendida. Es
cierto que las formas cis son las más importantes, e incluso se ha dicho
que las formas trans serían tóxicas para el organismo. Los ácidos linoleico,
linolénico y araquidónico actúan como precursores de las prostaglandinas,
hormonas celulares fundamentales para mantener la inmunidad. También
tienen una función importante respecto a las membranas celulares (en lo
que toca a la permeabilidad de esas membranas). Aunque todavía no se ha
aclarado completamente el conjunto de las funciones de estos ácidos, está
claro que su función bioquímica es fundamental para la inmunidad. Hay
que destacar que los ácidos grasos libres de la vitamina F requieren de los
procesos intestinales de absorción de las grasas. Al parecer, estos ácidos

64
entran en competencia con las grasas animales, en cuanto a la absorción
intestinal, cuando son ingeridos en la misma comida. Esto es muy impor-
tante, puesto que una alimentación rica en los aceites mencionados puede
que carezca de efecto metabólico por falta de absorción de esta vitamina
F, al entrar en conflicto en el intestino con las grasas animales.
El consumo mínimo de vitamina F se sitúa entre 25 y 30 g al día, y debe
aumentarse en los casos de: deficiencia inmunitaria, durante las reglas y en
la prevención de los procesos de envejecimiento. No se conoce toxicidad
de la vitamina F. Los signos clínicos de falta de vitamina F son descritos
clásicamente: como “piel de elefante”, o falta de suavidad en la piel, primero
en las extremidades inferiores, luego en la espalda y finalmente en todo el
cuerpo; también, disminución de la inmunidad en las zonas habitualmente
más expuestas (oído, nariz, garganta, órganos de la respiración, sistema
urogenital).

Vitamina K
Esta vitamina tiene que ver con la coagulación (k por koagulación) y
tiene propiedades antihemorrágicas. Se distinguen siete subgrupos, de los
que sólo tres son importantes.
Las fuentes alimentarias se encuentran en las plantas superiores, las
bacterias, los peces y el hígado de animales. También se halla en los cereales
germinados, aceite de soja, trigo, zanahoria, etc.
La función de la vitamina K está centrada en la coagulación, en lo refe-
rente a la protrombina. La avitaminosis K está normalmente en relación
con problemas heparobiliares: hepatitis, colecistitis, fístula biliar, etc.
Al estar presente en numerosos productos alimenticios, los problemas
de coagulación tendrán su origen en una mala absorción. Era un problema
importante antes del descubrimiento de la vitamina K sintética inyectable,
pero ya no supone ningún problema grave.

65
Vitaminas hidrosolubles

Vitamina B1
La tiamina, cuya carencia se ha puesto en relación con la enfermedad
del beriberi («tengo sed»), es una vitamina cuya importancia está actual-
mente bien demostrada.
Fuentes alimentarias: Son principalmente las levaduras, los cereales
completos, entre las que se cuenta ti arroz integral, la yema de huevo. Es
una vitamina sensible al calor; el calor disminuye el aporte alimentario de
la vitamina B1.
Funciones principales: en particular las del metabolismo de los azúca-
res, pero también, en menor medida; el metabolismo de las grasas y de
las proteínas. Las células nerviosas tienen su fuente principal de energía
en el azúcar, y de aquí la importancia de la tiamina en su metabolismo.
La vitamina B1 es también esencial a todas las células del cuerpo, porque
(Odas necesitan metabolizar los glúcidos (azúcar) como fuente de energía.
Las necesidades de vitamina B1 son de 2 a 5 mg al día, pero a veces es
aconsejable un consumo entre 10 y 20 mg (bajo control médico).
Cuando hay carencia de vitamina B1 se presentan síndromes de fatiga
muscular, polineuritis con entumecimiento de los miembros, trastornos
de la atención y de la memoria. Se ha observado que el alcohol inhibe la
utilización de la tiamina, así como el consumo de tabaco. En las enferme-
dades mentales importantes, dosis fuertes de tiamina no han cambiado el
curso de la enfermedad.

Vitamina B2
La riboflavina proporciona el color amarillo característico de la orina,
de donde proviene su nombre (flavus = amarillo). Esta vitamina es extraor-
dinariamente sensible a la luz, puesto que se degrada en menos de una
hora de exposición.
La función de la riboflavina se sitúa principalmente en los mecanismos
de respiración celular y de oxidación de los alimentos. Por este motivo,
es indispensable para el crecimiento de los tejidos, en especial de los teji-
dos con acentuada renovación celular: las mucosas, los tejidos epiteliales

66
y las células de origen sanguíneo. Participa también en los mecanismos
bioquímicos de la visión.
La fuente alimentaria de la riboflavina se encuentra principalmente en
la leche; antiguamente se la llamaba lactoflavina. Sin embargo, también se
la encuentra en el hígado de buey, de cerdo, en el germen de trigo y en la
levadura de cerveza.
Las necesidades específicas de riboflavina son mínimas, de 2 a 3 mg
diarios.
La carencia de riboflavina se traduce por inflamaciones de los tejidos
epiteliales, especialmente en los labios, la lengua y la conjuntiva de los ojos.
Aunque su actividad es esencial para el conjunto de las células del cuerpo,
por su función en los procesos de respiración celular y de oxidación de los
alimentos no tiene acción específica sobre un órgano preciso.

Vitamina B5
El ácido pantoténico debe su nombre a su presencia en todas las célu-
las vivas. Forma parte del coenzima A, y de ahí su función esencial en el
metabolismo energético, en la síntesis de las grasas y del colesterol, y en
la producción de las hormonas esteroideas (cortisol, etc.) y sexuales.
Las fuentes alimentarias de la vitamina B5 se encuentran principalmente
en las huevas de pescado y en la jalea real. La mayor parte de las células
vivas la sintetizan, por lo que es raro que se conozcan casos de deficiencia.
Su función es esencial en la síntesis de los lípidos, del colesterol, de
las hormonas de la inflamación y sexuales, así lomo en el metabolismo
energético. Se la encuentra en altas dosis en el tejido nervioso central.
de donde las descripciones de fatiga, insomnio y pérdida de memoria en
relación con carencias supuestas. Las carencias manifiestas de vitamina
B5 se traducen en dolores abdominales, calambres, síndrome de los «pies
hirviendo», caída del cabello, etc.

Vitamina B6
Bajo el nombre de vitamina B6 se designan tres formas bioquímicas
aparentes, siendo la principal la piridoxina. Es una vitamina fundamental

67
para el conjunto del metabolismo de las proteínas, para la síntesis del ácido
nucleico, y para el metabolismo de los ácidos aminados.
Las fuentes alimentarias de la piridoxina se encuentran en los cereales
completos, la leche, las carnes, el hígado, las levaduras. Es una vitamina
particularmente resistente al calor, de modo que no es destruida por la
cocción.
Su función es muy compleja, en lo referente al núcleo de las células,
síntesis de las proteínas, metabolismo de los ácidos aminados, de los cro-
mosomas, y en la estructuración de las membranas celulares. Está presente
en rodas las células del organismo.
Las carencias de vitamina B6 se asociaban a deficiencias del sistema
nervioso central, por falta de síntesis de los neurotransmisores. Incluso
algunos la han relacionado con la enfermedad de Parkinson. Se la utiliza
contra el mareo y ciertos vértigos. También se han descrito perturbaciones
en la piel, del tipo seborreico.
Por último, una utilización reciente de la vitamina B6, en dosis medianas
y asociada al cinc, ha dado buenos resultados en los síndromes de tensión
premenstrual.

Vitamina B12
La importancia de esta vitamina se descubrió hace unos cincuenta años.
De hecho, el aporte de vitamina B12 se divide en un factor extrínseco, de
origen alimentario, y un factor intrínseco, proveniente del jugo gástrico.
En caso de disminución de la producción de este último, y a pesar de una
alimentación correcta, puede disminuir el nivel de vitamina B12. Siempre
está asociada al ácido fólico, que es su complemento.
Fuentes alimentarias: Se la encuentra principalmente en las hojas ver-
des, el hígado, el arroz, la levadura de cerveza y los despojos y entrañas.
La función de la vitamina B12 es importante para el crecimiento celular.
Tiene que ver con el funcionamiento de todas las células del organismo,
especialmente con los tejidos de metabolismo rápido. Los glóbulos rojos
de la sangre son particularmente sensibles a su presencia, y la falta de
vitamina B12 y de ácido fólico produce anemia. Por último, desempeña

68
un papel de protección para el hígado y los tejidos de grasa, y actúa en el
metabolismo de los azúcares y de las grasas.
Las carencias de vitamina B12 están habitualmente asociadas con una
ausencia de jugo gástrico, o una falta de absorción en el intestino delgado.
Los primeros signos de carencia son los de una anemia con glóbulos rojos
de tamaño mayor. Una falta crónica de vitamina B12 puede provocar
trastornos psíquicos, neuritis, esclerosis ocular, y aparece en los síndro-
mes de psicosis.
En altas dosis se la utiliza como analgésico.

Ácido fólico
Agrupa tres componentes químicos, y actúa como enzima en numero-
sos sistemas, especialmente en el sistema nervioso y en el sanguíneo. Está
íntimamente ligado al metabolismo de la vitamina B12.

Vitamina C (ácido ascórbico)


La vitamina «antiescorbuto» es, sin duda, la vitamina hidrosoluble
mejor descrita. Unas pocas especies animales, entre las que se cuenta al ser
humano, son incapaces de sintetizar el ácido ascórbico. Todos los primates
superiores, que no lo sintetizan, consumen, según Linus Pauling, de 2 a 4
g. al día, lo que parece ser la dosis conveniente para el ser humano.
La vitamina C se encuentra en numerosos alimentos, y posee muchas
funciones bioquímicas. Hasta puede reemplazar deficiencias de otras
vitaminas y oligoelementos durante cierto tiempo, y enmascarar síntomas
clínicos. Es una vitamina que está presente en la mayor parte de los tejidos
del organismo, en los que se reparte con facilidad. La creencia comúnmente
aceptada de que se excretaría por la orina dos horas después de ser injerida,
es completamente errónea. Sólo se ha medido un 20 por ciento en la orina,
y dosis inferiores al 10 por ciento en los casos de cáncer.
La vitamina C ha sido sintetizada, y se discute mucho acerca de su
eficacia en relación con su forma natural. No hay una conclusión deter-
minante hasta la fecha.
Las fuentes alimentarias son bien conocidas: frutas, hortalizas, en la
medida en que hayan sido bien conservadas y no maduradas artificialmente.

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Las exigencias comerciales han obligado a consumir frutas u hortalizas muy
pobres en vitaminas al utilizar métodos de conservación que las destruyen.
Por este motivo, los aportes alimentarios de vitamina C no parece que
puedan cubrir las necesidades del organismo.
Sus funciones son múltiples y están bien descritas. Sólo mencionamos
los títulos de capítulo:
vitamina del estrés
vitamina de la curación de llagas
vitamina antiinfecciosa
actúa contra el envejecimiento celular
junto con la vitamina B12 actúa como antianémico
actúa sobre los ácidos animados, las mitocondrias, la
síntesis de las proteínas, las cadenas respiratorias
actúa en las regulaciones metabólicas y hormonales
actúa sobre el colesterol y sobre el interferón
actúa en los casos de cáncer y de problemas nerviosos…

No podemos describir en detalle cada uno de estos capítulos. El lector


puede consultar los escritos de la doctora Kousmine y de Linus Pauling
(véase el capítulo siguiente).
Sus necesidades: se estiman entre 1 y 4 gramos al día para un organismo
sano. En caso de enfermedades —cáncer, reumatismo, enfermedades dege-
nerativas— se han dado dosis de 6 a 10 gramos diarios.

Las otras vitaminas


Es difícil dar la lista completa de todos los componentes bioquímicos que
el organismo necesita y no puede sintetizar. No pretendemos describir cada
uno de estos compuestos. Sin embargo, tenemos que mencionar algunos.
Vitamina PP (nicotinamida)
Tiene relación con la respiración celular y las hormonas.

Colina
Tiene relación con el metabolismo de las grasas.

70
Inositol
Tiene relación con el metabolismo de las grasas y del hígado.

Las lecitinas
Tienen relación con las membranas celulares y las fibras nerviosas.

Vitamina B15 (ácido pangámico)


Utilizada por los deportistas.

71
72
Los minerales y los oligoelementos
En este grupo incluimos algunos elementos encontrados en cantidades
fácilmente dosificables (hierro, yodo, calcio, fósforo…), los oligoelementos,
en forma de minerales en dosis ínfimas (una parte por millón o por mil
millones: cobre, magnesio, cobalto, selenio, litio, aluminio) y los oligoele-
mentos tóxicos (plomo, mercurio, cadmio).
Estos minerales o metaloides son esenciales por su presencia, o por
su ausencia (oligoelementos tóxicos), para el buen funcionamiento del
organismo. En efecto, muchas enzimas poseen un elemento metálico que
las permite efectuar su reacción bioquímica. Algunos de esos minerales
son muy específicos (el selenio para el glutatión-peroxidasa, el cinc, que
actúa sobre aproximadamente 112 metalo-enzimas…). Nunca se ponderará
suficientemente la importancia de estos oligoelementos, puesto que son
los reguladores esenciales del metabolismo del organismo.
La descripción que viene a continuación es incompleta. De hecho,
podría citarse la tabla periódica de Mendeleiev completa, desde los meta-
les más comunes a los más excepcionales. Cada uno tiene su importancia,
y el desarrollo de métodos analíticos que pueden detectar cantidades
infinitesimales (una parte por mil millones) de algunos demuestran la
importancia de su presencia.

Calcio
Es un elemento muy conocido: tiene numerosas funciones con relación
a las membranas celulares, la contracción muscular, etc. Está presente en la
sangre, en el líquido extracelular, en las membranas celulares y en ciertos
componentes intracelulares.
Sus fuentes alimentarias se encuentran principalmente en la leche y los
productos lácteos. Los cereales y la carne son pobres en calcio.
Sus funciones se encuentran en diferentes niveles:
metabolismo de los huesos
crecimiento
contracción muscular
espasmofilia

73
irritabilidad nerviosa
equilibrio químico de las membranas celulares

El metabolismo del calcio está en relación con el del equilibrio, de la


vitamina D, del flúor y del fósforo.
Sus necesidades se estiman en 800 mg diarios. Un cuarto de esta cantidad
es secretada por la orina, y otro cuarto por los excrementos.

Flúor
Tiene una función esencial en la dentición y protección contra las caries.
En menor medida es empleado en asociación con el calcio para luchar
contra la osteoporosis.

Magnesio
Es un elemento conocido desde hace muchos siglos, y su nombre
proviene de una ciudad turca, Magnesia. Su metabolismo se halla estre-
chamente ligado al del calcio, al del fósforo y al del potasio. Un 70 por
ciento del magnesio se encuentra combinado con el calcio y el fósforo en
sales complejas, en los huesos. Son muy importantes las concentraciones
de magnesio en los músculos y tejidos nerviosos. Está en relación con la
permeabilidad celular y los equilibrios bioeléctricos de las membranas.
Las fuentes alimentarias del magnesio se encuentran en los cereales
completos, las semillas oleaginosas, las leguminosas, algunas algas, las
habas, los garbanzos. Los cereales, el azúcar y los aceites refinados no
contienen magnesio, o lo contienen en pequeñas cantidades. Por último,
algunos agentes conservantes se unen al magnesio, y se vuelve así utilizable
por el organismo.
La función del magnesio es múltiple:
en relación con el equilibrio bioeléctrico de la membrana celular,
especialmente la de los músculos esqueléticos y del corazón
para la regulación del tejido nervioso
e incluso, según ciertos autores, en la prevención de los cálculos
renales.

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Las necesidades de magnesio son muy discutidas. Varían de una persona
a otra, y han sido estimadas entre 200 y 750 mg al día.

Hierro
Desempeña un papel esencial en el conjunto de los procesos bioquímicos
de nuestro cuerpo, para todas las células. Es un elemento fundamental, muy
a menudo descuidado. Tiene exigencias de absorción intestinal sumamente
complejas, y está sometido a pérdidas importantes en caso de estados
inflamatorios crónicos, de lucha del organismo, de menstruación excesiva.
Ingerido en exceso puede ser tóxico, pues se deposita en el hígado, el
corazón y el páncreas.
Sus fuentes alimentarias son, sobre todo, las carnes magras, los cereales
integrales, el hígado, los menudillos (o despojos), las entrañas, los frutos
secos. A pesar de contar con fuentes alimentarias adecuadas, la absorción
intestinal puede ser insuficiente por falta de oxidación.
El papel fundamental del hierro se muestra en relación con todas las
células, en especial las de renovación rápida, como los epitelios, las células
sanguíneas y las mucosas. Está implicado en numerosas reacciones bioquí-
micas intracelulares, en particular las que tienen relación con la respiración
celular. Por otra parte, se une a la hemoglobina en los glóbulos rojos para
transportar el oxígeno de los pulmones a los diferentes órganos.
Las necesidades de hierro son muy variables de un individuo a otro según
los tejidos estén o no en fase de crecimiento o de inflamación; también está
asociado con la menstruación, con el nivel de absorción, etc. Es difícil dar
una estimación general de las necesidades individuales.

Cobre
Se trata de un elemento esencial para los enzimas ligados al metabo-
lismo oxidativo. Por consiguiente, es indispensable para el crecimiento de
las células y la formación de hemoglobina, donde desempeña una función
metabólica clave. Está contenido principalmente en el hígado, que lo alma-
cena, y lo excreta por la bilis. El contenido hepático en cobre es mucho
más bajo en el adulto que en el niño; en éste está considerado como un
estimulante cerebral.

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las fuentes alimentarias del cobre son principalmente el hígado de
ternera, cordero, buey, y también el vino (sulfato de cobre) y, en menor
medida, el agua caliente que ha quedado detenida en tuberías de cobre.
La función del cobre está ante todo ligado al metabolismo de la oxida-
ción. Por tanto, tiene un papel esencial en la mayor parte de las células del
cuerpo. Los antídotos del cobre son el cinc y la vitamina C. Por último,
digamos que el cobre participa en la oxidación del hierro en el estómago
y facilita su absorción. En efecto, algunas anemias ferropénicas pueden
tratarse mediante el cobre y la vitamina C añadidos a alimentos de por sí
ricos en hierro.
La toxicidad del cobre es sobre todo hepática, cerebral y ocular. Se trata
de la enfermedad de Wilson, que está en relación con una falta de proteínas
vectoras del cobre: en caso de estrés, entre otros, hay un aumento sérico
del cobre y una disminución del cinc y de la vitamina B6.
El cobre se utiliza a veces con éxito en forma de pulseras, colgantes,
etc., para problemas articulares. En los casos en que ha tenido un efecto
beneficioso, no se ha logrado comprender su mecanismo.

Cinc
El cinc es un metal esencial para el equilibrio de la salud del organismo.
Aunque sólo contiene de 2 a 3 gramos, el cinc actúa sobre un centenar de
enzimas que intervienen en el metabolismo de las grasas, de los hidratos
de carbono, de las proteínas y ácidos nucleicos. Por otra parte, estabiliza la
estructura de numerosas proteínas en su correcto enrollamiento En cuanto
a las membranas celulares, el cinc puede tener una acción beneficiosa al
luchar contra los radicales libres (véase vitamina E).
Por todo esto, el cinc es un metal esencial, polivalente y muy a menudo
subestimado.
Las fuentes alimentarias del cinc son múltiples. Al parecer necesitamos
unos 15 mg diarios, que podemos encontrar en los cereales integrales, la
yema de huevo, la carne, los garbanzos y las judías.
El cuadro clínico de un déficit de cinc incluye los siguientes fenómenos:
problemas en el crecimiento, retraso de las reglas, tensión premenstrual (en
sinergia con la vitamina B6), disminución de la movilidad de los esperma-

76
tozoides, disminución de la producción de hormonas sexuales, manchas
blancas en las uñas, problemas en el crecimiento de los huesos, de los
cartílagos y de la piel, dificultades en la cicatrización, dolores articulares,
problemas de la circulación e infecciones repetidas (cutáneas, otorrino-
laringológicas, respiratorias). El cinc tiene un efecto fundamental en la
hormona del timo, que actúa como reguladora de la inmunidad. Además,
se lo ha relacionado con numerosas enfermedades, lo que podría explicarse
por el hecho de que se trata de un metal ligado a numerosos enzimas de
funciones muy diferentes.

Manganeso
Se trata de un elemento que existe en cantidades infinitesimales (una
parte por mil millones), y que actúa a través de los enzimas sobre diferentes
funciones del cuerpo. Dadas las proporciones tan pequeñas y la dificultad
para detectarlos, esos enzimas no han sido estudiados en su totalidad.
Las fuentes alimentarias de manganeso son a la vez animales (carne,
despojos) y vegetales (la mayor parte de las varduras y frutas).
La función del manganeso se manifiesta en diferentes niveles: síntesis de
los tejidos conjuntivos, regulación del azúcar, protección de las membranas
celulares, regulación de los neurotransmisores cerebrales. Además actúa
sobre los ácidos nucleicos de los cromosomas, en su síntesis; en sinergia
con la vitamina K actúa sobre la coagulación.
El manganeso actúa en conjunción con el cinc y la vitamina B6.
Las dosis óptimas diarias son de 2 a 5 mg, pero pueden aumentarse en
caso de carencias (trastornos del crecimiento, cartílago de crecimiento
doloroso, enfermedades mentales, trastorno metabólico de la glucosa, etc.).
Se han efectuado pocas investigaciones sobre la toxicidad del manganeso.

Selenio
El selenio es un elemento que, en cantidades infinitesimales (partes por
miles de millones), sólo tiene una función: activar el enzima glutatión-
peroxidasa. Actúa en sinergia con la vitamina E en la eliminación de los
radicales libres y en su acción antioxidante.

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El selenio es, pues, fundamental para la acción de la vitamina E. Actúa
a diferentes niveles del metabolismo, y se lo ha puesto en relación con
procesos de envejecimiento. Las necesidades de selenio son ínfimas, y
las fuentes alimentarias son principalmente el arroz integral, los cereales
completos, la levadura de cerveza y las proteínas de origen animal.
Aunque las necesidades alimentarias son muy débiles, los síndromes
de carencia de selenio, detectados por tasas muy bajas en el suero, pueden
incluir todo tipo de trastornos funcionales clínicos en relación con las
enfermedades llamadas degenerativas.

Cobalto
El cobalto es un metal que ocupa el centro de la molécula de la vitamina
B12. Por ello es esencial para su actividad, que es principalmente antiané-
mica. Asociado con el hierro y el níquel parece fundamental para el niño
y la mujer embarazada.

Los metales pesados: agentes tóxicos


Los tres agentes principales contaminantes de nuestro entorno son el
mercurio, el plomo y el cadmio. (Véase también el cuadro sobre los metales
tóxicos en el Apéndice.)

Plomo
El plomo es un veneno enzimático que actúa principalmente sobre el
sistema nervioso y la médula ósea, productora de las células sanguíneas. Su
toxicidad ya había sido descrita por los egipcios y luego por los romanos,
que lo utilizaban para sus conducciones de agua y recipientes. Actualmente
el plomo es un aditivo de las gasolinas, y su concentración es terrible en
las ciudades, a lo largo de las carreteras y autopistas. Entre un 90 y un 95
% del plomo se fija en los huesos.
Los procesos bioquímicos de eliminación del plomo son limitados;
su toxicidad se manifiesta por perturbaciones gastrointestinales, lesiones
renales y anemias. ¡Atención los practicantes de jogging que se entrenan
a lo largo de las carreteras!

78
Mercurio
Este metal tóxico ya había sido detectado en la Antigüedad, pero actual-
mente se ha desarrollado mucho su utilización industrial en termómetros,
pilas eléctricas y, sobre todo, ¡en los empastes dentarios!
El mercurio metílico, especialmente tóxico, se encuentra en los tejidos
de los peces intoxicados, que, al ser ingeridos por el ser humano, actúa
sobre la vaina de las fibras nerviosas y sobre el sistema nervioso central.

Cadmio
Este contaminante tóxico es empleado como desinfectante y puede
contaminar los alimentos envasados en plástico o en otros materiales. El
cadmio no produce manifestación clínica aguda, pero actúa con lentitud
reemplazando al cinc en los enzimas descritos más arriba, impidiéndoles
así su acción. En este sentido, la intoxicación por cadmio puede ofrecer
signos que se superponen a los de deficiencia de cinc, con el cuadro clínico
correspondiente.
Se han ensayado tentativas terapéuticas aumentando el aporte de cinc
y de cobre.

Conclusión
Este resumen sólo pretende ser un bosquejo de la importancia de las
vitaminas y de los oligoelementos. Es difícil comprender la razón por
la cual la medicina llamada tradicional los ha ignorado en gran medida
hasta ahora. Es evidente que no hemos podido desarrollar en detalle cada
una de las funciones de las vitaminas conocidas, ni siquiera mencionar el
aporte para la nutrición de los compuestos bioquímicos fundamentales,
o inversamente fundamentales por su toxicidad, para el hombre. Remito
al lector a obras especializadas, como la de la doctora Kousmine Sauver
votre corps.3

3. Hay traducción al castellano: Salve su cuerpo, Javier Vergara Editor. Buenos Aires, 1988

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80
Linus Pauling y la vitamina C
en dosis fuertes
Doctor Alain Bondil

Linus Pauling. Premio Nobel de Química (1954). Premio Nobel de


la Paz (1962). Sin duda una tarjeta de visita imponente y con motivos de
sobra para que demos crédito a los escritos de este hombre.
Esto podría suceder en Europa, pero sin duda no en Estados Unidos,
Allí nada se da por adquirido de modo definitivo. Todo se merece y se
obtiene mediante una duda sistemática de los conocimientos y del valor
de cada persona. Es un sistema duro. Pero así es como la emulación de
cada cual permite que en los puestos de responsabilidad estén los mejores,
y los que saben conservarlos.
Cuando Linus Pauling publica su primera obra sobre la vitamina C y el
cáncer, alcanza la suficiente resonancia como para provocar una polémica
en torno a este tema, y no sólo de la vitamina C, sino de las concepciones
de vanguardia de este hombre inquieto (lo que él llama a partir de 1968 con
el nombre un poro bárbaro de «la medicina on ortomolecular»). La idea
de tratar a los enfermos restableciendo su equilibrio fisiológico mediante
sustancias naturalmente presentes en el organismo, es de vanguardia. Va
a contracorriente de la concepción habitual: una enfermedad se cura con
medicinas.
Por este motivo se contradice a I.inus Pauling, se critican sus demos-
traciones, incluso con argumentos —como lo demuestra en su última
obra— que no respetan ni la forma ni el fondo de sus escritos. Por esto
reincide e insiste en la obra How to live longer and feel better,4 una obra
sólida. Un trabajo cuidado, con una bibliografía impresionante (como para
dar jaqueca). Este hombre por cierto, sabe de lo que habla. Ha estudiado
el problema, ha leído sobre él y ha comprendido. Cada argumento tiene
su fundamentación, y las afirmaciones contra sus detractores caen como
cuchillas de guillotina.

4. Hay traducción al castellano. Cómo vivir más y sentirse mejor. Barcelona, Planeta 1987

81
Polémica sobre el empleo de vitamina C en dosis fuertes
Así es como en 1969 Linus Pauling se encontró mezclado en una
polémica sobre el empleo de la vitamina C en dosis fuertes. La revista
Mademoiselle cita el doctor Frederik J. Stare, a quien presenta como uno
de los grandes nombres de la nutrición en Estados Unidos, quien refuta
la utilidad de la vitamina C para el resfriado. Para esto se apoya en un
estudio hecho en la universidad de Minesotta, en el cual 2.500 estudiantes
habrían tomado vitamina C durante 2 años, mientras otros 2.500 tomaban
un placebo.
Pauling demuestra que el estudio al que hace referencia el doctor Stare:
fue publicado de hecho en 1912 (por Conan, Dichl y Baker);
se trataba de 400 estudiantes y no de 5.000;
el estudio duró 6 meses y no 2 años;
se administraron 200 mg diarios de vitamina C, y no dosis altas.

Sin embargo, los autores señalan también un 31 % menos de tiempo


de enfermedad por sujeto en cada uno de los que tornaron la vitamina C.
Este «detalle», muy positivo a pesar de la dosis pequeña, ¡es silenciado
por el doctor Stare!
En 1976, Pauling publica, con Evan Carneron, un estudio hecho en el
hospital Vale uf Leven sobre el nivel de supervivencia de 100 pacientes
enfermos de cáncer en fase terminal, a los que se les administra vitamina
C, con un grupo testigo de 1.000 pacientes en un estado inicial similar,
tratados por los mismos médicos, en el mismo hospital y de forma idéntica,
excepto en lo relativo a la vitamina C. Las comprobaciones son sorpren-
dentes, puesto que «los 100 pacientes tratados con el ascorbato (vit. C) han
vivido, por término medio, 300 días más que los otros, y nos parece que
han vivido más felices durante esta fase terminal. Algunos de ellos están
aún vivos y toman diariamente su dosis de ascorbato de sodio; algunos
pueden considerarse como sanados de su enfermedad, en el sentido que
ya no tienen síntomas manifiestos de cáncer y llevan una vida normal»
(Pauling).
Un estudio similar se realizó a partir del 1 de enero 1973, durante 5
años, en el hospital Fukuoka Torikai de Japón (Morishige y Murata).

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Obtuvieron los mismos resultados que los que había obtenido Pauling en
el hospital Vale of Leven. Por el contrario, trabajos realizados en la clínica
Mayo obtuvieron como resultado un efecto protector débil de la vitamina
C. Después de analizar los resultados, Pauling demostró que:
los enfermos de la clínica Mayo ya habían recibido anteriormente
fuertes dosis de medicamentos citotóxicos (quimioterapia);
¡que el lote testigo recibía una dosis de vitamina C mucho más
elevada que en los otros dos casos (Vale of Leven y Japón)!

En un segundo estudio de la clínica Mayo (Moertel y col., 1985), Pau-


ling observa que la ingestión de vitamina C sólo se mantuvo durante 10
semanas promedio, y que los «pacientes con vitamina C» ya no recibían
vitamina C desde diez meses antes de su fallecimiento...
En vista de estas anomalías en la experimentación, más o menos deli-
beradas, tenemos derecho a preguntarnos si no hay en ello una voluntad
de no querer reconocer lo evidente…

Desinterés por una sustancia natural


Según dice el propio Pauling:
Podemos preguntarnos por qué médicos y autoridades en nutrición
se muestran tan poco entusiastas respecto a una sustancia de la que se ha
señalado, hace más ele 40 años, que disminuía las afecciones debidas al res-
friado en un 31 por ciento, a condición de ser tomada de forma regular en
cantidades diarias relativamente débiles. Muchos factores han contribuido
a esta falta de entusiasmo. Cuando se busca un medicamento para combatir
una enfermedad, se ponen en marcha muchos medios para encontrar uno
que sea eficaz al cien por cien. (Debo confesar que no comprendo por qué
Cowan, Diehl y Baker no repitieron su experiencia utilizando dosis diarias
mayores de vitamina C.) A pesar de una toxicidad sumamente baja, al pare-
cer predominaba la idea de que el aporte de vitamina C debía mantenerse
lo más bajo posible. Es una actitud muy adecuada con los medicamentos,
en cuanto sustancias que no están presentes normalmente en el cuerpo
humano y que tienen casi siempre una toxicidad muy elevada, lo que no
se aplica a la vitamina C. Otro factor ha sido, probablemente, la falta de

83
interés por parte de las compañías farmacéuticas para una sustancia natural
que se obtiene a un precio bajo y que se puede fabricar sin necesidad de
licencia especial. ¡Qué pena! Porque aquí tenemos una sustancia capaz de
eliminar el resfriado de la existencia humana.

¡Es evidente que Pauling tiene toda la razón!


¿Toda? No necesariamente, y de hecho podemos no estar de acuerdo
con las megadosis que preconiza (18 g. e incluso 200 g. al día). Pero se
trata de casos excepcionales. (Por otra parte, los estadounidenses nos han
acostumbrado a semejantes extravagancias en todos los dominios y su
alimentación sufre tal grado de carencias, que no es extraño que puedan
soportar semejantes dosis.)
Por lo demás, la experiencia de Pauling sobrepasa en mucho la de sus
detractores. Como lo dijo muy claramente, las necesidades de cada cual
son diferentes según su herencia, su modo de vida, su enfermedad. ¿Quién
podría conocer realmente las cifras exactas de nuestras necesidades de vita-
minas?. En este campo todo son suposiciones, estadísticas, deducciones…
Sólo Linus Pauling ha realizado un verdadero trabajo de experimentación,
y por tanto merece respeto y consideración. Entonces, ¿por qué falsificar
sus conclusiones?

La doctora Kousmine utiliza los trabajos de Pauling


La doctora Kousmine comprendió muy pronto el interés de los trabajos
de Pauling. Aconseja a sus pacientes graves las megadosis de vitamina C
que recomienda Pauling. En efecto, la experiencia le ha hecho comprobar
que los enfermos no sólo soportan muy bien los 10 g diarios de vitamina
C, sino, y sobre todo, que se sienten mejor. Nos ha enseñado a aconsejar
la vitamina C, y es corriente prescribir de 2 a 5 g diarios a los enfermos
depresivos, con estrés, con infecciones crónicas del árbol bronquial o
infecciones del tracto urinario, etc.
Por ejemplo, la dieta, la higiene intestinal y la vitamina C son un trío
extraordinario para el tratamiento del resfriado. Por otra parte, he podido
comprobar personalmente que las encías que sangran al lavarse los dientes,

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mejoran con mucha rapidez al consumir al menos un gramo de vitamina
C cada día.
En contra de las ideas que se oyen aquí o allí, no se ha comprobado
ningún efecto desagradable en nuestros enfermos, con excepción de una
mayor o menor tolerancia gástrica, aunque no hay que olvidar que se trata
de dosis altas. Para esos enfermos, un medio de esquivar el problema es
reemplazar el ácido ascórbico por ascorbato de sodio. Pero si se añade una
pizca de bicarbonato de sodio, se mantiene el pH de la solución de vitamina
C. A veces, los enfermos acusan una aceleración del tránsito intestinal, lo
que es una bendición para los estreñidos crónicos. Basta con reducir la
dosis para que todo vuelva a sus cauces normales sin mayores problemas.
Algunas personas son extraordinariamente sensibles a la vitamina C y
no pueden soportar ni siquiera 1 gramo al día. ¿Se trata de una verdadera
hiperreacción, o tan sólo de un efecto psicológico? En estos casos prescri-
bimos dosis homeopáticas de vitamina C, asociándola a otras vitaminas,
Parece que de esta manera se consiguen también excelentes resultados.
Por último, algunos señalan riesgos de cálculos urinarios, que se verían
favorecidos por el estado de acidificación provocado por la ingestión de
vitamina C en dosis altas. El problema no se presenta tomando ascorbato
de sodio, pero hay que verificar que no se tome con algún medicamento
que tenga contraindicado la administración de sodio (como la cortisona).
Debemos añadir que nuestra alimentación actual es en sí misma muy
acidificante (exceso de productos animales, azúcar refinada, alimentos
refinados). Es, por tanto, evidente que no es deseable acentuar un estado de
desequilibrio orgánico preexistente, pero hay que precisar que la doctora
Kousmine evita este riesgo vigilando y corrigiendo el equilibrio del pH
urinario aconsejado por ella. Los enfermos que tratamos con patologías
importantes —algunos desde hace muchos años— no han presentado hasta
ahora ningún efecto secundario a estas megadosis de vitamina C.

El enfermo y su agresor
Nuestros enfermos se asombran a veces de que, además de la alimen-
tación sana y variada que les aconsejamos, les demos cantidades impor-
tantes de vitaminas diversas (tanto por boca como mediante inyecciones

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intravenosas). Debemos explicar cada vez que la enfermedad se desarrolla
fundamentalmente por ciertas debilidades y predisposiciones de una
persona, más que por la presencia de un microbio. Como decía Claude
Bernard, «el microbio no cuenta, lo que cuenta es el terreno». Más que
el microbio, el responsable de la enfermedad es de hecho la deficiencia
de las defensas inmunitarias. Hay una relación de fuerza entre el sistema
inmunitario de un individuo y el agente agresor. Por tanto, es importante
modificar el terreno en el que se va a mover el agente agresor, mediante
la higiene intestinal y el control del pH urinario, pero también hay que
reforzar las defensas inmunitarias mediante una alimentación sana y un
aporte de vitaminas asociadas. Se limita de esta forma la importancia del
desequilibrio de las fuerzas entre el enfermo y su agresor. El empleo de
vitaminas administradas a la vez por vía oral y en inyecciones permite
actuar en dos niveles:
Los diferentes órganos, salvo el hígado, tienen un servicio prefe-
rente gracias a las inyecciones.
Con la toma por vía oral se recarga el hígado, que luego libera el
excedente.

Esta forma de tomar las vitaminas parece la más eficaz.

La alimentación actual tiene carencias


También hay que explicar a nuestros enfermos que, en contra de las
apariencias, debidas sobre todo a la abundancia de productos que están a
nuestra disposición, nuestra alimentación anual sufre de muchísimas caren-
cias. Las técnicas industriales que vemos desarrollarse cada día más, tanto
en cuanto al cultivo como a la distribución de los alimentos, desembocan
en una alteración de la calidad de esos productos en relación con los que
se obtienen mediante métodos tradicionales.
Este punto de vista ya lo subrayaba Henri-Charles Geffroy, fundador
de la Vie Claire, cuando escribía, hace ya algunos años:

Uno de los principales factores del desarrollo del alcoholismo debido al


consumo de vino, es el aumento del consumo de carne.

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Mientras más carne se come, más necesidad se tiene de beber, y de beber
bebidas fuertemente alcoholizadas.
Es muy conocido el hecho que la carne, cuya digestión es muy rápida,
produce en el organismo, en cuanto comienza su asimilación, una excita-
ción debida a las purinas que encierra, una especie de «latigazo» que hace
creer en la existencia de fuerzas, en detrimento de las reservas, e impone
al corazón un esfuerzo que lo desgasta prematuramente. El consumidor
de carne necesita beber debido a la sed resultante de la asimilación de la
carne y del llamamiento de los riñones, que se encuentran en ese momento
sobreagotados. Pero prefiere las bebidas alcohólicas al agua o a la fruta,
porque sus células nerviosas y cerebrales sufren la desnutrición (carencia
de sales minerales, especialmente de magnesio y fósforo).
Ahora bien, el consumo de carne comenzó a aumentar el día que el
pan, privado de sus elementos esenciales, dejó de ser el alimento básico,
el alimento específico que era en el siglo pasado, y su consumo ha bajado
de forma progresiva para situarse en lo que es ahora.
Como se puede ver, todos los problemas están ligados y deberían ser
abordados al mismo tiempo, o al menos en el orden en que aparecen: el
pan blanco, con carencias, favorece el consumo de carne; el consumo de
carne trae consigo el consumo de vino y de alcohol. Es inútil combatir
el problema del alcoholismo si no se comienza por combatir el problema
del pan.
Es posible que la consecuencia más funesta de la mala alimentación
actual sea el desarrollo espectacular del cáncer, enfermedad contra la que
la medicina es casi impotente.

Conclusiones idénticas por vías diferentes


Este análisis es más actual que nunca. Catherine Kousmine comparte
este punto de vista, después de estar verificando desde hace más de 45
años la importancia de una alimentación sana. Esto explica por qué acon-
sejamos buscar productos sanos. También es evidente que, frente a los
desequilibrios producidos por productos alimentarios en su mayor parte
con serias carencias, tomar complementos vitamínicos sea una necesidad.

87
En un momento en que se descubre la importancia de la memoria del
agua (trabajos de Benveniste), lo que revoluciona los datos de la ciencia y
la medicina, es hora de redescubrir la importancia de las vitaminas y de la
higiene alimentaria. Tal vez no sea una casualidad que Linus Pauling con la
vitamina C. y C. Kousmine con la vitamina F (ácidos grasos poliinsarurados
esenciales) lleguen a conclusiones idénticas a través de caminos diferentes.
Tal vez todo esto ha sucedido porque es indispensable evolucionar en
este sentido para permitir que la humanidad salga del callejón sin salida
en que se ha metido. Todo esto debería ser comprendido por la mayor
parte, pues, corno decía Platón, «no es vivir conforme a la ciencia lo que
produce la felicidad, ni siquiera reunir todas las ciencias a la vez sino poseer
la ciencia única del bien y del mal».

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Para suprimir las carencias:
la prescripción médica
Dr. Patrick Paillard

El método elaborado por la doctora Catherine Kousmine está funda-


mentado sobre cuatro pilares que, en la medida de lo posible, conviene
no disociar:
1. Reforma alimentaria con supresión de las grasas industriales llamadas
vegetales y sus derivados, como la margarina. Reintroducción de los
productos vegetales (cereales, verduras y hortalizas, leguminosas,
aceites vegetales de primera presión en frío, ricos en vitamina F) en
sustitución de los productos animales;
2. Monodietas y lavados, es decir, higiene intestinal e instilación de
aceite virgen de girasol en el intestino;
3. Equilibrios ácido/base y del potencial de oxirreducción, control
del pH de la orina;
4. Compensación de todas las carencias (vitaminas, oligoelementos, etc.)

Los puntos tercero y cuarto constituyen la prescripción farmacológica.


La prescripción médica, tal como puede ser elaborada según los con-
ceptos derivados de los trabajos de la doctora Kousmine, incluye diversos
pasos; no es obligatorio que estén todos presentes, pero los resumiremos
para mayor claridad tanto de pacientes como de médicos, en diversos
apartados.
En este campo podemos comparar los trabajos de Catherinc Kousmine
con las afirmaciones de la «medicina ortomolecular» que se desarrolló en
los años sesenta en Estados Unidos como consecuencia de los trabajos
de Linus Pauling, premio Nobel de Química y de la Paz. Los trabajos de
Pauling, posteriores a los de la doctora Kousmine, se referían en particular
a la vitamina C y el cáncer, y los principios de la medicina ortomolecular
tenían como fundamento terapéutico la ingestión de elementos vitales,
bien en estado natural en los alimentos (en la medida de lo posible), o
bien mediante complementos de vitaminas, oligoelementos y aminoácidos

89
esenciales, de los que nuestro organismo tiene necesidad, y todo esto a
veces en dosis «suprafisiológicas».
Junto con estos ejes que buscan equilibrar las vitaminas y los oligoele-
mentos, la prescripción médica debe preocuparse por los otros ejes de
equilibrio, como son:
el eje neuropsicológico
el neuroendocrino
el neuroinmunitario
el neurodigestivo
el hepatodigestivo
el ácido base
las potencialidades de los emuntorios, etc.

Todo esto puede llevarnos, en algunos casos graves, a formular pres-


cripciones bastante largas.
Comencemos ahora por detallar los diversos pasos.

La vía parenteral

Inyección intravenosa
Su frecuencia varía según el grado de gravedad, pudiendo ser diaria en
un comienzo; lo habitual es de 2 a 3 a la semana, y luego se va espaciando
de forma progresiva, incluso hasta su desaparición.
Cóctel vitamínico. En Suiza5 se pueden encontrar productos que la
doctora Kousmine emplea habitualmente:
AscodyneR (especialmente en casos de esclerosis múltiple).
DynaplexR (se reserva sobre todo para el cáncer, debido al aporte de
metionina, aminoácido azufrado indispensable y muy útil).
Como estos medicamentos no están disponibles en Francia, la mayoría
de las veces debemos asociar otros productos, que se mezclan en la jerin-
guilla a fin de acercarnos lo más posible a esos dos productos. Esta es una

5. La mayoría de estos productos no se comercializan en España. En los casos en que existen, lo


indicamos entre corchetes. En todo caso, respetar la norma de no autorrecetarse sin contar con
el parecer de un médico.

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lista, aunque no exhaustiva, de los medicamentos que empleo normalmente
en diversas dosis:
BecozymeR, 1 o 2 ampollas. [En España, Becozyme C Force, en
comprimidos y en gotas.]
LaroscorbineR 500 o 1000, 1 ampolla.
CalcibronatR 5 ml, 1 ampolla, o bien (no asociar) Mag 2R, 1 ampo-
lla. [En España sólo en comprimidos.]
Heparophal 250R, 1 ampolla, o EpuramR fuerte, 1 ampolla
(extracto de hígado y aporte de vitamina B12). [En España, Hepa-
tocyl.]
CoA 1000R, 1 ampolla.

El interés fundamental de esta prescripción estriba en el aporte masivo


y directo de vitaminas, evitando el paso a través de las membranas del
sistema digestivo, que podría, por diversos motivos, verse obstaculizado.
Además, una parte no despreciable se distribuye en el organismo antes
que efectúe su paso por el hígado.
El problema de la alergia digestiva. A veces, especialmente en caso de
alergia digestiva manifiesta, prescribimos, sin mayor problema inyeccio-
nes intravenosas de thiosulfato de magnesio, que presenta propiedades
detoxicantes y desensibilizadoras interesantes.

Inyección intramuscular
Por otra parte, la doctora Kousmine prescribe a veces inyecciones
intramusculares de vitamina F que, por las mismas razones que con las
intravenosas, aportan de forma rápida en el organismo una cantidad no
despreciable de esta vitamina.
Por desgracia, la vitamina F inyectable no se comercializa en Francia.

Autohemoterapia
Aunque no forme parte de las prescripciones habituales de la doctora
Kousmine, quisiera mencionar esta antigua técnica terapéutica, que posee
una actividad inmunomoduladora no despreciable en algunas afecciones
autoinmunes o inmunodeficitarias, según el modo de prescripción. En la

91
misma línea, comenzar un tratamiento a base de DuctonR o de Coryne-
bacterium parvumR merecería un estudio más a fondo.

Inyecciones subcutáneas
La técnica de las vacunas elaboradas a partir de pruebas cutáneas, muy
útil en caso de poliartriris reurnatoide o de espondiliartritis anquilosante,
merecería mayores investigaciones para otras afecciones (véase el capítulo
«La cura de vacunas»).

Aporte vitamínico

Polivitaminas
Casi siempre es necesario un complejo vitamínico, al menos por dos
razones:
Es un complemento alimentario indispensable en una época de
múltiples carencias.
Las vitaminas actúan en sinergia unas respecto de otras.

Según las indicaciones, por lo general se asocian diversas vitaminas en


dosis a veces masivas. Pienso sobre todo en las vitaminas liposolubles A
y D, que pueden convertirse en tóxicas cuando hay aporte excesivo sin
consejo médico; por una parte, no hay que descuidarse en respetar las
precauciones de empleo, pero por otra son necesarias en caso de enfer-
medades degenerativas graves. De aquí la importancia del control médico,
que deberá estar atento a cierras constantes de la sangre: hierro, calcio,
magnesio, creatinina, perfil hepático, etcétera.
Igualmente, el ácido ascórbico, adicionado con bicarbonato de potasio,
por ejemplo (para mantener su pH), a veces debe prescribirse, según las
observaciones de Linus Pauling, hasta dosis de 10 g diarios, e incluso más,
pero hay que cuidar de ir aumentando la dosis de forma progresiva, 1 g
cada 2 o 3 días, y estar atento a la tolerancia, en especial la digestiva: la
vitamina C suele tener efectos laxantes. Hay que indicarle previamente al
enfermo que no debe interrumpir bruscamente el tratamiento, sino que

92
debe proceder de forma gradual, como los submarinistas que practican la
inmersión: deben ascender lentamente.

El aceite de onagra
Además del aporte diario obligatorio de ácido cis-cis linoleico (vitamina
F) en forma de aceite de primera presión en frío, como el extraído de los
granos de girasol (o incluso el aceite de linaza de primera presión en frío,
prohibido en Francia, que presenta el interés de contener el ácido alfa-
linolénico, otro ácido graso esencial), a veces es necesario añadir otros
componentes oleicos muy ricos en vitamina F, como el aceite de onagra,
por ejemplo, que contiene ácido gammalinolénico, que el organismo sano
puede fabricar a partir del ácido cis-cis linoleico gracias al enzima delta-6
desaturasa, pero que se hace necesario procurarle cuando este enzima se
encuentra «bloqueado» por diversas afecciones degenerativas como el
cáncer, el sida, el alcoholismo… Esta etapa enzimática es un factor que
limita el proceso de regulación de las transformaciones de la vitamina F
en determinadas prostaglandinas.
En las afecciones ateromatosas y cardiovasculares, es indispensable
añadir otros ácidos grasos esenciales, como el EPA o el DHA, que se
encuentran en los aceites de algunos peces de los mares boreales.

Otros modos de absorción de las vitaminas


Ante todo pienso en la forma de supositorio, que no debemos despreciar;
por ejemplo, supositorios de LivéroïlR, o preparación de supositorios a
base de aceite virgen de girasol. Otro modo de absorción de las vitaminas
que puede a veces ser útil y merece nuestra atención, es la vía transcutánea.
La vitamina F, especialmente en forma de aceite de onagra o de rubi rubi-
gina ol., siempre que en la fórmula de preparación tenga un «vehículo»
apropiado que permita a las vitaminas entrar en la circulación sanguínea,
puede ser una ayuda muy interesante, si podemos contar con la ayuda de
un buen farmacéutico, fundamental para esto. La finalidad terapéutica no
es un aporte estético local, sino un complemento para todo el organismo.

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Aporte de sales minerales
Igualmente fundamental pero más complejo para su administración, el
aporte de sales minerales necesita previamente exámenes biológicos, clínica
y conocimiento de las propiedades de los minerales.
Entre los que se prescriben más corrientemente, en dosis ponderables,
citemos, entre otros, el magnesio, el calcio, el hierro, y también el potasio,
el fósforo, la sílice, el sodio…
Asimismo hay que citar el selenio, el cinc, el manganeso, el cobre, el
cobalto, el azufre, el yodo, etc., en forma de gránulos, oligosoles, micro-
soles, etc.
Mención aparte merece el aporte de agua de mar en forma de IonylR
o de BiocéaneR, dado que nuestro plasma, o «mar» interior, presenta una
composición mineral probablemente muy próxima a la del agua de mar;
ésta le aporta un conjunto de oligoelementos, como las tierras raras por
ejemplo, de las que nuestro organismo muy probablemente tiene necesidad
en forma de cantidades mínimas.
Otro modo de intentar la regulación de los diversos sistemas fisio-
lógicos mediante los oligoelementos consiste en prescribirlos según las
hipótesis desarrolladas por el doctor Ménestrier, teniendo en cuenta las
diatesis. Pienso especialmente en las asociaciones clásicas cobre-ora-plata,
manganeso-cobre, cinc-cobre… Las vías de investigación al respecto están
abiertas.
Citemos también, para que no queden en el olvido, las sales de Schüssler.

Equilibrio ácido/base y control del pH en la orina


Un capítulo especial está dedicado a este tema tan complejo.
La receta deberá contener a menudo una prescripción de citratos en
forma de SorbocitrylR o de Citrare de bétaïneR, por ejemplo, o incluso de
citratos compuestos, dado que ya no se encuentra en Francia el RébasitR.

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Medicamentos para el hígado, el páncreas y la digestión

Medicamentos hepatoprotectores

Son múltiples, según los gustos de cada médico. Personalmente, prescribo


diversos medicamentos, como fracciones antitóxicas de hígado (que en altas
dosis pueden ser tóxicas), HepaclemR, CholéodoronR, algunos aminoácidos
como la metionina, etcétera.

Regulación del tránsito


Hay que regular dos factores fundamentales:
La pared intestinal: es una de las funciones fundamentales de las
monodietas y lavados intestinales con instilación de aceite de gira-
sol, principal prescripción para restaurar la mucosa intestinal;
El ecosistema intraluminal, en el que una buena salud consiste en
un reequilibrio de la flora intestinal. Pueden prescribirse diversos
tratamientos de orden alimentario, fitorerápica, etc. Por ejemplo,
puede ser útil un laxante como la gaseosa purgativa de Godfrin
al mismo tiempo que se está en el período de monodieta. Algu-
nas «vacunas» intestinales prestan a veces grandes servicios, y
lamentamos profundamente que se hayan retirado del comercio
la mayor parte de estos medicamentos, corno las anfovacunas,
por ejemplo. Bacilos como UltrafloreR o BactisubtilR pueden
dar buenos resultados como reequilibrantes en algunos casos, y
probablemente presentan propiedades inmuno-moduladoras que
merecerían investigaciones más a fondo.

Otras terapias
Pueden acompañar a esta base común para el tratamiento de un conjunto
de enfermedades degenerativas, en función del problema que se quiera
tratar y de las orientaciones terapéuticas del médico.

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Conclusión
Como conclusión, dejo la pluma a la doctora Kousmine, que nos
muestra lo complejo que es el ser humano, lo que debe invitarnos a ser
humildes en nuestro arte:
La necesidad de catalizadores diversos depende de nuestra constitucion, de
nuestras capacidades de absorción, de nuestro modo de vida, del esfuerzo
que desarrollamos; varía según cada persona, según el sexo, etcétera.
La sangre es un líquido muy complejo, y es imposible analizar todos
sus elementos.
El sutil juego de sustancias diversas, cuyas acciones se interfieren unas
con otras y cuyo destino en el organismo no podemos trazar, sobrepasa con
mucho nuestro entendimiento. Incluso aunque llegáramos a proporcionar
esos diversos materiales podría no ser suficiente, porque aún nos faltaría
que el cuerpo supiera servirse correctamente de ellos y fabricar, a partir
de los mismos, las sustancias que le son necesarias.
(Soyez bien dans votre assiette, págs. 284-286)

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Higiene intestinal y lavados rectales
Dr. Philippe-Gaston Besson

¿Qué? ¿Que tengo que hacerme lavados rectales?… ¿Cuántos? ¿Dos


veces por semana durante varios meses?… ¿Es que no hay actualmente
medicamentos tan eficaces que eviten esta práctica humillante de un lavado
rectal de dos litros? ¿No es cierto, doctor? O si no, podría utilizar esos
pequeños lavados evacuadores que se venden en las farmacias. ¿No es así?
Esta es una de las clásicas frases que escuchamos en consulta cuando
llegamos al cuarto pilar del tratamiento de la doctora Kousmine: los lava-
dos rectales.
Es cierto que las lavativas formaban parte, junto con las sangrías, de las
principales armas terapéuticas que utilizaban los médicos en tiempos de
Molière. Es cierto que esto puede chocar a algunos pacientes que, con una
enfermedad crónica degenerativa que les hace sufrir, no entienden por qué
deberían además martirizarse haciéndose lavados rectales. Y, en un primer
momento, parece muy comprensible. Pero cuando hayan comprendido
el porqué y el cómo del lavado, que hayan ensayado y comprendido que
se trata de una técnica muy sencilla y sobre todo eficaz, que les ayudará,
como complemento del tratamiento, a estabilizar su enfermedad hasta el
punto de dejar de sufrir por ella, verán que han juzgado de forma dema-
siado apresurada —como suele suceder a menudo— antes de conocer lo
que se les pide.

Función del intestino


Nuestros sentidos nos ponen en contacto sobre todo con el mundo
exterior. La superficie corporal que nos pone en contacto con ese mundo
es inferior a 2 m2. Por el contrario, no tenemos conciencia de hasta qué
punto estamos en contacto con nuestro medio interior, y en especial con
el contenido de nuestro tubo digestivo y nuestros intestinos. La superficie
de estos últimos es de aproximadamente 50 m2.
Esto quiere decir que nos debería importar lo que sucede en nuestros
intestinos, y en especial en el colon. Éste es un órgano excretor, que por

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consiguiente no secreta jugos digestivos. Constituye la última etapa del
tránsito digestivo. Su función principal es la de conducir hacia el exterior
los elementos no asimilables por el organismo. Pero su función principal
es la de reabsorber el agua con el fin de concentrar las materias fecales.
«El mecanismo de concentración de las materias fecales es de una preci-
sión asombrosa. Para que la deposición tenga una consistencia normal, es
preciso que sea reabsorbido un 86 por ciento del agua. Si se reabsorbe el
88 por ciento, la deposición es demasiado dura, y con un 82 por ciento de
reabsorción se vuelve demasiado fluida», explica la doctora Kousmine.
La mucosa que cubre el intestino está formada por una sola capa celular
de unas 25 a 30 milésimas de milímetro de espesor. Inmediatamenre detrás
de este revestimiento se encuentran los capilares sanguíneos y linfáticos. Es
decir, las materias contenidas en el intestino delgado sólo están separadas
de la sangre de los capilares por una membrana muy fina, frágil, que se
renueva cada dos días.

El estado del intestino y las consecuencias sobre la salud


La mayor parte de los enfermos que nos visitan y que padecen enferme-
dades crónicas degenerativas, presentan problemas intestinales desde hace
muchos años, mucho antes que se declarase la enfermedad que los llevó
a ver al médico. El principal síntoma es el estreñimiento crónico, que los
lleva a utilizar laxantes. La finalidad de los laxantes —incluidos los com-
puestos de plantas— es la de estimular químicamente las membranas del
intestino, obligándolas a funcionar. Por consiguiente, el colon se debilita
cada vez más, volviéndose así dependiente de los laxantes. Son muy pocas
las personas que tienen un tránsito intestinal normal.
Pero vamos al grano: ¿son graves las perturbaciones intestinales cró-
nicas? Sí, y por muchas razones:
1. El intestino necesita de 18 a 24 horas para eliminar los restos de los
alimentos ingeridos. Basta el menor problema en el tránsito para que
se depositen desechos en las paredes intestinales, que poco a poco las
irán tapizando en algunos lugares. Según lrons: «Estos depósitos de
materias fecales pueden alcanzar de 5 a 7 cm de espesor y adquirir la
consistencia de un neumático (!). A la larga, estos desechos pueden

98
impedir la absorción y la penetración en el organismo de las vita-
minas y sales minerales. De esta forma, los problemas intestinales
crónicos pueden estar en el origen de una carencia en la nutrición,
independientemente de la calidad de ésta o de la cantidad de vita-
minas absorbidas».
Sería una pena que mientras uno se preocupa por corregir la forma
de alimentarse y toma vitaminas, limite su eficacia simplemente por
descuidar los lavados.
2. El exceso de mucus oculta síntomas alérgicos. En estos últimos años
se ha demostrado que demasiadas proteínas alimentarias podían ser
las responsables de muchos problemas físicos y psicológicos. El

Los bacilos y el intestino


Hay una relación directa entre la actividad de las bacterias y el tiempo
del tránsito por el colon. Cuando el tránsito es lento, es decir cuando
hay estreñimiento, las heces son demasiado secas (la reabsorción del
agua por el colon es del orden de 900 a 1.400 ml cada 24 horas) y los
lactobacilos desaparecen. Los lactobacilos forman parte de lo que se
llama flora intestinal «ácida», que constituye una barrera natural contra
los microbios de la descomposición, provenientes de la putrefacción,
que se desarrollan más bien en un medio alcalino. Con su desaparición,
también desaparecerá la barrera de protección ácida. Al disminuir la
flora acidófila, aumentan los gérmenes de putrefacción en el intestino
delgado, se desarrollan y provocan la fermentación responsable de
meteorismo, hinchazón debida a gases y formación de aminas: las
tomaínas, extraordinariamente tóxicas.
La mala alimentación actual, con exceso de carne y azúcar, la mala
masticación ligada a la prisa con que se come, son responsables de
materias intestinales ricas en proteínas mal digeridas, propicias al
desarrollo de una flora microbiana agresiva (en especial el Clostridium
perfringens).
A partir de estas proteínas mal digeridas, muchos aminoácidos
sufren una decarboxilación que produce las aminas tóxicas:

99
H

R-C-NH2 - - - (decarboxilasa

COOH bacteriana) - - -> RCH2NH2+CO2


tomaína

La histidina se transforma en histamina


La tirosina se transforma en tiramina
La lisina se transforma en cadaverina
La ornitina se transforma en putrescina
La orginina se transforma agmatina
La cistina (cisteína) se traósforma en mercaptán
El triptófano se transforma en indol y escatol

Muchas de estas aminas son potentes vasoconstrictores. El indol y


el escatol (metilindol) son las sustancias particularmente responsables
del mal olor de las heces.

Bacterias y sales biliares


Las bacteroides, las bifidobacterias y los clostridium producen
hidrolasas capaces de desenlazar o «desconjugar» las sales biliares y
producir sales biliares libres. Entre éstas, el metilclorantreno es un
hidrocarburo muy cancerígeno.
sales biliares ácidos biliares
glicocolato o taurocolato + glicina y taurina
ácido cólico ácido desoxicólico
ácido quenodesoxicólico ácido litocólico
ácidos biliares Clostridium
paraputrificum metilclorantreno
(aromatización)

100
Una alimentación rica en grasas provoca la pérdida del equilibrio
bacteriano del intestino en favor de la flora de putrefacción: se produ-
cirá una insuficiencia relativa de la flora acidófila con elevación del pH
intestinal. De forma paralela se producirá un aumento de la secreción
biliar ligado al exceso de grasas, lo que contribuirá a la alcanización
del intestino en el sector del duodeno. Esto favorecerá el alimento de
los gérmenes patógenos en ese sector (Clostridium paraputrificum),
que transformarán los ácidos biliares por deshidrogenación nuclear
en cocarcinógenos y carcinógenos (cáncer del colon).

Bacterias y esteroides hormonales


Algunas bacterias son también capaces de desenlazar o «desconjugar»
los esteroides para producir esteroides activos, de donde se produce un
ciclo enterohepático muy complejo. Se conocen en la actualidad dos
hidroxilasas, ocho oxidorreductasas y dos «desconjugasas» bacterianas.
Esta formación de estrógenos activos a partir de cienos alimentos
podría favorecer el desarrollo de mastosis.

Bacterias, alimentos y cáncer


Algunos elementos precarcinógenos se encuentran en los alimentos y
en los conservantes, colorantes y aditivos alimentarios, y en los factores
contaminantes. La flora del colon es muy activa metabólicamente, y
produce numerosos enzimas que pueden facilitar las transformaciones
de los precarcinógenos en carcinógenos activos: beta-glucuronidasa,
bera-glucosidasa, beta-galactosidasa, nitrorreductasa, azorreductasa,
7-alfa-deshidroxilasa, colesterol deshidrogenasa.
El uso constante en la alimentación de un producto que contenga
un precarcinógeno induce la selección de la población bacteriana que
transforma los precarcinógenos; el cáncer sobrevendrá después de un
tiempo más o menos prolongado.

101
Bacterias y colesterol
Las bacterias intestinales intervienen en el metabolismo del coles-
terol y provocan la formación del coprostanol, forma reducida menos
soluble y menos absorbible. En esta molécula no hay doble enlace
entre los átomos de carbono 5 y 6. y la orientación de los ciclos A y
B alrededor del eje de los átomos de carbono 5 y 10 es cis, cuando en
el colesterol era trans.
Por último, la bilis destruida por los Clostridium no podrá realizar
su trabajo. Sobrevendrá una esteatorrea crónica, acarreando una eli-
minación masiva de vitamina B12 y de calcio. De este modo, el exceso
de alimentos grasos y demasiado ricos en proteínas desembocará en
carencias debidas a eliminación intestinal de los elementos minerales y
vitamínicos; por el contrario, una alimentación menos rica significará
una mejor asimilación de esos elementos. Este es el motivo por el que
vemos carencias vitamínicas en personas sobrealimentadas.

consumo excesivo de un alimento es una de las principales causas de


alergias alimentarias. Cualquier alimento consumido a diario puede
provocar alergias, sobre todo si se tiene la impresión de que no se
puede prescindir de él… Esto es particularmente cierto para los
alimentos deficientes desde un punto de vista nutritivo (chocolate,
harina y azúcar blancos, colorantes…). El cuerpo secreta entonces
mucus para protegerse contra esas sustancias irritantes.
Esta capa de mucus intestinal reduce la absorción de las sustancias
alérgenas, protegiendo de este modo al individuo, pero es entonces
cuando las alergias ocultas reemplazan a las reacciones alérgicas
manifiestas que podrían sobrevenir con la ingestión de un alérgeno.
3. Otra consecuencia es la irritación de las paredes intestinales por el
estancamiento de las materias, lo que produce inflamación y espas-
mos. Esto va a perturbar aún más el tránsito y agravará las carencias
en materia de nutrición.

102
4. Pero la consecuencia más grave es, sin duda, el envenenamiento
crónico debido a las toxinas, ligado al desarrollo de los gérmenes
patógenos. Se produce así una verdadera autointoxicación.

La mala alimentación actual, con exceso de carne y azúcar, la mala


masticación ligada a comidas apresuradas, son responsables de materias
intestinales ricas en proteínas mal digeridas, propicias al desarrollo de
una flora microbiana agresiva. Esta flora produce toxinas y gases nocivos.
El exceso de mantequilla y de grasas animales, y sobre todo de vege-
tales artificiales y muertos, así como la carencia de aceites vírgenes ricos
en ácidos grasos poliinsaturados, vuelven más frágiles las membranas de
todo el organismo, y en especial las del intestino, que, como ya lo hemos
visto, son particularmente frágiles.
«Cuando la delgada membrana del intestino conserva su estructura
normal, estamos lo bastante protegidos contra la reabsorción eventual
de microbios y toxinas, pero cuando nos alimentamos mal, esta delicada
membrana se vuelve anormalmente porosa y deja pasar gran cantidad de
bacterias y venenos. El hígado, que recibe la sangre, y los ganglios linfá-
ticos, a los cuales llega la sangre que proviene de los intestinos, funcionan
como filtros. Si logran detener y neutralizar los gérmenes y las toxinas,
no sucederá nada, pero si están crónicamente desbordados, aparecerán
enfermedades graves» (doctora Kousmine).
Por lo tanto, no es sorprendente que las personas que sufren de pro-
blemas digestivos crónicos experimenten paulatinamente algunos sín-
tomas como fatiga, insomnio, problemas nerviosos y mentales, dolores
menstruales, artritis. El mal funcionamiento del tránsito intestinal puede
incluso desembocar en enfermedades cardíacas, cáncer, reumatismos graves,
alteración degenerativa del tejido nervioso, etcétera.
«¡Si no limpia su intestino, nunca gozará de buena salud!
Nunca logrará liberarse de sus enfermedades crónicas» (Irons).

Alimentación e intestino
Ante todo, hay que beber lo suficiente. De lo contrario las deposiciones
serán demasiado secas y se producirá un estreñimiento.

103
Los alimentos enemigos del intestino
El azúcar blanco. Favorece la proliferación bacteriana en el intestino, y
en particular la flora colibacilar. Favorece la producción de ácido oxálico,
generador de reumatismos.
El alcohol. Según estudios recientes realizados en Noruega, sería el
responsable de algunos cánceres de colon y del recto.
La carne. Carece de fibras de celulosa. Al ser mal masticada, es mal
digerida y es así responsable de putrefacciones intestinales. En los países
grandes consumidores de carne ha aumentado el número de cánceres de
colon.
Las grasas saturadas (grasas animales, aceites corrientes, margarinas).
Las grasas saturadas estimulan anormalmente la producción de bilis, lo
que provoca una mayor producción de ácidos biliares. Además, la abun-
dancia de grasas saturadas modifica la flora intestinal y aumenta su nivel
de bacterias, que tienden a favorecer la conversión de las sales biliares en
sustancias cancerígenas. Las grasas vegetales sólidas, extrañas a la naturaleza,
aumentan la necesidad de vitamina F y perturban los procesos inmunitarios.
El gluten. «En los granos de trigo crudo, de cebada, de centeno, de avena
o de trigo sarraceno. el gluten se halla equilibrado gracias a la vitamina E;
cuando el grano se muele para hacer harina y se cuece, la vitamina E se
destruye. El gluten forma entonces una sustancia pastosa y pegajosa que se
adhiere a la pared intestinal. Retarda el tránsito de los alimentos, favorece
las putrefacciones intestinales e impide la absorción de las vitaminas del
grupo B» (doctor Soleil).
Las harinas refinadas. Favorecen el endurecimiento de las deposiciones,
especialmente si la alimentación es pobre en alimentos naturales: frutas
y hortalizas.
Crema de leche y mantequilla. Provocan que la pared del intestino se
vuelva porosa y permeable a las bacterias que se encuentran ahí.

Alimentos favorables al intestino


Las grasas no saturadas (aceites totalmente prensados en frío). Refuerzan
la impermeabilidad de la pared intestinal.

104
Las fibras vegetales ricas en celulosa. La celulosa hace las veces de lastre
para el bolo alimenticio que atraviesa el intestino. Es una materia sólida
que no es asimilada por el organismo, pero que estimula el intestino y
permite su buen funcionamiento.
«Desde hace algunos años, varios trabajos epidemiológicos han llamado
la atención sobre los riesgos de una alimentación desprovista de fibras. Su
ausencia hace que el tránsito intestinal se haga notablemente más lento, lo
que favorecería la aparición de divertículos en el colon. Por lo demás, existe
una correlación muy significativa entre la frecuencia creciente de cánceres
del colon en los países industriales y la alimentación pobre en fibras. La
prevención de esta dolencia parece, pues, que pasa por un consumo de
fibras vegetales» (doctor A. Mossé).
Pero aunque la forma de alimentarse sea la causa principal de un mal
funcionamiento del intestino, no basta con una buena alimentación. En
efecto, una persona que se alimenta mal durante años ha estropeado su
intestino, y no basta con modificar sus hábitos alimentarios para resolver
el problema. Ninguna afección crónica podrá desaparecer en tanto que
el colon no quede totalmente limpio mediante lavados rectales regulares
durante un tiempo suficiente, lo que sólo el médico podrá juzgar en función
de los criterios clínicos que ha enseñado la doctora Kousmine.

Las deposiciones normales


Cuando el intestino está sano, hay que hacer de vientre dos veces al día,
y las deposiciones deben tener una buena consistencia.
«La materia fecal normal debe tener la forma de una salchicha de 15 a
20 cm de longitud por 4 cm de grosor» (doctora Kousmine).
Su color varía en función de la alimentación. De color pardo en caso de
alimentación carnívora, es más clara en caso de régimen lacto-vegetariano.
La deposición debe salir fácilmente, sin esfuerzos y sin tardanza.
«Las heces normales están formadas principalmente por la descamación
del epitelio intestinal, por una masa más o menos importante de bacterias,
por sustancias de las que el organismo se desprende mediante la bilis, por
jugo pancreático y por desechos excretados a través de la mucosa intes-
tinal. Contiene además fibras vegetales formadas por celulosa y lignina,

105
muy resistentes a la acción de las bacterias. Es homogénea, con excepción
de restos vegetales duros y no digeribles, como la piel de las uvas o de las
almendras, y restos vegetales mal masticados» (doctora Kousmine).
Cuando la alimentación es correcta, las deposiciones casi no tienen olor.

Técnica del lavado rectal


Al comienzo ha de hacerse una o dos veces a la semana, durante 2 a 3
meses, según lo que indique el médico.

Material:
1. Un irrigador de 2 litros, con tubo de goma, cánula y llave de paso;
2. Una pera para lavado rectal de bebé, de 60 ml.

Es importante la forma de proceder:


Preparar una tisana de manzanilla, haciendo hervir durante la minutos
5 bolsitas, o bien 8 sumidades floridas en 2 litros de agua. Dejar enfriar
hasta una temperatura conveniente (35ºC-37ºC).
Ponerse a cuatro patas en la bañera, la cabeza hacia abajo y el trasero
levantado (si no se ve posible, tenderse boca abajo y a lo ancho de la cama,
dejando que cuelgue la mitad superior del cuerpo), el irrigador a unos 50
cm aproximadamente por encima del nivel del ano, procurando evitar el
sifón producido por un tubo generalmente demasiado largo.
Después de haber introducido la cánula, abrir la llave de paso y dejar
que salga todo el líquido antes de cualquier evacuación. Es importante
respirar con el abdomen, y hacerse masajes en el vientre durante todo el
tiempo que esté entrando la infusión, a fin de evitar los espasmos dolorosos
durante el lavado.
Con una mano, darse masajes sobre el colon en la parte más baja del
abdomen, sobre una superficie de 6 a 7 centímetros. Utilice sus dedos
como si estuviese practicando escalas en el piano, o como si estuviese
amasando pan. Presione con fuerza la mano cuando encuentre alguna bola
o parte rígida: son los depósitos de materia fecal que deben ser elimina-
dos. Continúe con el masaje subiendo de forma progresiva a lo largo de
la parte izquierda del abdomen hasta llegar a las costillas. Continúe con el

106
masaje alrededor del ombligo, y luego en el lado derecho hasta llegar a las
costillas. Vuelva a comenzar del mismo modo hasta que hayan entrado los
dos litros. Si se producen calambres, espasmos o necesidad intempestiva
de evacuar durante el lavado, asegúrese ante todo que el agua esté a la
temperatura conveniente. Un agua demasiado caliente o demasiado fría
provoca indefectiblemente espasmos dolorosos o desagradables. O tam-
bién, practique la respiración abdominal llamada «del cachorro», análoga
a la que se les enseña a las parturientas. Mientras más deprisa se respire,
más rápidamente desaparece el espasmo.
Terminado el lavado, se puede evacuar de inmediato el líquido, lo
que se produce en varios períodos a lo largo de una veintena de minutos
(aproximadamente).
A continuación llenar la pera con 4 cucharadas de las de sopa (60 ml)
con aceite de girasol de primera presión en frío, previamente templado a
35°C-37ºC. Introducir la cánula en el ano e inyectar el aceite como si se
tratara de un «supositorio líquido». El organismo guardará el aceite, no
lo expulsará. Por esto es preferible realizar tanto el lavado como la insti-
lación de aceite por la noche, al acostarse, para así conseguir una mayor
permanencia del aceite en el organismo.
Al cabo de un cierto número de lavados, el aceite deja de ser absorbido
por el organismo y es devuelto, en todo o en parte, por la mañana. Se
continuará entonces con los lavados sin la instilación de aceite.
Este lavado puede hacerse cada día durante una semana, o incluso
durante 10 días al comienzo de ciertos tratamientos que necesitan una
acción terapéutica inmediata y rápida. Es el caso, por ejemplo, de un cáncer
agudo de rápida evolución, de una crisis de esclerosis múltiple, o de una
crisis de paliartritis crónica evolutiva.
Si se logra dominar la crisis, o si la patología en cuestión no necesita
una intervención urgente, el lavado ha de hacerse de manera sistemática
dos veces a la semana, con toda regularidad, incluso aunque el enfermo
no presente problemas digestivos manifiestos.
La duración debe determinarla el médico especialista en función de
ciertos criterios clínicos: aspecto de la lengua, regularización del tránsito
intestinal, estado general, etcétera.

107
Por lo general, se necesitan de dos a cuatro meses de lavados regula-
res para conseguir una acción terapéutica palpable. Los lavados pueden
interrumpirse entonces, de acuerdo con el médico que lo atiende, pero
el paciente debe reiniciarlos espontáneamente en caso de reaparición de
ciertas perturbaciones:
Recaída evolutiva de la enfermedad,
heces con mal olor,
reaparición de trastornos intestinales: estreñimiento, diarrea,
hinchazón debida a gases, gases hediondos,
no seguimiento de la alimentación sana, hasta entonces seguida
fielmente.

Por ejemplo, en caso de invitaciones donde, por conveniencia social,


no se puede rehusar la alimentación ofrecida, en casos de aniversarios, de
fiestas de familia, etc. Conviene entonces realizar un lavado al día siguiente,
junto con una monodieta de manzanas crudas o de arroz.
Al cabo de cierto tiempo, ya no es necesario continuar con los lavados.
Pero entonces hay que cuidar de reiniciarlos durante algún tiempo en cuanto
se manifiestan los síntomas citados anteriormente. En efecto, indican en
el intestino la presencia de una flora microbiana de putrefacción, que es
patógena y que puede ser el anuncio de una nueva crisis evolutiva de la
enfermedad si el intestino no es liberado rápidamente.
Los lavados rectales son de una importancia capital en el tratamiento
de la poliartriris crónica evolutiva; antes de comenzar una cura a base de
vacunas es indispensable haber hecho una buena limpieza intestinal. De lo
contrario, se corre el peligro de tener una recaída durante el tratamiento,
ligada a una hiperestimulación inmunitaria (fenómeno de escape).

Otra técnica: la irrigación del colon


La irrigación del colon consiste en un lavado con mucha agua de todo
el colon mediante un aparato conectado al agua corriente y provisto de un
filtro. El agua es introducida en el colon por el recto mediante una cánula
de doble circuito, que permite que el agua entre y salga sin que la persona
tenga que moverse.

108
Las irrigaciones del colon tienen como finalidad permitir una limpieza
del colon con agua a la temperatura del cuerpo, y además reforzar el tono
muscular de las paredes intestinales. Esta irrigación dura aproximadamente
una hora y necesita varias decenas de litros de agua.
Al circular el agua por todo el colon, esta irrigación limpia y desin-
toxica profundamente sus mucosas y libera al colon de desechos que se
acumulaban en él a veces durante años.

109
110
El equilibrio del pH urinario
Doctor Jean-Pierre Lablanchy
Doctor Patrick Paillard

El pH (potencial hidrógeno) es la unidad para medir el grado de acidez o


de alcalinidad de un líquido. Un pH 7 representa el equilibrio en el hombre:
por debajo, hay exceso de acidez; por encima de 7, exceso de alcalinidad.
Los procesos normales de nuestro organismo no pueden desarrollarse
normalmente sino cuando el pH está estabilizado alrededor de 7. Diferentes
sistemas bioquímicos (sistemas amortiguadores o reguladores, llamados
sistemas «tampón») permiten esta estabilización neutralizando tanto un
exceso de acidez como un exceso de alcalinidad.
Por otra parte, la transformación de las sustancias que absorbemos
mediante la alimentación necesita de la intervención de enzimas, que son
activados por los oligoelementos y las vitaminas. Cuando faltan debido
a una alimentación con carencias, no puede realizarse normalmente esta
transformación y se produce un exceso de acidez. Para lograr mantener
el pH alrededor de 7, los sistemas tampón evacuan el exceso de acidez
por los riñones, acidificando así la orina, que en estado normal debería
tener un pH sensiblemente igual al de la sangre (entre 7 y 7,5). Mediante
la medición del pH urinario, es posible darse cuenta entonces del exceso
de acidificación del organismo, ligado a la carencia de oligoelementos y
de vitaminas.
Para ayudar al organismo a reencontrar su equilibrio, además del aporte
de oligoelementos y de vitaminas, conviene añadir citratos alcalinos a la
alimentación y preferir los alimentos no ácidos (véase cuadros en el Anexo).
Los fenómenos vitales sólo pueden desarrollarse en una zona muy
limitada del pH, fuera de la cual cualquier tipo de vida, desde el microor-
ganismo más elemental hasta el ser humano, queda paralizada.
Semejante sensibilidad a las variaciones del pH necesita, entonces,
una posibilidad de regulación muy eficaz. Los medios biológicos poseen
sistemas tampón. Así sucede con el agua de los mares y océanos: la vida
allí sólo es posible si el pH está entre 7,5 y 8. En los animales superiores

111
y en el hombre, el pH del medio intracelular está en torno a 6,98; el del
líquido cefalorraquídeo (LCR), en torno a 7,9: el del plasma arterial entre
7,38 y 7,43. Los sistemas tampón se oponen de manera inmediata a las
variaciones del pH, y sólo en un segundo tiempo pueden intervenir los
órganos (riñones y pulmón) cuya entrada en acción es más lenta.
Los medios biológicos mantienen el equilibrio para mantener las reac-
ciones bioquímicas vitales en una zona de equilibrio ácido/base favorable
a la actividad de las enzimas. Su actividad depende del pH. La actividad
encuentra su punto máximo cuando se da un determinado valor del pH (pH
óptimo), variable según la naturaleza del enzima y su origen. Añadamos
que esta actividad depende también de la presencia de oligoelementos y
vitaminas.
Un ejemplo clásico muestra que el músculo del diafragma de rata
aislado, con un pH normal de 7,4, produce sólo un 63 % de los lactatos
cuando el pH baja a 7,1.

Nociones elementales sobre el equilibrio ácido/base


Antes de abordar el interés fisiológico y médico del control del pH en la
orina, se hace necesario recordar brevemente algunas nociones elementales
del equilibrio ácido/base.
Según Bjerrum:
un ácido es un proveedor de protones (H+):
una base es un aceptador de protones, o un proveedor de un par
de electrones (oxidante);
una antibase es un aceptador de un par de electrones (reductor), o
de una base.

Como vemos, la noción de equilibrio ácido/base está así en íntima rela-


ción con la noción de reacciones de oxirreducción (pensamos en particular
en las cadenas oxidativas, mitocondriales generadoras de ATP, en el ciclo
de Krebs…) que, en sí misma, no puede concebirse sin un conocimiento
de los principios de la termodinámica.
Muchas reacciones de oxirreducción hacen intervenir a los protones.
Por lo tanto, el potencial de este sistema depende estrechamente del pH.

112
Recordemos al respecto el papel primordial del agua como disolvente
biológico, que en este equilibrio ácido/base tiene un papel activo gracias
a su carácter anfótero. El agua se disocia muy débilmente en cantidades
iguales de iones H+ y OH+ y, en una primera aproximación, la acidez de
una solución depende de su concentración en iones H+. El pH es así una
medida del estado de acidez de una solución que contiene, biológicamente,
una mezcla de ácidos y bases. Esta medición se define por la expresión
matemática: pH = —log a H+ (logaritmo decimal negativo de la actividad
de iones hidrógeno de una solución), en la cual a H+ representa la actividad
del catión hidrógeno (protón) en la solución considerada.

El funcionamiento del organismo es generador de ácidos


Existe una tendencia fisiológica a la acidosis metabólica, debido a la
producción y acumulación de ácidos no volátiles, productos del metabo-
lismo intermediario. Se puede decir que el cuerpo en su funcionamiento,
normal, y con mayor razón en su funcionamiento patológico, se presenta
como un auténtico generador de ácidos. La acidosis debe entenderse como
una perturbación del equilibrio ácido/base que llevaría aparejada una caída
del pH si no interviniese algún mecanismo compensador. En efecto, una
gran parte de los productos terminales son ácidos: un adulto sedentario
produce en gas carbónico el equivalente de 13 a 15 litros de ácido clorhí-
drico puro (es decir, 13.000 a 15.000 nmol de iones hidrógenos diarios).
Este gas se hidrata muy deprisa, convirtiéndose en ácido carbónico, debido
a la presencia en el eritrocito de un enzima: la anhidrasa carbónica. En
condiciones normales no debe producirse ninguna acumulación, pues el
pulmón se preocupa de su eliminación en su forma gaseosa. Pero no sucede
lo mismo con los productos terminales llamados «ácidos fijos» no volátiles.
En un régimen alimentario «normal», el principal ácido no volátil
que debe ser eliminado es el sulfúrico, formado durante la oxidación de
los aminoácidos azufrados de las proteínas: metionina, cistina y cisteína.
También debe ser excretada una cantidad apreciable de ácido fosfórico,
proveniente de la oxidación de los ácidos nucleicos, de los fosfolípidos, y
de las fosfoproteínas como la caseína y la albúmina del huevo. Los ácidos
orgánicos de origen alimentario aportan su propia contribución. La cantidad

113
de esos ácidos no volátiles producidos por una persona normal depende
fundamentalmente del aporte alimentario, en particular de proteínas, y
es del orden de 100 nmol por día. Aunque esta cantidad parece débil en
relación con la producción de gas carbónico, este equivalente de 100 cc de
ácido clorhídrico plantea el problema de una adición a la sangre de ácidos
que vacían la reserva de bases tampón. La enfermedad, debido a la anoxia
de los tejidos que comporta, agrava considerablemente estos problemas
y aumenta la tendencia a la acidosis metabólica.
Una situación tan sencilla como el ayuno, por ejemplo, también tendrá
tendencia a acidificar el organismo. Hay otros factores que también pue-
den provocar una acidificación del organismo, como una vida demasiado
sedentaria, las infecciones, el estrés (entre otros problemas, genera una
tensión muscular que de suyo es productora de ácidos orgánicos…), y que
puede así explicar ciertos tipos de dolores, que pueden corregirse mediante
la simple absorción de productos alcalinos.
Otros factores pueden ser algunos medicamentos acidificantes (en
especial los antiinflamatorios como el ácido salicílico, que es un ácido
carboxílico fuerte). Su utilización tiene una primera fase de mejoría, gracias
a su efecto antiinflamatorio (debido a la inhibición de la producción de
prostaglandinas por los antiinflamatorios no esteroideos, por ejemplo), pero
luego viene una fase de agravamiento al aumentar la producción de ácidos
fijos. Todo esto produce, la mayoría de las veces, una anulación del efecto
positivo, lo que se traduce en un aumento gradual de las dosis, con lo que
la producción de ácidos no volátiles provoca una acidosis metabólica más
importante… Doy este ejemplo para mostrar la importancia de la regulación
terapéutica del equilibrio ácido/base y para que se procure ayudar al orga-
nismo a mantener el equilibrio en caso de utilización de antiinflamatorios.
Esto es más importante aún por el hecho de que con frecuencia se trata el
dolor con antiinflamatorios, y que el dolor se ve aumentado por el hecho
mismo de la sensibilidad del sistema nervioso a los ácidos.
Mención aparte debemos hacer a la alimentación dado su carácter
diversificado y modificable, con lo que puede provocar en el organismo
grandes variaciones de acidez o de alcalinidad. Cuando se hace necesario
intervenir, lo más sencillo es hacerlo sobre el carácter ácido.

114
Por lo general, un régimen vegetariano puede proporcionar una gran
cantidad de bases que provienen de las sales alcalinas de los ácidos orgánicos.
Para conservar su pH estable, el organismo debe, por consiguiente,
regular el sistema. Ahora es cuando interviene un órgano fundamental:
los riñones, único órgano capaz de eliminar los iones H+ ligados a aniones
no volátiles, adaptando su excreción para mantener constante el pH del
plasma. Esto, sin olvidar el papel muy importante de los pulmones y del
sistema de ventilación respecto a los ácidos volátiles.
Remitimos a obras de fisiología para las nociones sobre la ley de
Hendelsohn-Hasselbach, la proporcionalidad entre la concentración de
CO2 en el plasma y la pCO2, el diagrama de Davenport y el interés de
estos conceptos en la medicina de urgencia y de reanimación.

Las dos categorías de los sistemas tampón


Los sistemas tampón son numerosos; clásicamente se distinguen dos
categorías: los tampones plasmáticos y los tampones globulares.
Veamos primero:

Los tampones plasmáticos


1. Los fosfatos bimetálicos y monometálicos, entre los cuales se cuenta
el pH = 6,8, constituyen un buen tampón teórico con un pH similar
al de los medios fisiológicos, pero poco eficaz debido a su débil
concentración en el plasma. Sin embargo, constituye el principal
regulador de la orina, y su papel es más importante en la medida en
que hay una acidosis prolongada. Es la ocasión de recordar el «poder
tampón» de los huesos. El fosfato de calcio, presente en la porción
inorgánica del hueso en forma de hidroxiapatita, es relativamente
insoluble en condiciones normales, pero su solubilidad aumenta a
medida que baja el pH, es decir, cuando aumenta la acidez. Por lo
tanto, si el pH cae por debajo de su valor normal, el fosfato de calcio
del hueso se disuelve y aumentan los niveles plasmáticos de calcio
y de fosfato. De esta forma, se puede considerar que el fosfato del
hueso es una especie de «reserva alcalina», a la que se recurre cuando
baja el pH. Esto es particularmente importante en las patologías

115
osreoarticulares, porque la anoxia de los tejidos agrava esos fenóme-
nos, con lo que aumenta la pérdida de sustancia ósea, sin esperanza
de que pueda mejorar por la simple ingestión de calcio.
2. Los proteinatos plasmáticos. Con el pH de la sangre, las proteínas
se comportan como polianiones. Los grupos carboxílicos libres
de los ácidos aspártico y glutámico pueden existir en dos formas:
COONa+ y COOH. Constituyen, por lo tanto, un sistema tampón
cuya eficacia se ve, sin embargo, limitada por el débil valor del pH
medio (aproximadamente 5).

Los tampones globulares


En los hematíes intervienen tres sistemas fundamentales: bicarbonatos/
ácido carbónico, fosfatos bi y monometálicos, y proteínas.
El sistema de las proteínas corresponde sobre todo a la hemoglobina,
que actúa en el equilibrio del pH no sólo por su poder tampón, sino
también por su capacidad de transporte del CO2. Una parte del CO2 de
la sangre queda fijado en los grupos básicos de la hemoglobina según la
reacción R-NH2 + CO2 = R-NH-COO- + H+. La fijación de CO2 en la
hemoglobina libera de este modo los iones H+. En presencia del pH de
la sangre, la hemoglobina reducida (Hb) y la oxihemoglobina (HbO2) se
comportan como ácidos débiles que existen parcialmente en forma de sales.
Se pueden distinguir dos sistemas tampón: hemoglobinatos/hemoglobina
y oxihemoglobinato/oxihemoglobina. Estos dos sistemas interactúan
recíprocamente. En efecto, la oxihemoglobina es un ácido más fuerte que
la hemoglobina: cuando ésta se oxigena en los pulmones, libera iones H+;
a la inversa, en los tejidos la oxihemoglobina se ve reducida y libera bases.
Bajo estas diferentes formas, la hemoglobina tiene una función tampón
importante en la sangre: es un factor que hay que tener en cuenta, y la
doctora Kousmine insiste en el control de la hemoglobina y del hierro en
el organismo. En cuanto a las proteínas en general, la cadena lateral imida-
zol de la histidina, con un pH de 6 a 7, es la más adaptada para lograr un
equilibrio de pH 7,4. A este grupo deben su poder equilibrante la mayor
parte de las proteínas, y la hemoglobina, con sus 36 residuos por molécula
en histidina, no constituye una excepción.

116
La pareja bicarbonato/ácido carbónico merece un lugar aparte, porque
es ciertamente el sistema tampón más importante en las situaciones de
urgencia, cuando la vida corre peligro. Esto se debe principalmente al hecho
que la composición ácido anhidro —el gas carbónico— es volátil y puede
ser regulado por el pulmón (importancia de los quemorreceptores y de los
centros respiratorios) y que el bicarbonato —su base conjugada— puede
ser regulada de forma independiente por los riñones, aunque este meca-
nismo no es muy rápido. Existe una cantidad muy grande de este tampón,
ya que el gas carbónico es el producto terminal normal de la oxidación
de los lípidos y glúcidos. Este sistema bicarbonato/ácido carbónico es el
mejor tampón normal en los líquidos extracelulares, y cualquier pérdida
de bicarbonato debe considerarse como un hecho potencialmente grave.
Ya hemos mencionado el caso de los tampones fosfatados. Una palabra
sobre el amoniaco (NH3), desecho nitrogenado, uno de los productos
terminales del catabolismo proteico junto con la urea, y que le da el olor
«amoniacal» a la orina. Cumple una función no despreciable en la excreción
de los iones NH+ en forma de amonio NH4+.
Cuando se trata de una regulación a largo plazo, los fenómenos parecen
más complejos. El estudio del pH intracelular, que es donde tienen lugar la
mayor parte de los metabolismos, es actualmente difícil de realizar, motivo
por el cual son más difíciles de comprender los mecanismos de regulación.
Cuando se trata de afecciones degenerativas diversas (cáncer, poliartritis
reumatoide, miopatías, esclerosis múltiple), los procesos metabólicos van
más lentamente. De aquí se sigue una acumulación lenta y progresiva de
metabolitos ácidos que el organismo debe neutralizar (cualquier enfermedad
crónica va acompañada de cierta anoxia de los tejidos).
Ya hemos visto que los huesos tienen una función tampón importante
en presencia de condiciones patológicas, especialmente por fijación de
cantidades a veces considerables de cloro (pueden consultarse al respecto
las obras de la doctora Kousmine).

117
Restablecer el equilibrio ácido/base
Esto nos lleva a exponer ahora el papel fundamental del NaCl en una
regulación a largo plazo del equilibrio ácido/base, cuestión que la doctora
Kousmine aborda de forma original.
Cuando hay una acidificación «crónica», anormal para el organismo, el
cloro contenido en el plasma, que es una base muy débil del ácido fuerte
HCl, pasa del compartimiento extracelular al compartimiento intracelu-
lar, donde es captado por las proteínas. Se concentra en forma especial en
el tejido conjuntivo (colágeno, repartido por todo el organismo y muy
abundante, entre otros tejidos, en el tejido subcutáneo). En el esqueleto y
las fascias, el cloro se fija al fosfato de cal para formar la cloroapatita, que
progresivamente reemplaza a la hidroxiapatita.
El sodio (Na+) que queda, ácido muy débil de una base fuerte (OH-),
queda entonces disponible gracias al líquido extracelular, para neutralizar
los ácidos en exceso y facilitar su eliminación.
Terminado este proceso, llegamos a una situación paradójica en la que
las sales alcalinas, formadas por una base fuerte y un ácido débil, hacen que
el pH del plasma se vuelva alcalino. De este modo, como dice la doctora
Kousmine, «un exceso de ácidos orgánicos conduce a una alcalinización del
plasma. Esta situación será corregida por un aporte alcalino, y agravada por
un aporte ácido, lo que, en un primer momento, parece lo más indicado».
El estudio del pH en la orina nos da indicaciones preciosas sobre la lucha
que realiza el organismo para conservar su equilibrio, reflejo ciertamente
lejano del metabolismo, pero fácil de verificar por uno mismo mediante
papeles reactivos.
Notemos, al respecto, que existe una cronobiología en la fisiología
de la secreción urinaria: es «normal» que el pH de la orina de la noche
(emitida por la mañana al levantarse) sea ácido, y que el de la orina del día
esté muy cerca del pH del plasma. Por esto aconsejamos a los pacientes
que midan regularmente —tres veces al día— el pH de la orina, y que
anoten el resultado. Posteriormente, el mejor conocimiento del cuerpo
así adquirido permitirá determinar previamente la influencia de alguna
comida muy ácida, de una situación de estrés, de algún acontecimiento…,
y anticiparse aportando los elementos correctores de forma preventiva.

118
A corto y medio plazo, el bicarbonato de sodio (y el agua de Vichy,
por ejemplo) es probablemente el medio más eficaz para regular un exceso
de acidez. Hace mucho tiempo que se conoce esta propiedad, y no hay
botiquín familiar, por pequeño que sea, que carezca de este producto.
La seguridad de utilización de los bicarbonatos, y mejor aún de los
citratos, para ayudar al organismo a tamponar sus ácidos, está ligada a una
sola verificación: que no exista insuficiencia renal.
En efecto, el riñón normal secreta muy rápidamente el exceso de bases
en cuanto se traspasa el umbral. Parece como si el organismo humano
regulase muy fácilmente el exceso de bases y muy difícilmente el exceso
de ácido. Los riñones sanos están tan bien adaptados a secretar el exceso
de bicarbonato (en cuanto se traspasa el umbral renal) que en la práctica
es muy difícil provocar una alcalosis a una persona normal por la simple
administración de bicarbonatos o de citratos; el citrato es metabolizado
en el ciclo de Krebs y se transforma en CO2, que es hidratado para formar
bicarbonato.
En las situaciones habituales, el organismo debe eliminar su exceso de
ácidos no volátiles por los riñones; la secreción de iones H+ da, de este
modo, una orina ligeramente ácida. Una vez más, tenemos que precisar
que el pH de la orina depende en gran medida del régimen alimentario.
Cuando se dice que el pH «normal» de la orina es de aproximadamente
5,5 en la población en general, hay que agregar que se trata de personas
cuya alimentación y modo de vida se consideran como normales por la
sociedad: es un valor estadístico que se refiere a individuos carnívoros y
por lo general con estrés.
En la práctica, sólo la presencia de una infección urinaria, de una per-
turbación del metabolismo del calcio, o la presencia de cristales y cálculos,
debe conducir a que se tomen las precauciones que se acostumbra tomar
en estos casos para buscar el reequilibrio ácido/base.
A largo plazo, debido a las relaciones recíprocas anteriormente citadas
entre equilibrio ácido/base, equilibrio hidroelectrolito y potencial RED-
OX, el aporte de citratos es a la vez simple y eficaz, debido a que el ión
citrato entra en la cadena oxidativa dentro del ciclo de Krebs, y alimenta
o relanza la cadena oxidativa.

119
Por lo demás, el ácido cítrico tiene un papel no despreciable en la
hemostasis, pero desarrollar este punto nos apartaría de nuestro tema.
En una estrategia terapéutica, es muy común aconsejar al paciente la
toma de citratos, varias veces al día, con control del pH urinario. También
es normal añadir un aporte multivitamínico y sales minerales. Por sistema
preguntamos a nuestros pacientes sobre sus costumbres alimentarias, y
luego les damos consejos sobre cómo reformarlas.
Cuando se siguen estos consejos, se consigue una mejoría relativamente
rápida del estado general del paciente, y en particular una clara disminu-
ción de la sensación de fatiga. Por término medio se necesitan dos años
de reequilibrio regular del pH de la orina, muy cerca de la neutralidad
sin necesidad de añadir citratos. La simple observancia de las reglas de
higiene alimentaria y de lucha contra el sedentarismo basta, pues, para su
mantenimiento.

120
La cura de vacunas
Doctor Philippe-Gaston Besson

Algunas patologías en las que interviene un desarrollo del sistema


inmunitario (alergias, enfermedades autoinmunes) exigen que se utilicen
productos más específicos. Se trata de introducir en el organismo canti-
dades muy pequeñas de sustancias que permitan una mejor regulación de
ese sistema inmunitario. Estas sustancias, obtenidas por lo general a partir
de las vacunas comerciales, se seleccionan en función del paciente con la
finalidad de desplazar la reacción agresiva y errónea del sistema inmunitario.
Esta técnica se llama «cura de vacunas». Constituye el quinto pilar del
tratamiento de la doctora Kousmine, y se indica para ciertas patologías
especiales como el asma, la rinitis crónica alérgica, la artrosis, las poliartritis
crónicas evolutivas, las espondilartritis anquilosantes, etcétera.

Finalidad de la cura de vacunas


¿Qué queremos conseguir mediante este sistema?
Queremos encontrar un medio que nos permita desplazar la reacción
autoinmune antígeno-anticuerpo, que, en una poliartritis reumatoide, por
ejemplo, se sitúa en las articulaciones creando una inflamación crónica y
una deformación articular progresiva. Para esto, a la doctora Kousmine se
le ocurrió utilizar cepas microbianas existentes en el comercio, vacunas o
peptonas cárnicas, sustancias todas ellas capaces de provocar una reacción
antigénica.
Con este fin, en un comienzo utilizó siete cepas:
Tuberculina
Staphypan (en Francia, Divasta): estafilococos
Colítico Astier: colibacilos
C.C.B.: estreptococos, neumococos, Neisseria catarrhalis
Annexina: gonococos, estreptococos, estafilococos
Pertussin: vacuna contra la tosferina
Peptona pancreática: aunque no es una cepa microbiana, a veces
actúa como un antígeno.

121
Para las pruebas cutáneas, las cepas se utilizan diluidas al 1/10° (D1),
excepto la tuberculina, que se diluye a D3, debido a las reacciones a veces
muy fuertes que podría provocar utilizada en D1. Para la peptona pan-
creática, se utiliza una solución estéril al 20%.
Como en algunos casos las reacciones observadas durante las pruebas
eran insuficientes, se me ocurrió añadir otras cepas a las siete propuestas
por la doctora Kousmine:
Candidina
Klebsiella pneumoniae
Salmonella enteritidis
Corynebacterium cutis
Proteus morganii

Utilizados también en D1 (la concentración original corresponde a la


de las ampollas de Divasta), excepción hecha de la candidina, que, al igual
que la tuberculina, se utiliza en D3.
Con estas cepas, el médico realiza pruebas cutáneas análogas a las que
realiza un médico alergólogo. Se trata de una serie de inyecciones intradér-
micas de 0.1 cc de cada producto, a fin de determinar las cepas que serán
utilizadas para la fabricación de la vacuna.
La lectura de estas pruebas se realiza de forma más o menos rápida
según la cepa:
al cabo de algunas horas para: Peptona
entre 12 y 24 horas Proteus
Klebsiella
Salmonella
entre 24 y 36 horas para: Pertussin
Staphypan
C.C.B.
Annexine
entre 36 y 72 horas para: Tuberculina
Candidina
Corynebacter

122
Se seleccionan las cepas que provocan una mayor reacción (como
máximo 3 o 4) para fabricar las vacunas para el tratamiento. Los criterios
de selección serán la amplitud de las placas eritematosas, la induración y,
a veces, el dolor.
La finalidad de esta técnica no es la de encontrar un agente específico
de la enfermedad, sino hallar una mezcla de alergenos lo bastante activos
para, por una parte, inducir durante el tratamiento un desplazamiento en
la piel, en el lugar de la inyección, de una reacción antígeno-anticuerpo y,
por otra parte, provocar, tanto como se pueda, una defensa inmunitaria
normal. Con la variedad de las cepas utilizadas. a veces es posible encontrar
al agente causal de la enfermedad y poder así realizar un tratamiento más
específico. Así sucede en particular con ciertas asmas con Klebsiellae Pulm,
con algunos reumatismos con Annexine, y con algunas rinitis vasomotoras
con Tuberculina.
Según las indicaciones dadas por las pruebas, se prepara una serie de seis
frascos de 20 ml, numerados de 1 a 6, con una mezcla de las cepas prescritas
por el médico, en dilución dinamizada creciente en la siguiente forma:

frasco nº 6 dilución D8
frasco nº 5 dilución D7
frasco nº 4 dilución D6
frasco nº 3 dilución D5
frasco nº 2 dilución D4
frasco nº 1 dilución D3
Si la, o las reacciones a las pruebas son muy importantes (enrojecimiento
marcado, induraciones, dolores, flictenas…), se comenzará el tratamiento
con una disolución más alta: D10 para el frasco 6 en vez de D8.
Si la reacción a la tuberculina es muy intensa, habrá que someter al
paciente a un tratamiento de tres meses de antibioterapia específica antes
de comenzar con la cura de vacunas. Hay que tener presente que puede
producirse una intensificación de los síntomas durante el tratamiento con
antibióticos. Sólo después podrá realizarse la cura de vacunas.

123
Si la reacción a la candidina es muy intensa, se aconseja también hacer
un tratamiento específico antifúngico antes de comenzar con la cura de
vacunas.
Si no hay reacción a las pruebas, o la hay muy débil, quiere decir que
ninguna de las cepas es capaz de inducir una reacción inmunitaria (lo que
es muy raro: puede suceder con enfermos en tratamiemo con cortisonas,
por ejemplo), o que el enfermo ya no es capaz de responder a una incitación
antigénica (¡desconfiar del sida!). En este caso, es preciso tratar primero
la anergia y rehacer las pruebas después de 2 a 4 meses.

Protocolo de la cura de vacunas


Realizar 2 inyecciones subcutáneas por semana, comenzando con una
dosis de 0,5 cc, y aumentándola en 0,5 cc cada semana (1ª semana, 2 inyec-
ciones de 0,5 cc; 2ª semana, 2 inyecciones de 1 cc; 3ª semana, 2 inyecciones
de 1,5 cc, etc.). Comenzar con el frasco núm. 6, y proceder del mismo
modo con el frasco núm. 5, luego con el 4, etc., hasta obtener la dosis de
reacción (véase más abajo).
¡No es indispensable vaciar los frascos! Si la dosis de 1,5 cc del frasco
núm. 6 no produce reacción, pasar al frasco núm. 5 sin necesidad de ter-
minar el frasco núm. 6.
Se procede así hasta obtener la dosis de reacción. Ésta se alcanza cuando
la inyección produce alguna reacción: si se nota cansancio, si se produce
una mancha roja en el lugar de la inyección) si se agravan los síntomas.
Cuando se alcanza esta dosis, hay que espaciar las inyecciones, y esperar a
que la reacción de la inyección precedente haya pasado antes de proceder
a la siguiente.
Luego se repite la misma dosis (o una dosis menor si la reacción ha
sido muy intensa) hasta que no se produzca ya ninguna reacción con una
misma dosis.
Una vez que se ha alcanzado la dosis de reacción, hay que aumentar
más lentamente las dosis: 0,25 cc cada vez.
Cuando la dosis de 1,5 cc de un frasco deja de producir una reacción, se
puede pasar al frasco siguiente, aunque el anterior no se haya terminado.

124
Por último, para el frasco núm. 1, hay que aumentar las dosis muy
lentamente, por décimas de cc (0,1 cc, 0,2 cc, 0,3 cc…). hasta llegar a 1,5
cc. La cura de vacunas se ha terminado cuando la inyección de 1,5 cc del
frasco núm. 1 no produce ya reacción alguna.
Los frascos deben conservarse en el refrigerador.
Sólo utilizar los frascos si el líquido está perfectamente claro y el cierre
en perfecto estado.

Quiero añadir ahora algunas precisiones:


La noción de «dosis de reacción» se revela muy imprecisa en la práctica,
en especial para la enfermera encargada de aplicar el tratamiento. Parece
que los pacientes quieren acabar el tratamiento cuanto antes y sobrepasan
esta dosis. Aparecen entonces diversas «reacciones», cuya señal más evi-
dente es una sensación de fatiga, y la reaparición o intensificación de los
síntomas. Por lo general, cuando se consulta al médico, la dosis de reacción
ha sido sobrepasada hace varias semanas y el tratamiento ha continuado
con el mismo ritmo…
Sin embargo, en la mayor parte de los casos, el tratamiento se desarrolla
sin mayores problemas, y la mejoría se acentúa de forma paulatina hasta
el final del tratamiento.
El médico debe estar especialmente atento durante este tratamiento,
que dura de seis a ocho meses, e incluso más. Tiene tiempo para seguir
de cerca y controlar el estado de su paciente y sus resultados biológicos.
En cuanto aparece sensación de fatiga o intensificación de los síntomas,
y sin importar el número del frasco que pueda ser el responsable, hay
que comenzar a espaciar las inyecciones. En este momento hay que dejar
definitivamente el protocolo de comienzo de dos inyecciones semanales
para estar atento a las reacciones propias del paciente. Es necesario que los
pacientes (y sobre todo las enfermeras) comprendan que este tratamiento
no es una carrera contra el tiempo, y que su finalidad no es obligatoria-
mente alcanzar cuanto antes la meta y obtener la curación. El ritmo de las
inyecciones debe adaptarse a cada cual: algunos pacientes, por ejemplo, se
encuentran mejor con una inyección cada 15 días a partir del frasco núm.
3, manteniendo la misma dosis. Esta dosis debe aumentarse progresiva y

125
prudentemente si el efecto de la dosis precedente parece agotarse, y sólo en
este caso. Recuerdo el caso de una mujer asmática que se sentía muy bien
con una inyección de 0,5 ml del frasco núm. 2 cada 53 días, durante 3 años.
La mayor parte de los tratamientos producen una mejoría progresiva
y una desaparición de los síntomas. Hay que vigilar de manera especial
cuando se utilizan cepas como la tuberculina y la candina. En estos casos
particulares, para evitar un agravamiento o un estado de fatiga producido
por el tratamiento, es muy recomendable, como propone la doctora
Kousmine, realizar un tratamiento antituberculoso de tres meses, o un
tratamiento antifúngico de tres semanas, antes de comenzar el tratamiento
de vacunas, especialmente si las reacciones de las pruebas han sido impor-
tantes. También se aconseja comenzar con una disolución D10 o D12 en
estos dos casos, y espaciar inmediatamente las inyecciones en cuanto se
deje sentir una sensación de fatiga.
Quinto pilar del tratamiento de la doctora Kousmine, la cura de vacu-
nas bien llevada es muy eficaz y de resultados espectaculares. No se debe
comenzar si hay una velocidad de sedimentación muy alta, o si el intestino
no ha sido previamente limpiado. No se la puede separar, por tanto, del
tratamiento completo, tal como ha sido descrito anteriormente
Un estudio de 42 casos de poliartritis crónica realizado en 1987, muestra
los siguientes resultados:
A) Mejoría subjetiva de los dolores, de la rigidez matinal y de la anqui-
losis:
buen resultado (con una estimación superior al 70% de
mejoría): 52 %
resultado regular (20 al 70% de mejoría): 28%
ningún resultado (entre 0 y 20% de mejoría): 20%

B) Mejoría objetiva:
buen resultado (mejoría del Látex y del Waaler Rose, nor-
malización de la velocidad de sedimentación, supresión de
los antiinflamatorios): 20%

126
resultado regular (descenso de la velocidad ele sedimen-
tación entre un 30 y un 50%, disminución de los
antiinflamarorios en más de la mitad de la dosis): 60%;
ningún resultado (ninguna mejoría dc los índices biológi-
cos, mantenimiento de la dosis de antiinflamatorios: 20%

En estos 42 casos, las cepas más frecuentemente utilizadas fueron:


Staphypan 17,33 %
Klebsiella pulmon. 16,00 %
Pertussin 13,33 %
Candidina 8,88 %
Proteus motganii 10,67 %
Tuberculina 10,67 %
C.C.B. 8,00 %
Annexine 5,33 %
Salmonella typh. 2,67 %
Corynebacteriurn 2,67 %

Para paliar el débil impacto antigénico de las últimas cepas, nuevas


cepas están actualmente en estudio. Son:
Ribomunyl
Pyocyanique
Ducton
Diribiotine
Vaccineurine

La técnica propuesta por la doctora Kousmine es sencilla, obedece a un


protocolo riguroso y reproducible por cada paciente, y jamás ha provocado
agravamientos importantes: como mucho una fatiga pasajera, o una leve
intensificación de los síntomas, siempre de corta duración (señal de que se
ha alcanzado la dosis de reacción y que hay que espaciar las inyecciones).
Es una técnica flexible fácil de prescribir a pacientes que viven lejos.
Cualquier enfermera es capaz de llevarlo bien. Da, la mayoría de las veces,
excelentes resultados y es de fiar.

127
L1: Corynebacterium cutis
L2: Salmonellae typhi.
L3: Anncxine
L4: Pertussin
L5: Klebsiella pulmon.

R1: Tuberculina
R2: C.C.B.
R3: Staphypan
R4: Candidina
R5: Proteus morganii

128
Implicaciones psicológicas
del método Kousmine
Doctor François Choffat

Nuestras costumbres alimentarias hunden sus raíces en nuestra historia


personal e íntima, al tiempo que son también un signo de pertenencia a
nuestro grupo social. Esto quiere decir que el enfermo que acepta cambiar
de forma radical su alimentación debe, al mismo tiempo, renunciar a una
parte de sí mismo y sacrificar ciertas costumbres sociales. Una decisión
de este calibre sólo se toma cuando hay un conjunto de condiciones psi-
cológicas suficientes para provocar su motivación. Esta elección positiva
es la que servirá de apoyo a la dinámica de la curación.
Las reflexiones que vienen a continuación se inspiran en mi experiencia
con dos tipos de enfermos que podríamos llamar «característicos» del
método Kousmine: los enfermos que sufren de esclerosis múltiple, y los
enfermos de cáncer que han agotado los recursos curativos de la medi-
cina convencional. Para esta última, estos pacientes tienen en común la
perspectiva de un empeoramiento más o menos rápido, que los conducirá
a unos a la invalidez, a otros a la muerte. Han sido abandonados por los
médicos, que no les ofrecen ni tratamiento ni esperanzas.
Vamos a ver cómo el enfermo y su terapeuta se encuentran ambos
implicados psíquicamente por el tratamiento Kousmine, y cómo esta
implicación va a repercutir en su relación. Analizaremos este problema
bajo tres aspectos complementarios: la motivación, la influencia sobre la
enfermedad de una dinámica psíquica positiva, la preparación a la muerte
cuando ésta es inevitable.
Por último, estudiaremos una cuestión subsidiaria: la evaluación
científica de un tratamiento en el que se imbrican factores bioquímicos y
psicológicos.

Importancia de la relación entre paciente y terapeuta


Aceptar un cambio radical en la alimentación sólo puede ser, como ya
hemos dicho, fruto de una motivación muy sólida. El primer factor de esta

129
motivación es la gravedad de la enfermedad. Un diagnóstico de esclerosis
múltiple o de cáncer trastorna todas las ideas que una persona tiene de su
salud y de su vida. El pasado, y sus queridas costumbres alimentarias, se
enfoca ahora de forma crítica, y el futuro debe reinventarse.
Para mí es evidente que el enfermo debe conocer el diagnóstico exacto
de su enfermedad, y que debe tener la seguridad de que lo mantendré al
corriente de la evolución de su enfermedad, sea favorable o no. Un engaño
por parte del médico significa que ya no cree en la capacidad del enfermo
de asumir su destino y luchar; esta falta de confianza no hará más que
perjudicar al enfermo, a corto o a largo plazo.
El impacto del diagnóstico puede ser suficiente para motivar la conver-
sión alimentaria, siempre que el enfermo reciba una visión optimista de las
posibilidades que le ofrece este tratamiento. Aquí interviene la convicción
del terapeuta. Ahora bien, sabemos que un médico que bebe no puede ayu-
dar a un alcohólico, un fumador no puede convencer a otro fumador de
que deje el tabaco y el que necesita somníferos no tendrá problemas para
recetar este tipo de productos a sus pacientes. Es decir, para estar conven-
cido y ser convincente, el médico tiene que haber experimentado él mismo
los efectos, así como las dificultades, de semejante régimen. Habrá tenido
que superar su repugnancia a hacerse lavados intestinales y prescribirlos.
Deberá estar disponible, tener paciencia y saber renunciar a una medicina
técnica más prestigiosa. Tendrá que desprenderse del poder que le confiere
su estatuto social para poder compartir sus experiencias. Encontrarse con
otros enfermos que siguen el mismo régimen refuerza la motivación, y de
aquí el interés que hay en organizar intercambios entre los enfermos, sea
en grupos constituidos, sea simplemente en demostraciones culinarias.
También intervienen algunos factores negativos, que dificultan la
motivación. Ante todo, la oposición que manifiestan ciertos especialistas a
cualquier medida que no hayan prescrito ellos mismos y que desconocen.
El enfermo se siente tironeado entre dos puntos de vista presentados como
incompatibles, y que sin embargo son complementarios. Pero la mayor
dificultad para algunos enfermos hay que buscarla en los beneficios secun-
darios de su enfermedad. Algunos cancerosos son suicidas inconscientes,
que tiran la esponja ante responsabilidades o problemas insuperables.

130
Igualmente, para otros la esclerosis múltiple representa un refugio hacia
la regresión y la dependencia.
Cuando nos consultan enfermos de este tipo, por lo general es por la
presión de sus parientes cercanos, pero no están dispuestos a colaborar:
aceptan mal el régimen, las lavativas, los lavados les parecen torturas, la
vitaminoterapia provoca efectos secundarios insuperables… y muy a
menudo el enfermo ya no vuelve. Cualquier terapia que parezca ser eficaz
es rechazada inconscientemente como una amenaza, y la perspectiva de
invalidez o de la muerte es menos terrible que la posibilidad de volver a
enfrentarse con los problemas de la vida activa. Hay que saber reconocer
a tiempo estos problemas, presentes en diversos grados en los enfermos.
Hay que permitirle tomar conciencia de ellos y darle la ocasión de tomar
su propia decisión de vivir o de volver a vivir. Si esto se viera imposible, es
mejor aceptar nuestra impotencia y renunciar a querer el bien del paciente
contra su voluntad, so pena de una relación terapéutica destructiva.
Los estudios sobre la esclerosis múltiple describen esta enfermedad como
euforizante en un 25 % de los casos. Pues bien, entre las pocas decenas
de enfermos que atiendo, sólo conozco a uno francamente eufórico, y no
es una casualidad que sea el caso más grave y cuya evolución es la peor,
porque es el menos motivado para seguir su tratamiento, convencido
de que todo marcha bien para él. Su familia es la que lo obliga a seguir
el tratamiento en la medida de sus medios, porque han comprobado los
resultados. Estos enfermos eufóricos no tienen motivos para consultar a
los alumnos de la doctora Kousmine, de tal modo que nuestros resultados
no reflejan el porcentaje de víctimas de esta enfermedad.

Dinámica psíquica positiva


En la medicina convencional, los enfermos que sufren de esclerosis
múltiple o de cáncer avanzado, sufren pasivamente medidas técnicas, a
menudo inútiles y desagradables. El médico, que se supone tiene en sus
manos la clave de la curación, oculta a menudo su intranquilidad detrás de
palabras reconfortantes. El enfermo no encuentra nada que le permita mirar
hacia el futuro con esperanza; sólo debe esperar, lleno de inseguridad y
angustia. No hay nada más desesperante que la actitud de esos especialistas

131
que rechazan cualquier sugerencia del enfermo destinada a participar en
su propio tratamiento, de la forma que sea.
Por el contrario, la terapia Kousmine compromete al enfermo en un
proceso activo. Cada comida, cada renuncia, cada cambio de costumbre,
le permite afirmar su deseo de sanar. Esos actos movilizan el pensamiento,
sostienen la voluntad, modifican la imagen subjetiva de la enfermedad, dan
un nuevo color al futuro. Cada día atiendo a pacientes que vienen a mi
consulta por una gripe que no acaba de desaparecer, o por un lumbago,
etc., y que luego se extrañan de que su dolencia ha comenzado a mejorar
desde el día en que han concertado la visita. No es una coincidencia: la
decisión de hacerse cuidar, de participar en el proceso de sanar tomándose
el tiempo de ir a consultar a un médico, ha desencadenado el proceso de
curación. Este mecanismo también es válido para las enfermedades crónicas,
pero la «voluntad de sanar» debe ser renovada cada día.
Después de las publicaciones de Carl y Stéphanie Simonton, conocemos
mejor el efecto objetivo del pensamiento positivo en la curación del cáncer.
Al lado de las técnicas específicas que proponen los Simonton, se puede
decir que lo que hace el enfermo por sí mismo: el régimen en primer lugar,
pero también el yoga, la sofrología, la oración, el cambio de vida, diversas
curas, etc., todo contribuye a sostener este pensamiento portador de salud.
La disposición positiva del enfermo con relación a su salud es una de
las dos componentes del efecto placebo. El otro corresponde al médico, y
está asociado a su fe en el tratamiento y a su deseo real de sanar al enfermo.
El médico es responsable de la calidad de su efecto placebo, lo que supone
un mejor conocimiento de su carácter, así como una presencia y una aten-
ción sostenidas en la relación terapéutica. Esto supone también el dominio
de su técnica, en este caso, sus conocimientos en materia de nutrición, a
fin de tener la convicción de disponer del mejor método y de ser lo más
competente que le sea posible.

La cercanía de la muerte
A menudo los enfermos de cáncer nos consultan demasiado tarde, e
incluso en el caso de que podamos mejorar la duración o la calidad de lo
que les queda de vida, la objetividad nos obliga a considerar la posibilidad

132
de un desenlace fatal. Personalmente, creo que la terapia del cáncer avan-
zado implica una reflexión sobre la muerte. Primero, porque mi práctica
del método Kousmine atrae un número desusado de enfermos de cáncer
y he tenido que acompañar a muchos en este difícil paso. Y luego porque
el cáncer, en nuestra sociedad, va siempre acompañado por la amenaza de
la muerte, y hay que afrontar esta idea con el enfermo para neutralizar
emociones negativas. Todos tenemos el derecho de abordar la propia
muerte en plena conciencia; la idea que nos hacemos de la muerte es lo
que finalmente sella nuestra vida. Actualmente, más que el sacerdote, es
el personal médico el que está presente hasta los últimos momentos de la
vida, y demasiado a menudo nuestras intervenciones privan al enfermo de
su propia muerte, sea por nuestras desesperadas técnicas de reanimación, o
por los tranquilizantes, nuestra agitación, nuestro rechazo de un diálogo o
nuestras mentiras. Sin embargo, en esta última prueba, enfermo y terapeuta
pueden vivir la relación más densa y más enriquecedora. Si aceptan com-
partir estos momentos, aquí es donde están más íntimamente implicados
el uno en el otro. Pero entonces, ¿cómo conciliar el necesario optimismo
con la preparación al fracaso del tratamiento? De hecho, sólo hay dos
tipos de relación: en el primero, el enfermo obedece al terapeuta y sigue
pasivamente el tratamiento; en el segundo, se comunica al enfermo cuál es
su estado real, cuáles son las posibilidades terapéuticas que se le ofrecen,
y participa de forma activa en todo lo que piensa que le conviene. En este
segundo tipo de conducta, que se corresponde mejor con mi sensibilidad,
la información positiva se introduce en una primera fase, al tiempo que se
establece una relación de confianza en la que el enfermo tiene la seguridad
que le diré toda la verdad, cualquiera sea la evolución de su enfermedad.
Este contrato moral es a menudo muy bien aceptado.
Cuando los efectos terapéuticos basados en comprobaciones objetivas
fracasan objetivamente, intento llevar al paciente a que considere la posi-
bilidad de un desenlace fatal, pero sin perder la esperanza de una mejoría
siempre posible. Esta ambivalencia es realista, es el corazón mismo de la
condición humana: cada día corremos el peligro de morir, y cada día que-
remos vivir, el riesgo simplemente es más acentuado en algunas condiciones.

133
Para comprender las reacciones del enfermo, debemos acudir a los
trabajos de Elisabeth Kübler-Ross, que describe cinco fases psicológicas
sucesivas por las que pasa cuando se le anuncia un desenlace fatal, fases
que están presentes en cualquier situación penosa:
Rechazo: se considera que la información es falsa, se niega la
realidad.
Rebelión: la realidad es inaceptable; fase de emociones violentas,
de cólera.
Regateo: fase del «sí, pero…», «no inmediatamente», «tal vez
puede que se descubra otro tratamiento dentro de poco…».
Depresión: resignación en medio de un sufrimiento atroz.
Aceptación: con ella viene la serenidad; el enfermo se convierte en
alguien que irradia en medio de los demás.

Si se sigue el proceso con atención, se ve cómo el enfermo evoluciona


de una fase a la siguiente; hay que procurar no contrariar el proceso.
El acompañante debe permitir que: se sobrepase el rechazo, aceptar la
rebelión, prolongar el regateo mientras haya una débil esperanza en los
recursos del enfermo o en el tratamiento, pero evitando la ilusión de fal-
sas terapias milagrosas y, por último, ayudarle a llegar al término de este
difícil camino, sabiendo que al final se encuentra la serenidad. Aquí el
acompañante no puede engañar, también él debe haber resuelto en parte sus
propias angustias, su propia rebelión frente a la muerte. También él puede
compartir sus dudas, y el enfermo, a su vez, lo podrá ayudar. Confieso
que cada experiencia me ha ayudado a avanzar respecto a la perspectiva
de mi propia muerte.

¿Es posible evaluar científicamente este método?


¿Cómo evaluar científicamente un método que tiene tantos componen-
tes psicológicos? Sin tocar para nada sus efectos psicológicos positivos,
la terapia respecto a la nutrición de Kousmine ha sido calificada por la
medicina tradicional corno un método «no científicamente reconocido».
Uno de los motivos de este rechazo reside en las ideas epistemológicas en
curso. Sólo se reconoce como científica la descripción de un fenómeno

134
aislado, reproducible, exterior al observador y provocado por una sola
causa. El determinismo monofactorial es uno de los principales funda-
mentos del pensamiento científico y de la medicina contemporánea. Los
conocimientos médicos, obtenidos mediante experiencias in vitro y en
animales, se aplican al ser humano por extrapolación.
Esta visión se ha mostrado muy eficaz para las especialidades técnicas
de la medicina, en especial para la cirugía y la reanimación, pero parece
impotente, o al menos insuficiente, para los problemas de medicina prác-
tica, y en particular para las enfermedades crónicas o degenerativas. Desde
hace unos veinte o treinta años, la medicina no sólo no ha progresado
en el tratamiento de la esclerosis múltiple o del cáncer, sino que asiste
impotente a un sensible aumento del predominio de estas afecciones en
nuestra sociedad.
Entre otros aspectos, se le reprocha al método Kousmine actuar sobre
una cantidad casi ilimitada de factores modificando la alimentación e
introduciendo complementos nutritivos. Con mayor razón, ¿cuál sería la
apreciación oficial si se reconociesen los efectos positivos de las implica-
ciones psicológicas de esta terapia? Me parece evidente que el método tiene
su propia eficacia, con independencia de sus efectos psicológicos, como
lo he podido observar en enfermos obligados a seguir el tratamiento sin
su consentimiento.
La medicina tradicional desprecia el efecto placebo y mueve cielo y
tierra para eliminarlo (¿tal vez porque no se vende?). Para evaluar un
tratamiento, se las ingenia para suprimir los dos componentes del efecto
placebo, vale decir, la confianza del enfermo, por una parte, y la convicción
del médico, por otra. Es la justificación de las pruebas de «doble ciego»,
pero ¿es realmente necesario que enfermo y médico sean ambos ciegos?
¿Objetos desprovistos de emoción? En las ciencias de la materia se ha
sobrepasado el principio de determinación, en la física de las partículas
se sabe que los fenómenos observados dependen de la presencia y de la
observación del experimentador y, entonces, ¿cómo podría no ser igual
en las ciencias de la vida?
Despreciar el efecto placebo es condenarse a la ignorancia en lo que
es más rico, más original, más prometedor del ser humano. Así también,

135
cuando se logra la curación de un cáncer en contra del pronóstico médico,
se cree resolver el enigma calificándolo de «curación espontánea». Es
pretender, de modo implícito, que ese fenómeno no tiene causa, lo que va
contra la actitud científica y cierra las puertas a una investigación en una
nueva dirección.
Creo que hay que «reivindicar» el efecto placebo, es decir, estudiarlo
con seriedad como una de las causas de curación, y reforzarlo en la medida
de lo posible. No debe constituir una mentira, sino estar fundado en un
optimismo sólido y razonable. No hay que renunciar a él sino en situacio-
nes excepcionales, como cuando se trata de llevar a un enfermo al quinto
grado de la escala de Kübler-Ross, el de la aceptación. En ese momento,
presentarle al enfermo la ilusión de una posible curación es correr el riesgo
de devolverlo a los sufrimientos de los estadios anteriores.
Creo que se puede afirmar que es realmente toda la medicina práctica
la que está «científicamente no reconocida». Es imposible reducir a con-
cepciones mecanicistas trasnochadas toda la complejidad del equilibrio
y de la evolución de un ser humano en su salud. ¿Por qué rechazar una
terapia, sea cual sea, en nombre del dogma científico? Los médicos no son
los sacerdotes del dios Ciencia, sino seres humanos para quienes todos los
medios para ayudar a los enfermos deberían ser bienvenidos.
Ya es tiempo de adoptar ideas nuevas que permitan enfocar cualquier
terapia desde el punto de vista de su efecto sobre el ser humano en su
integridad, sin prejuzgar acerca de las hipótesis sobre las que se apoyan.
Estas concepciones globales de la salud son ya familiares a la mayor parte
de las medicinas complementarias como la homeopatía, la acupuntura o la
osteopatía. Están agrupadas bajo el nombre de medicina holística. Tienen
mucho campo para su futuro desarrollo; de momento, sus líneas directrices
están bien delineadas y se integran en el marco del pensamiento sistémico.

Conclusión
Gracias a la doctora Kousmine, tenernos la suerte de disponer de un
método que nos permite ayudar, de forma especial, a pacientes con enfer-
medades graves en las que los procedimientos clásicos son inoperantes.

136
Pero, mejor aún, gracias a su aspecto preventivo, permite limitar el avance
de estas enfermedades.
Este método, muy sencillo en el plano técnico, exige, para que rinda
todos sus frutos, que se conozcan bien sus implicaciones psicológicas
en el enfermo, y un compromiso personal a veces intenso en el médico.
Mediante una relación terapéutica original, puede ser la ocasión de un
enriquecimiento mutuo.
La terapia por la nutrición nos invita no sólo a perfeccionar nuestros
conocimientos sobre la química de la vida, sino sobre todo a progresar
en la exploración de nosotros mismos. Por último, nos proyecta en una
nueva visión de la medicina, el paradigma holístico, que es una maravillosa
herramienta de reflexión, un reino por descubrir.

137
138
La consulta «Kousmine»
Doctor André Denjean

El método Kousmine es una medicina total, una medicina holísta (del


griego holos, todo, totalidad) que engloba al enfermo y la enfermedad en
su totalidad.
El ser humano, en todos los estadios de su vida, depende de su medio
ambiente y de la forma en que lo utiliza:
Alimentos
Oxígeno-aire
Actividad-movimiento
Reposo-sueño
Ritmo-biorritmo

También dependerá de su pensamiento y del modo en que lo utiliza:


De forma positiva, con fe, esperanza, confianza, inteligencia (en el
sentido de una adecuada comprensión de las leyes naturales);
De forma negativa, es decir, lo contrario de lo anterior.

Catherine Kousmine cree firmemente que el «Dios Naturaleza» tiene


la bondad y la preocupación de poner a nuestra disposición una solución
simple y natural para sanar todos nuestros males. No hay más que buscarla.

139
El método de la doctora Kousmine es una medicina global

Estas soluciones simples y naturales, redescubiertas por la doctora


Kousmine, están presentes en todas las tradiciones espirituales.
Esta sabiduría profunda constituye el fundamento de la medicina global.
«Método Kousmine» suele ser sinónimo de crema Budwig, lo que no
pasa de ser un juicio muy apresurado. Basta con asistir a su consulta para
darse cuenta que ella utiliza, como agente terapéutico, todas las terapias
biológicas y todas las fuerzas de la Naturaleza:
Se recomienda hacer diariamente una caminata y deportes al aire
libre, como mínimo 1 hora diaria, o 7 horas a la semana.
Reposo suficiente y respeto de los ritmos (horas de las comidas,
de levantarse y acostarse). A cada uno corresponde restablecer la
regularidad de su biorritmo.

140
La alimentación continúa siendo el centro de toda nuestra estra-
tegia.
La relación personal con el paciente y la confianza en las leyes
naturales que hay que transmitirle proporcionan el impulso
primordial y la dinámica que sitúan al enfermo en el camino de la
curación.
La utilización, según las necesidades del enfermo, de una tera-
pia biológica adecuada (vitaminorerapia, equilibrio ácido/base.
homeopatía, neuroterapia, vacunoterapia, osteopatía, fitoterapia,
etc.).

Cada médico llevará la consulta a su manera, adaptándose, claro está, a


la petición que se le hace, pero deberá anotar muchos aspectos:

Antecedentes médicos: enfermedades de la infancia, enfermedades


infecciosas repetidas (otorrinolaringológicas, cutáneas, urogenitales),
vacunaciones y sus efectos. Anotar los antecedentes, recordando que cual-
quier penetración antigénica en el organismo puede iniciar una patología
autoinmune.
Antecedentes quirúrgicos, procurando conocer la causa.
Por ejemplo, una apendicitis simple no tendrá el mismo efecto sobre
el sistema inmunitario que una apendicitis complicada con peritonitis; la
cicatriz de una operación puede ser el punto de partida de una patología
a distancia (neuralterapia).
Traumatismos: cualquier traumatismo puede dejar una huella en nuestros
tejidos que será oportuno estudiar con técnicas específicas (osteopatía).
Los traumatismos psicológicos no del todo «digeridos» exigirán diver-
sos trámites.
Antecedentes familiares: la investigación de la doctora Kousmine al
respecto es muy reveladora en cuanto a la evolución de la enfermedades
degenerativas (véase su obra Salve su cuerpo).
Las costumbres alimentarias serán estudiadas de forma detallada y precisa
en cuanto al origen y marca de ciertos productos (pan, aceite, mantequilla,
pastas, etc.). El interrogatorio investigará cualquier mal funcionamiento.

141
Hay que analizar todas las funciones (digestiva, respiratoria, cardiovas-
cular, urogenital, cutánea, articular, vigilia/sueño).
Hay que hacer un examen clínico completo, individualizado según la
patología degenerativa (reumatología, neurología, oncología), tomando
en cuenta los criterios clínicos más usuales. Se pedirán los exámenes clí-
nicos necesarios para la investigación de una función defectuosa (función
hepática, función renal). La biología ha evolucionado rápidamente estos
últimos años, y es posible hacer diagnósticos precoces de enfermedades
autoinmunes que no presentan ningún signo clínico. Conociendo el papel
preventivo del método Kousmine, los perfiles proteicos y los exámenes de
inmunidad celular adquieren una importancia capital en lo que respecta
al diagnóstico predictivo.
Habrá que repetir los exámenes cada 2, 4 o 6 meses según la evolución
de la patología, para poder captar la menor señal de estabilización o de
mejoría. Esto animará al paciente. En caso contrario, el agravamiento lo
volverá más vigilante aún.
El interrogatorio, el oír con atención, la observación, la palpación, el
examen general nos permitirán saber si el paciente se encuentra dentro
de lo que definimos como las condiciones clínicas óptimas de curación:
piel correcta, cabellos correctos, uñas correctas, lengua correcta, dientes
correctos, intestino correcto, músculos correctos.

La piel
Nos puede informar sobre una posible y muy frecuente falta de vitamina
F. Cuanto mayor sea el déficit, tanto más seca estará desde las extremidades
hacia la raíz de los miembros. Escamosa y asociada a una sed importante,
será señal, sin duda, de un déficit que tardará muchos meses en superarse.
También podrá informarnos sobre la existencia de una infección tóxica
intestinal (espinillas, acné).

Los cabellos
Tienen que tener cuerpo y ser vigorosos. En caso contrario, podría
tratarse de una falta de minerales o de un déficit de vitamina B. Su caída

142
está a menudo asociada con carencias múltiples y variadas (vitamina F).
Su aspecto graso, a un exceso de consumo de azúcar y grasas.

Las uñas
Tienen que ser duras, lisas, rosadas, sin estrías, sin durezas, sin defor-
maciones, sin manchas blancas. Uñas blandas, frágiles y con manchas son
signo de una hiperacidez o de una falta de minerales (calcio, fósforo, cinc,
vitamina D). Una micosis ungular deberá llevar a investigar una posible
micosis digestiva. A menudo es sinónimo de acidez y de exceso de azúcar
o de gluten.

La lengua
Extensos tratados médicos han hablado de este estudio clínico. Recor-
demos que una lengua sucia, con una capa espesa y parduzca en la base
indica una infección tóxica y una sobrecarga intestinal: necesidad clarísima
de una dieta y de lavados intestinales. La lengua ha de estar limpia, rosada,
sin sedimentos. Adelle Davis, en su libro Les vitamines ont leurs secrets,
hace un estudio clínico completo y muy interesante respecto al color de
la lengua y los déficits de vitamina B.

Los dientes
La cantidad de caries, tratadas o no, está en relación con la falta de
minerales, el exceso de acidez y la infección tóxica intestinal. Los focos
infecciosos que se buscan de forma sistemática mediante la radiología
pueden mantener o ser el punto de partida de una enfermedad autoinmune
Su tratamiento por un neuroterapeuta dental será en este caso milagroso.

El intestino
Demasiado a menudo se acepta el estreñimiento como un estado nor-
mal. Hay que saber que a veces se lo trata durante años mediante aceites
de parafina que fijan todas las vitaminas liposolubles (A, D, E, K) y las
eliminan con las heces.
A menudo el estreñimiento es la causa de una infección tóxica intestinal
crónica, y alimenta de esta forma una enfermedad autoinmune. En todos

143
los casos habrá que regularizar el funcionamiento del intestino grueso:
esto es fundamental. Lo normal es hacer de vientre una o dos veces al día.
A menudo la deposición es matinal, y está formada por un excremento
de cierta consistencia, de color pardo, de 20 a 30 cm de longitud y de 3 a 4
cm de diámetro; corresponde a la comida de la mañana y del mediodía de
la víspera, y termina con un excremento más blando correspondiente a la
comida de la tarde de la víspera. El peso de las heces, para una alimentación
normal y natural, debe fluctuar entre los 250 y 550 g; de hecho, la mayor
parte de la población occidental está entre 80 y 120 g (Burkitt).

Los músculos
Su palpación nos informa sobre el equilibrio ácido/base. En efecto, se
debería poder palpar los trapecios, los escalenos, el cuádriceps, y poder
hundir los dedos hasta llegar al hueso sin que haya dolor. En caso con-
trario, hay exceso de acidez del medio interior. Los lumbagos, a menudo
acompañados de una inflamación de los psoas, se deben a exceso de ácido
en estos músculos.
Este examen clínico deberá hacerse como mínimo cada seis meses para
poder afirmar que nuestro paciente ha logrado las «condiciones clínicas
óptimas de curación». Se controlará también si se encuentra en las con-
diciones biológicas óptimas de curación mediante exámenes hepáticos,
renales y vasculares.
Si no se han conseguido estas condiciones, el médico deberá buscar
sus causas, y ayudar mediante sus consejos o mediante un tratamiento
más específico.
El interés psicológico de esta consulta Kousmine es evidente. Este sim-
ple acercamiento clínico es una terapia en sí mismo. Por ningún motivo
debe ser subestimada.

144
En busca de la inmunidad perdida
Doctor Patrick Paillard

Texto remitido por el doctor Patrick Paillard a algunos de sus pacientes


para permitirles comprender mejor el compromiso terapéutico que entraña
la consulta médica según el método Kousmine.

1. Eliminación de los factores de riesgo


A) Supresión lenta de toda clase de drogas
(tabaco, marihuana, alcohol)
(café, té, refrescos artificiales)

B) Supresión progresiva de los medicamentos potencialmente tóxicos


(en la medida de lo posible), reemplazándolos por terapias que pro-
curan reequilibrar los diversos sistemas fisiológicos:
Aroma-fitoterapia
Oligovitaminoterapia dietética
Técnicas psico- y kinesiterápicas…

C) Reforma alimentaria
Supresión progresiva de los alimentos industriales o refinados.
La primera finalidad no es obligatoriamente la supresión de la
carne, sino más bien la utilización de productos de origen vegetal.
Reemplazo de las bebidas excitantes por bebidas sanas.
Sustitución de los aceites refinados por aceites biológicos de pri-
mera presión en frío, ricos en ácidos cis-cis linoleica (vitamina F).
Reemplazar los cereales refinados por cereales completos de cul-
tivo biológico.
Reemplazar el desayuno matinal basado en calorías vacías por la
«crema Budwig», elaborada por la doctora Kousmine, o por fru-
tas frescas, oleaginosas y cereales recientemente molidos.
Comenzar las comidas por verduras y hortalizas crudas en forma
de ensalada, o por fruta fresca. Evitar concluir una comida abun-

145
dante con postres azucarados. La costumbre de comer lo crudo
antes que lo cocido asegura una mejor digestión y disminuye la
sensación de somnolencia que puede aparecer después de una
comida compuesta únicamente por alimentos cocidos.
La búsqueda de una alimentación sana debe realizarse con buen
sentido, e incluso con prudencia. Buscar ante todo un bienestar
físico y psíquico en un contexto de equilibrio.
A veces, en la medida de lo posible, es aconsejable cambiar de
residencia.

2. Fase de desintoxicación
Por lo general, se necesita un lugar especializado, bajo riguroso
control médico, con una duración de un mes o un mes y medio,
donde se pueda realizar tina monodieta, generalmente a base de
fruta (poder antitóxico, diurético, antioxidante…). Puede alter-
narse esta dieta con zumos de frutas y de verduras.
Hay que tener en cuenta repercusiones psíquicas, crisis de elimi-
nación (nerviosismo, insomnios, dolores pasajeros…).
Largos paseos por el campo, baños de sol moderados, ejercicios
de relajación, respiración, yoga, son a menudo preciosas ayudas.

3. Fase de regeneración y refuerzo del sistema inmunitario


Buscar la alimentación más sana posible a base de productos bio-
lógicos frescos, sin abonos químicos ni insecticidas.
Duración: de 2 a 3 años.
La finalidad esencial es la alcalinización de la sangre y la mejora
de la viscosidad de la sangre.
Luchar contra el estreñimiento. La dieta tiene un carácter cru-
dívoro, que aporta un máximo de vitaminas, oligoelementos y fer-
mentos: frutas, verduras, semillas, cereales integrales, productos
lácteos frescos y en pequeña cantidad, azúcar no refinado, aceites
de primera presión en frío ricos en vitamina F…

146
La vitamina C posee un gran poder inmunizante: beber zumos
de fruta frescos a base de naranja, limón, pomelo, piña tropical,
papaya, kiwi, etc.
El diente de león, el berro, la col, la remolacha roja cruda en
forma de zumo, son activadores importantes de nuestros sistemas
de defensa. El ajo y la cebolla tienen propiedades antisépticas.
Curas como la helio, hidro, eolo, geo o talasoterapia son comple-
mentos muy a menudo beneficiosos, así como cepillados en seco,
frotamientos fríos, drenajes linfáticos…
A menudo, con esta modificación que se realiza en uno, se crea
una apertura sobre la vida interior, con meditaciones y oraciones.

147
148
Enfoque alimentario e inmunitario del sida
Doctora Catherine Kousmine

Después de la Segunda Guerra Mundial, se generalizó cada vez más


el consumo de grasas calentadas en su preparación hasta 160ºC y 200ºC
con lo que se alteraban y quedaban muertas. El consumo de aceites vír-
genes, que se consumían crudos y eran de uso diario antes de 1940, casi
desapareció, por desconocimiento de la importancia fundamental de ese
gesto tradicional que consistía en mezclar, una o dos veces al día, un poco
de aceite virgen a los alimentos servidos en el plato.

La transformación de la calidad de los aceites


Durante la Segunda Guerra Mundial, hubo racionamiento y temor
de hambruna. Se invitó a las almazaras a producir más aceites a partir de
los granos disponibles. Mediante una presión en caliente, el rendimiento
aumentó casi al doble. Las nuevas técnicas proporcionaron productos
impecables desde el punto de vista comercial, más estables y con mayor
tiempo de conservación.
Terminada la guerra, raros fueron los productores que volvieron a las
antiguas técnicas de presión en frío, es decir por debajo de los 40ºC, y sin
adición de disolvente.
El mercado mundial se empobreció peligrosamente en ácido cis-cis
linoleico, forma natural biológicamente activa de la vitamina F. Fue susti-
tuido abundantemente por la forma cis-trans, que no sólo es inactiva, sino
que además aumenta la necesidad de vitamina F. Resulta así un estado de
carencia, que se manifiesta por una multiplicación y una multiplicidad de
enfermedades degenerativas, difíciles de dominar de otro modo que no sea
mediante un aporte abundante de vitamina F biológicamente activa y la
supresión de grasas técnicamente desnaturalizadas, a las que pertenecen, en
particular las grasas llamadas vegetales, formadas por moléculas extrañas
a la naturaleza, y por las margarinas que provienen de ellas.
La carencia de vitamina F se manifiesta por una piel anormalmente
rugosa, seca, con fácil descamación, presente hoy en día en la mayor

149
parte de nuestros contemporáneos, seguida de una sed exagerada debido
a pérdida excesiva de agua o transpiración.
La vitamina F se encuentra en todas las membranas celulares y asegura
su estanqueidad normal. Además, es la materia prima a partir de la cual se
producen las prostaglandinas PGE; la PGE2 sirve para la defensa contra
los agentes agresores, y la PGE1 vigila que esta defensa se adapte a la
necesidad momentánea y no sea excesiva, lo que provocaría, en los casos
extremos, la muerte celular.
Por cierto que esta protección contra el mundo exterior, tanto respecto
a la estanqueidad como a la reacción de defensa, es indispensable para
mantener el equilibrio inmunitario.
La destrucción sistemática de la vitamina F biológicamente activa, debía,
de este modo, llevar necesariamente a la multiplicación de las enfermedades
de la inmunidad.

El desequilibrio inmunitario está en la base de las enfermedades


degenerativas
Estudiando las enfermedades degenerativas modernas, llamadas de
la civilización, me he convencido de que en su base había siempre un
desequilibrio inmunitario y que respondían todas favorablemente a
idénticas medidas terapéuticas que tendían a restablecer este equilibrio.
Este tratamiento intenta suprimir todos los excesos y todas las carencias
alimentarias, comenzando por las de la vitamina F: incluye un amplio
aporte de diversos catalizadores, naturales y farmacéuticos, la supresión
de la acidosis metabólica, la normalización de la función intestinal, debido
a que este órgano, en ausencia de las cantidades normales de vitamina F,
se convierte en fuente permanente de intoxicación.
De este modo he logrado repartir las enfermedades degenerativas en
grupos según el desorden inmunitario que las caracteriza:

Grupo 1: inmunidad deficiente, en niños o adultos que pasan de una


infección benigna a otra, por lo general en las vías respiratorias superio-
res (rinitis, faringitis, sinusitis, anginas, bronquitis) o en las vías urinarias
(cistitis, recidivas).

150
Grupo 2: inmunidad exuberante en los alérgicos y reumáticos.

Grupo 3: inmunidad desviada o perversa, en los fenómenos de tumores,


benignos primero, malignos después.

Grupo 4: inmunidad aberrante, en las enfermedades autoinmunes, en las


que determinado tejido que ha fijado una toxina o un virus es considerado
como extraño por el organismo, que tiene que destruirlo (esclerosis múlti-
ple, esclerodermia, lupus que afecta a los riñones o al cerebro, miopatías,
algunas diabetes, etc.),
Con esta forma de enfocar el problema, era evidente que el sida, nueva
enfermedad, sólo era una manifestación nueva de desorden inmunitario,
que vendría a constituir el

Grupo 5: el de la inmunidad perdida.


Era entonces interesante ver cómo reaccionarían los infectados con el
retrovirus de esta enfermedad a este mismo tratamiento, y si era posible,
también con ellos, normalizar las respuestas inmunitarias.

Caso 1: Niña de dos años y medio


El 14 de enero de 1986 trajeron a mi consulta a una niña de aproxima-
damente dos años y medio, cuya madre había fallecido a causa del sida
a comienzos de 1985. Había llegado a Suiza el 6 de agosto de 1985. El
análisis dio VHI positivo (VHI: Virus Humano de Inmunodeficiencia) y
fue atendida por el servirlo médico universitario. Recibió un tratamiento
basado en antibióticos y perfusiones bimensuales de inmunoglobulinas.
Su estado no dejó de agravarse, y el médico advirtió a su madre adoptiva
que cabía esperar un desenlace fatal para las próximas semanas.
Llegó a mi consulta el 14 de enero 1986:
Peso: 10,8 kg (déficit de 500 g en relación a su talla). Talla: 82 cm (déficit
de 12 cm en relación a la talla normal).
Numerosos glóbulos rojos en el sedimento urinario. La niña estaba
postrada, agotada.

151
Lo que más llamaba la atención era la extraordinaria sequedad de su
piel que, especialmente en las piernas, estaba arrugada, con estrías muy
finas, como en los ancianos. Tenía todo el cuerpo sembrado de minúsculas
pápulas, con aspecto de ser un sarcoma de Kaposi. Sometidas a biopsia el
5 de febrero, es decir después de tres semanas de haber iniciado mi trata-
miento, sólo se encontró tejido cicatricial.
Desde hacía varias semanas sufría de diarreas y de tos, con roncus y
sibilantes en ambos pulmones, y crisis de fiebre de 40ºC. El hígado y el
bazo se podían palpar a 4 cm por debajo de las costillas; los ganglios lin-
fáticos estaban ligeramente hinchados.
En 1923, en clase de fisiología, el ya fallecido profesor Arthus nos
quiso demostrar la acción impresionante de la vitamina B1 en la avitami-
nosis experimental del palomo. Había sido alimentado únicamente con
arroz blanco, refinado, el que compramos en las tiendas de alimentación.
El animal yacía inerte, tendido sobre un costado, y parecía a punto de
morir. El profesor le inyectó una fracción de miligramo de vitamina B1
farmacéutica. Dos o tres minutos más tarde el palomo se irguió y agitó
las alas. Esta experiencia fue tan impresionante que hoy, 65 años después,
aún la recuerdo.
La niña con sida se parecía a esta experiencia más que a ninguna otra cosa,

La niña vuelve a la vida


Se sabe que el retrovirus del sida bloquea el crecimiento de los niños.
Era el caso de mi pequeña enferma con su déficit de talla de 12 cm. Su
crecimiento volvió a activarse desde el primer mes de tratamiento, y a un
ritmo muy acelerado de 1,5 cm el primer mes, 15 cm en diez meses y medio.
Después se hizo más lento, 6 cm en nueve meses (norma 5). Todos estaban
admirados al ver la rapidez con que volvía a la vida. Después de un mes de
tratamiento, y por primera vez en toda su vida, la niña comenzó a correr.
La diarrea desapareció en cuanto se hicieron las lavativas vespertinas,
seguidos por la instilación de 10 ml de aceite de girasol prensado en frío,
y 5 ml de vitamina F. Esto cada atardecer durante dos semanas, y luego
dos veces a la semana. La infección de las vías respiratorias, que había
comenzado el 20 de diciembre 1985, presente aún el 14 de enero 1986 a

152
pesar de los antibióticos, desapareció el 4 de febrero 1986. El bazo volvió
a su volumen normal, y luego le tocó al hígado. En octubre 1986, aunque
todavía anémica (64% de hemoglobina la niña aparenta buena salud. Las
salmonellas presentes en las heces, a pesar de los desinfectantes intesti-
nales, han desaparecido por fin después de un tratamiento con Bioflorin,
normalizador de la flora intestinal. Los glóbulos rojos desaparecieron del
sedimento urinario.
En julio 1986 las perfusiones de gammaglobulina se espaciaron a la
cadencia de una al mes.
En diciembre 1987, su hermano adoptivo tuvo una gripe fuerte con
fiebre. Por primera vez, la pequeña no se contaminó al estar en contacto
con él: se había restablecido su capacidad inmunitaria.
El 15 de marzo de 1989, la niña va a la escuela con toda normalidad, y
su estado de salud es del todo satisfactorio.
Es el único caso infantil que he podido observar. Ha sido una suerte
haber tenido la posibilidad de tratar un caso de «sida puro». Los otros
diez casos que vinieron después fueron, uno de una mujer embarazada
(ARC), y los otros nueve, todos de «malos chicos», todos homosexua-
les, la mayor parte fumadores, con historia de enfermedades venéreas, y
algunos drogadictos.

Caso 5: un enfermo condenado a corto plazo


Un enfermo de 40 años, con el sida en el mismo estadio que la niña,
vino a mi consulta el 2 de julio 1987, un año y medio después que le des-
cubrieran su seropositividad.
A partir de ese momento se siente cada vez peor, tiene un estado subfe-
bril, la tez gris, ha perdido 10 kg en seis meses. En Mayo de 1987 aparecen en
su piel numerosos tumores pequeños, muy firmes, hemorrágicos; el mayor,
en el pómulo derecho, mide unos 15 mm. Se trata de helangiosarcomas de
Kaposi. El 2 de julio contamos treinta en su cuerpo, de los cuales tres en
el paladar. Tiene tos. La radiografía pulmonar revela manchas sospechosas
de ser sarcomas de Kaposi. Desde hace cinco o seis años tiene agrietadas
las comisuras de los labios, testimonio de una carencia ele vitamina B o de
hierro. El 12 de junio 1987 deja definitivamente de trabajar.

153
Desde el 15 de junio recibe inyecciones diarias intramusculares de
interferón (35 millones de unidades). Reacciona con un aumento de la
fiebre a 39,5ºC. A pesar del tratamiento, los tumores se duplican en 15 dias.
Su alimentación sufre un desequilibrio desde hace años. Por la mañana
desayuna con un bocadillo de jamón y margarina; a mediodía, cinco días
a la semana come en un restaurante (alimentos preparados con grasa lla-
mada vegetal y con aceites refinados); por la noche se contenta con pan,
queso o carne.
Es decir, abundante aporte de carne, de grasa vegetal y otros aceites
sin vida. Ninguna fuente de ácido linoleico biológicamente activo. Muy
escasas verduras y frutas frescas; nada de cereales integrales. Bebe 10 tazas
de café y fuma un paquete de cigarrillos al día.
Al no tener cubierta su necesidad de vitamina P, su piel es extraordi-
nariamente seca y su tez es gris. Le prescribo un tratamiento el 2 de julio
1987, pero sólo lo comienza el 10 de julio. Entre el 10 y el 22 de julio, la
piel comienza a ponerse sedosa en algunos sitios, la lengua aparece limpia,
el pequeño tumor de la mejilla derecha sufre una regresión. No aparece
ningún tumor nuevo.
Su aspecto mejora. El 30 de julio le suspenden el tratamiento con
interferón por juzgarlo inútil. Del 12 al 27 de agosto tiene que ser hospi-
talizado: fiebre de 40,5; neumonía pneumocystii, tratada con Bactrimen
perfusión. Pierde 3,5 kg. Mi tratamiento se suspende durante este período.
Irradiación de los focos pulmonares en un campo que mide 20 x 20 cm.
Disminución de la tos.
A partir del 5 de septiembre, Retrovir, 1.600 mg diarios en 4 tomas: es
un virostático, antimetabolito de la timidina. Los primeros días se siente
mejor, pero muy pronto hay que reducir la dosis a 1.000 mg diarios porque
no lo tolera bien.
En cinco semanas, a pesar de las transfusiones, el número de glóbulos
rojos ha caído de 4 millones a 2 millones, debido a hemólisis. El enfermo
no volvió a mi consulta; murió el 28 de junio de 1988. Es evidente que mi
tratamiento no puede ser eficaz en ese estadio, y sobre todo en paralelo
con las medicaciones actuales tan agresivas, de las cuales la primera, el
interferón, produce accesos de fiebre diarios, agotadores, y el segundo, el

154
Retrovir, reduce los glóbulos rojos a la mitad, disminuyendo así el aporte
de oxígeno.
Entre los otros casos, había una mujer embarazada, a la que vi una sola
vez en estado de pre-sida, y que prefirió abortar (caso 9).

Sesenta meses de observación


Vamos a considerar primero los casos 2, 3, 4, 6, 7 y 8, que en conjunto
suponen sesenta meses de observación.
Se trata de tres hombres, que no llegan a los 30 años, y otros tres, entre
39 y 53 años, todos homosexuales.
El caso 2 sigue un régimen lactovegetariano desde hace años.
Después de leer mis libros, los tres más jóvenes han más o menos
coqueteado con la crema Budwig. El caso 4 durante mucho tiempo comía
en el restaurante universitario. Los tres eran grandes fumadores, pero sólo
bebían un poco de cerveza o de vino.
Los tres mayores comían regularmente en restaurantes de 4 a 7 veces
por semana. No son fumadores, beben más alcohol (vino), pero sin excesos.
De los seis, dos han tenido sífilis, uno hepatitis B (lo que significa uti-
lización de drogas); entre los mayores, dos han sufrido una o dos veces
de blenorragia.
Todos tienen la piel anormalmente seca, pero nunca tanto como los
casos 1 y 5.
Hemos comenzado el tratamiento con todos con uno o dos días de
ayuno, a base de frutas y verduras, seguido por tres o cinco días de frutos
crudos, a fin de cambiar la flora intestinal.
Durante dos semanas seguidas se les ha practicado lavativas vespertinas,
seguidas por la instilación en el intestino de 60 ml de aceite de girasol,
tibio, que quedaba retenido durante toda la noche, lo que se reveló como el
método más rápido de revitaminización F (las inyecciones intramusculares
están actualmente retiradas de la venta).
A partir de la segunda semana, comenzaron a alimentarse como aparece
en mis libros: crema Budwig en el desayuno, cereales completos cada día,
mucha fruta y verdura, en parte cruda. El único cuerpo graso: aceites ricos en
vitamina F, crudos, totalmente prensados en frío y sin disolventes. Absten-

155
ción temporal de carne (de dos a tres meses). Ninguno tuvo problemas
intestinales: su piel se volvió más sedosa, sin llegar a ser completamente
normal, durante el corto tiempo de observación.
Los casos 7 y 8 eran portadores de sarcomas de Kaposi desde hacía
siete a ocho meses. El caso 7 tenía varios sarcomas importantes en ambos
tobillos, y siete grupos de sarcomas muy pequeños en la espalda; estos
últimos desaparecieron casi por completo en dos meses de tratamiento;
los de los tobillos se redujeron, dejaron de crecer, y luego desaparecieron
después de cinco sesiones de radioterapia local (último control el 30 de
agosto 1988).
No hubo ninguna pérdida de peso inquietante durante los sesenta meses
de observación. El caso 2, demasiado flaco, recuperó 6 kg en 17 meses.
Todos tenían una polimicroadenopatía, que no se agravó en ninguno de
ellos, y que en algunos sufrió una regresión.
Entre las cosas positivas, hay que mencionar en el caso 2 la desapari-
ción de una coloración rojo-violácea en forma de mariposa en las mejillas,
base de la nariz y centro del mentón, análoga a la que se da en los casos
de lupus eritematoso. Calambres vespertinos en los miembros inferiores,
muy dolorosos, desaparecieron totalmente en el caso 6 durante el cuarto
mes de tratamiento: igual sucedió con las jaquecas del caso 8, a partir del
segundo mes.
En el caso 3, las uñas, deformadas desde hacía siete años y hendidas en
el centro en ambos pulgares, señal de mala salud, se normalizaron lenta-
mente a partir del décimo mes de tratamiento.
Cuando vinieron por primera vez, la lengua la tenían todos más o menos
sucia, blanca o amarilla; poco después estaba limpia.
Estas observaciones se refieren todas a un tiempo demasiado corto.
Sin embargo, con excepción del caso 5, que siguió con tratamiento oficial,
agresivo, y que muy pronto hubo que darlo por perdido, los seis enfermos
declararon todos sentirse mucho mejor, menos cansados, o incluso sentirse
en plena forma y capaces de volver a hacer deporte. Ninguno empeoró.

156
Otros dos casos
El 16 de febrero 1988 vinieron otros dos amigos, los dos con el sida,
los dos de 33 años y los dos A.T.S.
Uno de ellos había sido un antiguo paciente mío, cuyo historial aún
conservaba en mi archivo. Su madre me lo había traído a los 9 años debido
a su falta de resistencia frente a infecciones menores: se sucedían las anginas,
las otitis, bronquitis, bronconeumonías, diarreas… A los 2 años le habían
extirpado vegetaciones adenoides, y a los 12 las amígdalas.
Su madre siguió escrupulosamente mis indicaciones alimentarias; mejoró,
y lo perdí de vista. Desde 1964 a 1973 fue alimentado correctamente. De
1973 a 1984 hizo prácticas y luego ejerció como ATS en el hospital; comía
allí. Contrajo una blenorragia dos veces, a los 24 y a los 26 años.
A partir de 1980 comenzó a probar toda clase de drogas.
Primero marihuana y hachís, en 1985 el LSD, etc. En 1982 se expone
al sida. A los 19 años fuma 20 cigarrillos, poco después 30 al día.
En 1985 se encuentra con su actual compañero, un pariente lejano y
que, como él, está reducido al estado de piltrafa humana. Los dos marchan
a la India por un año, y allá se recuperan moralmente en un ashram. En
1986 vuelven a Suiza y son acogidos por un centro religioso, que sigue mi
sistema alimentario, introducido por uno de mis discípulos. La vida está
reglamentada: seis horas de gran esfuerzo físico al aire libre, tres horas
de meditación. Le gusta y se siente muy bien. En noviembre-diciembre
1986 y enero 1987 vive en un monasterio católico, donde la alimentación
es malsana, a base de conservas y muy grasa. Sufre de estreñimiento y se
siente mal.
En febrero 1987 vive en su casa, tiene una alimentación correcta, se
siente mejor y vuelve al instituto religioso, donde se come con normalidad.
Se siente bien hasta octubre 1987, cuando empieza a tener fiebre. Sufre
grandes diarreas; el 22 de diciembre 1987 se hace examinar por un centro
médico, que confirma la existencia del sida en él y en su compañero.
Lo hospitalizan y recibe Retrovir a razón de 1.600 mg diarios, durante
un mes. Debido a la hemólisis causada tan a menudo (70% de los casos) por
este medicamento altamente agresivo, los médicos controlan su fórmula
sanguínea cada semana, pero no detectan nada. El Retrovir, de tan mala

157
fama, es soportado perfectamente en presencia de una dosis correcta de
ácido linoleico en la alimentación. Desaparece la diarrea. Se reduce la dosis
a 800 mg diarios (que es la dosis de mantenimiento, ¡a continuar durante
toda la vida!) el 24 de enero 1988.
El 16 de febrero 1988, cuando lo examino, tiene la piel sedosa, excepto
en los pies y las manos. Es el único del grupo cuyos ganglios no se han
inflamado.
La historia de su amigo es análoga: como su compañero, ha probado
todas las drogas, cocaína y «majhoun» marroquí incluidos. Diagnosticado
de seropositivo el 23 de diciembre 1987, ha sido declarado «portador sano»
y lo dejan ir sin tratamiento. Su piel está completamente seca y áspera.
Sus ganglios están hinchados. Se queja de dolores muy agudos de tipo
rematoide en la nuca, Tiene mayor carencia de vitamina F que su amigo
y, para mí, está más enfermo que él.
Primera consulta el 16 de febrero 1988. El 21 de junio se siente perfec-
tamente bien, Los dolores en la nuca (Bechteren) han desaparecido. Los
ganglios están normales.

Errores de comportamiento
Los enfermos de sida homosexuales tiene en común la ausencia de una
familia estructurada, la falta de una mujer que cuide que la alimentación
sea equilibrada. Prácticamente todos comen en restaurantes, y los de más
edad una o dos veces los días laborables. Actualmente son muy pocos los
restaurantes que hayan renunciado a la utilización de las grasas llamadas
vegetales, de las margarinas que provienen de ellas, y de los aceites pren-
sados en caliente para aliñar sus ensaladas.
¿Cuándo habrá algunos que, habiendo comprendido el problema, corri-
jan su forma de proceder y lo anuncien al público en beneficio de todos y
especialmente de los enfermos de sida que viven solos? Hay tiendas die-
téticas en las que es posible comprar lo necesario para que la alimentación
sea sana. La mejor ayuda a los enfermos de sida es el restablecimiento de
una inmunidad normal, y ésta no puede existir sin un aporte suficiente de
vitamina F biológicamente activa.

158
Cuando se compara el comportamiento del retrovirus del sida con el de
los otros virus que pululan por doquier, los del sarampión, de la varicela,
de las paperas, de la poliomielitis, etc., queda uno asombrado por su poca
virulencia, por la escasa reacción de defensa que suscita, y que se traduce
en el tiempo tan largo de enfermedad no aparente.
La vitamina F es indispensable para que funcione el sistema inmunitario.
Un poco más de energía por parte del atacado y ese virus sería vencido
por sus macrófagos, al parecer. Pero para que se despliegue esta energía,
es indispensable que funcione el sistema inmunitario y para que lo haga
correctamente, es indispensable la presencia de la vitamina F. Sin vitamina
F en cantidad suficiente, la puerta queda abierta a cualquier manifestación
desequilibrio inmunitario, y esto es lo que sucede con los enfermos de sida.
De nuestros nueve enfermos adultos, tres eran portadores de tumores
malignos, sarcomatosos; cinco tenían una eosinofilia más o menos mar-
cada, ¡que en dos de ellos alcanzaba del 10 al 20%! (lo normal está entre
un 2 al 4 %); uno tenía sarcoidosis medíastínica (probable enfermedad de
inmunodeficiencia), dos tenían micosis, etc.
Ningún otro grupo social acumula de momento tantos errores de
conducta como los portadores de sida, pero nadie nos puede asegurar, si
continuamos con nuestros errores alimentarios, que no aparezca mañana
otro virus que nos ataque a todos.

Porque nuestra raza se debilita cada vez más.


Respecto a la dosificación de los marcadores de la sangre, los labo-
ratorios, inicialmente, no estaban preparados para que los pudiéramos
obtener con facilidad.
Sin embargo, pudimos comprobar que no había necesariamente para-
lelismo entre los valores encontrados y las lesiones clínicamente compro-
badas. En la mayoría de nuestros enfermos el número de linfocitos T4 era
bajo, tanto en valor absoluto como en porcentaje, y sin embargo el de los
linfocitos T8 y los índices de las betamicroglobulinas aumentaban. En el
caso 7, aunque clasificado como sida IV D, con sarcomas de Kaposi, ¡los
marcadores eran normales! (T4 = 54 %; número absoluto = 1.112/mm3).
Los valores para los linfocitos, T8 apenas habían aumentado en porcentaje:

159
38% (normal = 26 ± 6%), y normales en cifras absolutas: 782 (normal:
302 a 1.005).
En el caso 2, el porcentaje de los T3 subió del 31 % al 48% después de
un mes de tratamiento; en el caso 3, del 32 al 37% en tres meses. Pero es aún
muy pronto para sacar conclusiones definitivas basándonos en estas cifras,
En esta enfermedad vemos que, en un momento dado, desaparecen
los linfocitos T4, indispensables para el buen funcionamiento del sis-
tema inmunitario, y el individuo sucumbe frente a cualquier enfermedad
oportunista, que aunque benigna, se convierte en mortal. Pero también
podemos imaginarnos que los linfocitos T4, en un momento dado, des-
pués de x contactos con el virus a lo largo de meses y años de infección,
se han vuelto hipersensibles y reaccionan con demasiada violencia frente
a un nuevo contacto, en cierta forma como «kamikazes». Convertidos en
hiperérgicos, abren su lizosoma y se autolizan mediante este mecanismo
de defensa excesiva.
Este razonamiento fue el que me llevó a prescribir a todos los enfermos
de sida aceite de onagra, a razón de 6 a 8 cápsulas de 500 mg diarios, con
el fin de favorecer en ellos la producción de prostaglandina de paz PGE1
(véase más arriba, pág. 41), mediante un aporte de ácido gammalinolénico
preformado y frenar así la prostaglandina de guerra PGE2.
El tiempo que llevamos de observación es demasiado corto, pero cuando
esos jóvenes vienen a la consulta cada trimestre y me dicen: «Me siento
muy bien», «estoy en plena forma», “he podido volver a practicar todos
mis ejercicios», o después de cuatro meses de tratamiento en los casos de
tumores sarcomatosos de Kaposi: «No me han salido nuevos bultos»,
siendo así que en los cuatro meses precedentes habían aparecido 35, que
su cara ya no es de color gris sino que tienen un aspecto resplandeciente,
todo esto significa una promesa muy hermosa.

Mi forma de proceder
Para concluir, vuelvo a explicar cuál es mi forma de proceder con mis
enfermos.
Hay que centrar el esfuerzo, por una parte, en la alimentación, y, por
otra, en la función intestinal.

160
Eliminar todas las grasas y sólo prescribir aceites prensados en frío,
obtenidos solamente por compresión, sin adición de disolventes, ricos en
vitamina F activa y bajo control.
Después de dos días de ayuno a base de zumo de frutas y verduras,
alimentarse durante cinco días exclusivamente de frutos crudos (y even-
tualmente de frutas no jugosas, plátanos, dátiles, etc.), Luego, y esto de
por vida, seguir las reglas alimentarias indicadas en mis libros. Abstenerse
de carne durante tres meses.
Desde el primer día y durante 15 días, hacerse cada noche un lavado
intestinal evacuador, seguido por una instilación de 60 ml de aceite de
girasol templado, que debe conservarse toda la noche (puede efectuarse
mediante una jeringa grande de plástico de 100 ml, o una pera para lava-
tivas de bebés). Estas instilaciones de aceite deberán realizarse luego una
vez a la semana, hasta conseguir una piel sedosa hasta la punta de los pies.
Aporte abundante, al menos dos veces a la semana, de vitaminas por
vía intravenosa.
Las necesidades de sus cuerpos enfermos son mayores que las de los
que gozan de buena salud, y nunca se cubren por la sola alimentación.
Suministrarles vitamina C, de 1 a 10 g al día (las dosis muy altas, según las
enseñanzas de Pauling, deberán reservarse para los afectados por el sarcoma
de Kaposi). Complejo vitamínico B. Vitaminas A y E. Magnesio. Ostras
liofilizadas en cápsulas (POP) debido al conjunto de oligoelementos propios
del agua marina que contienen; o bien algas marinas en polvo, por la misma
razón. Aceite de onagra en cápsulas (de gelatina) de 500 mg, 6 a 8 al día.
Vigilar el pH de la orina y regularlo a lo largo del día entre 7,0 y 7,5
mediante citratos alcalinos, a fin de facilitar la eliminación de metabolitos
de desechos ácidos, siempre presentes en exceso en los enfermos crónicos,
Por supuesto que los enfermos de sida deben seguir las reglas elementales
de higiene, tener un mínimo de ocho horas y media de reposo nocturno;
pasar un mínimo de una hora diaria, o siete horas a la semana, al aire libre,
y practicar deportes, sin excederse.

161
Infundir esperanza
La desesperación que sufren los enfermos de sida es muy grande. Se
encuentran rechazados por la sociedad de los «no sidáticos», que les tiene
miedo, e incluso por sus amigos. Sabedores de lo que les espera a corto o
muy corto plazo, con una certeza terrible, están alertas a cada síntoma de
agravamiento, a cada enfermedad oportunista.
De modo que cuando ven que su estado mejora, aunque más tarde se
compruebe que se trataba de una mejoría sólo transitoria, les produce un
bienestar extraordinario, que les infunde ánimo y esperanza, lo que en sí
mismo ya es curativo y aumenta la inmunidad.
En algunos casos será útil recurrir a un psicoterapeuta. En el caso de
la niña, se trataba de un caso «puro», sin ninguna de las complicaciones
psicológicas del adulto, y la mejoría ha sido rápida y espectacular. ¿Cuáles
serán, a largo plazo, los resultados en adultos que han acumulado errores
alimentarios con toda clase de intoxicaciones y enfermedades? Sólo el
futuro nos lo podrá decir.

162
Preguntas y respuestas
Doctor Philippe-Gaston Besson

Los dos ácidos grasos esenciales para el ser humano son el ácido lino-
leico y el ácido alfalinolénico. A partir de estos dos precursores vegetales,
el organismo normal es capaz de sintetizar los homólogos superiores
(ácido gammalinolénico y dihomogammalinolénico), precursores de las
prostaglandinas.
El aceite de nueces, el de girasol, de maíz, de soja, de germen de trigo,
de cártamo y de linaza son los únicos aceites corrientes de los que puede
decirse que son ricos en ácidos grasos esenciales. Y esto, a condición de que
no hayan sido calentados, lo que transformaría la forma biológicamente
activa cis-cis en forma inactiva cis-trans.

¿ Cuál sería el aceite ideal?


¡El aceite ideal no existe! Habría que «fabricarlo», utilizando una mezcla
de diferentes aceites vírgenes, que podría ser por ejemplo la siguiente, y
que se debe conservar en el refrigerador:

}
1 dl de aceite de nuez
1 dl de aceite de colza
1 dl de aceite de soja MEZCLA 1
1 dl de aceite de germen de trigo
1 dl de aceite de linaza

Luego:
5 dl de la Mezcla 1
5 dl de aceite de cártamo } MEZCLA 2

Luego:
1 litro de la Mezcla 2
1 litro de aceite de cártamo

163
¿Es absolutamente indispensable el aceite de linaza?
Hay que distinguir la alimentación «terapéutica» en la que están pre-
sentes todas las condiciones que pueden contribuir a mejorar la salud, y
una alimentación sana de una persona con buena salud.
En el primer caso, es esencial procurarse los aceites más «terapéuticos».
Para ser más eficaz en el tratamiento de una patología grave, que afecte
al sistema nervioso por ejemplo, es necesario utilizar en la alimentación
aceites ricos en ácidos grasos libres y de doble enlace.
En el segundo caso, se puede utilizar un aceite no tan perfecto, a con-
dición de que aporte una cantidad suficiente de vitamina F, aunque no
tenga la misma concentración en ácido alfalinolénico que el aceite de lino.
Cuando no se encuentra aceite de linaza, ¿por cuáles aceites se lo puede
reemplazar?
El aceite de linaza está prohibido en algunos países debido a su facilidad
para oxidarse, para volverse rancio y producir así radicales libres peligrosos.
Se evita este problema previniendo las causas de oxidación de los aceites
en general, y del aceite de linaza en particular, mediante:
La conservación del aceite al abrigo de la luz (los aceites de pri-
mera presión en frío se venden por lo general en botellas metáli-
cas, o en botellas de vidrio de colores oscuros.
La conservación del aceite en el refrigerador, una vez abierta la
botella.
La renovación frecuente de la botella de aceite, en especial el de
linaza (conviene comprarlo en envases de 250 a 500 ml).

La doctora Kousmine recomienda utilizar el aceite de linaza únicamente


para fabricar la crema Budwig. En su defecto, se lo puede reemplazar por
aceite de cártamo, de girasol o de germen de trigo. Pero conviene saber que
el aceite de girasol y el de lino poseen fórmulas completamente diferentes
en lo que respecta a los ácidos grasos, esenciales o no.
Los dos ácidos grasos esenciales para el hombre son el ácido linoleico
(C18:2, n-6) y el ácido alfalinolénico (C18: 3, n-3), di- y triinsaturados
respectivamente. El primero pertenece a la familia «omega 6», y el segundo
a la familia «omega 3». A partir de estos dos precursores vegetales, el

164
organismo normal es capaz de sintetizar los homólogos superiores, que se
venden muy caros en forma de aceite de onagra o aceite de borraja (ácido
gammalinolénico).
El aceite de linaza contiene 45 a 50% de ácido alfalinolénico, y aproxi-
madamente 15% de ácido linoleico. En cambio, el aceite de girasol sólo
contiene 0,2 a 0,7% de ácido alfalinolénico, y de 52 a 68% de ácido linoleico.
Por tanto, estos dos aceites, más que intercambiables, son complementarios.
A su vez, el aceite de germen de trigo contiene 8% de ácido alfalinolénico,
y de 60 a 65% de ácido linoleico, lo que significa que está muy equilibrado,

¿ Qué aceite debe emplearse para la cocción?


Con el calor, el aceite se transforma y pierde sus cualidades vitamínicas,
conservando sólo sus cualidades calóricas. Hay que escoger entonces un
aceite que soporte bien el calor, como el aceite de cacahuete.

¿ Qué cantidad de aceite debe consumirse al día?


Nuestra necesidad diaria de vitamina F es de 12 a 25 g, lo que corres-
ponde aproximadamente a 2 cucharadas soperas al día (o 6 cucharaditas
de las de café). Como hay ya 2 cucharaditas de aceite de linaza en la crema
Budwig, se necesitan 2 cucharaditas de aceite de girasol virgen, crudo, por
persona, durante las comidas del mediodía y de la noche, en las verduras
u hortalizas, para que sea posible una verdadera recarga vitamínica F. No
basta con emplear aceite virgen para aliñar la ensalada, porque la cantidad
utilizada se reparte entre todos los comensales, y la mayor parte queda en
la ensaladera. Hay que echar las 2 cucharaditas en cada plato. Para aliñar
la ensalada puede utilizarse aceite de oliva, pobre en vitamina F, pero a
menudo apreciado por su sabor.

Características de los aceites esenciales


En un comienzo, los aceites tenían una garantía casi absoluta en cuanto
a su calidad. Naturales, poco abundantes, ofrecían un aporte calórico
moderado y una reserva energética de segundo grado, sin crear ni sobre-
carga ni déficits metabólicos.

165
En la actualidad, estos aceites poco a poco vuelven a aparecer, en gran
parte debido, al menos en nuestra región, a la labor incansable de la doc-
tora Kousmine, quien se había comprometido en este sentido desde hacía
largo tiempo.
Un aceite crudo, natural, vivo, debe observar necesariamente las
siguientes exigencias:
Provenir de semillas perfectamente maduras, en lo posible sin
abonos y procedentes de cosechas recientes.
Las semillas, enteras, no deben someterse (al baño María) a tem-
peraturas que superen los 30-35ºC.
Las semillas deben ser exprimidas en frío, una sola vez sin otro
aumento de temperatura que el que genera el propio procedi-
miento (45-50ºC).
El aceite debe sufrir una decantación normal durante 24 a 48
horas, y ser filtrado mediante papel y no amianto.
No debe ser refinado ni neutralizado.
No debe mezclarse.
Debe guardarse en depósitos no expuestos al aire ni a la luz, y
éstos ser llenados hasta el borde.

Un aceite así merecerá el nombre de «crudo y natural», y presentará


las siguientes características:
Sabor específico de la semilla de la cual procede.
Nivel intacto de ácidos grasos esenciales (distintos según los
granos).
Nivel intacto de vitamina E (25 a 30 mg por 30 g de aceite).
Presencia de todos sus elementos aromáticos.
Optimo nivel de lecitina.
Radiactividad nula (2 Becquerel por litro como máximo).

Un aceite así, metabólicamente activo, se integra a la perfección en


cualquier línea alimentaria de prevención y rehabilitación.

166
Estas características, ligadas a otros aportes calóricos controlados,
adaptados a las necesidades reales y exentos de lípidos saturados, permitirá
evitar al máximo las secuelas de un consumo excesivo de lípidos corrientes.
Ácidos linoleico, vitamina E y lecitina desempeñan igualmente un
papel esencial en el ciclo del colesterol y neutralizan su propensión a
depositarse, y luego a fijarse, en las venas y arterias, o, al menos, limitan
esta tendencia, comienzo ineluctable de la ateromatosis. Estos diferentes
elementos constituyen, entonces, los criterios objetivos para evaluar los
lípidos en general, y los aceites en particular.

Contenido medio de los aceites en ácidos grasos (en %)


Ácidos grasos esenciales
Linoleico Alfalinolénico
Saturados Monoinsaturados diinsaturado triinsaturado
(omega 6) (omega 3)
Linaza 11 25 15 49
Girasol 12 22 65 1
Germen de trigo 15 15 62 8
Nuez 9 17 60 14
Soja 16 24 53 7
Cártamo 10 13 76 1
Colza 8 62 10 0
Oliva 16 74 10 0
Cacahuete 20 50 30 0
Almendra 9 70 21 0
Copra (nuez de coco) 95 5 0 0
Calabaza 18,9 35 46 0,1
Maiz 13 30 57 0
Avellana 8 86 6 0
Adormidera 12 14.5 72 1,5
Palma 47 43 8 2
Palmito 83 14 9,5 2,5
Sésamo 16,5 42 41 0,5
El aceite de colza debe tener menos de 5 % de ácido erúcico

Quede claro que semejante aceite no debería servir en ningún caso


para freír, asar o cocinar en caliente, operaciones que hacen desprenderse
acroleínas y modifican sus equilibrios estructurales, provocando pérdida de

167
facilidad metabólica, inercia digestiva, obstrucción vascular, perturbación
y problemas hepáticos.

A propósito de los cereales

¿Qué cereales se deben utilizarse en la crema Budwig?


Hay que evitar las mezclas de cereales. La doctora Kousmine siempre
las ha desaconsejado, aunque no fuera más que para saber, en caso de into-
lerancia digestiva, a cuál se debe. Es mejor alternarlos, y luego seleccionar
los que convienen mejor a cada cual.
También hay que evitar el centeno y el trigo para preparar la crema
Budwig, por cuanto, al ser demasiado ricos en gluten, podrían ser respon-
sables de hinchazón de vientre y gases en algunas personas más sensibles.
A menudo he encontrado estos problemas en pacientes que tenían
problemas digestivos y que los atribuían a la crema Budwig, cuando lo
que sucedía era que la preparaban mal.
Nunca hay que utilizar cereales en forma de copos o de harinas ya
preparadas. Los cereales recién molidos son ricos en auxinas, hormonas
vegetales de crecimiento, excelentes para la salud de las encías.
Para los niños, que pueden beneficiarse con la crema Budwig desde los
seis meses, se utilizará preferentemente alforfón o avena.
Para las personas estreñidas, se utilizará cebada o avena.
Para los que sufren de diarreas, alforfón.

A propósito de las vitaminas


¿Qué vitaminas aconseja la doctora Kousmine?
En todos los casos de enfermedades degenerativas graves, hay que
tomarse todo el alfabeto de vitaminas: A, B, C, D, E, F.
Y, según la patología, calcio, magnesio, selenio, cinc… En estos casos, el
organismo necesita con urgencia estas vitaminas, y es importante tomarlas
todas de forma oral. El médico es quien decidirá la duración de este trata-
miento. Se complementan con complejos vitamínicos inyectables, por vía
endovenosa, dos veces a la semana.

168
¿ Es posible encontrar estas vitaminas en la alimentación? Por supuesto
que sí. Una persona sana, que ha reformado su alimentación, puede encon-
trar los elementos indispensables para mantener su buena salud en la ali-
mentación. Pero un enfermo ya no está capacitado. Las dosis de vitamina
que necesita sobrepasan considerablemente las cantidades que nuestra
alimentación actual puede aportar. Incluso cambiando de alimentación, el
déficit de arrastre es demasiado grande, y necesita una terapia vitamínica
de apoyo durante varios meses.

¿Con qué dosis de vitaminas no se corre peligro de que se presenten pro-


blemas a largo plazo, en particular con la vitamina A?
Si se trata de un organismo que se supone sano, la alimentación sana
tal como la propone la doctora Kousmine, debe bastar para proporcionar
al organismo las vitaminas y oligoelementos indispensables.
Cuando el organismo está enfermo, pero no con una enfermedad degene-
rativa grave, la vitaminoterapia, tal como la propone la doctora Kousmine,
debe incluir «ventanas terapéuticas», es decir, períodos sin tratamiento.
Por el contrario, para un organismo con una enfermedad degenerativa
grave (cáncer, esclerosis múltiple, poliartriris crónica evolutiva, etc.), es
necesario prescribir vitaminas de forma ininterrumpida durante varios
meses.

¿Qué vitaminas se utilizan?


La doctora Kousmine utiliza desde hace muchos años dos productos
inyectables:
La Ascodyne (vitaminas del complejo B con vitamina C, calcio y mag-
nesio), principalmente para las siguientes patologías:
distonía neurovegetativa,
depresión reactiva,
esclerosis múltiple,
enfermedades degenerativas del sistema nervioso,
períodos postoperatorios,
fatiga de crecimiento; por agotamiento profesional,
espasmofilia, tetania.

169
artrosis osteoporótica,
alergias.

El Dynaplex (vitaminas del grupo B, con vitamina C y metionina),


utilizado principalmente en las siguientes enfermedades:
cáncer (sobre todo como apoyo durante la quimioterapia o la
radioterapia),
enfermedades degenerativas del trato digestivo (rectocolitis
ulcero-hemorrágica, enfermedad de Crohn)
consecuencias de hepatitis,
precancerosos,
insuficiencia hepática,
alcoholismo,
fatiga debida a excesos.

Estos productos sólo se encuentran en Suiza. En Francia, Italia u otros


países, hay que prescribir «cócteles»: Bécozyrn, Laroscorbine 1000, Cal-
cibronat. Mezclar en la jeringa una ampolla de cada uno.

¿Por qué tiene que ser por vía intravenosa? ¿Es indispensable? ¿No es
posible tomar estas vitaminas de otra manera?
La vía intravenosa es indispensable…
Le dirán que las vitaminas, el calcio y el magnesio inyectados son
eliminados inmediatamente, que no tienen ningún efecto y son, por lo
tanto, inútiles. Sucede como si la célula (especialmente la célula nerviosa)
se volviese impermeable a esos elementos, precisamente cuando más los
necesita, Pues bien, mediante una inyección intravenosa se provoca una
concentración sérica importante de esos diferentes productos. Durante el
tiempo que dura la inyección, las células están sumergidas en un ambiente
concentrado de esos diferentes productos. De este modo las células enfermas
se ven obligadas a aceptar la penetración de esas sustancias indispensables
para su equilibrio, y esto sólo durante el tiempo que dura la inyección.
Por esto se recomienda inyectarla muy lentamente. Sólo son realmente
activos durante este tiempo. A veces son necesarios largos meses, a razón

170
de dos inyecciones intravenosas a la semana, para que el conjunto de las
células del organismo reencuentre su equilibrio.
Este resultado no se podría obtener utilizando la vía intramuscular,
por ejemplo, y menos aún mediante comprimidos vitamínicos aislados,

A propósito de los lavados intestinales

¿No existe un peligro en realizar lavados rectales de 2 litros con tanta


frecuencia y durante tanto tiempo? ¿No modifica esto la flora microbiana
del intestino? ¿O no provoca una irritación del intestino a largo plazo?
¡ No! Hay que comprender que lo que se persigue es precisamente
eliminar cuanto antes esta flora, que en vez de ser comensal y saprofita,
se ha convertido en patógena con el correr de los años. El lavado rectal
permite evacuar rápidamente una gran parte de las materias fecales que
están estancadas en el intestino. y con ellas, la flora de putrefacción. ¡Se
destruye más nuestra flora intestinal tomando un antibiótico que hacién-
dose lavados rectales!
La alimentación sana propuesta por la doctora Kousmine permite
sembrar nuevamente y de forma progresiva el intestino con lactobacilos
y gérmenes no agresivos.
Al no ser la presión del agua demasiado fuerte, no hay peligro de per-
forar la pared del colon en algún lugar de menor resistencia. La mucosa
intestinal está protegida por la manzanilla, que tiene propiedades antiin-
flamatorias, y por la introducción de aceite de girasol virgen, que es ger-
micida y cicatrizante, y además alimenta y refuerza la mucosa intestinal.
La doctora Kousmine recomienda a sus pacientes que realicen los lavados
rectales desde hace más de 50 años, y jamás ha tenido problemas.

¿Se puede utilizar otra cosa que no sea manzanilla? ¿Malva, café, agua
salada, jugo de trigo, arcilla romero, espliego…?
Sí, pero a largo plazo, y con la perspectiva que da la experiencia, la
manzanilla es la que mejor conviene a los lavados rectales con fines tera-
péuticos durante varias semanas.

171
¿ El lavado rectal conviene a todos?
Las enfermedades intestinales no son una contraindicación. La colitis,
por ejemplo, es fruto de la irritación de las mucosas intestinales por heces
duras no expulsadas u otros deshechos putrefactos. Los lavados rectales
van a liberar el organismo de esas heces duras, deshechos putrefactos y
restablecer la tranquilidad en el intestino irritado.
La edad no constituye en sí misma una contraindicación, pero según la
edad hay que adaptar el volumen de la lavativa. Por desgracia, encontramos
actualmente niños de 9 años que padecen enfermedades degenerativas graves
(poliartriris crónica evolutiva, cáncer...) y hay que prescribirles lavativas.

Parece ser que las lavativas me cansan… ¿es posible?


Es posible, en efecto, que las lavativas produzcan cansancio y hasta
estreñimiento (!). Esto ocurre a veces, sobre todo en enfermos de escle-
rosis múltiple. Hay que espaciarlas, entonces, a razón de una lavativa por
semana o cada 10 días, Y, sobre todo, no olvidar la reintroducción de aceite
virgen después de la lavativa. Este inconveniente se debe a que la mucosa
intestinal está como paralizada desde hace demasiado tiempo por trastornos
crónicos ligados a la mala nutrición de muchos años. El esfuerzo que se
le pide al organismo para recuperar una eliminación normal le cansa. Es
preciso mostrarse paciente y espaciar la estimulación de las lavativas hasta
la normalización progresiva del tránsito.

¿Se pueden realizar los lavados a un bebé?


Sí, utilizando la pera para lavativas de bebés, de 60 ml.

¿Cómo se realiza la instilación de aceite después de los lavados?


Las instilaciones de aceite en el intestino se facilitan utilizando una
jeringa de plástico de 100 ml. La dosificación es más precisa, y la instilación
se realiza sin peligro de que entre aire en el intestino dado que no hay que
aspirar, como en el caso de las peras para lavativas. Además, es más fácil
de limpiar y más higiénica. Se le encuentra sin problema en las farmacias.

172
Conclusión
Lydia Muller

El mensaje de la doctora Catherine Kousmine, cuya importancia se


impone poco a poco, es el fruto de un enorme trabajo de investigación
realizado a lo largo de cuarenta años; se apoya en una gran cantidad de
observaciones realizadas tanto en numerosos enfermos que estaban a su
cargo como en experimentos con ratones. La finalidad de esta investigación
era comprender los motivos de la disminución de nuestra inmunidad y
encontrar las reglas que condicionan su restablecimiento. Sin embargo,
incluso cuarenta años de investigaciones no bastan para captar un problema
tan central como el cubo de una rueda; hace falta para eso una inteligencia
genial. Y, en efecto, la doctora Kousmine ha abierto un nuevo capítulo en
la medicina y ha aportado una solución a los problemas producidos por
la evolución de la industria alimentaria a lo largo de los últimos decenios.
Es muy importante observar que uno de los elementos de su terapéutica
exige la participación del enfermo. De este modo se desplaza el centro de
gravedad: la medicina oficial lucha prioritariamente contra la enfermedad,
y el paciente tiene un papel pasivo; la doctora Kousmine sitúa el centro de
gravedad en la salud, y el enfermo es quien debe reconquistarla.
El médico no está presente más que para observar, explicar y aconsejar,
y sólo interviene cuando el problema excede la capacidad del enfermo.
¿Qué consecuencias psíquicas aporta esta situación al enfermo? Se siente
valorado, se le habla de igual a igual, uno se dirige a lo que hay de mejor en
él. Es decir que, como adulto responsable, forma equipo con su médico. Y
aunque no todos los enfermos pueden acceder a una actitud adulta, muchos
son ciertamente educables. En estos casos la colaboración del cónyuge o
de los padres es a menudo indispensable. No puedo dejar de pensar que
semejante actitud, aunque no sea general, si al menos es seguida por una
mayoría importante, tendría enormes repercusiones en el mantenimiento
y restablecimiento de la salud en un país.

173
174
Apéndices

175
Ofrecemos al lector tres cuadros que podrán guiarlo en la elección de
algunos alimentos especiales, o en ciertos complementos alimentarios, de
acuerdo a las indicaciones, del médico,
El primer cuadro «¿Dónde encontrar las vitaminas y los minerales?»,
es una lista que permite escoger los alimentos más ricos en determinada
vitamina.
El segundo cuadro, «Alimentos alcalinizantes y acidificantes», per-
mite orientar la propia alimentación hacia una acidificación o hacia una
alcalinización.
El tercer cuadro: «Intoxicación por metales pesados», ofrece algunos
consejos relativos a los riesgos de contaminación por metales pesados, y
los medios para ponerles remedio.

176
¿Dónde encontrar las vitaminas
y los minerales?
Vitamina C
De 100 a 200 mg por 100 g
perejil
grosella negra o casís
escaramujo
rábano blanco
pimiento
berro

De 50 a 60 mg por 100 g
fresa
naranja
limón
col

De 30 a 50 mg por 100 g
pomelo
grosella
diente de león
tomate
rábano

Vitamina P
por orden decreciente de concentración
grosella negra o casís
cítricos (agrios)
frutas en general
alforfón (trigo sarraceno)

177
Vitamina PP (niacina, B3)
De 20 a 40 mg por 100 g
levadura de cerveza
salvado de trigo
salvado de arroz

De 10 a 20 mg por 100 g
hígado de ternera
hígado de cordero
cacahuete
atún en lata

De 4 a 10 mg por 100 g
germen de trigo
pan integral

Vitamina B6
De 1 a 2,5 mg por 100 g
levadura de cerveza
semilla de girasol
germen de trigo
nueces

De 2 mg por 100 g
leche

De 0,5 a 1 mg por 100 g


hígado de cordero
hígado de ternera
carne fresca
cereales integrales
leguminosas
plátano

178
Vitamina A6
U. I. por 100 g
aceite de hígado de bacalao 85.000
hígado de cordero 50.500
hígado de ternera 22.500
mantequilla 3.300
yema cruda de huevo 1.140
queso camembert 1.020
leche 140

Equivalente en retinol
diente de león fresco 13.650
zanahoria fresca 12.000
espinacas 9.420
perejil 8.420
melón 3.420
endibia 3.000
albaricoque fresco 2.790
melocotón 880
germen de trigo 650

Vitamina E7
Por orden decreciente de concentración
aceite de germen de trigo
aceite de girasol prensado en frío
aceites vegetales prensados en frío
frutas oleaginosas
germen de trigo
verduras de hojas verdes
hígado
6. Para los productos vegetales. las cantidades se expresan en equivalente retinol, es decir, toman-
do en cuenta el caroteno con su coeficiente de conversión de 6 nanogramos de caroteno por 1
nanogramo de retinol.
7. En el comercio hay cápsulas de gelatina de vitamina E de alta concentración: 200, 400, 800 y
1.000 mg,

179
huevo entero
cereales integrales

Vitamina B15
Por orden decreciente de concentración
levadura de cerveza
carne de buey cruda
arroz integral
semilla de girasol
pepitas de calabaza
semilla de sésamo

Vitamina B12
Por orden decreciente de concentración
hígado de ternera
hígado de pescado
despojos
pescado
huevo
leche y productos lácteos
quesos fermentados

Ácido fólico
Por orden decreciente de concentración
Verduras de hojas verdes
hortalizas de raíces
despojos (hígado…)
huevo
levadura de cerveza
cereales integrales

180
Vitamina B1
De 3 a 20 mg por 100 g
levadura de cerveza
germen de trigo

De 0,5 a 3 mg por 100 g


despojos (hígado…)
arroz integral
trigo integral
judías tiernas
lentejas
frutos oleaginosos (nueces, almendras, avellanas, ctc.)
yema de huevo
naranja
leguminosas

Vitamina B2
De 1 a 5 mg por 100 g
levadura de cerveza
leche
germen de trigo
despojos (hígado…)

De 0,15 a 0,3 mg por 100 g


yema de huevo
leguminosas
frutos oleaginosos (nueces, almendras, avellanas, etc.)
cereales integrales

Ácido pantoténico (B5)


Por orden decreciente de concentración
levadura de cerveza
despojos (hígados)
yema de huevo

181
germen de trigo
leguminosas

Biotina (B8 o H)
Por orden decreciente de concentración
levadura de cerveza
despojos (hígado…)
huevo entero
arroz integral
cereales integrales
leguminosas

Ácido paraaminobenzoico
Por orden decreciente de concentración
levadura de cerveza seca
despojos (hígado…)
setas
germen de trigo
yogur

Vitamina D
Por orden decreciente de concentración
aceite de hígado de rodaballo
huevo entero
sardinas
arenques
higadillos de pollo
despojos
aceite de hígado de bacalao
leche y productos lácteos
germen de trigo
huesos pulverizados

182
Vitamina K
Por orden decreciente de concentración
verduras de hojas verdes
yema de huevo
tomate
aceite de cártamo
coliflor
semillas de soja

Vitamina F
Por orden decreciente de concentración
aceite de lino
aceite de cártamo
aceite de girasol
otros aceites vegetales prensados en frío
semillas de girasol
frutos oleaginosos

Colina
Por orden decreciente de concentración
yema de huevo
despojos (hígado...)
levadura de cerveza
germen de trigo
soja
pescado
leguminosas
col de Bruselas

Inositol
Por orden decreciente de concentración
germen de trigo
cereales integrales
cítricos (agrios)

183
despojos (hígado...)
col
levadura de cerveza
leche
frutos oleaginosos (almendras, nueces, etc.)
lecitina

Calcio
huesos pulverizados, dolomita8

De 118 a 1.160 g por 100 g


semillas de sésamo no descortezadas
quesos de pasta dura
sardinas
diente de león
higos secos
almendras, nueces, avellanas
legumbres (secas)
leche

Flúor

huesos pulverizados

Fósforo
Por orden decreciente de concentración
levadura de cerveza
yema de huevo
almendras, nueces, avellanas, leguminosas (lentejas, soja, guisan-
tes...)
queso
chocolate

8. Existe como complemento alimentario.

184
pescado, carne, aves
cereales sin descascarillar
leche
huesos pulverizados

Magnesio
De 120 a 410 mg por 100 g
cacao
soja
almendras
cacahuete
judías secas
nueces, avellanas
copos de avena
maíz cultivado biológicamente

De 70 a 90 mg por 100 g
pan integral
lentejas
higos
dátiles

Potasio
De 600 a 1.900 mg por 100 g
levadura de cerveza seca
albaricoque seco
lentejas
higos secos
guisantes secos
almendras
uvas pasas
dátiles
nueces
avellanas

185
De 110 a 520 mg por 100 g
setas
sardinas
patatas
atún
plátano
col, zanahoria
tomates
albaricoque fresco
frutas diversas
manzana

Sodio
Por orden decreciente de concentración
clara de huevo
sardinas
productos del mar
apio
algas

Azufre
Por orden decreciente de concentración
col
rábano de piel negra
cebolla
ajo
espárragos, puerros
pescado
huevos
carne

186
Cinc9
De 100 a 143 mg por 100 g
ostras
arenques

De 50 a 60 mg por 100 g
setas
levadura de cerveza

De 13 a 14 mg por 100 g
salvado de trigo
avena integral
germen de trigo

De 3,4 a 9 mg por 100 g


hígado de cerdo
hígado de ternera
cordero
guisantes
carne de buey
nueces variadas

Manganeso10
Más de 15 mg por 100 g

clavo de olor
jengibre

9. En el caso de los cereales, la presencia de fitato de calcio puede impedir la absorción del cinc.
Los alimentos y bebidas ricos en cobre pueden, por otra parte, dificultar la absorción de buena
parte del cinc alimentario.
10. Los vegetales con hojas no tratados constituyen nuestra principal fuente de manganeso. Pero
cuanto más alcalino es el suelo, a causa del rendimiento, menos manganeso se encuentra en las
hojas.
El germen o el salvado de la semilla contienen más manganeso, pero se pierde en el proceso de
la molturación.

187
De 3 a 15 mg por 100 g
salvado de arroz
nueces
espinacas
salvado de trigo
cereales sin descascarillar
piña

De 0,5 a 2 mg por 100 g


leguminosas
verduras de hojas verdes

Cromo
De 100 a 220 mcg11 por 100 g
levadura de cerveza

De 52 a 175 mcg por 100 g


trigo sin descascarillar
germen de trigo
patata de cultivo biológico
huevo entero

De 17 a 43 mcg por 100 g hígado


centeno
queso
maíz integral
cebollas maduras
dátiles
cebada integral
avena integral

11. mcg (o también µg): microgramo(s), millonésima parte de un gramo.

188
Yodo
De 0,10 a 700 mg por 100 g
algas marinas
bacalao fresco
arenque ahumado
soja

De 0,02 a 0,05 mg por 100 g


arenques frescos
cangrejo
langosta
bogavante
judías verdes
cebolla

Níquel
De 148 a 1.370 mcg por 100 g
espinacas
semillas de soja
habas
pimienta negra
avena sin descascarillar
judías secas
lentejas guisantes verdes
centeno sin descascarillar
arroz integral
perejil

Selenio
De 1.200 a 4.800 mcg por 100 g
semillas de sésamo
maíz integral
trigo integral
cebollas

189
cebada sin descascarillar
avena sin descascarillar
leguminosas

De 50 a 1.000 mcg por 100 g


espárragos
huevo
coco
carne roja
ajo seco
levadura de cerveza

Molibdeno
De 103 a 400 mcg por 100 g
alforfón
fríjoles
legumbres
germen de trigo
lentejas
semilla de girasol

Cobalto
De 327 a 500 mcg. por 100 g
judías secas
langosta
yema de huevo
mejillones
rábanos
chuletas de cordero
remolacha roja, col
higos

190
Vanadio
De 95 a 1.523 mcg por 100 g
aceite de oliva de primera presión en frío
aceite dc cacahuete de primera presión en frío
aceitunas negras a la griega (con aceite de oliva y tomillo)
lentejas
guisantes no tratados

De 95 a 200 mg por 100 g


espinacas
avena
patatas
vinagre natural
col
naranjas, uvas
bacalao fresco
aceitunas verdes

Hierro
De 10 a 15 mg por 100 mg
soja
cacao
hígado de buey despojos
vino tinto

De xx a xx mg por 100 mg
judías secas
lentejas
ostras
yema de huevo
guisantes secos
hígado de ternera

191
De 2 a 4 mg por 100 g
frutas secas
espinacas
perejil
carne
pan integral
higos secos
avellanas
almendras secas
berro

Cobre
De 14 a 17 mg por 100 g
ostras

De 1,07 a 7,90 mg por 100 g


hígado de ternera
hígado de cordero
levadura seca
cacao

germen de trigo
salvado de trigo
semilla de girasol
nueces
soja
curry
setas
pimienta

FUENTE: Pfeiffer y Gonthier, Équilibre psycho-biologique et oligoélé-


ments, Éd. Debard-Équilibre.

192
Alimentos alcalinizantes y acidificantes
(según Jean Gauthier, «Nature et vie»)
Frutas ácidas
Clementina Alcal.
Granada Alcal.
Grosella Alcal.
Limón Alcal.
Mandarina Alcal.
Naranja Alcal.
Piña Alcal.
Pomelo Alcal.

Frutas semiácidas
Albaricoque Acid
Cereza Alcal.
Ciruela Acid
Fresón Alcal.
Manzana Alcal.
Melocotón Alcal.
Pera Alcal.
Tomate Alcal.
Uva Alcal.

Frutas dulces
Dátil Alcal.
Higo Alcal.
Manzana dulce Alcal.
Plátano Alcal.
Uva dulce Alcal.

193
Frutos secos
Ciruelas pasas Acid
Higos secos Alcal.
Orejones de albaricoque Acid
Orejones de manzana Alcal.
Orejones de pera Alcal.
Plátano maduro seco Alcal.
Uvas pasas Alcal.

Frutas neutras
Melón Alcal.
Sandía Alcal.

Frutos oleaginosos
Almendra seca Alcal.
Avellanas Acid.
Nueces secas Acid
Pistacho Acid

Hortalizas
Con poco almidón
Acedera Acid.
Achicoria Alcal.
Berenjena Alcal.
Berro Alcal.
Brécol Alcal.
Calabacín Alcal.
Calabaza Alcal.
Calabaza gigante Alcal.

194
Canónigo Alcal.
Cardo Alcal.
Cebollino Alcal.
Col Alcal.
Coliflor Alcal.
Endibia Alcal.
Escarola Alcal.
Espárrago Alcal.
Espinaca Alcal.
Judías verdes Alcal.
Lechuga Alcal.
Pepinillo Alcal.
Pepino Alcal.
Pimiento morrón Alcal.
Puerro Acid.
Rábano Alcal.
Ruibarbo Acid.

Con más almidón


Alcachofa Alcal.
Apio nabo Acid.
Cebolla Acid.
Chalote Acid.
Chitivía Alcal.
Col de Bruselas Alcal.
Colinabo Alcal.
Diente de león Alcal.
Guisantes frescos Alcal.
Nabo (raíz) Alcal.
Perejil Alcal.

195
Remolacha (raíz) Alcal.
Salsifí Alcal.
Zanahoria Alcal.

Con mucho almidón


Aguaturma Alcal.
Castaña Alcal.
Patata Alcal.

Lípidos
Aguacate Alcal.
Aceituna Alcal.

Glúcidos
Miel Acid.

Alimentos de compromiso
Legumbres secas
Guisantes secos Acid.
Habas Acid
Judías secas Acid.
Lentejas secas Acid.
Soja Acid

Cereales y derivados
Alforfón Acid.
Arroz integral Acid.
Avena Acid.
Cebada integral Acid.
Centeno integral Acid

196
Fécula de patatas Acid.
Harina blanca Acid.
Harina de avena Acid.
Harina de maíz Acid.
Maíz Acid.
Pan blanco Acid.
Pan integral Acid.
Pastas Acid.
Sémola Acid.
Trigo integral Acid.

Productos lácteos
Lípidos
Crema de leche o nata de leche Acid.
Leche humana Alcal.
Leche de vaca entera Alcal.
Leche de vaca descremada Acid.
Mantequilla Acid.

Proteínas magras
Requesón-Cuajada Alcal.
Requesón escurrido Alcal.
Yogur descremado Alcal.

Proteínas grasas
Queso Comté Acid.
Queso Emmenthal Acid.
Queso Gruyère Acid
Queso St Paulin Acid.
Queso de cabra Alcal.

197
Huevos
Yema Alcal.
Clara Acid.

Alimentos degenerativos
Productos animales
Carne de buey Acid.
Corazón de buey Acid
Sesos de buey Acid.
Aves y caza Acid.
Pescados Acid.
Crustáceos Acid.

Varios
Alcohol Acid.
Azúcar artificial Acid,
Cacao Acid.
Condimentos Acid.
Especias Acid.
Repostería Acid.

En resumen:
Acidificantes Alcalinizantes
Carnes Leche
Huevos Verduras y Hortalizas
Cereales Frutas

198
Intoxicación por metales pesados
ARSÉNICO

Riesgos de intoxicación debidos al medio ambiente


estufas a carbón
pesticidas, insecticidas, herbicidas, defoliantes
fábricas de vidrio, de espejos

Efectos tóxicos del arsénico en el adulto


fatiga, falta de vitalidad
pérdida del cabello
gastroenteritis

Tratamiento
vitamina C
selenio

Consejos en materia de alimentación


judías, leguminosas
alimentos ricos en aminoácidos azufrados

PLOMO

Riesgos de intoxicación debidos al medio ambiente


gases emitidos por los vehículos, atmósfera de las ciudades
pinturas a base de plomo
contaminación debida a las fundiciones
conducciones para el agua de plomo, tuberías de plomo
pilas y acumuladores de plomo
aditivos a la gasolina
esmaltes y cerámica esmaltada
soldaduras
revestimientos diversos

199
lápices
papel de diario
soldados de plomo
cenizas, polvo
hortalizas y verduras cultivadas cerca de las carreteras
venta de alimentos al aire libre, al borde de las carreteras
insecticidas
harina de huesos
vino
cigarrillos
tintes para el cabello
masilla
vidrios con plomo
tipos de imprenta
materiales de construcción
yeso
municiones, accesorios para el tiro al blanco
talleres de artesanos, zonas industriales

Efectos tóxicos del plomo para el ser humano


Sistema digestivo: estreñimiento, diarreas, pérdida de apetito, decolo-
ración de las encías, náuseas, cólicos.
Sangre: anemia, hemoglobina baja, glóbulos rojos puntuados, hipe-
ruricemia.
Articulaciones y músculos: fatiga muscular, atonía y calambres, temblores,
esclerosis de los nervios motores, artritis, gota, atrofias óseas y articulares.
Cerebro y nervios: retraso mental, depresión, irritabilidad, confusión,
insomnio, dolores de cabeza, agitación, inestabilidad emocional, gusto
metálico en la boca, vértigos, parálisis,
Hiperactividad y dificultades para estudiar en los niños: nerviosismo
excesivo, en líneas generales.

Tratamiento
Suprimir las causas de intoxicación

200
Cinc y calcio, que favorecen la excreción del plomo. El plomo tiende
a reemplazar de modo progresivo el calcio deficiente de nuestros huesos.
Una alimentación rica en calcio previene contra este riesgo. La vitamina
C y la vitamina B reducen la toxicidad del plomo. La lecitina protege el
tejido nervioso.

Consejos en materia de alimentación


Leguminosas y algas, que activan la función intestinal del plomo. Ajo,
judías, frutos agrios ricos en vitamina C.

MERCURIO

Riesgos de intoxicación debido al medio ambiente


combustión de carbón
empastes dentarios
acumuladores, pilas
ungüentos y cosméticos
fungicidas y pesticidas
papeles y adhesivos
materiales para fotografía o cine
fieltros y vestidos
antisépticos
ceras para madera
pinturas al agua
abonos químicos
tubos de neón
pescados provenientes de sectores contaminados
manipulación de productos derivados del petróleo
barómetros, termómetros

Efectos tóxicos del mercurio en el adulto


perturbaciones, de las funciones cerebrales, sensibilidad emotiva
no acostumbrada.
astenia, pérdida de apetito, enflaquecimiento.

201
perturbaciones en la visión
parálisis
convulsiones, pérdida del sentido del dolor
albuminuria debida a lesiones renales
inflamaciones de las encías
dificultad para masticar, para tragar

Tratamiento
suprimir las causas de la intoxicación
selenio, que es un antídoto del mercurio
vitaminas C, E, A, que reducen sus efectos tóxicos
calcio, que lo neutraliza y facilita su eliminación
lecitina

Consejos en materia de alimentación


alimentos ricos en aminoácidos azufrados (cisteína)
alimentos ricos en vitamina C, en selenio
patatas y judías estofadas

CADMIO

Riesgos de intoxicación debidos al medio ambiente


fundiciones de cinc, de plomo, de cobre
agua potable contaminada, tuberías galvanizadas con cadmio
partículas de neumáticos
harina blanca
cacerolas esmaltadas
bombones y embutidos
incineración del caucho, de plásticos y de colorantes
máquinas expendedoras de bebidas
café instantáneo y bebidas gaseosas, té
ostras y mariscos contaminados, pesquerías próximas a zonas
industriales
aceites industriales y gases de vehículos

202
abonos fosfatados
productos para la limpieza de la plata
cigarrillos, humo del tabaco
pinturas industriales
alimentación con carencia de cinc

Efectos tóxicos del cadmio en el adulto


hipertensión
lesiones renales
arteriosclerosis, enfermedades cardiovasculares
alteración del corazón y del sistema vascular
bronquitis crónicas (fumadores)
enfisemas
inapetencia
disminución del olfato
tumores cancerosos
disminución de la longevidad por envenenamiento celular

Tratamiento
vitamina C y E
selenio
cinc y vitamina B6

Consejos en materia de alimentación


evitar las harinas refinadas
evitar beber agua del grifo
evitar las marmitas esmaltadas, con alto nivel de cadmio
comer ajo, huevos, judías
comer agrios, ricos en vitamina C (limones, naranjas, etc.)
comer alimentos ricos en cinc y en calcio

203
ALUMINIO

Comentarios
El aluminio es un oligoelemento repartido en cantidades variables en el
organismo. Ejerce una acción tónica sobre el sistema nervioso y regulariza
el sueño. Es un inhibidor de la transpiración.
Se lo utiliza en dosis terapéuticas contra la atonía y el insomnio, lentitud
en la formación de las ideas. Mejora de forma importante la situación de
niños con retraso escolar, ligado a dificultades para comprender y a pro-
blemas de la memoria (retraso en el desarrollo intelectual). Debido a su
acción benéfica sobre el sistema nervioso central, está igualmente indicado
en los casos de mongolismo, secuelas de encefalopatías debidas a vacunas,
lentitud cerebral, problemas en la memoria de personas de edad avanzada.

Riesgos de intoxicación debidos al medio ambiente


papel de envolver de aluminio
baterías de cocina de fundición y aluminio
medicamentos antiácidos para el estómago
desodorantes y antitranspirantes
diálisis renales

Efecto: tóxicos en el ser humano


La fijación del aluminio tiene lugar en los huesos, cerebro y estómago,
En presencia de dosis tóxicas encontrarnos los siguientes efectos:
náuseas, estreñimiento, cólicos, espasmos digestivos
calambres musculares en las piernas, transpiración abundante,
parálisis
trastornos en la formación de los huesos
senilidad precoz
pérdida de memoria (enfermedad de Alzheimer)
algunas psoriasis
algunas epilepsias

204
Tratamiento
magnesio
vitaminas A y B6
extractos corticosuprarrenales
suprimir el riesgo de intoxicación

Consejos en materia de alimentación


judías verdes estofadas
ajo
huevos
cítricos (agrios), ricos en vitamina C

COBRE

Comentarios
El cobre es un elemento esencial para la salud humana. Su nivel normal
en la sangre varía entre 80 y 110 microgramos/100 ml. Es un catalizador
de la vitamina C, que actúa sobre las carencias de calcio. Participa en la
fijación del hierro en los hematíes. Regulador de la tiroides y de las supra-
rrenales. Acción protectora sobre el estrés a través de la ceruloplasmina,
que destruye las aminas biógenas liberadas durante el estrés.
Aporte diario promedio: de 2 a 5 mg.
Necesidades mínimas: 30 mcg/kg,

Riesgos de intoxicación debidos al medio ambiente


agua dulce (ácida)
piscinas
máquinas expendedoras de bebidas
algicidas (piscinas, depósitos de agua)
hemodiálisis
anticonceptivos DIU
píldoras anticonceptivas (uso prolongado)
tuberías para el agua de cobre
baterías de cocina de cobre

205
Patologías en las que el nivel de cobre es elevado
enfermedad de Wilson
coronariopatías del grupo A
depresiones o nerviosismo
psicosis, autismo infantil
esquizofrenia histaminopénica
insomnios
hiperactividad infantil
trastornos de la percepción
arteriosclerosis
hipertensión
trastornos hepáticos
trastornos renales
enfermedades del colágeno: artritis, poliartritis reumatoide
jaquecas
cáncer, leucemia
carencias dc cinc (síndrome de estrés)
senilidad
anemia por deficiencia de hierro
tuberculosis
toxemia gravídica

Tratamiento
suprimir la causa de la intoxicación
vitaminas C y B6
cinc
manganeso
molibdeno
metionina y extractos corticosuprarrenales.

206
La Asociación médica Kousmine
La Asociación médica Kousmine (Association médicale Kousmine,
A.M.K.) fue fundada el 21 de octubre 1985 en París, «con la finalidad de
verificar las hipótesis de la doctora Catherine Kousmine y ayudar en la
difusión de su pensamiento» mediante:
La oferta de un servicio de información, relación, asistencia y
organización para sus miembros.
La puesta a disposición de locales y de todo el material técnico
necesario para las reuniones y actividades diversas de sus miem-
bros.
La organización de cursos, seminarios, conferencias, simposios,
congresos y cualquier otro medio de enseñanza y de formación,
en los locales de la asociación o en cualquier otro lugar.
La organización y asistencia de grupos de estudio y de cualquier
actividad de reflexión o investigación.
La utilización de cualquier medio de difusión e información, la
publicación de obras y estudios.
La reunión y puesta a disposición de toda la documentación nece-
saria para las actividades de los miembros.
La organización de viajes de estudio.
La puesta a disposición de cualquier organización, asociación o
sociedad que lo desee, tanto en Francia como en el extranjero, de
conferencias, animadores y organizadores.

Su sede actual es:


178, Bd Dumesnil, 75012 París
Secretaría: Tel. 94 43 97 55 (Var)

La Asociación médica Kousmine reúne alumnos de diferentes países


formados por la doctora Kousmine personalmente (84 alumnos en total)
y por todos aquellos que desean perfeccionarse y ayudar a difundir su
mensaje.

207
Alumnos y simpatizantes vienen de diversos países. Por orden de impor-
tancia: Francia, Suiza, Bélgica, Canadá. Existen contactos con Alemania,
Italia, Turquía y España.
La A.M.K. ha organizado varios congresos (fines de abril- comienzos
de mayo):
En 1987 en Sainte-Maxime (Var).
En 1988 en Montreux (Suiza).
En 1989 en Dijon (Côte d’Or).

Desde diciembre 1988, la Asociación médica Kousmine está ligada a


la Fondation Docteur Catherine Kousmine (B. P. 240, 1095 Lutry, Suiza,
tel. (21) 25 97 77), de la que forma su departamento médico. Madame
Kousmine define así la vocación de su Fundación:

Su finalidad consiste en la difusión, mantenimiento, protección y


desarrollo de los principios alimentarios, médico-alimentarios y médicos
elaborados por mí y aplicados desde hace muchos años.
En la medida de sus medios, la Fundación podrá crear servicios de
cuidados, casas de cura y reposo, restaurantes y comedores de empresas
y en escuelas los que se pondrán en práctica los métodos y principios
desarrollados en mis escritos.

Lo Fundación debe sobrevivirme.


Hoy día, después de 45 años de investigaciones y de aplicaciones parti-
cularmente fructíferas, me he rodeado de un equipo de médicos y amigos
jóvenes para que puedan transmitir, ahora y a las generaciones futuras, el
arte de administrar su capital de salud.

208
Catherine Kousmine:
Una vida dedicada a la investigación

Catherine Kousmine nació en Rusia, al borde del Valga. En 1904, cuando


la pequeña abre sus ojos, la Rusia de los zares está en guerra contra Japón.
En el país se nota una agitación social episódica, pero nada permite prever
por entonces la revolución.
La familia Kousmine es de clase acomodada. Desde 1908, su padre,
pequeño industrial, la lleva a pasar el invierno en Suiza. Alquila un apar-
tamento en Lausanne por 10 años. Elección muy prudente: en 1916, y
debido a la guerra, se instalan a orillas del lago Léman y se quedan ahí
definitivamente. En 1918 la revolución causa estragos en la vieja Rusia. Los
bienes de Kousmine son confiscados. Imposible volver al país. Comienza
entonces para Carherine Kousmine una vida de lucha por la supervivencia
y por sus ideas.

Época de estudios
Ante todo, hay que continuar los estudios comenzados bajo otro sis-
tema. Catherine entra en la enseñanza media. Tiene que recuperar el latín.
Se enfrenta con La guerra de las Galias de César: tres semanas para des-
cifrar la primera página, y tres días para la segunda. Mismo ritmo cuando
tenga que ponerse al día en matemáticas en el «gimnasium» científico de
los muchachos. ¡Después de un trimestre, la futura doctora es la primera
en matemáticas! Su padre está siempre a su lado para animarla y aconse-
jarla. Cuando tiene que escoger un oficio, le aconsejan el magisterio, en
circunstancias en que las mujeres sólo se dedican a ser amas de casa. Pero
las matemáticas le han formado su espíritu a una disciplina que no le inte-
resa. Escoge la medicina para ganarse la vida. Los estudios son caros. Hay
que procurarse dinero como sea. Es la época de las muñecas de lana que
servían como amuleto, «Nenettes et Rintintins». ¡También es el tiempo
de las clases de alemán dadas a siamesas que sólo comprendían el inglés!
Después de seis años, que le parecieron una eternidad, en 1928 Cathe-
rine Kousmine recibe su diploma de medicina FMH (pediatría) en Zürich,

209
donde gana la mitad de lo que gana un hombre en un puesto similar. Esta
desventaja, común en la época, la supera un día rectificando por dos veces
consecutivas el diagnóstico de los jefes de clínica.
La promueven inmediatamente y percibe el mismo salario que los hom-
bres. Cuando puede instalarse en Lausanne, su especialidad de pediatría no
es reconocida. ¡Las consultas se pagan a la mitad de la tarifa para adultos!
y claro, hay que vivir… Se dedica entonces a la medicina general.

Cáncer y alimentación
Como en los años cuarenta aumentaba la proporción de enfermos de
cáncer, me dije a mí misma que sería útil comprender esta enfermedad. Con
dos compañeros de camino, un farmacéutico y un alto cargo de la industria
farmacéutica, instalamos un laboratorio en una cocina desocupada de mi
apartamento, y ahí me dediqué a estudiar los ratones durante diecisiete
años (17.000 ratones).

En el Instituto Curie, laboratorio moderno completamente automati-


zado, los ratones recibían comprimidos nutritivos.
Yo, por el contrario, para que la alimentación resultase más barata, reco-
rría las panaderías recogiendo pan añejo. Les daba a los ratones pan añejo
un día de cada dos, un día a la semana zanahorias crudas, otro día levadura
de cerveza. Dicho de otra forma, un día cada dos tenía un alimento sano.
previsto por la naturaleza, y el otro día nuestro alimento, desvitalizado.
La proporción de 50 % de buena alimentación y 50% de mala, provocó
la disminución de la frecuencia de los cánceres en un 50%.
Esto sólo lo comprendí mucho más tarde. Leí un grueso libro que
resumía todo lo que se sabía sobre el cáncer en aquella época. Todo lo que
se sabía era dudoso, nada servía. Había que comenzar desde cero.

Estudiar las moléculas propias del cuerpo


Orientamos nuestras investigaciones hacia lo que hoy día se llama
medicina ortomolecular, que hace malabarismos con las moléculas pro-
pias de cada cuerpo. Dimos a los ratones cancerosos todos los productos

210
biológicos accesibles en el mercado y observamos cómo evolucionaban
sus cánceres en relación con los ratones cancerosos no tratados.

Durante varios años, los investigadores prosiguieron su trabajo, cla-


sificando las vitaminas y otros productos biológicos según sus efectos en
útiles, indiferentes o nocivos.
Investigadores independientes y sin subvención, el equipo Kousmine
proseguía sus experiencias, demostrando especialmente que la presencia de
un tumor aumenta la resistencia de los animales a las toxinas microbianas
inyectadas por vía intravenosa.
Mientras tanto, la doctora Kousmine había pasado de los animales al
ser humano.
Un buen día, en 1949, unos amigos que sabían de nuestras investigacio-
nes, me enviaron el primer enfermo canceroso. Tenía un reticulosarcoma
generalizado y, según las estadísticas de la época, habría debido morir en
1951. Hoy día, aún visito a este hombre de 89 años dos veces al año. En
un comienzo, intentó varias veces volver a su alimentación errónea, y cada
vez reaccionaba con un brote de sarcoma. Desde hace veintinueve años
sigue las reglas alimentarias impuestas por la naturaleza: su sarcoma no
ha vuelto a reaparecer.

Una experiencia para el servicio de los demás


Nuestra alimentación occidental es una alimentación de lujo que impone
a nuestro organismo un esfuerzo diario excesivo de digestión y asimila-
ción. Si fuésemos más sobrios, tendríamos más resistencia y mejor salud.
La doctora Kousmine pone una experiencia de sesenta años de obser-
vaciones a disposición de los terapeutas y de un público actualmente muy
sensibilizado. Su gran fuerza reside en la calidad de su trabajo, cartesiano y
pragmático a la vez. Su calidad de médico le ha permitido tratar a enfermos
graves; ha sanado a muchos considerados como casos perdidos.
¡Sí, Catherine Kousmine es un ser excepcional! Desde hace muchos
decenios, esta pequeña mujer, delgada y más bien solitaria, a pesar de una
notoriedad creciente y numerosos éxitos, lucha de manera encarnizada
contra las enfermedades de los demás. Adulada o puesta en entredicho,

211
adorada por unos o criticada por otros, prosigue sus investigaciones, cura,
mejora y sana y clama en voz alta cuáles son nuestras responsabilidades
poniendo en la picota nuestras costumbres alimentarias.

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Colección La Nueva Salud

Otros títulos:

Dr. Michel Odent


LA SALUD y LOS ÁCIDOS GRASOS ESENCIALES
Los ácidos grasos esenciales son indispensables para la nutrición, pero
nuestro cuerpo no puede elaborarlos, de modo que deben formar parte
de nuestra dicta.

Christopher Vasey
LAS TOXINAS: CÓMO ELIMINARLAS DEL ORGANISMO
Nuestro equilibrio biológico se ve alterado por una alimentación equi-
vocada y por la creciente invasión química del medio que nos rodea. De
aquí la importancia de unas técnicas de desintoxicación corporal que
complementen una alimentación adecuada.

Martine Catani
NUTRIRSE y VIVIR
Una alimentación adecuada consiste, ante todo, en el respeto al cuerpo,
a la salud, y en la gestión óptima de la energía vital. Responsabilizándonos
de lo que comemos, empezamos un camino de autoconocimiento y cambio.

En preparación:

Caroline Wheater
EL BETACAROTENO y LA SALUD

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