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P RES E N TAC I ÓN ..

De nuev a cuenta , el ex-militante coceísta, Jesús Vicente, reúne y publica una colección de textos
de diversa índole a través de lo cual nos ofrece su par cular visión de la historia social y polí ca
contemporánea que recorre la geogra a desde lo local a lo regional, nacional e internacional para
recordarnos que los hechos polí cos y sociales no son aislados pero que adquieren ma ces peculiares
en cada uno de estos ámbitos.

En esta segunda entrega, Jesús expone sucintamente los orígenes del movimiento denominado COCEI
(Coalición Obrera, Campesina, Estudian l del Istmo) y las luchas primigenias por la tenencia de la erra
y el llamado “problema agrario” en el Istmo como ejes para pugnar por cambios de fondo. El ascenso y
la eventual decadencia del movimiento son, a la postre, la casi lógica resultante de la rendición de
movimientos sociales “de izquierda” que terminan entregándose al sistema para “cambiarlo desde
dentro”, aunque lo opuesto sigue siendo la consecuencia. La importancia de volver a tratar estos
temas es que aportan indicios para analizar qué hay más allá de los discursos, cuáles las constantes y
las “novedades” narra vas porque, hoy más que nunca, las dimensiones polí ca y social del Estado
son más vigorosas en un país en el que “lo nuevo no termina de nacer y lo viejo no termina de morir”,
como lo expresara nuestro Primer Mandatario.

En esta ocasión, podemos recuperar la toma de decisión de un ex-militante: dejar la organización y


con nuar el trabajo polí co-social desde los frentes populares que han sido echados a un lado tras un
proceso de captación (no de cooptación, como algunos lo iden fican). Una tarea que, por cierto, los
militantes de par dos polí cos deberían estar haciendo pero esto ha sido desatendido por los
organismos ins tucionalizados por “no ser prioritaria”.

Ante la falta de programas sociales y polí cos, los par dos se declaran públicamente abiertos a las
propuestas ciudadanas, pero sólo acogerán aquellas que puedan acrecentar su capital polí co a costa
del capital social. Esto demuestra -una vez más- que la organización social no sólo no pasa por, sino
que puede perfectamente prescindir de los par dos polí cos. Y podemos constatar que el avance de la
ciudadanía ha sobrepasado por mucho a todos los par dos, sin excepción alguna. A pesar de esto, la
organización ciudadana en movimientos sociales de mayor o menor trascendencia no basta para lograr
los cambios requeridos por grandes conglomerados toda vez que el alcance de su esfuerzo es limitado
y di cil que adquiera un carácter nacional. Por ello, se sigue considerando como una especie de “mal
necesario” la existencia de los par dos polí cos, que sí consiguen representación ante los órganos del
Estado, a más de contar con los recursos y las formas organiza vas de una ins tución. En su contra,
reproducen el atavismo de ser un modo de vida que permite un cierto acceso al poder y un ingreso
seguro por lo cual se puede intercambiar las aspiraciones de jus cia, igualdad, solidaridad o cualquier
otra en favor del beneficio personal.

A lo largo de estas páginas, se manifiesta la complejidad de los problemas que ha padecido la


comunidad juchiteca e istmeña, a saber: los cambios operados por la propiedad comunal de la erra a
par r, fundamentalmente, de la década de 1960 y que han dado lugar a un sin n de conflictos debidos
a un afán de acaparamiento y priva zación que, en los empos recientes, protagonizan empresas de
generación “limpia” de energía eléctrica que ahora se han enfrascado en una batalla legal de grandes
proporciones contra las reformas y adiciones de diversas disposiciones a la Ley de la Industria Eléctrica
-propuesta por el Lic. Andrés Manuel López Obrador 1-, buscando conservar a cualquier costo los
privilegios adquiridos merced a la llamada “reforma energé ca2” impulsada por Enrique Peña Nieto,
entonces Presidente de México. Cada uno de estos conflictos se ha visto acompañado por movimientos
1
h p://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5613245&fecha=09/03/2021
2
h ps://www.senado.gob.mx/comisiones/energia/docs/reforma_energe ca/LIE.pdf

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sociales que han sufrido los embates de agentes polí cos y económicos opuestos a sus intereses
legí mos.

Otro asunto en esta misma línea, que fuera también parte del programa de acción y lucha de la COCEI
se refiere a las condiciones laborales de la clase trabajadora. Comenzando en el sexenio de Miguel de la
Madrid (1982-1988), el proceso de crisis económica sufrida en el país, condujo a la adopción de
medidas o “recomendaciones” de los organismos financieros internacionales tendientes a la
recuperación que afectaban lesivamente los intereses de la mayoría de los mexicanos y mexicanas por
los recortes al gasto público que tales medidas suponían 3. Las presiones externas sobre el país llevaron
a que en agosto de 1986, México suscribiera el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT),
con lo que “se montó en la tendencia librecambista en boga” (Or z, 2012) 4. A pesar de signos
esperanzadores de recuperación a principios de la segunda mitad de su mandato, la situación
empeoró de modo tal que al final, las condiciones económica y social se habían deteriorado con
respecto al inicio del mismo:

“De hecho, con de la Madrid se cerraba una época, pues el mandatario, a diferencia de sus
predecesores, renunció a incrementar el presupuesto federal como fórmula para contener las
presiones sociales; ahora, esas presiones, impelidas por el crecimiento demográfico, la
industrialización, la urbanización y la mejora del nivel educa vo, sumaban a las
preocupaciones materiales de siempre unas exigencias sin precedentes de mayor apertura y
pluralismo polí cos, reflejando la emergencia de una sociedad civil más compleja y madura.”
(ídem).

Es así que la seguridad de los trabajadores demandaba atención a una preocupación que había
resurgido en la década de 1970: la vivienda. Ciertamente, se puede argumentar que se trata de una
reivindicación propia de núcleos urbanos y que no tendría mucho que ver con las condiciones de las
pequeñas ciudades del Istmo de Tehuantepec. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que la ubicación
estratégica del Istmo -la franja de erra entre el Golfo de México y el Océano Pacífico-, la ha conver do
en objeto de innumerables proyectos de “desarrollo” económico sin consideración de la población que
la habita. La industrialización incipiente puesta en marcha atrajo población nueva que demandaba
trabajo, vivienda y servicios (salud, educación, etc.).

Por su parte, el Estado respondió creando en 1972 el INFONAVIT (Ins tuto del Fondo Nacional de la
Vivienda para los Trabajadores), entre cuyos obje vos figuraba “establecerse como fondo solidario en
el que las aportaciones de los trabajadores de mayores ingresos facilitaran el acceso al crédito a los de
menores ingresos, es decir: a los trabajadores más necesitados” (García, 2010) 5. Pese a representar una
alterna va viable para proveer de vivienda a un sector creciente de población, el INFONAVIT “se perfiló
como un importante factor de cooptación polí ca y poder económico” (García P. Perló, citado en
Garcia, 2010).

“Los empresarios, los funcionarios públicos y los líderes sindicales que integraban las comisiones
tripar tas en el Ins tuto, tomaron ventaja de esta posición para cons tuir empresas
constructoras. Las empresas que se beneficiaron durante el periodo mencionado (1973-1988)
fueron las empresas constructoras dedicadas a la edificación residencial en serie para venta.
3
Programa Inmediato de Reordenación Económica (PIRE)
4
Or z, R. (2012). Miguel de la Madrid Hurtado. Barcelona, España. CIDOB. (Recuperado
de: h ps://www.cidob.org/biografias_lideres_poli cos/america_del_norte/mexico/
miguel_de_la_madrid_hurtado#2)
5
García, B. (2010). Vivienda social en México (1940-1999).: actores públicos, económicos y
sociales. Cuadernos de Vivienda y Urbanismo.. 3. (5): 34-49.

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Este sector era el más tradicional del ramo y u lizaba métodos construc vos que ocupaban
mano de obra no calificada. Asimismo, la eficiencia y produc vidad de dichas empresas era
desigual.

Tales acciones significaron un flujo importante de recursos al sector constructor de vivienda de


1972 a 1981 (…)” (ídem).

La instauración de un “mercado de vivienda social” o “de interés social” probó ser un negocio
interesante y muy redituable, lo que permi ó que se cons tuyera parte integral del proyecto
modernizador de la economía mexicana orquestado bajo el mandato de Carlos Salinas de Gortari (1988-
1994). La eventual desregulación6 se extendió a la Cons tución misma con la enmienda al ar culo 27,
que suprimió el marco de la reforma agraria concebida durante el mandato de Lázaro Cárdenas, dando
fin al reparto de erras y abriendo la puerta a la priva zación de la erra, par cularmente la de
propiedad comunal y ejidal. Ello significó el acaparamiento de erras con fines especula vos para la
construcción de desarrollos turís cos, proyectos habitacionales, parques industriales, etc., con un
cambio de uso del suelo rela vamente sencillo.

Otra medida que tuvo un fuerte impacto en la oferta de vivienda de interés social fue la especulación
inmobiliaria basada en el incumplimiento de los créditos hipotecarios a casatenientes incapaces de
cumplir con sus obligaciones, los que fueron desalojados de sus viviendas para revenderlas y obtener
una ganancia extra. A ello se sumaría el que las familias de más bajos ingresos no eran sujeto de
crédito, lo que los dejaba con la invasión de erras (“paracaidismo”) y la autoconstrucción como única
alterna va para hacerse de una vivienda.

La “vivienda adecuada”7, considerada en la Carta de los Derechos Humanos promovida por la


Organización de las Naciones Unidas como un derecho fundamental, a la par de la alimentación y el
ves do, se alejó cada vez más del alcance de las clases populares. Ello explica que la lucha popular haya
tomado la forma de fundación de colonias populares en diferentes puntos de la geogra a nacional. Y
tras la creación y consolidación de tales colonias, la responsabilidad de los servicios y la infraestructura
urbana por parte de los colonos fue el colofón a esta estrategia.

Entendemos, así, el cambio de orientación de este an guo militante de la COCEI que se negó a
renunciar al trabajo con la gente para instalarse en la comodidad electoral tras la conquista del poder
local.

Por úl mo, pero no menos importante, es la colección de canciones y poemas que complementan esta
obra. Las canciones y poemas cons tuyeron la ver ente ar s ca y cultural de la lucha polí ca y social
de la COCEI, organización de profunda raigambre histórica y cultural de los binnizá y de nuestros
pueblos originarios. Por ello, en esta ocasión, se ha considerado necesario dar a conocer no sólo las
letras de las canciones sino también incluir las piezas mismas como archivos adjuntos para el caso de la
versión electrónica y la compilación de las mismas en un disco compacto para la muy limitada edición
impresa.

Luis Ignacio Mireles Rangel

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Según el Diccionario de la Lengua Española: “Eliminar total o parcialmente las reglas o
normas a las que debe ajustarse algo, especialmente una ac vidad económica”. En el caso de
la economía, se aduce que son “las fuerzas del mercado” y no el Estado las que determinan el
equilibrio entre oferta y demanda.
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h ps://onuhabitat.org.mx/index.php/elementos-de-una-vivienda-adecuada

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Fotos: Heriberto Rodríguez

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