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La primera parte de este libro fue ocupada por el estudio de la base econdmica de la saciedad, es decir, de las relaciones saciales fundamen- tales. Esa base econdmica, Ud. recordara la metafora del “edificio so- cial”, se asentaba sobre una infraestructura, el conjunto de las fuerzas productivas de la sociedad. Ya hemos hablado de la naturaleza de las superestructuras, aunque no esta de mds que repaseimos un poco, sobre todo porque casi toda esta segunda parte estd dedicada a ellas. Toda sociedad esta compuesta por un conjunto de seres humanos unidos por relaciones de produccion. Esas relaciones fundan la sociedad porque son las que hacen posible fa reproduccién de la vida misma. Las leyes que guien la dinamica de dichas relaciones, determinaran su forma y movimiento de largo plazo. Sabermos también que la suerte de dicha sociedad depende de la disponibilidad de fuerzas productivas y de la capacidad de las relaciones de produccién para desarrollarlas. Ahora, si nos encontramus en sociedaces de clase, donde fos individuos estan unidos por relaciones antagénicas, su estabilidad y continuidad no estan gavantizadas. No lo estan porque quienes deban soportar con su trabajo el peso del conjunto del edificio social, invariablemente y tarde o tem- prano, consideraran injusta dicha situacion. ¥ se rebelaran. Ud. ya abe cual cs el momento en el que suelen estallar esas rebeliones: cuando las relacianes sociales existentes no pueden reproducir la vida, cuando se transforman de vehiculo en obstaculo del progreso social. Pero que en esis ocasiones la inescabilidad de la socieclad de clases se magnifique, no significa que en momentos de reproduccidn “normal” ¢l sistema no vea atacaclas sus bases por una especie de guerrilla permanente. Un acaque 371 M2 que se manifiesta como “delito”: el robo, la resistencia al trabajo, la elu. sitin de tributos, etc., etc. Que, ademas, de no ser castigadus, darian pie a una expansion de las actividades “delictuales”, algo que, a la corta o a la larga, generan condiciones de no reproduccion del sistema social. De alli que todo poder ha insistide siempre con el “orden”, aun en sus manifestaciones mas insignificantes. De modo tal que las cosas se mantienen en su sitio no por su propio peso, “nacuralmente”, sina que deben ser manteniclas alli por la fuer 2a. Cuando el sistema funciona, la fuerza se utiliza en pequefas dosis. Cuando se quiebra, las magnitudes pueden tlegar a proparciones geno- cidas. Pero la “fuerza” necesaria para mantener un sistema en orden no es lo que normalmente uno imagina. Uno supone que “fuerza” significa fuerza fisica. Policia, ejército, gendarmeria, banda parapolicial, ete.. Si y no. Si: la fitetza que mantiene el orden social es, en Ultima instancia, la capacidad de ejercer violencia, la coercién, No: un sistema no puede mantenerse mucho tiempo apoyado sélo en la violencia, tiene que existir un minimo de consenso de los explorados, es decir, alguna forma de acuerdo minimo sobre el derecho del poder a hacer lo que hace. A esta mezcla de coercién y consenso, los marxistas la Ilamamos hegemonia, que es lo mismo que decir poder de clase. La hegemonia es poder de cla- se, © sea, la expresion de la capacidad de dominio de una clase. No hay hegemonia sin ambos elementos: 10 puede sobrevivir ningun sistema social sobre las espadas (que, como Napoleon decia, sirven para muchas cosas menos para sentarse en ellas) ni sistema que carezca de toclo apara- to represivo. Las superestructuras sirven para construir la hegemonia 0, mejor dicho, son el instrumento de a hegemonia. La principal superes- tructura es el Estado, de modo que vamos a ecuparnos de él antes que de cualquier otra cosa. El Estado (burgués) Uno estd acostumbrado a hablar del Estado como de un ente autono- mo que se dedica a jorobarle la vida a los honestos y ocupados ciudada- nos con exigencias de todo tipo, en especial los impuestos. Aparece como algo alejado del mundo cotidiano, una excrecencia, un efecta adherido a la vida real, que es la “sociedad civil”, es decir, codg lo que no es Estado. Dado que la vica real esta fuera del Estado, éste aparece come algo que por alguna razén debemoys sopartar, un mal menor. Y Ja conclusion le gica es: cuando menos Estado, mas suciedad. Efectivamente, asi es como 373 quiere la leyenda burguesa que se lo considere, y a esa leyenda se Je llama Kberalismo. Dehemas partir, pata poder cuestionar esta ilusién, esta su- persticicn, de una distincién elemental entre Estado, régimen politico y gobierno. Dicho apresuradamente para que se entienda lo elemental: el Estado es una institucion construida a partiy de dererminadas relaciones sociales. Asi, hay cantes tipos diferentes de Estado como sociedades hay o han silo: Estado tributario (Sumeria, Egipto, imperios Inca o Azteca, ete., etc.); Estado feudal (Europa en la Edad Media, Japon antes de ia te- volucién Meiji); Estado esclavista (Grecia, Roma, en la Antigtiedad). Por supuesto, ef Estado que administra la sociedad capicalista es un Estado capitalista. Un régimen politico es el tipo de ordenamiento interno que se da ese Estaclu y que depende de las relaciones que la clase dominante twaza entre sus miembros y los de las clases subalrernas. Asi, wn mismo Estado puede tener varios regimenes politicos: la monarquia, la republi- ca, la democracia 9 la dictadura, como en el Estado esclavista y el capi- talista; o una confederacién nobiliaria, como en ef Imperio Aleman, y el absolutisme francés, pata el Estado feudal. El gobierne es simplemente el personal politico que ocupa momentaneamente el poder y puede, por lo tanto, cambiar todos los dias. Esta diferenciacion elemental nos permitita entender por qué una linea nada sutil une tegimenes tan disimiles en apariencia como la mo- narquia britanica, la democracia americana, el nazismo aleman o el ba napartisme de Luis Napeleén. Por la misma razon, no es mas sutil la linea que une gobiernos en apaciencia no menos disimiles como el de Mandela en Sudafrica, el dle Saddam Hussein en Iraq, el de Mussolini en lealia, la Argentina de Alfonsin, la Suecta de Olof Palme o les EEUU, de Bush. Lo que los une profindamente es que tedos son gobiernos burgueses, de regimenes burgueses de Estados burgueses, 6 sea, capitalis- tas. Todos ellos son expresién de la dominacion de la burguesia sobre la sociedad a partir del Estado, dominacian que se asienta en el poder que le confiere La posesién de los medios de produceion. Veamos una serie de mitos acerca del Estada. Por empezar, ta neu- tralidad del Estado. El poder se construye en la “sociedad civil” (o sea, en la economia) y se efectiviza y generaliza en bi “sociedad politica” {a sea, en el Estado). De modo que si hay algo de le que el Estado carece, es de neurralidad. Ningtin burgués admiticia una expresién tal como “El Estado say yo", como gustaba afirmar Luis XIV. Antes de cualquier consideracion, la burguesia precende que el Estado au sea de nadie, que sea neural. Si no es de nadie, el Estado es de codes. Esta idea parece tan wbvat a simple vista que merece set discutda con deteniiniente. Esa oo ros mas valtosos de da bargnesia el que el kitive con el cual azera a todos, sea conce le fon k do como un Curtaso adininicile dorade ale voliinead ec inteligencia propias, un dios autonome, come todo dios que se precie, Pero asi es como ta tradicion diberat ha eoncebido el origen del Estado: como un momento de apacizuamiente general, come el fia de la guerra permanente entre los seres humanos. Come tno de sus mayores tedr cos sostuvo, Hobbes, el hombre es lobo del hombre ¥ solo la violencia puede establecer la paz. El Estado aparece enctonces, como garante de la paz por la violencia. Se asocia a él la idea de justicia, puesto que la paz Hega no cuande se reprime la accitudl beficosa, sino cuando se instaura fa adlecuada proporcidn entre los miembros de la sociedad. Concebide como un padre que viene a poner orden entre los hermanos, el Estado aparece por encima y por fuera de la sociedad. El que adoptemos una postura mas rousseauniana (por Rousseal paseos solitarios y otros placeres por el estilo, intelectual notable y de vida contradictoria -como cast trodes) y concibamos la vida social come un contraco voluntario que viene a rescarat la naturaleza boridadesa cel ser humang, no le ahade un apice de realismoe a la ceoria liberal, aunque la torna mis simpatica. En cualquier caso, el Estado sigue resultande un entre extrano a la sociedad. Eu la teoria marxista, por el contrariv, ef Estado surge de Ja misma sociedad para expresar la dominacion de clase, asegurarla, reproducirla y perpetuarla. Asi como bay muchas teorias burguesas sobre el Estado Jean Jacques, adieto a los {que aqui, un tanto irrespetuosa mente liguidamos en un parcafo) existe una cantidad no menor de teorias marxistas. En los afios '60 del siglo XX, eb debate sobre la naturateza del Estado se inicid en el sero cel unar xismo y vo dejo de expandirse hasta bien entradas los °80. Surgieron asi innumerables teorias, cada una con su nombre, su grupo de defen- sores y su escuela: instrumental, estructural, de la derivacion, etc., etc. Todas coincidian en un punto comun: el Estado capriralisca era objeto de dominacion burguesa; la discuston era cSme y en qué medida. El cle bate Miliband-Poulantzas (por sus iniciadores, el sociulisea inglés Ralph Miliband y el comunist: frances Nicos Poulantaas -de evidente origen grieso como el lector habra suspechada ya) comenzd siendo una discu ade como la burguesia controlaba el Estade y rermind giran- do hacia cual eta el grado de “autonomia” del Estado frente a su clase sion ace dominante. Todo marxista siémpre reconoce algtin grado de autononiia, aunque acotindola: una attonomia “relativa’, algo asi como la libertad a a gue la cadena le otorga a perro. En el conteste de ki Eucapa de los “60, Ja censlencia a esac la cadena ne era muy fuerte: el Betade era avis que nada uo iascamente en manes de la clase doginante (Muuband) ya lo seumo Una superticil autonomia cuyus fimires estaban térreamence mar cados por la duminacnin ecowdmica general de la bureucsia (Poulantzas) Et Estado podia ser colontvaade por personal burgués (come comprobaba Miliband en la (Inglaterra laborista) o ser dejado en manos de una cla se “reinante” come la sacitklemecracia retormista (como ejemptil caba Poulantzas con Suecia). En cualquier caro, siempre la cadena iinia con firnyeza al perro con su dueo. El fracaso del movimiiente revohuciona- rio de las ‘60 Hes mas reformustas, hasta confluir casi sin fisuras con el liberalisma, con el simple expedieme de alargar la cadena primero (hacienaly cada vez menos “relativa” la autonomia) y de cortacla despues, proclamarile ja neutralidad del Estado. Tomada en su mecleo, la tevria marxista del Escady afirma que: Estado es una a muchos de ese mrelectitalcs a posiciones cada vez El stitucion cuya funcion consiste en garancizac la domina- cidén de una clase, Ja dominance; 2. Que en virtud de ello, surge con la conquisca, por esa clase, de) poder sucials 3. Que dicho poder yace en Is economia, es decir, en las reluciones sociales de produceidn, 4. Que el manejo del Estado debe garantizar esa funcién, por lo cual, el régimen de gobicrne y las gohiernos mismos deben adaprarse a las necesidades de la clase dominante, no importa emo se impongan. Va de suyo que los marxistas no creen que la burguesia hace lo que quiere, sine to que puede. Son conscientes, también, de que puede hacer mucho, dado el ine menso poder social que nene. Peto ello nu impide que en determinados momentos, deba cedler parte. Es por etlo que el Estado no expresa solo los intereses de la burguesia sino también otros intereses de otras clases, en particular, del proletariado. Lo que no puede eltudir el heeho que esa wacion, la mis comin, No expresa el caracter neuteal del Estado sino el poder hegemouico de la burguesia, que es capaz de absorber en su seno otros intereses. Esa capacidad es, precisamence la que le permite al ado dar una apariencia de neucrahdad. Pero hay que e detalle que intereses son log qne se expresan en el Estado capitelista para entenmler por qué siempre, aun-en “ultima instancia Estado de clase, burgués. En primer lavar, code Estado capitalisia afirmara, por sobre toda otra consideracwon, fa propiedad privada, Come tal, la detensa de ta propiedad privada es general, incluye no solo da propiedad privada de la minar can wue siendo un We burguesia, sino tambien La del obreco. La clave del asunto es, sin embare go, la propiedad privada de los medios de producci6n que, come vimmos, solo puede existir a partir de la expropiacian de dichos medios 4 la masa de la sociedad. Es decir, la detensa de ke propiedad privada en general nnplica la defensa de la propiedad privada de los medios

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